1Este es el comienzo del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios. 2Como está escrito en Isaías el profeta: "MIREN, YO ESTOY ENVIANDO MI MENSAJERO DELANTE DE TI, EL QUE TE PREPARARÁ TU CAMINO. 3LA VOZ DEL QUE LLAMA EN EL DESIERTO: 'PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR, HAZ SUS CAMINOS RECTOS'"4Juan vino, bautizando en el desierto y predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados. 5Toda la nación de Judea y toda la gente de Jerusalén salían hacia él. Ellos eran bautizados por él en el río Jordán, al estos confesar sus pecados. 6Juan vestía un abrigo de pelo de camellos, un cinturón de cuero en su cintura y él comía saltamontes y miel silvestre.7Él predicaba y decía: "Alguien viene después de mí, quien es más poderoso que yo, y yo no soy digno ni de tan siquiera bajarme a desatar las tirillas de Sus sandalias. 8Yo les bauticé a ustedes con agua, pero Él les bautizará con el Espíritu Santo".9Aconteció en esos días que Jesús vino de Nazaret en Galilea, y Él fue bautizado por Juan en el río Jordán. 10Al Jesús salir de las aguas, Él vio los cielos abrirse y el Espíritu descendía sobre Él como una paloma. 11Y una voz salía de los cielos: "Tú eres mi Hijo amado. Yo estoy muy complacido contigo."12Entonces el Espíritu inmediatamente lo impulsó a salir al desierto. 13Él estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. El estaba con los animales salvajes y los ángeles le servían.14Luego que Juan fue arrestado, Jesús vino a Galilea y proclamando el evangelio de Dios, 15y diciendo: "El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca. Arrepiéntanse y crean en el evangelio."16Y al pasar junto al mar de Galilea, Él vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, tirando una red al mar, porque ellos eran pescadores. 17Jesús les dijo: "Vengan y síganme y Yo los haré a ustedes pescadores de hombres." 18Inmediatamente ellos dejaron sus redes y fueron tras de Él.19Mientras Jesús caminaba un poco más lejos, Él vio a Jacobo (Santiago), hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano; ellos estaban en el bote remendando las redes. 20Él inmediatamente los llamó; ellos dejaron a su padre Zebedeo en el bote con los trabajadores y ellos Lo siguieron.21Y ellos entrando a Capernaúm, y, en el Sábado, Jesús entró a la sinagoga y enseñó. 22Ellos estaban sorprendidos de su enseñanza, pues Él les enseñaba como uno que tiene autoridad y no como los escribas.23Justo allí estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y gritaba: 24"¿Qué nosotros tenemos que hacer contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quien tú eres. ¡Tú eres Él Santo de Dios!" 25Jesús reprendió al demonio y le dijo: "¡Cállate y sal de él!" 26Y el espíritu inmundo lo tiró al suelo, y salió de él gritando en voz alta.27Toda la gente estaba maravillada, así que ellos se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Una nueva enseñanza con autoridad! Él ordena aún a los espíritus inmundos y ellos Le obedecen." 28Inmediatamente las noticias acerca de Él salieron por todos los lugares, a toda la región de Galilea.29Y después que ellos salieron de la sinagoga, fueron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. 30Ahora la suegra de Simón estaba acostada enferma con fiebre e inmediatamente ellos le dijeron a Jesús sobre ella. 31Así que Él vino, la tomó de la mano y la levantó; la fiebre se le fue y ella empezó a servirles.32Esa noche, después que se puso el sol, ellos Le trajeron todos los que estaban enfermos o poseídos por demonios. 33La ciudad completa se reunió a la puerta. 34Él sanó muchos que estaban enfermos con varias enfermedades y echó fuera muchos demonios, pero Él no dejaba a los demonios hablar porque ellos lo conocían.35Él se levantó bien temprano, mientras aún estaba oscuro; salió y fue a un lugar solitario y allí oró. 36Simón y los que estaban con él, lo buscaban. 37Ellos Lo encontraron y Le dijeron: "Todos Te están buscando."38Él dijo: "Vayamos a otra parte, hacia los pueblos vecinos, para que Yo pueda predicar allí también. Por eso Yo vine aquí." 39Él fue por toda Galilea, predicó en sus sinagogas y expulsaba demonios.40Un leproso vino a Él; y le rogaba a Él mientras se arrodillaba, y le dijo: "Si estás dispuesto, Tú me puedes limpiar." 41Movido con compasión, Jesús extendió Su mano y lo tocó, diciéndole: "Yo estoy dispuesto. Sé limpio." 42Inmediatamente la lepra lo dejó y él fue hecho limpio.43Jesús estrictamente le advirtió y lo mandó a irse inmediatamente, 44y le dijo: "Asegúrate no decir nada a nadie, pero ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu limpieza las cosas que Moisés ordenó, como testimonio a ellos."45Pero él salió afuera y comenzó a decirle a todos, regó la palabra tanto que Jesús no pudo ir libremente a ningún pueblo. Así que Él tuvo que quedarse en lugares solitarios y la gente venía a Él de todas partes.
1Cuando Él regresó a Capernaúm luego de unos días, la gente ahí escuchó que Él estaba en la casa. 2Así que muchos se reunieron, tantos que no había espacio, ni aún junto a la puerta, y Jesús les habló la palabra.3Entonces algunos hombres vinieron a Él y trajeron a un hombre paralítico; cuatro personas lo cargaban. 4Cuando ellos no pudieron llegar cerca de Él por la multitud, ellos removieron el techo de encima de donde Él estaba parado. Y cuando ellos cavaron un agujero en el, ellos bajaron la cama en la que el hombre paralítico descansaba.5Viendo su fe, Jesús dijo al hombre paralítico: "Hijo, tus pecados son perdonados." 6Pero había algunos de los escribas que estaban sentados allí pensaban en sus corazones: 7"¿Cómo puede este hombre hablar de esta manera? ¡Él blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?"8E inmediatamente Jesús, conoció en Su espíritu lo que ellos estaban pensando dentro de sí mismos. Él les dijo: "¿Por qué están pensando esto en sus corazones? 9¿Qué es más fácil, decir al hombre paralítico, 'Tus pecados son perdonados, o decir: Levántate, toma tu cama, y camina?'10Pero para que ustedes sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados", Él dijo al paralítico: 11"Yo te digo a ti: levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa." 12Él se levantó e inmediatamente tomó su lecho, y salió de la casa frente a todos, así que ellos estaban asombrados y le dieron gloria a Dios, y dijeron: "Nosotros nunca vimos algo así."13Él salió nuevamente hacia el lago, y toda la multitud vino a Él, y Él les enseñaba. 14Mientras Él pasaba, Él vió a Leví, hijo de Alfeo, sentado en el lugar donde se colectaban los impuestos y le dijo: "Sígueme." Él se levantó y Lo siguió.15Y cuando Jesús estaba comiendo en la casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y gente pecadora estaban comiendo con Jesús y Sus discípulos, pues había muchos y ellos Lo seguían. 16Cuando los escribas, quienes eran Fariseos, vieron que Jesús estaba comiendo con gente pecadora y recaudadores de impuestos, ellos dijeron a Sus discípulos: "¿Por qué Él come con los recaudadores de impuestos y gente pecadora?17Cuando Jesús escuchó esto, le dijo a ellos: "Personas que son fuertes de cuerpo no necesitan médico, sólo personas que están enfermas necesitan de uno. Yo no vine para llamar gente justa, sino personas pecadoras."18Los discípulos de Juan y los Fariseos estaban ayunando. Ellos vinieron y le dijeron: "¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los Fariseos ayunan, pero Tus discípulos no ayunan?" 19Jesús les dijo, "¿Pueden los asistentes de una boda ayunar mientras el novio está todavía con ellos? Mientras tengan al novio con ellos, no pueden ayunar."20Pero los días vendrán cuando el novio les será quitado lejos de ellos y en esos días, ellos sí ayunarán. 21Ningún hombre cose una pieza de tela nueva en una vestimenta vieja, de otra manera el remiendo se rasgará de ella, la nueva de la vieja y se hará una rotura peor.22Ningún hombre echa vino nuevo dentro de odres viejos. Si lo hace, el vino reventaría las pieles y el vino se perdería, y los odres también. En su lugar, echen el vino nuevo dentro de odres nuevos."23En el día del Sábado, Jesús pasó por algunos campos de granos y Sus discípulos comenzaron a recoger espigas de trigo. 24Y los Fariseos le dijeron a Él: "Mira, ¿por qué están haciendo algo que es ilícito hacer en el día del Sábado?"25Él les dijo: "¿Ustedes nunca han leído lo que hizo David cuando estaba necesitado y hambriento, él y los hombres que estaban con él? 26¿Cómo entró a la casa de Dios cuando Abiatar era el sumo sacerdote y comió el pan de la presencia, el cual es ilícito para cualquier persona comer excepto para los sacerdotes, y él dio una parte a los que estaban con él?"27Jesús dijo: "Él Sábado fue hecho para la humanidad, no la humanidad para el Sábado. 28Así que, el Hijo del Hombre es Señor, también del Sábado."
