Latin American Spanish: Unlocked Literal Bible for 1 Corinthians, 1 Crónicas, 1 John, 1 Peter, 1 Reyes, 1 Samuel, 1 Thessalonians, 1 Timothy, 2 Corinthians, 2 Crónicas, 2 John, 2 Peter, 2 Reyes, 2 Samuel, 2 Thessalonians, 2 Timothy, 3 John, Acts, Amos, Colossians, Daniel, Deuteronomio, Ecclesiastes, Ephesians, Esdras, Ester, Ezekiel, Galatians, Génesis, Habakkuk, Haggai, Hebrews, Hosea, Isaiah, James, Jeremiah, Job, Joel, John, Jonah, Josué, Jude, Jueces, Lamentations, Levítico, Luke, Malachi, Mark, Matthew, Micah, Nahum, Nehemías, Números, Obadiah, Philemon, Philippians, Proverbios, Revelation, Romans, Ruth, Salmos, Song of Solomon, Titus, Zechariah, Zephaniah, Éxodo

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Génesis

1

1En el principio Dios creó los cielos y la tierra. 2La tierra estaba sin forma y vacía. La oscuridad estaba sobre la superficie del abismo. El Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.

3Dios dijo: "Que haya luz," y hubo luz. 4Dios vio la luz, que era buena. El dividió la luz de la oscuridad. 5Dios llamó la luz "día," y la oscuridad la llamó "noche." Esto fue la tarde y mañana, el primer día.
6Dios dijo: "Haya una expansin entre las aguas, y que ésta divida las aguas de las aguas." 7Dios hizo la extensión y dividió las aguas que estaban debajo de la extensión de las aguas que estaban sobre la extensión. Y así fue. 8Dios llamó la extensión "cielo." Esta fue la tarde y mañana, el segundo día.
9Dios dijo: "Que las aguas debajo del cielo se reúnan en un solo lugar, y que aparezca la tierra seca." Y así fue. 10Dios llamó a la tierra seca "tierra," y a las aguas reunidas Él llamó "mares." Él vio que esto era bueno.
11Dios dijo: "Que la tierra brote vegetación: plantas que produzcan semillas y árboles frutales dando fruto cuyas semillas están dentro de la fruta, cada uno de acuerdo a su clase." Y así fue. 12La tierra produjo vegetación, plantas produciendo semillas de su clase, y árboles produciendo fruto cuyas semillas estaban en él, de acuerdo a su clase. Dios vio que esto era bueno. 13Esto fue la tarde y mañana, el tercer día.
14Dios dijo: "Haya luces en el cielo para dividir el día de la noche y que ellas sean como señales, para estaciones, para días y años. 15Que éstas sean luces en el cielo para alumbrar sobre la tierra." Y así fue.
16Dios hizo las dos grandes lumbreras, la luz más grande para dominar el día y la luz más pequeña para dominar la noche. Él también hizo las estrellas. 17Dios las colocó en el cielo para alumbrar sobre la tierra, 18para reinar sobre el día y sobre la noche, y para dividir la luz de la oscuridad. Dios vio que era bueno. 19Esto fue la tarde y noche, el cuarto día.
20Dios dijo: "Llénense las aguas de grandes números de criaturas vivientes, y haya aves que vuelen sobre la tierra en la expansión del cielo." 21Dios creó las grandes criaturas del mar, así como cada criatura viviente por su clase, criaturas que se mueven y que llenan las aguas en todo lugar, y toda ave alada según su especie. Dios vio que era bueno.
22Dios los bendijo diciendo: "Sean fructíferos y multiplíquense, y llenen las aguas en los mares. Que las aves se multipliquen en la tierra." 23Esto fue la tarde y mañana, el quinto día.
24Dios dijo: "Que la tierra produzca criaturas vivientes, cada una de acuerdo a su propia especie, ganado, cosas que se arrastran, y bestias de la tierra, cada una de acuerdo a su propia especie." Y así fue. 25Dios hizo las bestias de la tierra de acuerdo a su especie, el ganado según sus especies, y todo lo que se arrastra sobre el suelo según su especie. Él vio que era bueno.
26Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, a nuestra semejanza. Dejen que tengan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre el ganado, sobre toda la tierra, y sobre toda cosa rastrera que se arrastra sobre la tierra." 27Dios creó al hombre a Su propia imagen. A Su propia imagen Él lo creo. Varón y hembra Él los creó.
28Dios los bendijo y les dijo: "Sean fructíferos, y multiplíquense. Llenen la tierra, y sométanla. Tengan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, y sobre toda cosa viviente que se mueve sobre la tierra." 29Dios dijo: "Vean, Yo les he dado toda planta que da semilla la cual está sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol con fruto que tiene semilla en él. Ellos serán alimento para ustedes.
30A cada bestia de la tierra, a cada ave de los cielos, y a toda cosa que se arrastra sobre la tierra, y a toda criatura que tiene aliento de vida, Yo les he dado toda planta verde como alimento." Y así fue. 31Dios vio todo lo que había hecho. Miren, era muy bueno. Esto fue la tarde y mañana, el sexto día.

2

1Entonces los cielos y la tierra fueron terminados, y todas las cosas vivientes que los llenaban. 2En el séptimo día Dios llegó al final de Su trabajo que Él había hecho, y así descansó en el séptimo día de todo Su trabajo. 3Dios bendijo el séptimo día y lo santificó, porque en él descansó de todo Su trabajo que Él había hecho en Su creación.

4Estos fueron los eventos referentes a los cielos y la tierra, cuando estos fueron creados, en el día que el SEÑOR Dios hizo la tierra y los cielos. 5Ningún arbusto del campo estaba aún en la tierra, y ninguna planta del campo había brotado aún, porque el SEÑOR Dios no había hecho llover sobre la tierra, y no había hombre para cultivar la tierra. 6Pero un vapor subía de la tierra y rociaba toda la superficie de la tierra.
7El SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló dentro de su nariz el aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. 8El SEÑOR Dios plantó un jardín hacia el este, en Edén, y ahí Él puso al hombre a quien Él había formado.
9De la tierra el SEÑOR Dios hizo crecer todo árbol que es agradable a la vista y bueno para comer. Esto incluyó el árbol de la vida que estaba en el medio del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal. 10Un río salía del Edén para regar el jardín. Desde ahí se dividía y se convertía en cuatro ríos.
11El nombre del primero es Pisón. Es el que fluye a través de toda la tierra de Havila, donde hay oro. 12El oro de esa tierra es bueno. También hay bedelio y la piedra de ónice.
13El nombre del segundo río es Gihón. Este fluye a través de toda la tierra de Cus. 14El nombre del tercer río es Tigris, el cual fluye al este de Asiria. El cuarto río es el Eufrates.
15El SEÑOR Dios tomó al hombre y lo puso dentro del jardín del Edén para trabajarlo y mantenerlo. 16El SEÑOR Dios ordenó al hombre, diciendo: "De todo árbol en el jardín tú puedes comer libremente. 17Pero del árbol del conocimiento del bien y mal no puedes comer, porque en el día que comas de él, tú ciertamente morirás."
18Entonces el SEÑOR Dios dijo: "No es bueno que el hombre deba estar solo. Yo le haré una ayudante adecuada para él." 19De la tierra el SEÑOR Dios formó cada animal del campo y cada ave del cielo. Entonces Él los trajo al hombre para ver qué él los llamaría. Lo que el hombre llamara a cada criatura viviente, ése era su nombre. 20El hombre dio nombres a todo el ganado, a todas las aves del cielo, y a toda bestia del campo. Pero para el hombre mismo no se encontró ninguna ayuda adecuada para él.
21El SEÑOR Dios causó que un profundo sueño cayera sobre el hombre, así que el hombre durmió. El SEÑOR Dios tomó una de sus costillas y cerró la carne de donde Él tomó la costilla. 22Con la costilla que el SEÑOR Dios había tomado del hombre, Él hizo una mujer y la trajo al hombre. 23El hombre dijo: "Esta vez, ésta es hueso de mis huesos, y carne de mi carne. Ella será llamada 'varona,' porque ella fue sacada del varón."
24Por lo tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, él será unido a su esposa, y ellos se convertirán en una carne. 25Ellos estaban ambos desnudos, el hombre y su esposa, pero no estaban avergonzados.

3

1Ahora la serpiente era más astuta que cualquier otra bestia del campo que el SEÑOR Dios había hecho. Él le dijo a la mujer: "¿Realmente Dios dijo: 'No debes comer de ningún árbol del jardín'?" 2La mujer le dijo a la serpiente: "Podemos comer del fruto de los árboles del jardín, 3pero en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios dijo: 'No podrán comerlo, ni podrásn tocarlo, o morirán.'"

4La serpiente dijo a la mujer: "Seguramente no morirán. 5Porque Dios sabe que el día que coman de él, sus ojos serán abiertos y serán como Dios, conociendo el bien y el mal." 6Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para hacer a uno sabio, ella tomó algo de su fruto y lo comió. Entonces ella le dio también a su esposo que estaba con ella, y él se lo comió.
7Los ojos de ambos fueron abiertos y supieron que estaban desnudos. Ellos cosieron hojas de higo y se hicieron cubiertas para sí mismos. 8Ellos oyeron el sonido del SEÑOR Dios caminando en el jardín en el fresco del día, así que el hombre y su esposa se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del jardín.
9El SENOR Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?" 10El hombre dijo: "Te oí en el jardín y tuve miedo porque estaba desnudo. Así que me escondí."11Dios dijo: "¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del cual te mandé que no comieras?"
12El hombre dijo: "La mujer a quien me diste para estar conmigo, ella me dio fruto del árbol y yo lo comí."13El SEÑOR Dios dijo a la mujer: "¿Qué es esto que has hecho?" La mujer dijo: "La serpiente me engañó y yo comí."
14El SEÑOR Dios dijo a la serpiente: "Porque has hecho esto, maldita eres tú sola entre todo el ganado y todas las bestias del campo. Sobre tu vientre irás y será polvo lo que comerás todos los días de tu vida. 15Pondré hostilidad entre tú y la mujer, y entre tu semilla y su semilla. Él herirá tu cabeza y tú herirás su talón."
16A la mujer le dijo: "Multiplicaré grandemente tu dolor cuando tengas hijos; es con dolor que darás a luz a tus hijos. Tu deseo será para tu esposo, pero él dominará sobre ti."
17A Adán le dijo: "Porque has escuchado la voz de tu esposa, y has comido del árbol del cual te ordené diciéndote: 'No puedes comer de él,' maldita es la tierra por tu causa; con trabajo doloroso comerás de ella todos los días de tu vida. 18Ella producirá espinos y cardos para ti, y comerás las plantas del campo. 19Por el sudor de tu rostro comerás pan, hasta que regreses a la tierra, porque de ella fuiste tomado. Pues polvo eres, y al polvo regresarás."
20El hombre llamó por nombre a su esposa Eva porque ella era la madre de todo lo viviente. 21El SEÑOR Dios hizo para Adán y para su esposa vestiduras de pieles y los vistió.
22El SEÑOR Dios dijo: "Ahora el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Así que, ahora no se le permitirá alcanzar con su mano, tomar del árbol de la vida, comerlo, y vivir para siempre." 23Por lo tanto, el SEÑOR Dios lo echó fuera del jardín del Edén, para cultivar la tierra de la cual él había sido tomado. 24Así que Dios echó al hombre fuera del jardín, y colocó querubines al este del jardín del Edén y una espada de fuego que giraba en toda dirección, para guardar el camino hacia el árbol de la vida.

4

1El hombre durmió con Eva su esposa. Ella concibió y dio a luz a Caín. Ella dijo: "He producido un hombre con la ayuda del SEÑOR Dios." 2Entonces ella dio a luz a su hermano Abel. Ahora Abel llegó a ser pastor, pero Caín trabajaba la tierra.

3Sucedió que luego de un tiempo Caín trajo algunos de los frutos de la tierra como ofrenda al SEÑOR. 4En cuanto a Abel, éste trajo algunos de los primogénitos de su rebaño y algo de la grosura. El SEÑOR aceptó a Abel y su ofrenda, 5pero a Caín y su ofrenda, Él no aceptó. Así que Caín estaba muy enojado, y frunció el ceño.
6El SEÑOR dijo a Caín: "¿Por qué estas enojado y por qué frunces el ceño? 7Si haces lo correcto, ¿no serás aceptado? Pero si no haces lo correcto, el pecado se agacha a la puerta y desea controlarte, pero tú debes dominarlo."
8Caín habló a Abel su hermano. Sucedió que mientras ellos estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. 9Entonces el SEÑOR habló a Caín: "¿Dónde está Abel tu hermano? Él dijo: "Yo no sé. ¿Soy yo el guardián de mi hermano?
10El SEÑOR dijo: "¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano Me está llamando desde la tierra. 11Ahora maldito eres tú desde la tierra, la cual ha abierto su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12Cuando tú cultives la tierra, de ahora en adelante ella no te concederá su fuerza. Fugitivo y vagabundo serás en la tierra."
13Dijo Caín al SEÑOR: "Mi castigo es más grande de lo que puedo llevar. 14Ciertamente, Tú me has echado en este día de esta tierra, y yo estaré escondido de Tu rostro. Yo seré un fugitivo y vagabundo en la tierra, y quien sea que me encuentre me matará." 15El SEÑOR le dijo: "Si alguien matara a Caín, la venganza vendrá sobre él siete veces." Entonces puso el SEÑOR una marca sobre Caín, para que si alguien lo encontrara, esa persona no lo atacará.
16Así que Caín se fue de la presencia del SEÑOR y vivió en la tierra de Nod, al este del Edén. 17Caín durmió con su esposa y ella concibió. Ella dio a luz a Enoc. Caín construyó una ciudad y la nombró igual que su hijo Enoc.
18A Enoc le nació Irad. Irad vino a ser el padre de Mehujael. Mehujael vino a ser el padre de Metusael. Metusael vino a ser el padre de Lamec. 19Lamec tomó para sí dos esposas: el nombre de una fue Ada, y el nombre de la otra fue Zila.
20Ada dio a luz a Jabal. Él fue el padre de aquellos que vivían en tiendas y tienen ganados 21El nombre de su hermano fue Jubal. Él fue el padre de los que tocan el arpa y la flauta. 22En cuanto a Zila, ella parió a Tubal Caín, el forjador de utensilios de bronce y hierro. La hermana de Tubal Caín fue Naama.
23Lamec dijo a sus esposas: "Ada y Zila, escuchen mi voz; ustedes, esposas de Lamec, escuchen lo que les digo. Pues yo he matado a un hombre por herirme, un hombre joven por golpearme. 24Si Caín es vengado siete veces, entonces Lamec será vengado setenta y siete veces."
25Adán durmió con su esposa otra vez, y ella dio a luz otro hijo. Ella llamó su nombre Seth y dijo, "Dios me ha dado otro hijo en el lugar de Abel, porque Caín lo mato." 26Un hijo le nació a Seth y él le llamó su nombre Enós. En ese tiempo, la gente comenzó a invocar el nombre del SEÑOR.

5

1Este es el registro de los descendientes de Adán. El día que Dios creó a la humanidad, Él los hizo en Su propia semejanza. 2Varón y hembra Él los creó. Él los bendijo y los llamó humanidad, cuando fueron creados.

3Luego que Adán vivió 130 años, se convirtió en padre de un hijo en su propia semejanza, a su imagen, y le llamó por nombre Set. 4Luego de que Adán llegara a ser el padre de Set, él vivió ochocientos años. El vino a ser el padre de más hijos e hijas. 5Adán vivió 930 años, y luego murió.
6Luego de Set haber vivido 105 años, se convirtió en el padre de Enós. 7Luego de llegar a ser el padre de Enós, él vivió 807 años, y llegó a ser el padre de más hijos e hijas. 8Set vivió 912 años, y luego murió.
9Luego de Enós haber vivido noventa años, llegó a ser el padre de Cainán. 10Luego de llegar a ser el padre de Cainán, Enós vivió 815 años. Él llego a ser el padre de más hijos e hijas. 11Enos vivió 905 años, y luego murió.
12Luego de Cainán haber vivido setenta años, él llegó a ser el padre de Mahalaleel. 13Luego de llegar a ser el padre de Mahalaleel, Cainán vivió 840 años. Él llegó a ser el padre de más hijos y hijas.14Cainán vivió 910 años, y luego murió.
15Luego de Mahalaleel haber vivido sesenta y cinco años, él llegó a ser el padre de Jared. 16Luego de llegar a ser el padre de Jared, Mahalaleel vivió 830 años. Él llegó a ser el padre de más hijos e hijas. 17Mahalaleel vivió 895 años, y luego murió.
18Luego de Jared haber vivido 162 años, él llegó a ser el padre de Enoc. 19Luego de llegar a ser el padre de Enoc, Jared vivió ochocientos años. Él llegó a ser el padre de más hijos e hijas. 20Jared vivió 962 años, y luego murió.
21Luego de Enoc haber vivido sesenta y cinco años, él llegó a ser el padre de Matusalén. 22Enoc caminó con Dios trescientos años, luego de llegar a ser el padre de Matusalén. Él llego a ser el padre de más hijos e hijas. 23Enoc vivió 365 años. 24Enoc caminó con Dios, y luego desapareció, porque Dios se lo llevó.
25Luego de Matusalén haber vivido 187 años, él llegó a ser el padre de Lamec. 26Luego de llegar a ser el padre de Lamec, Matusalén vivió 782 años. Él llegó a ser el padre de más hijos y hijas. 27Matusalén vivió 969 años. Luego él murió.
28Luego de Lamec haber vivido 182 años, él llegó a ser el padre de un hijo. 29Él le puso por nombre Noé, diciendo: "Éste nos dará descanso de nuestro trabajo y de la labor de nuestra manos, la cual debemos hacer debido a la tierra que el SEÑOR ha maldecido."
30Lamec vivió 595 años, luego de llegar a ser el padre de Noé. Él llegó a ser el padre de más hijos e hijas. 31Lamech vivió 777 años. Luego murió.
32Luego de Noé haber vivido quinientos años, llegó a ser el padre de Sem, Cam y Jafet.

6

1Sucedió que cuando los seres humanos comenzaron a multiplicarse en la tierra y les nacieron hijas, 2los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran atractivas. Ellos tomaron para sí mismos esposas, cualquiera que ellos escogieran. 3El SEÑOR dijo: "Mi Espíritu no permanecerá en la humanidad por siempre, pues ellos son carne. Ellos vivirán 120 años."

4Gigantes estaban en la tierra en esos días, y también después. Esto sucedió cuando los hijos de Dios se casaron con las hijas de los hombres y tuvieron hijos con ellas. Estos fueron los poderosos hombres de antes, hombres de renombre.
5El SEÑOR vio que la maldad de la humanidad era grande en la tierra, y que toda inclinación de los pensamientos de sus corazones, era solo de maldad continuamente. 6El SEÑOR se arrepintió de haber creado la humanidad sobre la tierra, y le dolió mucho en Su corazón.
7Entonces el SEÑOR dijo: "Voy a borrar a la humanidad que Yo creé de la superficie de la tierra, tanto a la humanidad como a los animales más grandes, y a las cosas que se arrastran y a las aves en los cielos, porque Yo me lamento de haberlos hecho." 8Pero Noé encontró favor ante los ojos del SEÑOR.
9Estos fueron los eventos concernientes a Noé. Noé era un hombre justo, y sin culpa entre las personas de su época, Noé caminó con Dios. No 10Noé vino a ser el padre de tres hijos: Sem, Cam y Jafet.
11La tierra estaba corrupta ante Dios, y estaba llena de violencia. 12Dios vio la tierra; miren, estaba corrompida, pues toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
13Dios dijo a Noé: "Puedo ver que es tiempo de poner un final a toda carne, pues la tierra está llena de violencia por causa de ellos. Ciertamente Yo los voy a destruir con la tierra. 14Haz para ti un arca de madera de ciprés. Haz recámaras en el arca, y cúbrelo con brea por dentro y por fuera. 15Así es como la harás: el largo del arca será de 135 metros, el ancho de él 22. 5 metros, y su altura de 13. 5 metros.
16Haz un techo para el arca, y termínalo a 45 centímetros del tope del lado. Coloca una puerta en el lado del arca y haz una más baja, una segunda, y una tercera cubierta. 17Escucha, Yo estoy a punto de traer la inundación de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne que tiene en ella el aliento de vida debajo del cielo. Todo lo que está en la tierra morirá.
18Pero Yo estableceré mi pacto contigo. Tú entrarás dentro del arca, tú y tus hijos, y tu esposa, y las esposas de tus hijos contigo. 19De toda criatura viviente de toda carne, dos de cada especie tú debes traer dentro del arca, para mantenerlos vivos contigo, ambos macho y hembra.
20De las aves de cada especie, y de los animales más grandes según su especie, de toda cosa que se arrastra de la tierra según especie, dos de cada especie vendrán a ti, para que preserves sus vidas. 21Recoje para ti mismo toda clase de alimento que se come, y almacénalo, para que sea alimento para ti y para ellos." 22Así que Noé hizo esto. Conforme a todo lo que Dios le había ordenado, así él hizo.

7

1El SEÑOR le dijo a Noé: "Ven tú y toda tu familia, dentro del arca, por cuanto he visto que eres justo delante de Mí en esta generación. 2De todo animal limpio traerás contigo siete machos y siete hembras. De los animales que no son limpios, trae dos de ellos: el macho y su pareja. 3También de las aves del cielo, trae siete machos y siete hembras, para preservar su descendencia sobre la superficie de toda la tierra.

4Porque en siete días causaré que llueva sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches. Destruiré de la superficie de la tierra todo ser viviente que he hecho." 5Noé hizo todo lo que el SEÑOR le ordenó.
6Noé tenía seiscientos años cuando vino el diluvio sobre la tierra. 7Noé, sus hijos, su esposa, y las esposas de sus hijos entraron juntos al arca a causa de las aguas del diluvio.
8Animales limpios y animales no limpios, aves, y todo lo que se arrastra sobre la tierra, 9de dos en dos, macho y hembra, vinieron a Noé y entraron al arca, tal como Dios había mandado a Noé. 10Sucedió que luego de los siete días, las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
11En el año seiscientos de la vida de Noé, en el segundo mes, en el día diecisiete del mes, en el mismo día, todas las fuentes del gran abismo se abrieron, y las ventanas de los cielos fueron abiertas. 12La lluvia comenzó y cayó en la tierra por cuarenta días y cuarenta noches.
13En ese mismo día Noé y sus hijos, Sem, Cam y Jafet, y la esposa de Noé, y las tres esposas de los hijos de Noé con ellos, entraron al arca. 14Ellos entraron junto con cada animal salvaje según su especie, y cada tipo de ganado según su clase, y cada cosa que se arrastra sobre la tierra, según su especie, y todo tipo de ave, según su especie, cada clase de criatura con alas.
15Dos de toda carne en el cual estaba el aliento de vida vinieron a Noé y entraron al arca. 16Los animales que entraron eran macho y hembra de toda carne; ellos entraron tal como Dios le había ordenado. Entonces el SEÑOR cerró la puerta detrás de ellos.
17Entonces la inundación vino sobre la tierra por cuarenta días, y el agua aumentó y levantó el arca y lo elevo sobre la tierra. 18Las aguas cubrieron completamente sobre la tierra, y el arca flotó sobre la superficie del agua.
19-20Las aguas se elevaron grandemente sobre la tierra de manera que todas las montañas altas que estaban debajo del cielo entero fueron cubiertas. Las aguas subieron quince codos sobre las cimas de las montañas.
21Todos los seres vivientes que se movían sobre la tierra murieron: las aves, el ganado, los animales salvajes, todas las criaturas vivientes que vivían en grandes números sobre la tierra, y toda la humanidad. 22Todos los seres vivientes que vivían en la tierra, que respiraban el aliento de vida a través de sus narices, murieron.
23Así que toda cosa viviente que estaba sobre la superficie de la tierra fue aniquilada, desde la humanidad hasta los grandes animales, hasta las cosas que se arrastran, y hasta las aves del cielo. Todas fueron destruidas de la tierra. Sólo Noé y los que estaban con él en el arca, quedaron. 24El agua prevaleció sobre la tierra por ciento cincuenta días.

8

1Dios consideró a Noé, a todos los animales salvajes, y a todo el ganado que estaba con él en el arca. Dios hizo que soplara un viento sobre la tierra, y las aguas comenzaron a retroceder. 2Las fuentes del abismo y las ventanas del cielo fueron cerradas, y dejó de llover. 3Las aguas del diluvio retrocedieron lentamente de la tierra, y al finalizar ciento cincuenta días, las aguas habían bajado.

4El arca vino a reposar en el séptimo mes, en el día diecisiete del mes, sobre las montañas de Ararat. 5Las aguas continuaron bajando hasta el décimo mes. En el primer día del mes, los topes de las montañas aparecieron.
6Sucedió después de cuarenta días que Noé abrió la ventana del arca que él había hecho. 7Él envió afuera un cuervo y éste voló de ida y vuelta hasta que el agua se secó de la tierra.
8Entonces él envió afuera una paloma para ver si las aguas habian descendido de la superficie de la tierra, 9pero la paloma no encontró lugar dónde reposar su pata, y ella retornó a él en el arca, porque las aguas todavía cubrían toda la tierra. Él la alcanzó con la mano y la metió en el arca con él.
10Él esperó otros siete días y nuevamente envió la paloma fuera del arca. 11La paloma regresó a él al atardecer. Mira, en su pico había una hoja de oliva recién arrancada. Así que Noé supo que el agua se había retirado de la tierra. 12Él esperó otros siete días, y nuevamente envió fuera la paloma. Ella no regresó nuevamente a él.
13Aconteció que en el año seisientos uno, en el primer mes, en el día primero del mes, que las aguas se secaron de la tierra. Noé removió la cubierta del arca, miró afuera, y vio que, miren, la superficie de la tierra estaba seca. 14En el segundo mes, en el día veintisiete del mes, la tierra estaba seca.
15Dios le dijo a Noé: 16"Salgan fuera del arca, tú, tu esposa, tus hijos, y las esposas de tus hijos. 17Saca contigo toda criatura viviente de toda carne que está contigo, incluyendo las aves, los animales, y toda cosa rastrera que se arrastra sobre la tierra, de manera que abunden sobre la tierra, fructifiquen, y se multipliquen sobre la tierra."
18Así que Noé salió con sus hijos, su esposa y las esposas de sus hijos con él. 19Toda criatura viviente, toda cosa rastrera, y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra, según la familia a la que pertenecen, dejaron el arca.
20Noé construyó un altar al SEÑOR. El tomó algunos de los animales limpios y algunas de las aves limpias, y ofreció ofrendas quemadas en el altar. 21El SEÑOR olió el aroma agradable y dijo en Su corazón: "No volveré a maldecir la tierra por causa de la humanidad, a pesar de que su corazón está inclinado al mal desde su niñez. Ni jamás volveré a destruir todo lo que vive como lo he hecho. 22Mientras la tierra permanezca, las épocas de siembra y cosecha, el frío y calor, el verano e invierno, y el día y noche no cesarán."

9

1Entonces Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les dijo a ellos: "Sean fructíferos, multiplíquense, y llenen la tierra. 2El miedo a ustedes y el pavor hacia ustedes estarán sobre todo animal viviente en la tierra, sobre toda ave en el cielo, sobre todo lo que se mueve bajito sobre la tierra, y sobre todos los peces del mar. Ellos te son dados en tus manos.

3Toda cosa que se mueve y que está viva será alimento para ustedes. Tal como les di las plantas verdes, ahora les doy todo. 4Pero no deben comer carne que tenga su vida-- la cual es su sangre-- dentro de ella.
5Pero de la sangre de ustedes, la vida que está en su sangre, Yo requeriré un pago. De la mano de todo animal lo requeriré. De la mano de cualquier hombre, eso es, de la mano de aquél quien haya asesinado a su hermano, Yo le pediré cuentas por la vida de ese hombre. 6Cualquiera que derrame la sangre de un hombre, por un hombre será su sangre derramada, porque fue en la imagen de Dios que Él hizo al hombre. 7En cuanto a ustedes, sean fructíferos y multiplíquense, espárzanse a través de la tierra y multiplíquense sobre ella."
8Entonces Dios le habló a Noé y a sus hijos con él, diciendo: 9"En cuanto a Mí, ¡escuchen! Voy a establecer un pacto contigo y con tus descendientes después de ti, 10y con toda criatura viva que está contigo, con las aves, con el ganado, y con toda criatura de la tierra contigo, de todo lo que salió del arca, hasta toda criatura viviente en la tierra.
11Por la presente establezco mi pacto con ustedes, que nunca más toda carne será destruida por las aguas de un diluvio. Nunca más habrá un diluvio para destruir la tierra." 12Dios dijo: "Esta es la señal de mi pacto, el cual hago entre ustedes y yo y toda criatura viviente que está con ustedes, para todas las futuras generaciones: 13Yo he puesto mi arcoiris en la nube, y será la señal del pacto entre Yo y la tierra.
14Y acontecerá cuando Yo traiga una nube sobre la tierra y el arcoiris sea visto en la nube, 15entonces yo recordaré Mi pacto, el cual es entre Yo y ustedes y toda criatura viviente de toda carne. Las aguas nunca más se convertirán en un diluvio para destruir toda carne.
16El arcoiris estará en las nubes y Yo lo veré, para así conmemorar el pacto eterno entre Díos y toda criatura viviente de toda carne que está sobre la tierra." 17Entonces Dios dijo a Noé: "Ésta es la señal del pacto que Yo he establecido entre Yo y toda carne que está sobre la tierra."
18Los hijos de Noé que salieron del arca eran Sem, Cam y Jafet. Cam fue el padre de Canaán. 19Estos tres fueron los hijos de Noé, y de éstos, toda la tierra fue poblada.
20Noé empezó a ser agricultor, y plantó una viña. 21Él bebió algo del vino y se emborrachó. Estaba acostado sin cubrirse en su tienda.
22Entonces Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre y lo dijo a sus dos hermanos afuera. 23Entonces Sem y Jafet tomaron un manto y lo pusieron sobre los hombros de ambos, y caminaron de espaldas y cubrieron la desnudez de su padre. Sus caras estaban mirando hacia el otro lado, así que ellos no vieron la desnudez de su padre.
24Cuando Noé despertó de su borrachera, supo lo que su hijo menor le había hecho. 25Así él dijo: "Maldito sea Canaán. Que él sea sirviente de los sirvientes de sus hermanos."
26También dijo: "Que el SEÑOR, el Dios de Sem, sea bendecido, y que Canaán sea su sirviente. 27Que Dios extienda el territorio de Jafet, y le deje hacer su hogar en las tiendas de Sem. Que Canaán sea su sirviente."
28Luego del diluvio, Noé vivió trescientos cincuenta años. 29Todos los días de Noé fueron novecientos cincuenta años, y luego murió.

10

1Estos fueron los descendientes de los hijos de Noé, eso es, Sem, Cam y Jafet. Les nacieron hijos a ellos después del diluvio.

2Los hijos de Jafet eran Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. 3Los hijos de Gomer eran Askemaz, Rifat y Togarmá. 4Los hijos de Javán eran Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim. 5De estos, las personas de las costas se dividieron y se fueron a sus tierras, cada uno con su lenguaje propio, según sus familias, por sus naciones.
6Los hijos de Cam eran Cus, Mizraim, Fut y Canaán. 7Los hijos de Cus eran Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Los hijos de Raama eran Seba y Dedán.
8Cus fue el padre de Nimrod, quien fue el primer conquistador de la tierra. 9Él fue un cazador muy destacado delante del SEÑOR. Por eso es que se dice: "Como Nimrod, un cazador muy poderoso delante del SEÑOR." 10Los primeros centros de su reino eran Babel, Erec, Acab y Calme, en la tierra de Sinar.
11Desde esa tierra él fue a Asiria y construyó a Nínive, Rehobot, Ir, Cala, 12y Resén, que estaba entre Nínive y Cala. Era una ciudad grande. 13Mizraim fue el padre de los ludimitas, de los anamitas, de los lehabitas, naftuhimitas, 14los patrusimitas, los casluhimitas (de donde salieron los filisteos) y de los caftorimitas.
15Canaán fue el padre de Sidón, su primogénito, y de Het, 16también de los jebuseos, de los amorreos, de los gereseos, 17de los heveos, de los araceos, de los sineos, 18los arvadeos, de los zemareos, y los hamateos. Después las familias de los cananeos se esparcieron.
19La frontera de los cananeos era desde Sidón, hacía la dirección de Gerar, tan lejos como Gaza, y como uno va hacia Sodoma, Gomorra, Adma, y Zeboim, tan lejos como Lasa. 20Estos eran los hijos de Cam, por sus familias, por sus lenguajes, en sus tierras, y en sus naciones.
21También le nacieron hijos a Sem, el hermano mayor de Jafet. Sem también fue el antepasado de toda las personas de Heber. 22Los hijos de Sem eran Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. 23Los hijos de Aram eran Uz, Hul, Geter y Mas.
24Arfaxad fue el padre de Sela y Sela fue el padre de Heber. 25Heber tuvo dos hijos. El nombre de uno fue Peleg, porque en sus días la tierra estaba dividida. El nombre de su hermano era Joctán.
26Joctán fue el padre de Almodad, Selef, Hazar Mavet, Jera, 27Adoram, Uzal, Dicla, 28Obal, Abimael, Seba, 29Ofir, Havila y Jobab. Todos estos eran los hijos de Joctán.
30Su territorio era desde Mesa hasta Sefar, la montaña del este. 31Estos fueron los hijos de Sem, según sus familias, sus lenguajes, en sus tierras, según sus naciones.
32Estas fueron las familias de los hijos de Noé, según sus geneaologías, por sus naciones. De estas las naciones se separaron y se esparcieron sobre la tierra después del diluvio.

11

1Ahora toda la tierra hablaba una sola lengua y tenía las mismas palabras. 2Mientrás ellos viajaban por el este, encontraron un llano en la tierra de Sinar y se establecieron allí.

3Se decían el uno al otro: "Vengan, hagamos ladrillos y horneémoslos completamente." Tenían ladrillos en vez de piedra y brea en vez de mezcla. 4Dijeron: "Vengan, construyámonos una ciudad y una torre cuya cima alcance hasta el cielo, y hagámonos un nombre para nosotros mismos. Si no lo hacemos, seremos dispersados por la superficie de toda la tierra."
5Así que el SEÑOR descendió para ver la ciudad y la torre que habían construido los descendientes de Adán. 6El SEÑOR dijo: "Miren, ¡son un solo pueblo con la misma lengua, y están comenzando a hacer esto! Pronto, nada de lo que intenten hacer, se les hará imposible. 7Vengan, descendamos y confundamos su lengua allí, para que no se entiendan los unos a los otros."
8Así que el SEÑOR los dispersó por toda la superficie de la tierra y dejaron de construir la ciudad. 9Por lo tanto, se llamó su nombre Babel, porque allí el SEÑOR confundió la lengua de toda la tierra y desde ahí el SEÑOR los dispersó por la superficie de toda la tierra.
10Estos fueron los descendientes de Sem. Sem tenía cien años y vino a ser el padre de Arfaxad dos años después del diluvio. 11Sem vivió quinientos años después de que vino a ser el padre de Arfaxad. También fue el padre de otros hijos e hijas.
12Cuando Arfaxad había vivido treinta y cinco años, vino a ser el padre de Sala. 13Arfaxad vivió cuatrocientos tres años después de que vino a ser el padre de Sala. Tambien vino a ser el padre de otros hijos e hijas.
14Luego de Sala haber vivido treinta años, vino a ser el padre de Heber. 15Sala vivió cuatrocientos tres años luego de que vino a ser el padre de Heber. También vino a ser el padre de otros hijos e hijas.
16Cuando Heber había vivido treinta y cuatro años, vino a ser el padre de Peleg. 17Heber vivió cuatrocientos treinta años luego de que vino a ser el padre de Peleg. También fue el padre de otros hijos e hijas.
18Cuando Peleg había vivido treinta años, vino a ser el padre de Reu. 19Peleg vivió doscientos nueve años luego de que vino a ser el padre de Reu. También fue padre de otros hijos e hijas.
20Cuando Reu había vivido treinta y dos años, él vino a ser el padre de Serug. 21Reu vivió doscientos siete años cuando vino a ser el padre de Serug. También fue padre de otros hijos e hijas.
22Cuando Serug había vivido treinta años, vino a ser el padre de Nacor. 23Serug vivió doscientos años luego de que vino a ser el padre de Nacor. También fue el padre de otros hijos e hijas.
24Cuando Nacor había vivido veintinueve años, vino a ser el padre de Taré. 25Nacor vivió ciento diecinueve años luego de que fue el padre de Taré. También fue el padre de otros hijos e hijas. 26Luego de que Taré había vivido setenta años, vino a ser el padre de Abram, Nacor y Harán.
27Ahora estos fueron los descendientes de Taré. Taré vino a ser el padre de Abram, Nacor y Harán, y Harán vino a ser el padre de Lot. 28Harán murió en la presencia de su padre Taré en su tierra natal, en Ur de los caldeos.
29Abram y Nacor tomaron esposas. El nombre de la esposa de Abram fue Sarai y el nombre de la esposa de Nacor fue Milca, una hija de Harán, quien fue el padre de Milca e Isca. 30Ahora Sarai era estéril, no tenía hijo.
31Taré tomó a su hijo Abram, a Lot el hijo de su hijo Harán, y a Sarai su nuera, la esposa de Abram su hijo, y juntos salieron de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán. Pero llegaron a Harán y se quedaron allí. 32Taré vivió doscientos cinco años y murió en Harán.

12

1Ahora el SEÑOR dijo a Abram: "Sal de tu país, y de tu parentela, y de la familia de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2Yo te convertiré en una gran nación, y te bendeciré, y haré tu nombre grande, y tú serás de bendición. 3Bendeciré a los que te bendigan, pero quien te deshonre yo lo maldeciré. Por medio de ti, todas las familias de la tierra serán bendecidas."

4Así que Abram salió, como el SEÑOR le dijo que hiciera, y Lot fue con él. Abram era de setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5Abram tomó a Sarai, su esposa, a Lot, el hijo de su hermano, todas sus posesiones que habían acumulado, y las personas que habían adquirido en Harán. Ellos salieron para ir a la tierra de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán.
6Abram pasó a través de la tierra hasta Siquem, hasta la encina de Moré. En ese tiempo los cananeos vivían en la tierra. 7El SEÑOR le apareció a Abram, y le dijo: "A tus descendientes les daré esta tierra." Así que ahí Abram construyó un altar al SEÑOR, Quien se le había aparecido.
8Desde allí se movió a la región de colinas al este de Betel, donde puso su tienda, con Betel al oeste y Hai al este. Ahí construyó un altar al SEÑOR e invocó el nombre del SEÑOR. 9Entonces Abram continuó su viaje rumbo al Neguev.
10Hubo hambre en la tierra, así que Abram bajó a Egipto para quedarse, pues el hambre era severa en la tierra. 11Cuando estuvo a punto de entrar a Egipto, le dijo a su esposa Sarai: "Mira, sé que eres una mujer hermosa. 12Cuando los egipcios te vean dirán: 'Ésta es su esposa,' entonces me matarán, pero a ti te mantendrán viva. 13Di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y así mi vida será librada gracias a ti."
14Sucedió que cuando Abram entró en Egipto, los egipcios vieron que Sarai era muy hermosa. 15Los príncipes de Faraón la vieron, y la alabaron ante Faraón, y la mujer fue llevada a la casa de Faraón. 16Faraón trató bien a Abram por causa de ella, y le dio ovejas, bueyes, asnos, esclavos, esclavas, burras y camellos.
17Entonces el SEÑOR afligió a Faraón y su casa con grandes plagas por causa de Sarai, esposa de Abram. 18Faraón llamó a Abram, y le dijo: "¿Qué es esto que me has hecho? ¿Por qué no me dijiste que ella era tu esposa? 19¿Por qué dijiste: 'Ella es mi hermana,' para que yo la tomara para ser mi esposa? Ahora pues, he aquí a tu esposa. Tómala y sigue tu camino." 20Entonces Faraón le dio órdenes a sus hombres concerniente a él, y ellos lo enviaron fuera, con su esposa y todo lo que él tenía.

13

1Abram subió de Egipto y fue hasta el Neguev, él, su esposa y todo lo que él poseía. Lot también fue con ellos. 2Ahora Abram era muy rico en animales, en plata y en oro.

3Él continuó su viaje desde el Neguev a Betel, hacia el lugar donde antes había puesto su tienda, entre Betel y Hai. 4Él fue al lugar donde estaba el altar que él había construído antes. Aquí él clamó al nombre del SEÑOR.
5Ahora Lot, que estaba viajando con Abram, también tenía rebaños, manadas, y tiendas. 6La tierra no era capaz de mantenerlos a ambos viviendo allí juntos, porque sus posesiones eran muchas, de manera que ellos no podían permanecer juntos. 7Hubo también una disputa entre los pastores que cuidaban los animales de Abram y los pastores que cuidaban los animales de Lot. Los cananeos y ferezeos estaban viviendo la tierra para ese tiempo.
8Entonces Abram le dijo a Lot: "Que no haya discordia entre tú y yo, ni entre tus pastores y los míos; después de todo, somos familia. 9¿No está toda la tierra delante de ti? Ve adelante y sepárate de mí. Si tú vas hacia la izquierda, entonces yo iré hacia la derecha. O si tú vas hacia la derecha, entonces yo iré hacia la izquierda."
10Entonces Lot miró alrededor, y vió que toda la llanura del Jordán estaba bien regada toda ella hasta Zoar, como el jardín del SEÑOR, como la tierra de Egipto. Esto fue antes de que el SEÑOR destruyera a Sodoma y Gomorra. 11Así que Lot escogió para sí toda la llanura del Jordan y viajó hacia el este, y se separaron los parientes los unos de los otros.
12Abram vivió en la tierra de Canaán, y Lot vivió entre las cuidades de la llanura. El estableció sus tiendas tan lejos como Sodoma. 13Ahora los hombres de Sodoma eran pecadores muy malos contra el SEÑOR.
14El SEÑOR dijo a Abram luego que Lot se había separado de él: "Mira desde el lugar en que estás parado hacia el norte, el sur, este y oeste. 15Toda esta tierra que tú ves, te la daré a ti y a tus descendientes por siempre."
16Y Yo haré que tus descendientes sean tan abundantes como el polvo de la tierra, de manera que si un hombre pudiera contar el polvo de la tierra, entonces tus descendientes podrían también ser contados. 17Levántate, camina a través de lo largo y ancho de la tierra, porque te la daré a tí." 18Así que Abram levantó su tienda, y vino y vivió cerca de las encinas de Mamre, las cuales están en Hebrón, y allí levantó un altar al SEÑOR.

14

1Aconteció en los días de Amrafel, rey de Sinar, de Arioc, rey de Elasar, de Quedorlaomer, rey de Elam, y de Tidal, rey de Goyim, 2que estos hicieron guerra contra Bera, rey de Sodoma, Birsa, rey de Gomorra, Sinab, rey de Adma, Semeber, rey de Zeboim, y el rey de Bela (llamado también Zoar).

3Estos últimos cinco reyes se unieron en el Valle de Sidim, (llamado también el Mar Salado). 4Ellos habían servido por doce años a Quedorlaomer, pero en el año trece se rebelaron. 5Entonces en el año catorce, Quedorlaomer y los reyes que estaban con él, vinieron y atacaron a los refaías en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save Quiriataim, 6y a los horeos en la colina de Seir, hasta El Parán, que está cercano al desierto.
7Entonces ellos regresaron y llegaron a En Mispat (llamado también Cades) y derrotaron a todo el país de los amalecitas y también a los amorreos que vivían en Hazezon Tamar. 8Entonces el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela (llamado también Zoar) salieron y se prepararon para batallar 9contra Quedorlaomer, rey de Elam, Tidal, rey de Goyim, Amrafel, rey de Sinar, Arioc, rey de Elasar; cuatro reyes contra los cinco.
10Entonces el Valle de Sidim estaba lleno de pozos de brea, y mientras los reyes de Sodoma y Gomorra huyeron, ellos cayeron allí. Los que quedaron huyeron a las montañas. 11Así que el enemigo tomó todos los bienes de Sodoma y Gomorra y todas sus provisiones, y siguieron su camino. 12Cuando se fueron, también tomaron a Lot, hijo del hermano de Abram, quien estaba viviendo en Sodoma, junto con todas sus posesiones.
13Uno que había escapado vino y se lo dijo a Abram el hebreo. Él estaba viviendo cerca de las encinas que pertenecían a Mamre, el amorreo, que era el hermano de Escol y Aner, quienes eran todos aliados de Abram. 14Entonces cuando Abram oyó que los enemigos habían capturado a su familiar, él sacó a sus trescientos dieciocho hombres entrenados, que habían nacido en su casa, y los persiguió hasta Dan.
15El dividió sus hombres en contra de ellos por la noche y los atacó, y los persiguió hasta Hoba, que está al norte de Damasco. 16Entonces él trajo de regreso todas las posesiones, y también trajo de regreso a su familiar Lot y sus bienes, como a las mujeres y a la otra gente.
17Luego que Abram regresó de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que estaban con él, el rey de Sodoma fue a reunirse con él en el Valle de Save (también llamado el Valle del Rey). 18Melquisedec, rey de Salem, trajo pan y vino. Él era sacerdote del Dios Altísimo.
19Él lo bendijo diciendo: "Bendecido sea Abram por el Dios Altísimo, Creador del cielo y la tierra. 20Bendecido sea el Dios Altísimo, quien ha entregado en tu mano a tus enemigos." Entonces Abram le entregó el diezmo de todo.
21El rey de Sodoma dijo a Abram: "Dame la gente y quédate tú con los bienes." 22Abram dijo al rey de Sodoma: "Yo he levantado mi mano al SEÑOR, Dios Altísimo, Creador del cielo y de la tierra, 23que yo no tomaré un hilo, ni una correa de sandalia, ni nada que es tuyo, para que así nunca podrás decir: 'Yo hice a Abram rico.' 24Yo no tomaré nada excepto lo que los hombres jóvenes han comido y la porción de los hombres que fueron conmigo. Permite que Aner, Escol y Mamre tomen su porción."

15

1Luego de estas cosas la palabra del SEÑOR vino a Abram en una visión, diciendo: "¡No temas, Abram! Yo soy tu escudo y tu muy grande recompensa." 2Abram dijo: "SEÑOR, ¿qué me daras, ya que sigo sin tener hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco?" 3Abram dijo: "Ya que no me has dado descendiente, mira, el mayordomo de mi casa es mi heredero."

4Entonces, mira, la palabra del SEÑOR vino a él, diciendo: "Este hombre no será tu heredero; sino ese quien vendrá de tu propio cuerpo será tu heredero." 5Entonces Él lo llevó afuera, y dijo: "Mira hacia el cielo, y enumera las estrellas, si puedes contarlas." Entonces le dijo: "Así serán tus descendientes."
6Él le creyó al SEÑOR, y Él se lo contó como justicia. 7Le dijo: "Yo soy el SEÑOR, Quien te sacó de Ur de los caldeos, para darte esta tierra para que la heredes." 8Él Le dijo: "SEÑOR, ¿cómo sabré que la heredaré?"
9Entonces Él le dijo: "Traéme una novilla de tres años, una cabra hembra de tres años, un carnero de tres años, una paloma, y un pichón." 10Él Le trajo todos estos, y los cortó en dos, y puso cada pedazo opuesto al otro, pero él no dividió las aves. 11Cuando las aves de rapiña vinieron sobre los cádaveres, Abram los espantó.
12Entonces cuando el sol bajaba, Abram cayó dormido y, miren, una profunda y aterradora oscuridad lo rodeó. 13Entonces EL SEÑOR le dijo a Abram: "Ten por seguro que tus descendientes serán extraños en una tierra que no es de ellos, y serán esclavizados y oprimidos por cuatrocientos años.
14Yo juzgaré esa nación a la que le servirán, y luego ellos saldrán con abundantes posesiones. 15Pero tú irás a tus padres en paz, y serás enterrado en buena vejez. 16En la cuarta generación ellos regresarán aquí, porque la iniquidad de los amorreos aún no ha llegado a su límite."
17Cuando el sol ya había bajado y estaba oscuro, mira, una olla de fuego humeante y una antorcha ardiente pasaron entre los pedazos. 18En ese día el SEÑOR hizo un pacto con Abram, diciendo: "A tus descendientes, por lo presente, doy esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Eufrates-- 19los quenitas, los cenezeos, los cadmoneos, 20los hititas, los ferezeos, los refaías, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos."

16

1Ahora, Sarai, la esposa de Abram, no le había dado hijos a él, pero ella tenía una sirvienta, una egipcia, cuyo nombre era Agar. 2Así que Sarai le dijo a Abram: "Mira, el SEÑOR me ha retenido de tener hijos. Ve y duerme con mi sirvienta. Puede ser que yo tenga hijos a través de ella." Abram escuchó a la voz de Sarai. 3Fue después de que Abram viviera diez años en la tierra de Canaán que Sarai, esposa de Abram, le dio a Agar, su sirvienta egipcia, a su esposo como esposa. 4Así que él tuvo relaciones con Agar, y ella concibió. Cuando ella vio que había concebido, miró con desprecio a su ama.

5Entonces Sarai dijo a Abram: "Este mal sobre mí es por tu causa. Yo di mi sirvienta a tus brazos y cuando ella vio que había concebido, yo fui despreciada ante sus ojos. Que el SEÑOR juzgue entre tú y yo." 6Pero Abram dijo a Sarai: "Mira aquí, tu sierva está en tu poder, haz con ella lo que mejor pienses." Así que Sarai la trató con dureza y ella huyó de su presencia.
7El ángel del SEÑOR la encontró cerca de un manantial de agua en el desierto, el manantial que está en el camino hacia Shur. 8Él dijo: "Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde viniste y a dónde vas?" Entonces ella dijo: "Yo estoy huyendo de mi ama Sarai."
9El ángel del SEÑOR le dijo: "Regresa a tu ama y sométete a su autoridad." 10Entonces el ángel del SEÑOR le dijo: "Multiplicaré grandemente a tus descendientes, de manera que serán demasiado numerosos para contarlos."
11El ángel del SEÑOR también le dijo a ella: "Mira, tú estás embarazada, y darás a luz un varón, y le darás por nombre Ismael, porque el SEÑOR ha escuchado tu aflicción. 12Él será un hombre como un burro salvaje. Él será hostíl contra todo hombre y todo hombre será hostíl contra él; y él vivirá separado de todos sus hermanos."
13Entonces ella le dio un nombre al SEÑOR quien habló con ella: "Tú eres el Dios que me ve," porque ella dijo: "¿Yo realmente continúo viendo, aún después de que Él me ha visto?" 14Por lo tanto el pozo fue llamado Beer Lajai Roi; miren, está entre Cades y Bered.
15Agar dio a luz al hijo de Abram y Abram le puso nombre a su hijo, el que Agar le había dado, Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando Agar le dio a luz a Ismael.

17

1Cuando Abram tenía noventa y nueve años de edad, el SEÑOR se le apareció a Abram y le dijo: "Yo soy Dios Todopoderos. Camina delante de Mí, y sé perfecto. 2Entonces Yo confirmaré mi pacto ente Mí y tú, y te multiplicaré extremadamente."

3Abram se inclinó con su rostro al suelo y Dios habló con él, diciendo: 4"Por Mi parte, mira, Mi pacto es contigo. Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no será tu nombre Abram, sino que tu nombre será Abraham, porque te nombro para ser el padre de una multitud de naciones. 6Te haré extremadamente fructífero, y haré naciones de ti, y reyes descenderán de ti.
7Yo estableceré mi pacto contigo y con tus descendientes después de ti, a lo largo de sus generaciones para un pacto eterno, para ser Dios tuyo y para tus descendientes después de ti. 8Te daré a ti, y a tus descendientes después de ti, la tierra en donde has estado viviendo, toda la tierra de Canaán, para posesión perpetua, y Yo seré su Dios."
9Entonces Dios le dijo a Abraham: "En cuanto a ti, tienes que guardar Mi pacto, tú y tus descendientes después de ti a lo largo de sus generaciones. 10Este es Mi pacto entre tú y Yo y tus descendientes después de ti, el cual tienes que guardar: cada varón entre ustedes tiene que ser circuncidado. 11Ustedes deben ser circuncidados en la carne de su prepucio, y esto será la señal del pacto entre nosotros.
12Cada varón entre ustedes que tenga ocho días de edad tiene que ser circuncidado, a lo largo de las generaciones de tu pueblo. Esto incluye a ese que es nacido en tu casa y a ese que es comprado con dinero de cualquier extranjero que no sea uno de tu descendencia. 13Ese que nace en tu casa y ese que es comprado con tu dinero tiene que ser circuncidado. Así Mi pacto estará en la carne de ustedes como un pacto eterno. 14Cualquier varón incircunciso que no está circuncidado en la carne de su prepucio será cortado de su pueblo. Él ha roto Mi pacto."
15Dios le dijo a Abraham: "En cuanto a Sarai tu esposa, ya no la llames más Sarai. En su lugar, su nombre será Sara. 16La bendeciré, y te daré un hijo de ella. La bendeciré, y ella se convertirá en la madre de naciones. Reyes de pueblos saldrán de ella."
17Entonces Abraham se inclinó con su cara al suelo, y rió, y dijo en su corazón: "¿Puede un niño nacerle a un hombre que tiene cien años de edad? ¿Cómo puede Sara, que tiene noventa años de edad, dar a luz a un hijo?" 18Abraham le dijo a Dios: "¡Oh que Ismael pueda vivir delante de Ti!"
19Dios dijo: "No, pero Sara tu esposa dará a luz a tu hijo, y lo llamarás Isaac. Yo estableceré Mi pacto con él como un pacto eterno con sus descendientes después de él. 20En cuanto a Ismael, te he oído. Mira, por lo presente, Yo lo bendigo, y lo haré fructífero, y lo multiplicaré abundantemente. Él será el padre de doce líderes de tribus, y Yo haré que él se convierta en una gran nación. 21Pero Mi pacto lo estableceré con Isaac, a quien Sara dará a luz para ti en este tiempo el año que viene."
22Cuando había terminado de hablar con él, Dios dejó a Abraham. 23Entonces Abraham tomó a Ismael su hijo, y todos esos que nacieron en su casa, y todos esos que fueron comprados con su dinero, todo varón entre los hombres de la casa de Abraham, y les circuncidó la piel de sus prepucios en ese mismo día, como Dios le había dicho a él.
24Abraham tenía noventa y nueve años de edad cuando fue circuncidado en la carne de su prepucio. 25Ismael su hijo tenía trece años de edad cuando fue circuncidado en la carne de su prepucio. 26En el mismo día Abraham e Ismael su hijo fueron circuncidados. 27Todos los hombres de su casa fueron circuncidados con él, incluyendo a aquellos nacidos en su casa y aquellos comprados con dinero de un extranjero.

18

1El SEÑOR se le apareció a Abraham por los robles de Mamre, mientras se sentaba en la puerta de la tienda al calor del día. 2El miró hacia arriba, y mira, él vio a tres hombres de pie frente a él. Cuando él los vio, él corrió desde la puerta de la tienda a encontrarse con ellos y se inclinó hacia el suelo.

3Él dijo: "Señor, si he encontrado favor a su vista, no pase de largo y deje a su siervo. 4Déjenme traer un poco de agua, lavar sus pies y descansen debajo del árbol. 5Déjenme traer un poco de comida, para que así se refresquen. Luego de eso pueden ir por su camino, ya que han venido a su siervo." Ellos respondieron: "Haz como has dicho."
6Entonces Abraham rápidamente fue dentro de la tienda hacia Sara, y dijo: "Rápido, trae 40 litros de harina fina, amásala y haz pan." 7Entonces Abraham corrió al corral, y tomó una ternera que era tierna y buena, y se la dio al sirviente, y él se apresuró y la preparó. 8Él tomó requesón y leche, y la ternera que había sido preparada, y colocó la comida frente a ellos, y él se paró al lado de ellos debajo del árbol mientras ellos comían.
9Ellos le dijeron a él: "¿Dónde está Sara tu esposa?" Él contestó: "Ahí, en la tienda." 10Él dijo: "Yo ciertamente regresaré a ti en la primavera, y presta atención, Sara tu esposa tendrá un hijo." Sara estaba escuchando en la puerta de la tienda, la cual estaba detrás de él.
11Ahora Abraham y Sara eran viejos, muy avanzados en edad, y Sara ya había pasado la edad cuando las mujeres podían tener hijos. 12Así que Sara se rió para sí, diciéndose a sí misma: "Después de que me he desgastado y mi señor está viejo, ¿tendré ahora este placer?"
13El SEÑOR dijo a Abraham: "¿Por qué Sara se rió y dijo: '¿Realmente tendré un hijo, cuando soy vieja'? 14¿Hay algo muy díficil para el SEÑOR? Al tiempo señalado por Mí, en la primavera, Yo regresaré a ti. Cerca de este tiempo el año próximo, Sara tendrá un hijo." 15Entonces Sara lo negó y dijo: "Yo no me reí," pues ella tenía miedo. Él contestó: "No, tú sí te reíste."
16Entonces los hombres se levantaron para irse y miraron hacia Sodoma. Abraham fue con ellos para despedirlos. 17Pero El SEÑOR dijo: "¿Debo Yo esconder de Abraham lo que Yo estoy a punto de hacer, 18ya que Abraham, en efecto, se convertirá en una gran y poderosa nación, y todas las naciones de la tierra serán bendecidas en él? 19Pues Yo lo he escogido a él, para que él instruya a sus hijos y a su casa después de él, a mantener el camino del SEÑOR, a hacer virtud y justicia, para que así el SEÑOR pueda traer sobre Abraham lo que Él le ha dicho a él."
20Entonces el SEÑOR dijo: "Porque el clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y porque su pecado es tan grave, 21Yo ahora bajaré allí y veré el clamor contra ella que ha venido a Mí, si en verdad lo han hecho. Si no, Yo lo sabré."
22Así que los hombres se volvieron de allí, y fueron hacia Sodoma, pero Abraham permaneció de pie frente al SEÑOR. 23Entonces Abraham se acercó y dijo: "¿Destruirás los justos con los malvados?
24Quizás allí haya cincuenta justos dentro de la ciudad. ¿Los destruirás y no perdonarás el lugar por el bien de los cincuenta justos que están allí? 25Lejos esté de Ti hacer tal cosa, asesinar los justos con los malvados, para que así los justos sean tratados al igual que los malvados. ¡Lejos esté de Ti! ¿No hará el Juez de toda la tierra lo que es justo?" 26El SEÑOR dijo: "Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, entonces Yo perdonaré todo el lugar por el bien de ellos."
27Abraham contestó y dijo: "¡Mira, me he atrevido a hablar con mi Señor, aunque yo solo sea polvo y cenizas! 28¿Y qué si hay cinco menos que cincuenta justos? ¿Destruirás a toda la ciudad por la ausencia de cinco?" Entonces Él dijo: "Yo no la destruiré, si Yo encuentro allí cuarenta y cinco."
29Él le habló a Él todavía otra vez, y dijo: "¿Y qué si allí se encuentran cuarenta?" Él contestó: "No lo haré por el bien de los cuarenta." 30Él dijo: "Por favor, no Te enojes, Señor, para que así yo pueda hablar. Quizá treinta se encuentren allí." Él contestó: "Yo no lo haré, si encuentro treinta allí." 31Él dijo: "¡Mira, me he atrevido a hablar con mi Señor! Quizás veinte se encontrarán allí." Él contestó: "Yo no la destruiré por el bien de los veinte."
32Finalmente él dijo: "Por favor no Te enojes, Señor, y yo hablaré esta última vez. Quizá se encuentren diez allí." Entonces Él dijo: "Yo no la destruiré por el bien de los diez." 33El SEÑOR siguió Su camino tan pronto como Él había terminado de hablar con Abraham, y Abraham regresó a casa.

19

1Los dos ángeles vinieron a Sodoma al anochecer, mientras Lot estaba sentado en la entrada de Sodoma. Lot los vio, se levantó para encontrarse con ellos, y doblegó su rostro al suelo. 2Él dijo: "Por favor mis amos, les insto que vayan a la casa de su siervo, quédense la noche, y laven sus pies. Entonces ustedes pueden levantarse temprano y seguir su camino." Ellos respondieron: "No, pasaremos la noche en la plaza del pueblo." 3Pero él les instó fuertemente, así que ellos fueron con él, y entraron a su casa. Él preparó una comida y horneó pan sin levadura, y ellos comieron.

4Pero antes de que ellos se acostaran, los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, rodearon la casa, tanto jóvenes como viejos, todos los hombres de toda parte de la ciudad. 5Ellos llamaron a Lot, y le dijeron: "¿Dónde están los hombres que vinieron a ti esta noche? Tráelos fuera a nosotros, para que así nosotros podamos acostarnos con ellos."
6Así que Lot salió a la puerta y cerró la puerta detrás de él. 7Él dijo: "Les ruego, mis hermanos, no actúen tan malvadamente. 8Miren, yo tengo dos hijas que no han dormido con ningún hombre. Permítanme, les ruego, traerlas a ustedes, y ustedes hagan con ellas cualquier cosa que sea buena a sus ojos. Solamente no le hagan nada a estos hombres, porque ellos han venido bajo la sombra de mi techo."
9Ellos dijeron: "¡Apártate!" Ellos también dijeron: "Este vino aquí para vivir como un extranjero, ¡y ahora él se ha convertido en nuestro juez! Ahora trataremos peor contigo que con ellos." Ellos presionaron fuertemente contra el hombre, contra Lot, y estuvieron a punto de tumbar la puerta.
10Pero los hombres extendieron sus manos hacia afuera y trajeron a Lot dentro de la casa con ellos y cerraron la puerta. 11Entonces los visitantes de Lot atacaron con ceguera a los que estaban fuera de la puerta de la casa, tanto a jóvenes como a viejos, de manera que se agotaron cuando trataban de encontrar la puerta.
12Entonces los hombres dijeron a Lot: "¿Tienes a alguien más aquí? Cualquier yerno, tus hijos y tus hijas, y cualquiera a quien tengas en la ciudad, sácalos de aquí. 13Pues nosotros estamos a punto de destruir este lugar, porque las acusaciones contra ella delante del SEÑOR han venido a ser tan ruidosas que Él nos ha enviado a nosotros para destruirla."
14Lot salió y habló con sus yernos, los hombres que habían prometido casarse con sus hijas, y dijo: "Rápido, salgan de este lugar, pues el SEÑOR está a punto de destruir la ciudad." Pero a sus yernos les pareció que él bromeaba. 15Cuando amaneció, los ángeles instaron a Lot, diciendo: "Apúrate, toma a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que así tú no seas destruido en el castigo de la ciudad."
16Pero él permaneció. Así que los hombres agarraron su mano, y la mano de su esposa, y las manos de sus dos hijas, porque el SEÑOR fue misericordioso con él. Ellos los sacaron y los colocaron fuera de la ciudad. 17Cuando ellos los habían sacado, uno de los hombres dijo: "¡Corran por sus vidas! No miren atrás ni se queden en ningún lugar en la llanura. Escapen hacia las montañas para que así ustedes no sean destruidos."
18Lot les dijo a ellos: "¡No, por favor, mis amos! 19Su siervo ha encontrado favor a sus ojos, y ustedes me han mostrado gran amabilidad en salvar mi vida, pero yo no puedo escapar a las montañas, porque el desastre me alcanzará, y yo moriré. 20Miren, aquella ciudad de allá está lo bastante cerca para huir hacia ella, y es una pequeña. Por favor, déjenme escapar hacia allá (¿no ven que es una pequeña?), y mi vida será salvada."
21Él les dijo a ellos: "Está bien, les estoy concediendo esta petición también, que Yo no destruiré la ciudad que has mencionado. 22¡De prisa! Escapa allí, pues Yo no puedo hacer nada hasta que tú no llegues allí." Por lo tanto, la ciudad fue llamada Zoar.
23El sol se había levantado sobre la tierra cuando Lot llegó a Zoar. 24Entonces El SEÑOR hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego del SEÑOR que salía del cielo. 25Él destruyó aquellas ciudades, y toda la llanura, y todos los habitantes de las ciudades, y las plantas que crecieron en el suelo.
26Pero la esposa de Lot, quien estaba detrás de él, miró hacia atrás, y ella se convirtió en una estatua de sal. 27Abraham se levantó temprano en la mañana y fue al lugar donde se había parado delante del SEÑOR. 28Él miró abajo hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la tierra de la llanura. Él miró y, presten atención, humo subía de la tierra como el humo de un horno.
29Así que cuando Dios destruyó las ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham. Él envió a Lot fuera de la destrucción cuando Él destruyó las ciudades en las cuales Lot había vivido.
30Pero Lot subió de Zoar para vivir en las montañas con sus dos hijas, porque él tenía temor de vivir en Zoar. Así que él vivió en una cueva, él y sus dos hijas.
31La primogénita le dijo a la más joven: "Nuestro padre es viejo, y no hay hombre por ningún lado que duerma con nosotras de acuerdo a la manera de todo el mundo. 32Ven, hagamos que nuestro padre tome vino, y nosotras dormiremos con él, para que así nosotras podamos extender el linaje de nuestro padre." 33Así que hicieron que su padre bebiera vino esa noche. Entonces la primogénita entró y durmió con su padre; él no supo cuando ella se acostó, ni tampoco cuando ella se levantó.
34Al siguiente día la primogénita le dijo a la más joven: "Escucha, anoche yo dormí con mi padre. Hagamos que beba vino esta noche también, y tú debes entrar y dormir con él, para que así nosotras podamos extender el linaje de nuestro padre." 35Así que hicieron que su padre bebiera vino esa noche también, y la menor fue y durmió con él. Él no supo cuando ella se acostó, ni tampoco cuando ella se levantó.
36Así que ambas hijas de Lot estaban embarazadas de su padre. 37La primogénita dio a luz a un hijo, y lo nombró Moab. Él se convirtió en el ancestro de los moabitas de la actualidad. 38En cuanto a la hija más joven, ella también dio a luz a un hijo, y lo nombró Ben-ammi. El se convirtió en el ancestro del pueblo de los amonitas de la actualidad.

20

1Abraham viajó de ahí hacia la tierra del Neguev, y vivió entre Cades y Shur. Él fue un extranjero viviendo en Gerar. 2Abraham dijo en referencia a su esposa Sara: "Ella es mi hermana." Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió a sus hombres y tomaron a Sara. 3Pero Dios vino a Abimelec en un sueño durante la noche, y le dijo: "Mira, eres un hombre muerto por causa de la mujer que has tomado, ya que ella es esposa de un hombre."

4Ahora Abimelec no se había acercado a ella, y dijo: "Señor, ¿matarías hasta a una nación justa? 5¿Acaso él mismo no me dijo: 'Ella es mi hermana'? Hasta ella misma dijo: 'Él es mi hermano.' He hecho esto en la integridad de mi corazón y la inocencia de mis manos."
6Entonces Dios le dijo en el sueño: "Sí, Yo también sé que hiciste esto en la integridad de tu corazón, y también te aparté de pecar contra Mí. Por eso no permití que la tocaras. 7Por lo tanto, devuelve la esposa de ese hombre, porque él es profeta. Él orará por ti, y vivirás. Pero si no la restauras, sabes que tú y todos los que son tuyos sin duda morirán."
8Abimelec se levantó temprano en la mañana y llamó a todos sus sirvientes a su presencia. Él les dijo todas estas cosas, y los hombres estaban muy asustados. 9Entonces Abimelec llamó a Abraham y le dijo: "¿Qué nos has hecho? ¿Cómo yo he pecado contra ti, que has traído sobre mí y mi reino un gran pecado? Tú me has hecho lo que no se debe hacer."
10Abimelec le dijo a Abraham: "¿Qué te llevó a hacer esta cosa?" 11Abraham dijo: "Porque pensé: 'Seguramente no hay temor de Dios en este lugar y me matarán a causa de mi esposa.' 12Además, ella sí es mi hermana, la hija de mi padre, pero no la hija de mi madre; y se convirtió en mi esposa.
13Cuando Dios me hizo salir de la casa de mi padre y viajar de lugar en lugar, le dije a ella: 'Debes mostrarme esta lealtad como mi esposa: a cada lugar donde vayamos, di acerca de mí: ''Él es mi hermano.'" 14Entonces Abimelec tomó ovejas y bueyes, y esclavos y esclavas, y se los dio a Abraham. Entonces le devolvió a Sara, su esposa, a él.
15Abimelec dijo: "Mira, mi tierra está delante de ti. Establécete dondequiera que te agrade." 16A Sara le dijo: "Mira, le he dado a tu hermano mil monedas de plata. Es para cubrir cualquier ofensa en contra tuya ante los ojos de todos los que están contigo, y ante todos, quedas completamente vindicada."
17Entonces Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, su esposa, y sus sirvientas para que pudieran tener hijos. 18Porque el SEÑOR había causado que todas las mujeres de la casa de Abimelec fueran completamente estériles, a causa de Sara, la esposa de Abraham.

21

1El SEÑOR le prestó atención a Sara, como dijo que haría, y el SEÑOR hizo por Sara tal como había prometido. 2Sara concibió y le dio un hijo a Abraham en su vejez, en el tiempo fijado que Dios le había hablado. 3Abraham nombró a su hijo, el que le había nacido, el que Sara le había dado, Isaac. 4Abraham circuncidó a su hijo Isaac cuando tenía ocho días, así como Dios le había ordenado.

5Abraham tenía cien años cuando su hijo Isaac le nació. 6Sara dijo: "Dios me ha hecho reír, todo el que oiga reíra conmigo." 7Ella también dijo: "¡Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría niños, ¡y, sin embargo, le he dado un hijo en su vejez!"
8El niño creció y fue destetado, y Abraham hizo un gran banquete en el día en que Isaac fue destetado. 9Sara vio al hijo de Hagar la egipcia, quien le había dado un hijo a Abraham, burlándose.
10Entonces ella le dijo a Abraham: "Echa a esta esclava y a su hijo: porque el hijo de esta esclava no será heredero con mi hijo, con Isaac." 11Esta cosa era muy grave para Abraham a causa de su hijo.
12Pero Dios le dijo a Abraham: "No te angusties por el niño, ni por tu sierva. Escucha sus palabras en todo lo que ella te dice acerca de este asunto, porque es por medio de Isaac que tus descendientes serán nombrados. 13Yó también haré del hijo de la sierva una nación, porque él es tu descendiente."
14Abraham se levantó temprano en la mañana, tomó pan y un odre de agua, y se lo dio a Hagar, poniéndoselo en el hombro. Él le dio al muchacho y la envió lejos. Ella se fué y vagó por el desierto de Beerseba. 15Cuando el agua del odre se les acabó, ella abandonó al muchacho debajo de uno de los arbustos. 16Entonces ella se fue, y se sentó a una corta distancia de él, como a un tiro de arco de distancia, pues dijo: "Déjame no mirar la muerte del muchacho." Mientras ella estaba sentada frente a él, ella alzó su voz y lloró.
17Dios oyó la voz del muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: "¿Qué te preocupa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho donde está. 18Levántate, alza al muchacho y aliéntalo; porque Yo haré de él una gran nación."
19Entonces Dios abrió sus ojos, y ella vio un pozo de agua. Ella fue y llenó el odre de agua, y le dio al muchacho de tomar. 20Dios estaba con el muchacho, y él creció. Él vivió en el desierto y se convirtió en arquero. 21Vivió en el desierto de Parán, y su madre le consiguió una esposa de la tierra de Egipto.
22Aconteció en ese tiempo que Abimalec y Ficol, el capitán de su ejército, hablaron a Abraham, diciendo: "Dios está contigo en todo lo que haces. 23Ahora, por lo tanto, júrame por Dios que no harás trato falso conmigo, ni con mis hijos, ni con mis descendientes. Muéstrame a mí y a la tierra en donde habitas el mismo pacto de fidelidad que yo te he mostrado." 24Abraham le dijo: "Lo juro."
25Abraham también se quejó ante Abimael acerca de un pozo de agua que los siervos de Abimael le habían quitado. 26Abimael dijo: "Yo no sé quién ha hecho esta cosa. Tú no me dijiste antes de ahora; yo no lo he escuchado hasta hoy." 27Entonces Abraham tomó ovejas y bueyes y se los dio a Abimael, y los dos hombres hicieron un pacto.
28Entonces Abraham apartó del rebaño a siete corderas. 29Abimael le dijo a Abraham: "¿Cuál es el significado de estas siete corderas que has separado de las otras?" 30Él respondió: "Estas siete corderas recibirás de mi mano, para que sea un testimonio para mí, que yo cavé este pozo."
31Y él llamo a ese lugar Beerseba, porque ahí ambos hicieron un juramento. 32Hicieron un pacto en Beerseba, y entonces Abimael y Ficol, el capitán de su ejército, regresaron a la tierra de los filisteos.
33Abraham plantó un árbol de tamarisco en Beerseba. Ahí él adoró al SEÑOR, el Dios eterno. 34Abraham continuó como extranjero en la tierra de los filisteos por muchos días.

22

1Sucedió que después de estas cosas Dios probó a Abraham. Él le dijo a él: "¡Abraham!" Abraham dijo, "Aqui estoy." 2Entonces Dios dijo: "Toma tu hijo, tu único hijo, a quien tú amas, Isaac, y ve a la tierra de Moriah. Ofrécelo allí como ofrenda quemada sobre una de las montañas allí, que yo te diré." 3Así que Abraham salió muy temprano en la mañana, ensilló su burro, y tomó a dos de sus hombres jóvenes con él, junto a su hijo Isaac. El cortó la leña para la ofrenda quemada, entonces comenzó su viaje al lugar que Dios le había dicho.

4Al tercer día Abraham miró hacia arriba y vio un lugar lejano. 5Abraham le dijo a sus hombres jóvenes: "Quédense aquí con el burro, y yo y el muchaho iremos allá. Nosotros adoraremos y volveremos a ustedes." 6Entonces Abraham tomó la madera para la ofrenda quemada y la puso sobre Isaac su hijo. El tomó en su propia mano el fuego y el cuchillo; y ambos se fueron juntos.
7Isaac habló a Abraham su padre y dijo: "Padre mio," y él dijo: "Aquí estoy, hijo mio." Él dijo: "Mira, aquí están el fuego y la madera, ¿pero dónde está el cordero para la ofrenda quemada?" 8Abraham dijo: "Dios mismo proveerá el cordero para la ofrenda quemada, hijo mio." Así que ellos se fueron, los dos juntos.
9Cuando ellos llegaron al lugar que Dios le había hablado a él, Abraham construyó un altar allí y colocó la madera sobre él. Entonces el ató a su hijio Isaac, y lo acostó en el altar, sobre la madera. 10Abraham extendió su mano y alzó el cuchillo para matar a su hijo.
11Entonces el ángel del SEÑOR lo llamó desde el cielo y le dijo: "¡Abraham, Abraham!" y él dijo: "Aquí estoy." 12Él dijo: "No pongas tu mano sobre el muchacho, ni hagas nada que lo lastime, porque ahora sé que temes a Dios, viendo que no has retenido a tu hijo, tu único hijo, de Mí."
13Abraham levantó la vista y mira, detrás de él había un carnero atrapado por sus cuernos en los arbustos. Abraham fue y tomó el carnero y lo ofreció como ofrenda quemada en lugar de su hijo. 14Así que Abraham llamó aquel lugar, "El SEÑOR proveerá," y se dice hasta el día de hoy, "En la montaña del SEÑOR, sera provisto."
15El ángel del SEÑOR llamó a Abraham una segunda vez desde el cielo 16y le dijo: "Esto es la declaracion del SEÑOR: "Por Mí mismo he jurado que por cuanto has hecho esta cosa, y no has retenido a tu propio hijo, tu único hijo, 17Yo seguramente te bendeciré a ti y Yo multiplicaré grandemente tus descendientes como las estrellas de los cielos, y como la arena que está en la orilla del mar; y tus descendientes poseerán las puertas de sus enemigos.
18A través de tu descendencia todas las naciones de la tierra seran bendecidas, porque tú has obedecido mi voz." 19Así que Abraham regresó a sus hombres jóvenes, y ellos se fueron juntos a Beerseba, y él vivió en Beerseba.
20Sucedió después de estas cosas que a Abraham se le dijo: "Milca ha dado a luz hijos, también, a tu hermano Nacor." 21Eran ellos Uz su primogénito, Buz su hermano, Quemuel el padre de Aram, 22Quesed, Hazo, Pildas, Jidlaf y Betuel."
23Betuel fue el padre de Rebeca. Estos fueron los ocho hijos que Milca dio a Nacor, el hermano de Abraham. 24Su concubina, cuyo nombre fue Reúma, también tuvo hijos, Teba, Gaham, Tahas y Maaca.

23

1Sara vivió ciento veintisiete años. Estos fueron los años de la vida de Sara. 2Sara murió en Quiriat Arba, esto es, Hebrón, en la tierra de Canaán. Abraham llevó luto y lloró por Sara.

3Entonces Abraham se levantó y dejó a su esposa muerta, y habló a los hijos de Het, diciendo: 4"Yo soy un extranjero entre ustedes. Por favor, concédanme una propiedad para un lugar de entierro entre ustedes, para que así yo pueda enterrar a mi muerta."
5Los hijos de Het le contestaron a Abraham, diciendo: 6"Escúchenos, mi amo. Usted es un príncipe de Dios entre nosotros. Entierre a su muerta en la mejor de nuestras tumbas. Ninguno de nosotros le negará su tumba, para que así usted pueda enterrar a su muerta."
7Abraham se levantó y se inclinó hacia las personas de la tierra, a los hijos de Het. 8Él habló a ellos, diciendo: "Si ustedes están de acuerdo en que yo deba enterrar a mi muerta, entonces óiganme y aboguen con Efrón, hijo de Zohar, por mí. 9Pídanle que me venda la cueva de Macpela, la cual le pertenece, y está al final de su terreno. Por el precio completo, dejen que él me la venda públicamente como una propiedad para un lugar de entierro."
10Ahora Efrón estaba sentado entre los hijos de Het, y Efrón el hitita le contestó a Abraham a oídas de los hijos de Het, de todos aquellos quienes habían venido a la puerta de su ciudad, diciendo: 11"No, mi amo, óigame. Yo le doy el terreno, y la cueva que está en él. Se lo doy en la presencia de los hijos de mi pueblo. Se lo doy para que entierre a su muerta."
12Entonces Abraham se inclinó delante de las personas de la tierra. 13Él habló a Efrón a oídas de las personas de la tierra, diciendo: "Pero si está dispuesto, por favor óigame. Yo pagaré por el terreno. Tome mi dinero, y yo enterraré a mi muerta allí."
14Efrón le contestó a Abraham, diciendo: 15"Por favor, mi amo, escúcheme. Un pedazo de tierra valorado en cuatrocientos siclos de plata, ¿qué es eso entre usted y yo? Entierre a su muerta." 16Abraham escuchó a Efrón y Abraham pesó para Efrón la cantidad de plata que él había dicho a oídas de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de acuerdo a la medida estándar de los comerciantes.
17Así que el terreno de Efrón, el cual estaba en Macpela, la cual estaba próxima a Mamre, esto es, el terreno, la cueva que estaba en él, y todos los árboles que estaban en el terreno y todo alrededor de la frontera, pasó a ser 18de Abraham, comprado en la presencia de los hijos de Het, delante de todos aquellos que habían venido a la puerta de su ciudad.
19Después de esto, Abraham enterró a Sara su esposa en la cueva del terreno de Macpela, la cual está próxima a Mamre, esto es, Hebrón, en la tierra de Canaán. 20Así que el terreno y la cueva en él pasaron a Abraham como una propiedad para un lugar de sepulcro comprados a los hijos de Het.

24

1Ahora Abraham era muy viejo, y el SEÑOR había bendecido a Abraham en todas las cosas. 2Abraham dijo a su sirviente, aquel que era el más viejo de su casa y quien estaba a cargo de todo lo que él tenía: "Pon tu mano debajo de mi muslo 3y yo te haré jurar por EL SEÑOR, el Dios del cielo y el Dios de la tierra, que tú no traerás una esposa para mi hijo de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo hago mi hogar. 4Pero tú irás a mi país, y a mis parientes, y traerás una esposa para mi hijo Isaac."

5El sirviente le dijo a él: "¿Y qué si la mujer no está dispuesta a seguirme a esta tierra? ¿Debo yo tomar a tu hijo de vuelta a la tierra de donde viniste?" 6Abraham le dijo a él: "¡Asegúrate de no llevar a mi hijo de vuelta allá! 7El SEÑOR, el Dios del cielo, quien me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mis parientes, y quien me prometió con un solemne juramento diciendo: 'A tu descendencia Yo le daré esta tierra,' Él enviará Su ángel delante de ti, y tú le traerás una esposa para mi hijo de allí.
8Pero si la mujer no está dispuesta a seguirte, entonces tú serás libre de mi juramento. Solamente que tú no llevarás a mi hijo de vuelta allá." 9Así que el sirviente puso su mano debajo del muslo de Abraham su amo, y le juró a él sobre este asunto.
10El sirviente tomó diez de los camellos de su amo y salió. Él también tomó con él todo tipo de regalos de su amo. Él salió y fue a la región de Aram Naharaim, a la ciudad de Nacor. 11Él hizo que los camellos se arrodillaran en las afueras de la ciudad, por el pozo de agua. Era el atardecer, la hora en que las mujeres salían a sacar agua.
12Entonces él dijo: "SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, concédeme éxito hoy y muestra fidelidad del pacto a mi amo Abraham. 13Mira, aquí estoy de pie al lado de la fuente de agua, y las hijas de los hombres de la ciudad están saliendo a sacar agua. 14Deja que suceda de esta forma. Cuando yo le diga a una joven: 'Por favor, baja tu cántaro para que así yo beba, y ella me dice: 'Bebe, y yo daré agua a tus camellos también,' entonces deja que sea la que has señalado para tu siervo Isaac. Por esto yo sabré que Tú has mostrado fidelidad del pacto a mi amo."
15Aconteció que aún antes de que él terminara de hablar, mira, Rebeca salió con su cántaro de agua en su hombro. Rebeca le nació a Betuel, hijo de Milca, la esposa de Nacor, el hermano de Abraham. 16La joven era muy hermosa y una virgen. Ningún hombre había dormido con ella. Ella bajó a la fuente, llenó su cántaro, y subió.
17Entonces el sirviente corrió a encontrarse con ella y dijo: "Por favor, deme un poco de agua de su cántaro." 18Ella dijo: "Beba, mi amo," y ella rápidamente bajó su cántaro en su mano, y le dio de beber.
19Cuando ella había terminado de darle de beber, ella dijo: "Sacaré agua para tus camellos también, hasta que ellos terminen de beber." 20Así que ella se apresuró y vació su cántaro en el abrevadero, entonces corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó agua para todos sus camellos.
21El hombre la miró en silencio para ver si El SEÑOR había prosperado su viaje o no. 22Y mientras los camellos terminaban de beber, el hombre sacó un anillo de oro para la nariz que pesaba la mitad de un siclo, y dos brazaletes de oro para sus brazos que pesaban diez siclos, 23y le preguntó: "¿De quién eres hija? Dime por favor, ¿hay espacio en la casa de tu padre para pasar la noche?"
24Ella le dijo a él: "Yo soy la hija de Betuel, hijo de Milca, a quien ella dio a luz para Nacor." 25Ella también le dijo a él: "Tenemos mucho de ambos, paja y forraje, y también espacio para que usted pase la noche."
26Entonces el hombre se inclinó y adoró al SEÑOR. 27Él dijo: "Bendecido sea El SEÑOR, el Dios de mi amo Abraham, quien no ha abandonado Su pacto de fidelidad y Su confiabilidad hacia mi amo. En cuanto a mí, El SEÑOR me ha conducido directamente a la casa de los parientes de mi amo."
28Entonces la joven corrió y le dijo a la familia de su madre sobre todas estas cosas. 29Ahora Rebeca tenía un hermano, y su nombre era Labán. Labán corrió hacia el hombre que estaba afuera en el camino junto a la fuente. 30Cuando él había visto el anillo de la nariz y los brazaletes en los brazos de su hermana, y cuando él oyó las palabras de Rebeca su hermana: "Esto es lo que el hombre me dijo," él fue hacia el hombre, y, mira, él estaba parado al lado de los camellos junto a la fuente.
31Entonces Labán dijo: "Ven, tú bendecido del SEÑOR. ¿Por qué estás parado afuera? Yo he preparado la casa, y un lugar para los camellos." 32Así que el hombre vino a la casa y él descargó los camellos. A los camellos les fueron dados paja y forraje, y agua fue provista para que lavara sus pies y los pies de los hombres que estaban con él.
33Ellos pusieron comida delante de él para que comiera, pero él dijo: "Yo no comeŕe hasta que yo diga lo que tengo que decir." Así que Labán dijo: "Habla." 34Él dijo: "Yo soy el sirviente de Abraham. 35El SEÑOR ha bendecido a mi amo mucho y él se ha vuelto poderoso. Él le ha dado a él rebaños y manadas, plata y oro, sirvientes varones y sirvientes féminas, y camellos y asnos.
36Sara, la esposa de mi amo, dio a luz a un hijo a mi amo cuando ella era anciana, y él le ha dado todo lo que él posee a él. 37Mi amo me hizo jurar, diciendo: 'Tú no debes traer una esposa para mi hijo de las hijas de los cananeos, en la tierra en la cual yo hago mi hogar. 38En cambio, tú debes ir a la familia de mi padre, y a mis parientes, y traer una esposa para mi hijo.'
39Yo le dije a mi amo: 'Quizás la mujer no me seguirá.' 40Pero él me dijo: 'El SEÑOR, delante de Quien yo camino, enviará Su ángel contigo y él prosperará tu camino, para que así tú obtengas una esposa para mi hijo de entre mis parientes y del linaje de mi padre. 41Pero tú estarás libre de mi juramento si tú vas a mis parientes y ellos no te la dieran a ti. Entonces tú serás libre de mi juramento.'
42Así que yo llegué hoy a la fuente, y dije: 'Oh SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, por favor, si Tú en efecto tienes la intención de hacer que mi viaje sea exitoso, 43aquí estoy, de pie al lado de la fuente de agua; deja que la joven que sale a sacar agua, la mujer a quien yo diga: "Por favor, deme un poco de agua de su cántaro para beber," 44la mujer que me diga: "Beba, y yo también sacaré agua para sus camellos," deja que ella sea la mujer a quien Tú, SEÑOR, has escogido para el hijo de mi amo.'
45Aún antes de que yo terminara de hablar en mi corazón, miren, Rebeca salió con su cántaro en su hombro y ella bajó a la fuente y sacó agua. Así que yo le dije a ella: 'Por favor dame de beber.' 46Ella rápidamente bajó su cántaro de su hombro y dijo: 'Beba, y yo le daré a sus camellos agua también.' Así que bebí, y ella dio agua a los camellos también.
47Yo le pregunté y dije: '¿De quién eres hija?' Ella dijo: 'La hija de Betuel, el hijo de Nacor, a quien Milca dio a luz para él.' Entonces yo puse el anillo en su nariz y los brazaletes en sus brazos. 48Entonces yo me incliné y adoré al SEÑOR, el Dios de mi amo Abraham, quien me había dirigido por el camino correcto para encontrar la hija del pariente de mi amo para su hijo.
49Ahora, por lo tanto, si ustedes están preparados para tratar a mi amo con fidelidad e integridad familiar, díganme. Pero si no, díganme, para que así yo pueda girar a la mano derecha, o a la izquierda."
50Entonces Labán y Betuel le contestaron y dijeron: "La situación ha venido de parte del SEÑOR; nosotros no podemos hablarte ni mal ni bien. 51Mira, Rebeca está delante de ti. Tómala y ve, para que ella pueda ser la esposa del hijo de tu amo, así como el SEÑOR ha dicho."
52Cuando el sirviente de Abraham oyó sus palabras, él se inclinó al suelo ante el SEÑOR. 53El sirviente sacó artículos de plata y artículos de oro, y ropa, y se los dio a Rebeca. Él también le dio regalos preciosos a su hermano y a su madre.
54Entonces él y los hombres que estaban con él comieron y bebieron. Ellos pasaron ahí la noche, y cuando ellos se levantaron en la mañana, él dijo: "Envíenme a mi amo." 55Su hermano y su madre dijeron: "Deja que la joven se quede con nosotros unos días más, al menos diez. Después de eso, ella se puede ir."
56Pero él les dijo a ellos: "No me detengan, porque el SEÑOR ha prosperado mi camino. Envíenme para que pueda ir a mi amo." 57Ellos dijeron: "Llamaremos a la mujer joven y le preguntaremos a ella." 58Así que llamaron a Rebeca y le preguntaron: "¿Te irás con este hombre?" Ella respondió: "Yo iré."
59Así que ellos enviaron a su hermana Rebeca, junto a su sierva, en su viaje con el siervo de Abraham y sus hombres. 60Ellos bendijeron a Rebeca, y le dijeron a ella: "Hermana nuestra, que seas la madre de miles de diez miles, y tu descendencia posea las puertas de aquellos que los odian."
61Entonces Rebeca se levantó, y ella y sus siervas montaron los camellos, y siguieron al hombre. Así el siervo tomó a Rebeca, y se fue por su camino. 62Ahora Isaac estaba viviendo en el Neguev, y acababa de regresar de Beer Lajai Roi.
63Isaac salió a meditar al campo en la tarde. Cuando él miró y vio, miren, ¡venían camellos! 64Rebeca miró, y cuando ella vio a Isaac, ella saltó del camello. 65Ella le dijo al siervo: "¿Quién es ese hombre que está caminando en el campo para encontrarse con nosotros?" El siervo le respondió: "Ese es mi amo." Así que ella tomó su velo y se cubrió a sí misma.
66El siervo le contó a Isaac todas las cosas que él había hecho. 67Entonces Isaac la trajo a la tienda de su madre Sara y tomó a Rebeca, y ella fue su esposa y él la amo. Así Isaac fue consolado después de la muerte de su madre.

25

1Abraham tomó a otra esposa; su nombre era Cetura. 2Ella dio a luz a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa. 3Jocsán se conviritió en el padre de Seba y Dedán. Los descendientes de Dedán fueron el pueblo asirio, letuseo y leumeo. 4Los hijos de Madián fueron Efa, Efer, Hanoc, Abida y Elda. Todos ellos fueron los descendientes de Cetura.

5Abraham le dio todo lo que tenía a Isaac. 6Sin embargo, cuando aún vivía, le dio regalos a los hijos de sus concubinas y los envió a la tierra del este, lejos de Isaac, su hijo.
7Estos fueron los días de los años de la vida que Abraham vivió: 175 años. 8Abraham respiró su último aliento y murió en una buena edad avanzada, un hombre viejo con una vida plena, y fue llevado a su pueblo.
9Isaac e Ismael, sus hijos, lo sepultaron en la cueva de Macpela, en el campo de Efrón, hijo de Zohar el hitita, el cual está cerca de Mamre. 10Este campo Abraham se lo compró a los hijos de Het. Abraham fue sepultado allí con su esposa Sara. 11Después de la muerte de Abraham, Dios bendijo a su hijo Isaac, e Isaac vivió cerca de Beer Lajai Roi.
12Ahora, estos fueron los descendientes de Ismael, el hijo de Abraham, el que Agar la egipcia, sirvienta de Sara, le dio a Abraham.
13Estos fueron los nombres de todos los hijos de Ismael, de acuerdo a su orden de nacimiento: Nebaiot, el primogénito de Ismael, Cedar, Adbeel, Mibsam, 14Misma, Duma, Massa, 15Hadar, Tema, Jetur, Nafis y Cedema. 16Estos fueron los hijos de Ismael, y estos fueron sus nombres, de acuerdo a sus aldeas y campamentos; doce príncipes de acuerdo a sus tribus.
17Estos fueron los años de la vida de Ismael: 137 años. Respiró su último aliento y murió, y fue llevado a su pueblo. 18Ellos vivieron desde Havila hasta Shur, lo cual está cerca de Egipto, como yendo hacia Asiria. Ellos vivieron en hostilidad unos con otros.
19Estos fueron los eventos referentes a Isaac, el hijo de Abraham. Abraham se conviritió en el padre de Isaac. 20Isaac tenía cuarenta años cuando tomó por esposa a Rebeca, la hija de Betuel, el arameo de Padán Aram, y hermana de Labán el arameo.
21Isaac le oró al SEÑOR a causa de su esposa, porque ella no tenía hijos y El SEÑOR contestó su oración y Rebeca, su esposa, concibió. 22Los niños luchaban dentro de ella, y ella dijo: "¿Por qué me está pasando esto a mí?" Ella fue a preguntarle al SEÑOR acerca de esto.
23EL SEÑOR le dijo a ella: "Dos naciones están en tu vientre, y dos pueblos serán separados desde dentro de ti. Un pueblo será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor."
24Cuando llegó el tiempo de ella dar a luz, miren, había gemelos en su vientre. 25El primero salió todo rojo como un ropaje peludo. Lo llamaron Esaú. 26Después de eso, su hermano salió. Su mano estaba sujetando el talón de Esaú. Lo llamaron Jacob. Isaac tenía sesenta años cuando su esposa los parió.
27Los muchachos crecieron, y Esaú se convirtió en un cazador diestro, un hombre del campo; pero Jacob era un hombre callado, quien pasaba su tiempo en las tiendas. 28Ahora, Isaac amaba a Esaú porque él se comía los animales que cazaba, pero Rebeca amaba a Jacob.
29Jacob cocinó un guiso. Esaú llegó del campo y estaba débil del hambre. 30Esaú le dijo a Jacob: "Aliméntame con ese guiso rojo. Por favor, ¡estoy agotado!" Esa es la razón por la cual lo llamaron Edom.
31Jacob dijo: "Primero, véndeme tu primogenitura." 32Esaú dijo: "Mira, estoy a punto de morir. ¿Qué bien me hace la primogenitura?" 33Jacob dijo: "Primero júramelo," así que Esaú hizo un juramento, y de esa manera él le vendió su primogenitura a Jacob. 34Jacob le dio a Esaú pan y guisado de lentejas. Él comió y bebió, luego se levantó y siguió su camino. De este modo, Esaú despreció su primogenitura.

26

1Entonces, una hambruna ocurrió en la tierra, aparte de la primera hambruna que había ocurrido en los días de Abraham. Isaac fue donde Abimelec, rey de los filisteos en Gerar.

2Ahora, El SEÑOR se le apareció a él y le dijo: "No bajes a Egipto; vive en la tierra donde Yo te diré que vivas. 3Permance en esta tierra y Yo estaré contigo y te bendeciré; porque a ti y a tus descendientes les daré todas estas tierras, y cumpliré el juramento que le juré a Abraham, tu padre.
4Yo multiplicaré tus descendientes como las estrellas del cielo, y les daré a tus descendientes todas estas tierras. A través de tus descendientes todas las naciones de la tierra serán bendecidas. 5Yo haré esto porque Abraham obedeció Mi voz y guardó Mis instrucciones, Mis mandamientos, Mis estatutos y Mis leyes."
6Así que Isaac se estableció en Gerar. 7Cuando los hombres del lugar le preguntaron a él acerca de su esposa, él dijo: "Ella es mi hermana." Él tuvo miedo de decir: "Ella es mi esposa," porque él pensó: "Los hombres de este lugar me matarán para obtener a Rebeca, ya que ella es tan hermosa." 8Después que Isaac había estado allí por un largo tiempo, a Abimelec, rey de los Filisteos, se le ocurrió mirar por la ventana. Él vio, miren, que Isaac estaba acariciando a Rebeca, su esposa.
9Abimelec llamó a Isaac y le dijo: "Mira, ciertamente ella es tu esposa. ¿Por qué dijiste, 'Ella es mi hermana'?" Isaac le dijo a él: "Porque pensé que alguien me mataría para obtenerla." 10Abimelec dijo: "¿Qué es esto que nos has hecho a nosotros? Uno del pueblo pudo fácilmente haber dormido con tu esposa y tú habrías traído culpa sobre nosotros." 11Así que, Abimelec le adviritió a todo el pueblo y dijo: "Cualquiera que toque a este hombre o a su esposa, ciertamente será condenado a morir."
12Isaac plantó cultivos en esa tierra y cosechó cien veces más ese mismo año, porque El SEÑOR lo bendijo. 13El hombre se volvió rico y creció más y más hasta que se volvió poderoso. 14Él tenía muchas ovejas y ganado y una gran familia. Los filisteos lo envidiaban a él.
15Ahora, todos los pozos que los sirvientes de su padre habían cavado en los días de Abraham, su padre, los filisteos los taparon llenándolos con tierra. 16Abimelec le dijo a Isaac: "Vete lejos de nosotros, porque tú eres mucho más poderoso que nosotros." 17Así que Isaac se fue de allí y se estableció en el Valle de Gerar, y ahí vivió.
18Una vez más, Isaac cavó los pozos de agua, los cuales ellos habían cavado en los días de su padre Abraham. Los filisteos los habían tapado después de la muerte de Abraham. Isaac le puso a los pozos los mismos nombres que su padre los había nombrado.
19Cuando los sirvientes de Isaac cavaron en el valle, ellos encontraron allí un pozo de agua fluyente. 20Los pastores de Gerar discutieron con los pastores de Isaac, y dijeron: "Esta agua es de nosotros." Así que Isaac nombró a ese pozo Esek, porque ellos habían discutido con él.
21Entonces, ellos cavaron otro pozo, y discutieron sobre ese también, así que le dieron el nombre de Sitna. 22Él se fue de allí y cavaron otro pozo más, pero ellos no discutieron sobre ese. Así que él lo nombró Rehobot, y dijo: "Ahora EL SEÑOR ha hecho espacio para nosotros, y prosperaremos en la tierra."
23Luego, Isaac subió desde allí hasta Beerseba. 24El SEÑOR se le apareció a él esa misma noche y le dijo: "Yo soy el Dios de Abraham, tu padre. No tengas miedo, porque Yo estoy contigo y te bendeciré y multiplicaré tus descendientes, por causa de mi siervo Abraham." 25Isaac construyó un altar allí e invocó el nombre del SEÑOR. Allí, él colocó su tienda y sus sirvientes cavaron un pozo.
26Entonces, Abimelec fue hasta él desde Gerar, con Ahuzat, su amigo, y Ficol, el capitán de su ejército. 27Isaac les dijo a ellos: "¿Por qué vienen donde mí, pues ustedes me odian y me han enviado lejos de ustedes?"
28Entonces ellos dijeron: "Nosotros hemos visto claramente que El SEÑOR ha estado contigo. Así que decidimos que debe haber un juramento entre nosotros, sí, entre nosotros y tú. Así que, hagamos un pacto contigo, 29que tú no nos harás daño, así como nosotros no te hemos hecho daño a ti y te hemos tratado bien enviándote lejos y en paz. Ciertamente, tú eres bendecido por El SEÑOR."
30Así que Isaac hizo un banquete para ellos, y ellos comieron y bebieron. 31Se levantaron temprano en la mañana y juraron un juramento el uno con el otro. Entonces, Isaac los despidió, y lo dejaron en paz.
32Ese mismo día los sirvientes de Isaac llegaron y le dijeron acerca del pozo que ellos habían cavado. Ellos dijeron: "Hemos encontrado agua." 33Él nombró el pozo Seba, el nombre de esa esa ciudad es Beerseba hasta el día de hoy.
34Cuando Esaú tenía cuarenta años de edad tomó una esposa, Judit, la hija de Beeri el hitita, y también a Basemat, la hija de Elón el hitita. 35Ellas trajeron tristeza a Isaac y a Rebeca.

27

1Cuando Isaac estaba viejo y sus ojos estaban borrosos de manera que no podía ver, él llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: "Mi hijo." Él le dijo: "Aquí estoy." 2Él dijo: "Mira aquí, yo estoy viejo. No conozco el día de mi muerte.

3Por lo tanto, toma tus armas, tu aljaba y tu arco, y ve al campo y caza presas para mí. 4Haz comida deliciosa para mí, la que yo amo, y tráemela para que yo la pueda comer y te bendiga antes de que yo me muera."
5Ahora Rebeca lo escuchó cuando Isaac le habló a Esaú su hijo. Esaú fue al campo a cazar presas y a llevarlas de vuelta. 6Rebeca habló a Jacob su hijo y dijo: "Mira aquí, yo escuché a tu padre hablar a Esaú tu hermano. Él dijo: 7'Tráeme presas y hazme comida deliciosa, que yo la pueda comer y bendecirte en la presencia del SEÑOR antes de mi muerte.'
8Ahora, por lo tanto, mi hijo, obedece mi voz según yo te mando. 9Ve a la manada y tráeme dos buenos cabritos; y yo haré comida deliciosa de ellos para tu padre, así como la que él ama. 10Tú la llevarás a tu padre, para que él la pueda comer, a fin de que él te pueda bendecir antes de su muerte."
11Jacob le dijo a su madre Rebeca: "Mira, Esaú mi hermano es un hombre velludo, y yo soy hombre lampiño. 12Quizá mi padre me toque, y yo le pareceré a él como engañador. Yo traeré a mí mismo una maldición y no una bendición."
13Su madre le dijo: "Mi hijo, deja que caiga sobre mí cualquier maldición. Solamente obedece mi voz, y ve, tráemelos a mí." 14Así que Jacob fue y trajo los cabritos a su madre, y su madre hizo comida deliciosa, tal como la que amaba su padre.
15Rebeca tomó las mejores ropas de Esaú, su hijo mayor, que estaban con ella en la casa, y las puso sobre Jacob, su hijo menor. 16Le puso las pieles de los cabritos en sus manos y en la parte lisa de su cuello. 17Ella puso la comida deliciosa y el pan que había preparado en la mano de su hijo Jacob.
18Jacob fue a su padre y le dijo: "Padre mío." Él le dijo: "Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?" 19Jacob le dijo a su padre: "Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho tal como me dijiste. Ahora siéntate y come de mis presas, para que me bendigas."
20Isaac le dijo a su hijo: "¿Cómo es que las has encontrado tan rápidamente, hijo mío?" Él le dijo: "Porque el SEÑOR tu Dios me las trajo." 21Isaac le dijo a Jacob: "Acércate para poderte tocar, hijo mío, y saber si eres o no mi verdadero hijo Esaú."
22Jacob se acercó a su padre Isaac e Isaac lo tocó y dijo: "La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú." 23Isaac no lo reconoció porque sus manos eran velludas como las manos de su hermano Esaú, así que Isaac lo bendijo.
24Él dijo: "¿Eres verdaderamente mi hijo Esaú?" Y él le dijo: "Lo soy." 25Isaac dijo: "Tráeme la comida y comeré de tus presas, para que pueda bendecirte." Jacob le trajo la comida. Isaac comió, y Jacob le trajo vino, y él bebió.
26Entonces su padre Isaac le dijo: "Acércate ahora y bésame, hijo mío." 27Jacob se acercó y lo besó, y olió el olor de sus ropas y lo bendijo. Él dijo: "Ves, el olor de mi hijo es como el olor de un campo que El SEÑOR ha bendecido.
28Te dé Dios una porción del rocío del cielo, una porción de la grosura de la tierra, y abundantes granos y vino nuevo.
29Que los pueblos te sirvan y las naciones se postren ante ti. Sé amo sobre tus hermanos, y que los hijos de tu madre se postren ante ti. Que todo el que te maldiga sea maldecido; que todo el que te bendiga sea bendecido."
30Tan pronto Isaac había terminado bendiciendo a Jacob, y Jacob apenas había salido de la presencia de su padre Isaac, Esaú su hermano llegó de la cacería. 31Él también preparó comida deliciosa y la trajo a su padre. Él le dijo a su padre: "Padre, levántate y come algo de las presas de tu hijo, para que me bendigas."
32Isaac su padre le dijo: "¿Quién eres?" Él dijo: "Yo soy tu hijo, tu primogénito Esaú." 33Isaac tembló muchísimo y dijo: "¿Quién fue el que cazó estas presas y me las trajo? Yo las comí todas antes de que tú vinieras, y lo he bendecido. Ciertamente, él será bendecido."
34Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, lloró con llanto grande y amargo, y le dijo a su padre: "Bendíceme a mí también, padre mío." 35Isaac le dijo: "Tu hermano ha venido aquí engañosamente y te ha quitado tu bendición."
36Esaú dijo: "¿No ha sido Jacob nombrado correctamente? Porque me ha engañado estas dos veces. Me quitó mi primogenitura, y mira, ahora me ha quitado mi bendición." Entonces él dijo: "¿No has guardado una bendición para mí?" 37Isaac respondió y dijo a Esaú: "Mira, yo lo he puesto como tu amo, y le he dado a todos sus hermanos como siervos y le he dado granos y vino nuevo. ¿Qué más puedo hacer para ti, hijo mío?"
38Esaú dijo a su padre: "¿No tienes ni siquiera una bendición para mí, padre mío? Bendíceme a mí también, padre mío." Esaú lloró en alta voz.
39Isaac su padre le respondió y le dijo: "Mira, el lugar donde vives estará lejos de la riqueza de la tierra, lejos del rocío del alto cielo. 40Por tu espada vivirás, y servirás a tu hermano. Mas cuando te rebeles, sacudirás su yugo de tu cuello."
41Esaú odió a Jacob debido a la bendición que su padre le había dado. Esaú dijo en su corazón: "Los días de luto por mi padre se acercan; después de eso mataré a mi hermano Jacob." 42Las palabras de Esaú su hijo mayor les fueron dichas a Rebeca. Así que envió a llamar a su hijo Jacob su hijo menor y le dijo: "Mira, tu hermano Esaú se está consolando a si mismo planificando tu muerte.
43Ahora, por lo tanto, hijo mío, obedéceme y huye a Labán, mi hermano, en Harán. 44Quédate con él allá por un tiempo, hasta que se calme la furia de tu hermano, 45hasta que la ira de tu hermano hacia ti se calme, y se olvide de lo que le has hecho. Entonces yo enviaré a traerte de allá. ¿Por qué he de perderlos a ambos en un día? "
46Rebeca le dijo a Isaac: "Estoy hastiada de la vida debido a las hijas de Het. Si Jacob toma una de las hijas de Het por esposa, como estas mujeres, algunas de las hijas de la tierra, ¿para qué bien me servirá mi vida?"

