Latin American Spanish: Unlocked Literal Bible for 1 Samuel

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1 Samuel

1

1Había un hombre en Ramataim de Zofim, del país montañoso de Efraín, su nombre era Elcana, hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, un efrateo. 2Él tenía dos esposas; el nombre de la primera era Ana, y el nombre de la segunda era Penina. Penina tenía hijos, pero Ana no tenía.

3Este hombre venía de su ciudad, año tras año, a adorar y sacrificar para El SEÑOR de los ejércitos en Silo. Los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes del SEÑOR, estaban ahí. 4Cuando llego el día en el que Elcana iba a ofrecer sacrificios, como cada año, siempre daba porciones de la carne a Penina su esposa, y a todos sus hijos e hijas.
5Pero él siempre le daba el doble de porción a Ana, porque amaba a Ana, aunque El SEÑOR no le había dado hijos. 6Su rival (Penina) la molestaba muy constantemente con el fin de humillarla, porque El SEÑOR no le había dado hijos.
7Entonces año tras año, cuando ella subía a la casa del SEÑOR con su familia, su rival (Penina) siempre la molestaba. Es por eso que ella lloraba y no comía nada. 8Elcana su esposo siempre le decía: "Ana, ¿por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué está tu corazón triste? ¿No soy yo mucho mejor para ti que diez hijos?"
9En una de esas ocasiones, Ana se levantó después de haber comido y bebido en Silo. Elí el sacerdote estaba sentado en su silla por la entrada de la puerta de la casa del SEÑOR. 10Ella estaba muy triste; ella oró al SEÑOR y lloró amargamente.
11Ella hizo una promesa y dijo: "SEÑOR de los ejércitos, si Tú miraras la tristeza de tu sierva y la escucharas, no olvidando a tu sierva, pero dando a tu sierva un hijo, entonces yo lo daré al SEÑÓR todos los días de su vida, y jamás se cortará su cabello."
12Mientras ella oraba al SEÑOR, Elí observaba su boca. 13Ana habló en su corazón. Sus labios se movieron, pero su voz no se escuchó. Por tanto Elí pensó que ella estaba borracha. 14Elí le dijo: "¿Hasta cuando estarás borracha? ¡Ya deja tu vino!
15Ana le contestó: "No mi señor, soy una mujer con espíritu entristecido. No he tomado vino ni alguna otra bebida fuerte, pero he estado rogando con mi alma ante El SEÑOR." 16"No pienses que tu sierva es una mujer sin vergüenza; he estado hablando de la abundancia de mi gran angustia y humillación."
17Luego Elí le constestó y le dijo: "Vete en paz; que el Dios de Israel cumpla la petición que le has hecho." 18Ella dijo: "Deja que tu sierva encuentre favor delante de ti." Luego la mujer siguió su camino y comió; su cara ya no estaba triste.
19Ellos se levantaron temprano en la mañana y adoraron ante El SEÑOR, y después ellos regresaron de nuevo a su casa en Rama. Elcana durmió con Ana su esposa, y el SEÑOR escuchó su petición. 20Cuando el tiempo pasó, Ana quedó embarazada y dió a luz un hijo varón. Le puso por nombre Samuel diciendo: "Porque se lo pedí al SEÑOR".
21Una vez más, Elcana y toda su familia, subieron a ofrecer al SEÑOR sus sacrificios del año y pagar su promesa. 22Pero Ana no fue; ella dijo a su esposo: "Yo no iré hasta que el niño deje mi pecho; entonces lo llevaré, para que así él pueda estar ante El SEÑOR y vivir allí para siempre." 23Elcana su esposo le dijo a ella: "Haz lo que te parezca mejor. Espera hasta que le destetes; solo, sea que El SEÑOR confirme su palabra." Entonces la mujer se quedó y cuidó a su hijo hasta que lo destetó.
24Cuando ella lo destetó, tomó al niño, junto con un toro de tres años, 22 litros de carne, y una botella de vino, trayéndolo a la casa del SEÑOR en Silo. Entonces el niño era aún pequeño. 25Ellos mataron al toro y trajeron el niño a Elí.
26Ella dijo: "Oh, mi señor! Así como vives, mi señor, yo soy la mujer que estaba aquí orando junto a ti al SEÑOR. 27Por este niño yo oré y El SEÑOR escuchó mi petición. 28Yo lo he dado al SEÑOR; mientras él viva, está prestado al SEÑOR." Y adoró al SEÑOR allí.

2

1Ana oró y dijo: "Mi corazón se alegra en el SEÑOR. Mi fortaleza es engrandecida en el SEÑOR. Mi boca presumió sobre mis enemigos, porque yo me alegro en Su salvación.

2No hay nadie más santo que El SEÑOR, no hay nadie además de ti, no hay roca como nuestro DIOS."
3No presumas tan orgullosamente, no dejes que el desprecio salga de tu boca. Pues El SEÑOR es un DIOS de conocimiento; y por Él nuestras acciones son juzgadas. 4Los hombres poderosos serán quebrados como arcos, pero Él hará a los débiles fuertes.
5Aquellos que no tenían hambre trabajaron por pan; los que estaban hambrientos dejaron de tener hambre. Incluso la estéril dio a luz a siete, pero la mujer que tuvo muchos hijos, se debilitó.
6El SEÑOR mata y da vida. Él hace bajar hasta el Seol y levanta. 7El SEÑOR hace al pobre y Él hace al rico. Él humilla, pero también engrandece.
8Él levanta al pobre del polvo. Él levanta al necesitado de las cenizas para sentarlos con los príncipes y heredar el asiento de honor. Porque las columnas de la tierra son del SEÑOR y Él ha puesto el mundo sobre ellas.
9Él cuidará los pies de Su pueblo fiel, pero los malvados serán puestos en silencio en la oscuridad, porque nadie se sostendrá por sus fuerzas.
10Aquellos que estén en contra del SEÑOR, serán hechos pedazos; Él tronará en contra de ellos desde el cielo. El SEÑOR juzgará los rincones de la tierra. Él dará fuerza a Su rey y engrandecerá el poder de Su ungido.
11Luego, Elcana se fue a Rama, a su casa. El niño servía al SEÑOR en la presencia de Elí el sacerdote.
12Ahora, los hijos de Elí eran hombres malos. Ellos no conocían al SEÑOR. 13La costumbre de los sacerdotes con el pueblo era que cuando cualquier hombre ofrecía un sacrificio, los sirvientes del sacerdote llegaban con un tenedor de tres dientes en su mano mientras la carne se cocía. 14Él podría meter el tenedor dentro de la cacerola, olla o caldera. Todo lo que el tenedor recogía, el sacerdote podía quedárselo para él mismo. Ellos hacían esto en Silo con todos los Israelitas que iban allí.
15En su lugar, antes de quemar la grasa, el sirviente del sacerdote llegaba y decía al hombre que ofrecía el sacrificio: "Dále al sacerdote carne para asar; porque él no aceptará carne hervida de ti, sino carne cruda." 16Si el hombre le decía a él: "Quemen la grasa primero, y después tomen tanto como puedan." Luego él diría: "No, tu me la darás ahora, si no, lo tomaré por la fuerza". 17El pecado de estos hombres jóvenes era muy grande delante del SEÑOR, porque despreciaban las ofrendas del SEÑOR.
18Pero Samuel, de niño le servía al SEÑOR vestido con ropa sacerdotal de lino. 19Su madre le hacía una túnica pequeña y se la traía a él cada año cuando ella subía con su marido para ofrecer el sacrificio anual.
20Elí bendecía a Elcana y a su esposa y decía: "Que el SEÑOR te de más hijos de esta mujer, por la petición que ella le hizo al SEÑOR". Después, ellos regresaban a sus casas. 21El SEÑOR nuevamente ayudó a Ana, y otra vez quedó embarazada. Ella dió a luz a tres hijos y dos hijas. Mientras tanto, el niño Samuel crecía delante del SEÑOR.
22Ahora, Elí era ya muy viejo, y escuchó todo lo que sus hijos le estaban haciendo a todo Israel, y cómo ellos dormían con las mujeres que servían en la entrada de la tienda de reunión. 23El le dijo a sus hijos: "¿Por qué están haciendo tales cosas?" Porque de todas estas personas he escuchado acerca de sus malas acciones. 24No, mis hijos; porque no es un bueno lo que escuché. Ustedes hacen que el pueblo del SEÑOR desobedezca.
25"Si un hombre peca en contra de otro hombre, DIOS lo juzgará, pero si un hombre peca en contra del SEÑOR, ¿quién hablará por él?" Pero ellos no escuchaban las palabras de su padre porque El SEÑOR tenía planeado que murieran. 26El joven Samuel crecía y aumentaba en favor delante del SEÑOR y también delante de los hombres.
27Ahora, un hombre de DIOS llegó a donde Elí y le dijo: "El SEÑOR dice: '¿No me le revelé Yo a la familia de tu antepasado cuando ellos estaban en Egipto bajo el mando de la casa de Faraón? 28Yo lo escogí de entre todas las tribus de Israel para ser Mi sacerdote, para ir a Mi altar y quemar incienso, para vestir ropas sacerdotales delante de Mí. Yo le di a la casa de tu antepasado todas las ofrendas del pueblo de Israel hechas con fuego.
29Entonces, ¿por qué desprecias Mis sacrificios y las ofrendas que Yo pido en el lugar donde vivo? ¿Por qué honras a tus hijos antes que a Mí, haciéndose ustedes gordos con lo mejor de cada ofrenda de Mi pueblo Israel?' 30Porque el SEÑOR, el DIOS de Israel, dice: 'Prometí que tu casa y la casa de tu antepasado caminaría delante de Mí para siempre.' Pero ahora el SEÑOR dice: 'No haré esto, porque yo honraré a los que me honran, pero aquellos que me desprecian serán poco estimados.
31Mira, los días están llegando, cuando Yo quitaré tu fuerza y la fuerza de la casa de tu padre, para que no hayan personas ancianas en tu casa. 32Verás angustia en el lugar donde Yo vivo. Aunque bien le será dado a Israel, no habrán personas ancianas en tu casa. 33A cualquiera de ustedes que Yo no eche fuera de Mi altar, Yo haré que sus ojos no vean y causaré dolor a sus vidas. Todos los hombres que nazcan en tu familia morirán.
34Esta será la señal para ti, que vendrá sobre tus dos hijos, Ofni y Finees: los dos morirán el mismo día. 35Yo levantaré para Mí mismo un sacerdote fiel, quien hará lo que está en Mi corazón y Mi alma. Le construiré una casa segura; y caminará delante de mi rey ungido para siempre.
36Todo el que se quede vivo en tu casa, vendrá y se inclinará delante de él, rogando por una pieza de plata y un pedazo de pan y dirá: "Por favor, dame uno de los trabajos de los sacerdotes para que pueda comer una pieza de pan."

3

1El niño Samuel le servía al SEÑOR observado por Elí. Las palabras del SEÑOR no eran comunes en aquellos días; no había visiones frecuentemente. 2En ese tiempo, cuando Elí, que comenzaba a quedarse ciego y no podía ver bien, estaba acostado en su propia cama. 3La lámpara de DIOS aún no se había apagado, y Samuel se estaba acostando para dormir en la casa del SEÑOR donde estaba el arca de DIOS. 4El SEÑOR llamó a Samuel, quien dijo: "Aquí estoy".

5Samuel corrió hasta Elí y dijo: "Aquí estoy, me has llamado" Elí dijo, "Yo no te he llamado, vuelve a acostarte." Entonces Samuel fue y se acostó. 6El SEÑOR llamó de nuevo: "Samuel." Nuevamente Samuel fue hasta Elí y dijo: "Aquí estoy, me has llamado." Elí respondió: " Yo no te he llamado, hijo; vuelve a acostarte."
7En ese tiempo Samuel aún no tenía ninguna experiencia del SEÑOR, tampoco había tenido algún mensaje que le haya revelado El SEÑOR. 8El SEÑOR volvió a llamar a Samuel por tercera vez. De nuevo Samuel se levantó y fue a Elí y dijo: "Aquí estoy, me has llamado." Luego Elí comprendió que El SEÑOR llamaba al muchacho.
9Después Elí dijo a Samuel: "Ve y acuéstate; si Él te llama de nuevo, tu debes decir: "Habla SEÑOR, tu siervo te está escuchando." Entonces Samuel fue y se acostó en su lugar una vez más.
10El SEÑOR vino y se presentó; el llamó como las otras veces: "Samuel, Samuel." Luego Samuel dijo: "Habla, que tu siervo te está escuchando." 11El SEÑOR dijo a Samuel: "Mira, Yo estoy por hacer algo en Israel, y los oídos de todos los que escuchen van a temblar.
12En ese día Yo cumpliré contra Elí todo lo que dije sobre su casa, desde el principio hasta el fin. 13Yo le dije que Yo soy quien juzga completamente sobre su casa por el pecado que el conocía, porque sus hijos han traído maldición sobre ellos mismos y él no los detuvo. 14Por causa de esto yo he jurado a la casa de Elí, que los pecados de su casa no serán perdonados por medio de sacrificio u ofrenda.
15Samuel se acostó hasta la mañana; luego el abrió las puertas de la casa del SEÑOR. Pero Samuel tuvo miedo de decirle a Elí sobre la visión. 16Luego Elí llamó a Samuel y dijo: "Samuel, hijo." Samuel contestó: "Aquí estoy."
17El dijo: "¿Que fue la palabra que Él te habló a ti?" Por favor no la escondas de mi. Sea DIOS quien haga lo mismo contigo y aún más, si tu ocultas alguna cosa de mi de las palabras que Él te habló a ti. 18Samuel le dijo todo; él no le escondió nada. Elí dijo: " Es El SEÑOR. Sea hecho lo que a Él mejor le parezca."
19Samuel creció, y El SEÑOR estaba con él y no dejó que ninguna de sus palabras proféticas quedaran sin cumplirse. 20Todo Israel desde Dan hasta Beerseba sabía que Samuel era elegido para ser un profeta del SEÑOR. 21El SEÑOR se apareció nuevamente en Silo, porque se mostró a Samuel en Silo, por su palabra.

4

1Samuel habló a todo Israel. Ahora Israel salió a la batalla contra los filisteos. Ellos acamparon en Ebenezer, y los filisteos acamparon en Afec. 2Los filisteos se prepararon para la batalla en contra de Israel. Cuando la batalla comenzó, los filisteos derrotaron a Israel y mataron alrededor de cuatro mil hombres en el campo de batalla.

3Cuando las personas llegaron al campamento, los ancianos de Israel dijeron: "¿Por qué el SEÑOR nos hizo perder hoy delante de los filisteos? Traigamos el arca del pacto del SEÑOR aquí desde Silo, que este aquí con nosotros, para que nos proteja de la mano de nuestros enemigos." 4Entonces el pueblo envío hombres a Silo; desde ahí ellos trajeron el arca del pacto del SEÑOR de los ejércitos, quien se sienta arriba del querubín. Los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban ahí con el arca del pacto de DIOS.
5Cuando el arca del pacto del SEÑOR llegó al campamento, todo el pueblo de Israel dio un fuerte grito, y la tierra tembló. 6Cuando los filisteos escucharon el gran grito, dijeron: "¿Qué significa este grito tan fuerte que viene del campamento de los hebreos?" Entonces ellos se dieron cuenta que el arca del SEÑOR estaba en el campamento.
7Los filisteos estaban asustados; dijeron: "DIOS ha llegado al campamento." Ellos dijeron: "¡Ay de nosotros!" ¡Nada parecido a esto había pasado antes! 8¡Ay de nosotros! ¿Quién nos protegerá de la fuerza de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que atacaron a los egipcios con muchos tipos de plagas en el desierto. 9Sean valientes, y sean hombres, ustedes filisteos, o serán esclavos de los hebreos, así como ellos lo han sido para ustedes. Sean hombres y peleen."
10Los filisteos pelearon e Israel fue derrotado. Cada hombre huyó a su casa, y la matanza fue muy grande; pues treinta mil soldados de Israel cayeron. 11El arca de DIOS fue robada y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees murieron.
12Un hombre de la tribu de Benjamín corrió del frente de batalla y vino a Silo el mismo día, llegando con sus ropas rotas y tierra sobre su cabeza. 13Cuando él llegó, Elí estaba sentado en su silla a un lado del camino observando porque su corazón estaba angustiado por el arca de DIOS. Cuando el hombre entró en la ciudad y dio las noticias, la ciudad completa gritó.
14Cuando Elí escuchó el ruido de los gritos, él dijo: "¿Cuál es el significado de este escándalo?" El hombre rápidamente fue y le contó a Elí. 15Ahora, Elí tenía noventa y ocho años de edad; sus ojos estaban ciegos, y él no podía ver.
16El hombre le dijo a Elí: "Yo soy quien llegó del frente de batalla. Yo huí de la batalla hoy." Y él dijo: "¿Cómo nos fue, hijo mío?" 17El hombre que trajo las noticias contestó y dijo: "Israel huyó de los filisteos. También hubo una gran derrota entre el pueblo. Tus dos hijos, Ofni y Finees, están muertos, y el arca de DIOS ha sido robada."
18Cuando él habló del arca de DIOS, Elí cayó hacia atrás de su silla a un lado de la puerta. Su cuello se rompió, y murió, por que era viejo y muy gordo. Él había juzgado a Israel por cuarenta años.
19Ahora su nuera, la esposa de Finees, estaba embarazada y a punto de dar a luz. Cuando escuchó las noticias, que el arca de DIOS fue robada y que su suegro y esposo estaban muertos, ella se arrodilló y dió a luz, porque le dieron dolores de parto. 20Al momento de su muerte, las mujeres que la ayudaban dijeron: "No temas, porque has dado a luz a un varón." Pero ella no contestó ni puso atención.
21Ella nombró al niño Icabod, diciendo: "¡La gloria se ha ido de Israel!", porque el arca de DIOS ha sido robada, y por la muerte de su suegro y de su esposo. 22Y ella dijo: "La gloria se ha ido de Israel, porque el arca de DIOS ha sido robada."