1Y nuevamente Él entró a la sinagoga, y un hombre con la mano seca estaba ahí. 2Algunos Lo observaban atentamente a ver si Él lo sanaba en el Sábado de manera que ellos pudieran acusarlo.3Jesús le dijo al hombre de la mano seca: "Levántate y párate aquí en medio de todos". 4Entonces Le dijo a la gente: "¿Es lícito hacer bien en día Sábado o hacer daño; salvar una vida o matar? Pero ellos estaban en silencio.5Él miró alrededor de ellos con coraje, atribulado ante la dureza de sus corazones, y le dijo al hombre: "Estira tu mano." Él la estiró y Jesús restauró su mano. 6Los Fariseos salieron e inmediatamente comenzaron a conspirar con los Herodianos, contra Él para darle muerte.7Entonces Jesús se retiró con Sus discípulos al mar. Y una gran multitud de gente le siguieron de Galilea y Judea, 8de Jerusalén, Idumea y más allá del Jordán y alrededor de Tiro y Sidón. La gran multitud escuchó todo lo que Él estaba haciendo y vinieron a Él.9Y Él pidió a Sus discípulos que tuvieran un bote listo para Él por causa de la multitud, para que no pudiera aplastarlo. 10Como él sanó a muchos, todos los que tenían aflicciones se abalanzaban sobre Él; para tocarle.11Cada vez que los espíritus inmundos Lo veían, caían ante Él, gritaban, y decían: "Tú eres el hijo de Dios." 12Él les ordenó firmemente no darlo a conocer.13Él subió a la montaña, y llamó a aquéllos a quienes Él quería y ellos vinieron a Él. 14Él nombró a los doce (a quienes llamó apóstoles), para que pudiera estar con Él y Él pudiera enviarlos a predicar, 15y tener autoridad para echar fuera a los demonios. 16El nombró a los doce: Simón a quien le dio el nombre de Pedro;17Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan el hermano de Jacobo, a quienes les dio el nombre de Boanerges, esto es, Hijos del Trueno, 18y Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, el hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el Zelote, 19y Judas Iscariote, quien habría de traicionarlo.20Entonces Él se fue a Su casa, y la multitud se congregó otra vez tanto que no pudieron ni tan siquiera comer pan. 21Cuando Su familia escuchó sobre esto, ellos salieron a hacerse cargo de Él, pues dijeron: "Él está demente." 22Los escribas que descendieron de Jerusalén dijeron: "Él está poseído por Belcebú," y, "Por el gobernante de los demonios Él expulsa a los demonios".23Jesús los llamó hacia Él y les dijo en parábolas: ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? 24Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no prevalecerá. 25Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá prevalecer.26Si Satanás se ha levantado contra sí mismo y está dividido, él no es capaz de prevalecer, sino que ha llegado al fin. 27Pero nadie podrá entrar a la casa de un hombre fuerte y robarle sus pertenencias sin atar al hombre fuerte primero y entonces él podrá saquear su casa.28Ciertamente les digo, todos los pecados de los hijos de los hombres pueden perdonarse, incluso las blasfemias que ustedes dicen; 29pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón, pues es culpable de un pecado eterno." 30Jesús dijo esto porque ellos estaban diciendo que, "Él tiene un espíritu inmundo."31Su madre y Sus hermanos vinieron y permanecieron afuera. Ellos enviaron por Él. 32Y un grupo se sentó alrededor de Él, y le dijeron: "Tu madre y Tus hermanos están afuera, y ellos te están buscando."33Él les contestó: "¿Quiénes son Mi madre y Mis hermanos?" 34Él miró alrededor a aquéllos que estaban sentados en un círculo alrededor de Él y dijo: "¡Vean, aquí están Mi madre y Mis hermanos! 35Pues cualquiera que haga la voluntad de Dios, esa persona es Mi hermano, y hermana, y madre."
1De nuevo Él comenzó a enseñar al lado del lago. Una gran multitud se reunió alrededor de Él, entonces subió a un bote en el mar, y se sentó. Toda la multitud estaba al lado del mar en la costa. 2Él les enseñaba muchas cosas en parábolas, Él dijo a ellos en su enseñanza,3"Escuchen, el sembrador salió a sembrar. 4Mientras sembraba, algunas semillas cayeron en el camino, y vinieron las aves y las devoraron. 5Otras semillas cayeron en tierra rocosa, donde ellas no tenían mucho terreno. Inmediatamente ellas brotaron, porque el terreno no era profundo.6Pero cuando el sol salió, ellas se quemaron porque no tenían raíz, y se secaron. 7Otras semillas cayeron entre las plantas de espinos. Los espinos crecieron y las ahogaron. La semilla no rindió ningún fruto.8Otras semillas cayeron en tierra buena y produjo grano al brotar y crecer, esas semilla produjeron algunas a treinta, algunas a sesenta y algunas a cien veces lo que fue plantado." 9Él dijo: "Quien tenga oídos para oír, que oiga."10Cuando Jesús estaba solo, aquellos que estaban cerca de Él y con los doce, Le preguntaron acerca de las parábolas. 11Él les dijo: "A ustedes les es dado el misterio del reino de Dios. Pero a los de afuera todo se les dice en parábolas, 12DE MANERA QUE CUANDO ELLOS MIREN, SI ELLOS MIRAN, PERO NO VEN, Y PARA QUE CUANDO ELLOS OIGAN, SI ELLOS OYEN, PERO NO ENTIENDEN, DE OTRA MANERA, ELLOS SE CONVERTIRÍAN Y DIOS LOS PERDONARÍA."13Él dijo: "¿Ustedes no entienden esta parábola? ¿Cómo entenderán el resto de las parábolas? 14El sembrador que siembra su semilla, es aquel que siembra la palabra. 15Algunos son los que cayeron junto al camino, donde la palabra fue sembrada, y cuando ellos oyeron, inmediatamente Satanás viene y les quita la palabra que fue sembrada en ellos.16Algunos son los sembrados en terreno pedregoso, quienes, cuando escucharon la palabra, inmediatamente la recibieron con gozo. 17Ellos no tienen raíz en ellos mismo, pero resisten por un tiempo; luego, cuando la tribulación o persecución surge por causa de la palabra, ellos tropiezan inmediatamente.18Y otros son los sembrados entre los espinos. Estos oyen la palabra, 19pero los afanes del mundo, el engaño de las riquezas, y los deseos por otras cosas, entraron y ahogaron la palabra, y se tornó estéril. 20Entonces estan los que fueron sembrados en buen terreno, ellos son los que oyeron la palabra y la recibieron y produjeron fruto, algunos a treinta, y algunos a sesenta, y algunos a cien veces lo que fue plantado."21Jesús les dijo: "¿Acaso ustedes traen una lámpara dentro de la casa para ponerla debajo de un cesto o debajo de la cama? Ustedes la traen y la ponen en un candelero. 22Pues nada está oculto, que no será revelado, ni nada en secreto, que no salga a lo abierto. 23Si alguno tiene oído para oír, que oiga."24Él les dijo: "Pongan atención a lo que escuchan, pues según la medida que ustedes usen, es la medida que recibirán; y aún tendrán más. 25Porque al que tiene, a él se le dará más, y al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará."26Y Él dijo: "El reino de Dios es como un hombre que sembró su semilla en la tierra. 27Él duerme en la noche y se levanta en el día, y la semilla brota y crece, aunque él no sabe cómo. 28La tierra produce grano por sí misma, primero la hoja, luego la espiga, luego el grano maduro en la espiga. 29Y cuando el grano está maduro, inmediatamente él saca la hoz porque la cosecha ha llegado."30Él dijo: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios y qué parábola podemos usar para explicarlo? 31Es como una semilla de mostaza, que cuando es sembrada es la más pequeña de todas las semillas sembradas en la tierra. 32Sin embargo, cuando se siembra, crece y viene a ser más grande que todas las plantas del huerto, y forma grandes ramas, de manera que las aves de los cielos pueden hacer sus nidos bajo su sombra."33Con muchas parábolas como ésta, Él hablaba la palabra a ellos, tantas como ellos podian entender. 34Pero Él no hablaba a ellos sin una parábola. Pero en privado Él les explicaba todo a sus discípulos.35En ese día, cuando la tarde había llegado, Él les dijo: "Vámonos al otro lado." 36Así que ellos dejaron la multitud, y se llevaron a Jesús con ellos, puesto que Él ya estaba en el barco. Otros barcos estaban también con Él. 37Allí comenzó una tormenta violenta con viento, y las olas rompían dentro del barco, así que el barco estaba lleno de agua.38Jesús estaba en la popa, dormido sobre un almohadón. Ellos lo despertaron diciendo: "¿Maestro, acaso no te importa que estamos a punto de morir?" 39El despertó, reprendió el viento y dijo al mar: "Permanece en paz." Y los vientos cesaron, y hubo una gran calma.40Él les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía ustedes no tienen fe?" 41Ellos estaban llenos de gran temor y se decían entre sí: "¿Quién entonces es Éste, porque incluso los vientos y el mar le obedecen?"
1Ellos vinieron al otro lado del lago, a la región de los Gadarenos. 2E inmediatamente cuando Jesús se bajó del barco, un hombre con un espíritu inmundo vino a Él de las tumbas.3El hombre vivía en las tumbas. Ya nadie podía retenerlo, ni siquiera con una cadena. 4Había estado atado muchas veces con cadenas. Él rompía las cadenas, y los grilletes eran destrozados. Nadie tenía la fuerza para dominarlo.5Cada noche y día en las tumbas y en las montañas, él gritaba y se cortaba a sí mismo con piedras afiladas. 6Cuando él vio a Jesús en la distancia, corrió hacia Él y se arrodilló ante Él.7Él gritó en voz alta: "¿Qué tengo yo que hacer contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego por Dios mismo, no me atormentes." 8Porque Jesús le estaba diciendo: "Sal del hombre, espíritu inmundo."9Él le preguntó: "¿Cuál es tu nombre?" Él le dijo: "Mi nombre es Legión, porque somos muchos." 10Él le rogó una y otra vez que no los enviara fuera de la región.11Ahora un hato de cerdos estaba allí alimentándose en una colina, 12y ellos Le rogaron, diciendo: "Envíanos dentro de los cerdos; déjanos entrar en ellos." 13Él se lo permitió, los espíritus inmundos salieron y entraron en los cerdos, y ellos corrieron colina abajo hacía el mar, y como unos dos mil cerdos se ahogaron en el mar.14Y aquellos que alimentaban los cerdos huyeron y reportaron lo que sucedió en la ciudad y en el campo. Entonces muchas personas salieron a ver lo que había ocurrido. 15Vinieron a Jesús, y cuando vieron al hombre que había sido poseído por demonios -quien tenía una Legión- sentado, vestido y en su sano juicio, y tuvieron miedo.16Aquellos que vieron lo que le había ocurrido al hombre que fue poseído por demonios, contaron a los otros lo que le pasó a el y también dijeron acerca de los cerdos. 17Ellos comenzaron a rogarle a Jesús que se fuera de su región.18Y cuando El subía a la barca, el hombre que fue poseído vino a Jesús. El hombre le rogaba que le permitiera ir con Él. 19Jesús no se lo permitió, pero le dijo: "Ve a tu casa y a tu gente, y diles lo que el Señor hizo por ti, y la misericordia que te dio." 20Así que el hombre se fue y proclamó las grandes cosas lo que Jesús hizo por él en Decápolis. Y todos se maravillaron.21Cuando Jesús cruzó otra vez en el barco hacia el otro lado, una gran multitud lo rodeó, y Él estaba parado al lado del mar. 22Uno de los líderes de la sinagoga, llamado Jairo, vino y cuando vio a Jesús, cayó a Sus pies. 23Le rogó una y otra vez, diciendo: "Mi hija pequeña está cerca de la muerte. Te ruego, vengas y pongas Tus manos sobre ella para que sane y viva." 24Así que Él fue con él y una gran multitud lo siguió, y lo apretaban a Su alrededor.25Había allí una mujer que sufría un flujo de sangre desde hace doce años. 26Ella había sufrido mucho bajo el cuidado de muchos médicos y gastó todo el dinero que tenía, pero en lugar de mejorarse ella solo empeoraba. 27Ella había escuchado noticias de Jesús. Así que ella fue tras Él cuando estaba caminando entre la multitud, y tocó Su manto.28Porque ella había dicho: "Si tan solo toco Sus ropas, voy a ser sanada." 29Cuando ella Lo tocó, el sangrado paró, y ella sintió que su cuerpo quedó sano de su aflicción.30De inmediato Jesús supo en Sí mismo que poder había salido de Él, y Él se dio vuelta en la multitud y preguntó: "¿Quién tocó Mis ropas?" 31Sus discípulos le dijeron: "Ves esta multitud apretada a Tu alrededor y dices: '¿Quién Me tocó?'" 32Pero Jesús miró a su alrededor para ver quien lo había hecho.33La mujer sabiendo lo que le había pasado, tuvo miedo y tembló. Ella vino y cayó delante de Jesús y Le dijo toda la verdad. 34Él le dijo: "Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz y sanada de tu enfermedad."35Mientras Él hablaba, vinieron personas desde la casa del líder de la sinagoga, diciendo: "Tu hija está muerta. ¿Por qué molestar más al Maestro?"36Pero cuando Jesús escuchó lo que decían, Jesús le dijo al líder de la sinagoga: "No temas. Solo cree." 37Él no le permitió a nadie que lo acampañara, excepto Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo. 38Ellos vinieron a la casa del líder de la sinagoga. Jesús vio muchas personas afligidas, personas llorando y gimiendo.39Cuando Él entro a la casa, les dijo: "¿Por qué están afligidos y por qué lloran? La niña no está muerta, solo duerme." 40Ellos se rieron de Él. Pero Él los sacó a todos y tomó al padre y la madre de la niña y aquellos que estaban con Él, y fueron al cuarto donde estaba la niña.41Él tomo la mano de la niña, y le dijo: "Talita cumi," que significa, "Pequeña niña, yo te digo, levántate." 42Inmediatamente la niña se levantó y caminó (porque tenía doce años de edad). Ellos estaban atónitos y asombrados. 43Él les ordenó estrictamente que nadie debía saber acerca de esto. Y les dijo que le dieran a ella algo de comer.
