1El libro anterior que escribí, Teófilo, contaba todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar, 2hasta el día en que fue recibido arriba. Esto fue después de que Él había dado un mandato por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que Él había escogido. 3Después de Su sufrimiento, Él se presentó vivo a ellos con muchas pruebas convincentes. Por cuarenta días Él se apareció a ellos, y habló acerca del reino de Dios.4Cuando Él estaba reunido con ellos, Él les ordenó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran por la promesa del Padre, acerca de la cual, Él dijo: "Ustedes escucharon de Mí, 5que Juan en efecto bautizaba con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo en unos pocos días."6Cuando ellos estaban reunidos en asamblea Le preguntaron: "¿Señor, éste es el tiempo en que tú restaurarás el reino a Israel?" 7Él les dijo: "No es para ustedes saber los tiempos ni las estaciones las cuales el Padre ha determinado por su propia autoridad. 8Pero ustedes recibirán poder, cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, y serán Mis testigos en Jerusalén y en toda Judea y Samaria y hasta los fines de la tierra."9Cuando el Señor Jesús había dicho estas cosas, mientras ellos estaban mirando arriba, Él fue levantado y una nube Lo escondió de sus ojos. 10Mientras ellos miraban intensamente al cielo cuando Él se iba, de repente, dos hombres se pararon junto a ellos con vestiduras blancas. 11Ellos dijeron: "Ustedes, hombres de Galilea, ¿por qué están aquí parados mirando al cielo? Este Jesús quien ascendió al cielo regresará de la misma manera como lo vieron yendo al cielo."12Entonces ellos regresaron a Jerusalén desde el Monte de los Olivos, el cual está cerca de Jerusalén, una jornada de día Sábado. 13Cuando ellos llegaron, subieron al aposento alto, donde se estaban quedando. Ellos eran Pedro, Juan, Jacobo, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hijo de Jacobo. 14Todos ellos estaban unidos como uno, mientras ellos diligentemente continuaban en oración. Incluidas estaban las mujeres, María la madre de Jesús y sus hermanos.15En aquellos días Pedro se paró en medio de los hermanos, cerca de 120 personas y dijo: 16"Hermanos, fue necesario que se cumpliera la Escritura, la cual el Espíritu Santo habló de antemano por boca de David acerca de Judas, quien guió a los que arrestaron a Jesús.17Pues él fue uno de nosotros y recibió su parte de los beneficios de este ministerio." 18(Ahora este hombre compró un terreno con las ganancias que él recibió de su maldad, y de allí él cayó de cabeza y su cuerpo se reventó y todas sus entrañas se regaron.19Todos aquellos que vivían en Jerusalén oyeron acerca de esto, así que ellos llamaron aquel campo en su lengua "Acéldama," eso es, "Campo de Sangre.")20"Porque está escrito en el libro de Salmos: 'QUE SU TERRENO SEA DESOLADO, Y NO PERMITAN QUE NI SIQUIERA UNA PERSONA VIVA ALLÍ.' 'QUE ALGUIEN MÁS OCUPE SU POSICIÓN DE LIDERAZGO.'21Es necesario, por lo tanto, que uno de los hombres que nos acompañaron todo el tiempo en que el Señor Jesús entraba y salía de entre nosotros, 22comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que Él fue llevado de nosotros hacia arriba, tiene que ser un testigo con nosotros de Su resurrección." 23Ellos pusieron adelante a dos hombres, José, llamado Barsabás, quien también era llamado Justo y a Matías.24Ellos oraron y dijeron: "Tú, Señor, conoces los corazones de toda la gente, así que revélanos cuál de estos dos es a quien Tú has escogido 25para tomar lugar en este ministerio y apostolado del cual Judas transgredió para ir a su propio lugar." 26Ellos echaron suertes sobre ellos; y la suerte cayó sobre Matías y él fue contado con los once apóstoles.
1Cuando vino el día del Pentecóstes, ellos estaban todos juntos en el mismo lugar. 2De repente vino del cielo un sonido como una ráfaga violenta de viento, y llenó toda la casa donde ellos estaban sentados. 3Les aparecieron a ellos lenguas como de fuego que fueron distribuídas y se posaron sobre cada uno de ellos. 4Ellos fueron llenos con el Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros lenguas, como el Espíritu les daba para hablar.5Ahora había Judíos que vivían en Jerusalén, hombres piadosos, de toda nación debajo del cielo. 6Cuando este sonido fue escuchado, la multitud se reunió y estaba confundida porque cada uno los escuchaba hablar en su propia lengua. 7Ellos estaban sorprendidos y maravillados; y dijeron: "¿No son realmente Galileos todos los que están hablando?8¿Por qué es que los estamos escuchando, a cada uno en nuestra lengua en la cual nacimos? 9Partos, Medos y Elamitas, y ésos que viven en Mesopotamia, Judea y Capadocia, del Ponto y de Asia, 10de Frigia, de Panfilia, de Egipto y de regiones de Libia alrededor de Cirene, y visitantes de Roma, 11Judíos y prosélitos, Cretenses y Árabes, nosotros los escuchamos decir en nuestras lenguas acerca de las poderosas obras de Dios".12Ellos estaban sorprendidos y perplejos; y se dijeron unos a otros: "¿Qué significa esto?" 13Pero otros se burlaron y dijeron: "Ellos están llenos de vino nuevo".14Pero Pedro se paró con los once, alzó su voz, y les dijo: "Hombres de Judea y todos ustedes que viven en Jerusalén, sepan ustedes esto; prestén atención a mis palabras. 15Pues esta gente no está borracha como ustedes asumen, porque es sólo la tercera hora del día.16Pero es lo que fue dicho a través del profeta Joel: 17'SERÁ EN LOS ÚLTIMOS DÍAS', DICE DIOS, 'YO DERRAMARÉ MI ESPÍRITU SOBRE TODA PERSONA. SUS HIJOS Y SUS HIJAS PROFETIZARÁN, SUS JOVENES VERÁN VISIONES Y SUS VIEJOS SOÑARÁN SUEÑOS.18TAMBIÉN EN MIS SIERVOS Y EN MIS SIERVAS EN ESOS DÍAS YO DERRAMARÉ MI ESPÍRITU, Y ELLOS PROFETIZARÁN. 19YO LES MOSTRARÉ MARAVILLAS ARRIBA EN EL CIELO Y SEÑALES ABAJO EN LA TIERRA, SANGRE, FUEGO, Y VAPOR DE HUMO.20EL SOL SE VOLVERÁ OSCURIDAD Y LA LUNA EN SANGRE, ANTES DEL GRAN Y NOTABLE DÍA DE LA VENIDA DEL SEÑOR. 21Y SUCEDERÁ QUE TODO EL QUE INVOQUE EL NOMBRE DEL SEÑOR SERÁ SALVO.'22Hombres de Israel, escuchen estas palabras: Jesús de Nazaret, un hombre aprobado por Dios para ustedes por las poderosas obras y maravillas y señales las cuales Dios hizo a través de Él en medio de ustedes, así como ustedes mismos saben, 23debido al plan determinado y al previo conocimiento de Dios, Él fue entregado, y ustedes, por la mano de hombres sin leyes, Lo crucificaron y asesinaron; 24a quien Dios levantó, habiendolo liberado de los dolores de muerte, porque no era posible que Él estuviese retenido por ellos.25Pues David dice acerca de Él: 'YO VI AL SEÑOR SIEMPRE ANTE MI ROSTRO, PORQUE ÉL SIEMPRE ESTÁ A MI MANO DERECHA PARA QUE YO NO SEA MOVIDO. 26POR LO TANTO, MI CORAZÓN ESTABA CONTENTO Y MI LENGUA REGOCIJADA. TAMBIÉN, MI CARNE VIVIRÁ EN CONFIANZA.27PORQUE TÚ NO ABANDONARÁS MI ALMA EN EL HADES, TAMPOCO PERMITIRÁS QUE TU SANTO VEA CORRUPCIÓN. 28TÚ ME REVELASTE A MÍ LOS CAMINOS DE LA VIDA; TÚ ME LLENARÁS DE CONTENTURA CON TU ROSTRO'.29Hermanos, yo les puedo hablar confiadamente acerca del patriarca David: él murió y fue enterrado, y su tumba está con nosotros hasta el día de hoy. 30Por lo tanto, él era un profeta y sabía que Dios había jurado con una promesa a él, que Él establecería uno del fruto de su cuerpo sobre su trono. 31Él vio esto de antemano y habló de la resurrección del Cristo: 'ÉL NO FUE NI ABANDONADO AL HADES, NI TAMPOCO SU CARNE VIO CORRUPCIÓN.'32Este Jesús, Dios lo levantó, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33Por lo tanto, habiendo sido levantado a la mano derecha de Dios y habiendo recibido la promesa del Espíritu Santo del Padre, Él ha derramado esto, que ustedes ven y escuchan.34Porque David no ascendió al cielo, pero él dice: 'EL SEÑOR DIJO A MI SEÑOR: ''SIÉNTATE A MI MANO DERECHA, 35HASTA QUE YO HAGA A TUS ENEMIGOS EL BANQUILLO PARA TUS PIES'''. 36Por lo tanto, dejen que toda la casa de Israel ciertamente conozca que Dios Lo ha hecho ambos, Señor y Cristo, a este Jesús a quien ustedes crucificaron".37Ahora cuando ellos oyeron esto, fueron traspasados en sus corazones y dijeron a Pedro y al resto de los apóstoles: "Hermanos, ¿qué debemos hacer?". 38Y Pedro les dijo a ellos: "Arrepiéntanse y sean bautizados cada uno de ustedes, en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados, y ustedes recibirán el don del Espíritu Santo. 39Para ustedes es la promesa y para sus hijos y a todos los que están lejos, a tantas personas como el Señor nuestro Dios llame".40Con muchas otras palabras él testificó y los exhortó diciendo: "Sálvense de esta generación malvada". 41Entonces ellos recibieron su palabra y fueron bautizados, y fueron añadidas en ese día cerca de tres mil almas. 42Ellos continuaron en las enseñanzas de los apóstoles, en el compañerismo, en el partimiento del pan y en las oraciones.43Temor vino sobre toda alma, y muchas maravillas y señales fueron hechas por medio de los apóstoles. 44Todos los que creyeron estaban juntos y tenían todas las cosas en común, 45y ellos vendieron sus propiedades y posesiones y las distribuyeron a todos, de acuerdo a las necesidades que cualquiera tuviera.46Así que día tras día ellos continuaban con un solo próposito en el templo, y partían el pan en los hogares y compartían la comida con gozo y humildad de corazón; 47ellos alababan a Dios y tenían el favor de todas las personas. El Señor añadía día a día los que estaban siendo salvos.
1Ahora Pedro y Juan subían al templo a la hora de la oración, la hora novena. 2Cierto hombre, cojo desde su nacimiento, era llevado cada día y lo ponían a la puerta del templo, llamada la Hermosa, para que él pudiera mendigar limosnas de las personas que iban al templo. 3Cuando él vió a Pedro y a Juan a punto de entrar al templo, él les pidió limosna.4Pedro, junto con Juan, fijando sus ojos sobre él, dijo: "Míranos." 5El cojo los miró, esperando recibir algo de ellos. 6Pero Pedro le dijo: "Plata y oro no tengo, pero lo que tengo, yo te daré. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, camina."7Pedro lo tomó de la mano derecha, y lo levantó; e imediatamente sus pies y los huesos de sus tobillos recibieron fuerzas. 8Saltando, el cojo se paró y empezó a caminar; y él entró con Pedro y Juan al templo, caminando, saltando y alabando a Dios.9Todas las personas lo vieron caminando y alabando a Dios. 10Ellos notaron que era el hombre que había estado sentado para recibir limosnas en la puerta del templo, La Hermosa y ellos fueron llenos de asombro y admiración a causa de lo que le había ocurrido a él.11Mientras él estaba aguantándose de Pedro y Juan, todas las personas corrieron a ellos al pórtico que es llamado de Salomón, asombrándose mucho. 12Cuando Pedro vio esto, le contestó a la gente: "Ustedes, hombres de Israel, ¿por qué se maravillan? ¿Por qué fijan sus ojos en nosotros, como si nosotros hubiésemos hecho que él caminara por nuestro propio poder o piedad?"13El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a Su Siervo, Jesús. Él es Aquel a quien ustedes entregaron y rechazaron ante el rostro de Pilato, cuando él había decidido librarlo. 14Ustedes rechazaron al Santo y Justo, y pidieron en su lugar a un asesino para ser liberado.15Ustedes mataron al Principe de la Vida, a quien Dios levantó de los muertos, y nosotros somos testigos de esto. 16Ahora, por la fe en Su nombre, este hombre a quien ustedes ven y conocen, este mismo nombre lo ha hecho fuerte. La fe que es mediante Jesús le dio a él esta completa salud en la presencia de ustedes.17Ahora, hermanos, yo sé que ustedes actuaron en ignorancia, como también hicieron sus gobernantes. 18Pero las cosas que Dios anunció de antemano por la boca de todos los profetas, que Su Cristo debía sufrir, Él ahora las ha cumplido.19Arrepiéntanse, por lo tanto, y cambien, para que sus pecados sean borrados, para que puedan llegar períodos de refrigerio desde la presencia del Señor; 20y que Él pueda enviar al Cristo, que ha sido designado para ustedes, Jesús.21Él es Aquel que el cielo tiene que recibir hasta el tiempo de la restauración de todas las cosas, de las cuales Dios habló hace tiempo por la boca de Sus santos profetas. 22Moisés ciertamente dijo: 'EL SEÑOR DIOS LEVANTÁRA UN PROFETA COMO YO DE ENTRE SUS HERMANOS. USTEDES ESCUCHARÁN TODO LO QUE ÉL LES HABLARÁ.23SUCEDERÁ QUE TODA PERSONA QUE NO ESCUCHE A ESE PROFETA SERÁ COMPLETAMENTE DESTRUIDA DE ENTRE EL PUEBLO.'24Sí, y todos los profetas desde Samuel y los que vinieron después de él, todos hablaron y anunciaron estos días. 25Ustedes son los hijos de los profetas y del pacto que Dios hizo con sus ancestros, como Él dijo a Abraham: 'EN TU SIMIENTE TODAS LA FAMILIAS DE LA TIERRA SERÁN BENDECIDAS.' 26Después que Dios resucitó a Su siervo; Él Lo envió primeramente a ustedes, a fin de bendecirlos al apartarse cada uno de ustedes de su maldad."
1Mientras Pedro y Juan hablaban con la gente, los sacerdotes y el capitán del templo y los Saduceos vinieron a ellos. 2Ellos estaban profundamente preocupados porque Pedro y Juan estaban enseñando a la gente y proclamando en Jesús, la resurección de entre los muertos. 3Ellos los arrestaron y los pusieron en la cárcel hasta la mañana siguiente, ya que era de noche. 4Pero mucha de la gente que había escuchado el mensaje creyeron; y el número de los hombres que creyeron era como cinco mil.5Sucedió al siguiente día, que sus gobernantes, ancianos y escribas se reunieron en Jerusalén. 6Anás, el sumo sacerdote estaba allí, y Caifás, y Juan, y Alejandro, y todos los que eran parientes del sumo sacerdote. 7Cuando ellos habían puesto a Pedro y a Juan en medio de ellos, les preguntaron: "¿Con qué poder, o en qué nombre, ustedes han hecho esto?"8Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: "Ustedes, gobernantes del pueblo y ancianos, 9si nosotros este día estamos siendo interrogados acerca de la buena obra hecha a un hombre enfermo, ¿por qué medios fue este hombre sanado? 10Que esto sea conocido a todos ustedes y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesúcristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron, y a quien Dios levantó de los muertos, es por Él, que este hombre está aquí de pie sano delante de ustedes.11Jesucristo es la piedra que ustedes como constructores despreciaron pero que ha sido hecha piedra angular. 12No hay salvación en ninguna otra persona, pues no hay otro nombre bajo el cielo, que es dado entre los hombres, por el cual nosotros tenemos que ser salvos.''13Ahora cuando vieron la audacia de Pedro y Juan, y se dieron cuenta de que ellos eran hombres ordinarios y sin educación, ellos se sorprendieron, percatándose de que Pedro y Juan habían estado con Jesús. 14Pues al ver ellos al hombre que fue curado de pie junto a ellos, ellos no tenían nada que decir contra esto.15Pero luego de que ellos habían ordenado a los apóstoles que salieran de la reunión del concilio, ellos hablaron entre sí. 16Ellos dijeron: "¿Qué le haremos a estos hombres? Porque el hecho de que un milagro admirable ha sido hecho por medio de ellos es conocido por todos los que viven en Jerusalén y no podemos negarlo. 17Pero a fin de que esto no se difunda más entre la gente, vamos a advertirles que no hablen más a nadie en este Nombre". 18Ellos llamaron a Pedro y a Juan a que entraran y les ordenaron no hablaran nada ni enseñar en el nombre de Jesús.19Pero Pedro y Juan respondieron y les dijeron: "Si es correcto a la vista de Dios obedecerlos a ustedes en lugar de a Él, juzguen ustedes. 20Porque no podemos evitar hablar acerca de las cosas que nosotros hemos visto y escuchado."21Después de muchas advertencias a Pedro y Juan, ellos los dejaron ir. Ellos no fueron capaces de encontrar alguna excusa para castigarlos, porque todas las personas estaban alabando a Dios por lo que había sido hecho. 22El hombre que había experimentado el milagro de sanidad tenía más de cuarenta años.23Después que ellos fueron liberados, Pedro y Juan vinieron a su propia gente y informaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. 24Cuando ellos lo escucharon, alzaron juntos sus voces a Dios y dijeron: "Señor, Tú que HICISTE LOS CIELOS Y LA TIERRA Y EL MAR, Y TODO LO QUE ESTA EN ELLOS, 25Tú que por el Espíritu Santo, por la boca de nuestro padre David Tu siervo, dijiste: '¿POR QUÉ LAS NACIONES GENTILES SE ENFURECEN, Y LOS PUEBLOS IMAGINAN COSAS VANAS?26LOS REYES DE LA TIERRA SE AGRUPARON, Y LOS GOBERNANTES SE REUNIERON EN CONTRA DEL SEÑOR, Y EN CONTRA DE SU CRISTO.'27En efecto, ambos, Herodes y Poncio Pilato, junto a los Gentiles y el pueblo de Israel, se reunieron en esta ciudad en contra de Tu santo Siervo, Jesús, a quien Tú ungiste. 28Ellos se reunieron para hacer todo lo que Tu mano y Tu deseo decidieron de antemano que pasaría.29Ahora, Señor, considera sus advertencias y permítele a tus siervos hablar Tu palabra con toda valentía. 30Así que mientras Tú extiendes Tu mano para sanar, señales y maravillas podrán suceder por medio del nombre de tu Santo Siervo Jesús." 31Cuando ellos terminaron de orar, el lugar donde ellos estaban reunidos fue sacudido, y todos ellos fueron llenos con el Espíritu Santo, y ellos hablaron la palabra de Dios con valentía.32El gran número de aquellos que creyeron eran de un corazón y alma, y ni siquiera uno de ellos dijo que cualquier cosa que él poseía era realmente suyo; en efecto, ellos tenían todas las cosas en común. 33Con gran poder los apóstoles proclamaban su testimonio acerca de la resurección del Señor Jesús, y gran gracia estaba sobre todos ellos.34No había ninguna persona entre ellos a quien le faltara algo, porque todo aquel que poseía títulos de propiedad de tierras o casas los vendía y traía el dinero de las cosas que eran vendidas y 35lo ponían a los pies de los apóstoles. Y la distribución se hacía a cada creyente, de acuerdo a las necesidades de cada uno.36José, un Levita, un hombre de Chipre, le fue dado el nombre de Bernabé por los apóstoles (eso es, siendo interpretado, hijo de consolación). 37Teniendo un terreno, él lo vendió y trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.