5

1Los filisteos robaron el arca de DIOS, y la llevaron de Ebenezer a Asdod. 2Los filisteos tomaron el arca de DIOS, y la metieron dentro de la casa de Dagón, poniéndola al lado de Dagón. 3Cuando el pueblo de Asdod se levantó temprano al siguiente día, he aquí, Dagón había caído de frente al suelo ante el arca del SEÑOR. Así que ellos tomaron a Dagón y lo pusieron en su lugar de nuevo.

4Pero cuando ellos se levantaron temprano la mañana siguiente, he aquí, Dagón había caído de frente al suelo ante el arca del SEÑOR. La cabeza de Dagón y sus dos manos estaban sobre el suelo, cortadas, en la entrada. Sólo el tronco de Dagón quedó. 5Es por eso, que hasta hoy, los sacerdotes de Dagón y cualquiera que entra en la casa de Dagón, no pisan la entrada de Dagón en Asdod.
6La mano del SEÑOR fue severa sobre el pueblo de Asdod. Él los destruyó y los hirió con tumores, en Asdod y sus territorios. 7Cuando los hombres de Asdod se dieron cuenta de lo que estaba pasando, ellos dijeron: "El arca del DIOS de Israel no debe quedarse con nosotros, porque su mano es severa contra nosotros y contra Dagón nuestro dios."
8Así que ellos mandaron buscar a todos los gobernantes de los filisteos; ellos le dijeron: "¿Qué debemos hacer con el arca del DIOS de Israel?" Ellos contestaron: "Dejen que el arca del DIOS de Israel sea llevada a Gat." Y ellos llevaron el arca del DIOS de Israel. 9Pero al llevarla a Gat, la mano del SEÑOR estaba sobre la ciudad, causando una gran confusión. Él hirió a los hombres de la ciudad, a pequeños y grandes; y les salieron tumores.
10Entonces enviaron el arca de DIOS a Ecrón. Pero tan pronto como el arca de DIOS entró a Ecrón, los ecronitas dijeron fuertemente: "Han traído a nosotros el arca del DIOS de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo."
11Así que ellos mandaron a buscar a todos los gobernantes de los filisteos; ellos les dijeron: "Saquen de aquí el arca del DIOS de Israel, y regrésenla a su lugar, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo." Pues hubo un pánico aterrador por toda la ciudad; la mano de DIOS fue muy severa allí. 12Los hombres que no murieron fueron heridos con tumores, y el llanto de la ciudad subió hasta los cielos.

6

1El arca del SEÑOR estuvo en la ciudad de los Filisteos por siete meses. 2Luego los Filisteos llamaron a los sacerdotes y los adivinos; les dijeron: ¿Que deberíamos hacer con el arca del SEÑOR? Dígannos como podríamos regresarla a su ciudad."

3Los sacerdotes y adivinos dijeron: "Si ustedes envían el arca del DIOS de Israel, no la envíen sin una ofrenda por la culpa. Luego, ustedes serán sanados, y sabrán porque su mano no ha sido apartada de ustedes hasta ahora." 4Luego ellos dijeron: "¿Qué ofrenda por la culpa podemos llevar cuando regresemos el arca?" Ellos respondieron: "Cinco tumores de oro y cinco ratones de oro, cinco siendo el mismo número de los gobernantes de los Filisteos. Por la misma plaga que los ha herido a ustedes y a sus gobernantes.
5Entonces, ustedes deben hacer figuras de sus tumores y sus ratones que han causado daño al pueblo, y dar gloria al DIOS de Israel. Tal vez Él quitará su mano de sobre ustedes, de sus dioses y de su tierra. 6¿Por qué deberían ustedes endurecer sus corazones, como los egipcios y Faraón? Cuando el DIOS de Israel los trató severamente; ¿Acaso los egipcios no liberaron al pueblo y ellos salieron?
7Ahora pues, preparen una carreta nueva con dos vacas con crías, que nunca hayan llevado yugo. Aten las vacas a la carreta, pero lleven a sus terneros a casa, lejos de ellas. 8Luego tomen el arca del SEÑOR y pónganla en la carreta. Pongan las figuras de oro como ofrenda por la culpa dentro de una caja a un lado de ella. Luego déjenla ir por su camino. 9Luego miren; si va por el camino a su tierra a Bet Semes, entonces es El SEÑOR quién ha ejecutado este mal tan grande. Pero si no, entonces ustedes sabrán que no es su mano que nos ha herido; sino que fue por casualidad."
10Los hombres hicieron como ellos les dijeron; tomaron dos vacas con crías, las ataron a la carreta y encerraron a sus becerros en casa. 11Pusieron el arca del SEÑOR en la carreta, junto a la caja que contenía los ratones de oro y las figuras de sus tumores. 12Las vacas fueron derecho en dirección a Bet Semes. Fueron a lo largo del camino, bajando mientras iban, y no se apartaron a la derecha o a la izquierda. Los gobernantes de los Filisteos las siguieron después hasta el borde de Bet Semes.
13La gente de Bet Semes estaba cosechando su trigo en el valle. Cuando ellos levantaron sus ojos y vieron el arca, se alegraron.
14La carreta entró al campo de Josué del pueblo de Bet Semes y se detuvo ahí, donde había una piedra grande, partieron la madera de la carreta, y ofrecieron las vacas como ofrendas quemadas al SEÑOR. 15Los Levitas bajaron el arca del SEÑOR y la caja que estaba junto a ella, donde estaban las figuras de oro, y las pusieron en la piedra grande. Los hombres de Bet Semes dieron ofrendas quemadas e hicieron sacrificios el mismo día para El SEÑOR.
16Cuando los cinco gobernadores de los Filisteos vieron esto, regresaron ese día a Ecrón.
17Estos fueron los tumores de oro que los Filisteos dieron a El SEÑOR como ofrenda por la culpa: uno por Asdod, uno por Gaza, uno por Ascalón, uno por Gat y uno por Ecrón. 18Los ratones de oro fueron los mismos en número como el número de todas las ciudades de los Filisteos que pertenecen a los cinco gobernantes, tanto de ciudades fortificadas y pueblos. La piedra grande, sobre la cual ellos pusieron el arca del SEÑOR, permanece como testigo de este día en el lugar de Josué el Bet Semita.
19El SEÑOR hirió a los hombres de Bet Semes, porque ellos miraron dentro de su arca. Él dió muerte a cincuenta mil setenta hombres. El pueblo lloró porque El SEÑOR hizo morir a muchos. 20Los hombres de Bet Semes dijeron: " "¿Quién podrá estar en la presencia de El SEÑOR, el Dios Santo? Y a quién le enviaremos el arca desde aquí?"
21Ellos enviaron mensajeros a los habitantes de Quiriat Jearim, diciendo: "Los Filisteos han devuelto el arca del SEÑOR; bájenla y llevenla con ustedes"

7

1Los hombres de Quiriat Jearim vinieron por el arca del SEÑOR, y la llevaron a la casa de Abinadab en la colina. Ellos santificaron a su hijo Eleazar para guardar el arca del SEÑOR. 2Desde ese día, el arca permaneció en Quirat Jearim, pasó mucho tiempo, veinte años. Toda la casa de Israel lloraba y deseaba regresar al SEÑOR.

3Samuel dijo al pueblo de Israel: "Si ustedes regresan al SEÑOR de todo corazón, y quitan los dioses extraños y a Astarot de entre ustedes, si vuelven sus corazones al SEÑOR y lo adoran sólo a Él, los salvará de la mano de los Filisteos." 4Entonces, el pueblo de Israel quitó a los Baales y a Astarot y adoraron sólo al SEÑOR.
5Luego Samuel dijo: "Reúnan a todo Israel en Mizpa, y yo oraré al SEÑOR por ustedes". 6Ellos se reunieron en Mizpa, sacaron agua y la derramaron delante del SEÑOR. Ayunaron ese día y dijeron: "Hemos pecado contra Él SEÑOR." y allí juzgó Samuel al pueblo de Israel.
7Cuando los Filisteos escucharon que el pueblo de Israel estaba reunido en Mizpa, los gobernantes de los Filisteos atacaron a Israel. Cuando el pueblo de Israel escuchó esto, tuvieron miedo de los Filisteos. 8Entonces la gente de Israel dijo a Samuel: "No dejes de orar por nosotros al SEÑOR, para que Él nos salve de la mano de los Filisteos.
9Samuel tomó un cordero lactante y lo ofreció como un sacrificio al SEÑOR. Luego Samuel oró al SEÑOR de Israel, y El SEÑOR le respondió.
10Mientras Samuel ofrecía el sacrificio, los Filisteos se acercaron para atacar a Israel; pero la voz de El SEÑOR tronó con un fuerte sonido ese día en contra de los Filisteos y los atemorizó, y así fueron derrotados ante Israel. 11Los hombres de Israel se fueron de Mizpa, persiguieron a los Filisteos y los hirieron mas allá de Bet Car.
12Luego Samuel tomó una piedra y la puso entre Mizpa y Sen. El nombró aquel lugar Ebenezer, diciendo: "Hasta aquí El SEÑOR nos ha ayudado".
13Entonces los Filisteos fueron dominados y ellos no cruzaron la frontera de Israel. La mano del SEÑOR estuvo en contra de los Filisteos todos los días que Samuel vivió. 14Las ciudades que los Filisteos tomaron de Israel fueron regresadas a Israel, desde Ecrón hasta Gat; Israel recuperó su territorio de mano de los Filisteos. Entonces, hubo paz entre Israel y los Amorreos.
15Samuel juzgó a Israel todos los días de su vida.16Cada año el visitaba desde Bethel a Gilgal y hasta Mizpa. El juzgaba a Israel en todos esos lugares.17Entonces, él volvía a Rama, porque su casa estaba ahí; y también ahí él juzgaba a Israel. Él, además, construyó ahí un altar para El SEÑOR.

8

1Cuando Samuel se hizo viejo, él nombró a sus hijos jueces sobre Israel.2El mayor de sus hijos se llamaba Joel, y el nombre de su segundo hijo era Abías. Ellos eran jueces en Beerseba.3Sus hijos no siguieron el ejemplo de su padre y desobedecieron a Dios, si no que andaban detrás del dinero y regalos deshonestos, y no hacían justicia.

4Entonces todos los ancianos de Israel se reunieron con Samuel en Ramá. 5Y le dijeronl: "Mira, tu eres viejo, y tus hijos no siguen tu ejemplo. Danos un rey que nos juzgue a nosotros como en todas las naciones."
6Esto no le gustó a Samuel cuando dijeron: "Danos un rey para que nos juzgue." Así que Samuel oró al SEÑOR.7El SEÑOR dijo a Samuel: "Dále a tu pueblo lo que pide; porque ellos no te han despreciado a ti, sino que me han despreciado a Mí como su Rey.
8Se comportan ahora, igual como lo hicieron el día que YO los liberé de Egipto, despreciándome y adorando otros dioses, y así también hacen contigo. 9Así que hazles caso; pero adviérteles y hazles saber de que forma el rey gobernará sobre ellos.
10Así que, Samuel dijo todas las palabras del SEÑOR al pueblo que pedía un rey. 11Dijo: "Esta es la forma como el rey gobernará sobre ustedes. Él tomara de ustedes hijos y los escogerá para sus carros de guerra, para ser sus jinetes ó para correr al frente de sus carros de guerra. 12Escogerá capitanes para miles de soldados, y capitanes de cincuenta soldados. Él hará a algunos arar sus tierras, algunos cosechadores, y otros cuantos para hacer armas de guerra y equipo para sus carros de guerra.
13Tomará de ustedes, sus hijas para hacer perfumes, cocineras, y panaderas. 14Tomará lo mejor de sus tierras, sus viñedos, y sus huertos de olivo, y se los dará a sus sirvientes. 15Tomará el diez por ciento de sus granos y de sus viñedos y los dará a sus oficiales y sirvientes.
16Tomará de ustedes los mejores sirvientes y sirvientas, sus mejores hombres jóvenes y sus burros; los pondrá a trabajar a todos para él. 17El tomará el diez por ciento de sus rebaños y ustedes serán sus esclavos. 18Entonces, en ese día, se quejarán con llanto por el rey que ustedes escogieron para ustedes mismos; pero Él SEÑOR no les contestara ese día.
19Pero el pueblo se rehusó a escuchar a Samuel; Dijeron: "¡No! Queremos un rey sobre nosotros 20para así poder ser iguales que las otras naciones, y para que nuestro rey nos juzgue y vaya al frente de nosotros y luche nuestras batallas.
21Cuando Samuel escuchó todas las palabras del pueblo, él repitió estas palabras en oración al SEÑOR. 22El SEÑOR dijo a Samuel: "hazles caso y elige un rey para ellos" Así que Samuel dijo a los hombres de Israel: "todo hombre debe regresar a su ciudad."

9

1Había un hombre de la tribu de Benjamín, un hombre poderoso. Su nombre era Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, el hijo de un Benjamita. 2El tenía un hijo llamado Saúl, un joven de buen parecer. No había otro hombre entre la gente de Israel que fuera más hermoso que él. Desde sus hombros hacia arriba él era más alto que las otras personas.

3Los burros de Cis, padre de Saúl, estaban perdidos. Así que, Cis le dijo a su hijo Saúl: "Lleva uno de los sirvientes contigo; prepárense y vayan y busquen los burros. 4Entonces Saúl pasó a través de la región montañosa de la ciudad de Efrain y fue a través de la tierra de Salisa, pero ellos no los encontraron. Luego pasaron por la tierra de Saalim, pero no estaban ahí. Después él pasó a través de la tierra de los Benjamitas, pero ellos no los encontraron.
5Cuando ellos llegaron a la tierra de Zuf, Saúl dijo a su sirviente que estaba con él: "Ven, regresemos, o mi padre dejará de preocuparse por los burros y comenzará a preocuparse por nosotros. 6''Pero el sirviente le dijo: "Escucha, hay un hombre de DIOS en esta ciudad. Él es un hombre de honor; todo lo que él dice se hace realidad. Permítenos ir ahí, tal vez él nos diga qué camino podríamos tomar en nuestro viaje."
7Luego Saúl le dijo a su sirviente: "Pero si vamos, ¿qué podemos darle al hombre? Porque nuestro pan se ha terminado, y no tenemos ningún regalo para darle al hombre de DIOS. ¿Qué tenemos nosotros?"8El sirviente respondió a Saúl y dijo: "Aquí tengo conmigo unos tres gramos de plata que daré al hombre de Dios, para que nos diga por cuál camino deberíamos ir".
9(Antiguamente en Israel, cuando un hombre iba a consultar a Dios, el decía: "Ven, vayamos con el vidente." El profeta de hoy era llamado vidente.) 10Después Saúl dijo a su sirviente: "Bien dicho. Ven, vayamos". Entonces, ellos subieron a la ciudad donde estaba el hombre de Dios. 11Cuando ellos subieron las colinas a la ciudad, ellos encontraron unas mujeres jóvenes que regresaban de sacar agua; Saúl y su sirviente les dijeron, "¿Está aquí el vidente?"
12Ellas respondieron: "Aquí está; miren, él está enfrente de ustedes. Dénse prisa, él está yendo a la ciudad, porque el pueblo está sacrificando en el lugar alto. 13Tan pronto como entren a la ciudad, lo encontrarán, antes que él se vaya al lugar alto a comer. El pueblo no comerá hasta que él llegue, porque él bendecirá el sacrificio; después comerán los invitados. Ahora vayan, para que lo encuentren de inmediato".
14Entonces ellos subieron a la ciudad. Mientras entraban en la ciudad, vieron a Samuel que venía hacia ellos, para subir al lugar alto.
15Ahora, el día antes que Saúl viniera, el SEÑOR le había revelado a Samuel: 16"Mañana a esta hora YO te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín, y tú lo ungirás para que sea el principe sobre Mi pueblo Israel. Él salvará Mi pueblo de la mano de los filisteos. Porque he mirado a Mi pueblo con compasión, porque su clamor ha llegado delante de Mí."
17Cuando Samuel vio a Saúl, El SEÑOR le dijo: "¡Ahí está el hombre que te he dicho! Él es quien gobernará sobre mi pueblo." 18Entonces, Saúl se acercó a Samuel en la puerta y dijo: "Dime: ¿dónde está la casa del vidente?" 19Samuel respondió a Saúl y dijo: "Yo soy el vidente. Sube delante de mí al lugar alto, pues hoy comerás conmigo. En la mañana yo te dejaré ir, y te diré todo lo que esta en tu corazón.
20No te preocupes por los burros que se perdieron hace tres días, porque esos han sido encontrados. ¿Sobre quien están puestos todos los deseos de Israel? No es sobre ti y sobre todos los de la casa de tu padre?"21Saúl respondió y dijo: "¿No soy yo un benjamita, de la mas pequeña de las tribus de Israel? ¿No es mi familia la última de las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué entonces me hablas de esta forma?
22Entonces Samuel tomó a Saúl y a su siervo, los llevó a la sala, y los sentó a ellos a la cabecera de aquellos que fueron invitados, que eran unas treinta personas.
23Samuel dijo al cocinero: "Trae la porción que te di, de la cual te dije: 'Pon aparte.'"24Entonces el cocinero tomó el pernil que había sido ofrecido en sacrificio y lo que iba con el, y lo sirvió delante de Saúl. Luego, Samuel dijo: "¡Mira lo que ha sido reservado para tí! Come, porque esto fue guardado para ti, para esta ocasión; desde el momento en que dije: "He invitado al pueblo". Así que Saúl comió con Samuel ese día.
25Cuando bajaron del lugar alto a la ciudad, Samuel habló con Saúl en la terraza. 26Entonces al amanecer, Samuel llamó a Saúl en la terraza y dijo: "Levántate, para que te despida". Entonces Saúl se levantó, y ambos, él y Samuel salieron a la calle.
27Mientras se dirigían a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: "Di al sirviente que vaya delante de nosotros (y el fue adelante), pero tu quédate, para que yo pueda darte el mensaje de DIOS para ti."