1Cuando salió de allí y vino a Su pueblo, y Sus discípulos Lo siguieron. 2Cuando vino el Sábado, Él enseñó en la sinagoga. Muchos lo escuchaban y se maravillaban. Ellos decían: "¿De dónde Él obtiene estas enseñanzas? ¿Qué es esta sabiduría que le ha sido dada? ¿Qué son estos milagros que Él hace con Sus manos? 3¿No es Éste el carpintero, el hijo de María, y hermano de Jacobo (Santiago), y José, y Judas y Simón? ¿No están Sus hermanas aquí con nosotros?" Y ellos se sintieron ofendidos por Jesús.4Jesús les dijo: "Un profeta sin honra sino en su propio pueblo, y entre los suyos y en su propia casa." 5Él no fue capaz de hacer ninguna obra poderosa allí, excepto poner Sus manos en algunos enfermos y los sanó. 6Su incredulidad Le asombró. Él recorrió sus aldeas enseñando.7Él llamó a los doce y comenzó a enviarlos, de dos en dos; y Él les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, 8y los instruyó a que no tomaran nada para su viaje excepto solo por un bastón: no debían llevar ni pan, ni bolso y ningún dinero en sus correas, 9pero sí calzar sandalias, y no vestir dos túnicas.10Y Él les dijo: "Cuando entren a una casa, quédense ahí hasta que se vayan del lugar. 11Y si en algún pueblo no los reciben o escuchan, salgan de ese lugar, sacúdanse el polvo debajo de sus pies, como testimonio a ellos."12Ellos salieron y proclamaron que las personas deberían volverse de sus pecados. 13Expulsaron muchos demonios, y ungieron con aceite, y sanaron muchos enfermos.14El rey Herodes escuchó esto, pues el nombre de Jesús se había hecho muy conocido. Algunos estaban diciendo: "Juan el Bautista se ha levantado de la muerte y por eso, estos poderes milagrosos están obrando en Él." 15Otros dijeron: "Él es Elías." Y aún otros dijeron: "Él es un profeta, como uno de los profetas de tiempos antiguos."16Pero cuando Herodes escuchó esto y dijo: "Juan, a quien yo decapité, se ha levantado." 17Pues Herodes mismo envío a arrestar a Juan y lo encadenó en prisión, por causa de Herodías, (la esposa de su hermano Felipe), pues Herodes se había casado con ella.18Pues Juan le dijo a Herodes: "No es lícito para ti tener a la esposa de tu hermano." 19Herodías se puso en contra de Juan y quería matarlo, pero ella no podía, 20porque Herodes temía a Juan, y él sabía que él era un hombre justo y santo, y lo mantuvo a salvo. Cuando él escuchaba a Juan predicar, su mensaje le molestaba, y aún así él todavía se agradaba de oírlo.21Pero llegó un día que fue una oportunidad para Herodías actuar: en el cumpleaños de Herodes, él hizo una cena para sus oficiales, sus comandantes, y los líderes de Galilea. 22La hija de Herodías vino y bailó para ellos, y ella complació a Herodes y a sus invitados en la cena. El rey le dijo a la joven: "Pídeme cualquier cosa que quieras y yo te la daré."23Él le juró a ella diciendo: "Lo que sea que me pidas, yo te daré, hasta la mitad de mi reino." 24Ella salió y le dijo a su madre: "¿Qué debo pedirle?" Ella dijo: "La cabeza de Juan el Bautista." 25Inmediatamente ella entró apresuradamente hacia el rey y le pidió: "Yo quiero que me des de una vez, sobre un plato, la cabeza de Juan el Bautista."26El rey se puso muy triste, pero debido a sus juramentos, y por sus invitados, él no pudo rechazar su petición. 27Así que el rey envió un soldado de su guardia y le ordenó que le trajera la cabeza de Juan. El guardia fue y lo decapitó en la prisión. 28Él le trajo la cabeza en un plato y se la dio a la joven, y la joven se la dio a su madre. 29Escuchando esto, los discípulos de Juan vinieron y tomaron su cuerpo y lo colocaron en una tumba.30Los apóstoles se reunieron alrededor de Jesús, y le dijeron todo lo que ellos habían hecho y enseñado. 31Él les dijo: "Apártense ustedes mismos a un lugar solitario y descansen por un tiempo." Pues muchos iban y venían, y ellos no tomaron tiempo aparte para descansar, ni siquiera tiempo para comer. 32Ellos se fueron lejos en el bote hacia un lugar solitario por sí solos.33Pero muchas personas los vieron irse y les reconocieron. Las personas corrieron juntas a pie desde todos los pueblos, y llegaron allí antes que ellos. 34Cuando llegaron a la orilla, Jesús vio una gran multitud, Él tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Así que Él empezó a enseñarles muchas cosas.35Cuando ya era tarde, Sus discípulos vinieron a Él y Le dijeron: "Este es un lugar solitario y la hora ya es tarde. 36Despídelos para que puedan ir a los campos cercanos y a las aldeas y comprar algo de comer para ellos."37Pero Él les contestó y dijo: "Denles ustedes algo para comer." Ellos le dijeron: "¿Podemos nosotros ir y comprar doscientos denarios de pan y dárselos a ellos para que coman?" 38Él les dijo: "¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan y vean." Cuando lo supieron, ellos dijeron: "Cinco panes y dos peces."39Él les mandó a todas las personas a que se sentaran en grupos sobre la hierba verde. 40Ellos se sentaron en grupos, grupos de cien y de cincuenta. 41Mientras Él tomó los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo, los bendijo y partió los panes y se los dio a los discípulos para que los dieran a la multitud frente a ellos. Los dos peces Él los dividió entre todos ellos.42Todos ellos comieron hasta que estuvieron satisfechos. 43Los discípulos recogieron los pedazos de pan, doce canastas llenas, y todos los pedazos de pescado. 44Allí habían cinco mil hombres quienes comieron los panes.45Inmediatamente Él hizo que Sus discípulos entraran en el bote y fueran al otro lado antes que Él, hacia Betsaida, mientras Él mismo despedía a la multitud. 46Cuando ellos se fueron, Él subió a la montaña a orar. 47La noche llegó, y el bote estaba ahora en medio del mar, y Él estaba solo en tierra.48Él vio que ellos se estaban esforzando con los remos, pues el viento estaba en contra de ellos. Como a la cuarta vigilia de la noche Jesús vino hacia ellos, caminando sobre el mar, y quería pasarlos de largo. 49Pero cuando ellos Lo vieron caminando sobre el mar, pensaron que Él era un fantasma y gritaron, 50porque todos ellos lo vieron y estaban aterrorizados. Pero inmediatamente Él les habló y les dijo: "¡Sean valientes! ¡Soy yo! No teman."51Él subió al bote con ellos, y el viento cesó de soplar; y ellos estaban completamente asombrados de Él. 52Pues ellos no habían entendido sobre los panes, porque sus mentes eran lentas para entender.53Cuando ellos habían cruzado, vinieron a la tierra en Genesaret y anclaron el bote. 54Cuando salieron del bote, la gente inmediatamente reconoció que era Jesús. 55La gente corrió por medio de toda la región y comenzaron a traerle enfermos en camillas donde quiera que escuchaban que Él venía.56Dondequiera que Él entraba en las aldeas, o ciudades, o en los campos, ellos colocaban a los enfermos en los mercados, y Le rogaban si solamente podían tocar el borde de Su vestidura, y cuántos lo tocaban, eran sanados.