28

1Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: "No debes tomar por esposa a una de las mujeres cananitas. 2Levántate, ve a Padán Aram, a la casa de Betuel, el padre de tu madre, y toma una esposa de allí, una de las hijas de Labán, el hermano de tu madre.

3Que Dios Todopoderoso te bendiga, te haga fructífero y te multiplique, para que llegues a ser una multitud de pueblos. 4Que Él te dé la bendición de Abraham, a ti y a tus descendientes después de ti, de manera que heredes la tierra donde has estado viviendo, que Dios le dio a Abraham."
5Así que Isaac despidió a Jacob. Jacob fue a Padán Aram, a Labán, hijo de Betuel el arameo, el hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú.
6Ahora Esaú vio que Isaac había bendecido a Jacob y lo había enviado a Padán Aram, para tomar esposa de allá. Él también vio que Isaac lo había bendecido y le había dado una orden diciendo: "No debes tomar esposa de las mujeres de Canaán." 7Esaú también vio que Jacob había obedecido a su padre y a su madre, y se había ido a Padán Aram.
8Esaú vio que las mujeres de Canaán no agradaban a Isaac su padre. 9Así que él fue a Ismael y tomó, además de las esposas que él tenía, a Mahalat, la hija de Ismael, hijo de Abraham, la hermana de Nebaiot, como su esposa.
10Jacob salió de Beerseba y fue hacia Harán. 11Llegó a cierto lugar y se quedó allí toda la noche, porque el sol se había puesto. Él tomó una de las piedras en ese lugar, la puso debajo de su cabeza, y se acostó en ese lugar para dormir.
12Él soñó y vio una escalera levantada sobre la tierra. Su cima alcanzó hasta el cielo y los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. 13Miren, EL SEÑOR estaba de pie sobre ella y dijo: "Yo soy EL SEÑOR, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac. La tierra donde estás acostado, Yo te la daré a ti y a tus descendientes.
14Tus descendientes serán como el polvo de la tierra, y te dispersarás lejos al oeste, al este, al norte y al sur. Por medio de ti y de tus descendientes todas las familias de la tierra serán bendecidas. 15Mira, Yo estoy contigo, y te guardaré dondequiera que vayas. Te traeré nuevamente a esta tierra porque no te dejaré. Yo haré todo lo que te he prometido."
16Jacob despertó de su sueño y dijo: "Seguramente EL SEÑOR está en este lugar, y yo no lo sabía." 17Él tuvo miedo y dijo: "¡Qué terrible es este lugar! Esto no es nada menos que la casa de Dios. Es la puerta del cielo."
18Jacob se levantó temprano en la mañana y tomó la piedra que había puesto debajo de su cabeza. La levantó como un pilar y derramó aceite sobre ella. 19Él llamó el nombre de ese lugar Betel, pero el nombre de la ciudad originalmente fue Luz.
20Jacob juró un juramento diciendo: "Si Dios fuera conmigo y me protegiera en este camino sobre el que ando, y me diera pan para comer y ropa para vestir, 21de manera que yo regrese sano y salvo a la casa de mi padre, entonces EL SEÑOR será mi Dios. 22Entonces esta piedra que he puesto como un pilar será una piedra sagrada. De todo lo que me dieras, de seguro Te devolveré la décima parte."

29

1Entonces Jacob se fue de viaje y llegó a la tierra de la gente del este. 2Al mirar, él vio un pozo en el campo, y, mira, tres rebaños de ovejas estaban acostadas allí al lado. Porque de aquel pozo ellos daban agua a los rebaños, y la piedra sobre la boca del pozo era grande. 3Cuando todos los rebaños se habían reunido allí, los pastores rodaban la piedra de la boca del pozo y le daban agua a las ovejas, y entonces ponían la piedra otra vez sobre la boca del pozo, de vuelta a su lugar.

4Jacob les dijo: "Hermanos míos, ¿de dónde vienen?" Ellos respondieron: "Somos de Harán." 5Él les dijo: ¿Conocen ustedes a Labán, hijo de Nacor?" Ellos dijeron: "Lo conocemos." 6Él les dijo: "¿El está bien?" Ellos dijeron: "Él está bien, y, mira allí, Raquel su hija viene con las ovejas."
7Jacob dijo: "Mira, es el mediodía. No es la hora de juntar a los rebaños. Deberían darle agua a las ovejas y entonces ir y apacentarlas." 8Ellos dijeron: "No podemos darles agua hasta que todos los rebaños estén juntos. Los hombres entonces rodarán la piedra de la boca del pozo, y le daremos agua a las ovejas."
9Mientras Jacob todavía hablaba con ellos, Raquel vino con las ovejas de su padre, porque ella las atendía. 10Cuando Jacob vio a Raquel, la hija de Labán, el hermano de su madre, y las ovejas de Labán, el hermano de su madre, Jacob fue allí, rodó la piedra de la boca del pozo, y le dio agua al rebaño de Labán, el hermano de su madre.
11Jacob besó a Raquel y lloró en voz alta. 12Jacob le dijo a Raquel que él era pariente de su padre, y que él era hijo de Rebeca. Entonces ella corrió y se lo dijo a su padre.
13Cuando Labán oyó las noticias acerca de Jacob el hijo de su hermana, él corrió a encontrarlo, lo abrazó, lo besó y lo llevó a su casa. Jacob le dijo a Labán todas estas cosas. 14Labán le dijo: "Tú en verdad eres mi hueso y mi carne." Entonces Jacob se quedó con él por cerca de un mes.
15Entonces Labán le dijo a Jacob: "Porque eres mi pariente, ¿deberías entonces servirme por nada? Dime, ¿qué sería tu paga?" 16Ahora Labán tenía dos hijas. El nombre de la mayor era Lea, y el nombre de la menor era Raquel. 17Los ojos de Lea eran tiernos, pero Raquel era hermosa en forma y apariencia. 18Jacob amaba a Raquel, así que dijo: "Te serviré siete años por Raquel, tu hija menor."
19Labán dijo: "Es mejor que te la dé a ti, que dársela a otro hombre. Quédate conmigo." 20Así que Jacob sirvió por siete años por Raquel; y para él fueron como solo unos días, por el amor que le tenía a ella.
21Entonces Jacob le dijo a Labán: "Dame a mi esposa, porque mis días han sido completados para poder casarme con ella." 22Entonces Labán reunió a todos los hombres del lugar e hizo un banquete.
23En la noche, Labán tomó a Lea su hija y se la llevó a Jacob, quien durmió con ella. 24Labán dio a su sirvienta Zilpa a su hija Lea como sirvienta. 25En la mañana, mira, ¡era Lea! Jacob le dijo a Labán: "¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te serví yo por Raquel? ¿Por qué entonces me has engañado?"
26Labán dijo: "No es nuestra costumbre dar a la hija menor antes que la primogénita. 27Completa la semana matrimonial de esta hija, y te daremos la otra también a cambio de servirme por otros siete años."
28Jacob así lo hizo, y completó la semana de Lea. Entonces Labán le dio a Raquel su hija también como esposa. 29Labán también le dio a Bilha a su hija Raquel, para que fuera su sirvienta. 30Así que Jacob se durmió con Raquel también, pero él amaba a Raquel más que a Lea. Entonces Jacob sirvió a Labán por otros siete años.
31Él SEÑOR vio que Lea no era amada, así que Él abrió su vientre, pero Raquel era estéril. 32Lea concibió y tuvo un hijo, y lo llamó Rubén. Pues ella dijo: "Porque el SEÑOR ha mirado mi aflicción; ahora seguramente mi esposo me amará."
33Entonces ella concibió otra vez y tuvo un hijo. Ella dijo: "Porque El SEÑOR ha oído que yo no soy amada, Él, por lo tanto, me ha dado este hijo también," y ella llamó su nombre Simeón. 34Entonces ella concibió otra vez y tuvo un hijo. Ella dijo: "Ahora esta vez mi esposo estará unido a mí, porque le he dado tres hijos." Entonces fue llamado Leví.
35Ella concibió otra vez y tuvo un hijo. Ella dijo: "Esta vez alabaré al SEÑOR." Por lo tanto, ella llamó su nombre Judá; entonces dejó de tener hijos.

30

1Cuando Raquel vio que no le daba hijos a Jacob, Raquel envidió a su hermana. Ella le dijo a Jacob: "Dame hijos, o moriré." 2El enojo de Jacob ardió contra Raquel. Él dijo: "¿Estoy yo en el lugar de Dios, quien te ha negado el tener hijos?"

3Ella dijo: "Mira, ahí está mi sirvienta Bilha. Duerme con ella, para que ella dé a luz a niños sobre mis rodillas, y yo tendré hijos por ella." 4Así que ella le dio a su sirvienta Bilha como esposa, y Jacob durmió con ella.
5Bilha concibió y le dio un hijo a Jacob. 6Entonces Raquel dijo: "Dios ha juzgado en mi favor. Él ciertamente ha escuchado mi voz y me ha dado un hijo." Por esta razón ella llamó su nombre Dan.
7Bilha, la sirvienta de Raquel, concibió otra vez y le dio a Jacob un segundo hijo. 8Raquel dijo: "Con poderosa lucha he peleado con mi hermana y he prevalecido." Ella lo llamó por nombre Neftalí.
9Cuando Lea vio que había dejado de tener hijos, tomó a Zilpa, su sirvienta, y se la dio a Jacob como esposa. 10Zilpa, la sirvienta de Lea, le dio a Jacob un hijo. 11Lea dijo: "¡Esto es afortunado!" así que ella lo llamó por nombre Gad.
12Entonces Zilpa, la sirvienta de Lea, le dio a Jacob un segundo hijo. 13Lea dijo: "¡Estoy felíz! Porque las hijas me llamarán feliz." Así que ella le llamó Aser.
14Rubén fue en los días de la cosecha de trigo y encontró mandrágoras en el campo. Él las trajo a su madre Lea. Entonces Raquel le dijo a Lea: "Dame algunas de las mandrágoras de tu hijo." 15Lea le dijo a ella: "¿Es un asunto pequeño para ti, que me has quitado a mi esposo? ¿Acaso ahora me quieres quitar las mandrágoras de mi hijo también?" Raquel le dijo: "Entonces él dormirá contigo esta noche, a cambio de las mandrágoras de tu hijo."
16Jacob vino del campo al anochecer. Lea salió a recibirlo y dijo: "Debes dormir conmigo esta noche, porque te he contratado con las mandrágoras de mi hijo." Así que Jacob durmió con Lea esa noche. 17Dios escuchó a Lea, y ella concibió y le dio a Jacob un quinto hijo. 18Lea dijo: "Dios me ha dado mi pago, porque le di mi sirvienta a mi esposo." Y lo llamó por nombre Isacar.
19Lea concibió otra vez y le dio un sexto hijo a Jacob. 20Lea dijo: "Dios me ha dado un buen regalo. Ahora mi esposo me honrará, porque le he dado seis hijos." Ella llamó su nombre Zabulón. 21Luego dio a luz a una hija y la llamó Dina.
22Dios se acordó de Raquel y la escuchó. Él hizo que ella quedara embarazada. 23Ella concibió y dio a luz un hijo. Ella dijo: "Dios ha quitado mi vergüenza." 24Ella llamó su nombre José, diciendo: "EL SEÑOR me ha añadido otro hijo."
25Luego que Raquel había dado a luz a José, Jacob le dijo a Labán: "Envíame lejos, para que yo pueda ir a mi propio hogar y a mi país. 26Dame a mis esposas y a mis hijos por quienes te he servido, y déjame ir, porque tú sabes el servicio que te he dado."
27Labán le dijo: "Si ahora he encontrado favor en tus ojos, espera, porque he conocido por adivinación que El SEÑOR me ha bendecido por tu causa." 28Entonces él dijo: "Nombra tus salario, y yo te lo pagaré."
29Jacob le dijo: "Tú sabes cómo te he servido, y cómo le ha ido a tu ganado conmigo. 30Porque tenías poco antes de que yo viniera, y ha aumentado abundantemente. EL SEÑOR te ha bendecido en dondequiera que yo trabajé. Ahora, ¿cuándo proveeré yo para mi propia casa también?"
31Entonces Labán dijo: "¿Qué te pagaré?" Jacob dijo: "Tú no me darás nada. Si haces esto por mí, yo volveré a alimentar tu rebaño y a cuidarlo. 32Déjame caminar entre tu rebaño hoy, sacando de él toda oveja moteada y manchada, y cada oveja negra entre ellas, y las manchadas y moteadas entre las cabras. Estas serán mi salario.
33Mi integridad testificará por mí luego, cuando tú vengas a revisar mi salario. Cada una que no sea moteada o manchada entre las cabras, y negras entre las ovejas, si alguna es encontrada conmigo, será considerada robada." 34Labán dijo: "De acuerdo. Que sea de acuerdo a tu palabra."
35Ese día Labán removió los cabros que eran rayados y manchados, y todas las cabras que eran moteadas y manchadas, cada una que tenía blanco en ella, y todas las ovejas negras entre las ovejas, y las dio en manos de sus hijos. 36Labán también puso tres días de jornada entre él y Jacob. Así que Jacob se quedó atendiendo el resto de los rebaños de Labán.
37Jacob tomó ramas recién cortadas de álamo, y del almendro y del plátano, y peló rayas blancas en ellas, e hizo que la madera blanca de adentro pareciera que estaba en los palos. 38Entonces él puso los palos que había pelado frente a los rebaños, en frente de los abrevaderos donde venían a beber. Ellos concebían cuando venían a beber.
39Los rebaños se reproducían en frente de los palos, y los rebaños producían crías rayadas, moteadas y manchadas. 40Jacob separó estos corderos, pero hizo que el resto de ellos miraran hacia los animales rayados y todas las ovejas negras en el rebaño de Labán. Entonces él separó sus rebaños para sí mismo y no los juntó con los rebaños de Labán.
41Cuando las ovejas más fuertes en el rebaño se estaban reproduciendo, entonces Jacob ponía los palos en los abrevaderos frente a los ojos del rebaño, para que concibieran entre los palos. 42Pero cuando los animales mas débiles en el rebaño venían, él no les ponía los palos al frente de ellos. Así que los animales más débiles eran de Labán, y los mas fuertes eran de Jacob.
43El hombre se volvió muy próspero. Tenía grandes rebaños, mujeres sirvientes y hombres sirvientes, y camellos y burros.

31

1Ahora, Jacob escuchó las palabras de los hijos de Labán, que ellos dijeron: "Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y es de las posesiones de nuestro padre que él ha obtenido toda esta riqueza." 2Jacob vio la mirada del rostro de Labán. El vio que su actitud hacia él había cambiado. 3Entonces el SEÑOR le dijo a Jacob: "Vuelve a la tierra de tus padres y a tus parientes y Yo estaré contigo."

4Jacob envió y llamó a Raquel y a Lea al campo de su rebaño 5y les dijo: "Yo he visto que la actitud de su padre hacia mí ha cambiado, pero el Dios de mi padre ha estado conmigo. 6Ustedes saben que es con todas mis fuerzas que yo he servido a su padre.
7Su padre me ha engañado y cambiado mi sueldo diez veces, pero Dios no le ha permitido hacerme daño. 8Si él decía: 'Los animales moteados serán tu salario,' entonces todo el rebaño daba crías moteadas. Si él decía: 'Las rayadas serán tu salario,' entonces todo el rebaño daba crías rayadas. 9De esta manera Dios ha tomado los animales de su padre y me los ha dado a mí.
10En una ocasión durante la temporada de apareamiento, yo vi en un sueño chivos que se apareaban con el rebaño. Los chivos eran rayados, moteados y manchados. 11El ángel de Dios me dijo en el sueño: 'Jacob.' Yo dije: 'Aquí estoy.'
12El dijo: 'Alza tus ojos y mira todos los chivos que se están apareando con el rebaño. Ellos son rayados, moteados y manchados, porque Yo he visto todo lo que Labán te está haciendo. 13Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste un pilar, donde tú Me hiciste un voto. Ahora, levántate y deja esta tierra y regresa a la tierra donde naciste.'"
14Raquel y Lea respondieron y le dijeron: "¿Hay alguna porción o herencia para nosotras en la casa de nuestro padre? 15¿Acaso no somos tratadas por él como extranjeras? Porque él nos ha vendido y también ha devorado completamente nuestro dinero. 16Pues todas las riquezas que Dios le ha quitado a nuestro padre son ahora nuestras y de nuestros hijos. Ahora entonces, lo que sea que Dios te haya dicho, hazlo."
17Entonces Jacob se levantó y colocó a sus hijos y a sus esposas sobre camellos. 18Él dirigió todo su ganado delante de él, con toda su propiedad, incluyendo el ganado que él había adquirido en Padán Aram. Entonces él partió para ir a su padre Isaac a la tierra de Canaán.
19Cuando Labán había salido a trasquilar sus ovejas, Raquel robó los dioses domésticos de su padre. 20Jacob también engañó a Labán el arameo al no decirle que se iba. 21Así que huyó con todo lo que tenía y rápidamente cruzó el Río, y se dirigió a la región montañosa de Galaad.
22Al tercer día le fue dicho a Labán que Jacob había huído. 23Así que él tomó a sus parientes con él para perseguirlo por siete días de viaje. Él lo alcanzó en la región montañosa de Galaad.
24Ahora Dios vino a Labán el arameo en un sueño durante la noche y le dijo: "Cuídate de no hablarle a Jacob ni bien ni mal." 25Labán alcanzó a Jacob. Ahora Jacob había colocado su tienda en la zona montañosa. Labán también acampó con sus parientes en la zona montañosa de Galaad.
26Labán le dijo a Jacob: "¿Qué has hecho, que me has engañado y te has llevado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra? 27¿Por qué huiste secretamente y me engañaste y no me dijiste? Yo te hubiera despedido con celebración y con canciones, con panderos y arpas. 28No me permitiste despedir con besos a mis nietos y mis hijas. Ahora has obrado neciamente.
29Está en mi poder hacerte daño, pero el Dios de tu padre me habló anoche y dijo: 'Cuídate de no hablarle a Jacob ni bien ni mal.' 30Ahora te has ido porque anhelaste regresar a la casa de tu padre. Pero, ¿por qué robaste mis dioses?
31Jacob contestó y dijo a Labán: "Porque tuve miedo y pensé que tú me quitarías a tus hijas por la fuerza es que yo me fui secretamente. 32Quien haya tomado tus dioses no continuará con vida. En la presencia de nuestros parientes, identifica cualquier cosa que yo tenga que sea tuya y tómala." Porque Jacob no sabía que Raquel los había robado.
33Labán fue a la tienda de Jacob, a la tienda de Lea y a la tienda de las dos sirvientas, pero no los encontró. Él salió de la tienda de Lea y entró en la de Raquel.
34Ahora Raquel había tomado los dioses domésticos, los colocó en un sillín de camello y se sentó sobre ellos. Labán buscó por toda la tienda pero no los encontró. 35Ella dijo a su padre: "No se enoje, mi señor, si no me levanto frente a usted, es que yo estoy en mi período menstrual." Así que él buscó pero no encontró sus dioses domésticos.
36Jacob estaba enojado y discutió con Labán. Él le dijo: "¿Cuál es mi ofensa? ¿Cuál es mi pecado, que me has perseguido acaloradamente? 37Pues tú has buscado en todas mis posesiones. ¿Qué has encontrado de todos tus bienes domésticos? Colócalos aquí frente a nuestros parientes, para que ellos puedan juzgar entre nosotros dos.
38Durante veinte años yo he estado contigo. Ni tus ovejas ni tus cabras han abortado ni he comido ningún carnero de tus rebaños. 39Lo que fue desgarrado por las bestias no lo traje ante ti. En su lugar, yo asumí la pérdida. Siempre me hiciste pagar por cada animal perdido, fuera robado durante el día o durante la noche. 40Allí estaba, en el día el calor me consumía y me helaba durante la noche y no dormía.
41Estos veinte años yo he estado en tu casa. Yo trabajé catorce años por tus dos hijas y seis años por tu rebaño. Has cambiado mi salario diez veces. 42Si no fuera porque el Dios de mi padre, el Dios de Abraham y al que teme Isaac, estuviera conmigo, seguramente me habrías despedido con las manos vacías. Dios ha visto mi opresión y cuan duro he trabajado y Él te reprendió anoche."
43Labán respondió y le dijo a Jacob: "Las hijas son mis hijas, los nietos son mis nietos y los rebaños son mis rebaños. Todo lo que ves es mío. ¿Pero qué puedo hacer hoy a estas mis hijas o a sus hijos que ellas han parido? 44Así que ahora, hagamos un pacto, tú y yo, y que sea un testimonio entre tú y yo."
45Así que Jacob tomó una piedra y la estableció como un pilar. 46Jacob dijo a sus parientes: "Junten piedras." Así que ellos tomaron piedras e hicieron una pila. Entonces ellos comieron allí al lado de la pila. 47Labán lo llamó Jegar Sahaduta, pero Jacob lo llamó Galed.
48Labán dijo: "Esta pila es un testimonio entre tú y yo hoy." Por lo tanto, su nombre será llamado Galed. 49También es llamado Mizpa, porque Labán dijo: "Que el SEÑOR vigile entre tú y yo, cuando estemos fuera de la vista uno del otro. 50Si tú maltratas a mis hijas o si tomas esposas además de mis hijas, aunque nadie más esté con nosotros, mira, Dios es testigo entre tú y yo."
51Labán dijo a Jacob: "Mira esta pila y mira este pilar, que yo he puesto entre tú y yo. 52Esta pila es testigo y este pilar es testigo, de que yo no pasaré más allá de esta pila hacia ti y que tú no pasarás de esta pila hacia mí para hacer daño. 53Que el Dios de Abraham, y el Dios de Nacor, los dioses de su padre, juzguen entre nosotros." Jacob juró por el que temía su padre Isaac.
54Jacob ofreció un sacrificio en la montaña y llamó a sus parientes a comer una comida. Ellos comieron y pasaron la noche entera en la montaña. 55Temprano en la mañana Labán se levantó, besó a sus nietos y a sus hijas y los bendijo. Entonces Labán se fue y regresó a su casa.

32

1Jacob también tomó su camino y los ángeles de Dios lo encontraron. 2Cuando Jacob los vio, dijo: "Este es el campamento de Dios," así que llamó a ese lugar Mahanaim.

3Jacob envió mensajeros delante de él a su hermano Esaú, en la tierra de Seir, en la región de Edom. 4Él les ordenó, diciendo: "Esto es lo que dirán a mi señor Esaú: 'Esto es lo que su siervo Jacob dice: 'Estuve quedándome con Labán y he retrasado mi regreso hasta ahora. 5Yo tengo bueyes, burros y rebaños, sirvientes y sirvientas. Yo le he enviado este mensaje a mi señor, para hallar favor ante esus ojos.'"
6Los mensajeros regresaron a Jacob diciendo: "Fuimos donde tu hermano Esaú. Él viene a encontrarse contigo y cuatrocientos hombres están con él." 7Entonces Jacob se atemorizó mucho y se perturbó. Así que dividió las personas que estaban con él en dos campamentos y también los rebaños, las manadas y los camellos. 8Él dijo: "Si Esaú viene a un campamento y lo ataca, entonces el campamento que quede podrá escapar."
9Jacob dijo: "Dios de mi padre Abraham y Dios de mi Ppdre Isaac, EL SEÑOR, quien me dijo: 'Regresa a tu país y a tus parientes y Yo te prosperaré.' 10Yo no soy merecedor de todos Tus actos de misericordia ni de toda la fidelidad que le has mostrado a Tu siervo. Porque solo con mi cayado crucé sobre este Jordán y ahora he llegado a tener dos campamentos.
11Por favor, rescátame de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque tengo miedo de él, de que él venga y me ataque a mí y a las madres con los hijos. 12Pero Tú dijiste: 'Yo ciertamente te haré prosperar. Yo haré tu descendencia como la arena del mar, que no se puede contar por su número."
13Jacob se quedó allí esa noche. Él tomó algo de lo que tenía con él como un regalo para Esaú, su hermano: 14doscientas cabras, veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, 15treinta camellas con leche y sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez burros. 16Estos él los dio en las manos de sus sirvientes, cada manada por sí misma. Él le dijo a sus sirvientes: "Vayan delante de mí y pongan un espacio entre cada una de las manadas."
17El instruyó al primer sirviente, diciendo: "Cuando mi hermano Esaú te encuentre y te pregunte diciendo: '¿A quién perteneces? ¿A dónde vas? ¿De quién son esos animales que van delante de ti?' 18Entonces le dirás: 'Ellos son de tu siervo Jacob. Ellos son un regalo enviado a mi amo Esaú. Mira, él viene también detrás de nosotros.'"
19Jacob también le dio instrucciones al segundo grupo, al tercero y a todos los hombres que seguían las manadas. Él dijo: "Ustedes le dirán lo mismo a Esaú cuando se encuentren con él. 20Le dirán también: 'Tu sirviente Jacob viene detrás de nosotros.''' Porque él pensó: "Lo apaciguaré con los regalos que van delante de mí. Así cuando lo encuentre después, tal vez me reciba." 21Así que los regalos fueron delante de él. Él mismo se quedó solo esa noche en el campamento.
22Jacob se levantó durante la noche y tomó a sus dos esposas y a sus dos sirvientas y a sus once hijos. Él los envió al otro lado del vado de Jaboc. 23De esta manera él los envió a través del arroyo junto con todas sus posesiones.
24Jacob se quedó solo y un hombre luchó con él hasta el amanecer. 25Cuando el hombre vio que no podía vencerlo, golpeó la cadera de Jacob. La cadera de Jacob fue dislocada mientras él luchaba con él. 26El hombre dijo: "Déjame ir, porque ya está rompiendo el amanecer." Jacob dijo: ''Yo no te dejaré ir a menos que me bendigas."
27El hombre le dijo: "¿Cuál es tu nombre?" Jacob contestó: "Jacob." 28El hombre dijo: ''Tu nombre ya no será Jacob, sino Israel. Porque tú has luchado con Dios y con los hombres y has prevalecido."
29Jacob le preguntó: "Dime tu nombre por favor." Él dijo: ''¿Porqué preguntas mi nombre?" Luego lo bendijo allí. 30Jacob llamó ese lugar Peniel, porque dijo: "He visto a Dios cara a cara y mi vida es liberada."
31El sol salió sobre Jacob mientras él pasaba Peniel. Él cojeaba por causa de su cadera. 32Es por eso que hasta el día de hoy, el pueblo de Israel no come los ligamentos de la cadera que están en la coyuntura de la cadera, porque el hombre hirió esos ligamentos cuando le dislocó la cadera a Jacob.

33

1Jacob miró hacia arriba y, miren, Esaú venía, y con él cuatrocientos hombres. Jacob dividió los hijos entre Lea, Raquel, y las dos sirvientas. 2Entonces puso a las dos sirvientas y a sus hijos al frente, seguidos por Lea y sus hjos, y seguidos por Raquel y José detrás de todos. 3Él mismo fue al frente de ellos. Él se inclinó hacia el suelo siete veces, hasta que se acercó a su hermano.

4Esaú corrió a encontrarse con él, lo abrazó, le apretó el cuello, y lo besó. Entonces ellos lloraron. 5Cuando Esaú levantó la mirada, él vio a las mujeres y a los niños. Él dijo: "¿Quiénes son estas personas contigo?" Jacob le dijo: "Los hijos quienes Dios ha dado generosamente a tu siervo."
6Entonces las sirvientas vinieron adelante con sus hijos, y se inclinaron. 7Después Lea también y sus hijos vinieron al frente y se inclinaron. Finalmente José y Raquel vinieron al frente y se inclinaron. 8Esaú dijo: "¿Qué quieres decir con todos estos grupos que encontré?" Jacob dijo: "Para encontrar favor a la vista de mi señor."
9Esaú dijo: "Tengo suficiente, mi hermano. Quédate con lo que tienes para ti mismo." 10Jacob dijo: "No, por favor, si he encontrado favor en tu vista, entonces acepta mi regalo de mi mano, porque ciertamente, he visto tu rostro, y es como ver el rostro de Dios, y tú me has aceptado. 11Por favor, acepta mi regalo que te fue traído, porque Dios me ha dado generosamente, y porque tengo suficiente." Así Jacob le insistió, y Esaú aceptó.
12Entonces Esaú le dijo: "Vamos por nuestro camino. Yo iré delante de ti." 13Jacob le dijo: "Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que las ovejas y las vacas están amamantando sus crías. Si los esforzamos fuertemente aunque sea un día, todos los animales morirán. 14Por favor, deje que mi señor vaya delante de su siervo. Yo viajaré más lentamente, al paso del ganado que va delante de mí, y al paso de los niños, hasta que alcance a mi señor en Seir."
15Esaú dijo: "Déjame dejar contigo algunos de los hombres quienes están conmigo." Pero Jacob dijo: "¿Por qué hacer eso? Mi awñor ya ha sido suficientemente amable conmigo." 16Así que Esaú empezó ese día su viaje de regreso a Seir. 17Jacob viajó a Sucot, se construyó a sí mismo una casa, e hizo establos para su ganado. Por lo tanto el nombre del lugar es Sucot.
18Cuando Jacob vino desde Padán Aram, él llegó sin novedad a la ciudad de Siquem, la cual está en la tierra de Canaán. Él acampó cerca de la ciudad. 19Entonces compró el pedazo de tierra donde había puesto su tienda de los hijos de Hamor, padre de Siquem, por cien piezas de plata. 20Ahí levantó un altar y lo llamó El Elohe Israel.

34

1Ahora Dina, la hija que Lea le dio a Jacob, salió a encontrarse con las mujeres jóvenes de la tierra. 2Siquem, hijo de Hamor el heveo, el príncipe de la tierra, la vio y la tomó, la asaltó, y durmió con ella. 3Él estaba atraído a Dina, la hija de Jacob. Él amó a la joven mujer y le habló tiernamente.

4Siquem habló con su padre Hamor, diciendo: "Consígueme esta mujer joven como esposa para mí." 5Ahora Jacob oyó que él había deshonrado a Dina su hija. Sus hijos estaban con su ganado en el campo, así que Jacob guardó silencio hasta que ellos llegaron.
6Hamor el padre de Siquem salió a donde Jacob para hablar con él. 7Los hijos de Jacob llegaron del campo cuando oyeron sobre el asunto. Los hombres estaban ofendidos. Estaban muy enojados porque él había avergonzado a Israel al forzarse sobre la hija de Jacob, porque tal cosa no debió haber sido hecha.
8Hamor les habló, diciendo: "Mi hijo Siquem ama a su hija. Por favor dásela a él como esposa. 9Emparéntense con nosotros, dénnos a sus hijas, y tomen a nuestras hijas para ustedes. 10Vivirán con nosotros, y la tierra estará abierta para ustedes para vivir y comerciar, y para adquirir propiedad.''
11Siquem le dijo a su padre y a sus hermanos: "Déjenme encontrar favor en sus ojos, y lo que me digan se lo daré. 12Pídanme el dote y regalo más grande que quieran, y yo les daré lo que me digan, pero denme a la mujer joven como esposa." 13Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a Hamor su padre con engaño, porque Siquem había deshonrado a Dina su hermana.
14Ellos les dijeron: "No podemos hacer esta cosa, de darle a nuestra hermana a alguno que sea incircunciso; porque eso sería una desgracia para nosotros. 15Solo bajo esta condición nos pondremos de acuerdo con ustedes: si ustedes se circuncidan como nosotros, si todo hombre entre ustedes es circuncidado. 16Entonces les daremos nuestras hijas a ustedes, y nosotros tomaremos sus hijas para nosotros mismos, y viviremos con ustedes y nos volveremos un solo pueblo. 17Pero si ustedes no nos escuchan para circuncidarse, entonces tomaremos a nuestra hermana y nos iremos.
18Sus palabras complacieron a Hamor y a su hijo Siquem. 19El hombre joven no se tardó en hacer lo que dijeron, porque él se deleitaba con la hija de Jacob, y porque él era la persona más honrada en toda la casa de su padre.
20Hamor y Siquem su hijo fueron a la puerta de la ciudad y hablaron con los hombres de su ciudad, diciendo: 21"Estos hombres están en paz con nosotros, así que déjenlos vivir en la tierra y que hagan negocios en ella porque, verdaderamente, la tierra es lo suficientemente grande para ellos. Tomemos a sus hijas como esposas, y démosles nuestras hijas.
22Solo bajo esta condición los hombres aceptarán vivir con nosotros y llegar a ser un solo pueblo: si todo varón entre nosotros es circuncidado, como ellos son circuncisos. 23Su ganado y su propiedad, todos sus animales, ¿no serán nuestros? Así que pongámonos de acuerdo con ellos, y ellos vivirán entre nosotros."
24Todos los hombres de la ciudad escucharon a Hamor y a Siquem, su hijo. Todo hombre fue circuncidado. 25Al tercer día, cuando todavía estaban adoloridos, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, cada uno tomó su espada y fueron a la ciudad que estaba confiada de su seguridad, y mataron a todos los hombres. 26Ellos mataron a Hamor y a Siquem, su hijo, con el filo de la espada. Ellos tomaron a Dina de la casa de Siquem y se fueron.
27Los otros hijos de Jacob vinieron a los cuerpos muertos y saquearon la ciudad, porque la gente había deshonrado a su hermana. 28Tomaron sus rebaños, sus manadas, sus burros, y todo en la ciudad y en los campos de los alrededores con 29todas sus riquezas. Todos sus niños y sus esposas, ellos los capturaron. Ellos hasta tomaron todo lo que había en las casas.
30Jacob le dijo a Simeón y a Leví: "Ustedes han traído aflicción sobre mí, al hacer que yo apeste ante los habitantes de la tierra, los cananeos y los ferezeos. Mi familia es pequeña. Si ellos se juntan en contra mía y me atacan, entonces seré destruido, yo y mi casa." 31Pero Simeón y Leví dijeron: "¿Debió Siquem tratar con nuestra hermana como con una prostituta?"

35

1Dios le dijo a Jacob: "Levántate, ve a Betel, y quédate ahí. Construye allí un altar a Dios, quien se te apareció cuando huías de Esaú tu hermano." 2Entonces Jacob dijo a los de su casa y a todos los que estaban con él: ''Pongan a un lado los dioses extranjeros que están entre ustedes, purifíquense a ustedes mismos, y cambien sus ropas. 3Entonces salgamos y subamos a Betel. Yo le construiré un altar ahí a Dios, quien me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo dondequiera que he ido."

4Así que le dieron a Jacob todos los dioses extranjeros que estaban en sus manos, y los anillos que estaban en sus orejas. Jacob los enterró bajo la encina que estaba cerca de Siquem. 5Mientras viajaban, Dios hizo que el pánico cayera sobre las ciudades que estaban a su alrededor, de manera que esa gente no persiguió a los hijos de Jacob.
6Asi que Jacob llegó a Luz (eso es, Betel), la cual está en la tierra de Canaán, él y todas las personas que estaban con él. 7Él construyó un altar allí y llamó el lugar El Betel, porque ahí Dios se había revelado a Sí mismo a él, cuando estaba huyendo de su hermano. 8Débora, la enfermera de Rebeca, murió. Ella fue enterrada más abajo de Betel debajo de un árbol de encina, así que fue llamado Alón Bacut.
9Cuando Jacob vino de Padán Aram, Dios se le apareció otra vez y lo bendijo. 10Dios le dijo a él: "Tu nombre es Jacob, pero tu nombre ya no será Jacob. Tu nombre será Israel." Entonces Dios llamó su nombre Israel.
11Dios le dijo a él: "Yo soy Dios Todopoderoso. Sé fructífero y multiplícate. Una nación y una compañía de naciones vendrán de ti, y habrá reyes entre tus descendientes. 12La tierra que Yo le di a Abraham y a Isaac, te la daré a ti. A tus descendientes después de ti también les doy la tierra." 13Dios subió de él en el lugar donde le había hablado.
14Jacob puso un pilar en el lugar donde Dios le había hablado, un pilar de piedra. Él derramó una ofrenda de bebida sobre él y derramó aceite sobre él. 15Jacob llamó el nombre del lugar donde Dios habló con él, Betel.
16Ellos viajaron desde Betel. Cuando todavía estaban a alguna distancia de Efrata, Raquel comenzó a dar a luz. Tuvo un parto difícil. 17Mientras estaba en el momento más difícil del parto, la partera le dijo: "No temas, porque ahora tendrás otro hijo." 18Mientras moría, con su último aliento ella lo llamó Benoni, pero su padre lo llamó Benjamín. 19Raquel murió y fue sepultada en el camino a Efrata (eso es, Belén). 20Jacob puso un pilar sobre su tumba. Esa es la marca de la tumba de Raquel hasta este día.
21Israel siguió viajando y montó su tienda más allá de la torre de vigilancia del rebaño. 22Mientras Israel estaba viviendo en esa tierra, Rubén durmió con Bilha la concubina de su padre, e Israel lo supo. Ahora Jacob tenía doce hijos.
23Sus hijos por Lea fueron Rubén, el primogénito de Jacob, y Simeón, Leví, Judá, Isacar, y Zebulón. 24Sus hijos por Raquel fueron José y Benjamín. 25Sus hijos por Bilha, la sirvienta de Raquel, fueron Dan y Neftalí.
26Los hijos de Zilpa, la sirvienta de Leah, fueron Gad y Aser. Todos estos son los hijos de Jacob quienes le nacieron en Padán Aram. 27Jacob vino a Isaac, su padre, en Mamre en Quiriat Arba (lo mismo que Hebrón), donde Abraham e Isaac habían vivido.
28Isaac vivió por ciento ochenta años. 29Isaac suspiró su último aliento y murió, y fue recogido a sus ancestros, un viejo lleno de años. Esaú y Jacob, sus hijos, lo enterraron.

36

1Estos fueron los descendientes de Esaú (también llamado Edom). 2Esaú tomó sus esposas de entre los cananeos. Estas fueron sus esposas: Ada la hija de Elón el hitita, Aholibama hija de Aná, la nieta de Zibeón el heveo, 3y Basemat, hija de Ismael, hermana de Nebaiot.

4Ada dio a luz a Elifaz para Esaú, y Basemat dio a luz a Reuel. 5Aholibama dio a luz a Jeús, a Jalaam, y a Coré. Estos fueron los hijos de Esaú quienes le nacieron en la tierra de Canaán.
6Esaú tomó a sus esposas, sus hijos, sus hijas, y a todos los miembros de su casa, su ganado, todos sus animales, y todas sus posesiones, las cuales había acumulado en la tierra de Canaán, y se fue a una tierra lejos de su hermano Jacob. 7Él hizo esto porque sus posesiones eran demasiadas para ellos quedarse juntos. La tierra en donde se habían establecido no podía mantenerlos a causa de su ganado. 8Así que Esaú, también conocido como Edom, se estableció en la región montañosa de Seir.
9Estos fueron los descendientes de Esaú, el ancestro de los edomitas en la región montañosa de Seir. 10Estos fueron los nombres de los hijos de Esaú: Elifaz hijo de Ada, la esposa de Esaú; Reuel hijo de Basemat, la esposa de Esaú. 11Los hijos de Elifaz eran Temán, Omar, Zefo, Gatam y Quenaz. 12Timna, una concubina de Elifaz, hijo de Esaú, dio a luz a Amalec. Estos fueron los nietos de Ada, esposa de Esaú.
13Estos eran los hijos de Reuel: Nahat, Zera, Sama y Miza. Estos fueron los nietos de Basemat, esposa de Esaú. 14Estos fueron los hijos de Aholibama, esposa de Esaú, quien era la hija de Aná y la nieta de Zibeón. Ella dio a luz a Esaú, Jeús, Jaalam y Coré.
15Estos fueron los clanes entre los descendientes de Esaú: los descendientes de Elifaz, el primogénito de Esaú: Temán, Omar, Zefo, Quenaz, 16Coré, Gatam y Amalec. Estos fueron los clanes descendidos de Elifaz en la tierra de Edom. Ellos fueron los nietos de Ada.
17Estos fueron los clanes de Reuel: hijo de Esaú: Nahat, Zera, Sama y Miza. Estos fueron los clanes descendidos de Reuel en la tierra de Edom. Estos fueron los nietos de Basemat, esposa de Esaú. 18Estos fueron los clanes de Aholibama, esposa de Esaú: Jeús, Jaalam y Coré. Estos fueron los clanes que descendieron de la esposa de Esaú Aholibama, hija de Aná. 19Estos fueron los hijos de Esaú, y estos fueron sus clanes.
20Estos fueron los hijos de Seir el horeo, los habitantes de la tierra: Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, 21Disón, Ezer y Disán. Estos fueron los clanes de los horeos, los habitantes de Seir en la tierra de Edom. 22Los hijos de Lotán fueron Hori y Hemam, y Timna era hermana de Lotán.
23Estos fueron los hijos de Sobal: Alván, Manahat, Ebal, Sefo y Onam. 24Estos fueron los hijos de Zibeón: Aja y Aná. Este Aná fue quien encontró las aguas termales en el desierto, mientras pastoreaba los burros de Zibeón su padre.
25Estos fueron los hijos de Aná: Disón y Aholibama, la hija de Aná. 26Estos fueron los hijos de Disón: Hemdán, Esbán, Itrán y Querán. 27Estos fueron los hijos de Ezer: Bilhán, Zaaván y Acán. 28Estos fueron los hijos de Disán: Uz y Arán.
29Estos fueron los clanes de los horeos: Lotán, Sobal, Zibeón, y Aná, 30Disón, Ezer y Disán: estos son los clanes de los horeos, de acuerdo al listado de sus clanes en la tierra de Seir.
31Estos fueron los reyes que reinaron en la tierra de Edom antes que algún rey reinara sobre los israelitas: 32Bela hijo de Beor, reinó en Edom, y el nombre de su ciudad fue Dinaba. 33Cuando Bela murió, entonces Jobab hijo de Zera de Bosra, reinó en su lugar.
34Cuando Jobab murió, Husam de la tierra de los temanitas reinó en su lugar. 35Cuando Husam murió, Hadad hijo de Bedad, quien derrotó a los madianitas en la tierra de Moab, reinó en su lugar. El nombre de su ciudad era Avit. 36Cuando Hadad murió, entonces Samla de Masreca reinó en su lugar.
37Cuando Samla murió, entonces Saúl de Rehobot junto al río reinó en su lugar. 38Cuando Saúl murió, entonces Baal Hanán hijo de Acbor reinó en su lugar. 39Cuando Baal Hanán hijo de Acbor, murió, entonces Hadar reinó en su lugar. El nombre de su ciudad era Pau. El nombre de su esposa era Mehetabel, la hija de Matred, la nieta de Mezaab.
40Estos fueron los nombres de los líderes de los clanes de los descendientes de Esaú, de acuerdo a sus clanes y a sus regiones, por sus nombres: Timna, Alva, Jetet, 41Aholibama, Ela, Pinón, 42Quenaz, Temán, Mibsar, 43Magdiel e Iram. Estos fueron los líderes de los clanes de Edom, de acuerdo a sus poblados en la tierra que poseían. Este fue Esaú, el padre de los edomitas.

37

1Jacob vivió en la tierra donde su padre se estaba quedando, en la tierra de Canaán. 2Estos fueron los eventos concernientes a Jacob. José, quien era un joven de diecisiete años de edad, estaba cuidando el rebaño con sus hermanos. El estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, las esposas de su padre. José trajo un informe desfavorable acerca de ellos a su padre.

3Ahora Israel amaba a José más que a todos sus hijos porque él fue el hijo de su vejez. Él le hizo una hermosa prenda de vestir. 4Sus hermanos vieron que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos. Ellos lo odiaban y no le hablaban cordialmente.
5José soñó un sueño, y se lo contó a sus hermanos. Ellos lo odiaron aún más. 6El les dijo a ellos: "Por favor escuchen este sueño que yo soñé.
7Miren, nosotros estábamos atando manojos de grano en el campo y, miren, mi manojo se elevó y se puso derecho, y miren, los manojos de ustedes se pusieron alrededor y se inclinaron hacía mi manojo." 8Sus hermanos le dijeron a el: "¿De verdad crees que tú reinarás sobre nosotros? ¿De veras que nos gobernarás?'' Ellos le odiaron aún más por sus sueños y por sus palabras.
9Él tuvo otro sueño y se lo contó a sus hermanos. Él dijo: " Miren, yo tuve otro sueño: El sol y la luna y once estrellas se inclinaban ante mi." 10El se lo contó a su padre así como a sus hermanos, y su padre lo reprendió. El le dijo: "¿Qué es este sueño que tú has soñado? ¿Tu madre y yo y tus hermanos realmente nos postraremos en tierra delante de ti?" 11Sus hermanos estaban celosos de él, pero su padre mantuvo el asunto en su mente.
12Sus hermanos fueron a cuidar el rebaño de su padre en Siquem. 13Israel le dijo a José: "¿No están tus hermanos cuidando el rebaño en Siquem? Ven, y yo te enviaré a ellos." José le dijo a él: "Estoy listo." 14Él le dijo: "Ve ahora, mira si está todo bien con tus hermanos y todo bien con el rebaño y tráeme noticias." Así que Jacob lo envió fuera del Valle de Hebrón y José fue a Siquem.
15Cierto hombre encontró a José. Miren, José estaba vagando en un campo. El hombre le preguntó: "¿Que buscas?" 16José dijo: "Estoy buscando a mis hermanos. Dígame, por favor, dónde están ellos cuidando el rebaño." 17El hombre dijo: "Ellos dejaron este lugar, pues yo les oí decir: 'Vayamos a Dotán.'" José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán.
18Ellos lo vieron a la distancia, y antes de que él se acercara a ellos, ellos tramaron contra él para matarlo. 19Sus hermanos dijeron unos a otros: " Miren, este soñador se está acercando. 20Vengan ahora, por lo tanto, matémosle y echémosle en uno de los pozos. Diremos: 'Un animal salvaje lo ha devorado.' Nosotros veremos qué será de sus sueños."
21Rubén lo escuchó y lo rescató de sus manos. El dijo: "No tomemos su vida." 22Rubén les dijo: "No derramen sangre. Échenlo en este pozo que está en el desierto, pero no le pongan una mano sobre él," para él poder rescatarlo de sus manos y llevarlo a su padre de vuelta.
23Sucedió que cuando José llegó donde sus hermanos, ellos lo despojaron de su hermosa prenda. 24Lo tomaron y lo echaron en el pozo. El pozo estaba vacío sin agua en él.
25Ellos se sentaron a comer pan. Ellos levantaron su vista y miraron, y miren, una caravana de ismaelitas venía de Galaad, con sus camellos cargando especias y bálsamo y mirra. Ellos estaban viajando para llevarlos a Egipto. 26Judá le dijo a sus hermanos: "¿Qué provecho tenemos de matar a nuestro hermano y esconder su sangre?
27Vengan, y vendámoslo a los ismaelitas y no pongamos nuestras manos sobre el. Porque él es nuestro hermano, nuestra carne." Sus hermanos lo escucharon. 28Los mercaderes madianitas pasaron. Sus hermanos sacaron a José y lo subieron del pozo. Ellos vendieron a José a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Los ismaelitas se llevaron a José a Egipto.
29Rubén regresó al pozo, y, miren, José no estaba en el pozo. El se rasgó sus vestiduras. 30El regresó a sus hermanos y dijo: "¿Dónde está el muchacho? Y yo, ¿a dónde puedo ir?
31Ellos mataron una cabra y entonces tomaron la prenda de José y la mojaron en la sangre. 32Entonces ellos la trajeron a su padre y dijeron: "Nosotros encontramos esto. Por favor, mira a ver si es la ropa de tu hijo o no." 33Jacob la reconoció y dijo: "Es la ropa de mi hijo. Un animal salvaje lo ha devorado. José ciertamente ha sido hecho pedazos."
34Jacob se rasgó sus vestiduras y puso saco sobre sus lomos. El lloró por su hijo muchos días. 35Todos sus hijos e hijas se levantaron a consolarlo, pero él rehusó ser consolado. El dijo: "Ciertamente yo bajaré al Seol lamentando a mi hijo." Su padre lloró por él. 36Los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, un oficial de Faraón, el capitán de los guardaespaldas.

38

1Sucedió para ese tiempo que Judá dejó a sus hermanos y se quedó con cierto adulamita, cuyo nombre era Hira. 2Él conoció allí la hija de un hombre cananeo cuyo nombre era Súa. Él se casó con ella y durmió con ella.

3Ella quedó embarazada y tuvo un hijo. Él fue llamado Er. 4Ella quedó embarazada nuevamente y tuvo un hijo. Ella lo llamó Onán. 5Ella nuevamente tuvo un hijo y lo llamó Sela. Fue en Quezib donde ella lo dio a luz.
6Judá encontró una esposa para Er, su primogénito. Su nombre fue Tamar. 7Er, el primogénito de Judá, era malo ante los ojos del SEÑOR. EL SEÑOR lo mató.
8Judá le dijo a Onán: "Duerme con la esposa de tu hermano. Cumple el deber de un cuñado con ella, y cría un hijo para tu hermano." 9Onán sabía que el hijo no sería de él. Cuando él dormía con la esposa de su hermano, él derramaba el semen en el suelo, para así no tener un hijo para su hermano. 10Lo que él hizo fue malo ante los ojos del SEÑOR. EL SEÑOR también lo mató.
11Entonces Judá le dijo a Tamar, su nuera: "Quédate viuda en la casa de tu padre hasta que Sela, mi hijo, crezca." Porque él temía: "Él podría también morir, así como sus hermanos." Tamar se fue y vivió en la casa de su padre.
12Luego de un largo tiempo, la hija de Súa, la esposa de Judá, murió. Judá fue consolado y subió a los trasquiladores de sus ovejas en Timnat, él y su amigo Hira el adulamita. 13Se le dijo a Tamar: "Mira, tu suegro está subiendo hacia Timnat para trasquilar sus ovejas." 14Ella se quitó la ropa de su viudez y se cubrió con su velo y se envolvió. Se sentó a la puerta de Enaim, la cual está en el camino hacia Timnat. Pues ella vio que Sela había crecido pero ella no había sido entregada a él como esposa.
15Cuando Judá la vio, él pensó que ella era una prostituta porque ella se había cubierto el rostro. 16Él fue hacia ella en el camino y dijo: "Ven, por favor, déjame dormir contigo" pues él no sabía que ella era su nuera, y ella dijo: "¿Qué me darás para que tú puedas dormir conmigo?"
17Él dijo: "Yo te enviaré un cabrito del rebaño." Ella dijo: "¿Me darás una prenda hasta que me lo envíes?" 18Él dijo: "¿Qué prenda te puedo dar?" Ella respondió: "Tu sello, y tu cordón y el bastón que está en tu mano." Él se los dio a ella y durmió con ella y ella quedó embarazada de él.
19Ella se levantó y se fue. Se quitó su velo y se puso la ropa de su viudez. 20Judá envió el cabrito del rebaño con su amigo el adulamita para recibir la prenda de la mano de la mujer, pero él no la encontró.
21Entonces el adulamita le preguntó a los hombres del lugar: "¿Dónde está la prostituta cúltica que estuvo en Enaim por el camino?" Ellos dijeron: "No ha habido una prostituta cúltica por aqui." 22Él regresó hacia Judá y dijo: "No la encontré. También, los hombres del lugar dijeron: 'Aquí no ha estado una prostituta cúltica.'" 23Judá dijo: "Deja que se quede con las cosas, para que no seamos puestos en vergüenza. Ciertamente, yo envié este cabrito joven, pero tú no la encontraste."
24Sucedió que luego cerca de tres meses que le fue dicho a Judá: "Tamar tu nuera ha cometido prostitución, y en efecto, está embarazada del acto." Judá dijo: "Tráiganla aquí y dejen que sea quemada." 25Cuando se le trajo afuera, ella le envió un mensaje a su suegro: "Por el hombre que posee estos yo estoy embarazada." Ella dijo: "Determine por favor de quién son estos: el sello, el cordón y el bastón." 26Judá los reconoció y dijo: "Ella es más justa que yo, ya que yo no la di como esposa a mi hijo Sela." Él no volvió a dormir con ella.
27Sucedió que en el tiempo para dar a luz, miren, eran gemelos en su vientre. 28Ocurrió que cuando ella estaba dando a luz uno sacó una mano, y la partera sacó un hilo de escarlata y lo amarró en su mano y dijo: "Este salió primero."
29Pero entonces él retiró su mano y, miren, su hermano salió primero. La partera dijo: "¡Cómo te has abierto tu camino!" Asi que fue llamado Fares. 30Luego su hermano salió, el que tenía el hilo de escarlata en su mano, y fue llamado Zara.

39

1José fue traído a Egipto. Potifar, un oficial de Faraón quien era capitán de la guardia y un egipcio, lo compró de los ismaelitas, quienes le trajeron hasta allí. 2Él SEÑOR estaba con José y él vino a ser un hombre próspero. Él vivió en la casa de su amo egipcio.

3Su amo vio que El SEÑOR estaba con él y que El SEÑOR prosperaba todo lo que él hacía. 4José encontró favor ante su vista. Él sirvió a Potifar. Potifar hizo de José el encargado sobre su casa, y todo lo que él poseía lo puso bajo su cuidado.
5Aconteció que desde el tiempo en que él lo hizo encargado de toda su casa y sobre todo lo que poseía, que EL SEÑOR bendijo la casa del egipcio por causa de José. La bendición del SEÑOR estaba sobre todo lo que Potifar tenía en la casa y en el campo. 6Potifar puso todo lo que él tenía bajo el cuidado de José. Él no tenía que pensar en nada a excepción de la comida que comía. Ahora, José era hermoso y atractivo.
7Sucedió después de esto que la esposa de su amo sintió lujuria por José. Ella dijo: "Duerme conmigo." 8Pero él rehusó y le dijo a la esposa de su amo: "Mira, mi amo no le presta atención a lo que yo hago en la casa, y él ha puesto todo lo que le pertenece bajo mi cuidado. 9Nadie es más grande que yo en esta casa. Él no ha retenido nada de mí excepto a ti, porque tú eres su esposa. ¿Cómo entonces puedo yo hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?
10Ella le hablaba a José día tras día, pero él se rehusaba a dormir con ella o estar con ella. 11Sucedió un día que él fue a la casa para hacer su trabajo. Ninguno de los hombres de la casa estaban allí en la casa. 12Ella lo agarró por sus ropas y dijo: "Duerme conmigo." El dejó su ropa en la mano de ella, huyó y salió fuera.
13Aconteció que cuando ella vio que él había dejado su ropa en su mano y había huído fuera, 14que ella llamó a los hombres de su casa y les dijo: "Mira, Potifar trajo a un hebreo para burlarse de nosotros. Él vino a mí para dormir conmigo y yo grité. 15Sucedió que cuando él me escuchó gritar, él dejó su ropa conmigo, huyó y salió fuera."
16Ella puso su rops a su lado hasta que su señor vino a la casa. 17Ella le dio esta explicación: "El sirviente hebreo que tú trajiste a nosotros, vino a burlarse de mí. 18Sucedió que cuando yo grité, él dejó su ropa conmigo y huyó fuera."
19Sucedió que, cuando su señor oyó la explicación que su esposa le contó: "Esto es lo que tu siervo me hizo," él se enojó mucho. 20El amo de José lo tomó y lo puso en prisión, el lugar donde los prisioneros del rey estaban confinados. Él estuvo allí en la prisión.
21Pero el SEÑOR estaba con José y mostró un pacto de fidelidad hacia él. Él le dio favor ante los ojos del guardián de la prisión. 22El guardián de la prisión puso en las manos de José a todos los prisioneros que estaban en la prisión. José estaba a cargo de cualquier cosa que ellos hacían allí. 23El guardián de la prisión no se preocupaba por nada de lo que estaba en su mano, porque el SEÑOR estaba con él. Todo lo que él hacía, el SEÑOR lo prosperaba.

40

1Sucedió que luego de estas cosas, el copero y el panadero del rey de Egipto ofendieron a su señor, el rey de Egipto. 2Faraón estaba enojado con sus dos oficiales, el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos. 3Él los puso bajo custodia en la casa del capitán de la guardia, en la misma prisión donde José estaba confinado.

4El capitán de la guardia asignó a José a ser su sirviente. Ellos permanecieron bajo custodia por algún tiempo. 5Los dos de ellos soñaron un sueño, el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban confinados en la prisión, cada hombre tuvo su propio sueño en la misma noche, y cada sueño tuvo su propia interpretación.
6José vino a ellos en la mañana y les vio. Miren, estaban tristes. 7Él preguntó a los oficiales de Faraón que estaban con él bajo custodia en la casa de su señor, diciendo: "¿Porque se ven tan tristes hoy?" 8Ellos le dijeron: "Los dos hemos soñado un sueño y nadie lo ha podido interpretar." José les dijo: "¿No pertenecen las interpretaciones a Dios? Díganme, por favor."
9El jefe de los coperos le dijo su sueño a José. Él le dijo: "En mi sueño, mira, una vid estaba frente a mí. 10En la vid había tres ramas. Según brotaba, florecía y los racimos de uvas maduraban. 11La copa de Faraón estaba en mi mano. Yo tomé las uvas y las exprimí en la copa de Faraón, y puse la copa en la mano de Faraón."
12José le dijo: "Esta es la interpretación de él. Las tres ramas son tres días. 13Dentro de tres días Faraón levantará su cabeza y lo restaurará a su posición. Us pondrá la copa de Faraón en su mano, así como cuando usted era su copero.
14Pero piense en mí cuando le vaya bien, y por favor muéstreme bondad. Mencióneme ante Faraón y sáqueme de esta prisión. 15Porque en verdad fui secuestrado de la tierra de los hebreos. Aquí tampoco he hecho nada para que me pongan en este calabozo."
16Cuando el jefe de los panaderos vio que la interpretación era favorable, le dijo a José: "Yo también tuve un sueño, y, mire, tres cestas de pan que estaban sobre mi cabeza. 17En la cesta de arriba había toda clase de cosas horneadas para Faraón, pero los pájaros se los comieron de la cesta sobre mi cabeza."
18José respondió y dijo: "Esta es la interpretación. Las tres cestas son tres días. 19En tres días Faraón levantará su cabeza de sobre usted y le colgará en un árbol. Los pájaros comerán la carne de su cuerpo."
20Sucedió que al tercer día, era el día de cumpleaños de Faraón. Él hizo un banquete para todos sus sirvientes. Él levantó la cabeza del jefe de los coperos y la cabeza del jefe de los panaderos, entre sus sirvientes. 21Él restauró al jefe de los coperos a su responsabilidad, y puso la copa en la mano de Faraón otra vez. 22Pero él ahorcó al jefe de los panaderos, así como José se lo había interpretado a ellos. 23Pero el jefe de los coperos no se acordó de José. sino que se olvidó de él.

41

1Ocurrió que al final de dos años completos que Faraón tuvo un sueño. Miren, él se paró junto al Nilo. 2Miren, siete vacas salían del Nilo, deseables y gordas y ellas pastaban en las cañas. 3Miren, otras siete vacas salían del Nilo despues de ellas, indeseables y flacas. Ellas se pararon al lado de las otras vacas a la orilla del río.

4Entonces las vacas no deseables y flacas se comieron a las siete vacas deseables y gordas. Entonces Faraón desperttó. 5Entonces él durmió y soñó una segunda vez. Miren, siete espigas de grano salieron en un tallo, sano y bueno. 6Miren, siete espigas, flacas y quemadas por el viento del este, brotaron después de ellas.
7Las espigas flacas se tragaron a las siete espigas sanas y llenas. Faraón se despertó, y, miren, era un sueño. 8Sucedió que en la mañana su espíritu estaba turbado. Él envió y llamó a todos los magos y hombres sabios de Egipto. Faraón les contó sus sueños, pero no había alguien que los pudiera interpretar a Faraón.
9Entonces el jefe de los coperos dijo al Faraón: "Hoy estoy pensando acerca de mis ofensas. 10Faraón estaba molesto con sus sirvientes, y me colocó bajo custodia en la casa de los capitanes de la guardia, al jefe panadero y a mí. 11Nosotros tuvimos un sueño la misma noche, él y yo. Nosotros soñamos, cada uno, de acuerdo a la interpretación de su sueño.
12Estaba con nosotros un joven hebreo, un sirviente del capitán de la guardia. Nosotros le dijimos a él y él nos interpretó nuestros sueños. Él interpretó a cada uno de nosotros de acuerdo a su sueño. 13Según como él nos lo interpretó, así mismo sucedió. Faraón me restauró a mi puesto, pero al otro lo ahorcó."
14Faraón envió y llamó a José. Ellos rápidamente lo sacaron del calabozo. Él se afeitó a sí mismo, se cambió su ropa y vino a Faraón. 15El Faraón le dijo a José: "Yo tuve un sueño, pero no hay intérprete para el mismo. Pero yo he oído sobre ti, que cuando tú escuchas un sueño lo puedes interpretar." 16José le contestó a Faraón diciendo: "No está en mi. Dios va a contestarle a Faraón con favor."
17Faraón habló a José: "En mi sueño, miren, yo estaba parado en la orilla del Nilo. 18Miren, siete vacas salieron del Nilo, gordas y deseables, y ellas pastaron entre las cañas.
19Miren, otras siete vacas fueron después de ellas, débiles, muy indeseables y flacas. Yo nunca he visto en la tierra de Egipto unas vacas tan indeseables como ellas. 20Las vacas flacas e indeseables se comieron a las primeras siete vacas gordas. 21Cuando ellas se las habían comido, no se podía saber que se las habían comido, ya que ellas se quedaron tan indeseables como antes. Entonces desperté.
22Yo miré en mi sueño, y, miren, siete espigas salieron en un tallo, lleno y bueno. 23Miren, siete espigas más, marchitas, flacas y quemadas por el viento del este, brotaron después de ellas. 24Las espigas flacas se tragaron a las siete espigas buenas. Yo le dije estos sueños a los magos, pero no había nadie que me los pudiera explicar."
25José le dijo a Faraón: "Los sueños de Faraón son los mismos. Lo que Dios está por hacer, Él se lo ha declarado a Faraón. 26Las siete vacas buenas son siete años, y las siete espigas buenas son siete años. Los sueños son los mismos.
27Las siete vacas flacas e indeseables que salieron después de ellas son siete años, y también las siete espigas flacas y quemadas por el viento del este van a ser siete años de hambruna. 28Esto es de lo que le hablé a Faraón. Lo que Dios está por hacer, Él se lo ha revelado a Faraón. 29Mira, siete años de gran abundancia van a venir a lo largo de toda la tierra de Egipto.
30Siete años de hambruna vendrán luego de ellos, y toda la abundancia va a ser olvidada en la tierra de Egipto, y la hambruna devastará la tierra. 31La abundancia no va a ser recordada en la tierra por la hambruna que le seguirá, porque será muy severa. 32Que el sueño fuera repetido a Faraón es porque el asunto ha sido establecido por Dios, y Dios pronto lo va a hacer.
33Ahora que Faraón busque a un hombre que tenga discernimiento y sabiduría, y que lo ponga a cargo de la tierra de Egipto. 34Que Faraón haga esto: que asigne supervisores sobre la tierra. Que ellos tomen una quinta parte de las cosechas de Egipto durante los siete años de abundancia.
35Que ellos reúnan toda la comida de estos buenos años que van a venir y que guarden el grano bajo la autoridad de Faraón, para que la comida sea utilizada en las ciudades. Ellos deben preservarla. 36La comida será una reserva para la tierra durante los siete años de hambruna que ocurrirán en la tierra de Egipto. De esta manera la tierra no será devastada por la hambruna."
37Este consejo fue bueno ante los ojos de Faraón y ante los ojos de todos sus sirvientes. 38Faraón dijo a sus sirvientes: "¿Podemos nosotros encontrar a un hombre como éste, en el cual esté el Espíritu de Dios?"
39Así que Faraón le dijo a José: "Como Dios te ha mostrado todo esto, no hay quien tenga discernimiento ni sabiduría como tú. 40Tú estarás sobre mi casa y de acuerdo a tu palabra todo mi pueblo será gobernado. Solamente en el trono yo seré mayor que tú." 41El Faraón dijo a José: "Mira, yo te he puesto a cargo de toda la tierra de Egipto."
42Faraón se quitó el anillo de sellar de su mano y lo colocó en la mano de José. Él lo vistió con ropa de lino fino y puso una cadena de oro en su cuello. 43Lo hizo subir al segundo carro que él poseía. Los hombres gritaban ante él: "Doblen la rodilla." Faraón lo puso sobre toda la tierra de Egipto.
44Faraón le dijo a José: ''Yo soy Faraón y aparte de ti, ningún hombre levantará su mano o su pie en toda la tierra de Egipto." 45Faraón llamó a José "Zafnat Panea." Le dio a Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On, como esposa. José salió a toda la tierra de Egipto.
46José tenía 30 años cuando él se paró frente a Faraón, rey de Egipto. José salió de la presencia de Faraón y fue por toda la tierra de Egipto. 47En los siete años generosos la tierra produjo abundantemente.
48Él reunió toda la comida de los siete años que había en la tierra de Egipto y puso la comida en las ciudades. Él puso en cada ciudad la comida de los campos que la rodeaban. 49José guardó granos como la arena del mar, tanto que él paró de contar, porque era más de lo que se podía contar.
50José tuvo dos hijos antes de los años de hambruna, quienes Asenat, la hija de Potifera sacerdote de On, le parió. 51José llamó por nombre a su primogénito Manasés, porque él dijo: "Dios me ha hecho olvidar todos mis problemas y toda la familia de mi padre." 52Él llamó por nombre a su segundo hijo Efraín, porque él dijo: "Dios me ha hecho fructífero en la tierra de mis aflicciones."
53Los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto llegaron a su fin. 54Los siete años de hambruna comenzaron, como José había dicho. Hubo hambruna en todas las tierras, pero en toda la tierra de Egipto había comida.
55Cuando toda la tierra de Egipto estaba hambrienta, el pueblo clamó a Faraón para comida. Faraón le dijo a todos los egipcios: "Vayan a donde José y hagan todo lo que él diga." 56La hambruna estaba en toda la faz de la tierra. José abrió todos los graneros y vendía a los egipcios. La hambruna fue severa en la tierra de Egipto. 57Toda la tierra iba a Egipto para comprarle granos a José, porque la hambruna fue severa en toda la tierra.

42

1Ahora Jacob supo que había grano en Egipto. Él le dijo a sus hijos: "¿Porqué se miran los unos a los otros?" 2Él dijo: "Miren, yo he oído que hay grano en Egipto. Vayan allá y compren para nosotros de allí, para que nosotros podamos vivir y no morir." 3Los diez hermanos de José fueron a Egipto para comprar grano. 4Pero a Benjamín, hermano de José, Jacob no lo envió con sus hermanos, porque él temía que le podría suceder algún daño.

5Los hijos de Israel vinieron a comprar entre aquellos que venían, porque la hambruna estaba en la tierra de Canaán. 6Ahora José era gobernador sobre la tierra. Él era el que le vendía a todas las personas de la tierra. Los hermanos de José vinieron y se postraron delante de él con sus caras hacia el suelo.
7José vio a sus hermanos y los reconoció, pero él se disfrazó a sí mismo y habló rudamente con ellos. Él les dijo:"¿De dónde han venido?" Ellos dijeron: "De la tierra de Canaán para comprar comida." 8José reconoció a sus hermanos pero ellos no lo reconocieron a él.
9Entonces José recordó los sueños que él había tenido acerca de ellos y él les dijo a ellos: "¡Ustedes son espías! Ustedes han venido a ver las partes indefensas de la tierra." 10Ellos le dijeron: "No, mi amo. Tus sirvientes han venido para comprar comida. 11Todos somos hijos de un hombre. Somos hombres honestos. Tus sirvientes no son espías."
12Él les dijo a ellos: "No, ustedes han venido para ver las partes indefensas de la tierra." 13Ellos dijeron: "Nosotros tus sirvientes somos doce hermanos, hijos de un hombre en la tierra de Canaán. Mire, el hermano más joven en este día está con nuestro padre, y un hermano ya no está vivo."
14José les dijo: "Es lo que yo les dije; ustedes son espías. 15Por esto ustedes serán probados. Por la vida de Faraón, ustedes no se van, al menos que su hermano menor venga a este lugar. 16Envíen a uno de ustedes y dejen que él busque a su hermano. Ustedes permanecerán en prisión, que sus palabrsa sean probadas, a ver si hay verdad en ustedes." 17Él los puso a todos bajo custodia por tres días.
18José le dijo a ellos al tercer día: "Hagan esto y vivirán, porque yo le temo a Dios. 19Si ustedes son hombres honestos, dejen que uno de sus hermanos sea confinado en esta prisión, pero ustedes vayan, carguen el grano para la hambruna de sus casas. 20Traigan a su hermano menor a mí para que sus palabras sean verificadas y ustedes no morirán." Así ellos hicieron.
21Ellos se dijeron unos a los otros: "Nosotros somos verdaderamente culpables con respecto a nuestro hermano, en que vimos la angustia de su alma cuando el rogó a nosotros y no escuchamos. Por lo tanto, esta angustia ha venido sobre nosotros." 22Rubén le contestó a ellos: "¿Acaso no les dije 'No pequen contra el muchacho,' pero ustedes no escuchaban? Ahora, vean, su sangre es requerida de nosotros."
23Ellos no sabían que José los entendía a ellos, porque había un intérprete en medio de ellos. 24Él se apartó de ellos y lloró. Él regresó donde ellos y les habló. Él les quitó a Simeón de entre ellos y lo ató delante de sus ojos. 25Luego José ordenó a sus sirvientes a que le llenaran las bolsas de sus hermanos de grano, y que devolvieran el dinero de cada hombre de vuelta a su saco, y que les dieran provisiones para el viaje. Fue hecho para ellos.
26Los hermanos cargaron sus burros con su grano y se fueron de alli. 27Al uno de ellos abrir su saco para darle a su burro de comer en el lugar de alojamiento, él vio su dinero. Miren, estaba en la apertura de su saco. 28Él le dijo a sus hermanos: "Mi dinero ha sido devuelto. Mírenlo; está en mi saco." Sus corazones se hundieron y ellos se viraron temblorosamente los unos hacia los otros diciendo: "¿Qué es esto que Dios nos ha hecho a nosotros?"
29Ellos fueron donde Jacob, su padre en la tierra de Canaán y le dijeron a él todo lo que les había sucedido. Ellos dijeron: 30''El hombre, el señor de aquella tierra, habló rudamente con nosotros y pensó que nosotros éramos espías en la tierra. 31Nosotros le dijimos a él: 'Nosotros somos hombres honestos. Nosotros no somos espías. 32Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre. Uno ya no vive, y el más joven este día está con nuestro padre en la tierra de Canaán.'
33El hombre, señor de aquella tierra, nos dijo: 'Por esto yo voy a saber que ustedes son hombres honestos. Dejen a uno de sus hermanos conmigo, llévense el grano para la hambruna en sus casas y vayan por su camino. 34Tráiganme a su hermano menor. Entonces yo voy a saber que ustedes no son espías, sino que son hombres honestos. Luego yo libraré a su hermano, y ustedes van a comerciar en la tierra."
35Ocurrió que mientras ellos vaciaban sus sacos, que, miren, la bolsa de plata de cada hombre estaba en su saco. Cuando ellos y su padre vieron sus bolsas de plata, ellos temieron. 36Jacob su padre les dijo: "Ustedes me han privado de mis hijos. José ya no está vivo, Simón no está, y ustedes se llevarán a Benjamín. Todas estas cosas están en mi contra."
37Rubén habló con su padre diciéndole: "Tú podrás matar a mis dos hijos si yo no traigo de vuelta a Benjamín. Ponlo en mis manos, y yo te lo traeré de vuelta nuevamente." 38Jacob dijo:" Mi hijo no va a ir con ustedes. Porque su hermano está muerto y solo él queda. Si algún daño le ocurre en el camino que vayan, entonces ustedes van a llevar mis canas con pena al Seol."

43

1La hambruna fue severa en la tierra. 2Sucedió que cuando ellos se habían comido el grano que ellos habían traído de Egipto, su padre les dijo: ''Vayan otra vez, compren para nosotros comida."

3Judá le dijo: "El hombre solemnemente nos advirtió: 'Ustedes no van a ver mi cara a menos que su hermano esté con ustedes.' 4Si usted envía a nuestro hermano con nosotros, iremos y compraremos comida. 5Pero si no lo envía, nosotros no iremos. Pues el hombre nos dijo a nosotros: 'Ustedes no verán mi cara a menos que su hermano esté con ustedes.'"
6Israel dijo: "¿Por qué ustedes me trataron tan mal al decirle al hombre que ustedes tenían otro hermano?" 7Ellos dijeron: "El hombre preguntó detalles sobre nosotros y nuestra familia. Él dijo: '¿Su padre todavía está vivo? ¿Ustedes tienen otro hermano?' Nosotros le contestamos de acuerdo a estas preguntas. ¿Cómo nosotros íbamos a saber que él diría: 'Traigan a su hermano?'"
8Judá le dijo a Israel su padre: "Envíe al niño conmigo. Nos levantaremos e iremos para que vivamos y no perezcamos, tanto nosotros, usted, y también nuestros hijos. 9Yo voy a ser una garantía para él. Usted me hará responsable. Si yo no lo traigo de vuelta a usted y lo presento ante usted, entonces, déjeme cargar la culpa para siempre. 10Pues si no nos hubiéramos atrasado, seguramente ahora nosotros hubiéramos ido y venido por segunda vez."
11Su padre Israel les dijo a ellos: "Si así fuera, entonces hagan esto. Llévense algunos de los mejores productos de la tierra en sus bolsas. Llévenle al hombre un regalo: algún bálsamo y miel, especias y mirra, nueces de pistacho y almendras. 12Lleven el doble de dinero en sus manos. El dinero que fue devuelto en la apertura de sus sacos, llévenlo nuevamente en sus manos. Tal vez fue un error.
13Llévense también a su hermano. Levántense y vayan nuevamente al hombre. 14Que Dios Todopoderoso les dé misericordia delante del hombre, para que así él pueda liberarles a ustedes a su otro hermano y a Benjamín. Si he de ser privado de mis hijos, que así sea." 15Los hombres se llevaron los regalos, y en sus manos llevaban el doble de dinero, junto a Benjamín. Ellos se levantaron y fueron a Egipto y se pararon frente a José.
16Cuando José vio a Benjamín con ellos, le dijo al mayordomo de su casa: "Trae los hombres dentro de la casa, mata un animal y prepáralo, pues los hombres van a comer conmigo al mediodía." 17Él mayordomo hizo como dijo José. Él trajo a los hombres a la casa de José.
18Los hombres tenían miedo porque ellos fueron llevados a la casa de José. Ellos dijeron: "Es por el dinero que fue devuelto en nuestros sacos la primera vez que nos trajeron, para que él pueda buscar una oportunidad en contra nuestra. Él puede arrestarnos y tomarnos como esclavos y llevarse nuestros burros." 19Ellos se acercaron al mayordomo de la casa de José y le hablaron en la puerta de la casa diciendo: 20"Mi amo, nosotros vinimos la primera vez para comprar comida.
21Sucedió que, cuando nosotros nos acercamos al lugar de alojamiento, que nosotros abrimos nuestros sacos y, mire, todo el dinero de cada hombre estaba en la apertura de su saco, nuestro dinero completo. Nosotros hemos venido a traerlo de vuelta en nuestras manos. 22Otro dinero también hemos traído en nuestras manos para comprar comida. Nosotros no sabemos quién puso el dinero en nuestros sacos." 23El mayordomo dijo: "Que la paz sea con ustedes, no teman. Su Dios y el Dios de su padre debió haber puesto su dinero en sus sacos. Yo recibí su dinero." El mayordomo entonces les trajo a Simeón donde ellos.
24El mayordomo llevó a los hombres a la casa de José. Él les dio agua, y ellos se lavaron sus pies. Él les dio comida a sus burros. 25Ellos prepararon los regalos para la venida de José al mediodía, porque ellos habían oído que ellos comerían allí.
26Cuando José llegó a su casa, ellos trajeron dentro de la casa los regalos que tenían en sus manos y se inclinaron delante de él hacia el suelo. 27Él les pregunto sobre su bienestar y dijo: "¿Su padre está bien, el hombre viejo de quien ustedes hablaron? ¿Él sigue vivo?"
28Ellos dijeron: "Su sirviente nuestro padre está bien. Él sigue vivo." Ellos se postraron y se inclinaron. 29Cuando él levantó su mirada él vio a BenjamÍn su hermano, el hijo de su madre, y él dijo: "¿Éste es su hermano menor de quien ustedes me hablaron?" Entonces él dijo: "Que la gracia de Dios sea contigo, mi hijo."
30José se apresuró a salir de la habitación, pues él fue profundamente conmovido por su hermano. Él buscó algún lugar para llorar. Él fue a su recámara y lloró allí. 31Él se lavó su cara y salió. Se controló a sí mismo diciendo: "Sirvan la comida."
32Los sirvientes le sirvieron a José para él solo y a los hermanos para ellos aparte. Los egipcios allí comieron con él aparte porque los egipcios no podían comer pan con los hebreos, pues eso es detestable para los egipcios. 33Los hermanos se sentaron delante de él, el primogénito de acuerdo a sus derechos de primogenitura, y el menor de acuerdo a su juventud. Los hombres estaban asombrados entre sí. 34José envió de la comida delante de él porciones para ellos. Pero la porción de Benjamín era cinco veces más que la de cualquiera de sus hermanos. Ellos bebieron y estaban alegres con él.

44

1José le ordenó al mayordomo de su casa diciéndole: "Llena los sacos de los hombres con comida, todo lo que ellos puedan cargar, y pon el dinero de cada hombre en la apertura de su saco. 2Pon mi copa, la copa de plata, en la apertura del saco del más joven y también su dinero para el grano." El mayordomo hizo como José le dijo.

3Al amanecer, los hombres fueron despedidos, ellos y sus burros. 4Cuando ellos ya estaban fuera de la cuidad, pero no muy lejos, José le dijo a su mayordomo: "Levántate, sigue a los hombres y cuando los alcances diles: '¿Por qué han devuelto mal por bien? 5¿No es ésta la copa de la cual mi señor bebe y la copa que él usa para adivinación? Ustedes han hecho lo malo, esta cosa que han hecho."'
6El mayordomo los alcanzó y les habló estas palabras a ellos. 7Ellos le dijeron a él: "¿Por qué mi amo habla palabras como éstas? Lejos esté de sus sirvientes que ellos hagan tal cosa.
8Mire, el dinero que encontramos en la apertura de nuestros sacos, nosotros lo trajimos nuevamente a usted desde la tierra de Canaán. Entonces, ¿cómo podríamos nosotros robar de la casa de su señor plata u oro? 9A cualquiera de sus sirvientes que se encuentre con el dinero, deje que muera, y nosotros también seremos esclavos de mi señor." 10El mayordomo dijo: "Ahora, que suceda según sus palabras. Aquél a quien se le encuentre la copa será mi esclavo, y los otros serán inocentes."
11Entonces cada hombre se apresuró y puso su saco en el suelo, y cada hombre abrió su saco. 12El mayordomo buscó. Él comenzó con el mayor y terminó con el menor, y la copa fue encontrada en el saco de Benjamín. 13Entonces, ellos rasgaron sus ropas. Cada hombre cargó su burro y regresaron a la cuidad.
14Judá y sus hermanos fueron a la casa de José. Él todavía estaba allí, y ellos se postraron delante de él en el suelo. 15José les dijo a ellos: "¿Qué es esto que ustedes han hecho? ¿Ustedes no saben que un hombre como yo practica adivinación?"
16Judá dijo: "¿Qué le podremos decir a mi señor? ¿Qué podemos hablar? ¿O cómo podemos justificarnos a nosotros mismos? Dios ha encontrado la iniquidad de sus sirvientes. Mire, nosotros somos los esclavos de nuestro amo; tanto nosotros como él, en cuyas manos se ha encontrado la copa." 17José dijo: "Que lejos esté de mí hacer eso. El hombre en cuyas manos la copa fue encontrada, esa persona será mi esclavo, pero en cuanto a los demás, suban en paz donde su padre."
18Entonces Judá se acercó a él y le dijo: "Mi señor, por favor deje que su siervo hable una palabra a los oídos de mi señor, y no deje que su enfado se consuma en contra de su siervo porque usted es como Faraón. 19Mi amo preguntó a sus siervos, diciendo: '¿Ustedes tienen un padre o un hermano?'
20Nosotros le dijimos a mi señor: 'Nosotros tenemos un padre, un hombre viejo, y un niño de su vejez, un pequeño. Pero su hermano está muerto, y solo queda él de su madre, y su padre lo ama.' 21Entonces usted le dijo a sus siervos: 'Tráiganmelo para que pueda verlo.' 22Después de eso, le dijimos a mi señor: 'El niño no puede dejar a su padre. Porque si él dejara a su padre, su padre moriría.'
23Entonces usted le dijo a sus siervos: "A menos que su hermano menor baje con ustedes, no volverán a ver mi rostro.' 24Entonces aconteció que cuando subimos a donde su siervo mi padre, le dijimos las palabras de mi señor. 25Nuestro padre dijo: "Vayan nuevamente, cómprennos comida.' 26Entonces nosotros dijimos: 'Nosotros no podemos bajar. Si nuestro hermano menor está con nosotros, entonces nosotros bajaremos, porque nosotros no podremos ver la cara del hombre a menos que nuestro hermano esté con nosotros.'
27Su siervo mi padre nos dijo: "Ustedes saben que mi esposa me dio dos hijos. 28Uno de ellos se fue de mí y yo dije: 'Seguramente él está hecho pedazos, y yo no lo he visto desde entonces." 29Ahora si ustedes se llevan a este también de mí y algún daño le pasa, ustedes bajarán mis canas con tristeza al Seol.'
30Ahora, por lo tanto, cuando yo venga a su siervo mi padre y el muchacho no esté con nosotros, ya que su vida está ligada a la vida del muchacho, 31pasará que cuando él vea que el muchacho no está con nosotros, él morirá. Sus siervos traerán las canas de su siervo nuestro padre con tristeza al Seol. 32Porque su siervo se convirtio en una garantía del muchacho para mi padre, y dije: 'Si yo no se lo traigo, entonces cargaré la culpa de mi padre para siempre.'
33Ahora, por lo tanto, por favor deje que su siervo se quede como esclavo de mi señor en el lugar del muchacho, y deje que el muchacho suba con sus hermanos. 34Porque, ¿cómo puedo subir a donde mi padre si el muchacho no está conmigo? Tengo miedo de ver el mal que le vendría a mi padre."

45

1Entonces, José no se pudo controlar ante todos los sirvientes que estaban junto a él. Él dijo fuertemente: "Todos tienen que dejarme." Así que ningún sirviente se quedó junto a él cuando José se dio a conocer a sus hermanos. 2Él lloró fuertemente, los egipcios lo oyeron y la casa de Faraón lo oyó. 3José le dijo a sus hermanos: "Yo soy José. ¿Todavía está vivo mi padre?" Sus hermanos no pudieron contestarle, porque ellos estaban atónitos en su presencia.

4Entonces, José le dijo a sus hermanos: "Acérquense a mí, por favor." Ellos se acercaron. Él dijo: "Yo soy José su hermano, a quien ustedes vendieron a Egipto. 5Y ahora, no estén apenados o enojados con ustedes mismos porque me vendieron aquí, porque Dios me envió delante de ustedes para preservar vida. 6Por estos dos años la hambruna ha estado en la tierra y todavía habrá cinco años más en los cuales no habrá arado ni cosecha.
7Dios me envió frente a ustedes para preservarles como un remanente en la tierra y para mantenerlos con vida por medio de una gran liberación. 8Así que, no fueron ustedes quienes me enviaron aquí, sino Dios; y Él me ha hecho un padre para Faraón, amo de toda su casa y gobernante sobre toda la tierra de Egipto.
9Apúrense y suban donde mi padre y díganle: 'Esto es lo que tu hijo José dice: 'Dios me ha hecho amo de todo Egipto. Baja donde mí y no te demores. 10Vivirás en la tierra de Gosén y estarás cerca de mí, tú, tus hijos, los hijos de tus hijos, tus rebaños, tus manadas y todo lo que tienes. 11Yo te proveeré allí, porque todavía habrá cinco años de hambruna, para que no seas empobrecido; tú, tu familia y todo lo que tienes.'"
12Miren, sus ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que es mi boca la que les habla a ustedes. 13Ustedes le dirán a mi padre sobre todo mi honor en Egipto y todo lo que han visto. Ustedes se apurarán y traeran a mi padre hasta aquí."
14Él abrazó el cuello de su hermano Benjamín y lloró, y Benjamín lloró en el cuello de él. 15Él besó a todos sus hermanos y lloró sobre ellos. Después de eso, sus hermanos hablaron con él.
16Las noticias del asunto fueron dichas en la casa del Faraón: "Los hermanos de José han llegado." Eso agradó mucho a Faraón y a sus sirvientes. 17Faraón le dijo a José: "Dile a tus hermanos: 'Hagan esto: carguen sus animales y vayan a la tierra de Canaán. 18Tomen a su padre, a sus familiares y vengan donde mí. Yo les daré a ustedes lo bueno de la tierra de Egipto y comerán la grosura de la tierra.'
19Ahora, tú estás ordenado: 'Hagan esto: tomen las carretas fuera de la tierra de Egipto para sus hijos y sus esposas. Tomen a su padre y vengan. 20No se preocupen por sus posesiones, porque lo bueno de toda la tierra de Egipto es de ustedes."'
21Los hijos de Israel lo hicieron así. José les dio carretas de acuerdo al mandato de Faraón y les dio provisiones para el viaje. 22A todos ellos, él les dio a cada hombre cambios de ropa, pero a Benjamín le dio trescientas piezas de plata y cinco cambios de ropa. 23Para su padre él le envió esto: diez burros cargados con las buenas cosas de Egipto y diez mulas cargadas con grano, pan y otros suministros para su padre para el viaje.
24Así que él envió a sus hermanos y ellos se fueron. Él les dijo a ellos: "Vean que ustedes no discutan en el viaje." 25Ellos subieron fuera de Egipto y llegaron a la tierra de Canaán donde Jacob su padre. 26Ellos hablaron con él diciendol: "José todavía está vivo y es gobernante sobre toda la tierra de Egipto." Su corazón estaba asombrado, porque él no les creía lo que ellos le decían.
27Ellos le dijeron a él todas las palabras que José les había dicho a ellos. Cuando Jacob vio las carretas que José había enviado para cargarlo a él, el espíritu de Jacob, su padre, revivió. 28Israel dijo: "Es suficiente. José mi hijo aún está vivo. Iré a verlo antes de que yo muera."

46

1Israel hizo su viaje con todo lo que tenía y fue a Beerseba. Ahí él ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. 2Dios le habló a Israel en una visión durante la noche, diciendo: "Jacob, Jacob." Él dijo: "Aquí estoy." 3Él dijo: "Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas bajar a Egipto, porque allí Yo haré de ti una gran nación. 4Yo bajaré contigo a Egipto, y Yo de seguro te traeré otra vez y José cerrará tus ojos con su propia mano."

5Jacob se levantó de Beerseba. Los hijos de Israel transportaron a Jacob su padre, sus hijos, y sus esposas, en las carretas que Faraón había enviado para llevarlo a él. 6Ellos se llevaron su ganado y sus posesiones que habían acumulado en la tierra de Canaán. Ellos entraron a Egipto, Jacob y todos sus descendientes con él. 7Él trajo consigo a Egipto sus hijos y los hijos de sus hijos, sus hijas y las hijas de sus hijos, y todos sus descendientes.
8Estos fueron los nombres de los hijos de Israel quienes vinieron a Egipto, Jacob y sus hijos: Rubén, el primogénito de Jacob; 9los hijos de Rubén: Hanoc, Falú y Hezrón y Carmi. 10Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar, y Saúl, el hijo de una mujer cananea. 11Los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.
12Los hijos de Judá: Er, Onán, Sela, Fares y Zara, (pero Er y Onán habían muerto en la tierra de Canaán). Los hijos de Fares fueron Hezrón y Hamul. 13Los hijos de Isacar: Tola, Fúa, Job y Simrón. 14Los hijos de Zabulón: Sered, Elón y Jahleel. 15Estos fueron los hijos que Lea le parió a Jacob en Padán Aram, con su hija Dina. Sus hijos y sus hijas enumeraban treinta y tres.
16Los hijos de Gad fueron Zifión, Hagui, Suni, Ezbón, Eri, Arodi y Areli. 17Los hijos de Aser: Imna, Isúa, Isúi, Bería, y Sera su hermana. Los hijos de Bería fueron Heber y Malquiel. 18Estos fueron los hijos de Zilpa, quien Labán dio a su hija Lea. Estos hijos ella le parió a Jacob, dieciseis en total.
19Los hijos de Raquel, esposa de Jacob fueron José y Benjamín. 20En Egipto, Manasés y Efraín le nacieron a José por Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On. 21Los hijos de Benjamín fueron Bela, Bequer, Asbel, Gera, Naamán, Ehi, Ros, Mupim, Hupim, y Ard. 22Estos fueron los hijos de Raquel quienes le nacieron a Jacob, catorce en total.
23El hijo de Dan fue Husim. 24Los hijos de Neftalí fueron Jahzeel, Guni, Jezer y Silem. 25Estos fueron los hijos nacidos a Jacob por Bilha, quien Labán dio a Raquel, su hija, siete en total.
26Todos aquellos que fueron a Egipto con Jacob, que eran sus descendientes, sin contar las esposas de los hijos de Jacob; fueron sesenta y seis en total. 27Con los dos hijos de José quienes le nacieron a él en Egipto, los miembros de su familia que fueron a Egipto fueron setenta en total.
28Jacob envió a Judá delante de él a José para mostrar el camino ante él a Gosén, y ellos llegaron a la tierra de Gosén. 29José preparó su carro y subió a encontrarse con Israel su padre en Gosén. Él lo vio, abrazó su cuello, y lloró sobre su cuello un largo rato. 30Israel dijo a José: "Ahora déjame morir, ya que he visto tu rostro, que tú aún estás vivo."
31José dijo a sus hermanos y a la casa de su padre: "Yo subiré y contaré a Faraón, diciendo: 'Mis hermanos y la casa de mi padre, quienes estaban en la tierra de Canaán, han venido a mí. 32Los hombres son pastores, puesto que han sido cuidadores de ganado. Ellos han traído sus rebaños, sus manadas, y todo lo que tienen.'
33Sucederá que cuando Faraón les llame y pregunte: '¿Cuál es su ocupación?' 34que ustedes deben decir: 'Tus sirvientes hemos sido cuidadores de ganado desde la juventud hasta ahora, tanto nosotros como nuestros antepasados.' Hagan esto para que ustedes puedan vivir en la tierra de Gosén, puesto que todo pastor es una abominación para los egipcios."

47

1Entonces José entró y le dijo a Faraón: "Mi padre y mis hermanos, sus rebaños, sus manadas, y todo lo que poseen, han llegado de la tierra de Canaán. Mire, ellos están en la tierra de Gosén." 2Él tomó a cinco de sus hermanos y se los presentó a Faraón.

3Faraón le dijo a sus hermanos: "¿Cuál es su ocupación?" Ellos le dijeron a Faraón: "Sus sirvientes son pastores, como nuestros ancestros." 4Entonces le dijeron a Faraón: "Venimos como residentes temporales en la tierra. No hay pastos para los rebaños de sus sirvientes porque la hambruna es severa en la tierra de Canaán. Así que ahora, por favor, deje a sus sirvientes vivir en la tierra de Gosén."
5Entonces Faraón le habló a José, diciendo: "Tu padre y tus hermanos han venido a ti. 6La tierra de Egipto está delante de ti. Establece a tu padre y a tus hermanos en la mejor región, la tierra de Gosén. Si conoces de algunos hombres capaces entre ellos, ponlos a cargo de mi ganado."
7Entonces José trajo a Jacob su padre y se lo presentó a Faraón. Jacob bendijo a Faraón. 8Faraón le dijo a Jacob: "¿Cuánto tiempo has vivido?" 9Jacob le dijo a Faraón: "Los años de mis viajes son ciento treinta. Los años de mi vida han sido pocos y dolorosos. No han sido tan largos como los de mis ancestros." 10Entonces Jacob bendijo a Faraón y se fue de su presencia.
11Entonces José asentó a su padre y a sus hermanos. Él les dio un territorio en la tierra de Egipto, el mejor de la tierra, en la tierra de Ramsés, como Faraón había ordenado. 12José proveyó comida para su padre, sus hermanos, y todos en la casa de su padre, de acuerdo al número de sus dependientes.
13Ahora, no había comida en toda la tierra; porque la hambruna era severa. La tierra de Egipto y la tierra de Canaán se consumieron por la hambruna. 14José recogió todo el dinero que había en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, al venderle grano a los habitantes. Entonces José trajo el dinero al palacio de Faraón.
15Cuando todo el dinero de la tierra de Egipto y Canaán se gastó, todos los egipcios vinieron a José diciendo: "¡Danos comida! ¿Por qué deberíamos morir en tu presencia porque nuestro dinero se haya acabado?" 16José dijo: "Si se les acabó el dinero, traigan su ganado y yo les daré comida en cambio por su ganado." 17Así que le trajeron su ganado a José. José les dio comida a cambio de caballos, de rebaños, de manadas, y de burros. Él los alimentó con pan a cambio de todos sus ganados ese año.
18Cuando ese año terminó, ellos vinieron a él el año siguiente y le dijeron: "No ocultaremos de mi señor que todo nuestro dinero se acabó, y los rebaños de ganado son de mi señor. No queda nada a la vista de mi señor, excepto nuestros cuerpos y nuestra tierra. 19¿Por qué hemos de morir ante tus ojos, tanto nosotros como nuestra tierra? Cómpranos a nosotros y a nuestra tierra a cambio de comida, y nosotros y nuestra tierra seremos siervos de Faraón. Danos semillas para que podamos vivir y no morir, y que la tierra no se vuelva desolada."
20Entonces José compró toda la tierra de Egipto para Faraón. Porque todo egipcio vendió su campo, ya que la hambruna era muy severa. De esta manera, la tierra se volvió propiedad de Faraón. 21En cuanto a la gente, él los hizo esclavos de un extremo de la frontera de Egipto hasta el otro. 22Fue solo la tierra de los sacerdotes la que José no compró, porque los sacerdotes recibían una ración. Ellos comían de la parte que Faraón les daba. Por lo tanto, ellos no vendieron su tierra.
23Entonces José le dijo a la gente: "Miren, los he comprado a ustedes y a su tierra hoy para Faraón. Ahora aquí hay semilla para ustedes, y ustedes sembrarán la tierra. 24En la cosecha, ustedes deben darle una quinta parte a Faraón, y cuatro partes serán para ustedes, para la semilla del campo y para la comida de sus casas y sus niños."
25Ellos dijeron: "Has salvado nuestras vidas. Que hallemos favor en tus ojos. Seremos siervos de Faraón." 26Entonces José hizo un estatuto, el cual aún es efectivo en la tierra de Egipto hasta el día de hoy, que una quinta parte le pertenece a Faraón. Solo la tierra de los sacerdotes no llegó a ser de Faraón.
27Así que Israel vivió en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén. Su pueblo adquirió posesiones allí. Ellos fueron fructíferos y se multiplicaron en gran manera. 28Jacob vivió en la tierra de Egipto diecisiete años, así que los años de la vida de Jacob fueron ciento cuarenta y siete años.
29Cuando el tiempo de morir se acercó a Israel, él llamó a su hijo José y le dijo: "Si ahora he encontrado favor en tu vista, pon tu mano debajo de mi muslo, y muéstrame fidelidad y confiabilidad. Por favor no me entierres en Egipto. 30Cuando yo duerma con mis padres, me llevarás fuera de Egipto y me enterrarás en la tumba de mis ancestros." José dijo: "Haré como has dicho." 31Israel dijo: "Júramelo," y José se lo juró. Entonces Israel se inclinó en el cabezal de su cama.

48

1Aconteció después de estas cosas, que alguien le dijo a José: ''Mire, su padre está enfermo.'' Así que él tomó a sus dos hijos con él, Manasés y Efraín. 2Cuando se le dijo a Jacob: ''Mire, su hijo José ha venido a verlo,'' Israel reunió fuerzas y se sentó en la cama.

3Jacob le dijo a José: ''Dios Todopoderoso se me apareció en Luz en la tierra de Canaán. Él me bendijo 4y me dijo: 'Mira, Yo te haré fructífero, y te multiplicaré. Yo haré de ti una multitud de naciones. Yo le daré esta tierra a tus descendientes como posesión eterna.'
5Ahora tus dos hijos, quienes te nacieron en la tierra de Egipto antes de que yo viniera a ti en Egipto, ellos son míos. Efraín y Manasés serán míos, asi como Rubén y Simeón son míos. 6Los hijos que tengas despúes de ellos serán tuyos; ellos serán puestos bajos los nombres de sus hermanos para su heredad. 7Pero en cuanto a mí, cuando vine de Padán, para mi dolor Raquel murió en la tierra de Canaán en el camino, cuando todavía había alguna distancia para llegar a Efrata. Yo la enterré allí en el camino a Efrata" (esto es, Belén).
8Cuando Israel vio los hijos de José, él dijo: ''¿De quién son estos?" 9José le dijo a su padre: ''Ellos son mis hijos, quienes Dios me ha dado aquí. '' Israel dijo: ''Tráelos a mí, para yo bendecirles.'' 10Ahora los ojos de Israel estaban fallando por su edad, de manera que él no podía ver. Así que José los acercó a él, y él los besó y los abrazó.
11Israel le dijo a José: ''Yo nunca esperaba ver tu rostro otra vez, pero Dios hasta me ha permitido ver a tus hijos.'' 12José los tomó a ellos de entre las rodillas de Israel, y él se inclinó con su rostro en tierra. 13José los tomó a ambos, Efraín en su mano derecha hacia la mano izquierda de Israel, y Manasés en su mano izquierda hacia la mano derecha de Israel, y los llevó cerca de él.
14Israel alcanzó con su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, quien era el más joven, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés. Él cruzó sus manos, porque Manasés era el primogénito. 15Israel bendijo a José diciendo: ''El Dios delante de Quien mis padres Abraham e Isaac caminaron, el Dios que ha tenido cuidado de mí hasta el día de hoy, 16el ángel quien me ha protegido de todo daño, que Él bendiga a estos muchachos. Que mi nombre sea nombrado en ellos, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac. Que ellos puedan crecer a ser una multitud en la tierra.''
17Cuando José vio que su padre puso su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le desagradó. Él tomó la mano de su padre para moverla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés. 18José le dijo a su padre: ''No así, mi padre; porque este es el primogénito. Pon tu mano derecha sobre su cabeza.''
19Su padre rehusó y dijo: ''Yo lo sé, mi hijo, lo sé. Él también llegará a ser un pueblo, y él también será grande. Sin embargo, su hermano menor será más grande que él, y sus descendientes serán una multitud de naciones.'' 20Israel los bendijo a ellos ese día con estas palabras: ''El pueblo de Israel pronunciará bendiciones por los nombres de ustedes diciendo: 'Que Dios te haga como a Efraín y como a Manasés.'" De esta manera, Israel puso a Efraín antes de Manasés.
21Israel le dijo a José: ''Mira, yo estoy a punto de morir, pero Dios estará con ustedes, y los traerá de vuelta a la tierra de sus padres. 22A ti, como a uno que está sobre sus hermanos, yo te doy la ladera de la montaña que tomé de los amorreos con mi espada y mi arco.''

49

1Entonces Jacob llamó a sus hijos, y dijo: "Júntense, y les diré lo que les pasará a ustedes en el futuro. 2Reunánse y escuchen, hijos de Jacob. Escuchen a Israel, su padre.

3Rubén, tú eres mi primogénito, mi poder, y el principio de mi fuerza, sobresaliente en dignidad, y sobresaliente en poder. 4Incontrolable como una corriente de agua que corre, no tendrás la preeminencia, porque subiste a la cama de tu padre. Entonces la profanaste; tú fuiste hasta mi cama.
5Simeón y Leví son hermanos. Armas de violencia son sus espadas. 6Oh mi alma, no entre a su consejo; no te unas a sus reuniones, porque mi corazón tiene demasiado honor para eso. Porque en su enojo, ellos mataron hombres. Fue por placer que mutilaron bueyes.
7Que su ira sea maldita, porque era feroz y su furia, porque era cruel. Yo los dividiré en Jacob y los regaré por Israel.
8Judá, tus hermanos te alabarán. Tu mano estará en el cuello de tus enemigos. Los hijos de tu padre se inclinarán ante ti.
9Judá es un cachorro de león. Mi hijo, has subido desde tus víctimas. Él se encorvó, se agachó como un león, como una leona. ¿Quién se atrevería a despertarlo?
10El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de líder saldrá de entre sus pies, hasta que venga Siloh. Las naciones le obedecerán.
11Amarrando su burro a la vid, y el potro de burro a la vid escogida, él ha lavado sus ropas en vino, y su capa en la sangre de las uvas. 12Sus ojos serán tan oscuros como el vino, y sus dientes tan blancos como la leche.
13Zabulón vivirá a las orillas del mar. Él será un puerto para barcos, y su frontera se extenderá hasta Sidón.
14Isacar es un burro fuerte, acostándose entre los apriscos. 15Él ve un buen lugar de descanso y la tierra placentera. Él doblará su hombro a la carga y se volverá en sirviente para la tarea.
16Dan juzgará a su pueblo como una de las tribus de Israel. 17Dan será una serpiente junto al camino, una serpiente venenosa en el camino que muerde las patas del caballo, para que su jinete se caiga hacia atrás. 18Yo espero por tu salvación, SEÑOR.
19Gad, jinetes lo atacarán, pero él los atacará a ellos en sus talones. 20La comida de Aser será rica, y él proveerá delicias reales. 21Neftalí es una cierva suelto, él tendrá hermosos cervatillos.
22José es una rama llena de frutas, una rama fructífera cerca de un manantial, cuyas ramas suben por encima de la pared. 23Los arqueros lo atacarán y le dispararán y lo acosarán.
24Pero su arco se mantendrá firme, y sus manos serán diestras debido a las manos del Poderoso de Jacob, debido al nombre del Pastor, la Roca de Israel.
25El Dios de tu padre te ayudará, y el Dios Todopoderoso te bendecirá con bendiciones del cielo arriba, bendiciones de la profundidad que está abajo, y bendiciones de los pechos y el vientre.
26Las bendiciones de tu padre son más grandes que las bendiciones de las antiguas montañas o las cosas deseables de las antiguas colinas. Que ellas estén sobre la cabeza de José, incluso sobre la corona de la cabeza del príncipe de sus hermanos.
27Benjamín es un lobo hambriento. En la mañana devorará la presa, y en la tarde dividirá el botín.
28Estas son las doce tribus de Israel. Esto es lo que su padre les dijo cuando les bendijo. A cada uno bendijo con una bendición apropiada. 29Entonces los instruyó y les dijo: "Estoy pronto a irme con mi pueblo. Entiérrenme con mis antepasados en la cueva que está en el campo de Efrón el hitita, 30en la cueva que está en el campo de Macpela, la cual está cerca de Mamre en la tierra de Canaán, el campo que Abraham le compró a Efrón el hitita para ser lugar de sepultura.
31Allí enterraron a Abraham y a Sara, su esposa; allí enterraron a Isaac y a Rebeca, su esposa; y allí yo enterré a Lea. 32El campo y la cueva que está en él fueron comprados de la gente de Het." 33Cuando Jacob terminó de darle estas instrucciones a sus hijos, él haló sus pies sobre la cama, respiró su último aliento, y se fue con su pueblo.