10

1Entonces, Samuel tomó un frasco de aceite, dejó caer aceite sobre la cabeza de Saúl, y le besó diciendo: "¿No es El SEÑOR el que te ha ungido como gobernante sobre su pueblo? 2Cuando me dejes hoy, encontrarás a dos hombres junto a la tumba de Raquel, en el territorio de Benjamín de Selsa. Ellos te dirán: "Los burros que andabas buscando, los encontramos. Tu padre ha dejado de preocuparse por los burros, y ahora está preocupado por ti, diciendo: "¿Qué debo hacer con mi hijo?

3Entonces, irás más lejos de allí, y llegarás a la encina de Tabor. Allí te encontrarás con tres hombres que van a adorar a DIOS en Betel, uno cargando tres cabritos jóvenes, otro cargando tres pedazos de pan, y otro cargando un odre con vino. 4te saludarán y te darán dos pedazos de pan, los cuales tomarás de sus manos.
5Después de eso, tu irás a la montaña de Dios, donde está la guarnición de los Filisteos. Cuando llegues a la ciudad, te encontrarás con un grupo de profetas bajando de los lugares altos con arpa, tambor, flauta y lira; ellos estarán profetizando. 6El Espíritu del SEÑOR vendrá rápido sobre ti, y profetizarás con ellos, y serás cambiado en un hombre diferente.
7Cuando todas estas señales vengan a ti, haz lo que venga a tus manos hacer, pues DIOS está contigo. 8Ven a reunirte conmigo en Gilgal. Entonces yo iré a ti, para quemar ofrendas y a sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días hasta que yo vaya a reunirme contigo para decirte lo que debes hacer.
9Cuando Saúl se dio vuelta para dejar a Samuel, Dios le dio otro corazón. Entonces todas las señales se cumplieron ese día. 10Cuando llegaron a la montaña, un grupo de profetas se juntaron, y el Espíritu de DIOS rápidamente descendió sobre él para que profetizara con ellos.
11Los que le habían conocido antes observaron que profetizaba con los profetas, las personas se empezaron a decir entre ellos: "¿Qué le ha pasado al hijo de Cis? ¿Es Saúl uno de los profetas ahora?'' 12Un hombre del mismo lugar contestó: "¿Y quién es su padre?" Por esto, se convirtió en un dicho: "¿Es Saúl uno de los profetas?" 13Cuando terminó de profetizar, se fue al lugar alto.
14Entonces, el tío de Saúl le dijo a él y a su sirviente: "¿A dónde te fuiste? y él respondió: " A buscar a los burros; cuando no los encontramos, fuimos a ver a Samuel." 15El tío de Saúl dijo: "Por favor, dime lo que Samuel te dijo." 16Saúl le respondió a su tío: "Él nos dijo claramente que los burros habían sido encontrados." Pero él no le dijo a su tío sobre el tema del reino, del cual Samuel le habló.
17Después, Samuel reunió al pueblo ante el SEÑOR en Mizpa; 18dijo al pueblo de Israel: "Esto es lo que El SEÑOR, El DIOS de Israel dice: Yo liberé a Israel de Egipto, los rescaté de la mano de los Egipcios, y de las manos de todos los reinos que los oprimían.' 19Pero hoy, ustedes han rechazado a su DIOS, quien los salva de todos sus males y sus angustias; diciéndole: 'Elige un rey sobre nosotros.' Así que preséntense delante del SEÑOR por sus tribus y sus familias."
20Samuel hizo que se acercaran todas las tribus de Israel y la tribu de Benjamín fue elegida. 21De la tribu de Benjamín hizo que se acercaran a el por familias; y la familia de los Matrí fue elegida, y Saúl hijo de Cis fue escogido. Pero cuando le buscaron, no lo encontraron.
22Entonces, el pueblo quiso hacerle a Dios más preguntas: "¿Ya llegó el hombre?" Él SEÑOR contestó: "Él se ha escondido entre el equipaje. 23''Entonces corrieron y sacaron a Saúl del lugar. Cuando se paró en medio del pueblo, era más alto que todos, de los hombros para arriba.
24Entonces, Samuel dijo al pueblo: "¿Han visto al hombre a quien Él SEÑOR ha escogido? ¡No hay nadie como él entre todo el pueblo! El pueblo grito: "¡Larga vida al rey!"
25Entonces, Samuel dijo al pueblo las costumbres y reglas del reino, las escribio en un libro, y las presentó ante Él SEÑOR. Samuel entonces, despidió todo el pueblo, cada hombre fue a su propia casa.
26Saúl también regresó a su casa en Guibeá, y con el algunos hombres fuertes, cuyos corazones DIOS tocó. 27Pero algunos hombres malvados dijeron: "¿Cómo puede este hombre salvarnos?" Estas personas despreciaban a Saúl y no le llevaron ningún regalo. Pero Saúl permaneció en silencio.

11

1Entonces Nahas el Amonita fue y rodeó a Jabes de Galaad y todos los hombres de Jabes dijeron a Nahas, "haz un pacto con nosotros y te serviremos."2Nahas el amonita respondió: "Con esta condición haré pacto con ustedes, que yo saque el ojo derecho a todos ustedes, y de esta forma traiga desgracia sobre todo Israel.''

3Entonces los ancianos de Jabes le respondieron: "Déjanos solos por siete días, para poder enviar mensajeros a todos los territorios de Israel. Entonces, si no hay nadie quien nos salve nos rendirémos delante de ti."
4Los mensajeros llegaron a Guibeá, donde Saúl vivía, y dijeron al pueblo lo que habia pasado. Todo el pueblo lloró a gritos. 5Saúl venía del campo detrás de los bueyes. Saúl dijo: "¿Qué le pasa al pueblo que está llorando?" Ellos le dijeron a Saúl lo que los hombres de Jabes habían dicho.
6Cuando Saúl escuchó lo que ellos decían, Él Espíritu de DIOS descendió rápidamente sobre él, y él se enojó mucho. 7tomó un par de bueyes, los cortó en pedazos y los envió por todos los territorios de Israel con los mensajeros. Él dijo: "Cualquiera que no salga a pelear delante de Saúl y Samuel, así se les hará a sus bueyes." Así que el terror del SEÑOR cayó sobre los pueblos y ellos se juntaron como un solo hombre. 8Cuando Saúl los contó en Bezec, la gente de Israel eran trescientos mil, y los hombres de Judá treinta mil.
9Ellos dijeron a los mensajeros que vinieron: "Les dirán a los hombres de Jabes de Galaad: 'Mañana, cuando caliente el sol serán rescatados.'" Así que los mensajeros fueron y lo dijeron a los hombres de Jabes y ellos se alegraron. 10Entonces los hombres de Jabes dijeron a los de Nahas: "Mañana nos rendiremos a ustedes, y pueden hacer lo que les parezca bien con nosotros."
11Al siguiente día, Saúl separó al pueblo en tres grupos. Y entraron al campamento durante la madrugada y atacaron y derrotaron a los Amonitas hasta el calor del día. Aquellos que sobrevivieron fueron dispersados, así no quedaron dos de ellos juntos.
12Entonces el pueblo dijo a Samuel: "¿Quién fue el que dijo? '¿Saúl gobernará sobre nosotros?' trae a los hombres para matarlos." 13Pero Saúl dijo: "Nadie debe morir hoy, porque hoy El SEÑOR ha salvado a Israel."
14Entonces Samuel dijo al pueblo: "Vengan, iremos a Gilgal y renovemos el reino allí. 15''Así que el pueblo fue a Gilgal e hicieron a Saúl rey delante del SEÑOR en Gilgal. Allí ellos sacrificaron ofrendas de paz delante del SEÑOR y Saúl y todos los hombres de Israel se alegraron grandemente.

12

1Samuel dijo a todo Israel: "He escuchado todo lo que me dijeron, y he puesto un rey sobre ustedes. 2Ahora, aquí está el rey caminando ante ustedes; yo soy viejo y lleno de canas, y mis hijos están con ustedes. He caminado delante de ustedes desde mi juventud hasta hoy.

3Aquí estoy; declaren contra mí, ante El SEÑOR y ante su ungido. ¿Qué bueyes he tomado? o ¿Qué burras he tomado? ¿A quién he defraudado? ¿A quién he oprimido? ¿De qué mano he tomado un regalo deshonesto para cegar mis ojos? Declaren en contra mía y yo se los restituiré."
4Ellos dijeron: "No no has engañado, oprimido, o robado nada de mano de ningún hombre." 5Él les dijo a ellos: "El SEÑOR es testigo en contra de ustedes, y su ungido es testigo hoy de que ustedes no encontraron nada en mi mano". Y ellos respondieron: "El SEÑOR es testigo."
6Samuel dijo al pueblo: "Es El SEÑOR quien estableció a Moisés y Aarón, y quien trajo a sus padres de la tierra de Egipto. 7Ahora pues, preséntense a sí mismos, delante del SEÑOR, para que yo discuta con ustedes respecto a todas las cosas buenas que el SEÑOR hizo para ustedes y para sus padres.
8Cuando Jacob vino a Egipto, y sus padres clamaron al SEÑOR. El SEÑOR envió a Moisés y Aarón, quienes dirigieron a sus padres fuera de Egipto y ellos los llevaron a este lugar. 9Pero ellos olvidaron al SEÑOR su DIOS; y fueron entregados a mano de Sísara, capitán del ejército de Hazor, a mano de los Filisteos, y a mano del rey de Moab; todos estos pelearon con sus antepasados.
10Ellos clamaron al SEÑOR y dijeron: 'Nosotros hemos pecado, porque hemos abandonado al SEÑOR y hemos servido a Baales y a Astarot. Pero ahora líbranos del poder de nuestros enemigos, y nosotros te serviremos.'11Entonces El SEÑOR envió a Jerobaal, a Bedán, a Jefté y a Samuel, y les dio la victoria sobre sus enemigos alrededor de ustedes, así que vivieron en seguridad.
12Cuando ustedes vieron que Nahas el rey del pueblo de los Amonitas vino en su contra, me dijeron: '¡No! Mejor que reine un rey sobre nosotros', a pesar de que El SEÑOR, su DIOS, era su rey. 13Ahora aquí está el rey a quien ustedes eligieron, quien ustedes pidieron y quien El SEÑOR nombró como rey sobre ustedes.
14Si ustedes temen al SEÑOR, sírvanle, obedezcan su voz, y no se rebelen en contra del mandato de Dios, entonces, ambos, ustedes y el rey quien reina sobre ustedes, serán seguidores del SEÑOR su DIOS. 15Si ustedes no obedecen la voz del SEÑOR, sino que se rebelan en contra de los mandatos del SEÑOR, la mano del SEÑOR será en contra de ustedes, como fue en contra de sus padres.
16Incluso ahora ustedes mismos vean esta gran cosa que el SEÑOR hará ante sus ojos. 17¿No es ahora la cosecha del trigo? Clamaré al SEÑOR para que Él envíe truenos y lluvia. Entonces, ustedes sabrán y verán que su maldad es grande, a la vista del SEÑOR, al pedir para ustedes un rey." 18Entonces Samuel oró al SEÑOR; y ese mismo día El SEÑOR envió truenos y lluvia. Luego todo el pueblo tuvo miedo del SEÑOR y de Samuel.
19Entonces, toda la gente dijo a Samuel: "Ora por tus sirvientes al SEÑOR tu Dios, para que no muramos. Porque nosotros añadimos a todos nuestros pecados este mal, de pedir un rey sobre nosotros. 20Samuel respondió: "No tengan miedo. Ustedes han hecho todo este mal, pero no se aparten del SEÑOR, sirvan al SEÑOR con todo su corazón. 21No se aparten detrás de cosas falsas que ni sirven ni salvan a ustedes, porque esas cosas son inútiles.
22Por causa de su gran nombre, el SEÑOR no rechazará a su pueblo, porque El SEÑOR se alegra al tomarlos como pueblo Suyo.23Por mi parte, lejos esté de mí pecar contra el SEÑOR, dejando de orar por ustedes, en lugar de ello, les enseñaré lo que es bueno y recto.
24Sólo teman al SEÑOR y sírvanle en verdad con todo su corazón. Vean las grandes cosas que hizo por ustedes. 25Pero si siguen en hacer el mal, ustedes y su rey serán destruídos.

13

1Saúl tenía treinta años de edad cuando comenzó a reinar; cuando él había gobernado cuarenta años sobre Israel, 2él escogió tres mil hombres de Israel. Dos mil estaban con él en Micmas y en las montañas de Betel, Mientras que mil hombres estaban con Jonatán en Geba de Benjamín. Al resto de los soldados los envió a casa, cada uno a su tienda.

3Jonatán derrotó al ejército de los Filisteos que estaban en Geba y los Filisteos escucharon esto. Así que Saúl sonó trompeta por todo lugar, diciendo: "Escuchen Hebreos." 4Israel escuchó que Saúl había derrotado al ejército de los Filisteos, y también que Israel era odioso para los Filisteos. Así que los soldados fueron llamados para juntarse con Saúl en Gilgal.
5Los Filisteos se agruparon para pelear contra Israel: tres mil carros de batalla, seis mil hombres para manejar los carros de batalla, y tropas numerosas como la arena de la orilla del mar. Ellos subieron y acamparon en Micmas, al este de Bet Avén.
6Cuando los hombres de Israel se dieron cuenta que estaban en problemas -el pueblo estaba afligido, se escondó en cuevas, debajo de matorrales, en las rocas, en pozos y en hoyos. 7Algunos de los hebreos fueron sobre el Jordán a las tierras de Gad y de Galaad. Pero Saúl permanecía en Gilgal y todo el pueblo lo seguía con gran miedo.
8El esperó siete días, el tiempo que Samuel había establecido. Pero Samuel no llegó a Gilgal, y las personas se separaban de Saúl. 9Saúl dijo: "Traigan las ofrendas quemadas y las ofrendas de paz." Así que él ofreció las ofrendas quemadas. 10pronto como él terminó de ofrecer las ofrendas quemadas Samuel llegó. Samuel fue a encontrarse con él y a saludarlo.
11Entonces Samuel dijo: "¿Qué es lo que has hecho? Saúl respondió: "Cuando vi que el pueblo me dejaba, y que tú no llegabas en el tiempo acordado, y que los filisteos se habían establecido en Micmas, 12yo dije: 'Ahora los filisteos bajarán contra mí en Gilgal, y no he implorado el favor del SEÑOR.' Así que me obligué a ofrecer las ofrendas quemadas."
13Entonces Samuel dijo a Saúl: "has actuado como un tonto. Tú no has obedecido el mandato que el SEÑOR tu DIOS te dió. 14Pues fue El SEÑOR quien estableció tu gobierno sobre Israel por siempre. Pero ahora tu reinado no seguirá. El SEÑOR ha buscado a un hombre conforme a su corazón, Y El SEÑOR lo ha escogido a él para ser príncipe sobre su pueblo, porque tú no obedeciste lo que Él te ordenó."
15Después Samuel se levantó y subió de Gilgal a Guibea de Benjamín. Después Saúl contó a los hombres que estaban presentes con él, como seiscientos hombres. 16Saúl, su hijo Jonatán y la gente que estaba presente con ellos, se quedaron en Geba de Benjamín. Pero los Filisteos acampaban en Micmas.
17Asaltantes venían del campamento de los Filisteos en tres grupos. Un grupo fue a Ofra a la tierra de Sual. 18Otro grupo fue a Bet Horón y otro grupo fue a los bordes con vista al valle de Zeboim hacia el desierto.
19No había ni un herrero por todos los alrededores de Israel, porque los filisteos decían: "De otro modo los hebreos harían espadas o lanzas para ellos mismos." 20Todos los hombres de Israel dependían de los filisteos para afilar su escardilla, su pico, su hacha y su hoz. 21El precio era dos tercios de granos de siclos por la escardilla, y el pico, y un tercio de grano de plata por afilar hachas y por arreglar las hoces.
22Así que, en el día de batalla, no se encontraba espada o lanza en las manos de ningún soldado que estaba con Saúl y Jonatán; solamente Saúl y su hijo Jonatán tenían espadas. 23El ejército de los filisteos salió para atravezar el paso de Micmas.

14

1Un día, Jonatán hijo de Saúl, dijo a su joven escudero: "Ven vamos al otro lado, al campamento de los Filisteos." Pero él no le dijo a su padre.