1Los Fariseos y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén se reunieron alrededor de Él.2Ellos vieron que algunos de Sus discípulos comían su pan con manos contaminadas, esto es, sin lavarse. 3(Porque los Fariseos y todos los Judíos, no comen a menos que laven sus manos completamente; ellos mantienen la tradición de los ancianos. 4Cuando los Fariseos vienen del mercado, no comen a menos que se laven. Y hay otras reglas que siguen de forma estricta incluyendo el lavado de tazas, jarros, vasijas de cobre e incluso los colchones para comer.)5Los Fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: "¿Por qué Tus discípulos no viven de acuerdo a la tradición de los ancianos, pues ellos comen su pan sin lavar sus manos?6Él dijo: "Isaías profetizó bien sobre ustedes los hipócritas. Él escribió: 'ESTAS PERSONAS ME HONRAN CON SUS LABIOS, PERO SUS CORAZONES ESTÁN LEJOS DE MÍ. 7ME OFRECEN UNA ADORACIÓN VACÍA, ENSEÑANDO REGLAS DE HOMBRES COMO SUS DOCTRINAS.'"8"Ustedes abandonan el mandato de Dios y se aferran fuertemente a la tradición de los hombres." 9Y Él les dijo: "¡Ustedes convenientemente rechazan los mandamientos de Dios para poder mantener su tradición! 10Pues Moisés dijo: 'HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE' y 'AQUEL QUE HABLE MALDAD DE SU PADRE O SU MADRE, DE SEGURO MORIRÁ.11Pero ustedes dicen: 'Si un hombre le dice a su padre o su madre, 'Cualquier ayuda que hubieras podido recibir de mí es Corbán' (quiere decir, 'dedicado a Dios'), 12entonces ustedes ya no le permiten hacer nada por su padre o su madre. 13Ustedes están anulando el mandamiento de Dios por su tradición la cual han transmitido. Y hacen muchas otras cosas semejantes a éstas."14Él llamó nuevamente a la multitud y les dijo: "Escúchenme todos y entiendan. 15No hay nada de fuera de una persona que pueda contaminarle cuando entre en él. Es lo que sale de la persona lo que puede contaminarle. 16Si algún hombre tiene oídos para oír, que oiga." 117Cuando Jesús dejó a la multitud y entró a la casa, Sus discípulos le preguntaron sobre la parábola. 18Jesús dijo: "¿Aún siguen sin entendimiento? ¿Acaso no ven que no hay nada de fuera del hombre que pueda entrar en él y pueda contaminarle, 19porque no entra a su corazón, sino que entra a su estómago y luego sale al inodoro?" Con esta declaración Jesús hizo limpios todos los alimentos.20Él dijo: "Es lo que sale de una persona lo que puede contaminarle. 21Pues desde adentro de una persona, desde el corazón, proceden pensamientos malignos, inmoralidad sexual, robos, asesinatos, 22adulterio, codicia, malicia, engaño, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo, locura. 23Todos estos males provienen del interior, y son los que contaminan a la persona."24Él se levantó de allí y fue a la región de Tiro y Sidón. Entró en una casa y no quería que nadie supiera que estaba allí, pero Él no pudo ocultarse. 25Pero inmediatamente una mujer cuya pequeña hija tenía un espíritu inmundo, escuchó acerca de Él, vino y cayó a sus pies. 26Ahora la mujer era Griega, de descendencia Sirofenicia. Ella le suplicó que arrojara fuera el demonio de su hija.27Él le dijo: "Deja que los hijos se alimenten primero. Porque no es correcto tomar el pan de los hijos y tirarlo a los perros." 28Pero ella respondió y le dijo: "Sí, Señor, pero aún los perros debajo de la mesa comen las migajas de los hijos."29Él le dijo: "Porque has dicho esto, eres libre para irte. El demonio ha salido de tu hija." 30Ella volvió a su casa y encontró a la pequeña acostada en la cama y el demonio se había ido.31Entonces Él salió de la región de Tiro y vino a través de Sidón hacia el mar de Galilea en la región de Decápolis. 32Ellos Le trajeron a uno que era sordo y que tenía un impedimento del habla y Le suplicaron que pusiera sus manos sobre él.33Él lo tomó aparte de la multitud, en privado, y puso Sus dedos dentro de sus oídos, y luego de escupir, Él tocó su lengua. 34Él miró al cielo, suspiró y le dijo: "¡Effatá!" lo que significa "¡Ábrete!" 35Inmediatamente sus oídos fueron abiertos y lo que tenía su lengua amarrada fue destruído, y él podía hablar claramente.36Él les encargó que no le dijeran nada a nadie. Pero mientras más Él les ordenaba que callaran, más ellos hablaban al respecto. 37Ellos estaban absolutamente atónitos, diciendo: "Él ha hecho todo bien. Él incluso hace que los sordos escuchen y los mudos hablen."
1En aquellos días, hubo nuevamente una gran multitud, y ellos no tenían nada que comer. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: 2"Tengo compasión de la multitud, porque continúan estando conmigo ya por tres días y no tienen nada que comer." 3Si yo les envío a sus casas sin comer, van a desmayarse por el camino. Y algunos de ellos han venido de un largo camino." 4Sus discípulos Le preguntaron: "¿Dónde podemos conseguir suficientes panes en un lugar desértico como éste para satisfacer esta gente?"5Él les preguntó: "¿Cuántas panes tienen ustedes?" Ellos dijeron: "Siete." 6Él ordenó a la multitud a sentarse en el suelo. Tomó los siete panes, y dió gracias, y los partió. Él los dio a sus discípulos para servirlos, y así ellos sirvieron a la multitud.7Ellos también tenían unos pocos peces pequeños y después que Él dio gracias por ellos, ordenó a sus discípulos a servir estos también. 8Ellos comieron y fueron satisfechos. Y recogieron lo que sobró de los pedazos partidos, siete canastas llenas. 9Eran allí como cuatro mil personas. Jesús les envió de regreso. 10Inmediatamente Él subió al bote con sus discípulos, y fueron a la región de Dalmanuta.11Entonces los Fariseos salieron y comenzaron a discutir con Él. Ellos buscaron de Él una señal del cielo, para probarle. 12Él suspiró profundamente en Su espíritu y les dijo: "¿Por qué esta generación busca una señal? Verdaderamente les digo a ustedes, ninguna señal le será dada a esta generación." 13Entonces Él se fue, entró de nuevo en el bote, y partió al otro lado del lago.14Entonces los discípulos se olvidaron de traer pan con ellos. Ellos no tenían más de un pan en el bote. 15Él les advirtió y les dijo: "Manténganse vigilantes y tengan cuidado con la levadura de los Fariseos y la levadura de Herodes."16Los discípulos razonaron entre ellos: "Esto es porque nosotros no tenemos pan." 17Jesús estaba consciente de esto y les dijo: "¿Por qué ustedes están razonando sobre no tener pan? ¿No se han dado cuenta todavía? ¿Ustedes no entienden? ¿Se han apagado sus corazones?18USTEDES TIENEN OJOS, ¿PERO NO VEN? USTEDES TIENEN OÍDOS, ¿PERO NO OYEN? ¿Ustedes no recuerdan? 19Cuando yo partí los cinco panes entre los cinco mil, ¿cuántas canastas llenas de pedazos de pan recogieron?" Ellos dijeron: "Doce."20Y cuando Yo partí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas recogieron?" Ellos dijeron: "Siete." 21Él dijo: "¿Ustedes no entienden todavía?"22Ellos llegaron a Betsaida. La gente de allí Le trajo un hombre ciego y Le rogó a Jesús que le tocara. 23Jesús tomó al hombre ciego por la mano, y le condujo fuera de la aldea. Cuando Él escupió sobre sus ojos y puso sus manos sobre él, Le preguntó: "¿Ves algo?"24Él miró hacia arriba, y dijo: "Yo veo hombres que parecen árboles que caminan." 25Entonces Jesús puso sus manos nuevamente sobre sus ojos, y el hombre abrió sus ojos, su vista fue restaurada, y vio todas las cosas claramente. 26Jesús lo envió de regreso a su casa y le dijo: " No entres al pueblo."27Jesús salió con sus discípulos a las aldeas de Cesárea de Filipo. En el camino Él le preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy Yo?" 28Ellos le contestaron y dijeron: "Juan el Bautista. Otros dicen: 'Elías' y otros: 'Uno de los profetas.'"29Él les preguntó: "Pero ustedes ¿quién dicen que soy Yo?" Respondiendo, Pedro le dijo: "Tú eres el Cristo." 30Jesús les advirtió que no le dijeran a nadie sobre Él.31Él comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre tenía que sufrir muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos y los jefes de los sacerdotes y los escribas, y que sería asesinado, y levantado nuevamente a la vida luego de tres días. 32Él dijo esto claramente. Entonces Pedro Le llevó aparte y comenzó a reprenderlo.33Pero Jesús se volvió y miró a sus discípulos y entonces reprendió a Pedro y dijo: "¡Ponte detrás de mí, Satanás! Tú no cuidas de las cosas de Dios, sino de las cosas de la gente." 34Entonces Él llamó a la multitud y a sus discípulos juntos, y les dijo: "Si alguno desea seguirme, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.35Porque quien desee salvar su vida la perderá, y quien pierda su vida por Mi causa y por el evangelio la salvará. 36¿Cómo se beneficia una persona, si gana todo el mundo y luego pierde su vida? 37¿Qué puede dar una persona a cambio de su vida?38Cualquiera que se avergüence de Mí y de Mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles."