50

1Entonces José estaba tan angustiado que colapsó sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él y lo besó. 2José ordenó a sus sirvientes los médicos que embalsamaran a su padre. Así que los médicos embalsamaron a Israel. 3Ellos tomaron cuarenta días, que era el tiempo completo para embalsamar. Los egipcios lloraron por él setenta días.

4Cuando los días de luto terminaron, José habló a la corte real de Faraón, diciendo: "Si ahora yo he encontrado favor ante sus ojos, por favor hablen a Faraón diciendo: 5'Mi padre me hizo jurar diciendo: "Vean, estoy por morir. Entiérrenme en mi tumba que yo cavé para mí en la tierra de Canaán. Allí ustedes me enterrarán." Ahora, déjenme subir y enterrar a mi padre, y entonces yo regresaré.'" 6Faraón contestó: "Ve y entierra a tu padre, así como te hizo jurar."
7José subió para enterrar a su padre. Todos los oficiales de Faraón fueron con él, los cortesanos de su casa, todos los oficiales de la tierra de Egipto, 8con toda la casa de José y sus hermanos, y la casa de su padre. Pero sus hijos, sus rebaños y sus manadas fueron dejados en la tierra de Gosén. 9Carros y jinetes también fueron con él. Era un grupo muy grande de personas.
10Cuando llegaron al suelo de trillar de Atad al otro lado del Jordán, ellos se lamentaron con grande y dolorosa tristeza. Allí José realizó un duelo de siete días por su padre. 11Cuando los habitantes de la tierra, los cananeos, vieron el duelo en el suelo de Atad, ellos dijeron: ''Esta es una ocasión muy triste para los egipcios." Fue por esto que el lugar fue llamado Abel Mizraim, el cual está mas allá del Jordán.
12Así que sus hijos hicieron por Jacob justo como él les instruyó. 13Sus hijos lo cargaron a la tierra de Canaán y lo enterraron en la cueva en el campo de Macpela, cerca de Mamre. Abraham había comprado la cueva con el campo para lugar de entierro. Él lo había comprado de Efrón el hitita. 14Después de haber enterrado a su padre, José regresó a Egipto, él, junto a sus hermanos y todos los que le acompañaron a enterrar a su padre.
15Cuando los hermanos de José vieron que su padre había muerto, ellos dijeron: "¿Que tal si José guarda ira contra nosotros y quiere devolvernos por completo todo el mal que nosotros le hicimos?" 16Así que ellos solicitaron la presencia de José, diciendo: "Tu padre dio instrucciones antes de morir diciendo: 17'Díganle a José esto: "Por favor, perdona la transgresión de tus hermanos y su pecado con el que ellos te hicieron mal."' Ahora, por favor, perdona los siervos del Dios de tu padre." José lloró cuando ellos le hablaron.
18Sus hermanos también fueron y se postraron frente a él. Ellos dijeron: "Mira, nosotros somos tus siervos." 19Pero José les respondió: "No tengan miedo. ¿Estoy yo en el lugar de Dios? 20En cuanto a ustedes, ustedes pretendieron hacerme daño, pero Dios lo usó para bien, para preservar las vidas de muchas personas, como pueden ver hoy. 21Así que, ahora no tengan miedo. Yo proveeré para ustedes y para sus pequeños hijos." Él los confortó de esta manera y les habló amablemente a sus corazones.
22José vivió en Egipto, junto con la familia de su padre. Él vivió ciento diez años. 23José vio los hijos de Efraín hasta la tercera generación. Él también vio los hijos de Maquir, hijo de Manasés, quienes fueron puestos en las rodillas de José.
24José dijo a sus hermanos: "Yo estoy cercano a morir; pero Dios seguramente vendrá a ustedes y les guiará fuera de esta tierra a la tierra que Él juró dar a Abraham, a Isaac y a Jacob." 25Entonces José hizo que el pueblo de Israel jurara un juramento. Él dijo: "Seguramente Dios vendrá a ustedes. En ese tiempo ustedes deberán cargar mis huesos desde aquí." 26Así que José murió, 110 años de edad. Ellos lo embalsamaron y fue puesto en un ataúd en Egipto.

Éxodo

1

1Estos son los nombres de los hijos de Israel quienes vinieron de Egipto con Jacob, cada uno con su familia: 2Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3Isacar, Zabulón, Benjamín, 4Dan, Neftalí, Gad y Aser.5Todos los que salieron con Jacob era un total de setenta personas. José estaba en Egipto.

6Entonces José, todos sus hermanos y toda aquella generación murieron. 7Los israelitas fueron fructíferos, se multiplicaron grandemente en número y vinieron a ser fuertes y la tierra estaba llena con ellos.
8Entonces un nuevo rey comenzó a gobernar en Egipto, uno que no conocía de José. 9Él le dijo a su pueblo, "Miren, los israelitas son más numerosos y fuertes que nosotros. 10Vengan, tratémoslos sabiamente, de otra manera ellos continuarán creciendo en número, y si somos atacados, ellos se unirán a nuestros enemigos, peleando en contra de nosotros y abandonarán la tierra."
11Así que ellos pusieron mayordomos que los oprimieran con labores fuertes. Los israelitas construyeron ciudades para Faraón: Pitón y Ramsés. 12Pero mientras más los Egipcios los oprimían, mas los israelitas crecían en número y extensión. Así que, los Egipcios comenzaron a temerle a los israelitas.
13Los egipcios hicieron trabajar a los israelitas rigurosamente. 14Ellos hicieron sus vidas amargas con duro servicio con morteros y ladrillos, y toda clase de trabajo en los campos. Todo trabajo requerido era duro.
15Entonces el rey de Egipto habló a las parteras hebreas; el nombre de una de ellas era Sifra, y la otra Puá. 16El dijo: "Cuando ustedes asistan a las mujeres hebreas en su alumbramiento, observen cuando sea el nacimiento. Si es un niño, deben matarlo; pero si es una niña, dejénla vivir." 17Pero las parteras temieron a Dios y no hicieron como el rey de Egipto les ordenó; en su lugar, dejaron que los niños vivieran.
18El rey de Egipto citó a las parteras y les dijo a ellas: "¿Por qué han hecho esto y han permitido que los bebés varones vivan?" 19Las parteras le contestaron al Faraón: "Las mujeres hebreas no son como las mujeres egipcias. Ellas son vigorosas y han terminado de dar a luz antes de que una partera llegue a donde ellas."
20Dios protegió a estas parteras. El pueblo creció en número y se volvió muy fuerte. 21Porque estas parteras temieron a Dios, Él les dio familias a ellas. 22El Faraón le ordenó a todo su pueblo: "Tienen que lanzar a todo varón que nazca hacia el río, pero tienen que dejar vivir a toda mujer."

2

1Ahora, un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de Leví. 2La mujer quedó embarazada y le dió a luz a un hijo. Cuando ella vio que él era un niño sano, ella lo escondió por tres meses.

3Pero cuando ella no podía esconderlo más, ella tomó una canasta de papiro y la selló con betún y brea. Luego ella colocó al niño en la canasta y la colocó entre las cañas en las aguas de la orilla del río. 4Su hermana se paró a la distancia para ver lo que le pasaba a él.
5La hija del Faraón fue a bañarse en el río mientras sus asistentes caminaban a lo largo de la orilla del río. Ella vió la canasta entre las cañas y envió a sus asitentes a que la buscaran. 6Cuando ella la abrió, ella vió al niño. Advirtió, que el bebé estaba llorando. Ella tuvo compasión de él y dijo: "Este ciertamente es un hijo de los Hebreos."
7Luego la hermana del bebé le dijo a la hija del Faraón:"¿Debería yo ir y encontrarte una mujer hebrea para que cuide al niño para ti?" 8La hija del Faraón le dijo a ella: "Ve." Así que la niña fue y buscó a la madre del bebé.
9La hija del faraón le dijo a la mamá del bebé: "Toma este bebé y cuídalo por mí, y yo te pagaré un salario." Así que la mujer tomó el niño y lo cuidó. 10Cuando el niño creció, ella lo llevó a la hija del faraón y él vino a ser su hijo. Ella lo llamó Moisés y dijo: "Porque yo lo saqué de las aguas."
11Cuando Moisés creció, fue a su gente y observó su duro trabajo. El vió a un egipcio golpeando a un hebreo, uno de su propio pueblo. 12Él miró a un lado y al otro lado y cuando él vió que no había nadie allí, él mató al egipcio y escondio su cuerpo en la arena.
13Él salió al día siguiente, y, observó, dos hombres hebreos que estaban peleando. Él le dijo a aquel que estaba equivocado: "¿Porqué golpeas a tu compañero?" 14Pero el hombre dijo: " ¿Quién te hizo líder y juez sobre nosotros? ¿Estás planificando matarme como mataste al egipcio? Entonces a Moisés le dio miedo y dijo: "Lo que yo hice ciertamente es conocido a otros."
15Ahora cuando faraón escuchó esto, él intentó matar a Moisés. Pero Moisés huyó de faraón y se quedó en la tierra de Madián. Allí él se sentó cerca de un pozo. 16Ahora, el sacerdote de Madián tenía siete hijas. Ellas vinieron, sacaron agua, y llenaron los abrevaderos de agua para el rebaño de su padre. 17Los pastores vinieron e intentaron llevárselas, pero Moisés fue y las ayudó. Luego él hecho agua al rebaño.
18Cuando las niñas fueron hacia Reuel su padre, él dijo, "¿Porqué están en casa tan temprano?" 19Ellas dijeron, "Un egipcio nos rescató de unos pastores. Él incluso sacó agua para el rebaño." 20Él le dijo a sus hijas, "Entonces, ¿Donde está él? ¿Porque dejaron al hombre? Llamenlo para que pueda comer con nosotros."
21Moisés aceptó en quedarse con el hombre, quien le iba a dar a su hija Sefora en matrimonio. 22Ella concibió un hijo, y Moisés lo llamó Gersón; él dijo, "Yo he sido un residente en una tierra extraña."
23Un largo tiempo despúes, el rey de Egipto murió. Los Israelitas gimieron por el trabajo de esclavo. Ellos gimieron por ayuda, y sus suplicas subieron a Dios debido a su servidumbre. 24Cuando Dios escuchó sus gemidos, Dios se recordó su pacto con Abraham, con Isaac y con Jacob. 25Dios miró a los Israelitas, y Él comprendió su situación.

3

1Ahora Moisés aún estaba pastoreando el rebaño de Jetro su sueggro, el sacerdote de Madián. Moisés dirigió el rebaño a la lejanía del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios. 2Allí el ángel del SEÑOR se le apareció en un llama en un arbusto. Moisés miró, y observo que el arbusto se estaba quemando, pero no se descomponía. 3Moisés dijo, "Me hecharé a un lado y observaré esta cosa maravillosa, porque el arbusto no se quema."

4Cuando el SEÑOR observó que se apartó para mirar, Dios lo llamó desde el arbusto y le dijo, "Moisés, Moisés." Moisés dijo, "Aquí estoy." 5Dios dijo, "¡No te acerques! Quitate el calzado de tus pies, porque el lugar donde estas parado es tierra dedicada a Mí." 6Él añadió, "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob." Entonces Moisés se cubrió el rostro, pues él tuvo miedo de mirar a Dios.
7El SEÑOR dijo, "Yo he visto el sufrimiento de mi pueblo quienes están en Egipto. Yo he escuchado sus ruegos por sus capataces, pues Yo conozco su sufrimiento. 8Yo he venido para librarlos del poder de los Egipcios y traerles de esas tierras a una buena, y grande tierra, a una tierra donde fluye leche y miel; a las regiones de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.
9Ahora los clamores de las personas de Israel me han llegado. Además, Yo he visto la opresión causada por los Egipcios. 10Ahora entonces, Yo te enviaré a Faraón para que puedas traer a mi pueblo, los Israelitas, fuera de Egipto.
11Pero Moisés le dijo a Dios, "¿Quién soy yo, que iré a Faraón y traeré a los Israelitas de Egipto?" 12Dios contestó, "Yo ciertamente estaré contigo. Esto será por señal para ti de que te he enviado. Cuando saques a mi pueblo de Egipto, ustedes me adorarán en esta montaña."
13Moisés le dijo a Dios, "Cuando vaya a los Israelitas y les diga 'El Dios de sus ancestros me ha enviado a ustedes,' y cuando ellos me pregunten, '¿Cuál es Su nombre?' ¿Qué les diré?" Dios le dijo, "YO SOY EL QUE SOY." 14Dios le dijo, "Debes decirle a los Israelitas, 'EL YO SOY me ha enviado a ustedes.'" 15Dios también le dijo a Moisés "Debes decirle a los Israelitas, 'El SEÑOR, el Dios de tus ancestros, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios e Jacob, me ha enviado a ustedes. Este es mi nombre por siempre, así permaneceré en la mente de todas las generaciones.'
16Ve y junta a los ancianos de Israel. Dile a ellos, 'El SEÑOR, el Dios de sus ancestros, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, se me ha aparecido y me dijo, "Yo ciertamente los he observado y he visto lo que Egipto les ha hecho. 17Yo he prometido sacarlos de la opresión de Egipto a las tierras de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, una tierra donde fluye la leche y la miel.'" 18Ellos te escucharán. Tu y los ancianos de Israel deberán ir delante del rey de Egipto, y deberás decirle, 'EL SEÑOR, el Dios de los Hebreos, se ha encontrado con nosotros. Así que vámonos tres días hacia el desierto, en orden que podamos sacrificarnos al SEÑOR, nuestro Dios.'
19Pero yo sé que el rey de Egipto no les dejarpa ir, a menos que mano sea forzada. 20Yo estrecharé mi mano contra ellos y atacaré a ls Egipcios con todos los milagros que haré entre ellos. 21Yo les daré favor a este pueblo de los Egipcios, para cuando se vayan, no se vayan sin nada. 22Cada mujer va a pedir joyas de oro y plata y ropa de sus vecinas las Egipcias y de cualquier mujer que se hospede allí. Ustedes las pondrán sobre sus hijos e hijas. De esta manera ustedes saquearán a los Egipcios."

4

1Moisés respondió: "¿Pero si no me creen o no me escuchan, pero en su lugar dicen: 'el SEÑOR no se te ha aparecido'?" 2El SEÑOR le dijo a él: "¿Qué es éso en tu mano?" Moisés le dijo: "Una vara". 3El SEÑOR le dijo: "Lánzala al suelo". Moisés la lanzó al suelo, y se convirtió en una serpiente. Moisés huyó de ella.

4El SEÑOR le dijo a Moisés: "Alcánzala con tu mano y tómala por la cola". Entonces él la alcanzó y agarró la serpiente. Otra vez se convirtió en una vara en su mano. 5"Esto es para que ellos puedan creer que el SEÑOR, el Dios de sus ancestros, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob, se te ha aparecido".
6El SEÑOR también le dijo: "Ahora pon tu mano dentro de tu capa". Entonces Moisés puso su mano dentro de su capa. Cuando la sacó, contemplad, su mano estaba leprosa, tan blanca como la nieve. 7El SEÑOR dijo: "Pon tu mano dentro de tu capa otra vez". Entonces Moisés puso su mano dentro de su capa, y cuando la sacó, él vió que estaba saludable otra vez, como el resto de su carne.
8El SEÑOR dijo: "Si ellos no te creen --si ellos no prestan atención a la primera señal de Mi poder o creen en ella, entonces ellos creerán en la segunda señal. 9Y si ellos no creen incluso en estas dos señales de Mi poder, ni te escuchan, entonces toma un poco de agua del río y derrámala sobre la tierra seca. El agua que tomes se convertirá en sangre en la tierra seca".
10Entonces Moisés le dijo al SEÑOR: "Señor, yo nunca he sido eloquente, ni en el pasado ni desde que le hablaste a tu siervo. Yo soy lento en el hablar y lento de lengua". 11El SEÑOR le dijo a él: "¿Quién fue el que hizo la boca del hombre? ¿Quién es el que hace a un hombre mudo, o sordo, o que pueda ver, o ciego? ¿No soy Yo, el SEÑOR? 12Así que ahora ve y Yo estaré con tu boca y te enseñaré que decir". 13Pero Moisés dijo: "Señor, por favor envía cualquier otra persona, a quien sea que desees enviar".
14Entonces el SEÑOR se enojó con Moisés. Él dijo: "¿Qué tal Aarón, tu hermano, el Levita? Yo sé que él habla bien. Más aún, él viene a encontrarse contigo, y cuando te vea, él se alegrará en su corazón. 15Tu le hablarás y pondrás las palabras a decir en su boca. Yo estaré con tu boca y con la boca de él, y Yo les mostraré a ambos qué hacer. 16Él le hablará a la gente en tu lugar. Él será tu boca y tú le serás a él como Yo, Dios. 17Tú llevarás en tu mano esta vara. Con ella tu harás las señales".
18Entonces Moisés regresó a Jetro, su suegro, y le dijo: "Déjame ir, para poder regresar donde mis parientes quienes están en Egipto y ver si ellos aún están vivos". Jetro le dijo a Moisés: "Ve en paz". 19El SEÑOR le dijo a Moisés en Madián: "Ve, regresa a Egipto, ya que todos los hombres que trataban de tomar tu vida están muertos". 20Moisés tomó a su esposa y a sus hijos y los puso en un burro. Él regreso a la tierra de Egipto, y tomó la vara de Dios en su mano.
21El SEÑOR le dijo a Moisés: "Cuando regreses a Egipto, ve que hagas ante Faraón todas las maravillas que he puesto en tu poder. Pero endureceré su corazón, y él no dejará ir al pueblo. 22Debes decirle a Faraón: 'Esto es lo que dice el SEÑOR: Israel es Mi hijo, Mi primógenito, 23y Yo te digo a ti: Deja ir a Mi hijo, para que él pueda adorarme. Pero como te haz negado a dejarle ir, Yo ciertamente mataré a tu hijo, tu primógenito'".
24Ahora, en el camino, cuando ellos se detuvieron por la noche, el SEÑOR se encontró con Moisés e intentó matarlo. 25Entonces Séfora tomó un cuchillo de piedra y le cortó el prepucio a su hijo, y lo puso a sus pies. Entonces ella dijo: "Ciertamente tu eres un novio para mí por la sangre". 26Así que el SEÑOR lo dejó en paz. Ella dijo: "Tú eres un novio de sangre" a causa de la circuncisión.
27El SEÑOR le dijo a Aarón: "Ve al desierto y encuéntrate con Moisés". Aarón fue a verlo, lo encontró en la montaña de Dios, y lo besó. 28Moisés le dijo a Aarón todas las palabras que el SEÑOR que le había enviado a decir y todas las señales del poder del SEÑOR que Él le había ordenado hacer.
29Entonces Moisés y Aarón fueron y juntaron a todos los ancianos de los israelitas. 30Aarón les habló todas las palabras que el SEÑOR le había hablado a Moisés. Él también mostró las señales del poder del SEÑOR a la vista de las personas. 31La gente creyó. Cuando ellos escucharon que el SEÑOR había observado a los israelitas y que había visto su opresión, entonces ellos inclinaron sus cabezas y Lo adoraron.

5

1Después que estas cosas sucedieron, Moisés y Aarón fueron al Faraón y dijeron: "Esto es lo que el SEÑOR, el Dios de Israel, dice: 'Deja ir a mi pueblo, para que así ellos puedan tener una fiesta para Mí en el desierto.'" 2Faraón dijo: "¿Quién es el SEÑOR? ¿Por qué debo escuchar Su voz y permitir a Israel irse? Yo no conozco a el SEÑOR; por otra parte, yo no permitiré que Israel se vaya."

3Ellos dijeron: "El Dios de los hebreos se ha reunido con nosotros. Déjanos ir en un viaje de tres días hacia el desierto y sacrificar para el el SEÑOR nuestro Dios, para que así Él no nos ataque con plaga o con espada." 4Pero el rey de Egipto les dijo: "Moisés y Aarón, ¿por qué están tomando al pueblo de su trabajo? Vuelvan a su trabajo." 5Él también dijo: "Ahora hay muchos hebreos en nuestra tierra, y tú estás haciendo que detengan su trabajo."
6En ese mismo día, Faraón dio una orden a los capataces de esclavos y los supervisores del pueblo. Él dijo: 7"A diferencia de antes, ustedes ya no deben darle al pueblo paja para hacer ladrillos. Déjenlos ir y que junten paja por sí mismos. 8Sin embargo, aun así ustedes deben demandar de ellos el mismo número de ladrillos que hacían antes. No acepten nada menos, porque ellos son perezosos. Es por esto que ellos están clamando y diciendo: 'Permítenos ir y sacrificar para nuestro Dios.' 9Aumenten la carga de trabajo a los hombres para que así ellos se mantengan en eso y no presten más atención a las palabras engañosas."
10Así que los capataces de esclavos y los supervisores salieron e informaron al pueblo. Ellos dijeron: "Esto es lo que Faraón dice: 'Ya no les daré mas paja. 11Ustedes mismos deben ir y conseguir paja donde sea que la puedan encontrar, pero su carga de trabajo no será reducida.'"
12Así que el pueblo se esparció a través de toda la tierra de Egipto para juntar manojos de paja. 13Los capataces de esclavos seguían apresurándolos y diciendo: "Terminen su trabajo, así como cuando la paja les era dada a ustedes." 14Los capataces de esclavos del Faraón golpeaban a los supervisores israelitas, aquellos mismos hombres a quienes ellos colocaron a cargo de los trabajadores. Los capataces de esclavos seguían preguntando: "¿Por qué ustedes no producen todos los ladrillos que se les requieren, ya sea ayer y hoy, como ustedes solían hacer en el pasado?"
15Así que los supervisores israelitas vinieron donde el Faraón y se quejaron. Ellos dijeron: "¿Por qué estás tratando a tus sirvientes de esta manera? 16Ya ninguna paja le está siendo dada a tus sirvientes, pero todavía ellos nos dicen: '¡Hagan más ladrillos!' Nosotros, tus sirvientes, incluso estamos siendo golpeados ahora, pero es la culpa de tu propio pueblo." 17Pero Faraón dijo: "¡Ustedes son perezosos! ¡Ustedes son perezosos! Ustedes dicen: 'Permítenos ir a sacrificar para el el SEÑOR.' 18Así que ahora vayan de vuelta a trabajar. Ninguna paja más les será dada a ustedes, pero todavía deben hacer el mismo número de ladrillos."
19Los supervisores israelitas vieron que ellos estaban en problemas cuando se les dijo: "No deben reducir el número diario de ladrillos." 20Ellos se encontraron con Moisés y Aarón, quienes estaban parados afuera del palacio, mientras ellos se fueron lejos del Faraón. 21Ellos le dijeron a Moisés y Aarón: "Que el el SEÑOR los mire y los castigue, porque ustedes nos han hecho ofensivos a la vista del Faraón y sus sirvientes. Ustedes han puesto una espada en su mano para matarnos."
22Moisés se tornó alel SEÑOR y dijo: "Señor, ¿por qué has causado problemas para este pueblo? ¿Por qué me enviaste en primer lugar? 23Desde que yo vine al Faraón a hablarle en tu nombre, él ha causado problema para este pueblo, y tú no has liberado a tu pueblo en lo absoluto."

6

1Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: "Ahora tú verás lo que Yo le haré a Faraón. Tú verás esto, pues él los dejará ir por mi mano fuerte. Por causa de mi mano fuerte, él los expulsará de su tierra."

2DIOS habló a Moisés y le dijo: "Yo soy el SEÑOR. 3Yo me le aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como DIOS todo poderoso; pero por Mi nombre, el SEÑOR, Yo no era conocido a ellos. 4Yo también establecí un pacto con ellos, de manera que les daría la tierra de Canaan, la tierra donde no vivían como ciudadanos, la tierra en el cual ellos vagabundeaban. 5Además, Yo he escuchado el gemido de los Israelitas a quienes los Egipcios han esclavizado, y he llamado a memoria Mi pacto.
6Por lo tanto, dí a los Israelitas: 'Yo soy el SEÑOR. Yo los sacaré de la esclavitud bajo los Egipcios, y Yo los liberaré de su poder. Yo los rescataré a ustedes con una muestra de Mi poder, y con poderosos actos de juicio. 7Yo los traeré a Mi como mi gente, y Yo seré su DIOS. Ustedes sabrán que Yo soy el SEÑOR su Dios, quien los sacó de la esclavitud bajo los Egipcios.
8Yo los traeré a ustedes a la tierra que le juré a Abraham, a Isaac y a Jacob. Yo se la daré a a ustedes como posesión. Yo soy el SEÑOR. 9Cuando Moisés le dijo esto a los Israelitas, ellos no lo escuchaban a el por causa del desánimo de su dura esclavitud.
10Así el SEÑOR habló a Moisés y dijo: 11"Vé y dí a Faraón, rey de Egipto, que deje ir a la gente de Israel de su tierra." 12Moisés dijo al SEÑOR: "Si los Israelitas no me han escuchado a mí, ¿por qué el Faraón me escuchará, ya que no soy bueno hablando?" 13El SEÑOR habló a Moisés y a Aarón. Él les dio una orden para los Israelitas y el Faraón, rey de Egipto, de sacar los Israelitas fuera de la tierra de Egipto.
14Éstas eran las cabezas de las casas de sus padres: los hijos de Rubén, el primogénito de Israel, fueron Hanóc, Falú, Hezrón y Carmi. Éstos eran el clan los ancestros de Rubén. 15Los hijos de Simeón eran Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar, y Saúl, el hijo de una mujer Cananea. Éstos eran el clan los ancestros de Simeón.
16Aquí están enumerados los nombres de los hijos de Leví, junto con sus descendientes. Ellos fueron Gersón, Coat y Merari. Leví vivió hasta que tenía 137 años de edad. 17Los hijos de Gersón fueron Libni y Simei. 18Los hijos de Cohat fueron Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. Cohat vivió hasta que tenía 133 años de edad. 19Los hijos de Merari fueron Mahli, Musi. Éstos se convirtierón en el clan ancestro de los Levitas, junto con sus descendientes.
20Amram se casó con Jocabed, la hermana de su padre. Ella le dio a Aarón y a Moisés. Amram vivió 137 años y luego murió. 21Los hijos de Izhar fueron Coré, Nefeg y Zicri. 22Los hijos de Uziel fueron Misael, Elzafán y Sitri.
23Aaron se casó con Eliseba, hija de Aminadab, hermana de Naasón. Ella le dio a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 24Los hijos de Coré fueron Asir, Elcana y Abiasaf. Éstos eran el clan los ancestros de los Coreítas. 25Eleazar, hijo de Aaron, se casó con una de las hijas de Futiel. Ella le dio a el Finees. Éstos eran la cabeza de la casa de los padres entre los Levitas, junto con sus descendientes.
26Éstos dos hombres eran el Aarón y Moisés a quien el SEÑOR dijo: "Saquen a los Israelitas de la tierra de los Egipcios, por sus grupos de guerreros." 27Aarón y Moisés hablaron al Faraón, rey de Egipto, para que les permitiera sacar a los Israelitas de la tierra de Egipto. Éstos eran los mismo Moisés y Aarón.
28Cuando el SEÑOR habló a Moisés en la tierra de Egipto, 29Él le dijo: "Yo soy el SEÑOR. Dí a Faraón, rey de Egipto, todo lo que Yo te diga." 30Pero Moisés le dijo al SEÑOR: "Yo no soy bueno hablando, ¿entonces por qué el Faraón me escuchará?

7

1El SEÑOR le dijo a Moisés: "Mira, Yo te he hecho como un dios para Faraón. Aarón, tu hermano, será tu profeta. 2Tú dirás todo lo que Yo te ordene que digas. Aarón, tu hermano, hablará a Faraón para que él deje salir de su tierra al pueblo de Israel.

3Pero Yo endureceré el corazón de Faraón y Yo mostraré muchas señales de Mi poder, muchas maravillas, en la tierra de Egipto. 4Pero Faraón no los escuchará a ustedes, así que Yo pondré mi mano sobre Egipto y sacaré a mis grupos de luchadores, mi pueblo, los descendientes de Israel, fuera de la tierra de Egipto con grandes actos de castigo. 5Los egipcios sabrán que Yo soy el SEÑOR cuando los alcance con mi mano en Egipto y saque a los Israelitas de entre ellos."
6Moisés y Aarón lo hicieron así; ellos hicieron justo como el SEÑOR les ordenó. 7Moisés tenía ochenta años y Aarón tenía ochenta y tres años cuando ellos le hablaron a Faraón.
8El SEÑOR le dijo a Moisés y a Aarón: 9"Cuando Faraón les diga a ustedes: 'Hagan un milagro', tú le dirás a Aarón: 'Toma tu vara y lánzala delante de Faraón, para que se convierta en una serpiente.'" 10Entonces Moisés y Aarón fueron donde Faraón, y ellos hicieron justo como el SEÑOR les había ordenado. Aarón lanzó su vara delante de Faraón y sus sirvientes, y ésta se convirtió en una serpiente.
11Luego, Faraón llamó también a sus hombres sabios y hechiceros. Ellos hicieron lo mismo con su magia. 12Cada hombre lanzó su vara, y las varas se convirtieron en serpientes. Pero la vara de Aarón se tragó las serpientes de ellos. 13El corazón de Faraón fue endurecido y él no escuchó, justo como el SEÑOR había dicho.
14El SEÑOR le dijo a Moisés: "El corazón de Faraón está duro, y él se niega a dejar ir al pueblo. 15Vé al Faraón en la mañana cuando él vaya para el agua. Paraté a la orilla del río para que te encuentres con él, y toma en tu mano la vara que se había convertido en serpiente.
16Dile a él: el SEÑOR, el Dios de los Hebreos, me ha enviado a ti para decirte: 'Deja ir a mi pueblo, para que me pueda adorar en el desierto. Hasta ahora tú no haz escuchado.' 17El SEÑOR dice esto: 'Por esto conocerás que Yo Soy el SEÑOR. Yo voy a golpear el agua del Río Nilo con la vara que está en mi mano y el río se convertirá en sangre. 18Los peces que están en el río morirán y el río apestará. Los Egipcios no podrán tomar agua del río.'"
19Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: "Dile ésto a Aarón: 'Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, y sobre sus ríos, arroyos, estanques y todas sus charcas, para que así sus aguas se conviertan en sangre. Haz esto para que haya sangre a través de toda la tierra de Egipto, incluso en los contenedores de madera y piedra.""
20Moisés y Aarón hicieron como el SEÑOR les ordenó. Aarón levantó la vara y golpeó el agua en el río, a la vista de Faraón y sus sirvientes. Toda el agua en el río se convirtió en sangre. 21Los peces en el río murieron y el río comenzó a apestar. Los Egipcios no podían tomar agua del río y la sangre estaba en todas partes de la tierra de Egipto. 22Pero los magos de Egipto hicieron lo mismo con su magia, así que el corazón de Faraón fue endurecido y se negó a escuchar a Moisés y Aarón, justo como el SEÑOR había dicho que ocurriría.
23Entonces, Faraón regresó y fue a su casa. Él ni tan siquiera le prestó atención a esto. 24Todos los egipcios cavaron alrededor del río para tomar agua, pero ellos no podía tomar el agua del mismo río. 25Siete días pasaron después que el SEÑOR atacó el río.

8

1Luego el SEÑOR habló a Moisés, "Ve al Faraon y dile: 'el SEÑOR dice: Deja ir a mi pueblo para que me adore. 2Si te niegas a dejarlos ir, Yo afligiré todo tu país con ranas. 3El río se llenará de ranas. Saldrán e irán dentro de sus casas, sus dormitorios y sus camas. Entrarán en las casas de sus sirvientes. Irán a tu gente, a tus hornos y a tus envases de amasar.4Las ranas te atacarán a tí, a tu gente y a tus sirvientes.'"

5El SEÑOR dijo a Moisés: "Dile a Aarón: Extiende tu mano y tu vara sobre los ríos, arroyos y charcas, y haz que salgan ranas sobre la tierra de Egipto." 6Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto y las ranas salieron y cubrieron la tierra de Egipto. 7Pero los magos hicieron lo mismo con sus magias: ellos sacaron ranas sobre la tierra de Egipto.
8Luego, Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: "Oren al SEÑOR para que saque las ranas de mí y de mi gente. Luego yo dejaré ir al pueblo, para que ellos puedan hacer sacrificio a Él. 9Moisés dijo a Faraón: "Tú puedes tener el privilegio de decirme cuando debo orar por tí, tus siervos y tu gente, para que las ranas puedan ser sacadas de tí, tus casas y permanezcan solo en el río.
10Faraón dijo: "Mañana." Moisés dijo: "Que sea como tu haz dicho, para que tu puedas saber que no hay nadie como el SEÑOR, nuestro Dios. 11Las ranas se irán de tí, de tus casas y de tus sirvientes y de tu gente. Ellas permanecerán sólo en el río. 12Moisés y Aarón salieron de la presencia de Faraón. Luego Moisés clamó al SEÑORconcerniente a las ranas que Él había traído al Faraón.
13El SEÑOR hizo como Moisés pidió: los sapos murieron en las casas, las cortes y los campos. 14La gente las reunió en pilas y la tierra apestaba. 15Pero cuando Faraón vió que había alivio, endureció su corazón y no escuchó a Moisés ni a Aarón, así como el SEÑOR había dicho que haría.
16El SEÑOR dijo a Moisés: "Dile a Aarón: 'Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que pueda convertirse en jejenes a través de toda la tierra de Egipto'". 17Ellos hicieron así: Aarón extendió su mano y su vara. Golpeó el polvo de la tierra. Jejenes llegaron hasta los hombres y las bestias. Todo el polvo de la tierra se convirtió en jejenes a través de toda la tierra de Egipto.
18Los magos trataron de producir los jejenes con su magia, pero no pudieron. Había jejenes sobre las personas y los animales. 19Los magos le dijeron al Faraón: "Esto es el dedo de Dios." Pero el corazón de Faraón estaba endurecido, así que se negó a escucharlos. Era justo como el SEÑOR había dicho que el Faraón haría.
20El SEÑOR dijo a Moisés: "Levántate temprano en la mañana y ponte en pie frente al Faraón cuando él salga para el río. Dile: 'el SEÑOR dice: "Deja ir a mi pueblo para que puedan adorarme. 21Si no dejas ir a mi pueblo, yo enviaré enjambres de moscas a tí, a tus sirvientes, a tu gente y al interior de tus casas. Las casas de los egipcios estarán llenas de enjambres de moscas y toda la tierra que ellos estén estará llena de moscas.
22Pero en ese día, Yo trataré la tierra de Gosén diferente, la tierra donde mi pueblo está vivendo, para que los enjambres de moscas no estén a allí. Esto lo haré para que ustedes sepan que Yo Soy el el SEÑOR en medio de esta tierra. 23Haré una distinción entre mi gente y tu gente. Esta señal de mi poder tomará lugar mañana.'" 24El el SEÑOR hizo así, y densos enjambres de moscas vinieron a la casa de Faraón y a las casas de sus siervos. A través de toda la tierra de Egipto, la tierra fue arruinada por causa de los enjambres de moscas.
25Faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: "vayan y hagan sacrificio a su Dios en nuestra tierra." 26Moisés dijo: "No está bien para nosotros que hagamos eso, porque los sacrificios que hacemos al SEÑOR nuestro Dios son asquerosos para los egipcios. Si hacemos sacrificios delante de sus ojos, que son asquerosos para los egipcios, ¿no nos apedrearán? 27No, es un viaje de tres días por el desierto el que tenemos que hacer, para así ofrecer el sacrificio al nuestro Dios, como Él nos ha ordenado."
28Faraón dijo: "yo les permitiré ir y hacer sacrificio al SEÑOR su Dios en el desierto. Solo que no deben ir muy lejos y orad por mí. 29Moisés dijo: "Tan pronto salga de tu presencia yo oraré al SEÑOR para que los enjambres de moscas los dejen a tí, Faraón, a tus siervos y a tu gente mañana. Pero tu no debes tratarnos de forma engañosa impidiendo a nuestra gente salir a ofrecer sacrificios al SEÑOR.
30Moísés salió de la presencia de Faraón y oró al SEÑOR. 31El SEÑOR hizo como Moísés le pidió: removió los enjambres de moscas de Faraón, sus siervos y su gente. Ninguna permaneció. 32Pero Faraón endureció su corazón también esta vez y no dejó ir al pueblo.

9

1Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: "Ve a donde Faraón y dile a él, 'el SEÑOR, el Dios de los Hebreos, dice esto: "Deja ir a Mi pueblo para que ellos puedan adorarme a Mí.' 2Pero si tú te niegas a dejarlos ir, si tú aún los retienes, 3entonces la mano del SEÑOR estará sobre tu ganado en los campos y en los caballos, asnos, camellos, manadas, y rebaños, y causará una terrible enfermedad. 4El SEÑOR tratará el ganado de Israel y el ganado de Egipto diferente: ningún animal que le pertenezca a los israelitas morirá.

5El SEÑOR ha establecido un tiempo; Él ha dicho: 'Será mañana que yo haré ésta cosa en la tierra.'" 6El SEÑOR hizo esto al siguiente día: todo el ganado de Egipto murió. Pero ninguno de los animales de los Israelitas murió, ni un sólo animal. 7Faraón investigó, y, contemplad, ni un sólo animal de los Israelitas murió. Pero su corazón era terco, así que no dejó ir al pueblo.
8Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés y a Aarón: "Toma algunos puñados de cenizas de la caldera. Tú, Moisés, debes lanzar las cenizas al aire mientras Faraón observa. 9Ellas se convertirán en polvo fino sobre toda la tierra de Egipto. Ellas causarán ampollas e irritaciones que brotarán sobre la gente y animales a través de toda la tierra de Egipto." 10Así que Moisés y Aarón tomaron cenizas de la caldera y se pararon frente a Faraón. Entonces Moisés arrojó las cenizas al aire. Las cenizas causaron que ampollas e irritaciones brotaran sobre la gente y los animales.
11Los magos no podían resistir a Moisés por causa las ampollas, porque las ampollas estaban sobre ellos y sobre todos los demás egipcios. 12El SEÑOR endureció el corazón de Faraón, así que Faraón no escuchó a Moisés ni a Aarón. Esto era justamente lo que el SEÑOR le dijo a Moisés que Faraón haría.
13Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: "Levántate temprano en la mañana, párate frente a Faraón, y dile a él: 'el SEÑOR, el Dios de los Hebreos, dice así: "Deja ir a Mi pueblo para que ellos me puedan adorar. 14Porque para este tiempo Yo enviaré todas mis plagas sobre ti mismo, sobre tus sirvientes y tu pueblo. Yo haré esto para que tú sepas que no hay otro como Yo en toda la tierra.
15A este punto, Yo pude haber extendido mi mano y haberte atacado a ti y a tu pueblo con enfermedades, y tú hubieras sido erradicado de la tierra. 16Pero fue por esta razón que Yo permití que tú sobrevivieras: de manera que Yo pudiera mostrarte a ti Mi poder, para que Mi nombre pudiera ser proclamado a través de toda la tierra. 17Tú todavía te estás levantando en contra de Mi pueblo al no dejarlos ir.
18¡Escucha! Mañana, para esta hora, Yo traeré una tormenta de granizo muy fuerte, como nunca antes ha sido vista en Egipto, desde el día que empezó hasta ahora. 19Ahora pues, envía hombres y reúne tu ganado y todo lo que tienes en los campos en un lugar seguro. Todo hombre y animal que se encuentre en el campo y no es traído a casa --el granizo descenderá sobre ellos, y ellos morirán."
20Entonces, aquellos sirvientes de Faraón quienes creyeron en el mensaje del SEÑOR se apresuraron a traer sus esclavos y ganado a sus casas. 21Pero aquellos quienes no tomaron el mensaje del SEÑOR en serio dejaron sus esclavos y ganado en los campos.
22Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: "Extiende tu mano hacia el cielo para que haya granizo en toda la tierra de Egipto, sobre la gente, sobre animales, y sobre todas las plantas en los campos a través de la tierra de Egipto." 23Moisés extendió con su vara hacia el cielo, y el SEÑOR envió truenos, granizo, y rayos al suelo. Él tambien hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto. 24Así que hubo granizo y relámpagos mezclados con granizo, muy severo, tal como nunca había ocurrido en la tierra de Egipto desde que se convirtió en nación.
25A través de toda la tierra de Egipto, el granizo golpeó fuertemente todos los campos, tanto personas como animales. Golpeó fuertemente cada planta en los campos y partió cada árbol. 26Sólo en la tierra de Gosén, donde los Israelitas vivían, no hubo granizo.
27Entonces Faraón envió hombres a citar a Moisés y a Aarón. Él le dijo a ellos: "Yo he pecado esta vez. El SEÑOR es justo, y yo y mi pueblo somos malvados. 28Ora al SEÑOR, porque los poderosos relámpagos y granizo son demasiado. Yo los dejaré ir, y ustedes no se quedarán aquí más tiempo."
29Moisés le dijo a él: "Tan pronto como yo deje la ciudad, yo extenderé mis manos hacia el SEÑOR. El trueno se detendrá, y no habrá más granizo. De esta manera sabrás que la tierra le pertenece al SEÑOR. 30Pero en cuanto a ti y a tus sirvientes, yo sé que ustedes realmente no honran al SEÑOR Dios."
31Ahora, el lino y la cebada fueron arruinados, porque la cebada estaba madurando en su espiga y el lino estaba floreciente. 32Pero el trigo y el centeno no recibieron daño porque era una cosecha tardía. 33Cuando Moisés dejó a Faraón y la ciudad, él extendió sus manos hacia el SEÑOR; el trueno y el granizo se detuvo, y la lluvia dejó de caer.
34Cuando Faraón vió que la lluvia, el granizo, y el trueno habían cesado, él pecó otra vez y endureció su corazón, junto con sus sirvientes. 35El corazón de Faraón estaba endurecido, así que el no dejó ir al pueblo de Israel. Esta era la manera que el SEÑOR le había dicho a Moisés que Faraón actuaría.

10

1El el SEÑOR dijo a Moisés: "Ve a Faraón, pues he endurecido su corazón y los corazones de sus sirvientes. He hecho esto para mostrar las señales de mi poder entre ellos. 2También he hecho esto para que le puedas contar a tus hijos y nietos las cosas que he hecho, cúan fuertemente he tratado a Egipto y cómo he dado varias señales de mi poder entre ellos. De esta forma sabrás que yo soy el el SEÑOR."

3Así que Moisés y Aarón fueron a Faraón y le dijeron: "el SEÑOR, el Dios de los hebreos, dice esto: '¿Por cuánto tiempo te rehusarás a humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo para que me puedan alabar. 4Pero si te rehúsas en dejar a mi pueblo ir, escucha, mañana enviaré langostas a tu tierra.
5Estas cubrirán la superficie del suelo para que nadie pueda ver la tierra. Comerán los restos de lo que sea que haya escapado del granizo. Estas también comerán de todo árbol que crece para ti en los campos. 6Estas llenarán tus casas, las de tus sirvientes y las de todos los egipcios—algo que ni tu padre ni tu abuelo jamás haya visto, nada que se haya visto desde el día que estuvieron en esta tierra hasta este día.''' Luego Moisés se fue y se retiró de Faraón.
7Los sirvientes del Faraón le dijeron: "¿Por cuánto tiempo este hombre será una amenaza para nosotros? Deja ir a los israelitas para que alaben al SEÑOR su Dios. ¿Todavía no entiendes que Egipto está destruído?" 8Moisés y Aarón fueron traídos otra vez al Faraón, quien les dijo: "Vayan y alaben al SEÑOR su Dios. Pero ¿qué pueblo irá?"
9Moisés dijo: "Nos iremos con nuestros jóvenes y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas. Nos iremos con nuestros rebaños y manadas, pues celebraremos un festival para el SEÑOR." 10Faraón les dijo: "Que el SEÑOR esté con ustedes, si en algún momento los dejo ir y a sus pequeños. Miren, tienen malas intenciones. 11¡No! Vayan sólo con los hombres de entre ustedes y alaben al SEÑOR, pues eso es lo que quieren." Luego Moisés y Aarón fueron echados fuera de la presencia de Faraón.
12Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: "Extiende con tu mano sobre la tierra de Egipto a las langostas, para que estas puedan atacar la tierra de Egipto y comer cada planta que hay en ella, todo lo que el granizo dejó." 13Moisés extendió con su vara sobre la tierra de Egipto y el SEÑOR trajo un viento del este sobre la tierra todo ese día y esa noche. Cuando fue de mañana, el viento del este trajo las langostas.
14Las langostas recorrieron toda la tierra de Egipto e infectaron todas sus partes. Nunca antes hubo un enjambre de langostas en la tierra y nada como esto vendrá después. 15Cubrieron la superficie de toda la tierra para que hubiera oscuridad. Se comieron cada planta de la tierra y todas las frutas de los árboles que el granizo dejó. En toda la tierra de Egipto no quedó planta verde, ni árbol o planta en los campos.
16Luego el Faraón rápidamente convocó a Moisés y Aarón y dijo: "He pecado contra el SEÑOR su Dios y contra ustedes. 17Ahora bien, perdonen mi pecado esta vez y oren al SEÑOR su Dios para que él aparte de mí esta muerte." 18Así que Moisés se apartó de delante del Faraón y oró al SEÑOR.
19El SEÑOR trajo un fuerte viento del oeste que recogió todas las langostas y las arrastró al Mar Rojo; ni una langosta quedó en todo el territorio de Egipto. 20Pero el SEÑOR endureció el corazón del Faraón y Faraón no dejó ir a los israelitas.
21Luego el SEÑOR dijo a Moisés: "Extiende tu mano hacia el cielo para que haya oscuridad sobre la tierra de Egipto, oscuridad que pueda ser sentida." 22Moisés extendió su mano hacia el cielo y hubo una densa oscuridad en toda la tierra de Egipto por tres días. 23Nadie podía ver nada; ninguno salió de su casa por tres días. Sin embargo, todos los israelitas tenían luz en el lugar donde vivían.
24Faraón convocó a Moisés y dijo: "Ve a alabar al SEÑOR. Hasta tus familias pueden ir contigo, pero tus rebaños y manadas se deben quedar." 25Pero Moisés dijo: "Nos debes dar también animales para sacrificios y holocaustos para que los podamos sacrificar para el SEÑOR nuestro Dios. 26Nuestro ganado también debe ir con nosotros; ni una pezuña de ellos se quedará atrás, pues nosotros debemos tomarlos para alabar al SEÑOR nuestro Dios. Pues nosotros no sabemos con qué debemos alabar al SEÑOR hasta que lleguemos allí."
27Pero el SEÑOR endureció el corazón del Faraón y no los dejó ir. 28Faraón dijo a Moisés: "¡Apártate de mí! Ten cuidado de una cosa, que no me vuelvas a ver, pues en el día que me veas el rostro, morirás." 29Moisés dijo: "Tú mismo has hablado. Yo no volveré a ver tu rostro."

11

1Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: "Aún hay una plaga más que traeré sobre Faraón y Egipto. Después de esto, él te dejará ir de aquí. Cuando finalmente te deje ir, te guiará completamente fuera. 2Instruye a tu pueblo para que todo hombre y toda mujer pida a su prójimo por artículos de plata y oro." 3En este momento el SEÑOR había hecho que los Egipcios quisieran complacer a los israelitas. Más aún, el hombre, Moisés había logrado la aprobación a la vista de todos los sirvientes de Faraón y al pueblo de Egipto.

4Moisés dijo: "El SEÑOR dice esto: 'A medianoche pasaré por Egipto. 5Todo primogénito de la tierra de Egipto morirá, desde el primogénito de Faraón, sentado en su trono, hasta el primogénito de la mujer esclava que se sienta detrás del molino y el primogénito del ganado.
6Habrá un gran clamor por toda la tierra de Egipto, como el que nunca ha habido y el que nunca volverá a haber. 7Pero ni aún un perro ladrará contra el pueblo de Israel, ni contra hombre o bestia. De esta manera sabrán que estoy tratando a los egipcios y los israelitas de manera distinta'. 8Todos tus sirvientes, Faraón, llegarán a mí y se inclinarán ante mí. Ellos dirán: '¡Vayan, ustedes y todo su pueblo que los persiguen!'. Luego de esto yo saldré." Luego él partió con gran ira de la presencia del Faraón.
9El SEÑOR dijo a Moisés: "Faraón no te escuchará. Esto es por que yo haré muchas maravillas en la tierra de Egipto." 10Moisés y Aarón hicieron maravillas ante Faraón. Pero el SEÑOR endureció el corazón de Faraón, y Faraón no dejó que el pueblo de Israel saliera de su tierra.

12

1El SEÑOR habló a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto. Él dijo: 2"Para ustedes este mes será el comienzo de meses, el primer mes del año para ustedes.

3Digan a la asamblea de Israel: 'En el décimo día de este mes deben coger una oveja o un cabro jóven para ellos, cada familia haciéndo esto, una oveja para cada hogar. 4Si el hogar es muy pequeño para un cordero, el hombre y su vecino deben coger suficiente carne de cordero o cabrito que sea suficiente para el número de personas. Debe ser suficiente para que todos coman, así que deben coger suficiente carne para alimentarlos a todos.
5Tus corderos o cabritos debe estar sin defecto, un macho de un año. Ustedes pueden coger una oveja o cabros. 6Lo deben mantener hasta el día catorce de ese mes. Después toda la asamblea de Israel debe matar estos animales en el crepúsculo. 7Deben coger alguna de la sangre y ponerla en las jambas de puertas y los marcos de las puertas de las casas donde comerán la carne. 8Deben comer la carne esa noche, luego de asarla sobre el fuego. Cómanla con pan hecho sin levadura, junto con hierbas amargas.
9No se la coman cruda o hervida en agua. En vez deben asarla sobre el fuego con su cabeza, las patas, y sus partes internas. 10No deben dejar que quede nada de él en la mañana. Deben quemar cualquier cosa que sobre en la mañana. 11Así es como se debe comer: con tu correa amarrada, tus zapatos puestos en tus pies, tu callado en tu mano. Debes comerla rápido. Eso es la Pascua del SEÑOR.
12El SEÑOR dice así: Iré a traves de la tierra de Egipto en la noche y atacaré a todo primogénito de hombre o animal en la tierra de Egipto. Traeré castigo a todos los dioses de Egipto. Yo soy el SEÑOR. 13La sangre será señal en sus casas para Mi venida a ustedes. Cuando Yo vea la sangre, Yo pasaré sobre ustedes cuando ataque la tierra de Egipto. Esta plaga no vendrá a ustedes y no los destruirá. 14Este día se convertirá en un día de recordatorio para ustedes, y que deben observar como un festival al SEÑOR. Siempre sera una ley para ustedes, a lo largo de las generaciones de su pueblo deben observar este día.
15Comerán el pan sin levadura durante siete días. En el primer día removerán la levadura de sus casas. Cualquiera que coma levadura el pan desde el primer día hasta el séptimo día, esa persona será cortada de Israel. 16En el primer día habrá una asamblea apartada para Mí, y en el séptimo día habrá una reunión. Ningún trabajo se hará en estos días, excepto cocinar para que todos coman. Ese debe ser el único trabajo hagan ustedes.
17Deben observar este Festival del pan sin levadura porque es en este día en que habré traído a su pueblo, grupo armado por grupo armado, fuera de la tierra de Egipto. Así que deben observar este día a traves de las generaciones. Esta siempre será una ley para ustedes. 18Deben comer pan sin levadura desde el crepúsculo del día catorce en el primer mes del año hasta el crepúsculo del día veintiuno del mes.
19Durante estos siete días, no se encontrará levadura en sus casas. Cualquiera que coma pan hecho con levadura debe ser cortado de la comunidad de Israel, sea un extranjero o alguien nacido en tu tierra. 20No deben comer nada con levadura. Dondequiera que vivan, deben comer pan sin levadura".
21Luego Moisés convocó a los ancianos de Israel y les dijo: "Vayan y seleccionen ovejas o cabritos que sean suficientes para alimentar sus familias y maten al cordero de la Pascua. 22Despues cojan un manojo de hisopo y mójenlo en la sangre que va a estar en la cuenca. Apliquen la sangre que está en la vasija en la parte alta del marco de la puerta y los dos postes de las puertas. Ninguno de ustedes debe salir por la puerta hasta que llegue la mañana.
23Porque el SEÑOR pasará y atacará los Egipcios. Cuando Él vea la sangre en el marco de la puerta y en los postes de las puertas, Él pasará por sus puerta y no permitirá al destructor que entre en sus casas a atacarlos.
24Deben observar este evento. Está siempre será una ley para ustedes y sus descendientes. 25Cuando entren a la tierra que el SEÑOR les dará, así como les ha prometido, deben observar este acto de adoración.
26Cuando sus hijos les pregunten: '¿Qué significa este acto de adoración?' 27entonces ustedes tienen que decir: 'Es el sacrificio de la Pascua del SEÑOR, porque el SEÑOR pasó sobre las casas de los Israelitas en Egipto cuando atacó a los Egipcios. Él liberó a los Israelitas'". Entonces la gente se postró y adoró al SEÑOR. 28Los Israelitas fueron y hicieron exactamente como el SEÑOR le había mandado a Moisés y Aarón.
29Pasó a la media noche que el SEÑOR atacó a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón, quien se sentaba en su trono, hasta el primogénito de los que estaban en la cárcel y a todo primogénito del ganado. 30Faraón se levantó de noche, él y todos los siervos y todos los Egipcios. Y hubó un gran lamento en Egipto, porque no había casa en donde no hubiera alguien muerto.
31Faraón llamó a Moisés y a Aarón en la noche y dijo: "Levántense, y vállanse de mi pueblo, ustedes y los Israelitas. Vayan, adoren al SEÑOR, como han dicho que querían hacer. 32Tomen también sus rebaños y sus manadas, como han dicho y váyanse, y también bendíganme". 33Los Egipcios estaban en un gran apuro para sacarlos de la tierra, porque decían: "Todos somos muertos."
34Entonces el pueblo cogió la masa sin añadirle ninguna levadura. Sus platos de amasar ya estaban amarrados, en sus ropas y en sus hombros. 35Ahora el pueblo de Israel hiso lo que dijo Moisés. Y pidieron a los Egipcios objetos de plata, objetos de oro, y ropa. 36El SEÑOR hizo que los Egipcios se sintieran ansiosos de complacer a los Israelitas. Así que Egipcios les dieron todo lo que ellos pidieron. De esta manera, los Israelitas saquearon a los Egipcios.
37Los Iraelitas viajaron de Ramsés hasta Sucot. Ellos eran unos 600, 000 hombres a pie, en adición de las mujeres y los niños. 38Una multitud mixta que no era de Israelitas también fue con ellos, junto con sus rebaños y manadas, una gran cantidad de ganado. Ellos hornearon pan sin levadura con la masa que trajeron de Egipto. 39Era sin levadura porque habían sido sacados de Egipto y no podían retrasarse para preparar la comida. 40Los Israelitas habían vivido en Egipto por 430 años.
41Al final de los 430 años, ese mismo día, todos los groupos armados del SEÑOR salieron de la tierra de Egipto. 42Esta fue la noche de permanecer despiertos, para el SEÑOR sacarlos de la tierra de Egipto. Esta fue la noche del SEÑOR para ser celebrada por todos los Israelitas a través de las generaciones del pueblo.
43El SEÑOR dijo a Moisés y a Aarón: "Esta es la ordenanza de la Pascua: ningún extranjero puede participar de la comida. 44Sin embargo, todo esclavo de Israelitas, comprado con dinero, podrá comerlo depués de que lo hayan circuncidado.
45Los extranjeros y los jornaleros no pueden comer de ningun alimento. 46La comida tiene ser comida en una casa. No puede sacar la carne fuera de la casa, y no puede partir ninguno de los huesos.
47Toda la comunidad de Isreal debe celebrar el festival. 48Si un extranjero reside con ustedes y quiere celebrar la Pascua para el SEÑOR, todos los familiares varones deben ser circuncidados. Entonces él puede venir y observarla. Vendrá a ser como la gente nacida en la tierra. Sin embargo, ninguna persona incircuncisa puede comer nada de la comida.
49Esta misma ley se aplicará tanto para nativos como para extranjeros que vivan entre ustedes". 50Así que todos los Israelitas hicieron exactamente como el SEÑOR había encomendado a Moisés y Aarón. 51Y aquel mismo dia, el SEÑOR sacó a los Israelitas de la tierra de Egipto por sus ejércitos.

13

1El SEÑOR habló a Moíses y dijo: 2"Sepárame todo primogénito de Israel, hombres y animales. Los primogénitos me pertenecen.

3Moíses dijó al pueblo: "Trae a la mente, el día en cuál ustedes salieron de Egipto, fuera de la casa de esclavitud, que por la mano fuerte de el SEÑOR te ha sacado de ese lugar. No comeras pan con levadura. 4Ustedes saldrán de Egipto en este día, en el mes de Abib. 5Cuando el SEÑOR te lleve a la tierra de los Cananeos, del Hitita, de los Amorreos, de los Heveos y del Jebuseo, la tierra cual juró a tus antepasados darte a ti, la tierra que fluye leche y miel, entonce debes observar este acto de adoración en este mes.
6Por siete días debes comer pan sin levadura; en el séptimo día habrá una celebración en honor al SEÑOR. 7Deberás comer pan sin levadura durante los siete días; no deberá ser visto pan con levadura entre ustedes. No deberá verse levadura con ustedes ni dentro de tus límites.
8En ese día dirás a tus hijos: "Por lo que el SEÑOR hizo conmigo cuando salí de Egipto. 9Éste será un recuerdo para tí en tus manos, y un recordatorio en tu frente. Esto es para que la ley de el SEÑOR esté en tu boca, porque con mano fuerte el SEÑOR te sacó de Egipto. 10Por lo tanto deberás guardar esta ley en su tiempo designado, de año en año.
11Y cuando el SEÑOR te lleve a la tierra del Cananeo, como Él te juró a tí y a tus antepasados y cuando Él te dé la tierra, 12debes apartar para Él todo hijo primogénito y todo primogenito de tus animales. Los machos pertenecerán al SEÑOR. 13Todo primogenito de asno comprarás de vuelta con un cordero. Si no lo compras de vuelta, entonces quebráras su cuello. Pero cada primogenito de entre tus hijos, deberás comprarlos de vuelta.
14Cuando tus hijos te pregunten luego: ''¿Qué significa esto?" entonce dirás: "con mano fuerte te sacó de Egipto, de la casa de esclavitud. 15Cuando el Faraón obstinadamente se negó a dejarnos ir, el SEÑOR mató a todo primogénito en la tierra de Egipto, ambos primogenitos, de hombre y animal. Por esta razón yo sacrifico al SEÑOR todo primogenito macho de animal, y por que yo compro de vuelta a todo primogénito de mis hijos.'' 16Este será un recordatorio en tus manos, y un recordatorio en tu frente, porque fue con mano fuerte que el SEÑOR nos sacó de Egipto.
17Cuando Faraón dejó ir al pueblo, Dios los llevó por el camino de la tierra de los Filisteos, aunque la tierra estaba cerca. Porque Dios dijo: "Quizas Mi pueblo se arrepienta cuando experimente la guerra y vuelvan a Egipto.'' 18Así que Dios llevó a su pueblo por el desierto al Mar de cañas. Los Israelitas salieron de la tierra de Egipto armados para la batalla.
19Moíses llevó los huesos de José con él, porque José le hizo jurar a los Israelitas cuando dijo: "Seguramente Dios los rescatará, y llevaran mis huesos con ustedes." 20Los Israelitas viajaron de Sucot y acamparon en Etam al borde de el desierto. 21El SEÑOR iba delante de ellos de día en una nube para guiarlos por el camino. Por la noche en una columna de fuego para darles luz. De esta forma ellos podían viajar por el día y por la noche. 22El SEÑOR no quitó de frente del pueblo la columna de nube durante el día o la columna de fuego durante la noche.

14

1El SEÑOR habló a Moíses y dijo, 2"Dí a los Israeilitas que deben dar vuelta y acampar antes de Pi Hahirot, entre Migdol y el mar antes de Baal Zefón. Ustedes acamparan frente al mar opuesto a Pi Hahirot. 3Faraón dirá de los Israelitas, ellos estan vagabundeando por la tierra. El desierto los ha encerrado.

4Yo endureceré el corazón de Faraón, y el los perseguirá. Yo sere honrado por causa de faraón y todo su ejercito. Los Egipcios sabrán que Yo soy El SEÑOR." Así acamparon los Israeilitas según las instrucciones. 5Cuando le dijeron al Rey de Egipto que los Israelitas habían huido, las mentes de Faraón y sus sirvientes se volvieron en su contra. Dijeron ellos "que hemos hecho al dejar a Israel libre de trabajar para nosotros?"
6Entonces Faraón preparó sus carruajes y tomó su ejercito con él.7El tomó 600 carruajes escogidos y todos los otros carruajes de Egipto, con oficiales en todos ellos. 8El SEÑOR endureció el corazón de Faraón, Rey de Egipto, y el Rey persiguió a los Israelitas. Ahora Los Israelitas se marcharon triunfantes. 9Pero los Egipcios los perseguían a ellos, juntamente con todos sus caballos y carruajes, sus hombres de a caballo, y su ejercito. Ellos alcanzaron a los Israelitas acampando frente al mar al lado de Pi Hahirot, al lado de Baal Zefón.
10Cuando Faraón se acercó, los Israelitas miraron hacia arriba y fueron sorprendidos. Los Egipcios marchaban detras de ellos, y estaban aterrorizados. Los Israeilitas clamaron al SEÑOR. 11Le dijeron a Moisés, "Es porque no habían tumbas en Egipto, que tu nos sacas a morir en el desierto? Porqué nos tratas así, sacandonos de Egipto? 12No fue esto lo que te dijimos en Egipto? Te dijimos, 'Dejanos tranquilos, que trabajemos para los Egipcios.' Hubiese sido mejor para nosostros trabajar para ellos que morir en el desierto."
13Moisés le dijo a la gente, "No tengan miedo. Estén quietos y vean el rescate que El SEÑOR proveerá a ustedes hoy. Pues no verán más a los Egipcios que ven hoy. 14El SEÑOR peleará por ustedes, y ustedes solo tendrán que estarse quietos"
15Entonces El SEÑOR dijo a Moisés, "Porque estas tu, Moisés, continuamente llamandome? Dile a los Israelitas que marchen adelante. 16Levanta tu vara, y extiendela sobre el mar y divÍdelo en dos, para que así la gente pase a través en tierra seca. 17Ten presente que Yo endureceré el corazón de los Egipcios para que asi vayan tras ellos. Recibiré honra por causa de Faraón y todo su ejercito, sus caruajes, y sus hombres de a caballo. 18Entonces los Egipcios sabrán que soy El SEÑOR cuando Yo haya recibido honra por causa de Faraón, sus carruajes y sus hombres de a caballo."
19El angel de Dios, quien fue delante de los Israelitas, se movió y fue detras de ellos. La columna de nube se movió de delante de ellos y fue detras de ellos. 20La nube vino entre el campamento de Egipto y el campamento de Israel. Era una nube oscura para los Egipcios, pero alumbraba la noche para los Israelitas, asÍ un lado no se acercaba al otro toda la noche.
21Moisés extendió con su mano al mar. El SEÑOR echo hacia atras el mar por un viento fuerte del este toda esa noche y torno el mar en tierra seca. De esta manera las aguas fueron divididas. 22Los Israelitas fueron al medio del mar en tierra seca. Las aguas formaron una pared para ellos a su mano derecha y a su izquierda.
23Los Egipcios los perseguían. Fueron tras ellos en el medio del mar, todos los caballos de Faraón, carruajes, y hombres de a caballo. 24Pero en las horas tempranas de la mañana, El SEÑOR miró al ejercito Egipcio entre la columna de fuego y nube. El causó pánico entre los Egipcios. 25Las ruedas de sus carruajes se atascaron y los jinetes tenían dificultad. Así los Egipcios dijeron, "permítannos huir de Israel, porque El SEÑOR esta peleando por ellos en contra nuestra."
26El SEÑOR dijo a Moisés, "extiende tu mano sobre el mar para que las aguas vuelvan a los Egipcios, sus carruajes, y sus hombres de a caballo." 27Así que Moisés extendió su mano sobre el mar, y volvió a su curso normal cuando apareció la mañana. Los Egipcios huían en el mar y El SEÑOR los llevaba en medio de el. 28Las aguas volvieron y cubrieron los carros de Faraón, hombres de a caballo, y su ejercito entero que seguía los carruajes al mar. Nadie sobrevivió.
29Sin embargo, los Israelitas caminaron en tierra seca en medio del mar. Las aguas eran paredes para ellos a su mano derecha y a su izquierda. 30Así El SEÑOR salvó a Israel aquel día de la mano de los Egipcios, y vio Israel los cuerpos de los Egipcios a la orila del mar. 31Cuando Israel vio el poder que El SEÑOR uso contra los egipcios, la gente honró al SEÑOR, y ellos confiaron en El SEÑOR y en su siervo Moisés.

15

1Entonces Moisés y el pueblo de Israel cantaron esta canción al SEÑOR. Ellos cantaron: '' Yo le canto al SEÑOR, porque Él triunfó gloriosamente; al caballo y el jinete Él los lanzó en el mar.

2El SEÑOR es mi fuerza y canción, y Él se ha convertido en mi salvación. Éste es mi Dios, y yo le adoraré a Él, Dios de mi padre, y yo le exaltaré. 3El SEÑOR es un guerrero; el SEÑOR es su nombre.
4Él ha lanzado los carros y el ejercito del faraón en el mar. Los oficiales escogidos del Faraón fueron ahogados en el Mar de Las Cañas. 5La profundidad los cubría; ellos bajaron a los más profundo como una piedra.
6Tu mano derecha, oh SEÑOR, es gloriosa en poder; tu mano derecha, oh SEÑOR, ha destrozado al enemigo. 7En tu gran majestad has derrotado aquellos que se han levantado contra Ti. Enviaste tu ira; los consumió como paja. 8Por la sacudida de tu naríz las aguas se acumularon; las aguas fluyentes se detuvieron amontonadas; las aguas profundas fueron congeladas en el corazón de la mar.
9El enemigo dijo: 'Yo perseguiré, yo alcanzaré, repartiré el saqueo; mi deseo se satisfacerá en ellos; dibujaré mi espada; mi mano los destruirá'. 10Pero Tú soplaste con Tu viento, y el mar los cubrió; ellos se undieron como plomo en las poderosas aguas. 11¿Quién es como Tú, SEÑOR, entre los dioses? ¿Quién es como Tú, majestuoso en santidad, honrado en alabanzas, haciendo milagros?
12Tú alcanzaste con Tu mano derecha, y la tierra se los tragó. 13En Tu pacto leal has guiado al pueblo que rescataste. En Tu fuerza los has guiado al lugar santo donde Tú vives.
14Los pueblos oirán, y ellos temblarán, el terror se apoderará de los habitantes de Filistea. 15Entonces los jefes de Edom temerán; los soldados de Moab temblarán; y todos los habitantes de Canaán se dispersarán.
16Terror y pavor caerán sobre ellos. Por el poder de Tu mano, ellos se volverán tan fijos como una roca hasta que Tu pueblo pase, SEÑOR, hasta que Tu pueblo que has rescatado pase.
17Tú los traerás y los plantarás en la montaña de Tu herencia, el lugar, oh SEÑOR, que Tú has hecho para vivir en el, el santuario, nuestro Señor, que Tus manos han construido. 18El SEÑOR reinará por siempre y siempre.
19Porque los caballos de faraón fueron con sus carros y jinetes al mar. El SEÑOR envió de vuelta las aguas del mar sobre de ellos. Pero los israelitas caminaron en tierra seca en el medio del mar. 20Miriam la profetiza, hermana de Arón, tomó una tamburina y todas las mujeres fueron con tamburinas, bailando junto a ella. 21Miriam les cantó: 'Canten al SEÑOR, porque Él ha triunfado gloriosamente. Los caballos y jinetes Él a lanzado al mar."
22Entonces Moisés guió a Israel hacia adelante desde el Mar de las Cañas. Ellos se fueron al desierto de Shur. Ellos viajaron por tres días dentro del desierto y no encontraron agua. 23Luego llegaron a Mara, pero no pudieron beber agua ahí porque el agua era amarga. Así que llamaron a ese lugar Mara.
24Así que el pueblo se quejó con Moisés y dijeron: "¿Qué podemos tomar?" 25Moisés clamó al SEÑOR, y el SEÑOR le mostró un árbol. Moisés lo arrojó a las aguas, luego las aguas se volvieron dulces para tomar. Ahí fue donde el SEÑOR le dió a ellos las leyes estríctas, y fue ahí donde Él los probó. 26Él les dijo: "Si ustedes atienden cuidadosamente la voz del SEÑOR su Dios, y hacen lo que es correcto ante Sus ojos, y si ustedes prestan oídos a sus mandamientos y obedecen todas sus leyes, Yo no pondré en ustedes ninguna de las enfermedades que Yo puse a los egipcios, pues Yo soy El SEÑOR quien los sana a ustedes."
27Entonces el pueblo vino a Elim, donde habían doce fuentes de aguas y sesenta palmeras. Ellos acamparon allí junto a las aguas.

16

1El pueblo viajó desde Elim y toda la comunidad de los israelitas vino al desierto de Sin, el cual está entre Elim y Sinaí, en el decimoquinto día del segundo mes luego de su partida de la tierra de Egipto. 2Toda la comunidad de los israelitas se quejó contra Moisés y Aarón en el desierto. 3Los israelitas les dijeron: "Si tan sólo hubiéramos muerto por la mano del SEÑOR en la tierra de Egipto cuando estábamos sentados junto a las ollas de carne y comiendo pan hasta saciarnos. Pero ustedes nos han traído hasta el desieto para matar de hambre a toda nuestra comunidad."

4Luego el SEÑOR dijo a Moisés: "Yo haré llover pan desde el cielo para ustedes. El pueblo saldrá y recogerá una porción de un día cada día para yo probarlos y ver si caminarían en mi ley o no. 5Será como en el sexto día, que ellos recogerán el doble de lo que hayan recogido cada día anterior a ese y cocinarán lo que hayan traído."
6Luego Moisés y Aarón dijeron a todo el pueblo de Israel: "En la tarde sabrán que es el SEÑOR quien los ha sacado de la tierra de Egipto. 7En la mañana verán la gloria del SEÑOR, pues Él escucha tu queja en su contra. ¿Quiénes somos nosotros para que ustedes se quejen contra nosotros?" 8Moisés también dijo: "Ustedes sabrán esto cuando el SEÑOR les dé la carne en la tarde y el pan en la mañana hasta saciars, pues él ha escuchado las quejas que tienen contra él. ¿Quiénes somos Aarón y yo? Sus quejas no son en nuestra contra; son contra el SEÑOR."
9Moisés le dijo a Aarón: "Dile a toda la comunidad del pueblo de Israel: 'Acérquense ante el SEÑOR, pues Él ha escuchado sus quejas.'" 10Se produjo, mientras Aarón hablaba a toda la comunidad del pueblo de Israel, que ellos miraron hacia el desierto y, he aquí, la gloria del SEÑOR se apareció en la nube. 11Luego el SEÑOR habló a Moisés y dijo: 12"He escuchado las quejas del pueblo de Israel. Háblales y diles: 'En la tarde comerán carne y en la mañana serán saciados con pan. Luego sabrán que yo soy el SEÑOR, su Dios.'"
13Surgió en la tarde que las codornices subieron y cubrieron el campamento. En la mañana el rocío se extendió alrededor del campamento. 14Cuando el rocío había desaparecido, allí en la superficie del desierto habían finas escamas como escarcha en el suelo. 15Cuando el pueblo de Israel lo vio, se dijeron el uno al otro: "¿Qué es eso?" Ellos no sabían qué era eso. Moisés les dijo: "Eso es pan que el SEÑOR les ha dado para que coman.
16Este es el mandato que el SEÑOR ha dado: 'Deben recoger, cada uno de ustedes, la cantidad que ustedes necesiten para comer, dos litros por cada persona del número de su pueblo. Así es como lo recogerán: Recogan lo suficiente para comer, por cada persona que vive en su tienda.'" 17El pueblo de Israel así lo hizo. Algunos tomaron más, otros tomaron menos. 18Cuando lo midieron con una medida dos de litros, aquellos que recogieron mucho, no les sobró nada y aquellos que recogieron poco no les faltó. Cada persona recogió lo suficiente para cubrir su necesidad.
19Entonces Moisés les dijo: "Ninguno debe dejar nada de eso hasta la mañana." 20Sin embargo, ellos no escucharon a Moisés. Algunos de ellos dejaron algo hasta la mañana, pero le salieron gusanos y se echó a perder. Entonces Moisés se enojó con ellos. 21Ellos lo recogían mañana tras mañana. Cada persona recogía lo suficiente para comer por ese día. Cuando el sol se volvió caliente, lo derritió.
22Vino a ser que en el día sexto ellos recogieron el doble del pan, dos litros para cada persona. Todos los líderes de la comunidad llegaron a decirle esto a Moisés. 23Él les dijo: "Ésto es lo que ha dicho el SEÑOR: 'Mañana es de solemne descanso, día de reposo en honor al SEÑOR. Horneen lo que quieran hornear, hiervan lo que quieran hervir. Todo lo que sobre, pónganlo aparte para ustedes hasta la mañana."'
24Así que lo colocaron aparte hasta la mañana, como Moisés les instruyó. No se echó a perder ni hubo gusanos en él. 25Moisés dijo: "Coman esa comida hoy, porque hoy es un día reservado como día de reposo en honor al SEÑOR. Hoy ustedes no lo encontrarán en los campos.
26Ustedes lo recogerán durante seis días, pero el día séptimo es de reposo. En el día de reposo no habrá maná." 27Vino a ser que el día séptimo, algunas personas salieron a recoger maná, pero ellos no encontraron nada.
28Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: "¿Cuánto tiempo se rehusarán a guardar mis mandamientos y mis leyes? 29Miren, el SEÑOR les ha dado el día de reposo. Así que en el día sexto Él les está dando pan para dos días. Cada uno de ustedes debe permanecer en su propio lugar; ninguno debe salir de su lugar en el día séptimo." 30Así que las personas descansaron en el día séptimo.
31El pueblo de Israel llamó a esa comida, "maná". Era blanco como la semilla del cilantro y su sabor era como hojuelas hechas con miel. 32Moisés dijo: "Esto es lo que el SEÑOR ha ordenado: 'Dejen que un omer de maná sea preservado a través de las generaciones de tu pueblo, para que así tus descendientes puedan ver el pan con el cual Yo les alimenté en el desierto, después que los saqué de la tierra de Egipto."'
33Moisés le dijo a Aarón: "Tomen una vasija y coloquen un omer de maná en él. Presérvenlo delante del SEÑOR para guardarlo a través de las generaciones." 34Como el SEÑOR ordenó a Moisés, Aarón lo almacenó al lado de los decretos del pacto en el arca. 35El pueblo de Israel comió maná cuarenta años hasta que llegaron a tierra habitada. Ellos lo comieron hasta que llegaron a la frontera de la tierra de Canaán. 36Ahora un omer es una décima parte de un efa.

17

1Toda la comunidad de los israelitas viajó desde el desierto de Sin, siguiendo las instrucciones del SEÑOR. Acamparon en Refidim, pero ahí no había agua para la gente bebiera. 2Por lo cual, culparon a Moisés por su situación y dijeron: "Danos agua para beber." Moisés dijo: "¿Por qué pelean conmigo? ¿Por qué prueban al SEÑOR?" 3La gente estaba bien sedienta, y se quejaron contra Moisés. Ellos dijeron: "¿Por qué nos has sacado fuera de Egipto? ¿Para matarnos a nosotros, nuestros hijos y nuestro ganado de sed?"

4Entonces Moisés clamó al SEÑOR: "Qué debo hacer con esta gente? Están casi listos para apedrearme." 5El SEÑOR dijo a Moisés: "Adelántate al pueblo, y llévate algunos ancianos de Israel contigo. Llévate la vara con la que golpeaste el río y vete. 6Yo me pararé ante ti sobre la roca de Horeb, y tu golpearás la roca. Agua saldrá de ella para que tomen." Y así hizo Moisés ante los ojos de los ancianos de Israel. 7El llamó al lugar Masah y Meriba por la queja de los israelitas y porque ellos habían probado al Señor diciendo: ¿Está el SEÑOR entre nosotros o no?"
8Entonces un ejército del pueblo amalecita vino y atacó a Israel en Refidim. 9Entonces Moisés le dijo a Josué: "Escoge algunos hombres y sal. Pelea con Amalec. Mañana me pararé sobre el tope de la colina con la vara de Dios en mi mano." 10Josué peleó contra Amalec como Moisés le había instruido, mientras Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre de la colina.
11Mientras Moisés levantaba sus manos, Israel estaba ganando; cuando bajaba sus manos para descansar, Amalec comenzaba a ganar. 12Cuando las manos de Moisés se ponían pesadas, Aarón y Hur tomaron una roca y la colocaron debajo de él para que pudiera sentarse. Al mismo tiempo, Aarón y Hur levantaron sus manos, uno a cada lado de él. Así las manos de Moisés fueron sostenidas firmes hasta que bajó el sol. 13Así Josué derrotó al pueblo de Amalec con la espada.
14El SEÑOR dijo a Moisés: "Escribe esto en un libro y léelo para que Josué lo oiga, porque borraré completamente la memoria de Amalec debajo de los cielos." 15Entonces Moisés construyó un altar y lo llamó "El SEÑOR es mi estandarte." 16Él dijo: "Pues una mano fue levantada al trono del SEÑOR, que el SEÑOR hará guerra con Amalec de generación a generación."

18

1Jetro, el sacerdote de Madián, el suegro de Moisés, escuchó todo lo que Dios había hecho por Moisés y por Israel su pueblo. Él escuchó que el SEÑOR había sacado a Israel de Egipto. 2Jetro, el suegro de Moisés, tomó a Séfora, la esposa de Moisés, después que él la había enviado a casa, 3y a sus dos hijos; el nombre de un hijo era Gersón, pues Moisés había dicho: "Yo he sido un extranjero en una tierra extranjera." 4El nombre del otro era Eliezer, pues Moisés había dicho: "El Dios de mis antepasados fue mi ayuda. Él me rescató de la espada del Faraón."

5Jetro, el suegro de Moisés, vino con los hijos de Moisés y su esposa a Moisés en el desierto donde él acampó en la montaña de Dios. 6Él le dijo a Moisés: "Yo, tu suegro Jetro, estoy viniendo a tí con tu esposa y sus dos hijos".
7Moisés salió a encontrarse con su suegro, se inclinó, y lo besó. Ellos se preguntaron sobre el bienestar de cada uno y luego entraron a la tienda. 8Moisés le dijo a su suegro todo lo que el SEÑOR había hecho al Faraón y a los egipcios por el bien de Israel, sobre todas las dificultades que habían venido a ellos a lo largo del camino, y cómo el SEÑOR los había rescatado.
9Jetro se regocijó sobre todo lo bueno que el SEÑOR había hecho por Israel, en qué Él los había rescatado de la mano de los egipcios. 10Jetro dijo: "Que el SEÑOR sea alabado, pues Él los ha rescatado de la mano de los egipcios y de la mano del Faraón, y ha liberado al pueblo de la mano de los egipcios. 11Ahora yo sé que el SEÑOR es más grande que todos los dioses, porque cuando los egipcios trataron a los israelitas arrogantemente, Dios rescató a su pueblo."
12Jetro, el suegro de Moisés, trajo una ofrenda de holocausto y sacrificios para Dios. Aarón y todos los ancianos de Israel vinieron a comer una comida delante de Dios con el suegro de Moisés.
13Al siguiente día Moisés se sentó a juzgar al pueblo. El pueblo se paró alrededor de él, desde la mañana hasta la noche. 14Cuando el suegro de Moisés vio todo lo que él había hecho por el pueblo, él dijo: "¿Qué es esto que estás haciendo con el pueblo? ¿Por qué es esto, que te sientas solo y todo el pueblo se para cerca de ti desde la mañana hasta la noche?"
15Moisés dijo a su suegro: "El pueblo viene a mí para pedir por la dirección de Dios. 16Cuando ellos tienen una disputa, ellos vienen a mí. Yo decido entre una persona y otra, y les enseño los estatutos y leyes de Dios."
17El suegro de Moisés le dijo: "Lo que tú haces no es muy bueno. 18Tú seguramente te desgastarás, tú y el pueblo que está contigo. Esta carga es muy pesada para ti. Tú no eres capaz de hacerlo por tí mismo. 19Escúchame. Yo te daré consejo, y Dios estará contigo, porque tú eres el representante del pueblo ante Dios, y tú traes sus disputas a Él. 20Tú debes enseñarles sus estatutos y leyes. Tú debes mostrarles el camino a caminar y el trabajo a hacer.
21Además, tú debes escoger a hombres capaces de entre todo el pueblo, hombres que honren a Dios, hombres de verdad que odien ganancia injusta. Tú debes ponerlos sobre el pueblo, para ser líderes a cargo de miles, cientos, cincuenta y de decenas. 22Ellos juzgarán al pueblo en todos los casos rutinarios, pero los casos difíciles ellos los traerán a ti. En cuanto a todos los casos pequeños, ellos pueden juzgarlos esos ellos mismos. De esta manera, será más fácil para tí, y ellos cargarán la carga contigo. 23Si haces esto, y si Dios te que lo hagas, entonces tú serás capaz de soportar, y el pueblo entero será capaz de irse a casa satisfecho."
24Así que Moisés escuchó las palabras de su suegro e hizo todo lo que él había dicho. 25Moisés escogió a hombres capaces de entre todo Israel y los hizo cabezas sobre el pueblo, líderes a cargo de miles, cientos, cincuenta, y decenas. 26Ellos juzgaban al pueblo en circunstancias normales. Los casos difíciles ellos los traían a Moisés, pero ellos mismos juzgaban todos los casos pequeños. 27Entonces Moisés permitió a su suegro irse, y Jetro volvió a su propia tierra.

19

1Al tercer mes de haber salido el pueblo de Israel de la tierra de Egipto, el mismo día, vinieron al desierto de Sinaí. 2Salieron de Refidim y vinieron al desierto de Sinaí, acamparon en el desierto frente a la montaña.

3Moíses fue a Dios. El SEÑOR lo llamó desde la montaña y le dijo: "Debes decirle a la casa de Jacob, el pueblo de Israel: 4Han visto lo que yo hice a los egipcios, cómo en alas de águila los cargué y los traje a mí. 5Ahora pues, si obedientemente oyeren mi voz y guardan mi pacto, entonces serán mi posesión especial de entre todos los pueblos, porque la tierra es toda mía. 6Ustedes serán un reino de sacerdotes y nación santa para mí. Estas son las palabras que debes hablar al pueblo de Israel."
7Entonces Moisés convocó a los ancianos del pueblo. Les presentó todas las palabras que el SEÑOR le había ordenado, 8Todo el pueblo junto le contestó diciendo: "Haremos todo lo que el SEÑOR ha dicho." Entonces Moisés vino al SEÑOR e informó las palabras del pueblo al SEÑOR. 9El SEÑOR dijo a Moisés: "Yo vendré a ti en una nube densa para que así el pueblo pueda oir cuando hable contigo y también puedan creerte para siempre." Entonces dijo Moisés las palabras del pueblo al SEÑOR.
10El SEÑOR dijo a Moisés: "Ve al pueblo. Hoy y mañana, debes apartarlos para mí, y hazlos lavar sus ropas. 11Estén preparados para el tercer día, porque al tercer día Yo, el SEÑOR, bajaré al Monte Sinaí.
12Debes colocar límites alrededor de la montaña para las personas. Dile a ellos: 'Cuidado de no acercarse a la montaña o tocar su borde. Cualquiera que toque la montaña seguramente morirá'. 13Nadie debe tocar tal persona. En cambio, deberá morir apedreado o a flecha. Sea animal o persona, debe morir. Cuando la trompeta suene con un sonido prolongado, ellos deben acercarse al pie de la montaña."
14Entonces Moisés bajó de la montaña al pueblo. Apartó el pueblo para el SEÑOR y lavaron sus ropas. 15Él le dijo al pueblo: "Estén listos al tercer día; no se acerquen a sus esposas."
16En el tercer día, cuando era de mañana, allí hubo truenos y relámpagos y una nube espesa cubría la montaña, y el sonido alto de una trompeta. Todo el pueblo en el campamento tembló. 17Moisés trajo al pueblo fuera del campamento para encontrarse con Dios, y se detuvieron al pie de la montaña. 18El Monte Sinaí se llenó por completo de humo porque el SEÑOR descendió allí en fuego y humo. El humo subió como el de un horno, y toda la montaña tembló violentamente.
19Cuando el sonido de la trompeta aumentó, Moisés habló, y Dios le contestó en voz audible. 20El SEÑOR bajó al Monte Sinaí, a la cima de la montaña, y convocó a Moisés a la cima. Y subió Moisés. 21El SEÑOR dijo a Moisés: "Baja y avísale al pueblo que no se acerquen para mirarme, o muchos perecerán. 22Deja que los sacerdotes también se acerquen a mí para apartarse, que se preparen para mi llegada- para que así que Yo no los ataque."
23Moisés dijo al SEÑOR: "El pueblo no puede acercarse a la montaña, pues ordenaste: 'Pon límites alrededor de la montaña y sepárala al SEÑOR.'" 24El SEÑOR dijo: "Ve, baja de la montaña, y trae a Aarón contigo, pero no permitas que los sacerdotes y el pueblo cruzen los límites para venir a mí, o Yo los atacaré." 25Así Moisés bajó al pueblo y les habló.

20

1Habló Dios todas estas palabras: 2"Yo Soy el SEÑOR tu Dios, que te sacó fuera de la tierra de Egipto, fuera de la casa de esclavitud. 3No debes tener otros dioses ante Mí.

4Ustedes no debem hacer para ti ninguna imagen tallada en semejanza a nada que esté arriba en el cielo, o que esté debajo de la tierra, o que esté debajo del agua. 5Ustedes no se deben inclinar a ellas o adorarlas, porque Yo, el SEÑOR tu Dios, soy un Dios celoso. Yo castigo la maldad de los antepasados trayendo castigo a su descendencia, a la tercera y cuarta generación de los que me odian. 6Pero Yo demuestro pacto de fidelidad a millares que a Mí me aman y guardan mis mandamientos.
7Ustedes no deben tomar mi nombre, el SEÑOR su Dios, en vano, pues yo no dejaré por inocente a cualquiera que tome Mí nombre en vano.
8Recuerda el día de reposo, y sepáralo para mí. 9Debes trabajar y hacer todo el trabajo en seis días. 10Pero el séptimo es el día de reposo para Mí, SEÑOR tu Dios. En ese día no debes hacer trabajo alguno, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que vive a tus puertas. 11Porque en seis días Yo, el SEÑOR, hice los cielos, tierra, y mar, y todo lo que está en ellos, y descansé en el dia séptimo. Por eso Yo, el SEÑOR, bendije el día de reposo y lo separé para Mí.
12Honra a tu padre y a tu madre, para que ustedes vivan largo tiempo en la tierra cual Yo, el SEÑOR tu Dios, les estoy dando. 13Ustedes no deben asesinar a nadie. 14Ustedes no deben cometer adulterio.
15Ustedes no deben robar de nadie. 16Ustedes no deben dar falso testimonio contra tu vecino. 17Ustedes no deben codiciar la casa de su vecino; ustedes no deben codiciar la mujer de su vecino, su siervo varón, su sierva hembra, su buey, su burro, o cualquier cosa que pertenece a tu vecino."
18Toda la gente vio la tormenta y los relámpagos, y escucharon la voz de la trumpeta, y vieron la montaña humeando. Cuando la gente lo vio, ellos temblaron y se pararon lejos. 19Ellos dijeron a Moisés, "Habla a nosotros, y nosotros escucharemos; pero no permitas que DIOS hable a nosotros, o nosotros moriremos." 20Moisés dijo a la gente, "No tengan miedo, pues DIOS ha venido a probarlos para que el honor de El este en ustedes, y así ustedes no pequen". 21Así la gente se paró lejos, y Moisés se acercó a la densa oscuridad donde DIOS estaba.
22El SEÑOR dijo a Moisés, "Esto es lo que tu debes decirle a los Israelitas: 'Ustedes mismos han visto que Yo he hablado con ustedes desde el cielo. 23Ustedes no harán para ustedes otros dioses a mi lado, dioses de oro y dioses de plata.
24Ustedes deben hacer un altar terrenal para Mi, y ustedes deben sacrificar sobre el sus ofrendas quemadas, ofrendas de compañerismo, ovejas, y bueyes. En cada lugar donde hago que Mi nombre sea honrado, 25Yo vendré a ustedes y los bendeciré. Si me hacen un altar de piedra, no deben de contruirlo de piedras cortadas, pues si ustedes usan sus herramientas en el, lo habrán contaminado. 26Ustedes no deben subir por escalones a Mi altar; esto es para evitar que expongan sus partes privadas."

21

1"Ahora estos son los decretos que tú debes presentar delante de ellos:

2'Si compran un siervo hebreo, él está para servir por seis años, y en el séptimo año él saldrá libre sin pagar nada. 3Si él vino solo, él debe salir libre solo; si él está casado, entonces su esposa debe salir libre con él. 4Si su amo le dio una esposa y ella le dio hijos o hijas, la esposa y sus hijos pertenecerán al amo de ella, y él debe salir libre solo.
5Pero si el siervo claramente dice: "Yo amo mi amo, mi esposa y mis hijos; yo no saldré libre", 6entonces su amo debe traerlo a Dios. El amo debe traerlo a una puerta o al marco de una puerta, y su amo debe agujerear su oreja con un punzón. Entonces el siervo le servirá por el resto de su vida.
7Si un hombre vende su hija como una sierva, ella no debe salir libre, como los siervos varones lo hacen. 8Si ella no complace a su amo, quien la ha designado para él mismo, entonces él debe dejar que sea comprada de vuelta. Él no tiene derecho para venderla a personas extranjeras. Él no tiene tal derecho, ya que él la ha tratado engañosamente.
9Si su amo la designa como una esposa para su hijo, él debe tratarla igual como si fuera su hija. 10Si él toma otra esposa para sí mismo, él no debe disminuir su comida, ropa, o sus derechos maritales. 11Pero si él no provee estas tres cosas para ella, entonces ella pueda salir libre sin pagar ningún dinero.
12Quien golpee a un hombre y este muere, ciertamente esa persona debe ser puesto a muerte. 13Si el hombre no lo hizo con premeditación, pero en cambio por accidente, entonces yo arreglaré un lugar donde él pueda huir. 14Si un hombre intencionalmente ataca a su vecino y lo mata de acuerdo a un plan astuto, entonces debe ser tomado, incluso si él está en el altar de Dios, para que él muera.
15Cualquiera que golpea a su padre o madre debe ciertamente ser puesto a muerte. 16Cualquiera que secuestre a una persona y la venda, o la persona es encontrada en su posesión, ese secuestrador debe ciertamente ser puesto a muerte. 17Cualquiera que maldiga a su padre o a su madre debe ciertamente ser puesto a muerte.
18Si los hombres pelean y uno golpea al otro con una piedra o con su puño, y esa persona no muere, pero está confinada a su cama; 19entonces si él se recupera y es capaz de pasearse usando su bastón, el hombre que lo golpeó debe pagar por la pérdida de su tiempo; él debe también pagar por su completa recuperación. Pero ese hombre no es culpable de asesinato.
20Si un hombre golpea a su siervo o sierva con un bastón, y si el siervo muere como resultado de la lesión, entonces ese hombre debe ser ciertamente castigado. 21Sin embargo, si el sirviente vive por un día o dos, el amo no debe ser castigado, pues él habrá sufrido la pérdida del siervo.
22Si hombres pelean y lastiman a una mujer embarazada y ella aborta, pero no hay ninguna otra lesión en ella, entonces el hombre culpable deber ser ciertamente multado, como el esposo de la mujer demande de él, y él debe pagar como lo determinen los jueces. 23Pero si hay una lesión seria, entonces tú debes dar una vida por una vida, 24un ojo por un ojo, un diente por un diente, una mano por una mano, un pie por un pie, 25una quemadura por una quemadura, una herida por una herida, o un moretón por un moretón.
26Si un hombre golpea el ojo de su siervo o sierva y lo destruye, entonces él debe permitir que el siervo salga libre en compensación por su ojo. 27Si le saca un diente de su siervo o sierva, él debe permitir que el siervo salga libre como compensación por el diente.
28Si un buey cornea a un hombre o una mujer a muerte, el buey debe ciertamente ser apedreado, y su carne no debe ser comida; pero el dueño del buey debe ser absuelto de culpa. 29Pero si el buey tenía un hábito de cornear en el pasado, y su dueño estuvo advertido pero no lo mantuvo encerrado, y el buey ha matado un hombre o una mujer, ese buey debe ser apedreado, y su dueño también debe ser puesto a muerte. 30Si un pago es requerido por su vida, él debe pagar lo que sea que le es requerido pagar.
31Si el buey ha corneado al hijo o hija de un hombre, el dueño del buey debe hacer lo que este decreto le requiere hacer. 32Si el buey cornea a un siervo o una sierva, el dueño del buey debe pagar 30 siclos de plata, y el buey debe ser apedreado.
33Si un hombre abre un pozo, o si un hombre cava un pozo y no lo cubre, y un buey o asno cae en él, 34el dueño del pozo debe pagar por la pérdida. Él debe darle dinero al dueño del animal muerto, y el animal muerto será suyo.
35Si el buey de un hombre lastima al buey de otro hombre y muere, entonces ellos deben vender al buey vivo y dividir su precio, y ellos deben también dividir al buey muerto. 36Pero si era conocido que el buey tenía un hábito de cornear en el pasado, y su dueño no lo ha mantenido dentro, él debe ciertamente pagar buey por buey, y el animal muerto se convertirá en el suyo.

22

1Si una persona se roba un buey o una oveja, y la mata o la vende, entonces él pagará cinco bueyes por un buey y cuatro ovejas por una oveja. 2Si un ladrón es encontrado violentando una propiedad, y si es herido y muere, en ese caso ninguna culpa de asesinato será aplicada en el caso. 3Pero, si el sol ha salido antes de que él entre, será acusado de asesinato la persona que lo mate. Un ladrón tiene que reponer su daño. Si él no tiene nada, tiene que ser vendido por el valor de su robo. 4Si el animal robado se encuentra vivo en su posesión, sea un buey, burro u oveja, él tiene que pagar el doble.

5Si un hombre pastorea su ganado en una campo o viñedo y deja a sus animales sueltos y comen en el campo de otro hombre, el dueño tiene que reparar el daño con lo mejor de su propio campo o con lo mejor de su viñedo.
6Si se desata un fuego y se propaga por las espigas, el granero, los sembrados de grano nuevo o si se consume el campo, la persona que comenzó el fuego tiene que ciertamente reponer el daño.
7Si un hombre le da dinero o bienes a su vecino para guardarlos y es robado de la casa de su vecino, si se encuentra al ladrón, éste tiene que pagar el doble. 8Si no se encuentra al ladrón, entonces el dueño de la casa tiene que ir ante los jueces para determinar si él puso su mano en la propiedad de su vecino. 9Por cada controversia acerca de algo, sea un buey, un burro, oveja, ropa, o cualquier otra cosa perdida por la cual alguien diga: "Esto me pertenece a mí", la reclamación de ambas partes tiene que hacerse ante los jueces. La persona a quien los jueces encuentren culpable tiene que pagar el doble a su vecino.
10Si un hombre le da a su vecino un asno, un buey, una oveja o cualquier animal para cuidarlo y el mismo se muere o sufre daño o se lo roban sin que nadie lo vea, 11ambas partes tienen que ofrecer un juramento al SEÑOR, de que ninguno de los dos ha puesto sus manos en la propiedad de su vecino. El dueño tiene que aceptar esto y el otro no tendrá que reparar el daño. 12Pero si le fue robado, el otro tiene que repararle el daño al dueño. 13Si un animal es despedazado, permite que el otro hombre lo presente como evidencia. Él no tendrá que pagar por lo que fue despedazado.
14Si una persona toma prestado cualquier animal de su vecino y el animal se lesiona o se muere sin que el dueño esté presente, el otro hombre tiene que ciertamente reponer el daño. 15Pero si el dueño estaba presente, el otro hombre no tendrá que pagar; si el animal fue alquilado, será pagado el monto del alquiler.
16Si un hombre seduce una mujer virgen que no está comprometida, y duerme con ella, él ciertamente tiene que hacerla su esposa pagando el precio de casamiento establecido. 17Si el padre de ella se niega a dársela a él, el hombre tiene que pagar una suma de dinero igual al precio de la virginidad de la novia.
18No puedes permitir que una hechicera viva. 19Quien sea que duerma con una bestia ciertamente tiene que morir.
20Cualquiera que ofrezca sacrificio a otro dios que no sea al SEÑOR tiene que ser completamente destruido. 21No puedes maltratar a un extranjero ni oprimirlo, pues tú fuiste extranjero en la tierra de Egipto.
22No puedes maltratar a ninguna viuda o huérfano. 23Si los afliges y si ellos me claman a Mí, El SEÑOR, Yo de seguro oiré su clamor. 24Mi ira se encenderá y los mataré a ustedes con la espada; sus esposas se convertirán en viudas y sus hijos en huérfanos.
25Si le prestas dinero a cualquiera de mi pueblo que sea pobre, no puedes ser como un prestamista con él o cobrarle interéses. 26Si tú tomas prestado una manta, tienes que devolvésela antes de la puesta del sol, 27porque ésa es su única pieza para cubrirse; es su vestimenta para su cuerpo. ¿Qué otra cosa usará para dormir? Cuando él me llame a Mí, Yo lo oiré, porqueYo soy compasivo.
28No puedes blasfemarme a Mí, Dios, ni maldecir al gobernante de tu pueblo.
29No puedes retener las ofrendas de tus cosechas o de tus lagares. Tienes que darme a Mí el primero de tus hijos. 30También tienes que hacer lo mismo con tus bueyes y ovejas. Por siete días se quedarán con sus madres, pero al octavo día tienes que dármelos a Mí. 31Ustedes serán el pueblo separado para Mí. Así que no pueden comer carne que fue despedazada por los animales en el campo. En cambio, tienen que echarlo a los perros.

23

1No puedes dar un informe falso acerca de nadie. No te unas a un hombre malvado para ser un testigo deshonesto. 2No puedes seguir una multitud para hacer el mal, ni ser un testigo influenciado por la multitud para así pervertir la justicia. 3No puedes favorecer a un hombre pobre en su demanda.

4Si encuentras el buey de tu enemigo o su asno perdido, tienes que llevarlo de vuelta a él. 5Si ves el asno de alguien que te odia caer al suelo por el peso de la carga, no puedes dejar a esa persona. Ciertamente tienes que ayudarlo con su asno.
6No puedes pervertir la justicia cuando ésta debería ir hacia tu pobre pueblo en la demanda de un hombre pobre. 7No te unas a otros en hacer falsas acusaciones, y no mates al inocente o al recto, porque Yo no absolveré al malvado. 8Nunca tomes una extorsión, porque una extorsión ciega aquellos quienes ven, y pervierte las palabras de una persona honesta. 9No puedes oprimir al extranjero, ya que ustedes conocen la vida de un extranjero, porque ustedes fueron extranjeros en la tierra de Egipto.
10Por seis años sembrarás semilla en tu tierra y recogerás su producto. 11Pero en el séptimo año lo dejarás descansar y sin sembrar, para que los pobres de entre tu pueblo puedan comer. Lo que ellos dejen, los animales salvajes lo comerán. Harás lo mismo con tus viñedos y huerto de olivos.
12Durante seis días harás tu trabajo, pero en el séptimo día tienes que descansar. Haz esto para que tu buey y tu asno puedan descansar, y para que el hijo de tu esclava y cualquier extranjero pueda descansar y refrescarse. 13Pon atención a todo lo que te estoy diciendo. No menciones los nombres de otros dioses, ni dejes que los nombres de ellos sean escuchados de entre tu boca.
14Debes viajar para darme un festival tres veces al año. 15Debes observar el Festival de los Panes sin Levadura. Como te ordené, tu comerás pan sin levadura durante siete días. En ese tiempo, tu aparecerás delante de Mí en el mes de Abib, el cual es estipulado para ese propósito. Fue en este mes que saliste de Egipto. No debes aparecer delante de Mí con las manos vacías.
16Debes observar la Fiesta de la Cosecha, el primer fruto de tu trabajo cuando cosechas semillas en tus campos. También tienes que observar la Fiesta de la Siega al final del año, cuando recoges el producto de tus campos. 17Todos tus varones deben aparecer delante de Mí, el SEÑOR, tres veces al año.
18No puedes ofrecer la sangre de sacrificios hechos para Mí con pan que contenga levadura. La grosura de los sacrificios en mis festivales no puede permanecer toda la noche hasta la mañana. 19Tienes que traer lo primero de las cosechas de tu tierra a mi casa, la casa de el SEÑOR, tu Dios. No debes hervir al joven cordero en la leche de su madre.
20Yo voy a enviar un ángel delante de ti para guardarte en tu camino, y para llevarte al lugar que Yo he preparado. 21Sé atento con él y obedécelo. No lo provoques, porque no perdonará tus transgresiones. Mi nombre está sobre él. 22Si en verdad obedeces su voz y haces todo lo que Yo te diga, entonces Yo seré un enemigo a tus enemigos y un adversario a tus adversarios.
23Mi Ángel irá delante de ti y te traerá a los Amorreos, Hititas, Ferezeos, Cananitas, Hetitas y Jebuseos. Yo los destruiré. 24No debes inclinarte ante sus dioses, adorarlos, o hacer como ellos hacen. En vez de esto, debes derribarlos completamente y destruir sus pilares de piedra en pedazos. 25Tienes que adorarme a Mí, al SEÑOR, tu Dios. Si lo haces, Yo te bendeciré tu pan y agua. Yo quitaré la enfermedad de en medio de ti.
26Ninguna mujer será estéril o abortará su criatura en tu tierra. Te daré larga vida. 27Yo enviaré temor de Mí mismo sobre aquellos de cuya tierra tú avances. Yo mataré a toda la gente que conozcas. Yo haré que todos tus enemigos vuelvan su espaldas hacia ti en terror. 28Yo enviaré avispas delante de ti que harán huir a los Heveos, Cananeos y a los Hititas de delante de ti. 29Yo no los quitaré de delante de ti en un año, o la tierra sería abandonada, y los animales salvajes serían demasiados para ti.
30En su lugar, Yo los sacaré poco a poco de delante de ti hasta que seas lleno de fruto y heredes la tierra. 31Yo arreglaré tus fronteras desde el Mar Rojo hasta el Mar de los Filisteos, y desde el desierto al Río Éufrates. Yo te daré la victoria sobre los habitantes de la tierra. Tú los echarás de delante de ti mismo. 32Tú no puedes hacer pacto con ellos o con sus dioses. 33Ellos no pueden vivir en tu tierra, o ellos los harán pecar a ustedes en contra Mía. Si tu adoras a sus dioses, esto ciertamente se convertiría en una trampa para ti."

24

1Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: "Sube hacia mí, tú, Aarón, Nadab, Abiú y setenta de los ancianos de Israel, y adórenme a una distancia. 2Solamente Moisés puede acercarse a Mí. Los demás no pueden acercarse a Mí, ni el pueblo puede subir con él."