2Saúl estaba en los límites de Guibeá, debajo del árbol de granadas que estaba en Migrón. Con él estaban cerca de seiscientos hombres, 3incluido Ahías, hijo de Ahitob, hijo de Finees, hijo de Elí, el sacerdote del SEÑOR en Silo, quien vestía ropas sacerdotales. El pueblo no sabía que Jonatán se había ido.
4En el paso, por el que Jonatán intentaba cruzar el campamento de los Filisteos, había un barranco rocoso a un lado y un barranco rocoso al otro lado. El nombre de un barranco era Boses y el nombre del otro era Sene. 5Uno de los barrancos inclinados se levantaba en el norte de la frontera de Micmas, y el otro al sur frente a Geba.
6Jonatán dijo al joven escudero: "Ven, vamos a cruzar el campamento de estos incircuncisos. Quizá El SEÑOR obre en nuestro favor, ya que nada puede detener al SEÑOR para salvarnos de mano de mucha o de poca gente." 7Su escudero respondió: "Haz lo que hay en tu corazón. Sigamos adelante, yo estoy contigo para obedecer todos tus mandatos."
8Jonatán dijo: "Nosotros cruzaremos a donde están estos hombres, y nos mostraremos a ellos. 9Si ellos nos dicen: 'Esperen ahí hasta que nosotros lleguemos hasta ustedes' entonces nosotros nos quedaremos en nuestro lugar y no cruzaremos a ellos. 10Pero si ellos responden: 'Vengan hacia nosotros', entonces nosotros cruzaremos a ellos: porque El SEÑOR los ha entregado en nuestras manos. Esta será la señal para nosotros.
11Cuando ambos se mostraron al ejército de los Filisteos. Los Filisteos dijeron: "Miren, los hebreos salen de las cuevas donde ellos estaban escondidos." 12Entonces los hombres del ejército gritaron a Jonatán y a su escudero, y dijeron: "Vengan hacia nosotros, y les mostraremos algo." Jonatán dijo a su escudero: "Sigue después de mi porque El SEÑOR los ha entregado en las manos de Israel".
13Jonatán escaló con sus manos y pies, y su escudero siguió detrás de él. Los Filisteos caían muertos ante Jonatán, y su escudero mataba a los que venían detrás de él. 14En ese primer ataque que Jonatán y su escudero hicieron, asesinaron cerca de veinte hombres dentro de un área de quince metros cuadrados de tierra.
15Hubo terror en el campamento, en los campos y entre el pueblo. Aún los soldados y los guerreros tuvieron miedo. La tierra tembló, y hubo un gran pánico.
16Entonces, los vigilantes de Saúl en Guibeá de Benjamín vieron que la multitud de soldados Filisteos estaba dispersa, y ellos estaban yendo de un lado a otro. 17Entonces Saúl dijo al pueblo que estaba con él: "Cuenten y vean quién falta entre nosotros." Cuando ellos contaron, Jonatán y su escudero faltaban.
18Saúl dijo a Ahías: "Trae el arca de Dios aquí" (en aquel tiempo el arca estaba con los Israelitas.) 19Mientras Saúl hablaba con el sacerdote, la conmoción en el campamento de los Filisteos continuaba y se incrementaba. Entonces Saúl dijo al sacerdote, "Saca tu mano."
20Saúl y todo el pueblo que estaba con él, se reunió y fueron a la batalla. Cada espada de los Filisteos fue en contra de sus compañeros de guerra, y hubo una gran confusión. 21Aquellos hebreos quienes habían estado con los Filisteos, y quienes se habían ido con ellos al campamento, incluso ellos, se unieron con los Israelitas que estaban con Saúl y Jonatán.
22Cuando todos los hombres de Israel quienes se mantuvieron encubiertos en las colinas cerca de Efraín, escucharon que los Filisteos estaban huyendo, incluso ellos los persiguieron detrás en batalla. 23Entonces El SEÑOR salvó a Israel ese día, y la batalla llegó más alla de Bet Avén.
24Ese día los hombres de Israel estaban afligidos porque Saúl había puesto al pueblo bajo juramento diciendo: "Maldito sea el hombre que coma antes del anochecer y yo sea vengado sobre mis enemigos." Así que nadie de sus tropas probó alimento. 25Entonces todo el pueblo entró en el bosque y había miel sobre la tierra. 26Cuando el pueblo entró al bosque, la miel fluía, pero nadie llevó su mano a su boca porque el pueblo tenía miedo de la maldición.
27Pero Jonatán no había escuchado que su padre había puesto al pueblo bajo juramento. Él extendió la punta de la lanza que tenía en su mano y la sumergió en el panal. Él llevó su mano a su boca, y sus ojos brillaron. 28Entonces uno del pueblo respondió: "Tu padre puso estrictamente al pueblo bajo juramento, diciendo: 'Maldito sea el hombre que coma en este día', aun cuando el pueblo era débil por causa del hambre."
29Jonatán dijo: "Mi padre ha traído dificultades a esta tierra. Mira como mis ojos se han vuelto brillantes porque probé un poco de esta miel. 30¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín que hallaron de sus enemigos? Porque ahora la matanza no ha sido buena entre los Filisteos".
31Ellos atacaron a los Filisteos ese día desde Micmas hasta Ajalon. El pueblo estaba muy cansado. 32Se apresuró deseoso sobre el botín y tomaron ovejas, bueyes y corderos, y los mataron en el suelo. El pueblo los comió junto con la sangre.
33Después ellos dijeron a Saúl: "Mira, el pueblo está pecando en contra del SEÑOR porque están comiendo junto con la sangre". 34Saúl dijo: "Han actuado infielmente. Ahora, rueden una gran piedra hasta aquí para mí." Saúl dijo: "Salgan entre el pueblo y díganles, "Todo hombre traiga su buey y su oveja, mátenlos aquí y coman. No pequen de nuevo contra el SEÑOR comiendo junto con la sangre''. Entonces cada uno del pueblo trajo su buey con él esa noche y los mataron allí.
35Saúl construyó un altar al SEÑOR, el cual fue el primer altar que él construyó para El SEÑOR.
36Luego Saúl dijo: "Persigamos esta noche a los Filisteos y despojémosles hasta la mañana. No dejémos ninguno de ellos con vida". Ellos respondieron: "Hágase como mejor te parezca". Pero el sacerdote dijo: "Acerquémonos a Dios aquí." 37Saúl quiso consultar a Dios con más preguntas, "¿Debería de persigir a los Filisteos? ¿Los entregarás en las manos de Israel? Pero Dios no le respondió ese día.
38Entonces Saúl dijo: "Acérquense todos los líderes del pueblo; conozcan y miren como este pecado ha sucedido hoy. 39Porque vive El SEÑOR quién salva a Israel, aún si este pecado está en mi hijo Jonatán, él seguramente morirá." Pero ninguno de los hombres dentro de todo el pueblo le respondió.
40Después él dijo a todo Israel: "Ustedes están en un lado, y yo y mi hijo Jonatán estaremos en el otro." El pueblo dijo a Saúl: "Haz como mejor te parezca." 41Por tanto Saúl dijo al SEÑOR, el Dios de Israel: "Muestra el Tumim." Jonatán y Saúl fueron elegidos por suerte, y el pueblo se libró de ser escogido. 42Entonces Saúl dijo: "Echen suertes entre mi hijo Jonatán y yo." Entonces Jonatán fue elegido por suerte.
43Entonces Saúl dijo a Jonatán: "Dime lo que has hecho" Jonatán le dijo: "He probado un poco de miel con la punta de la vara que estaba en mi mano. Aquí estoy; Moriré''.44Saúl dijo: "Dios haga esto y más también para mí, si tú no mueres, Jonatán."
45Entonces el pueblo dijo a Saúl: "Debería morir Jonatán, quien ha completado esta gran victoria para Israel? No sea así. Conforme vive El SEÑOR que ninguno de los cabellos de su cabeza caiga al suelo porque él ha trabajado con Dios hoy." Entonces el pueblo rescató a Jonatán para que él no muriera. 46Entonces Saúl dejó de preseguir a los Filisteos, y los Filisteos fueron a su propia tierra.
47Cuando Saúl comenzó a gobernar sobre Israel, peleó en contra de todos sus enemigos en cada sitio. Él peleó contra Moab, el pueblo de Ammon, Edom, los reyes de Soba, y los Filisteos. Donde quiera que él volteaba, él causaba daño en ellos. 48Él actuaba con gran valor y derrotó a los Amalecitas. Él salvó a Israel de mano de aquellos quienes los habían saqueado.
49Los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi, y Malquisúa. Los nombres de sus dos hijas fueron Merab, la mayor, y Mical, la menor.50El nombre de la esposa de Saúl fue Ahinoam; ella fue la hija de Ahimaas. El nombre del capitán de su ejercito fue Abner hijo de Ner, tío de Saúl. 51Cis fue el padre de Saúl; y Ner, el padre de Abner, era el hijo de Abiel.
52Hubo fuerte guerra en contra de los Filisteos todos los días de Saúl. Cuando Saúl veía algún hombre fuerte o algún hombre valiente, lo unía a él.

15

1Samuel dijo a Saúl: "El SEÑOR me envió para elegirte rey sobre el pueblo de Israel. Ahora escucha las palabras del SEÑOR. 2Esto es lo que el SEÑOR de los ejércitos dice: 'Yo me he dado cuenta de lo que Amalec hizo en Israel oponiéndose a mi pueblo en su camino, cuando venian de Egipto. 3Ahora ve y ataca a Amalec y destruye completamente todo lo que tienen. No tengas misericordia, pero mata a ambos, hombre y mujer, niño y bebé, buey y oveja, camello y burro.

4Saúl reunió al pueblo y los contó en la ciudad de Telaim: Doscientos mil hombres a pie, y diez mil hombres de Juda. 5Entonces, Saúl llegó a la ciudad de Amalec y esperó en el valle.
6Entonces Saúl dijo a los Quenitas: "Salgan, apártense de los Amalecitas, para que no los destruya con ellos. Porque tu has mostrado bondad a todo el pueblo de Israel, cuando ellos vinieron de Egipto." Así que los Quenitas salieron lejos de los Amalecitas. 7Entonces Saúl atacó a los Amalecitas desde Havila hasta Shur, que está al oriente de Egipto.
8Saúl tomó vivo a Agag, rey de los Amalecitas; él destruyó completamente a todo el pueblo a filo de espada. 9Saúl y el pueblo preservaron a Agag, al igual que lo mejor de las ovejas, los bueyes, el ganado gordo, y los corderos. Todo lo que era bueno, no lo destruyeron. Pero destruyeron completamente todo lo que era despreciable e inútil.
10Entonces la palabra del SEÑOR vino a Samuel, diciendo: 11"Lamento haber hecho rey a Saúl, porque se ha alejado de Mí y no ha obedecido Mis mandamientos." Samuel se conmovió tanto, que lloró al SEÑOR toda la noche.
12Samuel se levantó muy temprano para encontrarse con Saúl en la mañana. A Samuel le dijeron: "Saúl vino a Carmel y levantó un monumento de él mismo, y luego volvió y bajó a Gigal." 13Entonces Samuel vino a Saúl, y Saúl le dijo: "¡Bendito eres por El SEÑOR! Yo he cumplido el mandato del SEÑOR.
14Samuel dijo: "¿Qué es entonces este bramido de ovejas en mis oídos, y el mugido de bueyes que escucho?" 15Saúl respondió: "Ellos lo han traido de los Amalecitas. Porque el pueblo ha conservado lo mejor de las ovejas y los bueyes para sacrificar a El SEÑOR tu DIOS. El resto lo hemos destruido completamente." 16Entonces Samuel dijo a Saúl: "Espera, y te diré lo que El SEÑOR me ha dicho esta noche." Saúl le dijo: "Habla".
17Samuel dijo: "¿Aunque eras pequeño ante tus propios ojos, no fuiste hecho la cabeza sobre las tribus de Israel? El SEÑOR te ha ungido como rey sobre Israel; 18Y el SEÑOR te ha enviado diciendo: 'Vé y destruye completamente a los pecadores, los Amalecitas, y pelea en contra de ellos hasta que estén destruidos''. 19Por qué no has obedecido la voz del SEÑOR, en lugar de eso, tú has tomado el botín e hiciste lo que es abominable a los ojos del SEÑOR?"
20Entonces Saúl le dijo a Samuel: "Yo si he obedecido la voz del SEÑOR, y he seguido en el camino que Él SEÑOR me envió. Yo he capturado a Agag, el rey de Amalec, y he destruido por completo a los Amalecitas. 21Pero el pueblo tomó algo del botín, ovejas y bueyes, lo mejor de las cosas destinadas a destrucción, para sacrificar al SEÑOR tu DIOS en Gilgal."
22Samuel respondió: "¿Acaso El SEÑOR se deleita más de ofrendas quemadas y sacrificios que de obedecer la voz del SEÑOR? Obediencia es mejor que sacrificio, y escuchar es mejor que la grasa de carneros. 23La rebelión es como el pecado de adivinación, y la desobediencia es como maldad e idolatría. Porque has rechazado las palabras del SEÑOR, Él también te ha rechazado a ti para ser rey."
24Entonces Saúl dijo a Samuel: "Yo he pecado; por que he desobedecido el mandato de El SEÑOR y tus palabras, porque tenía miedo del pueblo y obedecí su voz. 25Ahora, por favor perdona mi pecado, y regresa conmigo para que yo pueda adorar al SEÑOR".
26Samuel dijo a Saúl: "Yo no regresaré contigo; porque tú has rechazado la palabra del SEÑOR, y El SEÑOR te ha rechazado a ti para seguir siendo rey sobre Israel." 27Tan pronto como Samuel se daba vuelta para irse, Saúl se agarró de su manto y el manto se rasgó.
28Samuel le dijo: "El SEÑOR, hoy ha quitado de ti el reino de Israel y lo dará a otra persona, uno que es mejor que tú. 29Además la Fuerza de Israel no miente ni cambia de parecer; porque Él no es hombre para cambiar de parecer."
30Entonces Saúl dijo: "He pecado, pero por favor hónrame ahora ante los ancianos del pueblo y ante Israel. Regresa conmigo para que adore al SEÑOR tu DIOS." 31Samuel regresó detrás de Saúl y Saúl adoró al SEÑOR.
32Samuel dijo: "Trae a Agag el rey de los Amalecitas a mi." Agag llego a él atado con cadenas y dijo: "Seguramente la amargura de muerte ha pasado." 33Samuel respondió: "Como tu espada ha dejado a las mujeres sin hijos, así tu debes morir dejando a tu madre sin hijo." Entonces Samuel cortó Agag en pedazos ante El SEÑOR en Gilgal.
34Samuel fue a Ramá, y Saúl subió a su casa en Guibéa de Saúl. 35Samuel no volvió a ver a Saúl hasta el día de su muerte, porque clamaba por Saúl. Y El SEÑOR estaba arrepentido de haber hecho a Saúl rey sobre Israel.

16

1El SEÑOR dijo a Samuel: "¿Hasta cuando te afligirás por Saúl, desde que lo he rechazado como rey sobre Israel? Llena tu cuerno con aceite y ve. Te enviaré a Isaí de Belén, porque he escogido para Mí un rey de entre sus hijos."

2Samuel dijo: "¿Cómo puedo ir yo? Si Saúl lo escucha, él me matará." El SEÑOR dijo: "Toma una vaca recién nacida contigo y dí, ''He venido a sacrificarla al SEÑOR''. 3Llama a Isaí al sacrificio, y yo te mostraré que debes hacer. Tú ungirás por Mí a quién Yo te diga."
4Samuel hizo como El SEÑOR dijo y fue a Belén. Los ancianos de la ciudad estaban temblando cuando ellos fueron a recibirlo y dijeron: "¿Vienes en paz?" 5El dijo: "Vengo en paz; He venido para hacer sacrificio al SEÑOR. Conságrense al SEÑOR para el sacrificio y vengan conmigo." Entonces él apartó a Isaí y a sus hijos y los invitó al sacrificio."
6Cuando ellos vinieron, él miró a Eliab y se dijo a sí mismo que el ungido del SEÑOR ciertamente estaba de pie ante él. 7Pero El SEÑOR dijo a Samuel: "No mires su apariencia, o lo alto de su estatura; porque Yo lo he rechazado. Porque El SEÑOR no mira como mira el hombre; el hombre mira la apariencia exterior, pero El SEÑOR mira el corazón.
8Entonces Isaí llamó a Abinadab, y lo hizo pasar ante Samuel. Y Samuel dijo: "Tampoco El SEÑOR ha elegido a éste."9Después Isaí hizo pasar a Sama. Y Samuel dijo: "Tampoco El SEÑOR ha elegido a éste." 10Isaí hizo pasar a siete de sus hijos ante Samuel. Y Samuel dijo a Isaí: El SEÑOR no ha elegido a ninguno de ellos."
11Entonces Samuel dijo a Isaí: "Son todos estos tus hijos?" El respondió: "Queda aún el más joven, pero él está cuidando a las ovejas." Samuel dijo a Isaí: "Envía por él y tráelo; porque no nos sentaremos hasta que él venga."12Isaí envió por él y lo trajo. Ahora, este hijo era de buena presencia y tenía ojos hermosos y una apariencia atractiva. El SEÑOR dijo: "Levántate, úngelo; porque él es el elegido''.
13Entonces Samuel, tomó el cuerno con aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. El Espíritu del SEÑOR estuvo sobre David desde ese día en adelante. Después Samuel se levantó y fué a Ramá.
14El Espíritu del SEÑOR dejó a Saúl y un espíritu malo de parte del SEÑOR lo atormentaba.15Los sirvientes de Saúl le dijeron: "Mira, un espíritu malo de parte del SEÑOR te atormenta. 16Ordena que nuestro jefe, quien manda a tus sirvientes, quienes estamos delante de ti, busque a un hombre que sea hábil tocando el arpa. Entonces, cuando el espíritu malo de parte de Dios esté en ti, él la tocará y te sentirás bien.
17Saúl dijo a sus sirvientes: "Encuéntrenme a un hombre que pueda tocar bien y tráiganlo a mí." 18Entonces uno de los hombres jovenes respondió y dijo: "He visto un hijo de Isaí de Belén, quien es hábil tocando, fuerte, valiente, hombre de guerra, prudente al hablar, de buen parecer; y El SEÑOR está con él. 19Entonces Saúl envió mensajeros a Isaí y dijeron: "Envíame a tu hijo David, quien está con las ovejas."
20Isaí tomó un burro cargado con pan, y una vasija de vino, y un cabrito, y los envió con su hijo David a Saúl. 21Entonces David vino a Saúl y entró a su servicio. Saúl le amó mucho, y lo hizo su escudero.
22Saúl envió a Isaí diciendo: "Deja que David esté ante mi, porque él ha hallado favor en mis ojos. 23Cuando el espíritu malo de parte de Dios estaba sobre Saúl, David tomaba el arpa y la tocaba. Y el espíritu malo se apartaba de él y así Saúl se sentía mejor.