1El les dijo: "Verdaderamente les digo, hay algunos de ustedes que están aquí que no experimentarán la muerte antes de que vean el reino de Dios venir con poder." 2Seis días después, Jesús se llevó con Él a Pedro, Santiago, y a Juan y los llevó y los hizo subir a una montaña alta. Luego se transfiguró ante ellos. 3Sus túnicas se volvieron radiantemente brillantes, extremadamente blancas, más blanco de lo que cualquier blanqueador en la tierra pudiera blanquearlos.4Luego Elías con Moisés se aparecieron ante ellos, y estaban hablando con Jesús. 5Pedro preguntó y le dijo a Jesús: "Rabí, es bueno para nosotros que estemos aquí, así que permítenos hacer tres albergues. Déjanos hacer uno para Ti, uno para Moisés, y otro para Elías" 6(Pedro no sabía que decir, pues los discípulos estaban todos aterrorizados.)7Una nube vino y los cubrió con una sombra. Luego una voz salió de la nube: "Este es Mi Hijo amado. Escúchenlo." 8De pronto, cuando miraron a su alrededor, ya no veían a nadie con ellos, sino sólo a Jesús.9Mientras bajaban del monte, Él les ordenó no contarles a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre fuera levantado de entre los muertos. 10De manera que mantuvieron el asunto para ellos, pero discutieron entre ellos sobre que podría significar "ser levantado de entre los muertos."11Ellos le preguntaron: "¿Por qué los escribas dicen que Elías debe venir primero?" 12Él les dijo: "Elías con seguridad viene primero para restaurar todas las cosas. Entonces ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre debe sufrir muchas cosas y ser odiado? 13Pero les digo que Elías ya vino, y ellos le hicieron todo lo que quisieron, tal como dicen las escrituras sobre él."14Cuando ellos regresaron donde los otros discípulos, vieron una gran multitud alrededor de ellos, y los escribas estaban discutiendo con ellos. 15Y cuando ellos lo vieron a Él, la gran multitud estaba asombrada y corrieron a Él y le dieron la bienvenida. 16Él le preguntó a sus discípulos: "¿Acerca de qué están discutiendo con ellos?"17Uno de la multitud le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo; él tiene un espíritu que le impide hablar, 18y le causa convulsiones y lo tira al suelo; suelta espuma por la boca, rechina sus dientes y lo vuelve rígido. Le pedí a tus discípulos que lo sacaran de él, pero no pudieron." 19Él les preguntó a ellos: "Generación incrédula, ¿por cuánto tiempo tengo que quedarme entre ustedes? ¿Cuánto más debo aguantarlos? Tráiganlo a Mí."20Ellos le trajeron al niño a Él. Cuando el espíritu vio a Jesús, él inmediatamente le provocó una convulsión. El niño cayó al piso y empezó a soltar espuma por la boca. 21Jesús le preguntó a su padre: "¿Por cuánto tiempo ha estado así?" El padre dijo: "Desde su niñez. 22Algunas veces él lo ha tirado en el fuego o en las aguas y ha tratado de destruirlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos."23Jesús le dijo: "¿Que si soy capaz? Todas las cosas son posibles para los que creen." 24Inmediatamente el padre del niño gritó y dijo: "¡Yo creo! ¡Ayuda mi incredulidad!" 25Cuando Jesús vio la multitud correr a ellos, ÉL reprendió al espíritu inmundo y dijo: "Tú, espíritu mudo y sordo, te ordeno, sal de él, y no vuelvas a entrar de nuevo."26El espíritu gritó y convulsó al niño fuertemente y luego salió de él. El niño se veía como alguien que estuviera muerto, así que eso decía la mayoría de la gente: "Él está muerto." 27Pero Jesús lo tomó de mano y lo levantó, y el niño se puso de pie."28Cuando Jesús entró a la casa, sus discípulos le preguntaron en privado: "¿Por qué no pudimos expulsarlo?" 29Él les dijo: "Esta clase no puede ser expulsada sino con oración."30Ellos salieron de allí y pasaron por Galilea. Él no quería que nadie supiera donde estaban, 31porque estaba enseñándole a sus discípulos. Él les dijo: "El Hijo del Hombre será entregado en las manos de los hombres, y ellos Lo llevarán a la muerte. Cuando Lo hayan llevado a la muerte, despúes de tres días Él se levantaría." 32Pero ellos no entendían esta declaración, y tenían miedo de preguntarle.33Ellos vinieron a Capernaúm. Cuando Él estaba en la casa les preguntó: "¿Qué estaban discutiendo a lo largo del camino?" 34Pero ellos estaban callados. Porque estaban discutiendo los unos con los otros a lo largo del camino acerca de quién era el mas grande. 35Él se sentó y llamó a los doce juntos, y Él les dijo: " Si alguno quiere ser el primero, él debe ser el último de todos y sirviente de todos."36Él tomó un niño pequeño y lo colocó en medio de ellos. Él tomó el niño en sus brazos y les dijo: 37"Cualquiera que reciba a un niño en mi nombre, también Me recibe a mí, y si alguien me recibe, no Me recibe a Mí solo, sino también al que Me envió."38Juan le dijo: "Maestro, vimos a alguien expulsando demonios en Tu nombre y lo detuvimos, porque él no nos sigue." 39Pero Jesús dijo: "No lo detengan. Porque no hay nadie que pueda hacer una obra poderosa en Mi nombre y que pronto sea capaz de decir algo malo de Mí.40Cualquiera que no esté en contra de nosotros está con nosotros. 41Cualquiera que les dé un vaso de agua a ustedes para beber porque le perteneces a Cristo, verdaderamente les digo, él no perderá su recompensa.42Cualquiera que le cause tropiezo a uno de estos pequeñitos que cree en Mí, será mejor para él tener una piedra grande de molino amarrada a su cuello y ser tirado al mar. 43Si tu mano te causa tropiezo, córtala. Es mejor entrar en la vida manco que tener las manos e irse al infierno, al fuego que nunca se apaga. 44DONDE EL GUSANO NUNCA MUERE Y EL FUEGO NO SE APAGA"45Si tu pie te hace tropezar, córtalo. Porque es mejor entrar en la vida cojo, que tener los dos pies, y ser lanzado al infierno. 46DONDE EL GUSANO NUNCA MUERE Y EL FUEGO NO SE APAGA. ]47Si tu ojo te causa tropiezo, sácatelo. Es mejor para ti entrar en el reino de Dios con un ojo, que tener los dos y ser lanzado al infierno, 48DONDE EL GUSANO NUNCA MUERE Y EL FUEGO NO SE APAGA.49Pues todos serán salados con fuego. 50La sal es buena, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo la puedes volver a poner salada otra vez? Tengan sal en ustedes, y estén en paz los unos con los otros."
1Jesús dejó ese lugar y fue a la región de Judea y más allá del área del río Jordán, y las multitudes vinieron a Él otra vez. Él estaba enseñándoles de nuevo, como era su costumbre. 2Los Fariseos vinieron a Él para probarle y le preguntaron: "¿Es lícito para un esposo divorciarse de su esposa?" 3Él contestó: "¿Qué les ordenó Moisés?" 4Ellos dijeron: "Moisés permitió al hombre escribir una carta de divorcio y luego echarla."5"Fue a causa de sus corazones duros que él escribió esta ley," les dijo Jesús. 6"Pero desde el inicio de la creación, 'DIOS LOS CREÓ HOMBRE Y MUJER.7POR ESTA RAZÓN DEJARÁ UN HOMBRE A SU PADRE Y MADRE Y SE UNIRÁ A SU ESPOSA, 8Y LOS DOS VENDRÁN A SER UNA CARNE.' Así que ya no serán más dos, sino una carne. 9Por tanto, lo que Dios ha unido, que ningún hombre lo separe."10Cuando ellos estaban en la casa, los discípulos le preguntaron sobre esto de nuevo. 11Él les dijo: "Cualquiera que se divorcie de su mujer y se case con otra mujer comete adulterio en contra de ella. 12Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro hombre, ella comete adulterio."13Y traían a sus pequeños niños para que Él pudiera tocarlos, pero los discípulos los reprendieron. 14Pero cuando Jesús vio esto, se molestó con ellos, y les dijo: "Permitan que los pequeños niños vengan a Mí, y no se lo prohíban, porque les pertenece el reino de Dios a aquellos que son como ellos.15Ciertamente les digo, cualquiera que no reciba el reino de Dios como un niño definitivamente no entrará en él." 16Luego Él tomó a los niños en sus brazos y los bendijo mientras posaba sus manos sobre de ellos.17Cuando Él inició su viaje, un hombre corrió a Él y se arrodilló frente a Él, y le preguntó: "Buen Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?" 18Y Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, excepto solo Dios. 19Tú conoces los mandamientos: 'NO MATARÁS, NO COMETERÁS ADULTERIO, NO ROBARÁS, NO DARÁS FALSO TESTIMONIO, NO DEFRAUDARÁS, HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE.'"20El hombre dijo: "Maestro, todas estas cosas he obedecido desde el tiempo de mi juventud." 21Jesús lo miró y lo amó. Él le dijo: "Una cosa te falta. Debes vender todo lo que tienes y dárselo a los pobres, y tú tendrás tesoros en los cielos. Luego ven, sígueme." 22Pero él se desalentó debido a esta declaración; él se marchó muy entristecido pues tenía muchas posesiones.23Jesús miró alrededor y le dijo a sus discípulos: "¡Cuán difícil es para aquéllos que son ricos el entrar en el reino de Dios!" 24Los discípulos estaban atónitos ante Sus palabras. Pero Jesús les dijo de nuevo: "Niños, ¡cuán difícil es entrar en el reino de Dios! 25Es más fácil que un camello pase a través del ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios."26Ellos estaban asombrados en gran manera y decían entre sí: "Entonces, ¿quién puede ser salvo?" 27Jesús los miró y dijo: "Con el hombre es imposible, pero con Dios no. Pues todas las cosas son posibles para Dios." 28Pedro empezó a decirle: "Mira, nosotros hemos dejado todo y Te hemos seguido."29Jesús dijo: "De cierto les digo, no hay uno que haya dejado su casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o tierras, por mi causa, y por el evangelio, 30quien no recibirá cien veces más ahora en este mundo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras, aunque con persecuciones, y en el mundo venidero, la vida eterna. 31Pero muchos de los que son primeros serán últimos, y los últimos serán primeros."32Estaban ellos caminando por el camino que subía hacia Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos. Los discípulos estaban maravillados, y aquellos quienes les seguían de lejos tenían temor. Entonces Jesús tomó a los doce aparte de nuevo y comenzó a decirles lo que pronto le ocurriría a Él: 33"Miren, nosotros vamos a subir a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los escribas. Ellos lo van a condenar a muerte y lo entregarán a los Gentiles. 34Ellos lo humillarán, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Pero luego de tres días Él se levantará."35Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, vinieron a Él y dijeron: "Maestro, queremos que hagas por nosotros cualquier cosa que te pidamos." 36Él les dijo: "¿Qué desean que haga por ustedes?" 37Ellos Le dijeron: "Permítenos sentarnos contigo en Tu gloria, uno a Tu mano derecha y el otro a Tu mano izquierda."38Pero Jesús les contestó: "Ustedes no saben lo que están pidiendo. ¿Son ustedes capaces de beber la copa que estoy a punto de beber, o soportar el bautismo con el cual Yo seré bautizado?"39Ellos Le dijeron: "Somos capaces." Jesús les dijo: "La copa que voy a beber, ustedes la beberán. Y el bautismo con el que soy bautizado, ustedes también serán bautizados. 40Pero quien estará sentado a Mi derecha o a Mi izquierda no es Mío darlo, sino es para aquellos para quienes ha sido preparado."41Cuando los otros diez discípulos escucharon sobre esto, comenzaron a enojarse mucho contra Jacobo y Juan. 42Jesús los llamó donde Él y dijo: "Ustedes conocen que quienes se consideran gobernantes de los Gentiles los dominan a ellos, y sus personas importantes ejercen autoridad sobre ellos.43Pero no será ésta la manera entre ustedes. Aquel que desee ser grande entre ustedes deberá ser su sirviente, 44y aquel que desee ser primero entre ustedes debe ser esclavo de todos. 45Porque el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir, y a dar su vida como rescate de muchos."46Ellos llegaron a Jericó. Y cuando Él salía de Jericó junto a Sus discípulos y una gran multitud, el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego estaba sentado junto al camino. 47Cuando él escuchó que era Jesús el Nazareno, él comenzó a gritar y decir: "¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!" 48Muchos reprendieron al hombre ciego, diciéndole que se callara. Pero él gritó más fuerte aún: "¡Hijo de David, ten misericordia de mí"!49Jesús se detuvo y ordenó que lo llamaran. Ellos llamaron al hombre ciego, diciéndole: "¡Sé valiente! ¡Levántate! Él está llamándote." 50Él tiró su manto a un lado, se levantó, y vino a Jesús.51Jesús le contestó y le dijo: "¿Qué deseas que Yo haga por ti?" El hombre ciego dijo: "Rabí, yo quiero recibir mi vista." 52Y Jesús le dijo: "Ve. Tu fe te ha sanado." Inmediatamente él recibió su vista, y Lo siguió por todo el camino.