1Ahora un cierto hombre llamado Ananías, con Safira su esposa, vendió una parte de su propiedad, 2y él se quedó con parte del dinero de la venta (su esposa también lo sabía), y trajo la otra parte y lo puso a los pies de los apóstoles.3Pero Pedro dijo: "Ananías, ¿por qué Satanás llenó tu corazón para mentirle al Espíritu Santo y quedarte con parte del precio del terreno? 4Mientras se mantuvo sin vender, ¿acaso no siguió siendo tuyo? Y después de ser vendido, ¿no estaba bajo tu control? ¿Cómo es que pensaste esta cosa en tu corazón? Tú no le has mentido a los hombres, sino a Dios". 5Escuchando estas palabras, Ananías cayó y respiró su último aliento. Y un gran temor vino sobre todos los que lo escucharon. 6Los jóvenes llegaron al frente, lo envolvieron, lo cargaron afuera y lo enterraron.7Como tres horas después, su esposa entró, no sabiendo lo que había pasado. 8Pedro le dijo a ella: "Dime si ustedes vendieron el terreno por esta cantidad." Ella dijo: "Sí, fue por esa cantidad."9Entonces Pedro le dijo a ella: "¿Cómo es que han acordado ustedes poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de esos que han enterrado a tu esposo están a la puerta, y ellos te sacarán también a tí." 10Ella instantáneamente cayó a sus pies, y respiró su último aliento, y los jóvenes entraron y la encontraron muerta; ellos la cargaron afuera y la enterraron a ella al lado de su esposo. 11Gran temor sobrevino a toda la iglesia, y sobre todos los que escucharon estas cosas.12Muchas señales y maravillas estaban ocurriendo entre la gente a través de las manos de los apóstoles. Ellos estaban todos juntos en el pórtico de Salomón. 13Pero nadie más tenía el valor de unirse a ellos; sin embargo, ellos eran tenidos en alta estima por el pueblo.14Aún más creyentes eran añadidos al Señor, multitudes de hombres y mujeres, 15a tal punto que hasta cargaban los enfermos a las calles y los acostaban en camas y camillas, para que al pasar Pedro, su sombra pudiera caer sobre algunos de ellos. 16También se reunió un gran número de personas desde los pueblos alrededor de Jerusalén, trayendo a los enfermos y a aquellos afligidos con espíritus inmundos, y todos ellos eran sanados.17Pero el sumo sacerdote se levantó, y todos los que estaban con él (que son los Saduceos); y se llenaron de celo 18y echaron mano a los apóstoles, y los pusieron en la cárcel pública.19Pero durante la noche un ángel del Señor abrió las puertas de la carcel y los dirigió afuera, y dijo: 20"Vayan, párense en el Templo y hablen a las personas todas las palabras de esta Vida." 21Cuando ellos escucharon esto, ellos entraron en el Templo cerca del amanecer y enseñaron. Pero el sumo sacerdote y los que estaban con él vinieron, y convocaron al concilio, y a todos los ancianos del pueblo de Israel, y mandaron a traer a los apóstoles de la cárcel.22Pero los oficiales que fueron no los encontraron en la prisión, y ellos regresaron e informaron: 23"Nosotros encontramos la cárcel cerrada de forma segura y a los guardias parados en la puerta, pero cuando nosotros la abrimos, no encontramos a nadie dentro."24Ahora cuando el capitán del templo y los principales sacerdotes escucharon estas palabras, ellos estaban muy perplejos concerniente a ellos, y qué podría salir de esto. 25Entonces alguien vino y les dijo: "Los hombres que ustedes pusieron en la cárcel estan parados en el Templo enseñándo al pueblo."26Así que el capitán fue con los oficiales, y los trajo de vuelta, pero sin violencia, pues ellos temían que la gente los apedreara. 27Cuando ellos los trajeron, los pusieron frente al concilio. El sumo sacerdote los interrogó, 28diciendo: "Nosotros estrictamente les encargamos que no enseñaran en este Nombre, y todavía, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas, y desean traer la sangre de este Hombre sobre nosotros."29Pero Pedro y los apóstoles respondieron: "Debemos obedecer a Dios en vez de a los hombres. 30El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a Quien ustedes mataron, colgándolo de un árbol. 31Dios lo exaltó a Su mano derecha para ser Príncipe y Salvador, para darle arrepentimiento a Israel, y el perdón de pecados. 32Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, a que Dios ha dado a aquellos que Le obedecen."33Cuando los miembros del concilio escucharon esto, ellos estaban furiosos y querían matar a los apóstoles. 34Pero un Fariseo llamado Gamaliel, un maestro de la ley, quien era honrado por todo el pueblo, se levantó y ordenó que se llevaran a los apóstoles afuera por un momento.35Entonces él les dijo: "Hombres de Israel, presten mucha atención a lo que ustedes se proponen hacer con estas personas. 36Hace algún tiempo, Teudas se levantó pretendiendo ser alguien, y un número de hombres, como cuatrocientos, se le unieron. Él fue asesinado, y todos los que le obedecieron fueron esparcidos y quedaron en nada. 37Después de este hombre, Judas de Galilea, se levantó en los días del censo y se llevó alguna gente tras él. Él también pereció y todos los que lo obedecían fueron esparcidos.38Ahora yo les digo, apártense de estos hombres y déjenlos solos, porque si este plan u obra es de hombres, va a ser destruido. 39Pero si es de Dios, ustedes no serán capaces de destruirlos; quizás hasta encuentren que ustedes están peleando en contra de Dios." Así ellos fueron persuadidos.40Entonces ellos llamaron a los apóstoles y los golpearon y les ordenaron no hablar en el nombre de Jesús, y los dejaron ir. 41Ellos se fueron del concilio alegres de ser contados como merecedores de sufrir deshonra por el Nombre. 42De ese día en adelante, en el Templo y de casa en casa, ellos continuamente enseñaban y predicaban acerca de Jesús como el Cristo.
1Ahora en aquellos días, cuando el número de los discípulos se multiplicaba, surgió una queja de los Greco-Judíos contra los Hebreos, porque sus viudas estaban siendo desatendidas en la distribución diaria de los alimentos.2Los doce llamaron a la multitud de los discípulos y dijeron: "No es correcto para nosotros que abandonemos la palabra de Dios para servir las mesas. 3Por lo tanto, ustedes deben escoger, hermanos, a siete hombres de entre ustedes, hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, a quienes podamos designar para atender este asunto. 4Respecto a nosotros, siempre continuaremos en oración y en el ministerio de la palabra."5Sus palabras agradaron a toda la multitud. Así que escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas, Nicolás, un prosélito de Antioquía. 6Los creyentes trajeron a estos hombres ante los apóstoles, quienes oraron y pusieron sus manos sobre ellos.7Así que la palabra de Dios creció; y el número de los discípulos se multiplicó en extremo en Jerusalén; y un gran número de los sacerdotes se hicieron obedientes a la fe.8Ahora Esteban, lleno de gracia y poder, hacía grandes maravillas y señales entre la gente. 9Pero se levantaron algunas personas que pertenecían a la sinagoga llamada la sinagoga de los Libertos, de los Cireneos y Alejandrinos, y algunos de Cilicia y Asia. Estas personas discutían con Esteban.10Pero ellos no eran capaces de levantarse en contra de la sabiduría y el Espíritu con el cual Esteban hablaba. 11Entonces ellos persuadieron en secreto a algunos hombres para decir: "Nosotros hemos escuchado a Esteban decir palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios."12Ellos incitaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y ellos confrontaron a Esteban, lo agarraron y lo llevaron al concilio. 13Ellos trajeron testigos falsos, quienes dijeron: "Este hombre no deja de hablar palabras contra este lugar sagrado y la Ley. 14Porque lo hemos oído decir que este Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las costumbres que Moisés nos dejó." 15Todos los que se sentaron en el concilio fijaron sus ojos en él y vieron que su cara era como la cara de un ángel.
1El sumo sacerdote dijo: "¿Son estas cosas ciertas?" 2Esteban dijo: "Hermanos y padres, escúchenme: El Dios de gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando él estaba en Mesopotamia, antes que él viviera en Harán; 3Él le dijo: 'DEJA TU TIERRA Y TUS PARIENTES Y VE A LA TIERRA QUE YO TE MOSTRARÉ.'4Después él dejó la tierra de los Caldeos y vivió en Harán; desde allí, después de morir su padre, Dios lo trajo a esta tierra, donde ustedes viven ahora. 5No le dio nada de esto en herencia a él, no, ni siquiera lo suficiente para poner un pie. Pero Él prometió, aunque Abraham no tenía hijos todavía, que ÉL LE DARÍA LA TIERRA COMO UNA POSESIÓN PARA ÉL Y SUS DESCENDIENTES DESPUÉS DE ÉL.6Dios le hablaba a él así: 'QUE SUS DESCENDIENTES VIVIRÍAN DURANTE UN TIEMPO EN UNA TIERRA EXTRANJERA, Y QUE LOS HABITANTES DE ALLÍ LOS LLEVARÍAN A LA ESCLAVITUD Y LOS MALTRATARÍAN POR CUATROCIENTOS AÑOS. 7'Y YO JUZGARÉ A LA NACIÓN EN LA CUAL ELLOS SERÁN ESCLAVOS,' dijo Dios, 'Y DESPUÉS DE ESTO ELLOS SALDRÁN Y ME ADORARÁN EN ESTE LUGAR.' 8Y Él le dio a Abraham el pacto de la circuncisión, así Abraham vino a ser el padre de Isaac y lo circuncidó al octavo día; Isaac vino a ser el padre de Jacob, y Jacob el padre de los doce patriarcas.9Los patriarcas fueron motivados por la envidia contra José y lo vendieron a Egipto, y Dios estuvo con él, 10y lo rescató de todos sus sufrimientos, y le dio favor y sabiduría en la presencia del Faraón, rey de Egipto. Faraón entonces le hizo gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.11Ahora, vino una hambruna sobre todo Egipto y Canaán y gran sufrimiento y nuestros padres no encontraron alimento. 12Pero cuando Jacob escuchó que en Egipto había trigo, él envió a nuestros antepasados la primera vez. 13A la segunda vez José se mostró a sí mismo a sus hermanos; y la familia de José fue conocida por el Faraón.14José envió a sus hermanos de vuelta para decirle a Jacob su padre que viniera a Egipto, junto a todos sus parientes, setenta y cinco personas en total. 15Así que Jacob bajó a Egipto; después él murió, él mismo y nuestros antepasados. 16Ellos fueron llevados a Siquem y fueron depositados en la tumba que Abraham compró por precio en plata de los hijos de Hamor en Siquem.17Mientras el tiempo de la promesa se acercaba, la promesa que Dios le había hecho a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto, 18hasta que se levantó otro rey en Egipto, un rey quien no conocía acerca de José. 19Ese mismo rey engañó a nuestro pueblo y maltrató a nuestros antepasados tan duramente, que ellos tenían que exponer a sus infantes al peligro esperando que ellos sobrevivieran.20Para ese tiempo Moisés nació; él era precioso ante Dios y fue sustentado por tres meses en la casa de su padre. 21Cuando él fue puesto afuera, la hija del Faraón lo adoptó y lo crió como su propio hijo.22Moisés fue educado en todas las enseñanzas de los Egipcios; y él fue poderoso en sus palabras y hechos. 23Pero cuando él tenía cerca de cuarenta años de edad, vino a su corazón visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. 24Viendo que un Israelita estaba siendo maltratado, Moisés lo defendió y vengó a aquel que fue oprimido matando al Egipcio. 25Él pensó que sus hermanos entenderían que Dios por su mano estaba rescatándolos, pero ellos no entendieron.26Al otro día él vino a unos Israelitas mientras ellos estaban discutiendo; él trató de ponerlos en paz entre ellos; él dijo: 'Señores, ustedes son hermanos; ¿por qué se hieren el uno al otro?' 27Pero el que le hizo daño a su prójimo, lo empujó y dijo: '¿QUIÉN TE HA HECHO GOBERNANTE Y JUEZ SOBRE NOSOTROS? 28¿TE GUSTARÍA MATARME, COMO MATASTE AL EGIPCIO AYER?'29Moisés huyó después de escuchar ésto; él se convirtió en extranjero en la tierra de Madián, donde él vino a ser padre de dos hijos. 30Cuando cuarenta años habían pasado, un ángel se le apareció en el desierto del Monte Sinaí, en una llama de fuego en un arbusto.31Cuando Moisés vio el fuego, se maravilló con la visión, y mientras que él se acercaba para mirarla, vino la voz del Señor diciendo: 32'YO SOY EL DIOS DE TUS PADRES, EL DIOS DE ABRAHAM Y DE ISAAC Y DE JACOB'. Moisés tembló y no se atrevía a mirar.33El Señor le dijo a él: 'QUITA TUS SANDALIAS, PORQUE EL LUGAR EN DONDE ESTÁS PARADO ES TIERRA SANTA. 34CIERTAMENTE YO HE VISTO EL SUFRIMIENTO DE MI PUEBLO QUE ESTÁ EN EGIPTO; YO HE OÍDO SUS GEMIDOS, Y YO HE BAJADO A RESCATARLOS; AHORA VEN; YO TE ENVIARÉ A EGIPTO.'35Este Moisés, a quien ellos rechazaron cuando le dijeron: '¿QUIÉN TE HA HECHO GOBERNANTE Y JUEZ?' Él era aquel a quien Dios envió tanto como gobernador y libertador. Dios lo envió por la mano del ángel que apareció en el arbusto. 36Moisés los guió a ellos fuera de Egipto, después de hacer milagros y señales en Egipto y en el Mar Rojo, y en el desierto durante cuarenta años. 37Es el mismo Moisés quien dijo al pueblo de Israel: 'DIOS LEVANTARÁ UN PROFETA PARA USTEDES, ENTRE SUS HERMANOS, UN PROFETA COMO YO.'38Éste es el hombre que estaba en asamblea en el desierto con el ángel quien le habló a él en el Monte Sinaí. Éste es el hombre quien estaba con nuestros antepasados; éste es el hombre quien recibió palabras vivas para dárnoslas a nosotros. 39Éste es el hombre a quien nuestros antepasados se negaron a obedecer; ellos lo apartaron de sí mismos, y en sus corazones se volvieron a Egipto. 40En aquel tiempo dijeron a Aaron: 'HAZNOS DIOSES PARA QUE NOS GUIEN. EN CUANTO A ÉSTE MOISÉS, QUIEN NOS DIRIGIÓ FUERA DE LA TIERRA DE EGIPTO, NO SABEMOS QUE LE HA PASADO.'41Así, en aquellos días ellos hicieron un becerro y trajeron un sacrificio al ídolo, y se regocijaron debido a la obra que hicieron con sus manos. 42Pero Dios se apartó y los entregó a adorar las estrellas en el cielo; así como está escrito en el libro de los profetas: '¿ACASO ME OFRECIERON USTEDES A MÍ BESTIAS MUERTAS Y SACRIFICIOS POR CUARENTA AÑOS EN EL DESIERTO, CASA DE ISRAEL?43USTEDES ACEPTARON EL TABERNÁCULO DE MOLOC Y LA ESTRELLA DEL DIOS RENFAN Y LAS IMÁGENES QUE USTEDES CREARON PARA ADORARLOS, Y YO LOS LLEVARÉ MÁS ALLÁ DE BABILONIA.'44Nuestros antepasados tuvieron el tabernáculo del testimonio en el desierto, tal como Dios mandó cuando Él le habló a Moisés, que él debía hacerlo como el patrón que él había visto. 45Ésta es la tienda que nuestros antepasados, a su vez, trajeron a la tierra con Josué. Esto pasó cuando ellos tomaron posesión de las naciones que Dios expulsó ante la presencia de nuestros antepasados. Esto era así hasta los días de David, 46quien halló favor a la vista de Dios; él pidió encontrar una morada para el Dios de Jacob.47Pero Salomón construyó una casa para Dios. 48Sin embargo, el Altísimo no vive en casas hechas con manos; esto es como dice el profeta: 49'EL CIELO ES MI TRONO, Y LA TIERRA EL ESTRADO PARA MIS PIES. ¿QUÉ CLASE DE CASA ME PUEDEN CONSTRUIR USTEDES? dice el Señor: ¿O DÓNDE ESTÁ EL LUGAR PARA MI REPOSO? 50¿NO HIZO MI MANO TODAS ESTAS COSAS?'51Ustedes que son tercos e incircuncisos de corazón y oídos, ustedes siempre resisten el Espíritu Santo; ustedes actúan como sus antepasados actuaban. 52¿A cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados? Ellos asesinaron a los profetas quienes aparecieron antes de la llegada del Justo; y ahora ustedes se han hecho traidores y asesinos de Él también. 53Ustedes quienes recibieron la Ley que los ángeles establecieron, pero ustedes no la guardaron."54Ahora cuando los miembros del concilio escucharon estas cosas, ellos se enojaron en extremo, y crujían los dientes contra Esteban. 55Pero él, siendo lleno del Espíritu Santo, miró fijamente hacia el cielo y vio la gloria de Dios; y él vio a Jesús parado a la mano derecha de Dios. 56Esteban dijo: "Miren, yo veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre parado a la mano derecha de Dios."57Pero los miembros del concilio gritaron a alta voz y se taparon sus oídos y se lanzaron juntos hacia él. 58Ellos lo echaron fuera de la ciudad y lo apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas exteriores a los pies de un joven llamado Saulo.59Mientras ellos apedreaban a Esteban, él seguía clamando al Señor y diciendo: "Señor Jesús, recibe mi espíritu." 60Él se arrodilló y gritó en voz alta: "Señor, no tomes este pecado contra ellos." Cuando él dijo esto, se durmió.