17

1Los Filisteos reunieron sus ejércitos para la batalla. Ellos se juntaron en Soco, el cual pertenece a Judá. Ellos acamparon entre Soco y Azeca, en Efes Damim.

2Saúl y los hombres de Israel se reunieron y acamparon en el valle de Ela, y formaron sus líneas de batalla para pelear con los Filisteos. 3Los Filisteos se detuvieron a un lado de la montaña e Israel se detuvo en una montaña al otro lado, con un valle entre ellos.
4Un hombre fuerte salió del campamento de los Filisteos llamado Goliat de Gat, cuya estatura era de tres metros. 5Tenía un casco de bronce sobre su cabeza, y estaba armado con una cota de malla. La cota pesaba lo mismo que casi sesenta kilos de bronce.
6Él tenía una armadura de bronce sobre sus piernas y una jabalina de bronce entre sus hombros. 7El mango de su lanza era largo, con un rodillo de cordón para tirar, como el cordón de las agujas. La punta de la espada pesaba casi siete kilos de hierro. Su escudero estaba delante de él.
8Él se paró y gritó a los soldados de Israel: "¿Por qué han salido ustedes para tener una batalla? ¿No soy un Filisteo, y ustedes no son sirvientes de Saúl? Escojan a un hombre y dejen que venga hasta mí. 9Si él es capaz de pelear conmigo y matarme, entonces nosotros seremos sus sirvientes. Pero si yo lo derroto y lo mato, entonces ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán."
10Otra vez el Filisteo dijo: "Hoy desafío a los soldados de Israel. Dénme un hombre para pelear juntos." 11Saúl y todo Israel escuchó lo que el Filisteo decía, ellos estaban desanimados y muy aterrados.
12David era el hijo del Efrateo de Belén en Judá, cuyo nombre era Isaí. Él tenia ocho hijos. Isaí era un hombre anciano en los días de Saúl, grande en edad sobre los hombres. 13Los tres hijos más grandes habían seguido a Saúl a la batalla. Los nombres de sus tres hijos que fueron a la batalla eran Eliab su primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama.
14David era el más joven. Los tres más grandes seguían a Saúl. 15David iba y venía entre el ejercito de Saúl y las ovejas de su padre en Belén, para poder alimentarlas. 16Por cuarenta días el hombre fuerte Filisteo se acercaba, en la mañana y por la tarde, para presentarse a sí mismo para la batalla.
17Entonces Isaí dijo a su hijo David: "Lleva a tus hermanos un Efa (veintidós litros) de este grano tostado y estos diez panes, y ve rápido al campamento a tus hermanos. 18También lleva estos diez quesos para los capitanes de miles. Mira como están tus hermanos y trae alguna prueba de que están bien.
19Tus hermanos están con Saúl y todos los hombres de Israel en el valle de Elá, peleando con los Filisteos." 20David se levantó en la madrugada y dejó a su rebaño al cuidado de un pastor. Él tomo el alimento y se fue, como Isaí le ordenó. Él llegó al campamento cuando el ejército salía al campo de batalla gritando voces de guerra. 21Entonces Israel y los Filisteos se alinearon para la batalla, ejército contra ejército.
22David dejó sus alimentos con el encargado del equipaje, corrió a la línea de combate y saludó a sus hermanos. 23Mientras hablaba con ellos, el hombre fuerte, el Filisteo de Gat, llamado Goliat, salió de la línea de los Filisteos, y dijo las mismas palabras que antes, y David las escuchó. 24Cuando todos los hombres de Israel vieron al hombre, huyeron de él y estaban aterrados.
25Los hombres de Israel dijeron: "¿Has visto a este hombre que salió? Él ha venido a retar a Israel. Y el rey le dará al hombre que lo mate grandes riquezas, le dará su hija en matrimonio, y hará la casa de su padre libre de impuestos en Israel."
26David dijo al hombre que estaba con él: "¿Qué se le hará al hombre, que mate a este Filisteo y quite la desgracia de Israel? ¿Quien es este incircunciso Filisteo, que desafía los ejércitos del DIOS viviente? Entonces las personas le repitieron lo que ellos decían y le dijeron: 27Así será hecho al hombre que lo mate."
28Eliab su hermano mayor escuchó cuando David habló con el hombre. El enojo de Eliab fue mucho contra David y le dijo: "¿Por qué has bajado aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu orgullo y la maldad de tu corazón; porque tú has bajado para ver la batalla." 29David dijo: "¿He hecho algo malo? ¿No fué sólo una pregunta?" 30Entonces se alejó de él para ir con otro y habló en la misma manera. Las personas le contestaron la misma cosa de antes.
31Cuando las palabras que dijo David fueron escuchadas, los soldados se las repitieron a Saúl, y él envió a buscar a David. 32David le dijo a Saúl: "No dejes que ningún hombre se desanime por causa de ese Filisteo; tu servidor irá y peleará con él." 33Saúl dijo a David: "Tú no eres capaz de ir a pelear en contra de este Filisteo porque eres solo un muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud."
34Pero David dijo a Saúl: "Tu servidor cuidaba a las ovejas de su padre. Cuando un león o un oso venía y tomaba alguna oveja del rebaño, 35yo iba tras él y lo atacaba, y rescataba la oveja de su boca. Y cuando se levantaba para atacarme, lo tomaba de su pelo, le pegaba y lo mataba.
36Tu siervo ha matado tanto a un león como a un oso. Este incircunciso Filisteo será como uno de ellos, por que ha desafiado a los ejército del DIOS viviente."
37David dijo: "El SEÑOR me ha rescatado de las garras del león y de las garras del oso. Él me rescatará de las manos de este Filisteo." Entonces Saúl dijo a David: "Ve, y que EL SEÑOR esté contigo." 38Saúl vistió a David con su ropa militar. Él puso un casco de bronce sobre su cabeza y lo vistió con una coraza.
39David puso su espada en su armadura. Pero no podía caminar, porque no había sido entrenado con ellas. Entonces David dijo a Saúl: "Yo no puedo salir a pelear con esto, porque no he tenido entrenamiento." Así que David se quitó la armadura. 40Tomó sus cosas en su mano y escogió del arroyo cinco piedras lisas; las puso en su bolso de pastor. Su honda estaba en su mano mientras se acercaba al Filisteo.
41El Filisteo llegó y se acercó a David, con su escudo llevándolo enfrente de él. 42Cuando el Filisteo miró alrededor y vió a David, lo despreció, porque era sólo un niño, rubio y con un buen parecer. 43El Filisteo le dijo a David: "¿Acaso soy un perro, que vienes a mí con palos?" Y el Filisteo maldijo a David por sus dioses.
44El Filisteo dijo a David: "Ven a mí, y yo daré tu cuerpo a las aves de los cielos y a las bestias del campo." 45David le respondió al Filisteo: "Tú vienes a mi con una espada, una lanza y una jabalina. Pero yo vengo a tí en El nombre del SEÑOR de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado.
46El SEÑOR me dará la victoria sobre tí, y yo te mataré y te quitaré la cabeza de tu cuerpo. Hoy yo daré los cuerpos de los ejércitos Filisteos a las aves de los cielos y a las bestias salvajes de la tierra, para que toda la tierra sepa que hay DIOS en Israel, 47y para que todos aquí presentes sepan que El SEÑOR no da la victoria con espada ó lanza. Porque la batalla es de El SEÑOR, y Él nos ayudará a derrotarlos."
48Cuando el Filisteo se levantó y se acercó para enfrentarse con David; David corrió rápidamente hacia el ejército enemigo para enfrentarse al Filisteo. 49David metió su mano en su bolso, tomó una piedra y la lanzó, y golpeó la frente del Filisteo. La piedra se hundió en la frente del Filisteo, y él cayó sobre su cara a la tierra.
50David derrotó al Filisteo con una honda y con una piedra. Él golpeo al Filisteo y lo mató. No hubo espada en la mano de David. 51David corrió y se paró sobre el Filisteo y tomó su espada, la sacó de su funda, lo mató, y le cortó la cabeza. Cuando los Filisteos vieron que su hombre fuerte estaba muerto, ellos huyeron.
52Entonces los hombres de Israel y de Judá se levantaron con un grito, y persiguieron a los Filisteos hasta el valle y las puertas de Ecrón. Y los Filisteos muertos se hallaban tirados por el camino a Saaraim, todo el camino hasta Gat y Ecrón. 53El pueblo de Israel regresó de perseguir a los Filisteos, y ellos robaron su campamento. 54David tomó la cabeza del Filisteo y la llevó a Jerusalén, pero puso su armadura en su tienda.
55Cuando Saúl vio a David saliendo en contra de los Filisteos, él dijo a Abner, el capitán del ejército: "Abner, ¿Hijo de quién es éste joven?" Abner dijo: "Como tú vives, rey, yo no lo sé." 56El rey dijo: "pregunta a aquellos quienes sepan, de quién es hijo éste joven."
57Cuando David regresó de matar a los Filisteos, Abner lo tomó, y lo trajo frente a Saúl con la cabeza del Filisteo en su mano. 58Saúl le dijo: "¿Hijo de quién eres tú, joven? David respondió: "Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Belén."

18

1Cuando él terminó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán fue unida al alma de David, y Jonatán lo amó como a su propia alma.2Saúl tomó a David a su servicio ese día; él no lo dejó regresar a la casa de su padre.

3Entonces Jonatán y David hicieron un pacto de amistad porque Jonatán lo amó como a su propia alma. 4Jonatán se quitó la túnica que llevaba puesta, y se la dió a David junto con su armadura, así como su espada, arco y cinto.
5David salía donde quiera que Saúl lo enviaba, y tenía éxito. Saúl lo puso sobre los hombres de guerra. Esto agradaba a los ojos del pueblo, incluso, a la vista de los siervos de Saúl.
6Cuando ellos volvieron a casa después de derrotar a los Filisteos, las mujeres de todas las ciudades de Israel vinieron, cantando y danzando, para ver al Rey Saúl, con tamborines, con gozo y con instrumentos musicales. 7Las mujeres tocaban y cantaban unas a las otras. Ellas cantaban: "Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles."
8Saúl estaba muy enojado, y no le gustaba ese canto. Él dijo: "Ellos le han dado a David diez miles, pero a mi sólo me dan miles. ¿Qué más va a tener él sino el reino? 9Y Saúl miró a David con sospecha desde ese día en adelante.
10Al día siguiente un espíritu malo de parte de Dios cayó sobre Saúl. Y él deliraba dentro de la casa. Entonces David tocó su instrumento, como él hacía cada día. Saúl tenía su lanza en su mano. 11Saúl lanzó su lanza, porque él pensaba: "Clavaré a David a la pared." Pero David escapó de la presencia de Saúl dos veces. 12Saúl tuvo miedo de David, porque El SEÑOR estaba con él, pero ya no estaba más con Saúl.
13Entonces Saúl lo quitó de su presencia y lo nombró jefe de mil soldados. De esta forma, David salía y entraba al frente del pueblo.14David prosperaba en todos sus caminos, porque El SEÑOR estaba con él.
15Cuando Saúl vió que él prosperaba, quedo asombrado de él. 16Pero todo Israel y Judá amaba a David, porque él entraba y salía al frente de ellos.
17Entonces Saúl dijo a David: "Aquí está mi hija mayor, Merab. Te la daré como esposa. Solo sé valiente para mí y pelea las batallas del SEÑOR." Porque Saúl pensaba: "No lo mataré yo, sino la mano de los Filisteos."18David dijo a Saúl: "¿Quien soy yo, y qué es mi vida, o la familia de mi padre en Israel, para que yo sea el yerno del rey?
19Pero en el tiempo cuando Merab, la hija de Saúl debería haber sido entregada a David, ella fue dada a Adriel, el meholatita como esposa.
20Pero Mical, hija de Saúl, amó a David. Le dijeron a Saúl, y ésto le agradó. 21Entonces pensó: "Se la daré a él, para que ella sea una trampa para él, y que la mano de los Filisteos esté en su contra." Entonces Saúl dijo a David por segunda vez: "Tú serás mi yerno."
22Saúl ordenó a sus sirvientes: "Hablen con David en privado, y digan: ''Mira, el rey te estima y todos sus sirvientes te aman. Ahora pues, vuélvete yerno del rey."
23Así que los sirvientes de Saúl hablaron estas palabras a David. Y David dijo: "¿Es esto sencillo para ustedes, que sea el yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de poca estima?" 24Los sirvientes de Saúl le informaron las palabras que David habló.
25Entonces Saúl dijo: "Así dirán a David: 'El rey no desea ninguna dote, sólo cien prepucios de los Filisteos, para ser vengado de sus enemigos.'" Ahora, Saúl pensó hacer que David cayera por mano de los Filisteos. 26Cuando sus sirvientes dijeron a David estas palabras, éstas agradaron a David para ser el yerno del rey.
27Antes que aquellos días terminaran, David vino con sus hombres y mató a doscientos Filisteos. David trajo sus prepucios, y los dió completos al rey, porque ésto lo haría ser el yerno del rey. 28Así que Saúl le dió a su hija Mical como esposa. Cuando Saúl vió y supo que El SEÑOR estaba con David; y que Mical, la hija de Saúl, lo amaba. 29Saúl tuvo aún más temor de David. Saúl continuaba siendo el enemigo de David.
30Entonces los príncipes de los Filisteos salieron a la batalla, y como cada vez que ellos salían, David tenía más éxito que todos los sirvientes de Saúl, entonces, el nombre de David fue altamente apreciado.

19

1Saúl le dijo a Jonatán su hijo y a todos sus sirvientes que ellos debían matar a David. Pero Jonatán, hijo de Saúl, amaba a David. 2Así que Jonatán le dijo a David, "Saúl mi padre busca matarte. Por lo tanto ponte en guardia en la mañana y escóndete en un lugar secreto. 3Yo saldré afuera y me pararé al lado de mi padre en el campo donde tú estás, y yo hablaré con mi padre acerca de ti. Si yo me entero de algo, yo te lo diré."

4Jonatán habló bien de David a Saúl su padre y le dijo a él, "No dejes que el rey peque contra su siervo David. Pues él no ha pecado en contra de ti, y sus hechos te han traído bien. 5Pues él mató al Filisteo. El SEÑOR trajo una gran victoria para todo Israel. Tú lo viste y te regocijaste. ¿Por qué pecar en contra de sangre inocente matando a David sin razón alguna?"
6Saúl escuchó a Jonatán. Saúl juró, "Vive el SEÑOR, él no morirá." 7Entonces Jonatán llamó a David, y Jonatán le dijo todas estas cosas. Jonatán trajo a David a Saúl, y él estaba en su presencia como antes.
8Y hubo guerra otra vez, y David salió y peleó con los Filisteos y los derrotó con una gran matanza. Ellos huyeron delante de él. 9Un espíritu malo de parte del SEÑOR vino sobre Saúl cuando él estaba sentado en su casa con la lanza en su mano, mientras David tocaba su instrumento
10Saúl intentó clavar a David a la pared con la lanza, pero él se quitó de la presencia de Saúl, de manera que Saúl clavó la lanza en la pared. David huyó y escapó esa noche. 11Saúl envió mensajeros a la casa de David para vigilarlo de modo que pudiera matarlo en la mañana. Mical, la esposa de David, le dijo a él, "si tú no salvas tu vida esta noche, mañana te matarán."
12Así que Mical dejó bajar a David por la ventana. Él salió y huyó, y escapó. 13Mical tomó un ídolo casero y lo acostó en la cama. Entonces ella puso una almohada de pelo de cabra a su cabeza, y lo cubrió con ropa.
14Cuando Saúl envió mensajeros para tomar a David, ella dijo: "El está enfermo."15Entonces Saúl envió a los mensajeros para ver a David; él dijo: "Tráiganlo hasta mí en la cama, para que yo pueda matarlo.
16Cuando los mensajeros entraron, miraron, y el idolo de la casa estaba en la cama y la almohada de pelo de cabra en su cabeza. 17Saúl dijo a Mical: "¿Por qué me has engañado y has dejado a mi enemigo escapar?" Mical respondió a Saúl: Él me dijo: 'Déjame ir. O te mato"
18David corrió lejos y escapó, y fue a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Entonces él y Samuel fueron y permanecieron en Naioth. 19Eso fue dicho a Saúl, diciendo: "Mira, David está en Naiot en Ramá. 20Entonces Saúl envió mensajeros para capturar a David. Cuando ellos vieron la compañía de los profetas profetizando, y Samuel estando a la cabeza de ellos, el Espíritu de Dios vino sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron.
21Cuando a Saúl se le dijo esto, él envió otros mensajeros, y ellos también profetizaron. Así que Saúl envió mensajeros nuevamente la tercera vez, y ellos también profetizaron. 22Entonces él también fue a Ramá y vino al pozo profundo que está en Secú. Él preguntó, "¿Dónde están Samuel y David?" Alguien dijo, "Ves, ellos están en Naiot en Ramá."
23Saúl fue a Naiot en Ramá. Y el Espíritu de Dios vino sobre él también, y mientras iba, él profetizaba, hasta que vino a Naiot en Ramá. 24Y él, también, se quitó su ropa, y él también profetizó delante de Samuel y se postró desnudo todo ese día y toda esa noche. Por esto ellos dicen, "¿está Saúl también entre los profetas?"

