Latin American Spanish: Unlocked Literal Bible for Lucas

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Lucas

1

1Muchos han tratado de poner en orden una narrativa sobre aquellos asuntos que se han cumplido entre nosotros,2tal como nos lo han entregado a nosotros, quienes desde el principio han sido testigos y siervos del mensaje.3Pues, a mí también me pareció bueno habiendo investigado detalladamente el curso de todas las cosas desde el principio escribirlo en orden correcto para ti, excelentísimo Teófilo.4Esto es para que sepas la verdad sobre las cosas que se te han enseñado.

5En los días de Herodes, rey de Judea, había un cierto sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías. Su esposa era de las hijas de Aarón y su nombre era Elisabet.6Ambos eran justos ante Dios, obedeciendo todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.7Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril y ambos eran muy viejos en ese tiempo.
8Aconteció que cuando oficiaba Zacarías en la presencia de Dios, cargando sus responsabilidades en el orden de su grupo.9según la costumbre de escoger qué sacerdote serviría, él había sido escogido entre muchos para entrar en el templo de Dios a quemar incienso.10Toda la multitud estaba afuera orando a la hora cuando el incienso era quemado.
11Ahora un ángel del Señor apareció ante él, y se paró al lado derecho del altar de incienso.12Cuando Zacarías lo vio se asustó y temor cayó sobre él.13Pero el ángel le dijo a él: "No temas, Zacarías, porque tu oración ha sido escuchada. Tu esposa Elisabet concebirá un hijo. Y lo llamarás Juan.
14Tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán en su nacimiento.15Él será grande a la vista del Señor. No deberá nunca beber vino ni bebida fuerte, y será lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre.
16Y muchos de los hijos de Israel se volverán al Señor su Dios.17Él irá delante del Señor en el espíritu y poder de Elías. Él hará esto para volver los corazones de los padres a los hijos, para que los desobedientes puedan caminar en la sabiduría del justo para preparar al pueblo para el Señor."
18Zacarías dijo al ángel: "¿Cómo puedo saber esto? Pues yo soy un hombre viejo y mi esposa es muy vieja."19El ángel le contestó: "Yo soy Gabriel, quien se para en la presencia de Dios. Yo fui enviado a hablarte, a traer buenas noticias.20Y he aquí, te quedarás mudo estarás en silencio, sin hablar, hasta el día que estas cosas acontezcan. Esto es porque tú no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo."
21Mientras el pueblo estaba esperando por Zacarías. Ellos estaban sorprendidos que él pasara tanto tiempo en el templo.22Pero cuando él salió, no podía hablarles. Ellos se dieron cuenta que había tenido una visión mientras estaba en el templo. Él continuó haciéndoles señas y se mantuvo en silencio.23Sucedió que cuando el tiempo de servicio pasó, él fue a su casa.
24Después de estos días, su esposa Elisabet concibió. Ella se recluyó por cinco meses. Ella dijo:25"Esto es lo que el Señor ha hecho por mí cuando me miró con favor en orden para quitar mi vergüenza ante la gente."
26En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad en Galilea llamada Nazaret,27a una virgen que estaba comprometida a un hombre llamado José. Él pertenecía a la casa de David, y el nombre de la virgen era María.28Él vino a ella y dijo: "Saludos, ¡tú quién eres muy favorecida! El Señor está contigo."29Pero ella estaba bien confundida por sus palabras y se preguntaba qué tipo de saludo podría ser éste.
30El ángel le dijo: "No tengas miedo, María, porque has hallado gracia delante de Dios.31Y mira, tú concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo. Lo llamarás 'Jesús'.32Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. Dios El Señor le dará el trono de su antepasado David.33Él reinará sobre la casa de Jacob para siempre y no habrá fin para su reino."
34María le dijo al ángel: "¿Cómo sucederá esto, siendo que yo no me he acostado con ningún hombre?"35El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo vendrá sobre ti. Así el santo que nacerá será llamado el Hijo de Dios."
36Y mira, tu pariente Elisabet, también concibió un hijo en su vejez. Este es el sexto mes para ella, la que era llamada estéril.37Pues nada es imposible para Dios."38María dijo: "He aquí yo soy la sierva del Señor. Hágase conmigo de acuerdo con tu mensaje." Y el ángel la dejó.
39Entonces María se levantó en aquellos días y rápidamente fue a la región montañosa, a una ciudad en Judea.40Entró a la casa de Zacarías y saludó a Elisabet.41Cuando Elisabet escuchó el saludo de María, el bebé en su vientre saltó y Elisabet fue llena del Espíritu Santo.
42Ella alzó su voz y dijo: "Bendita eres tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.43¿Y por qué me ha pasado esto que la madre de mi Señor venga a mí?44Pues mira, cuando la voz de tu saludo vino a mis oídos, el bebé en mi vientre saltó de alegría.45Y bendita es ella, quien creyó que habrá un cumplimiento de las cosas que le fueron dichas por el Señor."
46María dijo: "Mi alma alaba al Señor47y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
48Porque Él ha mirado la humilde condición de su sierva. Pues mira, desde ahora en adelante todas las generaciones me llamarán bendecida.49Pues Él quien es poderoso ha hecho grandes cosas por mí y su nombre es santo.
50Su misericordia es de generación en generación para aquellos que le temen. Él ha hecho proezas con su brazo fuerte;51Él ha esparcido a los soberbios en los pensamientos de sus corazones.
52Él ha derribado reyes de sus tronos y ha levantado a los humildes.53Él ha saciado a los hambrientos con cosas buenas, pero al rico lo ha dejado vacío.
54Él ayudado a su siervo Israel, a fin de recordarles cómo mostró misericordia55(así como les dijo a sus padres) a Abraham y sus descendientes para siempre."
56María se quedó con Elisabet cerca de tres meses y después regresó a su casa.57Ahora el tiempo ha llegado para Elisabet de parir su bebé y ella dio a luz a su hijo.58Sus vecinos y parientes escucharon que el Señor había mostrado su gran misericordioso con ella y se regocijaron.
59Ahora ocurrió que al octavo día ellos llegaron a circuncidar al niño. Ellos lo llamarían "Zacarías", como el nombre de su padre.60Pero su madre respondió diciendo: "No. Él será llamado Juan."61Ellos le dijeron: "No hay nadie entre tus parientes que se llame por ese nombre."
62Ellos hicieron señas a su padre preguntándole cómo él quería que fuese llamado.63Su padre pidió una tabla para escribir y escribió: "Su nombre es Juan." Todos ellos se sorprendieron con esto.
64Inmediatamente su boca fue abierta y su lengua fue liberada. Él habló y alabó a Dios.65Temor sobrevino a todos los que vivían alrededor de ellos. Todas estas cosas fueron comentadas a través de toda la zona montañosa de Judea.66Y todos los que escucharon lo guardaron en sus corazones y dijeron "¿En qué se convertirá este niño?" Pues la mano del Señor estaba con él.
67Su padre Zacarías fue lleno con el Espíritu Santo y profetizó, diciendo:68"Alabado sea el Señor, el Dios de Israel, porque Él ha venido a ayudar y Él ha redimido a su pueblo.
69Él ha levantado un cuerno de salvación para nosotros en la casa de su siervo David,70tal como Él habló a través de la boca de sus santos profetas quienes vinieron en tiempos antiguos.71Él traerá salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos quienes nos odian.
72Él hará esto para mostrar misericordia a nuestros padres y para recordar su santo pacto,73el juramento que Él hizo a Abraham nuestro padre.74Él juró concedernos que nosotros, habiendo sido liberados de la mano de nuestros enemigos, le sirvamos sin temor,75en santidad y justicia ante Él todos nuestros días.
76Sí, y tú, niño, serás llamado un profeta del Más Alto, pues tú irás delante del Señor para preparar su camino.77para dar conocimiento de salvación a su pueblo mediante el perdón de sus pecados.
78Esto ocurrirá por la tierna misericordia de nuestro Dios, por la cual la aurora de lo alto vendrá a ayudarnos,79para brillar en aquellos que se sientan en oscuridad y en sombra de muerte. Él hará esto para guiar nuestros pies a los caminos de paz."
80Ahora el niño crecía se hacía fuerte en espíritu y vivía en el desierto hasta el día de su aparición pública a Israel.

2

1En aquellos días, sucedió que César Augusto envió un decreto ordenando un censo de todas las personas viviendo en el mundo.2Este fue el primer censo hecho mientras Cirino era gobernador de Siria.3Así que todos se fueron a su propio pueblo para ser registrados para el censo.

4José también partió de Galilea, desde la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David la cual es llamada Belén, porque él era un descendiente de la familia de David.5Él fue para registrarse juntamente con María, quien estaba comprometida con él y estaba encinta.
6Aconteció que mientras estaban allí, vino el tiempo para que ella pariera su bebé.7Ella dio a luz un hijo, su hijo primogénito y lo envolvió en paños largos de tela y lo acostó en un pesebre, porque allí no había lugar para ellos en el mesón.
8Allí había pastores de esa región que estaban quedándose en los campos, vigilando sus rebaños en la noche.9Un ángel del Señor se les apareció y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos por lo que estaban terriblemente asustados.
10Entonces el ángel les dijo a ellos: "No tengan miedo porque yo les traigo buenas noticias que les traerán gran gozo para todos.11¡Hoy, un Salvador ha nacido para ustedes en la ciudad de David! ¡Él es Cristo el Señor!12Esta es la señal que le será dada, a ustedes, encontrarán al bebé envuelto en tiras de tela y acostado en un pesebre."
13De repente, con el ángel, hubo un gran número del ejército celestial alabando a Dios y diciendo:14"Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra entre los hombres con quienes Él esté complacido."
15Y sucedió que cuando los ángeles se habían ido al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: "Vayamos ahora a Belén y veamos esto que ha sucedido, lo cual el Señor nos ha revelado".16Ellos se apresuraron allí y encontraron a María y a José y vieron al bebé acostado en el pesebre.
17Después de haberlo visto, ellos le hicieron conocer lo que se había dicho sobre este niño.18Todos los que escucharon esto estaban asombrados de lo que le habían hablado los pastores.19Pero María seguía pensando sobre todas las cosas que ella había escuchado, atesorándolas en su corazón.20Los pastores regresaron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que ellos habían escuchado y visto, tal y como se les había hablado a ellos.
21Al octavo día, Él fue circuncidado, fue nombrado Jesús, el nombre que le había sido dado por el ángel antes de que Él fuese concebido en el vientre.
22Cuando el número de días requeridos para la purificación de ellos había pasado, de acuerdo con la Ley de Moisés, José y María lo trajeron al templo en Jerusalén para presentarlo al Señor.23Como está escrito en la ley del Señor: "Cada varón que abra el vientre será separado para el Señor."24Así que ellos ofrecieron sacrificio de acuerdo con lo que decía la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichonas".
25He aquí, había un hombre en Jerusalén cuyo nombre era Simeón y este hombre era justo y devoto. Él estaba esperando la consolación de Israel y el Espíritu Santo estaba sobre él.26Había sido revelado, a él, por el Espíritu Santo, que él no vería muerte antes de ver al Cristo del Señor.
27Dirigido por el Espíritu, Simeón entró al templo. Cuando los padres trajeron al infante Jesús, para hacer con Él de acuerdo a la costumbre de la ley,28él tomó al niño en sus brazos y alabó a Dios y dijo:29"Ahora deja que tu siervo parta en paz, Señor, de acuerdo con tu palabra.
30Pues mis ojos han visto tu salvación,31la cual Tú has preparado en presencia de todos los pueblos.32Una luz para revelación a los gentiles, y gloria a tu pueblo Israel.
33El padre y la madre del niño estaban asombrados por las cosas que fueron dichas concernientes a Él.34Simeón los bendijo y dijo a María su madre: "He aquí, este niño está escogido para la caída y levantamiento de muchos en Israel y una señal que es rechazada-35y una espada traspasará tu propia alma para que los pensamientos de muchos corazones puedan ser revelados."
36Una profetisa llamada Ana estaba allí. Ella era la hija de Fanuel de la tribu de Aser. Ella era muy anciana. Había vivido con su esposo por siete años después de su virginidad37y fue una viuda por ochenta y cuatro años. Ella nunca dejó el templo, sino que servía con ayunos y oraciones, noche y día.38En esa misma hora, ella vino hacia ellos y comenzó a darle gracias a Dios y ella habló acerca del niño a todos los que habían estado esperando por la redención de Jerusalén.
39Cuando terminaron todo lo que se les requería hacer de acuerdo a la ley del Señor, ellos regresaron a Galilea, a su propio pueblo de Nazaret.40El niño creció y se fortaleció, incrementando en sabiduría y la gracia de Dios estaba sobre Él.
41Sus padres fueron cada año a Jerusalén para las fiestas de la Pascua.42Cuando Él tenía doce años, ellos otra vez subieron para el tiempo acostumbrado para la fiesta.43Después que ellos se habían quedado el número de días completo para la fiesta, comenzaron a regresar a su hogar. Pero el niño Jesús se quedó atrás en Jerusalén y sus padres no lo sabían.44Ellos se imaginaron que Él estaba con el grupo que estaba viajando con ellos, así que viajaron un día de jornada. Entonces comenzaron a buscarlo entre sus familiares y amigos.
45Cuando no lo encontraron, regresaron a Jerusalén y comenzaron a buscarlo allí.46Sucedió que después de tres días, ellos lo encontraron en el templo, sentado en el medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.47Todos los que le escucharon estaban maravillados de su entendimiento y sus respuestas.
48Cuando ellos lo vieron, estaban asombrados. Su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has tratado de esta manera? Escucha, tu padre y yo hemos estado buscándote ansiosamente".49Él les dijo: "¿Por qué me están buscando? ¿Acaso no saben que Yo debo estar en la casa de mi Padre?50Pero ellos no entendieron lo que Él quiso decir con esas palabras.
51Entonces Él regresó a su casa con ellos a Nazaret y fue obediente a ellos. Su madre atesoró todas estas cosas en su corazón.52Pero Jesús continuó creciendo en sabiduría y estatura e incrementando en favor para con Dios y los hombres.

3

1En el año quince del reinado de Tiberio César- mientras Poncio Pilato era gobernador de Judea, Herodes era tetrarca de Galilea, su hermano Felipe era tetrarca de la región de Iturea y Traconítide, y Lisanias era tetrarca de Abilene,2durante el sumo sacerdocio de Anás y Caifás- la palabra de Dios vino a Juan hijo de Zacarías, en el desierto.

3Él fue a toda la región alrededor del Jordán, predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados.
4Como está escrito en el libro del profeta Isaías: "UNA VOZ DE UNO LLAMANDO EN EL DESIERTO: 'TENGAN LISTO EL CAMINO DEL SEÑOR, HAGAN SUS CAMINOS DERECHOS.
5TODO VALLE SERA RELLENADO Y TODA MONTAÑA Y COLINA SERA REBAJADO Y LOS CAMINOS TORCIDOS SERÁN HECHOS RECTOS Y LOS LUGARES DESIGUALES SERÁN CONSTRUIDOS EN CAMINOS6Y TODA CARNE VERÁ LA SALVACIÓN DE DIOS.'"
7Entonces Juan dijo a las grandes multitudes que salían para ser bautizados por él: "¡Ustedes, generación de víboras!, ¿Quién les advirtió a huir de la ira que está por venir?
8Por lo tanto, produzcan frutos que sean dignos de arrepentimiento y no comiencen a decir entre ustedes mismos: 'Nosotros tenemos a Abraham por nuestro padre', porque yo les digo que Dios es capaz de levantar hijos para Abraham de estas piedras.
9Ahora el hacha ya ha sido puesta contra la raíz de los árboles. Así que todo árbol que no produce buen fruto es cortado y lanzado en el fuego."
10Entonces la multitud le preguntaba: "¿Entonces qué debemos hacer?"11Él les contestó: "Si alguien tiene dos túnicas, debe compartir una con la persona que no tiene ninguna y el que tenga comida debe hacer lo mismo."
12Los recaudadores de impuestos también vinieron para ser bautizados y ellos le dijeron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?"13Él les dijo a ellos: "No cobren más dinero de lo que ustedes han sido ordenados a cobrar".
14Algunos soldados también le preguntaron: "¿Y qué sobre nosotros? ¿Qué debemos hacer?" Él dijo: "No tomen dinero de nadie por la fuerza y no acusen a nadie falsamente. Estén contentos con sus salarios."
15Ahora como la gente estaba ansiosa esperando que el Cristo viniera, todos se preguntaban en sus corazones sobre sí Juan, sería el Cristo.16Juan contestó diciendo a todos ellos: "En cuanto a mí, yo los bautizo a ustedes con agua, pero alguien viene que es más poderoso que yo y yo no soy digno ni siquiera de desatar las correas de Sus sandalias. Él los bautizará a ustedes con el Espíritu Santo y con fuego.
17Su aventador está en Su mano para limpiar completamente su era y para recoger el trigo en Su granero. Pero Él quemará la paja con fuego que nunca puede ser apagado."
18Con muchas otras exhortaciones, además, Juan predicaba buenas noticias a las personas.19Cuando Herodes el tetrarca fue reprendido por casarse con la esposa de su hermano, Herodías, y por todas las cosas malas que Herodes había hecho,20él añadió esto a sus crímenes: encerró a Juan en prisión.
21Ahora vino a ser que, cuando todas las personas fueron bautizadas, Jesús también fue bautizado. Y mientras él estaba orando, los cielos se abrieron22y El Espíritu Santo bajó sobre Él en forma de paloma y una voz salió de los cielos: "Tú eres mi Hijo, a quien Yo amo. Yo estoy complacido contigo."
23Cuando Jesús comenzó su ministerio, él era como de treinta años de edad. Él era el hijo (como se suponía) de José, el hijo de Elí,24el hijo de Matat, el hijo de Leví, el hijo de Melqui, el hijo de Jana, el hijo de José.
25José era el hijo de Matatías, el hijo de Amós, el hijo de Nahúm, el hijo de Esli, el hijo de Nagai,26el hijo de Maat, el hijo de Matatías, el hijo de Semei, el hijo de José, el hijo de Judá.
27Judá era el hijo de Joana, el hijo de Resa, el hijo de Zorobabel, el hijo de Salatiel, el hijo de Neri,28el hijo de Melqui, el hijo de Adi, el hijo de Cosam, el hijo de Elmodam, el hijo de Er,29el hijo de Josué, el hijo de Eliezer, el hijo de Jorim, el hijo de Matat, el hijo de Leví.
30Leví era el hijo de Simeón, el hijo de Judá, el hijo de José, el hijo de Jonán, el hijo de Eliaquim,31el hijo de Melea, el hijo de Mainán, el hijo de Matata, el hijo de Natán, el hijo de David,32el hijo de Isaí, el hijo de Obed, el hijo de Booz, el hijo de Salmón, el hijo de Naasón.
33Naasón era el hijo de Aminadab, el hijo de Admín, el hijo de Aram, el hijo de Esrom, el hijo de Fares, el hijo de Judá,34el hijo de Jacob, el hijo de Isaac, el hijo de Abraham, el hijo de Taré, el hijo de Nacor,35el hijo de Serug, el hijo de Ragau, el hijo de Peleg, el hijo de Heber, el hijo de Sala.
36Sala era el hijo de Cainán, el hijo de Arfaxad, el hijo de Sem, el hijo de Noé, el hijo de Lamec,37el hijo de Matusalén, el hijo de Enoc, el hijo de Jared, el hijo de Mahalaleel, el hijo de Cainán,38el hijo de Enós, el hijo de Set, el hijo de Adán, el hijo de Dios.