1Saulo estaba de acuerdo con su muerte. Así que ese día comenzó una gran persecución en contra de la iglesia que estaba en Jerusalén; y los creyentes estaban todos esparcidos por las regiones de Judea y Samaria, excepto los apóstoles. 2Hombres devotos sepultaron a Esteban e hicieron gran lamentación por él. 3Pero Saulo le hizo gran daño a la iglesia; él entraba casa por casa y arrastraba afuera a hombres y mujeres, y los ponía en la cárcel.4Sin embargo, los creyentes que habían sido esparcidos, iban predicando la palabra. 5Felipe bajó a la ciudad de Samaria y les proclamaba de Cristo.6Cuando multitudes de personas oyeron y vieron las señales que Felipe hacía, ellos juntos prestaron atención a lo que él decía. 7Porque de muchas personas que los tenían, espíritus impuros salían fuera mientras gritaban a gran voz; y muchas personas paralíticas y cojas eran sanadas. 8Y hubo mucho gozo en esa ciudad.9Pero había cierto hombre en la ciudad llamado Simón, quien anteriormente había estado practicando brujería; él acostumbraba asombrar a la gente de Samaria, mientras reclamaba ser una persona importante. 10Todos los Samaritanos, desde los más pequeños hasta los mas grandes, prestaban atención a él. Ellos decían: "Este hombre es ese poder de Dios el cual es llamado Grande." 11Ellos lo escuchaban, porque los había asombrado por mucho tiempo con sus brujerías.12Pero cuando ellos creyeron lo que Felipe predicaba sobre el evangelio concerniente al Reino de Dios y al nombre de Jesucristo, ellos fueron bautizados, tanto hombres como mujeres. 13Y Simón mismo también creyó. Después que él fue bautizado, él continuaba estando con Felipe; cuando él vio señales y obras poderosas haciéndose, él quedó sorprendido.14Ahora cuando los apóstoles en Jerusalén escucharon que Samaria había recibido la palabra de Dios, ellos les enviaron a Pedro y Juan. 15Cuando ellos descendieron, oraron por ellos, para que ellos recibieran al Espíritu Santo. 16Porque hasta ese tiempo, el Espíritu Santo no había venido sobre ninguno de ellos; ellos sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17Entonces Pedro y Juan pusieron sus manos sobre ellos, y ellos recibieron el Espíritu Santo.18Ahora, cuando Simón vio que el Espíritu Santo fue dado a través de la imposición de las manos de los apóstoles, él les ofreció a ellos dinero. 19Él dijo: "Denme ese poder también, que a cualquiera sobre quien yo ponga mis manos, pueda recibir el Espíritu Santo."20Pero Pedro le dijo: "Que tu plata perezca junto contigo, porque tú pensaste obtener el don de Dios con dinero. 21Tú no tienes parte ni participación en este asunto, porque tu corazón no es recto con Dios. 22Por lo tanto, arrepiéntete de esta maldad tuya, y ora al Señor, para que Él pueda tal vez perdonarte por la intención de tu corazón. 23Porque veo que tú estás en el veneno de la amargura y en los lazos del pecado."24Simón contestó y dijo: "Oren al Señor por mí, que ninguna de esas cosas de las cuales ustedes han hablado me sucedan a mí."25Cuando Pedro y Pablo habían testificado y habían hablado de la palabra del Señor, ellos regresaron a Jerusalén. En el camino, ellos predicaban el evangelio a muchas villas de los Samaritanos.26Ahora un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo: "Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende desde Jerusalén a Gaza." (Este camino está en el desierto.) 27Él se levantó y fue. He aquí, había allí un hombre de Etiopía, un eunuco de gran autoridad bajo Candace, reina de los Etíopes. Él estaba a cargo de todos sus tesoros. Él había venido a Jerusalén para adorar. 28Él regresaba sentado en su carruaje y estaba leyendo al profeta Isaías.29El Espíritu dijo a Felipe: "Ve allá y acércate a este carruaje." 30Entonces Felipe corrió hacia él, y lo escuchó leyendo al profeta Isaías, y dijo: ¿"Entiendes lo que estás leyendo?" 31El Etíope dijo: "¿Cómo podré, a menos que alguien me guie?" Él le rogó a Felipe para que subiera al carruaje y se sentara con él.32Ahora el pasaje de la Escritura el cual el Etíope estaba leyendo era éste: "ÉL FUE LLEVADO COMO OVEJA A LA MATANZA; Y COMO CORDERO, DELANTE DE SU TRASQUILADOR HIZO SILENCIO, ÉL NO ABRE SU BOCA. 33EN SU HUMILLACIÓN, SU JUICIO FUE QUITADO: ¿QUIÉN DECLARARÁ SU GENERACIÓN? PORQUE SU VIDA FUE QUITADA DE LA TIERRA."34Entonces el eunuco preguntó a Felipe y dijo: "Yo te ruego, ¿de quién habla el profeta? ¿De sí mismo, o de alguna otra persona? 35Felipe comenzó a hablar; Él empezó con esta escritura en Isaías para predicarle acerca de Jesús.36Mientras ellos iban por el camino, ellos llegaron a cierta agua; el eunuco dijo: "Mira, hay agua aquí, ¿qué me impide ser bautizado? 37Felipe dijo: "Si tú crees con todo tu corazón, puedes ser bautizado". El Etíope contestó: "Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios." 38Entonces el Etíope ordenó detener el carruaje. Ellos descendieron al agua, ambos Felipe y el eunuco, y Felipe lo bautizó.39Cuando ellos salieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó a Felipe, el eunuco no lo vio más, y se fue por su camino regocijándose. 40Pero Felipe apareció en Azoto. El pasó por esa región y predicó el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.
1Pero Saulo, aún hablando amenazas incluso de muerte en contra de los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote 2y le pidió cartas para las sinagogas en Damasco, a fin de que si él encontraba a cualquiera que perteneciera a este Camino, fuera hombre o mujer, él los podría traer presos a Jerusalén.3Mientras él estaba viajando, sucedió que llegando cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz brillante desde el cielo; 4y cayó en el suelo y escuchó una voz diciéndole: "Saulo, Saulo, ¿por qué Me estás persiguiendo?"5Saulo respondió: "¿Quién eres Tú, Señor?" El Señor le dijo: "Yo Soy Jesús a quien tú estás persiguiendo; 6pero levántate, entra a la ciudad, y se te dirá lo que tienes que hacer." 7Los hombres que viajaban con Saulo se pararon sin hablar, escuchando a la voz, pero sin ver a nadie.8Saulo se levantó del suelo, y cuando abrió sus ojos, él no podía ver nada; así que ellos le guiaron por la mano y lo llevaron a Damasco. 9Por tres días él estaba sin vista, y él tampoco comía ni bebía.10Ahora había un discípulo en Damasco llamado Ananías, y el Señor le habló a él en una visión: "Ananías." Y él dijo: "Mira, estoy aquí, Señor." 11El Señor le dijo a él: "Levántate, y ve a la calle llamada Derecha, y en la casa de Judas pregunta por un hombre de Tarso llamado Saulo, pues él está orando; 12y él ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías viniendo y poniéndo sus manos sobre él de modo que él pueda recibir su vista."13Pero Ananías respondió: "Señor, yo he oído de muchos sobre este hombre, cuánto daño él ha hecho a tus santos en Jerusalén. 14Él tiene autoridad de los principales sacerdotes para arrestar aquí a todos los que invocan Tu nombre." 15Pero el Señor le dijo: "Ve, porque él es mi instrumento escogido, para llevar mi nombre delante de los Gentiles y de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque Yo le mostraré a él cuánto tiene que sufrir por causa de Mi nombre."17Así que, Ananías partió y entró en la casa. Poniendo sus manos sobre él, dijo: "Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino cuando tú venías, me ha enviado a mí para que tú puedas recibir tu vista y ser lleno del Espíritu Santo." 18Inmediatamente algo parecido a escamas cayeron de los ojos de Saulo, y él recibió su vista; él se levantó y fue bautizado; 19y comió y recobró fuerzas. Él se quedó con los discípulos en Damasco por varios días.20En seguida él proclamó a Jesús en las sinagogas, diciendo que Él es el Hijo de Dios. 21Todos los que lo oían estaban sorprendidos, y decían: "¿No es éste el hombre que destruía a aquellos en Jerusalén quienes invocaban en este nombre? Y él ha venido a aquí, para llevarlos atados ante los principales sacerdotes 22Pero Saulo se hizo más y más poderoso y causaba angustía entre los Judíos que vivían en Damasco al probar que este Jesús es el Cristo.23Después de muchos días, los Judíos planificaron juntos matarlo. 24Pero su plan fue conocido por Saulo. Y ellos vigilaban las puertas de día y de noche a fin de matarlo. 25Pero sus discípulos lo tomaron por la noche y lo bajaron por el muro, bajándolo en una canasta.26Cuando él había venido a Jerusalén, Saulo trató de juntarse con los discípulos, pero ellos estaban todos atemorizados de él, no creyendo que él era un discípulo. 27Pero Bernabé lo tomó a él y lo trajo a los apóstoles. Y él les contó a ellos como Saulo había visto al Señor en el camino y que el Señor le había hablado a él, y como en Damasco Saulo había predicado valientemente en el nombre de Jesús.28Él se encontró con ellos mientras ellos entraban y salían de Jerusalén. Él hablaba valientemente en el nombre del Señor Jesús 29y debatía con los Greco Judíos; pero éstos seguían tratando de matarlo. 30Cuando los hermanos supieron de esto, lo llevaron a Cesarea, y lo enviaron lejos a Tarso.31Así entonces, la iglesia por toda Judá, Galilea y Samaria tenía paz y era edificada; y caminaba en el temor del Señor, y en el consuelo del Espíritu Santo, la iglesia crecía en números. 32Ahora aconteció que mientras Pedro iba por toda la región, él también descendió a los creyentes que habitaban en la ciudad de Lida.33Allí él encontró a cierto hombre llamado Eneas, quien había estado en su cama por ocho años, porque él era paralítico. 34Pedro le dijo: "Eneas, Jesucristo te sana a ti. Levántate, y haz tu cama." Y en seguida él se levantó. 35Así que todos los que habitaban en Lida y en Sarón vieron al hombre y se convirtieron al Señor.36Ahora había en Jope cierta discípula llamada Tabita, el cual se traduce como "Dorcas." Esta mujer estaba llena de buenas y misericordiosas obras que ella hacía por los pobres. 37Y sucedió en aquellos días que ella cayó enferma y murió; cuando ellos la habían lavado, la pusieron en un aposento alto.38Ya que Lida estaba cerca de Jope, y los discípulos habían escuchado que Pedro estaba allá, ellos le enviaron dos hombres, suplicándole: "Ven a nosotros sin demora." 39Pedro se levantó y fue con ellos. Cuando él hubo llegado, lo llevaron al aposento alto. Y todas las viudas, estaban paradas al lado de él, llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que Dorcas había hecho cuando ella estaba con ellas.40Pedro las sacó a todas del cuarto, se arrodilló, y oró. Entonces, volviéndose hacia el cuerpo, él dijo: "Tabita, levántate." Ella abrió sus ojos, y cuando ella vio a Pedro se sentó. 41Pedro entonces le dio a ella su mano y la levantó; y cuando él llamó a los creyentes y a las viudas, él la presentó a ellos viva. 42Este asunto se dio a conocer por todo Jope, y muchas personas creyeron en el Señor. 43Aconteció que Pedro se quedó muchos días en Jope con un hombre llamado Simón, un curtidor.
1Ahora, había un cierto hombre en la ciudad de Cesarea, de nombre Cornelio, un cinturión del que era llamado el regimiento el italiano. 2Él era un hombre devoto, uno que adoraba a Dios con toda su casa; él daba mucho dinero al pueblo Judío y siempre estaba orando a Dios.3Como a la novena hora del día, él claramente vio en una visión, un ángel de Dios viniendo a él. El ángel le dijo: "¡Cornelio!" 4Cornelio miró al ángel y estaba bien atemorizado y dijo: "¿Qué es, señor?" El ángel le dijo: "Tus oraciones y tus limosnas a los pobres han subido como ofrenda memorial a la presencia de Dios." 5Ahora, envía hombres a la ciudad de Jope para que traigan a un hombre llamado Simón, quien es llamado Pedro. 6Él se está quedando con un curtidor llamado Simón, cuya casa está junto al mar."7Cuando el ángel que habló con él se fue, Cornelio llamó a dos de sus sirvientes, y a un soldado que adoraba a Dios entre los soldados que también lo servían. 8Cornelio les dijo todo lo que había sucedido y los mandó a Jope.9Ahora al día siguiente, cerca de la sexta hora, mientras ellos estaban de camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió al techo de la casa para orar. 10Entonces él tuvo hambre y deseó algo para comer, pero mientras la gente estaban cocinando algo de comer, a él le fue dada una visión; 11y él vio el cielo abierto y cierto recipiente descendiendo, algo parecido a una gran sábana bajando a la tierra, siendo bajada por sus cuatro esquinas. 12En ella habían todo tipo de animales de cuatro patas y cosas que se arrastraban sobre la tierra, y aves del cielo.13Entonces una voz le habló: "Levántate Pedro, mata y come." 14Pero Pedro dijo: "de ninguna manera, Señor; porque yo nunca he comido nada profano e inmundo." 15Pero la voz volvió a él por segunda vez: "Lo que Dios ha limpiado, no lo llames profano." 16Esto pasó tres veces; entonces el recipiente fue immediatamente devuelto arriba al cielo.17Ahora, mientras Pedro estaba muy confuso sobre cual podría ser el significado de la visión que había tenido, observó a los hombres que habían sido enviados por Cornelio parados frente a la puerta, después que ellos habían procurado por el camino a la casa. 18Y ellos llamaron y preguntaron si Simón, que también era llamado Pedro, se estaba quedando allí.19Mientras Pedro aún estaba pensando acerca de la visión, el Espíritu le dijo: "Mira, tres hombres te buscan. 20Levántate y baja y ve con ellos. No dudes en ir con ellos, porque Yo los he enviado." 21Entonces, Pedro bajó donde los hombres y dijo: "Yo soy a quien ustedes buscan. ¿Por qué han venido?"22Ellos dijeron: "Un centurión llamado Cornelio, un hombre justo y uno que adora a Dios, y se habla bien de él por toda la nación de los Judíos, le fue dicho por un ángel santo de Dios a que enviara por tí, para que fueras a su casa, y así él pueda escuchar tu mensaje." 23Entonces, Pedro los invitó a entrar y a quedarse con él. A la mañana siguiente, él se levantó y fue con ellos, y algunos de los hermanos de Jope lo acompañaron.24Al día siguiente, ellos llegaron a Cesarea. Cornelio los estaba esperando; él había reunido a sus familiares y a sus amigos cercanos.25Y sucedió que cuando Pedro entró, Cornelio se encontró con él y se postró a sus pies para adorarle. 26Pero Pedro lo ayudó a levantarse diciendo: "Levántate! Yo también soy un hombre."27Mientras Pedro estaba hablando con él, el entró y encontró mucha gente reunida. 28Él les dijo: "Ustedes mismos saben que no es lícito para un Judío asociarse con, o visitar a alguien de otra nación. Pero Dios me ha mostrado que yo no debo llamar a ningún hombre profano o inmundo. 29Es por esto que yo vine sin argumentar, cuando enviaron por mí. Entonces, yo les pregunto porque me han enviado a buscar."30Cornelio dijo: "Cuatro días atrás a esta misma hora, yo estaba orando a la novena hora en mi casa; y ví, a un hombre parado frente a mí con ropas brillantes. 31Él dijo: 'Cornelio, tu oración ha sido escuchada por Dios, y tus limosnas a los pobres le han recordado a Dios sobre tí. 32Entonces envía a alguien a Jope, y busca a un hombre llamado Simón, que también es llamado Pedro. Él se está quedando en la casa de un curtidor llamado Simón, junto al mar.' 33Entonces, de inmediato yo envié por ti. Eres amable por haber venido. Ahora entonces, estamos todos aquí presentes ante la mirada de Dios, para escuchar todo en lo que has sido instruído por el Señor a decir."34Entonces, Pedro abrió su boca y dijo: "Ciertamente, percibo que Dios no favorece a nadie. 35En su lugar, en cada nación, cualquiera que adora y hace obras de justicia es aceptable a Él.36Ustedes conocen el mensaje que Él envió al pueblo de Israel, cuando Él anunció las buenas nuevas de paz por medio de Jesucristo, quien es Señor de todo, 37ustedes mismos conocen los eventos que sucedieron, cuales ocurrieron por toda Judea, comenzando en Galilea, después del bautismo que Juan anunció; 38los eventos concernientes a Jesús de Nazaret, y como Dios lo ungió con el Espíritu Santo y con poder. Él anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él.39Nosotros somos testigos de todas las cosas que Él hizo en la nación de los Judíos y en Jerusalén, este Jesús a quien ellos mataron, colgándolo en un árbol. 40A este hombre Dios lo levantó al tercer día y le concedió ser conocido, 41no a todo el pueblo, sino a los testigos que fueron escogidos de antemano por Dios, nosotros mismos, que comimos y bebimos con Él después de haberse levantado de los muertos.42Él nos ordenó a predicar al pueblo y a testificar que Éste es aquel que ha sido escojido por Dios para ser el Juez de los vivos y de los muertos. 43Es de Él que todos los profetas testificaban, para que todos los que creen en Él puedan recibir perdón de pecados mediante Su Nombre."44Mientras Pedro todavía estaba diciendo estas cosas, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que estaban escuchando su mensaje. 45La gente que pertenecía al grupo de los creyentes en la circunsición, todos los que habían venido con Pedro, estaban sorprendidos, a causa de que el regalo del Espíritu Santo fuera derramado tambien sobre los gentiles.46Porque ellos escuchaban a esos gentiles hablar en otras lenguas y alababando a Dios. Entonces Pedro contesto: 47"¿Puede alguno negarle agua a estas personas para que no deban ser bautizadas, a estas personas que han recibido el Espíritu Santo al igual que nosotros?" 48Entonces él les ordenó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces, ellos le pidieron que se quedara con ellos varios días.