3Moisés fue y le dijo al pueblo todas las palabras de el SEÑOR y los decretos. Todo el pueblo respondió con una sola voz y dijo: "Nosotros haremos todas las palabras que el SEÑOR ha dicho." 4Entonces, Moisés escribió todas las palabras de el SEÑOR. Temprano en la mañana, Moisés construyó un altar a los pies de la montaña y organizó doce pilares de piedra, para que las piedras pudieran representar las doce tribus de Israel.
5Él envió algunos jóvenes israelitas para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de comunión de bueyes al SEÑOR. 6Moisés recolectó la mitad de la sangre y la puso en tazones; él esparció la otra mitad en el altar.
7Él tomó el Libro del Pacto y lo leyó en voz alta al pueblo. Ellos dijeron: "Nosotros haremos todo lo que el SEÑOR ha hablado. Nosotros seremos obedientes." 8Luego, Moisés recolectó la sangré y la esparció sobre el pueblo. Él dijo: "Esta es la sangre del pacto que el SEÑOR ha hecho con ustedes, dándoles esta promesa con todas estas palabras."
9Luego Moisés, Aarón, Nadab, Abiú y setenta de los ancianos de Israel subieron a la montaña. 10Ellos vieron al Dios de Israel. Debajo de Sus pies había un pavimento hecho de piedra de zafiro, tan claro como el mismo cielo. 11Dios no puso su mano de ira sobre los líderes israelitas. Ellos vieron a Dios, y ellos comieron y bebieron.
12El SEÑOR le dijo a Moisés: "Sube donde Mí en la montaña y permanece allí. Yo te daré las tabletas de piedra y la ley y los mandamientos que Yo he escrito, para que tú puedas enseñarlos." 13Así que Moisés salió con su asistente Josué y subió a la montaña de Dios.
14Moisés le había dicho a los ancianos: "Permanezcan aquí y esperen por nosotros hasta que nosotros vayamos a donde ustedes. Aarón y Hur estáran con ustedes. Si alguno tiene una disputa, déjenlo que vaya a donde ellos." 15Así que Moisés subió a la montaña, y la nube la cubrió.
16La gloria del SEÑOR se estableció en el Monte Sinaí, y la nube cubrió lo cubrió por seis días. Al séptimo día Él llamó a Moisés desde adentro de la nube. 17La apariencia de la gloria del SEÑOR era como un fuego devorador en la cima de la montaña ante los ojos de los israelitas. 18Moisés entró en la nube y subió a la montaña. Él estuvo arriba de la montaña por cuarenta días y cuarenta noches.

25

1El SEÑOR habló a Moisés y le dijo: 2"Dile a los Israelitas que tomen una ofrenda para Mí de todo aquél cuyo corazón le mueva a hacerlo. Tú tomarás estas ofrendas por Mí.

3Y éstas son las ofrendas que debes recibir de ellos: oro, plata y bronce; 4tela azul, púrpura y escarlata, lino fino, pelo de cabra, 5pieles de carnero teñidas de rojo, pieles de marsopa, y madera de acacia; 6aceite para el santuario, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático; 7piedras de ónice y otras piedras de engaste para el efod y para el pectoral.
8Deja que Me hagan un santuario, para que Yo habite entre ellos. 9Debes hacerlo exactamente como te voy a mostrar en los planos para el tabernáculo y para todo su equipo.
10Harán también un arca de madera de acacia. Su longitud debe ser de dos y medio codos; su anchura uno y medio codos y su altura será de un codo y medio. 11La revestiriás por dentro y afuera de oro puro, y le debes hacer una moldura de oro alrededor del tope.
12Debes moldear cuatro argollas de oro para ella, y las pondrás en las cuatro esquinas del arca, dos argollas a un lado y dos argollas al otro lado. 13También harás varas de madera de acacia y las revestirás de oro. 14Meterás las varas por las argollas a los lados del arca, para cargar el arca.
15Las varas permanecerán en las argollas del arca, no serán quitadas de ella. 16Y pondrás en el arca los decretos del pacto que Yo te daré. 17Harás además la tapa del propiciatorio de oro puro. Su longitud será de dos y medio codos y su anchura será de un y medio codos. 18Harás también dos querubines de oro para los dos extremos de la tapa del propiciatorio.
19Harás un querubín en un extremo de la tapa del propiciatorio y otro querubín en el otro extremo. Deben ser hechos como si fueran una solo pieza con la tapa del propiciatorio. 20Los querubines deben extender sus alas hacia arriba, y cubrir la tapa propiciatorio con ellas. Los querubines deben estar uno frente al otro y mirar hacia el centro de la tapa del propiciatorio. 21Pondrás la tapa del propiciatorio encima del arca, y dentro del arca pondrás los decretos del pacto que Yo te estoy dando.
22Es en el arca que me encontraré contigo. Hablaré contigo desde mi posición sobre la tapa del propiciatorio. Será de entre los dos querubines sobre el arca del testimonio que te hablaré acerca de todos las ordenes que te daré para los Israelitas.
23Harás asimismo una mesa de madera de acacia. Su longitud será de dos codos, y su ancho de un codo y su altura será de un codo y medio. 24La revestirás de oro puro y harás una moldura de oro alrededor del tope.
25Le harás también aldrededor un borde de palmo de ancho, y harás una moldura de oro aldrededor del borde. 26Le harás cuatro argollas de oro, y pondrás argollas en las cuatro esquinas, donde estaban sus cuatro patas. 27Las argollas deben estar sujetas al borde para proveer lugar a las varas, a fin de llevar la mesa.
28Harás las varas de madera de acacia y las revestirás de oro para que la mesa pueda ser cargada por ellos. 29Harás también los platos, cucharas, jarros y sus tazones para usarlos al servir la bebida de las ofrendas. De oro puro los harás. 30Y regularmente pondrás el pan de la presencia en la mesa delante de Mí.
31Entonces harás un candelabro de oro puro. El candelabro se hará con su base y su caña. Sus copas, sus cálices y sus flores serán todos hechos de una sola pieza con él. 32Y saldrán de sus lados seis brazos --tres brazos deben extenderse de un lado del candelabro, y tres brazos del candelabro deben extenderse del otro lado.
33El primer brazo debe tener tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, con un cáliz y una flor; y tres copas en forma de flor de almendro en el otro brazo, con un cáliz y una flor. Así debe ser en todos los seis brazos que salen del candelabro. 34En la caña del centro del candelabro, habrán cuatro copas en forma de flor de almendro, con sus cálices y sus flores.
35Habrá un cáliz debajo de los dos primeros brazos --hechos como una sola pieza, y un cáliz debajo del segundo par de brazos-- también hechos como una sola pieza. De la misma manera, debe haber un cáliz debajo del tercer par brazos, hechos como una sola pieza. Debe ser así para todos los seis brazos que se extienden fuera del candelabro. 36Sus cálices y brazos deben todos ser una sola pieza con él, una sola pieza labrada en oro puro.
37Entonces harás el candelabro y sus siete lámparas; y pondrás sus lámparas para que alumbren y den luz del candelabro. 38Sus tenazas y platillos serán de oro puro. 39Usa un talento de oro puro para hacer el candelabro y sus accesorios. 40Asegúrate que los hagas según el diseño que te ha sido mostrado en la montaña.

26

1Contruirás el tabernáculo con diez cortinas hechas de lino fino, y lana azul, púrpura y escarlata con diseños de querubines. Este será el trabajo de un artesano calificado. 2El largo de cada cortina debe ser de veintiocho codos, el ancho de cuatro codos. Todas las cortinas deben ser del mismo tamaño. 3Cinco cortinas deben estar unidas una con otra, las otras deben estar unidas unas con otras también.

4Le harás lazos de tela azul alrededor de el borde exterior. De la misma manera, deben hacer lo mismo con el borde exterior de la cortina al final en el segundo conjunto. 5Harás cincuenta lazos en la primera cortina, y harás cincuenta lazos en la cortina que está al final en el segundo conjunto. Hagan esto de manera que queden opuestos el uno del otro. 6Deben hacer cincuenta broches de oro y unir las cortinas con los mismos para que el tabernáculo quede como una misma unidad.
7Harás cortinas de pelo de cabra con la forma de tienda de campaña sobre el tabernáculo. Debes hacer once de estas cortinas. 8El largo de cada cortina debe ser de treinta codos, y el ancho de cada cortina debe ser de cuatro codos. Cada una de las once cortinas debe ser del mismo tamaño. 9Deben unir cinco cortinas una con otra y las otras seis también. La sexta cortina la doblarás al frente de la tienda de campaña.
10Harás cincuenta lazos en el borde de la cortina del primer conjunto, y cincuenta lazos en el borde de la cortina al final que une el segundo conjunto. 11Fabricarás cincuenta broches de bronce y los unirás a los lazos. Unirás toda la tienda de manera que sea un todo.
12El sobrante de la cortina, es decir, la parte que sobresale de la tienda de campaña debe colgar sobre la parte trasera del tabernáculo. 13Debe haber un codo de cortina a un lado y otro codo de cortina al otro lado --aquel que sobra del largo de la cortina de la tienda de campaña debe colgar sobre el otro lado del tabernáculo a un lado y al otro lado, para cubrirlo. 14Harás para el tabernáculo una cubierta de piel de carnero teñido de rojo, y otra cubierta de piel fina para ponerla sobre él.
15Harán un marco en posición vertical hecho de madera de acacia para el tabernáculo. 16El largo de cada armazón debe ser diez codos, y de ancho codo y medio. 17Usarás dos clavijas de madera en cada armazón para unir uno con el otro. Construirás todos los armazones de esta manera. 18Cuando los construyan para el tabernáculo, deben hacer veinte armazones para el lado sur.
19Construirán cuarenta bases de plata que van debajo de veinte armazones. Debe haber dos bases debajo del primer armazón que serviran de pedestal para ellos y también dos bases debajo de los otros armazones para sus dos pedestales.20Para el segundo lado del tabernáculo, al lado norte, deben hacer veinte armazones 21y sus cuarenta bases de plata. Deben haber dos bases debajo del primer armazón, dos bases debajo del próximo armazón, y así sucesivamente.
22Para la parte posterior del tabernáculo al lado oeste, deben construir seis armazones. 23Deben hacer dos para las esquinas posteriores del tabernáculo. 24Estos armazones deben estar separados en la parte inferior, pero unidos en la parte superior, por el mismo anillo. Lo harán así para ambos esquinas posteriores. 25Deben haber ocho armazones, unidos a sus bases de plata. Deben haber dieciséis bases en total. Dos debajo del primer armazón, dos marcos debajo del próximo armazón, y así subsiguientemente.
26Harán barras transversales de madera de acacia --cinco para los armazones de un lado del tabernaculo, 27cinco barras transversales para los armazones del otro lado del tabernáculo, y cinco barras transversales para los armazones en el lado oeste del tabernáculo. 28La barra transversal en el centro de los armazones es decir, a mitad de la barra, debe alcanzar de un extremo al otro.
29Cubrirán los armazones con oro. Fabricarán anillos de oro, para ellos que sirvan de sujetadores para las barras transversales, y cubrirán las barras con oro. 30Deben configurar el tabernáculo siguiendo el plan que se les enseñó en la montaña.
31Harán una cortina de tela de lana fina azul, púrpura, y escarlata, con diseños de querubines, el trabajo de un artesano diestro. 32Deben colgarla en cuatro pilares de madera de acacia cubiertas de oro. Estos pilares deben tener ganchos de oro en cuatro bases de plata. 33Deben colgar la cortina debajo de broches, y deben traer el arca del testimonio. La cortina es para separar el Lugar Santo del Lugar Santísimo.
34Colocarán la cubierta de arca de expiación sobre el arca del testimonio, el cual está en el lugar santísimo. 35Colocarán la mesa afuera de la cortina. El candelero debe ser colocado en el lado opuesto a la mesa en el lado sur del tabernáculo. La mesa debe estar en el lado norte.
36Harás un tápiz para la entrada a la tienda de campaña. Lo harán de tela azul, púrpura, y escarlata y lino fino torcido, trabajo de un bordador. 37Para colgarlo, deben hacer cinco pilares de acacia cubiertos de oro. Los ganchos deben ser de oro, y deben fundir bases de bronce para ellos.

27

1Debes hacer el altar de madera de acacia, cinco codos de largo y cinco codos de ancho. El altar nesecita ser cuadrado de tres codos de alto. 2Debes hacer las extenciones de las cuatro esquinas en forma de cuernos de buey. Los cuernos serán de una pieza con el altar, y tu deberás cubrirlos con bronce.

3Debes hacer el equipo para el altar: un caldero para los cenizas, y tambien palas, tazones, tenedor para carne y braseros. Debes hacer todos estos utencilios con bronce. 4Debes hacer rejas para el altar, una red de bronce. Haz argollas de bronce para cada una de sus cuatro esquinas.
5Debes poner las rejas debajo del borde del altar, desde la mitad hacia abajo. 6Debes hacer varas para el altar, varas de madera acacia, y debes revestirlas con bronce.
7Las varas deben de meterlas en las argollas, y las varas deben estar en los dos lados de altar, para cargar. 8Debes hacer el altar hueco, de tablas. Debes hacerlo de la misma manera como se te mostró en el monte.
9Debes hacer un patio para el tabernáculo. Debe haber cortinas en el lado sur del patio, cortinas de lino fino de cien codos de largo. 10Las cortinas tienen que tener postes, con veinte bases de bronce. También debe haber ganchos amarrados a los postes, como también barras de plata.
11Así también a lo largo del lado norte, debe haber cortinas de cien codos de largo con veinte postes, veinte bases de bronce, ganchos atados a los postes, y barras de plata. 12A lo largo del patio en el lado oeste debe haber una cortina de cincuenta codos de largo. Debe haber diez postes y diez bases. 13El patio también debe ser cincuenta codos de largo en el lado este.
14Las cortinas para un lado de la entrada debe ser de quince codos de largo. Deben tener tres postes con tres bases. 15El otro lado también debe tener cortinas de quince codos de largo. Debe tener tres postes y tres bases. 16El portón del patio debe ser una cortina de veinte codos de largo. La cortina debe estar hecha de material azul, púrpura, y escarlata y lino fino torcido, el trabajo de un tejedor. Debe tener cuatro postes con cuatro bases.
17Todos los postes del patio deben tener barras de plata, ganchos de plata, y bases de bronce. 18El largo del patio debe ser de cien codos, la anchura debe ser de cincuenta codos, y la altura de cinco codos con cortinas de lino fino torcido por todo el largo, y bases de bronce. 19Todo el equipo a ser usado en el tabernáculo, y todos las diez estacas para el tabernáculo y el patio debe estar hechas de bronce.
20Debes ordenar al pueblo de Israel que traigan aceite de oliva, puro y presionado, para las lámparas para que puedan arder contínuamente. 21En la tienda de reunión, afuera de la cortina que está al frente del tabernáculo que contiene el arca del testimonio, Aarón y sus hijos deben mantener las lámparas ardiendo ante el SEÑOR, desde el anochecer hasta la mañana. Este requisito debe ser un ordenanza para siempre a través de las generaciones del pueblo de Israel.

28

1Llama a tu hermano Aarón y sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar, e Itamar, para que los israelitas me puedan servir como sacerdotes. 2Debes hacer para tu hermano, Aarón, las vestiduras que son separadas para mí. Estas vestiduras serán para su honor y esplendor. 3Deberás hablar a toda persona sabia de corazón, a aquellos que he llenado con espíritu de sabiduría, para que ellos puedan hacer las vestiduras de Aarón y separarlo para que me sirva como mi sacerdote.

4Las vestiduras que ellos han de hacer serán, un pectoral, un efod, un manto, un abrigo tejido, un turbante, y un cinturón. Ellos deberán hacer estas vestimentas que los separarán para mí. Serán para tu hermano Aarón y sus hijos para que puedan servirme como sacerdotes. 5Los artesanos deberán usar lino fino, que sea oro, azul, púrpura, y escarlata.
6Ellos deberán hacer el efod de oro, de azul, púrpura, lana escarlata, y de lino fino torcido. Debe ser el trabajo de un artesano adiestrado. 7Debe tener dos piezas para los hombros atados a las dos esquinas superiores. 8El cinturón finamente tejido debe ser como el efod, debe hacerse con un pedazo del efod, hecho de lino fino torcido que sea oro, azul, púrpura y escarlata. 9Debes tomar dos piedras de ónice y grabarles los nombres de los doce hijos de Israel.
10Seis de sus nombres deben estar sobre una piedra, y seis nombres deben estar en la otra piedra, en orden del nacimiento de los hijos. 11Con el trabajo de un joyero que grabe sobre piedra, como un grabado sellado, debes grabar dos piedras con los nombres de los doce hijos de Israel. 12Deberás montar sobre el engaste el grabado en oro. Deberás colocar las dos piedras sobre las piezas del hombro del efod, para que el SEÑOR recuerde a los hijos de Israel. Aarón cargará sus nombres delante del SEÑOR sobre sus dos hombros como recordatorio a él.
13Tu engastarás en oro 14y trenzarás dos cadenas de oro puro como cuerdas, y atarás las cadenas al engaste.
15Debes hacer un pectoral para tomar decisiones, será el trabajo de un artesano diestro, como la obra del efod. Hazlo de oro, de azul, púrpura y lana escarlata y de lino fino. 16Deberá ser cuadrado. Debes doblar el pectoral en dos. Debe ser un palmo de largo y un palmo de ancho.
17Deberás colocarlo en cuatro filas de joyas preciosas. La primera fila debe tener un rubí, un topacio, y una esmeralda. 18La segunda fila debe tener una turquesa, un zafiro y un diamante. 19La tercera fila debe tener un jacinto, una ágata y una amatista. 20La cuarta fila debe tener un berilo, y un ónice, y un jaspe. Deben estar montadas sobre engastes de oro.
21Las piedras deben estar ordenadas según los doce nombres de los hijos de Israel, todos ordenados por nombres. Deben estar grabados en el sello el nombre representativo de cada una de las doce tribus. 22Debes hacer en el pectoral cadenas como cuerdas, un trabajo trenzado de oro puro. 23Debes tener dos anillos de oro para el pectoral y debes pegarlos a las dos puntas del pectoral. 24Debes pegar las dos cadenas de oro a las dos esquinas del pectoral.
25Debes pegar las puntas de las cadenas trenzadas a los dos engastes. Entonces, debes pegar las piezas de los hombros en el frente del efod. 26Debes hacer dos anillos de oro, y debes colocarlos en las otras dos esquinas del pectoral cerca del borde interior.
27Debes hacer dos anillos de oro adicionales, y los debes adherir abajo en las dos piezas de los hombros al frente y, cerca de la costura encima del cinturón tejido del efod. 28Debes amarrar el pectoral por sus anillos a las anillos del efod con un cordón azul, para que pueda ser pegado sobre el cinturón tejido. Esto es para que el pectoral no se pueda desprender del efod.
29Cuando Aarón entre al lugar santo, debe cargar los nombres de los hijos de Israel sobre su corazón en el pectoral de la toma de decisiones, como un contínuo recordatorio delante del SEÑOR. 30Debes poner el Urim y el Tumim en el pectoral de la toma de decisones, para que pueda estar sobre el corazón de Aarón cuando el vaya delante del SEÑOR. Pues Aarón siempre cargará los medios para poder tomar las decisiones del pueblo de Israel sobre su corazón delante del SEÑOR.
31Debes hacer el manto del efod completamente de tela púrpura. 32Debe tener una abertura en el centro para la cabeza. La abertura debe tener una orilla redonda tejida que no se rompa. Esto debe ser el trabajo de un tejedor.
33En su borde inferior, debes de hacer granadas de tela azul, púrpura y lana escarlata todo alrededor. 34Deben haber campanas doradas entre todas. Debe de haber una campana dorada y una granada, una campana dorada y una granada, y así sucesivamente, alrededor del ruedo del manto. 35El manto debe estar sobre Aarón cuando el sirva, para que el sonido pueda ser escuchado cuando el entre al lugar santo delante del SEÑOR y cuando el salga. Esto es para que él no muera.
36Deberás hacer una placa de oro puro y grabar en ella, como el grabado en el engaste. "Santo para el SEÑOR". 37Debes pegar esta placa con un cordón azul al frente del turbante. 38Debe estar en la frente de Aarón, él debe cargar cualquier culpa que pudiera estar atada a las ofrendas sagradas que los israelitas pudieran apartar para el SEÑOR. El turbante siempre debe estar sobre su cabeza para que el SEÑOR pueda aceptar sus presentes.
39Debes hacer la túnica con lino fino y debes hacer un turbante de lino fino. También deberás hacer un cinturón, trabajo de un tejedor.
40Para los hijos de Aarón debes hacer túnicas, cinturones, y cintas para su honor y esplendor. 41Vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él. Los debes ungir, ordenarlos y apartarlos para mí, para que me puedan servir como sacerdotes.
42Deben hacer para ellos ropa interior para cubrir sus cuerpos desnudos, lo cual cubrirá desde la cintura hasta los muslos. 43Aarón y sus hijos deberán usar estas vestimentas cuando entren a la tienda de reunión o cuando se acerquen al altar para servir en la lugar santo. Esto lo deberán hacer para no tener culpa, de lo contrario morirán. Esto es una ley permanente para Aarón y sus descendientes.

29

1Ahora, esto es lo que tienes hacer para separarlos para Mí y para que me sirvan a Mí como sacerdotes. Tomen un toro joven y dos carneros sin mancha, 2panes sin levadura y tortas sin levadura y mézclenlas con aceite. También, toma obleas sin levadura frotadas con aceite. Haz las obleas usando harina de trigo fina.

3Tienes que colocarlos en una sola canasta, llevarlos en la canasta y presentarlos junto al toro y los dos carneros. 4Tienes que presentar a Aarón y a sus hijos a la entrada de la tienda de reunión. Tienes que lavar en el agua a Aarón y a sus hijos.
5Tienes que llevar las vestiduras y vestir a Aarón con el manto, la falda del efot, el efot y el pectoral, amarrando el cinto de tejido fino del efot alrededor de de su torso. 6Tienes que colocar el turbante en su cabeza y ponerle la corona santa encima del turbante. 7Luego toma el aceite para ungir y derrámarlo en su cabeza, y de esta forma estará ungido.
8Tienes que traer a sus hijos y colocar túnicas sobre ellos. 9Tienes que vestir a Aarón y a sus hijos con fajas y ponerles una cintas en sus cabezas. El trabajo sacerdotal le pertenecerá a ellos como ley permanente. De esta forma, tienes que consagrar a Aarón y a sus hijos para que ellos me sirvan.
10Tienes que traer al toro ante la tienda de reunión, y Aarón y sus hijos tienen que posar sus manos en la cabeza de éste. 11Tienes que matar al toro delante de Mí, el SEÑOR, en la entrada de la tienda de reunión.
12Tienes que tomar parte de la sangre del toro y ponerla en los cuernos del altar con tu dedo, y tienes que derramar el resto de la sangre en la base del altar. 13Tienes que tomar toda la grasa que cubre los órganos, y también tomar la cubierta del hígado y los dos riñones con la grasa que está en ellos; quémalo todo en el altar. 14Pero en cuanto a la carne del toro, así como su piel y el excremento, tienes que quemarlas fuera del campamento. Esto será una ofrenda por el pecado.
15También tienes que tomar un carnero y Aarón y sus hijos tienen que posar sus manos en la cabeza del carnero. 16Tienen que matar el carnero, luego tomar su sangre y rociarla en todas las partes del altar. 17Tienes que cortar el carnero en piezas, lavar sus órganos y sus piernas, tomar sus órganos junto con sus pedazos y la cabeza, y colocarlas 18en el altar. Luego quemar el carnero completo. Será una ofrenda quemada para Mí, el SEÑOR. Producirá un dulce aroma para Mí; será una ofrenda hecha para Mí por el fuego.
19Entonces, tienes que tomar al otro carnero y Aarón y sus hijos tienen que posar sus manos en la cabeza del carnero. 20Luego tienes que matar al carnero y tomar un poco de su sangre. Colócala en el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, en el lóbulo de la oreja derecha de cada uno de sus hijos, en el pulgar de sus manos derechas y en el dedo gordo de sus pies derechos. Luego tienes que esparcir la sangre contra cada lado del altar.
21Tienes que tomar un poco de la sangre que está en el altar y un poco del aceite para ungir y esparcirla toda sobre Aarón, sus vestiduras y también sobre sus hijos y sus vestiduras. Así, Aarón estará separado para Mí, así como sus vestiduras, sus hijos y las vestiduras de sus hijos con él.
22Tienes que tomar la grasa del carnero, la grasa de su rabo, la grasa que cubre sus órganos, la cobertura del hígado, los dos riñones y la grasa que hay en ellos y la cadera derecha, ya que este carnero es la consagración del sacerdote para Mí. 23Tomarás una hogaza de pan, una torta de pan hecho con aceite y una oblea fuera de la canasta del pan sin levadura, delante de Mí, el SEÑOR.
24Tienes que poner esto en manos de Aarón y en las manos de sus hijos y agitarlos delante de Mí como una ofrenda movida delante de el SEÑOR. 25Luego tienes que tomar la comida de sus manos y quemarla en el altar con la ofrenda quemada. Esto producirá un dulce aroma para Mí; será una ofrenda hecha para Mí por fuego.
26Tienes que tomar la pechuga del carnero de Aarón para la dedicación y agitarlos como una ofrenda de movimiento delante de el SEÑOR y ésta será tu parte. 27Tienes que separar para Mí la pechuga de la ofrenda que ha sido agitada y la cadera que es la contribución para los sacerdotes, la pechuga que ha sido agitada y la cadera que ha sido contribuida para Aarón y sus hijos. 28Estas porciones de carne dadas por los Israelitas tienen que siempre pertenecer a Aarón y a sus descendientes. Por las regulaciones de las ofrendas de comunión, estas ofrendas serán para los sacerdotes escogidos por los Israelitas, ofrendas presentadas a Mí, el SEÑOR.
29Las santas vestiduras de Aarón también tienen que ser reservadas para su descendencia. Ellos serán ungidos en ellas y serán ordenados por Mí en ellas. 30El sacerdote que lo herede de entre sus hijos, quien entre en la tienda de reunión para servirme a Mí en el lugar santo, tendrá que llevar las vestiduras por siete días.
31Tienes que tomar al carnero de la instalación de los sacerdotes para Mí y hervir su carne en el lugar santo. 32Aarón y sus hijos tienen que comer la carne del carnero y el pan que está en la canasta en la entrada de la tienda de reunión. 33Ellos tienen que comer la carne y el pan que les fue dado para expiarlos y ordenarlos, para que fueran separados para Mí. Nadie más puede comer esa comida, porque tienen que tratarla como consagrada para Mí, servida por Mí. 34Si alguna de esta carne de la ofrenda de ordenación, o cualquier pan, permaneciere hasta la mañana siguiente, entonces tienes que quemarla. No puede comerse, porque ha sido separada para Mí.
35De esta manera, siguiendo todo lo que Yo te he ordenado a ti que hagas, tienes que tratar a Aarón y a sus hijos. Por siete días tienes que prepararlos. 36Cada día tienes que ofrecer un toro como ofrenda de pecado para la expiación. Tienes que purificar el altar haciendo expiación por el mismo, y tienes que ungirlo para separarlo para Mí. 37Por siete días tienes que hacer la expiación del altar y separarlo para el SEÑOR. Luego el altar estará completamente separado para Mí. Cualquier cosa que toque el altar estará separado para el SEÑOR.
38Tienes que regularmente ofrecer en el altar, cada día, dos corderos de un año.39Tienes que ofrecer un cordero en la mañana y el otro cordero deberán ofrecerlo al atardecer.
40Con el primer cordero, ofrece una décima de harina fina mezclada con la cuarta parte de un litro de aceite de olivos prensados y la cuarta parte de un litro de vino como ofrenda de bebida.
41Deberán ofrecer el segundo cordero al atardecer. Deberán ofrecer el mismo grano que ofrecieron en la mañana y la misma ofrenda de bebida. Esto producirá un dulce aroma para Mí; será una ofrenda hecha para Mí por el fuego. 42Éstas deben ser ofrendas quemadas que se hagan regularmente a través de las generaciones. Deberán hacerlas en la entrada de la tienda de reunión delante de Mí, el SEÑOR, donde me encontraré con ustedes para hablarles.
43Allí será donde me encontraré con los Israelitas, en la tienda que ha sido separada para Mí por mi gloria. 44Yo separaré la tienda de reunión y el altar para esos que se encuentren conmigo a solas. También separaré a Aarón y a sus hijos para que me sirvan como sacerdotes.
45Yo viviré entre los Israelitas y seré su Dios. 46Ellos conocerán que yo soy el SEÑOR, su Dios, quien los sacó de la tierra de Egipto para que Yo pueda vivir entre ellos. Yo soy el SEÑOR, su Dios.

30

1Ustedes harán un altar para quemar incienso. Lo harán con madera de acacia. 2Su largo debe ser de un codo y su ancho de un codo. Debe ser cuadrado y su altura debe ser de dos codos. Sus cuernos deben ser hechos de una sola pieza.

3Deben cubrir el altar de incienso con oro puro- su tope, sus lados, y sus cuernos. Deben hacer una frontera circundante de oro para ello. 4Deben hacer dos anillos de oro para atarlos a este por debajo de su borde en sus dos lados opuestos. Los anillos deben ser portadores de postes para cargar el altar.
5Deben hacer los postes de madera de acacia y deben cubrirlos con oro. 6Deben colocar el altar de incienso delante de la cortina que está al lado del arca del testimonio. Estará antes de la tapa de la expiación que está sobre el arca del testimonio, donde Me encontraré con ustedes.
7Aarón debe quemar incienso fragante cada mañana. Debe quemarlo cuando prepare las lámparas. 8Cuando Aarón encienda las lámparas nuevamente al anochecer, deberá quemar el incienso en el altar del incienso. Este debe ser quemado de forma regular ante mí, el SEÑOR, a lo largo de todas las generaciones de tu pueblo. 9Pero ustedes no ofrecerán ningún otro incienso en el altar del incienso, ni ninguna ofrenda quemada u ofrenda de grano. No derramarán ninguna ofrenda de bebida sobre ello.
10Aarón debe hacer expiación en los cuernos del altar del incienso una vez al año. Él deberá hacer esto usando la sangre de la ofrenda de pecado de la expiación. El sumo sacerdote debe hacer esto durante todas las generaciones de tu pueblo. Esta ofrenda será separada completamente para Mí, el SEÑOR."
11el SEÑOR habló a Moises y dijo: 12"Cuando hagas un censo de los Israelitas, entonces cada persona debe dar un rescate por su vida al SEÑOR. Debes hacer esto luego de contarlos, para que no haya ninguna plaga entre ellos cuando los cuentes. 13Todo el que es contado durante el censo debe pagar un siclo de plata de acuerdo al peso del ciclo del santuario ( el ciclo es igual a veinte gerahs). Este medio ciclo será una ofrenda para Mí, el SEÑOR. 14Todo el que sea contado, de veinte años hacia arriba, deberá darme esta ofrenda a Mí.
15Cuando las personas Me den esta ofrenda para hacer expiación por sus vidas, los ricos no deben dar más de medio ciclo, y los pobres no deben dar menos. 16Deberás recibir este dinero de la expiación de los Israelistas y debes asignarlo al trabajo de la tienda de la reunión. Debe ser un recordatorio a los Israelitas ante Mí, el hacer expiación por sus vidas."
17El SEÑOR habló a Moises y dijo: 18"También debes hacer una vasija de bronce con un soporte de bronce, una vasija para el lavado. Lo debes colocar entre la tienda de la reunión y el altar, y debes colocar agua en el.
19Aarón y sus hijos deben lavar sus manos y sus pies con el agua dentro de ella. 20Cuando entren a la tienda de la reunión o cuando estén cerca del altar para servirme quemando una ofrenda, deben lavarse con agua para que no mueran. 21Deberán lavar sus manos y pies para que ellos no mueran. Esto debe ser una ley permanente para Aarón y sus descendientes a lo largo de todas las generaciones de su gente."
22El SEÑOR le habló a Moisés y dijo: 23"Toma estas especias finas: quinientos siclos de mirra que fluye, 250 siclos de canela dulce y olorosa, 250 siclos de caña dulce y olorosa, 24quinientos siclos de casia, medidos por el peso del siclo del santuario, y un hin de aceite de oliva. 25Harás aceite de unción santo con estos ingredientes, el trabajo de un perfumista. Será aceite de unción santo reservado para Mí.
26Deberás ungir la tienda de reunión con este aceite, también el arca del testimonio, 27la mesa y todos sus utensilios, el candelabro y su equipo, el altar del incienso, 28el altar para quemar ofrendas con todo su equipo, y la vasija con su estante.
29Deberás separarlos para Mí para que sean santos para Mí. Cualquier cosa que los toque también será santo. 30Deberás ungir a Aarón y a sus hijos y ponerlos aparte para Mí para que Me sirvan como sacerdotes. 31Deberás decirle a los Israelitas: 'Este deberá ser un aceite de unción el cual es separado para el SEÑOR a lo largo de las generaciones de tu pueblo.
32No debe ser aplicado a la piel de la gente, ni podrá hacerse ningún aceite como éste con la misma fórmula, porque está separado para el SEÑOR. Deberás considerarlo de esta manera. 33Cualquiera que haga perfume como éste, o cualquiera que se lo unte a alguien, esa persona deberá ser separada de su pueblo.'"
34El SEÑOR dijo a Moisés: "Toma especias- estacte, uña aromática, y gálbano - especias dulces junto al incienso puro, ambos en cantidades iguales. 35Hazlo en forma de incienso, mezclado por un perfumista, sasonado con sal, puro y ponlo aparte. 36Lo vas a moler en una mezcla muy fina. Coloca parte enfrente del arca del testimonio, el cual está ubicado en la tienda de reunión, donde Me encontraré contigo. Lo considerarás como muy sagrado para Mí.
37En cuanto a este incienso que tú harás, no debes hacer ninguno con la misma fórmula para ustedes mismos. Debe ser de lo más sagrado para tí. 38Quienquiera haga algo similar para usar como un perfume debe ser separado de su pueblo."

31

1El SEÑOR habló a Moisés y dijo: 2"Mira, he llamado por nombre a Bezalel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá.

3He llenado a Bezalel con Mi Espíritu, para darle sabiduría, entendimiento y conocimiento, para todo tipo de artesanía, 4para hacer diseños artísticos y para trabajar en oro, plata y bronce; 5también para cortar y colocar piedras y tallar madera, para hacer todo tipo de artesanía.
6Ademas de él, he nombrado a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan. He puesto habilidad en los corazones de todos los que son sabios para que puedan hacer todo lo que yo te he mandado. Esto inlcuye 7la tienda de reunión, el arca del testimonio, la tapa de expiación sobre el arca y todos los muebles de la tienda: 8la mesa y sus utensilios, el candelabro puro con todo su equipo, 9el altar de incienso, el altar para ofrendas quemadas con todo su equipo, y la basija grande con su base.
10Esto también incluye las vestiduras finamente tejidas: las vestiduras santas para Aarón el sacerdote y las de sus hijos, reservados para Mí para que puedan servir como sacerdotes. 11Esto también incluye el aceite de unción y el incienso dulce para el lugar santo. Estos artesanos harán todas estas cosas justo como Yo te he mandado.
12El SEÑOR habló a Moisés y dijo: 13"Dile a los Israelitas: 'ciertamente guardarán los días de Reposo del SEÑOR, porque ésto será una señal entre Él y ustedes a través de las generaciones de sus pueblos para que ustedes sepan que él es el SEÑOR, quien los separa para Sí mismo. 14Así que guardarán el Día de Reposo, porque tiene que ser tratado por ustedes como santo, reservado para Él. Todo el que lo deshonre ciertamente tendrá que ser puesto a muerte. Todo el que trabaje en el Día de Reposo, esa persona ciertamente deberá ser cortada de su gente. 15El trabajo se hará por seis días pero el séptimo día será un día de completo Reposo, santo, reservado para el honor del SEÑOR. Cualquiera que haga cualquier trabajo en el Día de Reposo, ciertamente deberá ser puesto a muerte.
16Por lo tanto, los Israelitas tendrán que guardar el Día de Reposo. Lo tendrán que observar a través de las generaciones de su gente como una ley permanente. 17El Día de Reposo siempre será una señal entre el SEÑOR y los Israelitas, ya que en seis días el SEÑOR hizo el cielo y la tierra, y en el séptimo día descansó y fue refrescado."
18Cuando Dios hubo terminado de hablar con Moisés en el Monte Sinaí, le dio dos tablas de decretos de pacto, echas de piedra, escritas con Su propia mano.

32

1Cuando el pueblo vió que Moisés se demoraba en bajar de la montaña, ellos fueron con Aarón y le dijeron: "Ven, haznos un ídolo para que vaya delante de nosotros. Porque de este tal Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no se sabe qué ha pasado con él. 2Así que Aarón les dijo: "Quiten las argollas de oro de sus mujeres, hijos e hijas, y entreguenmelas."

3Todas las personas se quitaron las argollas de oro que tenían en sus orejas y las trajeron a Aarón. 4Él recibió el oro de ellos, lo fundió en un molde y lo hizo en forma de becerro. Entonces el pueblo dijo: "Israel, este es tu dios que te saco de la tierra de Egipto."
5Cuando Aarón vió esto, construyó un altar ante el becerro e hizo una proclamación; él dijo: "Mañana será el festival en honor al SEÑOR." 6El pueblo se levantó temprano al próximo día y ofreció ofrendas quemadas y trajeron ofrenda de paz. Entonces se sentaron a comer y a beber, y luego se levantaron a parrandear en celebración salvaje.
7Entonces el SEÑOR habló a Moisés: "Vé rápido, porque tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido. 8Han abandonado rápidamente el camino que le ordené. Han formado un becerro y lo han adorado con sacrificios. Han dicho: 'Israel, éste es tu dios el que te saco de la tierra de Egipto.'"
9Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: "He visto este pueblo. Míralo, son un pueblo altivo. 10Ahora, no trates de detenerme. Mi furia ardera fuerte en contra ellos, así que lo destruiré. Entonces haré de tí una gran nación." 11Pero Moisés trató de calmar al SEÑOR su Dios. Le dijo: "SEÑOR, ¿por qué tu furia arde en contra de tu pueblo, el cual sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con asombrosa mano?
12¿Porque deberían decir los Egipcios: 'Él los saco con maléfica intención, para matarlos en las montañas y destruírlos de la faz de la tierra?' Vuélvete de tu furia ardiente y arrepiéntete de este castigo contra tu pueblo. 13Acuérdate de Abraham, Isaac y de Israel, tus siervos, a quienes juraste por tí mismo y les dijiste: 'Haré a tu descendencia como las estrellas de los cielos, y le daré a tus descendientes toda esta tierra de la cual le he hablado. Ellos la heredarán para siempre.'" 14Entonces el SEÑOR cedió del castigo que dijo le inflijaría a su pueblo.
15Entonces Moisés se volteó y bajó de la montaña, cargando en sus manos las dos tablas de los decretos del pacto. Las dos tablas fueron escritas en ambos lados, por frente y por detrás. 16Las tablas eran el propio trabajo de Dios, y la escritura era la propia escritura de Dios, grabada en ellas.
17Cuando Josué escuchó el alboroto del pueblo que gritaba, le dijo a Moisés: "Hay un alboroto de combate en el campamento." 18Pero Moisés le dijo: "No es el sonido de victoria y tampoco de un pueblo en derrota, sino más bien el sonido de cánticos el que escucho."
19Cuando Moisés se acercó al campamento, vió a el becerro y al pueblo danzando también. Él se enojó mucho. Tiró las tablas de sus manos y las rompió al pié de la montaña. 20Tomó el becerro que el pueblo hizo, lo quemó, lo molió en polvo, y lo derramó en el agua. Entonces hizo que el pueblo de Israel bebiera del agua.
21Luego Moisés le preguntó a Aarón: "¿Qué te hizo este pueblo, que le haz traído tan grande pecado sobre ellos?" 22Aarón le contestó: "No dejes que tu furia arda, mi señor. Tú conoces este pueblo, y cómo se confabulan para hacer el mal. 23Ellos me dijeron: 'Haznos un dios que vaya delante de nosotros. De este tal Moisés, el hombre que nos saco de la tierra de Egipto, no sabemos qué ha sucedido con él.24Así que les dijé, 'todo aquél que tuviese oro puesto que se lo quitara.' Ellos me dieron el oro y yo lo tiré al fuego, y salió este becerro."
25Moisés vió que el pueblo corría salvajemente (dado que Aarón los había dejado salirse de control, causando que sus enemigos se burlaran de ellos). 26Entonces Moisés se detuvo a la entrada del campamento y dijo: "Todo aquél que esté del lado del SEÑOR, venga conmigo." Entonces todos los Levitas se reunieron a su lado. 27Entonces él les dijo: "El SEÑOR, el Dios de Israel, dice así: Que cada hombre saque su espada y vaya de entrada a entrada através del campamento, y mate con esta a su hermano, a su acompañante, y a su vecino."
28Los Levitas hicieron lo que Moisés les ordenó. Ese día murieron cerca de tres mil personas. 29Entonces Moisés dijo a los Levitas: "Ustedes han sido ubicados hoy al servicio del SEÑOR, dado que cada uno ha tomado acción en contra de su hijo y de su hermano, por lo cual el SEÑOR entregará una bendición hoy."
30Al próximo día Moisés le dijo al pueblo: "Ustedes han cometido un gran pecado. Ahora subiré donde el SEÑOR. Quizás pueda hacer una expiación por su pecado." 31Moisés regresó donde el SEÑOR y dijo: "Óh, este pueblo ha cometido un gran pecado y se ha hecho un ídolo de oro. 32Ahora bien, perdona su pecado; más si no lo haces, sácame del libro que haz escrito."
33El SEÑOR le contestó a Moisés: "Todo aquél que haya pecado contra mí, esa persona será borrada de mi libro. 34Así que ahora ve, guía a mi pueblo hasta el lugar que he hablado. Fíjate, mi ángel irá delante de tí. Pero en el día que los castigue, los castigaré por su pecado." 35Entonces el SEÑOR envió una plaga al pueblo porque había hecho un becerro, el que Aarón formó.

33

1El SEÑORé habló a Moisés: "Sal de aquí, tú y la gente a quien haz traído de la tierra de Egipto. Vayan a la tierra acerca de la cual hice un juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob, cuando les dije: 'Yo se la daré a tus descendientes.' 2Yo enviaré un ángel delante de ustedes, y sacaré a los Cananeos, Amorreos, Hititas, Ferezeos, Heveos y Jebuseos. 3Vayan a la tierra, que está fluyendo con leche y miel, pero no iré con ustedes, porque son personas tercas. Yo podría destruirles en el camino."

4Cuando la gente escuchó estas palabras preocupantes, hicieron duelo y nadie se puso joya alguna. 5El SEÑOR le había dicho a Moisés: "Dile a los Israelitas: 'Ustedes son personas tercas. Si Yo fuera entre ustedes tan sólo un momento, Yo los destruiría. Así que ahora, quiten sus joyas para decidir qué hacer con ustedes." 6Así que los Israelitas no usaron ninguna joya desde el Monte Horeb en adelante.
7Moisés tomó una tienda de campaña y la colocó fuera del campamento, lejos del campamento. La llamó la tienda de la reunión. Todo aquel que le pedía algo a el SEÑOR iba a la tienda de la reunión, fuera del campamento. 8Cuando Moisés iba a la tienda de campaña, toda la gente se paraba a la puerta de su tienda y miraba a Moisés hasta que entraba a la tienda. 9Cada vez que Moisés entraba a la tienda, bajaba la columna de nube y se situaba a la entrada de la tienda, y el SEÑOR hablaba con Moisés.
10Cada vez que toda la gente veía la columna de nube en la entrada de la tienda, se levantaban y adoraraban, cada hombre a la entrada de su tienda. 11El SEÑORhablaba con Moisés cara a cara, como un hombre habla con su amigo. Luego Moisés regresaba al campamento, pero su siervo Josué hijo de Nun, un hombre jóven, se quedaba en la tienda.
12Moisés le dijo al SEÑOR: "Mira, Me haz dicho: 'Lleva a esta gente en su viaje,' pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. Haz dicho: 'te conozco por tu nombre, y además haz encontrado favor ante mi vista.' 13Ahora si he encontrado favor ante tu vista, muéstrame Tus caminos para que Te pueda conocer y siga encontrando favor ante tu vista. Recuerda que esta nación es tu pueblo.
14El SEÑOR contesto: "Mi propia presencia irá contigo, y Yo te daré descanso." 15Moisés le dijo: "Si tu presencia no va con nosotros, no nos saques de aquí. 16Porque de lo contrario, ¿cómo se sabrá que tu pueblo y yo hemos encontrado favor ante tu vista? ¿No será solamente si tú vas con nosotros para que tu pueblo y yo seamos diferentes de todos los demás que están sobre la faz de la tierra?"
17El SEÑOR le dijo a Moisés: "También haré esto que me haz pedido, por que haz encontrado favor ante mi vista, y te conozco por tu nombre." 18Moisés dijo: "Por favor enséñame tu gloria."
19El SEÑOR dijo: "Haré que toda mi bondad pase frente a tí, y proclamaré mi nombre 'El SEÑOR' ante tí. Seré compasivo con el que seré compasivo, y mostraré misericordia a quien le muestre misericordia." 20Pero el SEÑOR dijo: "No podrás ver mi rostro, ya que nadie me puede ver y vivir."
21El SEÑOR dijo: "Mira, aquí hay un lugar cerca de Mí; tú te pondrás en pie sobre esta roca. 22Mientras Mi gloria pase, Yo te pondré en una hendidura de la roca y te cubriré con Mi mano hasta que Yo haya pasado. 23Después quitaré mi mano, y verás mi espalda, pero Mi rostro no será visto."

34

1El SEÑOR le dijo a Moisés: "Corta dos tablas de piedra como las primeras tablas. Yo escribiré en estas tablas las palabras que estaban escritas en las primeras tablas, las tablas que tú rompiste. 2Esté listo en la mañana y sube al Monte Sinaí, y preséntate allí a Mí en la cima de la montaña.

3Nadie podrá subir contigo. No permitas que nadie más sea visto en ningún lugar de la montaña. Ningún rebaño o manada ni siquiera pueden comer frente de la montaña." 4Así que Moisés cortó dos tablas de piedra como las primeras, y se levantó temprano en la mañana y subió al Monte Sinaí, como el SEÑOR le instruyó. Moisés cargó las tablas de piedra en su mano.
5El SEÑOR bajó en la nube y se paró junto a Moisés allí, y pronunció el nombre "SEÑOR." 6El SEÑOR pasó frente a él y proclamó: "SEÑOR, SEÑOR, Dios es misericordioso y gentil, lento para enfadarse, y abundante en fidelidad de pacto e integridad, 7manteniendo la fidelidad de pacto por miles de generaciones, perdonando iniquidades, transgresiones y pecados. Pero Él por ningún medio perdonará al culpable. Él traerá castigo por los pecados de los padres en sus hijos y en los hijos de sus hijos, tan lejos como la tercera y cuarta generación."
8Moisés rápidamente bajó su cabeza hacia el suelo y adoró. 9Luego él dijo: "Si ahora he encontrado favor en tu vista, mi Señor, por favor ve con nosotros, porque este pueblo es obstinado. Perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos como tu herencia."
10El SEÑOR dijo: "Observa, Yo estoy apunto de hacer un pacto. Ante todo tu pueblo, Yo haré maravillas como no se han hecho en toda la tierra ni en nación alguna. Todas las personas de entre ustedes verán mis obras, porque algo temible es lo estoy haciendo con ustedes. 11Obedece lo que te ordeno hoy. Yo estoy apunto de expulsar ante ustedes a los Amorreos, Cananeos, Hititas, Ferezeos, Heveos, y Jebuseos.
12Tengan cuidado de no hacer pacto con los habitantes de las tierras a donde irán, o ellos se convertirán en una trampa entre ustedes. 13En su lugar, tienen que romper los altares de ellos, aplastar sus pilares de piedra, y cortar sus postes de Asera. 14Porque no pueden adorar a ningún otro dios, pues Yo, el SEÑOR, cuyo nombre es 'Celoso', soy un Dios celoso.
15Así que ten cuidado de no hacer pacto con los habitantes de la tierra, pues se prostituyen a sí mismos para sus dioses y se sacrifican a sus dioses. Entonces uno de ellos te invitará y tú comerás algo de sus sacrificios, 16e incluso tú tomarás algunas de sus hijas para tus hijos, y sus hijas se prostituirán a sí mismas para sus dioses, y ellos harán que tus hijos se prostituyan a sus dioses. 17No hagan para ustedes mismos dioses de metal fundido.
18Tienes que mantener el Festival de los Panes sin Levadura. Como Yo te ordené, tú tienes que comer pan sin levadura por siete días en el tiempo señalado en el mes de Abib, porque fue en el mes de Abib que saliste de Egipto.
19Todos los primeros en nacer son Míos, hasta los machos primerizos del ganado, tanto el buey como la oveja. 20Tienes que volver a comprar el primer nacido de un burro y un cordero, pero si no lo vuelves a comprar, entonces tienes que romper su cuello. Tienes que volver a comprar todos los primerizos de tus hijos. Nadie puede presentarse ante Mí con las manos vacías
21Tienes que trabajar por seis días, pero al séptimo día tienes que descansar. Incluso en el tiempo de arar y en el de la cosecha, tienes que descansar. 22Tienes que observar el Festival de la Semana con el primer rendimiento de la cosecha del trigo, y tienes que observar el Festival de la Cosecha al final del año.
23Todos tus hombres tienen que presentarse ante Mí, el SEÑOR, el Dios de Israel, tres veces cada año. 24Pues yo traeré a las naciones delante de ti y expandiré tus fronteras. Nadie deseará invadir tus tierras y tomarlas cuando vengas ante Mí, el SEÑOR tu Dios, tres veces cada año.
25No puedes ofrecer la sangre de Mi sacrificio con ninguna levadura, ni ninguna carne del sacrificio del Festival de la Pascua puede quedarse hasta la mañana. 26Tienes que traer lo mejor de los primeros frutos de tus campos a Mi casa. No puedes hervir a un cabrito en la leche de su madre."
27El SEÑOR le dijo a Moisés: "Escribe estas palabras, porque Yo mismo prometo estas palabras que he hablado, y he hecho un pacto contigo y con Israel." 28Moisés estuvo ahí con el SEÑOR por cuarenta días y noches; él no comió ninguna comida ni tomó agua alguna. Él escribió en las tablas las palabras del pacto, los diez Mandamientos.
29Cuando Moisés bajó del Monte Sinaí con las dos tablas del pacto del decreto en sus manos, él no sabía que la piel de su cara se había vuelto resplandeciente mientras estaba hablando con Dios. 30Cuando Aarón y los Israelitas vieron a Moisés, la piel de su cara estaba brillando, y ellos tuvieron temor de acercarce a él. 31Pero Moisés los llamó, y Aarón y todos los líderes de la comunidad subieron donde él. Luego Moisés habló con ellos.
32Después de esto, todo el pueblo de Israel subió donde Moisés, y él les dijo todos los mandamientos que el SEÑOR le había dado en el Monte Sinaí. 33Cuando Moisés había terminado de hablar con ellos, se puso un velo sobre su rostro.
34Cada vez que Moisés se presentaba ante el SEÑOR para hablar con Él, éste se removía el velo hasta que salía. Cuando él salía, le decía a los Israelitas lo que se le había ordenado a decir. 35Cuando los Israelitas vieron el rostro de Moisés brillar, éste se ponía el velo sobre su rostro ora vez hasta que volvía y entraba a hablar con el SEÑOR.

35

1Moisés reunió a toda la comunidad de los israelitas y les dijo: "Estas son las cosas que el SEÑOR les ha ordenado hacer a ustedes. 2En seis días trabajo se puede hacer, pero para ustedes, el séptimo día debe ser un día santo, un día sábado de completo descanso, santo para el SEÑOR. Quienquiera que haga cualquier trabajo en ese día debe ser puesto a muerte. 3Ustedes no deben encender un fuego en ninguno de sus hogares en el día de reposo."

4Moisés habló a toda la comunidad de los israelitas, diciendo: "Esta es la cosa que el SEÑOR ha ordenado. 5Tomen una ofrenda para el SEÑOR, todos ustedes que tienen un corazón dispuesto. Traigan una ofrenda al SEÑOR, oro, plata, bronce, 6azul, violeta, y lana escarlata y lino fino; cabello de cabras; 7pieles de carnero pintadas de rojo y cueros de marsopa; madera de acacia; 8aceite para las lámparas del santuario, especias para el aceite ungido y el incienso fragante, 9piedras de ónice y otras piedras preciosas para que sean fijadas al efod y pectoral.
10Todo hombre hábil entre ustedes vendrá, y harán todo lo que el SEÑOR ha ordenado, 11el tabernáculo con su tienda, su cubierta, sus ganchos, marcos, barras, postes y bases; 12también el arca con sus astas, la tapa de expiación, y la cortina para sellarla.
13Ellos trajeron la mesa con sus astas, todos sus utensilios, y el pan de la presencia; 14el candelabro para las luces, con sus accesorios, sus lámparas, y el aceite para las lámparas; 15el incienso del altar con sus astas, el aceite ungido y el incienso fragante; el colgante para la entrada del tabernáculo; 16el altar para los holocaustos con su reja de bronce y sus astas y utensilios; y la cuenca grande con su base.
17Ellos trajeron los colgantes para el patio con sus astas y bases, y la cortina para la entrada del patio; 18y las estacas de tienda para el tabernáculo y patio, junto con sus cuerdas. 19Ellos trajeron las vestiduras finamente tejidas para servir en el lugar santo, las vestiduras santas para Aarón el sacerdote y sus hijos, para que ellos sirvieran como sacerdotes."
20Entonces todas las tribus de Israel se fueron lejos de la presencia de Moisés. 21Todo a quien su corazón lo animó y a quien su espíritu hizo dispuesto a venir y traer una ofrenda para el SEÑOR para la construcción del tabernáculo, para todos los elementos de servicio en el, y para las vestiduras santas. 22Ellos vinieron, ambos hombres y mujeres, todos quienes tenían un corazón dispuesto. Ellos trajeron broches, aretes, anillos, y ornamentos, todo tipo de joyería de oro. Ellos todos presentaron ofrendas de oro como una ola de ofrenda al SEÑOR.
23Todo aquel que tenía lana azul, violeta o escarlata, lino fino, cabello de cabra, piel de carnero pintada de rojo, o pieles de marsopa, los trajeron. 24Todos haciendo una ofrenda de plata o bronce, las trajeron como una ofrenda al SEÑOR, y todos los que tenían madera de acacia para cualquier uso en el trabajo, las trajeron.
25Toda mujer hábil hiló lana con sus manos y trajo lo que ella había hilado, lana azul, violeta, o escarlata, o lino fino. 26Todas las mujeres, a quienes sus corazones las animaron y quienes tenían destreza para hilar cabello de cabras.
27Los líderes trajeron piedras de ónice y otras gemas para ser fijadas al efod y al pectoral; 28ellos trajeron especias y aceite para las lámparas, para el aceite ungido, y para el incienso fragante. 29Los israelitas trajeron una ofrenda voluntaria al SEÑOR; todo hombre y mujer, quien su corazón estaba dispuesto, trajo materiales para todo el trabajo que el SEÑOR había ordenado a través de Moisés para ser hecho.
30Moisés le dijo a los israelitas: "Miren, el SEÑOR ha llamado por nombre en Bezalel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá. 31Él ha llenado a Bezalel con su Espíritu, para darle sabiduría, entendimeinto y conocimiento, para todos los tipos de artesanía, 32para hacer diseños artísticos y para trabajar en oro, plata y bronce; 33también para cortar y fijar piedras y para tallar madera, para hacer todo tipo de diseño y artesanía.
34Él lo ha puesto en su corazón para enseñar, ambos él y Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan. 35Él ha los ha llenado con destreza para hacer todo tipo de trabajo, para trabajar como artesanos, como grabadores, como bordadores en lana azul, violeta, y escarlata y lino fino, y como tejedores. Ellos son artesanos en todo tipo de trabajo, y ellos son diseñadores artísticos.

36

1Así que Bezalel y Aholiab y toda persona hábil a quien el SEÑOR le ha dado destreza y habilidad para conocer cómo hacer cualquier trabajo en la construcción del lugar santo, están para hacer el trabajo de acuerdo a todo lo que el SEÑOR había ordenado."

2Moisés llamó a Bezael, Aholiab y a toda persona hábil en cuya mente el SEÑOR había dado talento, y cuyo corazón se revolvía dentro de él para ir y hacer el trabajo. 3Ellos recibieron de Moisés todas las ofrendas que los israelitas habían traído para la construcción del lugar santo. La gente todavía traía ofrenda voluntarias cada mañana a Moisés 4Así que toda la gente habilidosa trabajando en el lugar santo vino del trabajo que habían estado haciendo.
5Los artesanos le dijeron a Moisés: "La gente está trayendo más de lo necesario para hacer el trabajo que el SEÑOR nos a ordenado hacer". 6Entonces Moisés ordenó a que nadie en el campamento debería traer ninguna otra ofrenda para la construcción del lugar santo. Entonces la gente dejó de traer estos regalos. 7Ellos tenían material más que suficiente para todo el trabajo.
8Entonces todos los artesanos entre ellos construyeron el tabernáculo con diez cortinas hechas de lino fino y lana azul, púrpura, y escarlata con diseños de querubines. Éste esta el trabajo de Bezael, un artesano muy talentoso. 9El largo de cada cortina era de veíntiocho codos, el ancho de cuatro codos. Todas las cortinas eran del mismo tamaño. 10Bezael unió cinco cortinas una con la otra, y las otras cinco cortinas él también las unió la una con la otra.
11Él hizo nudos de azul a lo largo de los bordes al final de un par de cortinas, e hizo lo mismo a lo largo del borde al final del segundo par de cortinas. 12Él hizo cincuenta nudos en la primera cortina y cincuenta nudos en el borde al final del segundo par. Así que los nudos estaban opuestos el uno al otro. 13Él hizo cincuenta corchetes de oro y unió las cortinas con ellos para que el tabernáculo se uniera.
14Bezael hizo cortinas de pelo de cabra para una tienda sobre el tabernáculo; él hizo once de estas cortinas. 15El largo de cada cortina era de treinta codos, y el ancho de cada cortina era de cuatro codos. Cada una de las once cortinas era del mismo tamaño. 16Él unió cinco cortinas a cada una y otras seis cortinas a cada una. 17Él hizo cincuenta nudos en el borde al final de la cortina del primer grupo, y cincuenta nudos a lo largo del borde al final de la cortina que se unía al segundo grupo.
18Bezalel hizo cincuenta broches de bronce para unir la carpa para para que esta fuera una sola pieza. 19Él hizo para el tabernáculo unas cubiertas de piel de carnero teñidas de rojo y otras cubiertas de piel fina que colocó sobre de esta.
20Bezalel hizo los armazones verticales en madera de acacia para el tabernáculo. 21El largo de cada marco era diez codos y el ancho de uno y medio codos. 22Cada marco tenía dos clavijas de madera para unir los marcos. Hizo esto para todos los armazones del tabernáculo. 23Él hizo todos los armazones para el tabernáculo de esta manera: veinte marcos para el lado sur.
24Bezalel hizo cuarenta bases de plata para colocar debajo de los veinte marcos. Había dos bases bajo cada marco para unirlas, además dos bases debajo de cada uno de los otros marcos para mantenerlos unidos. 25Para el segundo lado del tabernáculo, en el lado norte, el construyó veinte marcso 26y sus cuarenta bases de plata. Habían dos bases debejo del primer marco, dos bases debajo del segundo marco y así sucesivamente.
27Para la parte posterior del tabernáculo en la parte oeste, Bezalel hizo seis marcos. 28Hizo dos marcos para las esquinas de la parte de atrás del tabernáculo.
29Estos marcos estaban separados en la parte inferior, pero unidos en la parte superior por un anillo. Él hizo dos de esta manera para las dos esquinas. 30Habían ocho marcos, juntos con sus bases en plata. Habían dieciseis bases por todo, dos bases debajo del primer marco, y dos bases debajo del próximo marco y así sucesivamente.
31Bezalel hizo barras cruzadas de madera de acacia, cinco marcos en un lado del tabernáculo, 32cinco barras cruzadas para los marcos de la otra parte del tabernáculo, y cinco barras cruzadas para los marcos de la otra parte del tabernáculo al área oeste. 33Él hizo las barras cruzadas del centro de los marcos, esto es, mitad para arriba, para alcanzar de extremo a extremo. 34Él cubrió los marcos con oro. Él hizo los anillos de oro, para que sirvieran de sostén para las barras cruzadas y él cubrió las barras de oro.
35Bezalel hizo la cortina de azul, violeta, y lana escarlata, y de lino fino, con diseños de querubín, la obra de un trabajador habilidoso. 36Él hizo para la cortina cuatro pilares de madera de acacia, y él las cubrió con oro. Él también hizo ganchos de oro para los pilares, y él fundió para ellos cuatro bases de plata.
37Él hizo un tápiz para la entrada de la tienda. La hizo de tela azul, púrpura, lana escarlata, usando lino fino, trabajo de un bordador. 38Él tambien hizo cinco pilares corgantes con ganchos. Cubrió las superficies y varillas con oro. Sus cinco bases fueron fabricadas de bronce.

37

1Bezalel hizo el arca de madera de acacia. Su largo era de dos y medio codos; su anchura era de un codo y medio; y su altura era de un codo y medio. 2Él lo cubrió por dentro y por afuera con oro puro e le hizo un borde de oro alrededor de la parte superior. 3Él fundió cuatro anillos de oro para los cuatro pies, con dos anillos en un lado de él, y dos anillos en el otro lado.

4El hizo varas de madera de acacia y las cubrió con oro. 5El colocó las varas dentro de los anillos de los lados del arca, para poder llevar el arca. 6El hizo una tapa de oro puro para el propiciatorio. Su largo era de dos codos y medio, y su anchura era un codo y medio.
7Bezalel hizo dos querubines de oro martillado para las dos tapas del propiciatorio. 8Un querubín era para un extremo de la tapa del propiciatorio, y el otro querubín era para el otro extremo. Eran hechos como una sola pieza con la tapa del propiciatorio. 9El querubín extendía sus alas hacia arriba y hacía sombra sobre la tapa del propiciatorio. Los querubines estaban de frente el uno al otro y mirando hacia el centro de la tapa del propiciatorio.
10Bezalel hizo la mesa de madera de acacia. Su longitud era de dos codos, su anchura era un codo, y su altura era un codo y medio. 11Él lo cubrió con oro puro y colocó un borde de oro puro alrededor de la tapa. 12Él hizo un marco alrededor de un palmo de ancho, con un borde de oro alrededor para el marco. 13El fundió cuatro anillos de oro y unió los anillos a las cuatro esquinas, donde estaban los cuatro pies.
14Los anillos estaban unidos al marco para proveer lugar para las varas, de manera que se pudiera cargar la mesa. 15Él hizo las varas de madera de acacia y las cubrió con oro, de manera que pudiera cargar la mesa. 16Él hizo los objetos que estuvieran en la mesa: los platos, cucharas, basijas y jarras a ser usados para derramar las ofrendas. Él los hizo de oro puro.
17Él hizo el candelero de puro oro martillado. Él hizo el candelero con su base y asta. Sus tazones, sus cálices y sus flores fueron hechos todos de una pieza con el. 18Seis brazos se extendían hacia afuera en los lados, tres brazos de un lado, y tres brazos del candelero extendida del otro lado. 19El primer brazo tenia tres tazones hechos como flor de almendro, con una base de cálices y una flor, y tres tazones hechos de flor de almendro en el otro brazo, con una base de cáliz y una flor. Era igual para todos los seis brazos que se extienden hacia afuera del candelero.
20En el candelero mismo, el asta central, habia cuatro tazones hechos de flor de almendro, con sus bases de cálices y de flores. 21Había una base de cáliz debajo del primer par de brazos, hechos de una sola pieza, y una base de cáliz debajo del segundo par de brazos, también hechos como una sola pieza con el. De la misma manera había una base de cáliz debajo del tercer par de brazos, hecho de un sola pieza con el. Era lo mismo con todos los seis brazos extendiéndose fuera del candelero. 22Sus cálices y sus brazos eran todos una sola pieza con el, una sola pieza de trabajo labrada a martillo de oro puro.
23Bezalel hizo el candelero y sus siete lámparas, sus pinzas y sus bandejas de oro puro. 24Él hizo el candelero y sus accesorios con un talento de oro puro.
25Bezalel hizo el altar de incienso. Él lo hizo con madera de acacia. Su longitud era de un codo, y sus anchura de un codo. Era cuadrado, y su altura era de dos codos. Sus cuernos eran hechos de una sola pieza con el. 26Él cubrió el altar de incienso con oro puro, su parte superior, sus lados, y sus cuernos. Él también hizo un borde alrededor de oro para el.
27Él hizo dos anillos dorados para ser pegados a el debajo de su borde en sus dos lados opuestos. Los anillos eran los que sostendrían las varas para calgar el altar. 28Él hizo las varas de madera de acacia, y las cubrió con oro. 29Él hizo el aceite sagrado de la unción y el incienso puro fragante, el trabajo de un perfumista.

38

1Bezalel hizo el altar para las ofrendas quemadas de madera de acacia. Era de cinco codos de largo y cinco codos de ancho---un cuadrado--- y tres codos de alto. 2Él hizo extenciones de sus cuatro esquinas con forma de cuernos de buey. Los cuernos fueron hechos de una pieza junto con el altar, y él lo cubrió con bronce. 3Él hizo todas las herramientas para el altar--recipientes para las cenizas, palas, tazones, tenedores para carne y parrillas. Él hizo todas estas herramientas con bronce.

4Él hizo una rejilla para el altar, una red de bronce para que fuera ubicada debajo del estante, hasta la mitad del fondo. 5Él fundió cuatro anillos para las cuatro esquinas de la rejilla de bronce, como sostenedores para las varas.
6Bezalel hizo varas de madera de acacia y las cubrió con bronce. 7Él puso las varas a través de los anillos a los lados del altar, para cargarlo. Él hizo el altar hueco, de tablones.
8Bezalel hizo el gran tazón de bronce con un soporte de bronce. Él hizo el tazón de espejos pertenecientes a la mujer que servía a la entrada de la tienda de encuentro.
9Él también hizo el patio. Los cortinajes en el lado sur del patio eran de lino fino, cien codos de largo. 10Los cortinajes tenían veinte postes, con veinte bases de bronce. Habían ganchos unidos a los postes, como también varillas de plata.
11Igualmente, a lo largo del lado norte habían cortinajes de cien codos de largo con veinte postes, veinte bases de bronce, ganchos unidos a los postes, y varillas de plata. 12Los cortinajes del lado oeste eran de cincuenta codos de largo con diez postes y bases. Los ganchos y varillas de los postes eran de plata.
13El patio también era de cincuenta codos de largo en el lado este. 14Los cortinajes para un lado de la entrada eran de cincuenta codos de largo. Tenían tres postes con tres bases. 15En el otro lado de la entrada del patio también habían cortinajes de quince codos de largo, con tres postes y tres bases. 16Todos los cortinajes de alrededor del patio fueron hechos de lino fino.
17La bases para los postes fueron hechas de bronce. Los ganchos y varillas para los postes fueron hechas de plata, y la cubierta para la partes de arriba de los postes también fueron hechas de plata. Todos los postes del patio estaban cubiertos con plata. 18La cortina en la entrada del patio era de veinte codos de largo. La cortina fue hecha de azul, púrpura y lino escarlata, lino fino torcido y era de veinte codos de largo. Eran veinte codos en longitud y cinco codos en altura, como las cortinas (cortinajes) del patio. 19Tenía cuatro bases de bronce y ganchos de plata. La cubierta para sus partes de arriba y sus varillas fueron hechas de plata. 20Todas las estacas de tienda de campaña para el tabernáculo y el patio fueron hechas de bronce.
21Este es el inventario del tabernáculo, el tabernáculo del decreto del pacto, como fue tomado siguiendo las instrucciones de Moisés. Fue el trabajo de los levitas bajo la dirección de Itamar, hijo de Aarón, el sacerdote. 22Bezalel, hijo de Urim, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todo lo que el SEÑOR le había ordenado a Moisés. 23Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, trabajó con Bezalel como un grabador, como un trabajador habilidoso, y como un bordador en azul, púrpura, lana escarlata y en lino fino.
24Todo el oro que fue usado para el proyecto, en todo el trabajo conectado con el lugar santo--el oro de la ofrenda de movimiento--fue de veintinueve talentos y 730 siclos, medido por el estándard del siclo del santuario. 25La plata dada por la comunidad pesó cien talentos y 1, 775 siclos, de acuerdo al siclo del santuario, 26o un becá por cada hombre, lo cual es medio siclo, medido por el siclo del santurario. Esta cifra fue alcanzada basada en cada persona que fue contada en el censo, aquellos de veinte años para arriba---603, 550 hombres en total.
27Cien talentos de plata fueron fundidos para las bases del lugar santo y las bases de las cortinas: cien bases, un talento por cada base. 28Con el restante de los 1, 775 siclos de plata, Bezalel hizo los ganchos para los postes, cubrió las partes de arriba de los postes, e hizo las varillas con ellos. 29El bronce de la ofrenda de movimiento pesó setenta talentos y 2, 400 siclos.
30Con esto él hizo las bases para la entrada de la tienda de encuentro, el altar de bronce, su rejilla de bronce, todas las herramientas para el altar, 31las bases para el patio, las bases para la entrada del patio, todas las estacas de tienda de campaña para el tabernáculo y todas las estacas de tienda de campaña para el patio.

39

1Con el azúl, púrpura y lana escarlata ellos hicieron vestimentas de tejido fino para el servicio en el lugar santo. Ellos hicieron las vestimentas de Aarón para el lugar santo, como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.

2Bezalel hizo el efod de oro, de azúl, púrpura y lana escarlata y de lino fino torcido. 3Ellos martillaron láminas de oro y las cortaron en cables para atarlas con el azúl, púrpura y lana escarlata y al lino fino, el trabajo de un obrero habilidoso.
4Ellos hicieron hombreras para el efod, juntas a sus dos esquinas superiores. 5Su cinto de tejido fino era como el efod; fue hecho de una sola pieza con el efod, hecho de lino fino torcido que era oro, azúl, púrpura y escarlata, justo como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.
6Ellos elaboraron las piedras de ónice, contenidas en marcos de oro, establecidas con grabados como en un sello, y grabados con los nombres de los doce hijos de Israel. 7Bezalel las puso en las hombreras del efod como piedras para recordar al SEÑOR los doce hijos de Israel; como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.
8El hizo el pectoral, el trabajo de un trabajador diestro, diseñado como el efod. Lo hizo en oro, de lana azúl, púrpura y escarlata y de lino fino. 9Era cuadrado. Ellos, doblaron el pectoral doble. Era un palmo de largo y palmo de ancho.
10Le colocaron cuatro hileras de piedras preciosas. La primera hilera tenía un rubí, un topacio y un granate. 11La segunda hilera tenía una esmeralda, un safiro y un diamante. 12La tercera hilera tenía un jacinto, una ágata y una amatista. 13La cuarta hilera tenía un berilo, un ónice y un jaspe. Las piedras fueron montadas en un engaste de oro.
14Las piedras eran ordenadas según los nombres de las doce tribus de Israel, todos en orden por sus nombres. Eran como grabados en un anillo de sello, cada nombre significaba una de las doce tribus. 15En el pectoral hicieron cadenas como cuerdas, trabajo trenzado de puro oro. 16Hicieron dos engastes de oro y dos anillos de oro y pegaron los dos anillos a las esquinas del pectoral.
17Ellos pusierom dos cadenas trenzadas de oro en los dos anillos en las esquinas del pectoral. 18Ellos unieron las otras dos esquinas de las cadenas trenzadas a los dos marcos. Ellos las unieron a las piezas de las hombreras de efod como su principio.
19Ellos hicieron dos anillos de oro y los pusieron en las otras dos esquinas del pectoral, en el borde a lado del borde interno. 20Ellos hicieron dos anillos más de oro y los unieron en la parte baja de las piezas de las hombreras frente al efod, cercano a la costura por encima de la cintura finamente tejida de efod.
21Ellos unieron el pectoral por su anillos a los anillos del efod con un cable azúl, para que así pudiese estar unido arriba de la cintura finamente tejida de efod. Esto era para que el pectoral no se desamarrara del efod. Esto fue hecho como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.
22Bezalel hizo el manto del efod completamente de tela púrpura, el trabajo de un tejedor. 23Tenía una apertura para la cabeza en el medio. La apertura tenía un borde tejido circularmente para que no se rompiera. 24En la parte baja del dobladillo, ellos hicieron granadas de azúle, púrpura, hilo escarlata y lino fino.
25Ellos hicieron campanas de oro puro y ellos pusieron esas campanas entre las granadas alrededor de la parte baja del manto. 26Una campana y una granada, una campana y una granada, en el borde del manto de Arón. Esto era como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.
27Ellos hicieron los abrigos de lino fino para Arón y para sus hijos. 28Ellos hicieron un turbante de lino fino, los ornamentos en la banda de la cabeza de lino fino, ropa interior de lino fino, 29y la faja de lino fino de azúl, púrpura y lana escarlata, el trabajo de un bordador. Esto fue hecho como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.
30Ellos hicieron el plato de la corona santísima de oro puro; ellos grabaron en él, como el grabado en un sello, "Santidad al SEÑOR." 31Ellos le amarraron al turbante un cable azul a la parte superior del turbante. Esto fue como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.
32Así que el trabajo en el tabernáculo, la tienda de reuniones, fue terminado. Las personas de Israel hicieron todo. 33Ellos siguieron todas las instrucciones que el SEÑOR le había dado a Moisés. Ellos le trajeron el tabernáculo a Moisés: la tienda y todo su equipo, sus broches, marcos, barras, postes y bases; 34la cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, la cubierta de cuero de vaca marina, y la cortina encubrir 35el arca del testimonio, así como los polos y la tapa de expiación.
36Ellos trajeron la mesa, todo sus utensilios, y el pan de la presencia, 37el candelabro de oro puro y sus lámparas en una fila, con sus accesorios y el aceite para las lámparas; 38el altar de oro, el aceite de unción y el inciencio fragante; el colgante para la entrada del tabernáculo; 39el altar de bronce con su rejilla de bronce y sus postes y utencilios y su cuenca grande con su base.
40Ellos trajeron los colgantes para el patio con sus postes y bases, y las cortinas para la entrada del patios; sus sogas y sus estacas para tiendas; y todo el equipo para el servicio del tabernáculo, la tienda de reuniones. 41Ellos trajeron prendas tejidas finas para servir en el lugar santo, las prendas santas para Arón el sacerdote y sus hijos, para que ellos le sirvan como sacerdotes.
42Así las personas de Israel hicieron todo el trabajo como el SEÑOR había ordenado a Moisés. 43Moisés examinó todo el trabajo, y, vean, ellos lo habían hecho. Como el SEÑOR le había ordenado, de esa manera ellos lo hicieron. Luego Moisés los bendijo.

40

1Entonces Yavhé le habló a Moisés y dijo: 2"En el primer día del primer mes del nuevo año ustedes deben preparar el tabernáculo, la tienda de reunión.

3Debes colocar el arca del testimonio en el, y tú debes de proteger el arca con una cortina. 4Debes de traer la mesa y colocar en orden las cosas que pertenecen a ella. Entonces tú debes de traer el candelabro y preparar las lámparas.
5Debes colocar el altar dorado de incienso delante del arca del testimonio, y tú debes colocar la cortina en la entrada del tabernáculo. 6Debes de colocar el altar para las ofrendas quemadas delante de la entrada del tabernáculo, la tienda de reunión. 7Debes colocar un recipiente grande entre la tienda de reunión y el altar y debes colocar agua en el.
8Debes preparar un patio alrededor, y debes colgar la cortina en la entrada del patio. 9Debes tomar el aceite ungido y ungir el tabernáculo y todo lo lo que hay en el. Tú debes separarlo y todo su mobiliario para Mí; entonces será santo. 10Tú debes ungir el altar de las ofrendas quemadas y todos sus utensilios. Tú debes separar el altar para Mí y se volverá en algo bien santo para Mí. 11Debes ungir el recipiente de bronce y su base y separarlo para Mí.
12Tú traerás a Aarón y a sus hijos a la entrada de la tienda de reunión y tú les lavarás con agua. 13Tú vestirás a Aarón con las vestiduras que han sido separadas para Mí, úngelo y separalo para que él me sirva como Mi sacerdote.
14Tú Me traerás a sus hijos y los vestirás con abrigos. 15Tú los ungirás como ungiste a su padre para que así ellos Me sirvan como sacerdotes. Su ungimiento hará de ellos un sacerdocio permanente a través de las generaciones de su gente." 16Esto fue lo que hizo Moisés; él siguió todo lo que Yavhé le ordenó a el. Él hizo todas estas cosas.
17Así que el tabernáculo estaba preparado el primer día en el primer mes en el segundo año. 18Moisés preparó el tabernáculo, colocó sus bases en su lugar, colocó sus marcos, unió sus barras y colocó sus pilares y sus postes. 19El esparció la cubierta sobre el tabernáculo y colocó la tienda sobre el, como Yavhé le ordenó. 20Él tomó los decretos del pacto y los colocó dentro del arca. Él también colocó los postes en el arca y colocó la tapa de expiación en ella.
21Él trajo el arca dentro del tabernáculo. Colocó la cortina para protejer el arca del testimonio, como Yavhé le había ordenado. 22Él colocó la mesa dentro de la tienda de reunión, en lado norte del tabernáculo, fuera de la cortina. 23El colocó el pan en orden en la mesa delante de Yavhé, como Yavhé le había ordenado.
24Él colocó el candelabro dentro de la tienda de reunión, al otro lado de la mesa, en el lado sur del tabernáculo. 25Iluminó las lámparas delante de Yavhé, así como Yavhé le había ordenado.
26Él colocó el altar dorado de incienso dentro de la tienda de reunión delante de las cortinas. 27Quemó incienso fragante en él, así como Yavhé le había ordenado.
28Él colgó la cortina en la entrada del tabernáculo. 29Colocó el altar para la ofrenda quemada en la entrada del tabernáculo, la tienda de reunión. Ofreció en el la ofrenda quemada y la ofrenda del grano, como Yavhé le había ordenado a él. 30Él colocó el recipiente entre la tienda de reunión y el altar, y él colocó agua en ella para lavarse.
31Moisés, Aarón, y sus hijos se lavaban sus manos y sus pies en el recipiente 32cada vez que ellos iban a entrar a la tienda de reunión y cada vez que ellos iban al altar. Ellos se lavaban a sí mismos, como Yavhé le había ordenado a Moisés. 33Moisés preparó el patio alrededor del tabernáculo y el altar. El colocó la cortina en la entrada del patio. De esta forma, Moisés terminó el trabajo.
34Entonces la nube cubrió la tienda de reunión, y la gloria de Yavhé llenó el tabernáculo. 35Moisés no era capaz de entrar en la tienda de reunión porque la nube se había posado en ella, y porque la gloria de Yavhé había llenado el tabernáculo.
36Cada vez que la nube era quitada de sobre el tabernáculo, el pueblo de Israel se pondría en marcha en su viaje. 37Pero si la nube no se levantaba del tabernáculo, entonces el pueblo no viajaba. Ellos permanecían hasta el día que se levantará. 38Porque la nube de Yavhé estaba sobre el tabernáculo en el día, y su fuego estaba sobre el por la noche, delante de todo el pueblo de Israel a través de su viaje.

Levítico

1

1El SEÑOR llamó a Moisés y le habló desde la tienda de reunión, diciendo: 2"Habla al pueblo de Israel y diles: 'Cuando cualquier hombre de entre ustedes trae una ofrenda al SEÑOR, trae como ofrenda uno de sus animales, ya sea de tu ganado o de su rebaño.

3Si su ofrenda es una ofrenda quemada del ganado, él debe ofrecer un macho sin defecto. Él lo ha de ofrecer en la entrada de la tienda de reunión, para que pueda ser aceptada ante el SEÑOR. 4Él ha de poner su mano en la cabeza de la ofrenda quemada, y entonces será aceptada en su lugar como expiación por sí mismo.
5Luego él debe matar el toro ante el SEÑOR. Los hijos de Aarón, los sacerdotes, presentarán la sangre y la esparcirán sobre el altar que está a la entrada de la tienda de reunión. 6Después él debe pelar la piel de la ofrenda quemada y cortarla en pedazos.
7Luego los hijos de Aarón el sacerdote pondrán el fuego en el altar y pondrán madera para alimentar el fuego. 8Los hijos de Aarón, los sacerdotes, han de poner las piezas, la cabeza y la grasa, en orden sobre la madera que está en el fuego que está sobre en el altar. 9Pero sus partes internas y sus piernas deben lavar con agua. Luego los sacerdotes quemarán todo lo que está en el altar como una ofrenda quemada. Esto producirá un dulce aroma para Mí; esto será una ofrenda hecha a Mí por fuego.
10Si su ofrenda quemada es del rebaño, una de las ovejas o una de las cabras, él debe ofrecer un varón sin defecto. 11Él debe matarlo en el lado norte del altar ante el SEÑOR. Los hijos de Aarón, los sacerdotes, esparcirán la sangre en cada lado del altar.
12Después él debe cortarlo en pedazos, con su cabeza y su grasa, y los sacerdotes lo pondrán en orden sobre la madera que está en el fuego, que está en el altar, 13pero las partes internas y las piernas él debe lavar con agua. Luego el sacerdote ofrecerá todo, y lo quemará en el altar. Es una ofrenda quemada, y esta producirá un dulce aroma para el SEÑOR; será una ofrenda hecha para Él por fuego.
14Si su ofrenda al SEÑOR es una ofrenda quemada de aves, entonces debe traer como su ofrenda o una tórtola o una paloma jóven. 15El sacerdote debe traerlo al altar, retorcer su cabeza, y quemarlo en el altar. Luego su sangre debe ser vaciada fuera en el lado del altar.
16Él debe remover su buche con su contenido, y tirarlo al lado este del altar, en el lugar para las cenizas. 17Él debe cortarlo abierto por las alas, pero él no debe separarlo en dos partes. Luego el sacerdote lo quemará en el altar, sobre la madera que está en el fuego. Esto será una ofrenda quemada, y esto producirá un aroma dulce para el SEÑOR; será una ofrenda hecha para Él por fuego.

2

1Cuando alguien traiga una ofrenda de grano al SEÑOR, su ofrenda debe ser harina fina, y él deberá derramar aceite sobre ella y poner incienso sobre ella. 2Él deberá llevar su ofrenda a los hijos de Aarón, los sacerdotes, y allí un sacerdote tomará un puñado de la harina fina con el aceite y el incienso sobre ella. Luego, el sacerdote quemará la ofrenda en el altar como una ofrenda representativa. Ella producirá un aroma dulce para el SEÑOR; ésta será una ofrenda hecha para Él por fuego. 3Lo que sea que sobre de la ofrenda de grano le pertenecerá a Aarón y a sus hijos. Es muy santo para el SEÑOR de las ofrendas al SEÑOR hechas en fuego.

4Cuando tú ofrezcas una ofrenda de grano sin levadura que está horneada en un horno, debe ser pan suave de harina fina mezclado con aceite, o pan duro sin levadura, que esté rociado con aceite. 5Si tu ofrenda de grano está horneada en un sartén de hierro, debe ser de harina fina, sin levadura, que esté mezclada con aceite.
6Tú debes dividirlo en pedazos y echar aceite sobre él. Esta es una ofrenda de grano. 7Si tu ofrenda de grano está cocinada en un sartén, debe estar hecho con harina fina y aceite.
8Tú debes traer la ofrenda de grano, hecha de estas cosas al SEÑOR, y será presentada al sacerdote, quien la traerá al altar. 9Luego, el sacerdote tomará algunas de las ofrendas de grano como una ofrenda en su lugar, y él la quemará en el altar. Será una ofrenda hecha por fuego, y producirá un dulce aroma al SEÑOR. 10Lo que queda de la ofrenda de grano le pertenecerá a Aarón y a sus hijos. Es muy santo para el SEÑOR de las ofrendas al SEÑOR hechas en fuego.
11Ninguna ofrenda de grano que ustedes ofrezcan al SEÑOR debe ser hecha con levadura, porque ustedes no deben quemar ninguna levadura, ni ninguna miel, como una ofrenda hecha en fuego para el SEÑOR. 12Ustedes la ofrecerán al SEÑOR como una ofrenda de primeros frutos, pero no serán usadas para producir un dulce aroma en el altar. 13Ustedes deben sazonar cada una de tus ofrendas de grano con sal. Ustedes nunca deben permitir que la sal del pacto de su Dios falte en sus ofrendas de grano. Con todas sus ofrendas ustedes deben ofrecer sal.
14Si ustedes ofrecen una ofrenda de grano de sus primeros frutos al SEÑOR, ofrezcan grano fresco, que estén tostados con fuego y luego aplastados en comida. 15Luego, debes poner aceite e inicienso sobre ella. Esto es una ofrenda de grano. 16Luego el sacerdote quemará parte de la ofrenda aplastada y el aceite y el inicienso como una ofrenda en su lugar. Esto es una ofrenda hecha por fuego para el SEÑOR.

3

1Si alguien ofrece un sacrificio el cual es una ofrenda de paz de un animal de una manada, ya sea macho o hembra, debe ofrecer un animal sin defecto ante el SEÑOR. 2Él podrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda y la matará en la puerta de la tienda de reunión. Luego los hijos de Aarón el sacerdote rociará su sangre sobre los lados del altar.

3El hombre ofrecerá el sacrificio de una ofrenda de paz por fuego para el SEÑOR. La grasa que cubre o está conectada a las parte internas, 4y los dos riñones y la grasa que está sobre ellos por los lomos, y en el hígado, con los riñones él removerá todo esto. 5Los hijos de Aarón quemarán eso sobre el altar con la ofrenda quemada, la cual está sobre la madera que está en el fuego. Esto producirá un aroma dulce para el SEÑOR; será una ofrenda hecha para Él por fuego.
6Si el sacrificio del hombre de una ofrenda de paz para el SEÑOR es del rebaño; macho o hembra, él debe ofrecer un sacrificio sin defecto. 7Si él ofrece un cordero como su sacrificio, entonces él debe ofrecerlo ante el SEÑOR. 8Él pondrá su mano sobre la cabeza de su sacrificio y lo matará delante de la tienda de reunión. Luego los hijos de Aarón rociarán la sangre en los lados del altar.
9El hombre ofrecerá el sacrificio de las ofrendas de paz como una ofrenda hecha por fuego para el SEÑOR. La grasa, toda la grasa de la cola debe cortarse cerca a la columna vertebral, y la grasa que cubre todas las partes internas y toda la grasa que está cerca de las partes internas, 10y los dos riñones y la grasa que está con ellos, la cual está por los lomos y el hígado, con los riñones él removerá todo esto. 11Luego, el sacerdote lo quemará todo sobre el altar como una ofrenda de comida quemada al SEÑOR.
12Si la ofrenda del hombre es una cabra, entonces él la ofrecerá ante el SEÑOR. 13Él debe poner su mano sobre la cabeza de la cabra y la matará delante de la tienda de reunión. Luego los hijos de Aarón rociará la sangre sobre los lados del altar. 14El hombre ofrecerá su sacrificio hecho por fuego al SEÑOR. Él removerá la grasa que cubre las partes internas, y toda la grasa cerca de las partes internas.
15Él también removerá los dos riñones y la grasa que está con ellos, la cual está por los lomos, y el hígado con los riñones. 16El sacerdote quemará todo eso sobre el altar como una ofrenda quemada de comida, para producir un aroma dulce. Toda la grasa le pertenece al SEÑOR. 17Será un estatuto permanente a través de las generaciones de tu pueblo en cada lugar que ustedes hagan su hogar, que ustedes no pueden comer grasa ni sangre.'"

4

1El SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2"Dile al pueblo de Israel: 'Cuando alguien peque sin querer pecar, haciendo cualquiera de las cosas que el SEÑOR ha ordenado que no se haga, y si él hace algo que está prohibido, debe hacerse lo siguiente. 3Si es el sumo sacerdote quien peca, de manera que trae culpa sobre el pueblo, entonces él debe ofrecer por su pecado que ha cometido, un toro joven sin mancha al SEÑOR como una ofrenda por el pecado.

4Él debe traer el toro a la entrada de la tienda de reunión delante del SEÑOR, colocar su mano sobre su cabeza, y matar el toro delante del SEÑOR. 5El sacerdote ungido tomará un poco de la sangre del toro y la llevará a la tienda de reunión.
6El sacerdote hundirá su dedo en la sangre y rociará un poco de ella siete veces delante del SEÑOR, ante la cortina del lugar más santo. 7Entonces el sacerdote pondrá un poco de la sangre sobre los cuernos del altar de incienso fragante delante del SEÑOR, el cual está en la tienda de reunión, y él derramará el resto de la sangre del toro en la base del altar para las ofrendas quemadas, el cual está en la entrada de la tienda de reunión.
8El cortará toda la grasa del toro de la ofrenda de pecado; la grasa que cubre las partes internas, toda la grasa que está adjunta a las partes internas, 9los dos riñones y la grasa que está sobre ellos, la cual está por los lomos, y el hígado, con los riñones él cortará todo esto. 10Él lo cortará todo, así como él lo corta del toro del sacrificio de las ofrendas de paz. Luego, el sacerdote quemará estas partes sobre el altar para ofrendas quemadas.
11La piel del toro y toda la carne restante, con su cabeza y sus patas y sus partes internas y su estiércol, 12todo el resto de las partes del toro, él cargará todas estas partes fuera del campamento a un lugar que ellos han limpiado para Mí, donde derraman las cenizas; ellos quemarán esas partes allí en la madera. Ellos deben quemar esas partes donde ellos derramaron las cenizas.
13Si toda la asmablea de Israel peca sin querer pecar, y la asamblea no sabe que ellos han pecado y que han hecho cualquiera de las cosas que el SEÑOR ha mandado no hacer, y si son culpables, 14entonces, cuando el pecado que ellos han cometido sea conocido, entonces la asamblea debe ofrecer un toro joven para una ofrenda por el pecado y traerlo delante de la tienda de reunión. 15Los ancianos de la asamblea pondrán sus manos sobre la cabeza del toro delante del SEÑOR, y el toro será matado delante del SEÑOR.
16El sacerdote ungido traerá un poco de la sangre del toro a la tienda de reunión, 17y el sacerdote hundirá su dedo en la sangre y la rociará siete veces delante del SEÑOR, ante la cortina.
18Él colocará un poco de la sangre en los cuernos del altar que está delante del SEÑOR, el cual está en la tienda de reunión, y él derramará toda la sangre en la base del altar para las ofrendas quemadas, la cual está a la entrada de la tienda de reunión. 19Él cortará toda la grasa y la quemará en el altar.
20Eso es lo que él debe hacer con el toro. Así como él hizo con el toro de la ofrenda por el pecado, así también él hará con este toro, y el sacerdote hará expiación por el pueblo, y ellos serán perdonados. 21Él cargará al toro fuera del campamento y lo quemará así como quemó el primer toro. Esta es la ofrenda del pecado para la asamblea.
22Cuando un gobernante peca sin la intención de pecar, haciendo cualquiera de las cosas que el SENOR su Dios ha mandado que no hiciera, y él es culpable, 23entonces su pecado el cual él ha cometido sea conocido, él debe traer para su sacrificio un cabro, un macho sin mancha.
24Él pondrá su mano sobre la cabeza del cabro y lo matará en el lugar donde ellos matan la ofrenda quemada delante del SEÑOR. Esta es una ofrenda de pecado. 25El sacerdote tomará la sangre de la ofrenda de pecado con su dedo y la pondrá sobre los cuernos del altar para ofrendas quemadas, y él derramará su sangre en la base del altar de la ofrenda quemada.
26Él quemará toda la grasa sobre el altar, así como la grasa del sacrificio de las ofrendas de paz. El sacerdote hará expiación por el gobernante respecto a su pecado, y el gobernante será perdonado.
27Si cualquier persona común peca sin la intención de pecar, haciendo cualquiera de las cosas que el SEÑOR le ha ordenado que no sea hecha, y cuando él se de cuenta de su culpa, 28entonces su pecado el cual ha cometido, es reconocido por él, entonces él traerá una cabra para su sacrificio, una hembra sin defecto, por el pecado que él ha cometido.
29Él pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda del pecado y matará la ofrenda del pecado en el lugar de la ofrenda quemada. 30El sacerdote tomará un poco de sangre con su dedo y la pondrá sobre los cuernos del altar para ofrendas quemadas. Él derramará todo el resto de la sangre en la base del altar.
31Él cortará toda la grasa, así como la grasa es cortada del sacrificio de las ofrendas de paz. El sacerdote la quemará sobre el altar para producir un aroma dulce para el SEÑOR. El sacerdote hará expiación por el hombre, y él será perdonado.
32Si el hombre trae un cordero como su sacrificio para una ofrenda de pecado, él traerá una hembra sin defecto. 33Él pondrá su mano sobre la ofrenda de pecado y lo matará para una ofrenda de pecado en el lugar donde ellos mataron la ofrenda quemada.
34El sacerdote tomará un poco de la sangre de la ofrenda del pecado con su dedo y la pondrá sobre los cuernos del altar para una ofrenda quemada, y él derramará toda su sangre en la base del altar. 35Él cortará toda la grasa, así como la grasa del cordero es cortada del sacrificio de las ofrendas de paz, y el sacerdote la quemará sobre el altar encima de las ofrendas del SEÑOR hechas por fuego. El sacerdote hará expiación por el pecado que él ha cometido y el hombre será perdonado.

5

1Si alguien peca porque no testifica cuando ha dado testimonio de algo sobre lo cual se requiere que él testifique, sea que él haya visto o escuchado sobre eso, él será responsable. 2O si alguien toca algo que Dios ha señalado como impuro, ya sea el cadáver de un animal salvaje inmundo o el cadáver de cualquier ganado que haya muerto, o de un animal que se arrastra, incluso si la persona no tenía la intención de tocarlo, él es inmundo y culpable.

3O si él toca la impuresa de alguien, cualquiera que sea esa inmundicia, y si él no está consciente de ella, entonces él será culpable cuando se entere de esto. 4O si alguien jura bruscamente con sus labios para hacer maldad, o para hacer bien, lo que sea que ese hombre jura bruscamente con un juramento, incluso si él no está consciente de eso, cuando él se entere de eso, entonces él será culpable, en cualquiera de estas cosas.
5Cuando alguien es culpable de alguna de estas cosas, él debe confesar cualquier pecado que él haya cometido. 6Entonces él debe traer su ofrenda por la culpa al SEÑOR por el pecado que él ha cometido, un animal hembra del rebaño, sea una oveja o una cabra, para una ofrenda por el pecado, y el sacerdote hará expiación por él, concerniente a su pecado.
7Si él no puede comprar un cordero, entonces él puede traer como ofrenda por su pecado dos tórtolas o dos palomas jóvenes al SEÑOR, una para ofrenda por el pecado y la otra para una ofrenda quemada. 8Él debe traerlos al sacerdote, quien ofrecerá uno para la ofrenda por el pecado primero, él le torcerá la cabeza de su cuello pero no la cortará completamente del cuerpo. 9Después él rociará un poco de sangre de la ofrenda por el pecado en el lado del altar, y él vaciará el resto de la sangre a la base del altar. Esto es una ofrenda por el pecado.
10Después él debe ofrecer la segunda ave como ofrenda quemada, como está descrito en las instrucciones, y el sacerdote hará expiación por él, por el pecado que él ha cometido, y la persona será perdonada.
11Pero si no puede comprar dos tórtolas o dos palomas jóvenes, entonces él deberá traer como su sacrificio por su pecado 3. 7 kg. de harina fina para una ofrenda de pecado. Él no debe poner aceite o ningún incienso en ella, pues es una ofrenda por el pecado.
12Él debe traerla al sacerdote, y el sacerdote tomará un puñado de ella como representación de la ofrenda después quemarlo en el altar, encima de las ofrendas hechas por fuego para el SEÑOR. Esto es una ofrenda por el pecado. 13El sacerdote hará expiación por cualquier pecado que la persona haya cometido, y esa persona será perdonada. Las sobras de la ofrenda pertenecerán al sacerdote, así como la ofrenda de granos."
14Después el SEÑOR le habló a Moisés, diciendo: 15"Si alguien viola un mandamiento y peca contra las cosas que pertenecen al SEÑOR, pero lo hizo sin intención, entonces él deberá traer su ofrenda por la culpa al SEÑOR. Esta ofrenda debe ser un carnero sin mancha del rebaño; su valor debe ser valorado en 11. 4 kg. de plata, como una ofrenda por la culpa. 16Él debe satisfacer al SEÑOR por lo que él haya hecho mal en conección con lo que es santo, y él debe añadir una quinto parte y dárselo al sacerdote. Entonces el sacerdote hará expiación por él con el carnero de la ofrenda por la culpa, y esa persona será perdonada.
17Si alguien peca y hace cualquier cosa que el SEÑOR ha mandado que no se haga, incluso si no estaba consciente de eso, sigue siendo culpable y debe cargar su propia culpa. 18Él debe traer un carnero sin mancha fuera del rebaño, valorado en el valor actual, como ofrenda por la culpa al sacerdote. Entonces el sacerdote hará expiación por él concerniente al pecado que él ha cometido, del cual él no estaba consciente, y él será perdonado. 19Es una ofrenda por la culpa, y él es ciertamente culpable ante el SEÑOR."

6

1El SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2"Si alguien peca y rompe un mandato en contra del SEÑOR, tal como tratar falsamente a su vecino, respecto a algo confiado a él, o si le hace trampa o le roba, o ha oprimido a su vecino, 3o ha encontrado algo que su vecino perdió y miente acerca de ello, y jura la mentira, o en asuntos como estos en los que la gente peca, 4entonces sucederá que si ha pecado y es culpable, debe restaurar lo que sea que tomó por robo o a la fuerza, o tomó de lo que le fue confiado a él o la cosa perdida que encontró.

5O si mintió por cualquier asunto, él deberá restaurarlo completamente y debe añadir un quinto más para pagarle a aquel a quien le debe, en el día que es hallado culpable. 6Luego, debe traer su ofrenda de culpa al SEÑOR: un carnero sin mancha del rebaño que vale el valor actual, como una ofrenda de culpa al sacerdote. 7El sacerdote hará expiación por él delante del SEÑOR, y él será perdonado en relación a lo que lo ha hecho culnpable de hacer."
8Luego el SEÑOR le habló a Moisés, diciendo: 9Ordena a Aarón y a sus hijos, diciendo: 'Esta es la ley de las ofrendas quemadas: La ofrenda quemada debe estar sobre el altar toda la noche hasta la mañana, y el fuego del altar se mantendrá ardiendo.
10El sacerdote se pondrá su ropa de lino, y también se pondrá su ropa interior de lino. El recogerá las cenizas que sobren después de que el fuego haya consumido la ofrenda quemada en el altar, y el pondrá las cenizas al lado del altar. 11Él se quitará sus vestiduras y se pondrá otras vestiduras para llevar las cenizas afuera del campamento, a un lugar que esté limpio.
12El fuego del altar se mantendrá ardiendo. No debeberá apagarse, y el sacerdote quemará madera en el mismo, todas las mañanas. Él arreglará la ofrenda quemada en él, como se le requiere, y quemará en él la grasa de las ofrendas de paz. 13El fuego debe seguir ardiendo en el altar continuamente. Él no deberá apagarse.
14Ésta es la ley de la ofrenda de grano. Los hijos de Aarón la ofrecerán ante el SEÑOR, delante de altar. 15El sacerdote tomará un puñado de la harina fina de la ofrenda de grano y del aceite y del inicienso, el cual está en la ofrenda de grano, y él la quemará en el altar para producir un dulce aroma como una ofrenda por ellos.
16Aarón y sus hijos comerán lo que sea que quede de la ofrenda. Debe ser comido sin levadura en el lugar santo. Ellos lo comerán en el patio de la tienda de reunión. 17No deberá ser horneado con levadura. Lo he dado como parte de mis ofrendas hechas en fuego. Es tan santo como las ofrendas de pecado y las ofrendas de culpa. 18Para que todo el tiempo por venir a través de las generaciones de tu pueblo, todo varón descendiente de Aarón pueda comerlo como su porción, tomado de las ofrendas del SEÑOR, hechas por fuego. Quien sea que las toque se volverá santo."
19Así que, el SEÑOR habló a Moisés otra vez, diciendo, 20"Esta es la ofrenda de Aarón y sus hijos, la cual ellos ofrecerán al SEÑOR en el día cuando todo hijo sea ungido: unos 3. 7kg de harina fina como una ofrenda de grano regular, mitad de ella en la mañana y mitad en la tarde.
21Será hecha con aceite en un sartén para hornear. Cuando esté empapada, tú la traerás adentro. En pedazos horneados las ofrecerás como ofrenda de grano para producir un aroma dulce para el SEÑOR. 22El hijo del alto sacerdote quien se esté volviendo en el nuevo alto sacerdote de entre sus hijos lo ofrecerá. Como es ordenado por siempre, todo ello debe ser quemado al SEÑOR. 23Cada ofrenda de grano del sacerdote debe ser completamente quemada. No debe ser comida.
24El SEÑOR le habló a Moisés otra vez, diciendo: 25"Háblale a Aarón y a sus hijos y diles: 'Esta es la ley de la ofrenda de pecado: La ofrenda de pecado debe ser matada en el lugar donde la ofrenda es quemada delante del SEÑOR. Es muy santo. 26El sacerdote que la ofrezca por pecado se la comerá. Debe ser comido en un lugar santo en el patio de la tienda de reunión.
27Lo que sea que toque su carne se volverá santo, y si la sangre es rociada en cualquier vestidura, debes lavarla, la parte donde fue rociada, en un lugar santo. 28Pero la olla de barro en donde fue hervida debe romperse. Si es hervida en una olla de bronce, debe ser restregada y secada limpia en agua.
29Cualquier varón entre los sacerdotes puede comer un poco ello, porque es más santo. 30Pero cualquier ofrenda de pecado, cuya sangre sea traída a la carpa de reunión para hacer expiación en el lugar santo, no debe ser comida. Debe ser quemada.

7

1Esta es la ley de la ofrenda de la culpabilidad. Es lo más santo. 2Ellos deben matar la ofrenda de la culpabilidad en el lugar para matarla, y ellos deben rocíar la sangre sobre cada lado del altar. 3Toda la grasa en ella debe ser ofrecida: la grasa del rabo, la grasa que está sobre las partes internas, 4los dos riñones y la grasa en ellos, la cual esta junto a los lomos, y que cubre el hígado, con los riñones, todo esto debe ser removido.

