Latin American Spanish: Unlocked Literal Bible for Jueces

Formatted for Translators

©2022 Wycliffe Associates
Released under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International License.
Bible Text: The English Unlocked Literal Bible (ULB)
©2017 Wycliffe Associates
Available at https://bibleineverylanguage.org/translations
The English Unlocked Literal Bible is based on the unfoldingWord® Literal Text, CC BY-SA 4.0. The original work of the unfoldingWord® Literal Text is available at https://unfoldingword.bible/ult/.
The ULB is licensed under the Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International License.
Notes: English ULB Translation Notes
©2017 Wycliffe Associates
Available at https://bibleineverylanguage.org/translations
The English ULB Translation Notes is based on the unfoldingWord translationNotes, under CC BY-SA 4.0. The original unfoldingWord work is available at https://unfoldingword.bible/utn.
The ULB Notes is licensed under the Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International License.
To view a copy of the CC BY-SA 4.0 license visit http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/
Below is a human-readable summary of (and not a substitute for) the license.
You are free to:
The licensor cannot revoke these freedoms as long as you follow the license terms.
Under the following conditions:
Notices:
You do not have to comply with the license for elements of the material in the public domain or where your use is permitted by an applicable exception or limitation.
No warranties are given. The license may not give you all of the permissions necessary for your intended use. For example, other rights such as publicity, privacy, or moral rights may limit how you use the material.

Jueces

1

1Después de la muerte de Josué, el pueblo de Israel preguntó al SEÑOR, diciendo: "¿Quién atacará primero a los cananeos por nosotros para pelear contra ellos?" 2El SEÑOR dijo: "Judá atacará. He aquí, les he dado control de esta tierra." 3Los hombres de Judá dijeron a los hombres de Simeón, sus hermanos: "Vengan con nosotros a la tierra que nos fue dada para que juntos podamos pelear en contra de los cananeos. Y nosotros igualmente iremos con ustedes al territorio que les fue asignado." Así que la tribu de Simeón fue con ellos.

4Los hombres de Judá atacaron, y el SEÑOR les dio victoria sobre los cananeos y los ferezeos. Mataron a diez mil de ellos en Bezec. 5Hallaron a Adoni Bezec en Bezec, y lucharon contra él y derrotaron a los cananeos y ferezeos.
6Pero Adoni Bezec huyó, y lo persiguieron y lo capturaron, y le cortaron los dedos pulgares de las manos y de los pies. 7Adoni Bezec dijo: "Setenta reyes, cuyos dedos pulgares de sus manos y de sus pies fueron cortados, juntaban su comida debajo de mi mesa. Así como yo hice, así mismo Dios ha hecho conmigo." Lo trajeron a Jerusalén y murió allí.
8Los hombres de Judá lucharon contra la ciudad de Jerusalén y la tomaron. La atacaron a filo de espada y quemaron la ciudad. 9Después de esto, los hombres de Judá bajaron a luchar contra los cananeos que vivían en la montaña, en el Neguev, y en las colinas al oeste. 10Judá avanzó contra los cananeos que vivían en Hebrón (el nombre de Hebrón era anteriormente Quiriat Arba), y derrotaron a Sesai, a Ahimán y a Talmai.
11Desde ahí, los hombres de Judá avanzaron contra los habitantes de Debir (el nombre de Debir era anteriormente Quiriat Séfer). 12Caleb dijo: "Al que ataque a Quiriat Séfer y conquiste la ciudad, le daré a Acsa, mi hija, para ser su esposa." 13Otoniel, hijo de Quenaz, (el hermano menor de Caleb) capturó a Debir, así que Caleb le dio a Acsa, su hija, para ser su esposa.
14Tan pronto Acsa llegó a Otoniel, y ella le insistió a él que le pidiera a su padre un campo. Mientras ella se bajaba de su asno, Caleb le preguntó: "¿En qué te puedo ayudar?" 15Ella le dijo: "Dame una bendición. Ya que me has dado la tierra del Neguev, dame también las fuentes de agua." Así que Caleb le dio las fuentes de arriba y las de abajo.
16Los descendientes del ceneo suegro de Moisés, subieron de la Ciudad de las Palmas con el pueblo de Judá, al desierto de Judá, el cual es el Neguev, a vivir con el pueblo de Judá cerca de Arad. 17Y los hombres de Judá fueron con los hombres de Simeón, sus hermanos, y atacaron a los cananeos que habitaban en Sefat y lo destruyeron completamente. El nombre de la ciudad era llamada Horma.
18El pueblo de Judá también capturó a Gaza y la tierra a su alrededor, a Ascalón y la tiera a su alrededor, y a Ecrón y la tierra a su alrededor. 19El SEÑOR estaba con el pueblo de Judá y les ayudó a conquistar la tierra montañosa, pero no pudieron sacar a los habitantes de la llanura porque ellos tenían carretas de hierro.
20Hebrón fue dado a Caleb (como lo había dicho Moisés), y él expulsó de allí a los tres hijos de Anac. 21Pero el pueblo de Benjamín no echo fuera a los jebuseos que habitaban en Jerusalén. Así que los jebuseos han vivido con el pueblo de Benjamín en Jerusalén hasta este día.
22La casa de José se preparó para atacar a Betel, y el SEÑOR estaba con ellos. 23Ellos enviaron hombres para espiar en Betel (la ciudad que anteriomente se llamaba Luz). 24Los espías vieron a un hombre saliendo de la ciudad, y le dijeron: "Muéstranos, por favor, cómo entrar a la ciudad y seremos amables contigo."
25Él les mostró un camino de entrada a la ciudad. Y ellos atacaron la ciudad con espada en la mano, pero dejaron que el hombre y toda su familia se fueran. 26Y el hombre se fue a la tierra de los Hititas y construyó una ciudad y la llamó Luz, que es su nombre hasta el día de hoy
27El pueblo de Manasés no expulsó a los moradores de las ciudades de Bet Seán y sus aldeas, o de Taanac y sus aldeas, o de aquellos que moraban en Dor y sus aldeas, o los que vivían en Ibleam y sus aldeas, o de aquellos que estaban en Meguido y sus aldeas, porque los cananeos estaban decididos a vivir en esa tierra. 28Cuando Israel se hizo fuerte, ellos obligaron a los cananeos a servirles con trabajo forzoso, pero nunca los expulsaron por completo.
29Efraín no expulsó a los cananeos que vivían en Gezer, así que los cananeos continuaron viviendo en Gezeer entre ellos.
30Zabulón no expulsó a la gente que vivía en Quitrón, o a los que vivían en Naalal, y así los cananeos continuaron viviendo entre ellos, pero Zabulón forzó a los cananeos a servirles con trabajos forzados
31Aser no expulsó a la gente que vivía en Aco, ni a la que vivía en Sidón, ni a los que vivían en Ahlab, Aczib, Helba, Afec, y Rehob. 32Así que la tribu de Aser vivió entre los cananeos (los moradores de la tierra), porque ellos no los expulsaron.
33La tribu de Neftalí no echo fuera a los que estaban viviendo en Bet Semes, ni a los que vivían en Bet Anat. Así que la tribu de Neftalí vivió entre los cananeos (las personas que estaban viviendo en esa tierra). Sin embargo, los habitantes de Bet Semes y Bet Anat fueron obligados a trabajo pesado para Neftalí.
34Los amorreos forzaron a la tribu de Dan a vivir en la región montañosa, sin permitirles bajar a la llanura. 35Así que los amorreos vivieron en el Monte Heres, en Ajalón, y en Saalbim, pero el ejército de la casa de José los conquistó y ellos fueron obligados a servirles con trabajo forzado. 36La frontera de los amorreos iba desde la colina de Acrabim en Sela, hasta la región montañosa.

2

1El ángel del SEÑOR subió de Gilgal a Boquim, y dijo: "Los saqué de Egipto, y los he traído a la tierra que le juré dar a sus padres. Y les dije: 'Yo nunca romperé mi pacto con ustedes. 2Ustedes no deben hacer ningún pacto con aquellos que viven en estas tierras. Ustedes deben derribar sus altares.' Pero ustedes no han escuchado mi voz. ¿Qué es esto que han hecho?

3Por esto ahora digo: 'Yo no expulsaré a los Cananeos delante de ustedes, sino que ellos serán espinas en sus costados, y sus dioses serán una trampa para ustedes.'" 4Cuando el ángel del SEÑOR habló estas palabras a todo el pueblo de Israel, el pueblo gritó y lloró. 5Ellos llamaron ese lugar Boquim. Allí ellos ofrecieron sacrificios al SEÑOR.
6Entonces cuando Josué había despedido al pueblo; el pueblo de Israel fue a su lugar señalado, a tomar posesión de su tierra. 7El pueblo sirvió al SEÑOR durante el tiempo en que Josué vivió y el de los ancianos que le sobrevivieron a él, aquellos que vieron todos los grandes milagros que el SEÑOR había hecho por Israel. 8Josué hijo de Nun, el siervo del SEÑOR, murió a la edad de 110 años.
9Ellos le enterraron entre los límites de las tierras que le fueron asignada a él en Timnat Sera, en las tierras montañosas de Efraín, al norte de Monte Gaas. 10Toda esa generación fue convocada por sus padres. Otros descendientes se levantaron luego de ellos, que no conocían al SEÑOR ni lo que Él había hecho por Israel.
11El pueblo de Israel hizo lo que era malo ante los ojos del SEÑOR y sirvieron a los Baales. 12Ellos se alejaron del SEÑOR, el Dios de sus padres, quien los había sacado de las tierras de Egipto. Ellos fueron en busca de otros dioses, los mismos dioses de la gente que les rodeaba, y se inclinaron delante de ellos. Esa conducta hizo que se enojara el SEÑOR 13al apartarse del SEÑOR y adorar a Baal y a Astarot.
14La ira del SEÑOR se encendió en contra de Israel, y el los entregó a invasores que les robaron sus posesiones. Él los vendió como esclavos que fueron capturados por la fuerza de sus enemigos que les rodeaban, así que ellos no pudieron defenderse más en contra de sus enemigos. 15Dondequiera que Israel salía afuera a luchar, la mano del SEÑOR estuvo en contra de ellos para vencerlos, así como Él había jurado hacer. Y ellos estaban en sufriendo terriblemente.
16Entonces El SEÑOR levantó jueces, quienes los salvaron de las manos de aquellos que les robaban sus posesiones. 17Aun así ellos no escucharon a los jueces. Sino que fueron infieles al SEÑOR y se entregaron como prostitutas a otros dioses y les adoraron. Rapidamente se apartaron de la manera que sus padres habían vivido; aquellos que habían obedecido los mandamientos del SEÑOR, pero ellos mismos no hicieron esto.
18Cuando el SEÑOR levantó jueces para ellos, El SEÑOR ayudó a los jueces y los rescató de las manos de sus enemigos todos los días que vivieron. El SEÑOR tuvo misericordia de ellos mientras clamaron por causa de aquellos que los maltrataron fuertemente y los lastimaron. 19Pero cuando el juez moría, ellos se volvían y hacían cosas aún más corruptas que las que sus padres habían hecho. Ellos iban detrás de otros dioses para servirles y adorarles. Ellos se negaron a dejar sus malas prácticas y sus caminos tercos.
20La ira del SEÑOR se encendió en contra de Israel, y dijo: "Porque esta nación ha quebrantado los términos de mi pacto que Yo había establecido con sus padres; porque ellos no han escuchado mi voz; 21de ahora en adelante, no expulsaré ninguna de las naciones que Josué dejó cuando murió. 22Yo haré esto para probar si Israel seguirá o no mis caminos y caminará en ellos, como sus padres los hicieron." 23Por esto es que el SEÑOR dejó esas naciones y no las sacó rapidamente y las entregó en la mano de Josué.

3

1Ahora el SEÑOR dejó a estas naciones para probar a Israel, es decir a todos los que en Israel no habían experimentado las guerras luchadas en Canaán. 2(Él hizo esto para enseñar la guerra a los descendientes de los israelitas que no la habían conocido.) 3Estas son las naciones: los cinco reyes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que vivían en las montañas del Líbano, desde el Monte de Baal Hermón hasta Lebo Hamat.