1Ahora los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, escucharon que los gentiles también habían recibido la palabra de Dios. 2Cuando Pedro había subido a Jerusalén, ellos que pertenecían al grupo de la circunsición lo criticaron; 3ellos dijeron: "¡Tú te asociaste con hombres incircuncisos y comiste con ellos!"4Pero Pedro comenzó a explicarles el asunto en detalle; él dijo: 5"Yo estaba orando en la ciudad de Jope y tuve una vision de un recipiente bajando, como una sábana grande siendo bajada desde el cielo por sus cuatro esquinas; ésta descendía hacia mí. 6Yo observé y pensé sobre ésto; yo ví los animales de cuatro patas de la tierra, bestias salvajes, animales que se arrastran, y aves del cielo.7Entonces yo escuché una voz que me dijo: "¡Levántate Pedro; mata y come!" 8Yo dije: "De ninguna manera, Señor: porque nada profano o inmundo ha entrado en mi boca." 9Pero la voz respondió de nuevo desde el cielo: "Lo que Dios ha declarado limpio no llames inmundo." 10Esto sucedió tres veces, y entonces todo fue devuelto al cielo de nuevo.11Observé, en aquel momento que habían tres hombres parados al frente de la casa donde estábamos; ellos habían sido enviados a mí desde Cesarea. 12El Espíritu me ordenó a ir con ellos, y que no debía hacer ninguna distinción entre ellos. Estos seis hermanos fueron conmigo, y nosotros fuimos a la casa del hombre. 13El nos contó como el había visto al ángel parado en su casa y diciendo: "Envía hombres a Jope y traigan de vuelta a Simón, que es llamado Pedro. 14Él les hablará un mensaje por el cual ustedes serán salvos, tú y toda tu casa."15Al comenzar a hablarles, el Espíritu Santo vino sobre ellos, tal como fue sobre nosotros al principio. 16Yo recordé las palabras del Señor, como Él dijo: "Juan de cierto bautizó con agua; pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo."17Entonces, si Dios les dió el mismo regalo como nos lo dió a nosotros cuando creímos en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo, para oponerme a Dios?" 18Cuando ellos escucharon estas cosas, ellos dijeron nada en respuesta, sino que ellos adoraron a Dios y dijeron: "Entonces Dios ha dado arrepentimiento para vida a los Gentiles también."19Ahora, aquellos que habian sido dispersados por causa de la persecución que comenzó con la muerte de Esteban fueron esparcidos tan lejos como Fenicia, Chipre, y Antioquía, pero ellos hablaron el mensaje sobre Jesús solamente solo a los Judíos. 20Pero algunos de ellos, hombres de Chipre y Cirene, llegaron a Antioquía y le hablaron también a los Griegos, contandoles a ellos las buenas nuevas sobre el Señor Jesús. 21Y la mano del Señor estaba con ellos; y un gran número creyó y se convirtieron al Señor.22Noticias de ellos llegaron a los oídos de la iglesia en Jerusalén: y ellos enviaron a Bernabé tan lejos como Antioquía. 23Cuando él llegó y vio el regalo de Dios, él se alegró; y los motivó a todos a permanecer con el Señor, con todo sus corazón. 24Porque él era un hombre bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe, y muchas personas fueron añadidas al Señor.25Entonces Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo. 26Cuando él lo encontró, lo trajo a Antioquía. Fue cerca de un año entero ellos se reunieron juntos con la iglesia y enseñaron a muchas personas. Los discípulos fueron llamados Cristianos por primera vez en Antioquía.27Ahora en aquellos días algunos profetas bajaron de Jerusalén a Antioquía. 28Uno de ellos, de nombre Agabo, se paró e indicó por el Espíritu Santo que una gran hambruna iba a ocurrir en todo el mundo. Esto sucedió en los días de Claudio.29Entonces, los discípulos, según cada uno era capaz, decidieron enviar ayuda a los hermanos en Judea. 30Ellos hicieron esto; ellos enviaron dinero a los ancianos por manos de Bernabé y Saulo.
1Ahora, en aquel tiempo el rey Herodes echó mano de algunos que pertenecían a la iglesia para que el pudiera maltratarlos. 2Él mató con la espada a Santiago el hermano de Juan.3Después que él vio que ésto le agradó a los Judíos, él procedió a arrestar a Pedro también. Eso fue durante los días de los panes sin levadura. 4Después de arrestrarlo, lo puso en prisión y asignó cuatro escuadrones de soldados para vigilarlo; él intentanba presentarlo al pueblo despúes de la Pascua.5Entonces Pedro fue dejado en prisión, pero oración por él fue hecha fervientemente a Dios por aquellos en la iglesia. 6El día antes que Herodes lo presentara, esa noche Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; y guardias frente a la puerta estaban vigilando la prisión.7Miren, un ángel del Señor de repente se le apareció, y una luz brilló en la celda. Él tocó a Pedro en un costado y lo despertó diciéndole: "Levántate rápido." Entonces sus cadenas cayeron de sus manos. 8El ángel le dijo: "Vístete y ponte las sandalias." Pedro lo hizo. El ángel le dijo: "Ponte tu vestimenta exterior y sígueme."9Entonces Pedro siguió al ángel y salió. Él no sabía que lo que fue hecho por el ángel era real. Él pensó que estaba viendo una visión. 10Después que ellos habían pasado la primera y la segunda guardia, ellos llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad; ésta se abrió por sí sola. Ellos salieron y fueron calle abajo, y el ángel lo dejó inmediatamente.11Cuando Pedro volvió en sí, él dijo: "Ahora ciertamente sé que el Señor ha enviado a Su Ángel y me liberó de la mano de Herodes, y de toda expectación del pueblo Judío." 12Cuando él se dio cuenta de ésto, él fue a la casa de María la madre de Juan tambien llamado Marcos; muchos creyentes estaban reunidos allí y estaban orando.13Cuando el tocó a la puerta de entrada, una jóven sirvienta llamada Rode salió a responderle. 14Cuando ella reconoció la voz de Pedro, de gozo ella falló en abrir la puerta; en su lugar, ella llegó corriendo dentro del cuarto; ella dijo que Pedro estaba parado a la puerta. 15Entonces ellos le dijeron: "Tú estás loca." Pero ella insistió que era así. Ellos dijeron: "Es su ángel."16Pero Pedro continuó tocando, y cuando ellos abrieron la puerta, lo vieron y estaban sorprendidos. 17Pedro les hizo señas con su mano para que estuvieran en silencio, y él les contó como el Señor lo había sacado de la cárcel. Él dijo: "Informa estas cosas a Santiago y los hermanos." Entonces él se fue a otro lugar.18Ahora cuando se hizo de día, había una gran conmoción entre los soldados, en cuanto a lo que había sucedido con Pedro. 19Después que Herodes haberlo buscado y no poderlo encontrar, él interrogó a los guardias y ordenó que los mataran. Entonces él salió de Judea a Cesarea y se quedó allí.20Ahora Herodes estaba muy enojado con la gente de Tiro y Sidón. Ellos fueron juntos a él. Ellos persuadieron a Blasto, el asistente del rey, para que los ayudara. Entonces ellos pidieron paz, porque su país recibió sus provisiones del país del rey. 21En el día señalado, Herodes se vistió de ropa real y se sentó en el trono; y les dio un discurso.22La gente gritaba: "¡Esta es la voz de un dios, no de un hombre!" 23Inmediatamente un ángel del Señor lo hirió, porque no le había dado gloria a Dios; él fue comido por gusanos y murió.24Pero la palabra de Dios creció y se multiplicó. 25Después que Bernabé y Saulo completaron su misión en Jerusalén, ellos regresaron; ellos tomaron con ellos a Juan, también llamado Marcos.
1Ahora en la iglesia de Antioquía, había algunos profetas y maestros. Ellos eran Bernabé, Simón (llamado el Negro), Lucio de Cirene, Manaén (hermano adoptivo de Herodes el tetrarca), y Saulo. 2Mientras ellos estaban adorando al Señor y ayunando, el Espíritu Santo dijo: "Apártenme a Bernabé y Saulo, para que hagan el trabajo para el cual Yo los llamé." 3Después que ellos habían ayunado, orado, e impuesto las manos sobre estos hombres, los enviaron.4Entonces Bernabé y Saulo obedecieron al Espíritu Santo y descendieron a Seleucia; desde donde ellos embarcaron a la isla de Chipre. 5Cuando ellos estaban en la ciudad de Salamina, proclamaron la palabra de Dios en las sinagogas de los Judíos. Ellos también tenían a Juan Marcos como su asistente.6Cuando ellos habían ido a través de toda la isla hasta Pafos, encontraron a cierto mago, un falso profeta Judío, cuyo nombre era Barjesús. 7Este mago asosciado con el procónsul, Sergio Paulo, quien era un hombre inteligente. Este hombre hizo venir a Bernabé y Saulo, porque él quería oír la palabra de Dios. 8Pero Elimas "el mago" (así es como su nombre es traducido) se opuso a ellos; él trató de desviar al procónsul de la fe.9Pero Saulo, que también era llamado Pablo, lleno del Espíritu Santo; mirándolo fijamente 10y dijo: "Tú hijo del diablo, tu estás lleno de toda clase de engaño y maldad. Tú eres un enemigo de toda clase de justicia. Tú nunca dejarás de torcer los caminos rectos del Señor, ¿lo harás tú?11Ahora mira, la mano del Señor está sobre tí, y te quedarás ciego. Tú no verás el sol por un tiempo." Inmediatamente cayó sobre Elimas una niebla y oscuridad; él comenzó a dar vueltas pidiéndole a la gente que lo guiaran por la mano. 12Después que el procónsul vio lo que había sucedido, él creyó, porque él estaba atónito de las enseñanzas acerca del Señor.13Ahora Pablo y sus amigos se embarcaron desde Pafos y llegaron a Perge en Panfilia. Pero Juan los dejó y regresó a Jerusalén. 14Pablo y sus amigos viajaron desde Perge y vinieron a Antioquía de Pisidia. Allí ellos fueron a la sinagoga en el día del Sábado y se sentaron. 15Después de la lectura de la Ley y de los profetas, los líderes de las sinagogas les enviaron un mensaje diciéndole: "Hermanos, si ustedes tienen algún mensaje de exhortación para la gente aquí, díganlo."16Entonces Pablo estando de pie y moviendo sus manos; dijo: "Hombres de Israel y ustedes que honran a Dios, escuchen. 17El Dios de este pueblo de Israel escogió nuestros antepasados e hizo un pueblo numeroso cuando ellos estaban en la tierra de Egipto, y con brazo levantado él los dirijió fuera de allí. 18Por cerca de cuarenta años él los soportó en el desierto.19Después que él destruuyó siete naciones en la tierra de Canaán, Él le dio a nuestro pueblo la tierra por herencia. 20Todos estos eventos tuvieron lugar por cerca de cuatrocientos cincuenta años. Después de todas estas cosas, Dios les dio jueces hasta Samuel el profeta.21Entonces, el pueblo pidió rey, y Dios les dio a Saulo el hijo de Cis, un hombre de la tribu de Benjamín, para ser rey por cuarenta años. 22Después que Dios lo removió del reinado, Él levantó a David para ser su rey. Fue acerca de David que Dios dijo: 'Yo he encontrado que David el hijo de Jesé es un hombre conforme a mi corazón; que hará todo lo que Yo quiero que haga.'23De los descendientes de este hombre Dios trajo a Israel un Salvador, Jesús, como él lo prometió hacer. 24Esto comenzó a suceder cuando, antes de que Jesús viniera, Juan primero anunció el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25Mientras Juan estaba terminando su trabajo, él dijo: '¿Quién piensan ustedes que soy? Yo no soy el Escogido. Pero escuchen, viene uno después de mí, a quien yo no soy digno de desatarle los zapatos de sus pies.'26Hermanos, hijos de la línea de Abraham, y aquellos entre ustedes que adoran a Dios, es para nosotros que el mensaje de esta salvación ha sido enviado. 27Porque para ellos, que viven en Jerusalén, y para sus gobernantes que no le reconocen, ellos cumplieron las palabras de los profetas que se leen todos los Sábados al condenarlo.28Aún cuando ellos no encontraron una buena causa para matarlo, pidieron a Pilato que Lo matara. 29Cuando ellos completaron todas las cosas que estaban escritas acerca de Él, Lo bajaron del madero y Lo pusieron en un sepulcro.30Pero Dios Lo levantó de los muertos. 31Él fue visto por muchos días por aquellos que habían venido con Él de Galilea a Jerusalén. Ahora estas personas son Sus testigos para el pueblo.32Así que nosotros les estamos trayendo a ustedes las buenas nuevas acerca de las promesas hechas a nuestros antepasados. 33Dios las ha mantenido estas promesas para nosotros, sus hijos, en que Él levantó a Jesús de vuelta a la vida. Esto también está escrito en el segundo Salmo: "TÚ ERES MI HIJO, HOY YO HE VENIDO A SER TU PADRE." 34Tambien acerca del hecho que Él lo levantó de los muertos para que su cuerpo no vuelva a corrupción, Él ha hablado de esta manera: "YO LES DARÉ A USTEDES LAS SANTAS Y SEGURAS BENDICIONES DE DAVID."35Por esto Él también dice en otro salmo: 'TÚ NO PERMITIRÁS QUE TU SANTO VEA CORRUPCIÓN.' 36Pues después que David sirvió en su propia generación los deseos de Dios, él durmió, y fue sepultado con sus padres, y vio corrupción, 37pero Él a quien Dios levantó, no vio corrupción.38Sea conocido a ustedes, hermanos, que a través de este Hombre se proclama a ustedes perdón de pecados. 39Por Él todo el que cree es justificado de todas las cosas por las cuales la Ley de Moisés no puede justificarlos.40Así que tengan cuidado de que lo que los profetas hablaron no le suceda a ustedes: 41'MIREN, USTEDES QUE DESPRECIAN, Y SEAN ASOMBRADOS Y ENTONCES PEREZCAN; PUES YO ESTOY HACIENDO UNA OBRA EN SUS DÍAS, UNA OBRA EN LA CUAL NUNCA CREERÁN, AÚN SI ALGUIEN SE LOS ANUNCIARA.'"42Mientras Pablo y Bernabé se iban, la gente les rogaba que le hablaran estas mismas palabras el próximo Sábado. 43Cuando terminó la reunión en la sinagoga, muchos de los Judíos y prosélitos devotos siguieron a Pablo y Bernabé, quienes les hablaron y urgieron a continuar en la gracia de Dios.44El próximo Sábado, casi toda la ciudad estaba reunida para escuchar la palabra del Señor. 45Cuando los Judíos vieron la multitud, se llenaron de celos y hablaron en contra de las cosas que fueron dichas por Pablo y lo insultaron.46Pero Pablo y Bernabé hablaron valientemente y dijeron: "Fue necesario que la palabra de Dios se hablara primeramente a ustedes. Viendo que ustedes la rechazaron y se consideraron ustedes mismos indignos de la vida eterna, miren, nosotros nos volveremos a los Gentiles. 47Pues así el Señor nos lo ha ordenado, diciéndo: 'Yo los he puesto como una luz para los Gentiles, que ustedes deben traer salvación a las partes más lejanas de la tierra.'"48Mientras los Gentiles escuchaban esto, ellos estaban alegres y alababan la palabra del Señor. Todos los que estaban señalados para la vida eterna creyeron. 49La palabra del Señor fue esparcida por toda la región.50Pero los Judíos urgieron a las mujeres devotas e importantes, así como también a los hombres más prominentes de la ciudad. Éstos desataron una persecusión en contra de Pablo y Bernabé y los expulsaron más allá de la frontera de su ciudad. 51Pero Pablo y Bernabé sacudieron el polvo de sus pies en contra de ellos. Entonces ellos fueron a la ciudad de Iconio. 52Y los discípulos fueron llenos de gozo y con el Espíritu Santo.
1Aconteció en Iconio que Pablo y Bernabé entraron juntos a la sinagoga de los Judíos y hablaron de tal manera que una gran multitud de ambos, Judíos y Griegos, creyeron. 2Pero los Judíos que fueron desobedientes incitaron las mentes de los Gentiles y los amargaron contra sus hermanos.3Así que ellos se quedaron allí mucho tiempo, hablando valientemente con el poder del Señor, mientras Él daba evidencia sobre el mensaje de Su gracia. Él hizo esto concediendoles señales y maravillas para ser hechas por las manos de Pablo y Bernabé. 4Pero la mayoría de la ciudad estaba dividida; algunas personas del lado de los Judíos, y otros con los apóstoles.5Cuando ambos, Gentiles y Judíos, intentaron de persuadir a sus líderes para maltratar y apredear a Pablo y Bernabé, 6ellos se dieron cuenta y huyeron a las ciudades de Licaonia, Listra y Derbe y a las regiones que las rodeaban, 7y allí ellos predicaban el evangelio.8En Listra un cierto hombre sentado, sin fuerza en sus pies, un lisiado desde el vientre de su madre, quien nunca había caminado. 9Este hombre escuchó a Pablo hablando. Pablo fijó sus ojos en él y vio que tenía fe para ser curado. 10Así que le dijo en voz alta: "Ponte de pie." Y el hombre saltó y caminó.11Cuando la multitud vio lo que Pablo había hecho, levantaron su voz, diciendo en el dialecto de Licanoa: "Los dioses han bajado a nosotros en forma de hombres." 12Ellos llamaron a Bernabé " Zeus", y a Pablo, "Hermes," porque él era el que traía el mensaje. 13El sacerdote de Zeus, cuyo templo estaba justo fuera de la ciudad, trajo bueyes y coronas de flores a las puertas; él y la multitud querían ofrecer sacrificio.14Pero cuando los apóstoles, Bernabé y Pablo, escucharon esto, rasgarraron sus ropas y rápido fueron a la multitud, gritando 15y diciendo: "Hombres, ¿por qué ustedes están haciendo estás cosas? Nosotros también somos seres humanos con los mismos sentimientos que ustedes. Nosotros les traemos a ustedes buenas noticias, que ustedes se deben volver de estas cosas inútiles al Dios vivo, que hizo los cielos, la tierra, y el mar, y todo lo que está en ellos. 16En el tiempo pasado, Él permitió que las naciones que caminaran en sus propios caminos.17Pero todavía, Él no ha quedado sin testigos, en aquello que Él hizo bien y les dio las lluvias del cielo y temporadas fructíferas, llenando sus corazones con alimento y alegría". 18Aún con estas palabras, Pablo y Bernabé apenas evitaron que la multitud les ofrecieran sacrifisios.19Pero algunos Judíos de Antioquía e Iconio llegaron y persuadieron a la multitud. Ellos apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20Todavía mientras los discípulos estaban alrededor de él, él se levantó y entró a la ciudad. Al día siguiente, él se fue a Derbe con Bernabé.21Después que ellos habían predicado el evangelio en aquella ciudad e hicieron muchos discípulos, ellos regresaron a Listra, a Iconio y a Antioquía. 22Ellos mantuvieron fortalecidas las almas de los discípulos y los animaron a continuar en la fe, diciendo: "Nosotros tenemos que entrar al Reino de Dios por medio de muchos sufrimientos."23Cuando ellos habían designado para ellos ancianos en cada iglesia, y habían orado con ayuno, ellos los encomendaron al Señor, en Quien ellos habían creído. 24Entonces ellos pasaron a través de Pisidia y llegaron a Pamfilia. 25Después de haber hablado la palabra en Perge, descendieron a Atalia. 26De allí embarcaron a Antioquía, donde ellos habían sido encomendados a la gracia de Dios para el trabajo al cual ellos ahora habían completado.27Cuando llegaron a Antioquía y reunieron a la iglesia, ellos informaron todas las cosas que Dios había hecho con ellos, y como Él abrió una puerta de fe para los Gentiles. 28Ellos se quedaron por mucho tiempo con los discípulos.