4

1Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Río Jordán y fue dirigido por el Espíritu al desierto2donde por cuarenta días Él fue tentado por el diablo. Él no comió nada durante esos días y al final de ese tiempo Él tenía hambre.

3El diablo le dijo: "Si Tú eres el Hijo de Dios, manda que estas rocas se conviertan en pan."4Jesús le contestó "Escrito está: 'NO SÓLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE.'"
5Entonces el diablo dirigió a Jesús a un lugar alto y mostró todos los reinos del mundo en un instante.6El diablo le dijo: "Te daré toda esta potestad y todo su esplendor, pues ellos me han sido dados a mí y yo puedo darlos a quien yo quiera.7Por lo tanto, si Tú te postras y me adoras, será tuyo."
8Pero Jesús le contestó: "Escrito está: 'ADORARÁS AL SEÑOR TU DIOS Y LE SERVIRÁS SÓLO A ÉL.''
9Luego, el diablo dirigió a Jesús a Jerusalén y lo puso en el punto más alto del edificio del templo y le dijo: "Si Tú eres el Hijo de Dios, tírate de aquí.10Pues, escrito está: 'ÉL MANDARÁ A SUS ÁNGELES PARA CUIDAR DE TI, PARA PROTEGERTE',11y 'ELLOS TE LEVANTARÁN EN SUS MANOS, PARA QUE NO TROPIECE TU PIE CON PIEDRA.'"
12Y contestándole, Jesús le dijo: "Está dicho: 'NO PONGAS AL SEÑOR TU DIOS A PRUEBA.'"13Cuando el diablo terminó de tentar a Jesús, se fue y lo dejó por un tiempo.
14Luego Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu y noticias sobre Él se esparcieron por todas las regiones de alrededor.15Él comenzó a enseñar en las sinagogas y era alabado por todos.
16Él vino a Nazaret, la ciudad donde lo habían criado, y como era su costumbre, entró a la sinagoga en el día de reposo, como su costumbre, y se levantó a leer en voz alta.17El rollo del profeta Isaías le fue entregado. Abrió el rollo y encontró el lugar donde estaba escrito:
18"EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE MÍ, PORQUE ÉL ME HA UNGIDO PARA DECIR LAS BUENAS NUEVAS A LOS POBRES. ÉL ME HA ENVIADO A PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS Y A RECOBRAR LA VISTA A LOS CIEGOS, A LIBERTAR A AQUELLOS QUIENES ESTÁN OPRIMIDOS,19A PROCLAMAR EL AÑO FAVORABLE DEL SEÑOR."
20Luego, enrolló el manuscrito, lo dio de vuelta al asistente y se sentó. Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él.21Él comenzó a hablarles: "Hoy esta Escritura se ha cumplido en su presencia."22Todos fueron testigos de lo que Él dijo y todos estaban asombrados de las palabras con gracia que habían salido de su boca. Decían: "No es este el hijo de José,"
23Él les dijo: "Ciertamente ustedes citaran este refrán: "Médico, cúrate a ti mismo. Lo que sea que hayamos oído que tú hiciste en Capernaúm, haz lo mismo en tu ciudad."24Pero Él dijo: "Ciertamente les digo que, ningún profeta es bienvenido en su propia ciudad.
25Pero Yo les digo en verdad, que había muchas viudas en Israel durante el tiempo de Elías, cuando el cielo se cerró por tres años y medio, cuando una hambruna vino sobre toda la tierra.26Pero Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino sólo a Sarepta en Sidón, a una viuda viviendo allí.27Y había muchos leprosos en Israel durante el tiempo del profeta Elías, pero ninguno de ellos fue sanado, excepto Naamán el Sirio."
28Todas las personas en la sinagoga se llenaron de ira cuando escucharon estas cosas.29Se levantaron y lo forzaron a salir de la ciudad y lo dirigieron a la cumbre del monte en el cual su ciudad fue construida, para ellos poder tirarlo por el precipicio.30Pero Él pasó por en medio de ellos y fue a otro lugar.
31Entonces Él bajó a Capernaúm, una ciudad en Galilea, y comenzó a enseñarles en el día de reposo.32Ellos estaban asombrados en su enseñanza, porque habló con autoridad.
33Ahora, en la sinagoga, había un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo y gritaba en alta voz:34" ¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres Tú eres el Santo de Dios!"
35Jesús reprendió al demonio, diciendo: "¡No hables y sal de él!" Cuando el demonio arrojó al hombre al suelo en medio de ellos, salió de él, y no lo dañó en ninguna manera.36Toda la gente estaba muy asombrada y continuaban hablando sobre eso los unos con los otros. Ellos dijeron: "¿Qué clase de palabras son éstas? Pues con autoridad y poder Él manda a los espíritus impuros y ellos salen."37Así que las noticias sobre Él comenzaron a esparcirse a todas partes de la región de alrededor.
38Entonces Jesús salió de la sinagoga y entró a la casa de Simón. Ahora, la suegra de Simón estaba sufriendo con una fiebre alta y ellos suplicaron a Él en nombre de ella.39Así que, Él se inclinó sobre ella y reprendió la fiebre y la fiebre la dejó. Inmediatamente, ella se levantó y comenzó a servirles.
40Cuando el sol se ponía, gente le trajeron a Jesús todos los que estaban enfermos con varias clases de enfermedades. Él ponía sus manos sobre ellos, sobre cada uno de ellos y los sanaba.41Demonios también salieron de muchos de ellos, gritando y diciendo: "¡Tú eres el Hijo de Dios!" Jesús reprendía los demonios y no los dejaba hablar porque ellos sabían que Él era el Cristo.
42Cuando el alba vino, Él fue a un lugar solitario. Multitudes de gente lo estaban buscando y vinieron al lugar donde Él estaba. Ellos intentaron evitar que se alejara de ellos.43Pero Él les dijo: "Yo también debo predicar las buenas nuevas del reino de Dios a muchas otras ciudades, porque esta es la razón por la cual Yo he sido enviado aquí."44Entonces continuó predicando en la sinagogas por Judea.

5

1Ahora sucedió que, mientras las personas estaban amontonadas alrededor de Jesús escuchando la palabra de Dios,2Él estaba parado junto al lago de Genesaret. Él vio dos barcas a la orilla del lago. Los pescadores habían salido de ellas y estaban lavando sus redes.3Jesús se metió en una de las barcas, que era de Simón y le pidió que la alejara a una corta distancia de la orilla. Entonces Él se sentó y enseñó a las personas fuera de la barca.

4Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: "Lleva la barca a aguas profundas y echa tus redes para pescar."5Simón le dijo: "Maestro, nosotros trabajamos toda la noche y nada hemos pescado, pero en tu palabra, yo echaré las redes."6Cuando lo hicieron, reunieron una cantidad muy grande de peces y sus redes se estaban rompiendo.7Entonces hicieron gestos a sus compañeros en las otras barcas para que vinieran y los ayudaran. Ellos vinieron y llenaron ambos barcos, así que comenzaron a hundirse.
8Pero Simón Pedro, cuando vio esto, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: "Apártate de mí, porque soy un hombre pecador, Señor."9Pues él, y todos los que estaban con él, estaban asombrados por la pesca que ellos habían hecho.10Esto incluía a Jacobo (Santiago) y Juan, hijos de Zebedeo, quienes eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: "No tengas miedo, porque desde ahora serás pescador de hombres."11Cuando ellos trajeron sus barcas a tierra, dejaron todo y lo siguieron.
12Sucedió, que mientras Él estaba en una de las ciudades, un hombre lleno de lepra estaba allí. Cuando el vio a Jesús, él cayó sobre su rostro y le imploró, diciendo: "Señor, si quieres, Tú puedes limpiarme"13Entonces Jesús extendió su mano y lo tocó, diciendo: "Yo quiero. Sé limpio." E inmediatamente la lepra lo dejó.
14Él le dio instrucciones de no decirle a nadie, pero le dijo: "Ve por tu camino y muéstrate al sacerdote y ofrece un sacrificio por tu limpieza, de acuerdo con lo que Moisés mandó, para testimonio de ellos."
15Pero la noticia sobre Él se difundió aún más lejos y grandes multitudes vinieron para escucharlo enseñar y para ser sanados de sus enfermedades.16Pero Él a menudo se retiraba a los lugares desiertos y oraba.
17Y sucedió que uno de esos días en que Él estaba enseñando, y había allí Fariseos y maestros de la ley sentados quienes habían venido de diferentes pueblos de las regiones de Galilea y Judea y también de la ciudad de Jerusalén. El poder del Señor estaba con Él para sanar.
18Ahora, vinieron algunos hombres, cargando en una camilla a un hombre que era paralítico y ellos buscaban traerlo al interior con el fin de acostarlo frente a Jesús.19Ellos no pudieron, por causa de la multitud, así que subieron a la azotea y bajaron al hombre a través de un hueco en el tejado, en su camilla, en medio de las personas, justo frente a Jesús.
20Viendo su fe, Jesús dijo: "Hombre, tus pecados son perdonados".21Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntar esto, diciendo: "¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino solamente Dios?"
22Pero Jesús, percibiendo lo que ellos estaban pensando, contestó y dijo: "¿Por qué cuestionan esto en sus corazones?23¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados son perdonados,' o decir: 'Levántate y camina?'24Pero para que ustedes sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, Yo te digo a ti: 'Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa.'"
25Inmediatamente él se levantó frente a todos ellos, recogió la camilla donde él se acostaba; regresó a su casa, glorificando a Dios.26Todos estaban asombrados y glorificaban a Dios. Estaban llenos de miedo, diciendo: "Nosotros hemos visto cosas extraordinarias hoy."
27Después que estas cosas pasaron, Jesús salió de allí y vio un colector de impuestos llamado Leví sentado en la tienda de los colectores de impuestos. Él le dijo: "Sígueme."28Así que Leví se levantó y lo siguió, dejando todo atrás.
29Entonces Leví preparó un gran banquete para Jesús. Allí había muchos recaudadores de impuestos y otras personas quienes estaban reclinadas a la mesa y comiendo con ellos.30Pero los fariseos y los escribas se quejaban a sus discípulos, diciendo: "¿Por qué ustedes comen y beben con los recaudadores de impuestos y otras personas pecadoras?31Jesús les contestó: "Las personas que están en buena salud no necesitan un médico, sólo las personas que están enfermas necesitan uno.32Yo no vine a llamar a personas justas para arrepentirse, sino a llamar pecadores para arrepentirse."
33Ellos le dijeron: "Los discípulos de Juan a menudo ayunan y oran y los discípulos de los fariseos hacen lo mismo. Pero tus discípulos comen y beben."34Jesús dijo a ellos: "¿Puede alguno hacer que los asistentes de la boda ayunen, mientras el novio está todavía con ellos?35Pero los días vendrán cuando el novio les será quitado, entonces en estos días ellos ayunarán."
36Entonces Jesús también dijo una parábola a ellos: "Ningún hombre corta un pedazo de tela de una prenda nueva y la utiliza para arreglar una prenda vieja. Si hace esto, él desgarraría la prenda vieja pues el pedazo de ropa de la nueva se encojerá.
37Además, ningún hombre pone un vino nuevo dentro de un odre viejo. Si él hace esto, el vino nuevo romperá los odres y el vino se derramaría y el odre se perdería.38Pero el vino nuevo debe ser puesto en odres nuevos.39Ningún hombre, después de beber vino viejo, desea el vino nuevo, porque dice: 'El viejo es mejor.'"

6

1Ahora, sucedió en un día de reposo, que Jesús iba por unos campos sembrados y sus discípulos recogían las espigas, frotándolas entre sus manos y comiendo el grano.2Pero algunos de los fariseos decían: "¿Por qué hacen algo que no les es lícito hacer en el día del día de reposo?"

3Jesús, contestándoles, dijo: "¿Ustedes aún no han leído lo que David hizo cuando tuvo hambre, él y los hombres quienes estaban con él?4Él entró a la casa de Dios y tomó el pan de la presencia y comió algunos de ellos y también dio algunos a los hombres que estaban con él para que comieran, aunque solo le era lícito a los sacerdotes comerlo."5Luego Él les dijo: "El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo."
6Sucedió en otro sábado, que Él entró a la sinagoga y enseñó a la gente de allí. Había allí un hombre cuya mano derecha estaba seca.7Los escribas y fariseos velaban de cerca para ver si Él sanaba alguien en el sábado, para que así ellos pudieran encontrar una razón para acusarlo.8Pero Él sabía lo que ellos estaban pensando y le dijo al hombre cuya mano estaba seca: "Levántate, y párate aquí en medio de todos." Así el hombre se levantó y estuvo allí de pie.
9Jesús les dijo a ellos: "Yo les pregunto, ¿es lícito en el sábado hacer bien o hacer daño, para salvar una vida o para destruirla?"10Luego, miró alrededor a todos ellos y le dijo al hombre: "Extiende tu mano." Él lo hizo, y su mano fue restaurada.11Pero ellos estaban llenos de ira, y hablaban entre ellos sobre qué podrían hacerle a Jesús.
12Pasó en esos días que Él salió al monte para orar. Él continuó orando a Dios toda la noche.13Cuando se hizo de día, Él llamó a sus discípulos y seleccionó doce de ellos, a quienes Él también llamó apóstoles.
14Los nombres de los apóstoles eran Simón (a quien Él también llamó Pedro) y su hermano, Andrés, Jacobo (Santiago), Juan, Felipe, Bartolomé,15Mateo, Tomás, Jacobo (Santiago) el hijo de Alfeo, Simón, quién era llamado el Zelote,16Judas, el hijo de Jacobo (Santiago) y Judas Iscariote, quien se convirtió en un traidor.
17Luego Jesús bajó del monte con ellos y se paró en un lugar llano, con una gran multitud de Sus discípulos y un gran número de gente de Judea, Jerusalén y de la costa del mar de Tiro y Sidón.18Ellos habían venido a escucharlo y ser sanados de sus enfermedades. Gente que estaba perturbada con espíritus impuros también fue sanada.19Todos en la multitud siguieron intentando tocarlo porque poder para sanar salía de Él y los sanaba a todos ellos.
20Entonces Él miró a Sus discípulos, y dijo: "Bienaventurados son ustedes que son pobres, pues de ustedes es el reino de Dios.21Bienaventurados los que tienen hambre ahora, pues ustedes serán saciados. Bienaventurados son ustedes que ahora lloran, pues ustedes reirán.
22Bienaventurados son ustedes cuando la gente los odie y cuando ellos los excluyan y los insulten, a causa del Hijo del Hombre.23Regocíjense en ese día y salten de gozo, porque ustedes seguramente tendrán una gran recompensa en el cielo, pues sus antepasados trataron los profetas en la misma manera.
24Pero ¡ay de ustedes quienes son ricos!, pues ya han tenido su consuelo.25¡Ay de ustedes quienes ahora están llenos!, pues tendrán hambre luego. ¡Ay de ustedes quienes ríen ahora!, pues se lamentarán y llorarán luego.
26¡Ay de ustedes!, cuando todos los hombres hablen bien de ustedes, pues así trataron sus antepasados a los falsos profetas.
27Pero yo les digo a ustedes quienes están escuchando, amen a sus enemigos y hagan bien a quienes los odian.28Bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los maltratan.
29Al que les golpee en una mejilla, ofrézcanle también la otra. Si alguien les quita su capa, no le retengas tampoco tu túnica.30Denle a todos los que le pidan. Si alguien les quita algo que es de ustedes, no le pidas que te lo devuelva.
31Como ustedes quieren que la gente les hagan a ustedes, háganle igual a ellos.32Si ustedes solo aman a la gente que los aman, ¿qué mérito tiene esto para ustedes? Pues aún los pecadores aman a quienes los aman.33Si ustedes solamente hacen bien a las personas que les hacen bien, ¿qué mérito tiene esto para ustedes? Pues aún los pecadores hacen lo mismo.34Si ustedes solamente le prestan cosas a gente que ustedes esperan que se las devuelvan, ¿qué mérito tiene esto para ustedes? Aún los pecadores prestan a pecadores y esperan que le devuelvan la misma cantidad.
35Pero amen a sus enemigos y háganles bien. Presten, no esperando nada devuelto y su recompensa será grande, y ustedes serán hijos del Altísimo, pues Él mismo es amable con los ingratos y la gente malvada.36Sean misericordiosos, tal como su Padre es misericordioso.
37No juzguen y ustedes no serán juzgados. No condenen y no serán condenados. Perdonen a otros y serán perdonados.
38Den, y se les dará a ustedes. Una cantidad generosa, compactada, remecida y derramada, será vertida en su regazo. Pues con la medida que ustedes midan, serán medidos ustedes."
39Entonces Él también les dijo una parábola. "¿Puede un ciego guiar a otro ciego? Si lo hiciera, ambos caerían a un hoyo, ¿no es así?40Un discípulo no es mayor que su maestro, pero todos, cuando son completamente instruidos, serán como su maestro.
41¿Y por qué ustedes miran la paja que está en el ojo de tu hermano, pero no notan el tronco que está en sus propios ojos?42¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, ¿déjame sacar la paja que está en tu ojo,” cuando tú mismo no ves el tronco que está en tu propio ojo? ¡Ustedes hipócritas! Primero saquen el tronco de sus propios ojos, y luego ustedes verán claramente para sacar la paja, que está en el ojo de su hermano.
43Pues, no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni tampoco hay un árbol malo que produzca buen fruto.44Pues, cada árbol es conocido por el tipo de fruto que produce. Pues, la gente no recoge higos de un espino, ni recoge uvas de una zarza.
45El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón produce lo que es bueno, y el hombre malo, del tesoro malo de su corazón produce lo que es malo. Pues, de la abundancia de su corazón habla su boca.
46¿Por qué ustedes me llaman, "Señor, Señor”, y, sin embargo, ¿no obedecen las cosas que yo les digo?47Toda persona que viene a mí y escucha mis palabras y las obedece, yo les diré como es.48Él es como un hombre que construye una casa, que cavó profundo en la tierra y construyó el fundamento de la casa sobre roca sólida. Cuando vino una inundación, la corriente de las aguas fluyó contra esa casa, pero no pudo sacudirla, porque había sido bien construida.
49Pero la persona que oye mis palabras y no las obedece, es como un hombre que construyó una casa sobre la tierra sin un fundamento. Cuando el torrente de agua dió contra esa casa, ésta inmediatamente colapsó, y la ruina de esa casa fue completa."