4Estas naciones se quedaron allí para ser el intrumento el cual el SEÑOR usaría para probar a Israel, para confirmar si ellos obedecerían los mandamientos que Él le dio a sus antepasados a través de Moisés. 5Así que el pueblo de Israel vivió entre los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. 6A sus hijas, ellos las tomaron para que fueran sus esposas, y a sus propias hijas, ellos las dieron a sus hijos, y ellos sirvieron a sus dioses.
7El pueblo de Israel hizo lo que era malo antes los ojos del SEÑOR y olvidó al SEÑOR su Dios. Ellos adoraron a los Baales y a las Aseras. 8Por lo tanto, la ira del SEÑOR se incendió en contra de Israel, y Él los vendió en manos de Cusán Risataim, rey de Aram Naharaim. El pueblo de Israel sirvió a Cusán Risataim por ocho años.
9Cuando el pueblo de Israel clamó al SEÑOR, el SEÑOR levantó a alguien que ayudaría al pueblo de Israel, y quien los rescataría: Otoniel, hijo de Quenaz (el hermano menor de Caleb). 10El Espíritu del SEÑOR lo ayudó y le dió cualidades de gran líder, y él juzgó a Israel y salió a la guerra. El SEÑOR le dio la victoria sobre Cusán Risataim, rey de Aram. La mano de Otoniel derrotó a Cusán Risataim. 11La tierra tuvo paz por cuarenta años. Entonces Otoniel, hijo de Quenaz murió.
12Después de esto, los israelitas hicieron otra vez lo malo ante los ojos del SEÑOR, y el SEÑOR le dio fuerza a Eglón, rey de Moab, para dominar a los israelitas. 13Eglón se unió con los amonitas y los amalecitas, y ellos fueron y derrotaron a Israel, y ellos tomaron posesión de la Ciudad de las Palmeras (Jericó). 14El pueblo de Israel sirvió a Eglón, el rey de Moab, por dieciocho años.
15Cuando el pueblo de Israel clamó al SEÑOR, el SEÑOR levantó a alguien que los ayudaría, Aod, hijo de Gera, un benjamita, un hombre zurdo. El pueblo de Israel lo envió, con el pago de su tributo, a Eglón, rey de Moab.
16Aod se hizo una espada que tenía dos filos, de un cuarenta y seis centímetros de largo; y la ató a su muslo derecho debajo de su ropa. 17Él dio el pago de tributo al rey Eglón de Moab. (Ahora Eglón era un hombre muy obeso.) 18Después de que Aod había presentado el pago de tributo, él se fue con aquellos que lo habían cargado.
19En cuanto a Aod, cuando él llegó al lugar donde habían hecho las imágenes cerca de Gilgal, se volteó y regresó, y dijo: "Tengo un mensaje secreto para usted, mi rey." Eglón dijo: "¡Silencio!" Así que todos aquellos sirviéndole salieron del cuarto. 20Aod vino a él. El rey estaba sentado, solo en la frescura del cuarto de arriba. Aod dijo: "Tengo un mensaje de Dios para usted." El rey se levantó de su asiento.
21Aod alcanzó con su mano izquierda la espada de su muslo derecho, y la clavó en el cuerpo del rey. 22Y la empuñadura de la espada también entró en él tras la cuchilla, la punta de la misma salió por su espalda, y la grasa se cerró sobre la cuchilla, pues Aod no sacó la espada de su estómago. 23Entonces Aod salió al porche y cerró las puertas del cuarto de arriba tras sí y las aseguró.
24Después de que Aod se había ido, los sirvientes del rey vinieron; ellos vieron que las puertas del cuarto superior estaban aseguradas, así que ellos pensaron: "Seguramente él se está aliviando en la frescura del cuarto superior." 25Ellos estaban cada vez más preocupados, hasta que sintieron que estaban descuidando su deber, ya que el rey todavía no abría las puertas del cuarto superior. Así que ellos tomaron la llave y las abrieron, ahí estaba su amo, acostado en el piso, muerto.
26Mientras los sirvientes estaban esperando, preguntándose lo que debían hacer, Aod escapó y pasó más allá del lugar donde estaban las imágenes cinceladas de ídolos, y así escapó a Seirat. 27Cuando llegó, hizo sonar una trompeta en la región montañosa de Efraín. Entonces desde las colinas el pueblo de Israel descendió con él, y él los estaba dirigiendo.
28Él les dijo a ellos: "Síganme, pues el SEÑOR está a punto de derrotar a sus enemigos, los moabitas." Ellos lo siguieron y ellos tomaron los orillas del Jordán al otro lado de los moabitas, y ellos no permitieron a nadie que cruzara el río. 29En ese momento ellos mataron cerca de diez mil hombres de Moab, y todos eran fuertes y hombres capaces. Ninguno escapó. 30Así que ese día, Moab fue sometida por la fuerza de Israel. Y la tierra había descansado por ochenta años.
31Después de Aod, el siguiente juez fue Samgar, hijo de Anat, quien mató 600 hombres de los filisteos con un palo usado para picar el ganado. Él también liberó a Israel del peligro.

4

1Luego de que Aod murió, el pueblo de Israel una vez más hizo lo que era malo ante los ojos del SEÑOR. 2El SEÑOR los entregó en las manos de Jabín rey de Canaán quien reinaba en Hazor. El capitán de su ejército se llamaba Sísara, y el vivió en Haroset Goyim. 3El pueblo de Israel clamó al SEÑOR por ayuda, por que Sísara tenía novecientos carros de hierro y había lastimado fuertemente al pueblo de Israel por veinte años.

4Ahora Débora, una profetisa (la esposa de Lapidot), era jueza principal en Israel para ese tiempo. 5Ella usualmente se sentaba debajo de la palmera de Débora entre Ramá y Betel en la región montañosa de la ciudad de Efraín, y las personas de Israel iban donde ella para resolver sus pleitos.
6Ella envió por Barac hijo de Abinoam de Cedes en Neftalí. Ella le dijo, el ''Señor, el Dios de Israel, te ordena, 'Ve al Monte Tabor, y lleva contigo diez mil hombres de Neftalí y Zabulón. 7Yo llevaré a Sísara, el comandante del ejercito de Jabín, para que te encuentre en el rio Kishon, con sus carros y su ejercito, y yo te daré la victoria ante el.''
8Barac le dijo a ella, "si tu vas conmigo, yo iré, pero si tu no vas conmigo, yo no iré." 9Ella dijo, ciertamente iré contigo. Más tu no recibiras la honra de esto, porque el Señor entregará a Sísara en la mano de una mujer." Luego Débora se levantó y fue con Barac a Cades.
10Barac llamó a los hombres de Zabulón y Neftalí que fueran juntos a Cades. Diez mil hombres lo siguieron, y Débora fué junto con el.
11Ahora Heber (el Quenita) se separó de los Quenitas- estos eran los descendientes de Hobab (suegro de Moisés) - y él puso su tienda junto al roble en Zaanaim, cerca de Cades.
12Cuando ellos le dijeron a Sísara que Barac hijo de Abinoam se había ido a Monte Tabor, 13Sísara llamó a todos sus carros, novecientos carros de hierro, y todos los soldados que estaban con el, desde Haroset Goyim hasta el Río Cisón.
14Débora le dijo a Barac: "¡Ve! Porque hoy es el día en el que El SEÑOR te ha dado la victoria ante Sísara. "¿No está El SEÑOR liderandote?" Así que Barac bajó del Monte Tabor con diez mil hombres siguiéndole.
15El SEÑOR confundió el ejército de Sísara, a todos sus carros de hierro, y a todo su ejército. Los hombres de Barac los atacaron y Sísara se bajó de su carro de hierro y huyó a pie. 16Pero Barac persiguió los carros de hierro y el ejército hasta Haroset Goyim, y todo el ejército de Sísara fué derrotado a filo de espada, y ni un hombre quedó vivo.
17Pero Sísara huyó a pie hacia la tienda de Jael, la esposa de Heber el Quenita, pues había paz entre Jabín rey de Hazor, y la casa de Heber el Quenita. 18Jael salió al encuentro de Sísara y le dijo, "Ven, mi maestro; ven a mí y no tengas miedo." Así el fué hacia ella y entró a la tienda, y ella lo cubrió con una manta.
19El le dijo a ella, "Por favor dame un poco de agua para beber, por que estoy sediento." Ella abrió su bolso de cuero con leche y le dió de beber, y luego ella lo cubrió nuevamente. 20El le dijo a ella, "Párate ante la entrada de la tienda. Si alguien viene y te pregunta, '¿Hay alguien aquí?', dile que 'No'."
21Luego Jael (la esposa de Heber) tomó una estaca de la tienda y un martillo en su mano y fué secretamente a donde Sísara, pues el estaba muy dormido, y ella le martilló la estaca a un lado de la cabeza, lo atravesó, y así murió. 22Como Barac estaba persiguiendo a Sísara, Jael salió a su encuentro y le dijo, "Ven, te mostraré el hombre que estas buscando." Así que el fué con ella, y encontró a Sísara muerto, con la estaca en su cabeza.
23Así que ese día Dios derrotó a Jabín, rey de Canaán, delante del pueblo de Israel. 24Y el poder del pueblo de Israel se hizo más fuerte ante Jabín el rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.

5

1En aquel día Débora y Barac hijo de Abinoam, cantaron esta canción: 2"Cuando los líderes tomaron el mando de Israel, cuando la gente voluntariamente se ofreció para la guerra-- nosotros alabamos al SEÑOR!

3Oigan, reyes! Presten atención, líderes! Yo cantaré al SEÑOR; cantaré alabanzas al SEÑOR, el Dios de Israel. 4El SEÑOR, cuando saliste de Seir, cuando te marchaste de Edom, la tierra tembló, y los cielos también se estremecieron; aún las nubes destilaron agua.
5Las montañas temblaron delante del rostro del Señor; aún el Monte Sinaí tembló delante del rostro del Señor, el Dios de Israel. 6En los días de Samgar (hijo de Anat), en los días de Jael, los principales caminos fueron abandonados, y aquellos que los caminaron solo usaban caminos torcidos.
7Había pocos guerreros en Israel, hasta que Yo, Débora, tomé control-- una madre tomó control en Israel. 8Cuando ellos escogieron nuevos dioses, hubo guerra en las puertas de la ciudad y sin embargo no se veían escudos ni lanzas entre cuarenta mil en Israel.
9Mi corazón simpatiza con los comandantes de Israel, juntamente con los que voluntariamente se ofrecieron-- nosotros bendecimos al Señor por ellos! 10Piensa en esto-- tú que cabalgas en asnos blancos sentados en mantas para montar, y tú que caminas junto al camino.
11Escucha las voces de aquellos que cantan en los abrevaderos. Allí se cuentan nuevamente sobre las obras justas del Señor, y las acciones justas de sus guerreros en Israel. Entonces el pueblo del Señor descendió a las puertas de la ciudad.
12Despierta, despierta, Débora! Despierta, despierta, canta un cántico! Levántate, Barac, y captura tus prisioneros, tú hijo de Abinoam. 13Entonces los que no murieron marcharon hacia los nobles; el pueblo del Señor vino a mí con los guerreros.
14Vinieron de Efraín aquellos establecidos en Amalec; el pueblo de Benjamín te siguió. De Maquir descendieron sus comandantes y de Zabulón aquellos que cargaban el bastón de autoridad.
15Y mis príncipes de Isacar estaban con Débora; e Isacar estaba con Barac, yendo tras él hacia el valle bajo su mandato. Entre los grupos de familias de Rubén batallaban para decidir.
16Por qué te sientas en las fogatas, a escuchar los sonidos del rebaño? En cuanto a los grupos de familias de Rubén batallaban para decidir.
17¿Galaad se quedó al otro lado del Jordán; y Dan, por qué se quedó pensativo al lado de los barcos? Aser se mantuvo en la costa y vivió cerca de sus muelles. 18Zabulón fue una tribu que arriesgaba sus propias vidas incluso hasta la muerte, y Neftalí, tambien, en el campo de batalla.
19Los reyes llegaron, pelearon; los reyes de Canaan pelearon en Taanac junto a las aguas de Meguido. Pero no se llevaron nada de plata como botín. 20Desde el cielo las estrellas pelearon, desde sus caminos a través del cielo pelearon contra Sísara.
21El Río Cisón los barrió, ese viejo río, el Río Cisón. Marcha adelante mi alma, es fuerte! 22Entonces sonaron los cascos de los caballos-- galopando, el galope de sus valientes.
23¡Maldice a Meroz! dijo el ángel del SEÑOR. 'Ciertamente maldice a sus habitantes! -- porque ellos no acudieron a la ayuda del SEÑOR-- a la ayuda del SEÑOR en la batalla en contra de los guerreros fuertes.
24Jael es bendecida mas que todas las demás mujeres, Jael (la esposa de Heber el Quenita), ella es más bendecida que todas las mujeres que viven en tiendas. 25El hombre pidió agua y ella le dió leche; ella le trajo mantequilla en platos para príncipes.
26Ella puso su mano sobre la estaca de su tienda, y su mano derecha sobre el martillo del trabajador; con el martillo golpeó a Sísara, y destrozó su cabeza. Ella aplastó su cráneo en pedazos cuando lo atravesó por el lado de su cabeza. 27El se desmayó entre sus pies, el cayó acostado allí. Entre sus pies el cayó cojeando. El lugar donde desmayó es donde el murió violentamente.
28Fuera de una ventana ella miró-- la madre de Sísara miró a través del enrejado y clamó en tristeza, '¿Por qué su carro tarda tanto tiempo en venir? ¿Por qué los golpes de los cascos de los caballos que halan sus carros se han tardado?'
29Sus mas sabias princesas, respondieron y ella les dio la misma respuesta: 30'¿Ellos no han encontrado ni dividido el saqueo? -- ¿Una matriz, dos matrices para cada hombre; el botín de tela teñida para Sísara, el botín de tela teñida y bordada, dos piezas de tela teñida y bordada para los cuellos de aquellos que robaron?'
31Así que todos tus enemigos morirán, ¡SEÑOR! Pero tus amigos serán como el sol cuando se eleva en su poder." y la tierra tuvo paz por cuarenta años.

6

1La gente de Israel hizo lo malo delante del SEÑOR y los entregó en las manos de los madianitas por siete años. 2El poder de Madián lastimó fuertemente a Israel. Por causa de Madian los israelitas se hicieron escondites en las colinas, las cuevas y otros lugares de refugio.