1Algunos hombres bajaron desde Judea hasta Antioquia y enseñaron a los hermanos, diciendo: "A menos que ustedes sean circuncidados según la costumbre de Moisés, ustedes no pueden ser salvos." 2Esto provocó que Pablo y Barnabé tuvieran una intensa disputa y debate con ellos. Asi que Pablo y Bernabé junto a algunos otros de entre ellos fueron asignados para ir a Jerusalen para reunirse con los apostoles y los ancianos acerca de éste asunto.3Por lo tanto ellos, habiendo sido enviados por la iglesia, pasaron a través de ambos, Fenicia y Samaria, y anunciaban la conversión de los Gentiles. Ellos trajeron gran gozo a todos los hermanos. 4Cuando ellos llegaron a Jerusalén, fueron bienvenidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, e informaron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.5Pero algunos hombres que creyeron, quienes pertenecían al grupo de Fariseos, se pararon y dijeron: "Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la Ley de Moisés." 6Entonces los apóstoles y los ancianos se reunieron para considerar este asunto.7Despues de mucho debate, Pedro se levantó y les dijo: "Hermanos, ustedes saben que un buen tiempo atrás Dios hizo una elección entre ustedes, para que por mi boca los Gentiles escucharan la Palabra del Evangelio, y creyeran. 8Dios, que conoce el corazón, les testifica a los gentiles, dándoles el Espíritu Santo, tal como Él hizo con nosotros; 9y Él no hizo distinción entre nosotros y ellos, haciendo sus corazones limpios por la fe.10Ahora por lo tanto, ¿por qué ustedes prueban a Dios, poniendo un yugo en los cuellos de los discípulos, que ni siquiera nuestros padres ni nosotros somos capaces de soportar? 11Pero nosotros creemos que seremos salvos por medio de la gracia del Señor Jesús, tal como fueron ellos."12Toda la multitud guardó silencio mientras ellos escuchaban a Bernabé y a Pablo informar acerca de las señales y maravillas que Dios había obrado entre los Gentiles a través de ellos.13Después que terminaron de hablar, Jacobo (Santiago) contestó, diciendo: "Hermanos, escúchenme. 14Simón ha dicho cómo Dios primero ayudó a los Gentiles para tomar de ellos un pueblo para Sú Nombre.15Las palabras de los profetas están de acuerdo con esto, como está escrito: 16'DESPUÉS DE ESTAS COSAS YO REGRESARÉ, Y CONSTRUIRÉ OTRA VEZ LA TIENDA DE DAVID, QUE HA CAÍDO; LA LEVANTARÉ Y RESTAURARÉ SUS RUINAS NUEVAMENTE, 17PARA QUE EL REMANENTE DE HOMBRES PUEDAN BUSCAR AL SEÑOR, INCLUYENDO TODOS LOS GENTILES LLAMADOS POR MI NOMBRE.' 18Esto es lo que el Señor dice, quien ha hecho estas cosas que han sido conocidas desde tiempos antiguos."19Por lo tanto, mi opinión es, que nosotros no debemos poner tropiezo a aquellos de los Gentiles que se vuelven a Dios. 20Pero le escribiremos que ellos se tienen que mantener alejados de la contaminación de los ídolos, de la immoralidad sexual, de la carne de animales estrangulados, y de la sangre. 21Pues Moisés ha sido proclamado en cada ciudad desde los tiempos antiguos y se lee las leyes judias en las sinagogas cada Dia de reposo.22Entonces esto le pareció bien a los apóstoles y los ancianos, con toda la iglesia, el escoger a Judas llamado Barsabás y Silas, quienes eran líderes de la iglesia, y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. 23Ellos escribieron esto: "De los apóstoles y ancianos, sus hermanos, a los hermanos Gentiles en Antioquía, Siria y Cilicia: ¡Saludos!24Hemos escuchado que ciertos hombres han salido de entre nosotros, a quienes nosotros no le hemos dado ninguna orden, y les han perturbado con enseñanzas que han causado molestia a sus almas. 25Siendo esto asi, todos nosotros acordamos escoger a hombes y enviarlos a ustedes acompañados por nuestros amados Bernabé y Pablo, 26hombres que han arriesgado sus propias vidas por el Nombre de nuestro Señor Jesucristo.27Por lo tanto nosotros estamos enviando a Judas y a Silas, quienes personalmente les hablarán lo mismo sobre lo que hemos escrito en sus propias palabras. 28Pues le ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros, no poner sobre ustedes mayor carga que estas cosas necesarias: 29que ustedes se aparten de cosas sacrificadas a ídolos, sangre, cosas estranguladas, y de la immoralidad sexual. Si ustedes se guardan de esto, será bueno para ustedes. Hasta luego."30Entonces ellos, cuando fueron despedidos, bajaron a Antioquía; después que ellos reunieron la multitud, entregaron la carta. 31Cuando la habieron leído, ellos se regocijaron por causa del estímulo. 32Judas y Silas, también profetas, animaron a los hermanos con muchas palabras y los fortalecieron.33Después que ellos habían pasado un tiempo allí, los hermanos los enviaron en paz de regreso a quienes se los habían enviado. 34Pero le pareció bueno a Silas quedarse allí. 35Pero Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía junto a muchos otros, donde enseñaron y predicaron la Palabra del Señor.36Después de algunos días, Pablo le dijo a Bernabé: "Regresemos ahora y visitemos los hermanos en cada ciudad donde hemos proclamado la palabra del Señor, y veamos como están. 37Bernabé, también quería llevarse a Juan que era llamado Marcos. 38Pero Pablo pensó que no era bueno llevarse a Marcos, que los había dejado en Panfilia y no continuó adelante con ellos en la obra.39Entonces surgió un gran desacuerdo, así que se separaron uno del otro, y Bernabé tomó a Marcos con él y embarcaron hacia Chipre. 40Pero Pablo seleccionó a Silas y se marchó, después que el fue encomendado por los hermanos a la gracia del Señor. 41Despues el fue por Siria y Cilicia, fortaleciendo las iglesias.
1Pablo también llegó a Derbe y a Listra; y miren, allí estaba cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer Judía creyente, y su padre era Griego. 2De él hablaban bien los hermanos que estaban en Listra e Iconio.3Pablo quiso que él viajara con él; así que él lo tomó y lo circuncidó por causa de los Judíos que estaban en esas partes, porque todos conocían que su padre era Griego.4Mientras ellos pasaban por las ciudades, ellos les entregaban a las iglesias las instrucciones que debían obedecer, las instrucciones que habían sido escritas por los apóstoles y los ancianos en Jerusalén. 5Asi que las iglesias eran fortalecidas en la fe y crecían en número diariamente.6Pablo y sus acompañantes fueron a través de las regiones de Frigia y Galicia, ya que les habia sido prohibido por el Espíritu Santo predicar la Palabra en la provincia de Asia. 7Cuando ellos llegaron cerca de Misia, ellos intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús se lo impidió. 8Así que pasando por Misia, ellos descendieron a la ciudad de Troas.9Una visión le apareció a Pablo en la noche: un hombre de Macedonia estaba parado allí, llamándole y diciendo: " Pasa a Macedonia y ayúdanos." 10Cuando Pablo vió la visión, inmediatamente nos preparamos para ir a Macedonia, concluyendo que Dios nos había llamado para predicarles el Evangelio a ellos.11Preparándonos para zarpar de Troas, fuimos directamente a Samotracia, y el día siguiente llegamos a Neápolis. 12De allí fuimos a Filipos, que es una ciudad de Macedonia, la ciudad más importante en el distrito y una colonia Romana, y nos quedamos en la ciudad por varios días. 13En el día de reposo salimos fuera de las puertas por el río, donde pensábamos que habría un lugar para orar. Nos sentamos y le hablamos a las mujeres que habían llegado juntas.14Una cierta mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura de la ciudad de Tiatira, quien adoraba a Dios, nos escuchaba. El Señor abrió su corazón para prestar atención a las cosas las cuales eran dichas por Pablo. 15Cuando ella y los miembros de su casa fueron bautizados, ella nos pidió diciéndo: " Si ustedes han juzgado que yo soy fiel al Señor, vengan a mi casa, y quédense allí." Y ella nos persuadió.16Aconteció, que mientras íbamos al lugar de oración, una cierta mujer joven que poseía un espíritu de adivinación se encontró con nosotros. Ella le traía grandes ganancias a sus amos, adivinando. 17Esta mujer seguía detrás Pablo y nosotros y gritaba, diciendo: "Estos hombres son siervos del Dios Altísimo. Ellos les proclaman el camino de salvación." 18Ella hizo esto por muchos días. Pero Pablo, estando muy molesto con ella, se volteó y le dijo al espíritu: "Yo te ordenó en el nombre de Jesucristo que salgas de ella." Y en aquel mismo momento salió fuera.19Cuando sus amos vieron que se había ido la esperanza de sus ganancias, ellos agarraron a Pablo y a Silas y los arrastraron hasta el mercado delante de las autoridades. 20Cuando ellos los llevaron ante los magistrados, ellos dijeron: "Estos hombres, están revolucionando nuestra ciudad. Ellos son judios. 21Ellos proclaman costumbres que no son lícitas para los romanos aceptar o practicar."22Entonces la multitud se levantó unida contra Pablo y Silas; los magistrados rasgaron sus vestidos y ordenaron que ellos fueran golpeados con varas. 23Cuando ellos les habían dado muchos golpes, los echaron en la cárcel y le ordenaron al carcelero que los mantuviera seguros. 24Después de recibir esta orden, el carcelero los arrojó a ellos a la prisión interior y les sujetó los pies en el cepo.25Alrededor de la media noche Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los demás prisioneros los estaban escuchando. 26De repente hubo un gran terremoto, y los cimientos de la cárcel fueron sacudidos; inmediatamente todas las puertas se abrieron, y las cadenas de todos fueron sueltas.27El carcelero fue despertado del sueño y vio abiertas las puertas de la cárcel; él tomó su espada y estuvo a punto de matarse, porque él pensó que los prisioneros se habían escapado. 28Pero Pablo gritó con fuerte voz, diciendo: "No te hagas daño, porque todos estamos aquí."29El carcelero pidiendo luz y precipitadamente entró, y temblando de miedo, cayó delante de Pablo y de Silas, 30y los llevó fuera y les dijo: "Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?"31Ellos dijeron: "Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y tu casa."32Ellos le hablaron la Palabra del Señor, a todos en su casa. 33Entonces, el carcelero los tomó en aquella misma hora de la noche, y lavó sus heridas, y él y toda su casa fueron bautizados inmediatamente. 34Entonces mientras el trajo a Pablo y a Silas arriba a su casa y les sirvió comida, él se regocijó grandemente con los de su casa, de que el había creido en Dios.35Ahora cuando era de día, los magistrados enviaron mensaje a los guardias diciéndoles: "Dejen a esos hombres ir." 36El carcelero le comunicó estas palabras a Pablo diciendo: "Los magistrados me han enviado mensaje diciéndo que los deje ir: ahora por lo tanto salgan, y vayan en paz.37Pero Pablo les dijo: "Ellos nos golpearon públicamente sin hacernos juicio, aun siendo nosotros ciudadanos romanos y nos echaron en la cárcel. ¿Quieren ellos ahora soltarnos secretamente? ¡No! Que vengan ellos mismos y nos saquen". 38Los guardias le informaron este mensaje a los magistrados; los magistrados se asustaron cuando escucharon que Pablo y Silas eran Romanos. 39Los magistrados vinieron y se disculparon con ellos y los sacaron, pidiéndoles que se fueran de la ciudad.40Entonces, Pablo y Silas salieron de la cárcel y fueron a la casa de Lidia. Cuando Pablo y Silas vieron a los hermanos, los animaron y entonces partieron de la ciudad.
1Ahora cuando ellos habían pasado por las ciudades de Anfípolis y Apolonia, ellos llegaron a la ciudad de Tesalónica, donde había una sinagoga de los Judíos. 2Pablo, como era su costumbre, fue a ellos, y por tres dias de reposo discutió con ellos de las Escrituras.3Él estaba abriendo las Escrituras y explicando que era necesario que el Cristo sufririera y se levantara de los muertos. El dijo: "Éste Jesús de quien yo predico a ustedes es el Cristo". 4Algunos de los Judíos fueron persuadidos y se unieron a Pablo y Silas, incluyendo un gran número de griegos devotos y no pocas de las mujeres líderes.5Pero los Judíos incrédulos, siendo movidos con celos, tomaron algunos hombres malvados del mercado, reunieron una multitud, y alborotaron la ciudad. Asaltando la casa de Jasón, ellos querían entregar a Pablo y Silas al pueblo. 6Pero cuando no los encontraron, ellos arrastraron a Jasón y a algunos hermanos ante los oficiales de la ciudad, gritando: "Estos hombres que han volteado el mundo boca abajo han venido también aquí. 7Estos hombres a quienes Jasón les dió la bienvenida actúan contra los decretos de César; ellos dicen que hay otro rey, Jesús."8La multitud y los oficiales de la ciudad se molestaron cuando escucharon estas cosas. 9Pero después que los oficiales hicieron que Jasón y los demas pagaran dinero como fianza, los dejaron ir.10Esa noche los hermanos enviaron a Pablo y Silas a Berea. Cuando ellos llegaron allí, fueron a la sinagoga de los Judíos. 11Ahora esa gente eran más nobles que aquellos en Tesalónica, porque ellos recibieron la palabra con la mente dispuesta, examinando las Escrituras diariamente para ver si estas cosas eran así. 12Por lo tanto muchos de ellos creyeron, incluyendo algunas mujeres griegas influyentes y muchos hombres.13Pero cuando los Judíos de Tesalónica descubrieron que Pablo también estaba proclamando la palabra de Dios en Berea, ellos fueron allá y agitaron y alborotaron la multitud. 14Entonces inmediatamente, los hermanos enviaron a Pablo al mar, pero Silas y Timoteo se quedaron allí. 15Aquellos que habían guiado a Pablo lo llevaron tan lejos como la ciudad de Atenas. Tan pronto lo dejaron allí, ellos recibieron instrucciones de él para Silas y Timoteo para que venieran tan rápido como fuera posible.16Ahora mientras Pablo esperaba por ellos en Atenas, su espíritu se encolerizó dentro de él cuando vio la ciudad llena de ídolos. 17Así que él discutía en la sinagoga con los Judíos y aquellos que adoraban a Dios y también en el mercado con aquellos que estuvieran alli.18Pero también algunos de los filósofos Epicúreos y Estoicos se econtraron con él. Algunos dijeron: "¿Qué está tratando de decir este charlatan?" Otros decían: "El parece ser uno que llama a las personas a seguir dioses extraños," porque él estaba predicando acerca de Jesús y la resurrección.19Ellos tomaron a Pablo y lo llevaron al Areópago, diciendo, "¿Podemos saber de esta nueva enseñanza de la cual estabas hablando? 20Porque tú traes algunas cosas extrañas a nuestros oídos. Por lo tanto, queremos saber que significan estas cosas." 21(Ahora todos los Atenienses y los extranjeros que vivian allí gastaban su tiempo en nada, sino hablando o escuchando acerca de algo nuevo).22Entonces Pablo se paró en el centro del Areópago y dijo, "Ustedes hombres de Atenas, veo que ustedes son muy religiosos en todas las maneras. 23Pues mientras pasaba y observaba los objetos de su adoración, Yo encontré un altar con esta inscripción: "A UN DIOS DESCONOCIDO". Por lo tanto lo que ustedes adoran en ignorancia, esto yo les anuncio.24El Dios que hizo la tierra y todo lo que hay en ella, ya que Él es Señor del cielo y la tierra, no vive en templos construidos con manos. 25Ni Él es servido por las manos de los hombres, como si Él necesitara algo, ya que Él mismo da vida y aliento a las personas y todo lo demás.26Por un hombre Él hizo cada nación de personas para vivir sobre la superficie de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los limites de los lugares donde vivir, 27para que ellos busquen a Dios, si es que talvez, ellos puedan anciarlo y encontrarlo. Aunque Él no está lejos de ninguno de nosotros.28Porque en Él vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser, tal como uno de sus propios poetas ha dicho, 'Porque nosotros también somos Su descendencia'. 29Por lo tanto, ya que nosotros somos descendencia de Dios, no debemos pensar que las cualidades de su deidad son como el oro, o la plata, o piedras esculpidas - imágenes creadas por el arte e imaginación de hombre.30Por lo tanto, Dios pasó por alto los tiempos de la ignorancia, pero ahora Él ordena a todos los hombres en todo lugar a arrepentirse. 31Esto es porque Él ha fijado un día cuando Él juzgará al mundo con justicia por medio del Hombre que Él ha escogido. Dios ha dado testimonio de este Hombre a todos, levantándolo de los muertos".32Ahora cuando los hombres de Atenas escucharon de la resurrección de los muertos, algunos se burlaron de Pablo; pero otros dijeron: "Nosotros te escucharemos de nuevo acerca de este asunto". 33Después de eso, Pablo los dejó. 34Pero algunos se unieron a él y creyeron, incluyendo a Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Damaris, y otros con ellos.