7

1Después que Jesús terminó todo lo que estaba diciéndole a la gente, entró a Capernaúm.

2Ahora un centurión tenía un siervo, que era altamente preciado para él, estaba enfermo y a punto de morir.3Cuando el centurión escuchó acerca de Jesús, envió ancianos de los judíos, pidiéndole que viniera y sanara a su siervo.4Cuando ellos vinieron a Jesús, le pidieron encarecidamente, diciendo: "Él es digno de que hagas esto por él,5porque él ama a nuestra nación y es el que construyó la sinagoga para nosotros."
6Así que Jesús continuó su camino con ellos. Pero cuando Él no estaba lejos de la casa, el centurión envió amistades para decirle: "Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo.7Por esta razón ni siquiera me consideré digno de venir a ti, pero sólo di una palabra y mi siervo será sanado.8Pues yo también soy un hombre que está bajo autoridad, con soldados bajo mi mando. Le digo a éste: "Ve", y él va, y a otro, "Ven", y él viene, y a mi siervo, "Haz esto," y él lo hace."
9Cuando Jesús escuchó esto, estaba asombrado de él y tornándose a la multitud que le seguía dijo: "Les digo, ni siquiera en Israel he hallado tal fe."10Y cuando aquellos que fueron enviados retornaron a la casa, ellos encontraron al siervo sano.
11Algún tiempo después de eso Jesús fue a un pueblo llamado Naín, y sus discípulos y una gran multitud fue con Él.12Según Él se acercaba a puerta del pueblo, he aquí, un hombre que había muerto era cargado, el único hijo de su madre (quien era una viuda), y una gran multitud del pueblo estaba con ella.13Cuando el Señor la vio, fue profundamente movido a compasión por ella y le dijo: "No llores."14Entonces Él se acercó y tocó el marco de madera en el cual cargaban el cuerpo, y aquellos que lo cargaban se detuvieron. Él dijo: "Joven, a ti te digo, levántate."15El hombre muerto se sentó y comenzó a hablar y Jesús lo entregó a su madre.
16Entonces el temor sobrevino a todos, y continuaron alabando a Dios, diciendo: "Un gran profeta se ha levantado entre nosotros", y "Dios ha cuidado a Su gente."17Esta noticia acerca de Jesús se esparció a través de toda Judea y las regiones vecinas.
18Los discípulos de Juan le dijeron sobre todas estas cosas.19Entonces Juan llamó dos de sus discípulos y los envió al Señor para decir: "¿Eres tú el que habrá de venir, o hay algún otro que deberíamos esperar?"20Cuando ellos se acercaron a Jesús, le dijeron: "Juan el Bautista nos ha enviado para preguntarte: "¿Eres tú el que habría de venir o debemos esperar a otro? ´"
21En esa hora Él sanó a mucha gente de enfermedades y aflicciones y de espíritus malignos, y a muchas personas ciegas le dio la vista.22Jesús contestó y les dijo: "Después de haber seguido su camino, informen a Juan lo que han visto y oído. Gente ciega está recibiendo la vista, gente coja está caminando, leprosos están siendo limpiados, gente sorda está escuchando, gente muerta está siendo regresada a la vida, y gente necesitada se les está diciendo las buenas nuevas.23La persona que no deja de creer en mí debido a mis acciones, es bendecida."
24Después que los mensajeros de Juan se habían ido, Jesús comenzó a decir a las multitudes acerca de Juan: "¿Qué ustedes salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?25Pero ¿qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido de vestiduras suaves? Miren, esos que visten con ropas espléndidas y viven en lujos, están en los palacios de reyes.26Pero ¿qué ustedes salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, Yo les digo, y mucho más que un profeta.
27Este es de quien se ha escrito: HE AQUÍ, ESTOY ENVIANDO A MI MENSAJERO DELANTE DE TU FAZ, QUIEN HA DE PREPARAR TU CAMINO DELANTE DE TI.'28Te digo, entre aquellos nacidos de mujer, ninguno es más grande que Juan. Sin embargo, la persona menos importante en el reino de Dios es mayor que él."
29Cuando toda la gente escuchó esto, incluyendo a los recaudadores de impuestos, declararon que Dios es justo, habiendo sido bautizados con el bautismo de Juan.30Pero los fariseos y los expertos en la ley judía rechazaron el propósito de Dios para sí mismos, porque ellos no habían sido bautizados por Juan.
31"¿A qué entonces, puedo yo comparar a la gente de esta generación? ¿Cómo son ellos?32Ellos son como niños jugando en el mercado, que se sientan y se llaman el uno al otro y dicen: "Nosotros tocamos la flauta para ustedes, y ustedes no bailaron. Nosotros cantamos una canción fúnebre, y ustedes no lloraron."
33Pues Juan el Bautista no llegó comiendo pan ni bebiendo vino, y ustedes dicen: "Él tiene un demonio."34Vino El Hijo del Hombre que come y bebe y ustedes dicen: "¡Mira, Él es un hombre glotón y un borracho, un amigo de los recaudadores de impuestos y pecadores!35Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos."
36Ahora, uno de los fariseos invitó a Jesús a comer con él. Así que después que Jesús entró a la casa del fariseo, se reclinó en la mesa a comer.37He aquí, había una mujer de la ciudad que era una pecadora. Cuando ella supo que Él estaba reclinado en la mesa de la casa del fariseo, trajo un jarro de alabastro con aceite perfumado.38Mientras, ella se paró detrás de Él, cerca de sus pies, llorando, comenzó a mojar sus pies con sus lágrimas, y los secó con los cabellos de su cabeza y besó sus pies, y los ungió con aceite perfumado.
39Cuando el fariseo que había invitado a Jesús vio esto, él pensó para sí mismo, diciendo: "Si este hombre fuese un profeta, entonces sabría quién y qué tipo de mujer lo está lo está tocando sabría que ella es una pecadora."40Jesús respondió y le dijo: "Simón, tengo algo que decirte." Él dijo: "¡Dime, Maestro!"
41Jesús dijo: "Cierto prestamista tenía dos deudores. Uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta.42Cuando ellos no pudieron pagarle, él los perdonó a ambos. Así que, ¿cuál de ellos lo amará más?"43Simón le respondió y dijo: "Yo supongo que al que él le perdonó más." Jesús dijo: "Tú has juzgado correctamente."
44Jesús se volvió a la mujer y le dijo a Simón: "Ves a esta mujer. Yo he entrado a tu casa. Tú no me distes agua para mis pies, pero ella con sus lágrimas ha mojado mis pies y los secó con sus cabellos.45Tú no me diste un beso, pero desde que llegué, ella no ha cesado de besar mis pies."
46"Tú no ungiste mi cabeza con aceite, pero ella ha ungido mis pies con aceite perfumado.47Por tanto te digo, sus pecados, que eran muchos, han sido perdonados, pues ella amó mucho. Pero a quien poco se le perdona, ama poco."
48Luego él le dijo a ella: "Tus pecados son perdonados."49Aquellos, reclinándose entre sí comenzaron a decirse: "¿Quién es Este que aun perdona pecados?"50Entonces Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado. Ve en paz."

8

1Sucedió poco después que Jesús comenzó a viajar alrededor de diferentes ciudades y aldeas, predicando y proclamando las buenas nuevas del reino de Dios. Los doce fueron con Él,2como también ciertas mujeres que habían sido sanadas de malos espíritus y enfermedades: María que era llamada Magdalena, de la cual siete demonios habían sido expulsados,3Juana, esposa de Chuza, administrador de Herodes, Susana y muchas otras mujeres, quienes de sus posesiones proveían para sus necesidades.

4Mientras una gran multitud se reunía, y la gente venían, a Él de pueblo en pueblo, Él contó una parábola:5"Un sembrador salió a sembrar su semillas. Mientras sembraba, algunas cayeron al lado del camino y fueron pisoteadas y las aves del cielo las devoraron.6Algunas cayeron sobre piedra y tan pronto crecieron se marchitaron, porque no tenían humedad.
7Y algunas cayeron entre espinos, y los espinos crecieron juntos con las semillas y las ahogaron.8Pero algunas cayeron en buena tierra y produjo una cosecha que fue cien veces mayor." Después que Jesús había dicho estas cosas, Él exclamó: "El que tenga oídos para oír, que oiga."
9Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola.10Él dijo: "El conocimiento de los secretos del reino de Dios les ha sido dado a ustedes, pero a otros yo les hablo en parábolas, para que 'VIENDO, NO VEAN, Y OYENDO, NO ENTIENDAN.'
11Ahora esto es lo que la parábola significa: la semilla es la palabra de Dios.12Las que cayeron por el camino, son aquellos que han escuchado, pero entonces el diablo viene y les quita la palabra de su corazón, para que ellos no crean y sean salvos.13Las que están sobre la piedra, cuando escuchan la palabra, la reciben con gozo, pero ellos no tienen raíces; ellos creen por un momento y en el tiempo de la prueba se apartan.
14Las semillas que cayeron entre los espinos, es gente que escuchan la palabra, pero según ellos siguen su camino, se ahogan con las preocupaciones, riquezas y placeres de esta vida, y su fruto no madura.15Pero las semillas que cayeron en terreno bueno, estas son aquellas que, escuchando con un corazón honesto y bueno, se agarran a ella con seguridad y producen fruto con su perseverancia.
16Ahora, nadie cuando ha encendido una lámpara, la cubre con una vasija o la coloca debajo de una cama. Más bien, la coloca sobre un candelero, para que todo el que entre pueda ver la luz.17Pues nada está oculto, que no será dado a conocer, ni hay nada secreto, que no sea revelado y salga a la luz.18Así que escuchen atentamente, porque al que tiene, se le dará más, y al que no tenga, incluso lo que él piensa que tiene, le será quitado."
19Entonces su madre y sus hermanos vinieron a Él, pero no pudieron acercarse a Él debido a la multitud.20Y le dijeron: "Tu madre y tus hermanos están parados afuera deseando verte."21Pero Jesús respondió y les dijo: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios, y la cumplen."
22Ahora, un día Él entró a una barca con sus discípulos y les dijo: "Vayamos al otro lado del lago." Entonces ellos zarparon.23Pero mientras navegaban, Él se durmió. Una terrible tormenta de viento vino sobre el lago, y su barco se estaba llenando de agua, y ellos estaban en peligro.
24Entonces los discípulos de Jesús vinieron a Él y lo despertaron, diciendo: "¡Maestro, Maestro! ¡Estamos a punto de morir!" Él despertó y reprendió los vientos y las aguas embravecidas y ellas cesaron, y hubo una calma.25Entonces Él les dijo: "¿Dónde está su fe?" Y ellos tuvieron miedo y mientras estaban también asombrados, y se preguntaron unos a otros: "¿Quién es Éste, que manda aun a los vientos y las aguas, y ellos le obedecen?"
26Ellos navegaron a la región de los Gadarenos, que está al cruzar el lago de Galilea.27Cuando Jesús desembarcó en tierra, él se encontró con cierto hombre de la ciudad que tenía demonios. Por un largo tiempo él no había vestido ropa, ni vivía en una casa, sino en las tumbas.
28Cuando vio a Jesús, clamó y cayó delante de Él y dijo con una voz potente: "¿Qué tienes Tú conmigo Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Yo te ruego, no me atormentes."29Pues Jesús había ordenado al espíritu impuro que saliera fuera del hombre. Pues muchas veces lo había poseído y aunque estaba atado con cadenas y grillos y mantenido en vigilancia, él rompía las cadenas y era dirigido por el demonio al desierto.
30Entonces Jesús le preguntó: "¿Cuál es tu nombre?" Y él dijo: "Legión," porque muchos demonios habían entrado en él.31Ellos le seguían implorando que no los mandara al abismo.
32Entonces, un hato de muchos cerdos estaba allí comiendo en la colina. Los demonios le imploraron que les permitiera entrar en ellos, y Él les dio permiso.33Así que los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y el hato avanzó bajando la colina empinada hacia el lago y se ahogaron.
34Cuando los que estaban atendiendo los cerdos vieron lo que había pasado, huyeron y lo contaron en la ciudad y en los campos.35Entonces la gente salió a ver lo que había sucedido. Y cuando vinieron a Jesús y encontraron al hombre de quien los demonios habían salido, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su sano juicio, ellos tuvieron miedo.
36Entonces aquellos que lo habían visto, les dijeron como el hombre que había sido controlado por demonios había sido sanado.37Entonces toda la gente de la región de los Gadarenos le pidieron a Jesús que se fuera de entre ellos, pues a ellos les sobrecogió gran temor. Así que Él entró en la barca para poder regresar.
38El hombre de quien los demonios habían salido le rogó a Jesús que le permitiera ir con Él, pero Jesús lo despidió, diciendo:39"Regresa a tu casa y cuenta todas las cosas que Dios ha hecho contigo." El hombre siguió su camino, proclamando por toda la ciudad lo que Jesús había hecho por él.
40Ahora, cuando Jesús regresó, la multitud le dio la bienvenida, porque todos lo estaban esperando.41He aquí, un hombre llamado Jairo, que era uno de los líderes de la sinagoga, vino y se arrodilló a los pies de Jesús y le imploró que fuera a su casa,42porque su única hija, una niña como de doce años de edad, se estaba muriendo. Mientras Jesús iba de camino las multitudes lo oprimían.
43Entonces, allí se encontraba una mujer que había estado sangrando por doce años y había gastado todo su dinero en médicos, pero que no pudo ser sanada por ninguno de ellos.44Ella vino por detrás de Jesús y tocó el borde de su vestido, e inmediatamente su sangrado paró.
45Jesús dijo: "¿Quién fue quien me tocó?" Cuando todos lo negaron, Pedro dijo: "Maestro, las multitudes te rodean y te oprimen."46Pero Jesús dijo: "Alguien sí me tocó, pues sé qué poder ha salido de mí."
47Cuando la mujer vio que no podía escapar sin ser notada, vino temblando y cayó delante de Él. Ella declaró, en la presencia de toda la gente, porqué lo había tocado y cómo fue sanada inmediatamente.48Entonces Él le dijo: "Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz."
49Mientras Él aún estaba hablando, alguien vino de la casa del líder de la sinagoga, diciendo: "Tu hija está muerta. No molestes más al Maestro."50Pero cuando Jesús escuchó esto, le dijo a Jairo: "No tengas miedo; sólo cree, y ella será sanada."
51Cuando Él llegó sino a la casa, no permitió que nadie entrará, excepto Pedro, Juan y Jacobo (Santiago), y el padre de la niña y su madre.52Ahora, todos estaban lamentándose y gimiendo por ella, pero Él dijo: "No giman. Ella no está muerta, sino dormida."53Pero ellos se rieron de Él, sabiendo que ella estaba muerta.
54Pero Él, tomando la niña de la mano, dio voces, diciendo: "Niña, levántate."55El espíritu de ella regresó, y ella se levantó inmediatamente. Él mandó que le dieran algo de comer.56Sus padres estaban asombrados, pero Él les mandó que no le dijeran a nadie lo que había sucedido.

9

1Él llamó a los doce, y les dio poder y autoridad sobre los demonios y para curar enfermedades.2Él los envió a predicar el reino de Dios y curar a los enfermos.