5El sacerdote debe quemar estas partes en el altar como una ofrenda hecha con fuego al SEÑOR. Esta es la ofrenda de la culpabilidad. 6Cada hombre entre los sacerdotes puede comer parte de este sacrificio. Debe ser comido en un lugar santo porque es lo más santo.
7La ofrenda del pecado es como la ofrenda por la culpa. La misma ley se aplica a ambos. Ellas le pertenecen al sacerdote que haga expiación con ellas. 8El sacerdote que ofrezca la ofrenda quemada de cualquiera, puede tener para sí mismo el cuero de esa ofrenda.
9Cada ofrenda de grano que es horneada en un horno, y como tal cada ofrenda que es cocinada en un sartén de freir o en un sartén de hornear le pertenecera al sacerdote que lo ofrezca. 10Cada ofrenda de granos, sea seca o mezclada con aceite, le pertenecerá por igual a los hijos de Aarón.
11Esta es la ley del sacrificio de las ofrendas de paz, las cuales la gente ofrecerá al SEÑOR. 12Si alguno la ofrece para dar gracias, entonces él debe ofrecerla con un sacrificio de pan hecho sin levadura, pero mezclado con aceite, de panes hechos sin levadura, pero esparcidos con aceite, y de panes hechos con harina fina que es mezclada con aceite.
13También, con el propósito de dar gracias, él debe ofrecer con su ofrenda de paz piezas de pan hechas con levadura. 14Él va a ofrecer uno de cada tipo de estos sacrificios como una ofrenda presentada al SEÑOR. Ella le pertenecerá a los sacerdotes que rocíen la sangre de la ofrenda de paz en el altar.
15La persona presentando una ofrenda de paz para el propósito de dar gracias, debe comer la carne de su ofrenda en el día del sacrificio. Él no debe dejar nada de ella hasta la mañana siguiente. 16Pero si el sacrificio de su ofrenda es por el propósito de un voto, o por el propósito de una ofrenda de libre voluntad, la carne debe ser comida en el día que él ofrezca el sacrificio, pero lo que quede de ella puede ser comido en el próximo día.
17Sin embargo, cualquier carne del sacrificio que quede en el tercer día debe ser quemada. 18Si algo de la carne del sacrificio de la ofrenda de paz de alguien es comida en el tercer día, no será aceptada, ni tampoco será tomada en cuenta a quien la ofreció. Será una cosa asquerosa, y la persona que la coma cargará la culpa de su pecado.
19Cualquier carne que toque una cosa impura no debe ser comida. Debe ser quemada. Mientras con el resto de la carne, cualquiera que esté limpio puede comerla. 20Sin embargo, una persona impura que coma cualquier carne del sacrificio de una ofrenda de paz que le pertenece al SEÑOR esta persona debe ser cortada de su gente.
21Si alguno toca cualquier cosa impura sea impura de hombre, o de bestia inmunda, o de alguna cosa inmunda y asquerosa, y si él entonces come algo de la carne de un sacrificio de ofrenda de paz que le pertenece al SEÑOR, esa persona debe ser cortada de su pueblo.'"
22Entonces el SEÑOR le habló a Moisés, diciendo: 23"Háblale a la gente de Israel y diles: 'Ustedes no deben comer grasa de buey o de oveja o de cabra. 24La grasa de un animal que murió sin ser sacrificado, o la grasa de un animal despedazado por animales salvajes, puede ser usada para otros propósitos, pero ustedes ciertamente no deben comerla.
25Cualquiera que coma la grasa de un animal que los hombres pueden ofrecer como un sacrificio por fuego al SEÑOR, esa persona debe ser cortada de su pueblo. 26Ustedes no deben comer nada de sangre en ninguna de sus casas, sea de pájaro o de un animal. 27Cualquiera que coma alguna sangre, esa persona debe ser cortada de su pueblo.'"
28Entonces el SEÑOR le habló a Moisés y dijo: 29"Háblale a la gente de Israel y diles: 'Aquel que ofrezca el sacrificio de una ofrenda de paz al SEÑOR debe traer parte de su sacrificio al SEÑOR. 30La ofrenda para el SEÑOR debe ser hecha por fuego, sus propias manos deben traerla. Él debe traer la grasa con el pecho, para que el pecho sea mecido como una ofrenda mecida ante el SEÑOR.
31El sacerdote debe quemar la grasa en el altar, pero el pecho le pertenecerá a Aarón y a sus hijos 32Ustedes deben darle el muslo derecho al sacerdote como una ofrenda presentada fuera del sacrificio de sus ofrendas de paz.
33El sacerdote, uno de los hijos de Aarón, quien ofrece la sangre de las ofrendas de paz y la grasa él tendrá el muslo derecho como su parte de la ofrenda. 34Pues Yo he tomado de la gente de Israel, el pecho de la ofrenda mecida, y el muslo que es la contribución, y ellos han sido entregados a Aarón el sacerdote y a sus hijos como su porción regular.
35Esta es la porción para Aarón y sus hijos de las ofrendas para el SEÑOR hechas por fuego, en el día cuando Moisés los presentó para servir al SEÑOR en el trabajo de sacerdote. 36Esta es la porción que el SEÑOR ordenó que le fuera entregada a ellos del pueblo de Israel, en el día que Él ungió a los sacerdotes. Siempre será su porción a través de todas las generaciones.
37Esta es la ley de la ofrenda quemada, de la ofrenda de granos, de la ofrenda por el pecado, de la ofrenda de la culpabilidad, de la ofrenda de consagración, y del sacrificio de las ofrendas de paz, 38sobre las cuales el SEÑOR dio mandatos a Moisés en el Monte Sinaí, en el día que Él le ordenó a la gente de Israel a ofrecer sus sacrificios al SEÑOR en el desierto de Sinaí.

8

1El Señor habló a Moisés, diciendo: 2"Toma a Aarón y a sus hijos con él, las vestiduras y el aceite de la unción, el toro para las ofrendas por el pecado, los dos carneros, y la canasta del pan sin levadura. 3Reúne a toda la asamblea en la entrada de la tienda de reunión."

4Así que Moisés hizo lo que el SEÑOR le había mandado, y la asamblea vinieron juntos a la entrada de la tienda de reunión. 5Entonces Moisés dijo a la asamblea: "Esto es lo que el SEÑOR ha ordenado que se haga."
6Moisés trajo a Aarón y a sus hijos y los lavó a ellos con agua. 7Le puso a Aarón la túnica y le amarró la faja alrededor de la cintura, lo vistió con el manto y puso el efod sobre él, y después le amarró el efod alrededor de él con el cinto finamente tejido y lo ligó a él.
8Él colocó el pectoral en él, y en el pectoral puso el Urim y el Tumim. 9El colocó el turbante en su cabeza, y en el turbante, en frente, él colocó el plato dorado, la santa corona, como el SEÑOR había ordenado.
10Moisés tomó el aceite de la unción, ungió el tabernáculo y todo lo que había en el y lo apartó para el SEÑOR. 11El roció el aceite sobre el altar siete veces, y ungió el altar y todos sus utensilios, y el lavabo y su base, para apartarlos para EL SEÑOR.
12El derramó parte del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón y lo ungió para consagrarlo. 13Moisés trajo a los hijos de Aarón y los vistió con túnicas. El amarró fajas alrededor de sus cinturas y envolvió telas de lino sobre sus cabezas, como el SEÑOR había ordenado.
14Moisés trajo el toro para la ofrenda por el pecado, y Aarón y sus hijos colocaron sus manos sobre la cabeza del toro que habían traído para la ofrenda por el pecado. 15Él lo mató, y tomó sangre y la puso sobre los cuernos del altar con su dedo, purificó el altar, derramó la sangre en la base del altar y lo consagró para Dios a fin de hacer expiación por ello.
16El tomó toda la grasa que estaba en las partes interiores, cubriendo el hígado, y los dos riñones y su grasa, y Moisés lo quemó todo en el altar. 17Pero el toro, su cuero, su carne y su estiércol los quemó fuera del campamento, como el SEÑOR había ordenado.
18Moisés presentó el carnero para la ofrenda quemada, y Aarón y sus hijos colocaron sus manos sobre la cabeza del carnero. 19Él lo mató y roció su sangre a cada lado del altar.
20Él cortó el carnero en piezas y quemó la cabeza y las piezas y la grasa. 21Lavó las partes interiroes y las piernas con agua, y él quemó todo el carnero sobre el altar. Esto era una ofrenda quemada y produjo un aroma agradable, una ofrenda hecha mediante fuego para el SEÑOR como el SEÑOR había ordenado a Moisés.
22Entonces Moisés presentó el otro carnero, el carnero de la consagración, y Aarón y sus hijos colocaron sus manos sobre la cabeza del carnero. 23Aarón lo mató y Moisés tomó parte de su sangre y la puso sobre en la punta de la oreja derecha de Aarón, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el dedo gordo de su pie derecho. 24El trajo a los hijos de Aarón, y puso parte la sangre sobre el la punta de la oreja derecha, el pulgar derecho y el dedo gordo del pie derecho de cada uno de ellos. entonces Moisés roció la sangre a cada lado del altar.
25Moisés tomó la grasa, la cola gorda, toda la grasa que estaba sobre las partes interiores, la cubierta del hígado, los dos riñones con su grasa y el muslo derecho. 26De la canasta del pan sin levadura que estaba delante del Señor, él tomó una rebanada de pan sin levadura, y una pieza de pan engrasado y una tortilla, y las colocó sobre la grasa y sobre el muslo derecho. 27El puso todo en las manos de Aarón y en las manos de sus hijos y lo ondearon delante del SEÑOR como ofrenda mecida.
28Entonces Moisés tomó de las manos de ellos y lo quemó en el altar de la ofrenda quemada. Esto fue una ofrenda consagrada y produjo un aroma agradable. Era una una ofrenda mediante fuego al SEÑOR. 29Moisés tomó la pechuga y la ondeó como una ofrenda mecida al SEÑOR. Esta fue la porción del carnero que Moisés compartió para la ordenación de los sacerdotes, como el SEÑOR había madado.
30Moisés tomó parte del aceite de la unción y de la sangre que estaba en el altar; la roció sobre Aarón, sobre sus ropas, sobre sus hijos y sobre las ropas de sus hijos. De esta manera consagró a Aarón y sus ropas, y a sus hijos y sus ropas para el SEÑOR.
31Así que Moisés dijo a Aarón y a sus hijos, "Hiervan la carne a la entrada de la tienda de reunión, y allí cómanla y el pan que está en la canasta de la consagración, como yo lo he ordenado, diciendo, 'Aarón y sus hijos lo comerán.' 32Los restos de la carne y del pan ustedes deben quemarlo. 33Y ustedes no saldrán de la entrada de la tienda de reunión por siete días, hasta que los días de su ordenación estén completos. Porque el SEÑOR los consagrará a ustedes por siete días.
34Lo que se ha hecho este día, el SEÑOR ha ordenado que se haga expiación por ustedes. 35Estarán por siete días y siete noches a la entrada de la tienda de reunión, y guardarán el mandamiento del SEÑOR, para que no mueran, porque esto es lo que se me ha ordenado.'' 36Así Aarón y sus hijos hicieron todas las cosas las cuales el SEÑOR había mandado a ellos a través de Moisés.

9

1En el octavo día, Moisés llamó a Aarón, a sus hijos y a los ancianos de Israel. 2Él le dijo a Aarón: "Toma un becerro del rebaño para una ofrenda por el pecado, y un cordero sin mancha para una ofrenda quemada, y ofrécelos ante el SEÑOR.

3Tú debes hablarle a la gente de Israel y decirles: 'Tomen un macho cabrío para ofrenda por el pecado y un becerro y un ternero, ambos de un año de edad y sin mancha, para una ofrenda quemada; 4también toma un buey y un cordero para la ofrenda de paz para sacrificarlos ante el SEÑOR, y una ofrenda de grano mezclada con aceite, porque hoy el SEÑOR se aparecerá ante ustedes.'" 5Así que ellos trajeron todo lo que Moisés ordenó a la tienda de reunión, y toda la asamblea de Israel se acercó y se paró ante el SEÑOR.
6Entonces Moisés dijo: "Esto es lo que el SEÑOR les ordena a ustedes hacer, para que Su gloria pueda aparecer ante ustedes." 7Moisés le dijo a Aarón: "Ven cerca del altar y ofrece tu ofrenda por el pecado y tu ofrenda quemada. y haz expiación por ti mismo y por la gente, y ofrece el sacrificio por la gente para hacer expiación por ellos, como el SEÑOR ha ordenado."
8Entonces Aarón fue cerca del altar y mató al becerro para la ofrenda por el pecado, la cual era para sí mismo. 9Los hijos de Aarón le presentaron a él la sangre, y él mojó su dedo en ella y la puso en los cuernos del altar; entonces él regó la sangre en la base del altar.
10Sin embargo, él quemó la grasa, los riñones, y el hígado en el altar como una ofrenda por el pecado, tal como el SEÑOR le había ordenado a Moisés. 11La carne y el cuero, él los quemó fuera del campamento.
12Aarón mató la ofrenda quemada, y sus hijos le dieron a él la sangre, la cual él salpicó sobre cada lado del altar. 13Entonces ellos le dieron a él la ofrenda quemada, pedazo por pedazo, junto con la cabeza, y él los quemó en el altar. 14Él lavó las partes interiores y las piernas y las quemó encima de la ofrenda quemada en el altar.
15Aarón presentó el sacrificio de la gente el macho cabrío, entonces lo tomó como el sacrificio por su pecado y lo mató; él lo sacrificó por el pecado, como él había hecho con la primera cabra. 16Él presentó la ofrenda quemada y la ofreció como el SEÑOR había ordenado. 17Él presentó la ofrenda de grano; él llenó su mano con ella y la quemó en el altar, junto con las ofrendas quemadas de la mañana.
18Él mató al buey y al cordero, el sacrificio de la ofrenda de paz, la cual era para la gente. Los hijos de Aarón le dieron a él la sangre, la cual él salpicó a cada lado del altar. 19Sin embargo, ellos cortaron la grasa del toro y del cordero, la grasa del rabo, la grasa que cubre las partes internas, los riñones, y el hígado.
20Ellos tomaron las partes que fueron cortadas y pusieron estas con los pechos, y entonces Aarón quemó la grasa en el altar. 21Aarón meció los pechos y el muslo derecho como una ofrenda mecida ante el SEÑOR, como Moisés había ordenado.
22Entonces Aarón levantó sus manos hacia la gente y los bendijo; entonces él bajó de ofrecer la ofrenda por el pecado, la ofrenda quemada, y la ofrenda de paz. 23Moisés y Aarón entraron en la tienda de reunión, entonces salieron otra vez y bendijeron a la gente, y la gloria del SEÑOR se le apareció a toda la gente. 24Fuego salió del SEÑOR y consumió la ofrenda quemada y la grasa en el altar. Cuando toda la gente vió esto, ellos gritaron y se hincaron cara al suelo

10

1Nadab y Abiú, hijos de Aarón, cada uno tomó su incensario, pusieron fuego en él y luego incienso. Después ellos ofrecieron fuego no aprobado ante el SEÑOR, lo cual Él no le había ordenado a ellos ofrendar. 2Así que fuego salió delante del SEÑOR y los consumió a ellos y ellos murieron ante el SEÑOR.

3Entonces Moisés le dijo a Aarón: "Esto es lo que el SEÑOR estaba hablando cuando Él dijo: 'Yo les revelaré mi santidad a aquellos que se acercan a Mí. Seré glorificado delante de todo el pueblo.'" Aarón no dijo nada. 4Moisés llamó a Misael y a Elzafán, los hijos de Usiel, el tío de Aarón, y les dijo: "Vengan aquí y cargen a sus hermanos fuera del campamento de delante del tabernáculo."
5Así que, ellos se acercaron y los cargaron, todavía vistiendo sus túnicas sacerdotales, fuera del campamento, como Moisés le había instruído. 6Luego, Moisés le dijo a Aarón y a Eleazar y a Itamar, sus hijos: "No permitan que los cabellos en sus cabezas estén sueltos, y no se rasguen sus vestiduras, para que no se mueran y para que el SEÑOR no se enoje con toda la asamblea. Pero permitan que sus parientes, la casa entera de Israel, lloren por aquellos que el fuego del SEÑOR ha incendiado. 7Ustedes no podrán salir por la entrada de la tienda de reunión, o morirás, ya que el aceite ungido del SEÑOR está sobre ustedes." Así que ellos actuaron de acuerdo a las intrucciones de Moisés.
8El SEÑOR habló a Aarón, diciendo: 9"No beban vino o bebida fuerte, tú o tus hijos, quienes permanecen contigo, cuando entren a la tienda de reunión, para que así no mueran. Esto será un mandamiento permanente a través de las generaciones de tu pueblo, 10para distinguir entre lo santo y lo común, y entre lo impuro y lo puro, 11para que le puedas enseñar al pueblo de Isarel todos los mandamiento que el SEÑOR ha ordenado a través de Moisés."
12Moisés habló a Aarón y a Eleazar y a Itamar, sus últimos hijos: "Toma la ofrenda de granos que queda de las ofrendas al SEÑOR hechas por fuego, y cómela sin levadura junto al altar, pues esta es más santa. 13Debes comértela en un lugar santo, porque es tu parte y la parte de tus hijos de la ofrenda al SEÑOR hecha por fuego, pues es lo que lo que me han ordenado decirles.
14El pecho y la cadera que fueron agitados y presentados al SEÑOR, los debes comer en un lugar puro, aceptable para Dios. Tú y tus hijos e hijas contigo deberán comer esas porciones, ya que son dadas como tu parte y la parte de tus hijos fuera de los sacrificios de la ofrenda de paz del pueblo de Israel. 15La cadera que es presentada y el pecho que es agitado deben ser traídos con las ofrendas de grasa hechas por fuego, para agitarlas ante el SEÑOR. Ellas serán siempre tu parte y la de tus hijos como el SEÑOR ha ordenado."
16Entonces, Moisés preguntó por el macho cabrío para la ofrenda de pecado, y descubrió que ya estaba quemado. Así que él se molestó con Eleazar e Itamar, los últimos hijos de Aarón; y dijo: 17"¿Por qué no se han comido la ofrenda de pecado en el área del tabernáculo, ya que es lo más sagrado, y ya que el SEÑOR la ha dado a ustedes para quitarle la maldad de la asamblea, y hacer expiación para ellos ante Él? 18Miren, su sangre no fue traída dentro del tienda de reunión, así que ciertamente ustedes debieron habérsela comido en el área del tienda de reunión, como yo ordené."
19Entonces Aarón contestó a Moisés: "Ves, hoy ellos han hecho sus ofrendas de pecado y sus ofrendas quemadas ante el SEÑOR, y esta cosa me ha pasado hoy. Si yo hubiese comido la ofrenda de pecado hoy, ¿hubiese sido agradable ante los ojos del SEÑOR?" 20Cuando Moisés escuchó eso, él estuvo satisfecho.

11

1El SEÑOR habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 2''Habla al pueblo de Israel, diciendo: 'Estas son las cosas vivientes que ustedes puedan comer de entre todos los animales que están en la tierra.

3Ustedes pueden comer cualquier animal que tenga pezuña dividida y que también mastica el bolo alimenticio. 4Sin embargo, algunos animales, ya sea que mastiquen el bolo alimenticio o que tengan la pezuña dividida, no los debes comer, animales tales como el camello, porque mastica el bolo alimenticio pero no tiene la pezuña dividida. Así que el camello es impuro para ustedes.
5Tambien el tejón de roca, porque mastica el bolo alimenticio pero no tiene pezuña dividida, tambien es impuro para ustedes. 6El conejo, porque mastica el bolo alimenticio, pero no tiene pezuña dividida, es impuro para ustedes. 7El cerdo, a pesar de que tiene la pezuña dividida, no mastica el bolo alimenticio, es impuro para ustedes. 8Ustedes no deben comer ninguna de sus carnes, ni tocar sus cadáveres. Ellos son impuros para ustedes.
9Los animales que viven en el agua que ustedes pueden comer son todos esos que tienen aletas y escamas, ya sean del océano o en los ríos. 10Pero todas las criaturas vivientes que no tienen aletas y escamas en los océanos o ríos, incluyendo todo lo que se mueve en el agua y todas las criaturas vivas que están en el agua ellos deben ser detestadas por ustedes.
11Ya que deben ser detestadas, ustedes no deben comer de su carne; también sus cadáveres deben ser detestados. 12Todo lo que no tiene aletas o escamas en el agua debe ser detestado por ustedes.
13Las aves que debes detestar y las que no pueden comer son estas; el águila, el buitre, 14el milano, todo tipo de falcón, 15todo tipo de cuervo, 16el búho cornudo y la lechuza campestre, la gaviota, y cualquier clase de halcón.
17Ustedes también deben detestar al pequeño búho y al gran búho, al cormorán, 18el búho blanco y la lechuza común, el quebrantahuesos, 19la cigueña, cualquier clase de garza, la abubilla, y también el murciélago.
20Todos los insectos alados que caminan en cuatro patas serán detestables para ustedes. 21Aún así, ustedes pueden comer cualquiera de los insectos voladores que también caminan en cuatro patas si estos tienen patas articuladas para saltar en el suelo. 22Pueden comer también cualquier tipo de langosta, grillos, o saltamontes. 23Pero todos los insectos voladores que tienen cuatro patas deben ser detestados por ustedes.
24Ustedes serán impuros hasta el atardecer por estos animales si ustedes tocan el cadáver de uno de ellos. 25Quien sea que recoja uno de sus cadáveres deben lavar su ropa y permanecerá impuro hasta el atardecer.
26Cada animal que tenga una pezuña dividida que no esté completamente dividida o que no mastique el bolo alimenticio, es impuro para ustedes. Todo el que los toque será impuro. 27Lo que sea que camine en sus garras de entre todos los animales que caminan en sus cuatro patas, ellos son impuros para ustedes. Quienquiera que toque tal cadáver estará impuro hasta el atardecer. 28Quienquiera que recoja tal cadáver debe lavar sus ropas y será impuro hasta el atardecer. Estos animales serán impuros para ustedes.
29De los animales que se arrastran en el suelo, estos son los animales que serán impuros para ustedes: el topo, la rata, toda clase de lagarto grande, 30el geco, el lagarto monitor, el lagarto, reptiles y el camaleón.
31De todos los animales que se arrastran, estos son los animales los cuales serán impuros para ustedes. Quienquiera que los toque cuando estén muertos será impuro hasta el atardecer. 32Si alguno de ellos muere y cae sobre cualquier cosa, esa cosa será impura, sea que esté hecha de madera, paño, cuero, o saco. Lo que sea y para lo que sea su uso, debe ser puesto en agua; eso será impuro hasta el atardecer. Entonces será limpio. 33Para toda vasija de barro dentro o sobre en la cual cualquier animal impuro cae, lo que sea que esté en la vasija será impuro, y ustedes deben destruir esa vasija.
34Toda comida que es limpia y permitida ser comida, pero en la cual el agua de una vasija impura ha caído, entonces será impura. Todo lo que pueda ser bebido de tales vasijas será impuras. 35Todo en lo que alguna parte del cadáver de un animal impuro caiga, entonces será impuro, sea en un horno o vasijas de cocinar. Deben ser rotas en pedazos. Es impuro y debe ser impuro para ustedes.
36Una fuente o cisterna de donde se recoge agua se mantendrá limpia si tal criatura cae en ella. Pero si alguno tocara el cadáver de un animal impuro en el agua, él será impuro. 37Si cualquier parte de un cadáver impuro cae sobre alguna semilla para plantío, esas semillas seguirán siendo limpias. 38Pero si se pone agua en las semillas, y si cualquier parte de un cadáver impuro cae en ella, entonces serán impuras para ustedes.
39Si algún animal que puedas comer muere, entonces quien toque el cadáver será impuro hasta el atardecer. 40Quien coma algo de ese cadáver debe lavar sus ropas y será impuro hasta el atardecer. Quien levante tal cadáver lavará sus ropas y será impuro hasta el atardecer.
41Todo animal que se arrastre en el suelo será detestado; no se podrá comer. 42Lo que sea que se arrastre sobre su vientre, y lo que sea que camine en todas sus cuatro patas, o lo que tenga muchos pies- todos los animales que se arrastran en el suelo, estos no los deben comer, porque son para ser detestados.
43Ustedes no se harán impuros a ustedes mismos con cada criatura viviente que se arrastre; ustedes no se harán a ustedes mismos impuros con ellos, que ustedes deban ser hechos impuros por ellos. 44Porque Yo soy el SEÑOR tu Dios. Ustedes se mantendrán a sí mismos santos, por lo tanto, sean santos, porque Yo soy santo. Ustedes no se deben contaminar a sí mismos con cualquier tipo de animal que se mueva en el suelo. 45Porque Yo soy el SEÑOR, quien les trajo fuera de la tierra de Egipto, para ser tu Dios. Ustedes por lo tanto sean santos, porque Yo soy santo.
46Esta es la ley acerca de los animales, las aves, toda criatura viviente que se mueve en las aguas, y toda criatura que se arrastra en el suelo, 47para que se haga una distnción entre lo impuro y lo puro, y entre las cosas vivientes que se deben comer y las cosas vivientes que no se puedan comer.'"

12

1El SEÑOR le dijo a Moisés: 2"Háblale al pueblo de Israel, diciendo: 'Si una mujer concibe y da a luz un hijo varón, entonces ella estará inmunda por siete días, tal como cuando ella está impura durante los días de su período mensual. 3En el octavo día la carne del prepucio del bebé tiene que ser cortada.

4Entonces la purificación de la madre de su sangrado continuará por treinta y tres días. Ella no deberá tocar ninguna cosa santa o entrar al área del tienda de reunión hasta que los días de su purificación estén terminados. 5Pero si ella da a luz a una niña, entonces ella estará impura por dos semanas, como cuando está en su período. Entonces la purificación de la madre continuará por sesenta y seis días.
6Cuando los días de la purificación hayan terminado, por un hijo o por una hija, ella debe traer un cordero de un año de edad como una ofrenda quemada, y una paloma jóven o tórtola como una ofrenda de pecado, a la entrada de la tienda de reunión, al sacerdote.
7Entonces él lo ofrecerá ante el SEÑOR y hará expiación por ella, y ella será limpiada del flujo de su sangre. Esta es la ley acerca de una mujer que de a luz a un varón o a una niña. 8Si ella no es capaz de comprar un cordero, entonces ella debe llevar dos tórtolas o dos palomas jóvenes, uno como una ofrenda quemada y otro como una ofrenda por el pecado, y el sacerdote hará expiación por ella; entonces ella será limpia.'"

13

1El SEÑOR habló a Moisés y a Aarón diciendo: 2"Cuando alguien tiene en la piel de su cuerpo una hinchazón o costra o una mancha brillosa y se vuelve infectado y hay una enfermedad de la piel en su cuerpo, entonces él debe ser llevado a Aarón el alto sacerdote, o a uno de sus hijos, los sacerdotes.

3Luego el sacerdote va a examinar la enfermedad de la piel de su cuerpo. Si el pelo en el lugar se ha vuelto blanco, y si la enfermedad parece ser más profunda que simplemente en la piel, entonces es una enfermedad infecciosa. Después que el sacerdote lo examine, él debe pronunciarse a sí mismo como impuro. 4Si la mancha brillosa en su piel es blanca, y la aparencia de la misma no es más profunda que la piel y si el pelo en el lugar de la enfermedad no se ha puesto blanco, entonces el sacerdote debe aislar a el de la enfermedad por siete días.
5En el séptimo día, el sacerdote debe examinarlo a él para ver en su opinión si la enfermedad no ha empeorado, y si no se ha extendido en la piel. Si no, entonces el sacerdote debe aislarlo siete días más. 6El sacerdote lo va a examinar otra vez en el séptimo día para ver si la enfermedad ha mejorado y si no se ha extendido más allá en la piel. Si no, entonces el sacerdote lo va a pronunciar a él como limpio. Es una erupción en la piel. Él debe lavar su ropa, y luego él está limpio.
7Pero si la erupción se ha extendido en la piel después que él se había enseñado él mismo al sacerdote para su limpieza, él debe entonces presentarse al sacerdote otra vez. 8El sacerdote lo va a examinar a él para ver si la erupción se ha extendido más allá en la piel. Si se ha regado, entonces el sacerdote debe pronunciarlo a él como impuro. Es una enfermedad infecciosa.
9Cuando una enfermedad infecciosa de la piel está en alguien, entonces él debe ser llevado al sacerdote. 10El sacerdote va a examinarlo a él para ver si hay una hinchazón blanca en la piel, si el pelo se ha vuelto blanco o si hay carne cruda en la hinchazón. 11Si lo hay, entonces es una enfermedad crónica de la piel, y el sacerdote debe pronunciarlo a él como impuro. No lo va a aislar, porque él ya es impuro.
12Si la enfermedad brota ampliamente en la piel y cubre toda la piel de la persona con la enfermedad desde la cabeza hasta los pies, en lo que le parece al sacerdote, 13entonces el sacerdote debe examinarlo a él para ver si la enfermedad ha cubierto todo su cuerpo. Si lo ha hecho, entonces el sacerdote debe pronunciar a la persona quien tiene la enfermedad como pura. Si todo está se ha vuelto blanco, entonces él es puro. 14Pero si carne cruda aparece en él, él va a ser impuro.
15El sacerdote debe mirar la carne cruda y pronunciarlo a él como impuro porque la carne cruda es impura. Es una enfermedad infecciosa. 16Pero si la carne cruda se vuelve blanca otra vez, entonces la persona tiene que ir con el sacerdote. 17El sacerdote debe examinarlo a él para ver si la carne se ha vuelto blanca. Si lo ha hecho entonces el sacerdote debe declarar a la persona pura.
18Cuando una persona tiene una úlcera en la piel y ha sanado, 19y en el lugar de la úlcera hay una inchazón blanca o una mancha brillante, blanca--rojiza, entonces debe ser mostrado al sacerdote. 20El sacrdote lo va a examinar para ver si aparece más profundo de la piel, y si su pelo se ha vuelto blanco. Si lo ha hecho, el sacerdote debe pronunciarlo a él como impuro. Es una enfermedad infecciosa, si se ha desarrollado en un lugar donde la úlcera estaba.
21Pero si el sacerdote la examina y ve que no hay pelos blanco en ella y que no está bajo la piel pero se ha desvanecido, entonces el sacerdote debe aislarlo a él por siete días. 22Si se esparce ampliamente en la piel, entones el sacerdote debe declararlo como impuro. 23Pero si la mancha brillante se queda en su lugar y no se ha regado, entonces es una cicatriz de la úlcera y el sacerdote debe pronunciarlo a él como puro.
24Cuando la piel tiene una quemadura y la carne cruda de la quemadura se ha convertido blanca rojiza o mancha blanca, 25entonces el sacerdote va a examinarlo para ver si el pelo en la mancha se ha vuelto blanco y si aparece ser más profunda que la piel. Si lo ha hecho, entonces es una enfermedad infecciosa. Se ha extendido en la quemadura y el sacerdote debe declararlo como impuro. Es una enfermedad infecciosa.
26Pero si el sacerdote lo examina y encuentra que no hay pelos blanco en la mancha, y que no está debajo de la piel pero se ha desvanecido, entonces el sacerdote debe aislarlo a él por siete días. 27Entonces e sacerdote debe examinarlo en el séptimo día. Si se ha extendido ampliamente en la piel, entonces el sacerdote debe declararlo a él como impuro. Es una enfermedad infecciosa. 28Si la mancha se queda en su lugar y no se ha extendido pero se ha desvanecido, entonces es una hinchazón de la quemadura y el sacerdote debe pronunciarlo como puro, pues no es nada más que la cicatriz de la quemadura.
29Si un hombre o mujer tiene una enfermedad infecciosa en su cabeza o barbilla, 30entonces el sacerdote debe examinar a la persona para una enfermedad infecciosa para ver si aparece más profunda que la piel, y si hay pelos finos amarillos en él. Si lo hay, entonces el sacerdote debe declararlo a él como impuro. Es una picazón, una enfermedad infecciosa en su cabeza o barbilla.
31Si el sacerdote examina la enfermedad de picazón y ve que no es debajo de la piel y que no hay pelo negro en él, entonces el sacerdote va a aislar a la persona con la enfermedad de picazón por siete días.
32En el séptimo día el sacerdote va a examinar la enfermedad para ver si se ha extendido. Si no hay pelos amarillos y si la enfermedad sólo aparece en la piel, 33entonces él debe ser afeitado pero el lugar de la enfermedad no puede ser afeitado y el sacerdote debe aislar a la persona con la enfermedad de picazón por siete días más.
34En el séptimo día el sacerdote va a examinar la enfermedad para ver si ha dejado de extenderse en la piel. Si no aparece ser más profunda que la piel, entonces el sacerdote debe declararlo como puro. La persona debe lavar su ropa y entonces él será puro.
35Pero si la enfermedad de picazón se ha extendido ampliamente en la piel después que el sacerdote dijo que él estaba limpio, 36entonces el sacerdote debe examinarlo a él otra vez. Si la enfermedad se ha regado en la piel, el sacerdote no necesita buscar por pelos amarillos. La persona es impura. 37Pero si en la vista del sacerdote la enfermedad de picazón ha dejado de extenderse y pelo negro ha crecido en el lugar, entonces la enfermedad ha sanado. Él es puro, y el sacerdote debe declararlo como puro.
38Si un hombre o mujer tiene manchas blancas en la piel, 39entonces el sacerdote debe examinar a la persona para ver si las manchas son blanca opaco, cual es solamente una erupción que ha salido en la piel. Él está puro.
40Si el pelo de un hombre se le ha caido de la cabeza, él es calvo pero el está limpio. 41Si su pelo se ha caído de la parte de en frente de la cabeza y su frente está calva, él está limpio.
42Pero si hay una llaga rojiza-blanca en su cabeza calva o frente, esto es una enfermedad infecciosa que ha brotado. 43Entonces, el sacerdote debe examinarlo a él para ver si la hinchazón del área de la enfermedad en su cabeza calva o frente es rojiza-blanca, como la apariencia de una enfermedad infecciosa en la piel. 44Si lo es, entonces él tiene una enfermedad infecciosa y él es impuro. El sacerdote debe seguramente declarado a él impuro por la enfermedad en su cabeza.
45La persona que tiene una enfermedad infecciosa debe usar ropa rasgada, su pelo debe colgar holgamente, y él debe cubrir su cara hasta su nariz y gritar: 'Impuro, impuro.' 46Todos los días que él tenga la enfermedad infecciosa él estará impuro. Porque él es impuro con una enfermedad que puede extendersse, él debe vivir solo. Él debe vivir fuera del campamento.
47Una prenda que es contaminada con plaga de lepra, sea lana o prenda de lino, 48o lo que sea entrelazado o tejido de lana o lino, o cuero o cualquier cosa hecha con cuero 49si hay una contaminación verdoza o rojiza en la prenda, el cuero, el material trenzado o tejido, o cualquier cosa hecha de cuero, entonces es lepra que se riega; debe ser mostrado al sacerdote
50El sacerdote debe examinar la prenda por si hay plaga; él debe aislar cualquier cosa que tenga plaga por siete días. 51Él debe examinar la lepra otra vez en el séptimo día. Si se ha extendido en la prenda o lo que sea trenzada o tejida de lana o material de lino, o cuero o cualquier cosa en la cual el cuero es usado, entonces es lepra dañina y los artículos son impuros. 52Él debe quemar la prenda, o cualquier cosa que sea trenzada o tejida de material de lana o lino, o cuero cualquier cosa que sea hecha con cuero, cualquier cosa en lo cual se encuentre plaga dañina, pues puede conducir a una enfermedad. La prenda debe ser quemada completamente.
53Si el sacerdote examina las prendas y ve que la plaga no se ha extendido en las prendas o material trenzado o tejido de tela o lino, o productos de cuero, 54entonces él va a ordenarles a ellos a limpiar las prendas en los cuales se encontró lepra, y él debe aislarlo por siete días más. 55Entonces el sacerdote examinará las prendas después que la prenda fue lavada. Si la plaga no cambió su color, aunque no se haya extendido, es impura. Tú debes quemar la prenda, sin importar donde la plaga la ha contaminado.
56Si el sacerdote examina la prenda y ve que la plaga se ha descolorado después que fue lavado, entonces él debe romper la parte contaminada de la prenda o del cuero, o del material trenzado o tejido. 57Si la plaga todavía aparece en la prenda, sea en el material trenzado o tejido, o en cualquier cosa que sea hecha de cuero, se está extendiendo. Tú debes quemar cualquier prenda que tenga plaga 58La prenda o todo lo que sea trenzado o tejido, o cuero o cualquier cosa hecha con cuero si tu lavas el artículo y la plaga se va, entonces el artículo debe ser lavado una segunda vez y va a ser puro.
59Esta es la ley sobre la plaga en una prenda de lana o lino o cualquier cosa que sea de material trenzado o tejido, o cuero o lo que sea hecho con cuero, para que ustedes puedan pronunciarlo como puro o impuro."

14

1El SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2"Esta será la ley para la persona enferma en el día de su limpieza. Él debe ser traído al sacerdote.

3El sacerdote saldrá del campamento para examinar la persona a ver si la enfermedad infecciosa de la piel está sanada. 4Luego el sacerdote ordenará que el que vaya a ser limpiado deba tomar dos aves vivas limpias, madera de cedro, hilo escarlata e hisopo. 5El sacerdote le ordenará matar una de las aves sobre agua fresca que esté en una vasija de barro.
6El sacerdote entonces tomará el ave viva y la madera de cedro, y el hilo escarlata y el hisopo, y él hundirá todas estas cosas, incluyendo al ave viva, en la sangre del ave que fue matado sobre el agua fresca. 7Luego el sacerdote rociará esta agua siete veces sobre la persona quien va a ser limpiada de la enfermedad, y entonces el sacerdote lo pronunciará limpio. Luego el sacerdote liberará al ave viva en los campo abiertos.
8La persona quien está siendo limpiada lavará sus ropas, rapará todo su cabello, y se bañará en agua, y entonces él será limpio. Después de eso debe venir al campamento, pero él vivirá fuera de su tienda por siete días. 9En el séptimo día él debe afeitarse todo el cabello de su cabeza, y también debe afeitarse su barba y cejas. Debe afeitarse todo su cabello, y él debe lavar sus ropas y bañarse en agua; entonces él será limpio.
10En el octavo día él debe tomar dos corderos machos sin mancha, un cordero hembra de un año de edad sin mancha, y 11. 1kg. de harina fina mezclada con aceite como una ofrenda de grano, y una taza de aceite. 11El sacerdote quien lo limpia parará a la persona quien será limpiada, junto a esas cosas, delante del SENOR en la entrada de la tienda de reunión.
12El sacerdote tomará uno de los corderos machos y lo ofrecerá como una ofrenda de culpa, junto con una taza de aceite; él los mecerá para una ofrenda agitada delante del SEÑOR. 13Él debe matar al cordero macho en el lugar donde ellos matan las ofrendas por el pecado y las ofrendas quemadas, en el área del la tienda de reunión, pues la ofrenda por el pecado le pertenece al sacerdote, así como la ofrenda de culpa, porque es muy santa.
14El sacerdote tomará un poco de sangre de la ofrenda de culpa y lo pondrá en la punta del lóbulo de la oreja de la persona quien será limpiada, en el pulgar de su mano derecha, y en el dedo grande del pie derecho. 15Entonces el sacerdote tomará aceite de la taza y lo derramará en la palma de su propia mano izquierda, 16y hundirá su dedo derecho en el aceite que está en su mano izquierda, y rociará un poco del aceite con su dedo siete veces delante del SEÑOR.
17El sacerdote colocará el resto del aceite en su mano sobre el lóbulo de la oreja derecha de la persona que va a ser limpiada, sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo grande del pie derecho. El debe colocar este aceite encima de la sangre de la ofrenda de culpabilidad. 18En cuanto al resto del aceite que está en la mano del sacerdote, él la pondrá en la cabeza de la persona que va a ser limpiada, y el sacerdote hará expiación por él delante del SEÑOR.
19Entonces el sacerdote ofrecerá la ofrenda de pecado y hará expiación por él, quien va a ser limpiado a causa de su impureza, y después él matará la ofrenda quemada. 20Entonces el sacerdote ofrecerá la ofrenda quemada y la ofrenda de grano sobre el altar. El sacerdote hará expiación por la persona, y entonces él será limpio.
21Sin embargo, si la persona es pobre y no puede costear estos sacrificios, entonces él debe tomar un cordero macho como una ofrenda de culpabilidad para que sea mecido, para hacer expiación para él mismo, y 3. 7kg. de harina fina mezclada con aceite como una ofrenda de grano, y un litro de aceite, 22junto con dos tórtolas o dos palomas jóvenes, según como él las pueda obtener; un ave será una ofrenda de pecado y la otra una ofrenda quemada. 23En el octavo día él debe traerlas para su limpieza al sacerdote, en la entrada de la tienda de reunión, delante del SEÑOR.
24El sacerdote tomará el cordero para una ofrenda, y él lo tomará con el litro de aceite de oliva, y él los levantará alto mientras él los presenta al SEÑOR. 25Él matará al cordero para la ofrenda de culpabilidad, y él tomará un poco de sangre de la ofrenda de culpabilidad y lo pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que va a ser limpiado, sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo grande de su pie derecho.
26Luego el sacerdote derramará un poco del aceite en la palma de su propia mano izquierda, 27y él rociará con su dedo derecho un poco del aceite que está en su mano izquierda siete veces delante del SEÑOR.
28El sacerdote entonces pondrá un poco del aceite que está en su mano sobre el lóbulo de la oreja derecha del que va a ser limpiado, en el pulgar de su mano derecha, y en el dedo grande del pie derecho, y los mismos lugares donde el puso la sangre de la ofrenda de culpa. 29Él pondrá el resto del aceite que está en su mano sobre la cabeza del que va a ser limpiado para hacer expiación por él delante del SEÑOR.
30Él debe ofrecer una de las tórtolas o palomas jóvenes, según como la persona haya podido obtener-- 31una como una ofrenda de pecado y el otro como una ofrenda quemada, junto con la ofrenda de grano. Luego el sacerdote hará expiación por el que va a ser limpiado delante del SEÑOR. 32Esta es la ley para una persona en quien hay una enfermedad infecciosa de la piel, quien no puede pagar las ofrendas comunes para su limpieza."
33El SEÑOR habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 34"Cuando hayas entrado a la tierra de Canaán la cual les di como una posesión, y si pongo plaga que se esparza en una casa en la tierra de su posesión, 35entonces el que sea dueño de la casa debe venir y decírselo al sacerdote. Él debe decir: 'Me parece que hay algo como plaga en mi casa.'
36Luego el sacerdote ordenará que ellos vacíen la casa antes de que él entre a ver la evidencia de la plaga, para que nada en la casa sea hecho impuro. Después el sacerdote debe entrar para ver la casa. 37Él debe examinar la plaga para ver si está en las paredes de la casa, y para ver si aparece verdoso o rojizo en las superficies de la pared. 38Si la casa sí tiene plaga entonces el sacerdote saldrá de la casa y cerrará la puerta de la casa por siete dias.
39Entonces el sacerdote regresará otra vez en el séptimo día y la examinará para ver si la plaga se ha extendido en las paredes de la casa. 40Si lo ha hecho, entonces el sacerdote ordenará que ellos saquen las piedras en las cuales la plaga se ha encontrado y las tiren en un lugar impuro fuera de la ciudad.
41Él requerirá que todas las paredes de la casa sean raspadas, y ellos deben tomar el material contaminado que ha sido raspado fuera de la ciudad y tirarlo en el lugar impuro. 42Ellos deben tomar otras piedras y colocarlas en el lugar de las piedras que fueron removidas, y ellos deben usar nuevo barro para cubrir la casa.
43Si la plaga vuelve otra vez e invade la casa en la cual las piedras han sido removidas y las paredes han sido raspadas y recubiertas, 44entonces el sacerdote debe entrar y examinar la casa para ver si la plaga se ha esparcido en la casa. Si lo ha hecho, entonces es plaga dañina, y la casa es impura.
45Esta casa debe ser derribada. Las piedras, madera, y todo el enyesado de la casa debe ser llevado fuera de la ciudad a un lugar impuro. 46En adición, quien sea que entre a la casa durante el tiempo que esté cerrada será impuro hasta el atardecer. 47Cualquiera que durmió en la casa debe lavar sus ropas, y cualquiera quien coma en la casa debe lavar sus ropas.
48Si el sacerdote entra en la casa para examinarla a ver si la plaga se ha esparcido dentro de la casa después que la casa fue cubierta, entonces, si la plaga se ha ido, él declarará la casa limpia.
49Entonces el sacerdote debe tomar dos aves para limpiar la casa, y madera de cedro e hilo escarlata, e hisopo. 50Él matará una de las aves sobre agua fresca en una jarra de barro. 51Él tomará la madera de cedro, el hisopo, el hilo escarlata, y el ave viva, y los hundirá en la sangre del ave muerta, en el agua fresca, y rociará la casa siete veces.
52Él limpiará la casa con la sangre del ave y con agua fresca, con el ave viva, la madera de cedro, el hisopo, y el hilo escarlata. 53Pero él dejará la ave viva ir fuera de la ciudad a los campos abiertos. De esta manera él debe hacer expiación para la casa, y ésta será límpia.
54Esta es la ley para todo tipo de enfermedad infecciosa de la piel y cosas que causan tal enfermedad, y para picazón, 55y para plaga en la ropa y en una casa, 56para hinchazón, para una erupción, y para una mancha brillosa, 57para determinar cuando cualquiera de estos casos es impuro o cuando es puro. Esta es la ley para enfermedades infecciosas de la piel y plaga"

15

1El SEÑOR le habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 2"Hablen al pueblo de Israel, y díganles: 'Cuando cualquier hombre tiene un fluido infectado que sale de su cuerpo, él se vuelve inmundo. 3Su impureza es debido a este fluido infectado. Ya sea si su cuerpo fluye con fluido o es detenido, es impuro.

4Toda cama en la que él se recuesta será impura, y en todo lo que él se siente será impuro. 5Quien sea que toque su cama debe lavar su ropa y bañarse a sí mismo en agua, y será impuro hasta el atardecer.
6Cualquiera que se siente sobre cualquier cosa en la cual el hombre con el fluido infectado se sentó, esa persona debe lavar sus ropas y bañarse a sí mismo en agua, y él será impuro hasta el atardecer. 7Cualquiera quien tocase el cuerpo de aquel que tiene un flujo de fluido infectado debe lavar sus ropas y bañarse a sí mismo en agua, y será impuro hasta el atardecer.
8Si la persona quien tiene tal flujo de fluido escupe en alguien quien está limpio, entonces esa persona debe lavar sus ropas y bañarse en agua, y él será impuro hasta el atardecer. 9Cualquier silla de montar en cual aquel que tiene un flujo se monta en ella será impura.
10Cualquiera que toque algo que estaba bajo esa persona será impuro hasta el atardecer, y cualquiera que cargue esas cosas debe lavar sus ropas y bañarse a sí mismo en agua; él será impuro hasta el atardecer. 11Quien sea aquél quien tiene tal flujo toca sin primero haber enjuagado sus manos en agua, la persona que fue tocada debe lavar sus ropas y bañarse en agua, y él será impuro hasta el atardecer. 12Cualquier vasija de barro que aquel con tal flujo de fluido toca debe ser quebrada, y todo contenedor de madera debe ser enjuagado en agua.
13Cuando aquel que tiene un flujo es limpiado de su flujo, entonces él debe contar para sí mismo siete días por su limpieza; después él debe lavar sus ropas y lavar su cuerpo en agua con corriente. Entonces él será limpio. 14En el octavo día él debe tomar dos tórtolas o dos palomas jóvenes y venir delante del SEÑOR en la entrada de la tienda de reunión; ahí él tendrá que dar las aves al sacerdote. 15El sacerdote debe ofrecerlas, una como ofrenda de pecado y la otra como ofrenda quemada, y el sacerdote debe hacer expiación por él delante del SEÑOR por su fluido.
16Si algún hombre tiene una emisión de semen, entonces él debe lavar todo su cuerpo en agua; él será impuro hasta el atardecer. 17Toda vestimenta o cuero en donde hay semen debe ser lavado con agua; será impuro hasta el atardecer. 18Y si una mujer y un hombre duermen juntos y hay una transferencia de semen a ella, deben ambos bañarse en agua; ellos serán impuros hasta el atardecer.
19Cuando una mujer mestrúa, su impureza continuará por siete días, y quienquiera que la toque será impuro hasta el atardecer. 20En todo lo que ella se recueste durante su periodo será impuro; todo aquello en que ella se siente también será impuro.
21Cualquiera que toque su cama debe lavar sus ropas y bañarse en agua; esa persona será impura hasta el atardecer. 22Cualquiera que toque algo en que ella se haya sentado debe lavar sus ropas y bañarse en agua; esa persona será impura hasta el atardecer. 23Sea que está en la cama o algo en lo que ella se sienta, si él lo toca, esa persona será impura hasta el atardecer.
24Si algún hombre duerme con ella, y si su flujo impuro lo toca, él será impuro por siete días. Toda cama en la cual él se recueste será impura.
25Si una mujer tiene un flujo de sangre por muchos días que no es en su tiempo de su menstruación, o si ella tiene un flujo fuera del tiempo de su menstruación, durante todos los días del flujo de su impureza, ella será como si estuviera en los días de su periodo. Ella es impura. 26Toda cama en donde ella se recueste, todo, durante su flujo de sangre será para ella tal como la cama en donde ella se recuesta durante su menstruación, y todo en donde ella se siente será impuro, justo como la impureza de su menstruación. 27Quienquiera que toque cualquiera de esas cosas será impuro; él debe lavar sus ropas y bañarse en agua, y él será impuro hasta el atardecer.
28Pero si ella es limpiada de su flujo de sangre, entonces ella contará para sí misma siete días, y después de eso ella será limpia. 29En el octavo día ella tomará dos tórtolas o dos palomas jóvenes y los llevará al sacerdote a la entrada de la tienda de reunión. 30El sacerdote ofrecerá un ave como una ofrenda por el pecado y la otra como una ofrenda quemada, y él hará expiación por ella delante del SEÑOR por su impuro flujo de sangre.
31Así es cómo ustedes deben separar al pueblo de Israel de su impureza, para que así ellos no mueran debido a su impureza, al profanar mi tienda de reunión, donde Yo vivo entre ellos.
32Estas son las regulaciones para cualquiera que tenga un flujo de fluido, por cualquier hombre cuyo semen sale de él y lo hace impuro, 33por cualquier mujer que tiene un periodo menstrual, por cualquiera con un flujo de fluidos, sea hombre o mujer, y por cualquier hombre que duerme con una mujer impura.'"

16

1El SEÑOR le habló a Moisés--esto fue luego de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando ellos se acercaron al SEÑOR y entonces murieron. 2El SEÑOR le dijo a Moisés: "Háblale a Aarón, tu hermano, y dile que no venga al lugar más santo dentro de la cortina a cualquier momento, ante la tapa de la expiación que está en el arca. Si él lo hace, él morirá, porque Yo apareceré en una nube sobre la tapa de la expiación.

3Así es como Aarón tiene que entrar al lugar más santo. Él debe entrar con un toro joven como una ofrenda al pecado, y un carnero como una ofrenda quemada. 4Él debe ponerse la santa túnica de lino, y él mismo debe ponerse la ropa interior de lino, y él debe vestir la faja de lino y el turbante de lino. Él debe lavar su cuerpo en agua y entonces vestirse a sí mismo en estas ropas. 5Él debe tomar de la asamblea de la gente de Israel dos chivos como ofrenda al pecado y un cordero como una ofrenda quemada.
6Luego, Aarón debe presentar el toro como una ofrenda por el pecado, la cual será para él mismo, para hacer expiación por sí mismo y su familia. 7Entonces él debe tomar los dos chivos y ponerlos ante el SEÑOR a la entrada de la tienda de reunión.
8Luego, Aarón debe echar suertes por dos machos cabríos, uno por EL SEÑOR y otro por la expación 9Aarón, entonces, debe presentar el macho cabrío al cual le cayó la suerte por el SEÑOR, y ofrecer ese macho cabrío como ofrenda al pecado. 10Pero el macho cabrío al que le cayó la suerte para la expiacion debe ser traído vivo ante el SEÑOR, para hacer expiación al mandarlo lejos como macho cabrío expiatorio al desierto.
11Luego, Aarón debe presentar el toro como ofrenda por el pecado, la cual será para sí mismo. Él debe hacer expiación por sí mismo y por su familia, por lo tanto él debe matar al toro como una ofrenda por el pecado para sí mismo.
12Aarón debe quitar un incensario lleno de carbones del fuego del altar delante del SEÑOR, con sus manos llenas de incienso dulce finamente molido, y traer estas cosas dentro de la cortina. 13Ahí, él debe poner el incienso en el fuego ante el SEÑOR para que la nube del incienso pueda cubrir la tapa de expiación sobre los decretos del pacto. Él debe hacer esto para que él no muera.
14Entonces, él debe tomar algo de la sangre del toro y rocíarla con su dedo al frente de la tapa de la expiación. Él debe rocíar algo de la sangre con su dedo siete veces ante la tapa de expiación.
15Luego, él debe matar al macho cabríoo por la ofrenda por el pecado que es por la gente y traer su sangre dentro de la cortina. Ahí él debe hacer con la sangre como hizo con la sangre del toro: él debe rocíarla en la tapa de expiación y entonces ante la tapa de la expiación. 16Él debe hacer expiación por el lugar más santo por las acciones inmundas de la gente de Israel, y por la rebelión y todos sus pecados. Él también debe hacer esto en la tienda de reunión, donde el SEÑOR vive entre ellos, en la presencia de sus acciones inmundas.
17Nadie debe estar en la tienda de reunión cuando Aarón entre en ella para hacer expiación en el lugar más santo, y hasta que salga y haya terminado de hacer expiación por sí mismo y por su familia, y por toda la asamblea de Israel. 18Él debe salir del altar que está delante del SEÑOR y hacer expiación por él, y él debe tomar algo de la sangre del toro y algo de la sangre del macho cabrío y ponerla en los cuernos del altar en todo alrededor. 19Él debe rocíar algo de la sangre en él con su dedo, siete veces para limpiarlo, y separarlo para el SEÑOR, lejos de las acciones inmundas de la gente de Israel.
20Cuando él haya terminado la expiación por el lugar más santo, la tienda de reunión, y el altar, él debe presentar al macho cabrío. 21Aarón debe poner ambas manos en la cabeza del macho cabrío y confesar sobre él toda la maldad de la gente de Israel, toda su rebelión, y todos sus pecados. Entonces él debe poner ese pecado en la cabeza del macho cabrío y mandarlo lejos, al cuidado de un hombre que esté listo para llevar el macho cabrío al desierto. 22El cabro debe llevar en sí mismo todo el pecado de la gente a un lugar solitario. Ahí en el desierto, el hombre debe dejar al cabro en libertad.
23Luego, Aarón debe regresar a la tienda de reunión y quitarse las vestiduras de lino que se puso antes de entrar en el lugar más santo, y él debe dejar esas vestiduras ahí. 24Él debe lavar su cuerpo en agua en el lugar más santo, y ponerse sus vestiduras normales; entonces él debe salir y ofrecer su ofrenda quemada y la ofrenda quemada de la gente, y en esta manera hacer expiación por sí mismo y por la gente.
25Él debe quemar la grasa de la ofrenda por el pecado en el altar. 26El hombre que deje libre al macho cabrío expiatorio debe lavar sus ropas y lavar su cuerpo en agua; luego de eso, él puede regresar al campamento.
27El toro de la ofrenda por el pecado y el macho cabrío de la ofrenda por el pecado, cuya sangre se haya traido para hacer expiación en el lugar más santo, deben ser llevados fuera del campamento. Ahí deben quemar sus pieles, carne y excremento. 28El hombre que queme esas partes debe lavar su ropa y lavar su cuerpo en agua; luego de eso, él puede regresar al campamento.
29Siempre será un estuto para ustedes en el séptimo mes, en el décimo día del mes, ustedes deben humillarse y no trabajar, ni el nativo ni el extranjero que vive entre ustedes. 30Esto es porque en este día, la expiación será hecha para ustedes, para limpiarlos de sus pecados, para que ustedes esten limpios ante el SEÑOR. 31Es un solemne Día de Reposo para ustedes, y ustedes deben humillarse a sí mismos y no trabajar. Esto siempre será un estatuto entre ustedes.
32El alto sacerdote, el que será ungido y ordenado para ser alto sacerdote en lugar de su padre, él debe hacer esta expiación y ponerse las vestiduras de lino, esas son, las vestiduras santas. 33Él debe hacer expiación por el lugar más santo; él debe hacer expiación por la tienda de reunión y por el altar, y él debe hacer expiación por los sacerdotes y por toda la gente de la asamblea.
34Esto será un estuto para ti, el hacer expiación por la gente de Israel por todos sus pecados, una vez al año." Esto fue hecho como el SEÑOR le ordenó a Moisés.

17

1El SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2"Háblale a Aarón y a sus hijos, y a todo el pueblo de Israel. Diles lo que el SEÑOR ha ordenado: 3'Cualquier hombre de Israel que mate a un buey, cordero o cabra en el campamento, o que lo mate fuera del campamento, para sacrificarlo -- 4si él no lo trae a la entrada de la tienda de reunión, para ofrendarlo como sacrificio al SEÑOR ante su su tabernáculo, ese hombre es culpable de derramamiento de sangre. Él ha derramado sangre, y ese hombre deberá ser cortado de entre su pueblo.

5El propósito de este mandato es que el pueblo de Israel traiga sus sacrificios al SEÑOR a la entrada de la tienda de reunión, al sacerdote, para ser sacrificado como ofrenda de compañerismo al SEÑOR, en vez de ofrecer sacrificos en un campo abierto. 6El sacerdote rociará la sangre en el altar del SEÑOR, a la entrada de la tienda de reunión; él quemará la grasa para que produzca un aroma dulce al SEÑOR.
7El pueblo ya no deberá ofrecer sus sacrificios a ídolos, por lo cual ellos actúan como prostitutas. Esto será un estatuto permanente para ellos a través de todas sus generaciones.'
8Tu debes decirle a ellos: 'Cualquier varón de Israel, o cualquier extranjero que vive entre ellos, que ofrezca una ofrenda quemada o sacrificio, 9y no lo traiga a la entrada de la tienda de reunión para sacrificarlo al SEÑOR, ese varón debe ser cortado de su pueblo.
10Y cualquiera de Israel, o cualquier extranjero que vive entre ellos, quien consume cualquier sangre, yo pondré mi rostro en contra de esa persona, cualquiera que consume sangre; yo lo cortaré de entre su pueblo. 11Pues la vida de un animal está en su sangre. Yo les he dado su sangre a ustedes para hacer expiación en el altar por sus vidas, porque es la sangre que hace expiación, pues es la sangre la que expía para la vida.
12Por lo tanto, yo le dije al pueblo de Israel que ninguno entre ustedes deben comer sangre, ni tampoco ningún extranjero que viva entre ustedes debe comer sangre. 13Y ninguno del pueblo de Israel, o ninguno de los extranjeros que viven entre ellos, que cazan y matan un animal o un ave que pueda ser comido; esa persona debe derramar la sangre y cubrir la sangre con tierra.
14Pues la vida de cada criatura es su sangre. Por esto es que le dije al pueblo de Israel, "Ustedes no deben comer la sangre de ninguna criatura, pues la vida de toda criatura viviente es su sangre. Quien sea que la come debe ser cortado.
15Toda persona que coma un animal que haya muerto o haya sido desgarrado por animales salvajes, ya sea que la persona sea nativo nacido o extranjera, viviendo entre ustedes, él debe lavar sus ropas y bañarse en agua, y él será impuro hasta la tarde. Entonces el estará limpio. 16Pero si él no lava sus ropas o baña su cuerpo, entonces él deberá cargar su culpa."'

18

1El SEÑOR le habló a Moisés diciendo: 2-3"Habla al pueblo de Israel y dile: 'Yo soy el SEÑOR tu Dios. Tu no tienes que hacer las cosas que la gente hace en Egipto, donde ustedes vivieron previamente. Ustedes no tienen que hacer las cosas que la gente de Canaán hace, la tierra a la cual Yo los estoy llevando. No sigan sus costumbres.

4Mis leyes son lo que ustedes deben hacer y mis mandamientos son los que ustedes deben guardar, para que ustedes caminen en ellos, porque Yo soy el SEÑOR tu Dios. 5Por lo tanto, ustedes tienen que guardar mis decretos y mis leyes. Si una persona los obedece, él vivirá a causa de ellos. Yo soy el SEÑOR.
6Nadie debe acostarse con nadie de quien él es pariente cercano. Yo soy el SEÑOR. 7No deshonren a su padre al acostarse con su madre. ¡Ella es tu madre! Tú no debes deshonrarla. 8No te acuestes con ninguna de las esposas de tu padre; tú no debes deshonrar a tu padre de esa manera.
9No te acuestes con ninguna de sus hermanas, sea que ella sea la hija de tu padre o la hija de tu madre, sea que ella fuera criada en tu casa o distante de tí. Tú no debes acostarse con sus hermanas. 10No te acuestes con las hijas de sus hijos o las hijas de sus hijas. Esto sería tu propia vergüenza. 11No te acuestes con la hija de la esposa de tu padre, quien nació de tu padre. Ella es tu hermana y tú no debes acostarse con ella.
12No te acuestes con la hermana de su padre. Ella es una pariente cercana de tu padre. 13No se acuesten con la hermana de tu madre. Ella es una pariente cercana de tu madre. 14No deshonren al hermano de tu padre al acostarte con su esposa. No te acerques a ella con ese próposito; ella es tu tía.
15No te acuestes con tus nueras. Ella es la esposa de tu hijo; no te acuestes con ella. 16No te acuestes con el hermano de tu esposa; no lo deshonres de esta manera.
17No se acuesten con una mujer y su hija, ni con la hija del hijo de ella ni con la hija de la hija de ella. Ellos son parientes cercanos a ella y acostarse con ellos sería malvado. 18Tú no te casarás con la hermana de tu esposa como una segunda esposa y dormir con ella mientras tu primera esposa está viva.
19No te acuestes con una mujer durante su menstruación. Ella es impura durante ese tiempo. 20No te acuestes con la esposa de tu vecino y te profanes tú mismo con ella de esta manera.
21Ustedes no deben dar a ningunos de sus hijos para ponerlos en el fuego, para que ustedes los sacrifiquen a Moloc, porque ustedes no deben profanar el nombre de su Dios. Yo soy el SEÑOR.
22No te acuestes con otros hombres como con una mujer. Esto sería malvado. 23No te acuestes con ningún animal y te profanes tú mismo con esto. Ninguna mujer debe considerar el acostarse con ningún animal. Esto sería una perversión.
24No se profanen a ustedes mismos en ninguna de estas maneras, pues en todas estas maneras las naciones son profanadas, las naciones que Yo sacaré de delante de ustedes. 25La tierra se volvió profana, entonces Yo castigué su pecado, y la tierra vomitó sus habitantes.
26Tú, por lo tanto, debes guardar mis mandamientos y decretos, y tú no debes hacer ninguna de estas cosas detestables, ni los israelitas, ni los extranjeros quienes viven entre ustedes. 27Pues esta es la maldad que la gente en la tierra ha cometido, aquellos quienes vivieron aquí antes que ustedes y ahora la tierra esta contaminada. 28Por lo tanto, tengan cuidado para que la tierra no los vomite a ustedes también después que ustedes la hayan contaminado, como esta vomitó la gente quienes estaban antes que ustedes.
29Cualquiera que haga alguna de estas cosas detestables, las personas quienes hagan estas cosas serán cortadas de su pueblo. 30Por lo tanto, ustedes deben guardar mi mandamiento de no practicar ninguna de estas costumbres detestables, las cuales fueron practicadas aquí antes de ustedes, para que ustedes no se contaminen ustedes con dichas practicas. Yo soy el SEÑOR su Dios.'"

19

1El SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2"Háblale a toda la asamblea del pueblo de Israel y diles: 'Ustedes deben ser santos, ya que Yo el SEÑOR tu Dios soy santo. 3Todos deben respetar a su madre y su padre, y deben guardar mis Días de Reposo. Yo soy el SEÑOR tu Dios. 4No se vuelvan a ídolos indignos, ni tampoco se hagan para ustedes mismos dioses de metal. Yo soy el SEÑOR su Dios.

5Cuando ofrezcan un sacrificio de ofrendas de paz al SEÑOR, deben ofrecerla para que sean aceptados. 6Debe ser comida el mismo día que la ofrecieron, o al día siguiente. Si sobra algo hasta el tercer día, debe ser quemada. 7Si es comida en el tercer día, está contaminada. No debe ser aceptada, 8pero todo aquel que la coma debe llevar su propia culpa porque ha deshonrado lo que era santo para el SEÑOR. Esa persona debe ser cortada de su pueblo.
9Cuando cosechen la cosecha de su tierra, no deberán cosechar completamente las esquinas de tu campo, ni tampoco juntarán todo el producto de tu cosecha. 10No deberán juntar todas las uvas de su viñedo, ni tampoco las uvas que caen al suelo en sus viñedos. Las deben dejar para los pobres y para los extranjeros. Yo soy el SEÑOR tu Dios.
11No debes robar. No deberás mentir. No se engañen unos a otros. 12No deben jurar por mi nombre falsamente ni profanar el nombre del SEÑOR tu Dios. Yo soy el SEÑOR.
13No debes oprimir a tu vecino ni robarle. El salario de un siervo contratado no debe permanecer contigo toda la noche hasta la próxima mañana. 14No debes maldecir al sordo ni ponerle un bloque de tropiezo frente a un ciego. En cambio, debes temer a tu Dios. Yo soy el SEÑOR.
15No debes provocar falso juicio. Tú no debes mostrar favoritismo a alguien porque él sea pobre, ni tú tampoco debes mostrar favoritismo a alguien porque él es importante. Por el contrario, juzga tu vecino justamente. 16No debes caminar regando falsas murmuraciones entre tu pueblo, pero busca proteger la vida de tu vecino. Yo soy el SEÑOR.
17No odies a tu hermano en tu corazón. Tú debes reprender honestamente a tu vecino para no compartir pecado por causa de él. 18No debes tomar venganza ni guardar rencor contra cualquiera de tu pueblo, en cambio ama a tu vecino como a ti mismo. Yo soy el SEÑOR.
19Ustedes deben guardar mis mandamientos. No traten de cruzar sus animales con diferentes tipos de otros animales. No mezcles dos diferentes tipos de semillas cuando siembres en tu tierra. No uses vestiduras hechas de dos tipos de material mezclado junto.
20Quien se acueste con una joven esclava que está prometida a un marido, pero que no ha sido redimida o dada su libertad, debe ser castigado. Ellos no deben ser puestos a muerte porque ella no era libre. 21Un hombre debe traer su ofrenda de culpa al SEÑOR a la entrada de la tienda de reunión- un carnero como ofrenda de culpa. 22Luego, el sacerdote hará expiación para él con el carnero por la ofrenda de culpa ante el SEÑOR, por el pecado que él ha cometido. Entonces, el pecado que él ha cometido será perdonado.
23Cuando entres a la tierra y hayas plantado todo tipo de árboles para alimento, entonces debes considerar el fruto producido como prohibido para comerlo. Este fruto debe ser prohibido a ustedes por tres años. No debe ser comido. 24Pero en el cuarto año toda la fruta será santa, una ofrenda de alabanza al SEÑOR. 25En el quinto ustedes pueden comer la fruta, habiendo esperado para que así los árboles puedan producir más. Yo soy el SEÑOR tu Dios.
26No comas ninguna carne que aún contenga sangre en ella. No consultes los espíritus acerca del futuro, y no busques controlar a otros a través de poderes sobrenaturales. 27No sigas hábitos paganos tales como, razurarse los lados de la cabeza o recortar las orillas de tu barba. 28No cortes tu cuerpo para los muertos o pongas marcas tatuadas en tu cuerpo. Yo soy el SEÑOR.
29No deshonren a su hija convirtiéndola en prostituta, o la nación caerá a la prostitución y la tierra se llenará de maldad. 30Ustedes deben guardar mis Días de Reposo y honrar el santuario de mi tienda de reunión. Yo soy el SEÑOR.
31No recurran donde aquellos que hablan con los muertos o con espíritus. No los busquen porque ellos los contaminarán a ustedes. Yo soy el SEÑOR tu Dios.
32Deben ponerse de pie ante las personas con canas y honrar la presencia de un anciano. Debes temer a tu Dios. Yo soy el SEÑOR.
33Si un extrajero vive entre ustedes en sus tierras, no deben hacerle ningún daño. 34El extranjero que vive con ustedes debe ser para ustedes como un israelita de nacimiento que vive entre ustedes, lo deben amar como a ustedes mismos, porque ustedes fueron extranjeros en la tierra de Egipto. Yo soy el SEÑOR tu Dios.
35No utilicen medidas falsas cuando midan la longitud, peso o cantidad. 36Deben usar balanzas justas, pesas justas, y medidas de capacidad justas. Yo soy el SEÑOR su Dios, quien los sacó de la tierra de Egipto. 37Deben obedecer todos mis decretos y todas mis leyes, y hacerlas. Yo soy el SEÑOR.'"

20

1El SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2"Dile al pueblo de Israel: 'Cualquiera entre el pueblo de Israel, o cualquier extranjero que vive en Israel que le dé cualquiera de sus hijos a Moloc, debe, ciertamente, ser puesto a muerte. La gente en la tierra debe apedrearlo.

3Yo también pondré mi rostro en contra de este hombre, y lo cortaré de entre su pueblo porque ha dado su hijo a Moloc, porque ha contaminado Mi lugar santo y ha profanado Mi santo nombre. 4Si la gente de la tierra cierra sus ojos a ese hombre cuando le de cualquiera de sus hijos a Moloc, si no lo ponen a muerte, 5entonces Yo mismo pondré mi rostro en contra de ese hombre y su clan, Y Yo lo cortaré a él y todos aquellos que se prostituyan a sí mismos, para hacerse una prostituta con Moloc.
6La persona que se vuelva a aquellos que hablan con los muertos, o aquellos que hablan con espíritus para prostituírse a sí mismos con ellos, yo pondré mi rostro en contra de ellos; yo lo cortaré a él de entre su pueblo. 7Por lo tanto, conságrense a ustedes mismos y sean santos, porque Yo soy el SEÑOR su Dios.
8Ustedes deben guardar mis mandamientos y llevarlos a cabo. Yo soy el SEÑOR, quien los separa como santos. 9Todo los que maldigan a su padre o a su madre deben seguramente ser puestos a muerte. Él ha maldecido a su padre o a su madre, así que es culpable y merece morir.
10El hombre que cometa adulterio con la esposa de otro hombre, esto es, cualquiera que cometa adulterio con la esposa de su vecino-- el adúltero y la adúltera ambos deben ser puestos a muerte. 11El hombre que se acueste con la esposa de su padre para dormir con ella ha deshonrado a su propio padre. Ambos, tanto el hijo y la esposa de su padre deben, ciertamente, ser puestos a muerte. 12Si un hombre duerme con su nuera, ambos deben, ciertamente, ser puestos a muerte. Ellos han cometido perversión. Ellos son culpables y merecen morir.
13Si un hombre duerme con otro hombre, como con una mujer, ambos han hecho algo detestable. Ellos deben, seguramente, ser puestos a muerte. Ellos son culpables y merecen morir. 14Si un hombre se casa con una mujer y también se casa con su madre, esto es maldad. Deben ser quemados, ambos, él y la mujer, para que no haya maldad entre ustedes.
15Si un hombre duerme con un animal, seguramente, debe ser puesto a muerte, y ustedes deben matar al animal. 16Si una mujer se acerca a cualquier animal para dormir con él, ustedes deben matar a la mujer y al animal. Ellos deben, ciertamente, ser puestos a muerte. Ellos son culpables y merecen morir.
17Si un hombre duerme con su hermana, tanto la hija de su padre, o la madre de su hija-- si el duerme con ella y ella con el, es una cosa vergonzosa. Ellos deben ser cortados de la presencia de su pueblo, porque él ha dormido con su hermana. Él debe cargar su culpa. 18Si un hombre duerme con una mujer durante su período menstrual y ha dormido con ella, él ha descubierto el flujo de su sangre, la fuente de su sangre. Ambos, el hombre y la mujer, deben ser cortados de entre su pueblo.
19Ustedes no deben dormir con la hermana de su madre, o con la hermana de su padre, porque ustedes deshonrarían a su pariente cercano. Ustedes deberán cargar su propia culpa. 20Si un hombre duerme con su tía, ha deshonrado a su tío. Cuando ellos mueran, los castigaré a ambos, y cuando ellos mueran, Yo tomaré cualquier herencia que sus hijos puedieran recibir de sus padres. 21Si un hombre se casa con la esposa de su hermano cuando su hermano todavía vive, esto es vergonozoso. Él ha deshonrado a su hermano, y yo tomaré de sus hijos cualquier propiedad que ellos puedieran heredar de sus padres.
22Ustedes por lo tanto, deben mantener todos mis estatutos y todos mis decretos; ustedes deben obedecerlos para que la tierra a la que yo los estoy trayendo para vivir no los vomite a ustedes. 23Ustedes no deben caminar en las costumbres de las naciones que voy a sacar delante de ustedes, pues ellos han hecho todas estas cosas, y yo los detesto.
24Yo le dije a ustedes: "Ustedes herederán la tierra; Yo se las daré a ustedes para poseerla, una tierra que fluye de leche y miel. Yo soy el SEÑOR su Dios, quien los ha separado a ustedes de otros pueblos. 25Ustedes deben entonces distinguir entre los animales limpios y los impuros, y entre las aves impuras y las limpias. Ustedes no se deben contaminar con animales o aves impuras o con cualquier criatura que se arrastra en el suelo, los cuales he separado como impuros para ustedes."
26Ustedes deben ser santos, pues Yo, el SEÑOR, soy santo, y yo los he separado a ustedes de los otros pueblos, pues ustedes me pertenecen a mí.
27Un hombre o una mujer que habla con los muertos o que habla con espíritus, deben ciertamente ser puestos a muerte. El pueblo debe apedrearlos. Ellos son culpables y merecen morir.'"

21

1El SEÑOR dijo a Moisés: "Habla a los sacerdotes, los hijos de Aarón, y diles a ellos: 'Ninguno entre ustedes se hará a sí mismo impuro por aquellos que mueren entre su pueblo, 2excepto por sus parientes más cercanos su madre, su padre, su hijo, su hija, su hermano, 3o su hermana virgen que es dependiente de él, ya que ella no tiene esposo por ella, él se puede hacer impuro a sí mismo.

4Pero él no debe hacerse impuro por otros parientes y así profanarse. 5Sacerdotes no deben afeitarse sus cabezas o afeitarse las esquinas de sus barbas, o cortar sus cuerpos. 6Ellos deben ser santos a su Dios y no deben deshonrar el nombre de su Dios, porque los sacerdotes ofrecen al SEÑOR ofrendas de comidas, el pan de su Dios. Por lo tanto, los sacerdotes deben ser santos.
7Ellos no se deben casar con ninguna mujer que es una prostituta y que esté profanada, y ellos no deben casarse con una mujer divorciada de su esposo, pues ellos están separados para su Dios. 8Tú lo separarás, pues él es quien le ofrenda pan a su Dios. Él debe ser santo a ti, porque Yo, el SEÑOR, quien te hace santo Yo también soy santo. 9Cualquier hija de cualquier sacerdote que se profane a sí misma por convertirse en una prostituta desgracia a su padre. Ella debe ser quemada.
10Aquel que es el Sumo Sacerdote entre sus hermanos, en cuya cabeza se ha vertido el aceite de la unción, y quien ha sido consagrado para usar los vestidos del alto sacerdote, no usará su cabello suelto o rasgará sus ropas. 11Él no debe ir a ningún lugar en el que esté presente un cuerpo muerto, y que se contamine a sí mismo, aún por su padre o su madre. 12El alto sacerdote no debe dejar el área del santuario de la tienda de reunión o profanar el santuario de su Dios, porque él ha sido consagrado como alto sacerdote por el aceite de la unción de su Dios. Yo soy el SEÑOR.
13El alto sacerdote debe casarse con una virgen como su esposa. 14Él no debe casarse con una viuda, con una mujer divorciada, o una mujer que es una prostituta. Él no se casará con este tipo de mujeres. Él sólo se casará con una virgen de su propia gente, 15así que, él no contaminará a sus hijos entre su gente, pues yo soy el SEÑOR, quien lo hace santo.
16El SEÑOR le habló a Moisés, diciendo: 17"Háblale a Aarón y dile a él: 'Quien sea de tus descendientes a través de sus generaciones que tenga un defecto corporal, el no debe acercarse a ofrendar la comida a su Dios.
18Cualquier hombre que tenga un defecto corporal no debe acercarse al SEÑOR, tal como un hombre ciego, o un hombre que no esté capaz para caminar, uno que esté desfigurado o deformado, 19un hombre con una mano o pie lisiado, 20un hombre que tenga una joroba en su espalda, o es anormalmente flaco o de baja estatura, o un hombre con un defecto en sus ojos, o con alguna enfermedad, dolor, costras en la piel, o cuyos testículos hayan sido aplastados. 21Ningún hombre entre los descendientes de Aarón el sacerdote con un defecto corporal; él no deberá acercarse a ofrendar pan a su Dios.
22Él podrá comer la comida de su Dios, ya sea alguna de la más santa o alguna de la santa. 23Sin embargo, él no deberá entrar adentro de la cortina o entrar cerca del altar, porque el tiene un defecto corporal, para que él no contamine Mi lugar santo, pues Yo soy el SEÑOR, quien los hace a ellos santo."' 24Así que, Moisés habló estas palabras a Aarón, a sus hijos, y a todo el pueblo de Israel.

22

1El SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2"Habla a Aarón y a sus hijos, dile a ellos que se mantengan lejos de las cosas santas del pueblo de Israel, las cuales ellos han apartado para Mí. Ellos no deben profanar Mi santo nombre. Yo soy el SEÑOR. 3Dile a ellos: 'Si alguno de sus descendientes a través de sus generaciones se acerca a las cosas santas que el pueblo de Israel ha apartado para el SEÑOR, mientras él es impuro, esa persona debe ser cortada de delante de Mí: Yo soy el SEÑOR.

4Ninguno de los descendientes de Aarón quien tenga una enfermedad infecciosa de la piel, o una infección fluyendo en su cuerpo, puede comer ninguno de los sacrificios hechos al SEÑOR hasta que él sea limpio. Cualquiera que toque algo impuro mediante el contacto con muertos, o por contacto con un hombre que tiene un flujo de semen, 5o cualquiera que toque cualquier animal que se arrastre, que lo haga impuro, o cualquier persona que lo haga a él impuro, cualquier tipo de impureza que pueda ser- 6entonces el sacerdote que toque cualquier cosa impura, va a ser impuro hasta la tarde. Él no debe comer ninguna de las cosas santas, a menos que él se haya bañado su cuerpo en agua.
7Cuando el sol se haya puesto, entonces él será límpio. Después del atardecer él puede comer de las cosas santas, porque estas son su comida. 8Él no debe comer nada encontrado muerto o matado por animales salvajes, por lo cual él se profanaría a sí mismo. Yo soy el SEÑOR. 9Los sacerdotes deben seguir mis instrucciones, o ellos serán culpables de pecado y pueden morir por profanarme a Mí. Yo soy el SEÑOR quien los hace santos.
10Nadie fuera de la familia sacerdotal, incluyendo invitados de un sacerdote o sus sirvientes a los servicio, pueden comer algo que es santo. 11Pero si un sacerdote compra algún esclavo con su propio dinero, el esclavo puede comer de las cosas apartadas para el SEÑOR. Los miembros de la familia sacerdotal y los esclavos nacidos en su casa, ellos también pueden comer con él de esas cosas.
12Si la hija de un sacerdote se casa con alguien que no es un sacerdote, ella no puede comer nada de las contribuciones santas ofrendadas. 13Pero si la hija del sacerdote es una viuda o divorciada, y si ella no tiene hijo, y ella vuelve a vivir en la casa de su padre como en su juventud, ella puede comer de la comida de su padre. Pero nadie que no esta en la familia sacerdotal puede comer de la comida del sacerdote.
14Si un hombre come comida santa sin saberlo, entonces él debe reembolsarle al sacerdote por ella; él deberá añadirle una quinta parte a este y devolverselo al sacerdote. 15El pueblo de Israel no puede deshonrar las cosas santas que ellos ha levantado en alto y presentado al SEÑOR, 16y causar que ellos mismo carguen el pecado que los haría a ellos culpables de comer la comida santa, pues Yo soy el SEÑOR quien los hace a ellos santos.'"
17El SEÑOR habló a Moisés diciendo: 18"Habla a Aarón y sus hijos, y a todo el pueblo de Israel. Dile a ellos: "Cualquier israelita, o extranjero viviendo en Israel, cuando ellos presenten un sacrificio--sea para cumplir un voto o sea una ofrenda voluntaria, o ellos presenten al SEÑOR una ofrenda quemada, 19para que puede ser aceptada, ellos tienen que ofrecer un animal macho sin defecto del ganado, oveja o cabra.
20Pero tú no debes ofrecer lo que tenga defecto. Yo no lo aceptaré de parte tuya. 21Cualquiera que ofresca un sacrificio de ofrenda de compañerismo del rebaño, al SEÑOR para cumplir un voto, o como una ofrenda voluntaria, debe ser sin defecto para ser aceptada. No puede haber ningún defecto en el animal.
22Ustedes no deben ofrecer animales que son ciegos, discapacitados o mutilados, o que tengan berrugas, llagas, o costras. Ustedes no deben ofrecer estos al SEÑOR como un sacrificio por fuego sobre el altar. 23Ustedes pueden presentar como una ofrenda voluntaria un buey o un cordero que es deformado o pequeño, pero una ofrenda como esa no será aceptada para un voto.
24No ofrezcan ningún animal al SEÑOR que tenga testiculos magullados, aplastados, estropeados, o cortados. No hagan esto dentro de su tierra. 25Ustedes no deben presentar el pan de su Dios de la mano de un extranjero. Esos animales son deformados y tienen defectos en ellos, ellos no te serán aceptados.'"
26El SEÑOR habló a Moisés y dijo: 27"Cuando un becerro o una oveja o una cabara es nacido, tiene que permanecer siete días con su madre. Entonces, desde el octavo día en adelante, este podrá ser aceptado como un sacrificio por una ofrenda hecha por fuego al SEÑOR.
28No mates una vaca u oveja junto a con su cria, ambos en el mismo día. 29Cuando ustedes sacrifiquen una ofrenda de gratitud al SEÑOR, ustedes deben sacrificarla de manera aceptable. 30Esta debe ser comida en el mismo día que fue sacrificada. Ustedes no deben dejar nada de ella para el día siguiente. Yo soy el SEÑOR.
31Así que, ustedes deben guardar mis mandamientos y llevarlos a cabo. Yo soy el SEÑOR. 32Ustedes no deben deshonrar Mi santo nombre. Yo debo ser reconocido como santo por el pueblo de Israel. Yo soy el SEÑOR, quien los hace a ustedes santos, 33quien los sacó a ustedes de la tierra de Egipto para ser su Dios: Yo soy el SEÑOR."

23

1El SEÑOR le habló a Moisés: 2"Háblale a la gente de Israel, y dile a ellos: 'Estos son los festivales asignados por el SEÑOR, los cuales ustdes deben proclamar como asambleas santas; ellos son mis festivales regulares.

3Ustedes pueden trabajar por seis días, pero el séptimo día es un Día de Reposo completo, una santa asamblea. Ustedes no deben hacer trabajo, porque es un Día de Reposo para el SEÑOR en todos los lugares donde ustedes viven.
4Estos son los festivales señalados por el SEÑOR, las asambleas santas que ustedes deben anunciar en sus tiempos señalados: 5en el primer mes, en el día catorce del mes al anochecer, es la Pascua del SEÑOR. 6En el día quince del mismo mes, es el Festival de los Panes sin Levadura para el SEÑOR. Por siete días, ustedes deben comer pan sin levadura.
7Ustedes deben separar el primer día para reunirse; ustedes no harán nada de su trabajo regular. 8Ustedes presentarán una ofrenda de comida al SEÑOR por siete días. El séptimo día es una asamblea separada para el SEÑOR, y en ese día ustedes no deben hacer ningún trabajo regular.'"
9El SEÑOR le habló a Moisés, diciendo: 10"Háblale a la gente de Israel y dile a ellos: 'Cuando hayan venido a la tierra que Yo les daré, y cuando hayan levantado su cosecha, entonces ustedes deben traer una parte de sus primicias al sacerdote. 11Él levantará la primicia ante el SEÑOR y se lo presentará a Él, para que sea aceptado en nombre de ustedes. Es en el día después del Día de Reposo que el sacerdote lo levantará y lo presentará a Mí.
12En el día que ustedes levanten las primicias y lo presenten a Mí, ustedes deben ofrecer un cordero de un año de edad y sin macha como una ofrenda quemada al SEÑOR. 13La ofrenda de grano debe ser tres cuartos de harina fina mezclada con aceite, una ofrenda hecha por fuego al SEÑOR, para producir un dulce aroma, y con ella una ofrenda de un litro y medio de vino, 14Ustedes no deben comer ningún pan, ni tostado ni grano fresco, hasta el mismo día que hayan traído esta ofrenda a su Dios. Esto será un estatuto permanente a través de las generaciones de su gente, en cada lugar en que ustedes vivan.
15Empezando desde el día luego del Día de Reposo ese era el día que ustedes trajeron las primicias de la ofrenda mecida cuenten siete semanas completas. 16Ustedes deben contar cincuenta días, el cual será el día luego del séptimo Día de Reposo. Entonces, ustedes deben presentarle una ofrenda de grano nuevo al SEÑOR.
17Ustedes deben sacar de sus casas dos piezas grandes de pan hechas con dos tres cuartos de harina. Ellas deben estar hechas de harina fina y horneadas con levadura; ellas serán una ofrenda mecida de las primicias para el SEÑOR. 18Ustedes deben presentar con el pan, siete corderos de un año de edad y sin mancha, un toro joven y dos carneros. Ellos deben ser una ofrenda quemada al SEÑOR, con sus ofrendas de grano y sus ofrendas de bebidas, una ofrenda hecha con fuego y produciendo un dulce aroma para el SEÑOR.
19Ustedes deben ofrecer un macho cabrío, una ofrenda por el pecado, y dos corderos de un año para un sacrificio, como ofrendas de paz. 20El sacerdote debe mecerlos junto con el pan de las primicias ante el SEÑOR, y preséntarselos a Él como una ofrenda con los dos corderos. Ellos serán ofrendas santas al SEÑOR para el sacerdote. 21Ustedes deben hacer una proclamación en ese mismo día. Habrá una santa asamblea, y ustedes no deben hacer trabajo ordinario. Esto será un mandamiento permanente a través de las generación es de su gente en todos los lugares donde ustedes vivan.
22Cuando levanten la cosecha de su tierra, ustedes no deben completamente cosechar los bordes de sus campos, y ustedes no deben levantar las espigas de su cosecha. Ustedes deben dejarlas para los pobres y para el extranjero. Yo soy el SEÑOR su Dios.'"
23El SEÑOR le habló a Moisés, diciendo: 24"Háblale a la gente de Israel y diles: 'En el séptimo mes, el primer día de ese mes, será un solemne descanso para ustedes, un recordatorio con el sonido de trompetas, y una santa asamblea. 25Ustedes no deben hacer trabajo ordinario, y ustedes deben ofrecer un sacrificio hecho por fuego al SEÑOR.'"
26Entonces el SEÑOR le habló a Moisés, diciendo: 27"Ahora, en el décimo día de este séptimo mes en el Día de la Expiación. Es una santa asamblea, y ustedes deben humillarse a sí mismos y presentarle al SEÑOR una ofrenda de fuego.
28Ustedes no deben hacer trabajo en ese día porque es el Día de la Expiación, para hacer expiación por ustedes mismos ante el SEÑOR su Dios. 29Cualquiera que no se humille a sí mismo ese día, deberá ser cortado de su gente.
30Cualquiera que haga algún trabajo en ese día, Yo, el SEÑOR, lo destruiré de entre su gente. 31Ustedes no deben hacer ningún tipo de trabajo en ese día. Esto será un estatuto permanente a través de las generaciones de su gente en todos los lugares donde ustedes vivan. 32Este día debe ser para ustedes un Día de Reposo solemne, y ustdes deben humillarse a sí mismos el noveno día del mes en la tarde. De tarde a tarde, ustedes están para celebrar su Día de Reposo."
33El SEÑOR le habló a Moisés diciendo: 34"Háblale a la gente de Israel, diciedo: 'En el día quince del séptimo mes será el Festival de los Tabernáculos para el SEÑOR. Durará siete días.
35En el primer día debe haber una santa asamblea. Ustedes no deben hacer trabajo ordinario. 36Por siete días ustedes deben ofrecer un sacrificio hecho por fuego al SEÑOR. En el octavo día debe haber una santa asamblea, y ustedes deben hacer un sacrificio ofrecido con fuego al SEÑOR. Esto es una asamblea solemne, y ustedes no deben hacer ningún trabajo ordinario.
37Estos son los festivales señalados para el SEÑOR, los cuales ustedes deben proclamar como asambleas santas para ofrecerle sacrificio por fuego al SEÑOR, una ofrenda quemada y una ofrenda de grano, sacrificios y ofrendas de bebida, cada una en su día. 38Estos festivales serán añadidos a los Días de Resposo del SEÑOR y sus regalos, todos sus votos, y todas las ofrendas voluntarias que ustedes le dan al SEÑOR.
39De acuerdo al Festival de los Tabernáculos, en el día quince del séptimo mes, cuando ustedes hayan recogido los frutos de la tierra, ustedes deben mantener este festival por siete días. El primer día será un solemne descanso, y el octavo día también será un descanso solemne.
40En el primer día, ustedes deben tomar la mejor fruta de los árboles, ramas de palma, ramas frondosas de los árboles gruesos, y sauces de los arroyos, y ustedes se alegrarán ante el Señor su Dios por siete días. 41Por siete días cada años, ustedes deben celebrar este festival para el SEÑOR. Esto será un mandamiento permanente a través de las generaciones de su gente en todos los lugares donde ustedes vivan. Ustedes deben celebrar este festival en el séptimo mes.
42Ustedes deben vivir en pequeños refugios por siete días. Todos los nativos israelitas deben vivir en pequeños refugios por siete días, 43para que sus descendientes, generación tras generación, puedan aprender como Yo hice que la gente de Israel viviera en refugios cuando los saqué fuera de la tierra de Egipto. Yo soy el SEÑOR su Dios.'" 44De esta manera, Moisés anunció a la gente de Israel los festivales asignados por el SEÑOR.

24

1El Señor habló a Moisés diciendo: 2"Ordena al pueblo de Israel a traerte aceite de olivos puro machacado para ser usado en las lámparas, que su luz pueda arder continuamente.

3Fuera de la cortina ante el decreto del pacto en la tienda de reunión, Aarón debe continuamente, desde la tarde hasta la mañana, mantener la lámpara encendida ante el SEÑOR. Esto será un mandamiento permanente a través de las generaciones del pueblo. 4El alto sacerdote debe mantener siempre las lámparas encendidas ante el SEÑOR, las lámparas en los candelero de oro puro.
5Ustedes tomarán harina fina y hornearán 12 piezas de pan grandes con ella. Debe haber tres cuartos de harina en cada pieza. 6Luego, ustedes deben ponerlas en dos hileras, seis en cada hilera, en la mesa de oro puro ante el SEÑOR.
7Ustedes deben poner incienso puro a lo largo de cada hilera de pan como una ofrenda representativa. Éste incienso deberá ser quemado para el SEÑOR. 8Cada día de reposo el alto sacerdote debe regularmente colocar el pan ante el SEÑOR en favor del pueblo de Israel, como señal de un pacto eterno. 9Esta ofrenda será por Aarón y sus hijos, y ellos lo comerán en un lugar que es santo, porque es una porción de las ofrendas al Señor hechas por fuego.''
10Ahora sucedió que el hijo de una mujer israelita, cuyo padre era un egipcio, fue entre el pueblo de Israel. Este hijo de la mujer israelita luchó contra un hombre israelita en el campamento. 11El hijo de la mujer israelita blasfemó el nombre del SEÑOR y maldijo a Dios, así que, la gente lo trajo ante Moisés. El nombre de su madre era Selomit, la hija de Dibri, de la tribu de Dan. 12Ellos lo tomaron en custodia hasta que el SEÑOR por sí mismo les declarara su voluntad a ellos.
13Entonces el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 14"Toma al hombre que ha maldecido a Dios fuera del campamento. Todos quienes lo han oído deben poner sus manos sobre su cabeza, y entonces toda la asamblea debe apedrearlo.
15Ustedes deben explicarle al pueblo de Israel y decirle: 'Cualquiera que maldiga su Dios deberá cargar su propia culpa. 16Aquel que blasfeme el nombre del SEÑOR seguramente deberá ser puesto a muerte. Toda la asamblea debe ciertamente apedrearlo, así sea un extranjero o un nativo-israelita. Si cualquiera blasfema el nombre del SEÑOR, él deberá ser puesto a muerte.
17Si alguno mata a otro ser humano, él ciertamente debe ser puesto a muerte. 18Si alguno mata el animal de alguien, él debe pagarle, vida por vida.
19Si alguno lastima a su vecino, se le debe hacer a él como el hizo a su vecino: 20fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. Así como él ha causado una lesión a una persona, se le debe hacer a él. 21Cualquiera que mate un animal debe pagarlo, y cualquiera que mate a una persona debe ser puesto a muerte.
22Deben tener la misma ley para ambos el extranjero y el nativo-Israelita, porque Yo soy el SEÑOR tu Dios.''' 23Así que, Moisés habló al pueblo de Israel, y el pueblo trajo el hombre fuera del campamento, el que había maldecido al SEÑOR. Lo apedrearon. Él pueblo de Israel llevó a cabo el mandato del SEÑOR a Moisés.

25

1El SEÑOR habló a Moisés en el Monte Sinaí diciendo: 2"Habla al pueblo de Israel y dile a ellos: 'Cuando tú entren a la tierra que Yo te doy, entonces la tierra debe ser hecha para mantener un Día de Reposo para el SEÑOR.

3Tú debes sembrar tu campo por seis años, y por seis años tú debes podar tú viña y recoger el producto. 4Pero en el séptimo año, un Día de Reposo de descanso solemne para la tierra debe ser observado, un Día de Reposo para el SEÑOR. Tú no debes sembrar tú campo o podar tú viña.
5Tú no conducirás una cosecha organizada de cualquier cosa que crezca por sí mismo, y tú no debes conducir una cosecha organizada de cualquier clase de uvas que crezca en tú viña sin podar. Este será un año de descanso solemne para la tierra. 6Lo que sea que la tierra sin trabajar produzca durante ese Año de Reposo será alimento para ti. Tú, tus sirvientes varones y siervientes mujeres, tus sirvientes contratados y los forasteros que viven contigo podrán recoger comida. 7Y tú ganado y también tus animales salvajes pueden comer lo que sea que la tierra produzca.
8Tú debes contar siete años de Reposo, eso es, siete veces siete años, así que, habrán siete años de Reposo, totalizando cuarentinueve años. 9Entonces tú debes sonar fuertemente una trompeta en todo lugar en el décimo día del séptimo mes. En el Día de Expiación debes sonar la trompeta a través de toda tú tierra.
10Tu debes separar el quincuagésimo año al SEÑOR y proclamar libertad a través de la tierra a todos sus habitantes. Será un Jubileo para ti, en cuya propiedad y esclavos deben retornar a sus familias.
11El quincuagésimo año será de Jubileo para ti. Tu no debes sembrar o conducir una cosecha organizada. Come lo que crezca por sí mismo, y recoge las uvas que crecen en las viñas sin podar. 12Por cuanto es un Jubileo, el cual será santo para ti. Tú debes comer el producto que crece sólo fuera del campo.
13Tu debes regresar a todos a su propia propiedad en este año de Jubileo. 14Si tú vendes alguna tierra a tu vecino o compras cualquier tierra de tú vecino, tú no debes hacer trampa o engañar el uno al otro.
15Si tú compras tierra de tu vecino, considera el número de años y cosechas que pueden ser recogidas hasta el próximo Jubileo. Tu vecino vendiendo la tierra debe considerar eso también. 16Un número mayor de años hasta el próximo Jubileo aumentará el valor de la tierra, y y un número de años menor hasta el próximo Jubileo bajará el valor, porque el número de cosechas que la tierra produce para el nuevo dueño está relacionado al número de años antes del próximo Jubileo. 17Tú no debes hacer trampa o engañar uno al otro, en vez de eso, tú debes honrar a tu Dios, pues Yo soy el SEÑOR tu Dios.
18Por lo tanto tú debes obedecer mis decretos, mantener mis leyes y llevarlas a cabo. Entonces, tú vivirás en la tierra en seguridad. 19La tierra rendirá su producto, y tú comerás tú porción y vivirás allí en seguridad.
20Tú podrás decir: "¿Qué comeremos durante el séptimo año? Mira, no podemos sembrar ni recoger nuestro producto. 21"Yo mandaré mi bendición sobre ti en el sexto año, y producirá cosecha suficiente para tres años. 22Tú sembrarás en el octavo año y continurás comiendo productos de los años previos y de comida almacenada. Hasta que la cosecha del noveno año venga, tú podrás comer de las provisiones almacenadas en los años previos.
23La tierra no debe ser vendida a un nuevo dueño permanente, porque la tierra es mía. Todos ustedes son forasteros y residentes temporales en mi tierra. 24Tú debes observar el derecho de redención para toda la tierra que tú adquieres; tú debes permitir que la tierra la vuelva a comprar la familia de quien tú la compraste. 25Si tu compañero israelita se volvió pobre y por esa razón vendió parte de su propiedad, entonces su familiar más cercano puede venir y volver a comprar la propiedad que él te vendió a ti.
26Si un hombre no tiene familia que redima su propiedad, pero si ha prosperado y tiene la habilidad para redimirla, 27entonces él debe calcular los años desde que la tierra fue vendida y pagar la proporcion al hombre a quien él la vendió. Entonces él puede regresar a su propiedad. 28Pero si él no es capaz de recuperar la tierra por sí mismo, entonces la tierra que él ha vendido permanecerá en posesión de quien la compró hasta el año de Jubileo. En el año de Jubileo, la tierra será regresada al hombre que la vendió, y el dueño original regresará a su propiedad.
29Si un hombre vende una casa en una ciudad amurallada, entonces el puede volverla a comprar dentro de un año después de venderla. Por un año completo tendrá el derecho de rescatarla. 30Si la casa no es rescatada dentro de un año completo, entonces la casa en la ciudad amurallada será propiedad permanente del hombre que la compró, a través de las generaciones de sus descendientes. Esa casa no será devuelta en el año del Jubileo.
31Pero las casas de las aldeas que no tienen murallas alrededor de ellas serán consideradas como el campo de la tierra. Ellas pueden ser rescatarlas, y ellas deben ser regresadas durante el año de Jubileo. 32Sin embargo, las casas perteneciente a los Levitas en sus ciudades pueden ser rescatadas en cualquier momento.
33Si uno de los Levitas no rescata una casa que el vendió, entonces la casa que fue vendida en la ciudad donde está localizada debe ser regresada en el año del Jubileo, por cuanto las casa de las ciudades de los Levitas son su propiedad entre el pueblo de Israel. 34Pero los campos alrededor de sus ciudades no pueden ser vendidas, porque ellas son la propiedad permanente de los Levitas.
35Si tu compatriota se vuelve pobre, de modo que ya no puede proveer para él mismo, entonces tú debes ayudarlo como ayudarías a un forastero o cualquiera viviendo como un extranjero entre ustedes. 36No le cobres interés o trates de obtener ganancia de él en cualquier manera, pero honra a Dios para que tu hermano siga viviendo contigo. 37Tú no debes darle a él un préstamo de dinero y cobrarle interés, ni venderle a él tu comida para obtener ganancia. 38Yo soy EL SEÑOR tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de manera que Yo te dé la tierra de Canaán, y que Yo sea tu Dios.
39Si tu compatriota se ha vuelto pobre y se vende a sí mismo a tí, tú no debes hacerlo trabajar como esclavo. 40Trátalo como un siervo empleado. Él debe ser como alguién que vive contigo temporeramente. Él te servirá hasta el año de Jubileo. 41Entonces, se irá lejos de ti, él y sus hijos con él, y él regresará a su propia familia y a la propiedad de su padre.
42Por cuanto ellos son mis sirvientes a quienes Yo saqué de la tierra de Egipto. Ellos no serán vendidos como esclavos. 43No debes gobernar sobre ellos duramente, pero tú debes honrar a tú Dios. 44En cuanto a tus esclavos y esclavas, a quienes tú puedes obtener de las naciones que viven alrededor de tí, puedes comprar esclavos de ellos.
45Ustedes también pueden comprar esclavos de los forasteros que están viviendo entre ustedes, eso es, de sus familias quienes están contigo, hijos que han sido nacidos en tu tierra. Ellos pueden convertirse en tu propiedad. 46Ustedes pueden proveer tales esclavos como una herencia para tus hijos después de ellos, para mantenerlos como propiedad. De ellos ustedes siempre pueden comprar sus esclavos, pero ustedes no deben gobernar sobre sus hermanos entre el pueblo de Israel con dureza.
47Si un forastero o alguien viviendo contigo temporeramente se ha vuelto rico, y si uno de tus compatriotas israelitas se ha vuelto pobre y se vende a sí mismo a ese forastero, o a alguien en una familia forastera, 48después que tu compatriota israelita ha sido comprado, el puede ser comprado de vuelta. Alguien en su familia lo podrá rescatar.
49Puede ser que el tío de la persona, o el hijo de su tío, quien lo rescata, o alguien quien es un pariente cercano de su familia. O, si él se ha vuelto próspero, él puede resctarlo. 50Él debe negociar con el hombre quien lo compró; ellos deben contar los años desde el año que él se vendió a sí mismo a su comprador hasta el año de Jubileo. El precio de su rescate debe ser calculado manteniendo el sueldo pagado a un sirviente contratado, por el número de años que él puede continuar trabajando para el que lo compró.
51Si aún hay muchos años hasta el año del Jubileo, él debe pagarle para atrás, como el precio por su rescate, una cantidad de dinero que es en proporción al número de años. 52Si sólo hay unos pocos años hasta el año del Jubileo, entonces el debe negociar con su comprador para reflejar el número de años que quedan antes del año de Jubileo, y él debe pagar por su rescatar estando en armonía con el número de años.
53Él debe ser tratado como un hombre contratado año por año. Tú debes asegurarte que él no es tratado con dureza. 54Si él no es rescatado por este medio, entonces él debe servir hasta el año del Jubileo, él y sus hijos con él. 55Para Mí el pueblo de Israel son sirvientes. Ellos son mis sirvientes quienes Yo saqué fuera de la tierra de Egipto. Yo soy El SEÑOR tu Dios.

26

1"Ustedes no deben hacer ídolos, ni tampoco deben levantar una figura tallada, o un pilar de piedra sagrada, y no deben colocar ninguna imagen tallada en piedra en su tierra para la cual se inclinen, pues Yo soy el SEÑOR su Dios. 2Ustedes deben mantener el Día de Reposo y honrar mi santurario. Yo soy el SEÑOR.