1Después de estas cosas Pablo dejó Atenas y fue a Corinto. 2Allí él conoció a cierto Judío llamado Aquila, un hombre que por raza era de Ponto; él recientemente había llegado de Italia con su esposa Priscila, porque Claudio había ordenado que todos los Judíos se fueran deRoma. Pablo fue a ellos, 3y porque él era del mismo oficio, él se quedó con ellos y trabajó, pues ellos eran hacedores de tiendas.4Entonces Pablo debatía en la sinagoga cada Sábado. El persuadía a ambos, Judíos y Griegos. 5Pero cuando Silas y Timoteo descendieron de Macedonia, Pablo fue impulsado por el Espíritu a testificarles a los Judíos que Jesús era el Cristo. 6Cuando los Judíos se le opusieron y lo insultaron, Pablo sacudió su vestidura por ellos y les dijo a ellos; " Sea su sangre sobre sus propias cabezas; yo soy inocente. Desde ahora en adelante iré a los Gentiles."7Entonces él se fue de ahí y fue a casa de Ticio Justo, un hombre que adoraba a Dios. Su casa estaba al lado de la sinagoga. 8Crispo, el lider de la sinagoga y toda su casa creyeron en el Señor. Muchos de los Corintos que oyeron a Pablo creyeron y fueron bautizados.9Él Señor le dijo a Pablo en una visión nocturna; "No tengas miedo, sino habla y no estés en silencio. 10Porque Yo estoy contigo, y nadie tratará de dañarte, porque tengo mucha gente en está ciudad." 11Pablo vivió allí por un año y seis meses, enseñando la Palabra de Dios entre ellos.12Pero cuando Galio se convirtió en gobernador de Acaya, los Judíos se levantaron en contra de Pablo y lo llevaron ante de la silla de juicio; 13ellos dijeron, " Este hombre persuade a las personas a adorar a Dios contrario a la ley."14Todavia cuando Pablo estaba a punto de hablar, Galio dijo a los Judíos: "Ustedes Judíos, si en verdad fuera un asunto incorrecto o un crimen, sería razonable tratarlo con ustedes. 15Pero ya que estas son preguntas sobre palabras y nombres y su propia ley, resuélvanlo ustedes mismos. Yo no deseo ser el juez de este asuntos."16Galio hizo que ellos dejaran la silla de juicio. 17Pero todos ellos agarraron a Sóstenes, el gobernador de la sinagoga, y lo golpearon frente a la silla de juicio. Pero a Galión no le importó lo que ellos hicieron.18Pablo, después de quedarse allí por muchos días más, dejó a los hermanos y embarcó para Siria con Priscila y Aquila. Antes de dejar el puerto de Cencrea, él se afeitó la cabeza porque había tomado un voto. 19Cuando ellos llegaron a Éfeso, Pablo dejó allí a Priscila y Aquila, pero él fue a la sinagoga y debatió con los Judíos.20Cuando ellos le pidieron a Pablo que se quedara más tiempo, él declinó. 21Pero despidiéndose de ellos, dijo: " Yo regresaré otra vez a ustedes si es la voluntad de Dios." A continuación zarpó de Éfeso.22Cuando Pablo arribó a Cesaréa, subió y saludó a la iglesia de Jerusalén y después bajó a Antioquía. 23Después de haber pasado un tiempo allí, Pablo partió y fue a través de las regiones de Galacia y de Frigia y animó a todos los discípulos.24Ahora cierto Judío llamado Apolos, nacido en Alejandría, vino a Éfeso. Él era elocuente hablando y poderoso en las Escrituras. 25Apolos había sido instruído en las enseñanzas del Señor. Siendo ferviente en espíritu, él habló y enseñó con exactitud las cosas concernientes a Jesús, pero él solo conocía el bautismo de Juan. 26Apolos empezó a hablar valientemente en la sinagoga. Pero cuando Priscila y Aquila lo escucharon, lo llamaron aparte y le explicaron el Camino de Dios con más exactitud.27Cuando él deseó pasar por Acaya, los hermanos lo animaron y le escribieron a los discípulos en Acaya que lo recibieran. Cuando él llegó, él ayudó grandemente a aquellos que habían creído por gracia. 28Apolos poderosamente refutaba con los Judios en debate público, mostrando por las Escrituras que Jesús es el Cristo.
1Y sucedió que cuando Apolo estaba en Corinto, Pablo pasaba a través de las regiones superiores del país y llegó a la ciudad de Éfeso y encontró a ciertos discípulos allí. 2Pablo les dijo: "¿Ustedes recibieron al Espíritu Santo cuando creyeron?" Ellos le dijeron: "No, nosotros ni siquiera hemos escuchado sobre el Espíritu Santo."3Pablo dijo: "¿en qué entonces fueron ustedes bautizados?" Ellos dijeron: "en el bautismo de Juan." 4Entonces Pablo respondió: "Juan bautizaba con el bautismo de arrepentimiento. Él le decía a la gente que ellos debían creer en Aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús."5Cuando la gente escuchó esto, ellos fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. 6Entonces cuando Pablo les impuso sus manos sobre ellos, el Espiritu Santo vino sobre ellos y hablaron en otras lenguas y profetizaron. 7En total ellos eran unos doce hombres.8Pablo entró a la sinagoga y habló valientemente por espacio de tres meses, enseñando y persuadiendo a la gente acerca del Reino de Dios. 9Pero cuando algunos Judíos fueron endurecidos y desobedientes, ellos empezaron a hablar mal del Camino de Cristo ante la multitud. Entonces Pablo los dejó, y se llevó a los creyentes lejos de ellos. Él empezó a enseñarles cada día en el salón de lectura de Tirano. 10Esto continuó por dos años, para que todos los que vivían en Asia escucharan la Palabra del Señor, ambos Judíos y Griegos.11Dios estaba haciendo obras poderosas por las manos de Pablo, 12de modo, que hasta los pañuelos y delantales que lo habian tocado fueron llevados a los enfermos y sus enfermedades fueron curadas y los malos espíritus salieron fuera de ellos.13Pero allí habían exorcistas Judíos viajando a través del área. Ellos tomaban el Nombre de Jesús para su propio uso para tener poder sobre espiritus malignos cuando decían: "Por el Jesús que Pablo predica, yo te ordeno que salgas." 14Los que hacían esto eran los siete hijos de un sacerdote principal Judío, llamado Esceva.15Un espíritu maligno les contestó: "A Jesús conozco, y a Pablo conozco; pero ¿quiénes son ustedes?" 16El espíritu maligno en el hombre saltó sobre los exorcistas y los dominó y los golpeó. Entonces ellos huyeron de esa casa desnudos y heridos. 17Esto se hizo conocido a todos, ambos Judíos y Griegos, que vivían en Efeso. Ellos se asustaron mucho, y el nombre del Señor Jesús fué honrado.18También, muchos de los creyentes vinieron y confesaron y admitieron las cosas malas que ellos habían hecho. 19Muchos que practicaban artes mágicas trajeron sus libros y los quemaron a la vista de todos. Cuando ellos calcularon el valor de ellos, eran cincuenta mil piezas de plata. 20Entonces la palabra de el Señor se esparcía ampliamente en formas poderosas.21Ahora después que Pablo completó su ministerio en Efeso, él decidió en el Espíritu pasar a Macedonia y a Acaya en su camino a Jerusalén; él dijo: "Después de estar allí, también tengo que ver Roma." 22Pablo envió a Macedonia dos de sus discípulos, Timoteo y Erasto, quienes lo habían ayudado. Pero él mismo se quedó en Asia por un tiempo.23Por aquel tiempo hubo un no pequeño disturbio en Éfeso conscerniente al Camino. 24Cierto platero llamado Demetrio, quien hacía estatuas de Diana en plata, trajo mucho negocio para los artesanos. 25Entonces él reunió a los trabajadores de esa ocupación y dijo: "Señores, ustedes saben que en este negocio nosotros hacemos mucho dinero.26Ustedes ven y escuchan que, no solo en Efeso, pero casi en toda Asia, este Pablo ha persuadido y apartado a muchas personas. El está diciendo que no hay dioses que sean hechos con las manos. 27Y no solo hay ahí peligro de que nuestro oficio no se necesite más, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea considerado sin valor. Entonces incluso ella pueda perder su grandeza, ella a quien toda Asia y el mundo adora."28Cuando ellos escucharon esto, se llenaron de coraje y gritaron, diciendo: "¡Grande es Diana de los Efesios!" 29La ciudad entera fue llena de confusión, y las personas se apresuraron al teatro. Ellos habían agarrado a los compañeros de viaje de Pablo, Gayo y Aristarco, que vinieron de Macedonia.30Pablo quería entrar entre la multitud de personas, pero los discípulos lo impidieron. 31También, algunos de los oficiales locales de la Provincia de Asia que eran amigos de Pablo le enviaron un mensaje solicitándole fuertemente que no entrara al teatro. 32Algunas personas gritaban una cosa, y algunas otra, pues la multitud estaba en confusión. La mayoría de ellos ni siquiera sabían por qué ellos se habían reunido.33Algunos de entre la multitud informaron a Alejandro, a quien los judios estaban empujaban hacia el frente, asi que, Alejandro movió su mano queriendo dar una explicación a los que estaban reunidos. 34Pero cuando se dieron cuenta que él era Judío, todos gritaron a una voz por alrededor de dos horas: "¡Grande es Diana de los Efesios!"35Cuando el secretario del pueblo había calmado la multitud, el dijo: "Ustedes hombres de Éfeso, ¿qué hombre aquí no sabe que la ciudad de los Efesios es guardiana del templo de la Gran Diana y de la imagen que bajó del cielo? 36Viendo entonces que estas cosas eran innegables, ustedes deben de estar callados y no hagan nada precipitadamente. 37Porque ustedes han traído a estos hombres a esta corte que no son ladrones de templos ni blasfemos de nuestra diosa.38Por lo tanto, si Demetrio y los artesanos quienes estan con él tienen una acusación contra alguien, las cortesn está abiertas y ahí hay procónsules. Déjenlos que se acusen ellos unos a otros. 39Pero si ustedes buscan algo sobre otros asuntos, éste debe ser decidido en la asamblea regular. 40Porque ciertamente estamos en peligro de ser acusados con respecto al disturbio de hoy. No hay causa para este desorden, y nosotros no seríamos capaces de explicarlo." 41Cuando él dijo esto, él despidió la asamblea.
1Después que terminó el alboroto, Pablo mandó por sus discípulos y los animó, se despidió de ellos y se marchó para ir a Macedonia. 2Cuando hubo ido a esas regiones y habiéndoles hablado palabras de ánimo, fue a Grecia. 3Después de haber estado allí tres meses, una conspiració fue formada en su contra por los Judíos mientras él estaba a punto de embarcar a Siria, así que decidió regresar por Macedonía.4Acompañándolo tan lejos como Asia estaba Sópater hijo de Pirro de Berea; Aristarco y Segundo, ambos creyentes de Tesalónica; Gayo de Derbe; Timoteo; y Tíquico y Trófimo de Asia. 5Pero estos hombres habían partido antes que nosotros y nos estaban esperando en Troas. 6Nosotros zarpamos de Filipos despúes de los días de los panes sin levadura, y en cinco días llegamos a Troas. Allí nos quedamos por siete días.7En el primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para partir el pan, Pablo habló a los creyentes. Él estaba planificando partir al próximo día, así que continuó hablando hasta la medianoche. 8Había muchas lámparas en el aposento alto donde nos habíamos reunido.9En la ventana estaba sentado un joven llamado Eutico, quien cayó en un sueño profundo. Mientras Pablo hablaba aún más, este joven, todavía dormido, cayó desde el tercer piso y lo recogieron muerto. 10Pero Pablo bajó, se tendió sobre él y lo abrazó. Entonces dijo: "No se preocupen más, porque él esta vivo."11Entonces él subió las escaleras nuevamente y partió pan y comió. Despúes de hablar con ellos por un largo tiempo hasta el amanecer, él se fue. 12Ellos trajeron de regreso al muchacho vivo y fueron muy confortados.13Nosotros mismos nos adelantamos a Pablo por barco y embarcamos rumbo a Asón, donde planeamos traer a Pablo abordo. Esto es lo que él mismo quería hacer, porque él había planificdo ir por tierra. 14Cuando nos encontró en Asón, lo trajímos al barco y salimos para Mitilene.15Entonces embarcamos de allí y llegamos al siguiente día a la parte opuesta de la isla de Quío. Al día siguiente tocamos la isla de Samos, y al día despúes llegamos a la cuidad de Mileto. 16Porque Pablo había decidido pasar de largo a Éfeso y así no pasar ningún tiempo en Asia; porque tenía prisa en llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés, si fuera del todo posible para él hacerlo así.17Desde Mileto él envió hombres a Éfeso y llamó a los ancianos de la iglesia. 18Cuando ellos llegaron, él les díjo: "Ustedes mismos saben que desde el primer día que puse el pie en Asia, cómo siempre invertí mi tiempo con ustedes. 19Yo me mantuve sirviendo al Señor con toda humildad de mente y con lágrimas, y en sufrimientos que me ocurrieron a mí por causa de la conspiración de los Judíos. 20Ustedes saben cómo yo no me contuve de declararles algo que les fuera útil, y cómo yo les enseñé en público y también yendo de casa en casa, 21testificando a ambos Judios y Griegos sobre el arrepentimiento hacia Dios y la fe en nuestro Señor Jesús.22Ahora, miren, yo voy a Jerusalén, ligado al Éspiritu, sin saber las cosas que allí me pasarán, 23excepto que el Espíritu Santo me testifica en cada cuidad y dice que cadenas y sufrimientos me esperan. 24Pero yo no considero que mi vida es valiosa para mí mismo, si es que solo yo pueda terminar la carrera y cumpletar el ministerio que recibi del Señor Jesús, para testificar del Evangelio de la Gracia de Dios.25Y ahora, miren, yo sé que todos ustedes, entre quienes yo estuve predicando el reino, no verán mi cara más. 26Por lo tanto, yo les testifico este día, que yo soy inocente de la sangre de cualquier hombre. 27Porque yo no me contuve de declararles a ustedes toda la voluntad de Dios.28Por lo tanto tengan cuidado de ustedes mismos, y de todo el rebaño del cual el Espíritu Santo los ha hecho obispos. Tengan cuidado al pastorear la iglesia de Dios la cúal Él compró con Sú propia Sangre.29Yo sé que despúes de mi partida, lobos viciosos entrarán entre ustedes, y no perdonarán al rebaño. 30Yo sé que incluso entre ustedes mismos algunos hombres vendrán y distorcionarán la verdad para alejar los discípulos y sigan tras ellos.31Así que estén en guardia. Recuerden que por tres años yo no dejé de instruir a cada uno de ustedes con lágrimas noche y día. 32Y ahora yo los encargo a Dios, y a la Palabra de Su gracia, la cual es capaz de edificarlos y darles la herencia entre todos aquellos que están siendo santificados.33Yo no codicié plata, oro, ni ropa de ningún hombre. 34Ustedes mismos saben que estas manos proveyeron para mis propias necesidades y las necesidades de aquellos que estaban conmigo. 35En todas las cosas yo les he dado ejemplo de cómo ustedes deben ayudar al débil trabajando, y de cómo ustedes deben recordar las palabras del Señor Jesús, Palabras que Él mismo dijo: " Es más bendición dar que recibir."36Despúes que él había hablado de esta manera, él se arrodilló y oró con todos ellos. 37Todos lloraron mucho y abrazaron a Pablo y lo besaron. 38Muchos de ellos estaban tristes por lo que él les había dicho, de que ellos nunca mas verían su rostro. Entonces ellos lo escoltaron al barco.