20

1Entonces David salió de Naiot en Ramá y vino y le dijo a Jonatán: "¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad? ¿Cuál es mi pecado ante tu padre para que busque tomar mi vida?" 2Jonatán le respondió a David: "Lejos de eso; no morirás. Mi padre no hará nada ni grande ni pequeño sin decírmelo. ¿Por qué mi padre escondería esto de mí? No será así."

3Pero David volvió a jurar diciendo: "Tu padre sabe muy bien que he hayado favor ante tus ojos. Y ha dicho: 'No dejen que Jonatán sepa esto, porque se entristecerá.' Pero tan cierto como vive el SEÑOR, y como vives tú, hay solo un paso entre la muerte y yo."
4Entonces Jonatán le dijo a David: "Cualquier cosa que digas, yo la haré por ti." 5David le dijo a Jonatán: "Mañana es la luna nueva, y yo debo sentarme a comer con el rey. Pero déjame ir, para esconderme en el campo hasta el tercer día en la noche.
6Si tu padre me extraña, entonces le dirás: ''David me rogó que le dejara ir para correr hacia su ciudad de Belén; para celebrar el sacrificio anual que ofrece toda su familia." 7Si él contesta: 'Esta bien,' tu siervo estará en paz. Pero si se enoja mucho, entonces sabrás que se ha decidido por el mal.
8Por lo tanto ten misericordia de tu siervo. Porque has llevado a tu siervo a un pacto del SEÑOR contigo. Pero si hay pecado en mí, mátame tu mismo; ¿por qué entonces habrías de llevarme a tu padre?" 9Jonatán dijo: "¡Lejos esté esto de ti! Si yo supiera que mi padre ha decidido hacerte daño, ¿no te lo diría yo?"
10Entonces David dijo a Jonatán: "¿Quién me dirá en caso que tu padre te conteste bruscamente?" 11Jonatán dijo a David: "Ven y vayamos al campo." Y salieron ambos al campo.
12Entonces Jonatán dijo a David: "Que El SEÑOR, Dios de Israel, sea testigo. Cuando le pregunte a mi padre mañana a esta misma hora o al tercer día, mira, que si hay buena voluntad para David, ¿entonces no te llamaré y te dejaré saber? 13Si le complace a mi padre hacerte daño, que El SEÑOR le haga a Jonatán, y más también, si no te dejo saber y te envío lejos para que vayas en paz. Que El SEÑOR esté contigo, como ha estado con mi padre.
14Si aún estuviera vivo, ¿no me mostrarías el pacto de misericordia del SEÑOR, para que no muera? 15No cortes el pacto de misericordia con mi casa para siempre, ni cuando El SEÑOR haya destruido todos los enemigos de David sobre la faz de la tierra." 16Entonces Jonatán hizo un pacto con la casa de David y dijo: "Que El SEÑOR demande cuentas de las manos de los enemigos de David."
17Jonatán hizo que David jurara otra vez por el amor que le tenía, porque le amaba como a su propia alma. 18Entonces Jonatán le dijo: 19"Mañana es la luna nueva. Tú serás extrañado porque tu asiento estará vacío. Cuando hayas estado ausente tres días bajarás rápidamente y vendrás del lugar donde te escondiste el día que todo pasó y te quedarás por la piedra de Ezel.
20Yo dispararé tres flechas al lado como si estuviera disparando al blanco. 21Y enviaré a mi sirviente y le diré: 'Ve y busca las flechas.' Si le digo al joven: 'Mira, las flechas están a este lado tuyo; ven y búscalas,' entonces ven; porque habrá seguridad para ti y no daño, según vive el SEÑOR.
22"Pero si yo digo al joven: 'Mira, las flechas están más allá de ti,' entonces te irás lejos, pues El SEÑOR te ha enviado lejos. 23En cuanto al acuerdo que tú y yo hablamos, mira, El SEÑOR esté entre tú y yo por siempre."
24Entonces David se escondió en el campo. Cuando la luna nueva salió, el rey se sentó a comer. 25El rey se sentó en su silla, como de costumbre, en el asiento cerca de la pared. Jonatán se levantó, y Abner se sentó al lado de Saúl. Pero el lugar de David estaba vacío.
26Saúl no dijo nada ese día, porque pensó: "Algo le ha acontecido. Él no está limpio; seguramente él no está limpio." 27Pero al segundo día, el día después de la luna nueva, el lugar de David estaba vacío. Saúl le dijo a Jonatán su hijo: "¿Por qué el hijo de Isaí no ha venido a la comida, ni ayer ni hoy?"
28Jonatán le contestó a Saúl: "David me pidió permiso para ir a Belén. 29Él me dijo: 'Por favor déjame ir. Pues nuestra familia tiene sacrificio en la ciudad y mi hermano me ha ordenado que esté allá. Ahora, si he hallado favor delante de tus ojos, por favor déjame ir a ver a mis hermanos.' Por esta razón no ha venido a la mesa del rey."
30Entonces el enojo de Saúl fue mucho en contra de Jonatán, y le dijo: "¡Tú, hijo de mujer mala y rebelde! ¿Crees tú que no sé que has escojido al hijo de Isaí, para tu propia vergüenza y la vergüenza de la desnudez de tu madre? 31Mientras el hijo de Isaí viva sobre la tierra, ni tú, ni tu reino serán establecidos. Ahora pues, envía y traémelo a mí, porque él ciertamente tiene que morir."
32Jonatán le contestó a Saúl su padre: "¿Por qué razón debe de morir él? ¿Qué ha hecho él?" 33Entonces Saúl le arrojó su lanza para matarlo. Entonces Jonatán supo que su padre estaba decidido a matar a David. 34Jonatán se levantó de la mesa con un fuerte enojo y no comió nada el segundo día del mes, porque estaba muy triste sobre David, porque su padre le había deshonrado.
35En la mañana, Jonatán salió al campo para su encuentro con David y un hombre joven le acompañaba. 36Le dijo su sirviente: "Corre y encuentra las flechas que dispare." Y mientras el hombre joven corría, él disparó una flecha más allá de él. 37Cuando el joven llegó al sitio donde cayó la flecha que Jonatán disparó, Jonatán llamó al joven, y le dijo: "¿No está la flecha más allá de ti?"
38Y Jonatán llamó al hombre joven: "¡Apurate, sé rápido, no te quedes!" El hombre joven de Jonatán juntó las flechas y regresó a su amo. 39Pero el hombre joven no sabía nada. Solo Jonatán y David conocían del asunto. 40Jonatán le dio las armas al hombre joven y le dijo: "Vé, llévalas a la ciudad."
41Tan pronto el joven se fue, David se levantó de detrás de la montículo, se tiró boca abajo en tierra, y se inclinó tres veces. Se besaron uno al otro y lloraron juntos, pero David lloró más. Jonatán le dijo a David: "Ve en paz, porque ambos hemos jurado en el nombre del SEÑOR diciendo: 'Que El SEÑOR esté entre tú y yo, y entre mi descendencia y tu descendencia para siempre." 42Entonces David se levantó y se fue, y Jonatán regresó a la ciudad.

21

1Entonces David vino a Nob para ver al sacerdote Ahimelec. Ahimelec vino tembloroso al encuentro con David y le dijo, "¿Por qué estás solo y no tienes a nadie contigo?" 2David le dijo al sacerdote Ahimelec, "El rey me ha enviado en una misión y me ha dicho, 'No dejes saber a nadie el asunto al cual te envÍo y a lo que te he mandado'. He dirijido a los hombres jóvenes a otro lugar.

3Ahora ¿qué tienes a la mano? Dame cinco rebanadas de pan, o lo que tengas aquí." 4El sacerdote le contestó a David y dijo, "No hay pan común a la mano, pero hay pan santo--si es que los hombres se han guardado de mujeres."
5David le contestó al sacerdote, "Ciertamente nos hemos guardado de mujeres en estos tres días, como es mi costumbre cuando salimos en camino. Las cosas que pertenencen a los hombres han sido apartadas aún en misiones comunes. ¡Cuanto más hoy separarán lo que les pertenece!" 6Así que el sacerdote le dió el pan que fue separado. Por que no había pan allí, excepto el pan de la presencia, que fue removido de delante del SEÑOR, para que pudieran colocar pan caliente en su lugar en el día que fue removido.
7Ahora uno de los siervos de Saúl estaba allí ese día, detenido ante El SEÑOR. Su nombre era Doeg el edomita, jefe de los pastores de Saúl.
8David le dijo a Ahimelec, "¿No habrá aquí alguna lanza o espada a la mano? Porque no traje ni espada ni arma conmigo por la urgencia del asunto del rey" 9El sacerdote dijo, "La espada de Goliat el Filisteo, a quien tú mataste en el valle de Elá, está aquí envuelta en una tela detrás del efod (ropa sacerdotal). Si la aceptas, llévatela, porque aquí no hay otra arma." David dijo, "No hay otra espada como esa; dámela."
10David se levantó y huyó ese día de Saúl y fue a Aquis, el rey de Gat. 11Los siervos de Aquis le dijeron, "¿No es este David, rey de la tierra? ¿No cantaban acerca de él unos a otros en sus danzas, 'Saúl ha matado sus miles, y David sus diez miles?'
12David llevó estas palabras al corazón y temía mucho a Aquis, el rey de Gat. 13Cambió su manera de comportarse delante de ellos y se hizo pasar por loco en su presencia; escribió marcas en las puertas del portón y dejó su saliva bajar por su barba.
14Entonces Aquis dijo a sus sirvientes, "Miren, no ven ustedes que el hombre está loco. ¿Por qué me lo han traído a mí? 15¿Acaso me faltan locos, para que me hayan traído este que se comporte como uno en mi presencia? ¿Realmente vendrá este a entrar a mi casa?

22

1David se fue de allí y se escapó a la cueva de Adulam. Cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, ellos bajaron hacia allá con él. 2Todos los que estaban afligidos, todos los que estaban endeudados y todos los que estaban descontentos-- todos ellos se reunieron con él. David se convirtió en el capitán sobre ellos. Habían cuatrocientos hombres con él.

3Entonces David se fue de allí hacia Mizpa en Moab. Él le djo al rey de Moab: "Por favor deja a mi padre y a mi madre irse contigo hasta que yo sepa lo que Dios hará por mí. 4Él los dejó con el rey de Moab. Su padre y madre se quedaron con él todo el tiempo que David estuvo en su refugio. 5Luego el profeta Gad le dijo a David: "No te quedes en tu refugio. Sal y ve a la tierra de Judá." Así que David se fue de allí y entró al bosque de Haret.
6Saúl escuchó que David había sido descubierto, junto con los hombres que estaban con él. Ahora Saúl estaba sentado en Guibeá, debajo de un árbol de tamarisco en Ramá, con su lanza en la mano, y todos sus sirvientes estaban de pie alrededor de él.
7Saúl le dijo a sus sirvientes quienes estaban de pie alrededor de él: "¡Escuchen ahora, gente de Benjamín! ¿El hijo de Isaí le dará a cada uno de ustedes campos y viñas? ¿Los hará a todos ustedes capitanes de miles y capitanes de cientos, 8a cambio de que todos ustedes conspiren en contra de mí? Ninguno de ustedes me ha informado cuando mi hijo ha hecho un pacto con el hijo de Isaí. Ninguno de ustedes tiene pena por mí. Ninguno de ustedes me informa que mi hijo ha incitado a mi siervo David en contra mía. Hoy él se esconde y espera por mí para poder atacarme."
9Entonces Doeg el edomita, quien estaba junto a los sirvientes de Saúl, respondió: "Yo vi al hijo de Isaí venir a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob. 10Él oró al SEÑOR para que Él pudiera ayudarlo, y le dió alimentos y la espada de Goliat el Filisteo."
11Entonces el rey envió a alguien a llamar al sacerdote Ahimelec, hijo de Ahitob y toda la familia de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob. Todos ellos vinieron al rey. 12Saúl dijo: "Escuche ahora, hijo de Ahitob." Él contestó: "Aquí estoy, mi señor." 13Saúl le dijo a él: "¿Por qué has conspirado en contra de mí, tú y el hijo de Isaí, en que tú le has dado pan y una espada y has orado a Dios para que Él lo ayude, para que se levante contra mí, para esconderse en secreto como él ha hecho hoy?"
14Entonces Ahimelec le contestó al rey y dijo: "¿Quién entre todos tus sirvientes es tan fiel como David, quien es el yerno del rey, jefe de tu guardia y es honrado en tu casa?" 15¿Es hoy la primera vez que yo he orado a Dios para ayudarlo? ¡Lejos esté esto de mí! No deje el rey culpar de algo a su siervo ni a toda la familia de mi padre. Porque su siervo no sabe nada sobre este asunto."
16El rey contestó: "Tú seguramente morirás, Ahimelec, tú y toda la familia de tu padre." 17El rey le dijo a la guardia que estaba de pie alrededor de él: "Dense vuelta y maten los sacerdotes del SEÑOR. Porque la mano de ellos también está con David, y porque ellos sabían que él había huído, pero no me lo dijeron." Pero los sirvientes del rey no mataron a los sacerdotes del SEÑOR.
18Entonces el rey le dijo a Doeg: "Date vuelta y mata a los sacerdotes." Así que Doeg el edomita giró y atacó los sacerdotes; él mató a ochenta y cinco personas que vestían un efod (ropas sacerdotales) de lino ese día. 19Con el filo de la espada, él atacó a Nob, la ciudad de los sacerdotes, tanto hombres como mujeres, niños e infantes, y bueyes y burros y ovejas. Él los mató a todos con el filo de la espada.
20Pero uno de los hijos de Ahimelec, hijo de Ahitob, llamado Abiatar, escapó y huyó tras David. 21Abiatar le dijo a David que Saúl había matado a los sacerdotes del SEÑOR.
22David le dijo a Abiatar: "Ese día yo sabía que cuando Doeg el edomita estaba allí, que él seguramente le diría a Saúl. ¡Yo soy responsable por cada muerte en la familia de tu padre! 23Quédate conmigo y no tengas miedo. Porque el que busca tu vida, busca la mía también. Tú estarás seguro conmigo."

23

1Le dijeron a David: "Mira, los Filisteos están peleando en contra de Keila y están robando las eras." 2Así que David le oró al SEÑOR por ayuda y le preguntó: "¿Debo ir y atacar a estos Filisteos?" El SEÑOR le dijo a David: "Ve y ataca a los Filisteos y salva a Keila."