3Si ustedes caminan en mi leyes y mantienen mis mandamientos y los obedecen, 4entonces les daré lluvia en su temporada; la tierra rendirá su producto, y los árboles del campo rendirán su fruto.
5Su trilla continurá en el tiempo de la cosecha de la uva, y la cosecha de uva se extenderá a la temporada de siembra. Ustedes comerán su pan al máximo y vivirán seguros donde hagan sus hogares en la tierra. 6Yo les daré paz en la tierra; ustedes se acostarán sin nada que les dé miedo. Yo tomaré a los animales peligrosos lejos de la tierra, y la espada no pasará a través de su tierra.
7Ustedes perseguirán a sus enemigos, y ellos caerán ante ustedes por la espada. 8Cinco de ustedes perseguirán lejos a cientos, y cien de ustedes perseguirán a diez mil; sus enemigos caerán ante ustedes por la espada.
9Yo los miraré a ustedes con favor, y los haré fructíferos y los multuplicaré; Yo establecere mi pacto con ustedes. 10Ustedes comerán comida guardada por mucho tiempo. Ustedes tendrán que sacar la comida guardada porque ustedes necesitarán el espacio para la nueva cosecha.
11Yo colocaré mi tienda de reunión entre ustedes, y Yo no los detestaré. 12Yo caminaré entre ustedes y seré su Dios, y ustedes serán Mi pueblo. 13Yo soy el SEÑOR su Dios, quien los sacó de la tierra de Egipto, para que ustedes no fueran sus esclavos. Yo he roto las barreras de su yugo y les hice caminar de pie, rectos.
14Pero si ustedes no me escuchan, y no obedecen todos estos mandamientos, 15y si ustedes rechazan mis decretos y detestan mis leyes, para que no obedezcan todos mis mandaamientos, sino que rompen mi pacto
16si hacen estas cosas, entonces les haré esto: Yo provocaré terror en ustedes, enfermedades y fiebres que les destruirán los ojos y que drenarán sus vidas. Ustedes plantarán sus semillas para nada, porque sus enemigos se comerán su producto. 17Yo pondré mi rostro en contra de ustedes, y ustedes serán dominados por sus enemigos. Hombres que los odian gorbernarán sobre ustedes, y ustedes huirán, incluso cuando nadie los esté persiguiendo.
18Si ustedes no escuchan mis mandamientos, entonces Yo los castigaré siete veces, tan severamente como sus pecados. 19Yo les romperé el orgullo en su poder. Yo haré el cielo sobre ustedes como hierro y su tierra como bronce. 20Su fuerza será agotada para nada, porque su tierra no producirá su cosecha, y sus árboles en la tierra no producirán su fruto.
21Si ustedes caminan en contra mía, y no me escuchan, Yo les treré golpes, siete veces más sobre ustedes, en proporción a sus pecados. 22Yo les enviaré animales peligrosos en contra de ustedes, quienes les robarán a sus hijos, destruirám sus ganados, y les harán pocos en número. Así que, sus caminos se volverán desiertos.
23Si a pesar de estas cosas, ustedes todavía no aceptan mi corrección y continúan caminando en oposición a Mí, 24entonces Yo también caminaré en oposición a ustedes, y Yo mismo los castigaré siete veces más por sus pecados.
25Yo traeré una espada a ustedes que ejecutará venganza por romper el pacto. Ustedes se reunirán dentro de sus ciudades, y Yo les enviaré enfermedad entre ustedes allí, y entonces ustedes serán entregados a la mano de sus enemigos. 26Cuando Yo les corte la provisión de comida, diez mujeres todavía serán capaces de hornear su pan en un horno, y ellas le distribuirán su pan por peso. Ustedes comerán pero no serán satisfechos.
27Si ustedes no me escuchan, a pesar de estas cosas, pero continúan caminando en contra mía, 28entonces Yo caminaré en contra de ustedes en enojo, y Yo los castigaré incluso siete veces más, tanto más por sus pecados.
29Ustedes comerán la carne de sus hijos; ustedes comerán la carne de sus hijas. 30Yo destruiré sus lugares altos, cortaré sus altares de inicienso, y tiraré sus cadáveres sobre los cadáveres de sus ídolos, y Yo mismo los aborreceré.
31Yo cambiaré sus ciudades en ruinas y destruiré sus santurios. Yo no estaré agradado con el aroma de sus ofrendas. 32Yo detruiré la tierra. Sus enemigos, que vivirán allí, estarán asustados por la destruccion. 33Yo los esparciré entre las demás naciones, y Yo sacaré mi espada y los perseguiré. Su tierra será abandonada, y sus ciudades serán arruinadas.
34Luego, la tierra disfrutará su Día de Reposo, mientras permanezca abandonada y ustedes estén en la tierras de sus enemigos. Durante ese tiempo, la tierra descansará y disfrutará su Día de Reposo. 35Mientras permanezca abandonada, tendrá descanso, el cual será el descanso que no tuvo en los Días de Reposo de ustedes, cuando ustedes vivían en ella. 36En cuanto a ustedes, los que queden en las tierras de sus enemigos, Yo enviaré miedo a los corazones, para que incluso el sonido de una hoja sonando en el viento los asuste a ustedes, y ustedes huyan como si le estuvieran huyendo a la espada. Ustedes caerán, incluso cuando nadie los esté persiguiendo.
37Ustedes tropezarán entre ustedes como si ustedes estuvieran corriendo de la espada, incluso cuando nadie los esté persiguiendo. Ustedes no tendrán poder para pararse ante sus enemigos. 38Ustedes perecerán entre las naciones, y la tierra de sus enemigos se los comerá a ustedes por sí misma. 39Aquellos que queden entre ustedes, se consumirán en sus propios pecados, ellos están en la tierra de sus enemigos, y por los pecados de sus padres ellos se consumirán de igual manera.
40Todavía si confiesan sus pecados y los pecados de sus padres, y su traición por la cual fueron infieles a Mí, y también el caminar en contra mía 41lo que haré es que andaré en contra de ellos y los traeré a la tierra de sus enemigos-- si sus corazones incircuncisos se humillan, y si ellos aceptan el castigo por sus pecados, 42entonces Yo traeré a mi mente el pacto con Jacob, mi pacto con Isaac, y mi pacto con Abraham; también, Yo llamaré la tierra a mi mente.
43La tierra será abandonada por ellos, así que estará en agrado con sus Días de Reposo mientras permanezca abandonada sin ellos. Ellos tendrán que pagar la penalidad por sus pecados porque ellos mismos han rechazado mis mandamientos y han desechado mis leyes.
44Todavía, a pesar de todo esto, cuando ellos estén en la tierra de sus enemigos, Yo no los rechazaré, tampoco Yo los separaré para destruirlos por completo, y acabar con mi pacto con ellos, pues Yo soy el SEÑOR su Dios. 45Pero por su bien, Yo traeré a mi mente el pacto con sus antepasados, a quienes yo traje de la tierra de Egipto a la vista de las naciones, para que yo pueda ser su Dios. Yo soy el SEÑOR"
46Estos son los mandamientos, ordenes y leyes que el SEÑOR hizo entre el mismo y el pueblo de Israel en el Monte Sinaí a través de Moisés.

27

1El Señor habló a Moisés y dijo: 2"Háblale al pueblo de Israel y dile a ellos: 'Si alguien hace un voto especial al SEÑOR, use las siguientes valoraciones.

3El valor estándar de un varón de veinte a sesenta años de edad debe ser cincuenta monedas de plata, según la moneda del santuario. 4Para una mujer de las mismas edades, el valor estándar debe ser de treinta monedas de plata.
5Desde los cinco años hasta los veinte años de edad, tu valor estándar para un varón debe ser de veinte monedas de plata, y para la varona, diez monedas de plata. 6Desde un mes de edad hasta los cinco años de edad, tu valor estándar para un varón debe ser de cinco monedas de plata, y para una varona, tres monedas de plata.
7Desde los sesenta años o más, para un varón, tu valor básico debe ser de quince monedas de plata, para una mujer, diez monedas de plata. 8Pero si la persona haciendo el voto no puede pagar el valor básico, entonces la persona que se entrega debe ser presentada al sacerdote, y el sacerdote valolará a la persona por la cantidad que la persona haciendo el voto puede pagar.
9Si alguien quiere sacrificarle un animal al SEÑOR, y si el SEÑOR lo acepta, entonces ese animal debe ser separado para Él. 10La persona no debe alterar o cambiar a tal animal, uno bueno por uno malo o uno malo por uno bueno. Si él cambia al animal por otro, entonces ambos, ese y el animal por el cual se está cambiando, se vuelven santos.
11Sin embargo, si lo que la persona ha jurado darle al SEÑOR es de hecho inmundo, para que el SEÑOR no lo acepte, entonces la persona debe traerle el animal al sacerdote. 12El sacerdote evaluará el valor del animal en el mercado. Cualquier valor que el sacerdote ponga en el animal, ese será su valor. 13Si el sacerdote desea rescatarlo, entonces un cino por ciento de su valor será añadido al precio del rescate.
14Cuando un hombre separe su casa como un regalo santo al SEÑOR, entonces el sacerdote pondrá su valor como bueno o como malo. Cualquier valor que le ponga el sacerdote, eso será. 15Pero si el dueño que separó su casa desea rescatarla, él debe añadir un cino por ciento de su valor a su precio de rescate, y le pertenecerá a él.
16Si un hombre separa algo de su propia tierra, entonces el precio de ella será en proporción a la cantidad de semilla que se requiere para plantarla, 370 lts. de cebada será valorado en cincuenta monedas de plata.
17Si el separa su campo durante el año del Jubileo, el precio se mantendrá. 18Pero si el separa su campo luego del año del Jubileo, entonces el sacerdote debe calcular el valor del campo por el número de años que queden hasta el próximo año del Jubileo, y el precio de él será rebajado.
19Si el hombre que separa el campo desea rescatarlo, entonces él debe añadir un cinco por ciento al precio, y le pertenecerá. 20Si él no rescata el campo, o si él lo ha vendido a otro hombre, ya no puede ser rescatarlo. 21En su lugar, el campo, cuando sea liberado en el año del Jubileo, será un regalo santo al SEÑOR, como los campos que han sido completamente dados al SEÑOR. Le pertenecerá al sacerdote.
22Si un hombre separa un campo que él ha comprado, pero ese campo no es parte de la tierra de su familia, 23entonces el sacerdote calculará el valor de él hasta el año del Jubileo, y el hombre deberá pagar su valor en ese día como un regalo santo al SEÑOR.
24En el año del Jubileo, el campo regresará al hombre de quien fue comprado, al dueño de la tierra. 25Todos las valoraciones deben ser puestos por el peso de la moneda de plata del santuario. que equivale a 20 veces la medida de. 57gms.
26Nadie debe separar el primogénito entre los animales, ya que el primogénito le pertenece al SEÑOR; sea buey o oveja, es del SEÑOR. 27Si es un animal inmundo, entonces el dueño puede comprarlo de vuelta al valor de él, una quinta parte debe ser añadido a ese valor. Si el animal no es rescatado, entonces será vendido al valor fijado.
28Pero nada que un hombre consagra al SEÑOR, de todo lo que tiene, sea humano o animal, o la tierra de su familia, puede ser vendido o rescatado. Todo lo que sea consagrado es muy santo para el SEÑOR. 29Ningún rescate que sea pagado por la persona que es consagrada para la destrucción. Esa persona debe ser asesinada.
30Todo el diezmo de la tierra, sea de grano crecido en la tierra o fruto de los árboles, es del SEÑOR. Es santo para el SEÑOR. 31Si un hombre redime algo de su diezmo, él debe añadir un quinto a su valor.
32Para cada décimo de una manada o rebaño, lo que sea que pase bajo la vara del pastor, una décima debe ser separada para el SEÑOR. 33El pastor no debe buscar los mejores o los peores animales, y él no debe sustituirlos por otro. Si él lo cambia del todo, entonces ambos, ese y aquel por el cual se cambió, se vuelve santo. Ya no puede ser rescatado.'"
34Estos son los mandamientos que el SEÑOR dio en el Monte Sinaí a Moisés para la gente de Israel.

Números

1

1El SEÑOR le habló a Moisés en la tienda de reunión en el desierto de Sinai. Esto sucedió en el primer día del segundo mes durante el segundo año después que el pueblo de Israel salió de la tierra de Egipto. El SEÑOR dijó, 2"Realicen un censo de todos los hombres de Israel en cada clan, en las familias de sus padres. Cuenten cada hombre, cada hombre 3que sea mayor de veinte años de edad. Cuenten a todos los que puedan pelear como soldados de Israel. Tú y Aarón deben anotar el número de los hombres en sus grupos armados.

4Un hombre de cada tribu, una cabeza del clan, te deberá servir como jefe de su tribu. Cada jefe deberá diriguir a los hombres que pelearán por su tribu. 5Éstos son los nombres de los jefes que deberán pelear contigo. De la tribu de Rubén, Elizur, hijo de Sedeur; 6de la tribu de Simeón, Selumiel, hijo de Zurisadai,
7de la tribu de Judá, Naasón, hijo de Aminadab; 8de la tribu de Isacar, Natanael, hijo de Zuar; 9de la tribu de Zabulón, Eliab, hijo de Helón;
10de la tribu de Efraín, hijo de José, Elisama, hijo de Amiud; de la tribu de Manasés, Gamaliel, hijo de Pedazur; 11de la tribu de Benjamín, Abidán, hijo de Gedeoni.
12de la tribu de Dan, Ahiezer, hijo de Amisadai; 13de la tribu de Aser, Pagiel, hijo de Ocrán; 14de la tribu de Gad, Eliasaf, hijo de Deuel; 15y de la tribu de Neftalí, Ahira, hijo de Enán."
16Éstos fueron los hombres nombrados del pueblo. Ellos dirigieron las tribus de sus antepasados. Ellos eran los jefes de las tribus de Israel.
17Moisés y Aarón tomaron a estos hombres, quienes fueron anotados por nombre, 18y junto con estos hombres, ellos reunieron a todos los hombres de Israel en el primer día del segundo mes. Luego, cada hombre de veinte años o más identificó sus antepasados. Él tenía que nombrar las tribus y las familias descendientes de sus antepasados. 19Entonces Moisés registró sus nombres en el desierto de Sinaí, como EL SEÑOR le había ordenado.
20De los descendientes de Rubén, el primogénito de Israel, fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 21Contaron 46, 500 hombres de la tribu de Rubén.
22De los descendientes de Simeón fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más habil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 23Ellos contaron 59, 300 hombres de la tribu de Simeón.
24De los descendientes de Gad fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 25Ellos contaron 45, 650 hombres de la tribu de Gad.
26De los descendientes de Judá fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 27Ellos contaron 74, 600 hombres de la tribu de Judá.
28De los descendientes de Isacar fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 29Ellos contaron 54, 400 hombres de la tribu de Isacar.
30De los descendientes de Zabulón fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 31Ellos contaron 57, 400 hombres de la tribu de Zabulón.
32De los descendientes de Efraín, hijo de José, fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 33Ellos contaron 40, 500 hombres de la tribu de Efraín.
34De los descendientes de Manasés, hijo de José, fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 35Ellos contaron 32, 200 hombres de la tribu de Manasés.
36De los descendientes de Benjamín fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 37Ellos contaron 35, 400 hombres de la tribu de Benjamín.
38De los descendientes de Dan fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 39Ellos contaron 62, 700 de la tribu de Dan.
40De los descendientes de Aser fueron contados todos los nombres y cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra, de los registros de las tribus y familias de sus descendientes. 41Ellos contaron 41, 500 hombres de la tribu de Aser.
42De los descendientes de Neftalí fueron contados todos los nombres de cada hombre de veinte años o más hábil para ir a la guerra de los registros de las tribus y familias de sus antepasados. 43Ellos contaron 53, 400 de la tribu de Neftalí.
44Moisés y Aarón contaron todos estos hombres, juntos con los doce hombres que estaban dirigiendo las doce tribus de Israel. 45Por tanto, todos los hombres de Israel de veinte años o más, todos los que podían pelear en la guerra, fueron contados en cada una de sus familias. 46Ellos contaron 603, 500 hombres.
47Pero los hombres que eran descendientes de Leví no fueron contados, 48porque El SEÑOR le dijo a Moisés: 49"Tú no deberás contar los de la tribu de Leví ni incluirlos en el total del pueblo de Israel.
50En su lugar, pon a los levitas al cuidado de la tienda de reunión de las leyes del pacto, y al cuidado de todos los muebles en la tienda de reunión y por todo lo que está dentro de él. Los levitas deberán cargar el tabernáculo, ellos cargarán los muebles de la tienda de reunión. Cuidarán la tienda de reunión y harán campamento alrededor de él.
51Cuando la tienda de reunión sea movido a otro lugar, los levitas deben desmontarla. Cuando haya que montar la tienda de reunión, los levitas la deberán montar. Cualquier extranjero que se acerque a la tienda de reunión debe ser muerto. 52Cuando el pueblo de Israel monte sus tiendas, cada hombre debe montar cerca de la bandera que pertenece a su grupo armado.
53Sin embargo, los levitas deben montar sus tiendas alrededor de la tienda de reunión de las leyes del pacto para que mi enojo no venga sobre el pueblo de Israel. Los levitas deben cuidar la tienda de reunión de las leyes del pacto." 54El pueblo de Israel hizo todas estas cosas. Ellos hicieron todo lo que El SEÑOR le había ordenado a través de Moisés.

2

1El SEÑOR habló otra vez a Moisés y Aarón. Él dijo: 2"Cada uno de los israelitas tiene que acampar alrededor de su estandarte, con las banderas de las casas de sus padres. Ellos acamparán alrededor de la tienda de reunión a cada lado.

3Los que estarán acampando al este de la tienda de reunión, por donde el sol sale, son el campamento de Judá y estarán acampando debajo de su estandarte. Naasón, hijo de Aminadab, es el jefe de la gente de Judá. 4El número de la gente de Judá es 74, 600.
5La tribu de Isacar tiene que acampar al lado de Judá. Natanael, hijo de Zuar, tiene que dirigir el ejército de Isacar. 6El número en su división es 54, 400 hombres.
7La tribu de Zabulón tiene que acampar al lado de Isacar. Eliab, hijo de Helón, tiene que dirigir el ejército de Zabulón. 8El número en su división es 57, 400.
9Todo el número del campamento de Judá es 186, 400. Ellos se establecerán primero.
10En el lado sur estará el campamento de Rubén debajo de su estandarte. El jefe del campamento de Rubén es Elisur hijo de Sedeur. 11El número en su división es 46, 500.
12Simeón está acampando al lado de Rubén. El jefe de la gente de Simeón es Selumiel hijo de Zurisadai. 13El número en su división es 59, 300.
14La tribu de Gad es la próxima. El jefe del pueblo de Gad es Eliasaf, hijo de Deuel. 15El número en su división es 45, 650.
16Todos aquellos contados en el campamento de Rubén, de acuerdo a sus divisones, son 151, 450. Ellos se pondrán en segundo lugar.
17Luego, la tienda de reunión tiene que ir fuera del campamento con los levitas en medio de todos los campamentos. Ellos tienen que ir fuera del campamento en el mismo orden que entraron al campamento. Cada hombre tiene que estar en su lugar, junto a su bandera.
18Las divisiones del campamento de Efraín debajo de su estandarte. El jefe de la gente de Efraín es Elisama, hijo de Amiud. 19El número en su división es 40, 500.
20Junto a ellos está la tribu de Manasés. El jefe de Manasés es Gamaliel, hijo de Pedasur. 21El número en su división es 32, 200.
22Después, estará la tribu de Benjamín. El jefe de Benjamín es Abidán, hijo de Gedeoni. 23El número en su división es 35, 400.
24Todos aquellos contados en el campamento de Efraín son 108, 100. Ellos se pondrán en tercer lugar.
25Al norte estarán las divisiones del campamento de Dan. El jefe de la gente de Dan es Ahiezer, hijo de Amisadai. 26El número en su división es 62, 700.
27La gente de la tribu de Aser acampa al lado de Dan. El jefe de Aser es Pagiel, hijo de Ocrán. 28El número en su división es 41, 500.
29La tribu de Neftalí es la próxima. El jefe de Neftalí es Ahira, hijo de Enán. 30El número en su división es 53, 400.
31Todos aquellos contados en el campamento con Dan son 157, 600. Ellos saldrán del campamento en último lugar, debajo de su bandera."
32Estos son los israelitas, contados de acuerdo a sus familias. Todos aquellos contados en sus campamentos, por sus divisiones, son 603, 550. 33Pero Moisés y Aarón no contaron a los levitas de entre el pueblo de Israel. Esto fue como EL SEÑOR le había ordenado a Moisés.
34El pueblo de Israel hizo todo lo que EL SEÑOR le había ordenado a Moisés. Acamparon junto a sus banderas. Salieron del campamento por sus tribus, en el orden de las familias de sus antepasados.

3

1Ahora esta es la historia de los descendientes de Aarón y Moisés cuando EL SEÑOR habló con Moisés en el Monte Sinaí. 2Los nombres de los hijos de Aarón eran Nadab el primogénito, y Abiú, Eleazar e Itamar.

3Estos son los nombres de los hijos de Aarón, los sacerdotes que fueron ungidos y que fueron ordenados a servir como sacerdotes. 4Pero Nadab y Abiú cayeron muertos ante EL SEÑOR cuando ofrecieron a Él fuego inaceptable en el desierto de Sinaí. Nadab y Abiú no tenían hijos, así que solo Eleazar e Itamar sirvieron como sacerdotes con Aarón su padre.
5El SEÑOR le habló a Moisés. Y Él dijo: 6"Trae la tribu de Leví y preséntalos a Aarón el sacerdote para que ellos le ayuden a él.
7Ellos deben hacer las tareas a nombre de Aarón y en beneficio de la comunidad completa delante de la tienda de reunión. Ellos deben servir en la tienda de reunión. 8Ellos deben cuidar de los muebles en la tienda de reunión, y ellos deben ayudar a las tribus de Israel para llevar a cabo el servicio de la tienda de reunión.
9Debes darle los levitas a Aarón y a sus hijos. Ellos han sido dados completamente para ayudarlo a servir al pueblo de Israel. 10Debes nombrar a Aarón y a sus hijos como sacerdotes, pero cualquier extranjero quien se acerque debe morir."
11El SEÑOR le habló a Moisés. Él dijo: 12"Mira, Yo he escogido a los levitas de entre el pueblo de Israel. Yo he hecho esto en vez de escoger cada hombre primogénito que ha nacido entre el pueblo de Israel. Los levitas me pertenecen a Mí. 13Todos los primogénitos me pertenecen. En el día que Yo ataqué a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, Yo separé para Mí a todos los primogénitos en Israel, ambos gente y animales. Ellos me pertenecen. Yo soy EL SEÑOR."
14El SEÑOR le habló a Moisés en el desierto de Sinaí. Y Él dijo: 15"Cuenta los descendientes de Leví en cada familia, en la casa de sus antepasados. Cuenta cada hombre que tienga un mes y mayores." 16Moisés los contó, siguiendo la palabra del SEÑOR, de la manera como le fue ordenado a hacer.
17Los nombres de los hijos de Leví fueron Gersón, Coat y Merari. 18Las familias de los hijos de Gersón fueron Libni y Simei. 19Las familias de los hijos de Coat eran Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. 20Las familias de Merari fueron Mahli y Musi. Estos son las familias de los Levitas, enumerados familia por familia.
21Las familias de los libnitas y los simeitas vienen de Gersón. Estos son las familias de los gersonitas. 22Todos los hombres de un mes y mayores fueron contados, totalizando 7, 500. 23Las familias de los gersonitas deben acampar en el lado oeste de la tienda de reunión.
24Eliasaf, hijo de Lael, debe guiar las familias de los descendientes de los gersonitas. 25La familia de Gersón debe cuidar la tienda de reunión. Deben cuidar la tienda, su cubierta y la cortina usada como entrada a la tienda de reunión. 26Deben cuidar de la cortina del patio, la cortina del patio de entrada-- el patio que rodea el santuario y el altar. Deben cuidar de las cuerdas de la tienda de reunión y de todo lo que hay en ella.
27Estas familias vienen de Coat: la familia de los amramitas, la familia de los izharitas, la familia de los hebronitas y la familia de los uzielitas. Estas familias pertenecen a los coatitas. 288, 600 hombres han sido contados de edad de un mes y mayores para cuidar de las cosas del SEÑOR. 29Las familias de los descendientes de Coat deben acampar en el lado sur de la tienda de reunión.
30Elizafán, hijo de Uziel, debe guiar las familias de los coatitas. 31Ellos deben cuidar del arca, la mesa, el candelabro, los altares, las cosas santas que son usadas en el servicio, la cortina y todo el trabajo alrededor. 32Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, debe guiar los hombres que guian a los levitas. Él debe supervisar a los hombres que cuidan el lugar santo.
33Dos familias de Merari: la familia de los mahlitas y la familia de los musitas. Estas familias vienen de Merari. 346, 200 hombres han sido contados de edad de un mes y mayores. 35Zuriel, hijo de Abihail, debe guiar las familias de Merari. Deben acampar en el lado norte de la tienda de reunión.
36Los descendientes de Merari deben cuidar la estructura de la tienda de reunión, las barras cruzadas, postes, bases, todo los utensilios y todo lo relacionado a ellos, incluyendo 37los pilares y postes del patio que rodean la tienda de reunión, con sus bases, sus estacas y cuerdas.
38Moisés y Aarón y sus hijos deben acampar al lado este de la tienda de reunión, al frente, hacia el amanecer. Son responsables de cumplir las tareas del santuario en beneficio del pueblo de Israel. Cualquier extranjero que se acerque al santuario debe morir. 39Moisés y Aarón contaron todos los hombres en las familias de Leví de edad de un mes y mayores, de la manera como EL SEÑOR mandó. Contaron veintidos mil hombres.
40El SEÑOR dijo a Moisés: "Cuenta todos los hombres primogénitos del pueblo de Israel de edad de un mes y mayores. Haz una lista de sus nombres. 41Debes tomar los levitas para Mí- Yo soy EL SEÑOR- en lugar de todos los primogénitos del pueblo de Israel, y el ganado de los levitas en vez del primogénito del ganado de los descendientes de Israel."
42Moisés contó todos los primogénitos del pueblo de Israel como EL SEÑOR le había mandado a hacer. 43Contó todos los hombres primogenitos por nombre, edad desde un mes y mayores. Él contó 22, 273 hombres.
44Otra vez, EL SEÑOR le habló a Moisés. Y Él dijo: 45"Toma los levitas en vez de todos los primogénitos entre el pueblo de Israel, y toma el ganado de los levitas en vez del ganado del pueblo. Los levitas me pertenece a Mí- Yo soy EL SEÑOR.
46Debes recoger cinco siclos para la redención de cada uno de los 273 primogenitos del pueblo de Israel que excedan el número de los levitas. 47Debes usar el siclo del santuario como peso. El siclo es igual a once gramos de plata. 48Debes dar el precio de la redención que tú pagues a Aarón y a sus hijos." 49Así Moisés recogió el pago de redención de aquellos que excedían en número de aquellos redimidos por los Levitas. 50Moisés recogió el dinero de los primogénitos del pueblo de Israel. Él recogió 1, 365 siclos, pesándolo con el siclo del santuario. 51Moisés dió el dinero de la redención a Aarón y a sus hijos. Moisés hizo todo lo que le dijo la palabra del SEÑOR, como el SEÑOR le había ordenado.

4

1El SEÑOR le habló a Moisés y a Aarón. Y Él dijo: 2"Hagan un censo de los hombres descendientes de Coat de entre los levitas, por sus familias y las familias de sus antepasados. 3Cuenten a todos los hombres que tengan entre treinta y cincuenta años de edad. Estos hombres tienen que unirse para servir en el tienda de reunión. 4Los descendientes de Coat tienen que cuidar de las cosas más santas reservadas para Mí en la tienda de reunión.

5Cuando el campamento se prepare para seguir adelante, Aarón y sus hijos tienen que entrar en la tienda, quitar la cortina que separa el lugar más santo del lugar santo y cubrir el arca del testimonio con la cortina. 6Tienen que cubrir el arca con pieles de tejón. Tienen que extender una tela azul sobre la misma. Tienen que poner las varas para cargarla.
7Extenderán la tela azul sobre la mesa del pan de la presencia. Sobre la tela azul tienen que poner los platos, cucharas, tazones y jarras para derramar. El pan tiene que estar siempre sobre la mesa. 8Tienen que cubrilos con telas rojas y de nuevo con pieles de tejón. Tienen que poner varas para cargar la mesa.
9Tienen que tomar una tela azul y cubrir el candelabro, junto con sus lámparas, agarraderas, bandejas, y todos los contenedores de aceite para las lámparas. 10Tienen que poner las lámparas y todos sus accesorios en una cortina de piel de tejón, y tienen que ponerlo en una estructura de carga. 11Tienen que colocar una tela azul sobre el altar de oro. Tienen que cubrirlo con pieles de tejón, y luego poner las varas de carga.
12Tienen que tomar todos los utencilios para el trabajo en el lugar santo y envolverlos con una tela azul. Tienen que cubrirlos con pieles de tejón y colocarlos sobre la estructura de carga. 13Tienen que quitar todas la cenizas del altar y extender una tela morada sobre el altar. 14Tienen que colocar en una estructura de carga todos los utencilios que ellos usan en el trabajo del altar. Estos objetos son las parrillas, tenedores, palas, tazones, y todos los otros utensilios para el altar. Tienen que cubrir el altar con pieles de tejón y después poner las varas de carga.
15Cuando Aarón y sus hijos hayan cubierto completamente el lugar santo y todos sus utensilios, y cuando el campamento se mueva, entonces los descendientes de Coat tienen que venir a cargar el lugar santo. Si ellos tocan los utensilios santos, morirán. Éste es el trabajo de los descendientes de Coat, cargar los muebles de la tienda de reunion. 16Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote supervisará el cuidado del aceite para las luces, el incienso dulce, el grano regular para ofrendar y el aceite para ungir. Él supervisará el cuidado de la tienda de reunión completa y las cosas que están en él, el lugar santo y sus utensilios."
17EL SEÑOR le habló a Moisés y a Aarón. 18Y Él dijo: "No permitas que las familias de Coat sean quitados de entre los levitas. 19Protéganlos, para que ellos vivan y no mueran, al hacer esto. Cuando se acerquen a las cosas más santas 20no podrán entrar a ver el lugar más santo ni por un momento, o morirán. Aarón y sus hijos tienen que entrar, y luego tienen que asignarle a cada uno de los coatitas su trabajo, sus tareas especiales."
21El SEÑOR le habló de nuevo a Moisés. Y Él dijo: 22"Haz un censo de los descendientes de Gersón, por las familias de sus antepasados, y por sus familias. 23Cuenta aquellos que tienen de treinta a cincuenta años de edad. Cuenta a todos los que se unirán para servir en la tienda de reunión.
24Éste es el trabajo de las familias de los gersonitas, cuando sirvan y carguen. 25Tienen que cargar las cortinas del tabernáculo, la tienda de reunión, sus cubiertas, la cubierta de piel de tejón que está sobre el mismo y las cortinas de la entrada de la tienda de reunión. 26Tienen que cargar las cortinas del patio, la cortinas de la entrada del portón del patio, la cual está cerca de la tienda de reunión y cerca del altar, sus cuerdas, y todos los utencilios para su servicio. Lo que sea que deba hacerse con estas cosas, ellos tienen que hacerlo.
27Aarón y sus hijos tienen que dirigir el servicio de los descendientes de los gersonitas, en todo lo que ellos transporten, y en todo su servicio. Tú tienes que asignarles todas sus responsabilidades. 28Este es el servicio de las familias de los descendientes de los gersonitas para la tienda de reunión. Itamar, hijo de Aarón el sacerdote tiene que dirigirlos en su servicio.
29Tú tienes que contar los descendientes de Merari por sus familias, y ordenarlos por las familias de sus antepasados, 30desde treinta años hasta los cincuenta años de edad. Cuenta a todos los que van a unirse y servir en la tienda de reunión.
31Esta es su responsabilidad y su trabajo en todo su servicio para la tienda de reunión. Tienen que cuidar la estructura de la tienda de reunión, sus varas, postes, y bases, 32junto con los postes del patio alrededor de la tienda de reunión, sus bases, estacas, y sus cuerdas, con todos sus utensilios. Enlista por nombre todos los artículos que ellos tienen que transportar.
33Este es el servicio de las familias de la descendencia de Merari, lo que harán para la tienda de reunión, bajo la dirección de Itamar hijo de Aarón el sacerdote."
34Moisés y Aarón y los jefes de la comunidad contaron los descendientes de los coatitas por las familias de sus ancestros. 35Los contaron desde treinta hasta cincuenta años de edad. Contaron a todos los que se unirían a servir en la tienda de reunión. 36Contaron 2, 750 hombres por sus familias.
37Moisés y Aarón contaron a todos los hombres en las familias de los coatitas quienes servirían en la tienda de reunión. Haciendo esto, obedecieron lo que EL SEÑOR les ordenó hacer a través de Moisés.
38Los descendientes de Gersón fueron contados en sus familias, por las familias de sus ancestros, 39desde treinta a cincuenta años de edad, a todos los que unirían para servir en la tienda de reunión. 40Todos los hombres, contados por sus familias y las familias de sus antepasados, fueron 2, 630.
41Moisés y Aarón contaron las familias de los descendientes de Gersón quienes servirían en la tienda de reunión. Haciendo esto, obedecieron lo que EL SEÑOR les ordenó hacer a través de Moisés.
42Los descendientes de Merari fueron contados en sus familias por las familias de sus ancestros, 43desde treinta hasta cincuenta años de edad, a todos los que se unirían para servir en la tienda de reunión. 44Todos los hombres, contados por sus familias y las familias de sus antepasados, fueron 3, 200.
45Moisés y Aarón contaron a todos estos hombres, los descendientes de Merari. Haciendo esto, obedecieron lo que EL SEÑOR les ordenó hacer a través por medio de Moisés.
46Así que Moisés, Aarón y los jefes de Israel contaron a todos los levitas por las familias en las familias de sus antepasados 47desde treinta hasta cincuenta años de edad. Contaron a todos los que harían trabajos en la tienda de reunión, y que cargarían y cuidarían los utensilios en la tienda de reunión. 48Contaron 8, 580 hombres.
49A la orden del SEÑOR, Moisés contó a cada hombre, manteniendo cuenta de cada uno por el tipo de trabajo que era asignado hacer. Él contó a cada hombre por el tipo de responsabilidad que podía cargar. Haciendo esto, obedecieron lo que EL SEÑOR les ordenó hacer a través de Moisés.

5

1El SEÑOR habló a Moisés. Él le dijo: 2"Manda al pueblo de Israel a enviar fuera del campamento a todos los que tengan una enfermedad infecciosa de piel, y a todos los que tengan una herida abierta, y cualquier otro que este sucio por tocar un cuerpo muerto. 3Ya sea hombre o mujer, deben enviarlos fuera de campamento. No deben manchar el campamento, por que Yo vivo en el." 4El pueblo hizo como se le mandó. Los enviaron fuera del campamento, como EL SEÑOR mandó a Moisés. El pueblo de Israel obedeció a EL SEÑOR.

5Otra vez El SEÑOR habló a Moisés. Él dijo: 6"Habla al pueblo de Israel. Cuando un hombre o mujer cometa algún pecado como los que cometen de una persona a otra, y es infiel a Mí, esa persona es culpable. 7Entonces deberá confesar el pecado que ha hecho. Deberá pagar completamente el precio de su culpa y agregar al precio una quinta parte. Debe dar esto a la persona que él trató injustamente.
8Pero si la persona a quién trató injustamente no tiene parientes cercanos para recibir su pago, debe pagar el precio de su culpa a Mí por medio del sacerdote, junto con un carnero para expiar su pecado. 9Cada ofrenda del pueblo de Israel, las cosas que son puestas a un lado y llevadas al sacerdote por el pueblo de Israel, les pertenecerán a él. 10Las ofrendas de todas las personas serán para el sacerdote; si alguno da alguna cosa al sacerdote, serán de su propiedad."
11Otra vez, El SEÑOR habló a Moisés. Él dijo: 12"Habla al pueblo de Israel. Diles: 'supongamos que la esposa de un hombre le da la espalda y peca en contra de su esposo.
13Entónces supongamos que otro hombre durmió con ella. En ese caso, ella está sucia. Aún cuando su esposo no lo vea o sepa de esto, y si nadie la atrapa en el acto y si no hay testigo alguno en su contra, 14como sea, un espíritu de celos le informa a su esposo que su esposa esta sucia. Sin embargo, un espíritu de celos puede llegar falsamente sobre un hombre cuando su esposa no está sucia.
15En ese caso, el hombre deberá traer a su esposa al sacerdote. El esposo deberá traer una bebida como ofrenda para ella. Él deberá traer dos litros de harina de cebada. Él no deberá vertir aceite o incienso por que es una ofrenda de grano por celos, una ofrenda de cereal es un indicador posiblemente de pecado.
16El sacerdote deberá traerla cerca y colocarla ante El SEÑOR. 17El sacerdote deberá tomar una vasija del agua santa y tomar polvo del suelo de la tienda de reunion. El deberá poner el polvo en el agua.
18El sacerdote pondrá a la mujer ante El SEÑOR y el soltará el cabello de la cabeza de la mujer. Él pondrá en las manos de ella la ofrenda memorial de grano, que es el grano que se ofrece por sospecha. El sacerdote sostendrá en sus manos el agua amarga que puede traer maldición. 19El sacerdote pondrá a la mujer bajo juramento y le dirá: 'Si ningún otro hombre ha tenido relaciones sexuales contigo, y si tú no te has descarriado y cometido impureza, entonces serás libre del agua amarga que puede traerte una maldición.
20Pero si tú, una mujer bajo su esposo te has descarriado, si tú estás sucia, y si otro hombre ha dormido contigo,' 21entonces, ( el sacerdote deberá hacer a la mujer decir un juramento que traerá una maldición sobre ella, y después seguirá hablándole)' El SEÑOR traerá maldición sobre ti que será mostrada al pueblo como tal. Esto pasará si El SEÑOR causa que tú no puedas tener hijos y tú abdomen se hinche. 22Esta agua que trae la maldición entrará en tu estómago y hará que tu abdomen se hinche y tú no puedas tener hijos.' La mujer responderá: 'Si, deja que pase eso, si soy culpable.'
23El sacerdote deberá escribir estas maldiciones sobre un rollo, y después debe lavar las maldiciones escritas en el agua amarga.
24El sacerdote deberá hacer que la mujer beba el agua amarga que trae maldición. El agua que trae maldición entrará en ella y se amargará. 25El sacerdote deberá quitar la ofrenda de grano por celos de la mano de la mujer. Él debe tomar en alto la ofrenda de grano ante El SEÑOR y llevarla al altar.26El sacerdote tomará un puñado con su mano de la ofrenda de grano como una ofrenda representativa, y la quemará en el altar. Después el dará a la mujer el agua amarga para beber.
27Cuando él le dé el agua para beber, si ella está sucia por que ha cometido un pecado en contra de su esposo, entonces el agua que trae maldición entrará en ella y se amargará. Su abdomen se hinchará y no podrá tener hijos. La mujer será maldita entre su pueblo. 28Pero si la mujer no está sucia y si está limpia, entonces será libre. Ella podrá tener hijos.
29Esta es la ley de celos. Está es la ley para una mujer que se aleja de su esposo y se ensucia así misma. 30Está es la ley para el hombre con espíritu de celos cuando él está celoso de su esposa. Él debe traer a la mujer ante El SEÑOR, y el sacerdote debe hacerle a ella todo lo que la ley de celos describe.
31El hombre será libre de culpa por traer a su esposa al sacerdote. La mujer debe soportar cualquier culpa que ella tal vez tenga."

6

1El SEÑOR hablo a Moisés. Él dijo: 2"Habla al pueblo de Israel. Diles: "cuando un hombre o mujer se dedique al SEÑOR por un voto especial de Nazareo, 3él debe abstenerse de vino y bebida fermentada. No debe beber vinagre de vino o de bebida fermentada. Él no deben beber jugo de uva o comer uvas o pasas frescas. 4En todos los días que esté dedicado a Mí, no debe comer nada hecho con uvas, incluyendo cualquier cosa hecha desde la semilla hasta la piel de la uva.

5Durante todo el tiempo de su voto de dedicación, no se cortará el cabello de su cabeza hasta que los días de su dedicación al SEÑOR sean cumplidos. Debe apartarse para El SEÑOR. Deberá dejar crecer su cabello sobre su cabeza.
6Durante todo el tiempo que se dedique a El SEÑOR, no debe estar cerca de muerto alguno. 7No debe contaminarse, ni por su padre, madre, hermano o hermana, si mueren. Esto es por que él está dedicado a Dios, como todos lo ven por su cabello largo. 8Durante todo el tiempo de su dedicación él es santo, reservado para EL SEÑOR.
9Si alguien repentinamente muere a su lado y contamina su cabeza consagrada, entonces tendrá que rapar su cabeza en el día de su purificación - en el día séptimo deberá raparse.
10En el octavo día, deberá traer dos tórtolas o dos pichones de paloma al sacerdote en la entrada de la tienda de reunión. 11El sacerdote deberá ofrecer un ave como ofrenda por pecado y el otro como ofrenda quemada. Esto pagará su pecado por estar cerca de un cuerpo muerto. Deberá consagrar su cabeza otra vez en ese día.
12Él deberá apartarse para EL SEÑOR por los días de su dedicación. Deberá traer un cabrito macho de un año de edad como ofrenda por la culpa. Los días antes no se contarán, porque su dedicación fue contaminada.
13Esta es la ley del Nazareo para cuando los días de su dedicación se cumplan. Deberá ser llevado a la entrada de la tienda de reunión. 14Deberá presentar su ofrenda a EL SEÑOR. Deberá ofrecer como ofrenda quemada un cordero de un año de edad sin defecto. Deberá traer como ofrenda de pecado una corderita de un año de edad sin defecto. Deberá traer un carnero como ofrenda de paz sin defecto. 15También deberá traer una canasta de pan sin levadura, panes de buena harina fina amasada con aceite, pedazos de pan sin levadura con aceite, junto con su ofrenda de grano y su ofrenda de bebida.
16El sacerdote deberá presentarlas ante EL SEÑOR. Deberá ofrecer sus ofrendas por el pecado y ofrendas quemadas. 17Con la canasta de panes sin levadura, debe presentar el carnero como sacrificio, la ofrenda de paz al SEÑOR. El sacerdote deberá presentar también la ofrenda de grano y la ofrenda de bebida.
18El Nazareo deberá rapar su cabeza indicando la separación para Dios a la entrada de la tienda de reunión. Deberá tomar el cabello de su cabeza y la pondrá en el fuego que está debajo del sacrificio de la ofrenda de paz.
19El sacerdote deberá tomar la espaldilla hervida del carnero, un pedazo de pan sin levadura de la canasta, y un pedacito de pan sin levadura. Deberá colocarlos en las manos del Nazareo después de que haya rapado su cabeza indicando la separación. 20El sacerdote debe mecerlas como una ofrenda ante EL SEÑOR. Una porción sagrada para el sacerdote, junto con el pecho que fue mecido y el muslo que fue presentado para el sacerdote. Después de todo esto, el Nazareo puede tomar vino.
21Esta es la ley del Nazareo que hace voto de ofrenda al SEÑOR por su separación. Cualquiera otra cosa que él dé, debe mantener la obligación del voto que ha hecho, para mantener la promesa indicada por la ley del Nazareo.'"
22Otra vez El SEÑOR hablo a Moisés. Él dijo: 23"Habla a Aarón y sus hijos y diles: 'Ustedes deben bendecir de esta manera al pueblo de Israel. Ustedes deben decirles:24"Que EL SEÑOR te bendiga y te guarde.
25Que El SEÑOR haga brillar su luz sobre ustedes, y sea su gracia sobre ustedes.26Que El SEÑOR te vea favorable y te de paz."27"Es de esta manera que ellos deben pronunciar mi nombre al pueblo de Israel. Entonces Yo los bendeciré."

7

1En el día que Moisés completó la tienda de reunión, la ungió con aceite y la apartó para El SEÑOR, junto con todos sus muebles. Hizo lo mismo para el altar y todos sus utensilios. Los ungió con aceite y lo apartó para El SEÑOR. 2En ese día, los jefes de Israel, las cabezas de sus familias de sus antepasados, ofrecieron sacrificios. Estos hombres dirigian a las tribus. Ellos dirigieron las cuentas de los hombres en los censos. 3Trajeron sus ofrendas ante El SEÑOR. Trajeron seis carros cubiertos y doce bueyes. Trajeron una carreta por cada dos jefes, y cada jefe trajo un buey. Presentaron estas cosas frente a la tienda de reunión.

4Después El SEÑOR habló a Moisés. El dijo: 5"acepta las ofrendas de ellos y usa las ofrendas para el trabajo en la tienda de reunión. Da las ofrendas a los Levitas, a cada uno según su trabajo lo requiera."
6Moisés tomo las carretas y los bueyes, y los dio a los Levitas. 7Dio dos carretas y cuatro bueyes a la descendencia de Gersón, por lo que el trabajo necesitaba. 8Dio cuatro carretas y ocho buyes a la descendencia de Merari, al cuidado de Itamar hijo de Aarón el sacerdote. Hizo esto por qué el trabajo de ellos lo requería.
9Pero no dio nada de esas cosas a la descendencia de Coat, por que el trabajo de ellos relacionado a las cosas que le pertenecen al SEÑOR debian cargarlo en sus propios hombros.
10Los jefes ofrecieron sus bienes para la dedicación del altar en el día que Moisés ungió el altar. Los jefes ofrecieron sus sacrificios frente del altar. 11El SEÑOR dijo a Moisés: "cada jefe deberá ofrecer en su propio día su sacrificio para la dedicación del altar."
12En el primer día, Naasón hijo de Aminadab, de la tribu de Judá, ofreció su sacrificio. 13Su sacrificio fue una fuente de plata pesando 130 siclos y un tazón de plata pesando setenta siclos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos de los objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 14El dio un resipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
15Dio como ofrenda quemada un toro joven, un carnero, y una cordero de un año de edad. 16Dio un cabrito como ofrenda por el pecado. 17Dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Naasón hijo de Aminadab.
18En el segundo día, Natanael hijo de Zuar, jefe de Isacar, ofreció su sacrificio. 19Ofreció como su sacrificio una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos de los objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano.
20Tambien dio un recipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso. 21Dio como ofrenda quemada un becerro, un carnero, y un cordero de un año de edad. 22Dio un cabrito como ofrenda por el pecado. 23Dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Natanael hijo de Zuar.
24En el tercer día, Eliab hijo de Helón, jefe de la tribu de Zebulón, ofreció su sacrificio. 25Su sacrificio fue una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos de los objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 26Tambien dio un recipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
27El dio como ofrenda quemada un toro joven, un carnero, y una cordero de un año de edad. 28Dio un cabrito como ofrenda por el pecado. 29Dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Eliab hijo de Helón.
30En el cuarto día, Elisur hijo de Sedeur, jefe de la tribu de Rubén, ofreció su sacrificio. 31Su sacrificio fue una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 32Tambien dio un resipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
33Dio como ofrenda quemada un becerro, un carnero, y un cordero de un año de edad. 34Dio un cabrito como ofrenda por el pecado. 35Dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Elisur hijo de Sedeur.
36En el quinto día, Selumiel hijo de Zurisadai, jefe de la tribu de Simeón, ofreció su sacrificio. 37Su sacrificio fue una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 38Tambien dio un recipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
39Dio como ofrenda quemada un becerro, un carnero, y un cordero de un año de edad. 40Dio un cabrito como ofrenda por el pecado. 41Dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Elisur hijo de Sedeur.
42En el día sexto, Eliasaf hijo de Deuel, jefe de la tribu de Gad, ofreció su sacrificio. 43Su sacrificio fue una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 44Tambien dio un recipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
45Dio como ofrenda quemada un becerro, un carnero, y un cordero de un año de edad. 46Dio un cabrito como ofrenda por el pecado. 47Dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Eliasaf hijo de Deuel.
48En el séptimo día, Elisama hijo de Amiud, jefe de la tribu de Efraín, ofreció su sacrificio. 49Su sacrificio fue una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 50Tambien dio un resipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
51Dio como ofrenda quemada un becerro, un carnero, y un cordero de un año de edad. 52Dio un cabrito como ofrenda por el pecado. 53Dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Elisama hijo de Amiud.
54En el octavo día, Gamaliel hijo de Pedasur, jefe de la tribu de Manasés, ofreció su sacrificio. 55Su sacrificio fue una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 56Tambien dio un recipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
57Dio como ofrenda quemada un becerro, un carnero, y un cordero de un año de edad. 58Dio un cabrito como ofrenda por el pecado. 59El dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Gamaliel hijo de Pedasur.
60En el noveno día, Abidán hijo de Gedeoni, jefe de la tribu de Benjamín, ofreció su sacrificio. 61Su sacrificio fue una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 62Tambien dio un recipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
63Dio como ofrenda quemada un becerro, un carnero, y un cordero de un año de edad. 64Dio un cabrito como ofrenda por el pecado. 65El dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Abidán hijo de Gedeoni.
66En el décimo día, Ahiezer hijo de Amisadai, jefe de la tribu de Dan, ofreció su sacrificio. 67Su sacrificio fue una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 68Tambien dio un recipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
69Dio como ofrenda quemada un becerro, un carnero, y un cordero de un año de edad. 70Dio un cabrito como ofrenda por el pecado. 71Dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Ahiezer hijo de Amisadai.
72En el onceavo día, Pagiel hijo de Ocrán, jefe de la tribu de Aser, ofreció su sacrificio. 73Su sacrificio fue una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 74Tambien dio un recipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
75Dio como ofrenda quemada un becerro, un carnero, y un cordero de un año de edad. 76Dio un cabrito como ofrenda de pecado. 77Dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Pagiel hijo de Ocrán.
78En el doceavo día, Ahira hijo de Enán, jefe de la tribu de Neftalí, ofreció su sacrificio. 79Su sacrificio fue una fuente de plata de 1. 48 kilos y un tazón de plata de 798 gramos, conforme al peso del siclo en el santuario. Ambos objetos estaban llenos de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de grano. 80Tambien dio un recipiente de oro de 114 gramos en peso, lleno de incienso.
81Dio como ofrenda quemada un becerro, un carnero, y un cordero de un año de edad. 82Dio un cabrito como ofrenda de pecado. 83Dio dos yuntas, cinco carneros, cinco cabritos, y cinco corderos que fueran de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Éste fue el sacrificio de Ahira hijo de Enán.
84Los jefes de Israel colocaron estás cosas aparte en el día que Moisés bendijo el altar. Colocaron aparte las doce fuentes de plata, doce tazones de plata y doce recipientes de oro. 85Cada fuente de plata pesaba 1. 48 kilos y cada tazón de plata 798 gramos. Todos los recipientes de plata pesaron 27. 4 kilos, conforme al peso del siclo en el santuario. 86Cada uno de los doce recipientes de oro, llenos de incienso, pesaron 114 gramos de acuerdo al peso del siclo en el santuario. Todos los utencilios de oro pesaron 1. 4 kilos.
87Colocaron aparte a todos los animales para la ofrenda quemada, doce becerros, doce carneros, y doce corderos de un año de edad. Dieron sus ofrendas de grano. Dieron doce cabritos como ofrenda por el pecado. 88De todo su ganado, dieron veinticuatro becerros, sesenta carneros, sesenta cabrios, y sesenta corderos de un año de edad, como sacrificio de ofrenda de paz. Esto fue por la dedicación del altar despues de ser bendecido.
89Cuando Moisés se adentro a la tienda de reunión para hablar con El SEÑOR, el escuchó su voz hablándole. El SEÑOR le habló del propiciatorio sobre el arca del testimonio, de entre los dos querubines. Le habló.

8

1El SEÑOR le habló a Moisés. Y Él dijo: 2"Háblale a Aarón. Dile a él: 'Las siete lámparas alumbrarán al frente del candelabro cuando lo enciendas.'"

3Aarón hizo esto. Encendió las lámparas del candelabro para dar luz frente al candelabro, como EL SEÑOR le ordenó a Moisés. 4El candelabro estaba hecho de esta forma y EL SEÑOR le mostró a Moisés el modelo. Era para hacerlo de oro martillado desde su base hasta su tope, con copas martilladas como flores.
5Otra vez, EL SEÑOR le habló a Moisés. Y Él dijo: 6"Toma a los levitas de entre la gente de Israel y purifícalos.
7Haz esto para purificarlos: rocía agua de la expiación sobre ellos. Haz que ellos se afeiten el cuerpo entero, laven sus ropas, y de esta manera quedarán purificados. 8Entonces, haz que tomen un becerro y su ofrenda de grano de harina fina amasada con aceite. Deja que tomen otro becerro como ofrenda por el pecado.
9Tú traerás a los levitas al frente de la tienda de reunión y convocarás a toda la congregación de la gente de Israel. 10Cuando traigas a los levitas ante EL SEÑOR, la gente de Israel debe poner sus manos sobre los levitas. 11Aarón debe ofrecer a los levitas ante EL SEÑOR, como una ofrenda mecida de la gente de Israel, para que ellos puedan hacer el servicio al SEÑOR.
12Los levitas deben poner sus manos sobre las cabezas de los becerros. Tú debes ofrecer un becerro como una ofrenda por el pecado y otro becerro como una ofrenda quemada a Mí, para expiar a los levitas. 13Presenta a los levitas ante Aarón y ante sus hijos, y levántalos como una ofrenda mecida a Mí.
14De esta manera debes separar a los levitas de entre la gente de Israel. Los levitas me pertenecerán a Mí. 15Luego de esto, los levitas deben ir a servir en la tienda de reunión. Debes purificarlos. Debes ofrecerlos como una ofrenda mecida.
16Haz esto, porque son completamente míos de entre la gente de Israel. Ellos ocuparán el lugar de cada niño varón que abra el vientre, el primógenito de todos los descendientes de Israel. Yo he tomado a los levitas para Mí. 17Todos los primógenitos nacidos entre la gente de Israel son míos, tanto de la gente como de los animales. En el día que Yo tomé las vidas de todos los primógenitos en la tierra de Egipto, Yo los separé para Mí.
18Yo he tomado a los levitas de entre la gente de Israel, en lugar de todos los primógenitos. 19Yo he dado a los levitas como regalo a Aarón y a sus hijos. Yo los he tomado a ellos de entre la gente de Israel para hacer el trabajo de la gente de Israel en la tienda de reunión. Yo los he dado a ellos para expiar la gente de Israel para que ninguna plaga lastime a la gente cuando se acerquen a lugar santo.
20Moisés, Aarón, y toda la comunidad de la gente de Israel hizo esto con los levitas. Hicieron todo lo que EL SEÑOR le había ordenado a Moisés acerca de los levitas. La gente de Israel hizo esto con ellos. 21Los levitas quedaron purificados y lavaron sus ropas, y Aarón los presentó como una ofrenda mecida al SEÑOR e hizo expiación por ellos para limpiarlos.
22Luego de eso, los levitas fueron a hacer su servicio en la tienda de reunión ante Aarón y ante los hijos de Aarón. Esto fue como EL SEÑOR le había ordenado a Moisés acerca de los levitas. Trataron a todos los levitas de esta manera.
23El SEÑOR le habló otra vez a Moisés. Y Él dijo: 24"Todo esto es para los levitas que son de veinticinco años o más. Deben unirse para servir en la tienda de reunión.
25Deben dejar de servir en esta manera a la edad de los cincuenta años. A esa edad ellos ya no deben servir. 26Pueden ayudar a sus hermanos que continuan trabajando en la tienda de reunión, pero ellos ya no deben servir. Tú debes dirigir a los levitas en todos estos asuntos."

9

1El SEÑOR le habló a Moisés en el desierto de Sinaí, en el primer mes del segundo año luego que salieron de la tierra de Egipto. Y Él dijo: 2"Deja que el pueblo de Israel celebre la Pascua así como está señalado para este tiempo del año. 3En el día catorce de este mes, en la tarde, van a celebrar la Pascua así como está arreglado para este tiempo del año. La deben celebrar, siguiendo todas las instrucciones, y obedecer todos las leyes que están relacionadas a esto."

4Entonces, Moisés le dijo a la gente de Israel que debían celebrar la Fiesta de la Pascua. 5Así celebraron en el primer mes, en el día catorce del mes, en la tarde, en el desierto de Sinaí. La gente de Israel obedeció todo lo que EL SEÑOR le mandó a Moisés que hiciera.
6Había ciertos hombres que se contaminaron por causa del cuerpo de un hombre muerto. No podían celebrar la Pascua en ese día. Fueron ante Moisés y Aarón ese mismo día. 7Esos hombres le dijeron a Moisés: "Estamos contaminados por causa del cuerpo de un hombre muerto. ¿Por qué no nos permites ofrecer sacrificio en el tiempo fijado del año entre la gente de Israel?" 8Moisés les dijo:"Esperen a que oiga lo que EL SEÑOR me instruya sobre ustedes."
9El SEÑOR le habló a Moisés. Y Él dijo: 10"Habla al pueblo de Israel. Dile: 'Si alguno de ustedes o sus descendientes están contaminados por causa de un cuerpo muerto, o si están en un largo viaje, todavía puede celebrar la Pascua del SEÑOR.'
11Deben celebrar la Pascua en el segundo mes, en el día catorce, en la tarde. Deben comerla con pan sin levadura y con hierbas amargas. 12No deben dejar nada para el dia siguiente, ni romper ninguno de sus huesos. Deben seguir todas las instrucciones de la Pascua.
13Pero cualquier persona que esté limpia y no esté de viaje, pero que falle en celebrar la Pascua, esa persona debe ser cortada de su pueblo porque no ha ofrecido el sacrificio que EL SEÑOR requiere en el tiempo establecido del año. Ese hombre debe cargar su pecado. 14Si un extraño vive entre ustedes y celebra la Pascua en honor al SEÑOR, él debe seguir todos los mandamientos, manteniendo las reglas de la Pascua, y obedeciendo las leyes para eso. Debes tener las mismas leyes para el extranjero y para todos los que han nacido en la tierra.''
15En el día en que la tienda de reunion fue levantada, la nube la cubrió, la tienda del pacto. Al atardecer la nube estaba sobre la tienda de reunión. Se aparecía sobre ella como fuego hasta la mañana. 16Continuaba de esa manera. La nube cubría la tienda de reunión y aparecía como fuego en la noche. 17Cuando la nube se levantaba de la tienda, el pueblo de Israel debía seguir su viaje. Donde quiera que la nube se detuviera, el pueblo debía acampar.
18Al mando del SEÑOR, el pueblo de Israel debía viajar, y a su mandato, debían acampar. Mientras la nube se detenía sobre la tienda de reunion, ellos debían permanecer en su campamento. 19Cuando la nube permanecía en la tienda de reunion por muchos días, entonces el pueblo de Israel debía obedecer las instrucciones del SEÑOR y no viajar.
20Algunas veces la nube permanecía algunos días sobre la tienda de reunión. En ese caso, debían obedecer los mandamientos del SEÑOR-- debían acampar y entonces viajar nuevamente a Su mandato. 21Algunas veces la nube estaba presente en el campamento desde la tarde hasta la mañana. Cuando la nube se levantaba en la mañana, viajaban. Si la nube continuaba por un día y por una noche, sólo cuando la nube se levantaba podían continuar el viaje.
22Si la nube estaba en la tienda de reunión por dos días, un mes, o un año, mientras se mantuviera allí, el pueblo de Israel debía permanecer en el campamento y no viajar. Pero si la nube se levantaba, podían continuar su viaje. 23Acampaban al mandato del Señor, y viajaban por Su mandato. Obedecieron al mandato del SEÑOR dado a través de Moisés.

10

1El SEÑOR habló a Moisés. Él dijo: 2"Haz dos trompetas de plata. Martilla la plata para hacerlas. Debes usar las trompetas para reunir a la comunidad y para llamar a la comunidad a mover sus tiendas.

3Los sacerdotes deben sonar las trompetas para llamar a toda la comunidad frente a la entrada de la tienda de reunión. 4Si los sacerdotes suenan solamente una trompeta entonces, los jefes, de las cabezas de las familias de Israel, deben reunirse contigo. 5Cuando toques una señal fuerte, los campamentos del lado este deben comenzar su marcha.
6Cuando suenes la señal fuerte por segunda vez, los campamentos del sur deben comenzar su marcha. Ellos deben sonar una señal fuerte para su marcha. 7Cuando la comunidad está toda reunida suenen las trompetas, pero no muy fuerte. 8Los hijos de Aarón, los sacerdotes, deberán sonar las trompetas. Esto será siempre una regla para ustedes por sus generaciones.
9Cuando salgan a la guerra en su tierra contra su adversario que les oprime, entonces ustedes deben tocar una alarma con las trompetas. Yo, El SEÑOR su Dios, los recordaré y los salvaré de sus enemigos.
10También, en los tiempos de celebración, tanto en sus fiestas regulares y al principio de los meses, deberán sonar las trompetas en honor a sus ofrendas quemadas y sobre los sacrificios de sus ofrendas de paz. Estos actos servirán como un recordatorio de ustedes a Mí, su Dios. Yo soy El SEÑOR su Dios."
11En el segundo año, en el segundo mes, en el día veinte del mes, se levantó la nube de la tienda de reunion. 12La gente de Israel entonces marchó del desierto de Sinaí. La nube se detuvo en el desierto de Parán. 13Hicieron su primer viaje, siguiendo las instrucciones del SEÑOR dadas a través de Moisés.
14El campamento bajo la bandera de los descendientes de Judá salieron primero, moviendo sus ejércitos. Naasón, hijo de Aminadab, dirigió el ejército de Judá. 15Natanael, hijo de Zuar, dirigió el ejército de los descendientes de la tribu de Isacar. 16Eliab, hijo de Helón, dirigió el ejército de los descendientes de la tribu de Zabulón.
17Los descendientes de Gersón y de Merari, quienes cuidaban la tienda de reunion, la desmontaron y comenzaron su viaje. 18Luego, los ejércitos bajo la bandera de Rubén comenzaron su viaje. Elisur, hijo de Sedeur, dirigió el ejército de Rubén. 19Selumiel, hijo de Zurisadai, dirigió el ejército de los descendientes de la tribu de Simeón. 20Eliasaf, hijo de Deuel, dirigió el ejército de los descendientes de la tribu de Gad.
21Los coatitas comenzaron su marcha. Cargaron todo el equipo sagrado del santuario. Otros montarían la tienda de reunión antes que los coatitas llegaran al próximo campamento. 22Los ejércitos bajo la bandera de los descendientes de Efraín marcharían luego. Elisama, hijo de Amiud, dirigió el ejército de Efraín. 23Gamaliel, hijo de Pedasur, dirigió el ejército de los descendientes de la tribu de Manasés. 24Abidán, hijo de Gedeoni, dirigió el ejército de los descendientes de la tribu de Benjamín.
25Los ejércitos que acamparon bajo la bandera de los descendientes de la tribu de Dan fueron los últimos en salir. Aheizer, hijo de Amisadai, dirigió el ejército de Dan. 26Pagiel, hijo de Ocrán, dirigió el ejército de los descendientes de la tribu de Aser. 27Ahira, hijo de Enán, dirigió el ejército de los descendientes de la tribu de Neftalí. 28Esta es la manera en que los ejércitos del pueblo de Israel comenzaban su marcha.
29Moisés le habló a Hobab, hijo de Reuel, el madianita. Reuel era el padre de la esposa de Moisés. Moisés le habló a Hobab y dijo: "Estamos viajando a un lugar que El SEÑOR describió. El SEÑOR dijo: 'Yo se lo daré a ustedes.' Vengan con nosotros y le haremos bien. El SEÑOR ha prometido hacerle bien a Israel." 30Pero Hobab le dijo a Moisés: "Yo iré a mi propia tierra y a mi propia gente."
31Entonces Moisés contestó: "Por favor no nos dejes. Tú sabes como acampar en el desierto. Tú debes vigilar por nosotros. 32Si vas con nosotros, haremos por ti el mismo bien que El SEÑOR hace por nosotros."
33Viajaron desde la montaña del SEÑOR por tres días. El arca del pacto del SEÑOR iba frente a ellos por tres días para hallar un lugar de descanso. 34La nube del SEÑOR estaba por encima de ellos durante el día mientras viajaban.
35Cuando el arca del pacto salía Moisés decia: "Levántate, SEÑOR. Esparce a tus enemigos. Haz que aquellos que Te odian huyan de Ti." 36Cuando el arca se detenía, Moisés decia: "Regresa, SEÑOR, a las muchas decenas de miles de Israel."

11

1Un dia las personas se quejaron de sus problemas mientras EL SEÑOR escuchaba. El SEÑOR escuchó a las personas y se molestó. Fuego del SEÑOR ardió entre ellos y consumió parte del campamento en sus esquinas. 2Luego las personas llamaron a Moisés, así que Moisés oró al SEÑOR, y el fuego se detuvo. 3Aquel lugar fue llamado Tabera, porque el fuego del SEÑOR ardió entre ellos.

4Algunas personas extranjeras comenzaron a acampar con los desendientes de Israel. Ellos querían mejor comida para comer. Luego el pueblo de Israel comenzó a llorar y a decir: "¿Quién nos dará carne para comer?" 5Nosotros recordamos los pescados que comimos libremente en Egipto, los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y ajos. 6Ahora, nuestro apetito se ha ido, porque todo lo que nosotros podemos ver es este maná."
7El maná era como semilla de cilantro. Parecía resina. 8El pueblo caminaba y lo recogia. Ellos lo molían en molinos, lo machacaban en morteros, lo herbían en ollas, y lo hacían pan. Sabía como aceite de oliva fresco.
9Cuando el rocío caía sobre el campo en la noche, el maná también caía. 10Moisés escuchó al pueblo y a sus familias llorar, y cada hombre estaba en la entrada de su tienda. El SEÑOR estaba muy enojado, y ante los ojos de Moisés sus quejas estaban mal.
11Moisés dijo al SEÑOR: "¿Por qué Tú has tratado a tu siervo tan mal? ¿Por qué no estás complacido conmigo? Tú haces que yo cargue todo este pueblo. 12¿Acaso yo concebí a todas estas personas? ¿Les he dado a luz para que Tú me digas a mí, 'Cárgalos cerca de tu pecho como un padre carga a su bebé'? ¿Debería yo cargarlos a ellos a la tierra que Tú juraste a sus antepasados darles?
13¿Dónde puedo yo encontrar carne para darle a todas estas personas? Ellos están llorando frente a mí y están diciendo: 'Danos carne para comer.' 14Yo no puedo soportar a todas estas personas solo. Ellos son demasiado para mí. 15Ya que me estás tratando de esta manera, mátame ahora, si eres bueno conmigo, y llévate mi miseria."
16El SEÑOR le dijo a Moisés: "Tráeme setenta ancianos de Israel. Asegúrate que ellos sean ancianos y oficiales del pueblo. Tráelos a ellos a la tienda de reunión para pararse allí contigo. 17Yo bajaré y hablaré contigo allí. Yo voy a tomar un poco del Espíritu que está en ti y lo pondré sobre ellos. Ellos van a cargar la carga del pueblo contigo. Tú no vas a tener que soportarla solo.
18Dile al pueblo: 'Conságrense para mañana y ustedes comerán carne, pues ustedes han llorado y EL SEÑOR los ha escuchado. Usteden dijeron: '¿Quién nos dará a nosotros carne para comer? Fue bueno para nosotros estar en Egipto.' Por lo tanto, EL SEÑOR les dará a ustedes carne, y se la comerán. 19Ustedes no comerán carne por sólo un día, dos días, cinco días, diez días o veinte días, 20sino que ustedes comerán carne por un mes entero hasta que se les salga por su nariz. Les va a dar asco porque ustedes han rechazado al SEÑOR, que está entre ustedes. Ustedes han llorado ante Él. Ustedes dijeron: '¿Por qué nos fuimos de Egipto?""
21Luego Moisés dijo: "Yo estoy con 600, 000 personas, y Tú has dicho 'Yo voy a darle a ellos carne para comer por un mes entero.' 22¿Deberíamos nosotros matar rebaños y manadas para satisfacerlos a ellos? ¿Deberíamos nosotros atrapar todos los peces en el mar para satisfacerlos a ellos?" 23El SEÑOR le dijo a Moisés: "¿Acaso Mi mano es pequeña? Ahora ustedes van a ver si Mi palabra es verdad o no."
24Moisés salió y le dijo al pueblo las palabras del SEÑOR. Reunió a setenta ancianos del pueblo y los puso alrededor de la tienda. 25El SEÑOR bajó en una nube y habló a Moisés. El SEÑOR tomó un poco del Espíritu que estaba en Moisés y lo puso en los setenta ancianos. Cuando el Espíritu descansó en ellos, ellos profetizaron pero sólo en aquella ocasión y no otra vez.
26Dos hombres se quedaron en el campamento, llamados Eldad y Medad. El Espíritu también descansó en ellos. Sus nombres fueron escritos en la lista, pero ellos no habían salido de la tienda. Sin embargo, ellos profetizaron en el campamento. 27Un hombre joven en el campamento corrió y le dijo a Moisés: "Eldad y Medad están profetizando en el campamento."
28Josué hijo de Nun, el ayudante de Moisés, uno de sus hombres escogidos, dijo a Moisés: "Mi amo Moisés, deténlos a ellos." 29Moisés le dijo a él: "¿Tienes celos por mi? ¡Yo desearía que todas las personas del SEÑOR fueran profetas y que Él pusiera Su Espíritu en todos ellos!" 30Luego Moisés y los ancianos de Israel regresaron al campamento.
31Luego un viento del SEÑOR vino y trajo codornices desde el mar. Cayeron cerca del campamento, un día de viaje en un lado y un día de viaje al otro lado. Las codornices rodearon el campamento casi un metro sobre la tierra. 32El pueblo estuvo ocupado recogiendo las codornices todo aquel día, toda la noche y todo el día siguiente. Nadie reunió menos de diez homeres de codornices. Compartieron las codornices a través de todo el campamento.
33Mientras la carne estaba todavía entre sus dientes, mientras ellos estaban masticándola, EL SEÑOR se molestó con ellos. Atacó al pueblo con una gran enfermedad. 34Aquel lugar fue llamado Kibrot Hataava, porque allí ellos enterraron a las personas quienes habían deseado carne. 35Desde Kibrot Hataava las personas viajaron hasta Hazerot, donde se quedaron.

12

1Entonces Miriam y Aarón hablaron contra Moisés porque se había casado con una mujer cusita. 2Dijeron: "¿Ha hablado EL SEÑOR sólo con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros?" Ahora EL SEÑOR escuchó lo que dijeron. 3Moisés era muy humilde, más humilde que cualquiera en la tierra.

4En seguida EL SEÑOR habló a Moisés, Aarón y Miriam: "Salgan, ustedes tres, a la tienda de reunión. Así que, los tres salieron. 5Entonces EL SEÑOR bajó en una columna de nube. Se puso en la entrada de la tienda de reunión y llamó a Aarón y a Miriam. Ambos se acercaron.
6El SEÑOR dijo: "Ahora escucha mis palabras. Cuando un profeta mio está con ustedes, Yo me revelaré a él en visiones y hablaré a él en sueños. 7mi siervo Moisés no será así. Él es fiel en toda mi casa. 8Yo hablo a Moisés directamente, no con visiones o acertijos. Él ve mi forma. Así que, ¿por qué no tuvieron temor de hablar contra mi siervo Moisés?"
9La ira del SEÑOR se encendió contra ellos, y EL SEÑOR se fue. 10La nube se elevó de sobre la tienda, y Miriam de pronto estaba leprosa, estaba tan blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia Miriam, vio que estaba leprosa.
11Aarón dijo a Moisés: "Oh, mi Señor, por favor no pongas este pecado en contra de nosotros. Hemos hablado tontamente y hemos pecado. 12Por favor, no dejes que ella sea como un recién nacido muerto cuya carne está consumida cuando sale del vientre de su madre."
13Así que, Moisés clamó al SEÑOR. Él dijo: "Por favor sánala, Dios." 14El SEÑOR dijo a Moisés: "Si su padre hubiera escupido en su rostro, ella sería desgraciada por siete días. Expúlsala fuera del campamento durante siete días. Después de eso tráela dentro nuevamente." 15Así que, Miriam fue expulsada del campamento por siete días. El pueblo no viajó hasta que ella regresó al campamento.
16Después de eso, el pueblo viajó de Hazerot y acampó en el desierto de Parán.

13

1Luego EL SEÑOR le habló a Moisés. Y Él dijo: 2"Envía algunos hombres a investigar la tierra de Canaán, la cual Yo he dado a la gente de Israel. Envía un hombre de cada tribu de sus antepasados. Cada hombre debe ser un jefe entre ellos."

3Moisés los envío desde el desierto de Parán, para que ellos pudieran obedecer el mandato del SEÑOR. Todos ellos eran jefes entre el pueblo de Israel. 4Estos eran sus nombres: de la tribu de Rubén, Samúa hijo de Zacur;
5de la tribu de Simeón, Safat hijo de Hori; 6de la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone; 7de la tribu de Isacar, Igal hijo de José; 8de la tribu de Efraín, Oseas hijo de Nún;
9de la tribu de Benjamín, Palti hijo de Rafú; 10de la tribu de Zabulón, Gadiel hijo de Sodi; 11de la tribu de José (es decir, de la tribu de Manasés), Gadi hijo de Susi; 12de la tribu de Dan, Amiel hijo de Gemali;
13de la tribu de Aser, Setur hijo de Micael; 14de la tribu de Neftalí, Nahbi hijo de Vapsi; 15de la tribu de Gad, Geuel hijo de Maqui. 16Estos eran los nombres de los hombres que Moisés envió a explorar la tierra. Moisés llamó a Oseas hijo de Nun por el nombre de Josué.
17Moisés los envió a explorar la tierra de Canaán. Él les dijo a ellos: "Acérquense por el Neguev y suban a la región montañosa. 18Exploren la tierra para ver como es. Observen la gente que viven allí, si son fuertes o débiles, y si son muchos o pocos. 19Miren como es la tierra donde viven. ¿Si es buena o mala? ¿Qué ciudades hay allí? ¿Si son como campamentos, o son ciudades fortificadas? 20Miren como es la tierra, si es buena para cultivar o no, y si hay árboles allí o no. Sean valientes y traigan muestras del producto de la tierra." Ahora es el tiempo la época de las primeras uvas maduras.
21Así que los hombres subieron y exploraron la tierra del desierto de Zin hasta Rehob, cerca de Lebo Hamat. 22Subieron del Neguev y llegaron a Hebrón. Ahimán, Sesai, y Talmai, las tribus que descendieron de Anac, estan allí. Hebrón había sido construída siete años antes de Zoán en Egipto.
23Cuando ellos llegaron al valle de Escol, cortaron una rama con un racimo de uvas. Lo cargaron en una vara entre dos de su grupo. También trajeron granadas e higos. 24Aquel lugar fue llamado el valle de Escol, debido al racimo de uvas que la gente de Israel cortó allí.
25Después de cuarenta días, volvieron de explorar la tierra. 26Volvieron a Moisés, Aarón, y a toda la comunidad del pueblo de Israel en el desierto de Parán, en Cades. Trajeron palabra a ellos y a toda la comunidad, y les enseñaron el producto de la tierra.
27Dijeron a Moisés, "Llegamos a la tierra a donde nos enviaste. Ciertamente fluye leche y miel. Aquí hay algo del producto de ella. 28Sin embargo, las personas que hacen sus casas allí son fuertes. Las ciudades son fortificadas y muy grandes. También vimos desendientes de Anac allí. 29Los amalecitas viven en el Neguev. Los hititas, jebuseos, y amorreos tienen sus casas en la región montañosa. Los cananeos viven por el mar y a lo largo del río Jordán."
30Luego Caleb calló a la gente quienes estaban frente a Moisés y dijo: "Déjanos ir y subir y tomar posesión de la tierra, pues nosotros podemos conquistarla." 31Pero los otros hombres que habían ido con él dijeron: "Nosotros no podemos atacar esa gente porque ellos son más fuertes que nosotros."
32Así que ellos dijeron un informe desalentador al pueblo de Israel acerca de la tierra que ellos exploraron. Ellos dijeron:"La tierra que vimos es una tierra que come a sus habitantes. Todas las personas que vimos allí son personas de gran altura. 33Allí vimos gigantes, decendientes de Anac, personas que vinieron de gigantes. En nuestra propia vista éramos como saltamontes en comparación con ellos, y así éramos a sus ojos, también.

14

1Esa noche, toda la comunidad lloró en voz alta. 2Todo el pueblo de Israel criticó a Moisés y Aaron. Toda la comunidad les dijo: "¡Nosotros deseariamos haber muerto en la tierra de Egipto, o aquí en este desierto! 3¿Por qué EL SEÑOR nos trajo a esta tierra para morir a espada? Nuestras esposas y nuestros pequeños serán víctimas. ¿No es mejor para nosotros regresar a Egipto?"

4Ellos se dijeron unos a otros: "Déjennos escoger otro jefe, y déjennos regresar a Egipto." 5Entonces Moisés y Aaron se acostaron bocabajo frente a toda la asamblea de la comunidad del pueblo de Israel.
6Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran algunos de los enviados a explorar la tierra, rompieron su ropa. 7Hablaron a toda la comunidad del pueblo de Israel. Dijeron: "La tierra por la que pasamos y exploramos es una tierra muy buena. 8Si EL SEÑOR está complacido con nosotros, entonces Él nos llevará a esta tierra y nos la dará a nosotros. De la tierra fluye leche y miel."
9Pero no se rebelen contra EL SEÑOR, y no le teman al pueblo de esta tierra. Nosotros los consumiremos a ellos tan fácil como a la comida. Su protección será removida de ellos, porque EL SEÑOR está con nosotros. No les teman." 10Pero toda la comunidad los amenazó con apedrealos hasta la muerte. Entonces la gloria del SEÑOR apareció en la tienda de reunión a todo el pueblo de Israel.
11El SEÑOR le dijó a Moisés: "¿Cuánto tiempo más este pueblo me despreciará? ¿Cuánto tiempo más fallarán en confiar en mi, a pesar de toda las señales de mi poder que he hecho en medio de ellos? 12Los atacaré con plagas, los desheredaré, haré de tu propia familia una nación que será más grande y poderosa de lo que ellos son."
13Moisés le dijo al SEÑOR: "Si tú haces esto, entonces los egipcios escucharán esto, porque Tú rescastaste de ellos a este pueblo con Tú poder. 14Ellos se lo dirán a los habitantes de esta tierra. Ellos han escuchado que Tú SEÑOR, estás con estas personas, porque has sido visto cara a cara. Tu nube está sobre Tu pueblo. Tú vas delante de ellos en una columna de nube en el día y en una columna de fuego por la noche."
15Ahora si matas a este pueblo como a un hombre, entonces todas las naciones que han escuchado de tu fama hablarán y dirán: 16"Porque EL SEÑOR no puede llevar a este pueblo a la tierra que Él juró darles, los ha matado en el desierto."
17Ahora, te suplico, usa tu gran poder. Pues Tú has dicho: 18"El SEÑOR es lento para enojarse y grande en misericordia. Perdona la maldad y la rebeldia. De ninguna manera, tendra por inocente al culpable cuando traiga el castigo de los pecados de los antepasados en sus descendientes, a la tercera y cuarta generación.' 19Perdona, te ruego, el pecado de este pueblo, por la grandeza de tu misericordia, así como siempre has perdonado a este pueblo desde el tiempo que estuvieron en Egipto hasta ahora.
20El SEÑOR dijo: "Yo los he perdonado a ellos, de acuerdo a tu petición, 21pero de verdad, como Yo vivo, y como toda la tierra será llena de mí gloria, 22todas aquellas personas que vieron mi gloria y las señales de poder que Yo hice en Egipto y en el desierto, ellos aún me han tentado estas diez veces y no han escuchado mi voz.
23Así que, Yo digo que no verán la tierra, que juré a sus antepasados. Ninguno de aquellos que me han despreciado la verán, 24excepto por mi siervo Caleb, porque tenía otro espíritu. Él me ha seguido completamente; yo lo traeré a la tierra que fue a explorar. Sus descendientes la poseerán. 25(Ahora los amalecitas y los cananeos viven el el valle.) Mañana vuelve y ve al desierto, por el camino del Mar de Juncos."
26El SEÑOR le habló a Moisés y a Aaron. Y Él dijo: 27"¿Cuánto tiempo debo Yo tolerar a esta comunidad malvada que me critica? He escuchado la queja del pueblo de Israel en contra mía."
28Diles: 'Como vivo Yo' dice EL SEÑOR ' como han hablado a mis oidos, haré esto a ustedes: 29Sus cuerpos muertos caerán en este desierto, todos ustedes que se quejaron en contra mía, ustedes que fueron contados en el censo, el número completo de las personas de veinte años en adelante. 30Ustedes no entrarán a la tierra que prometí hacer su hogar, excepto Caleb, hijo de Jefone y Josué, hijo de Nun.
31Pero sus pequeños, aquellos que dijeron que serían víctimas, Yo los llevaré a la tierra. ¡Ellos conocerán la tierra que ustedes han rechazado! 32En cuanto a ustedes, sus cuerpos muertos caerán en el desierto. 33Sus hijos serán pastores en el desierto por cuarenta años. Ellos llevarán las consecuencias de sus actos de rebelión hasta que todos ustedes mueran en el desierto.
34Así como los días que exploraron la tierra, cuarenta días, ustedes deberán igualmente llevar las consecuencias de sus pecados por cuarenta años, un año por cada día, y deben saber que se siente ser mi enemigo. 35Yo, EL SEÑOR he hablado. Yo, ciertamente, haré esto a toda esta comunidad malvada que se han juntado contra mí. Serán completamente cortados, y aquí morirán."'
36Así que, los hombres que Moisés habia enviado a explorar la tierra, todos murieron por la plaga, delante del SEÑOR. 37Estos fueron los hombres que habían regresado y trajeron un mal reporte acerca de la tierra. Esto hizo que toda la comunidad se quejara contra Moisés. 38De esos hombres que fueron a explorar la tierra, solo Josué, hijo de Nun y Caleb, hijo de Jefone quedaron con vida.
39Cuando Moisés reportó estas palabras a todo el pueblo de Israel, lloraron profundamente. 40Se levantaron temprano en la mañana y fueron a lo alto de la montaña y dijeron: "Mira, estamos aquí, y nosotros iremos al lugar que EL SEÑOR ha prometido, pues nosotros hemos pecado."
41Pero Moisés dijo: "¿Por qué desobedecen el mandamiento del SEÑOR? Ustedes no tendrán éxito. 42No vayan, porque EL SEÑOR no está con ustedes para evitar que sean derrotados por sus enemigos. 43Los amalecitas y los cananeos están allí, y morirán por la espada porque se volvieron de seguir al SEÑOR. Así que, Él no estará con ustedes."
44Pero ellos insistieron en subir a la montaña; sin embargo, ni Moisés ni el arca del pacto del SEÑOR dejó el campamento. 45Luego los amalecitas bajaron, al igual que los cananeos, quienes vivían en esas montañas. Atacaron a los israelitas y los vencieron en todo el camino a Horma.

15

1Luego EL SEÑOR le habló a Moisés. Y Él dijo: 2"Háblale al pueblo de Israel y diles a ellos: 'Cuando vayan a la tierra donde vivirán, la cual EL SEÑOR les dará, 3prepararán una ofrenda por fuego al SEÑOR, ya sea una ofrenda quemada o un sacrifico para cumplir un voto o una ofrenda voluntaria, o una ofrenda en sus fiestas, para producir un aroma agradable para EL SEÑOR, de la manada o del rebaño.

4Tienen que ofrecerle al SEÑOR una ofrenda quemada, al igual que una ofrenda de cereal de una décima de una efa de harina fina amasada con un cuarto de litro de aceite. 5Tú también tienes que ofrecer una ofrenda quemada, o para el sacrificio, un cuarto de litro de vino para la ofrenda de bebida por cada cordero.
6Si están ofreciendo un carnero, tienen que preparar una ofrenda de grano, dos décimas de una efa de harina fina amasada con un tercio de un litro de aceite. 7Para las ofrendas de bebidas, deben ofrecer un tercio de un litro de vino. Producirá un aroma agradable para EL SEÑOR.
8Cuando preparen un toro como una ofrenda quemada o como un sacrificio para cumplir un voto, o como una ofrenda de paz para EL SEÑOR, 9luego tienen que ofrecer con el toro una ofrenda de grano de tres décimas de un efa de harina fina amasada con un litro de aceite. 10Ustedes tienen que ofrecerla como la ofrenda de bebida medio litro de vino, como una ofrenda hecha por fuego, para producir un aroma agradable para EL SEÑOR.
11Tiene que ser hecho de esta manera por cada toro, por cada carnero y por cada cordero o cabrito. 12Cada sacrificio que prepraren y ofrezcan tiene que ser hecho como está descrito aquí. 13Todos los que son nativos israelitas tienen que hacer estas cosas de esta manera, cuando cualquiera traiga una ofrenda hecha por fuego, para producir un aroma que sea agradable para EL SEÑOR.
14Si un extranjero se está quedando con ustedes, o quien sea que viva entre ustedes por las generaciónes de su pueblo, tiene que hacer una ofrenda hecha por fuego, para producir un aroma agradable para EL SEÑOR. Tiene que actuar como ustedes actúan. 15Tiene que haber la misma ley para la comunidad y para el extranjero que se quede con ustedes, una ley permanente para las generaciones de su pueblo. Como ustedes son, así también tiene que ser el viajero que se quede con ustedes. Él tiene que actuar como ustedes actúan ante EL SEÑOR. 16La misma ley y decreto tiene que aplicarse a ustedes y al extranjero que se está quedando con ustedes.'"
17Otra vez EL SEÑOR habló a Moisés. Él dijo: 18"Habla al pueblo de Israel y diles: 'Cuando vayan a la tierra donde Yo los llevaré, 19cuando coman la comida producida en la tierra, tienen que ofrecer una ofrenda y presentármela a Mí.
20Desde su primera masa tienen que ofrecer una rebanada para levantarla como una ofrenda levantada del suelo de trillar. Tienen que levantarla de esta manera. 21Tienen que dármela a Mí como una ofrenda levantada por las generaciones de su pueblo, desde la primera masa.
22Algunas veces pecarán sin intención de hacerlo, cuando no obedezccan todas estas órdenes que Yo he hablado a Moisés-- 23todo lo que Yo les he ordenado a través de Moisés desde el día que Yo comencé a darles órdenes y en adelante por las generaciones su pueblo. 24En el caso de pecado sin intención sin el conocimiento de la comunidad, entonces toda la comunidad tiene que ofrecer un becerro como una ofrenda quemada para producir un aroma agradable para EL SEÑOR. Junto con esto tiene que ser hecha una ofrenda de grano y ofrenda de bebida, como ordenado por la ley, y un macho cabrío como una ofrenda de pecado.
25El sacerdote tiene que hacer una expiación por toda la comunidad del pueblo de Israel. Serán perdonados porque el pecado fue un error. Han traído sus sacrificios, una ofrenda hecha por fuego para Mí. Han traído su ofrenda por el pecado ante Mí por su error. 26Luego toda la comunidad del pueblo de Israel será perdonada, y también los extranjeros que se estén quedando con ellos, porque todo el pueblo cometió el pecado sin intención.
27Si una persona peca sin intención, entonces debe ofrecer una cabra de un año como una ofrenda por el pecado. 28El sacerdote tiene que hacer una expiación ante EL SEÑOR por la persona que peque sin intención. La persona será perdonada cuando la expiación haya sido hecha. 29Tienen que tener la misma ley para el que haga algo sin intención, la misma ley para el que es nativo entre el pueblo de Israel y para los extranjeros que se estén quedando entre ustedes.
30Pero la persona que haga algo en desafío, ya sea el nativo o un extranjero, me blasfema a Mí. Esa persona debe ser cortada de su pueblo. 31Porque ha despreciado Mi palabra y ha roto Mi mandamiento, esa persona debe ser cortada completamente. Su pecado va a estar sobre él.'"
32Mientras el pueblo de Israel estaba en el desierto, encontraron a un hombre juntando leña en el día de reposo. 33Aquellos que lo encontraron lo trajeron a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad. 34Lo mantuvieron en custodia porque no había sido declarado lo que debía hacerse con él.
35Luego EL SEÑOR dijo a Moisés: "El hombre ciertamente debe morir. Toda la comunidad debe apedrearlo con piedras fuera del campamento." 36Así que, toda la comunidad lo llevó fuera del campamento y lo apedreó hasta la muerte como EL SEÑOR le había ordenado a Moisés.
37Otra vez EL SEÑOR habló a Moisés. Él dijo: 38"Háblale a los descendientes de Israel y ordénales que se hagan flecos para que cuelguen de los bordes de sus ropas, para colgarlas de cada borde con un cordón azúl. Deben hacer esto por las generaciones de su pueblo. 39Esto será un recordatorio especial para ustedes de todos mis mandamientos cuando los vean, para que no vean sus propios corazones, y sus propios ojos y se prostituyan.
40Hagan esto para que puedan traer a la memoria y obedecer todos mis mandamientos, y para que puedan ser santos, apartados para Mí, su Dios. 41Yo soy EL SEÑOR su Dios, quien los sacó de la tierra de Egipto, para convertirme en su Dios. Yo soy EL SEÑOR su Dios."

16

1Coré, hijo de Izhaer, hijo de Coat, hijo de Leví, junto a Datán y Abiram, hijos de Eliab, y On, hijo de Pelet, descendientes de Rubén, reunieron algunos hombres. 2Se levantaron en contra de Moisés, junto con otros hombres del pueblo de Israel, doscientos cincuenta jefes de la comunidad, que eran muy conocidos en la comunidad. 3Se reunieron en asamblea juntos para confrontar a Moisés y Aarón. Les dijeron: "¡Ustedes han ido muy lejos! Toda la comunidad está separada para EL SEÑOR, cada uno de ellos, y EL SEÑOR está entre ellos. ¿Por qué ustedes se levantan por encima del resto de la comunidad del SEÑOR?

4Cuando Moisés escuchó eso, se acostó, rostro en tierra. 5Habló a Coré y a todos los que estaban con él: "En la mañana EL SEÑOR dará a conocer quién le pertenece a Él y quién está separado de Él. Él traerá a esa persona cerca de Él. Al que Él escoja, Él lo atraerá cerca de Sí mismo.
6Haz esto, Coré y todo tu grupo. Toma incensarios 7mañana y coloca fuego y pon incienso en ellos ante EL SEÑOR. El que EL SEÑOR escoja, ese hombre será apartado para EL SEÑOR. Ustedes han ido muy lejos, ustedes descendientes de Leví."
8Otra vez, Moisés dijo a Coré: "Ahora escuchen, descendientes de Leví: 9¿es para ustedes cosa pequeña que el Dios de Israel los haya separado de la comunidad de Israel, para atraerlos cerca de Él, para hacer trabajo en la tienda reunión del SEÑOR, y para estar en pie ante la comunidad para servirles? 10Él te ha traído cerca, y todos tus hermanos, los descendientes de Leví, contigo, ¡aún así estás buscando el sacerdocio también! 11Eso es porque tú y todo tu grupo se ha reunido en contra del SEÑOR. ¿Así que por qué te estás quejando de Aarón, quien obedece al SEÑOR?"
12Entonces Moisés llamó a Datán y Abiram, los hijos de Eliab, pero ellos dijeron: "Nosotros no iremos. 13¿Es una cosa pequeña que tú nos hayas sacado de una tierra que fluye leche y miel, para matarnos en el desierto? ¡Ahora quieres hacerte gobernante sobre nosotros! 14Ademas, tú no nos has traído a una tierra que fluye leche y miel, ni nos has dado campos y viñas como herencia. ¿Ahora quieres cegarnos con promesas vacías? Nosotros no iremos a ti."
15Moisés estaba muy enojado y le dijo al SEÑOR: "No respetes su ofrenda. No he tomado un asno de ellos, y no he dañado a ninguno de ellos." 16Entonces Moisés le dijo a Coré: "Mañana tú y tu companía debe ir ante EL SEÑOR-- tú y ellos, y Aarón. 17Cada uno de ustedes debe tomar su incesario y colocar incienso en él. Entonces cada hombre debe traer ante EL SEÑOR su incensario, doscientos cincuenta incensarios. Tú y Aarón, también, debe cada uno traer su insensario."
18Así que cada hombre tomó su incensario, colocó fuego en él, y puso incienso en él, y se detuvieron a la entrada de la tienda de reunión con Moisés y Aarón. 19Coré reunió toda la comunidad en contra de Moisés y Aarón a la entrada de la tienda de reunión, y la gloria del SEÑOR apareció a toda la comunidad.
20Entonces EL SEÑOR le habló a Moisés y a Aarón: 21"Sepárense ustedes de entre esta comunidad para que Yo los consuma a ellos inmediatamente." 22Moisés y Aarón se acostaron boca abajo y dijeron: "Dios, Dios de los espíritus de toda la humanidad, si un hombre peca, ¿debes Tú estar enojado con toda la comunidad?"
23El SEÑOR respondió a Moisés. Y Él dijo: 24"Habla a la comunidad. Diles: 'Aléjense de la tienda de Coré, Datán y Abiram.'"
25Entonces Moisés se levantó y fue a Datán y Abiram; los ancianos de Israel lo siguieron. 26Él habló a la comunidad y dijo: "Ahora dejen las tiendas de estos hombres malvados y no toquen nada de ellos, o ustedes serán consumidos por todos sus pecados." 27Así que la comunidad de todos los lados de las tiendas de Coré, Datán y Abiram los dejaron. Datán y Abiram salieron y se detuvieron a la entrada de sus tiendas, con sus esposas, hijos y sus pequeños.
28Entonces Moisés dijo: "De esta manera ustedes sabrán que EL SEÑOR me ha enviado a hacer todos estos trabajos, por cuanto no los he hecho por mi propia cuenta. 29Si estos hombres mueren de muerte natural como normalmente ocurre, entonces EL SEÑOR no me ha enviado a mí. 30Pero si EL SEÑOR crea una abertura en la tierra que se los trague como una boca grande, junto a todas sus familias, y si bajan vivos al Seol, entonces ustedes deben comprender que estos hombres han despreciado al SEÑOR."
31Tan pronto Moisés terminó de hablar estas palabras, la tierra se abrió debajo de estos hombres. 32La tierra abrió su boca y se los tragó a ellos, sus familias y toda la gente que pertenecía a Coré, como también todas sus posesiones.
33Ellos, y todos en sus familias, bajaron vivos al Seol. La tierra se cerró sobre ellos, y de esta manera perecieron de en medio de la comunidad. 34Todo Israel alrededor de ellos huyeron de sus gritos. Ellos exclamaron: "¡La tierra puede tragarnos a nosotros también!" 35Entonces fuego salió del SEÑOR y devoró a los 250 hombres que habían ofrecido incienso.
36Otra vez EL SEÑOR le habló a Moisés y ÉL dijo: 37"Habla a Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, y permítele tomar los incensarios de las llamas, por cuanto los incensarios son separados para Mí. Entonces, déjale regar los carbones encendidos a una distancia. 38Toma los incensarios de aquellos que perdieron sus vidas por su pecado. Deja que sean hechos platos amartillados como una cubierta sobre el altar. Esos hombres los ofrecieron delante de Mí, así que están separados para Mí. Serán una señal de mi presencia al pueblo de Israel."
39Eleazar el sacerdote tomó los incensarios de bronce que habían usado los hombres que fueron quemados, y fueron amartillados en una cubierta para el altar, 40para ser un recordatorio al pueblo de Israel, para que ningún forastero que no fuera descendiente de Aarón pudiera venir a quemar incienso delante del SEÑOR, para que no vinieran a ser como Coré y su grupo-- tal como EL SEÑOR lo había mandado a través de Moisés.
41Pero la siguiente mañana toda la comunidad del pueblo de Israel se quejó contra Moisés y Aarón. Ellos dijeron: "Ustedes han matado a la gente del SEÑOR." 42Entonces ocurrió, cuando la comunidad se reunió en contra de Moisés y Aarón, que miraron hacia la tienda de reunión y, he aquí, la nube la estaba cubriendo. La gloria del SEÑOR apareció, 43y Moisés y Aarón vinieron al frente de la tienda de reunión.
44Entonces EL SEÑOR le habló a Moisés. Y Él dijo: 45"Aléjate del frente de esta comunidad para que Yo pueda consumirlos inmediatamente." Entonces Moisés y Aarón se acostaron boca abajo. 46Moisés le dijo a Aarón: "Toma el incensario, pon fuego en él del altar, pon incienso en él, llévalo rápidamente a la comunidad, y haz expiación por ellos, porque ira está viniendo del SEÑOR. La plaga ha comenzado."
47Así que Aarón hizo según Moises le indicó. Corrió al centro de la comunidad. La plaga había comenzado a extenderse entre la gente, así que él puso incienso e hizo expiación por el pueblo. 48Aarón se paró entre los muertos y los vivos; de esta forma la plaga se detuvo.
49Aquellos muertos por la plaga fueron 14, 700 en número, además de aquellos muertos en el asunto de Coré. 50Aarón regresó a Moisés en la entrada de la tienda de reunión, y la plaga cesó.

17

1El SEÑOR le habló a Moisés. Y Él dijo: 2"Habla al pueblo de Israel y consigue varas de ellos, una por cada tribu ancestral, doce varas. Escribe el nombre de cada hombre en su vara.

3Debes escribir el nombre de Aarón en la vara de Leví. Debe haber una vara por cada jefe de la tribu de sus antepasados. 4Debes colocar las varas en la tienda de reunión al frente de la ley del pacto, donde yo me reuno contigo. 5Pasará que la vara del hombre que Yo escoja florecerá. Yo haré que las quejas del pueblo de Israel se detengan, los que están hablando en contra de tí."
6Así que Moisés habló al pueblo de Israel. Todos los jefes de las tribus le dieron varas, una vara por cada jefe, seleccionada de cada tribu ancestral, doce varas en total. La vara de Aarón estaba entre ellas. 7Entonces Moisés puso las varas delante del SEÑOR en la tienda de los decretos del pacto.
8Al siguiente día, Moisés entró a la tienda de las leyes del pacto y, he aquí, la vara de Aarón para la tribu de Leví había florecido. ¡Le crecieron brotes y produjo flores y almendras maduras! 9Moisés trajo fuera todas las varas de delante del SEÑOR a todo el pueblo de Israel, y cada hombre tomó su vara.
10El SEÑOR le dijo a Moisés: "Pon la vara de Aarón al frente de las leyes del pacto. Manténla como una señal de culpa en contra del pueblo que se rebeló, de manera que termines las quejas en mi contra, o ellos morirán." 11Moisés hizo tal como EL SEÑOR le había mandado.
12El pueblo de Israel habló a Moisés y dijo: "Nosotros moriremos aquí. ¡Nosotros todos pereceremos! 13Todos los que vengan, que se acerquen a la tienda de reunión del SEÑOR, morirán. ¿Debemos todos perecer?"

18

1El SEÑOR le dijo a Aaron: "Tú, tus hijos, y la familia de tus antepasados serán responsables por todos los pecados cometidos en contra del santuario. Pero solo tú y tus hijos serán responsables por los pecados cometidos por cualquiera en el sacerdocio. 2En cuanto a tus compañeros, miembros de la tribu de Leví, la tribu de tus antepasados, debes traerlos contigo para que ellos se unan a ti y te ayuden cuando tú y tus hijos sirvan frente a la tienda de las leyes del pacto.

3Deben servirte a ti y a toda la tienda. Sin embargo, no deben acercarse a nada del lugar santo o relacionado al altar, o ellos y tú también, morirán. 4Deben unirse a ti y cuidar de la tienda de reunión, para todo el trabajo relacionado a la tienda. Un extranjero no debe acercarse a ustedes. 5Tú debes tomar la responsabilidad del lugar santo y del altar, para que mi enojo no esté sobre el pueblo de Israel otra vez.
6Mira, yo mismo he escogido a tus compañeros, de los levitas de entre los descendientes de Israel. Ellos son un regalo para ti, dado a mi para hacer el trabajo relacionado a la tienda de reunión. 7Pero sólo tú y tus hijos pueden ejercer el sacerdocio, relacionado a el altar y todo lo de dentro de la cortina. Deben llenar estas responsabilidades. Les estoy dando el sacerdocio como un regalo. Cualquier extranjero que se acerque se debe morir."
8Luego El SEÑOR le dijo a Aarón: "Mira, Yo te he dado la tarea de manejar las ofrendas levantadas a mí, y todas las santas ofrendas que el pueblo de Israel me dé a Mí. Yo les he dado estas ofrendas a tí y a tus hijos como su porción para siempre. 9Estas son las cosas muy santas, llevadas al fuego: de toda ofrendas de ellos, toda ofrenda de granos y toda ofrenda de culpa, ellas son muy santas para ti y para tus hijos.
10Estas ofrendas son muy santas, todo varón debe comerlas, pues son santas para ti. 11Estas son las ofrendas que pertences a ti: sus regalos, todas las ofrendas mecidas del pueblo de Israel. Te las he dado a ti, y a tus hijos y a tus hijas, como su porción para siempre. Todos los que estén limpios en tu familia puede comer cualquiera de estas ofrendas.
12Todo lo mejor del aceite, todo lo mejor del vino nuevo y grano, las primeras frutas que el pueblo me dé a Mí- todas estas cosas las he dado a ti. 13Los primeros productos maduros de todo lo que hay en su tierra, que traen a mi, serán tuyos. Todos los que están limpios en tu familia pueden comer estas cosas.
14Toda cosa dedicada en Israel, será tuya. 15Todo lo que abre el vientre, todos los primogénitos, los que el pueblo ofrece al SEÑOR, tanto de hombre y animal, será tuyo. Pero, el pueblo debe pagar de nuevo todo hijo primogénito, y deben pagar de nuevo el primogénito varón de animales impuros. 16Aquellos que serán pagados de nuevo por el pueblo deben ser pagados de nuevo después de cumplir un mes. Luego la gente podrá pagarlos de nuevo, por el precio de cinco siclos, por el peso estándar del siclo santuario, lo que equivale a veinte geras.
17Pero el primogénito de una vaca, o el primogénito de una oveja, o el primogénito de una cabra- no debes pagar de nuevo estos animales; serán apartados para Mi. Debes rociar su sangre en el altar y quemar su grasa como una ofrenda de fuego, un aroma agradable al SEÑOR. 18Su carne será tuya. Como el pecho levantado y muslo derecho, su carne será para ti.
19Todas las santas ofrendas que el pueblo de Israel presentó al SEÑOR, yo te las he dado a ti, y a tus hijos y a tus hijas contigo, como porción para siempre. Es un pacto eterno de sal, un pacto de unión para siempre, delante del SEÑOR tanto para ti y para tus descendientes contigo." 20El SEÑOR le dijo a Aarón: "Tú no tendrás ninguna herencia en la tierra del pueblo, ni tampoco tendrás ninguna porción de propiedad en medio del pueblo. Yo soy tu porción y tu herencia en medio del pueblo de Israel."
21A los descendientes de Leví,, yo les he dado todos los diezmos en Israel como su herencia en cambio del servicio que ha provisto trabajando en la tienda de reunión. 22De ahora en adelante el pueblo de Israel no debe acercarse a la tienda de reunión, o serán responsables por este pecado y morirán.
23Los levitas deberán hacer el trabajo relacionado a la tienda de reunión. Serán responsables de cualquier pecado relacionado a esto. Esto será ley para siempre a través de las generaciones de tu pueblo. Dentro del puebo de Israel no deben tener ninguna herencia. 24Por los diezmos del pueblo de Israel, lo que ofrecen como contribución a mi - es esto lo que les he dado a los levitas como su herencia. Es por esto que les he dicho: 'No deben tener herencia dentro del pueblo de Israel.'
25El SEÑOR le habló a Moisés y ÉL dijo: 26"Tú deberás hablar con los levitas y decirles: Cuando recibas del pueblo de Israel los diezmos que te he dado de ellos como tu herencia, debes presentar una contribución al SEÑOR, un décimo del diezmo. 27Tu contribución debe ser considerada por ti como si fuera un décimo del grano de la era o de la producción de vino."
28Así que, tú también deberás hacer una contribución al SEÑOR de todos los diezmos que tú recibas del pueblo de Israel. Ellos deberás dar su contribución a Aarón, el sacerdote. 29De todos los regalos que recibas, deberás hacer un regalo al SEÑOR. Esto deberás hacerlo de todo las mejores y santísimas cosas que sean dadas a ti.'
30Por lo tanto, debes decirle a ellos: 'Cuando presentes lo mejor de ello, entonces debe ser de los levitas, como producto de la era y del vino. 31Tú puedes comer el resto de tus regalos en cualquier lugar, tú y tus familias, porque es tú paga en cambio de tu trabajo en la tienda de reunión. 32Tú no debes incurrir en culpa al comerlo y beberlo, si has presentado al SEÑOR lo mejor de lo que has recibido. Pero no debes profanar las santas ofrendas del pueblo de Israel, o morirás."'

19

1El SEÑOR le habló a Moisés y a Aarón. Y Él dijo: 2"Esto es un estatuto, una ley que Yo les estoy ordenando: Digan a la gente de Israel que deben traer a ustedes una novilla roja sin defecto o mancha, y que nunca ha llevado un yugo.

3Entreguen la novilla a Eleazar el sacerdote. Debe traerla fuera del campamento, y alguien debe matarla frente a él. 4Eleazar el sacerdote debe tomar parte de la sangre con su dedo y rocíarla siete veces frente a la tienda de reunión. 5Otro sacerdote debe quemar la novilla a su vista. Debe quemar su cuero, su carne y su sangre con su estiércol. 6El sacerdote debe tomar madera de cedro, hisopo y lana escarlata, y arrojarlo todo en medio del fuego en que arde la novilla.
7Entonces, debe lavar sus ropas y bañarse en agua. Entonces, puede entrar al campamento, en donde permanecerá inmundo hasta la noche. 8El que haya quemado la novilla debe lavar sus ropas en agua y bañarse en agua. Quedará inmundo hasta el atardecer.
9Alguien que esté limpio debe recoger las cenizas de la novilla y ponerlas fuera del campamento en un lugar limpio. Estas cenizas deben ser guardadas para la comunidad de la gente de Israel. Ellos mezclarán las cenizas con agua para la purificación de pecado, ya que las cenizas fueron una ofrenda por el pecado. 10El que recoja las cenizas de la novilla debera lavar sus ropas. Permanecerá inmundo hasta el atardecer. Esto será una ley para siempre para la gente de Israel y los extranjeros que se queden con ellos.
11Cualquiera que toque el cuerpo muerto de cualquier hombre será inmundo por siete días. 12Tal persona debe purifícarse a sí mismo en el tercer día y en el séptimo día. Entonces será limpio. Pero si no se purifíca a sí mismo en el tercer día, entonces no será limpio en el séptimo día. 13Cualquiera que toque una persona muerta, el cuerpo de un hombre que haya muerto, y no se limpie a sí mismo-- esta persona contamina la tienda de reunión del SEÑOR. Esa persona deberá ser cortada de Israel porque el agua de la impureza no fue rocíada sobre él. Quedará inmundo, su impureza permanecerá en él.
14Esta es la ley para cuando alguien muera en una tienda. Cualquiera que entre en la tienda y cualquiera que ya esté en la tienda será inmundo por siete días. 15Cada envase abierto sin tapa se volverá inmundo. 16Similarmente, cualquiera fuera de la tienda quien toque a alguien que haya sido asesinado por la espada, cualquier otro cuerpo muerto, hueso humano, o tumba-- esa persona será inmunda por siete días.
17Haz esto por la persona inmunda: toma algo de ceniza de la ofrenda por el pecado quemada y mézclalas en una jarra con agua fresca. 18Alguien que esté limpio debe tomar hisopo, mojarlo en el agua, y rociarlo en la tienda, en todos los envasess de la tienda, en las personas que estuvieron ahí, y sobre cualquiera que tocó hueso, el que fue asesinado, el que haya muerto, o la tumba. 19En el tercer día y en el séptimo día, la persona limpia debe rociar la persona inmunda. En el séptimo día la persona inmunda debe purifícarse a sí mismo. Él debe lavar sus ropas y bañarse en agua. En la noche, él se volverá limpio.
20Pero cualquiera que permanezca inmundo, quien no quiera purificarse a sí mismo-- esa persona será cortada de la comunidad, porque él ha contaminado el santuario del SEÑOR. El agua para la impureza no será rociada en él; él quedará inmundo. 21Esto será una ley para siempre sobre estas situaciones. El que rocíe el agua para la impureza debe lavar sus ropas. El que toque el agua para la impureza se volverá inmundo hasta el atardecer. 22Lo que sea que la persona inmunda toque se volverá inmundo. La persona que lo toque se volverá inmunda hasta el atardecer."