1Cuando nosotros nos separamos de ellos y nos preparamos para embarcar, fuimos directamente a la ciudad de Cos, y el proxímo día a la ciudad de Rodes, y de ahí a la ciudad de Pátara. 2Cuando encontramos un barco cruzando sobre Fenicia, subimos a bordo y nos preparamos para zarpar.3Despues que vimos a Cipre, pasándola de largo por el lado izquierdo del barco, navegamos a Siria y desenbarcamos en Tiro, donde el barco debia descargar el cargamento. 4Después que encontramos a los discípulos, nos quedamos ahí por siete días. A causa del Espíritu los discípulos advertían a Pablo que no fuera a Jerusalén.5Cuando nuestros dias alli se cumplieron, nos fuimos y continamos nuestro viaje, y todos ellos, con sus esposas e hijos, nos acompañaron fuera de la ciudad. Entonces nos arrodillamos en la playa, oramos, 6y nos despedimos de cada uno. Entonces subimos al barco, y ellos regresaron a sus hogares.7Cuando nosotros habíamos terminado el viaje desde Tiro, llegamos a Tolemaida. Allí saludamos a los hermanos y nos quedamos con ellos por un día. 8Al próximo día partímos y fuímos a Cesarea. Entramos a la casa de Felipe, el evangelista, quien era uno de los siete, y nos quedamos con él. 9Ahora este hombre tenía cuatro hijas vírgenes quienes profetizaban.10Al quedamos ahí por varios días, descendió de Judea cierto profeta llamado Agabo. 11Él vino a nosotros y tomó el cinturón de Pablo. Con él se amarró sus propios pies y manos y dijo: "Así dice el Espirítu Santo: 'Así los Judíos en Jerusalén amarrarán al hombre que es dueño de este cinturón, y ellos lo entregarán en las manos de los Gentiles."12Cuando nosotros oímos estas cosas, ambos, nosotros y la gente que vive en ese lugar le rogamos a Pablo que no subiera a Jerusalén. 13Entonces Pablo contestó: "¿Qué están ustedes haciendo, llorando y rompiendo mi corazón? Pues yo estoy listo, no solo para ser amarrado, sino también para morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. 14Ya que Pablo no deseaba ser persuadido, nosotros dejamos de insistir y dijimos: "Sea la voluntad del Señor hecha."15Después de estos días, tomamos nuestros bultos y subímos a Jerusalén. 16También fueron con nosotros algunos de los discípulos de Cesarea. Ellos trajeron con ellos un hombre llamado Mnasón, un hombre de Chipre, uno de los primeros discípulos, con quien nos quedaríamos.17Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos dieron la bienvenida alegremente. 18El próximo día Pablo fue con nosotros a Santiago, y todos los ancianos estaban presente. 19Cuando él los hubo saludado, él les informó una por una las cosas que Dios había hecho entre los Gentiles a través de su ministerio.20Cuando ellos oyeron esto, alabaron a Dios, y le dijeron: "Tu ves, hermano, cuántos miles han creído entre los Judíos. Todos ellos determinaron guardar la ley. 21A ellos les fue dicho de ti, que tú enseñas a todos los Judíos que viven entre los Gentiles que abandonen a Moisés, y que tú les dices que no circunciden a sus hijos, y que no sigan las costumbres antiguas.22¿Qué debemos hacer? Ellos ciertamente escucharán que tú vinistes. 23Así que has lo que nosotros te decimos. Tenemos cuatro hombres que hicieron un voto. 24Toma estos hombres y purificate con ellos, y paga sus gastos, para que ellos puedan raparse sus cabezas. De modo que todos sepan que las cosas que han dicho sobre tí son falsas. Ellos sabrán que tú también guardas la ley.25Pero en cuanto a los Gentiles que han creído, nosotros escribímos y dimos instrucciones de que ellos deben guardarse de las cosas sacrificadas a los ídolos, de sangre, de lo que es estrangulado, y de inmoralidad sexual." 26Entonces Pablo tomó los hombres, y al día siguiente purificándose él mismo con ellos, fue al templo, anunciando el periodo de los días de purificación, hasta que la ofrenda fuera ofrecida por cada uno de ellos.27Cuando los siete días casi terminan, algunos Judíos de Asia vieron a Pablo en el templo, e incitaron a la multitud, y le echaron mano. 28Ellos estaban gritando: "Hombres de Israel, ayúdenos. Este es el hombre que enseña a todos los hombres en todos los lugares cosas que son contra nuestro pueblo, la ley, y este lugar. Además, él también ha traído Griegos dentro del templo y ha profanado este santo lugar." 29Porque previamente ellos habían visto a Trófimo el efesio con él en la ciudad, y ellos pensaron que Pablo lo había traído dentro del templo.30Toda la ciudad estaba alterada, y la gente corrió y agarraron a Pablo. Ellos lo arrastraron fuera del templo, e inmediatamente las puertas fueron cerradas. 31Mientras ellos trataban de matarlo, llegaron noticias al capitán de la guardia que todo Jerusalén estaba alborotada.32Enseguida él tomó soldados y centuriones y corrió a la multitud. Cuando la gente vió al capitán y los soldados, dejaron de golpear a Pablo. 33Entonces el capitán de la guardia se acercó y agarró a Pablo, y ordenó que fuera atado con dos cadenas. Entonces le preguntó quien él era y qué había hecho.34Algunos en la multitud estaban gritando una cosa y otros otra. Ya que el capitán no podía decir nada por causa del ruido, él ordenó que Pablo fuera llevado dentro del fortaleza. 35Cuando él llegó a los escalones, él fue cargado por los soldados debido a la violencia de la multitud. 36Pues la multitud los seguían y se mantenían gritando: "¡Mátenlo!"37Mientras Pablo estaba a punto de ser llevado dentro de la fortaleza, él le dijo al jefe de la guardia: "¿Le puedo decir algo? El capitán dijo: "¿Tú hablas Griego? 38¿No eres tú entonces el egipcio, que previamente guió a los cuatro mil hombres asesinos al desierto?39Pablo dijo: "Yo soy Judío, de la ciudad de Tarso en Cilicia. Yo soy ciudadano de una importante ciudad. Yo le pregunto, permítame hablar al pueblo." 40Cuando el capitán le dió permiso, Pablo se paró en los escalones e hizo señal con su mano al pueblo. Cuando hubo un silencio profundo, él les habló en el idioma Hebreo. Él dijo:
1"Hermanos y padres, escuchen mi defensa la que haré ahora a ustedes." 2Cuando la multitud escuchó a Pablo hablarles en el lenguaje Hebreo, ellos se callaron. Él dijo:3Yo soy un judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad a los pies de Gamaliel. Fuí instruido conforme a la estricta forma de la ley de nuestos antepasados. Soy celoso de Dios, tal como todos ustedes lo son hoy. 4Yo perseguí este Camino hasta la muerte; yo até ambos, hombres y mujeres y los llevé a la cárcel, 5como el sumo sacerdote y todos los ancianos pueden dar testimonio de esto. Yo recibí cartas de ellos para los hermanos en Damasco, y fui allí para traerlos de regreso atados a Jerusalén para que ellos fuesen castigados.6Sucedió que cuando yo estaba viajando y acercándome a Damasco, cerca del medio día de repente una gran luz del cielo comenzó a brillar a mi alrededor. 7Yo caí al suelo y escuché una voz que me dijo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué Me persigues?' 8Yo contesté: '¿Quién Tú eres, Señor?' Él me dijo: 'Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.'9Aquellos que estaban conmigo vieron la luz, pero ellos no entendieron la voz de Quién me habló. 10Yo dije: '¿Qué debo hacer, Señor?' El Señor me dijo: 'Levántate y ve a Damasco; allí se te dirá todo lo que debes hacer.' 11Yo no podía ver por causa de la brillantez de la luz, así que yo fui a Damasco, siendo dirigido por las manos de aquellos que estaban conmigo.12Ahí me encontré un hombre llamado Ananías, un devoto conforme a la ley y que se hablaba bien de él por todos los judíos que vivían ahí. 13Él vino a mí, se paró a mi lado, y dijo: 'Hermano Saulo, recibe la vista.' En esa misma hora yo lo vi.14Después él dijo: 'El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas Su voluntad, para que veas al Justo, y para que escuches la voz que viene de Su propia boca. 15Pues tú serás testigo de Él para todos los hombres sobre lo que has visto y escuchado. 16Y ahora '¿por qué estás esperando? Levántate, sé bautizado, y límpiate de tus pecados, llamando en Su Nombre.'17Después que yo había regresado a Jerusalén, y mientrás oraba en el templo, sucedió que me fue dada una visión. 18Lo vi deciendome, 'Avanza y deja Jerusalén rápidamente, porque ellos no aceptarán tu testimonio sobre Mí.'19Yo dije, 'Señor, ellos mismos saben que yo apresé y golpeé aquellos que creyeron en Ti en cada sinagoga. 20Cuando la sangre de Esteban, Tu testigo, fue derramada, yo también estaba parado y consintiendo, y yo estaba guardando las ropas de aquellos que lo mataron.' 21Pero Él me dijo a mí, 'Vete, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.' "22La gente le permitió a él hablar hasta este punto. Pero entonces ellos gritaron y dijeron, "Quita a tal compañero de la tierra: pues no está bien que él viva" 23Mientrás ellos gritaban, soltando sus prendas de vestir, y lanzando polvo al aire, 24el jefe de la guardia ordenó que se trajera a Pablo a la fortaleza. Él ordenó que debían cuestionarle con latigazos, para que él mismo pudiese conocer porqué estaban gritando ellos en contra de él de esa forma.25Cuando ellos lo habían atado con correas de piel, Pablo le dijo al centurión quien estaba parado a su lado, "¿Es legal para ustedes azotar a un hombre que es romano y sin haber sido enjuiciado?" 26Cuando el centurión escuchó esto, él fue al capitán y le dijo, "¿Qué estás a punto de hacer? Pues este hombre es un ciudadano romano."27El jefe de la guardia vino y le dijo a él, "¿Dime, eres tú un ciudadano romano?" Pablo dijo: "Sí." 28El capitán contestó: "Fue sólo por una gran cantidad de dinero que yo adquirí la ciudadanía. Pero Pablo dijo, Yo nací ciudadano Romano." 29Entonces los hombres que lo iban a interrogar lo dejaron inmediatamente. El jefe de la guardia también tuvo miedo, cuando supo que Pablo era un ciudadano romano, porque él lo había atado.30Al día siguiente, el jefe de la guardia quería saber la verdad sobre las acusaciones de los judíos en contra de Pablo. Así que él desató sus ataduras y ordenó los sacerdotes principales y a todo el concilio que se reuniera. Entonces él bajó a Pablo y lo colocó en el medio.
1Pablo miró directamente a los miembros del concilio y les dijo, "Hermanos, yo he vivido ante Dios en toda buena consciencia hasta este día." 2El sumo sacerdote Ananías ordenó a los que estaban junto a él a que lo golpearan en la boca. 3Entonces Pablo le dijo, "Dios te golpeara a ti, tu pared blanqueada. ¿Tú estás sentado para juzgarme por la ley, sin embargo ordenas que me golpeen, contra de la ley?"4Aquellos que estaban parados junto a él dijeron, " ¿Así es como tú insultas al sumo sacerdote de Dios?" 5Pablo dijo, " Yo no sabía, hermanos, que él era el sumo sacerdote. Pues escrito está, TU NO HABLARÁS MAL DE LOS QUE GOBIERNAN DE TU PUEBLO."6Cuando Pablo vió que una parte del concilio eran Saduceos y los otros Fariseos, el habló fuertemente en el concilio, " Hermanos, yo soy Fariseo, hijo de Fariseos. Es porque confiadamente espero la resurreción de los muertos que estoy siendo juzgado." 7Cuando él dijo esto, comenzó una discución entre los Fariseos y los Saduceos, y la multidud se dividió. 8Pues los Saduceos dicen que no hay resurreción, ni ángeles, ni espirítus, pero los Fariseos reconocen todas estas cosas.9Entonces ocurrió un gran alboroto, y algunos de los escribas que pertenecían a los Fariseos se levantaron y discutieron, diciendo: "Nosotros no hemos encontrado nada malo con este hombre. "¿Qué si un espirítu o ángel le ha hablado a el? 10Cuando se levantó una gran discución, el jefe de la guardia temió que Pablo fuera despedazado por ellos, así que el ordenó a los soldados a bajar y tomarlo por la fuerza de entre los miembros del concilio, y llevarlo a la fortaleza.11La siguente noche el Señor se paró junto a él y le dijo, " No tengas miedo, pues como has testificado sobre Mí en Jerusalén, así tienes también que llevar testimonio en Roma."12Cuando se hizo de día, algunos judíos formaron una conspiración y declararon una maldicion sobre ellos mismos con pacto de no comer ni beber nada hasta que hubieran matado a Pablo. 13Ellos eran más de cuarenta hombres quienes hicieron esta conspiración.14Ellos fueron a los principales sacerdotes y ancianos y dijeron, "Nosotros mismo nos hemos puesto bajo una gran maldición, de no comer nada hasta que hayamos matado a Pablo. 15Ahora, por lo tanto, permitan que el concilio le diga al capitán que lo baje a ustedes, mientras ustedes deciden su caso más prescisamente. Pero nosotros, estaremos listos para matarlo antes que el venga aquí."16Pero el hijo de la hermana de Pablo escuchó que ellos estaban al acecho, así que él fue y entró a la fortaleza y le contó a Pablo. 17Pablo llamó a uno de los centuriones y le dijo, "lleva a este joven al capitán, porque tiene algo que contarle. "18Así que el centurión tomó al joven y se lo llevó al capitán y le dijo: "Pablo el prisionero me llamó, y me pidió que le trajera este joven. El tiene algo que decirle." 19El capitán lo tomó de la mano a un lugar privado y le preguntó: "¿Qué es lo que tiene que decirme?"20El joven dijo: "Los judíos han acordado el pedirle que lleve a Pablo mañana al concilio, como si ellos fueran a interrogarlo más precisamente sobre su caso. 21Pero no se lo entregue a ellos, porque hay más de cuarenta hombres al acecho esperando por él. Ellos mismos se han puesto bajo maldición, de ni siquiera comer ni beber hasta que ellos lo hayan matado. Incluso ahora están listos, esperando por su concentimiento.22Así que el capitán dejó ir al joven, despúes de darle instruciones: "No le digas a nadie que me has contado estas cosas." 23Entonces el llamó a dos de sus centuriones y dijo: "Busquen docientos soldados listos para ir tan lejos como hasta Cesarea, y también setenta hombres de a caballo, y docientos lanceros. Ustedes saldrán a la tercera hora de la noche." 24También él les ordenó que proveyeran animales que Pablo pudiera montar, y ser llevarlo con seguridad al gobernador Félix.25Entonces el escribió una carta como esta: 26"Claudio Lisias para el excelentísimo gobernador Félix, saludos. 27Este hombre fue arrestado por los judíos y estuvo a punto de ser asesinado por ellos, cuando yo llegué a ellos con soldados y lo rescaté, ya que supe que él era un cuidadano Romano.28Yo quise saber por qué ellos lo acusaban, así que lo llevé al concilio. 29Yo supe que él estaba siendo acusado acerca de unas preguntas relacionadas a su propia ley, pero no había ninguna acusación contra él que mereciera la muerte o encarcelamiento. 30Entonces me dejaron saber que había una conspiración en contra del hombre, así que yo inmediatamente te lo envié, y también instruí a sus acusadores a que trajeran sus cargos en contra de él a tu presencia. Me despido."31Así que los soldados obedecieron sus ordenes. Ellos tomaron a Pablo y lo llevaron por la noche a Antípatris. 32Al día siguiente, la mayoría de los soldados dejaron a los hombres de a caballo ir con él y ellos regresaron a la fortaleza. 33Cuando los hombres de a caballo llegaron a Cesarea y le entregaron la carta al gobernador, ellos también le presentaron a Pablo.34Cuando el gobernador leyó la carta, él preguntó de que provincia era Pablo. Cuando supo que él era de Cilicia, 35dijo: "Yo te escucharé completamente cuando tus acusadores lleguen aquí." Entonces él le ordenó que lo mantuvieran en los cuárteles generales del gobierno de Herodes.
1Después de cinco días, Ananías el sacerdote principal, algunos ancianos, y un orador llamado Tértulo, llegaron allí. Estos hombres trajeron al gobernador cargos contra Pablo. 2Cuando Pablo se paró delante del gobernador, Tértulo comenzó a acusarlo y le dijo al gobernador: "Por cuasa tuya tenemos gran paz; y tu previsión trae buena reforma a nuestra nación; 3por eso con toda gratitud damos la bienvenida a todo lo que tú haces, excelentísimo Félix.4Así que no te entretendré más, yo te pido con amabilidad que me escuches brevemente. 5Pues nosotros hemos encontrado a este hombre ser una plaga y uno que provoca a todos los Judíos en todo el mundo a rebelarse. Él es el líder de la secta de los Nazarenos. 6Él incluso trató de profanar el templo; así que lo arrestamos porque queriamos juzgarlo de acuerdo a nuestra ley.7Pero Lisias, el oficial, vino y con gran violencia nos lo quitó de nuestras manos. 8Envíandonos a tí. Cuando tú cuestiones a Pablo sobre todos estos asuntos, tú, también, podrás aprender de que lo acusamos." 9Los Judíos accusaron a Pablo, también, y dijeron que estas cosas eran ciertas.10Pero cuando el gobernador le hizo señas a Pablo para hablar, Pablo contestó: "Yo entiendo que por muchos años tú has sido un juez a esta nación, así que con gusto le explicaré a usted. 11Usted puede verificar que no han pasado más de doce días desde que subí a adorar en Jerusalen; 12y cuando ellos me encontraron en el templo, yo no discutí con nadie, y yo no incité a la multitud, ni en las sinagogas, ni en la cuidad. 13Ellos no pueden probarle las acusaciones que ellos ahora hacen contra mi.14Pero yo le admito esto, que de acuerdo a los del Camino que ellos llaman una secta, en ese mismo Camino yo sirvo al Dios de mis antepasados. Yo soy fiel a todo lo que está en la ley y en los escritos de los profetas. 15Yo tengo la misma confianza en Dios, tal como estos hombres también la esperán, la resurrección venidera de los muertos, de ambos, de los justos y de los injustos. 16Por esto, yo siempre me esfuerzo para tener una conciencia clara ante Dios y los seres humanos.17Ahora, después de muchos años yo vine a traer ayuda a mi nación y dinero como regalo. 18Cuando yo hice esto, algunos Judíos de Asia me encontraron en una ceremonia de purificación en el templo, no con una multitud o en un alboroto. 19Estos hombres deberían estar delante de tí ahora y decir lo que ellos tienen en mi contra, si ellos tienen algo.20Si no, estos mismos hombres deberían decir que mal ellos encontraron en mí cuando me paré frente al Concilio de los Judíos; 21a menos que sea acerca de una cosa que yo dije en voz alta cuando me paré en medio de ellos: 'Es sobre la resurrección de los muertos que hoy yo estoy siendo juzgado por ustedes."22Entonces Felix, quien estaba bien informado acerca del Camino, suspendió la audiencia. Él dijo:"Cuando el comandante Lisias baje de Jerusalén, yo decidiré tu caso." 23Entonces él ordenó al centurión vigilar a Pablo, pero que tuviese alguna libertad para que ninguno de sus amigos fueran privados de atender sus necesidades.24Después de algunos días, Felix volvió con Drusila su esposa, una mujer Judía, y él envió por Pablo y escuchó de él acerca de la fe en Cristo Jesús. 25Pero cuando Pabló debatió con él sobre justicia, el dominio propio, y el juicio venidero, Felix se atemorizó y dijo: "Vete por ahora. Pero más tarde cuando yo tenga tiempo de nuevo, te llamaré."26Al mismo tiempo, él estaba esperando que Pablo le diera dinero, por lo que a menudo enviaba por él y hablaba con él. 27Pero cuando pasaron dos años, Porcio Festo llegó a ser el gobernador después de Felix, pero Felix quería ganar favor con los Judíos, así que dejó a Pablo continuar bajo vigilancia.