3Los hombres de David le dijeron a él: "Mira, tenemos miedo aquí en Judá. ¿Cuánto más entonces, si nosotros vamos a Keila en contra del ejército de los Filisteos?" 4Entonces David oró al SEÑOR por ayuda una vez más. El SEÑOR le contestó: "Levántate, baja a Keila. Porque yo te daré victoria sobre los Filisteos."
5David y sus hombres fueron a Keila y pelearon con los Filisteos. Él llevó lejos su ganado y los atacó con un gran matanza. Así que David salvó los habitantes de Keila. 6Cuando Abiatar, hijo de Ahimelec, huyó hacia David en Keila, él bajó con un efod (ropa sacerdotal) en su mano.
7Saúl fue avisado que David había ido a Keila. Saúl dijo: "Dios me lo ha entregado en mis manos. Pues él está encerrado, porque ha entrado a una ciudad que tiene puertas y barras." 8Saúl convocó todas sus fuerzas para batalla, para bajar a Keila, para cercar a David y sus hombres. 9David supo que Saúl estaba planeando daño en su contra. Él le dijo a Abiatar el sacerdote: "Trae el efod (ropa sacerdotal) aquí."
10Entonces David dijo: "SEÑOR, Dios de Israel, tu siervo en efecto ha oído que Saúl busca venir a Keila, para destruir la ciudad por mi causa. 11¿Acaso los hombres de Keila, me entregarán en su mano? ¿Vendrá Saúl, como tu siervo ha oído? SEÑOR, el Dios de Israel, te suplico, por favor dile a tu siervo." El SEÑOR dijo: "Él vendrá."
12Entonces David dijo: "¿Acaso los hombres de Keila, me entregarán a mis hombres y a mí en manos de Saúl?" El SEÑOR dijo: "Ellos te entregarán."
13Entonces David y sus hombres, quienes eran como seiscientos, se levantaron y se alejaron de Keila, y fueron de un lugar a otro. Le dijeron a Saúl que David había escapado de Keila, y él detuvo su persecución. 14David se quedó en los refugios en el desierto, en la zona montañosa, en el desierto de Zif. Saúl lo buscó cada día, pero Dios no se lo entregó en su mano.
15David vió que Saúl había salido a quitarle la vida; ahora David estaba en el desierto de Zif en Hores. 16Entonces Jonatán, hijo de Saúl, se levantó y fue donde David en Hores, y lo fortaleció a confiar en Dios.
17Él le dijo: "No tengas miedo. Pues la mano de Saúl, mi padre, no te encontrará. Serás rey sobre Israel, y yo estaré junto a ti. Saúl, mi padre, también sabe esto." 18Ellos hicieron un pacto ante El SEÑOR. David permaneció en Hores, y Jonatán se fue a casa.
19Entonces los zifeos vinieron a Saúl en Guibeá y dijeron: "¿Acaso no está David escondiéndose entre nosotros en los refugios de Hores, en la colina de Haquila, la cual está al sur de Jesimón? 20¡Baja ahora, rey! ¡De acuerdo a tu deseo, baja! Nuestra parte será entregarlo en las manos del rey."
21Saúl dijo: "Que sean bendecidos por El SEÑOR. Porque han tenido compasión de mí. 22Vayan, asegúrense aún más. Busquen y descubran dónde está el lugar de su escondite y quién lo ha visto allí. Me han dicho que él es muy astuto. 23Así que miren, y busquen todos los lugares en donde él se esconde. Vuelvan a mí con información verdadera, y entonces yo regresaré con ustedes. Si él está en la tierra, yo lo buscaré entre todos los hombres de Judá."
24Se levantaron y fueron a Zif delante de Saúl. Ahora David y sus hombres estaban en el desierto de Maón, en el Arabá al sur de Jesimón. 25Saúl y sus hombres fueron en su busca. Y a David le dijeron de ello, así que bajó a una colina rocosa y vivió en el desierto de Maón. Cuando Saúl escuchó de ello, él persiguió a David en el desierto de Maón.
26Saúl iba por un lado de la montaña y David y sus hombres iban por el otro lado de la montaña. David se apuró para alejarse de Saúl. Mientras Saúl y sus hombres estaban rodeando a David y sus hombres para capturarlos, 27un mensajero vino a donde estaba Saúl y le dijo: "Apúrate y ven, porque los Filisteos han atacado tu país."
28Así que Saúl regresó de perseguir a David y fue en contra de los Filisteos. Por lo tanto ese lugar fue llamado la Roca de Escape. 29David subió de allí y vivió en los refugios de En Gadi.

24

1Cuando Saúl regresó de perseguir a los Filisteos, le dijeron: "David está en el desierto de En Gadi." 2Entonces Saúl tomó a tres mil hombres escogidos de todo Israel y se fue a buscar a David y a sus hombres en los peñascos de las cabras monteses.

3Él llegó a un corral de ovejas por el camino, en donde había una cueva. Saúl se fue adentro de la cueva para hacer sus necesidades. Ahora, David y sus hombres estaban sentados bien atrás dentro de la cueva. 4Los hombres de David le dijeron a él: "Este es el día del cual El SEÑOR habló, cuando él te dijo: 'Yo te entregaré a tu enemigo en tus manos, para que hagas con él como tú quieras." Luego, David se levantó y silenciosamente se arrastró hacia adelante y cortó el borde del manto de Saúl.
5Despúes de esto, el corazón de David lo afligió porque él le había cortado el borde del manto de Saúl. 6Él le dijo a sus hombres: "Qué El SEÑOR no permita que yo haga tal cosa a mi rey, el ungido del SEÑOR, que yo le haga daño, viendo que él es el ungido del SEÑOR."7Así que David regañó a sus hombres con estas palabras, y no les dejó atacar a Saúl. Saúl se puso de pie, salió de la cueva, y continuó su camino.
8Después de esto, David también se puso de pie, dejó la cueva, y llamó a Saúl: "Mi señor rey." Cuando Saúl miró detrás de él, David se inclinó con su rostro hacia la tierra y le mostró sus respetos. 9David le dijo a Saúl: "¿Por qué escuchas a los hombres que dicen: 'Mira, ¿David está buscando lastimarte?'
10Hoy tus ojos han visto cómo El SEÑOR te puso en mi mano cuando estábamos en la cueva. Algunos me dijeron que te matara, pero yo te perdoné. Yo dije: 'Yo no haré algo en contra de mi rey; porque es el ungido del SEÑOR.' 11Mira, padre mío, mira el borde de tu manto en mis manos. Porque por el hecho de que corté el borde de tu manto y no te maté, tú puedes saber y ver que no hay maldad o traición en mi mano, y yo no he pecado contra ti, a pesar de que tú buscas mi vida para matarme.
12Qué El SEÑOR juzgue entre tú y yo, y que El SEÑOR me vengue en contra de ti, pero mi mano no estará en contra de ti. 13Como el proverbio de los antiguos dice: ´De entre los malvados viene la maldad. ´ Pero mi mano no estará en contra de ti.
14¿Detrás de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¡A un perro muerto! ¡A una pulga! 15Qué El SEÑOR sea el juez y juzgue entre tú y yo, y lo vea, y defienda mi causa y me permita escapar de tu mano."
16Cuando David había terminado de hablar estas palabras a Saúl, Saúl dijo: "¿Es ésta tu voz, mi hijo David?" Saúl levantó su voz y lloró.
17Él le dijo a David: "Tú eres más justo de lo que yo soy. Porque me has pagado con bien, cuando yo te he pagado con mal. 18Tú has declarado hoy cómo me has hecho bien, pues no me mataste cuando El SEÑOR me puso en tu mano.
19Porque si un hombre encuentra a su enemigo, ¿lo dejará ir a salvo? Qué El SEÑOR te recompense con bien por lo que me has hecho hoy. 20Yo sé que seguramente tú serás rey y que el reino de Israel será establecido en tu mano.
21Júrame por El SEÑOR que no matarás a mi familia, y que tú no destruirás mi nombre fuera de la casa de mi padre." 22Así que David le hizo un juramento a Saúl. Después Saúl se fue a su casa, pero David y sus hombres subieron a su escondite.

25

1Samuel murió. Todo Israel se reunió y lloró por él, y ellos lo sepultaron en su casa en Ramá. Luego David se levantó y bajó al desierto de Parán.

2Hubo un hombre en Maón, cuya riqueza estaba en Carmel. El hombre era muy rico. Él tenía tres mil ovejas y mil cabras. Él estaba trasquilando sus ovejas en Carmel. 3El nombre del hombre era Nabal, y el nombre de su esposa era Abigail. La mujer era inteligente y hermosa en apariencia. Pero el hombre era duro y malo en sus tratos. Él era descendiente de la casa de Caleb.
4David escuchó en el desierto que Nabal estaba trasquilando sus cabras. 5Así que David envió diez hombres jóvenes, "Suban a Carmel, vayan a Nabal, y salúdenlo en mi nombre. 6Ustedes le dirán, 'Vive en prosperidad. Paz sea para ti y paz a tu casa, y paz sea a todo lo que tienes.
7Escuché que tienes esquiladores. Tus pastores han estado con nosotros, y no les hicimos daño, y ellos no perdieron nada en todo el tiempo que estuvieron en Carmel. 8Pregúntale a tus sirvientes, y ellos te dirán. Ahora deja que mis sirvientes encuentren gracia ante tus ojos, pues hemos llegado en un día festivo. Por favor ofrece lo que tienes a la mano a tus sirvientes y a tu hijo David.'"
9Cuando los hombres jóvenes de David llegaron, ellos le dijeron todo esto a Nabal de parte de David y luego esperaron. 10Nabal contestó a los sirvientes de David, "¿Quién es David? ¿Y quién es el hijo de Isaí? Hay muchos sirvientes en estos días que huyen de sus amos. 11¿Debería yo tomar mi pan y mi agua y mi carne la que he matado para mis esquiladores, y dárselas a hombres que vienen de no sé donde?"
12Así que los hombres jóvenes de David regresaron, y le dijeron todo lo que les fue dicho. 13David les dijo a sus hombres, "Cada hombre amarre su espada". Y cada hombre se amarró su espada. David también se amarró su espada. Como cuatrocientos hombres siguieron detrás de David, y doscientos se quedaron con el equipaje.
14Pero uno de los hombres jóvenes le dijo a Abigail, la esposa de Nabal; él dijo, "David envió mensajeros hacia el desierto para saludar a nuestro amo, y él los insultó. 15Sin embargo los hombres fueron muy buenos con nosotros. Nosotros no fuimos dañados y no perdimos nada mientras estuvimos con ellos cuando estábamos en los campos.
16Ellos fueron una protección para nosotros día y noche, mientras estábamos con ellos atendiendo a las ovejas. 17Por lo tanto conoce esto y piensa lo que harás, puesto que mal se ha tramado en contra de nuestro amo, y en contra de toda su casa. Él es un hombre despreciable con quien uno no puede razonar."
18Luego Abigail se apresuró y tomó doscientos panes, dos botellas de vino, cinco ovejas ya preparadas, cinco medidas de granos tostados, cien racimos de pasas, y doscientos panes de higos, y los puso en los burros. 19Ella le dijo a sus sirvientes, "Vayan primero que yo, y yo iré tras de ustedes." Pero ella no le dijo a su esposo Nabal.
20Mientras ella montó en su burro y bajaba de la montaña, David y sus hombres bajaron hacia ella, y ella se encontró con ellos.
21Ahora David había dicho, "Ciertamente en vano yo he guardado todo lo que este hombre tiene en el desierto, para que nada se perdiera de todo lo que le pertenece a él, y él me ha devuelto mal por bien. 22Que Dios me lo haga a mí, David, y más también, si en la mañana queda con vida un varón de todo lo que pertenece a él."
23Cuando Abigail vió a David, ella se apuró y bajó de su burro y se inclinó ante David y postró su cabeza en el suelo. 24Ella se puso a sus pies y dijo, "Sólo sobre mí, mi amo, sea la culpa. Por favor deja que tu sirviente hable, y escucha las palabras de tu sirvienta.
25No dejes que mi amo considere a este hombre despreciable, Nabal, pues como es su nombre, así es él. Nabal es su nombre, y la locura está con él. Pero yo, tu sirvienta no ví a los hombres jóvenes de mi amo, a quienes tú enviaste. 26Ahora pues, mi amo, así como El SEÑOR vive, y tú vives, que El SEÑOR te ha evitado de derramar sangre, y de vengarte tú mismo con tu propia mano, ahora deja que tus enemigos, y aquellos que buscan hacer mal a mi amo, sean como Nabal.
27Este regalo que tu sirvienta ha traido a mi amo que sea entregado a los sirvientes que siguen a mi amo. 28Por favor perdona el pecado de tu sirviente, puesto que El SEÑOR ciertamente hará una casa segura a mi amo, porque mi amo está peleando las batallas del SEÑOR; y mal no será encontrado en tí mientras vivas.
29Y aunque los hombres se levantan a perseguirte y quitarte la vida, aun así la vida de mi amo estará guardada en el grupo de los que viven por El SEÑOR tu Dios; y Él lanzará lejos las vidas de tus enemigos, como del bolsillo de una honda.
30Cuando El SEÑOR haya hecho por mi amo todas las cosas buenas que Él te ha prometido, y te haya hecho el líder sobre Israel, 31este asunto no te traerá tristeza, no será ofensa a mi amo, pues no has derramado sangre sin causa, y no te has vengado tú mismo. Y cuando El SEÑOR haga lo bueno para mi amo, recuerda a tu sirvienta."
32David le dijo a Abigail, "Que El SEÑOR, Dios de Israel, sea bendecido, Él quien te envió a mi encuentro. 33Y tu sabiduría es bendecida, y tú eres bendecida, porque no me has permitido derramar sangre sin causa, y tomar venganza con mi propia mano.
34Ciertamente como El SEÑOR, el Dios de Israel, vive, El que me ha impedido hacerte daño, a no ser que tú te apresuraras a encontrarme, ciertamente no hubiera quedado varón o niño a Nabal en la mañana." 35Así que David recibió de su mano lo que ella le había traído; él le dijo a ella, "Sube en paz a tu casa; Yo he escuchado tu voz y te he aceptado a tí."
36Abigail volvió a Nabal; miren, él estaba celebrando un banquete en su casa, como el banquete de un rey; y el corazón de Nabal estaba alegre con él mismo, pues él estaba muy borracho. Así que ella no le dijo nada hasta la luz de la mañana.
37Fue en la mañana, cuando a Nabal se le habían pasado los efectos del vino, que su esposa le dijo estas cosas; su corazón murió en él, y él se volvió como una piedra. 38Fue como diez días más tarde que El SEÑOR hirió a Nabal así que murió.
39Y cuando David escuchó que Nabal estaba muerto, el dijo, "Que El SEÑOR sea bendecido, quien ha tomado la causa de mi insulto de las manos de Nabal, y ha guardado su siervo de mal. Y Él le devolvió la acción malvada a Nabal sobre sí". Luego David envió y habló a Abigail, para tomarla como su esposa. 40Cuando los sirvientes de David llegaron donde Abigail en Carmel, ellos hablaron a ella y dijeron, "David nos envió hacia tí para tomarte para él como su esposa."
41Ella se levantó, se inclinó con su rostro a tierra, y dijo, "Mira, tu sierva es una sirvienta para limpiar los pies de los siervos de mi amo." 42Abigail se apresuró y se levantó, y montó en un burro con cinco sirvientas de ella quienes la siguieron; y ella siguió a los mensajeros de David y se volvió su esposa.
43David también tomó a Ahinoam de Jezreel como esposa; ambas se volvieron sus esposas. 44También, Saúl le había entregado a Mical su hija, esposa de David, a Palti hijo de Lais, que era de Galim.

26

1Los zifeos vinieron a Saúl en Guibeá y dijeron: "¿No está David escondiendose en la colina de Haquila, que está antes de Jesimón?" 2Entonces Saúl se levantó y bajó hacia el desierto de Zif, teniendo tres mil hombres escojidos de Israel con él, para buscar a David en el desierto de Zif.

3Saúl acampó en la colina de Haquila, que está antes de Jesimón, en el camino. Pero David se estaba quedando en el desierto, y él vió que Saúl venía tras de él en el desierto. 4Así que David envió espías y supó que Saúl ciertamente había venido.
5David se levantó y fue al lugar donde Saúl había acampado; el vió el lugar donde estaban acostados Saúl y Abner hijo de Ner, el general de su ejército; Saúl se acostó en el campamento, y la gente acampó alrededor de él, todos dormían.
6Entonces David le dijo a Ahimelec el hitita, y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: "¿Quién irá abajo conmigo hacia Saúl en el campamento?" Abisai dijo: "¡Yo! Yo iré abajo contigo." 7Así es que David y Abisai fueron hacia el ejército en la noche. Y allí estaba Saúl dormido adentro del campamento, con su lanza enterrada en la tierra al lado de su cabeza. Abner y sus soldados estaban acostados alrededor de él. 8Entonces Abisai dijo a David: "Hoy Dios ha puesto tu enemigo en tu mano. Ahora por favor déjame que lo clave a la tierra con la lanza con tan solo un golpe. No le golpearé por segunda vez."
9David le dijo a Abisai: "No lo destruyas; porque ¿quién puede levantar su mano contra el ungido del SEÑOR y ser inocente?" 10David dijo: "Como vive El SEÑOR, El SEÑOR lo matará, o su día de muerte vendrá, o él irá a la batalla y morirá."
11Que El SEÑOR no deje que yo levante mi mano contra Su ungido; pero ahora, yo te ruego, toma la lanza que está a su cabeza y la jarra de agua, y vámonos." 12Así que David tomó la lanza y la jarra de agua que estaban cerca de la cabeza de Saúl, y se escaparon. Nadie los vió ni supieron de esto, tampoco nadie se despertó, porque todos estaban durmiendo, porque un sueño profundo del SEÑOR había caído sobre ellos.
13Entonces David fue al otro lado y se paró en la cima de la montaña a lo lejos; había una gran distacia entre ellos. 14David gritó a la gente y a Abner hijo de Ner; él dijo: "¿No contestas, Abner?" Entonces Abner contestó y dijo: "¿Quién eres tú que estás gritándole al rey?"
15David dijo a Abner: "¿No eres tú un hombre valiente? ¿Quién es como tú en Israel? ¿Por qué entonces no guardaste vigilia sobre tu amo el rey? Pues alguien vino a matar a tu amo el rey. 16Esto que has hecho no es bueno. Como vive El SEÑOR, tú mereces morir porque tú no has guardado vigilia sobre tu amo, el ungido del SEÑOR. Y ahora mira dónde está la lanza del rey, y la jarra de agua que estuvo junto a su cabeza."
17Saúl reconoció la voz de David y dijo: "¿Es esa tu voz, David hijo mío?" David dijo: "Es mi voz, mi amo, rey." 18Él dijo: "¿Por qué persigue mi amo a su siervo? ¿Qué he hecho yo? ¿Qué maldad hay en mi mano?
19Ahora por lo tanto, te ruego, permita mi amo el rey escuchar las palabras de su siervo. Si ha sido El SEÑOR quien te ha puesto en mi contra, permita Él aceptar una ofrenda; pero si es de hombres, que sean malditos a la vista del SEÑOR, porque hoy me han expulsado, para que no tenga parte de la herencia del SEÑOR; ellos me han dicho: 'Ve a adorar otros dioses.' 20Ahora por lo tanto, no permitas que mi sangre caiga en tierra lejos de la presencia del SEÑOR; porque el rey de Israel ha salido en búsqueda de la pulga como cuando uno caza una perdiz en las montañas."
21Entonces dijo Saúl: "Yo he pecado. Regresa, David, hijo mío; porque no te haré daño de aquí en adelante, porque hoy ha sido estimada mi vida preciosa ante tus ojos. Mira, yo he actuado como un tonto y he cometido un error muy grave."
22David contestó y dijo: "¡Ve, tu lanza está aquí, rey! Permite que uno de los hombres jóvenes venga acá y la busque y te la lleve. 23Que El SEÑOR pague a cada hombre por su justicia y su fidelidad; porque El SEÑOR te puso en mi mano hoy, pero yo no heriría a Su ungido.
24Y mira, como tu vida fué preciosa en mis ojos hoy, que así mi vida sea muy valorada en los ojos del SEÑOR, y que Él me rescate de toda dificultad."25Entonces Saúl le dijo a David: "Que seas bendecido, David hijo mío, de tal manera que hagas grandes cosas, y que en todo tengas éxito." Así David fue por su camino, y Saúl regresó a su lugar.