3Sucedió que cada vez que los Israelitas sembraban sus cosechas, los madianitas y los amalecitas y la gente del oriente atacaban a los israelitas. 4Ellos ponían su ejército en la tierra y destruían la cosecha, todo el camino hasta Gaza. No dejaban comida en Israel, ni ovejas, tampoco ganado o burros.
5Siempre que ellos y su ganado y sus tiendas de campañas subían, ellos venían como una gran cantidad de langostas, y era imposible contar las personas o sus camellos. Ellos invadieron la tierra para destruírla. 6Madián debilitó a los israelitas tan severamente, que el pueblo de Israel clamó al SEÑOR.
7Cuando el pueblo de Israel clamó al SEÑOR por causa de Madián, 8el SEÑOR envió un profeta al pueblo de Israel. El profeta les dijo: "Esto es lo que el SEÑOR, el Dios de Israel dice: 'Te saqué de Egipto, te saqué de la casa de la esclavitud.
9Te rescaté de la mano de los Egipcios, y de la mano de todos los que te lastimaban fuertemente. Los eché de delante de ustedes y les entregué a ustedes sus tierras. 10Yo te dije: "Yo soy el SEÑOR tu Dios; yo te ordené que no adoraras los dioses de los amorreos, en cuya tierra tú estás viviendo." Pero no has obedecido mi voz.""
11Ahora el ángel del SEÑOR vino y se sentó debajo de un árbol grande en Ofra, que pertenecía a Joás (el de Abiezer), mientras Gedéon, hijo de Joás, estaba separando el trigo sacudiéndolo en el piso, en el lugar donde ellos pisaban las uvas para hacer vino, para esconderlo de los madianitas. 12El ángel del SEÑOR se le apareció a él y dijo a él: "¡EL SEÑOR está contigo, guerrero fuerte!"
13Gedeón le dijo a él, "Oh, mi Señor; si el SEÑOR esta con nosotros, ¿Entonces, por qué nos ha sucedido todo eso? ¿Dónde están todas sus maravillosas obras, las cuales nuestros padres nos contaron, cuando ellos dijeron, '¿No nos sacó el SEÑOR de Egipto?' Pero ahora el SEÑOR nos ha abandonado y entregado en manos de Madián."
14El SEÑOR lo miró a él y dijo: "Ve en la fuerza que ya tú tienes. Libera a Israel de la mano de Madian. ¿No te he mandado yo?" 15Gedeón le dijo a él, "Por favor, Señor, ¿cómo puedo yo liberar a Israel? Ves, mi familia es la más débil en Manasés, y yo soy el menos importante en la casa de mi padre."
16El SEÑOR le dijo a él, "Yo estaré contigo, y tú derrotarás el ejército madianita como a un solo hombre." 17Gedeón le dijo a él, "Si te agradas de mi, entonces dame una señal que eres tú el que me está hablando. 18Por favor, no te marches de aquí, hasta que yo venga a ti y traiga mi regalo y lo ofrezca a ti." El SEÑOR dijo, "Yo esperaré hasta que tú regreses."
19Gedeón fue y preparó un cabrito e hizo de un barril de veintidós litros de harina, e hizo pan sin levadura. Él puso la carne en una cesta, y puso el caldo en un caldero y los trajo a él debajo del árbol grande, y los presentó. 20El Ángel de Dios le dijo a él: "Toma la carne y el pan sin levadura y colócalos sobre esta roca, y derrama el caldo sobre ellos." Y Gedeón lo hizo así.
21Entonces El Ángel del SEÑOR extendió su mano para alcanzarla con la punta de la vara. Con ella Él tocó la carne y el pan sin levadura; un fuego subió de la roca y consumió la carne y el pan sin levadura. Entonces el Ángel del SEÑOR se marchó y Gedeón no pudo verlo más.
22Gedeón entendió que este era El Ángel del SEÑOR. Gedeón dijo, 23"¡Ah, Señor! ¡Pues he visto El Ángel del SEÑOR cara a cara!" El SEÑOR le dijo a él, "¡Paz a ti! No tengas miedo, tú no morirás." 24Así que Gedeón construyó un altar ahí para el SEÑOR. Él lo llamó, "El SEÑOR es Paz." Hasta este día todavía está en pie en Ofra del grupo de familias de Abiezer.
25Esa noche el SEÑOR dijo a él, "Toma el toro de tu padre, y un segundo toro que tiene siete años de edad, y derriba el altar de Baal que pertenece a tu padre, y corta el palo de adoración de la diosa Asera que está a su lado. 26Construye un altar al SEÑOR tu Dios sobre este lugar de refugio, y constrúyelo de la manera correcta. Ofrece el segundo toro como una ofrenda quemada, usando la madera de la Asera que cortaste."
27Así que Gedeón tomó diez de sus siervos e hizo como el SEÑOR le había dicho. Pero porque él estaba demasiado temeroso de la familia de la casa de su padre y los hombres del pueblo para hacerlo durante el día, él lo hizo en la noche.
28En la mañana cuado los hombres del pueblo se levantaron, el altar de Baal estaba derribado, y el palo de Asera que estaba a su lado estaba cortado, y el segundo toro había sido ofrecido sobre el altar que había sido construido. 29Los hombres de la ciudad se dijeron unos a otros, "¿Quién ha hecho esto?" Cuando ellos hablaron unos con otros y buscaron respuestas, ellos dijeron, "Gedeón hijo de Joás ha hecho esta cosa."
30Entonces los hombres del pueblo dijeron a Joás, "Saca a tu hijo para que muera, porque él derribó el altar de Baal, y porque él cortó el palo de Asera a su lado."
31Joás dijo a todos lo que se le oponían a él, "¿Alegarás tú el caso por Baal? ¿Lo salvarás tú? El que alegue el caso por él, que éste sea muerto mientras todavía es de mañana. Si Baal es dios, déjenlo a él defenderse él mismo cuando alguien derriba su altar." 32Por lo tanto en ese día ellos llamaron a Gedeón "Jerobaal," porque él dijo, "Deja que Baal se defienda él mismo contra él," porque Gedeón derribó el altar de Baal.
33Ahora todos los madianitas, los amalecitas, y la gente del este se juntaron. Cruzaron el Jordán y acamparon en el valle de Jezreel.
34Pero el Espíritu del SEÑOR vino sobre Gedeón. Gedeón sonó una trompeta, llamando al grupo de familias de Abiezer, para que ellos pudieran seguirlo. 35Él envió mensajeros a través de todo Manasés, y ellos también fueron llamados a seguirlo. Él también envió mensajeros a Aser, Zabulón, y Neftalí, y ellos subieron a encontrarse con él.
36Gedeón dijo a Dios, "Si tu intención es usarme para salvar a Israel, según tú has dicho- 37Mira, yo estoy poniendo una piel de lana de oveja en el suelo. Si hay sólo rocío sobre la lana, y todo el suelo está seco, entonces yo sabré que tú me usarás para salvar a Israel, según tú dijiste."
38Esto es lo que pasó--Gedeón se levantó temprano la siguiente mañana, él presionó la lana, y exprimió el rocío de la lana, suficiente para llenar con agua un recipiente.
39Entonces Gedeón dijo a Dios, "No te enojes conmigo, yo hablaré una vez más. Por favor permíteme una prueba más utilizando la lana. Esta vez haz a la lana seca, y permite que haya rocío sobre el suelo alrededor de ella." 40Dios hizo lo que él le pidió esa noche. La lana estaba seca, y había rocío sobre todo el suelo a su alrededor.

7

1Entonces Jerobaal ( que es, Gedeón) se levantó temprano, y todas las personas que estaban con él, y acamparon junto al manantial de Harod. El campamento de Madián estaba al norte en el valle cerca de la montaña de More.

2SEÑOR dijo a Gedeón: ''Hay demasiados soldados para yo darte la victoria sobre Madián, para que así Israel no presuma delante de mi, diciendo: 'Nuestro propio poder nos ha salvado'. 3Ahora por lo tanto, proclama en los oídos de la gente y di, 'Quien tenga miedo, quien tiemble, dejenlo regresar desde el Monte Galaad. Así que 22, 000 personas se regresaron y 10, 000 permanecieron.
4EL SEÑOR dijo a Gedeón, ''Aún siguen siendo muchos. Llévalos a beber agua, y yo haré que sean menor cantidad para ti. Si te digo a ti, 'Este irá contigo,' él irá contigo; pero si digo, 'Este no irá contigo,' él no irá.''
5Así que Gedeón los llevó al agua, y EL SEÑOR le dijo a él, ''Separa a todo el que lame el agua, como los perros lamen, de aquellos que se arrodillan a beber.'' 6Trescientos hombres lamieron. El resto de los hombres se arrodilló a beber agua.
7EL SEÑOR dijo a Gedeón, ''Con los trescientos hombres que lamieron, yo te rescataré y te daré la victoria sobre los Madianitas. Deja que los otros hombres vuelvan a su propio lugar.'' 8Así que aquellos quienes fueron elegidos, tomaron sus alimentos y sus trompetas. Gedeón envió a todos los hombres de Israel, cada hombre a su tienda de acampar, pero se quedó con los trescientos hombres. Ahora el campamento de Madián estaba más abajo de él, en el valle.
9Esa misma noche EL SEÑOR le dijo a él: ''Levántate! Ataca el campamento, pues Yo te daré la victoria sobre ellos. 10Pero si tienes miedo de descender, ve abajo al campamento con Fura tu sirviente, 11y escucha lo que ellos están diciendo, y tu valentía se fortalecerá para atacar el campamento.'' Así que Gedeón fue con Fura su sirviente, a los puestos de guardias del campamento.
12Los Madianitas, los Amalecitas, y todas las personas del este se habian ubicado a lo largo del valle, y eran tan grueso como una nube de saltamontes. Sus camellos eran más de lo que se podía contar; Ellos eran más en número que los granos de arena en la orilla del mar.
13Cuando Gedeón llegó allí, un hombre estaba contando un sueño a su acompañante. El hombre decía: ''Mira! tuve un sueño, y vi un pan de cebada que rodaba en el campamento de Madián. Llegó a la tienda de acampar y la golpeó tan fuerte que la volteó, y quedó aplastada. 14El otro hombre dijo: ''Esto no es otra cosa que la espada de Gedeón (el hijo de Joás), el Israelita. Dios le ha dado victoria sobre Madián y todo su ejército.''
15Cuando Gedeón escuchó sobre su sueño y su interpretación, él se postró en alabanza. El fue al campamento de Israel y dijo: ''Levántense! el SEÑOR les ha dado la victoria sobre el ejército Madianita.'' 16Él dividió los trecientos hombres en tres grupos, y les dio a todos trompetas y vasijas vacías, con antorchas dentro de cada vasija.
17Él les dijo a ellos: ''Mírenme a mi y hagan como yo hago. Observen! Cuando yo llegue por el borde del campo, ustedes deben hacer como yo hago. 18Cuando yo, y todos los que están conmigo, sonemos la trompeta, entonces ustedes suenen sus trompetas también en todo el campo y griten, 'Por el SEÑOR y por Gedeón!''
19Así que Gedeón y los cien hombres que estaban con él vinieron a la orilla del campamento, justo al principio de la media noche. Y justo cuando los Madianitas estaban cambiando de guardia, ellos sonaron sus trompetas y rompieron las vasijas que estaban en sus manos.
20Los tres grupos de hombres sonaron las trompetas y rompieron las vasijas. Ellos sostuvieron las antorchas en su mano derecha para soplarlas. Ellos gritaron, ''La espada del SEÑOR y de Gedeón.'' 21Cada hombre se mantuvo en su lugar alrededor del campo y todo el ejército Madianita corrió. Ellos gritaron y huyeron.
22Cuando ellos sonaron las trescientas trompetas, el SEÑOR colocó cada espada de los Madianitas en contra de sus compañeros y en contra de todo su ejército. El ejército huyó hasta Bet Sita en dirección a Zerera, hasta la frontera de Abel Mehola, cerca de Tabat. 23Los hombres de Israel desde Neftalí, Aser, y todo Manasés fueron llamados afuera, y fueron tras Madián.
24Gedeón envió mensajeros a través de todas las colinas del país de Efraín, diciendo: ''Desciendan en contra de Madián y tomen control del río Jordán, hasta Bet Bara, para detenerlos.'' Así todos los hombres de Efraín se reunieron y tomaron control de las aguas, hasta Bet Bara y el río Jordán. Ellos capturaron los dos principes de Madián, Oreb y Zeeb. 25Ellos mataron a Oreb en las rocas de Oreb, y a Zeeb en el lugar donde se pisan las uvas para hacer vino de Zeeb. Ellos fueron tras los Madianitas, y ellos trajeron las cabezas de Oreb, y Zeeb a Gedeón, quien estaba en el otro lado del Jordán.

8

1Los hombres de Efraín le dijeron a Gedeón, "Qué es esto que nos has hecho a nosotros? No nos llamaste cuando peleaste contra Madián?" Y lo discutieron con él violentamente.