1Ahora mientras ellos venían a Jerusalén, estaban cerca de Betfagé y Betania, en el Monte de los Olivos, y Jesús envió a dos de sus discípulos 2y les dijo: "Vayan a la aldea opuesta a nosotros. Tan pronto ustedes entren, encontrarán un pollino que nunca ha sido montado. Desátenlo y tráiganmelo. 3Y si alguien les dice: '¿Por qué están haciendo esto?', ustedes deben decir: 'El Señor lo necesita e inmediatamente lo devolverá aquí.'"4Ellos se fueron y encontraron un pollino atado en una puerta afuera en la calle abierta, y lo desataron. 5Varias personas que estaban allí les dijeron: "¿Qué están ustedes haciendo desatando ese pollino?" 6Ellos hablaron como Jesús les dijo, y las personas los dejaron ir por su camino.7Los dos discípulos llevaron el pollino a Jesús y tiraron sus mantos sobre él para que Jesús pudiera montarlo. 8Muchas personas tendieron sus mantos en la calle, y otros tendieron ramas que ellos habían cortado de los campos. 9Aquellos que fueron delante de Él y aquellos que le seguían gritaban: "¡Hosanna! BENDITO ES AQUEL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR; 10Bendito es el reino que viene de nuestro padre David; ¡Hosanna en las alturas!"11Entonces, Jesús entró a Jerusalén y fue al templo y miró todo alrededor. Ahora, siendo ya tarde, Él salió para Betania con los doce. 12Al día siguiente, cuando ellos regresaron de Betania, Él tuvo hambre.13Él vio un árbol de higuera afuera a la distancia que estaba brotando hojas, así que Él fue a ver si podía encontrar cualquier fruta en ella. Cuando llegó al árbol, Él no encontró nada más que hojas, porque no era la época de higos. 14Él le habló al árbol: "Nadie jamás comerá frutas de ti." Sus discípulos escucharon lo que Él dijo.15Ellos vinieron a Jerusalén, y Él entró al templo y comenzó a sacar a los vendedores y compradores fuera del templo. Él volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los asientos de aquellos quienes vendían palomas. 16Él no permitió a nadie cargar ninguna cosa a través del templo que pudiera ser vendido.17Él les enseñó y les dijo: "¿No está escrito: 'MI CASA SERÁ LLAMADA CASA DE ORACIÓN PARA TODAS LAS NACIONES'? Pero ustedes la han convertido en una CUEVA DE LADRONES." 18Los jefes de los sacerdotes y los escribas oyeron lo que Él había dicho, y buscaban la manera de matarlo. Pues ellos temían porque la multitud entera estaba maravillada por sus enseñanzas. 19Cada noche Jesús y Sus discípulos dejaban la ciudad.20Mientras ellos caminaban por la mañana, vieron el árbol de la higuera marchito hasta sus raíces. 21Pedro recordó y dijo: "Rabí, mira, el árbol de higuera que maldijiste se marchitó."22Jesús les respondió: "Tengan fe en Dios. 23Verdaderamente les digo, cualquiera que diga a esta montaña: 'Levántate y arrójate hacia el mar', y si él no duda en su corazón sino que cree que lo que ha dicho pasará, eso es lo que Dios hará.24Por tanto les digo; todo lo que oren y pidan, crean que lo recibieron, y será suyo. 25Cuando se levanten y oren, deben perdonar cualquier cosa que ustedes tengan en contra de alguien, para que su Padre quien está en los cielos igualmente les perdone sus pecados. 26Pero si ustedes no perdonan, tampoco su Padre quien está en los cielos perdonará sus transgresiones.27Ellos vinieron otra vez a Jerusalén. Mientras Jesús estaba caminando en el templo, los jefes de los sacerdotes, los escribas, y los ancianos vinieron a Él. 28Ellos Le dijeron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio la autoridad para hacerlas?"29Jesús les dijo: "Yo les haré una pregunta. Díganme y les diré a ustedes con qué autoridad hago estas cosas. 30El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respóndanme."31Ellos discutieron entre sí y argumentaron y dijeron: "Si nosotros decimos 'del cielo', Él dirá: '¿Entonces por qué no creyeron en él?' 32¿Pero si decimos 'de los hombres'...?" Ellos le temían a la gente, porque todos ellos sostenían que Juan era un profeta. 33Luego le contestaron a Jesús y dijeron: "Nosotros no sabemos." Entonces Jesús les dijo: "Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas."
1Entonces Jesús comenzó a enseñarles en parábolas. Él dijo: "Un hombre PLANTÓ UNA VIÑA, FIJÓ UNA CERCA ALREDEDOR DE ÉL, Y CAVÓ UN POZO PARA UN LAGAR. Él construyó una torre de vigilancia y le arrendó el viñedo a los cultivadores de las uvas. Entonces se fue de viaje. 2En el tiempo oportuno, envió un sirviente a los cultivadores para recibir de ellos algo del fruto del viñedo. 3Pero ellos lo agarraron, lo golpearon, y lo enviaron sin nada.4Otra vez él les envió a otro sirviente, y ellos lo hirieron en la cabeza y lo avergonzaron. 5El envió a otro más y a éste lo mataron. Ellos trataron a muchos otros de la misma manera, golpeando a unos y matando a otros.6Él tenía todavía una persona más que enviar, su hijo amado. Ése fue el último que les envió. Él dijo: "Ellos respetarán a mi hijo." 7Pero los arrendatarios se dijeron unos a otros: "Este es el heredero. Vengan, vamos a matarlo, y la herencia será nuestra."8Ellos lo agarraron, lo mataron, y lo lanzaron fuera del viñedo. 9Por lo tanto, ¿qué hará el dueño del viñedo? Él volverá y destruirá a los cultivadores de la vid y dará la viña a otros.10¿No han leído la Escritura: 'ESTA PIEDRA, LA CUAL LOS CONSTRUCTORES RECHAZARON, HA SIDO HECHA LA PIEDRA ANGULAR. 11ESTO PROVINO DEL SEÑOR, Y ES MARAVILLOSO A NUESTROS OJOS."? 12Ellos desearon arrestar a Jesús, pero tuvieron miedo de la multitud, porque sabían que Él había hablado esta parábola en contra de ellos. Así que lo dejaron y se fueron.13Luego enviaron a Él algunos de los Fariseos y Herodianos, para entramparlo con palabras. 14Cuando llegaron, le dijeron: ''Maestro, sabemos que no Le importa la opinión de nadie, y que no muestra parcialidad entre las personas. Usted verdaderamente enseña el camino de Dios. ¿Es lícito pagarle los impuestos a César o no?" 15Pero Jesús conocía su hipocresía y les dijo: "¿Por qué Me ponen a prueba? Tráiganme un denario para Yo poder mirarlo."16Ellos le llevaron uno a Jesús. Él les dijo: "¿A quién se parece esta inscripción?" Ellos dijeron: "A César." 17Jesús dijo: "Denle a César las cosas que son de César, y a Dios las cosas que son de Dios." Ellos se maravillaron de Él.18los Saduceos, esos quienes dicen que no hay resurrección, vinieron a Él. Ellos Le preguntaron, diciendo: 19"Maestro, Moisés escribió a nosotros: 'SI EL HERMANO DE UN HOMBRE MUERE Y DEJA UNA ESPOSA ATRÁS, SIN HIJO, EL HOMBRE DEBERÍA TOMAR LA ESPOSA DE SU HERMANO Y TENER HIJO POR SU HERMANO.'20Había siete hermanos; el primero tomó una esposa y luego murió, sin dejar hijos. 21Luego el segundo la tomó y murió, sin dejar hijos. Y el tercero igualmente. 22Y así los siete no dejaron descendencia. Al final la mujer también murió. 23En la resurrección, cuando ellos se levanten otra vez, ¿de cuál de ellos será esposa? Pues todos los siete hermanos la tuvieron como su esposa.24Jesús les dijo: ¿No es ésta la razón por la cual están equivocados, porque no conocen las escrituras ni el poder de Dios? 25Porque cuando ellos se levanten de los muertos, ni se casarán ni serán dados en casamiento; pues serán como ángeles en el cielo.26Pero concerniente a los muertos, que son levantados, ¿no han leído en el libro de Moisés, en el pasaje acerca del arbusto, cómo Dios le habló y le dijo: 'YO SOY EL DIOS DE ABRAHAM, EL DIOS DE ISAAC, Y EL DIOS DE JACOB.'? 27Él no es el Dios de los muertos, sino de los vivos. Ustedes están muy equivocados.28Uno de los escribas vino y escuchó la discusión de ellos; él vio que Jesús les respondió bien. Él le preguntó: "¿Cuál mandamiento es el más importante de todos?" 29Jesús le respondió: "El más importante es: 'ESCUCHA, ISRAEL; EL SEÑOR, NUESTRO DIOS, EL SEÑOR UNO ES. 30USTEDES DEBEN AMAR AL SEÑOR SU DIOS CON TODO SU CORAZÓN, CON TODA SU ALMA, CON TODA SU MENTE Y CON TODAS SUS FUERZAS.' 31El segundo mandamiento es éste: 'USTEDES DEBEN AMAR A SU PRÓJIMO COMO A USTEDES MISMOS.' No hay ningún otro mandamiento más grande que éstos."32El escriba dijo: "¡Bien, Maestro! Verdaderamente has dicho que DIOS ES UNO, Y QUE NO HAY OTRO ADEMÁS DE ÉL. 33AMARLO CON TODO EL CORAZÓN Y CON TODO EL ENTENDIMIENTO Y CON TODAS LAS FUERZAS Y AMAR AL PRÓJIMO COMO A UNO MISMO, es mucho más importante que todos los holocaustos y sacrificios." 34Cuando Jesús vio que él le dio una sabia respuesta, le dijo: "Tu no estás lejos del reino de Dios." Después de eso, nadie más se atrevió a hacerle más preguntas.35Y Jesús respondió, mientras estaba enseñando en el templo, y les dijo: "¿Cómo es que los escribas dicen que el Cristo es hijo de David? 36David mismo, en el Espíritu Santo, dijo: 'EL SEÑOR DIJO A MI SEÑOR: SIÉNTATE A MI MANO DERECHA, HASTA PONER A TUS ENEMIGOS DEBAJO DE TUS PIES.' 37David mismo llama al Cristo 'Señor', así que, ¿cómo es que Él es hijo de David?" La gran multitud le escuchó con gusto.38En su enseñanza Jesús dijo: "Cuidado con los escribas, quienes desean caminar en largas túnicas, y recibir saludos en los mercados, 39y los mejores asientos en las sinagogas, y los lugares principales con los jefes en los banquetes. 40Ellos también devoran las casas de las viudas, y oran largas oraciones para que la gente vea. Éstos hombres recibirán mayor condenación."41Entonces Jesús se sentó frente a una caja de ofrendas en el área del templo; Él estuvo observando a la gente mientras depositaban sus monedas en la caja. Muchas personas ricas echaban una gran cantidad de dinero. 42Entonces una viuda pobre vino y echó dos pequeñas monedas, del valor de un centavo.43Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Verdaderamente les digo, esta viuda pobre ha echado más que todos aquellos quienes contribuyeron a la caja de ofrenda. 44Porque todos ellos dieron de su abundancia. Pero esta viuda, dio de su pobreza, echó todo el dinero que tenía para vivir."