3Él les dijo: " No tomen nada para el viaje, ni bastón, ni bolso, ni pan, ni dinero, ni túnica extra.4En cualquier casa que entren, permanezcan allí hasta que salgan.
5Dondequiera que no los reciban, cuando ustedes salgan de ese pueblo, sacudan el polvo de sus pies como testimonio contra ellos."6Entonces ellos salían e iban por las aldeas, proclamando la buena noticia y sanando por todas partes.
7Ahora Herodes, el tetrarca, escuchó todo lo que estaba pasando y estaba perplejo, porque algunos decían que Juan el Bautista había resucitado de los muertos,8y era dicho que Elías había aparecido, y aún otros que un profeta de los antiguos había resucitado.9Herodes dijo: "Yo decapité a Juan, pero ¿quién es éste de quien oigo tales cosas?" Y él trató de verlo.
10Cuando los apóstoles regresaron, ellos le dijeron a Jesús todo lo que habían hecho. Entonces Él los tomó aparte, y se fueron, a un pueblo llamado Betsaida.11Pero cuando la multitud escuchó sobre esto, lo siguieron. Él los recibió, y les habló sobre el reino de Dios, y Él sanó a aquellos que necesitaban sanidad.
12Ahora, el día estaba por llegar a su fin, y los doce vinieron Él y dijeron: "Despide a la multitud para que ellos vayan a las aldeas y campos cercanos para que encuentren alojamiento y comida, porque estamos en un lugar aislado".13Pero Él les dijo: "Ustedes denles algo para comer." Ellos dijeron: "Nosotros no tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos y compremos comida para todas estas personas".14(Había alrededor de cinco mil hombres.) Él les dijo a sus discípulos: "Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno."
15Así que lo hicieron, e hicieron a la gente sentarse.16Él tomando los cinco panes y los dos pescados; Él miró al cielo, los bendijo y los partió en pedazos, los dio a los discípulos para ponerlos frente a la multitud.17Todos ellos comieron y fueron satisfechos, y lo que sobró fue recogido, doce canastas.
18Surgió, que mientras Jesús estaba orando a solas, los discípulos estaban con Él. Él les cuestionó, diciendo: "¿Quién dice las multitudes que soy Yo?"19Ellos contestaron: "Juan el Bautista. Pero otros dicen Elías, y otros dicen que eres uno de los profetas de los tiempos antiguos que ha resucitado."
20Entonces Él les dijo: "Pero ¿quién dicen ustedes que soy Yo?" Pedro contestó: "El Cristo de Dios."21Pero Él les advirtió fuertemente, que no dijeran esto a nadie,22diciendo: "El Hijo del Hombre debe padecer muchas cosas y ser rechazado por los ancianos y principales sacerdotes y escribas, y será muerto y al tercer día resucitará".
23Él les dijo a todos ellos: "Si alguno quiere seguirme, debe negarse a sí mismo, tomar su cruz cada día y seguirme.24Aquel que quiera salvar su vida la perderá, pero el que quiera perderla por Mi causa la salvará.25¿De qué le sirve al hombre si gana todo el mundo, si se pierde o se destruye a sí mismo?
26Aquel que quiera que se avergüence de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en su propia gloria, y la gloria del Padre y la de los santos ángeles.27Pero en verdad les digo, que hay algunos de ustedes de los que están aquí, que no probarán la muerte sin que vean el reino de Dios."
28Ahora, cerca de ocho días después, Jesús habló estas palabras, tomó con Él a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña a orar.29Mientras Él oraba, la apariencia de su rostro cambió, y sus ropas se volvieron blancas resplandecientes.
30He aquí, dos hombres estaban hablando con Él, Moisés y Elías,31quienes aparecieron en esplendor glorioso. Ellos hablaban de su partida, la cual Él estaba próximo a cumplir en Jerusalén.
32Ahora Pedro y aquellos que estaban con Él, tenían mucho sueño pesado, pero cuando ellos estuvieron completamente despiertos, vieron Su gloria y a los dos hombres que estaban con Él.33Mientras ellos se alejaban de Jesús, Pedro le dijo: "Maestro, es bueno para nosotros estar aquí. Vamos a construir tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y otra para Elías" (él no sabía lo que estaba diciendo.)
34Mientras Él decía esto, una nube vino y los cubrió, y ellos se asustaron mientras entraron en la nube.35Una voz salió de la nube, diciendo: "Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo."36Cuando la voz hubo hablado, Jesús se encontró solo. Ellos guardaron silencio, y no dijeron a nadie en esos días nada de lo que ellos habían visto.
37Ahora en el siguiente día, cuando ellos bajaron de la montaña, una gran multitud se reunió con Él.38He aquí, un hombre de la multitud gritó diciendo: "Maestro, te suplico que mires a mi hijo, porque es el único que tengo.39Mira, un espíritu toma control sobre él y de repente grita; le causa convulsiones y le sale espuma de su boca. A duras penas lo deja y lo maltrata gravemente.40Yo le supliqué a tus discípulos que se lo sacaran, pero ellos no pudieron."
41Jesús contestó y dijo: "Ustedes generación incrédula y depravada, ¿por cuánto tiempo voy a tener que estar con ustedes y soportarlos? Trae a tu hijo aquí".42Mientras el muchacho se acercaba, el demonio lo tiró al piso y lo sacudió con convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre.
43Entonces ellos estaban todos asombrados por la grandeza de Dios. Mientras todos estaban todavía maravillándose de todo lo que Él estaba haciendo, dijo a sus discípulos:44"Permitan que estas palabras penetren profundamente en sus oídos: el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres."45Pero ellos no entendieron esta declaración. Estaba oculta a ellos, para que ellos no conocieran su significado. Todavía ellos tenían miedo de preguntar sobre esta declaración.
46Entonces empezó una disputa entre ellos sobre cuál de ellos sería el más grande.47Pero Jesús, conociendo el razonamiento en sus corazones, tomó a un niño pequeño y lo puso a su lado,48y les dijo: "Quienquiera que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a Mí; y quienquiera que me recibe a Mí, recibe a Quien me envió. Pues quien sea el más pequeño entre todos ustedes, es quien es el grande".
49Juan contestó: "Maestro, vimos a uno sacando demonios en Tu nombre y se lo impedimos, porque él no nos sigue."50"No lo detengan" dijo Jesús: "porque aquel que quiera que no está contra ustedes, está por ustedes."
51Cuando se acercaron los días en que Él había de subir al cielo, Él decidió firmemente ir a Jerusalén.52Él envió mensajeros delante de Él, y fueron y entraron a una aldea en Samaria para preparar todo para Él.53Pero la gente de allí, no le recibió porque Él iba a Jerusalén.
54Cuando los discípulos Santiago y Juan vieron esto, ellos dijeron: "Señor, ¿quieres que ordenemos que baje fuego del cielo y los destruya?"55Pero Él se volvió y los reprendió, y56ellos siguieron a otra aldea.
57Mientras ellos se dirigían a su destino, alguien le dijo: " Yo te seguiré donde quiera que Tú vayas"58Jesús le dijo: " LAS ZORRAS TIENEN GUARIDAS, Y LOS PÁJAROS DEL CIELO TIENEN SUS NIDOS, PERO EL HIJO DEL HOMBRE NO TIENE LUGAR DONDE DESCANSAR SU CABEZA."
59Entonces Él le dijo a otro: "Sígueme." Pero él dijo: "Señor, permíteme primero ir a enterrar a mi padre."60Pero Él le dijo: "Deja que los muertos entierren a sus muertos. Pero en cuanto a ti, ve y proclama en todas partes el reino de Dios."
61Entonces otra persona también dijo: "Yo te seguiré, Señor, pero primero permíteme decir adiós a aquellos que viven en mi casa."62Jesús le respondió: "Ninguno, que ha puesto su mano en el arado y mira para atrás, es apto para el reino de Dios."

10

1Ahora, después de estas cosas, el Señor señaló a otros setenta, y los envió de dos en dos, delante de Él, en cada pueblo y lugar donde Él mismo tenía destinado a ir.2Él dijo: "La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Por lo tanto, pídanle al Señor de la cosecha que envíe obreros a su cosecha.

3Vayan ustedes. Miren, Yo los envío como ovejas en medio de lobos.4No lleven bolsas de dinero, ni bolsas de viajero, ni sandalias, y no saluden a nadie en el camino.
5En cualquier casa a que ustedes entren, primero digan: '¡Sea la paz en esta casa!'6Si una persona de paz está allí, tu paz reposará sobre él, pero si no, retornará a ustedes.7Manténganse en esa casa, comiendo y bebiendo lo que ellos provean, pues el obrero es digno de su salario. No se muevan de casa en casa.
8En cualquier pueblo que ustedes entren, y ellos les reciban, coman lo que se ponga frente a ustedes,9y sanen a los enfermos que están en allí. Y díganle: "El reino de Dios se ha acercado a ustedes."
10Cuando ustedes entren a un pueblo, y ellos no los reciban, vayan afuera por sus calles y digan:11'¡Hasta el polvo de su pueblo, que se pega a nuestros pies, nosotros nos lo sacudimos frente a ustedes! Pero sepan esto: que el reino de Dios se ha acercado.'12Yo les digo que el día del juicio será más tolerable para Sodoma que para ese pueblo.
13¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si los milagros que fueron hechos en ustedes hubieran sido hechos en Tiro y Sidón, ellas se hubieran arrepentido hace mucho tiempo, sentándose en sacos y cenizas.14Pero será más tolerable para Tiro y Sidón en el juicio que para ustedes.15Y tú, Capernaúm, ¿piensas que serás exaltada hasta el cielo? No, tú descenderás hasta el Hades.
16Aquel que los escuche a ustedes me escucha a Mí, y aquel que los rechace a ustedes me rechaza a mí, y aquel que me rechace a Mí, rechaza a Aquel que me envió."
17Los setenta regresaron con regocijo, diciendo: "Señor, aun los demonios se sometieron a nosotros en Tu nombre."18Jesús les dijo: "Yo veía a Satanás descender del cielo como un relámpago.19Vean, Yo les he dado autoridad para pisar serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada, en ninguna manera les lastimará.20No obstante no se regocijen solo en esto, que los espíritus se someten a ustedes, sino regocíjense aún más, en que sus nombres estén escritos en el cielo."
21Al mismo tiempo Él se regocijó grandemente en el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, oh, Padre, Señor de los cielos y de la tierra, porque Tú ocultaste estas cosas de los sabios y entendidos, y las revelaste a aquellos quienes no saben, como a niños pequeños. Sí, Padre, porque así te a agradó."
22"Todas las cosas han sido confiadas a Mí por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo excepto el Padre, y nadie sabe quién es el Padre excepto el Hijo, y cualquiera a quien el Hijo escoja revelarlo."
23Entonces volviéndose a los discípulos, Él dijo privadamente: "Benditos son aquellos que ven las cosas que ustedes ven.24Yo les digo, muchos profetas y reyes desearon ver las cosas que ustedes ven, y no las vieron, y escuchar las cosas que ustedes escuchan, y ellos no las escucharon."
25He aquí, cierto maestro de la ley judía se levantó para probarlo, diciendo: "Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?"26Jesús le dijo: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?"27Respondiendo él dijo: "Tú debes amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza, y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo."28Jesús le dijo: "Tú has contestado correctamente. Haz esto, y vivirás."
29Pero el maestro, deseando justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?"30Respondiendo Jesús dijo: "Cierto hombre estaba descendiendo desde Jerusalén a Jericó. El cayó entre ladrones, quienes le despojaron de sus pertenencias, y lo golpearon, y lo dejaron medio muerto.
31Por casualidad, cierto sacerdote estaba descendiendo por ese camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado.32Así mismo un levita, cuando él llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado.
33Pero cierto samaritano, mientras viajaba, vino a donde él estaba. Cuando lo vio, fue movido a compasión.34Él se acercó a él y vendó sus heridas, vertiendo aceite y vino sobre ellas. Él lo acomodó en su cabalgadura, y lo llevó a una posada, y cuidó de él.35El siguiente día sacó dos denarios, y se los dio al encargado del hospedaje, y dijo: 'Cuida de él y cualquier cosa extra que tú gastes, cuando yo regrese, te lo pagaré.'
36¿Cuál de estos tres, tú piensas, era un prójimo para el que cayó entre los ladrones?"37El maestro dijo: "Aquel quien mostró misericordia a él." Jesús le dijo: "Ve y haz lo mismo."
38Ahora mientras ellos estaban viajando, Él entró en cierto pueblo, y una cierta mujer llamada Marta le dio la bienvenida en su casa.39Ella tenía una hermana llamada María, quien se sentó a los pies del Señor y escuchó Su palabra.
40Pero Marta estaba demasiado ocupada preparándose para servir una comida. Ella se le acercó a Jesús y dijo: "Señor, ¿no te preocupa que mi hermana me dejó servir sola?41Por tanto, dile a ella que me ayude." Pero el Señor respondió y le dijo a ella: "Marta, Marta, tú estás ansiosa sobre muchas cosas,42pero solo una cosa es necesaria. María ha seleccionado lo que es mejor, la cual no será quitada de ella."

11

1Sucedió que cuando Jesús estaba orando en cierto lugar, uno de sus discípulos dijo: "Señor, enséñanos a orar tal como Juan les enseñó a sus discípulos."

2Jesús les dijo: "Cuando ustedes oren digan: 'Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino.
3Danos cada día nuestro pan.4Perdona nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a quien está en deuda con nosotros. No nos dejes caer en tentación."
5Jesús les dijo: "¿Quién de ustedes tendrá un amigo que va a medianoche, y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes,6ya que un amigo que acaba de llegar del camino, y no tengo nada que ofrecerle’?7Entonces el que está adentro puede que le contesté: 'No me molestes. La puerta ya está cerrada, y mis hijos, junto a mí, están en cama. No estoy disponible para levantarme y darte pan.'8Yo les digo, que aun si él no se levanta y le da pan, porque es su amigo, debido a su persistencia se levantará, y le dará cuántos panes necesites.
9Yo también les digo, pidan, y les será dado; busquen, y encontrarán; toquen, y se les abrirá.10Pues toda persona que pide recibe; y la persona que busca encuentra; y a la persona que toca, se le abre.
11¿Cuál padre entre ustedes, si su hijo le pide un pescado, le dará una serpiente en lugar de pescado?12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?13Por lo tanto, si ustedes quienes son malvados saben cómo darles buenas cosas a sus hijos, cuánto más, su Padre en los cielos, ¿les dará el Espíritu Santo a aquellos quienes se lo pidan?"
14Más tarde, Jesús estaba sacando un demonio, y era mudo. Sucedió que cuando el demonio salió, el hombre mudo habló. ¡Las multitudes estaban asombradas!15Pero algunas de las personas dijeron: "Él echa fuera demonios por Belcebú, el gobernador de los demonios".
16Otros lo probaron y buscaron de Él una señal del cielo.17Pero Jesús conocía sus pensamientos y les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo es desolado, y una casa dividida contra sí misma se cae.
18Si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo su reino permanecerá? Pues ustedes dicen que yo saco demonios por Belcebú.19Si yo echo fuera demonios por Beelzebú, ¿por quién sus seguidores los echan fuera? Por esto, ellos serán sus jueces.20Pero si yo saco demonios por el dedo de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado a ustedes.
21Cuando un hombre fuerte, que está completamente armado vigila su casa, sus bienes están a salvo,22pero cuando un hombre más fuerte derrota, el hombre más fuerte le quita la armadura, y le roba las posesiones.23El que no está conmigo, está en contra de mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.
24Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, éste pasa a través de lugares secos y busca donde descansar. No encontrando ninguno dice:25'Voy a volver a la casa de donde vine.' Habiendo regresado, éste encuentra la casa barrida y puesta en orden.26Entonces va y trae con él siete espíritus más malvados que él mismo y todos ellos van a vivir allí. Luego, la condición final de ese hombre se vuelve peor que la primera."
27Sucedió que, según Él decía estas cosas, cierta mujer alzó su voz por encima de la multitud y le dijo: "Bendito el vientre que te concibió y los pechos que te criaron".28Pero Él dijo: "Más bien, benditos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la guardan".
29Mientras las multitudes reunían aún más personas, Él comenzó a decir: "Esta generación es una generación malvada. Busca una señal, aunque ninguna señal le será dada, excepto la señal de Jonás.30Pues, así como Jonás vino a ser una señal para los ninivitas, así también el Hijo del Hombre será una señal para esta generación.
31La Reina del Sur se levantará en juicio contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y vean, alguien mayor que Salomón está aquí.
32Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y los condenarán, porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás, y miren, Alguien mayor que Jonás está aquí.
33Nadie, luego de encender una lámpara, la coloca en un lugar escondido o debajo de una canasta, sino sobre un candelabro para que todo el que entre pueda tener luz.34Su ojo es la lámpara del cuerpo. Cuando su ojo está bien, todo el cuerpo está lleno de luz. Pero cuando su ojo está mal, todo el cuerpo está lleno de obscuridad.35Por lo tanto, ten cuidado de que la luz que hay en ti, no sea oscuridad.36Si todo tu cuerpo está lleno de luz, sin ninguna parte en oscuridad, entonces estará iluminado como cuando una lámpara alumbra sobre ti".
37Cuando Él terminó de hablar, un fariseo le pidió a Él que comiera en su casa, así que Jesús entró y se reclinó.38Y el fariseo se sorprendió de que Él primero no se lavó sus manos antes de cenar.
39El Señor le dijo: "Ahora bien, ustedes los fariseos, limpian el exterior de los vasos y platos, pero el interior de ustedes está lleno de maldad.40¡Ustedes hombres insensatos! ¿Acaso aquel que hizo el exterior no hizo también el interior?41Den al pobre de lo que está adentro, y luego todas las cosas serán limpias para ustedes.
42Pero ¡ay de ustedes fariseos!, porque diezman la menta y la ruda y cualquier otra hierba de jardín, pero descuidan la justicia y el amor de Dios. Es necesario actuar justamente y amar a Dios, sin dejar de hacer las otras cosas también.
43¡Ay de ustedes fariseos!, porque ustedes aman los asientos principales de las sinagogas y los saludos respetuosos en las plazas.44¡Ay de ustedes!, porque son como sepulcros que no se ven, que las personas caminan sobre ellos sin saberlo."
45Y un cierto maestro de la ley le contestó y dijo: "Maestro, lo que dices también nos insulta."46Jesús dijo: "¡Y ay de ustedes, maestros de la ley! Porque cargan a los hombres con cargas difíciles de llevar, pero ustedes ni siquiera tocan esas cargas con uno de sus propios dedos.
47¡Ay de ustedes!, porque construyen tumbas conmemorando a los profetas, y sin embargo fueron sus antepasados quienes los mataron.48Así que son testigos y consienten las obras de sus antepasados, porque de hecho ellos mataron a los profetas, cuyas tumbas ustedes construyeron para conmemorarlos.
49Por esta razón también, la sabiduría de Dios dijo: 'Les enviaré a ellos profetas y apóstoles, y los perseguirán y matarán algunos de ellos.'50Esta generación, entonces será hecha responsable por toda la sangre derramada por los profetas desde el inicio del mundo;51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, quien fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les digo a ustedes, esta generación será hecha responsable.
52¡Ay de ustedes maestros de la ley!, porque ustedes han quitado la llave del conocimiento; ustedes mismos no entran, y entorpecen a aquellos que están entrando."
53Después que Jesús se fue de ahí, los escribas y los fariseos se le opusieron y le discutían acerca de muchas cosas,54tratando de atraparlo en Sus propias palabras.