2Él les dijo a ellos: "¿Qué he hecho yo comparado con ustedes? ¿No son las sobras de las uvas de Efraín mejores que la cosecha completa de uvas de Abiezer? 3¡Dios les ha dado a ustedes la victoria sobre los príncipes de Madián--Oreb y Zeeb! ¿Qué he logrado yo comparado con ustedes? El enojo de ellos se calmó cuando él dijo esto.
4Gedeón vino al Jordán y lo cruzó, él y los trescientos hombres que estaban con él. Ellos estaban cansados, pero continuaron la persecución. 5Él le dijo a los hombres de Sucot: "Por favor, dénle pan a las personas que me siguen, porque ellos están cansados y yo estoy persiguiendo a Zeba y Zalmuna, los reyes de Madián."
6Y los oficiales dijeron: "¿Ahora las manos de Zeba y Zalmuna están en tu mano? ¿Por qué deberíamos darle pan a tu ejército?" 7Gedeón dijo: "Cuando el SEÑOR nos de la victoria sobre Zeba y Zalmuna, yo rasgaré la piel de ustedes con arbustos espinosos y zarzas del desierto."
8Él subió desde allí hasta Peniel y le habló al pueblo que estaba allí de la misma manera, pero los hombres de Peniel contestaron como los hombres de Sucot habían contestado. 9Él también les habló a los hombres de Peniel y les dijo: "Cuando venga de nuevo en paz, yo derribaré ésta torre."
10Ahora, Zeba y Zalmuna estaban en Karkor con su ejército, como quince hombres, todos los que quedaron de todo el ejército del pueblo del Este, porque habían caído 120, 000 hombres quienes habían sido entrenados para pelear con espada.
11Gedeón subió por el camino que los habitantes de tiendas de campaña tomaron, pasó Noba y Jogbeha. Él derrotó al ejército enemigo, porque no estaban esperando un ataque. 12Zeba y Zalmuna huyeron, y mientras Gedeón los perseguía, él capturó a los dos reyes de Madián- Zeba y Zalmuna- y le causó mucho miedo a todo el ejército de ellos.
13Gedeón, hijo de Joás, regresó de la batalla yendo por el paso de Heres. 14Él se encontró con un joven del pueblo de Sucot y le pidió consejo. El joven le describió a él los líderes de Sucot y a sus ancianos, setenta y siete hombres.
15Gedeón vino a donde los hombres de Sucot y dijo: "Miren a Zeba y a Zalmuna, por los cuales ustedes se burlaron de mí y dijeron: '¿Ya has conquistado a Zeba y a Zalmuna? No sabemos si deberíamos darle pan a tu ejército.'" 16Gedeón tomó a los ancianos de la ciudad y castigó a los hombres de Sucot con los arbustos espinosos y zarzas del desierto. 17Y derribó la torre de Peniel y mató a los hombres de esa ciudad.
18Luego, Gedeón le dijo a Zeba y Zalmuna: "¿Qué clase de hombres ustedes mataron en Tabor?" Ellos contestaron: "Como eres tú, así eran ellos. Cada uno de ellos parecía un hijo de un rey. 19Gedeón dijo: "Ellos eran mis hermanos, los hijos de mi madre. Vive El SEÑOR, si ustedes hubieran salvado sus vidas, yo no los mataría a ustedes."
20Él le dijo a Jeter (su primogénito): "¡Levántate y mátalos!" Pero el joven no sacó su espada porque tenía miedo, porque aun era un muchacho joven. 21Entonces Zeba y Zalmuna dijeron: "¡Levántate tú mismo y mátanos!" Porque según sea el hombre, así es su fuerza." Gedeón se levantó y mató a Zeba y a Zalmuna. Y también tomó los adornos en forma de media luna que estaban en los cuellos de sus camellos"
22Luego, los hombres de Israel le dijeron a Gedeón: "Gobierna sobre nosotros- tú, tu hijo y tu nieto- porque tú nos has salvado de la mano de Madián. 23Gedeón les dijo: "Yo no gobernaré sobre ustedes, ni mi hijo gobernará sobre ustedes. El SEÑOR gobernará sobre ustedes.
24Gedeón les dijo: "Permítanme hacerles una petición: que cada uno de ustedes me de los aretes de su botín." (Los madianitas tenían aretes de oro porque ellos eran ismaelistas.) 25Ellos respondieron: "Estamos contentos de dártelos." Ellos extendieron una capa y cada hombre lanzó sobre ella los aretes de su botín.
26El peso de los aretes de oro que él pidió fue de 18. 7 kilogramos de oro. Este botín fue adicional a los adornos de media luna, los aretes, la ropa púrpura que vestían los reyes de Madián, y adicional a las cadenas que habían estado alrededor del cuello de sus camellos.
27Gedeón hizo una pieza de vestimenta con los aretes y lo puso en su ciudad, en Ofra, y todo Israel se prostituyó al adorarlo allí. Esto se convirtió en una trampa para Gedeón y para los de su casa. 28Así pues, Madián quedó bajo el dominio del pueblo de Israel y nunca volvieron a revelarse otra vez. Y la tierra tuvo paz por cuarenta años, en los días de Gedeón.
29Jerobaal (Gedeón), hijo de Joás, fue y habitó en su propia casa. 30Gedeón tuvo setenta hijos quienes eran sus descendientes, porque él tenía muchas esposas. 31Su concubina, quien estaba en Siquem, le dio un hijo y Gedeón le dio el nombre de Abimelec.
32Gedeón, hijo de Joás, murió a buena edad y fue enterrado en Ofra, en la tumba de su padre Joás, del grupo de familias de los Abiezeritas. 33Y sucedió, que tan pronto murió Gedeón, el pueblo de Israel nuevamente se volvió y ellos pecaron contra EL SEÑOR adorando a los baales. Ellos hicieron de Baal Berit su dios.
34El pueblo de Israel no recordó honrar al SEÑOR, su Dios, quien los había rescatado de la mano de sus enemigos en derredor. 35Ellos no guardaron sus promesas a la casa de Jerobaal (es decir, Gedeón), a cambio de todo el bien que él había hecho en Israel.

9

1Abimelec, hijo de Jerobaal fue a la casa de los parientes de su madre en Siquem y les dijo a ellos y a todos los del grupo de familias de su madre: 2"Por favor digan esto, para que todos los líderes de Sequem puedan oir: '¿Qué es mejor para ustedes: el tener a todos los setenta hijos de Jerbobaal gobernando sobre ustedes, o que solo uno gobierne sobre ustedes?' Acuerdense que yo soy de su misma familia.

3Los parientes de su madre hablaron por él a los líderes de Siquem, y estuvieron de acuerdo en seguir a Abimelec, pues dijeron: "Él es nuestro hermano." 4Le dieron casi un kilo de plata de la casa de Baal Berit, y Abimelec las usó para contratar hombres problemáticos y de caracter valiente, quienes le seguían.
5Abimelec fue a la casa de su padre en Ofra, y sobre una piedra él mató a sus diecisiete hermanos, los hijos de Jerobaal. Solo Jotam quedo con vida, el hijo menor de Jerobaal, porque él se escondió. 6Todos los líderes de Siquem y Bet Milo se juntaron y ellos se fueron e hicieron a Abimelec rey, junto al árbol grande cerca del pilar que está en Siquem.
7Cuando a Jotam le contaron acerca de esto, fue y se paró en la cima del Monte Gerizim. Él gritó y dijo: "Escúchenme, ustedes líderes de Siquem, para que Dios los escuche a ustedes. 8Los árboles fueron una vez a ungir a un rey sobre ellos. Y ellos le dijeron al árbol de olivo, 'Reina sobre nosotros.'
9Pero el árbol de olivo les dijo: '¿Debo yo dar de mi aceite, el cual es usado para honrar dioses y hombres, para que yo pueda regresar, solo para inclinarme sobre los otros árboles?' 10Los árboles le dijeron al árbol de higo: 'Ven y reina sobre nosotros.' 11Pero el árbol de higo le dijo: '¿Debo yo renunciar a mi dulzura y mi buen fruto, solo para que y yo pueda regresar he de inclinarme sobre los otros árboles?'
12Los árboles le dijeron al viñero: 'Ven y reina sobre nosotros.' 13El viñero le dijo: '¿Debo yo dejar de dar mi nuevo vino, el cual ánima dioses y hombres, y regresar e inclinarme sobre otros árboles?' 14Luego dijeron todos los árboles a la zarza: 'Ven y reina sobre nosotros.'
15La zarza le dijo a los árboles: 'Si ustedes realmente quieren ungirme como rey sobre ustedes, entonces vengan y encuentren seguridad debajo de mi sombra. Si no, entonces dejen que el fuego salga fuera de la zarza y déjenlo que queme los cedros del Líbano.' 16Ahora mientras tanto, si ustedes han actuado en verdad y honestidad, cuando ustedes hicieron a Abimelec rey, y si ustedes han hecho bien en cuanto a Jerobaal y su casa, y si ustedes lo han castigado a él como él merece-
17-- y pensar que mi padre peleó por ustedes, arriesgó su vida, y los rescató de la mano de Madián-- 18pero hoy ustedes se han levantado contra la casa de mi padre y han matado a sus hijos, setenta personas, sobre una piedra. Ademas ustedes han hecho a Abimelec, hijo de su sirviente femenina, rey sobre los líderes de Siquem, porque él es su pariente.
19Si ustedes han actuado con honestidad e integridad a Jerobaal, entonces regocígense en Abimelec, y déjenlo también regocijarse en ustedes. 20Pero si no, dejen que el fuego salga de Abimelec y queme a los hombres de Siquem y Bet Milo. Dejen que el fuego salga de los hombres de Siquem y Bet Milo, para quemar a Abimelec." 21Jotam huyó y corrió lejos, y se fue para Beer. Vivió allí, porque era muy lejos de Abimelec, su hermano.
22Abimelec reinó sobre Israel por tres años. 23Dios envió un espíritu malo entre Abimelec y los líderes de Siquem. Los líderes de Siquem traicionaron la confianza que ellos tenían con Abimelec. 24Dios hizo esto para que la maldad hecha a los diecisiete hermanos de Jerobaal pudiera ser vengada y Abimelec su hermano tuviera que ser responsable por la matanza de ellos, y los hombres de Siquem fueran detenidos responsables porque ellos lo ayudaron a matar a sus hermanos.
25Entonces los líderes de Siquem pusieron hombres para esperar en las colinas y emboscar, y robaron a todo al que pasara por ese camino. Esto fue reportado a Abimelec.
26Gaal hijo de Ebed, vino con sus parientes y ellos se fueron a Siquem. Los líderes de Siquem tenían confianza en él. 27Ellos se fueron al campo y recogieron y pisaron las uvas de los viñedos. Ellos tuvieron un festival en la casa de su dios, donde ellos comieron y bebieron, y ellos maldijeron a Abimelec.
28Gaal hijo de Ebed, dijo: "¿Quién es Abimelec, y quién es Siquem, que debemos servirle? ¿No es él el hijo de Jerobaal? ¿Y no es Zebul su ayudante? ¡Sirvan a los hombres de Hamor, el padre de Siquem! ¿Porqué debemos nosotros servir a Abimelec? 29¡Desearía que esta gente estuviera bajo mis órdenes! Así quitaría a Abimelec. Yo le diría a Abimelec: 'saca a todo tu ejército.'
30Cuando Zebul, el oficial de la ciudad, escuchó las palabras de Gaal hijo de Ebed su coraje fue muy grande. 31Él envió mensajeros a Abimelec a fin de engañarlo, diciendo: "Mira, Gaal hijo de Ebed y sus parientes vienen a Siquem, y ellos están alborotando a la ciudad en contra tuya.
32Ahora, levantate durante la noche, tú y los soldados contigo, y prepara una emboscada en los campos. 33Luego en la mañana, tan pronto salga el sol, levantate temprano y entra en la ciudad. Y cuando él y la gente que esta con él salgan en contra tuya, hazles todo lo que puedas."
34Entonces Abimelec se levantó durante la noche, él y todos sus hombres, prepararon una emboscada contra Siquem--dividiéndose en cuatro grupos. 35Gaal hijo de Ebed salió y se paró en la entrada de la puerta de la ciudad. Abimelec y los hombres que estaban con él salieron fuera de sus escondites.
36Cuando Gaal vió a los hombres, él dijo a Zebul:"¡Mira, los hombres vienen bajando de las colinas! Zebul le dijo: "Ustedes están viendo las sombras de las colinas como si fueran hombres." 37Gaal habló otra vez y dijo: "Miren, los hombres están bajando del medio de la tierra, y un grupo viene por el camino de los árboles grandes de los adivinos."
38Luego Zebul le dijo: "¿Donde están tus palabras orgullosas ahora?, tú quien dices, ¿Quién es Abimelec que nosotros debemos servirle a él?" ¿Estos no son los hombres que tú despreciaste? Sal ahora y pelea en contra de ellos." 39Gaal salió liderando los hombres de Siquem, y peleó en contra de Abimelec. 40Abimelec lo siguió, y Gaal huyó delante de él. Muchos cayeron con heridas mortales ante la entrada a la puerta de la ciudad.
41Abimelec se quedó en Aruma. Zebul forzó a Gaal y a sus parientes fuera de Siquem. 42Al día siguiente la gente de Siquem salió al campo y esto fue reportado a Abimelec. 43Él tomó a su gente, los dividió en tres grupos, y ellos prepararon una emboscada en los campos. Él miró y vió la gente saliendo de la ciudad. Y él los atacó y los mató.
44Abimelec y sus grupos que estaban con él atacaron y cerraron la entrada de la ciudad. Los otros dos grupos atacaron a todos los que estaban en el campo y los mataron. 45Abimelec peleó en contra de la ciudad todo el día. Él capturó la ciudad, y mató las personas que estaban en ella. Él derribó la paredes de la ciudad y hecho sal sobre ella.
46Cuando todos los líderes de la torre de Siquem escucharon esto, ellos entraron a la fortaleza de la casa de El Berit. 47Abimelec fue dicho que todos los líderes se habían reunido juntos en la torre de Siquem.
48Abimelec fue hacia arriba al monte de Salmón, él y todos los hombres que estaban con él. Abimelec tomó un hacha y cortó sus ramas. Las puso en su hombro y ordenó a los hombres que estaba con él: "Apúrensen y hagan lo mismo que me han visto hacer." 49Entonces cada uno cortó ramas y siguió a Abimelec. Ellos las amontonaron contra la pared de la torre, y les prendieron fuego, para que así todas las personas de la torre de Siquem también murieran, como mil hombres y mujeres.
50Luego Abimelec fue a Tebes, y él acampo contra Tebes y lo capturó. 51Pero ahí habia una torre fuerte en la ciudad, y todos los hombres y mujeres y todos los líderes de la ciudad huyeron hacia la torre y se encerraron adentro. Luego ellos subieron al techo de la torre.
52Abimelec vino a la torre y peleó contra ella, se acerco a la puerta de la torre para quemarla. 53Pero una mujer dejó caer una piedra de molino sobre la cabeza de Abimelec y le rompió su cráneo. 54Luego él llamó urgentemente a su hombre más joven quien era su cargador de armadura, y le dijo: "Saca tu espada y mátame, para que nadie diga de mí: 'Una mujer lo mató." Entonces el joven lo atravezo, y Abimelec murió.
55Cuando los hombres de Israel vieron que Abimelec estaba muerto, se fueron a su casa. 56Y así Dios vengó la maldad que Abimelec le hizo a su padre al haber matado a sus setenta hermanos. 57Dios hizo que toda la maldad de los hombres de Siquem se volteara sobre sus propias cabezas y sobre ellos vino la maldición de Jotam hijo de Jerobaal.

10

1Después de Abimelec, se levantó Tola hijo de Púa, hijo de Dodo, varón de Isacar que vivia en Samir en las montañas de Efrain, para salvar a Israel. 2Él juzgó a Israel por veintitres años. Murió y fue sepultado en Samir.