27

1David dijo en su corazón: "Un día moriré por manos de Saúl; no hay nada mejor para mí que escapar a la tierra de los Filisteos; Saúl se dará por vencido en buscarme más adentro de todas las fronteras de Israel; de esta manera escaparé fuera de su mano."

2David se levantó y se fue con los seiscientos hombres que estaban con él, a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat. 3David vivió con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada cual con su propia casa y David con sus dos esposas, Ahinoam la Jezreelita, y Abigail la de Carmel, esposa de Nabal. 4Le dijeron a Saúl que David había huído a Gat, así que no lo buscó más.
5David le dijo a Aquis: "Si he hallado gracia en tus ojos, permite que me den un lugar en una de las ciudades en el campo, para que yo pueda vivir allí: ¿Porqué, para qué debe de vivir tu siervo contigo en la ciudad real?" 6Así que Aquis le entregó Siclag aquel día; por eso es que Siclag pertenece a los reyes de Judá hasta este día. 7El número de días que David vivió en la tierra de los Filisteos fue un año completo y cuatro meses.
8David y sus hombres atacaron varios lugares y tomando propiedades contra los guesuritas, los guerzitas, y los amalecitas; porque de esas naciones eran los habitantes de la tierra de Shur, tan lejos como la tierra de Egipto. Ellos habían estado viviendo allí en la tierra desde tiempos antiguos. 9David atacaba la tierra y no salvaba ni hombre ni mujer vivos; se llevaba las ovejas, los bueyes, los burros, los camellos, y las ropas; y regresaba otra vez a Aquis.
10Aquis diría, "¿En contra de quién has tomado propiedades hoy?" David contestaba, "En contra del sur de Judá," o "En contra del sur de Jerameel," o "En contra del sur de los quenitas."
11David no se quedaba ni con hombre ni con mujer vivos para traerlos a Gat, diciendo, "Para que no puedan hablar sobre nosotros, 'David hizo tal y tal." Esto era lo que él hacía todo el tiempo que vivió en el país de los Filisteos. 12Aquis le creyó a David, diciendo, "Él ha provocado que su pueblo de Israel lo aborrezca completamente; por lo tanto él será mi sirviente para siempre."

28

1Y sucedió en aquellos días que los Filisteos reunieron sus ejércitos para hacer batalla con el pueblo de Israel. Aquis le dijo a David, "Ten por cierto que tú saldrás conmigo en el ejército, tú y tus hombres." 2David le dijo a Aquis, "Así sabrás lo que tu siervo puede hacer." Aquis le dijo a David, "Entonces te haré mi guardaespaldas por siempre."

3Ahora Samuel había muerto, y todo Israel lo había lamentado y sepultado en Ramá, en su propia ciudad. También, Saúl había echado de la tierra a aquellos que hablaban con los muertos o con espíritus. 4Entonces los Filisteos se reunieron y vinieron y acamparon en Sunem; y Saúl reunió a todo Israel, y ellos acamparon en Gilboa.
5Cuando Saúl vio el ejército de los Filisteos, él tenía miedo, y su corazón tembló mucho. 6Saúl oró al SEÑOR por ayuda, pero El SEÑOR no le contestó-- ni en sueños, ni por el Urim, ni por profetas. 7Entonces Saúl dijo a sus siervos, "Encuentren para mí una mujer que habla con los muertos, para que yo vaya a ella y encuentre consejo en ella. "Sus siervos le dijeron, "Mira, hay una mujer en Endor que dice que habla con los muertos."
8Saúl se disfrazó, se puso otras ropas, y fueron dos hombres con él; ellos fueron a la mujer en la noche. Él le dijo, "Adivina para mí, te suplico, con un espirítu, y tráeme quien sea que yo te nombre." 9La mujer le dijo, "Tú sabes lo que Saúl ha hecho, como él ha prohibido en el país aquellos que hablan con los muertos o los espíritus. Entonces ¿por qué pones una trampa a mi vida, para que muera?" 10Saúl le juró a ella por El SEÑOR y le dijo, "Así como vive El SEÑOR, ningún castigo te sucederá a ti por esto."
11Entonces la mujer dijo, "¿A quién te debo traer?" Saúl dijo, "Trae a Samuel para mí." 12Cuando la mujer vio a Samuel, ella lloró en voz alta y habló a Saúl, diciendo, "¿Por qué me has engañado? Tú eres Saúl."
13El rey le dijo a ella, "No tengas miedo. ¿Qué ves?" la mujer le dijo a Saúl, "veo a un dios que sube desde la tierra." 14Él le dijo a ella, "¿Cómo se ve él?" Ella dijo, "Un hombre viejo está subiendo; está vestido con una túnica." Saúl percibió que era Samuel, y se postró con su cara en el suelo y le mostró respeto.
15Samuel le dijo a Saúl, "¿Por qué me has perturbado y me has traído arriba?" Saúl contestó, "Estoy muy preocupado, pues los FIlisteos están haciendo guerra contra mí, y Dios me ha dejado y no me ha contestado más, ni por los profetas, ni por sueños. Por lo tanto te he llamado a tí, para que me digas qué debo hacer."
16Samuel dijo, "¿Para qué entonces me preguntas a mí, si El SEÑOR te ha dejado, y Él ha llegado a ser tu enemigo? 17El SEÑOR te ha hecho a ti lo que Él dijo que haría. El SEÑOR ha arrebatado el reino de tu mano y lo ha entregado a alguien más a David''.
18Porque tú no obedeciste la voz del SEÑOR y no llevaste a cabo su venganza sobre Amalec, Él entonces te ha hecho ésto hoy. 19Más aún, El SEÑOR entregará a Israel y a tí en las manos de los Filisteos. Mañana tú y tus hijos estarán conmigo. El SEÑOR también entregará el ejército de Israel en la mano de los Filisteos."
20Entonces Saúl inmediatamente cayó al suelo y tenía mucho miedo por las palabras de Samuel. No había fuerzas en él, pues no había comido en todo aquel día, ni tampoco aquella noche. 21La mujer vino a Saúl y vió que él estaba muy preocupado, ella le dijo, "Mira, tu sierva ha esuchado tu voz; Y he puesto mi vida en peligro y yo he escuchado las palabras que me has hablado.
22Ahora, te ruego a ti, escucha también la voz de tu sierva, y déjame poner un poco de comida delante de ti. Come para que puedas recuperar fuerzas para cuando te vayas en tu camino. 23Pero Saúl negó y dijo, "Yo no comeré." Pero sus siervos, junto con la mujer, le insistían, y él escuchó sus voces. Así que él se levantó del suelo y se sentó en la cama.
24La mujer tenía un becerro gordo en la casa; ella se apresuró y lo mató; ella tomó harina, la amasó, horneó un pan sin levadura. 25Ella lo trajo ante Saúl y sus siervos, y ellos comieron. Entonces ellos se levantaron y se fueron esa noche.

29

1Los Filisteos reunieron todo su ejército en Afec; los Israelitas acamparon junto a la corriente de agua que está en Jezreel. 2Los príncipes de los Filisteos se dividieron por cientos y por miles; David y sus hombres pasaban a la guardia trasera con Aquis.

3Entonces el príncipe de los Filisteos dijo, "¿Qué están haciendo estos hebreos aquí?" Aquis le dijo a los otros príncipes de los FIlisteos: "¿No es éste David, el siervo de Saúl, el rey de Israel, que ha estado conmigo en estos días, o más bien estos años, y yo no he encontrado ninguna falta en él desde que llegó a mí hasta este día?"
4Pero los príncipes de los Filisteos estaban molestos con él; ellos le dijeron: "Haz que ese hombre se vaya, para que regrese al lugar que tú le has dado; no lo dejes ir con nosotros a la batalla, para que él no se convierta en enemigo nuestro durante la batalla. Porque ¿de qué otra forma podrá él estar en paz con su señor? ¿No será más bien con la cabeza de nuestros hombres?
5¿No es éste el David, de quien cantaban uno al otro danzando, diciendo: 'Saúl ha matado a sus miles, y David a sus diez mil'?"
6Entonces Aquis llamó a David y le dijo: "Así como El SEÑOR vive, tú has sido bueno, y tu salir y entrar conmigo en el ejército es bueno delante de mis ojos; pues no he encontrado nada malo contigo desde el día que viniste a mí, hasta éste mismo día. Sin embargo, los príncipes no están a favor tuyo. 7Así que ahora regresa y ve en paz, para que no molestes a los príncipes de los Filisteos. "
8David le dijo a Aquis, "¿Pero qué he hecho? ¿Qué has encontrado en tu siervo desde el tiempo que he estado ante tí hasta este día, que no puedo ir a pelear en contra de los enemigos de mi señor el rey?" 9Aquis contestó y le dijo a David: "Yo sé que no tienes falta ante mis ojos, como un ángel de Dios; sin embargo, los príncipes de los Filisteos han dicho: "Él no debe subir con nosotros a la batalla.'
10Así que ahora levántate temprano en la mañana con los siervos de tu señor que han venido contigo; tan pronto te levantes temprano en la mañana y tengas luz, vete." 11Así que David se levantó temprano, él y sus hombres, para irse en la mañana, para regresar a la tierra de los Filisteos. Pero los Filisteos subieron a Jezreel.

30

1Surgió, que cuando David y sus hombres habían llegado a Siclag en el tercer día, que los amalecitas habían hecho un ataque sobre el Neguev y en Siclag. Ellos atacaron a Siclag, lo quemaron, 2y capturaron las mujeres y todo el que estaba en ella, tanto pequeños y grandes. No mataron a nadie, pero se los llevaron mientras seguían su camino.

3Cuando David y sus hombres llegaron a la ciudad, estaba quemada, y sus esposas, sus hijos, y sus hijas fueron llevados cautivos. 4Entonces David y la gente que estaba con él gritaron y lloraron hasta no tener más fuerza para llorar.
5Las dos esposas de David fueron llevadas cautivas, Ahinoam la jezreelita y Abigail la esposa de Nabal el carmelita. 6David estaba muy angustiado, ya que la gente estaba hablando de apedrearlo, ya que toda la gente estaba en amargura de espíritu, cada hombre por sus hijos e hijas; pero David se fortaleció en El SEÑOR, su Dios.
7David le dijo a Abiatar hijo de Ahimelec, el sacerdote: "Te ruego, trae el efod (ropa sacerdotal) aquí para mí." Abiatar trajo el efod a David. 8David oró al SEÑOR por dirección, diciendo: "Si persigo esta tropa, ¿los alcanzaré?" El SEÑOR le contestó: "Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y con seguridad recobrarás todo."
9Así que David fue, él y los seiscientos hombres quienes estaban con él; ellos llegaron al torrente Besor, donde algunos se quedaron ahí. 10Pero David continuó persiguiéndoles, él y cuatrocientos hombres; ya que doscientos se quedaron atrás, quienes estaban tan débiles que ellos no podían cruzar sobre el torrente Besor.
11Encontraron un egipcio en un campo y lo trajeron a David; le dieron pan, y él comió; le dieron agua para beber; 12y ellos le dieron un pedazo de pan de higos y dos racimos de pasas. Cuando él hubo comido, recobró fuerzas, ya que no había comido pan ni bebido agua por tres días y tres noches.
13David le dijo: ¿A quién perteneces tú? ¿De dónde vienes? Él dijo: "Yo soy un hombre joven de Egipto, sirviente de un amalecita; mi amo me dejó porque hace tres días yo caí enfermo. 14Hicimos un ataque en el Neguev de los cereteos, y lo que le pertenece a Judá, y el Neguev de Caleb, y nosotros quemamos a Siclag.
15David le dijo: "¿Me llevarás donde los asaltantes? El egipcio dijo: "Júrame por Dios que tú no me matarás o traicionarás en manos de mi amo, y yo te llevaré a estos asaltantes.
16Cuando el egipcio hubo llevado a David, los asaltantes estaban dispersos por todo el terreno, comiendo y bebiendo y bailando por todo el botín que ellos habían tomado de la tierra de los Filisteos y de la tierra de Judá. 17David los atacó desde la puesta de sol hasta el atardecer del próximo día. Ni un hombre escapó con excepción de cuatrocientos hombres jóvenes, quienes montaron en camellos y escaparon.
18David recobró todo lo que los amalecitas habían tomado; y David rescató sus dos esposas. 19Nada faltaba, ni pequeño ni grande, ni hijos ni hijas, ni botín, ni cosa alguna que los asaltantes habían tomado para ellos mismos. David trajo todo de regreso. 20David tomó todos los rebaños y manadas, los cuales los hombres llevaban delante del otro ganado. Ellos dijeron: "Éste es el botín de David."
21David vino donde estaban los doscientos hombres quienes habían estado muy débiles para seguirlo, los que se habían quedado en el torrente Besor. Estos hombres siguieron adelante para encontrarse con David y la gente que estaba con él. Cuando David vino a estas personas, él los saludó. 22Entonces todos los hombres malvados y compañeros sin valor entre aquellos quienes habían ido con David dijeron: "Por que estos hombres no fueron con nosotros, no les daremos nada del botín que hemos recobrado. Excepto que cada hombre puede tomar su esposa e hijos, llevárselos, e irse."
23Entonces David dijo: "Ustedes no deben actuar de esta manera, mis hermanos, con lo que El SEÑOR nos ha dado. Él nos ha cuidado y entregado en nuestra mano los asaltantes quienes vinieron en contra de nosotros. 24¿Quién los escuchará a ustedes sobre este asunto? Por cuanto la parte es para cualquiera que entre en batalla, así también será la parte para cualquier persona que espera en el equipaje; ellos compartirán de forma igual." 25Ha sido así desde ese día hasta hoy, pues David lo hizo una ley y una norma para Israel.
26Cuando David vino a Siclag, él envió algo del botín a los ancianos de Judá, a sus amigos, diciendo: "Aquí hay un regalo para ustedes del botín de los enemigos del SEÑOR." 27Él también envió algo a los ancianos quienes estaban en Betel, y a aquéllos quienes estaban en Ramot del sur, y para aquellos quienes estaban en Jatir, 28y para aquellos quienes estaban en Aroer, y para aquellos quienes estaban en Sifmot, y para aquellos quienes estaban en Estemoa.
29Él también envió algo a los ancianos quienes estaban en Racal, y a aquéllos quienes estaban en las ciudades de los Jerameelitas, y para aquéllos quienes estaban en las ciudades de los Quenitas, 30y para aquéllos quienes estaban en Horma, y para aquéllos quienes estaban en Corasán y para aquéllos quienes estaban en Atac, 31y para aquéllos quienes estaban en Hebrón, y en todos los lugares donde David mismo y sus hombres habitualmente fueron.

31

1Los Filisteos pelearon contra Israel. Los hombres de Israel huyeron ante los Filisteos y cayeron muertos en el Monte Gilboa. 2Los FIlisteos persiguieron a Saúl y sus hijos de cerca. Los Filisteos mataron a Jonatán, Abinadab, y Malquisúa, sus hijos. 3La batalla fué fuerte contra Saúl, y los arqueros lo hirieron. Él estaba con fuerte dolor por lo que ellos habían hecho.

4Luego Saúl dijo al portador de su armadura, "Saca tu espada y atraviésame con ella. Si no, estos incircuncisos vendrán y abusarán de mí." Pero su escudero no lo hacía, pues él estaba muy asustado. Así que Saúl tomó su propia espada y se dejó caer sobre ella. 5Cuando su escudero vió que Saúl estaba muerto, él de la misma manera cayó sobre su espada y murió con él. 6Así que Saúl murió, sus tres hijos, y el escudero; estos hombres murieron todos juntos el mismo día.
7Cuando los hombres de Israel que estaban en el otro lado del valle, y aquéllos más allá del Jordán, vieron que los hombres de Israel habían huído, y que Saúl y sus hijos estaban muertos, ellos abandonaron sus ciudades y huyeron, y los Filisteos vinieron y vivieron en ellas. 8Sucedió el siguiente día, cuando los Filisteos vinieron a despojar los muertos, que ellos encontraron a Saúl y a sus tres hijos muertos en el Monte Gilboa.
9Ellos cortaron su cabeza y le quitaron su armadura, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los Filisteos para que llevaran la noticia a los templos de sus ídolos y al pueblo. 10Ellos colocaron su armadura en el templo de Astarot, y ataron su cuerpo al muro de la ciudad de Bet Sán.
11Cuando los habitantes de Jabes Galaad escucharon lo que los Filisteos le habían hecho a Saúl, 12se levantaron todos los hombres valientes y caminaron toda la noche y tomaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet Sán. Ellos fueron a Jabes y los quemaron allí. 13Entonces ellos tomaron sus huesos y los sepultaron debajo de un árbol de tamarisco en Jabes, y ayunaron por siete días.