12

1Mientras tanto, cuando miles de personas estaban reunidas, tantos que se atropellaban unos a otros, Él empezó a decirles a sus discípulos primero que a todos: "Cuidado con la levadura de los fariseos, la cual es hipocresía.

2Pero no hay nada oculto, que no sea revelado, y nada escondido, que no se sepa.3Así que cualquier cosa dicha en las tinieblas será escuchada en la luz, y lo que has hablado al oído en los cuartos de adentro, será proclamado desde las azoteas.
4Yo les digo a ustedes mis amigos, no tengan miedo de aquellos quienes matan el cuerpo, y después de eso ellos no tienen nada más que hacer.5Pero les advertiré a ustedes acerca de a quién temer. Teman a aquel que, después de matar, tiene autoridad para tirarlos en el infierno. Sí, Yo les digo, témanle.
6¿No son vendidos cinco gorriones por dos pequeñas monedas? Todavía ninguno de ellos es olvidado a la vista de Dios.7Pero aún todos los cabellos de su cabeza son contados. No tengan miedo. Ustedes son más valiosos que muchos gorriones.
8Yo les digo, quien me confiesa delante de los hombres, el Hijo del Hombre también le confesará ante los ángeles de Dios,9pero el que me niegue ante los hombres será negado ante los ángeles de Dios.10Cualquiera que hable una palabra en contra del Hijo del Hombre, le será perdonado, pero para aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, eso no le será perdonado.
11Cuando los lleven ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen acerca de cómo hablar en su defensa, o que dirán,12porque el Espíritu Santo les enseñará en esa hora qué deberán decir."
13Entonces alguien de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que divida su herencia conmigo."14Jesús le dijo: "Hombre, ¿quién me hizo juez o mediador sobre ti?"15Y Él les dijo: "Velen que ustedes se guarden de todo deseo de avaricia, porque la vida de una persona no consiste en la abundancia de sus posesiones."
16Luego Jesús les contó una parábola, diciendo: "La tierra de un hombre rico había producido abundantemente,17y él pensó dentro de sí, diciendo: '¿Qué haré, porque no tengo un lugar para guardar mis cosechas?18Él dijo: 'Esto es lo que haré. Destruiré mis graneros y construiré unos más grandes, y allí guardaré todos mis granos y otros bienes.19Yo le diré a mi alma: "Alma, tienes muchos bienes guardados para muchos años. Descansa tranquila, come, bebe, alégrate."
20Pero Dios le dijo: 'Hombre necio, esta noche pedirán tu alma, y las cosas que has preparado, ¿de quién serán?'21Así es alguien que guarda tesoros para sí mismo y no es rico delante de Dios."
22Jesús les dijo a sus discípulos: "Por tanto les digo a ustedes, no se preocupen por su vida, qué comerán, o acerca de sus cuerpos, qué vestirán.23Porque la vida es más que comida, y el cuerpo es más que la ropa.
24Consideren los cuervos, ellos no siembran ni cosechan. Ellos no tienen cuarto para almacenar o granero, pero Dios los alimenta. ¡Cuánto más valiosos son ustedes que las aves!25¿Y cuáles de ustedes por estar ansiosos pueden añadir una hora a sus años de vida?26Si después ustedes no son capaces de hacer ni las cosas más pequeñas, ¿por qué han de preocuparse por lo demás?
27Consideren los lirios, cómo crecen. Ellos no laboran, ni siquiera hilan. Todavía les digo, que ni Salomón en toda su gloria no se vistió como uno de estos.28Si Dios viste así la hierba de los campos, la cual existe hoy, y mañana es tirada al horno, cuánto más los vestirá a ustedes, ¡oh ustedes hombres de poca fe!
29No se preocupen por lo que han de comer, o lo que han de beber, y no estén ansiosos.30Porque toda la gente del mundo mira estas cosas, y su Padre sabe que ustedes necesitan estas cosas.
31Pero busquen su reino, y todas estas cosas serán añadidas.32No tengan miedo, manada pequeña, porque a su Padre le ha complacido en darles el reino.
33Vendan sus posesiones y repartan a los pobres. Háganse carteras las cuales no se gasten, tesoros en los cielos que no se agotan, donde ningún ladrón se acerque, y ninguna polilla destruye.34Porque donde sus tesoros estén, allí estarán también sus corazones.
35Estén siempre preparados, y dejen que sus lámparas se mantengan encendidas,36y sean como las personas que están esperando que su maestro regrese de la boda, para que cuando él venga y toque, ellos inmediatamente abran la puerta para él.
37Benditos son esos siervos, a quienes el señor les encontrará vigilando cuando él venga. Verdaderamente les digo que ceñirá su túnica en su correa, les hará sentar a la mesa, y vendrá y les servirá.38Si el señor viene en la segunda vigilia de la noche, o si aún en la tercera vigilia, y los encuentra listos, benditos serán esos siervos.
39Más aún sepan esto, que si el señor de la casa supiera la hora en que el ladrón vendría, él no hubiera permitido que la casa fuera robada.40Estén preparados también, porque ustedes no saben la hora cuando el Hijo del Hombre venga."
41Pedro dijo: "Señor, ¿estás diciendo esta parábola sólo a nosotros, o también a todos?"42El Señor dijo: "Pues, ¿quién es el fiel y sabio mayordomo a quien su señor pondrá por encima de sus otros siervos para darle su porción de comida en el tiempo correcto?43Bendito es ese siervo, a quien su señor encuentre haciendo eso cuando él venga.44Verdaderamente les digo que él lo pondrá a cargo de toda su propiedad.
45Pero si ese siervo dice en su corazón: 'Mi señor retrasa su regreso,' y comienza a golpear a los siervos y siervas, y a comer y a beber, y a emborracharse,46el señor de ese siervo vendrá en un día cuando él no lo espera, y en una hora que él que no sabe, y lo castigará y señalará para él un lugar con los incrédulos.
47Ese siervo, habiendo conocido la voluntad de su señor, y no habiendo preparado o hecho de acuerdo con su voluntad, será golpeado con muchos azotes.48Pero él que no sabía, e hizo cosas merecedoras de golpes, será golpeado con pocos azotes. Todo aquel a quien se le da mucho, mucho se le requiere, y a quien se le confía mucho, le pedirán aún más de él.
49Yo vine para echar fuego sobre la tierra, y cómo deseo que ya estuviese encendido.50Pero tengo un bautismo para ser bautizado, y ¡como yo estoy afligido hasta que sea completado!
51¿Piensas que yo vine a traer paz a la tierra? No, yo les digo, pero en cambio división.52Pues de ahora en adelante serán cinco en una casa, tres personas contra dos, y dos personas contra tres.53Ellos estarán divididos: padre contra hijo, hijo contra padre, madre contra hija e hija contra madre; suegra contra nuera y nuera contra suegra."
54Jesús también les decía a las multitudes: "Cuando ustedes ven una nube levantándose en el oeste, ustedes dicen inmediatamente: 'Viene lluvia' y así sucede.55Y cuando el viento del sur está soplando, ustedes dicen: 'Hará un calor abrasador' y así sucede.56Hipócritas, sí ustedes saben cómo interpretar las apariencias de la tierra y de los cielos, ¿cómo es que ustedes no saben cómo interpretar el tiempo presente?
57¿Por qué no juzgan lo que es correcto para ustedes mismos?58Porque cuando ustedes van con su adversario ante el magistrado, en el camino hacen un esfuerzo por resolver el asunto con él, para que él no los arrastre hasta el juez, y para que así el juez no les entregue al oficial, y el oficial no los tire en la cárcel.59Yo les digo, ustedes nunca saldrán de ahí hasta que hayan pagado lo más mínimo del dinero."

13

1En ese tiempo, algunas personas allí le hablaron acerca de los galileos cuya sangre Pilato mezcló con sus propios sacrificios.2Jesús respondió y le dijo: "¿Ustedes piensan que estos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos porque sufrieron de esta manera?3Yo les digo, que no. Pero si ustedes no se arrepienten, todos ustedes van a perecer de la misma manera.

4O aquellas dieciocho personas en Siloé sobre las cuales cayó una torre y los mató, ¿ustedes piensan que ellos eran más pecadores que los otros hombres en Jerusalén?5No. Pero si ustedes no se arrepienten, todos ustedes también perecerán".
6Jesús contó esta parábola: "Alguien tenía un árbol de higos plantado en su viñedo y vino y buscó frutos en él, pero no encontró ninguno.7El hombre le dijo al jardinero: 'Mira, por estos tres años yo he venido y he tratado de encontrar frutos en este árbol de higuera y no he encontrado ninguno. Córtalo. ¿Por qué dejarlo malgastar la tierra?'
8El jardinero contestó y dijo: 'Déjalo solo por este año mientras yo cave alrededor de él y le pongo estiércol.9Y si produce fruto el próximo año, bien; pero si no, ¡córtalo!”
10Ahora, Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas durante el sábado.11He aquí, una mujer que por dieciocho años había tenido un espíritu maligno de debilidad, y estaba jorobada y no era capaz de enderezarse.
12Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: "Mujer, eres libre de tu debilidad".13Él puso sus manos sobre ella, e inmediatamente se enderezó y glorificó a Dios.14Pero el jefe de la sinagoga estaba indignado porque Jesús había sanado en sábado. Así que él dijo a la multitud: "Hay seis días en que es necesario trabajar. Vengan y sean sanados entonces, no en el sábado."
15El Señor le respondió y dijo: "¡Hipócritas! ¿Acaso alguno de ustedes no desata su burro o vaca del establo y lo lleva a beber en el sábado?16¿Pues también esta hija de Abraham, a quien Satanás amarró por dieciocho largos años, no deberían sus ligaduras ser sueltas en sábado?"
17Y mientras decía estas cosas, todos esos que se oponían a Él estaban avergonzados, pero la muchedumbre entera estaba regocijándose por las cosas gloriosas que Él hacía.
18Entonces Jesús dijo: "¿Cómo es el reino de Dios, y a que se le puede comparar?19Es como un grano de mostaza que un hombre tomó y arrojó en su jardín, y creció en un gran árbol, y las aves del cielo construyeron en él sus nidos".
20Otra vez les dijo: "¿A qué puedo Yo comparar el reino de Dios?21Es como levadura que una mujer tomó y mezcló con tres medidas de harina hasta que creció."
22Jesús visitó cada pueblo y villa de camino a Jerusalén y les enseñaba.23Alguien le dijo: "Señor, ¿son pocas las personas que serán salvadas?" Entonces Él les dijo:24"Luchen por entrar por la puerta estrecha, porque muchos van a tratar, y no lograrán entrar".
25Una vez que el dueño de la casa se levanta y cierra la puerta, ustedes se pararán afuera y golpearán la puerta y dirán: 'Señor, Señor, déjanos entrar'. Y Él les responderá y les dirá: 'Yo no sé quiénes son ni de dónde vienen'.26Entonces ustedes dirán: 'Nosotros comimos y bebimos contigo y Tú enseñaste en nuestras calles.'27Pero Él les responderá: 'Yo les digo, yo no sé de dónde son. ¡Aléjense de Mí, malhechores!'
28Habrá llanto y crujir de dientes cuando vean a Abraham, Isaac, Jacob y a todos los profetas del reino de Dios, pero ustedes, serán arrojados afuera.29Vendrán del este, oeste, norte y sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.30Y sepan esto, los últimos son los primeros y los primeros serán los últimos".
31Poco después, algunos fariseos vinieron y le dijeron a Él: "Vete de aquí porque Herodes quiere matarte".32Jesús dijo: "Vayan y díganle a ese zorro: 'Miren, yo echo fuera demonios y haré sanidades hoy y mañana, y en el tercer día voy a alcanzar mi meta'.33Sin embargo, es necesario para Mí que continúe hoy, mañana y en el día siguiente, porque no es aceptable que maten a un profeta lejos de Jerusalén.
34Jerusalén, Jerusalén, quien mata a los profetas y apedreas a los enviados a ti. Cuán a menudo he deseado reunir tus hijos, en la manera que una gallina reúne sus polluelos bajo sus alas, pero ustedes no desearon esto.35Miren, su casa está abandonada. Yo les digo, ustedes no me verán hasta que digan: 'Bendecido es Él que viene en el nombre del Señor'".

14

1Ocurrió un sábado, cuando Él fue a la casa de uno de los líderes de los fariseos para comer pan, que ellos le miraban de cerca.2He aquí, frente a Él había un hombre que estaba sufriendo de hidropesía.3Jesús les preguntó a los expertos en la ley judía y a los fariseos: "¿Es legal sanar en el sábado, o no?"

4Pero se mantuvieron en silencio. Así que Jesús lo sostuvo, lo sanó y lo despachó.5Él les dijo a ellos: "¿Quién de ustedes tiene un hijo o un buey que cae en un pozo en el día del reposo, e inmediatamente no lo sacan?"6Ellos no fueron capaces de dar una respuesta a estas cosas.
7Cuando Jesús notó cómo aquellos que fueron invitados escogieron los asientos de honor, Él conto una parábola, diciéndoles:8"Cuando ustedes estén invitados por alguien a un banquete de bodas, no se sienten en el lugar de honor, porque alguien que es más honorable que ustedes, pudo haber sido invitado.9Cuando la persona que los invitó a ambos llega, él les dirá a ustedes: 'Dale a esta otra persona tu lugar,' y entonces en vergüenza, ustedes procederán a tomar el lugar más bajo.
10Pero cuando ustedes estén invitados, vayan y siéntense en el lugar más bajo, para que así cuando el que los invitó a ustedes venga, él les pueda decir: 'Amigo, vaya más arriba.' Entonces ustedes serán honrados en la presencia de todos los que se sentaron en la mesa con ustedes.11Porque todo aquel que se exalte a sí mismo será humillado, y el que se humilla a sí mismo será exaltado."
12Jesús también le dijo al hombre que lo invitó: "Cuando tú des una comida o una cena, no invites a tus amigos o a tus hermanos o a tus parientes o a tus vecinos ricos, porque ellos pueden devolverte la invitación, y tú recibirás el pago de vuelta.
13Pero cuando tú des un banquete, invita a los pobres, los cojos, los lisiados, y los ciegos,14y tú serás bendecido, porque ellos no pueden pagarte de vuelta. Pero tú serás recompensado en la resurrección de los justos."
15Cuando uno de los que se sentó a la mesa con Jesús escuchó estas cosas, le dijo: "¡Bendito sea aquel quien coma pan en el reino de Dios!"16Pero Jesús le dijo: "Cierto hombre preparó una gran cena e invitó a muchos.17Cuando la cena fue preparada, Él envió a su sirviente a decir a aquellos quienes estaban invitados, 'Vengan, porque todo está listo ahora.'
18Todos ellos a la vez comenzaron a dar excusas. El primero le dijo a él: 'He comprado un campo, voy afuera a verlo. Por favor excúseme.'19Y otro dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos. Por favor excúseme.'20Y otro hombre dijo: 'Me he casado, y por lo tanto no puedo ir.'
21El sirviente vino y le dijo a su amo estas cosas. Entonces el amo de la casa se puso furioso y le dijo a su sirviente: 'Ve rápidamente por las calles y caminos del pueblo y trae aquí a los pobres, los lisiados, los ciegos y los cojos.'22El sirviente dijo: 'Amo, lo que tú ordenaste ha sido hecho, y aun así queda espacio.'
23El amo dijo al sirviente: 'Ve a las carreteras y cercados y oblígalos a venir, que se llene mi casa.24Pues yo te digo, ninguno de aquellos hombres quienes fueron invitados probará mi cena.'"
25Ahora grandes multitudes iban con Él, y Él se volvió y les dijo:26"Cualquiera que viene a Mí y no aborrece a su propio padre, madre, esposa, hijos, hermanos y hermanas, y hasta su propia vida, él no puede ser Mi discípulo.27Quien no cargue su propia cruz y me siga, no puede ser Mi discípulo.
28Pues, ¿quién de ustedes, que desea construir una torre, no se sienta primero y cuenta el costo y calcula lo que tiene y necesita para completarlo?29De otra manera, cuando él haya puesto un fundamento y no sea capaz de terminar, todos quienes lo vean empezarán a burlarse de él,30diciendo: 'Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de terminar.'
31O, ¿qué rey mientras va a encontrarse con otro rey en la guerra, no se sentará primero y tomará consejo para saber si es capaz de pelear con diez mil hombres con el otro rey que viene contra él con veinte mil hombres?32Y sino, mientras el otro ejército está aún lejos, envía a un embajador y pregunta por condiciones de paz.33Así entonces, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tenga no puede ser Mi discípulo.
34La sal es buena, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo puede ser salada otra vez?35No sirve ni para el terreno o siquiera para la pila de estiércol. Se desecha. El que tenga oídos para oír, que escuche."