3Le sucedió Jair el Galaadita. Él juzgó a Israel por veitidos años. 4Él tuvo treinta hijos que montaban treinta burros y ellos tenían treinta ciudades en la tierra de Galaad, que se llaman Havot Jair hasta estos dias. 5Jair murió y fue sepultado en Camón.
6El pueblo de Israel añadieron a su maldad ante los ojos del SEÑOR, y adoraron los Baales, Astarot, los dioses de Aram, los dioses de Sidón, los dioses de Moab, los dioses del pueblo de Amón y los dioses de los Filisteos. Ellos abandonaron al SEÑOR y ya no lo adoraban. 7El SEÑOR se enojó fuertemente con Israel y los entregó en mano de los Filisteos y en mano de los Amonitas.
8Ellos entristecieron y lastimaron fuertemente al pueblo de Israel ese tiempo y por dieciocho años ellos oprimieron a todo el pueblo de Israel que estaba más allá del Jordán en tierra de los amorreos, que es Galaad. 9Y los amonitas cruzaron el Jordán para luchar contra Judá, contra Benjamín y contra la casa de Efraín, así que Israel sufrió mucho.
10Entonces el pueblo de Israel clamó al SEÑOR diciendo, "Hemos pecado contra tí, porque hemos abandonado a nuestro Dios y hemos adorado a los Baales". 11El SEÑOR le dijo al pueblo de Israel, "¿No los liberé de los Egipcios, de los Amorreos, de los Amonitas, de los Filisteos 12y de los Sidonios?" Los Amalecitas y los Maonitas los lastimaron fuertemente y ustedes clamaron a mí y yo los liberé de su poder.
13Y aún así ustedes me abandonaron y adoraron a otros dioses. Por tanto, no los seguiré liberando. 14Vayan y clamen a los dioses que ustedes adoraron. Dejen que ellos los rescaten cuando estén en problemas.
15El pueblo de Israel dijo al SEÑOR, "Hemos pecado. Haz con nosotros lo que creas justo. Solamente, pedimos, que nos rescates este dia. 16Ellos se volvieron de los dioses ajenos que tenían y adoraron al SEÑOR. Y Él se volvió impaciente ante la miseria de Israel.
17Luego, los Amonitas se reunieron y acamparon en Galaad. Los Israelitas se reunieron y acamparon en Mizpa. 18Los líderes del pueblo de Galaad se decian unos a otros, "¿Quién es el hombre que comenzará la batalla contra los Amonitas? Él se convertirá en el líder de aquellos que viven en Galaad.

11

1Ahora, Jefté el galaadita era un guerrero poderoso, pero era hijo de una prostituta. Su padre era Galaad. 2La esposa de Galaad dió a luz sus otros hijos. Cuando los hijos de la esposa crecieron, ellos forzaron a Jefté a irse de la casa y le dijeron, "Tu no vas a heredar nada de nuestra familia. Tu eres hijo de otra mujer." 3Así que Jefté se alejó de sus hermanos y se fué a vivir a la tierra de Tob. Este se juntó a hombres corruptos y se fueron con el.

4Algunos días más tarde, el pueblo amonita se levantó en guerra en contra de Israel. 5Cuando los amonitas vinieron en guerra en contra de Israel, los ancianos de Galaad fueron a buscar a Jefté para traerlo de vuelta de la tierra de Tob. 6Ellos dijeron a Jefté: "Ven y sé nuestro líder para que podamos pelear con la gente de Amón".
7Jefté le respondió a los líderes de Galaad, "Ustedes me odiaron y me forzaron a abandonar la casa de mi padre. Porqué vienen a mi ahora, cuando están en problemas? 8Los ancianos de Galaad le contestaron a Jefté, "Por eso es que nos volvimos a tí ahora, ven con nosotros y pelea en contra de los amonitas, y te convertirás en el líder sobre todos los que viven en Galaad.
9Jefté le dijo a los ancianos de Galaad, "Si ustedes me traen de vuelta a casa para pelear en contra de los amonitas, y si El SEÑOR nos dá la victoria sobre ellos, Yo seré su líder." 10Los ancianos respondieron a Jefté, "Que El SEÑOR sea nuestro testigo entre nosotros si no hacemos como te hemos dicho!" 11Así que Jefté volvió con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo hizo líder y comandante sobre ellos. Cuando fueron ante El SEÑOR en Mizpa, Jefté repitió todas las promesas hechas.
12Entonces Jefté envió mensajeros al rey de los amonitas, diciendo: "¿Cuál es el problema entre nosotros? ¿Porque han venido con fuerza a tomar nuestra tierra?" 13El rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté: "Porque cuando Israel vino de Egipto, ellos se apoderaron de nuestras tierras desde Arnón hasta Jaboc, hasta el Jordán. Ahora devuélvanos nuestras tierras en paz."
14Una vez más Jefté envió mensajeros al rey de los amonitas 15y él dijo: "Esto es lo que Jefté dice: Israel no tomó la tierra de Moab y la tierra de los amonitas, 16pero vinieron de Egipto, e Israel fue a través del desierto hasta el Mar Rojo y hacia Cades.
17Cuando Israel envió mensajeros al rey de Edom, diciendo: 'Por favor permítanos pasar a través de su tierra,' el rey de Edom no los escuchó. También enviaron mensajeros al rey de Moab, pero no quiso. Así que Israel se quedó en Cades. 18Entonces fueron a través del desierto y se alejaron de la tierra de Edom y la tierra de Moab, y fueron por el lado este de la tierra de Moab y acamparon en el otro lado de Arnón. Pero ellos no entraron en el terrirorio de Moab, porque el Arnón era la frontera de Moab.
19Israel envió mensajeros a Sehón, rey de los amonitas, quien gobernaba en Hesbón; Israel le dijo: 'Por favor, déjanos pasar por tu tierra a nuestro lugar.' 20Pero Sehón no confió en Israel para pasar por su territorio. Así que Sehón reunió a todo su ejército y lo movió a Jahaza, y allí, él peleó contra Israel.
21Y el SEÑOR, el Dios de Israel, puso a Sehón y a toda su gente en manos de Israel y ellos los vencieron. Así que Israel tomó toda la tierra de los amoritas que vivían en aquella región. 22Ellos tomaron todo lo que estaba dentro del territorio de los amonitas, desde el Arnón hasta el Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.
23Entonces el SEÑOR, el Dios de Israel, ha sacado fuera a los amonitas ante su pueblo Israel, y ¿Debes tú ahora tomar posesión de su tierra? 24¿No has tomado tu la tierra que Quemos, tu dios, te ha dado? Así que cualquier tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos ha dado, nosotros tomaremos. 25Ahora, ¿eres tú realmente mejor que Balac hijo de Zipor, rey de Moab? ¿Acaso él se atrevió a dar razón en contra de Israel? ¿Alguna vez se atrevió a hacer guerra contra ellos?
26Mientras Israel vivió por trescientos años en Hesbón y en sus aldeas, y en Aroer y sus aldeas, y en todas las ciudades que están cerca de los bancos de Arnón-- ¿Porqué entonces tú no los retomaste durante ese tiempo? 27Yo no te he hecho mal a ti, pero tú me estás haciendo mal atacándome. El SEÑOR, el juez, va a decidir hoy entre el pueblo de Israel y el pueblo de Amón. 28Pero el rey del pueblo de Amón rechazó el aviso que Jefté le envió.
29Entonces el Espíritu del SEÑOR vino sobre Jefté, y él pasó por Galaad y Manasés, y paso por Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad él pasó hacia el pueblo de Amón. 30Jefté hizo un juramento al SEÑOR y dijo: "Si tú me das la victoria sobre el pueblo de Amón, 31entonces lo que sea que salga de las puertas de mi casa a encontrarse conmigo cuando yo regrese en paz del pueblo de Amón pertenecerá al SEÑOR, y yo lo ofreceré como ofrenda quemada.''
32Así que Jefté pasó hacia el pueblo de Amón para pelear en contra de ellos, y el SEÑOR le dio victoria. 33Él los atacó y causó una gran matanza desde Aroer hasta tan lejos como Minit-- veinte ciudades-- y hasta Abel Keramim. Así que el pueblo de Amón fue puesto bajo el control del pueblo de Israel.
34Jefté vino a su casa en Mizpa, y allí su hija salió a encontrarse con él con panderos y danzas. Ella era su única hija, y aparte de ella él no tenía ni hijo ni hija. 35Tan pronto él la vio, rasgó su ropa y dijo: "¡Oh! ¡Mi hija! ¡Tú me has lastimado con una terrible tristeza, y tú te has convertido en una que me causa dolor! Pues yo he hecho un pacto al SEÑOR, y yo no puedo volver atrás en mi promesa."
36Ella le dijo: "Mi padre, tú has hecho un juramento al SEÑOR, haz de mí todo lo que tú prometiste, porque el SEÑOR ha tomado venganza para tí en contra de tus enemigos, los amonitas." 37Ella le dijo: "Deja que esta promesa se mantenga para mí. Déjame sola por dos meses, que yo pueda marcharme y bajar a las colinas y dolerme sobre mi virginidad, yo y mis compañeras."
38Él respondió: "Vete." La envió fuera por dos meses. Ella lo dejó, ella y sus compañeras, y lloraron por su virginidad en las colinas. 39Al final de dos meses, regresó a su padre, quien hizo con ella de acuerdo a la promesa del juramento que había hecho. Ahora ella nunca había dormido con un hombre, y se hizo costumbre en Israel 40que las hijas de Israel cada año, por cuatro días, para recordar la historia de la hija de Jefté el galaadita.

12

1Un llamado salió a los hombres de Efraín; ellos pasaron por Zafón y dijeron a Jefté, "¿Por qué tu pasaste para pelear en contra del pueblo de Amón y no nos avisaste para que fuéramos contigo? Quemaremos tu casa sobre ti." 2Jefté le dijo a ellos, "Yo y mi pueblo estabamos en un gran conflicto con el pueblo de Amón. Cuando te llamé, tu no me rescataste de ellos.

3Cuando ví que no me rescataste, puse mi vida en mi propia fuerza sobre el pueblo de Amón, y el SEÑOR me dió la victoria. ¿Por qué has venido a pelear contra mi hoy?" 4Jefté juntó todos los hombres de Galaad y peleó contra Efraín. Los hombres de Galaad atacaron a los hombres de Efraín porque ellos dijeron, "Ustedes Galaaditas son fugitivos en Efraín-- en Efraín y Manasés."
5Los Galaaditas capturaron las orillas del Jordán que conducen a Efraín. Cuando alguno de los sobrevivientes de Efraín decía, "Déjame pasar sobre el río," los de Galaad le preguntaban, "¿Eres tu un Efrateo?" si el decía, "No," 6entonces ellos le decían a él, "di: Shibolet." Y si él decía "Sibolet" (pues él no podía pronunciar la palabra correctamente) los Galaaditas lo atrapaban y lo mataban en las orillas del Jordan. Cuarenta y dos mil Efrateos fueron asesinados en ese tiempo.
7Jefté sirvió como juez sobre Israel por seis años. Luego Jefté el Galaadita murió y fue sepultado en una de las ciudades de Galaad.
8Luego de él, Ibzán de Belén sirvió como juez sobre Israel. 9Él tuvo treinta hijos. Él entregó treinta hijas en matrimonio, y él trajo de fuera, treinta hijas de otros hombres para sus hijos. El juzgó a Israel por siete años.
10Ibzán murió y fué sepultado en Belén. 11Despues de él, Elón el Zabulonita sirvió como juez sobre Israel. El juzgó a Israel por diez años. 12Elón el Zabulonita murió y fué sepultado en Ajalón en la tierra de Zabulón.
13Despues de él, Abdón hijo de Hilel el Piratonita sirvió como juez sobre Israel. 14Él tuvo cuarenta hijos y treinta nietos. Ellos montaron sobre setenta asnos, y él juzgó a Israel por ocho años. 15Abdón hijo de Hilel el Piratonita murió y fué sepultado en Piratón en la tierra de Efraín en el país montañoso de los Amalecitas.

13

1Los hijos de Israel nuevamente hicieron lo malo a la vista del SEÑOR, y Él los entregó en manos de los Filisteos por cuarenta años. 2Había un hombre de Zora, de la familia de los Danitas, cuyo nombre era Manoa. Su esposa no podía embarazarse y por eso no había dado a luz.

3El ángel del SEÑOR se le apareció a la mujer y le dijo a ella: "Ahora mira, no has podido quedar embarazada, y tú no has dado a luz, pero quedarás embarazada y darás a luz a un hijo. 4Ahora ten cuidado de no tomar vino o bebida fuerte, y no comas cualquier cosa contaminad. 5Mira, tú quedarás embarazada y darás a luz a un hijo. Ninguna navaja será usada sobre su cabeza, pues el niño será un Nazareo para Dios desde el vientre, y él comenzará a librar a Israel de la mano de los Filisteos."
6Entonces la mujer vino y le dijo a su esposo: "Un hombre de Dios vino a mí y su apariencia era como la de un ángel de Dios, muy terrible. No le pregunté de dónde vino, y Él no me dijo su nombre. 7Él me dijo: '¡Mira! Quedarás embarazada, y darás a luz un hijo. Así que no bebas vino o bebida fuerte, y no comas cualquier comida que la ley declara que es contaminada, porque el niño será un Nazareo para Dios desde el momento que esté en tu vientre hasta el día de su muerte."
8Entonces Manoa oró al SEÑOR y dijo: "Oh, Dios, por favor deja que el hombre de Dios que enviaste regrese a nosotros para que pueda enseñarnos lo que debemos hacer por este niño que pronto va a nacer." 9Dios contestó la oración de Manoa, y el ángel de Dios vino a la mujer otra vez cuando ella estaba sentada en el campo. Pero Manoa su esposo no estaba con ella.
10Entonces la mujer corrió rápido y le dijo a su esposo: "¡Mira! El hombre se me apareció- el que vino a mí el otro día!" 11Manoa se levantó y siguió a su esposa. Cuando vino al hombre, le dijo: "¿Eres tú el hombre que le habló a mi esposa?" El hombre le dijo: "Yo soy."
12Entonces Manoa dijo: " Que tus palabras se hagan realidad ahora. ¿Cuáles serán las reglas para el niño, y cuál será su trabajo?" 13El Ángel del SEÑOR dijo a Manoa: "Ella deberá hacer cuidadosamente todo lo que le he dicho. 14Ella no deberá comer nada que sea fruto de la vid, y no la dejes tomar vino o bebida fuerte; no la dejes comer comida que la ley declara contaminada. Ella debe obedecer todo lo que le he mandado hacer."
15Manoa le dijo al Ángel del SEÑOR: "Por favor quédate un rato, y danos tiempo de preparar un cabrito jóven para ti." 16El ángel del SEÑOR le dijo a Manoa: "Aunque me quede no comeré tu comida. Pero si tú preparas una ofrenda quemada, ofrécela al SEÑOR." (Manoa no sabía que él era el Ángel del SEÑOR.)
17Manoa le dijo al Ángel del SEÑOR: "¿Cuál es tu nombre, para que podamos honrarte cuando tus palabras se hagan realidad?" 18El Ángel del SEÑOR le dijo: "¿Por qué preguntas mi nombre? ¡Es maravilloso!"
19Entonces Manoa cogió un cabrito jóven junto con la ofrenda de grano y los ofreció sobre la roca al SEÑOR. Él hizo algo maravilloso mientras Manoa y su esposa miraban. 20Cuando la fuego subió desde el altar hacia el cielo, el Ángel del SEÑOR subió en el fuego del altar. Manoa y su esposa vieron esto y se postraron con su cara en la tierra.
21El Ángel del SEÑOR no volvió a aparecer otra vez a Manoa o a su esposa. Entonces Manoa supo que Él era el Ángel del SEÑOR. 22Manoa le dijo a su esposa: "¡Seguramente moriremos, porque hemos visto a Dios!"
23Pero su esposa le dijo: "Si el SEÑOR nos quisiera matar, Él no habría recibido la ofrenda quemada y la ofrenda de grano que le ofrecimos. Él no nos habría mostrado todas estas cosas, ni en este tiempo nos hubiera permitido escuchar tales cosas."
24Más adelante la mujer dio a luz a un hijo, y llamó su nombre Sansón. El niño creció y el SEÑOR lo bendijo. 25El Espíritu del SEÑOR comenzó a manifestarse en él en Majané Dan, entre Zora y Estaol.