1Mientras Jesús caminaba alejándose del templo, uno de sus discípulos le dijo, "¡Maestro, mira estas maravillosas piedras y maravillosos edificios!" 2El le dijo, "¿Ves estos grandiosos edificios? Ni una sola piedra quedará que no sea destruida".3Mientras estaba sentado en el Monte de los Olivos en el lado opuesto al templo, Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron en privado, 4"Dinos, ¿cuándo ocurrirán estas cosas? ¿Cuál será la señal cuando todas estas cosas ocurran?"5Jesús empezó a decirles, "Cuídense de que nadie los engañe. 6Muchos vendrán en mi nombre y dirán 'Yo soy Él,' y desviarán a muchos.7Cuando escuchen sobre guerras y rumores de guerra no se preocupen; esas cosas tienen que ocurrir, pero todavía no será el fin. 8Pues se levantará nación contra nación y reinado contra reinado. Habrán terremotos en muchos lugares y hambrunas. Estos serán los comienzos de los dolores de parto.9Estén alerta. Ellos los llevarán a ustedes ante los concilios y los azotarán en las sinagogas. Se enfrentarán a ambos, gobernadores y reyes por mi causa, como un testimonio a ellos. 10Pero el evangelio debe ser primero predicado a todas las naciones.11Cuando los arresten y los entreguen, no se preocupen por lo que deben decir. Porque en esa hora, lo que deban decir les será dado; no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo. 12Hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre a su hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres y causarán que los sometan a muerte. 13Ustedes serán odiados por causa de mi nombre. Pero cualquiera que persevere hasta el final esa persona será salva.14Cuando vean la abominación de la desolación posarse donde no debe posarse (el que lea entienda), permitan que quienes estén en Judea escapen a las montañas, 15hagan que el que está en el techo de la casa no baje al interior de la casa, o saque nada de la casa, 16y hagan que el que está en el campo no regrese a buscar su capa.17¡Pero que lástima de aquellas que tengan niños o que estén amamantando en esos días! 18Oren porque eso no ocurra en el invierno. 19Porque habrá gran tribulación, como nunca ha ocurrido desde el comienzo, cuando Dios creó al mundo, hasta ahora, no, no volverá a ocurrir de nuevo. 20A no ser que el Señor acorte los días, no se salvará ninguna carne, pero para beneficio de los elegidos, los que Él escogió, Él acortó el número de días.21Así que, si alguno les dice, '¡Miren, aquí está el Cristo!' o, '¡Miren, ahí está!' no le crean. 22Porque aparecerán falsos Cristos y falsos profetas que harán señales y maravillas, para engañar, si es posible, hasta los elegidos. 23¡Estén alertas! Les he dicho todas estas cosas por adelantado."24Pero después de la tribulación de esos días, EL SOL SE OSCURECERÁ, LA LUNA NO DARÁ SU LUZ, 25LAS ESTRELLAS CAERÁN DEL CIELO, y los poderes que están en los cielos serán sacudidos. 26Entonces ellos verán al HIJO DEL HOMBRE VENIR EN LAS NUBES CON GRAN PODER Y GLORIA. 27Entonces Él enviará a sus ángeles y reunirá a sus elegidos desde los cuatro vientos, desde el final de la tierra hasta el final del cielo.28Aprendan la lección de la higuera. Tan pronto como la rama se torna tierna y le brotan sus hojas, ustedes saben que el verano esta acerca. 29Así también, cuando ustedes vean estas cosas sucediendo, ustedes sabrán que Él está cerca, cierren los portones.30Ciertamente, les digo, está generación no pasará hasta que no ocurran estas cosas. 31El cielo y la tierra pasarán pero mi palabra no pasará. 32Pero concerniente a ese día o esa hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino el Padre.33¡Estén alerta! Vigilen, porque ustedes no saben la hora que es. 34Esto es como un hombre que se va de viaje: él deja su casa y pone a sus criados a cargo de la casa, cada uno con su tarea. Y él le encomienda al vigilante permanecer despierto.35¡Por lo tanto vigilen! Porque no saben cuando el dueño de la casa regresará, si al anochecer, a la medianoche, cuando cante el gallo, o en la mañana. 36Si él viene de repente, no permitan que les encuentre durmiendo. 37Lo que le digo a ustedes se lo digo a todos: ¡Vigilen!
1Era ahora dos días antes de la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura. Los principales sacerdotes y los escribas estaban considerando en secreto como arrestar a Jesús y después matarlo. 2Por cuanto ellos decían, "No durante la fiesta, para que no se levantara un disturbio entre la gente."3Mientras Jesús estaba en Betania en la casa de Simón el leproso, estando recostado en la mesa, vino una mujer con un frasco de alabastro de un líquido muy costoso, que era nardo puro. Ella rompió el frasco y lo derramó sobre su cabeza. 4Pero habían algunos que estaban enojados. Ellos hablaban entre ellos y decían, "¿Cuál es la razón para este desperdicio?5Este perfume pudiera haberse vendido por mas de trescientos denarios y dado a los pobres." Y ellos la reprendían.6Pero Jesús dijo, "déjenla quieta. ¿Por qué la molestan? Ella ha hecho una cosa hermosa por mí. 7Ustedes siempre tendrán a los pobres con ustedes, y cuando ustedes deseen les podrán hacer el bien a ellos, pero a Mí no siempre me tendrán. 8Ella ha hecho lo que ha podido: ella ha ungido mí cuerpo para la sepultura. 9Verdaderamente Yo le digo a ustedes, dondequiera que el evangelio se predique en todo el mundo, también se hablará de lo que ella ha hecho, para memoria de ella.10Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para ver como podía entregarles a Jesús. 11Cuando los principales sacerdotes lo oyeron, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él comenzó a buscar ver una oportunidad para entregarlo a ellos.12El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando se sacrificaba el cordero de la Pascua, sus discípulos le dijeron, "¿Dónde quieres que vayamos a preparar la cena de la Pascua para que comas?" 13Él envió a dos de sus discípulos y les dijo, "Vayan a la ciudad y un hombre que lleva un cántaro de agua les encontrará. Síganlo. 14Donde él entre a una casa, síganlo adentro y digan al dueño de esa casa, 'El Maestro dice, "¿Dónde está mi habitación de huésped donde comeré la Pascua con mis discípulos?"'15Él les mostrará un gran aposento alto que esta preparado. Hagan los preparativos para nosotros allí. 16Los discípulos salieron y se fueron a la ciudad; y ellos encontraron todo tal como Él les había dicho, y ellos prepararon la cena de la Pascua.17Cuando era el atardecer, Él llegó con los Doce. 18Y mientras estaban reclinados en la mesa comiendo, Jesús dijo, "En verdad les digo que uno de ustedes que come conmigo me traicionará." 19Todos ellos estaban muy tristes, y le decían uno a uno "¿seguramente no soy yo?"20Jesús les respondió y dijo, "es uno de los doce, el que moja el pan conmigo en el plato. 21Porque el Hijo del Hombre recorrerá el camino de la manera en que la Escritura dice de El. Pero, ¡ay de aquel hombre por quién el Hijo del Hombre es traicionado! Mejor hubiera sido para el si el no hubiera nacido."22Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo y lo partió. Se lo dio a ellos, y dijo: "Tomen esto. Éste es Mi cuerpo." 23Tomó una copa, dio gracias, y se la dio a ellos, y todos tomaron de ella. 24Él les dijo: "Ésta es Mi sangre del pacto, la sangre que es derramada por muchos. 25De cierto les digo, no volveré a tomar de este fruto de la vid hasta aquel día cuando lo tome de nuevo en el reino de Dios."26Después que ellos cantaron un himno, ellos salieron para el Monte de los Olivos. 27Jesús les dijo a ellos, "Todos ustedes se apartarán, pues escrito está, 'HERIRÉ AL PASTOR, Y LAS OVEJAS SE DISPERSARAN!'28Pero después de que Yo sea levantado, iré delante de ustedes a Galilea. 29Pedro le dijo a el, "Aunque todos se aparten, yo no lo haré."30Jesús le dijo a él, "En verdad te digo que esta noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me negarás tres veces." 31Pero Pedro dijo, "Si tengo que morir junto a ti, no te negaré." Todos ellos hicieron la misma promesa.32Llegaron a un lugar que se llamaba Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos, "Siéntense aquí mientras Yo oro." 33Tomó con Él a Pedro, Santiago, y Juan y comenzó a afligirse y angustiarse mucho. 34Él les dijo, " Mi alma está en gran aflicción, incluso al punto de la muerte. Quédense aquí y velen."35Jesús se adelantó un poco, se postró en tierra y oró, si fuera posible, que está hora pasara de El. 36Él dijo," Abba, Padre, todas las cosas son posibles contigo. Aparta de Mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya."37El regresó y los encontró durmiendo, y le dijo a Pedro, "Simón, ¿estas durmiendo? ¿No has podido velar ni una hora? 38Velen y oren para que no entren en tentación. "El espíritu en efecto está dispuesto, pero la carne es débil." 39El se fue otra vez y oró, diciendo las mismas palabras.40Y vino Él de nuevo y los halló durmiendo, porque sus ojos estaban muy cargados de sueño, y ellos no sabían que decirle. 41Vino por tercera vez, y les dijo, "¿Todavía están durmiendo y tomando un descanso? ¡Suficiente! La hora ha llegado. ¡Miren! El Hijo del Hombre es traicionado en manos de los pecadores. 42Levántense, vámonos. Vean, el que me está traicionando ya está cerca.43Immediatamente mientras Él aún estaba hablando, Judas, uno de los doce, llegó, y una gran multitud estaba con él con espadas y palos, de los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos. 44El que lo traicionó les había dado una señal, diciendo, "aquel que yo bese, ése es; agárrenlo y llévenlo bajo custodia. 45Cuando Judas llegó, inmediatamente se acercó a Jesús, y le dijo, "¡Rabí!" Y lo besó. 46Entonces ellos echaron manos a Jesús y lo agarraron.47Pero uno de los que estaba allí sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja. 48Jesús les dijo a ellos, "¿han salido ustedes, como contra un ladrón contra mí, con espadas y palos para capturarme? 49Cuando yo estaba diariamente con ustedes y yo estaba enseñando en el templo, y no me arrestaron. Pero esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras. 50Y todos los que estaban con Jesús lo dejaron y huyeron.51Un joven lo seguía a Él, que vestía solamente una pieza de ropa alrededor de su cuerpo; lo agarraron pero 52él, dejando la prenda de lino, se fue huyendo desnudo.53Ellos llevaron a Jesús al sumo sacerdote. Allí se reunieron todos los principales sacerdotes, los ancianos, y los escribas con él. 54Ahora Pedro lo seguía a distancia, hasta el patio del sumo sacerdote. El se sentó entre los guardias, quienes estaban cerca del fuego para calentarse.55Ahora los principales sacerdotes y todo el Concilio buscaban testimonios contra Jesús para poder condenarlo a muerte. Pero ellos no lo encontraban. 56Pues muchos traían falsos testimonios en contra de Él, pero incluso sus testimonios no coincidían.57Algunos levantándose traían falso testimonio contra ÉL, ellos decían: 58"Nosotros le oímos decir: ' Yo destruiré este templo hecho por manos, y en tres días Yo edificaré otro hecho sin manos." 59Y ni siquiera su testimonio estaba de acuerdo.60El sumo sacerdote se levantó en medio de ellos y preguntó a Jesús, "¿Tu no respondes nada? ¿Qué estos hombres testifican contra ti?" 61Pero Él se quedó callado y nada respondía. Y otra vez el sumo sacerdore volvió a preguntarle y dijo: "¿Eres Tú el Cristo, el Hijo del Bendecido?" 62Jesús le contestó:" Yo soy. Y ustedes verán al Hijo Del Hombre cuando él este sentado a la mano derecha del poder y viniendo con las nubes del cielo."63El sumo sacerdote, rasgo sus ropas, y dijo, "¿Aún necesitamos testigos?" 64Ustedes han oído la blasfemia. ¿Cuál es su decisión?" Y todos lo condenaron, como a uno que merecía la muerte. 65Algunos empezaron a escupirlo y le cubrían el rostro y golpeándolo le decían, " ¡Profetiza!" Los oficiales se lo llevaron y lo golpearon.66Estando Pedro abajo en el patio, llegó a él una de las sirvientas del sumo sacerdote. 67Ella vio a Pedro mientras estaba parado junto al fuego para mantenerse caliente, y se acercó a mirarlo. Entonces ella dijo "¿Tú también estabas con Jesús el Nazareno?" 68Pero él lo negó, diciendo: " Ni sé, ni entiendo de que estás hablando." Entonces él salió al patio.69Pero cuando la sirvienta le vio de empezó a decir a los que estaban parados allí, "¡Éste hombre es uno de ellos!". 70Pero él lo negó otra vez. Después de un corto tiempo los que estaban parados allí le decían a Pedro, " Seguramente tu eres uno de ellos, por cuanto tu también eres de Galilea."71Pero él comenzó a maldecir y a jurar: " Yo no conozco a éste hombre de quien ustedes están hablando!". 72Y entonces el gallo cantó por segunda vez. Entonces Pedro, recordó lo que Jesús le había dicho:" Antes que el gallo cante dos veces tu me negarás tres veces." Y el se quebranto y lloró.