15

1Entonces todos los recaudadores de impuestos y otros pecadores estaban viniendo a Jesús para escucharlo a Él.2Ambos, los fariseos y los escribas murmuraban uno al otro, diciendo: "Este hombre les da la bienvenida a pecadores, y hasta come con ellos".

3Jesús les habló esta parábola a ellos, diciendo:4"¿Cuál de ustedes, si tiene cien ovejas y entonces pierde una de ellas, no dejará las noventa y nueve en el desierto, y va detrás de la pérdida hasta que la encuentra?5Luego, cuando la encuentra, él la coloca entre sus hombros y se regocija.
6Cuando va a su casa, junta a sus amigos y vecinos, diciéndoles: 'Regocíjense conmigo, pues he encontrado mi oveja perdida.'7Yo les digo aún más, habrá más alegría en el cielo cuando un pecador se arrepiente, que por noventa y nueve personas justas que no necesitan arrepentirse.
8O, ¿qué mujer que tiene diez monedas de plata, si perdiera una moneda, no prendería una lámpara, barrería la casa, y buscaría diligentemente hasta que la encuentre?9Y cuando la encuentra, ella llama a todos sus amigos y vecinos, diciéndoles: 'Regocíjense conmigo, pues he encontrado la moneda que yo había perdido'.10Así les, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente".
11Luego Jesús dijo: "Cierto hombre tenía dos hijos,12y el más joven le dijo a su padre: 'Padre, dame ahora toda la porción de bienes que me toca.' Así que él dividió sus propiedades entre ellos.
13No muchos días más tarde, el más joven empacó todo lo que poseía y se fue para un país lejano, y él malgastó su dinero, comprando cosas que no necesitaba, y malgastando su dinero en una vida desenfrenada.14Entonces cuando hubo gastado todo, una gran hambruna ocurrió en ese país, y él empezó a pasar necesidad.
15Él fue y solicitó trabajo a uno de los ciudadanos de ese país, quien lo envió a sus campos para cuidar cerdos.16Y él con gusto se hubiera comido las semillas de las algarrobas que los cerdos comían, pero nadie le daba nada de comer.
17Pero cuando el joven volvió en sí, se dijo: '¡Cuántos sirvientes que mi padre contrata tienen suficiente comida, y yo estoy aquí, muriendo de hambre!18Me voy de aquí e iré a mi padre, y le diré a él: "Padre, he pecado contra el cielo, y contra ti.19Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como uno de tus jornaleros".
20Así que el hijo joven se marchó y vino hacia su padre. Mientras aún él estaba lejos, su padre lo vio, y sintió compasión, y corrió, y lo abrazó y lo besó.21El hijo le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. No soy digno de ser llamado tu hijo.'
22El padre les dijo a sus sirvientes: 'Traigan rápido la mejor túnica, y póngala sobre él, y pongan un anillo en su mano, y sandalias en sus pies.23Luego traigan el becerro más gordo y mátenlo. ¡Celebremos con una fiesta!24Pues mi hijo había muerto, y ahora está vivo. Él estaba perdido, y ahora fue encontrado'. Y ellos comenzaron a celebrar.
25Ahora su hijo mayor, estaba afuera en los campos, mientras venía y se acercaba a la casa, escuchó música y baile.26Él llamó a uno de los sirvientes y le preguntó, qué cosas son estas.27El sirviente le dijo: 'Tu hermano ha vuelto a casa y tu padre ha matado el becerro gordo, debido a que él ha regresado seguro'.
28El hijo mayor estaba enojado, y no entró, su padre salió, y le suplicó.29Pero el hijo mayor le contestó y le dijo a su padre: 'Mira, por muchos años yo me esclavice para ti, y nunca rompí una de tus reglas, sin embargo, tú nunca me diste ni un cabrito para que yo pudiera celebrar con mis amigos,30pero cuando tu hijo, que lo ha gastado viviendo con prostitutas, tú mataste para él, el becerro gordo'.
31El padre le dijo al hijo: 'Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo.32Pero era lo propio para nosotros festejar y estar contentos, pues tu hermano había muerto, y ahora está vivo; él estaba perdido y ahora fue encontrado'".

16

1Jesús también les dijo a sus discípulos: "Había un cierto hombre rico quien tenía un administrador, y le fue informado que este administrador estaba derrochando sus posesiones.2Así que el hombre rico lo llamó y le dijo a él: '¿Qué es esto que he escuchado de ti? Dame un informe de lo que manejas, porque tú ya no puedes ser administrador.'

3El administrador se dijo a sí mismo: "¿Qué debo hacer, ya que mi amo me está quitando mi trabajo de administrador? Yo no tengo fuerza para cavar, y me avergüenza mendigar.4Ya sé lo que voy a hacer, para cuando me quiten de mi trabajo de administrador, las personas me reciban en sus casas.'
5Entonces el administrador llamó a cada uno de los deudores de su amo, y le preguntó al primero: "¿Cuánto le debes a mi amo?"6Él le dijo: 'Cien medidas de aceite de oliva'. Y él le dijo a él: 'Toma tu cuenta, siéntate rápido, y escribe cincuenta.'7Entonces el administrador le dijo al otro: '¿Y cuánto tú debes?' Él le dijo: 'Cien medidas de harina.' Él le dijo: 'Toma tu cuenta, y escribe ochenta.'
8El amo elogió al administrador injusto porque había actuado con perspicacia. Es que los hijos de este mundo son más perspicaces con su propia gente que los hijos de la luz.9Les digo, háganse amigos por medio de la riquezas mundanas, para que cuando se terminen, les puedan dar la bienvenida en la morada eterna.
10Ese quien es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y ese que es injusto en lo poco, también es injusto en lo mucho.11Si ustedes no han sido fieles usando las riquezas mundanas, ¿quién les confiará la verdadera riqueza?12Y si ustedes no han sido fieles usando el dinero de otras personas, ¿quién les dará dinero propio?
13Ningún siervo puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o igual le será devoto a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a la riqueza."
14Ahora los fariseos, quienes amaban el dinero, escucharon todas estas cosas, y lo ridiculizaron.15Y Él les dijo: "Ustedes se justifican a los ojos de los hombres, pero Dios conoce sus corazones. Eso que es exaltado entre los hombres es detestable a los ojos de Dios.
16La ley y los profetas estaban en efecto hasta que Juan llegó. De ese tiempo en adelante, el evangelio del reino de Dios es predicado, y todos tratan de forzar su entrada en él.17Pero es más fácil que pasen el cielo y la tierra, que una tilde de una letra de la ley se vuelva inválida.
18Todo aquel que se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio, y el que se casa con una divorciada, comete adulterio.
19Ahora había un cierto hombre rico quien estaba vestido de púrpura y lino fino y disfrutaba de su gran riqueza cada día.20Un cierto mendigo llamado Lázaro estaba echado en su puerta, cubierto de llagas,21y él anhelaba ser alimentado con lo que se caía de la mesa del hombre, y además de eso, los perros venían y lamían sus llagas.
22Sucedió que el mendigo murió y fue cargado por los ángeles hasta al lado de Abraham. El hombre rico también murió y fue sepultado,23y en el hades, estando en tormento, alzó sus ojos y vio a Abraham muy lejos y a Lázaro sobre su pecho.
24Así que él gritó y dijo: 'Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro, que él pueda mojar la punta de su dedo en agua y refrescar mi lengua, porque estoy en angustia en esta llama'.
25Pero Abraham le dijo: 'Hijo, recuerda que en tu vida recibiste tus bienes, y Lázaro, cosas malas. Pero ahora él está confortado aquí y tú estás en agonía.26Además de todo esto, un gran abismo fue puesto, para que esos que quieren cruzar de aquí hacia ti no lo puedan lograr, y nadie sea capaz de cruzar de ahí hasta nosotros.'
27El hombre rico dijo: 'Te ruego, Padre Abraham, que lo envíes a casa de mi padre,28porque tengo cinco hermanos, para que él pueda advertirles, de modo que no vengan a este lugar de tormento.'
29Pero Abraham le dijo: "Ellos tienen a Moisés y los profetas; déjalos que los escuchen a ellos.'30El hombre rico respondió: 'No, Padre Abraham, pero si alguien fuera a ellos desde los muertos, ellos se arrepentirán.'31Pero Abraham le dijo: 'Si ellos no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadir aunque alguno se levante de los muertos.'''

17

1Jesús dijo a sus discípulos: "Es seguro que habrá cosas que nos llevan a pecar, pero ¡ay de aquel por medio de quien vienen!2Sería mejor para él si una piedra de molino fuera puesta alrededor de su cuello y fuera echado al mar, a que él causara a uno de estos pequeños tropezar.

3Velen ustedes. Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo.4Si peca contra ti siete veces al día, y siete veces vuelve a ti, diciendo: 'Me arrepiento', ¡debes perdonarlo!"
5Los apóstoles dijeron al Señor: "aumenta nuestra fe."6El Señor les dijo: "Si tuvieras fe como una semilla de mostaza, tú dirías a este árbol de sicomoro: 'Sé desarraigado, y sé plantado en el mar', y te obedecería.
7Pero ¿quién de ustedes, tiene un siervo arando o velando ovejas, le dice cuando haya vuelto del campo: 'Ven inmediatamente y siéntate a comer.'?8No le dirá él a éste: '¿Prepárame algo para yo comer, y pon un cinturón alrededor de tu ropa y sírveme hasta que yo haya terminado de comer y beber, entonces luego tú comerás y beberás’?
9¿Agradece al siervo porque éste hizo las cosas que se le mandaron?10Así también, cuando hayas hecho todo lo que te fue ordenado, debes decir: 'Somos siervos inútiles. Solamente hemos hecho lo que debíamos hacer.'"
11Sucedió que mientras Él viajaba a Jerusalén, estaba viajando a través de las fronteras de Samaria y Galilea.12Mientras entraba a cierta aldea, allí se encontró con diez hombres que eran leprosos. Se pararon lejos de Él13y alzaron sus voces, diciendo: "Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros."
14Cuando Él los vio, Él les dijo: "Vayan y muéstrense a los sacerdotes." Y sucedió que mientras iban, fueron limpiados.15Cuando uno de ellos vio que fue sanado, se tornó de vuelta, con voz fuerte glorificando a Dios.16Se postró a los pies de Jesús, dándole gracias. Él era samaritano.
17Jesús contestándole, dijo: "¿No fueron limpios los diez?18¿Dónde están los nueve? ¿No había otros que regresaran a dar gloria a Dios, excepto este extranjero?"19Él le dijo: "Levántate, y ve. Tu fe te ha sanado."
20Siendo cuestionado por los fariseos sobre cuando el reino de Dios vendría, Jesús le contestó y dijo: "El reino de Dios no llegará con señales que puedan ser observadas.21Ni tampoco dirán: '¡Mira aquí!' o, '¡Mira allá!', porque el reino de Dios ya está entre ustedes."
22Él dijo a los discípulos: "Los días vendrán cuando ustedes desearán ver uno de los días del Hijo del Hombre, pero no lo verán.23Entonces les dirán a ustedes: '¡Mira, allí! ¡Mira, aquí!' Pero no salgan o corran tras ellos,24pues como el relámpago aparece cuando resplandece de una parte del cielo a otra parte del cielo, así el Hijo del Hombre será en su día.
25Pero primero, Él debe sufrir muchas cosas y ser rechazado por esta generación.26Como sucedió en los días de Noé, así también sucederá en los días del Hijo del Hombre.27Ellos comieron, tomaron, se casaron, y fueron dados en matrimonio, hasta el día que Noé entró al arca, y el diluvio llegó y los destruyó a todos.
28Asimismo, como sucedió en los días de Lot, ellos comieron, bebieron, compraron, vendieron, sembraron, y edificaron.29Pero en el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre desde el cielo y los destruyó a todos.
30De la misma manera será el día que el Hijo del Hombre sea revelado.31En ese día, el que esté en la azotea, no baje a sacar sus bienes de la casa. Y que el que esté en el campo aquí no regrese.
32Recuerda a la esposa de Lot.33Quien busque ganar su vida la perderá, pero quien pierda su vida la salvará.
34Te digo, en esa noche habrá dos personas en una cama. Uno será tomado, y el otro será dejado.35Habrán dos mujeres moliendo juntas. Una será tomada, y la otra será dejada."36Habrá dos en el campo; uno será tomado y el otro dejado.
37Ellos le preguntaron: "¿Dónde, Señor?" Y Él les dijo: "Donde esté el cadáver, allí también se reunirán los buitres."

18

1Entonces él les contó una parábola sobre cómo siempre deben orar, y no desanimarse,2diciendo: "Había en una cierta ciudad, un cierto juez que no le temía a Dios y no respetaba a las personas.

3Ahora en esa ciudad había una viuda y ella con frecuencia iba al juez diciéndole: 'Ayúdame a obtener justicia contra mi oponente.'4Por mucho tiempo él no estuvo dispuesto a ayudarla, pero después de un tiempo él se dijo a sí mismo: 'A pesar de que no temo a Dios ni respeto a los hombres,5porque esta viuda me está dando problemas le ayudaré y le haré justicia, para que no me harte con sus constantes visitas. '"
6Entonces el Señor dijo: "Escuchen lo que el juez injusto dijo.7¿Dios no traerá también justicia a sus escogidos que le claman día y noche? ¿Se tardará Él?8Yo les digo que les hará justicia rápidamente. Así también cuando el Hijo del Hombre vuelva, ¿ciertamente, encontrará fe en la tierra?"
9Entonces él también les habló esta parábola a algunos que estaban persuadidos de que eran justos y despreciaban a otras personas:10"Dos hombres subieron al templo a orar, uno era un fariseo y el otro era un cobrador de impuestos.
11El fariseo se paró a orar y oraba estas cosas de sí mismo: 'Dios, te doy gracias porque no soy como otras personas que son ladrones, personas injustas, adúlteros o hasta como este cobrador de impuestos.12Yo ayuno dos veces en la semana. Yo doy diezmo de todo lo que gano.'
13Pero el cobrador de impuesto, parado a la distancia, ni siquiera levantó sus ojos al cielo, pero golpeaba su pecho diciendo: 'Dios, sé misericordioso conmigo, un pecador.'14Yo les digo a ustedes, este hombre fue a su casa justificado antes que el otro, porque cualquiera que se exalte a sí mismo será humillado, pero cualquiera que se humille a sí mismo será exaltado."
15Las personas también les llevaban a sus infantes, para que Él los tocara, pero cuando sus discípulos vieron esto, los reprendieron.16Entonces Jesús los llamó, diciendo: "Permítanles a los niños que vengan a mí, no se lo prohíban. Pues el reino de Dios pertenece a ellos.17Verdaderamente les digo, quien quiera que no reciba el reino de Dios como un niño, definitivamente no entrará."
18Un hombre prominente le preguntó, diciendo, "Maestro bueno, ¿qué puedo hacer para heredar la vida eterna?"19Jesús le dijo, "¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, excepto sólo Dios.20Tú conoces los mandamientos - no cometas adulterio, no mates, no robes, no testifiques falsamente, honra a tu padre y a tu madre."21El hombre dijo: " He obedecido todas estas cosas desde que era joven."
22Cuando Jesús escuchó esto le dijo a el: "Una cosa aún te falta. Debes vender todo lo que tienes y distribuirlo a los pobres y tendrás tesoros en el cielo y ven y sígueme."23Pero cuando el hombre rico escuchó esas cosas, se puso muy triste, porque era muy rico.
24Entonces Jesús, viéndolo, también se puso muy triste y dijo: "¡Cuán difícil es para aquellos que son ricos entrar al reino de Dios!25Es más fácil para un camello entrar por el ojo de una aguja, que un rico entrar en el reino de Dios."
26Aquellos escuchando dijeron: "¿Entonces quién puede ser salvo?"27Jesús contestó: "Las cosas que son imposibles con los hombres son posibles con Dios."
28Pedro dijo: "Bueno, nosotros hemos dejado todo lo que es nuestro y te hemos seguido."29Jesús entonces les dijo: "Verdaderamente, les digo que no hay nadie que no haya dejado casa, esposa, hermanos, padres, o niños, por el bien del reino de Dios,30que no reciba mucho más en este mundo, y en el reino venidero, vida eterna."
31Luego Él reunió a los doce, les dijo: "Miren, vamos a subir a Jerusalén, y todas las cosas que han escrito los profetas sobre el Hijo del Hombre serán cumplidas.32Pues Él será entregado a los gentiles, y será burlado, y será tratado humillantemente, y escupido.33Después de darle latigazos, ellos lo matarán, pero al tercer día, Él resucitará."
34Ellos no entendieron nada de estas cosas, pues esta palabra fue escondida de ellos, y no entendían las cosas que fueron dichas.
35Aconteció, que mientras Jesús se acercaba a Jericó, un cierto hombre ciego estaba sentado al lado del camino rogando,36y escuchando la multitud que pasaba, él preguntó qué estaba pasando.37Ellos le dijeron que Jesús de Nazaret estaba pasando.
38El hombre ciego clamó, diciendo: "Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí."39Los que estaban caminando delante de él lo reprendían, diciéndole que permaneciera callado. Pero él clamó aún más: "Hijo de David ten misericordia de mí."
40Jesús se detuvo y ordenó que el hombre fuera traído a Él. Entonces cuando el hombre ciego estuvo cerca, Jesús le preguntó:41"¿Qué deseas que haga por ti?" Él dijo: " Señor, quiero recibir mi vista."
42Jesús le dijo: "Recibe tu vista. Tu fe te ha sanado."43Inmediatamente él recibió su vista, y lo siguió, glorificando a Dios. Viendo esto, todas las personas alabaron a Dios.