14

1Sansón descendió a Timnat, y allí vió a una mujer, una de las hijas de los filisteos. 2Cuando regresó, le dijo a su padre y a su madre: "Yo ví una mujer en Timnat, una de las hijas de los filisteos. Busquenla para que sea mi esposa."

3Su padre y su madre le dijeron: "¿No hay una mujer entre las hijas de tus parientes, o entre todo nuestra gente? ¿Vas a tomar esposa de los filisteos incircuncisos?" Sansón le dijo a su padre: "Consígela para mí, porque cuando la miro, ella me agrada." 4Pero su padre y su madre no sabían que esto provenia del SEÑOR, porque Él deseaba crear conflicto con los filisteos (porque durante ese tiempo los filisteos gobernaban sobre Israel).
5Entonces Sansón descendió a Timnat con su padre y su madre, y llegaron a los viñedos de Timnat. Y he aquí, un cachorro de lenón vino hacia él ruguiéndole. 6Él Espíritu del SEÑOR de repente vino sobre él, y él despedazó al león tan fácilmente como si él hubiese despedazado un pequeño cabrito. Pero él no le dijo a su padre ni a su madre lo que había hecho.
7Él fue y habló con la mujer, y cuando él la miró a ella, ella le agradó a Sansón. 8Unos días después cuando regresó para casarse con ella, él se salió del camino para buscar el cadáver del león. Y, he aquí, había un panal de abejas y miel en lo que quedaba del cuerpo del león. 9Él raspó la miel con sus manos y siguió su camino, comiendo la miel mientras caminaba. Cuando llegó a donde su padre y su madre, él les dio un poco a ellos, y ellos comiéron. Pero no les dijo a ellos que él había sacado la miel de lo que quedó del cuerpo del león.
10El padre de Sansón fue a donde estaba la mujer, y Sansón dió un gran banquete allí, pues esta era la costumbre de los hombres jóvenes. 11Tan pronto como lo vieron los parientes de ella, ellos le trajeron treinta de sus amigos para estar con él.
12Sansón le dijo a ellos: "Dejenmé decirles una adivinanza. Si uno de ustedes lo descifra y me dice la contestación durante los siete días de la fiesta, yo repartiré treinta túnicas de lino y treinta conjuntos de ropa. 13Pero si ustedes no me pueden contestar, entonces ustedes me darán treinta túnicas de lino y treinta conjuntos de ropa." Ellos le dijeron: "Dinos tu adivinanza, para que podamos escucharla."
14Él les dijo: "Del que come salió algo de comer; del fuerte salió algo dulce." Pero sus invitados no pudieron encontrar la contestación en tres días.
15El día cuarto le dijeron a la esposa de Samsón: "Engaña a tu esposo para que él nos diga la contestación del acertijo, o te quemaremos a ti y a la casa de tu padre. ¿Acaso nos invitaste aquí para hacernos pobres?"
16La esposa de Sansón empezó a llorar en frente de él; ella dijo: "¡Tu solo me odias! Tú no me amas. Tú le dijeste una adivinanza a algunos de mi pueblo, pero no me has dicho lo que significa." Sansón le dijo a ella: "Mira, si no se la he dicho ni a mi padre ni a mi madre, ¿te lo voy a decir a ti?" 17Ella lloró durante los siete días que duró su fiesta. En el día séptimo él le dijo la contestación porque ella lo presionó mucho. Ella le dijo la contestación a los parientes de su pueblo.
18Y los hombres de la ciudad le dijeron en el día séptimo antes de ponerse el sol: "¿Qué es más dulce que la miel? ¿Qué es más fuerte que un león?" Sansón les dijo a ellos: "Si no hubrieran presionado a mi esposa, ustedes no hubieran contestado mi adivinanza."
19Entonces el Espíritu del SEÑOR de repente vino a Sansón con poder. Sansón bajó a Ascalón y mató a treinta hombres de entre ese pueblo. Él tomó el botín de ellos, y le dió los conjuntos de ropa a los que habían contestado su adivinanza. Él estaba furioso, y se fue a la casa de su padre. 20Y su esposa fue dada a su mejor amigo.

15

1Luego de varios días, durante el tiempo de la cosecha del trigo, Sansón tomó un cabrito y fue a visitar su esposa. Él se dijo a sí mismo, "Yo voy al cuarto de mi esposa." Pero su padre no le permitía entrar. 2El padre de ella dijo, "Yo realmente pensé que tú la odiabas, así que se la entregué a tu amigo. Su hermana menor es más bella que ella, ¿no lo es? Tómala a ella en su lugar."

3Sansón le dijo a ellos, "En este momento yo seré inocente en cuanto a los filisteos cuando los lastime." 4Sansón fue y capturó trescientos zorros y los amarró en pares, cola con cola. Después él cogió antorchas y las amarró en medio de cada par de colas.
5Cuando él tenía preparadas las antorchas con fuego, él dejó que los zorros fueran a los granos recogidos de los filisteos, y ellos prendieron fuego tanto a los granos recogidos como al que estaba en el campo, así como a los viñedos y los olivares. 6Los filisteos preguntaron, "¿Quién hizo esto?" A ellos les fue dicho, "Sansón, el yerno del timnateo, hizo esto porque el timnateo tomó la esposa de Sansón y se la dio a su amigo." Luego los filisteos fueron y la quemaron a ella y a su padre.
7Sansón le dijo a ellos, "Si es esto lo que ustedes hicieron, yo tomaré mi venganza en contra de ustedes, y después que esto sea hecho, yo me detendré." 8Luego él los cortó en pedazos, cadera y muslo, con gran violencia. Luego él bajó y vivió en una cueva en la colina de Etam.
9Luego los filisteos subieron y se prepararon para la batalla en Judá y prepararon su ejército en Lehi. 10Los hombres de Judá dijeron, "¿Por qué han subido a atacarnos?" Ellos dijeron, "Nosotros estamos atacando para poder capturar a Sansón, y hacerle a él lo que él nos ha hecho a nosotros."
11Luego tres mil hombres de Judá descendieron a la cueva en la colina de Etam, y ellos dijeron a Sansón, "¿Tú no sabes que los filisteos gobiernan sobre nosotros? ¿Qué es esto que nos has hecho a nosotros?" Sansón les dijo a ellos, "Ellos me lo hicieron a mi, y por eso yo se los he hecho a ellos."
12Ellos le dijeron a Sansón, "Nosotros hemos bajado a amarrarte y entregarte en manos de los filisteos." Sansón les dijo a ellos, "Prométanme a mí que no me matarán ustedes mismos." 13Ellos le dijeron a él, "No, nosotros sólo te amarraremos con cuerdas y te entregaremos en sus manos. Nosotros prometemos que no te mataremos." Luego ellos lo amarraron con dos sogas nuevas y lo subieron de la roca.
14Cuando él vino a Lehi, los filisteos vinieron gritando mientras le encontraron. Luego el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con poder. Las cuerdas en sus brazos se hicieron como tela quemada, y se cayeron de sus manos.
15Sansón encontró una quijada fresca de burro, y él la tomó y mató a mil hombres con ella. 16Sansón dijo, "Con una quijada de burro, montones sobre montones, con una quijada de burro yo maté a mil hombres."
17Cuando Sansón terminó de hablar, tiró la quijada y llamó el lugar Ramat Lehi. 18Sansón tenía mucha sed y llamó al SEÑOR y dijo, "Tú has dado esta gran victoria a tu siervo. ¿Pero ahora yo voy a morir de sed y caer en las manos de esos incircuncisos?"
19Y Dios abrió el lugar hueco que está en Lehi, y el agua salió de allí. Cuando él bebió, su fuerza volvió y se reanimó. Entonces él llamó el nombre de ese lugar En Hacore, y está en Lehi hasta este día. 20Sansón juzgó a Israel en los días de los filisteos por veinte años.

16

1Sansón fue a Gaza y vio a una prostituta allí, y él tuvo relaciones sexuales con ella. 2A los habitantes de Gaza se les dijo: "Sansón ha venido aquí". Ellos rodearon el lugar y, en secreto, lo esperaron toda la noche en la puerta de la ciudad. Se mantuvieron en silencio toda la noche. Habían dicho: "Esperemos hasta la luz del día, y luego vamos a matarlo".

3Sansón permaneció acostado en la cama hasta la medianoche. A la medianoche él se levantó y él tomó la puerta de la ciudad y sus dos postes. Él los arrancó de la tierra, barra y todo, los puso sobre sus hombros, y los cargó hasta el tope de la colina, en frente de Hebrón.
4Después de esto, Sansón vino a amar a una mujer que vivía en el valle de Sorec. Su nombre era Dalila. 5Los gobernantes de los filisteos fueron hasta donde ella estaba, y le dijeron: "Engaña a Sansón para ver de dónde proviene su gran fuerza, y de qué manera podremos dominarlo a él, para que podamos atarlo a fin de que lo humillemos. Haz esto, y cada uno de nosotros te daremos 1, 100 piezas de plata."
6Y Dalila le dijo a Sansón: "Por favor dime, ¿cómo es que tú eres tan fuerte, y cómo alguien podría atarte para que puedas ser controlado?" 7Sansón le dijo a ella: "Si ellos me atan con siete cuerdas de arcos frescas que no se hayan secado, entonces me debilitaré y seré como cualquier otro hombre."
8Entonces, los gobernantes de los filisteos le trajeron a Dalila siete cuerdas de arco frescas que no se habían secado, y ella ató a Sansón con ellas. 9Ahora, ella tenía hombres escondidos en secreto, quedándose en su habitación interior. Ella le dijo a él: "¡Los filisteos están sobre ti, Sansón!" Pero el rompió las cuerdas de arco como hilo de tejer cuando toca el fuego. Y ellos no supieron el secreto de su fuerza.
10Luego, Dalila le dijo a Sansón: "Así es como me has engañado y me has dicho mentiras. Por favor, dime cómo puedes ser dominado". 11Él le dijo a ella: "Si ellos me atan con cuerdas nuevas las cuales nunca se hayan usado para trabajar, yo me volveré débil y como cualquier otro hombre." 12Así que Dalila agarró cuerdas nuevas y lo ató con ellas, y le dijo: "¡Los filisteos están sobre ti, Sansón!" Los hombres acostados en espera, estaban en la habitación interior. Pero Sansón rompió las cuerdas de sus brazos como si fuesen un pedazo de hilo.
13Dalila le dijo a Sansón: "Hasta ahora tú me has engañado y me has dicho mentiras. Dime cómo puedes ser dominado." Sansón le dijo a ella: "Si tú tejes siete mechones de mi cabello a una tela en un telar, y luego lo clavas al telar, yo seré como cualquier otro hombre." 14Mientras él dormía, Dalila tejió siete mechones de su cabello a una tela en un telar y lo clavó al telar, y ella le dijo: "¡Los filisteos están sobre ti, Sansón!" Él se despertó de su sueño y arrancó la tela y la clavija del telar.
15Ella le dijo a él: "¿Cómo puedes decir, 'Te amo', cuando no compartes tus secretos conmigo? Tú te has burlado de mí estas tres veces y no me has dicho que te hace tan fuerte." 16Cada día ella lo presionaba duramente con sus palabras, y lo presionaba tanto que él deseaba morir.
17Así que Sansón le contó todo y le dijo a ella: "Yo nunca he tenido una navaja que corte el cabello de mi cabeza, porque yo he sido un nazareno, dedicado a Dios desde el vientre de mi madre. Si mi cabeza es afeitada, entonces mis fuerzas me abandonarán, y me debilitaré y seré como cualquier otro hombre."
18Cuando Dalila vio que él le había dicho la verdad sobre todo, ella envió y llamó a los gobernantes de los filisteos, diciendo: "Suban nuevamente, porque él me ha dicho todo." Entonces, los gobernantes de los filisteos subieron hasta donde ella, trayendo la plata en sus manos. 19Ella lo tenía dormido en su falda. Ella mandó a llamar a un hombre para que le afeitara los siete mechones de su cabeza, y ella comenzó a dominarlo, porque sus fuerzas lo habían abandonado.
20Ella dijo: "¡Los filisteos están sobre ti, Sansón!" Él se despertó de su sueño y dijo: "Yo saldré como las otras veces y me liberaré sacudiéndome." Pero él no sabía que el SEÑOR lo había dejado. 21Los filisteos lo capturaron y le sacaron los ojos. Lo bajaron hasta Gaza y lo ataron con grilletes de bronce. Él giraba la piedra de molino en la prisión. 22Pero el cabello en su cabeza comenzó a crecer nuevamente después que había sido afeitado.
23Los gobernantes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón su dios, y para regocijarse. Ellos dijeron: "Nuestro dios ha conquistado a Sansón, nuestro enemigo, y lo ha puesto en nuestras manos." 24Cuando las personas lo vieron, ellos alabaron a su dios, porque dijeron: "Nuestro dios ha conquistado a nuestro enemigo y nos lo entregó-- el destructor de nuestro país, quien mató a muchos de nosotros."
25Cuando ellos estaban celebrando, ellos dijeron: "Llamen a Sansón, para que él nos pueda hacer reír." Ellos llamaron a Sansón fuera de la prisión y se burlaron de el. Ellos lo hicieron pararse en medio de los pilares. 26Sansón le dijo al niño quien le sostenía la mano: "Permíteme tocar los pilares sobre las cuales descansa el edificio, para poder recostarme sobre ellas."
27Ahora, la casa estaba llena de hombres y mujeres. Todos los gobernantes de los filisteos estaban allí. Habían en el techo cerca de tres mil hombres y mujeres, quienes estaban mirando mientras Sansón estaba entreteniéndolos.
28Sansón llamó al SEÑOR y dijo: "¡SEÑOR Dios, acuérdate de mí! Por favor, dame fuerzas sólo en esta ocasión, Dios, para que yo pueda vengarme de un sólo golpe de los filisteos por sacarme mis dos ojos." 29Sansón se agarró de los dos pilares del medio sobre los cuales el edificio descansaba, y él se inclinó sobre ellas, un pilar con la mano derecha, y el otro con su izquierda.
30Sansón dijo: "¡Déjame morir con los filisteos!" Él se estiró con su fuerza y el edificio cayó sobre los gobernantes y sobre toda las personas que estaban dentro del mismo. Así que los muertos que el mató cuando el murió fueron más que aquellos que él mató durante su vida. 31Luego, sus hermanos y toda la casa de su padre bajaron. Lo tomaron, lo llevaron de regreso y lo enterraron entre Zora y Estaol, en el lugar de entierro de Manoa, su padre. Sansón había gobernado a Israel por veinte años.