1Temprano en la mañana se reunieron los principales sacerdotes junto con los ancianos y escribas y todo el Concilio Judío. Entonces ellos ataron a Jesús y se lo llevaron. Ellos lo entregaron a Pilato. 2Pilato le preguntó a Él, "¿Tú eres el Rey de los Judíos?" El le contestó, "tú lo dijiste". 3Los principales sacerdotes presentaron muchos cargos en contra de Jesús.4Pilato otra vez le preguntó a El, "¿Tú no me contestas? ¿Ves todos los cargos que ellos presentan en tu contra? 5Pero Jesús no contestó a Pilato, y eso le asombró a él.6Ahora en el tiempo del banquete Pilato usualmente soltaba un prisionero, el prisionero que ellos escogieran. 7Allí con los rebeldes en prisión, entre los asesinos detenidos por su parte en la rebelión, había un hombre llamado Barrabás. 8La multitud llegó a Pilato y comenzó a pedirle a él que hiciera con ellos como había hecho en el pasado.9Pilato les contestó y les dijo, "¿Ustedes quieren que suelte al Rey de los Judíos?" 10Pues el sabía que era por envidia de los principales sacerdotes que habían llevado a Jesús ante él. 11Pero el principal de los sacerdotes incitó a la multitud a gritar que Barrabás debería ser soltado.12Pilato les preguntó otra vez y dijo, "¿Qué debo hacer con el Rey de los Judíos? 13Ellos gritaron otra vez, ¡"Crucifícalo"!14Pilato les dijo, "¿Qué mal Él ha hecho? Pero ellos gritaban más y más, "Crucifícalo." 15Pilato quiso complacer la multitud, así que él les soltó a Barrabás. Él azotó a Jesús y entonces lo ataron para llevarlo a ser crucificado.16Los soldados le llevaron al patio interior (eso es las barracas), y llamaron a toda la tropa de soldados. 17Ellos pusieron una túnica púrpura a Jesús, y ellos tejieron una corona de espinas y se la pusieron a El. 18Ellos empezaron a saludarlo y decían, "¡Salve, Rey de los Judíos!"19Ellos golpearon su cabeza con una caña y lo escupieron. Ellos se arrodillaban en forma de homenaje. 20Cuando ellos se burlaron de él, ellos le quitaron la túnica púrpura y le pusieron sus propios vestidos y lo llevaron afuera para crucificarlo. 21Ellos presionaron a un transeúnte a que sirviera, uno que venía del campo, llamado Simón de Cirene (padre de Alejandro y Rufo); y ellos lo forzaron a cargar la cruz de Jesús.22Los soldados trajeron a Jesús al sitio llamado Gólgota (que interpretado significa, Lugar de la Calavera). 23Ellos le dieron vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó. 24Ellos le crucificaron y dividieron sus vestidos echando suerte para determinar que pieza cada soldado tomaría.25Era la tercera hora cuando ellos lo crucificaron. 26En un letrero ellos escribieron el cargo contra él, "EL REY DE LOS JUDÍOS." 27Con Él crucificaron dos ladrones, uno a la derecha y uno a la izquierda. 28Y se cumplió lo que dice la Escritura que, ÉL FUE CONTADO CON LOS TRANSGRESORES.29Todo el que pasaba lo insultaba, moviendo sus cabezas y diciendo, "¡Ajá! Tú que decías que destruirías el templo y lo reconstruirías en tres días, 30sálvate a ti mismo y baja de la cruz!"31De la misma forma los principales sacerdotes se burlaban de Él entre ellos, y decían, "Él salvó a otros pero no puede salvarse a sí mismo. 32Permite que El Cristo, el Rey de Israel, descienda de la cruz, para que veamos y creamos". Y los que estaban crucificados con Él también se burlaban de Él.33En la sexta hora, se oscureció toda la tierra hasta la novena hora. 34A la novena hora Jesús gritó a gran voz,"Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?" lo cual es interpretado, "Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado? 35Algunos de los que estaban cerca, lo oyeron y dijeron, "Mira, El está llamando a Elías".36Alguien corrió, puso vino agrio en una esponja, lo puso en una vara, y le dieron a beber. El hombre dijo, "veamos si Elías, viene a bajarlo". 37Entonces Jesús gritó en alta voz y murió. 38La cortina del templo se partió en dos de arriba abajo.39Y cuando el centurión quien estuvo parado frente a Jesús vio que Él había muerto de esa forma, él dijo, "Ciertamente este hombre era el Hijo de Dios." 40Allí estaban algunas mujeres mirando a la distancia. Entre ellas estaban María Magdalena, María (la madre de Santiago el menor y José), y Salomé. 41Cuando Él estaba en Galilea ellos le seguían y le servían. Muchas otras mujeres también vinieron con Él a Jerusalén.42Cuando llegó el atardecer, porque era el día de la preparación, o sea, el día antes del sábado, 43José de Arimatea llegó, él era un miembro respetado del Concilio, quien esperaba por el Reino de Dios. El valientemente fue donde Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. 44Pilato se asombró de que Jesús ya estuviera muerto; él llamó al centurión y le preguntó si Jesús había muerto.45Cuando el supo por medio del centurión que Él había muerto le dio el cuerpo a José. 46José había comprado una tela de lino. Él lo bajó de la cruz, lo envolvió en la tela de lino, y lo depositó en una tumba que cavaron en una roca. Entonces él rodó una piedra contra la entrada de la tumba. 47María Magdalena y María la madre de José vieron el lugar donde Jesús fue colocado.
1Cuando el día sábado terminó, María Magdalena y María la madre de Santiago, y Salomé, trajeron especies aromáticas, para ellas poder venir y ungir el cuerpo de Jesús para el entierro.2Muy temprano en el primer día de la semana, ellas fueron a la tumba cuando el sol salía.3Ellas iban diciéndose una a la otra, "¿Quién rodará la piedra de la entrada de la tumba por nosotras?" 4Cuando ellas miraron, ellas vieron que alguien había rodado la piedra, que era muy grande.5Ellas entraron a la tumba y vieron a un hombre joven vestido en una túnica blanca, sentado al lado derecho, y ellas estaban atónitas. 6Él les dijo a ellas: "No teman. Ustedes buscan a Jesús, el Nazareno, quien fue crucificado. ¡Él ha resucitado! El no está aquí. Miren el lugar donde ellos le habían puesto. 7Pero vayan, díganle a sus discípulos y a Pedro que El irá adelante de ellos a Galilea. Allí ustedes le verán, tal como Él les dijo."8Ellas salieron y corrieron desde la tumba; ellas estaban temblando y maravilladas. Ellas no dijeron nada a nadie porque ellas tenían mucho miedo.9Temprano en el primer día de la semana, después que Él se levantó, Él apareció primero a María Magdalena, de la cual Él había sacado siete demonios. 10Ella fue y lo dijo a los que habían estado con él, mientras ellos estaban lamentándose y llorando. 11Ellos escucharon que Él estaba vivo y que Él había sido visto por ella, pero ellos no creían.12Luego de estas cosas Él apareció en una forma diferente a dos otras personas, mientra ellos iban caminando fuera hacia el campo. 13Ellos fueron y le dijeron al resto de los discípulos, pero ellos no le creyeron.14Jesús apareció más tarde a los once cuando ellos estaban reclinados sobre la mesa, y les reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, porque ellos no habían creído a aquellos que le habían visto después que Él fue levantado de los muertos. 15El les dijo a ellos: " Vayan a todo el mundo y prediquen el evangelio a la entera creación. 16El que cree y es bautizado será salvo, y aquel que no cree será condenado."17Estas señales irán con aquellos que crean. En mi nombre echaran fuera demonios. Ellos hablarán en nuevas lenguas. 18Ellos tomarán serpientes con sus manos, y si toman cualquier cosa mortífera no les hará daño. Ellos impondrán manos sobre los enfermos, y ellos sanarán."19Después que el Señor les habló a ellos, Él fue tomado al cielo y se sentó a la mano derecha de Dios. 20Los discípulos fueron y predicaron dondequiera, mientras el Señor trabajó con ellos y confirmó la palabra por las señales milagrosas que les seguían.