19

1Jesús y estaba pasando por Jericó y entró.2He aquí, había un hombre llamado Zaqueo. Él era un jefe recaudador de impuestos y era rico.

3Él estaba tratando de ver quién era Jesús, pero no podía ver por encima de la multitud, porque él era pequeño en estatura.4Entonces él corrió adelantándose a la gente y se subió a un árbol de sicómoro para verlo, porque Jesús estaba por pasar por allí.
5Cuando Jesús llegó al lugar, Él miró hacia arriba y Le dijo: "Zaqueo, baja rápidamente, porque hoy debo quedarme en tu casa."6Así que él se apresuró y bajó y lo recibió alegremente.7Cuando todos vieron esto, se quejaron, diciendo: "Él ha ido a visitar a un hombre que es un pecador."
8Zaqueo se paró y le dijo al Señor: "Mira, Señor, la mitad de mis bienes lo doy a los pobres, y si en algo he engañado a alguien, yo le repondré cuatro veces la cantidad."9Jesús le dijo, hoy la salvación ha llegado a esta casa, porque él también es hijo de Abraham.10Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar la gente que se había perdido."
11Mientras ellos escuchaban estas cosas, Él continuó hablando y contó una parábola, porque Él estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que inmediatamente Él reino de Dios iba aparecer.12Él dijo: "Un cierto hombre noble fue a un país lejano a recibir un reino, para luego regresar.
13Llamó a diez de sus siervos, y les dio diez minas, y les dijo: 'Dirijan los negocios hasta que yo regrese.'14Pero sus ciudadanos lo odiaban y enviaron una delegación de embajadores tras él, diciendo: 'No queremos a este hombre gobernando sobre nosotros.'15Sucedió que, al regresar, después de recibir el reino, él mandó a llamar a sus siervos a quiénes les había entregado el dinero, para saber qué ganancias habían hecho a través del negocio.
16El primero vino delante de él: diciendo: 'Señor, tu mina ha hecho diez minas más.'17El hombre noble le dijo: 'Bien hecho, buen siervo. Porque fuiste fiel en lo poco, tendrás autoridad sobre diez ciudades.'
18El segundo vino, diciendo: 'Tu mina, señor, ha hecho cinco minas.'19El hombre noble le dijo: 'Tú toma autoridad sobre cinco ciudades.'
20Y otro vino, diciendo: 'Señor, aquí está tu mina, la cual he guardado segura en un paño,21porque tuve miedo de ti, porque sé que eres un hombre severo. Tú recoges lo que no depositaste, y cosechas lo que no sembraste.'
22El hombre noble le dijo: 'Por tus propias palabras te juzgaré, tú, siervo malvado. Tú sabías que yo soy un hombre severo, que recojo lo que no deposité, y cosecho lo que no sembré.23Entonces ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco, para que cuando yo regresara lo hubiera recogido con intereses?'
24El hombre noble les dijo a ellos los que estaban cerca: 'Quítenle la mina, y denla al que tiene diez minas.'25Ellos le dijeron: 'Señor, él tiene diez minas.'
26'Yo les digo, que a cualquiera que tiene se le dará más, pero de aquel que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará.27Pero a estos enemigos míos, aquellos que no querían que gobernara sobre ellos, tráiganlos aquí y mátenlos delante de mí.'"
28Cuando Él dijo estas cosas, siguió adelante, subiendo a Jerusalén.
29Ocurrió que cuando Él se acercó a Betfagé y Betania, en el monte llamado Olivos, Él envió dos de sus discípulos,30diciendo: "Vayan a la siguiente aldea. Cuando entren, encontrarán un burrito que nunca ha sido montado. Desátenlo y tráiganlo.31Si alguien les pregunta: '¿por qué lo están desatando?' digan: 'El Señor lo necesita.'"
32Aquellos que fueron enviados, fueron y encontraron el burrito como Jesús les había dicho.33Mientras estaban desatando el burrito, los dueños les dijeron: "¿Por qué están desatando el burrito?"34Ellos le dijeron: "El Señor lo necesita."35Ellos lo trajeron a Jesús, y ellos tiraron sus mantos sobre el burrito y montaron a Jesús sobre él.36Mientras él iba, la gente tendía sus mantos en el camino.
37Mientras se acercaban al lugar donde el Monte de los Olivos desciende, toda la multitud de discípulos empezó a regocijarse y alabar a Dios con voz fuerte por todas las maravillas que habían visto,38diciendo: "¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!"
39Algunos de los fariseos en la multitud le dijeron: "Maestro, reprende tus discípulos."40Jesús respondió y dijo: "Yo les digo, si estos estuvieran callan, las piedras gritarían."
41Cuando Jesús se acercó a la ciudad, lloró sobre ella,42diciendo: "¡Si tú hubieras sabido en este día, las cosas que te traen paz! Pero ahora ellas están ocultas a tus ojos.
43Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos construirán un muro a tu alrededor, y te rodearán, y te presionarán de cada lado.44Ellos te derribaran y tus hijos dentro de ti. Ellos no dejarán una piedra sobre otra, porque no reconociste cuando Dios estaba tratando de salvarte."
45Jesús entró el templo y comenzó a expulsar aquellos que estaban vendiendo,46diciéndole: "Escrito está, 'MI CASA SERÁ UNA CASA DE ORACIÓN,' pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones."
47Así Jesús enseñaba diariamente en el templo. Los principales sacerdotes y los escribas y los líderes de la gente querían matarlo,48pero ellos no podían encontrar una manera para hacerlo, porque toda la gente lo escuchaban a Él atentamente.

20

1Aconteció un día, que mientras Jesús enseñaba a la gente en el templo y predicaba el evangelio, vinieron a Él los sacerdotes principales, los escribas y los ancianos.2Y Le hablaron, diciéndole: "Dinos ¿con qué autoridad haces todas estas cosas? ¿O quién es ese que te otorgó dicha autoridad?"

3Él les respondió y les dijo: "Yo también les haré una pregunta. Díganme, a cerca4del bautismo de Juan, ¿fue del cielo o del hombre?
5Ellos discutieron entre sí, diciendo: "Si decimos, 'del cielo', Él dirá: 'Entonces, ¿por qué no le creyeron?'6Pero si decimos: 'de los hombres' la gente nos apedreará, pues han sido persuadidos de que Juan era un profeta."
7Así que ellos respondieron que no sabían de dónde había venido.8Jesús les dijo a ellos: "Tampoco yo les diré por cuál autoridad es que hago estas cosas."
9Le dijo a la gente esta parábola: "Un hombre plantó un viñedo, lo arrendó a unos viticultores, y se fue a otro país por mucho tiempo.10En el tiempo determinado, envió un sirviente a los viticultores, que debían darle del fruto del viñedo. Pero los viticultores le golpearon, y lo enviaron con las manos vacías.
11Entonces, él envió otro sirviente y ellos también le golpearon, lo trataron de manera vergonzosa, y lo enviaron con las manos vacías.12Él también envió todavía un tercero y también lo hirieron, y lo expulsaron.
13Entonces el señor del viñedo dijo: "¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado. Tal vez ellos lo respeten.'14Pero cuando los viticultores lo vieron, se dijeron entre sí, 'Este es el heredero. Matémoslo, para que su herencia sea nuestra.'
15Lo expulsaron del viñedo, y lo mataron. Entonces, ¿qué le hará el señor del viñedo a ellos?16Él vendrá y destruirá a los viticultores, y les dará el viñedo a otros." Cuando ellos oyeron esto, dijeron: "¡Dios libre!"
17Pero Jesús los miró a ellos, y dijo: "¿Qué significa esta escritura? ¿'LA ROCA QUE LOS CONSTRUCTORES RECHAZARON, HA SIDO HECHA LA ROCA ANGULAR'?18Todo el que caiga en esa roca será hecho pedazos. Pero sobre quien ésta caiga, lo aplastará."
19Así que los escribas y los sacerdotes principales trataban poner manos sobre Él en aquella misma hora, pues sabían que la parábola era contra ellos. Pero temían a la gente.20Y acechándolo, enviaron espías que fingían ser justos, para que hallaran falta en su mensaje, a fin de entregarlo al gobierno y a la autoridad del gobernador.
21Le preguntaban, diciendo: "Maestro, sabemos que enseñas y hablas correctamente, y no estás influenciado por la posición de nadie, sino que enseñas la verdad acerca del camino de Dios.22¿Es legal que paguemos impuestos al César, o no?"
23Pero Jesús, entendió su astucia, y les dijo:24"Enséñame un denario. ¿De quién es la imagen y la inscripción que está en ella?" Dijeron: "La de César."
25Él les dijo: "Entonces, denle a César las cosas que son de César, y a Dios, las cosas que son de Dios."26Ellos no fueron capaces de criticar lo que Él había dicho frente a la gente. Se quedaron allí maravillados de su respuesta y no dijeron nada.
27Cuando algunos de los saduceos, quienes dicen que no hay resurrección fueron a Él,28ellos le preguntaron: diciendo "Maestro, Moisés nos escribió que, SI EL HERMANO DE UN HOMBRE MUERE, TENIENDO ESPOSA, Y SIN TENER HIJOS, EL HOMBRE DEBE TOMAR LA ESPOSA DE SU HERMANO, Y TENER UN HIJO POR SU HERMANO.
29Había siete hermanos y el primero tomó una esposa, y murió sin hijos,30y el segundo también.31La tomó el tercero, y así mismo los siete no dejaron hijos, y murieron.32Luego la mujer también murió.33En la resurrección, ¿de quién será ella esposa? Pues los siete la tuvieron de esposa."
34Jesús les dijo: "Los hijos de este mundo se casan, y son dados en matrimonio.35Pero aquellos que sean en aquel tiempo considerados como dignos de recibir la resurrección de los muertos, ni se casarán, ni serán dados en matrimonio.36Ni pueden morir más, pues son iguales a los ángeles y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.
37Pero pobre que los muertos resucitan, Moisés lo enseñó, en el pasaje relacionado con la zarza, donde él llama al Señor, EL DIOS DE ABRAHAM Y EL DIOS DE ISAAC Y EL DIOS DE JACOB.38Él no es el Dios de los muertos, sino de vivos, porque todos viven para Él."
39Algunos de los escribas respondieron: "Maestro, has respondido bien."40Pues no se atrevían a hacerle más preguntas.
41Jesús les dijo: "¿Cómo dicen que el Cristo es el hijo de David?42Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos, El Señor le dijo a mi Señor: 'SIÉNTATE A MI MANO DERECHA,43HASTA QUE HAGA A TUS ENEMIGOS COMO ESTRADO A TUS PIES.'44Por lo tanto David llama al Cristo 'Señor', ¿pues cómo sería Él, hijo de David?"
45A oídos de toda la gente le dijo a sus discípulos:46"Cuidado con los escribas, quienes desean caminar en túnicas largas, y aman saludos especiales en los mercados, y sillas principales en las sinagogas, y lugares principales en las fiestas.47Ellos también devoran las casas de las viudas, y de manera presumida hacen oraciones largas. Estos recibirán mayor condenación."

21

1Jesús alzó la mirada y vio a los hombres ricos poniendo sus ofrendas en el tesoro.2Él vio a cierta viuda pobre poniendo dos pequeñas monedas de cobre.3Así que Él dijo: "De cierto les digo, esta pobre viuda puso más que todos ellos.4Todos estos dieron ofrendas de su abundancia. Pero esta viuda, de su pobreza, puso todo el dinero que ella tenía para vivir."

5Mientras algunos hablaban del templo, cómo estaba decorado con hermosas piedras y ofrendas, Él dijo:6"Estas cosas que ustedes ven, vendrán los días en que ni una piedra quedará sobre otra que no será derribada"
7Entonces le preguntaron, diciendo: "Maestro, ¿cuándo sucederán estas cosas? ¿Y cuál será la señal de cuando estas cosas estén próximas a suceder?"8Jesús contestó: "Tengan cuidado de que ustedes no sean engañados. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: 'Yo soy Él,' y, 'El tiempo está cerca.' No vayan tras ellos.9Cuando escuchen de guerras y motines, no se aterroricen, porque estas cosas tienen que ocurrir primero, pero el final no ocurrirá inmediatamente."
10Entonces Él les dijo: "Se levantará nación contra nación, y reino contra reino.11Habrá grandes terremotos, y en varios lugares hambrunas y plagas. Habrá eventos espantosos y grandes señales del cielo.
12Pero antes de todas estas cosas, ellos echarán mano de ustedes y los perseguirán, entregándoles a las sinagogas y prisiones, trayéndolos ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre.13Esto les dará una oportunidad de testificar.
14Por lo tanto, resuelvan en sus corazones preparar sus defensas antes de tiempo,15porque Yo les daré palabras y sabiduría, la cual sus adversarios no serán capaces de resistir o contradecir.
16Pero ustedes serán aun entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de ustedes.17Por todo serán odiados por causa de mi nombre.18Pero ni un cabello de su cabeza se perderá.19En su perseverancia ganarán sus almas.
20Cuando vean a Jerusalén rodeada por ejércitos, entonces sabrán que su destrucción está cerca.21Entonces los que estén en Judea huyan a las montañas, y los que estén en la ciudad, váyanse, y que los que estén en el campo no entren en ella.22Porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.
23¡Ay de aquellas que estén embarazadas y amamantando en esos días! Porque habrá gran angustia sobre la tierra y sobre esta gente irá.24Y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el tiempo de los gentiles sea cumplido.
25Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas. Y en la tierra habrá angustia de las naciones y desesperación por el rugido del mar y las olas.26Habrá hombres desfalleciendo del miedo y la expectación de las cosas que están vendrán sobre el mundo. Porque los poderes de los cielos serán estremecidos.
27Entonces, ellos verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria.28Pero cuando estas cosas empiecen a ocurrir, pónganse de pie, y levanten sus cabezas, porque su liberación se acerca."
29Jesús les dijo una parábola: "Miren al árbol de higos y a todos los árboles.30Cuando echan retoños, ustedes ven y saben que el verano está cerca.31Así mismo, cuando vean estas cosas suceder, ustedes sabrán que el reino de Dios se acerca.
32Verdaderamente, Yo les digo, esta generación no pasará, hasta que todas estas cosas ocurran.33El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras nunca pasarán.
34Pero pongan atención, para que sus corazones no sean agobiados con libertinaje, embriaguez y las preocupaciones de la vida. Porque ese día vendrá sobre ustedes de repente35como una trampa. Porque vendrá sobre todos los que viven sobre la faz de la tierra.
36Pero ustedes estén alerta en todo momento, orando para que sean lo suficientemente fuertes, para escapar a todas estas cosas que ocurrirán y estar delante del Hijo de Hombre."
37Así que durante el día Él enseñaba en el templo y en la noche salía, y pasaba la noche en el monte que se llamaba de los Olivos.38Toda la gente venía temprano por la mañana a escucharlo en el templo.

22

1Ahora, la Fiesta de los Panes sin Levadura estaba cerca, la cual es llamada la Pascua.2Los principales sacerdotes y los escribas discutieron sobre cómo podían matar a Jesús, pero tenían miedo de la gente.