17

1Había un hombre en la zona montañosa de Efraín, y su nombre era Micaía. 2Él le dijo a su madre: "Las 1, 100 piezas de plata que te fueron robadas, sobre las cuales declaraste una maldición, y la cual yo escuché-- ¡He aquí! Yo tengo la plata. Yo la robé." Su madre dijo: "¡Qué el SEÑOR te bendiga, mi hijo!"

3Él devolvió las 1, 100 monedas de plata a su madre y su madre dijo: "Yo separé esta plata al SEÑOR, para que mi hijo haga figuras talladas y moldes de metal. Así que ahora, te la devuelvo a ti." 4Cuando él le devolvió el dinero a su madre, su madre tomó doscientas monedas de plata y se las dio a un trabajador de metal quien las hizo figuras talladas y moldes de metal, y ellas fueron colocadas en la casa de Micaía.
5Este hombre Micaía tenía una casa de ídolos y él hizo un efod y dioses caseros, y él contrató a uno de sus hijos para que se volviera su sacerdote. 6En aquellos días no había rey en Israel, y todos hacían lo que estaba bien en sus propios ojos.
7Ahora, había un hombre joven de Belén en Judá, de la familia de Judá, quien era un Levita. Él se quedó allí para cumplir sus deberes. 8El hombre se fue de Belén en Judá para ir y encontrar un lugar donde vivir. Mientras viajaba, él llegó a la casa de Micaía en la zona montañosa de Efraín. 9Micaía le dijo a él: "¿De dónde vienes tu?" El hombre le dijo a él: "Yo soy un Levita de Belén en Judá, y estoy viajando para encontrar un lugar en donde pueda vivir."
10Micaía le dijo a él: "Quédate conmigo, y sé para mí un padre y un sacerdote. Yo te daré diez piezas de plata al año, un conjunto de ropas, y comida." Así que el Levita entró a su casa. 11El Levita estaba contento de vivir con el hombre, y el hombre joven se volvió para Micaía como uno de sus hijos.
12Micaía separó al Levita para deberes sagrados, y el hombre joven se volvió su sacerdote, y estaba en la casa de Micaía. 13Entonces, Micaía dijo: "Ahora sé que el SEÑOR me hará bien a mí, porque este Levita se ha vuelto mi sacerdote."

18

1En esos días no había rey en Israel. La tribu de los descendientes de Dan estaba buscando un territorio donde vivir, pues hasta ese día no había recibido ninguna herencia de entre las tribus de Israel. 2El pueblo de Dan envió cinco hombres de entre todos los de la tribu, hombres que eran guerreros con mucho conocimiento de Zora y de Estaol, para hacer un reconocimiento de la tierra a pie y observarla. Ellos le dijeron, "Vayan y miren la tierra". Ellos llegaron a la zona montañosa de Efraín, a la casa de Micaías, y pasaron la noche allí.

3Cuando ellos estaban cerca de la casa de Micaías, ellos reconocieron el hablar de un joven levita. Así que ellos se pararon y le preguntaron, "¿Quién te trajo aquí? ¿Qué estás haciendo en este lugar? ¿Por qué estás aquí? 4Él le dijo a ellos, " Esto es lo que Micaías ha hecho por mi: Él me ha contratado para ser su sacerdote."
5Ellos le dijeron, " Por favor busca el consejo de Dios, para que nosotros sepamos si el viaje que vamos a hacer será exitoso." 6El sacerdote le dijo a ellos, "Vayan en paz. EL SEÑOR les dirigirá en el camino que deben ir."
7Entonces los cinco hombres se fueron y llegaron a Lais, y vieron que la gente que estaba allí vivían sin molestias- de la misma forma los Sidonios vivían sin molestias y seguros. No había nadie que los conquistara en la tierra, o que les molestara de alguna forma. Ellos vivian lejos de los Sidonios, y no tenían tratos con nadie. 8Ellos regresaron a su tribu en Zora y Estaol. Sus parientes les preguntaron, ¿Cúal es su reporte?
9Ellos dijeron, "¡Vengan! ¡Vamos a atacarlos!" Hemos visto la tierra y es muy buena. ¿No están haciendo nada? No sean lentos en atacar y conquistar la tierra. 10¡Cuando vayan, ustedes irán a personas que piensan que están seguros, y la tierra es amplia! Dios se la ha dado a ustedes - un lugar al que no le falta nada en la tierra."
11Seiscientos hombres de la tribu de Dan, armados con armas de guerra, partieron de Zora y Estaol. 12Ellos subieron y acamparon en Quiriat Yearín, en Judá. Esta es la razón por la cual la gente le llamó a ese lugar Majané Dan hasta este día; este está al oeste de Quiriat Yearín.
13Se fueron desde allí para la región montañosa de Efraín y llegaron a la casa de Micaías. 14Entonces los cinco hombres que se habían ido a explorar la tierra de Lais le dijeron a sus parientes, "¿Ustedes saben que en estas casas hay un efod, dioses domésticos, una imagen tallada, y una figura fundida de metal? Decidan ahora lo que harán."
15Así que se acercaron allí y vinieron a la casa del joven levita, en la casa de Micaías, y lo saludaron. 16Ahora los seiscientos Danitas, armados con armas de guerra, se pararon en la entrada del portón.
17Los cinco hombres que se habían ido a explorar la tierra fueron allí y tomaron la figura tallada, el efod, los dioses domésticos, y la figura fundida de metal, mientras el sacerdote se paraba al lado de la entrada del portón con los seiscientos hombres armados con armas de guerra.18Cuando éstos entraron a la casa de Micaías y tomaron la figura tallada, el efod, los dioses domésticos, y la figura fundida de metal, el sacerdote les dijo a ellos, " ¿Qué están haciendo ustedes?"
19Ellos le dijeron a él "¡Silencio! Pon tu mano en tu boca y ven con nosotros, y sé para nosotros un padre y un sacerdote. ¿Es mejor para ti que seas sacerdote para la casa de un hombre, o que seas sacerdote para una tribu y clan de Israel?" 20El corazón del sacerdote se alegró. El tomó el efod, los dioses domésticos, y la figura tallada y se fue juntamente con ellos.
21Así que se voltearon y se fueron. Ellos pusieron a los niños pequeños al frente de ellos, así como al ganado y sus posesiones. 22Cuando ellos estaban a una buena distancia de la casa de Micaías, los hombres que estaban en las casas cercanas a la casa de Micaías fueron llamados a reunirse, y alcanzaron a los danitas. 23Ellos le gritaron a los danitas, y ellos se voltearon y le dijeron a Micaías, "¿Por qué se les llamó a ustedes a reunirse?"
24El dijo, "Tú robastes los dioses que yo hice, haz tomado a mi sacerdote, y te vas a ir. ¿Qué más me queda? Cómo me preguntas a mi, ' ¿Qué te molesta?'" 25El pueblo de Dan le dijo, "Tú no debes hablarnos así a nosotros, o algún hombre muy enojado te atacará, y tú y tu familia serán asesinados."26Entonces los hombres de Dan se fueron por su camino. Cuando Micaías vió que ellos eran demasiado fuertes para él, se volvió y se fue de regreso a su casa.
27La gente de Dan tomó lo que Micaías hizo, y también a su sacerdote, y vinieron a Lais, ante gente que estaban tranquilos y seguros y, ellos los mataron a espada y quemaron la ciudad. 28No había quien los rescatara porque estaban a un largo camino de Sidón, y no tenían trato con ninguno. Esto fue en el valle que está cerca de Bet Rejob. Los Danitas reconstruyeron la ciudad y vivieron allí. 29Ellos nombraron a la ciudad Dan, el nombre de Dan su ancestro, quien fue uno de los hijos de Israel. Pero el nombre de la ciudad solía ser Lais.
30El pueblo de Dan levantó la imagen tallada para ellos mismos. Y Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron sacerdotes para la tribu de los danitas hasta el día del cautiverio de la tierra. 31Así que adoraron la figura tallada que Micaías hizo mientras que la casa de Dios estuvo en Siló.

19

1En esos días, cuando no había rey en Israel, había un hombre, un Levita, viviendo por un tiempo en una zona remota en la región montañosa de Efraín. El tomó como segunda mujer, a una mujer de Belén en Judá. 2Pero su segunda mujer le fue infiel; ella lo dejó y regresó a la casa de su padre en Belén de Judá. Ella se quedó allí por cuatro meses.

3Luego su esposo se levantó y fue tras de ella para tratar de convencerla a ella de que regresara. Su sirviente estaba con él, y un par de asnos. Ella lo hizo entrar a la casa de su padre. Cuando el padre de la mujer lo vio, él se alegró. 4Su suegro, el padre de la mujer, lo convenció a él para que se quedara por tres días. Ellos comieron y bebieron, y pasaron la noche allí.
5En el cuarto día ellos se levantaron temprano y él se preparó para marcharse, pero el padre de la mujer le dijo a su yerno, "Cobra fuerzas con un poco de pan, luego te puedes ir." 6Así que ellos dos se sentaron a comer y a beber juntos. Luego el padre de la mujer dijo, "Por favor disponte a quedarte la noche y pasar un buen tiempo."
7Cuando el Levita se levantó para marcharse, el padre de la joven mujer le insistió a quedarse, así que él cambió su plan y pasó la noche allí nuevamente. 8En el quinto día él se levantó temprano para marcharse, pero el padre de la mujer dijo, "Cobra fuerzas, y espera hasta la tarde." Así que los dos comieron.
9Cuando el Levita, su segunda mujer y su sirviente se levantaron para partir, su suegro, el padre de la mujer le dijo, "Ves, ahora el día avanza hacia el atardecer. Por favor quédate una noche más, y pasa un buen tiempo. Tú puedes levantarte temprano mañana y volver a tu casa."
10Pero el Levita no estaba dispuesto a quedarse la noche. Él se levantó y se marchó. Él fue hacia Jebús (eso es Jerusalén). Él tenía un par de asnos ensillados-- y su segunda mujer estaba con él. 11Cuando ellos estaban cerca de Jebús, el día estaba a punto de terminar, y el sirviente le dijo a su amo, "Ven, desviémonos hacia la ciudad de los jebuseos para pasar la noche en ella."
12Su amo le dijo, "No nos desviaremos hacia una ciudad de extranjeros que no pertenecen al pueblo de Israel. Seguiremos hasta Guibeá." 13El Levita le dijo a su joven hombre, "Ven, vamos a uno de esos otros lugares, y pasemos la noche en Guibeá o en Ramá."
14Y ellos continuaron, y el sol se puso a medida que se acercaban a Gabaa, en el territorio de Benjamín 15Se desviaron allí para pasar la noche en Gabaa. Fueron y se sentaron en la plaza de la ciudad, pero nadie los llevó a su casa a pasar la noche.
16Pero luego un viejo hombre estaba regresando de su trabajo en el campo esa tarde. El era de la colina montañosa de Efraín, y él se estaba quedando por un tiempo en Guibeá. Pero los hombres que vivían en ese lugar eran benjamitas. 17Él levantó sus ojos y vio al viajero en la plaza de la ciudad. El viejo hombre dijo, "¿Para dónde van? ¿De dónde vienen?
18El Levita le dijo, "Estamos en camino desde Belén en Judá hacia la más remota parte de la colina montañosa de Efraín, que es de donde yo vengo. Fui a Belén en Judá, y voy a la casa del SEÑOR, pero no hay nadie que me ha invitado a su casa. 19Nosotros tenemos paja y alimento para nuestros asnos, y hay pan y vino para mí y para tu sirvienta aquí, y para este joven con sus sirvientes. No necesitamos nada."
20El viejo hombre los saludó, "¡Paz sea con ustedes! Yo cuidaré de todas sus necesidades. Sólo no pasen la noche en la plaza de la ciudad." 21Así que el hombre llevó al Levita a su casa y alimentó los asnos. Ellos lavaron sus pies, comieron y bebieron.
22Mientras hacían sus corazones felices, algunos hombres de la ciudad, hombres sin valor, rodearon la casa, golpeando la puerta. Ellos hablaron al viejo hombre, el dueño de la casa, diciendo, "Trae afuera al hombre que entró a tu casa, para que nosotros podamos tener sexo con él." 23El hombre, el dueño de la casa, salió afuera hacia ellos y les dijo a ellos, "No, mis hermanos, por favor, ¡no hagan esta cosa malvada! Ya que este hombre es un huésped en mi casa, ¡no hagan esta cosa perversa!
24Miren, mi hija virgen y la segunda mujer de él están aquí. Déjenme sacarlas ahora. Viólenlas y hagan con ellas lo que ustedes quieran. ¡Pero no le hagan esta cosa malvada a este hombre!" 25Pero los hombres no le escucharon, así que el hombre se apoderó de su segunda mujer y la sacó afuera a ellos. Ellos se apoderaron de ella, la violaron y abusaron de ella durante la noche, al amanecer ellos la dejaron ir. 26Al amanecer la mujer vino y cayó en la puerta de la casa del hombre donde estaba su amo, y ella se quedó allí hasta que fué de día.
27Su dueño se levantó en la mañana y abrió las puertas de la casa y salió a tomar su rumbo. El pudo ver a su segunda mujer acostada allí en la puerta, con sus manos en la entrada. 28El Levita le dijo, "Levántate. Vámonos." Pero no hubo respuesta. El la puso en el asno, y el hombre se preparó para ir a su casa.
29Cuando el Levita llegó a su casa, él tomó un cuchillo, y la tomó y la cortó a ella, miembro a miembro, en doce pedazos, y envió las piezas a todas partes en todo Israel. 30Todos los que vieron esto dijeron: "Tal cosa nunca se hizo ni se vio desde el día en que el pueblo de Israel salió de la tierra de Egipto hasta el presente. ¡Piénselo! ¡Díganos qué hacer! "

20

1Luego todo el pueblo de Israel salió como un sólo hombre, desde Dan hasta Beerseba, incluyendo la tierra de Galaad también, y ellos se reunieron juntos ante el SEÑOR en Mizpa. 2Los líderes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, tomaron su lugar en la reunión del pueblo de Dios--400, 000 hombres a pie, quienes estaban listos para pelear con espada.