20

1Así que todo el pueblo de Israel, toda la comunidad, fue al desierto de Zin en el primer mes; se quedaron en Cades. Allí, Miriam murió y fue enterrada.

2No había agua para la comunidad, así que se reunieron en contra de Moisés y Aarón. 3El pueblo se quejó contra Moisés. Decían: "¡Hubiera sido mejor si hubiéramos muerto cuando nuestros compañeros Israelitas murieron frente al SEÑOR!
4¿Por qué has traído la comunidad del SEÑOR a este desierto para morir aquí, nosotros y nuestros animales? 5¿Por qué nos has hecho salir de Egipto para traernos a este horrible lugar? Aquí no hay semilla, higos, viñas o granadas, y no hay agua para beber.''
6Así que Moisés y Aarón se fueron de en frente de la asamblea. Fueron a la entrada de la tienda de reunión y se acostaron boca abajo. Allí la gloria del SEÑOR se les apareció a ellos.
7El SEÑOR habló a Moisés y dijo: 8''Agarra la vara y reúne a la comunidad, tú, y Aarón, tu hermano. Háblale a la roca ante sus ojos, y ordénale que fluya agua. Tú producirás agua para ellos de esa roca, y tienes que dársela a la comunidad y a su ganado para beber.'' 9Moisés agarró la vara de delante del SEÑOR, como EL SEÑOR le había ordenado que hiciera.
10Entonces Moisés y Aarón reunieron a la asamblea frente a la roca. Moisés les dijo: ''Escuchen ahora, ustedes rebeldes. ¿Tenemos que sacar agua de esta roca para ustedes?'' 11Luego Moisés levantó su mano y golpeó la roca dos veces con su vara, y mucha agua salió. La comunidad bebió, y su ganado bebió.
12Entonces EL SEÑOR le dijo a Moisés y a Aarón: "Porque no confiaron en Mí ni Me honraron como Santo ante los ojos del pueblo de Israel, ustedes no llevaran esta asamblea a la tierra que Yo les he dado.'' 13Este lugar fue llamado las aguas de Meriba, porque el pueblo de Israel había discutido con EL SEÑOR allí, y Él se mostró a Sí mismo a ellos como Santo.
14Moisés envió mensajeros desde Cades al rey de Edom: Tu hermano Israel dice esto:"Tú sabes todas las dificultades que nos han ocurrido a nosotros. 15Tú sabes que nuestros antepasados bajaron a Egipto y vivieron en Egipto por un largo tiempo. Los egipcios nos trataron duramente y también a nuestros antepasados. 16Cuando nosotros clamamos al SEÑOR, Él escuchó nuestra voz y envió un ángel y nos sacó de Egipto. Mira, estamos en Cades, una ciudad en la frontera de tu tierra.
17Te estoy pidiendo que nos dejes pasar por tu tierra. Nosotros no pasaremos por tus campos o viñedos, ni beberemos las aguas en tus pozos. Iremos por el camino de los reyes. No nos desviaremos ni a mano derecha ni a la izquierda hasta que hayamos pasado tus fronteras.''
18Pero el rey de Edom le contestó a él: ''Tú no puedes pasar por aquí. Si lo haces, yo vendré con espada a atacarte.'' 19Entonces el pueblo de Israel le dijo a él: "Iremos por el camino principal. Si nosotros o nuestro ganado bebe de tu agua, pagaremos por ella. Sólo déjanos caminar a pie, sin hacer nada más.''
20Pero el rey de Edom respondió: "Ustedes no podrán pasar.'' Así que el rey de Edom vino contra Israel con mano dura con muchos soldados. 21El rey de Edom se negó a dejar a Israel cruzar por su frontera. A causa de esto, Israel se alejó de la tierra de Edom.
22Así el pueblo viajó desde Cades. El pueblo de Israel, toda la comunidad, vino al Monte Hor. 23El SEÑOR habló a Moisés y Aarón en el Monte Hor, en la frontera de Edom. Él dijo: 24"Aarón tiene que ser reunido a su gente, porque él no entrará a la tierra que le he dado al pueblo de Israel. Esto es porque ustedes dos se rebelaron contra Mi palabra en las aguas de Meriba.
25Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y súbelos al Monte Hor. 26Quítale a Aarón las vestiduras sacerdotales y pónselas a Eleazar su hijo. Aarón tiene que morir y ser reunido a su gente ahí.''
27Moisés hizo lo que EL SEÑOR mandó. Subieron al Monte Hor a la vista de toda la comunidad. 28Moisés tomó las vestiduras sacerdotales de Aarón y se las puso a su hijo Eleazar. Aarón murió allí en la cima de la montaña. Entonces Moisés y Eleazar bajaron. 29Cuando toda la comunidad vio que Aarón estaba muerto, la nación entera lloró a Aarón por treinta días.

21

1Cuando el Rey cananeo de Arad que vivía en el Neguev, escuchó que el pueblo de Israel estaba pasando por el camino hacia Atarim, el peleó contra Israel y tomó algunos de ellos cautivos. 2Israel se acostó boca abajo al SEÑOR y dijo: "Si nos das la victoria sobre estas personas, entonces nosotros destruiremos sus cuidades completamente." 3El SEÑOR escuchó la voz de Israel y Él le dió la victoria sobre los cananeos. Ellos destruyeron sus ciudades completamente. El lugar fue llamado Horma.

4Ellos viajaron desde el Monte Hor por el camino hacia el Mar de Juncos para ir alrededor de la tierra de Edom. El pueblo se sintió muy desanimado en el camino. 5El pueblo habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos has traído fuera de Egipto para morir en el desierto? No hay pan, no hay agua y detestamos esta comida miserable."
6Entonces El SEÑOR envió serpientes venenosas entre el pueblo. Las serpientes mordieron a la gente; muchos murieron. 7El pueblo fue a Moisés y le dijeron: "Hemos pecado porque hemos hablado contra El SEÑOR y contra ti. Ora a El SEÑÓR para que Él aleje las serpientes de nosotros." Así oró Moisés para su pueblo.
8El SEÑOR le dijo a Moisés: "Haz una serpiente y átala a un poste. Sucederá que todo el que fuera mordido sobrevivirá, si la ve." 9Así que, Moisés hizo una serpiente de bronce y la ató a un poste. Cuando una serpiente mordía a una persona si él veia la serpiente, él sobrevivía.
10El pueblo de Israel continuó viajando y acamparon en Obot. 11Viajaron desde allí y acamparon en Ije Abarim en el desierto frente a Moab hacia el este.
12Desde allí viajaron y acamparon en el Valle de Zered. 13Desde allí continuaron su marcha y acamparon al otro lado del Río Arnón, que está en el desierto que se extiende desde la frontera de los Amorreos. El Río Arnón forma la frontera entre Moab y los Amorreos.
14Por eso se dice en el rollo de las Guerras de El SEÑOR: "Vaheb está en Sufa, en los valles de Arnón, 15la pendiente de los valles que descansan en el pueblo de Ar y baja hacia la frontera de Moab.
16De allí continuaron hacia Beer, donde está el pozo donde El SEÑOR le dijo a Moisés: "Reune al pueblo para darle agua."
17Entonces cantó Israel este cántico: "Levántate, pozo". Canten sobre él. 18El pozo que nuestros jefes cavaron, el pozo que los nobles cavaron con su cetro y sus varas." Desde el desierto viajaron a Mataná.
19Desde Mataná viajaron a Nahaliel, y de Nahaliel a Bamot, 20y de Bamot a un valle en la tierra de Moab. Allí es donde la cima del Monte Pisga mira hacia abajo al desierto.
21Entonces Israel envió mensajeros al Rey Sehón de los Amorreos diciendo: 22"Déjanos pasar por tu tierra. No nos desviaremos a ningún campo o viña. No tomaremos las aguas de sus pozos. Viajaremos por el camino del Rey hasta que crucemos tu fronteras." 23Pero el Rey Sehón no permitiría que Israel pasara por sus fronteras. En su lugar, Sehón reunió todo su ejército y atacaron a Israel en el desierto. Él vino a Jahaza, donde peleó contra Israel.
24Israel atacó el ejército de Sehón a filo de espada y tomó sus tierras desde Arnón hasta el río Jaboc, tan lejos como la tierra del pueblo de los amonitas. Ahora la fronteras de los amonitas estaba fortificada. 25Israel tomó todas las ciudades de los Amorreos y vivió en todas, incluyendo Hesbón y todas sus aldeas. 26Hesbón era la ciudad del Rey Sehón de los amorreos, quien había peleado contra el rey anterior de Moab. Sehón había tomado toda su tierra desde su territorio hasta el Río Arnón.
27Por eso aquellos que hablan en proverbios diciendo: "Vengan a Hesbón. Dejen que la ciudad de Sehón sea reconstruída y establecida nuevamente. 28Fuego salió de Hesbón, una llama desde la ciudad de Sehón que devoró Ar de Moab, y los dueños de los lugares altos de Arnón.
29¡Ay de ti, Moab! Ustedes han perecido, pueblo de Quemos. Él ha hecho que sus hijos sean fugitivos y sus hijas sean prisioneras del rey Sehón de los amorreos. 30Pero nosotros hemos conquistado Sehón. Hesbón está devastada hasta Dibón. Nosotros los hemos derrotado hasta Nofa, que llega hasta Medeba."
31Así que, comenzó Israel a vivir en la tierra de los amorreos. 32Entonces Moisés envió hombres a observar a Jazer. Tomaron sus aldeas y expulsaron a los amorreos que estaban allí.
33Luego dieron vuelta y subieron por el camino de Basán. Og, el rey de Basán, salió en contra de ellos, él y todo su ejército, para pelear en Edrei. 34Entonces El SEÑOR dijo a Moisés: "No le temas, porque Yo te he dado victoria sobre él, sus ejércitos y sus tierras. Hazle a él como le hiciste al rey de los amorreos, Sehón, que vivió en Hesbón." 35Lo mataron a él, sus hijos y todo su ejército hasta que no quedó nadie vivo. Y se apoderaron de sus tierras.

22

1La gente de Israel continuó viajando hasta que acamparon en los llanos de Moab cerca de Jericó, en el otro lado del río Jordán desde la ciudad.

2Balac hijo de Zipor vió todo lo que Israel le había hecho a los amorreos. 3Moab estaba muy asustado de la gente porque eran muchos, y Moab estaba en terror del pueblo de Israel. 4El rey de Moab dijo a los ancianos de Madián: "Esta multitud se comerá todo lo que está alrededor nuestro así como un buey come la hierba en un campo." Balac hijo de Zipor era rey de Moab en aquél tiempo.
5Él envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor que está por el río Éufrates, en la tierra de su nación y su gente. Él lo llamó y dijo: "Mira, una nación ha venido aquí desde Egipto. Ellos cubren toda la tierra y están ahora mismo aqui junto a mí. 6Así que, por favor ven ahora y maldice esta nación por mí, porque ellos son muy fuertes para mí. Tal vez entonces pueda lograr atacarlos y sacarlos de la tierra. Sé que todo el que bendigas será bendito, y cualquiera que maldigas será maldito."
7Así que, los ancianos de Moab y los anciaos de Madián se fueron, tomando el pago para la adivinación. Ellos vinieron a Balaam y habló a ellos las palabras de Balac. 8Balaam dijo a ellos: "Quédense aquí esta noche. Yo traeré a ustedes lo que EL SEÑOR me diga." Así que, los jefes de Moab se quedaron con Balaam esa noche.
9Dios vino a Balaam y dijo: "¿Quienes son estos hombres que vinieron a ti?" 10Balaam le respondió a Dios: "Balac hijo de Zipor, rey de Moab, los ha enviado a mí. Él dijo: 11'Mira, la gente que vino desde Egipto cubren toda mi tierra. Ahora, ven y maldícelos por mí. Tal vez yo logre luchar contra ellos y sacarlos.'
12Dios respondió a Balaam: "Tú no debes ir con esos hombres. Tú no debes maldecir la gente de Israel porque ellos han sido bendecidos." 13Balaam se levantó en la mañana y dijo a los jefes de Balac: "Vuelvan a su tierra pues EL SEÑOR se rehúsa a permitirme ir con ustedes." 14Así que, los jefes de Moab se fueron y se volvieron a Balac. Ellos dijeron, "Balaam se rehúso a venir con nosotros."
15Balac envió entonces más jefes que eran más honrados que el primer grupo. 16Ellos vinieron a Balaam y le dijeron: "Balac hijo de Zipor dice esto 'Por favor no permitas que nada te detenga de venir a mí, 17porque yo te pagaré extremadamente bien y te daré gran honor, y haré todo lo que me digas que haga. Así que, por favor ven y maldice a esta gente por mí.'"
18Balaam respondió y dijo a los hombres de Balac: "Aún si Balac me diera su palacio lleno de plata y oro, no puedo ir más allá de la palabra del SEÑOR, mi Dios, y hacer menos o más de lo que Él me dice. 19Ahora pues, por favor esperen aquí esta noche tambíen, para que yo pueda aprender algo más de lo que EL SEÑOR me dice." 20Dios vino a Balaam de noche y le dijo: "Ya que estos hombres vinieron a convocarte, levántate y ve con ellos. Pero haz solo lo que Yo te diga que hagas."
21Balaam se levantó en la mañana, ensilló a su burra, y fue con los jefes de Moab. 22Pero como fue, la ira de Dios se encendió. El ángel del SEÑOR se puso en medio del camino como un enemigo hacia Balaam, que estaba montando sobre su burra. Los dos sirvientes de Balaam también estaban con él. 23La burra vió el ángel del SEÑOR parado en el camino con su espada desenvainada en su mano. La burra giró fuera del camino y se fue dentro de un campo. Balaam golpeó a la burra para que girára hacia el camino.
24Entonces el ángel del SEÑOR se paró en una parte angosta del camino entre algunos viñedos, con una pared a su lado derecho y otra pared a su lado izquierdo. 25La burra vió al ángel del SEÑOR de nuevo. Fue contra la pared y atoró el pie de Balaam contra ella. Balaam la golpeó de nuevo.
26El ángel del SEÑOR fue más allá y se paró en otro lugar angosto donde no había manera de girar a ningún lado. 27La burra vió al ángel del SEÑOR, y se acostó bajo Balaam. La ira de Balaam se encendio, y golpeó a la burra con su vara.
28Entonces EL SEÑOR abrió la boca de la burra para que pudiera hablar. Ella dijo a Balaam: "¿Qué te he hecho que te ha provocado a golpearme estas tres veces?" 29Balaam le respondió a la burra: "Es porque actuaste tan estúpidamente conmigo. Deseo que hubiera una espada en mi mano. Si hubiera una, ya te habría matado." 30La burra dijo a Balaam: "¿Acaso no soy yo la burra en quien te haz montado toda tu vida hasta presente dia? ¿Alguna vez he hecho tales cosas anteriormente?" Balaam dijo: "No."
31Luego EL SEÑOR abrió los ojos de Balaam, y el vió que el ángel del SEÑOR en el camino con su espada desenvainada en su mano. Balaam bajó su cabeza y su acostó boca abajo. 32El ángel del SEÑOR le dijo: "¿Por qué haz golpeado a tu burra estas tres veces? Mira, he venido a ti como un enemigo porque tus acciones hacia Mí han sido malvadas. 33La burra me vió y se desvió de Mí estas tres veces. Si ella no se hubiese desviado de Mí, Yo ciertamente te hubiera matado y perdonado la vida de ella."
34Balaam dijo al ángel del SEÑOR: "Yo he pecado. Yo no sabía que Tú estabas parado contra mí en el camino. Así que, ahora yo me regresaré." 35Pero el ángel del SEÑOR dijo a Balaam: "Ve delante con esos hombres. Pero tú debes hablar las palabras que Yo te diga." Así que, Balaam fue con los jefesde Balac.
36Cuando Balac escuchó que Balaam había venido, fue afuera a recibirlo a una ciudad en Moab en el Arnón, que está en la frontera. 37Balac dijo a Balaam: "¿Acaso yo no te envié hombres a convocarte? ¿Por qué no viniste a mí? ¿Acaso no soy capaz de honrarte?"
38Entonces Balaam respondió a Balac: "Mira, he venido a ti. ¿Acaso tengo ahora poder para decir algo? Yo sólo puedo decir las palabras que Dios pone en mi boca." 39Balaam fue con Balac, y llegaron a Quiriat Huzot. 40Entonces Balac sacrificó bueyes y ovejas y dio algo de carne a Balaam y a los jefes que estaban con él.
41En la mañana, Balac llevó a Balaam al lugar alto de Baal. De ahí Balaam podía ver solo una parte de los israelitas en su campamento

23

1Balaam le dijo a Balac: "Construye siete altares aquí para mi y prepara siete toros y siete corderos." 2Así que, Balac hizo lo que Balaam pidió. Luego Balac y Balaam ofrecieron un toro y un cordero en cada altar. 3Luego Balaam le dijo a Balac: "Párate junto a tu ofrenda quemada y yo me iré. Tal vez EL SEÑOR va a venir a encontrarme. Lo que sea que Él me muestre yo te lo diré." Así que, él se fue lejos a una cima sin árboles.

4Mientras él estaba en la cima, Dios lo encontró, y Balaam le dijo: "Yo he construido siete altares, y yo he ofrendado un toro y un cordero en cada uno." 5El SEÑOR puso un mensaje en la boca de Balaam y dijo: "Regresa a donde Balac y habla a él." 6Así que, Balaam regresó a Balac, que estaba parado junto a su ofrenda quemada, y todos los jefes de Moab estaban con él.
7Luego Balaam comenzó a hablar su profecía y dijo: "Balac me has traído a mí desde Aram, el rey de Moab de las montañas orientales. 'Ven, maldice a Jacob para mí' dijiste. 'Ve, desafía a Israel.' 8¿Cómo puedo yo maldecir a aquellos a quienes Dios no ha maldecido? ¿Cómo puedo yo oponerme a aquellos a los que EL SEÑOR no se ha opuesto?
9Pues de arriba de la roca yo lo veo a él; de las colinas yo lo miro a él. Mira, hay un pueblo que vive apartado y no se consideran a ellos mismos como una nación ordinaria.
10¿Quién puede contar el polvo de Jacob o el número de sólo un cuarto de Israel? ¡Déjame morir la muerte de una persona justa, y deja que mi vida termine como la de él!"
11Balac le dijo a Balaam: "¿Qué me has hecho? Yo te traje para que maldigas a mis enemigos, pero mira, tú los has bendecido." 12Balaam le contestó y le dijo: "¿No debería yo de tener cuidado de decir sólo lo que EL SEÑOR pone en mi boca?"
13Así que Balac le dijo: "Por favor, ven conmigo a otro lugar donde los puedas ver. Sólo ves a los más cercanos de ellos, no a todos. Allí tú los vas a maldecir por mi." 14Así que, él se llevó a Balaam al campo de Zofim, a la cima del Monte de Pisga, y contruyó siete altares más. Él ofrecio un toro y un cordero en cada altar. 15Luego Balaam le dijo a Balac: "Párate aquí junto a tus ofrendas quemadas, mientras yo me encuentro con EL SEÑOR por allá."
16Así que, EL SEÑOR se encontró con Balaam y puso un mensaje en su boca. Él dijo: "Vuelve a Balac y dale Mi mensaje." 17Balaam volvió a él, y miró, él estaba parado junto a sus ofrendas quemadas, y los jefes de Moab estaban con él. Luego Balac le dijo a él: "¿Qué ha dicho EL SEÑOR?" 18Balaam comenzó su profecía. Él dijo: "Levántate, Balac y escucha. Escúchame a mi, tú hijo de Zipor.
19Dios no es un hombre, que deba mentir, ni un ser humano, que deba cambiar Su mente. ¿Él ha prometido algo sin haberlo cumplido? 20Mira, yo he sido mandado a bendecir. Dios ha dado una bendición, y yo no puedo regresarla.
21Él no ha visto ninguna dificultad en Jacob ni problemas en Israel. El SEÑOR su Dios está con ellos, y grita por su rey que está entre ellos. 22Dios los sacó de Egipto con fuerza como la de un buey salvaje.
23No hay ninguna brujería que funcione contra Jacob, y no hay adivinación que haga daño a Israel. Por el contrario, debe ser dicho sobre Jacob e Israel: '¡Mira lo que Dios ha hecho!'
24Mira, el pueblo se levantó como una leona, como un león emerge y ataca. Él no se acuesta hasta que él se come a su victima y se bebe la sangre de lo que él ha matado."
25Luego Balac le dijo a Balaam: "No los maldigas ni los bendigas en nada." 26Pero Balaam contestó y dijo a Balac: "¿No te dije que yo debo decir todo lo que EL SEÑOR me diga?" 27Así que, Balac le contestó a Balaam: "Ven ahora, yo voy a llevarte a otro lugar. Tal vez va a placerle a Dios que tú los maldigas por mi.
28Así que, Balac llevó a Balaam a la cima del Monte Peor, el cual mira hacia bajo al desierto. 29Balaam le dijo a Balac: "Constrúyeme siete altares aquí y prepara siete toros y siete corderos." 30Así que, Balac construyo como Balaam había dicho; ofreció un toro y un cordero en cada altar.

24

1Cuando Balaam vio que complacía al SEÑOR el bendecir a Israel, no fue, como en las otras ocasiones, para usar hechicería. En vez de eso, miró hacia el desierto.

2Alzó sus ojos y vio que Israel estaba acampado, cada uno en su propia tribu, y el Espíritu de Dios vino sobre él. 3Él recibió esta profecía y dijo: "Balaam hijo de Beor estás a punto de hablar, el hombre cuyos ojos están muy abiertos.
4Habla y escucha las palabras de Dios. Ve visión del Todopoderoso, ante quien se acuesta boca abajo con sus ojos abiertos. 5Cuan bellas son tus tiendas, Jacob, el lugar donde vives, ¡Israel!
6Como valles se esparcieron, como jardines al lado del río, como áloes plantados por EL SEÑOR, como cedros junto a las aguas
7Agua fluye de sus baldes, y su semilla es bien regada con agua. Su rey está por ser más engrandecido que Agag, y su reino será honrado.
8Dios lo trae fuera de Egipto, con fuerza como de un buey salvaje. Se comerá a las naciones que luchan contra él. Romperá sus huesos en pedazos. Les disparará con sus flechas.
9Se agacha como un león, como una leona. ¿Quién se atreve a molestarlo? Que todo aquél que lo bendiga sea bendito; que todo aquél que lo maldiga sea maldito."
10La ira de Balac se encendió hacia Balaam y golpeó sus manos juntas en enojo. Balac dijo a Balaam: "Yo te llamé a maldecir a mis enemigos, pero mira, tú los has bendecido tres veces. 11Así que déjame ahora mismo y vete a tu casa. Yo dije que te recompenzaría grandemente a ti, pero EL SEÑOR te ha guardado de tener cualquier recompensa."
12Después Balaam respondió a Balac: "Yo dije a los mensajeros que enviaste a mí, 13'Aún si Balac me diera su palacio lleno de plata y oro, yo no podría ir más allá de la palabra del SEÑOR y cualquier cosa buena o mala, o cualquier cosa que yo tal vez quisiera hacer. Yo solo puedo decir lo que EL SEÑOR me dice que diga.' ¿Acaso no dije esto a ellos? 14Así que ahora, mira, yo volveré a mi pueblo. Pero primero déjame advertirte lo que este pueblo hará a tu pueblo en los próximos días."
15Balaam comenzó esta profecía. Él dijo: "Balaam hijo de Beor habla, El hombre cuyos ojos están muy abiertos. 16Esta es una profecía de alguien que escucha palabras de Dios, quien tiene conocimiento del Altísimo, quien tiene visiones del Todopoderoso, ante quien se acuesta boca abajo con los ojos abiertos.
17Lo veo, pero no está aquí ahora. Yo lo veo, pero no está cerca. Una estrella saldrá de Jacob, y un cetro se levantará de Israel. Él destruirá a los jefes de Moab y destruirá a todos los decendientes de Set.
18Después Edom vendrá ser una posesión de Israel, y Seir también se volverá su posesión, enemigos de Israel, quienes Israel conquistará con fuerza. 19Fuera de Jacob un rey vendrá quien tendrá dominio, y él destruirá los sobrevivientes de sus ciudades."
20Balaam miró a Amalec y comenzó su profecía. Él dijo: "Amalec fue una vez el más grandioso de las naciones, pero su final será destrucción."
21Entonces Balaam miró hacia los Quenitas y comenzó su profecía. Él dijo: "El lugar donde tú vives es fuerte, y tu nido es en las rocas. 22Sin embargo Caín será arruinado cuando Asiria te lleve cautivo."
23Luego Balaam comenzó su profecía final. Él dijo: "¡Ay! ¿Quién sobrevivirá cuando Dios haga esto? 24Naves vendrán de la costa de Quitim; atacarán a Asiria y conquistarán a Heber, pero ellos, también, terminarán en destrucción." 25Entonces Balaam se levantó y se fue. Se volvió a su casa, y Balac también se fue.

25

1Israel se quedó en Sitim, y los hombres comenzaron a prostituirse con las mujeres de Moab, 2pues los moabitas habían invitado al pueblo a los sacrificos de sus dioses. Así qué, el pueblo comió y se acostó boca abajo a los dioses moabitas. 3Los hombres de Israel, se unieron a adorar a Baal de Peor, y el enojo del SEÑOR se encendió contra Israel.

4El SEÑOR le dijo a Moisés: "Mata a todos los jefes del pueblo y cuélgalos delante de Mí para exponerlos a la luz del día, para que mi fuerte enojo pueda volverse de Israel." 5Así que, Moisés le dijo a los jefes de Israel: "Cada uno de ustedes debe ejecutar a las personas que se han unido a adorar a Baal de Peor."
6Luego, uno de los hombres de Israel vino y trajo entre su familia a una mujer madianita. Esto pasó ante la vista de Moisés y de toda la comunidad del pueblo de Israel, mientras estaban llorando en la entrada de la tienda de reunión. 7Cuando Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, vio esto, se levantó de entre la comunidad y tomó una lanza en su mano.
8Siguió al varón israelita a la tienda y empujó la lanza a través de los cuerpos, del varón israelita y de la mujer. Así que, una plaga que Dios había enviado al pueblo de Israel se detuvo. 9Aquellos que muerieron por la plaga fueron veinticuatro mil en número.
10El SEÑOR le habló a Moisés y Él le dijo: 11"Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, alejó mi furia del pueblo de Israel porque fue apasionado con mi celo entre ellos. Así que, no he consumido al pueblo de Israel en mi furia.
12Por lo tanto dí: 'El SEÑOR dice: "Miren, le estoy dando a Finees mi pacto de paz. 13Para él y sus descendientes después de él, será un pacto de un sacerdocio eterno, porque fue celoso por mi, su Dios. Él ha expiado al pueblo de Israel."'
14El nombre del varón israelita que fue muerto con la mujer madianita, era Zimri hijo de Salu, un jefe de una familia de antepasados entre los simeonitas. 15El nombre de la mujer madianita que fue muerta era Cozbi, hija de Zur, que era cabeza de una tribu y familia en Madián.
16Así que, EL SEÑOR habló a Moisés y le dijo: 17"Trata a los madianitas como enemigos y atácalos, 18pues te han tratado como enemigo con su desprecio. Ellos te condujeron al mal en el caso de Peor y en el caso de su hermana Cozbi, la hija de un jefe en Madián, que fue muerta en el día de la plaga en el asunto de Peor."

26

1Sucedió después de la plaga que EL SEÑOR habló a Moisés y Eleazar hijo de Aarón el sacerdote. Él dijo: 2"Cuenta toda la comunidad del pueblo de Israel, de veinte años hacia arriba, por los antepasados de sus familias, todos los que pueden ir a la guerra por Israel."

3Así que Moisés y Eleazar el sacerdote les hablaron en las planicies de Moab por el Jordán en Jericó y dijo: 4"Cuenta la gente, de veinte años hacia arriba, como EL SEÑOR mandó a Moisés y al pueblo de Israel, que salió de la tierra de Egipto."
5Rubén era el primogénito de Israel. De su hijo Enoc vino la familia de los enoquitas. De Falú vino la familia de los faluitas. 6De Hezrón vino la familia de los hezronitas. De Carmi vino la familia de los carmitas. 7Estas fueron las familias de los descendientes de Rubén, que sumaban 43, 730 hombres.
8Eliab era un hijo de Falú. 9Los hijos de Eliab fueron Nemuel, Datán y Abiram. Éstos eran los mismos Datan y Abiram quienes siguieron a Coré cuando ellos desafiaron a Moisés y a Aarón y se rebelaron contra EL SEÑOR.
10La tierra abrió su boca y se los tragó junto con Coré cuando sus seguidores murieron. En ese tiempo, el fuego devoró 250 hombres, quienes se volvieron una señal de advertencia. 11Pero la línea de Coré no murió.
12Las familias de los descendientes de Simeón eran estos: por Nemuel, la familia de los nemuelitas, por Jamín, la familia de los jaminitas, por Jaquín, la familia de los jaquinitas, 13por Zera, la familia de los zeraítas, por Saúl, la familia de los saulitas. 14Estas fueron las familias de los descendientes de Semeón, que sumaban 22, 200 hombres.
15Las familias de los descendientes de Gad fueron estas: por Zefón, la familia de los zefonitas, por Hagui, la familia de los haguitas, por Suni, la familia de los sunitas, 16por Ozni, la familia de los oznitas, 17por Eri, la familia de los eritas, 18por Arod, la familia de los aroditas, por Areli, la familia de los arelitas. Estos fueron los descendientes de Gad, que sumaban 40, 500 hombres.
19Los hijos de Judá fueron Er y Onán, pero estos hombres murieron en la tierra de Canaán. 20Las familias de los otros descendientes de Judá fueron estas: por Sela, la familia de los selaítas, por Fares, la familia de los faresitas, y por Zera, la familia de los zeraítas. 21Los descendientes de Fares fueron estos: por Hezrón, la familia de los hezronitas, por Hamul, la familia de los hamulitas. 22Estas fueron las familias de los descendientes de Juda, que sumaban 76, 500 hombres.
23Las familias de los descendientes de Isacar fueron estas: por Tola, la familia de los tolaítas, por Fúa, la familia de los funitas, 24por Jasub, la familia de los jasubitas, por Simrón, la familia de los simronitas. 25Estas fueron las familias de Isacar, que sumaban 64, 300 hombres.
26Las familias de los descendientes de Zabulón fueron estas: por Sered, la familia de los sereditas, por Elón, la familia de los elonitas, por Jahleel, la familia de los jahleelitas. 27Estas fueron las familias de los zabulonitas, que sumaban 60, 500 hombres.
28Las familias de los descendientes de José eran Manasés y Efraín. 29Los descendientes de Manasés eran estos: por Maquir, la famila de los maquiritas (Maquir era el padre de Galaad), por Galaad, la familia de los galaaditas.
30Los descendientes de Galaad fueron estos: por Jezer, la familia de los jezeritas, por Helec, la familia de los helequitas, 31por Asriel, la familia de los asrielitas, por Siquem, la familia de los siquemitas, 32por Semida, la familia de los semidaítas, por Hefer, la familia de los heferitas.
33Zelofehad hijo de Hefer no tuvo hijos, sólo hijas. Los nombres de sus hijas fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. 34Estas fueron las familias de Manasés, que sumaban 52, 700 hombres.
35Las familias de los descendientes de Efraín eran estas: por Sutela, la familia de los sutelaítas, por Bequer, la familia de los bequeritas, por Tahán, la familia de los tahanitas. 36Los descendientes de Sutela fueron, por Erán, la familia de los eranitas. 37Estas eran las familias de los descendientes de Efrían, que sumaban 32, 500 hombres. Estos eran los descendientes de José, sumados por cada una de sus familias.
38Las familias de los descendientes de Benjamín eran estas: por Bela, la familia de los belaítas, por Asbel, la familia de los asbelitas, por Ahiram, la familia de los ahiramitas, 39por Sufam, la familia de los sufamitas, por Hufam, la familia de los hufamitas. 40Los hijos de Bela eran Ard y Naamán. De Ard vino la familia de los arditas, y de Naamán vino la familia de los naamitas. 41Estas fueron las familias de los descendientes de Benjamín. Que sumaban 45, 600 hombres.
42Las familias de los descendientes de Dan eran, por Súham, las familias de los suhamitas. Estas eran las familias de los descendientes de Dan. 43Todas las familias de los suhamitas sumaban 64, 400 hombres.
44Las familias de los descendientes de Aser eran estas: por Imna, la familia de los imnitas, por Isúi, la familia de los isuítas, por Bería, la familia de los beritas. 45Los descendientes de Bería eran estos: por Heber, la familia de los heberitas, por Malquiel, la familia de los malquielitas. 46El nombre de la hija de Aser era Sera. 47Estas eran las familias de los descendientes de Aser, que sumaban 53, 400 hombres.
48Las familias de los descendientes de Neftalí eran estas: por Jahzeel, el clan de los jahzeelitas, por Guni, el clan de los gunitas, 49por Jezer, el clan de los jezeritas, por Silem, el clan de los silemitas. 50Estas eran las familias de los descendientes de Neftalí, que sumaban 45, 400 hombres.
51Esta era la cantidad completa de los hombres entre el pueblo de Israel: 601, 730.
52El SEÑOR habló a moisés y dijo: 53"La tierra debe ser dividida entre estos hombres como una herencia de acuerdo al número de sus nombres.
54A las familias más grandes debes darle más herencia, y a las familias más pequeñas debes darle menos herencia. A cada familia debes darle una herencia de acuerdo al número de hombres que fueron contados. 55Sin embargo, la tierra debe ser dividida por suerte. Ellos deben heredar la tierra según sea dividida entre los antepasados de las tribus. 56Su herencia debe ser dividida entre las familias más grandes y las familias más pequeñas, distribuída entre ellos por suerte."
57Las familias de los levitas, contados familia por familia, eran estos: por Gersón, la familia de los gersonitas, por Coat, la familia de los coatitas, por Merari, la familia de los meraritas. 58Las familias de Leví eran estos: la familia de los Libnitas, la familia de los Hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, y la familia de los Coreítas. Coat era el antepasado de Amram. 59El nombre de la esposa de Amram era Jocabed, descendiente de Leví, que nació a los Levitas en Egipto. Ella dio a luz a Amram sus hijos, que eran Aarón y Moisés, y su hermana Miriam.
60A Aarón le nació Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar. 61Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron delante del SEÑOR fuego inaceptable. 62Los hombres que fueron contados entre ellos fueron veintitres mil, todos hombres de un mes de edad hacia arriba. Pero no fueron contados entre los descendientes de Israel porque no se le dio herencia a ellos entre el pueblo de Israel.
63Estos fueron los contados por Moisés y Eleazar el sacerdote. Contaron al pueblo de Israel en las planicies de Moab por el Jordán en Jericó. 64Pero entre estos no habia hombre que hubiera sido contado por Moisés y Aarón el sacerdote cuando los descendientes de Israel fueron contados en el desierto de Sinaí.
65Por cuanto EL SEÑOR había dicho que toda esa gente ciertamente morirían en el desierto. No quedó un sólo hombre entre ellos, excepto Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.

27

1Luego a Moisés vinieron las hijas de Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés, hijo de José. Estos fueron los nombres de sus hijas: Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa.

2Ellas se pararon frente a Moisés, Eleazar el sacerdote, los jefes y ante toda la comunidad en la entrada de la tienda de reunión. Ellas dijeron: 3"Nuestro padre murió en el desierto. Él no estaba entre aquellos quienes conspiraron en contra del SEÑOR en la compañía de Coré. Él murió por su propio pecado, y él no tuvo hijos.
4¿Por qué el nombre de nuestro padre debería ser quitado de entre los miembros de su familia porque no tuvo hijos? Danos tierra de entre los parientes de nuestro padre." 5Así que Moisés llevó su caso ante EL SEÑOR.
6El SEÑOR habló a Moisés y dijo: 7"Las hijas de Zelofehad están hablando correctamente. Ciertamente, debes darles la tierra como una herencia de entre los parientes de su padre, y debes asegurarte que la herencia de su padre se pase a ellas. 8Debes hablarle al pueblo de Israel y decirles: "Si un hombre muere y no tiene hijos, entonces ustedes deben hacer que su herencia pase a sus hijas.
9Si no tiene hija, entonces ustedes deben darle su herencia a sus hermanos. 10Si no tiene hermanos, entonces deben darle su herencia a los hermanos de su padre. 11Si su padre no tiene hermanos, entonces ustedes deben darle su herencia al pariente más cercano en su familia, y él debe tomarla para sí mismo. Esta será la ley establecida por orden para el pueblo de Israel, como EL SEÑOR me ha ordenado a mí."'
12El SEÑOR dijo a Moisés: "Sube a las montañas de Abarim y mira la tierra que Yo le he dado al pueblo de Israel. 13Después que la hayas visto, tú también debes reunirte con tu pueblo, como Aarón tu hermano. 14Esto va a pasar porque ustedes dos se rebelaron en contra de Mi mandato en el desierto de Zin. Allí, cuando el agua fluyó de la roca, en tu enojo fallaste de hornarme como santo ante los ojos de toda la comunidad." Estas son las aguas de Meriba de Cades en el desierto de Zin.
15Entonces Moisés habló al SEÑOR y dijo: 16"Que puedas Tú, SEÑOR, el Dios de todos los espíritus de toda la humanidad, escoger a un hombre sobre toda la comunidad, 17un hombre que pueda salir y entrar ante ellos y los guíe para salir y los traiga, para que Tu comunidad no sea como una oveja que no tiene pastor."
18El SEÑOR dijo a Moisés: "Toma a Josué hijo de Nun, un hombre en quien mi Espíritu vive, y pon tu mano sobre él. 19Ponlo delante de Eleazar el sacerdote y delante de toda la comunidad, y ordénalo a él ante los ojos de ellos para que los dirija.
20Tú debes poner algo de tu autoridad sobre él, para que toda la comunidad del pueblo de Israel pueda obedecerlo. 21Él va a ir delante de Eleazar el sacerdote a buscar Mi voluntad para él conforme a las decisiones de Urim. Estará bajo su mandato que la gente salga y entre, tanto él como todo el pueblo de Israel, toda la comunidad."
22Así que Moisés hizo como EL SEÑOR le había ordenado. 23Tomó a Josué y lo puso delante de Eleazar el sacerdote y toda la comunidad. Puso sus manos sobre él y le ordenó dirigir, como EL SEÑOR le había ordenado hacer.

28

1El SEÑOR le habló a Moisés y le dijo: 2"Ordena al pueblo de Israel y diles: 'Ustedes deben ofrecerme sacrificos en el tiempo acordado, las ofrendas de comida hechas por fuego para producir un aroma agradable para mí.'

3También debes decirles: 'Esta es la ofrenda, hecha por fuego que deben ofrecerle al SEÑOR- corderos machos de un año sin mancha, dos cada día, como una ofrenda quemada normal. 4Deben ofrecer un cordero en la mañana, y deben ofrecer el otro cordero en la tarde. 5Deben ofrecer un décimo de una efa de harina fina, como una ofrenda de grano, amasada con un cuarto de hin de aceite batido.
6Esta es la ofrenda quemada normal, que fue ordenada en el Monte Sinaí para producir un aroma agradable, una ofrenda hecha por fuego al SEÑOR. 7La ofrenda de bebida con ella debe ser un cuarto de hin por uno de los corderos. Deben derramar en el lugar santo una ofrenda de bebida fermentada al SEÑOR. 8El otro cordero, deben ofrecerlo en la tarde junto con otra ofrenda de grano, como la ofrecida en la mañana. Deben también ofrecer otra ofrenda de bebida con ella, una ofrenda hecha en fuego, para producir un aroma agradable para el SEÑOR.
9En el día de reposo deben ofrecer dos corderos machos, cada uno de un año, sin defecto, y dos décimos de un efa de harina fina, como una ofrenda de grano, amasada con aceite, y una ofrenda de bebida con ella. 10Esta debe ser la ofrenda quemada cada día de reposo, ademas de la ofrenda quemada normal y la ofrenda de bebida con ella.
11En el comienzo de cada mes, deben ofrecer una ofrenda quemada al SEÑOR. Deben ofrecer dos becerros, un carnero, y siete corderos machos de un año sin defecto. 12También deben ofrecer tres décimos de una efa de harina fina como una ofrenda de grano amasada con aceite por cada becerro, y dos décimos de harina fina como una ofrenda de grano amasada con aceite, para un carnero. 13También deben ofrecer un décimo de una efa de harina fina amasada con aceite como una ofrenda de grano por cada cordero. Esta será la ofrenda quemada, para producir una aroma agradable, una ofrenda hecha por fuego para EL SEÑOR.
14Las ofrendas de bebida del pueblo deben ser mitad de un hin de vino por un becerro, un tercio de hin por un carnero, y un cuarto de hin por un cordero. Esta será la ofrenda por cada mes, a través de los meses del año. 15Un macho cabrío, como una ofrenda por el pecado se debe ofrecer al SEÑOR. Esto será ademas de las ofrendas quemadas normales y las ofrenda de bebida con ellas.
16Durante el primer mes, en el día catorce del mes, es la Pascua del SEÑOR. 17En el día quince de este mes, una fiesta se debe celebrar. Por siete días, pan sin levadura debe ser comido. 18En el primer día debe haber una asamblea santa para honrar al SEÑOR. Ustedes no deben realizar trabajo normal en este día.
19Sin embargo, deben ofrecer un sacrificio hecho en fuego, una ofrenda quemada para EL SEÑOR. Deben ofrecer dos becerros, un carnero, y siete corderos de un año, sindefecto. 20Junto con el becerro, deben ofrecer una ofrenda de grano de tres décimos de una efa de harina fina amasada con aceite, y junto con el carnero, dos décimos. 21Con cada uno de los siete corderos, deben ofrecer un décimo de una efa de harina fina amasada con aceite, 22y un macho cabrío como una ofrenda por el pecado, para hacer expiación por ustedes.
23Deben ofrecer esto además de las ofrendas normales requeridas cada mañana. 24Como se ha descrito aquí, deben ofrecer estos sacrificios diariamente, por los siete días de la Pascua, la comida de las ofrendas hechas en fuego, un aroma agradable al SEÑOR. Debe ser ofrecido además de las ofrendas quemadas normales y las ofrendas de bebida con ellas. 25En el día séptimo deben tener una asamblea santa para honrar al SEÑOR, y no deben tener trabajo normal en este día.
26De igual manera, en el día de los primeros frutos, cuando ofrescan una nueva ofrenda de granos al SEÑOR en el Festival de las Semanas, debes tener una asamblea santa para honrar al SEÑOR, y no deben hacer trabajo normal en ese día. 27Deben ofrecer una ofrenda quemada para producir un aroma agradable al SEÑOR. Deben ofrecer dos becerros, un carnero, y siete corderos machos de un año. 28Ofrezcan también ofrendas de grano para acompañarlos: harina fina amasada con aceite, tres décimos de una efa de harina fina con aceite por cada becerro y dos décimos para el carnero.
29Ofrezcan un décimo de una efa de harina fina amasada con aceite por cada siete corderos, 30y un macho cabrío para hacer expiación por ustedes. 31Cuando ofrezcan esos animales sin defecto, junto con sus ofrendas de bebida, esto debe ser además de las ofrendas quemadas normales y las ofrendas de granos con ellas."

29

1"En el séptimo mes, en el primer día del mes, deben tener una asamblea santa para honrar al SEÑOR. No deben hacer trabajos normales en ese día. Será un día cuando ustedes toquen trompetas.

2Deben ofrecer una ofrenda quemada para producir un aroma agradable para EL SEÑOR. Deben ofrecer un becerro, un carnero y siete corderos de un año de edad, cada uno sin defecto.
3Deben ofrecer con ellos una ofrenda de grano, harina fina amasada con aceite, tres décimas de una efa para el becerro, dos décimas para el carnero, 4y una-décima para cada cordero de los siete corderos. 5Deben ofrecer un macho cabrio como una ofrenda por el pecado para hacer una expiación por ustedes mismos.
6Hagan estas ofrendas en el séptimo mes además de todas las ofrendas que ustedes harán en el primero de cada mes: las ofrendas quemadas especiales y las ofrendas de grano irán con ellas. Estas deben ser además de las ofrendas quemadas normales, sus ofrendas de grano y las ofrendas de bebida. Mientras hacen estas ofrendas, obedecerán lo que ha sido ordenado que produzca un aroma agradable, una ofrenda hecha por fuego al SEÑOR.
7En el día décimo del séptimo mes deben tener una asamblea santa para honrar al SEÑOR. 8Deben humillarse y no trabajar. Ustedes deben ofrecer una ofrenda para producir un aroma agradable para EL SEÑOR. Deben ofrecer un becerro, un carnero y siete corderos de un año. Cada uno debe ser sin defecto.
9Deben ofrecer con ellos una ofrenda de grano, harina fina amasada con aceite, tres décimas de efa para el becerro, dos décimas para el carnero, 10y una décima de una efa para cada uno de los siete corderos. 11Deben ofrecer un macho cabrío como una ofrenda por el pecado. Esto será además de la ofrenda por el pecado de expiación, la ofrenda quemada normal, la ofrenda de grano y la ofrenda de bebida.
12En el décimo quinto día del séptimo mes deben tener una asamblea santa para honrar al SEÑOR. No deben hacer trabajo normal en ese día, y deben celebrar el festival para Él por siete días. 13Deben ofrecer una ofrenda quemada, un sacrificio hecho por fuego para producir un aroma agradable para EL SEÑOR. Deben ofrecer trece becerros, dos carneros y catorce corderos de un año. Cada uno debe ser sin defecto.
14Deben ofrecer con ellos una ofrenda de grano, harina fina amasada con aceite, tres décimas de una efa para cada uno de los trece becerros, dos décimas por cada carnero de los dos carneros, 15y una décima de una efa para cada uno de los catorce corderos. 16Deben ofrecer un macho cabrío como una ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada normal, su ofrenda de grano y la ofrenda de bebida con ella.
17En el segundo día de la asamblea, deben ofrecer doce becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, cada uno sin defecto. 18Deben hacer con ellos una ofrenda de grano y la ofrenda de bebida para los becerros, para los carneros y para los corderos, haciendo todas las ofrendas como fueron ordenadas. 19Deben ofrecer un macho cabrío como una ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada normal, su ofrenda de grano y sus ofrendas de bebida.
20En el tercer día de la asamblea, deben ofrecer once becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, cada uno sin defecto. 21Deben hacer con ellos una ofrenda de grano y la ofrenda de bebida para los becerros, para los carneros y para los corderos, haciendo todas las ofrendas como fueron ordenadas. 22Deben ofrecer un macho cabrío como una ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada normal, su ofrenda de grano y sus ofrendas de bebida.
23En el cuarto día de la asamblea, deben ofrecer diez becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, cada uno sin defecto. 24Deben hacer con ellos una ofrenda de grano y las ofrendas de bebida para los becerros, para los carneros y para los corderos, haciendo todas las ofrendas como fueron ordenadas. 25Deben ofrecer un macho cabrío como una ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada normal, su ofrenda de grano y sus ofrendas de bebida.
26En el quinto día de la asamblea, deben ofrecer nueve becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, cada uno sin defecto. 27Ustedes deben hacer con ellos una ofrenda de grano y la ofrenda de bebida para los becerros, para los carneros y para los corderos, haciendo todas las ofrendas como fueron ordenadas. 28Deben ofrecer un macho cabrio como una ofrenda por el pecado ademas de las ofrendas quemadas normales, su ofrenda de grano y sus ofrendas de bebida.
29En el sexto día de la asamblea, deben ofrecer ocho becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, cada uno sin defecto. 30Deben hacer con ellos una ofrenda de granos y una ofrenda de bebida para los becerros, los carneros y los corderos, haciendo todas las ofrendas como fueron ordenadas. 31Deben ofrecer un macho cabrío como ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada normal, la ofrenda de granos y la ofrenda de bebidas.
32En el séptimo día de la asamblea, deben ofrecer siete becerros, dos carneros, y catorce corderos de un año, cada uno sin defecto. 33Deben hacer con ellos una ofrenda de grano y ofrenda de bebida para el becerro, los carneros y los corderos, haciendo todas las ofrendas como fue ordenado. 34Deben ofrecer un macho cabrío como una ofrenda por el pecado ademas de la ofrenda quemada normal, la ofrenda de granos y la ofrenda de bebida.
35En el octavo día deben tener una asamblea solemne. No deben hacer trabajo normal en ese día. 36Deben hacer una ofrenda quemada, una ofrenda hecha por fuego para producir un aroma agradable para EL SEÑOR. Deben ofrecer un becerro, un carnero y siete corderos de un año, cada uno sin defecto.
37Deben ofrecer una ofrenda de grano y su ofrenda de bebida para el becerro, para el carnero y para los corderos, haciendo todas las ofrendas como fueron ordenadas. 38Deben ofrecer un macho cabrío como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda quemada normal, a la ofrenda de granos y a la ofrenda de bebida.
39Esto es lo que deben ofrecer al SEÑOR en sus festivales establecidos. Estas deben ser añadidas a sus votos y ofrendas de libre voluntad. Deben ofrecer estas cosas como sus ofrendas quemadas, ofrendas de granos, ofrendas de bebida y ofrendas de compañerismo." 40Moisés le dijo al pueblo de Israel todo lo que EL SEÑOR le había ordenado decir.

30

1Moisés habló a los jefes de las tribus del pueblo de Israel. Él dijo: "Esto es lo que EL SEÑOR ha mandado. 2Cuando alguien hace un pacto con EL SEÑOR, o hace un juramento se obliga con una promesa, no debe romper su palabra. Debe mantener su promesa para cumplir todo lo que sale de su boca.

3Cuando una mujer jóven viva en casa de su padre y hace un juramento al SEÑOR se obliga a sí misma con una promesa, 4si su padre escucha el juramento y la promesa por la cual ella se ha obligado, y si él no dice nada para que dé marcha atrás, entonces todos sus juramentos permaneceran vigentes. Toda promesa por la cual ella se ha obligado permanecerá vigente.
5Pero si su padre escucha acerca de sus votos y su promesa, y si él no le dice nada a ella, entonces todos los votos y las promesas que ella misma hizo van a permanecer vigentes.
6Sin embargo, si su padre escucha todos los votos que ella hizo y su solemne promesa con la cual se ha obligado a sí misma, y si él la cancela ese mismo día, entonces no van a permanecer vigentes. El SEÑOR va a perdonarla porque su padre la ha cancelado. 7Si ella se casa con un hombre mientras ella está bajo una promesa precipitada con las cual se obliga a sí misma, esas obligaciones van a permanecer vigentes.
8Pero si su esposo la detiene en el día que él escucha sobre eso, entonces él cancela los votos que ella había hecho, las conversaciones precipitadas de sus labios las cuales la obligan a si misma. El SEÑOR la va a librar.
9Pero para una viuda o una mujer divorciada, todo con lo que se ha obligado va a permanecer vigente contra ella. 10Y si una mujer hace un voto con la casa de su esposo o se obliga a tomar un pacto, 11y su esposo escucha pero no le dice nada a ella y él se opone a ella, entonces todos los votos deben permanecer y las obligaciones que ella había hecho deben permanecer vigentes.
12Pero si su esposo los cancela, en el día que él escucha sobre ellos, entonces todo lo que sale de los labios de ella a cerca de los votos o promesas no van a permanecer vigentes. Su esposo los ha cancelado. El SEÑOR la va a librar.
13Cada voto o pacto que una mujer toma que la obliga a negarse a sí misma puede ser confirmado o cancelado por su esposo. 14Pero si él no le dice nada en el día tras día, entonces él confirma todos los votos de ella y la obliga a las promesas que ha hecho. Él las ha confirmado porque él no le ha dicho nada a ella en el tiempo que él escuchó a cerca de ellos.
15Y si el esposo de ella trata de cancelar los votos de su esposa un tiempo después de que haya escuchado sobre los mismos, entonces él va a ser responsable de los pecados de ella." 16Estos son los estatutos que EL SEÑOR le ha ordedado a Moisés para anunciar--leyes entre un hombre y su esposa y entre un padre y su hija cuando ella está en su juventud en la familia de su padre.

31

1El SEÑOR habló a Moisés y dijo: 2"Toma venganza de los madianitas por lo que ellos le hicieron a los israelitas. Después de hacer esto, morirás y serás reunido a tu pueblo."

3Así que, Moisés habló al pueblo. Él dijo: "Arma a algunos de tus hombre para la guerra para que puedan ir contra Madián y puedan llevar a cabo la venganza del SEÑOR sobre ella. 4Toda tribu de Israel debe enviar mil soldados para la guerra." 5Así que, de los miles y miles de hombres de Israel, mil eran provistos de cada tribu para la guerra, doce mil hombres en todo.
6Entonces Moisés los envió a la batalla, mil de cada tribu, junto con Finees hijo de Eleazar el sacerdote, y con algunos artículos del lugar santo y las trompetas en su posesión para tocar señales. 7Lucharon contra Madián, así como EL SEÑOR le ordenó a Moisés. 8mataron a todos los hombres. Mataron a los reyes de Madián junto con el resto de sus muertos: Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, los cinco reyes de Madián. También mataron a Balaam hijo de Beor, con la espada.
9El ejército de Israel tomó cautivas las mujeres de Madián, sus hijos, todo su ganado, todos sus rebaños, y todos sus bienes. Tomaron esto como botín. 10Quemaron todas sus ciudades donde vivían y todos sus campamentos.
11Tomaron todo su botín y sus prisioneros, tanto personas como animales. 12Trajeron a sus prisioneros, su botín, y las cosas capturadas a Moisés, a Eleazar el sacerdote, y a la comunidad del pueblo de Israel. Trajeron estos al campamento en los llanos de Moab, por el Jordán cerca de Jericó.
13Moisés, Eleazar el sacerdote, y todos los jefes de la comunidad fueron a encontrarlos fuera del campamento. 14Pero Moisés estaba muy molesto con los oficiales del ejército, los comandantes de miles y los capitanes de cientos, que vinieron de la batalla. 15Moisés les dijo: "¿Han dejado a todas las mujeres vivir?
16Miren, estas mujeres hicieron a la gente de Israel, a través del consejo de Balaam, cometer pecado contra EL SEÑOR en el asunto de Peor, cuando la plaga se propagó en la comunidad del SEÑOR. 17Ahora pues, mata a todo hombre entre los pequeños, y mata a toda mujer que ha estado con un hombre.
18Pero tomen para ustedes todas las mujeres jóvenes que no se han acostado con un hombre. 19Deben acampar fuera del campamento de Israel por siete días. Todos los que han matado a alguien o han tocado un persona muerta--- deben purificarse en el tercer día y en el séptimo día- y sus prisioneros. 20Deben purificar todo vestido y todo lo hecho de piel de animal y de pelo de cabra, y todo lo hecho de madera."
21Eleazar el sacerdote dijo a los soldados que habían ido a la guerra: "Esta es una ley ordenada que EL SEÑOR había dado a Moisés: 22El oro, plata, bronce, hierro, estaño, y plomo, 23y todo lo que resiste el fuego, lo debes poner al fuego, y se volverá limpio. Tú después debes purificar esas cosas con el agua de la impureza. Cualquier cosa que no puedo pasar por el fuego limpiala con esa agua. 24Deben limpiar su ropa en el día séptimo, y entonces se volverán limpios. Después de esto podrán entrar al campamento de Israel."
25Luego EL SEÑOR habló a Moisés y dijo: 26"Cuenten todo el botín que fue tomado, tanto la gente y los animales. Tú, Eleazar el sacerdote, y los jefes de la comunidad de las familias de los antepasados 27deben dividir el botín en dos partes. Divídelo entre los soldados que fueron a batallar y entre el resto de la comunidad.
28Luego impon un impuesto para ser dado a Mí de los soldados que fueron a batalla. Este impuesto debe ser uno de cada quinientos, sean personas, ganado, burros, ovejas, o cabras. 29Toma este impuesto de su mitad y dáselo a Eleazar el sacerdote para una ofrenda para ser presentada a Mí.
30También de la mitad del pueblo de Isarel, debes tomar uno de cada cincuenta---de las personas, ganado, burros, ovejas, o cabras. Da esto a los levitas que cuidan de mi tienda de reunión." 31Así que, Moisés y Eleazar el sacerdote hicieron como EL SEÑOR le había ordenado a Moisés.
32El botín que quedaba de lo que los soldados habían tomado era 675, 000 ovejas, 33setenta y dos mil bueyes, 34sesenta y un mil burros, 35y treinta y dos mil mujeres que nunca se habían acostado con ningún hombre
36La mitad que se separó para los soldados sumaba 337, 000 ovejas. 37La parte del SEÑOR de las ovejas era 675. 38Los bueyes eran treinta y seis mil de los cuales el impuesto del SEÑOR era setenta y dos.
39Los burros eran 30, 500 de los cuales la parte del SEÑOR eran sesenta y uno. 40Las personas eran diez y seis mil mujeres de las cuales el impuesto del SEÑOR era treinta y dos. 41Moisés tomó el impuesto que era para ser la ofrenda presentada al SEÑOR. ÉL lo dió a Eleazer el sacerdote, como EL SEÑOR había ordenado a Moisés.
42Mientras que la mitad del pueblo de Israel que Moisés había tomado de los soldados que habían ido a la guerra--- 43la mitad de la comunidad era 337, 500 ovejas, 44trenta y seis mil bueyes, 4530, 500 burros, y diez 46y seis mil mujeres.
47De la mitad del pueblo de Israel, Moisés tomó uno de cada cincuenta, tanto de personas como de animales. Él los dió a los levitas que cuidaban de la tienda de reunión del SEÑOR, como EL SEÑOR le había ordenado que hiciera.
48Luego los oficiales del ejército, los comandantes de miles y los capitanes de cientos, vinieron a Moisés. 49Le dijeron: "tus sirvientes han contado los soldados que estaban bajo nuestro mando, y ni un hombre ha faltado.
50Hemos traído la ofrenda del SEÑOR, lo que cada hombre encontró, artículos de oro, brazaletes, aros de sello, aretes, y collares, para hacer expiación por nosotros ante EL SEÑOR." 51Moisés y Eleazar el sacerdote recibieron de ellos el oro y todos los artículos de artesanía.
52Todo el oro de las ofrendas que dieron al SEÑOR---las ofrendas de los comandantes de miles y los capitanes de cientos---pesó 16, 750 de plata. 53Cada soldado había tomado botín, cada hombre para sí mismo. 54Moisés y Eleazar el sacerdote tomaron el oro de los comandantes de los miles y de los capitanes de los cientos. Lo tomaron para la tienda de reunión como recordatorio del pueblo de Israel para el SEÑOR.

32

1Los descendientes de Rubén y de Gad tenían grandes cantidades de ganado. Cuando ellos vieron la tierra de Jazer y Galaad, la tierra era un maravilloso lugar para el ganado. 2Así que los descendientes de Gad y Rubén vinieron y hablaron a Moisés, a Eleazar el sacerdote, y a los jefes de la comunidad. Dijeron: 3"Esta es una lista de los lugares que hemos visto: Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón.

4Estas son las tierras que EL SEÑOR atacó ante la comunidad de Israel, y son buenos lugares para el ganado. Nosotros, tus sirvientes, tenemos mucho ganado." 5Dijeron: "Si nosotros hemos hallado favor ante tu vista, deja que esta tierra sea dada a nosotros, tus sirvientes, como una posesión. No nos hagas cruzar el Jordán."
6Moisés le respondió a los descendientes de Gad y Rubén: "¿Deberían sus hermanos ir a la guerra mientras ustedes se establecen aquí abajo? 7¿Por qué desalentar los corazones de la gente de Israel de ir a la tierra que EL SEÑOR les ha dado?
8Sus padres hicieron la misma cosa cuando yo los envié de Cades Barnea a explorar la tierra. 9Subieron al Valle de Escol. Vieron la tierra y entonces deslalentaron los corazones de la gente de Israel así que se rehusaron a entrar en la tierra que EL SEÑOR les había dado.
10El enojo del SEÑOR se encendió en aquel día. Él hizo un juramento y dijo: 11'Ciertamente, ninguno de los hombres que salieron de Egipto, de veinte años de edad en adelante, verán la tierra sobre la que Yo le juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, porque no me han seguido a Mí completamente, excepto por 12Caleb, hijo de Jefone el cenezeo, y Josué, hijo de Nun. Solo Caleb y Josué me han seguido completamente.'
13Entonces el enojo del SEÑOR se encendió en contra de Israel. Él los hizo vagar cuarenta años por el desierto, hasta que toda la generación que había hecho el mal ante Su vista fue destruída. 14Miren, ustedes se han levantado en lugar de sus padres, como hombres más pecadores, para añadirle al ardiente enojo del SEÑOR hacia Israel. 15Si ustedes se alejan de seguirlo a Él, Él dejará a Israel en el desierto otra vez y ustedes habrán destruído a toda su pueblo."
16Entonces, se acercaron a Moisés y dijeron: "Permítenos construir unas cercas aquí para nuestro ganado y ciudades para nuestras familias. 17Sin embargo, nosotros estaremos listos y armados para ir con el ejército de Israel hasta que los hayamos llevado hasta su lugar. Pero nuestras familias vivirán en las ciudades fortificadas, por las otras personas que aún viven en esta tierra.
18Nosotros no regresaremos a nuestras casas hasta que cada una de las personas de Israel haya obtenido su herencia. 19Nosotros no heredaremos la tierra con ellos al otro lado del Jordán, porque nuestra herencia está aquí en el lado este del Jordán."
20Entonces, Moisés les respondió: "Si ustedes hacen lo que dicen, si ustedes se arman para ir ante EL SEÑOR a la guerra, 21entonces cada uno de sus hombres armados debe cruzar sobre el Jordán ante EL SEÑOR, hasta que Él haya expulsado a sus enemigos de delante de Él 22y la tierra sea domada ante Él. Entonces, después, pueden regresar. Estarán sin culpa ante EL SEÑOR y ante Israel. Esta tierra será su posesión ante EL SEÑOR.
23Pero si no lo hacen, habrán pecado en contra del SEÑOR. Estén seguros que su pecado los encontrará. 24Construyan ciudades para su familia y corrales para sus ovejas; entonces hagan lo que han dicho." 25Los descendientes de Gad y Rubén le hablaron a Moisés y dijeron: "Tus siervientes harán como tú, nuestro amo, ordenas.
26Nuestros pequeños, nuestras esposas, nuestros rebaños, y todo nuestro ganado se quedará allí en las ciudades de Galaad. 27Sin embargo, nosotros, tus sirvientes, cruzaremos delante del SEÑOR para la batalla, cada hombre que esté armado para la guerra, como tú, nuestro amo, dice."
28Así que Moisés dio instrucciones acerca de ellos a Eleazar el sacerdote, a Josué hijo de Nun, y a los jefes de las familias de los antepasados en las tribus del pueblo de Israel. 29Moisés les dijo: "Si los descendientes de Gad y Rubén cruzan el Jordán con ustedes, cada hombre que esté armado para la batalla delante del SEÑOR, y si la tierra es domada ante ustedes, entonces ustedes les darán la tierra de Galaad como una posesión. 30Pero si no cruzan con ustedes armados, entonces adquirirán sus posesiones entre ustedes en la tierra de Canaán."
31Entonces los descendientes de Gad y Rubén respondieron y dijeron: "Como EL SEÑOR nos ha dicho a nosotros, tus sirvientes, esto es lo que nosotros haremos. 32Nosotros cruzaremos armados delante del SEÑOR hacia la tierra de Canaán, pero nuestra herencia poseída se quedará con nosotros en este lado del Jordán."
33Así, a los descendientes de Gad y Rubén, y también a la mitad de la tribu de Manasés, hijo de José, Moisés les dio el reino de Sehón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basán. Él les dio la tierra, y les distribuyó a ellos todas las ciudades con sus fronteras, las cuidades de la tierra alrededor de ellos.
34Los descendientes de Gad reconstruyeron Dibón, Atarot, Aroer, 35Atarot Sofán, Jazer, Jogbeha, 36Bet Nimra, Bet Arán como ciudades fortificadas con corrales para ovejas.
37Los descendientes de Rubén reconstruyeron Hesbón, Eleale, Quiritiaim, 38Nebo, Baal Meón --sus nombres fueron luego cambiados, -- y Sibma. Le dieron otros nombres a las ciudades que reconstruyeron. 39Los descendientes de Maquir, hijo de Manasés, fueron a Galaad y se la quitaron a los amorreos que estaban en ella.
40Entonces Moisés le dio Galaad a Maquir, hijo de Manasés, y su gente se estableció allí. 41Jair, hijo de Manasés, fué y capturó sus pueblos y los llamó Havot Jair. 42Noba fué y capturó Kenat y sus villas, y lo llamó Noba, como su propio nombre.

33

1Estas fueron las rutas del pueblo de Israel luego que salieron de la tierra de Egipto por sus grupos armados bajo la dirección de Moisés y Aarón. 2Moisés escribió los lugares desde donde salieron hasta donde fueron, como mandó EL SEÑOR. Estas fueron sus rutas, salida tras salida.

3Viajaron desde Ramsés durante el primer mes, saliendo en el día quince del primer mes. En la mañana después de la Pascua, el pueblo de Israel se fue abiertamente, ante los ojos de los egipcios. 4Esto sucedió mientras los egipcios estaban enterrando a todos sus primogénitos, esos que EL SEÑOR había matado de entre ellos, porque Él tambien había castigado a sus dioses.
5El pueblo de Israel salió de Ramsés y acampó en Sucot. 6Salieron de Sucot y acampó en Etam, en las orillas del desierto. 7Salieron de Etam y regresaron a Pi Hahirot, el cual está frente a Baal Zefón, donde ellos acamparon frente a Migdol.
8Entonces partieron del lado contrario de Pi Hahirot y pasaron por en medio del mar hacia el desierto. Viajaron una jornada de tres días hacia el desierto de Etam y acamparon en Mara. 9Partieron de Mara y llegaron a Elim. En Elim había doce manantiales de agua y setenta palmeras. Ahí fue donde acamparon. 10Salieron de Elim y acamparon junto al Mar de Juncos.
11Ellos salieron del Mar de Juncos y acamparon en el desierto de Sin. 12Salieron del desierto de Sin y acamparon en Dofca. 13Salieron de Dofca y acamparon en Alús. 14Salieron de Alús y acamparon en Refidim, donde no encontraron agua para que la gente bebiera.
15Salieron de Refidin y acamparon en el desierto de Sinaí. 16Salieron del desierto de Sinaí y acamparon en Kibrot Hataava. 17Salieron de Kibrot Hataava y acamparon en Hazerot. 18Salieron de Hazerot y acamparon en Ritma.
19Salieron de Ritma y acamparon en Rimón Perez. 20Salieron de Rimón Perez y acamparon en Libna. 21Salieron de Libna y acamparon en Rissa. 22Salieron de Rissa y acamparon en Ceelata.
23Salieron de Ceelata y acamparon en el Monte Sefer. 24Salieron del Monte Sefer y acamparon en Harada. 25Salieron de Harada y acamparon en Macelot. 26Salieron de Macelot y acamparon en Tahat.
27Salieron de Tahat y acamparon en Tara. 28Salieron de Tara y acamparon en Mitca. 29Salieron de Mitca y acamparon en Hasmona. 30Salieron de Hasmona y acamparon en Moserot.
31Salieron de Moserot y acamparon en Bene Jaacán. 32Salieron de Bene Jaacán y acamparon en Hor Haggidgad. 33Salieron de Hor Haggidgad y acamparon en Jotbata. 34Salieron de Jotbata y acamparon en Abrona.
35Salieron de Abrona y acamparon en Ezión Geber. 36Salieron de Ezión Geber y acamparon en el desierto de Zin en Cades. 37Salieron de Cades y acamparon en el Monte Hor, al borde de la tierra de Edom.
38Aarón el sacerdote subió al Monte Hor a la orden del SEÑOR y murió allí en el año cuarenta luego que el pueblo de Israel salió de la tierra de Egipto, en el quinto mes, en el primer día del mes. 39Aarón era de 123 años de edad cuando murió en el Monte Hor.
40El cananeo, el rey de Arad, que vivía al sur del desierto en la tierra de Canaán, escuchó que venía el pueblo de Israel.
41Salieron del Monte Hor y acamparon en Zalmona. 42Salieron de Zalmona y acamparon en Punón. 43Salieron de Punón y acamparon en Obot.
44Salieron de Obot y acamparon en Ije Abarim, en el borde de Moab. 45Salieron de Ije Abarim y acamparon en Dibón Gad. 46Salieron de Dibón Gad y acamparon en Almón Diblataim.
47Salieron de Almón Diblataim y acamparon en las montañas de Abarim, frente al Nebo. 48Salieron de las montañas de Abarim y acamparon en llanuras de Moab por el Jordán en Jericó. 49Acamparon por el Jordán, desde Bet Jesimot, a Abel Sitim en las llanuras de Moab.
50El SEÑOR habló a Moisés en la llanuras de Moab por el Jordán en Jericó y dijo: 51''Habla al pueblo de Israel y diles: 'Cuando ustedes crucen el Jordán a la tierra de Canaán, 52entonces deben sacar a todos los habitantes de la tierra de delante de ustedes. Deben destruir todas sus figuras talladas. Deben destruir todas sus figuras fundidas y demoler todos sus lugares altos.
53Deben tomar posesión de la tierra y establecerse en ella porque Yo les he dado la tierra para que la posean. 54Deben heredar la tierra por lotes, de acuerdo a cada familia. A la familia más grande se le debe dar una parte mayor de la tierra, y a las familias más pequeñas les debes dar una parte menor de tierra. Dondequiera que el lote caiga a cada familia, esa tierra le pertenecerá. Ustedes heredarán la tierra de acuerdo a las tribus de sus antepasados.
55Pero si no sacan de las tierras a los que habitaban delante de ustedes, entonces la gente a la que les permitan quedarse se volverán como aguijones en sus ojos y espinas en sus costados. Harán sus vidas difíciles en la tierra donde se establezcan. 56Entonces sucederá que lo que Yo tengo intención de hacerle a esa gente, Yo se los haré también a ustedes."

34

1El SEÑOR habló a Moisés y dijo: 2"Manda al pueblo de Israel y diles, 'Cuando entres a la tierra de Canaán, la tierra que te pertenecerá, la tierra de Canaán y sus fronteras, 3tu frontera sur se extenderá desde el desierto de Zin a lo largo de la frontera de Edom. El extremo este de la frontera sur estará en una línea que termina en el extremo sur del Mar Salado.

4Tu frontera girara al sur desde la colina de Acrabim y pasa a lo largo del desierto de Zin. De ahí, pasará al sur de Cades Barnea y continúa a Hasaradar y mas allá hasta Asmón. 5De ahí, la frontera pasará de Asmón hacia el arroyo de Egipto y sigue al mar.
6La frontera occidental será la costa del Mar Grande. Esta será tu frontera occidental.
7Tu frontera al norte se extenderá a lo largo de una línea que tu debes marcar desde el Mar Grande hasta el Monte Hor, 8entonces del Monte Hor a Lebo Hamat, de ahí a Zedad. 9Entonces la frontera continuará a Zifrón y terminará en Hazar Enán. Esta será tu frontera al norte.
10Entonces debes marcar tu frontera oriental desde Hazar Enán al sur de Sefam. 11Entonces la frontera oriental bajará desde Sefam a Ribla, al lado oriental de Aín. La frontera continuará a lo largo del lado oriental del Mar de Cineret. 12Entonces la frontera continuará a lo largo del Río Jordán hasta el Mar Salado y continuará descendiendo por la frontera del Mar Salado. Esta será tu tierra, siguiendo sus fronteras alrededor."
13Entonces Moisés mandó al pueblo de Israel y dijo: "Esta es la tierra que recibirás por suerte, la cual EL SEÑOR ha mandado a dar a las nueve tribus y a la media tribu. 14La tribu de los descendientes de Rubén, siguiendo la asignación de la propiedad a la tribu de sus antepasados, y la tribu de los descendientes de Gad, siguiendo la asignación de la propiedad de la tribu de sus antepasados, y la media tribu de Manasés todos han recibido sus tierras. 15Las dos tribus y la media tribu han recibido su parte de la tierra mas allá del Jordán al oriente de Jericó, hacia la salida del sol.
16El SEÑOR habló a Moisés y dijo: 17"Estos son los nombres de los hombres que dividirán la tierra para tu herencia: Eleazar el sacerdote y Josué hijo de Nun. 18Debes escoger un jefe de cada tribu para dividir la tierra por familias.
19Estos son los nombres de los hombres: de la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone. 20De la tribu de los descendientes de Simeón, Semuel hijo de Amiud.
21De la tribu de Benjamín, Elidad hijo de Quislón. 22De la tribu de los descendientes de Dan un jefe, Buqui hijo de Jogli. 23De los descendientes de José, de la tribu de los descendientes de Manasés un jefe, Haniel hijo de Efod.
24De la tribu de los descendientes de Efraín un jefe, Kemuel hijo de Siftán. 25De la tibu de los descendientes de Zabulón un jefe, Elizafán hijo de Parnac. 26De la tribu de los descendientes de Isacar un jefe, Paltiel hijo de Azán.
27De la tribu de los descendientes de Aser, Ahiud hijo de Selomi. 28De la tribu de los descendientes de Neftalí un jefe, Pedael hijo de Amiud. 29El SEÑOR mandó a estos hombres a dividir la tierra de Canaán y darle a cada una de las tribus de Israel su porción.

35

1El SEÑOR habló a Moisés en los llanos de Moab junto al Jordán en Jericó y dijo: 2"Ordénale al pueblo de Israel a dar algunas de sus porciones de la tierra a los Levitas. Deben darle a ellos ciudades donde vivir y pastizales rodeando esas ciudades.

3Los Levitas van a tener estas ciudades para vivir. Los pastizales van a ser para sus ganados, sus rebaños y todos sus animales. 4Los pastizales alrededor de las ciudades que ustedes les van a dar a los Levitas deben extenderse desde las murallas de la ciudad por 450 metros en cada dirección.
5Deben medir 900 metros desde las afueras de la ciudad en el lado este y 900 metros al lado sur, 900 metros al lado oeste y 900 metros al lado norte. Estos serán los pastizales para sus ciudades. Las ciudades estarán en el centro.
6Seis de las ciudades que les van a dar a los Levitas deben servir como ciudades de refugio. Ustedes Deben proveer éstas como lugares a los que una persona que haya matado a alguien pueda huir. También, provee otras cuarenta y dos ciudades. 7Las ciudades que les den a los levitas van a ser en total cuarenta y dos. Deben darles sus pastizales con ellas.
8Las tribus más grandes del pueblo de Israel, las tribus que tienen más tierra, deben proveer más ciudades. Las tribus pequeñas van a proveer menos ciudades. Cada tribu debe proveer para los Levitas de acuerdo a la parte que han recibido."
9Luego EL SEÑOR habló a Moisés y dijo: 10"Habla al pueblo de Israel y diles: 'Cuando crucen el Jordán a la ciudad de Canaán, 11entonces deben escoger las ciudades para servir como ciudades de refugio para ustedes, un lugar en el cual una persona que haya matado a alguien sin intención, pueda escapar.
12Éstas ciudades deben ser su refugio de los vengadores, de manera que el hombre que ha sido acusado no pueda ser muerto sin antes comparecer a juicio delante de la comunidad. 13Deben escoger seis ciudades como ciudades de refugio.
14Deben proveer tres ciudades más allá del Jordán y tres en las tierras de Canaán. Éstas van a ser las ciudades de refugio. 15Para que el pueblo de Israel, los extranjeros, para cualquiera que está viviendo entre ustedes, estas seis ciudades servirán como refugio para cualquier persona que haya matado a alguien sin intención, pueda escapar.
16Pero si un hombre acusado ha golpeado a su víctima con un instrumento de hierro, y si su víctima muere, entonces el acusado es ciertamente un asesino. Él ciertamente debe ser muerto. 17Si un hombre acusado ha golpeado a su víctima con una piedra en su mano que pueda matar a la víctima, y si la víctima muere, entonces el acusado es ciertamente un asesino. Él ciertamente debe ser muerto. 18Si un hombre acusado a golpeado a su víctima con una arma de madera que pueda matar a la victima, y si la víctima muere, entonces el acusado es ciertametne un asesino. Él ciertamente debe ser muerto.
19El vengador de la sangre, puede dar muerte al asesino. Cuando él lo encuentre, él puede darle muerte. 20Y si un hombre acusado maltrata a alguien en odio o tira algo hacia él, mientras se esconde para emboscarlo, para que su víctima muera, 21o si él lo ataca en odio con sus manos para que la víctima muera, entonces el acusado que lo golpeó ciertamente debe ser muerto. Él es un asesino. El vengador de la sangre puede dar muerte al asesino cuando se encuetre con él.
22Pero si un hombre acusado de repente golpea a una víctima sin odio premeditado o lanza algo que golpea a la víctima sin acechar 23o si lanza una piedra que podría matar a la victima sin haber visto a la víctima, entonces el acusado no era enemigo de la victima; no estaba tratando de lastimar a la víctima. Esto es lo que haces cuando la víctima muere de todas maneras.
24En este caso, la comunidad debe juzgar entre el acusado y el vengador de la sangre con base en estas reglas. 25La comunidad debe rescatar al acusado del poder del vengador de la sangre. La comunidad debe regresar al acusado a la ciudad de refugio a la cual había huído originalmente. Debe vivir allí hasta la muerte del alto sacerdote actual, que fue ungido con el aceite santo.
26Pero si el hombre acusado en cualquier tiempo va más allá de la frontera de la ciudad de refugio a la cual él había huído, 27y si el vengador de la sangre lo encuetra fuera de las fronteras de su ciudad de refugio, y si mata al hombre acusado, el vengador de la sangre no va a ser culpable por la muerte. 28Esto es porque el hombre acusado debía permanecer en la ciudad de refugio hasta la muerte del alto sacerdote. Después de la muerte del alto sacerdote, el hombre acusado puede volver a la tierra donde tiene su propiedad.
29Éstas leyes deben ser estatutos para ustedes a través de las generaciones de su pueblo en todos los lugares donde ustedes viven. 30Quien sea que mate a una persona, el asesino debe ser muerto, como lo atestigüe la palabra de los testigos. Pero una sola palabra de los testigos no puede hacer que ninguna persona sea muerta.
31También, ustedes no deben acepar ningún rescate por la vida del asesino que ha sido culpable de muerte. Debe ciertamente ser muerto. 32Y no deben aceptar ningún rescate por la persona que ha huído a la ciudad de refugio. No deben de esta manera permitirle que viva en su propiedad hasta que el alto sacerdote muera.
33No contaminen de esta manera la tierra donde viven, porque la sangre de un asesino contamina la tierra. Ninguna expiación puede ser hecha por la tierra cuando la sangre ha sido derramada en ella, excepto por la sangre de quien la ha derramado. 34Así que, no deben profanar la tierra en la cual viven porque Yo estoy viviendo en ella. Yo, EL SEÑOR, vivo entre el pueblo de Israel."'

36

1Luego, los jefes de la familia de los antepasados de la familia de Galaad, hijo de Maquir (que era hijo de Manasés), que eran de la familia de los descendientes de José, vinieron y hablaron delante de Moisés y delante de los jefes que eran las cabezas de la familia de los antepasados del pueblo de Israel. 2Dijeron: "El SEÑOR te ordenó, nuestro amo, dar una porción de la tierra por lote al pueblo de Israel. Fuiste ordenado por EL SEÑOR para darle la porción de Zelofehad, nuestro hermano, a sus hijas.

3Pero si sus hijas se casan con hombres de otra tribu del pueblo de Israel, entonces su porción de tierra, será quitada de la porción de nuestros antepasados. Será añadida a la porción de la tribu a la que se unan. 4En ese caso, será quitada la porción de nuestra herencia asignada. En ese caso, cuando el año del jubileo del pueblo de Israel venga, entonces su porción será añadida a la porción de la tribu a la que se hayan unido. De esta forma, su porción será tomada de la porción de la tribu de nuestros antepasados.
5Así que, Moisés dio una orden al pueblo de Israel, en la palabra del SEÑOR. Él dijo: "Lo que la tribu de los descendientes de José dicen es correcto. 6Esto es lo que EL SEÑOR ordena, sobre las hijas de Zelofehad. Él dice: 'Deja que se casen con quien piensen que sea mejor, pero sólo deben estar casadas entre los de la tribu de su padre.'
7Ninguna porción del pueblo de Israel debe cambiar de una tribu a otra. Cada uno del pueblo de Israel debe continuar con la porción de tribu de su antepasado.
8Cada mujer del pueblo de Israel, a quien le pertenezca una porción en su tribu debe casarse con alguien de las familias pertenecientes a la tribu de su padre. Esto es para que todos los del pueblo de Israel sean dueños de una herencia de sus antepasados. 9Ninguna porción debe cambiar de manos de una tribu a otra. Todas las tribus del pueblo de Israel deben mantener su propia herencia."
10Así que, las hijas de Zelofehad hicieron como EL SEÑOR le había ordenado a Moisés. 11Maala, Tirsa, Hogla, Milca y Noa, las hijas de Zelofehad, se casaron con descendientes de Manasés. 12Se casaron dentro de las familias de los descendientes de Manasés, hijo de José. De esta manera, sus herencias se mantuvieron en la tribu a la cual pertenecía la familia de su padre.
13Estos son las ordenanzas y las leyes que EL SEÑOR dio a través de Moisés al pueblo de Israel en las llanuras de Moab, junto al Jordán, en Jericó.

Deuteronomio

1

1Estas son las palabras que Moisés habló a todo Israel mas allá del río Jordán en el desierto, en la parte plana del valle del río Jordán frente a la tierra de Suf, entre las tierras de Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab. 2Son once días de camino desde el Monte Horeb camino al Monte Seir rumbo a la tierra de Cades Barnea.

3Despues de cuarenta años en el mes once, en el primer día del mes que salieron de Egipto, que Moisés habló al pueblo de Israel, diciéndoles todo lo que el SEÑOR le había ordenado a él acerca de ellos. 4Esto fue después que el SEÑOR había atacado a Sehón el rey de los Amorreos, quién vivía en Hesbón, y a Og, el rey de Basán, quien vivía en Astarot en Edrei.
5Mas allá del Jordán, en la tierra de Moab, Moisés comenzó a anunciar estas instrucciones, diciendo: 6'"EL SEÑOR nuestro Dios nos habló en Horeb, diciendo: 'Ustedes han vivido mucho tiempo en estas montañas.
7Caminene pues a las montañas de los Amorreos y a todos los lugares cerca de allí en las planicies del valle del río Jordán, en la zona montañosa, en la tierra baja, en el Neguev, y por la costa— la tierra de los cananeos, y en el Líbano, tan lejos como hasta el gran río, el Éufrates. 8Miren, he puesto la tierra delante de ustedes; entren y posean la tierra que EL SEÑOR le juró a sus padres—a Abraham, a Isaac, y a Jacob—para darles a ellos y a sus descendientes después de ellos.'
9Yo hablé a ustedes en ese tiempo, diciendo: ' Yo solo no puedo sostenerlos a ustedes. 10EL SEÑOR su Dios los ha multiplicado, y miren hoy, ustedes son muchos como las estrellas del cielo. 11¡Qué EL SEÑOR, el Dios de sus padres, los haga mil veces más de lo que son, y los bendiga, como Él les ha prometido!
12Pero, ¿cómo puedo yo solo llevar sus cargas, sus aflicciones y sus desacuerdos? 13Tomen hombres sabios, hombres entendidos, y hombres de buena fama en el pueblo, de cada tribu, y los haré cabezas sobre ustedes.' 14Ustedes me respondieron y dijeron: 'La cosa que has hablado es bueno para que nosotros lo hagamos.'
15Así que, tomé las cabezas de sus tribus, hombres sabios, y hombres de buena fama, y los hice cabezas sobre ustedes, jefes de mil hombres, capitanes de cien, jefes de cincuenta, jefes de diez, y oficiales, tribu por tribu. 16Yo ordené a sus jueces en ese tiempo, diciendo: "Escuchen los desacuerdos entre sus hermanos, y juzguen rectamente entre un hombre y su hermano, y el extranjero quien está con él.
17Ustedes no mostrarán preferencia por nadie en ningun desacuerdo; escucharán al pequeño y al grande del mísmo modo. No tendrán miedo de nadie, porque el juicio es de Dios. El desacuerdo que sea muy difícil para ustedes, lo traerán a mí, y yo la escucharé.' 18Yo les ordené a ustedes en ese tiempo todas las cosas que debían hacer.
19Viajamos lejos desde Horeb y fuimos por medio de todo el gran y terrible desierto que ustedes vieron, de camino a la zona montañosa de los amorreos, como EL SEÑOR nuestro Dios nos había ordenado; y llegamos a Cades Barnea.
20Les dije: 'Han venido a la zona montañosa de los amorreros, la cual EL SEÑOR nuestro Dios nos está dando. 21Miren, el SEÑOR su Dios ha puesto la tierra delante de ustedes; suban, tomen posesión, como EL SEÑOR, el Dios de sus padres, les ha hablado a ustedes; no tengan miedo, ni tampoco se desanimen.'
22Cada uno de ustedes vino a mí y dijo: 'Déjanos enviar hombres delante de nosotros, para que ellos puedan explorar la tierra por nosotros, y nos traigan palabra acerca del camino por el cual deberíamos atacar, y acerca de las ciudades en las cuales entraremos.' 23El consejo me pareció bien; tomé doce hombres de entre ustedes, un hombre por cada tribu. 24Ellos se fueron y subieron a la zona montañosa, llegaron al valle de Escol y lo exploraron.
25Tomaron de los frutos que dió la tierra en sus manos y nos la trajeron. Y también nos dijeron: 'Es una buena tierra la que EL SEÑOR nuestro Dios nos está dando.'
26Aún así, ustedes no quisieron atacar, sino que no obedecieron la orden del SEÑOR su Dios. 27Se quejaron en sus tiendas y dijeron: 'Es porque EL SEÑOR nos odió que Él nos ha traido fuera de la tierra de Egipto, para entregarnos en la mano de los amorreos para destruirnos. 28¿A dónde podremos ir ahora? Nuestros hermanos han hecho que nuestros corazones se llenen de miedo, diciendo: 'Esas personas son grandes y más altás que nosotros; sus ciudades son grandes y están rodeada totalmente de paredes muy altas hasta los cielos; y sobre todo, hemos visto a los hijos de Anac allí.'''
29Luego les dije a ustedes: 'No se aterroricen, ni tampoco tengan miedo de ellos. 30EL SEÑOR su Dios, quien va delante de ustedes, Él peleará por ustedes, como todo lo que hizo por ustedes en Egipto ante sus ojos, 31y también en el desierto, en donde han visto cómo EL SEÑOR su Dios los sostuvo, como un hombre carga a su hijo, a todo lugar que ustedes fueron hasta que llegaron a este lugar.'
32Pero a ustedes no les importó La Palabra de SU SEÑOR y no creyeron en EL SEÑOR SU DIOS 33quien fue delante de ustedes para encontrar lugar donde acampar, en fuego por la noche y en nubes de día.
34EL SEÑOR escuchó el sonido de sus palabras y estaba enojado; Él juró y dijo: 35'Ciertamente ninguno de estos hombres de esta generación perversa verá la buena tierra que juré darle a sus antepasados, 36excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá. A él daré la tierra que ha pisado, y a sus hijos, porque él ha seguido enteramente a Dios.'
37También, EL SEÑOR estaba enojado conmigo por culpa de ustedes, diciendo: 'Tú tampoco entrarás allí; 38Josué hijo de Nun, quien está de pie delante de tí, él entrará allí; anímalo, porque él guiará a Israel a heredarla.
39Además, tus pequeños hijos, los cuales dijiste que serían víctimas, quienes hoy no tienen conocimiento del bien o el mal—ellos entrarán allí. A ellos se la daré, y ellos la poseerán. 40Pero en cuanto a ti, regresa y comienza tu viaje en el desierto a lo largo del camino al Mar Rojo.'
41Luego ustedes respondieron y me dijeron: 'Hemos pecado contra EL SEÑOR; subiremos y pelearemos, y seguiremos todo lo que EL SEÑOR nuestro Dios nos ha ordenado hacer'. Cada hombre de entre ustedes se puso sus armas de guerra, y estaban listos para atacar la zona montañosa. 42EL SEÑOR me dijo: 'Diles a ellos: ''No ataquen y no peleen, porque Yo no estaré con ustedes, y serán derrotados por sus enemigos.'
43Yo les hablé de esta manera, pero no escucharon. Ustedes se rebelaron contra el mandato del SEÑOR; ustedes fueron arrogantes y atacaron la zona montañosa. 44Pero los amorreos, quienes vivían en esa zona montañosa, salieron en contra de ustedes y los persiguieron como abejas, y los hirieron en Seir, tan lejos como hasta Horma.
45Ustedes regresaron y lloraron ante El SEÑOR, pero EL SEÑOR no escuchó sus voces, ni les prestó atención a ustedes. 46Así que se que quedaron en la tierra de Cades muchos días, todos los días que pasaron allí.

2

1Después dimos la vuelta y tomamos nuestro viaje al desierto por el camino hacia el Mar Rojo, como EL SEÑOR me ha hablado; nosotros fuimos alrededor del Monte Seir por muchos días. 2El SEÑOR habló conmigo, diciéndo: 3"Ustedes han ido alrededor de esta montaña por mucho tiempo; den vuelta hacia el norte.

4Ordena a la gente, diciendo: "Ustedes pasarán la frontera de sus hermanos, los descendientes de Esaú, que viven en Seir; ellos te tendrán miedo. Por eso, ten cuidado 5de no pelear con ellos, porque Yo no te daré nada de su tierra, no, ni siquiera lo suficiente que la planta de un pie pueda pisar; porque Yo le he dado el Monte Seir a Esaú como una posesión.
6Ustedes comprarán comida de ellos por dinero, para que puedan comer; también comprarán agua de ellos por dinero, para que puedan beber. 7Porque EL SEÑOR TU DIOS te ha bendecido en todo el trabajo de tus manos; ÉL ha sabido de tu caminar a través de este gran desierto. Por estos cuarenta años EL SEÑOR TU DIOS a estado contigo, y no te ha faltado nada.
8Y pasamos de lado de la tierra de nuestros hermanos, los decendientes de Esaú que vivían en Seir, lejos del camino de Arabá, de Elat y de Ezión Geber. Luego dimos vuelta y pasamos por el camino del desierto de Moab.
9El SEÑOR me dijo: 'No molesten a Moab, y no luchen con ellos en batalla. Porque no les daré esta tierra para su posesión, porque Yo le he dado la Ciudad de Ar a los descendientes de Lot, para su posesión.'
10(Los Emitas vivieron allí anteriormente, un pueblo tan grandioso, eran muchos, y tan altos como los Anaceos; 11estos también son considerados como los Refaítas, como los Anaceos; pero los Moabitas los llamaban los Emitas.
12Los Horeos también vivían en Seir antes que ellos, pero los descedientes de Esaú los sucedieron. Ellos los destruyeron a ellos y vivieron en su lugar, como Israel hizo con la tierra de su posesión que El SEÑOR les dio a ellos.)
13'"Ahora levántate y ve al arroyo Zered.' Así que fuimos al arroyo Zered. 14Ahora, los días que pasaron desde que venimos de la tierra de Cades Barnea hasta que cruzamos el arroyo Zered, fueron treinta y ocho años. Fué desde ese momento hasta ahora, que toda esa generación de los hombres del pueblo aptos para la guerra, habian muerto, como EL SEÑOR le había jurado a ellos. 15Además, la mano DEL SEÑOR estaba en contra de esa generación, con el fin de destruirlos de entre la gente, hasta que murieron.
16Así que sucedió que cuando todos los hombres aptos para la lucha estaban muertos, y se fueron de entre la gente, 17que El SEÑOR me habló, diciendo: 18"Hoy vas a pasar por la Ciudad de Ar, la frontera de Moab. 19Cuando te acerques al pueblo de Amón, no los molestes y no pelees con ellos; porque YO no les daré nada de la tierra del pueblo de Amón como una posesión; porque YO se les he dado a los hijos de Lot esa tierra como posesión.
20También es conosida esa tierra como la tierra de los Refaim. Los Refaitas vivían ahí anteriomente, pero los Amonitas los llamaban Zomzomeos, que significa Gigantes.21un pueblo tan grande y numeroso, y tan altos como los Anaceos. Pero EL Señor los destruyó delante de los Amonitas, triunfando sobre ellos y vivieron en su lugar.22Esto también hizo EL SEÑOR a la gente de Esaú, quienes vivían en Seir, cuando ÉL destruyó a los Horeos delante de ellos, y los hijos de Esaú triunfaron sobre ellos y han vivido en su lugar hasta el día de hoy.
23Para los Aveos que vivían en las aldeas tan lejos como Gaza, los Caftoreos, quienes vinieron de Caftor, los destruyó y se establecieron en su lugar.
24"Ahora levántense, vayan en su camino y pasen por el Valle de Arnón; miren, les he dado en su mano a Sehón el Amorreo, rey de Hesbón, y su tierra. Comiencen a poseerlo, y peleen con él en batalla.25Hoy comenzaré a ponerles miedo y terror de ustedes en los pueblos que están debajo de todo el cielo; ellos oirán las noticias de ustedes y temblarán, estarán en angustia a causa de ustedes".
26Yo mandé mensajeros desde el desierto de Cademot hacia Sehón, rey de Hesbón con palabras de paz, diciendo: 27"Déjame pasar por tu tierra; iré por el camino; no iré a la derecha ni a la izquierda.
28Me venderás comida por dinero, para que así pueda yo comer; dame agua por dinero, para que yo pueda tomar; solamente déjame pasar a pie; 29como los hijos de Esaú que viven en Seir, y como los moabitas que viven en la Ciudad de Ar, hicieron por mí; hasta que pase sobre el Jordán a la tierra que EL SEÑOR Dios nos está dando".
30Pero Sehón, rey de Hesbón, no nos permitió pasar por su tierra; porque El SEÑOR DIOS endureció su mente y su terco su corazón, que Él pueda derrotarlo y entregarlo en tus manos, como lo ha hecho hoy.31El Señor me dijo: "Mira, he comenzado a entregar a Sehón y su tierra delante de ustedes; empiezen a poseerla, para que así puedas heredar su tierra."
32Entonces Sehón vino en contra de nosotros, él y toda su gente, para pelear en Jahaza. 33ELSEÑOR DIOS lo entregó a nosotros y lo derrotamos; lo golpeamos hasta la muerte, a sus hijos, y toda su gente.
34Tomamos todas sus ciudades en ese momento y destruimos completamente cada ciudad; hombre, mujer y también a los pequeños; no dejamos ningún sobreviviente. 35Solamente tomamos el ganado como nuestro botín, junto con el botín de las ciudades que habíamos capturado.
36Desde Aroer, que está a la orilla del Valle de Arnón, y de la ciudad que está en el valle, hasta Galaad, no había ninguna ciudad inalcanzable para nosotros. El SEÑOR nuestro DIOS nos dió la victoria sobre todos los enemigos que teníamos por delante. 37Fue solo a la tierra de los descendientes de Amón que no fuiste, como a todo el lado del río Jaboc, y las ciudades del monte, donde sea que EL SEÑOR nuestro DIOS nos prohibió ir.

3

1Luego regresamos y subimos a Basán. Og, el rey de Basán, vino y nos atacó, él y todo su pueblo para pelear en la Ciudad de Edrei. 2EL SEÑOR me dijo a mí: "No le temas; porque te YO te he dado la victoria sobre él y te he puesto todo su pueblo y tierra bajo tu control. Tú le harás como le hiciste a Sehón, rey de los Amorreos, quien vivía en Hesbón."

3Así que EL SEÑOR nuestro DIOS también nos dio victoria sobre Og el rey de Basán, y todo su pueblo fue puesto bajo nuestro control. Los herimos hasta que ninguno de su pueblo permaneció. 4En ese tiempo le quitamos todas sus ciudades; no hubo ni una ciudad que no le hayamos quitado: sesenta ciudades, todas en la región de Argob, el reino de Og en Basán.
5Estas fueron todas ciudades reforzadas con sus altas murallas, puertas y barras; esto estaba al lado de muchas aldeas sin amurallar. 6Nosotros las destruimos por completo, como le hicimos a Sehón el rey de Hesbón, destruyendo completamente cada ciudad; los hombres, mujeres y los pequeños. 7Pero todo el ganado y el botín de las ciudades, lo tomamos como botines para nosotros.
8En ese tiempo tomamos la tierra de la mano de los dos reyes de los Amorreos, quienes estaban más allá del Jordán, desde el Valle de Arnón hasta el Monte Hermón. 9(El Monte Hermón los Sidonios lo llaman Sirión, y los Amorreos lo llaman Senir) 10y todas las ciudades de la llanura, todo Galaad y todo Basán, todo el camino hasta Salca y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán."
11(Porque del remanente de Refaim gente de gigantes, solamente Og rey de Basán había permanecido. ¡Miren! Su cama era una cama de hierro. ¿No estaba su cama en Rabá, donde lo descendientes de Amón vivían? Era de nueve codos o cuatro metros y media de largo y cuatro codos o dos metros de ancho, pues hera de esta forma en codos, la forma en que la gente medía.)
12"Esta tierra que tomamos en posesión para ese tiempo, desde Aroer, que es por el Valle de Arnón, y la mitad de la zona montañosa de Galaad y sus ciudades. Yo se las di a los Rubenitas y a los Gaditas. 13El resto de Galaad y todo Basán, el reino de Og, yo se los di a la mitad de la tribu de Manasés: toda la región de Argob y todo Basán. (Este mismo territorio se llama la tierra de Refaim).
14Jair, un descendiente de Manasés, tomó toda la región de Argob hasta la frontera de los Gesuritas y los Maacateos. Él llamó a la región, incluyendo Basán, por su propio nombre, Havot Jair, hasta este día.
15Yo le entregué Galaad a Maquir. 16A los Rubenitas y a los Gaditas les di territorio desde Galaad hasta el valle de Arnón, el centro del valle es la frontera del territorio hasta el Río Jaboc, el cual es la frontera con los descendientes de Amón.
17Otra de sus fronteras es también la llanura del valle del Río Jordán, desde Cineret hasta el Mar de Arabá (que es el Mar Salado) hasta las cuestas del Monte Pisga al este.
18Yo les ordené en ese tiempo, diciendo: "El SEÑOR su DIOS les ha dado esta tierra para poseerla; ustedes, todos los hombres de guerra, pasarán armados ante sus hermanos, el pueblo de Israel.
19Pero sus esposas, sus pequeños y sus ganados (yo sé que tienen mucho ganado), se quedarán en sus cuidades que yo les he dado, 20hasta que EL SEÑOR les de descanso a sus hermanos, así como lo ha hecho con ustedes, hasta que ellos también posean la tierra que EL SEÑOR su DIOS les está dando más allá del Jordán; luego regrasará todo hombre de ustedes, a la propiedad que les he entregado".
21Yo le ordené a Josué en ese tiempo, diciendo: "Tus ojos han visto todo lo que EL SEÑOR tu DIOS le ha hecho a estos dos reyes; EL SEÑOR le hará lo mismo a todos los reinos que pasares por encima. 22No temerás a ellos, porque EL SEÑOR tu Dios es quien peleará por tí".
23Yo le rogué al SEÑOR en ese tiempo diciendo: 24"Oh SEÑOR, Tú has empezado a enseñarle a tu siervo tu grandeza y tu mano fuerte; porque, ¿Qué dios hay en el cielo o en la tierra que pueda hacer las mismas obras que Tú has hecho y los mismo actos poderosos? 25Dejame ir allá, te suplico, y ver la buena tierra que está más allá del Jordán, esa buena zona montañosa y también el Líbano".
26Pero EL SEÑOR estaba molesto conmigo por culpa de ustedes; ÉL no me escuchó a mí. EL SEÑOR me dijo: ''Deja que esto sea suficiente para tí, no me hables más a Mí sobre este tema: 27sube al Monte Pisga y alza tus ojos hacia el oeste, norte, sur y este; mira con tus ojos, porque no pasaras el Jordán.
28En su lugar, prepara a Josué, anímalo y fortalécelo, porque él irá allá delante de estas personas y el les guiará a heredar la tierra que tú verás". 29Y nosotros permanecimos en el valle opuesto a Bet-Peor.

4

1Ahora Israel, escucha las reglas y los decretos que estoy a punto de enseñarte, para que los hagas; para que puedas vivir, entrar y poseer la tierra que EL SEÑOR, EL DIOS de tus padres, te está dando. 2Tú no le añadirás a las palabras que yo te he encomendado, tampoco las diminuirás, para que tú puedas guardar los mandamientos que YO EL SEÑOR TU DIOS, estoy a punto de ordenarte.