3Satanás entró en Judas el Iscariote, uno de los doce.4Judas fue y discutió con los principales sacerdotes y los capitanes acerca de cómo podía entregarles a Jesús.
5Ellos estaban contentos y acordaron darle dinero.6Él consintió, y buscó una oportunidad para entregarlo lejos de la multitud.
7El día de los panes sin levadura llegó, en el cual el cordero de Pascua debía ser sacrificado.8Jesús envió a Pedro y Juan, diciéndoles: "Vayan y preparen para nosotros la comida de la Pascua, para comerla."9Ellos le preguntaron: "¿Dónde quieres que hagamos los preparativos?"
10Él les respondió; "Escuchen, cuando ustedes entren en la ciudad, un hombre que carga un cántaro de agua les encontrará. Síganlo hacia la casa que él entre.11Entonces díganle al señor de la casa: 'El Maestro te dice: "¿Dónde es la habitación de huéspedes, donde Yo comeré la Pascua con mis discípulos?'"
12Él les mostrará una habitación superior amueblada. Hagan los preparativos allí."13Así que ellos fueron, y hallaron todo como Él les había dicho. Entonces ellos prepararon la Pascua.
14Cuando llegó la hora, Él se sentó con los apóstoles.15Entonces les dijo: "Yo he deseado grandemente comer esta Pascua con ustedes antes de que Yo sufra.16Porque les digo a ustedes, Yo no la comeré otra vez, hasta que sea cumplida en el reino de Dios."
17Entonces Jesús tomó una copa y cuando hubo dado gracias dijo: "Tómenla, y compártanla entre ustedes.18Porque Yo les digo a ustedes, Yo no beberé del fruto de la vid otra vez, hasta que el reino de Dios venga."
19Entonces Él tomó pan y habiendo dado gracias, lo partió, y lo dio a ellos, diciendo: "Este es mi cuerpo, el cual es dado por ustedes. Hagan esto en memoria de Mí."20De la misma manera Él tomó la copa después de la cena, diciendo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, la cual es vertida por ustedes.
21Pero presten atención. El que me traiciona está conmigo en la mesa.22Pues el Hijo del Hombre ciertamente va como ha sido determinado. ¡Pero ay de aquel hombre por medio del cual Él es traicionado!"23Y ellos comenzaron a preguntarse entre sí, cuál de ellos sería el que haría tal cosa.
24Entonces surgió una disputa entre ellos acerca de cuál de ellos era considerado el más grande.25Él les dijo: "Los reyes de los gentiles tienen señorío sobre ellos, y aquellos que tienen autoridad sobre ellos, son llamados gobernantes honorables.
26Pero entre ustedes no debe ser así. En cambio, dejen que el más grande entre ustedes sea como el menor. Y dejen que el que sea más importante sea como el que sirve.27Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Aun así, Yo estoy entre ustedes como uno que sirve.
28Pero ustedes son los que han continuado conmigo en mis pruebas.29Yo les doy a ustedes un reino, tal como mi Padre me ha dado un reino,30en el que ustedes pueden comer y beber en mi mesa en mi reino. Y ustedes se sentarán en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
31Simón, Simón, sé consciente, Satanás pidió tenerte, para zarandearte como el trigo.32Pero Yo he orado por ti, para que tu fe no falle. Cuando regreses, fortalece a tus hermanos."
33Pedro le dijo a Él: "Señor, yo estoy listo para ir contigo a ambos, a la prisión y a la muerte."34Jesús replicó: "Yo te digo, Pedro, el gallo no cantará este día, antes que hayas negado tres veces que me conoces."
35Luego Jesús les dijo a ellos: "Cuando yo les envié sin un bolso, saco de provisión, o zapatos, ¿les faltó algo a ustedes?" Y ellos contestaron: "Nada."36Entonces Él les dijo: "Pero ahora, el que tiene bolso, que lo lleve y también un saco de provisiones. El que no tiene una espada debería vender su manto y comprar una.
37Pero Yo les digo, lo que está escrito acerca de Mí debe cumplirse. 'Y ÉL FUE CONSIDERADO COMO UN DELINCUENTE.' Pues lo que ha sido predicho de Mí se está cumpliendo."38Entonces ellos dijeron: "¡Señor, mira! Aquí hay dos espadas." Y Él les dijo: "Es suficiente."
39Después de la cena, Jesús fue, como a menudo hacía, al Monte de los Olivos, y los discípulos lo siguieron.40Cuando llegaron, Él les dijo: "Oren para que ustedes no entren en tentación."
41Él se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, se arrodilló y oró,42diciendo: "Padre, si es Tu voluntad, pasa esta copa de mí. Nunca se haga Mi voluntad, sino que se haga la tuya."
43Entonces un ángel del cielo se le apareció fortaleciéndolo.44Estando en agonía, Él oró más fervientemente y Su sudor se convirtió como grandes gotas de sangre cayendo hasta el suelo.
45Cuando Él se levantó de Su oración, fue a los discípulos y los encontró durmiendo a causa de su tristeza,46y les preguntó: "¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren, para que no entren en tentación."
47Cuando Él aún estaba hablando, he aquí una multitud apareció con Judas, uno de los doce, guiándolos. Él se acercó a Jesús para besarlo,48pero Jesús le dijo: "Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del Hombre?"
49Cuando los que estaban alrededor de Jesús vieron lo que ocurría dijeron: "Señor, ¿atacamos con la espada?"50Entonces uno de ellos golpeó al sirviente del sumo sacerdote, y le cortó su oreja derecha.51Jesús dijo: "Basta ya." Y Él tocó su oreja, y lo curó.
52Jesús dijo a los sacerdotes principales, capitanes del templo y a los ancianos que venían contra Él: "¿Ustedes vienen, como contra un ladrón, con espadas y garrotes?53Cuando Yo estaba diariamente con ustedes en el templo, ustedes no pusieron sus manos sobre Mí. Pero esta es su hora y de la autoridad de la oscuridad."
54Capturándolo, lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro los siguió desde lejos.55Después que ellos encendieron un fuego en medio del patio y se sentaron juntos, Pedro se sentó entre ellos.
56Una cierta criada lo vio mientras se sentaba a la luz del fuego y lo miró directamente y dijo: "Este hombre también estaba con Él."57Pero Pedro lo negó, diciendo: "Mujer, yo no lo conozco."58Después de un tiempo, alguien más lo vio y dijo: "Tú también eres uno de ellos." Pero Pedro dijo: "Hombre, no soy."
59Cerca de una hora después otro hombre insistió y dijo: "Ciertamente este hombre también estaba con Él, porque él es galileo."60Pero Pedro dijo: "Hombre, yo no sé lo que me estás diciendo." E inmediatamente, mientras él estaba hablando, un gallo cantó.
61Girándose, el Señor miró a Pedro. Y Pedro recordó la palabra del Señor, cuando Él le dijo: "Antes que el gallo cante hoy tú me negarás tres veces."62Saliendo, Pedro lloró amargamente.
63Entonces los hombres custodiando a Jesús se burlaron y lo golpearon.64Luego de vendarle los ojos, ellos le pidieron, diciéndole: "¡Profetiza! ¿Quién es el que te ha golpeado?"65Ellos hablaron muchas otras cosas en contra de Jesús, blasfemando.
66Tan pronto como fue de día, los ancianos del pueblo se reunieron, ambos sacerdotes superiores y escribas. Lo llevaron al Concilio,67y dijeron: "Si tú eres el Cristo, dínos." Pero Él les dijo: "Si Yo les digo, ustedes no me creerán,68y si Yo les pregunto, ustedes no responderán.
69Pero de ahora en adelante, el Hijo del Hombre estará sentado a la derecha del poder de Dios."70Todos ellos dijeron: ¿Entonces Tú eres el Hijo de Dios?" Y Jesús les dijo: "Ustedes dicen que Yo lo soy."71Ellos dijeron: "¿Por qué necesitamos un testigo? Pues nosotros mismos hemos oído de Su propia boca."

23

1Toda la asamblea de ellos se levantaron, y llevaron a Jesús frente a Pilato.2Ellos comenzaron a acusarle, diciendo: "Encontramos a este hombre pervirtiendo nuestra nación, prohibiendo dar tributo a César, y diciendo que Él mismo es Cristo, un rey."

3Pilato le preguntó, diciendo: "¿Eres Tú el Rey de los Judíos?" Y Jesús le contestó y dijo: "Tú lo dices."4Pilato dijo a los principales sacerdotes y las multitudes: "Yo no encuentro falta en este hombre."5Pero ellos estaban insistiendo, diciendo: "Él alborota la gente, enseñando a través de toda Judea, comenzando en Galilea incluso hasta en este lugar."
6Así que cuando Pilato escuchó esto, preguntó si el hombre era galileo.7Cuando descubrió que Él estaba bajo la autoridad de Herodes, envió a Jesús a Herodes, quien también estaba en Jerusalén en esos días.
8Cuando Herodes vio a Jesús, le dio mucho gusto, porque él había querido verle por un largo tiempo. Él había escuchado sobre Él y esperaba verle realizar algún milagro.9Herodes le preguntó a Jesús muchas cosas, pero Jesús no le contestó nada.10Los principales sacerdotes y escribas se pararon, acusándolo violentamente.
11Herodes con sus soldados lo insultaron, y se burlaron de Él, y le vistieron con ropa hermosa, luego lo enviaron de vuelta a Pilato.12Herodes y Pilato se hicieron amigos ese mismo día (antes ellos habían sido enemigos).
13Luego Pilato llamó a los principales sacerdotes y los gobernantes y la multitud de gente,14y les dijo: "Ustedes me trajeron este hombre como uno que dirige a la gente a actuar mal, y vean, yo, habiéndole cuestionado ante ustedes, no encuentro falta en este hombre sobre las cosas por las cuales ustedes le acusan.
15No, ni Herodes, por lo que lo envió de vuelta a nosotros, y vean, nada digno de muerte ha sido hecho por Él.16"Yo, por lo tanto, lo castigaré y lo soltaré."17Pilato estaba obligado a soltarles a los judíos un prisionero en la fiesta.
18Pero ellos gritaron todos, diciendo: "¡Fuera con este hombre, y suéltanos a Barrabás!"19Barrabás fue un hombre que había sido puesto en prisión por cierta rebelión en la ciudad y por homicidio.
20Pilato se dirigió a ellos otra vez, deseando soltar a Jesús.21Pero ellos gritaron, diciendo: "Crucifícalo, crucifícalo."22Él les dijo a ellos una tercera vez: "¿Por qué? ¿Qué maldad ha hecho este hombre? No he hallado algo en Él que merezca la pena de muerte. Por lo tanto, luego de castigarlo, lo soltaré."
23Pero ellos fueron insistentes con fuertes voces, exigiendo que Él fuera crucificado. Y sus voces convencieron a Pilato.24Así que Pilato decidió conceder su demanda.25Él soltó al que ellos pedían, el cual había sido puesto en prisión por amotinarse y homicidio. Pero les entregó a Jesús a la voluntad de ellos.
26Mientras le llevaban fuera, agarraron a Simón de Cirene, que venía del campo, y pusieron la cruz sobre él para que la cargara, siguiendo a Jesús.
27Una gran multitud de gente y de mujeres quienes lloraban y lamentaban por Él, le seguían.28Pero volviéndose a ellos, Jesús dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloren por Mí, lloren por ustedes mismas y por sus hijos.
29Pues vean, vienen días en los cuales ellos dirán: 'Benditas las estériles y las matrices que no concibieron y los pechos que no amamantaron.'30Luego ellos comenzarán a decir a las montañas: 'Caigan sobre nosotros,' y a los collados: 'Cúbrenos.'31Pues si hacen estas cosas mientras el árbol está verde, ¿qué pasará cuando esté seco?"
32Otros hombres, dos criminales, fueron llevados con Él para ser muertos.
33Cuando llegaron al lugar que se llama "La Calavera", allí ellos le crucificaron junto a los criminales, uno a la derecha y el otro a su izquierda.34Jesús dijo: "Padre, perdónalos, porque ellos no saben lo que hacen." Y ellos echaron suertes, dividiendo sus vestidos.
35La gente permaneció observando mientras los gobernantes también se burlaban de Él, diciendo: "Él salvó a otros. Que se salve a sí mismo, si Él es el Cristo de Dios, el Escogido."
36Los soldados también lo ridiculizaron, acercándose a Él, ofreciéndole vinagre,37y diciendo: "Si Tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo."38También había un cartel sobre Él: "Este es el rey de los judíos."
39Uno de los criminales quien estaba crucificado, le insultó, diciendo: "¿No eres Tú el Cristo? Sálvate a ti mismo y a nosotros."40Pero el otro lo reprendió: "¿Acaso no temes tú a Dios, ya que estás bajo la misma condena?41Nosotros sin duda estamos aquí justamente, porque estamos recibiendo lo que merecemos por nuestras acciones. Pero este hombre no hizo nada malo."
42Y él añadió: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino."43Jesús le dijo: "Ciertamente Yo te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso."
44Ahora era como la hora sexta y la oscuridad vino sobre toda la tierra hasta la hora novena45mientras que la luz del sol se oscureció. Entonces la cortina del templo se rompió por la mitad.
46Gritando con una fuerte voz, Jesús dijo: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." Habiendo dicho esto, Él murió.47Cuando el centurión vio lo sucedido, él glorificó a Dios, diciendo: "Seguramente este era un hombre justo."
48Cuando todas las multitudes quienes se reunieron a presenciar este evento vieron las cosas que se habían hecho, ellos regresaron golpeándose sus pechos.49Pero todos sus conocidos y las mujeres quienes lo siguieron desde Galilea se mantuvieron a la distancia, observando estas cosas.
50He aquí, había un hombre llamado José, perteneciente al Concilio, un hombre bueno y justo51(él no había estado de acuerdo con la decisión y su acción), él cual era de Arimatea en Judea, él estaba esperando por el reino de Dios.
52Este hombre, acercándose a Pilato, pidió el cuerpo de Jesús.53Él lo bajó y lo envolvió en lino fino y lo colocó en una tumba que había sido cortada en la piedra, donde nadie había sido colocado.
54Era el Día de la Preparación y el día de reposo estaba por comenzar.55Las mujeres, quienes salieron con Él de Galilea, le siguieron después y vieron la tumba y cómo su cuerpo fue puesto.56Ellas volvieron a sus casas y prepararon especias y ungüentos. Luego, en el día de reposo ellas descansaron de acuerdo al mandamiento.

24

1Bien temprano en el primer día de la semana, ellas fueron a la tumba, trayendo las especias que habían preparado.2Ellas encontraron que la piedra había sido removida de la tumba.3Entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.

4Sucedió que, mientras ellas estaban confundidas sobre esto, repentinamente, dos hombres, con vestiduras resplandecientes, aparecieron de pie a su lado.5Las mujeres se llenaron de miedo e inclinaron sus rostros al suelo y ellos le dijeron a las mujeres: "¿Por qué buscan al que está vivo entre los muertos?
6¡Él no está aquí, Él resucito! Recuerden cómo Él les habló a ustedes mientras Él estaba todavía en Galilea,7diciendo que el Hijo del Hombre debe ser entregado en las manos de hombres pecadores y ser crucificado y en el tercer día, resucitaría.
8Las mujeres recordaron sus palabras9regresaron de la tumba y le contaron todas estas cosas a los once y al resto.10Ahora María Magdalena, Juana, María la madre de Santiago y las otras mujeres con ellas, les contaron estas cosas a los apóstoles.
11Pero este mensaje parecía habladuría rara para los apóstoles, y ellos no les creyeron a las mujeres.12Pero Pedro se levantó y corrió a la tumba, deteniéndose y mirando dentro, vio solo las vestiduras de lino. Entonces Pedro se fue a su casa, pensando qué había pasado.
13He aquí, dos de ellos iban ese mismo día a una aldea llamada Emaús, la cual estaba a once kilómetros de Jerusalén.14Ellos comentaban entre si sobre todas las cosas que habían pasado.
15Y sucedió que, mientras discutían y se cuestionaban entre ellos, Jesús mismo se les acercó y fue con ellos.16Pero sus ojos estaban impedidos de reconocerlo.
17Jesús les dijo: "¿De qué están hablando ustedes dos mientras caminan?" Ellos se quedaron allí tristes.18Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: "¿Acaso eres la única persona en Jerusalén que no sabe las cosas que han estado sucediendo allí en estos días?"
19Jesús les dijo a ellos: "¿Qué cosas?" Ellos respondieron: "Las cosas sobre Jesús el nazareno, que era profeta, poderoso en obra y palabra ante Dios y todas las personas.20Y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernadores lo entregaron para ser condenado a muerte y le crucificaron.
21Pero nosotros esperábamos que fuera Él quién liberará a Israel. Sí, y además de todo esto, hoy es el tercer día desde que han pasado estas cosas.
22Pero también, algunas mujeres de nuestro grupo nos sorprendieron, cuando fueron a la tumba temprano en la mañana.23Cuando ellas no encontraron su cuerpo, vinieron, diciendo que también tuvieron una visión de ángeles quienes dijeron que Él estaba vivo.24Algunos hombres quienes estaban con nosotros fueron a la tumba y la encontraron justo como las mujeres contaron. Pero no lo vieron."
25Jesús les dijo: "¡Oh hombres tontos y tardos de corazón en creer en todo lo que los profetas han dicho!26"¿No era necesario que el Cristo sufriera estas cosas y entrara en su gloria?"27Luego, comenzando con Moisés y a través de los profetas, Jesús les interpretó a ellos todas las cosas sobre sí mismo en todas las escrituras.
28Mientras se acercaban a la aldea, a donde ellos iban, Jesús actuó como que continuaría más adelante.29Pero ellos le instaron diciendo: "Quédate con nosotros, porque está cerca la noche y el día está casi terminando." Así que Jesús entró y se quedó con ellos.
30Sucedió que, cuando Él se sentó con ellos a comer, Él tomó el pan, lo bendijo y partiéndolo, se lo entregó a ellos.31Luego sus ojos fueron abiertos y ellos lo reconocieron y Él desapareció de su vista.32Se dijeron el uno al otro: "¿No estaba nuestro corazón ardiendo dentro de nosotros, mientras Él nos hablaba en el camino, mientras Él nos abría las escrituras?"
33Ellos se levantaron en esa misma hora y regresaron a Jerusalén. Ellos encontraron a los once reunidos y los que estaban con ellos,34diciendo: "El Señor ciertamente ha resucitado y se le ha aparecido a Simón."35Así que ellos contaron las cosas que le pasaron en el camino y cómo Jesús se les mostró a ellos cuando Él partió el pan.
36Mientras hablaban de estas cosas, Jesús mismo se paró en medio de ellos y les dijo: "Paz a ustedes."37Pero ellos estaban aterrorizados y llenos de temor y pensaron que vieron un espíritu.
38Jesús les dijo: "¿Por qué están preocupados? ¿Por qué se levantan cuestionamientos en sus corazones?39Vean mis manos y mis pies, Soy Yo. Tóquenme y vean. Pues un espíritu no tiene carne y huesos, como ven que tengo."40Cuando Él dijo esto, les mostró sus manos y sus pies.
41Mientras ellos todavía estaban incrédulos con alegría, y maravillados, Jesús les dijo: "¿Tienen algo para comer?"42Ellos le dieron un pedazo de pescado asado.43Jesús lo tomó y lo comió delante de ellos.
44Él les dijo: "Cuando estaba con ustedes, les dije que todo lo que estaba escrito en la ley de Moisés, y los profetas, y en los Salmos, tenía que cumplirse."
45Entonces Él les abrió sus mentes, para que pudieran entender las escrituras.46Él les dijo: "Por lo tanto está escrito, que el Cristo debe sufrir y resucitar de los muertos al tercer día.47Y arrepentimiento y perdón de pecados debe ser predicado en su nombre en todas las naciones, comenzando por Jerusalén.
48Ustedes son testigos de estas cosas.49Miren, yo estoy enviando sobre ustedes lo que Mi Padre prometió. Pero permanezcan en la ciudad hasta que sean investidos con poder de lo alto."
50Entonces Jesús los condujo fuera hasta cerca de Betania. Él levantó sus manos y los bendijo.51Sucedió que, mientras Él los bendecía, Él los dejó y fue llevado arriba al cielo.
52Así que le adoraron y regresaron a Jerusalén con gran gozo.53Ellos estaban continuamente en el templo, alabando a Dios.