1Ahora, Festo entró a la provincia, y luego de tres días, fue desde Cesarea hasta Jerusalén. 2El sacerdote principal y los judíos prominentes trajeron acusaciones en contra de Pablo, y le hablarón fuertemente, 3Y ellos le pidieron un favor que pondria a Pablo en peligro, que Festo convocara a que trajeran a Pablo a Jerusalén para que ellos lo pudieran matar por el camino.4Pero Festo le respondió que Pablo era un prisionero en Cesarea, y que él mismo está pronto a regresar a allá. 5"Por lo tanto, aquellos que puedan," dijo él: "deben ir allá con nosotros. Si hay algo mal con el hombre, ustedes deben acusarlo a él."6Festo se quedo no más de ocho o diez días y luego se fue a Cesarea, y al día siguiente, se sentó en la silla del juicio y ordenó que le trajeran a Pablo. 7Cuando él llegó, los judíos de Jerusalén se pararon cerca, y ellos presentaron muchos cargos serios los cuales ellos no podían probar. 8Pablo se defendió así mismo y dijo: "Yo no he hecho nada malo en contra de la ley de los judíos o en contra del templo, o en contra del César."9Pero Festo quería ganarse el favor de los judíos, y entonces él le contestó a Pablo y dijo: "¿Quieres subir a Jerusalén y ser juzgado por mí acerca de estas cosas allá?" 10Pablo dijo: "Yo estoy parado ante la silla de juicio de César donde tengo que ser juzgado. Yo no he agraviado a ningún judío, tal como tú bien conoces.11Pero si he hecho algo malo y si he hecho que merezca la muerte, yo no me rehúso a morir. Pero si sus acusaciones son nada, nadie puede entregarme a ellos. Yo apelo al César." 12Después que Festo habló con el concilio, el respondió: "Tú apelas al César; tú irás al César."13Ahora, luego de varios días, el Rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para pagar una visita oficial a Festo. 14Después de él haber estado allí muchos días, Festo presentó el caso de Pablo al rey; y dijo: "Un cierto hombre fue dejado aquí por Felix como un prisionero. 15Cuando yo estuve en Jerusalén, los principales sacerdotes y los ancianos de los judíos me presentaron cargos contra este hombre, y pidieron que lo condenara. 16Yo les respondí que no era la costumbre de los Romanos el entregar a ninguno antes de enfrentar a sus acusadores y haber tenido la oportunidad de defenderse de los cargos.17Por lo tanto, cuando ellos llegaron aquí, yo no esperé, sino que al día siguiente yo me senté en la silla del juicio y ordené que me trajeran al hombre. 18Cuando los acusadores se pusieron de pie y lo acusaron, yo pensé que ninguno de los cargos presentados contra él eran serios. 19En su lugar, ellos tuvieron ciertas disputas con él acerca de su propia religión y sobre un cierto Jesús que estuvo muerto, y quien Pablo reclama que está vivo. 20No estuve seguro acerca de cómo investigar este asunto, asi que le pregunté si estaba dispuesto para ir a Jerusalén y ser juzgado allá acerca de estas cosas.21Pero cuando Pablo pidió que lo mantuvieran bajo guardia hasta la decisión del Emperador, yo ordené a que lo retuvieran hasta que yo lo enviara al César." 22Agripa le dijo a Festo: "Yo también quisiera escuchar a este hombre." "Mañana," dijo Festo: "Tú lo escucharás."23Así que al día suguiente, Agripa y Bernice llegaron con mucha ceremonia; ellos entraron al salón con los oficiales militares y con los hombres prominentes de la ciudad. Y cuando Festo dio la orden, Pablo fue traído a ellos. 24Festo dijo: "Rey Agripa, y todos los hombres que están aquí con nosotros, ustedes ven a este hombre; toda la multitud de judíos me consultaron en Jerusalén y también aquí, y ellos me gritaron que él no debía vivir más.25Pero yo supe que él no había hecho nada que mereciera la muerte; pero como él apeló al emperador, yo decidí enviarselo. 26Pero no tengo ninguna cosa definitiva que escribirle al emperador. Por esta razón, yo lo he traído a ustedes, especialmente a tí, rey Agripa, para que yo tenga algo más que escribir acerca del caso. 27Pues me parece irrazonable enviar un prisionero y no establecer también los cargos que están su contra.
1Así que Agripa dijo a Pablo: "Tu puedes hablar por tí mismo." Entonces Pablo extendiendo su mano e hizo su defensa. 2"Yo me considero a mí mismo felíz, Rey Agripa, de defender mi caso hoy ante usted contra todas las acusacionces de los Judíos; 3especialmente, porque usted es un experto en todas las costumbres judias y enseñanzas. Así que le pido que me oiga pacientemente.4Verdaderamente, todos los Judíos saben como yo viví desde mi juventud en mi propia nación y en Jerusalén. 5Ellos me conocen desde el principio y deben de admitir que yo viví como un Fariseo, una secta bien estricta de nuestra religión.6Ahora yo estoy parado aquí para ser juzgado porque yo persigo la promesa que Dios hizo a nuestros padres. 7Porque esta es la promesa que nuestras doce tribus esperaban recibir mientras ellos ferviertemente adoraban a Dios noche y día. Es por esta esperanza, rey Agripa, que los Judíos me acusan. 8¿Por qué debe alguno de ustedes pensar que es increible que Dios levante los muertos?9En un tiempo yo pensé para mí mismo que debía hacer muchas cosas en contra del nombre de Jesús de Nazaret. 10Yo hice esto en Jerusalén. Yo encerré muchos de los creyentes en la cárcel por la autoridad que recibí de los principales sacerdotes, y cuando ellos fueron asesinados, yo dí mi voto contra ellos. 11Yo los castigué muchas veces en todas las sinagogas y trate de forzarlos a blasfemar. Estaba furiosamente enojado con ellos y los perseguí incluso hasta cuidades extranjeras.12Mientrás yo hacía esto, fuí a Damasco con autoridad y órden de los principales sacerdotes; 13y en camino allá, a medio día, Rey, yo vi una luz del cielo que era más brillante que el sol y brillaba alrededor de ambos, de mí y de los hombres que viajaban conmigo. 14Cuando todos caímos al suelo, escuché una voz hablándome que dijo en lenguaje hebreo: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Es difícil para tí patear un aguijón.15Entonces yo dije: '¿Quién eres tu, Señor?' El Señor respondió: 'Yo soy Jesús a quién tu persigues. 16Ahora levántate y ponte sobre tus pies; porque para este propósito me he aparecido a tí, para designarte a ser siervo y un testigo concerniente a las cosas que tu conoces sobre Mí ahora y las cosas que te mostraré después; 17y te rescataré de la gente y de los Gentiles a quienes te estoy enviando, 18para abrir sus ojos y hacerlos volver de las tinieblas a la Luz y del poder de Satanás a Dios, para que reciban de Dios el perdón de sus pecados y la herencia que yo les doy a quienes son santificados por su fe en Mí.'19Por lo tanto, rey Agripa, Yo no desobedecí la visión celestial; 20pero, para aquellos en Damasco primero, y luego en Jerusalén, y por toda la región de Judea, y también a los Gentiles, yo les prediqué que debían arrepentirse y convertirse a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. 21Por esto los Judíos me arrestaron en el templo y trataron de matarme.22Dios me ha ayudado hasta ahora, así que me paro y le testifico a la gente común y a los grandes solo lo que los profetas y Moisés dijeron que sucedería; 23que el Cristo tenía que sufrir, y que Él sería el primero en levantarse en la resurección de los muertos y proclamar luz al pueblo Judío y a los Gentiles.24Mientrás Pablo terminaba su defensa, Festo dijo en voz alta: "Pablo, tu estás loco; tu gran conocimiento te ha vuelto loco." 25Pero Pablo dijo: "Yo no estoy loco, su excelentísimo Festo; pero con valor yo hablo palabras de verdad y sobriedad. 26Pues el rey conoce acerca de estás cosas; y por eso, yo le hablo libremente, porque yo estoy persuadido que nada de esto está escondido de él; porque esto no ha sido hecho en secreto.27¿Usted le cree a los profetas, rey Agripa? Yo se que usted cree." 28Agripa le dijo a Pablo: "¿En poco tiempo podrías persuadirme y hacerme un cristiano?" 29Pablo dijo: "Yo oro a Dios, que ya sea en corto o en largo tiempo, no solo tú, sino también todos los que me oyen hoy, puedan ser como yo, pero sin estas cadenas de prisión."30Entonces el rey se puso de pie, y también el gobernador y Berenice, y aquellos que estaban sentados con ellos; 31cuando dejaron el salón, ellos hablaron entre ellos y dijeron: "Este hombre no hace nada digno de muerte o de ataduras." 32Agripa dijo a Festos: "Este hombre pudiera ser liberado si él no hubiera apelado a Cesar."
1Cuando se decidió que nosotros debiamos navegar para Italia, ellos pusieron a Pablo y algunos otros prisioneros bajo el cuidado de un centurión llamado Julio, del Regimiento Augusta. 2Nosotros abordamos un barco desde Adramitena, que estaba a punto de zarpar a lo largo de la costa de Asia. Así que nos hicimos a la mar. Aristarco de Tesalónica en Macedonia fue con nosotros.3Al día siguiente desembarcamos en la ciudad de Sidón, donde Julio trató a Pablo amablemente y le permitió ir a sus amigos para recibir sus cuidados. 4De allí, fuimos por mar y navegamos alrededor de la Isla de Chipre, cerca de la isla, porque los vientos estaban contra nosotros.5Cuando habíamos navegado por las aguas cerca de Cilicia y Panfilia, llegamos a Mira, una ciudad de Licia. 6Allí el centurión encontró un barco de Alejandría que iba a navegar a Italia. Él nos puso en el.7Cuando habiamos navegado lentamente por muchos días y finalmente llegamos con dificultad cerca de Gnido, el viento no nos permitió seguir por ese camino, así que navegamos a lo largo del lado protegido de Creta, opuesto a Salmón. 8Nosotros navegamos a lo largo de la costa con dificultad, hasta que llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos que es cerca de la cuidad de Lasea.9Nosotros ahora habíamos tomado mucho tiempo, tambien el tiempo del ayuno Judío había pasado, y se había vuelto peligroso navegar. Así que Pablo les advirtió, 10y les dijo: "Hombres, yo veo que el viaje que estamos a punto de tomar será con daño y mucha pérdida, no solo de la carga y del barco, sino también de nuestras vidas." 11Pero el centurión puso más atención al capitán y al dueño del barco, que a aquellas cosas que fueron dichas por Pablo.12Debido a que en el puerto no era fácil para pasar el invierno, la mayoría de los marineros aconsejaron zarpar de allí, por si de alguna manera fuera posible llegar a la cuidad de Fenice, para pasar el invierno allí. Fenice es un puerto en Creta, orientado hacia el noreste y sureste. 13Cuando el viento del sur comenzó a soplar suavemente, los marineros pensaron que ellos tenían que lo que necesitaban. Así que ellos elevaron ancla y navegaron a lo largo de Creta, cerca a la costa.14Pero luego de poco tiempo un viento tormentoso, llamados vientos del noreste, comenzó a azotar sobre nosotros viniendo desde la isla. 15Cuando el barco fue atrapado y no lo podíamos mantener de cara al viento, nos dejamos llevar y fuimos a la deriva. 16Nosotros fuimos llevados a lo largo del lado protegido de una isla pequeña llamada Cauda; y con dificultad fuimos capaces de asegurar el bote salvavidas.17Cuando ellos lo subieron, usaron cuerdas para atar el casco de la nave. Ellos temían que fueramos a encayar en los bancos de arena de Sirte, así que soltaron el ancla y fuimos llevados a lo largo. 18Fuimos muy abatidos por la tormenta, así que al día siguiente los marineros comenzaron a lanzar la carga sobre la borda.19Al tercer día los marineros tiraron sobre la borda los aparejos del barco con sus propias manos. 20Cuando el sol y las estrellas no brillaban sobre nosotros por muchos días, y la gran tormenta todavía azotaba sobre nosotros, cualquier esperanza de que nosotros seríamos salvados fue abandonada.21Cuando ellos se quedaron sin comida, Pablo entonces se paró entre los marineros y dijo: "Hombres, ustedes debieron haberme escuchado, y no haber zarpado de Creta, y así no haber tenido este daño y pérdida. 22Ahora yo los animo que tengan valor, porque no habrá ninguna pérdida de vida entre ustedes, sino solo la pérdida del barco.23Pues anoche un ángel de el Dios a quién yo pertenezco, a quién también adoro, Su ángel se paró a mi lado 24y dijo: "No temas, Pablo. Tú tienes que presentarte ante César, y mira, Dios en su bondad, te ha dado a todos aquellos que están navegando contigo. 25Por lo tanto, hombres, tengan valor, porque yo confío en Dios, eso es lo que sucederá tal como me fue dicho. 26Pero nosotros tenemos que encayar en alguna isla."27Cuando llegó la noche catorce, mientras eramos guiados de esta manera en el mar Adriático, cerca de la media noche los marineros pensaron que se estaban acercando a alguna tierra. 28Ellos sondearon y encontraron veinte brazas; un poco después ellos volvieron a sondear y encontraron quince brazas. 29Ellos estaban temerosos de que pudiéramos chocar contra las rocas, así que ellos bajaron cuatro anclas desde la popa y oraron que la mañana llegara pronto.30Los marineros estaban buscando la manera de abandonar el barco y habían bajado el bote salvavidas en el mar, y pretendían que ellos podrían tirar las anclas desde la proa. 31Pero Pablo le dijo al centurión y a los soldados: "A menos que estos hombres se queden en el barco, ustedes no podran salvarse." 32Entonces los soldados cortaron las sogas del bote y dejaron que se alejara.33Cuando la luz del día se acercaba, Pablo les insistió a que tomaran algún alimento. Él dijo: "Este es el día catorce que ustedes esperan y no comen; ustedes no han comido nada. 34Así que yo les ruego que tomen algún alimento, pues esto es para su sobreviviencia. Pues ninguno de ustedes perderá ni un solo cabello de su cabeza." 35Cuando él hubo dicho esto, él tomó pan y le dio gracias a Dios a la vista de todos. Entonces él partió el pan y comenzó a comer.36Entonces, todos ellos fueron animados y también tomaron alimento. 37Nosotros eramos 276 personas en el barco. 38Cuando ellos habían comido suficiente, ellos aligeraron el barco tirando al mar el trigo.39Cuando fue de día, ellos no reconocían la tierra, pero ellos vieron una bahía con una playa, y discutieron si podrían conducir la nave a ella. 40Así ellos cortaron las anclas y las dejaron en el mar. Al mismo tiempo ellos desataron las cuerdas de los timones y levantaron la vela de proa al viento; y así se dirigieron a la playa. 41Pero ellos llegaron a un lugar donde dos corrientes se encuentran, y el barco encayó. La proa del barco se atascó allí y permaneció inmóvil, pero la popa comenzó a romperse debido a la violencia de las olas.42El plan de los soldados era matar los prisioneros para que ninguno de ellos pudiera nadar y escapar. 43Pero el centurión quería salvar a Pablo, así que detuvo su plan; y él ordenó a aquellos que podían nadar a saltar sobre la borda primero y llegar a tierra. 44Luego el resto de los hombres debían seguirlos, algunos en tablones y otros en otras cosas del barco. De esta manera sucedió que todos llegamos seguros a tierra.
1Cuando fuimos llevados seguramente, supímos que la isla se llamaba Malta. 2La gente nativa nos ofrecieron no sólo amabilidad ordinaria, sino que encendieron un fuego y nos recibieron, debido a la constante lluvia y el frío.3Pero cuando Pablo reunió un manojo de palos y los puso en el fuego, una víbora salió debido al calor, y se le enrredó en su mano. 4Cuando la gente nativa vio al animal colgando de la mano, se dijeron unos a otros: "Este hombre seguramente es un asesino que escapó del mar, y aún así la justicia no le permite vivir."5Pero entonces él sacudió el animal al fuego y no sufrió ningun daño. 6Ellos estaban esperando que él ardiera en fiebre o que de repente cayera muerto. Pero luego de haberlo vigilado por un largo tiempo y ver que nada era inusual con él, cambiaron de opinión y dijeron que él era un dios.7Ahora en un lugar cercano habían tierras pertenecientes al jefe de la isla, un hombre llamado Publio. Él nos dio la bienvenida y amablemente nos proveyó por tres días. 8Sucedió que el padre de Publio se había enfermado con fiebre y disentería. Cuando Pablo fue a él, oró, le impuso sus manos, y lo sanó. 9Despues que esto sucedidó, el resto de la gente de la isla que estaban enfermos también vinieron y fueron sanados. 10La gente también nos honró con muchos honores. Cuando nos preparabamos para navegar, nos dieron lo que necesitábamos.11Después de tres meses, embarcamos en un barco de Alejandría que había pasado el invierno en la isla, cuya insignia era Los Hermanos Gemelos. 12Despues que desembarcamos en la ciudad de Siracusa, nos quedamos ahí por tres días.13De allí zarpamos y llegamos a la ciudad de Regio. Después de un día un viento del sur sopló, y en dos días llegamos a la ciudad de Puteoli. 14Allí encontramos algunos hermanos y fuimos invitados a quedarnos con ellos por siete días. De esta manera llegamos a Roma. 15Desde allí los hermanos, luego de haber escuchado de nosotros, vinieron a nosotros de tan lejos como el Mercado de Apio y de las Tres Tavernas. Cuando Pablo vio los hermanos, él agradeció a Dios y tomó valor.16Cuando entramos a Roma, a Pablo se le permitió vivir solo bajo la vigilancia de un soldado. 17Entonces surgió que despues de tres días Pablo convocó a aquellos hombres quienes eran los líderes entre los Judíos. Cuando se reunieron, él les dijo: "Hermanos, aunque no he hecho nada malo contra el pueblo o las costumbres de nuestros antepasados, fui enviado como prisionero desde Jerusalén a las manos de los romanos. 18Despues que ellos me interrogaron, ellos deseaban dejarme libre, porque no había causa en mí para una pena de muerte.19Pero cuando los judíos hablaron en contra de sus deseos, fui forzado a apelar al César, aunque no es como si yo estuviera llevando alguna acusación contra mi nación. 20Debido a mi apelación, entonces, yo pedí verlos y hablarle a ustedes. Es a causa de lo que Israel está confiado que yo estoy atado con esta cadena."21Entonces ellos le dijeron: "Nosotros ni hemos recibido cartas de Judea acerca de tí, ni ninguno de los hermanos vinieron y reportaron o dijeron nada malo sobre tí. 22Pero queremos escuchar de tí lo que tú piensas acerca de esta secta, porque es conocido por nosotros que se ha hablado en contra de ella en todo lugar.23Cuando ellos habían señalado un día para él, más personas vinieron a él a su lugar de vivienda. Él les presentó el asunto, y testificó acerca del reino de Dios. Él trató de persuadirlos acerca de Jesús, ambos, desde la ley de Moisés y hasta los profetas, desde la mañana al atardecer. 24Algunos fueron convencidos de las cosas que fueron dichas, mientrás otros no creían.25Cuando ellos no estuvieron de acuerdo unos con otros, se fueron después que Pablo hubo dicho esta única palabra: "El Espíritu Santo habló bien a través de Isaías el profeta a sus antepasados. 26Él dijo: 'VÉ A ESTA GENTE Y DÍ "POR ESCUCHAR USTEDES OIRÁN, PERO NO ENTENDERÁN; Y VIENDO USTEDES VERÁN, PERO NO PERCIBIRÁN.27PUES EL CORAZÓN DE ESTA GENTE SE HA VUELTO INSENSIBLE, SUS OÍDOS HAN ESCUCHADO CON DIFICULTAD, ELLOS HAN CERRADO SUS OJOS, PARA QUE ELLOS NO PUEDAN PERCIBIR CON SUS OJOS, Y OIR CON SUS OIDOS, Y ENTENDER CON SUS CORAZONES Y SE VUELVAN DE NUEVO Y YO LOS SANARÉ."28Por lo tanto, debes saber que esta Salvación de Dios ha sido enviada a los Gentiles, y ellos escucharán. 29Cuando él dijo estas cosas, los Judíos se fueron, ellos estaban teniendo una gran disputa entre ellos.30Pablo vivió por dos años enteros en su propia casa rentada, y él recibía todo aquel que venía a él. 31Él estaba predicando el reino de Dios y estaba enseñando las cosas acerca del Señor Jesucristo con toda valentía. Nadie lo detenía.