3Ahora la gente de Benjamín escuchó que el pueblo de Israel se levantó en Mizpa. El pueblo de Israel dijo: "Dinos como sucedió esta cosa maligna." 4El Levita, esposo de la mujer que había sido asesinada, contestó: "Yo vine a Guibeá en el territorio que pertenece a Benjamín, Yo y mi segunda mujer, a pasar la noche."
5Durante la noche, los líderes de Guibeá me atacaron, rodearon mi casa e intentaron matarme. Ellos raptaron y violaron a mi segunda mujer y murió. 6Yo tomé mi a mi segunda mujer y partí su cuerpo en pedazos, y los envié a ellos dentro de cada región de la heredad de Israel, porque ellos han cometido tal ofensa y cruel acto en Israel. 7Ahora, todos ustedes Israelitas, den su pensar y consejo aquí."
8Toda el pueblo se levantó como un solo hombre, y ellos dijeron: "¡Ninguno de nosotros irá a su tienda de acampar, y ninguno de nosotros regresará a su casa! 9Pero ahora esto es lo que haremos a Guibeá: nosotros vamos a atacarlos como la suerte nos dirija.
10Nosotros vamos a escoger diez de cien hombres de entre todas las tribus de Israel, y cien de mil, y mil de diez mil, para que traigan provisiones para el pueblo, para que así cuando ellos vengan a Guibeá en Benjamín, castiguen a estas personas por la maldad que hicieron en Israel." 11Entonces todos los guerreros de Israel se reunieron en contra de la ciudad, como un solo hombre.
12Las tribus de Israel enviaron hombres hacia toda la tribu de Benjamín, diciendo: "¿Qué es la maldad que fue hecha en contra tuya? 13Por lo tanto, danos a esos hombres malignos de Guibeá, para que podamos matarlos, y así será completamente removida esta maldad de Israel." Pero los Benjamitas no escucharon la voz de sus hermanos, el pueblo de Israel. 14Luego el pueblo de Benjamín salió junto desde sus ciudades a Guibeá para prepararse a pelear en contra del pueblo de Israel.
15El pueblo de Benjamín juntó en aquél día veintiseis mil soldados de sus ciudades quienes fueron entrenados para pelear con la espada. Además, habían setecientos de los hombres escogidos que habitaban de Guibeá. 16Entre todos estos soldados habían setecientos hombres escogidos que eran zurdos. Cada uno de ellos podía lanzar una piedra a un cabello y no fallar.
17El pueblo de Israel, sin contar el número de los de Benjamín, sumaban 400, 000 hombres, que fueron entrenados para pelear con espada. Todos estos eran hombres de guerra. 18El pueblo de Israel se levantó, subió a Betel, y preguntó por consejo de Dios. Ellos preguntaron: "¿Quién de nosotros atacará primero al pueblo de Benjamín?" El SEÑOR dijo: "Judá va a atacar primero."
19El pueblo de Israel se levantó en la mañana y movieron su campamento cerca de Guibeá. 20El pueblo de Israel fue a pelear en contra de Benjamín. Ellos se prepararon en las posiciones de batalla en contra de ellos en Guibeá. 21El pueblo de Benjamín salió de Guibeá, y mataron a veintidosmil hombres del ejército de Israel en aquel día.
22Pero el pueblo de Israel se fortalecieron unos a otros, y formaron la línea de batalla en el mismo lugar que ellos habían tomado posiciones en el primer día. 23Y el pueblo de Israel se levantó y lloró ante SEÑOR hasta el atardecer. Ellos buscaron la dirección del SEÑOR: "¿Debemos ir de nuevo y pelear contra nuestros hermanos, el pueblo de Benjamín?" Y el SEÑOR dijo: "¡Atáquenlos!"
24Entonces el pueblo de Israel fue en contra de los guerreros de Benjamín el segundo día. 25En el segundo día, Benjamín vino en contra de ellos desde Guibeá y mataron dieciocho mil hombres del pueblo de Israel. Todos eran hombres que habían sido entrenados para pelear con espada.
26Luego todos los guerreros de Israel y todas las personas subieron a Betel y lloraron, y allí se sentaron ante el SEÑOR y ellos ayunaron ese día hasta el atardecer y ofrecieron ofrendas de fuego y ofrendas de paz ante el SEÑOR.
27El pueblo de Israel preguntó al SEÑOR--porque el arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos días, 28y Finees, hijo de Eleazar hijo de Aarón, estaba sirviendo ante el arca en aquellos días--"¿Debemos ir afuera a la batalla una vez más en contra del pueblo de Benjamín, nuestros hermanos, o nos detenemos? El SEÑOR dijo: "Ataquen, pues mañana Yo voy a ayudarlos a vencerlos."
29Entonces Israel preparó hombres en lugares secretos alrededor de Guibeá. 30El pueblo de Israel peleó en contra del pueblo de Benjamín por tercer día, y ellos formaron la línea de batalla contra Guibeá así como lo habían hecho antes.
31El pueblo de Benjamín fue y peleó contra Israel, y ellos se alejaron de la ciudad. Ellos comenzaron a pelear y matar algunas personas. Habían como treinta hombres de Israel quienes murieron en el campo y en el camino. Uno de los caminos iba subiendo hacia Betel, y el otro iba a Guibeá.
32Luego el pueblo de Benjamín dijo: "Ellos están derrotados y están corriendo lejos de nosotros, como en el principio." Pero los guerreros de Israel dijeron: "Deja que nosotros corramos hacia atrás y alejemósles de la ciudad hacia los caminos." 33Todo el pueblo de Israel se levantó de sus lugares y se formaron en líneas de batalla en Baal Tamar. Luego los soldados de Israel quienes ya se habían escondido en lugares secretos salieron de sus lugares en Maareh Geba.
34Vinieron en contra de Guibeá diez mil hombres escogidos de todo Israel, y la pelea fue fuerte, pero los Benjamitas no sabían que el desastre estaba cerca de ellos. 35El SEÑOR derrotó a Benjamín ante Israel. En aquel día, los guerreros de Israel mataron 25, 100 hombres de Benjamín. Todos esos que murieron eran aquellos que habían sido entrenados para pelear con espada.
36Así que los guerreros de Benjamín vieron que estaban derrotados. Los hombres de Israel le dieron terreno a Benjamín, porque ellos estaban contando con los hombres que ellos habían puesto en las posiciones secretas fuera de Guibeá. 37Luego los hombres que se estaban escondiendo se levantaron y se apresuraron y entraron en Guibeá. Y con sus espadas mataron a todo aquel que vivía en la ciudad. 38La señal acordada entre los guerreros de Israel y los hombres que estaban en secreto sería que una gran nube de humo se levantaría de la ciudad.
39Cuando la señal fue enviada los guerreros de Israel se regresaron de la batalla. Ahora Benjamín comenzó a atacar y ellos mataron como treinta hombres de Israel, y ellos dijeron: "Es seguro que ellos serán derrotados ante nosotros, así como en la primera batalla."
40Pero cuando la columna de humo empezó a levantarse desde la ciudad, los Benjamitas miraron atrás y vieron el humo que subía al cielo desde la ciudad. 41Luego el pueblo de Israel se volvió contra ellos. Los hombres de Benjamín tenían mucho miedo, porque ellos vieron el desastre que había venido sobre ellos.
42Así que ellos corrieron huyendo del pueblo de Israel, escapando por el camino hacia el desierto. Pero la batalla los tomó. Los guerreros de Israel vinieron fuera de la ciudad y los mataron donde ellos estaban.
43Ellos rodearon a los Benjamitas y fueron tras ellos. Y ellos los encerraron en Noha y los mataron por el camino hacia el este de Guibeá. 44De la tribu de Benjamín, dieciocho mil personas murieron, todos ellos hombres que eran buenos en batalla.
45Ellos regresaron y huyeron en dirección del desierto hacia la roca de Rimón. Los Israelitas mataron a cinco mil más de ellos a lo largo de los caminos. Continuaron tras ellos, siguiéndolos de cerca por el camino hasta Gidón, y allí fueron muertos dos mil más. 46Todos los guerreros de Benjamín quienes cayeron aquel día fueron veinticinco mil-- hombres quienes fueron entrenados para pelear con espada; todos ellos fueron buenos en batalla.
47Pero seiscientos hombres regresaron y huyeron al desierto, cerca de la piedra de Rimón. Y se quedaron en la roca de Rimón por cuatro meses. 48Los guerreros de Israel se volvieron en contra del pueblo de Benjamín y los atacaron y mataron-- a toda la ciudad, el ganado, y a todo lo que encontraron. También quemaron todo pueblo que encontraron en el camino.

21

1Ahora los hombres de Israel habían hecho una promesa en Mizpa: "Ninguno de nosotros dará a su hija para casarse con un Benjamita." 2Entonces las personas fueron a Betel y se sentaron delante de Dios hasta la tarde, y lloraron amargamente a grandes voces. 3Ellos gritaron: "¿Por qué SEÑOR, Dios de Israel; le ha pasado esto a Israel, que una de nuestras tribus hoy se pierda?''

4Al siguiente día el pueblo se levantó temprano y construyeron un altar allí y ofrecieron ofrendas quemadas y ofrendas de paz. 5Las personas de Israel dijeron: "¿Cuáles de las tribus de Israel no vinieron a la asamblea del SEÑOR?" Porque ellos habían hecho una promesa importante sobre cualquier persona que no viniera delante del SEÑOR en Mizpa. Ellos dijeron: "A él ciertamente se le dará muerte."
6El pueblo de Israel tuvo compasión de su hermano Benjamín. Ellos dijeron: "Hoy una tribu ha sido cortada de Israel. 7¿Quién proveerá esposas para aquellos que queden, ya que hemos hecho una promesa al SEÑOR que no dejaremos que ninguno de ellos se case con nuestras hijas?"
8Ellos dijeron: "¿Cuáles de las tribus de Israel, no vinieron delante del SEÑOR en Mizpa?" Y encontraron que nadie asistió a la asamblea de los de Jabes Galaad. 9Porque cuando el pueblo se colocó de manera ordenada, ninguno de los habitantes de Jabes Galaad estuvo allí. 10La asamblea envió doce mil de sus hombres más valientes con instrucciones de ir a Jabes Galaad y atacarlos, y matarlos, incluso a las mujeres y niños.
11"Hagan esto: deben matar todo hombre y a toda mujer que haya dormido con hombre." 12Los hombres encontraron entre aquellos que estaban viviendo en Jabes Galaad, cuatrocientas mujeres jóvenes que nunca habían dormido con hombres, y se las llevaron al campamento en Silo, en Cannán.
13Toda la asamblea envió un mensaje y le dijeron al pueblo de Benjamín que estaban en la roca de Rimón que ellos le ofrecían paz. 14Los Benjamitas regresaron en ese momento y se les entregó las mujeres de Jabes Galaad, pero no había suficientes mujeres para todos ellos. 15Las personas lamentaban lo que le habia seucedidó a Benjamín, porque el SEÑOR creó división entre las tribus de Israel.
16Entonces los líderes de la asamblea dijeron: "¿Cómo escogeremos esposas para los Benjamitas que queden, ya que las mujeres de Benjamín han sido asesinadas?" 17Ellos dijeron: "Debe de haber una heredad para los sobrevivientes de Benjamín, para que la tribu no sea borrada de Israel.
18No podemos darles por esposas a nuestras hijas, porque el pueblo de Israel ha hecho una promesa, 'Maldito aquel que le de una esposa a Benjamín.'" 19Así que ellos dijeron: "Sabes que hay una fiesta para el SEÑOR cada año en Silo (que queda al norte de Betel, al este del camino que va desde Betel a Siquem y al sur de Lebona)."
20Ordenaron a los hombres de Benjamín, diciendo: "Vayan y escóndansen en secreto y esperen en los viñedos. 21Atentos al momento que las mujeres de Silo salgan a danzar, luego salgan de prisa de los viñedos y cada uno de ustedes escoja a una esposa de las mujeres de Silo, luego vuelvan a la tierra de Benjamín.
22Cuando sus padres o sus hermanos vengan a protestarnos, les diremos a ellos: '¡Muéstrenos favor! Déjenlas quedarse porque no obtuvimos esposas para cada hombre durante la guerra. Tú eres inocente, ya que no diste tus hijas a ellos.'"
23El pueblo de Benjamín lo hizo así. Tomaron el número de esposas que necesitaban de las mujeres que danzaban, y se las llevaron para ser sus esposas. Ellos fueron y regresaron al lugar de su heredad; reconstruyeron las ciudades, y vivieron en ellas. 24Entonces el pueblo de Israel se fue de ese lugar y volvieron a casa, cada uno a su propia tribu y familia, y cada uno a su propia heredad.
25En esos días no había rey en Israel. Todos hacían lo que era correcto ante sus propios ojos.