3Tus ojos han visto lo que el SEÑOR hizo a causa de Baal Peor; porque todos los hombres que siguieron a Baal-Peor, EL SEÑOR TU DIOS los ha destruido a ellos de entre ustedes. 4Pero ustedes que no se separaron del SEÑOR SU DIOS están vivos hoy, cada uno de ustedes.
5Mira, yo te he enseñado leyes y decretos, como EL SEÑOR MI DIOS me había encomendado que lo hicieras en medio de la tierra, a la cual estás entrando para que puedas poseerla. 6Por lo tanto, guárdalos y hazlos; porque esto es tu sabiduría y tu entendimiento a la vista de las personas, quienes escucharán acerca de todos estos estatutos y dirán: "Seguramente esta gran nación es un pueblo sabio y entendido".
7¿Pues cuál otra gran nación hay que tenga un dios tan cercano a ellos, como EL SEÑOR nuestro DIOS lo está de nosotros cuando lo llamamos? 8¿Qué otra gran nación hay que tenga leyes y decretos tan justos como toda esta ley que estoy colocando ante ti hoy?
9Solamente presta atención y con cuidado guárdate, para que no se te olviden las cosas que tus ojos han visto, para que no se vayan de tu corazón todos los días de tu vida. Enseñalas a tus hijos y a los hijos de tus hijos. 10En ese día que estuviste parado delante DEL SEÑOR TU DIOS en Horeb, cuando EL SEÑOR me dijo: "Reune a las personas, y yo los haré escuchar mis palabras, para que puedan aprender a temerme todos los días que ellos vivan en la tierra, y para que ellos puedan enseñarles a sus hijos".
11Tú te acercaste y te paraste al pie de la montaña. La montaña se quemó con fuego que subió hasta el cielo, formando una nube de espesa oscuridad. 12El SEÑOR habló a ustedes desde enmedio del fuego; tú oíste la voz de sus palabras, pero no viste forma ni imagen alguna; tú solamente escuchaste Su Voz.
13ÉL declaró su Pacto que ordenó a ustedes obedecer, los Diez Mandamientos. ÉL los escribió en dos tablas de piedra. 14EL SEÑOR me ordenó en ese tiempo a enseñarles estatutos y ordenanzas, para que ustedes puedan obedecerlas en la tierra que están cruzando para tomar posesión de ella.
15Así que tengan cuidado porque ustedes no vieron ninguna figura en el día que el SEÑOR les habló en Horeb en medio del fuego-- 16que no se corrompan ustedes mismos ni hagan una figura en la semejanza de alguna criatura, o en forma de hombre ó mujer, 17o en la semejanza de cualquier bestia que esté en la tierra, o en la semejanza de cualquier animal con alas que vuele en los cielos, 18o a la semejanza de cualquier cosa que se arrastra en el suelo, o ni en la semejanza de cualquier pez que esté en el agua debajo de la tierra.
19Tú no levantarás tus ojos a los cielos para adorar el sol, la luna o las estrellas ni a todos los ejercitos de los cielos, y ser atraídos a alabarlos y adorarlos, de todas esas cosas en las cuales El SEÑOR TU DIOS les ha dado una parte a todas las personas que están bajo el cielo. 20Pero El SEÑOR los ha tomado y los llevó afuera del horno de hierro, de Egipto, para ser un pueblo de su propia herencia, como ustedes lo son hoy.
21El SEÑOR estaba molesto conmigo por ustedes; Él juró que yo no debería cruzar el rio Jordán, y que yo no debería entrar a la buena tierra, la tierra que El SEÑOR TU DIOS te está dando como herencia. 22En lugar de eso, yo debo morir en esta tierra; yo no debo ir al Jordán; pero tu pasarás y poseerás esa tierra buena.
23Presten atención, para que no olviden el pacto que El SEÑOR TU DIOS ha hecho con ustedes, y tallen para ustedes una imagen en la forma de cualquier cosa que EL SEÑOR TU DIOS te ha prohibido hacer. 24Pues el SEÑOR TU DIOS es un fuego devorador, un DIOS celoso.
25Cuando hayas tenido hijos e hijos de hijos, y cuando hayas estado en la tierra por mucho tiempo, si te corrompes a ti mismo y si tallas una figura en forma de cualquier cosa y haces lo que es malo a la vista del SEÑOR TU DIOS para provocarlo a enojarse.26Yo llamo hoy al cielo y la tierra para que sean titestigos contra tí, que pronto perecerás por completo de la tierra que ustedes van a pasar por el Jordán para poseer, no vas a prolongar tus días en ella, pero vas a hacer completamente destruido.
27El SEÑOR los llevará entre los pueblos y quedarán pocos en número entre las naciones, donde El SEÑOR los llevará lejos. 28Ahí ustedes servirán a otros dioses, dioses de madera y piedra, que son hechos por la mano del hombre, los cuales son dioses que no pueden ver, escuchar, comer ni oler.
29Pero desde ahí, buscarás al SEÑOR TU DIOS, y lo encontrarás, cuando lo busques con todo tu corazón y toda tu alma.
30Cuando estés en apuros, y cuando todas estas cosas vengan sobre ti, en esos dias de tu vejez, regresarás al SEÑOR TU DIOS y escucharás su voz. 31Porque el SEÑOR tu Dios es un DIOS Misericordioso; ÉL no te fallará ni te destruirá, ni olvidará el Pacto que juró a tus Padres.
32Pregunta ahora pues, sobre los días que pasaron, quien fué creado antes de tí: ¿Desde el día que DIOS creó al hombre en la tierra y desde un extremo de los cielos al otro, pregunta si ha habido algo como esta gran cosa, o si algo como esto se ha escuchado? 33¿Alguna vez una persona ha escuchado la voz de DIOS hablar de en medio del fuego, como lo has escuchado, y vivido?
34¿O alguna vez Dios ha intentado ir y coger para Él mismo una nación de en medio de otra nación, por juicios, por señales, por maravillas, por guerra, por una poderosa mano, por un brazo extendido, y por grandes terrores; como todo lo que el SEÑOR TU DIOS hizo por tÍ en Egipto ante tus ojos?
35Para ti estas cosas fueron mostradas, para que sepas que el SEÑOR es DIOS, y que no hay nadie más que él. 36Fuera de los cielos ÉL te hizo oír su voz, para que así ÉL pudiera instruirte; en la tierra que ÉL te hizo ver Su gran fuego; tu escuchaste Su voz en medio del fuego.
37Porque ÉL amó tus padres, ÉL escogió sus descendientes después de ellos y te trajo fuera de Egipto con su presencia, con su gran poder; 38para expulsar delante de tí naciones más grandes y más poderosas que tú, para traerte como hoy y darte su tierra como una herencia.
39Por tanto conoce esto hoy y ponlo en tu corazón, que el SEÑOR es DIOS arriba en los cielos y abajo en la tierra; no hay nadie más. 40Tú mantendrás sus estatutos y mandamientos que yo te mando hoy, para que te vaya bien a tí y a tus hijos después de tí, y que tú puedas prolongar tus días en la tierra que el SEÑOR tu Dios te está dando para siempre.
41Luego, Moisés seleccionó tres ciudades en el lado este del Jordán, 42que ahí fuera cualquiera que matara a algun hombre sin intención, sin haber sido enemigos antes de esto; y escondiendose en alguna de estas ciudades, el salvara su vida.43Estas eran: Beser en el desierto, el país llano, para los Rubenitas; Ramot en Galaad, para los Gaditas; y Golán en Basán, para los Manasitas.
44Esta es la ley que Moisés colocó delante del pueblo de Israel; 45estos son los decretos del Pacto, leyes y otros decretos que él habló al pueblo de Israel cuando ellos salieron de Egipto, 46cuando ellos estaban al este del Jordán, en el valle opuesto a Bet-Peor, en la tierra de Sehón, rey de los amorreos, que habían vivido en Hebrón, a quien Moisés y el pueblo de Israel habían derrotado cuando ellos salieron de Egipto.
47Ellos tomaron su tierra como una posesión, y la tierra de Og rey de Basán. Estos, los dos reyes de los amorreos, quienes estaban más allá del Jordán hacia el este. 48Este territorio iba desde el Aroer, en el borde del valle de Arnón, hasta el Monte Sion (o Monte Hermón), 49e incluyó toda la llanura del valle del Río Jordán, más allá del este del Jordán, al Mar de Arabá, a las cuestas del Monte Pisga.

5

1Moisés llamó a todo Israel y dijo: "Escucha Israel, los estatutos y decretos que yo hablo a tus oídos hoy, para que ustedes puedan aprenderlos y guardarlos. 2EL SEÑOR DIOS hizo un pacto con nosotros en Horeb. 3EL SEÑOR no ha hecho un pacto con nuestros antepasados, pero sí con todos nosotros, vivos aquí hoy.

4El Señor habló con ustedes cara a cara en el monte en medio del fuego. 5(Yo me paré enmedio del SEÑOR y ustedes en ese tiempo, para revelarles Su Palabra, pero ustedes estaban asustados por el fuego, y no quisieron subir a la montaña). EL SEÑOR dijo: 6Yo soy EL SEÑOR su DIOS, quien les sacó de Egipto, fuera de la casa de la esclavitud.
7Ustedes no tendrán otros dioses fuera de Mí. 8No harán para ustedes alguna figura ni nada que se le parezca a lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, o de lo que está debajo de la tierra.
9No se arrodillarán o los servirán, porque yo El SEÑOR TU DIOS soy un Dios celoso. Yo castigué la maldad de los antepsados, trayendo castigo a sus niños, hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian, 10y enseñando un pacto de Misericordia a miles, a aquellos que me aman y guardan mis mandamientos.
11No tomarás EL Nombre del SEÑOR TU DIOS en vano, pues EL SEÑOR no dejará sin culpa al que tome SU Nombre en vano.
12Guarden el día de Reposo y mantengalo Santo, como EL SEÑOR les ha ordenado. 13Por seis días trabajarán y harán todo su trabajo; 14pero el séptimo día es un Día de Reposo para El SEÑOR SU DIOS. En él no harán ningún trabajo, ni ustedes, ni su hijo, ni su hija, ni su sirviente varón, ni su sirvienta mujer, ni su buey, ni su burro, ni ninguno en su ganado, ni ningún extranjero que este dentro de sus puertas. Esto es para que su sirviente varón y su sirvienta mujer puedan descansar tan bien como ustedes.
15Ustedes recordarán que fueron esclavos en la tierra de Egipto, y EL SEÑOR SU DIOS les sacó con su Mano Poderosa y con su Brazo estirado. Por lo tanto, EL SEÑOR SU DIOS a ordenado guardar el Día de Reposo.
16Honren a su Padre y a su Madre, como El SEÑOR SU DIOS les a ordenado hacer, para que puedan vivir una vida larga en la tierra que El SEÑOR SU DIOS les da, y para que les pueda ir bien.
17Tú no matarás. 18Tú no cometerás adulterio. 19Tú no robarás. 20Tú no darás falso testimonio en contra de tu prójimo.
21Tú no codiciarás la mujer de tu prójimo, tú no codiciarás la casa de tu prójimo, o su campo, o su sirviente varón, o su sirvienta mujer, o su buey, o su burro, o cualquier cosa que pertenezca a tu prójimo.
22Estas Palabras EL SEÑOR habló en voz alta a toda tu asamblea en la montaña de en medio del fuego, de las nubes, y de las densas tinieblas; ÉL no añadió más palabras. Y ÉL las escribió en dos tablas de piedra y me las dió.
23Y sucedió, que cuando ustedes oyeron la Voz saliendo de en medio de las tinieblas, mientras las montañas se quemaban, cuando se acercaron a mí, todos tus ancianos y los jefes de tus tribus. 24Tú dijiste: "Mira, El SEÑOR nuestro DIOS nos enseñó su Gloria y su Grandeza, y nosotros hemos escuchado su Voz salir de en medio del fuego; nosotros hemos visto hoy que cuando DIOS habla con su pueblo, ellos pueden vivir.
25Pero ¿Por qué vamos a morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si ecuchamos la Voz del SEÑOR nuestro DIOS por más tiempo, nosotros moriremos. 26¿Quién además de nosotros está entre toda persona que ha escuchado la Voz del DIOS VIVIENTE hablar de en medio del fuego y ha vivido, así como nosotros lo hemos echo? 27Así que tú debes ir y escuchar lo que EL SEÑOR nuestro DIOS dice; repítenos a nosotros todo lo que EL SEÑOR nuestro DIOS te diga a tí; lo escucharemos y lo obedeceremos".
28El SEÑOR TU DIOS escuchó tus palabras cuando hablaste conmigo. Él me dijo: "He escuchado las palabras de este pueblo, lo que ellos te dijeron a tÍ. Lo que ellos dijeron que es bueno. 29¡Oh, que ellos tuvieran tal corazón que Me Horaran, y siempre obedecieran todos mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre! 30Ve y diles a ellos; ''Regresen a sus tiendas".
31Pero en cuanto a tí, párate aquí al lado mío, y yo te diré todos los mandamientos, los estatutos y los decretos que le vas a enseñar a ellos, para que ellos la cumplan en la tierra que yo les daré para que posean.
32Tú guardarás por tanto, lo que EL SEÑOR TU DIOS te ha ordenado; tú no te desvíes hacia la mano derecha ni a la izquierda. 33Tú caminarás en todo los caminos que EL SEÑOR TU DIOS te ha mandado, para que puedas vivir, para que puedas salir bien y para que tus días se prolonguen en la tierra que tú poseerás.

6

1Ahora estos son los mandamientos, estatutos, y decretos que ELSEÑOR SU DIOS me ha mandado para enseñarles, para que puedan mantenerlos en la tierra que ustedes van pasando por el Jordan para poseerla; 2para que puedan honrar AL SEÑOR SU DIOS, para que mantengan todos los estatutos y mandamientos que yo estoy ordenándoles, a ustedes, a sus hijos, y los hijos de sus hijos, todos los días de sus vidas, para que tus días puedan ser prolongados.

3Por eso escúchalos Israel, y quedate con ellos, para que te vaya bien y te multipliques de gran manera, en una tierra que fluye leche y miel, como El SEÑOR DIOS, EL DIOS de tus Padres, les ha prometido.
4Escucha Israel: EL SEÑOR NUESTRO DIOS UNO ES. 5Tu vas a amar AL SEÑOR TU DIOS con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
6Estas palabras que estoy ordenándote hoy, van a estar en tu corazón, 7y tú vas diligentemente a enseñarselas a tus niños, tu vas a hablar de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes en el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
8Tu las atarás como una señal en tus manos y ellas te servirán como insignias en medio de tus ojos. 9Tu vas a escribirlas en los marcos de las puertas de tu casa y en las puertas de tu ciudad.
10Cuando El SEÑOR TU DIOS te trajo a la tierra que juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob; que ÉL te daría, con grandes y buenas cuidades que tu no construiste, 11y casas llenas de cosas buenas que no hiciste, pozos que no cavaste, viñas y olivos que tú no plantaste. Tu comerás y estarás satisfecho, 12entonces ten cuidado que no te olvides DEL SEÑOR quien te sacó de la tierra de Egipto, fuera de la casa de esclavitud.
13Ustedes honrarán AL SEÑOR SU DIOS, a ÉL ustedes adorarán y jurarán por Su Nombre. 14No irán detrás de otros dioses, los dioses de las personas que están alrededor de ustedes;15pues EL SEÑOR SU DIOS que está en medio de ustedes es un DIOS celoso. Si lo hacen, la ira del SEÑOR SU DIOS será encendida en contra suya y ÉL los destruirá de la superficie de la tierra.
16No tentarán al SEÑOR TU DIOS como lo tentáste en Masah. 17Guardarán diligentemente los mandamientos DEL SEÑOR SU DIOS, Sus mandatos Gloriodsos, y Sus estatútos, que ÉL les ha ordenado a ustedes.
18Harán lo que es correcto y bueno a la vista DEL SEÑOR, para que les vaya bien a ustedes, y para que puedan ir y poseer la buena tierra que EL SEÑOR le juró a sus padres, 19para que saquen a todos sus enemigos de delante de ustedes, como ELSEÑOR ha dicho.
20Cuando tu hijo te pregunte en el tiempo que vendrá, diciendo: "¿Cuáles son los decretos del Pacto, los estatútos, y otros decretos que EL SEÑOR nuestro DIOS les ordenó a ustedes?".21Entonces le dirás a tu hijo: "Nosotros eramos esclavos del Faraón en Egipto; EL SEÑOR nos sacó fuera de Egipto con Mano Poderosa, 22y Él mostró señales y maravillas, grandes y serias en Egipto, en casa de Faraón, delante de nuestros ojos; 23y ÉL nos trajo fuera desde allí, para que así ÉL pudiera traernos aquí y darnos la tierra que ÉL le juró a nuestros Padres.
24El SEÑOR nos ordenó que siempre guardemos todos estos estatútos, que le temamos al SEÑOR nuestroDIOS para nuestro bien, y así ÉL nos pueda mantener vivos, así como lo estamos hoy. 25Si guardamos todos estos mandamientos delante del SEÑOR nuestro DIOS, como ÉL nos ha ordenado, esto será nuestra justicia".

7

1Cuando EL SEÑOR TU DIOS te traiga a la tierra que vas a poseer, y saque delante de tí muchas naciones: los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos; siete naciones mayores y más poderosas que ustedes.

2Y cuando EL SEÑOR TU DIOS te dé la victoria sobre ellos, cuando los conozcas en batalla, debes atacarlos, después debes destruirlos completamente. Tú no harás pacto con ellos, ni mostrarás misericordia hacia ellos. 3Tampoco arreglarás matrimonios con ellos; no les darás tus hijas a sus hijos y no tomarás sus hijas para tus hijos.
4Pues ellos harán que tus hijos dejen de seguirme para que ellos puedan adorar a otros dioses. Así que el enojo del SEÑOR será encendido en contra de ustedes y ÉL te destruirá rápidamente. 5Así es como tú los tratarás a ellos: tú les romperás sus altares, destrozarás sus pilares de piedra en pedazos, detruiras sus imágenes de la diosa Asera y quemarás sus moldes de ídolos.
6Porque tú eres una nación que está apartada para EL SEÑOR TU DIOS. ÉL te ha escogido para ser un pueblo Suyo, más que todos los otros pueblos que están en la faz de la tierra.
7EL SEÑOR no ha puesto su amor sobre tí, ni te escogió porque eres más en número que otro pueblo, porque tú fuiste menos que todos los pueblos, 8pero porque Él te ama, y deseó mantener el juramento que le juró a tus padres. Por esto es que EL SEÑOR te ha sacado fuera con Su Poderosa Mano y te redimió fuera de la casa de esclavitud, de la mano del Faraón, rey de Egipto.
9Por tanto, conoce que EL SEÑOR TU DIOS, ÉL ES DIOS, EL DIOS FIEL, quien mantiene su Pacto y Fidelidad por miles de generaciones con aquellos que lo aman y guardan sus mandamientos, 10pero le paga cara a cara a aquellos a quienes lo odian, para destruirlos; Él no será indulgente con quien lo odia; Él se lo devolverá en su cara. 11Tú por tanto, mantendrás los mandamientos, los estatutos y los decretos que YO te mando hoy hacer.
12Si tú escuchas estos decretos, los guardas y los haces; sucederá que el SEÑOR tu DIOS cumplirá el pacto que hizo contigo y la fidelidad que ÉL juró a tus padres. 13ÉL te amará, te bendecirá y te multiplicará; incluso bendecirá el fruto de tu cuerpo y el fruto de tu suelo, tu grano, tu nuevo vino y tu aceite, la multiplicación de tu ganado y las crías de tu rebaño, en la tierra que Él juró a tus padres dar.
14Tú serás más bendecido que todas las otras personas; no habrá un varón sin hijos o mujer estéril entre ustedes o entre tu ganado. 15EL SEÑOR alejará de tí toda enfermedad; ninguna de las enfermedades malignas de Egipto que tú has conocido las pondrá en ustedes, pero ÉL las pondrá sobre aquellos que te odian.
16Tú conquistaras todo el grupo de personas que EL SEÑOR TU DIOS te dé en victoria. Y tu ojo no le tendrá lástima. Y tú no adorarás sus dioses falsos, pues eso será una trampa para ti.
17Si dices en tu corazón: " Estas naciones son más numerosas que yo; ¿Cómo puedo conquiatarlas?". 18No le tengan miedo a ellos; te acordarás de lo que EL SEÑOR TU DIOS le hizo al Faraón y a todo Egipto; 19los grandes sufrimientos que tus ojos vieron, las señales, las maravillas, la poderosa mano, y el brazo extendido por cual EL SEÑOR TU DIOS te sacó. EL SEÑOR ETU DIOS hará lo mismo a toda las personas a quienes temes.
20Por otra parte, EL SEÑOR TU DIOS enviará el avispón entre ellos, hasta que aquellos que se quedaron y se esconden de tí, perezcan de tu presencia. 21Tú no estarás asustado de ellos, pues EL SEÑOR TU DIOS está entre ustedes, UN GRAN Y TEMIBLE DIOS. 22EL SEÑOR TU DIOS sacará esas naciones delante de tÍ poco a poco. Tú no los derrotarás a todos de inmediato, para que no se multipliquen los animales salvajes a tu alrededor.
23Pero EL SEÑOR TU DIOS te dará la victoria sobre ellos cuando los conozcas en batalla; ÉL los confundirá grandemente hasta que sean destruidos. 24Él pondrá sus reyes bajo tu poder, y tú harás sus nombres perecer desde abajo del cielo. Nadie podrá pararse delante de tí, hasta que los hayas destruido.
25Tú quemarás las figuras talladas de sus dioses falsos. No codicies la plata o el oro que los cubre y lo tomes para ti mismo, porque si lo haces, serás atrapado por ellos, pues eso es una abominación para EL SEÑORTU DIOS. 26Tú no traerás ninguna abominación a tu casa para que no comiences a adorarlos. Tú lo detestarás absolutamente y aborrecerás, porque está separado para destrucción.

8

1Ustedes tienen que mantener todos los mandamientos que yo les estoy dando hoy para que ustedes puedan vivir y multiplicarse, y entrar y poseer la tierra que ELSEÑOR juró a sus padres. 2Ustedes recordarán todos los caminos que EL SEÑOR TU DIOS los ha llevado estos cuarenta años en el desierto, para que así ÉL pueda hacerlos humildes, pueda probarlos para conocer lo que estaba en su corazón, en cuanto si ustedes mantendrían sus mandamientos ó no.

3ÉL los humilló, les hizo tener hambre, y los alimentó con maná, el cual ustedes no han conocido y sus padres no han conocido. ÉL hizo esto para hacerles saber que no es por pan solamente que las personas viven; en cambio, es por todo lo que procede fuera de la boca DEL SEÑOR que las personas viven.
4Sus ropa no se desgastó y ni se les cayó, y sus pies no se hincharon durante aquellos cuarenta años. 5Ustedes pensarán en su corazón sobre, que así como un hombre disciplina a su hijo, así EL SEÑOR SU DIOS los disciplinó a ustedes. 6Ustedes mantendrán los mandamientos DEL SEÑOR SU DIOS, para que ustedes puedan caminar en sus caminos y honrarlo.
7Pues EL SEÑOR SU DIOS los está trayendo a una buena tierra, una tierra de arroyos de agua, de fuentes y manantiales, que fluye a los valles y entre las montañas; 8una tierra de trigo y cebada, de vinos, higueras, y granadas; una tierra de olivos y miel
9Es una tierra en la cual ustedes comerán pan sin falta, y donde ustedes no se irán sin nada; una tierra en donde las piedras son hechas de hierro, y en sus colinas ustedes pueden cavar cobre. 10Ustedes comerán y serán llenos, y ustedes bendecirán AL SEÑOR TU DIOS por la buena tierra que ÉL les ha dado.
11Tengan cuidado de no olvidar AL SEÑOR SU DI, y que ustedes no descuiden sus mandamientos, sus ordenanzas, y sus estatutos que yo estoy ordenádoles hoy, 12sino, cuando coman y estén llenos, y cuando constrúyan casas buenas y vivan en ellas, y sus corazones se animen.
13Tengan cuidado cuando sus rebaños y manadas se multipliquen y cuando tu plata y tu oro aumenten, y todo lo que tienes se multiplique, 14entonces tu corazón se levantará y tu olvidarás AL SEÑOR TU DIOS, quien te sacó de la tierra de Egipto, fuera de la casa de esclavitud.
15No olvides a El que te guió a través del gran y aterrador desierto, con sus serpientes ardientes y sus escorpiones y terreno sediento donde no había agua, Quien te sacó agua de la roca del pedernal. 16ÉL te alimentó en el desierto con maná del que tus antepasados no sabían, para que ÉL pueda humillarte y ponerte a prueba, para que hagas bien al final, 17pero tú no debes decir en tu corazón, "Mi poder y la fuerza de mi mano adquirió toda esta riqueza".
18Pero te acordarás DEL SEÑOR TU DIOS porque es ÉL quien te da el poder para obtener riquezas; para que ÉL pueda establecer su Pacto que juró a tus padres, como es hoy. 19Sucederá que si tú olvidas a EL SEÑOR TU DIOS y caminas tras otros dioses y los adoraras, y los reverencías, yo testifico en contra tuya hoy que seguramente perecerás. 20Como las naciónes que EL SEÑOR está haciendo perecer delante de tí, así perecerás, porque tú no escuchaste la voz de EL SEÑOR TU DIOS.

9

1Escucha Israel; tú estas a punto de cruzar sobre el Jordan hoy, e ir a conquistar naciones más grandes y poderosas que tú, y ciudades que son grandes y reforzadas hasta el cielo, 2una gente grande y alta, los hijos de los anaceos, a quienes tú conoces, y de quien has escuchado a la gente decir: "¿Quién puede estar ante los hijos de Anac?".

3Conoce, por lo tanto, que hoy EL SEÑOR TU DIOS es el que va delante de tí como un fuego devorador; ÉL los destruirá ante tí, y ÉL los someterá ante tí; entoces tú los expulsarás y los harás perecer rápidamente, como EL SEÑOR te ha dicho.
4No digas en tú corazón, después que EL SEÑOR TU DIOS los a empujado afuera ante tí: "Fue por mi justicia que EL SEÑOR me ha traído en posesión esta tierra", porque fue por la malicia de estas naciones que EL SEÑOR los está sacando de delante de tÍ.
5No es por tu justicia o la nobleza de tu corazón que vas a ir a poseer su tierra, es por la malicia de las naciones que tu DIOS los está sacando de delante de tí, y para que ÉL pueda cumplir la palabra que le juró a tus antepasados, a Abraham, a Isaac, y a Jacob.
6Conoce por lo tanto, que EL SEÑOR TU DIOS no te está dando esta tierra buena para poseer por tu justicia, porque eres un pueblo obstinado.
7Acuérdense y no olviden como provocaron la ira al SEÑOR SU DIOS en el desierto; desde el día que salieron de la tierra de Egipto hasta que llegaron a este lugar, ustedes han sido rebeldes contra EL SEÑOR.8También en Horeb ustedes provocaron al SEÑOR a la ira, y el SEÑOR estaba lo muy molesto con ustedes para destruirlos.
9Cuando yo subí a la montaña para recibir las tablas de piedra, las tablas del Pacto que EL SEÑOR hizo con ustedes, yo me quedé en la montaña cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni tome agua.10El SEÑOR me dió las dos tablas de piedra escritas con su dedo; en ellas estaban escritas todas las palabras que el SEÑOR MI DIOS les anuncio a ustedes en la montaña desde en medio del fuego en el día de la asamblea.
11Y aconteció al final de esos cuarenta días y cuarenta noches que EL SEÑOR me dió las dos tablas de piedra, las tablas del pacto.12El SEÑOR me dijo: "Levantate, y vete rápido de aquí, porque tú gente, quienes sacaste de Egipto, se han corrompido. Ellos rápidamente se han salido del camino que Yo les mandé. Ellos se han hecho una figura moldeada".
13Además, EL SEÑOR me habló y dijo: "Yo he visto a esta gente; ellos son gente terca. 14Déjame solo, para que Yo pueda destruirlos y borrar sus nombres de debajo del cielo, y hare de ti una nación mas poderosa y grande que el de ellos".
15Entonces me giré y bajé de la montaña, y la montaña ardía en llamas. Las dos tablas del pacto estaban en mis manos. 16Mire, y he aquí, ustedes habían pecado en contra del SEÑOR TU DIOS. Han hecho para sí mismos un becerro. Ustedes rápidamente se salieron del camino queEL SEÑOR les había mandado.
17Yo tomé las dos tablas y las tiré fuera de mis manos. Yo las rompí delante de sus ojos. 18Otra vez me incliné delante del SEÑOR por cuarenta días y cuarenta noches; yo no comí pan ni bebí agua, por causa de todos los pecados que ustedes cometieron, haciendo eso que era malo a los ojos de el SEÑOR, para provocarlo a ira.
19Porque yo temía de la ira y del abrazador disgusto con el cual EL SEÑOR estaba lo suficientemente molesto contra ustedes para destruirlos. Pero EL SEÑOR me escucho aquella vez también. 20El SEÑOR estaba tan furioso con Aarón como para querer destruirlo; Yo oré también por Aarón al mismo tiempo.
21Yo tomé su pecado, el becerro que hicieron, y lo queme, lo batí, y lo molí bien pequeño, hasta que fuera fino como el polvo. Yo tiré el polvo a la corriente que bajaba de la montaña.
22En Tabera, en Masah y en Kibrot Hataava, ustedes le provocaron la ira al SEÑOR. 23Cuando EL SEÑOR los mandó de Cades Barnea y dijo,: "Suban y tomen posesión de la tierra que les he dado,", entonces ustedes se rebelaron en contra de los mandamientos del SEÑOR DIOS, y ustedes no creyeron o escucharon a su voz. 24Ustedes has sido rebeldes en contra del SEÑOR desde el día en que los conocí.
25Así que me incliné delante del SEÑOR por esos cuarenta días y esas cuarenta noches, porque ÉL ha dicho que los destruiría. 26Yo oré al SEÑOR y dije: "Oh SEÑOR DIOS, no destruyas a tu gente ni a tu herencia quienes has redimido con tu grandeza, que tú has sacado de Egipto con mano poderosa.
27Llama a memoria tus Padres Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la terquedad de esta gente, tampoco a su malicia, ni su pecado, 28así que la tierra de donde nos sacaste diría: "Porque EL SEÑOR no podía traerlos a la tierra que EL les prometió a ellos, y porque ÉL los odiaba, ÉL los ha sacado para matarlos en el desierto.''29Todavía ellos son tu gente y tu herencia, quienes tu traiste fuera por tu gran fuerza y por la muestra de tu poder".

10

1En ese tiempo EL SEÑOR me dijo: "Talla dos tablas de piedra como la primera, y ven a Mí en la montaña, y haz un arca de madera. 2Yo escribiré en las tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que tú rompiste, y tú las colocarás en el arca".

3Así que hice un arca con madera de acacia y talle dos tablas de piedra como las primeras y fuí a la montaña teniendo las dos tablas en mi mano. 4ÉL escribió en las tablas como en la primera escritura, los Diez Mandamientos que EL SEÑOR me había hablado en la montaña desde en medio del fuego en el día de la asamblea; entonces EL SEÑOR me las dió a mí.
5Yo me volví y baje de la montaña, y coloque las tablas en el arca que yo había hecho; allí están, como EL SEÑOR me ordenó.
6(La gente de Israel viajó desde Beerot Bene Jaacán hacia Mosera. Allí murió Aarón, y allí fue sepultado; Eleazar su hijo sirvió como sacerdote en su lugar. 7Desde allí ellos viajaron a Gudgoda, y de Gudgoda a Jotbata, la tierra de las corrientes de agua.
8En ese tiempo EL SEÑOR escogió la tribu de Leví para cargar el arca del Pacto del SEÑOR, para que estuvieran delante del SEÑOR para servirle a ÉL y para bendecir a la gente en su nombre, como hasta hoy. 9Por otro lado Leví no tenía porción ni herencia de tierra con sus hermanos; El SEÑOR sería su herencia, como EL SEÑOR SU DIOS les había hablado.)
10"Yo me mantuve en la montaña como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches. El SEÑOR me escuchó en ese tiempo también; EL SEÑOR no quería destruirte. 11EL SEÑOR me dijo: "Levantate, ve delante del pueblo para que los dirijas en su viaje; ellos irán y poseerán la tierra que yo juré darle a sus antepasados".
12Ahora Israel, ¿Qué pide de tí EL SEÑOR TU DIOS? Excepto temer al SEÑOR TU DIOS, caminar en Sus pasos, amar y adorar al SEÑOR TU DIOS con todo tu corazón y toda tu alma, 13guardar los mandamientos del SEÑOR y Sus estatutos, que te estoy ordenando hoy por tu propio bien?
14He aquí, al SEÑOR TU DOS le pertenece el cielo y el cielo de los cielos; la tierra con todo lo que está en ella. 15Solamente EL SEÑOR tomó placer en tus padres para amarlos y escogió a sus descendientes después de ellos, más que cualquiera de los otros pueblos, como Él lo hace hoy.
16Por tanto, circuncida el prepucio de tu corazón y ya no seas más terco. 17Porque EL SEÑOR TU DIOS, ÉL es DIOS de dioses y SEÑOR de señores, EL GRAN DIOS, EL PODEROSO y EL TEMIBLE, quien no favorece a nadie y no acepta sobornos.
18ÉL hace justicia para el huérfano y la viuda, y ÉL muestra su amor para el extranjero dándole comida y ropa. 19Por tanto, ama al extranjero; porque ustedes eran extranjeros en la tierra de Egipto.
20Le temerás al SEÑOR TU DIOS; a ÉL le adorarás. A ÉL debes aferrarte y por Su Nombre jurarás. 21ÉL es tu alabanza y ÉL es TU DIOS, quien te ha hecho estas grandes y temibles cosas, las cuales tus ojos han visto.
22Tus padres bajaron a Egipto como setenta personas; ahora EL SEÑOR TU DIOS te ha hecho tantos como las estrellas de los cielos.

11

1Por lo tanto van a amar al SEÑOR TU DIOS y siempre guardarán sus instrucciones, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos.

2Noten que yo no hablo a sus hijos, quienes no han conocido ni han visto el castigo del SEÑOR TU DIOS, su grandeza, su mano poderosa o su brazo extendido, 3las señales y obras que ÉL hizo en medio de Egipto al Faraón, rey de Egipto, y a toda su tierra.
4Tampoco vieron lo que le hizo al ejército de Egipto, a sus caballos o a sus carruajes, cómo ÉL hizo que el agua del Mar Rojo los sobrecogiera mientras los estaban persiguiendo y como EL SEÑOR los destruyó hasta hoy 5o lo que ÉL hizo por ustedes en el desierto hasta que ustedes llegaron a este lugar.
6Ellos no han visto lo que EL SEÑOR le ha hecho a Datán y Abiram, los hijos de Eliab, hijo de Rubén; como la tierra abrió su boca y los tragó, sus casas, sus tiendas y todos los seres vivientes que les seguían, en medio de Israel. 7Pero sus ojos han visto todas las grandes obras que EL SEÑOR ha hecho.
8Por lo tanto guarda todos los mandamientos que YO les estoy ordenando hoy, para que sean fuertes y vayan y posean la tierra donde ustedes van a poseerla 9y que ustedes puedan alargar sus días en la tierra que EL SEÑOR prometió dársela a sus padres y a sus decendientes, una tierra que fluye con leche ycon miel.
10Pero la tierra que ustedes van a poseer, no es como la tierra de Egipto, desde donde vinieron, donde ustedes plantaban sus semillas y las regaban con tu pie, como un jardín de hierbas; 11pero la tierra, donde van a ir a poseer, es una tierra de colinas y valles y bebe agua de la lluvia de los cielos, 12una tierra que EL SEÑOR SU DIOS cuida; los ojos del SEÑOR SU DIOS siempre están sobre ella, desde el principio del año hasta el final del año.
13Sucederá, que si ustedes escuchan diligentemente mis mandamientos que yo les ordeno hoy, para amar al SEÑOR SU DIOS y servirle a ÉL con todo su corazón y con toda su alma, 14que yo les daré la lluvia de su tierra en su temporada, la lluvia primera y la última lluvia, para que ustedes puedan reunir su grano, su nuevo vino y su aceite. 15Yo les daré pasto en sus campos para sus ganados y ustedes comerán y se llenarán.
16Pongan atención a ustedes mismos para que su corazón no sea engañado, y ustedes se vuelvan y adoren otros dioses y se inclinen a ellos; 17para que el enojo del Señor no se encienda contra ustedes; y así el no cerrará los cielos para que no vuelva a llover, y la tierra no produzca su fruto, y ustedes perezcan rápidamente al acabarse todo el bien de la tierra que EL SEÑOR te ha dado.
18Por lo tanto pongan estas palabras mías en su corazón, en su alma, amarralas como un signo en su mano y dejénlas en sus frentes entre sus ojos. 19Ustedes las enseñarán a sus hijos y hablarán de ellas cuando se sienten en su casa, cuando hablen en las calles, cuando se acuesten y cuando se levanten.
20Ustedes las escribirán en los marcos de las puertas y en las entradas de las ciudades, 21que tus días y los días de tus hijos sean multiplicados en la tierra que EL SEÑOR juró a tus antepasados darles por el tiempo en que los cielos estén sobre la tierra.
22Pero si ustedes diligentemente mantienen todos estas ordenanzas que yo les he dado, así haciéndolas, amando al SEÑOR TU DOS, para caminar en todos SUS caminos, y para mantenerte unido a él, 23entonces EL SEÑOR sacará todas estas naciones de delante de tí y tu destruirás naciones más grandes y más poderosas que ustedes.
24Todo lugar donde la planta de sus pies pisaren será suyo; desde el desierto del Líbano, desde el río Eufrates, hasta el mar del oeste sera su borde. 25Ningún hombre será capaz de mantenerse delante de ustedes. El SEÑOR TU DIOS dejará el miedo de ustedes y el terror de ustedes sobre toda la tierra que ustedes pisaren, así como ÉL les ha dicho a ustedes.
26Mirén, Yo pongo delante de ustedes hoy una bendición y una maldición: 27La bendición, si ustedes obedecen las ordenanzas del SEÑOR TU DIOS que yo les ordeno hoy, 28y la maldición, si ustedes no obedecen las ordenanzas del SEÑOR TU DIOS, pero si se salen del camino que yo les ordeno hoy, para ir detrás de otros dioses que ustedes no conocen.
29Sucederá, cuando EL SEÑOR TU DIOS traiga sobre la tierra que ustedes van a poseser, que ustedes establecerán la bendición del Monte Gerizim, y la maldición del Monte Ebal. 30¿No están ellos más allá del Jordán, al oeste del camino occidental, en la tierra de los cananeos quienes viven en el Araba, al frente de Gilgal, junto a los robles de Moré?
31Así que ustedes cruzarán por el Jordán para ir a poseer la tierra que EL SEÑOR TU DIOS les está dando, y ustedes la poseerán y vivirán en ella. 32Ustedes mantendrán estos estatutos y los decretos que yo establezco delante de ustedes hoy.

12

1Estos son los estatutos y los decretos que tú vas a mantener en la tierra que EL SEÑOR, EL DIOS de tus padres, te ha dado para poseer, todos los días que tú vivas en la tierra. 2Tú seguramente destruíras todos los lugares donde las naciones que tu conquiataste adoraron a sus dioses, en montañas altas, en colinas, y debajo de cada árbol verde.

3Y tú romperás sus altares y harás pedazos sus pilares de piedra, y quemarás sus imágenes de la diosa Asera; tú cortarás las figuras talladas de sus dioses y destruirás sus nombres de ese lugar. 4No adorarán al SEÑOR SU DIOS así.
5Pero ese lugar que EL SEÑOR SU DIOS escogerá de todas sus tribus para poner su Nombre, ese será el lugar dónde ÉL vivira, y es ahí donde tú irás. 6Es ahí dónde traerás tus ofrendas quemadas, tus sacrificios, tus diezmos, y las ofrendas presentadas por tu mano, tus ofrendas por votos, tus ofrendas voluntarias, y el primogénito de tus ganados y de tus rebaños.
7Es ahí donde vas a comer ante EL SEÑOR TU DIOS y elegrarte en todo lo que has puesto tu mano, tú y tu casa, donde EL SEÑOR TU DIOS te ha bendecido.
8Tu no harás todas las cosas que estamos haciendo aquí hoy, ahora todo el mundo está haciendo lo que es correcto en sus propios ojos, 9porque tú no has llegado aún al descanso, a la herencia que SEÑOR TU DIOS te esta dando.
10Pero cuando ustedes pasen por el Jordán y vivan en la tierra que EL SEÑOR SU DIOS está haciendo que ustedes hereden, y cuando ÉL les dé descanso de todo sus enemigos a su alrededor, para que ustedes vivan en seguridad, 11entonces sucederá que al lugar donde EL SEÑOR TU DIOS escogerá para hacer que su Nombre viva, ahí traerán todo lo que yo les mande: sus ofrendas quemadas, sus sacrificios, sus diezmos, y la ofrenda presentada de sus manos, toda las ofrendas que ustedes escojan como votos que ustedes darán como votos al SEÑOR.
12Ustedes se alegraran ante el SEÑOR SU DIOS: tú, tus hijos, tus hijas, tus sirvientes varones, tus sirventas mujeres, y el levita que está entre tus puertas, porque él no tiene porción o herencia entre ustedes.
13Préstense atención a ustedes mismos que no le ofrezcan su ofrenda quemada en todo lugar que vean; 14pero será en el lugar que EL SEÑOR va a escoger entre una de sus tribus que ustedes ofrecerán sus ofrendas quemadas, y ahí ustedes harán todo lo que yo les mande.
15Sin embargo, ustedes pueden matar y comer a los animales dentro de todos tus puertas, como deseen, recibiendo las bendiciones del SEÑOR TU DIOS por todo lo que Él les ha dado; las personas impuras y las personas puras, pueden comer de esto por igual, animales como la gacela y el venado. 16Pero ustedes no se tomarán la sangre; ustedes la derramarán sobre la tierra como agua.
17No puedes comer dentro de tus puertas de los diezmos de tu grano, tu vino nuevo, tu aceite, o el primogénito de tu ganado o rebaño; y no puedes comer de cualquier carne que sacrifiques junto con cualquiera de los votos que haces, ni ése que ofredas libremente, ni de las ofrendas que presentas con tus manos.
18En cambio, vas a comerlos delante del SEÑOR TU DIOS en el lugar que el SEÑOR TU DIOS escogerá; tú, tus hijos, tus hijas, tus sirviente varón, tus sirviente mujer, y el Levita quien está entre tus puertas; se alegrarán ante EL SEÑOR TU DIOS acerca de todo lo que pongas tu mano. 19Pon atención de tí mismo para que no abandones al Levita mientras viva en tu tierra.
20Cuando EL SEÑOR TU DIOS agrande tus fronteras, como ÉL te ha prometido, y tú digas: "Yo comeré carne", a causa de tu deseo de comer carne, tú podrás comer carne, como tu alma desee.
21Si el lugar que EL SEÑOR TU DIOS selecciona para colocar Su Nombre está muy lejos de tí, entonces matarás parte de tu ganado y tu rebaño que EL SEÑOR te ha dado, como yo te he ordenado, podrás comer dentro de tus puertas, como sus almas deseen. 22Como la gacela y el venado son comidos, así comerás de ellas; las personas limpias y no limpias pueden comer de ellas por igual.
23Solo asegúrate de no consumir la sangre, pues la sangre es la vida; no comerás la vida con la carne. 24No la comerás; la derramarás en la tierra como el agua. 25No te la comerás, para que te pueda ir bien a tí, y a tus hijos después de tí, cuando hagas lo que es correcto a los ojos del SEÑOR.
26Pero las cosas que le pertenecen al SEÑOR que tú tienes y las ofrendas por tus votos, estas tomarás e irás al lugar que EL SEÑOR escoga. 27Allí ofrecerás tus ofrendas quemadas, la carne y la sangre, en el altar del SEÑOR TU DIOS; la sangre de tus sacrificios será derramada en el altar del SEÑOR TU DIOS, y comerás la carne.
28Guarda y escucha todas estas palabras que YO te ordeno, para que te pueda ir bien a tí y a tus hijos después de tí para siempre, cuando hagas lo que es bueno y correcto a los ojos del SEÑOR TU DIOS.
29Cuando EL SEÑOR TU DIOS corte las naciones de delante de tí, cuando entres para disponerlas, y dispongas de ellas, y vivas en la tierra de ellos, 30presta atención de tí mismo, que no seas atrapado al seguirlos, después que ellos sean destruidos de delante de tí, engañados al investigar sus dioses, y preguntando: "¿Cómo estas naciones adoran a sus dioses? Yo haré lo mismo".
31No puedes adorar al SEÑOR TU DIOS de esa manera, pues todo lo que es abominación para EL SEÑOR, las cosas que ÉL odia, ellos han hecho estas con sus dioses; ellos incluso queman a sus hijos y a sus hijas en fuego para sus dioses. 32Lo que sea que YO te ordene, observálo. No le añadas ni le quites de ello.

13

1Si de alguno de ustedes sale un profeta o un soñador de sueños, y si el te da una señal o maravilla, 2y si la señal o maravilla viene, de quien hablo a ustedes y dijo: "Dejanos ir después a los otros dioses, que tu no has conocido, y dejanos adorarlos". 3No escuches a las palabras de ese profeta, o a ese soñador de sueños; El SEÑOR TU DIOS te esta probando a ver si tu amas al SEÑOR TU DIOS con todo tu corazón y con toda tu alma.

4Tu caminarás detrás del SEÑOR TU DIOS, hónralo, guarda sus mandamientos, y obedece Su voz, y tu lo adorarás y dependerás de ÉL. 5Ese profeta o ese soñador de sueños será puesto a muerte, porque él ha hablado rebelión contra El SEÑOR TU DIOS, quien te sacó de la tierra de Egipto, quien te redimió fuera de la casa de esclavitud. Ese profeta quiere sacarte fuera del camino que El SEÑOR TU DIOS te ordena a caminar. Así que saca la maldad de entre ustedes.
6Supón que tu hermano, el hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o la esposa amada, o tu amigo que es para tí como tu alma, secretamente te seduce y te dice, "Vayamos y adoremos otros dioses que tú no conoces, ni tú ni tus antepasados,7ninguno de los dioses de la gente que esta alrededor de tí, cerca de tí o lejos de tí, desde un lado de la tierra hasta el otro lado de la tierra".
8No consientas con él o le escuches a él. Ni tan siquiera tu ojo le tenga lástima, tampoco lo condenes ni lo consueles. 9En lugar de eso, tu debes seguramente matarlo; tu mano será la primera sobre él para matarlo, y luego la mano de todas las personas.
10Lo apedrearás a muerte a él con piedras, porque él ha tratado de llevarte lejos del SEÑOR TU DIOS, quien te sacó de la tierra de Egipto, fuera de la casa de esclavitud. 11Todo Israel escuchará y temerá, y no continuará haciendo esta clase de maldad entre ustedes.
12Si escuchas a alguien diciendo acerca de una de tus ciudades, que el SEÑOR TU DIOS te de para que vivas: 13"Algunos compañeros malvados han salido de entre ustedes y han llevado lejos los habitantes de sus ciudades y dicen: Vamos y adoremos a otros dioses que ustedes no concen." 14Entonces examinarás la evidencia, harás busqueda, y la investigarás cuidadosamente. Cuando descubras que es verdad y cierto que cosa tan abominable se ha hecho entre ustedes, entonces tomarás acción.
15De seguro atacarás los habitantes de esa ciudad con el filo de la espada, la destruirás completamente y a toda la gente que esté en ella, junto con todo su ganado, con el filo de la espada. 16Tú juntarás todo el botín de ella en medio de sus calles y quemarás la ciudad, como así también su botín, para EL SEÑOR TU DIOS. La ciudad será un montón de ruinas para siempre; nunca podrá ser construirda de nuevo.
17Ninguna de esas cosas separadas para destrucción pueden pegarse en tu mano. Este tiene que ser el caso, para que ELSEÑOR se arrepienta de la furia de su ira, muestre misericordia, tenga compasión de tí, y te haga crecer en números, así como ÉL ha jurado a tus padres. 18Él hará esto porque estás escuchando la voz DEL SEÑOR TU DIOS, para mantener todos sus mandamientos que yo te estoy ordenando hoy, para hacer lo que es correcto a los ojos del SEÑOR TU DIOS.

14

1Ustedes son el pueblo DEL SEÑOR SU DIOS. No se corten, no se afeiten ninguna parte de su cara por los muertos.2Pues ustedes son una nación apartada para EL SEÑOR SU DIOS, y EL SEÑOR los ha escogido como su posesión, mas que a cualquier otro pueblo en la faz de la tierra.

3No coman ninguna cosa abominable. 4Estos son los animales que ustedes pueden comer: el buey, la oveja y la cabra; 5el ciervo, la gacela, el corzo y la cabra salvaje; el íbice y el antílope, y el carnero de monte.
6Pueden comer todo animal que tenga pezuña, estos son, los que tienen pezuñas y estas están divididas en dos, y rumien.7Sin embargo, ustedes no deben comer algunos animales que rumien o que tengan las pezuñas divididas en dos: el camello, el conejo, y el damán; porque rumien pero no tienen la pezuña dividida, estos no están limpios para ustedes.
8El puerco no es limpio para ustedes porque tiene pezuñas pero no rumea; es impuro para ustedes. No coman carne de puerco, y tampoco toquen sus cadáveres.
9Todas las cosas que estén en el agua pueden comer: todos los que tengan aletas y escamas;10pero si no tienen aletas y escamas no la coman; son impuros para ustedes.
11Toda ave limpia tu podrás comer. 12Pero estas son las aves que tu no debes comer: el águila, el buitre, el águila pescadora, 13el buitre rojo y el buitre negro, cualquier especie de halcón.
14Tu no debes comer cualquier tipo de cuervo, 15y el avestruz, y el halcón nocturno, la gaviota, cualquier especie de halcón, 16el búho pequeño, el gran búho, el búho blanco, 17el pelicano, el buitre carroñero, el cormorán.
18Tu no debes comer la cigueña, cualquier tipo de garza, la abubilla, y los murciélagos. 19Toda cosa alada, enjambrada son inmundas para ti; no deben ser consumidas. 20Tu puedes comer toda cosa voladora limpia.
21Ustedes no deben comer nada que muere por si solo; tu lo debes dar al extranjero que está en tus pueblos, que él pueda comerlo; o tu puedas venderlo a un extranjero. Pues tu eres una nación apartada para EL SEÑOR TU DIOS. Tu no debes hervir una cabra joven en la leche de su madre.
22Tu seguramente debes diezmar de la cosecha de toda tu semilla, de la cual sale del campo año tras año. 23Tu debes comer ante EL SEÑOR TU DIOS, en el lugar que el escoja como su santuario, el diezmo de tu grano, de tu vino nuevo y de tu aceite, y de los primogénitos de tu manada y rebaño; así ustedes aprendan a siempre honrar a EL SEÑÓR TU DIOS
24Si el camino es muy largo para tí y no eres capaz de llevarlo, porque el lugar que Dios escogió para tí como su santuario es muy lejano, entonces, cuando EL SEÑOR te bendiga, 25tú convertirás la ofrenda en dinero, ata el dinero en tu mano, y ve al lugar que EL SEÑOR TU DIOS escogerá.
26Allí podrás usar el dinero para cualquier cosa que desees: bueyes, o para ovejas, o para vino, o para bebidas fuertes, o para cualquier cosa que tu desees; allí tu comerás ante EL SEÑÓR TU DIOS, y te alegrarás, tu y tu casa. 27El levita quien está dentro de tus puertas, no lo abandones, pues él no tiene porción ni herencia contigo.
28Al final de cada tres años, tu presentarás todo el diezmo de tu producción en el mismo año, y tu almacenarás dentro de tus puertas; 29y el levita, pues no tiene porción ni herencia contigo, y el extranjero, y los huerfanos y la viuda quienes están dentro de tus puertas, vendrán y comerán y estarán satisfechas. Haz esto para que EL SEÑOR TU DIOS te bendiga en todo el trabajo que hagan tus manos.

15

1Al final de cada siete años, tu debes cancelar deudas. 2Ésta es la manera de la liberación: cada acreedor cancelará lo que por lo cual él haya prestado a su vecino; él no demandará a su vecino o a su hermano porque la cancelación de deudas de EL SEÑOR ha sido proclamada. 3De un extranjero tu podías demandarlo; pero cualquier cosa que sea de ustedes es con tu hermano que tu mano debe liberar.

4Sin embargo, no debería haber pobres entre ustedes (para EL SEÑOR seguramente serás bendecido en la tierra que ÉL te da como una herencia para poseer), 5si solo tu diligentemente escuchas la voz de EL SEÑOR TU DIOS, para guardar todos estos mandamientos que yo te estoy mandando a tí hoy. 6Pues EL SENOR TU DIOS te bendecirá, así como ÉL te ha prometido; tu prestarás a muchas naciones, pero tu no vas a pedir prestado; tu reinarás sobre muchas naciones, pero ellos no reinarán sobre tí.
7Si hay un hombre pobre entre ustedes, uno de tus hermanos, dentro de cualquiera de sus puertas en tu tierra que EL SEÑOR TU DIOS te está dando, tu no debes endurecer tu corazón ni cerrar tu mano de tu pobre hermano; 8pero tu seguramente debes abrir tu mano a él y seguramente prestarle suficiente para su necesidad.
9Ten cuidado de no tener un pensamiento malvado en tu corazón, diciendo: "En el año séptimo, el año de la liberación, está cerca", para que tu no seas tacaño en considerar a tu hermano pobre y no darle nada; el podría clamar al SEÑOR acerca de tí, y eso podría ser pecado para tí. 10Tu seguramente debes darlo a él, y tu corazón no debe estar triste cuando tu le das a él, porque en cambio por ésto, EL SEÑOR TU DIOS te bendecirá a tí en todo tu trabajo y en todo lo que tú pusiste tu mano.
11El pobre nunca cesará de existir en la tierra; por lo tanto, YO te mando y te digo: "Tu seguramente debes abrir tu mano a tu hermano, a tu necesitado, y a tu pobre en tu tierra."
12Si tu hermano, un hombre hebreo, o una mujer hebrea, se te vende a tí y te sirven por séis años, luego en el año séptimo tu debes dejarlo ir libre de tí. 13Cuando tu los liberas a ellos de tí, tu no debes dejarlos ir con las manos vacías. 14Tu debes liberalmente proveer a él de tu rebaño, de tu piso trillado, y de tu lagar. Como EL SEÑOR TU DIOS te ha bendecido, tu debes darlo a él.
15Tu debes recordar que tu eras un esclavo en la tierra de Egipto, y que EL SENOR TU DIOS te ha redimido; por lo tanto Yo te estoy mandando hoy a hacer ésto. 16Ésto pasará que si él te dice a tí: "No me iré de tí," porque él ama a tí y a tu casa, y porque él esta bien contigo, 17entonces tu debes tomar un punzón y perforar su oreja en el marco de una puerta, y él será tu siervo para siempre. Y también a tu sierva le harás lo mismo.
18Eso no debe ser difícil el dejarlo libre de tí, porque él te ha servido por séis años y te ha dado el doble del valor de una persona contratada. EL SEÑOR TU DIOS te bendecirá en todo lo que haces.
19Todo los primogénitos machos en tu manada y en tu rebaño deben ser apartados para EL SEÑOR TU DIOS. Tu no trabajarás con el primogénito de tu manada ni esquilar el primogénito de tu rebaño. 20Tu debes comer el primogénito ante EL SEÑOR TU DIOS año tras año en el lugar que EL SEÑOR escogerá, tú y tu casa. 21Si tienen cualquier defecto, por ejemplo, si es cojo o ciego, o tiene cualquier defecto lo que sea, tu no debes sacrificarlo a EL SEÑOR TU DIOS.
22Tu lo comerás dentro de tus puertas; las personas sucias y limpias igual lo deben comer, como tu podrías comer a una gacela o un venado. 23Solamente no debes comer su sangre; tu debes derramar su sangre en el suelo como agua.

16

1Observen el mes de Abib, y mantengan la Pascua para EL SEÑOR SU DIOS, pues en el mes de Abib EL SEÑOR SU DIOS les sacó de Egipto por la noche. 2Ustedes sacrifiquen la Pascua para EL SEÑOR SU DIOS con algunas ofrendas de sus rebaños y manadas en el lugar que EL SEÑOR escogerá como su santuario.

3No deberán comer pan con levadura; siete días comerán pan sin levadura, el pan de aflicción; por que ustedes salieron aprisa de la tierra de Egipto. Hagan esto todos los días de sus vidas para que así traígan a memoria del día cuando salieron de la tierra de Egipto. 4No debe ser hallada levadura entre todas tus fronteras durante siete dias; tampoco ninguna de la carne que sacrifiques en la tarde del primer día debe permanecer hasta la mañana.
5No podrás sacrificar la Pascua dentro de cualquiera de las puertas de la ciudad que el SEÑOR tu Dios te está dando. 6En cambio, sacrifiquen en el lugar que EL SEÑOR TU DIOS escogió como su santuario. Ahí harás el sacrificio de la Pascua en la tarde mientras baja el sol, en el tiempo del año en que saliste de Egipto.
7La cocinarás y la comerás en el lugar que EL SEÑOR TU DIOS escogerá; en la mañana darás la vuelta y regresarás a tu habitación.8Por seis días comerás pan sin levadura; en el séptimo día harán una asamblea solemne para EL SEÑOR TU DIOS; en el día no harán ningún trabajo.
9Tú contarás siete semanas por ustedes mismos; desde el momento que comienzas a poner la hoz del grano parado y desde ahí comienzas a contar siete semanas.10Mantendrás el Festival de Semanas para ELSEÑOR TU DIOS con la contribución de la ofrenda voluntaria de tu mano que le brindarás, de acuerdo comoEL SEÑOR TU DOS te ha bendecido.
11Y tú te regocijarás ante EL SEÑOR TU DIOS; tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, los Levitas quienes habitan en tus ciudades, los extranjeros, los huerfános, y la viuda cerca de tí, en el lugar que EL SEÑOR TU DIOS escogió para su santuario.12Deberán traer a memoria cuando eran esclavos en Egipto; ustedes deben observar y hacer estos estatutos.
13Tu debes guardar la Fiesta de losTabernáculos por siete días, después de haber recogido de la cosecha de tu suelo trillado y de tu lagar. 14Te alegrarás durante tu Fiesta, tú, tu hijo, tu hija, tu sirviente, tu sirvienta, el Levita, y el extranjero, y los huerfanos y las viudas que estan dentro de tus puertas.
15Por siete días tu debes observar La Fiesta para EL SEÑOR TU DIOS en el lugar que EL SEÑOR escogerá, porque EL SEÑOR TU DIOS te bendecirá en todas tus cosechas y en todo el trabajo de tus manos, y tu debes estar completamente alegre.
16Tres veces al año todos tus hombres deben mostrarse ante EL SEÑOR TU DIOS en el lugar que ÉL escogerá: en La Fiesta del Pan sin Levadura, en La Fiesta de las Semanas, y en La Fiesta de los Refugios; y no van a mostrarse ante EL SEÑOR con las manos vacías; 17en cambio, todo hombre dará según pueda, para que puedas saber las bendiciones que EL SEÑOR TU DIOS te ha dado.
18Tu debes nombrar jueces y oficiales dentro de todas las puertas de las ciudades que EL SEÑÓR TU DIOS te esta dando; ellos serán tomados de cada una de sus tribus, y ellos deben enjuiciar al pueblo con juicio justo. 19Tu no debes tomar justicia por la fuerza; tu no debes mostrar parcialidad ni tomar soborno, pues el soborno ciega los ojos del justo y pervierte las palabras de los justos. 20Tú debes seguir la justicia, solo la justicia, para que puedas vivir y heredar la tierra que EL SEÑOR TU DIOS te está dando.
21Ustedes no deben hacer para ustedes mismos imágenes de la diosa Asera, cualquier clase de imagen, al lado del altar de EL SÑOR TU DIOS que hagas para tí. 22Tampoco debes edificar para tí mismo cualquier imagen de piedra sagrada, los que EL SEÑOR TU DIOS odia.

17

1Tu no debes sacrificar a EL SEÑOR TU DIOS un buey o una oveja el cual tenga algún defecto o cualquier cosa mala, pues eso podría ser una abominación a EL SEÑOR TU DIOS.

2sii ahí es encontrado entre ustedes, dentro de cualquiera de las puertas de tu ciudad que EL SEÑOR TU DIOS te ha dado, cualquier hombre o mujer que es malvado en la vista de EL SEÑOR TU DIOS y transgrede su pacto,3nadie que va y adora a otros dioses y se han arrodillado ante ellos, ya sea el sol, la luna, o cualquiea de loe ejercitos de los cielos, nada que Yo Hé mandado, 4y si te han dicho sobre ésto, o si tu has escuchado de esto, entonces tu debes hacer una investigación cuidadosa. Si es verdad y es cierto que tal abominación ha sido hecho en Israel;
5entonces tu debes traer a ese hombre o aesa mujer quien ha hecho esta cosa malvada, a las puertas de tu ciudad, ese mismo hombre o mujer, tu debes apedrear hasta la muerte. 6la boca de dos, o de tres testigos, aquel o aquellos que deben morir, seran llevados a la muerte; pero por la boca de solamente un testigo, éllos no deberán estar expuestos a la muerte. 7Las manos de los testigos deben ser los primeros en darle muerte a pedradas, después la mano de todo el pueblo los apedreará; y ustedes eliminarán la maldad de entre ustedes.
8Si pasa algo que es muy difícil para tí de juzgar, quizás una pregunta de homicidio, o muerte accidental, o del derecho de una persona y los derechos de otra, o una pregunta de un tipo de daño hecho u otro tipo de asunto, o asuntos de diferencias dentro de las puertas de tu ciudad, entonces tu debes ir al lugar que EL SEÑOR TU DIOS escogerá como Su Santuario. 9Tu debes ir a los sacerdotes, a los descendientes de Leví y al juez quien sirva en ese tiempo; tu buscarás sus consejos y ellos te darán su veredicto.
10Tu debes seguir la ley dada a tí, en el lugar que EL SEÑOR escogerá como su Santuario. Tu tendrás cuidado en hacer todo lo que ellos te dirijan en qué hacer. 11Sigue la ley que ellos te enseñan y lo harás de acuerdo a las decisiones que ellos te dan. No te desvíes de lo que te dicen, a la mano derecha o a la izquierda.
12Cualquiera que actúe arrogantemente en no escuchar al sacerdote quien está en pie ante EL SEÑOR TU DIOS, o en no escuchar al juez, ese hombre debe morir. Tú hecharás fuera la maldad de Israel. 13Todo el pueblo debe escuchar, temer y no actuar más arrogantemente; (ser humilde para escuchar y obedecer la ley).
14Cuando tu hayas venido a la tierra que EL SEÑOR TU DIOS te ha dado, cuando tomes posesión de ella y empieces a vivir en ella, y entonces tu digas: "Yo pondré un rey sobre mí mismo, como todas las naciones que están a mi alrededor", 15entonces tu debes seguramente poner como rey sobre tí a alguien quien EL SEÑOR TU DIOS escogerá. Tu debes poner como rey sobre tí a alguien de entre tus hermanos. Tu no puedes poner a un extranjero, quien no es tu hermano, sobre tí.
16Pero él no debe multiplicar caballos para él mismo o hacer que las personas regresen a Egipto para que él pueda multiplicar caballos, pues EL SEÑOR te ha dicho: "Tu no debes desde ahora para siempre regresar por ese camino otra vez". 17Y él no debe multiplicar esposas para él mismo, para que su corazón no se aleje de EL SEÑOR; tampoco él debe multiplicar extremadamente para si mismo plata u oro.
18Cuando él se siente en el trono de su reino, él debe escribir para él mismo en un libro una copia de esta ley, de la ley que es ante los sacerdotes, quienes son levitas. 19El libro debe estar con él y él debe leerlo en todos los días de su vida, para que él pueda aprender a honrar a EL SEÑOR TU DIOS, así como para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos para observarlos.
20Él debe hacer ésto así para que su corazón no se levante por encima de sus hermanos y así él no se aleje de los mandamientos a la mano derecha o a la izquierda; para el propósito que él pueda prolongar los días en su reino, él y sus hijos en medio de Israel.

18

1Los sacerdotes quienes son levitas, y toda la tribu de Leví, no tendrán ninguna porción ni herencia con Israel; ellos deberán comer las ofrendas del SEÑOR hechas por fuego como su herencia. 2No deberán tener herencia entre sus hermanos; el Señor es su herencia, como Él les dijo.

3Este será el derecho de los sacerdotes de parte de su pueblo, de aquellos que ofrecen un sacrificio, sea buey u oveja: deberán dar al sacerdote el hombro, las dos mejillas y las partes internas. 4Los primeros frutos de tu grano, de tu vino nuevo y de tu aceite, y la primera lana de tu oveja le debes dar. 5Porque el SEÑOR TU DIOS lo ha escogido de entre todas tus tribus para pararse a servir en el nombre del SEÑOR, ÉL y sus hijos para siempre.
6Si un levita viene de cualquiera de tus pueblos fuera de todo Israel de donde está viviendo, y desea con toda su alma venir al lugar que EL SEÑOR escogerá, 7entonces él deberá servir en el nombre del SEÑOR SU DIOS como todos sus hermanos los levitas hacen, quienes están parados allí ante ELSEÑOR. 8Deberán tener porciones similares para comer, aparte de lo que venga de la venta de la herencia de su familia.
9Cuando hayas venido a la tierra que el SEÑOR TU DIOS te está dando, deberáS aprender a no observar las abominaciones de esas naciones. 10No se debe encontrar entre ustedes ninguno que ponga a su hijo o su hija en el fuego, ninguno que use adivinación, ninguno que practique augurios, o ningún encantador, o ningún brujo, 11ningún hechicero, ninguno que hable con los muertos, o cualquiera que hable con espíritus.
12Quien sea que haga estas cosas es abominación al SEÑOR; es por estas abominaciones que EL SEÑOR TU DIOS los expulsa fuera de delante de ustedes. 13Ustedes deben estar sin culpa delante del SEÑOR TU DIOS. 14Estas naciones que vas a despojar escuchan a aquellos quienes practican la hechicería y la adivinación; pero en cuanto a ustedes, EL SEÑORTU DIOS no te ha permitido hacerlo.
15El SEÑOR TU DIOS levantará un Profeta de entre ustedes, uno de tus hermanos, como yo. Ustedes deben escucharlo. 16Esto es lo que ustedes pidieron al SEÑOR TU DIOS en Horeb en el día de la asamblea, diciendo: "No escuchemos nuevamente la Voz del SEÑOR NUESTRO DIOS, no veamos más este gran fuego, o moriremos".
17El SEÑOR me dijo: "Lo que ellos han dicho es bueno. 18Yo levantaré un Profeta para ellos de entre sus hermanos, como ustedes. Yo pondré mis Palabras en su boca, y él hablará a ellos todo lo que YO le mande. 19Esto sucederá que si cualquiera no escucha a las palabras Mías que él habla en mi Nombre, yo le pediré cuentas.
20Pero el profeta que hable una palabra arrogantemente en mi nombre, una palabra que yo no le he mandado a hablar, o quien hable en el nombre de otros dioses, ese profeta debe morir". 21Esto es lo que debes decir en tu corazón: "¿Cómo reconoceremos un mensaje que el SEÑOR no ha hablado?"
22Tú reconocerás un mensaje que EL SEÑOR ha hablado cuando un profeta hable en el nombre del SEÑOR. Si esto no ocurre o no sucede, entonces eso es algo que EL SEÑOR no há hablado y el profeta lo ha hablado arrogantemente, y ustedes no deben temer de él.

19

1Cuando EL SEÑOR TU DIOS quite las naciones, aquellas cuyas tierras EL SEÑOR TU DIOS le está dando a ustedes, y cuando ustedes vengan después de ellos y vivan en sus ciudades y casas, 2ustedes deben seleccionar tres ciudades para ustedes mismos en medio de la tierra que EL SEÑOR TU DIOS está dándoles a ustedes para que posean. 3Ustedes deben construir un camino y dividir los bordes de la tierra en tres partes, la tierra que EL SEÑOR TU DIOS les está dando a heredar, para que así todo quien mate a otra persona pueda huir allá.

4Esta es la ley para aquel que mate a otro y huya allá para vivir: cualquiera que mate a su vecino sin querer, y no lo odiaba previamente, 5como cuando un hombre va al bosque con su vecino a cortar madera y su mano tira con el acha para cortar un árbol, y la cabeza se desliza del eje y golpea a su vecino y él muere, entonces ese hombre debe huir a una de estas ciudades y vivir.
6De otra forma el vengador de la sangre irá detrás de aquel quien tomó una vida, y ardiendo en cólera le alcance porque fue un largo viaje. Y él le golpee y le mate, aunque ese hombre no merecía morir; y él no merece la pena de muerte ya que él no odiaba a su vecino antes de que esto sucediera. 7Por consiguiente, Yo ordeno que seleccionen tres ciudades para ustedes mismos.
8Si EL SEÑOR TU DIOS extiende tus fronteras, como ÉL había jurado a tus antepasados hacer, y te dé toda la tierra que ÉL prometió dar a tus antepasados; 9Y si tú mantienes todos estos mandamientos para hacerlos, los cuales yo estoy ordenando a ustedes hoy, mandamientos para amar al SEÑOR TU DIOS y para siempre caminar en sus caminos, entonces ustedes deben añadir tres ciudades más para ustedes mismos, además de estas tres. 10Haz esto para que sangre inocente no sea derramada en medio de la tierra que EL SEÑOR TU DIOS les está dando a ustedes como una herencia, de tal forma que no se derrame culpa de sangre sobre ustedes.
11Si alguno odia a su vecino, lo acecha, se levanta y le hiere mortalmente de tal forma que muera, y si entonces huye a una de estas ciudades, 12entonces los ancianos de su ciudad lo mandaran traer de vuelta de allí, y lo entregarán en las manos de algún pariente responsable de la víctima, así el puede morir. 13Tu ojo no sienta pena por él, sino que debes erradicar la sangre del culpable de Israel, para que te vaya bien.
14No debes remover el punto de referencia del terreno de tu vecino que se estableció hace largo tiempo atrás, en la heredad que tu Dios te dió para que poseas.
15Un solo testigo no se levantará en contra de una persona por alguna iniquidad, o pecado, en ningún asunto que pecare, de la boca de dos o tres testigos debe ser confirmado cualquier asunto. 16Imagina que un testigo injusto se levante a testificar falsamente en contra de cualquiera, de que hizo mal.
17Entonces ambos hombres, entre los que existe la controversia, deben venir delante del SEÑOR, delante de los sacerdotes y de los jueces que sirven en esos días. 18Los jueces deberán investigar diligentemente; ver si el testigo es falso y ha testificado falsamente contra su hermano, 19entonces debes hacerle a él lo que quiso hacerle a su hermano y removerás el mal de entre ustedes.
20Entonces los que queden escucharán y temerán y no desearán cometer semejante maldad entre ellos. 21No tengas misericordia; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.

20

1Cuando marches hacia la batalla en contra de tus enemigos, y veas caballos, carros, y gente más numerosa que tú, no tengas miedo de ellos; porque EL SEÑOR TU DIOS está contigo, el que te sacó de la tierra de Egipto.

2Cuando estés a punto de entrar a la batalla, el sacerdote debe acercarse y hablarle a la gente. 3El debe decirles: "Oye, Israel, vas a la guerra contra tus enemigos. No desmaye tu corazón. No temas o tiembles. No tengas miedo de ellos. 4Porque EL SEÑOR TU DIOS es el que vá contigo, a pelear por tí en contra de tus enemigos y salvarte".
5Los oficiales deben hablarle a la gente y decirles: "Hay algún hombre que haya construido una casa y no ha vivido en ella? Déjenle regresar a su casa, no sea que muera en batalla y otro hombre la estrene.
6Hay alguno que haya plantado una viña y no haya disfrutado de su fruto? Déjelo que vaya a casa, no sea que muera en batalla y otro hombre disfrute su fruto. 7Qué hombre hay que esté comprometido en matrimonio pero no se ha casado aún? Déjenle ir a casa no sea que muera en batalla y otro se case con ella".
8Los oficiales deben hablarle al pueblo y decirle: "¿Hay algún hombre que es miedoso o que desfallece? Déjenle regresar a casa no sea que el corazón de su hermano desfallezca igual que su propio corazón". 9Cuando los oficiales hayan terminado de hablarle a la gente, deben nombrar comandantes sobre ellos.
10Cuando ustedes marchen para atacar una ciudad, háganles una oferta de paz a esas personas. 11Si ellos aceptan tu oferta y te abren sus puertas, todas las personas que se encuentren allí serán forzados a trabajar para ustedes y deben servirte.
12Pero si no hacen una oferta de paz, y en cambio hacen guerra contra ustedes, entonces ustedes deben sitiarla, 13y cuando EL SEÑOR TU DIOS te dé la victoria y los ponga bajo tu control, ustedes deben matar a todo hombre en el pueblo.
14Pero a las mujeres, a los pequeños, al ganado, y todo lo que está en la ciudad, y todas las cosas de valor, ustedes tomarán como botín para ustedes mismos. Consumirán el botín de tu enemigos, los cuales EL SEÑOR TU DIOS te ha dado. 15Debes actuar de esta manera contra todas las ciudades que están muy lejos de tí, ciudades que no son las ciudades de las siguientes naciones.
16En las ciudades de estas personas que EL SEÑOR TU DIOS te está dando como herencia, NO debes mantener vivo nada que respire. 17En cambio, debes destruirlos completamente: al hitita y el amorreo, el cananeo, el ferezeo, el heveos y el jebuseo, como EL SEÑOR TU DIOS te ha ordenado. 18Haz esto para que ellos no te enseñen a actuar en ninguna de sus maneras abominables, como ellos han hecho con sus dioses. Si lo haces, pecarás contra EL SEÑOR TU DIOS.
19Cuando sitees una ciudad por un largo tiempo, mientras le haces guerra contra ella para capturarla, ustedes no deben destruir sus árboles empuñando un hacha contra ellos. Pues ustedes pueden comer de ellos, así que no debes derribarlos. ¿Pues es el árbol del campo como un hombre a quien debas sitiar? 20Solamente los árboles que ustedes conozcan que no son árboles para comida, ustedes pueden destruir y derribar; ustedes construirán obras de asedio contra la ciudad que hizo guerra con ustedes, hasta que caiga.

21

1Si alguien es hallado muerto en la tierra que EL SEÑOR TU DIOS te está dando para poseer, acostado en el campo, y no se sabe quién lo atacó; 2entonces tus ancianos y jueces deberán salir, y deberán medir hasta las ciudades que estén alrededor de el que ha sido asesinado.

3Entonces los ancianos del pueblo más cercano al cuerpo del hombre muerto deberán tomar una novilla de la manada, una que nunca haya sido puesta a trabajar, y que no haya llevado yugo. 4Entonces deberán llevar la novilla abajo a un valle con aguas corriendo, un valle que no haya sido arado ni sembrado, y allí en el valle deberán romper el cuello de la novilla.
5Los sacerdotes, descendientes de Leví, deberán acercarse; pues a quellos que EL SEÑOR TU DIOS ha escogido para que le sirvan y para bendecir a las personas en el nombre del SEÑOR; escuchen a sus consejos, pues sus palabras serán el veredicto en toda disputa y caso de asalto.
6Todos los ancianos de la ciudad más cercana al hombre muerto deberán lavar sus manos sobre la novilla cuyo cuello fue roto en el valle; 7y deberán responder al caso y decir: "Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos la han visto.
8Perdona, SEÑOR, a tu pueblo Israel, a quien tú has redimido, y no pongas culpa por sangre inocente derramada en medio de tu pueblo Israel". Entonces la sangre derramada les será perdonada. 9De esta manera quitarás la sangre inocente de en medio de tÍ, cuando hagas lo que es correcto ante los ojos del SEÑOR.
10Cuando tu salgas a la batalla en contra de tus enemigos EL SEÑOR TU DIOS te da la victoria y los pone bajo tu control, y tu te los lleves como cautivos, 11si tu ves entre los cautivos una mujer hermosa y tu tienes un deseo por ella y deseas tomarla para tí como una esposa, 12entonces tú la llevarás al hogar de tu casa; ella rapará su cabeza y cortará sus uñas.
13Entonces ella se quitará la ropa que ella vestía cuando ella fue tomada cautiva y ella permanecerá en tu casa y llorará por su padre y su madre un mes completo. Después de eso tu puedes dormir con ella y ser su esposo, y ella será tu esposa. 14Pero si no encuentras deleite en ella, entonces tú puedes dejarla ir a donde ella desee. Pero tú no debes venderla en absoluto por dinero, y tú no debes tratarla como una esclava, porque tú la has humillado.
15Si un hombre tiene dos esposas y una es amada y la otra es odiada, y ambas le han dado a él hijos, tanto la esposa amada y la esposa odiada, si el hijo primogénito es de esa que es odiada, 16entonces el día que el hombre reparta a sus hijos la heredad que él posee, él no puede hacer el hijo de la esposa amada el primogénito antes del hijo de la esposa odiada, el hijo quien es ciertamente el primogénto. 17En cambio, él debe reconocer el primogénito, el hijo de la esposa odiada, dándole a él una doble porción de todo eso que él posee; ya que ese hijo es el inicio de su fuerza; el derecho de la primogenitura pertenece a él.
18Si un hombre tiene un hijo terco y rebelde que no obedece la voz de su padre o la voz de su madre, y quien aún aunque ellos lo corrijan no los escucha a ellos; 19entonces su padre y su madre deberán agarrarlo y llevarlo afuera a los ancianos de su ciudad y a la puerta de su ciudad.
20Ellos deben decir a los ancianos de su ciudad: "Este hijo de nosotros es terco y rebelde; él no obedece nuestra voz; él es un glotón y un borracho". 21Entonces todos los hombres de esa ciudad deberán apedrearlo hasta morir con piedras; y tu removerás la maldad de entre tí. Todo Israél escuchará de esto y temerá.
22Si un hombre ha cometido un pecado digno de muerte y se le ha dado muerte, y tu lo cuelgas a él de un árbol, 23entonces su cuerpo no debe permanecer toda la noche en el árbol. En cambio, tú debes seguramente enterrarlo el mismo día; quien sea colgado es maldito por DIOS. Obedece este mandamiento, de esta forma tu no contaminarás la tierra que EL SEÑOR TU DIOS te está dando en heredad.

22

1No debes mirar el buey de tu compañero israelita o a su oveja ir por mal camino y ocultarlo de ellos; seguramente debes devorvérselos. 2Si tu compañero israelita no está cerca de tí, o si no lo conoces, entonces debes llevarte el animal a tu casa, y debes estar con él hasta que lo busque, y después se lo debes devolver a él.

3Debes hacer lo mismo con su burro; debes hacer lo mismo con sus prendas; debes hacer lo mismo con cada cosa perdida de tu compañero israelita, lo que sea que él haya perdido y tú hayas encontrado; no debes esconderlo para ti mismo. 4No debes mirar al burro o el buey de tu compañero israelita caído en el camino y esconderte de ellos; tu debes seguramente ayudarlo a levantarlo otra vez.
5Una mujer no debe vestir lo que le pertenece a un hombre, y tampoco un hombre debe ponerse ropa de mujer; pues quien haga una de estas cosas es una abominación para el SEÑOR tu Dios.
6Si ocurre que un nido de un ave está delante tuyo en el camino, en cualquier árbol o en el suelo, con crías o huevos en él, y la madre está sentada en las crías o sobre los huevos, no debes llevarte a la madre junto con sus crías. 7Seguramente debes dejar a la madre ir, pero a sus crías las puedes tomar para ti mismo. Obedece este mandato para que que te vaya bien, y que puedas prolongar tus días.
8Cuando tú construyes una casa nueva, entonces debes hacer una baranda para tu techo para que no traigas sangre sobre tu casa si cualquiera se cae de allí.
9No debes plantar tu viñedo con dos tipos de semillas, para que la cosecha completa no sea confiscada por el lugar santo, la semilla que tú has sembrado y el rendimiento del viñedo. 10No debes arar con un buey y un burro juntos. 11No debes ponerte ropas hechas de lana y lino juntos.
12Tienes que hacerte flecos en las cuatro esquinas del manto con en el cual tú te vistes.
13Suponiendo que un hombre toma a una esposa, duerme con ella, y después la odia, 14y luego la acusa de cosas vergonzosas y le pone una mala reputación en ella, y dice: "Yo tomé a esta mujer, pero cuando me acerqué a ella, no encontré prueba de virginidad en ella."
15Luego el padre y la madre de la niña tienen que llevar pruebas de su virginidad a los ancianos en la puerta de la ciudad
16El padre de la niña tiene que decirle a los ancianos: "Yo le dí mi hija a este hombre como esposa, y él la odia. 17Vean, él la ha acusado a ella de cosas vergonzosas y dijo: "Yo no encontré en tu hija prueba de virginidad.'' Pero aquí está la prueba de la virginidad de mi hija.' Entonces ellos deben extender la vestimenta ante los ancianos de la ciudad.
18Los ancianos de esa ciudad tienen que llevarse a ese hombre y castigarlo; 19y ellos tienen que multarle cien monedas de plata, y dárselo al padre de la niña, porque el hombre ha causado una mala reputación para una virgen de Israel. Ella tiene que ser su esposa; él no puede enviarla lejos durante todos sus días.
20Pero si esta cosa es cierta, que la prueba de virginidad no fue encontrada en la niña, 21entonces ellos deben traer a la niña a la puerta de la casa del padre, y los hombres de su ciudad tienen que apedrearla a muerte, porque ella ha cometido una acción vergonzosa en Israel, actuar como una ramera en la casa de su padre; y tu removerás el mal de entre ustedes.
22Si un hombre es encontrado durmiendo con una mujer que está casada con otro hombre, entonces ambos deben morir, el hombre que estaba durmiendo con la mujer y la misma mujer; y tú removerás el mal de entre ustedes.
23Si hay una mujer que es virgen, comprometida con un hombre, y otro hombre la encuentra en la ciudad y duerme con ella, 24llévenlos a ambos a la puerta de la ciudad y apedréenlos hasta la muerte. Tú debes apedrear a la niña, porque ella no clamó, aunque ella estaba en la ciudad. Debes apedrear al hombre, porque él ha violado a la esposa del vecino; y tú removerás el mal de entre ustedes.
25Pero si el hombre encuentra a la chica comprometida en el campo, y si él la toma y duerme con ella, entonces solamente el hombre que durmió con ella debe morir. 26Pero a la niña no debes hacerle nada; porque no hay pecado digno de muerte en la niña. Para este caso es como cuando un hombre ataca a su vecino y lo mata. 27Porque la encontró en el campo, la chica comprometida clamó, pero no había nadie para salvarla.
28Si un hombre encuentra a una mujer que es virgen pero no está comprometida, y si él la toma y duerme con ella y ellos son descubiertos, 29entonces el hombre que durmió con ella tiene que dar cincuenta monedas de plata al padre de la niña, y ella debe de convertirse en su esposa, porque él la ha humillado. Él no puede enviarla lejos durante todos sus días.
30Un hombre no puede tomar la esposa de su padre como suya; él no puede quitar los derechos del matrimonio de su padre.

23

1Ningún hombre herido por aplastamiento o cortado podrá entrar a la asamblea del SEÑOR. 2Ningún niño ilegítimo podrá pertenecer a la asamblea del SEÑOR, tan lejos como hasta la décima generación de sus descendientes, ninguno de ellos podrá pertenecer a la asamblea del SEÑOR.

3Un amonita o moabita no podrá pertenecer a la asamblea del SEÑOR; tan lejos como hasta la décima generación de sus descendientes, ninguno de ellos podrá pertenecer a la asamblea del SEÑOR. 4Esto es porque ellos no salieron a tu encuentro con pan y con agua en el camino cuando ustedes salieron de Egipto, y porque ellos contrataron en contra tuya a Balaam hijo de Beor, de Petor en Aram-naharaim para maldecirte.
5Pero EL SEÑOR TU DIOS no escuchó a Balaam; en cambio, EL SEÑOR TU DIOS cambió la maldición en bendición para tí, porque EL SEÑOR TU DIOS te amó. 6Nunca puedes buscar la paz o prosperidad de ellos, durante todos tus días.
7No puedes detestar a un edomita, porque es tu hermano, no puedes aborrecer al egipcio, porque fuiste extranjero en su tierra. 8Los descendientes de la tercera generación que les nazcan podrán pertenecer a la asamblea del SEÑOR.
9Cuando marches fuera como un ejército en contra de tus enemigos, entonces tendrás que guardarte de cualquier cosa maligna. 10Si hay en medio de tÍ un hombre que esté impuro por causa de lo que le pasó en la noche, entonces él tiene que salirse fuera del campamento del ejército; no podrá regresar al campamento. 11Cuando llegue la tarde, él tiene que bañarse en agua; cuando el sol caiga, puede volver a entrar al campamento.
12También tienes que tener un lugar fuera del campamento al cual vayas; 13y tendrás algo entre tus herramientas para cavar; cuando te agaches para hacer tus necesidades, tienes que cavar con eso y luego volver a poner la tierra y cubrir aquello que salió de ti. 14Porque EL SEÑOR TU DIOS camina en medio de tu campamento para darte la victoria y para entregarte tus enemigos a tí. Por lo tanto, tu campamento tiene que ser santo para que ÉL no pueda ver ninguna cosa inmunda en medio de tií y se aparte de tí.
15Tú no puedes devolverle a su amo un esclavo que ha escapado de su amo. 16Déjalo vivir con ustedes, en cualquier pueblo que él escoga. No lo opriman.
17No puede haber ninguna prostituta de culto entre cualquiera de las hijas de Israel, tampoco puede haber prostituta de culto entre los hijos de Israél. 18No puedes traer el salario de una prostituta o el salario de un perro a la casa del SEÑOR TU DIOS para cualquier voto; pues ambos son abominación para EL SEÑOR TU DIOS.
19No puedes exigir intereses a tu compañero israelita, intereses de dinero, intereses de comida, o intereses de cualquier cosa que se exiga interés. 20A un extranjero le puedes exigir intereses; pero a tu hermano israelita no le puedes exigir intereses, para que EL SEÑOR TU DIOS pueda bendecirte con todo a lo que le has puesto tu mano, en la tierra la cual vas a poseer.
21Cuando hagas un voto al SEÑOR DIOS, no puedes ser lento en cumplirlo, porque EL SEÑOR TU DIOS ciertamente lo requerirá de tÍ; sería pecado para tÍ el no cumplirlo. 22Pero si te abstienes de hacer un voto, no habrá pecado en medio de tÍ. 23Eso que ha salido de tus labios tienes que cuidar y hacer; de acuerdo a lo que hayas prometido al Señor TU DIOS, cualquier cosa que libremente hayas prometido con tu boca.
24Cuando vayas al viñedo de tu vecino, podrás comer todas las uvas que desees, pero no pongas alguna en tu cesto. 25Cuando vayas a la cosecha de tu vecino, podrás arrancar las cabezas del grano con tu mano, pero no podrás poner una hoz a la mies de su vecino.

24

1Cuando un hombre toma a una esposa y se casa con ella, si ella no encuentra favor ante sus ojos porque ha encontrado algo inadecuado en ella, entonces el debe escribirle un certificado de divorcio, ponerlo en sus manos, y mandarla fuera de su casa. 2Cuando ella se haya ido fuera de su casa, ella puede irse y ser la esposa de otro hombre.

3Si el segundo hombre la odia y le escribe un certificado de divorcio, lo pone en sus manos, y la manda fuera de su casa; o si el segundo esposo muere, el hombre quien la tomó para ser su esposa, 4entonces su esposo anterior, el que la echó por primera vez, no puede tomarla de nuevo como esposa, después de convertirse en impura; pues eso sería una abonimación al SEÑOR. No debes causar que la tierra sea culpable, la tierra que el SEÑOR TU DIOS te está dando como herencia.
5Cuando un hombre toma a una nueva esposa, él no ira a guerra con el ejército, tampoco puede ser ordenado a ir a un trabajo forzado; el será libre de estar en su hogar por un año y animará a su esposa a la cual él ha tomado.
6Ningún hombre puede tomar un molino o una piedra de molino superior como garantía, pues eso sería tomar la vida de una persona como garantía.
7Si un hombre es hallado secuestrando alguno de sus hermanos entre el pueblo de Israél, y lo trata como un esclavo y lo vende, ese ladrón deber morir; y tú removerás la maldad entre ustedes.
8Toma atención en cuanto a cualquier plaga de lepra, para que puedas observar cuidadosamente y seguir cada instrucción dada a tí la cual los sacerdotes, los Levitas, te enseñen; como YO les ordené, para que actúes. 9Traigan a la mente lo que EL SEÑOR TU DIOS le hizo a Miriam mientras salías de Egipto.
10Cuando le haces a tu vecino algún tipo de préstamo, no debes entrar a su casa a extraer su garantía. 11Te pararás afuera, y el hombre a quien le prestaste te traerá la garantía a tí afuera.
12Si él es un hombre pobre, no debes dormir con su garantía en tu poder. 13Tu verdaderamente debes restaurarle su garantía a la puesta del sol, para que pueda dormir en su manto y bendecirte; será justicia para tí delante del SEÑOR TU DIOS.
14No debes oprimir a un sirviente contratado quien es pobre y necesitado, sea un compañero Israelita, o de extranjeros que están en tu tierra dentro de los ppuertas de tu ciudad; 15Cada día debe darle su ganancia; no debe bajar el sol en este asunto no resuelto, pues él es pobre y está contando con eso. Haz esto para que él no llore en contra tuya al SEÑOR, y para que no sea un pecado que hayas cometido.
16N o deberán hacer morir a los padres por sus hijos, ni deberán hacer lmorir a los hijos por sus padres. En vez, todos deben morir por sus propios pecados.
17No debes usar fuerza para quitar la justicia que se debe al extranjero o a los huérfanos, ni tomar el manto de la viuda como una garantía. 18En su lugar, debes traer a memoria que fuiste un esclavo en Egipto, y queEL SEÑOR TU DIOS te rescató de allí. Por lo tanto YO te instruyo a que obedezcas este mandato.
19Cuando recojas tu cosecha en tu campo, y si se te ha olvidado la gavilla en el campo, no debes ir por ella a buscarla; debe ser para el extranjero, para los huérfanos, o para la viuda, para queEL SEÑÓR TU DIOS pueda bendecirte en todo el trabajo de tus manos. 20Cuando sacudas tu árbol de olivo, no debes ir de nuevo a las ramas; será para el extranjero, para el huérfano, o para la viuda.
21Cuando reúnas las uvas de tu viña, no deberás recogerla otra vez. Lo que sobre será para el extranjero, para el huérfano, y para la viuda. 22Debes llevar en mente que fuiste un esclavo en la tierra de Egipto; por lo tanto YO te instruyo a que obedezcas este mandato.

25

1Si hay disputa entre hombres y ellos van a la corte, y el juez los juzga a ellos, entonces los justos seran liberados y condenarán al malvado.2Si el hombre culpable merece que sea golpeado, luego el juez hará que él se acueste y sea golpeado en su presencia con la orden de golpes, como haya sido su crimen.

3El juez puede darle a él cuarenta golpes, pero él no podrá exceder ese número; por cuanto si el excede el número y lo golpea con muchos más golpes, entonces tus compañeros Isrealitas serán humillados ante tus ojos.
4Tú no debes colocarle un bozal al buey cuando pisa el grano.
5Si hermanos viven juntos y uno de ello muere, sin tener hijos, entoces la esposa del hombre muerto no puede casarse con otro fuera de la familia. En vez de esto, el hermano de su esposo debe dormir con ella y tomarla a ella para él como una esposa, y toma el lugar de esposo para ella. 6Esto es así para que el primogénito que ella tenga pueda tener éxito en el nombre del hermano muerto de ese hombre, para que su nombre no desaparezca de Israél.
7Pero si el hombre no desea tomar la esposa de su hermano para él, entoces la esposa de su hermano debe ir a la puerta de los ancianos y decir; "El hermano de mi esposo rehusa criar para su hermano un nombre en Israél; El no cumplirá el deber del hermano de un esposo para mí". 8Entonces los ancianos de su ciudad deben llamarlo a él y hablar con él. Pero suponiendo que él insista y diga, "Yo no deseo tomarla a ella".
9Entonces la esposa de su hermano debe acercarse a él en la presencia de los ancianos, quitarle sus sandalias de sus pies, y escupirle la cara. Ella debe de responderle a él y decir, "Esto es lo que se le hace a un hombre que no construye la casa de su hermano." 10Su nombre será llamado en Israél, "La casa del cual sus sandalias fueron removidas."
11Si los hombres pelean entre ellos, y la esposa de uno llega al rescate de su esposo fuera de la mano de aquel que lo golpeó, y si ella extiende su mano y lo toma por sus partes privadas, 12entoces tu tienes que cortarle su mano; tus ojos no pueden tenerle lástima.
13Tu no debes tener en tu bolsa diferentes pesos, uno grande y uno pequeño. 14Tú no debes tener en tu casa diferentes medidas, una grande y una pequeña.
15Un perfecto y justo peso tu debes tener; una perfecta y justa medida tu debes tener, para que tus días puedan ser largos en la tierra que EL SEÑOR TU DIOS te dió a tí. 16Por cuanto todos los que hacen tales cosas, todo ese acto injustamente, son una abominacíon al SEÑOR TU DIOS.
17Trae a tu memoria lo que Amalec te hizo a tí en el camino cuando tú saliste de Egipto, 18como él te conoció a tí en el camino y atacó a los que estaban en la retaguardia, todos los que fueron débiles en la retaguardia, cuando estabas débil y cansado; él no honró a nuestro DIOS. 19Por lo tanto, cuando EL SEÑOR TU DIOS te ha dado descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra de EL SEÑOR TU DIOS te esta dando para poseer como herencia, tú no debes de olvidar que tú tienes que borrar el recuerdo de Amalec de debajo del cielo.

26

1Cuando ustedes hayan entrado a la tierra que EL SEÑOR TU DIOS les está dando como herencia, y cuando ustedes la posean y vivan en ella, 2entonces ustedes deben tomar algo de lo primero de toda la cosecha de la tierra que ustedes han traído de la tierra que EL SEÑOR TU DIOS les está dando. Deben ponerla en una canasta e ir al lugar que EL SEÑOR TU DIOS escogerá como su santuario.

3Ustedes deben ir donde el sacerdote quién estará sirviendo en aquellos días y decirle: "Yo reconozco hoy al DEÑOR TU DIOS que yo he venido a la tierra que EL SEÑOR juró a nuestros antepasados que nos daría". 4El sacerdote debe tomar la canasta fuera de tu mano y colocarla delante del altar del SEÑOR TU DIOS.
5Usteden deben decir ante EL SEÑOR TU DIOS: "Mi antepasado era un arameo ambulante. Él descendió a Egipto y se quedó ahí, y su pueblo eran pocos en número. Ahí él se convirtió en una gran, poderosa y poblada nación.
6Los egipcios nos trataron mal y nos afligieron. Ellos nos hicieron hacer el trabajo de esclavos. 7Nosotros clamamos al SEÑOR, EL DIOS de nuestros padres, y ÉL escuchó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestra labor y nuestra opresión.
8EL SEÑOR nos sacó fuera de Egipto con una mano poderosa, con un brazo extendido, con gran terror, con señales y con maravillas; 9y ÉL nos ha traído a este lugar y nos ha dado esta tierra, una tierra que fluye con leche y miel.
10Ahora miren, yo he traído lo primero de la cosecha de la tierrra que TÚ SEÑOR me haz dado. Ustedes deben colocarla delante del SEÑOR SU DIOS y adorar delante de ÉL; 11y ustedes deben alegrase en todo lo bueno que EL SEÑOR SU DIOS ha hecho por ustedes, por tu casa, tú y el levita, y el extranjero quien está entre ustedes.
12Cuando ustedes hayan terminado de dar todo el diezmo de su cosecha en el tercer año, esto es, el año de diezmar, entonces ustedes deben darlo al levita, al extranjero, al huérfano de pobre y a la viuda, para que ellos puedan comer dentro de las puertas de tu ciudad y ser llenos. 13Ustedes debes decir delante del SEÑOR SU DIOS: "Yo he traído de mi casa las cosas que le pertenecen al SEÑOR, y las he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, de acuerdo a todos tus mandamientos que TÚ me has dado. Yo no he transgredido ninguno de tus mandamientos, ni tampoco yo los he olvidado.
14Yo no he comido nada de eso en mi luto, ni tampoco yo la he puesto en otro lugar donde yo era impuro, ni tampoco yo he dado algo de ellas en honor a los muertos. Yo he escuchado a la voz del SEÑOR MI DIOS; yo he obedecido todo lo que tú me has mandado a hacer. 15Mira hacia abajo desde el Lugar Santo donde TÚ vives, desde el cielo bendice a tu pueblo Israél, y la tierra que TÚ nos has dado, así como has jurado a nuestros padres, una tierra fluyendo con leche y miel".
16Hoy EL SEÑOR TU DIOS les está mandando a ustedes a obedecer estos estatutos y decretos; ustedes por lo tanto los mantendrán y los harán con todo su corazón y con toda su alma. 17Ustedes han reconocido hoy que EL SEÑOR es SU DIOS, y que ustedes caminarán en SUS caminos y mantendrán SUS estatutos, SUS mandamientos y SUS decretos y que ustedes escucharán su VOZ.
18Y hoy EL SEÑOR ha reconocido que ustedes son un pueblo quienes son su propia posesión, como ÉL ha prometido a ustedes hacerles, y que ustedes deben mantener todos sus mandamientos. 19El SEÑOR ha reconocido hoy que ÉL los pondrá por encima de todas las otras naciones que ÉL ha hecho, como ejemplo para alabanza, para reputación y para Honra. Ustedes serán un pueblo que estará apartado para EL SEÑOR SU DIOS, justo como ÉL dijo.

27

1Moisés y los ancianos de Israel le ordenaron al pueblo y dijeron: "Mantengan todos los mandamientos que yo les ordeno hoy. 2En el día cuando ustedes pasen sobre el Jordán a la tierra que EL SEÑOR SU DIOS les está dando, deben colocar unas piedras grandes y empañetarlas con yeso. 3Deben escribir sobre ellas todas las palabras de esta ley cuando hayan cruzado; que puedan ir a la tierra que EL SEÑOR SU DIOS les está dando, una tierra fluyendo con leche y miel, según EL SEÑOR, EL DIOS de sus antepasados, les ha prometido.

4Cuando ustedes hayan pasado sobre el Jordán, pongan estas piedras sobre las cuales les estoy ordenando hoy, en el Monte Ebal, y empañétenlas con yeso. 5Ahí deberán construir un altar al SEÑOR SU DIOS, un altar de piedras; pero no deberán levantar ninguna herramienta de hierro para trabajar las piedras.
6Deberán construir el altar del SEÑOR SU DIOS de piedras no trabajadas; deberán ofrecer ofrendas quemadas sobre él al SEÑOR SU DIOS, 7y sacrificarán ofrendas de hermandad y comerán ahí; se alegrarán ante EL SEÑOR TU DIOS. 8Escribirán sobre las piedras todas las palabras de esta ley muy claramente".
9Moisés y los sacerdotes, los levitas, hablaron a todo Israél y dijeron: "Estén callados y escuche Israel: Hoy ustedes se han convertido en el pueblo del SEÑOR SU DIOS. 10Deberán por lo tanto obedecer la VOZ del SEÑOR SU DIOS y obedecer sus mandamientos y estatutos que yo les estoy ordenando hoy".
11Moisés le ordenó al pueblo el mismo día y dijo: 12"Estas tribus se pararán sobre el Monte Gerizim para bendecir al pueblo después que hayas pasado sobre el Jordán: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín.
13Estas son las tribus que se pararán sobre el Monte Ebal para pronunciar maldiciones: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí". 14Los levitas contestarán y dirán a todos los hombres de Israel en una voz alta:
15"Maldito sea el hombre que haga una figura tallada o fundida, una abominación al SEÑOR, el trabajo de las manos de un artesano y al que la levante en secreto". Entonces todo el pueblo deberá contestar y decir: "Amén".
16"Será maldito el hombre que deshonre a su padre o a su madre". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén". 17"Será maldito el hombre que le quite la tierra a su vecino.". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén".
18"Será maldito el hombre que haga al ciego apartarse de su camino". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén". 19"Será maldito el hombre que use la fuerza para quitarle la justicia al extranjero, huérfano, o viuda". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén".
20"Será maldito el hombre que se acueste con la esposa de su padre, porque le ha quitado los derechos de su padre". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén". 21"Será maldito el hombre que se acueste con cualquier tipo de bestia". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén".
22"Será maldito el hombre que duerma con su hermana, la hija de su padre; o con la hija de su madre". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén". 23"Será maldito el hombre que duerma con su suegra". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén".
24"Será maldito el hombre que mate a su vecino en secreto". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén". 25"Será maldito el hombre que acepte un soborno para matar a una persona inocente". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén".
26"Será maldito el hombre que no confirme las palabras de esta ley para obedecerlas". Y todo el pueblo tiene que decir: "Amén".

28

1Si escuchan cuidadosamente la voz DEL SEÑOR SU DIOS para guardar todos sus mandamientos que YO les Estoy ordenando hoy, EL SEÑOR SU DIOS los pondrá sobre todas las naciones de la tierra. 2Todas estas bendiciones vendrán sobre ustedes y les sucederán, si escuchan la voz DEL SEÑOR SU DIOS.

3Benditos serán en la ciudad, y benditos serán en el campo. 4Bendito será el fruto de su cuerpo, y el fruto de su tierra, y el fruto de sus bestias, el aumento de su ganado y las crías de su rebaño.
5Bendita será su cesta y su amasador. 6Benditos serán cuando ustedes entren, y benditos serán cuando salgan.
7El SEÑOR causará que los enemigos que se levanten contra de ustedes sean derrotados delante de ustedes; ellos saldrán en su contra por un camino, pero huirán ante ustedes por siete caminos. 8El SEÑOR le ordenará a las bendiciones que vengan sobre ustedes, en sus graneros y en todo lo que pongan sus manos; Él los bendecirá a ustedes en la tierra que ÉL les está dando.
9El SEÑOR les establecerá como un pueblo que es separado para sí mismo, como ÉL les ha jurado a ustedes, si guardan los mandamientos del SEÑOR SU DIOS, y caminan en sus caminos. 10Todos los pueblos de la tierra verán que ustedes son llamados por el nombre del SEÑOR, y ellos tendrán miedo de ustedes.
11El SEÑOR los hará muy prósperos en el fruto de su cuerpo, en el fruto de su ganado, en el fruto de su tierra, en la tierra que ÉL le juró a sus antepasados que les daría. 12El SEÑOR les abrirá a ustedes su almacén de los cielos para dar lluvia a la tierra de ustedes en el tiempo correcto, y para bendecir todo el trabajo de sus manos; le prestarán a muchas naciones, pero ustedes no tomarán prestado.
13El SEÑOR les hará ser cabeza, pero no ser la cola; sólo estarán por encima, y nunca estarán por debajo, si escuchan los mandamientos del SEÑOR SE DIOS que YO les estoy ordenando hoy, para que los observen y los hagan, 14y si ustedes no se apartan de ninguna de las palabras que YO les estoy ordenando hoy, a la mano derecha o a la izquierda, ni van detrás de otros dioses para servirles.
15Pero si ustedes no escuchan la VOZ del SEÑOR SU DIOS para seguir todos Sus mandamientos y Sus estatutos que yo les estoy ordenando hoy, entonces todas estas maldiciones vendrán sobre ustedes y les sucederán.
16Maldito serás en la ciudad, y maldito serás en el campo. 17Maldita será tu canasta y tu artesa.
18Maldito será el fruto de tu cuerpo, el fruto de tu tierra, el aumento de tu ganado, y las crías de tu rebaño. 19Maldito serás cuando entres, y maldito serás cuando salgas.
20El SEÑOR enviará sobre tí maldiciones, confusión, y reprimendas en todo lo que pongas tu mano, hasta que seas destruído, y hasta que perezcas rápidamente a causa de tus acciones malvadas por las cuales tu me has abandonado. 21El SEÑOR hará que la plaga se adhiera a tí hasta que ÉL te destruya en las afueras de la tierra que vas camino a poseer.
22El SEÑOR te atacará con enfermedades infecciosas, con fiebre, con inflamación, y con sequía y calor abrasador, y con intensos vientos y moho. Estas te perseguirán hasta que perezcas.
23Los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de tí será de hierro. 24El SEÑOR convertirá la lluvia de tu tierra en polvo y ceniza; desde los cielos caerán a tí, hasta que seas destruído.
25El SEÑOR causará que seas derribado ante tus enemigos; tu saldrás por un camino contra ellos pero huirán ante ellos por siete caminos. Serás arrojado y esparcido por entre todos los reinos de la tierra. 26Tu cadaver será alimento para todas las aves de los cielos y para las bestias de la tierra; no habrá quien los aleje.
27El SEÑOR te atacará con los tumores de Egipto y con úlceras, sarna, y picazón, de los cuales no podrás ser sanado. 28El SEÑOR te atacará con locura, con ceguera, y con confusión mental. 29Irás a tientas durante el día como el ciego que tantea en la oscuridad, y no prosperarás en tus caminos; serás siempre oprimido y robado, y no habrá nadie para salvarte.
30Tu te comprometerás con una mujer, pero otro hombre la tomará y la violará. Construirás una casa pero no vivirás en ella; tu plantarás un viñedo pero no disfrutarás su fruto. 31Tu buey será descuartizado delante de tus ojos, pero no comerás su carne; tu burro será tomado por la fuerza ante tí y no te será restituido. Tu oveja será dada a tus enemigos, y tu no tendras a nadie para ayudarte.
32Tus hijos y tus hijas serán dados a otras personas; tus ojos los buscarán todo el día, pero fallarán en las ansias por ellos. No habrá fuerza en tu mano.
33La cosecha de tu tierra y de todas tus labores la comerá una nación que tu no conoces; siempre serás oprimido y aplastado, 34así que te volverás loco por lo que tendrás que ver pasar. 35Él SEÑOR te atacará en tus rodillas y piernas con llagas dolorosas de las cuales no podrás ser curado, desde la planta de tus pies hasta el tope de tu cabeza.
36Él SEÑOR te llevará a tí, y al rey a quien escojerás sobre tí, a una nación que tú no conoces, ni tú ni tus ancestros; allí adorarás otros dioses de madera y piedra. 37Tú te convertirás en una fuente de horror, un proverbio, y en un dicho, entre toda la gente donde Él SEÑOR te guiará lejos.
38Tú sembrarás mucha semilla en tus campos, pero recogerás poca semilla, porque las langostas la consumirá. 39Tú plantarás viñedos y los cultivarás, pero no tomarás ningun vino ni tampoco recogerás las uvas, porque los gusanos se las comerán.
40Tú tendrás árboles de olivo por todo tu territorio, pero no aplicarás de su aceite en ti, porque tus árboles de olivo dejarán caer sus frutos. 41Tú tendrás hijos e hijas, pero no permanecerán tuyos, porque se irán en cautividad.
42Todos tus árboles y los frutos de tu tierra, las langostas los tomarán. 43El extranjero que esta entre ustedes se levantará sobre ti alto y más alto; tú mismo bajarás bajo y más bajo. 44Él te prestará a ti y tú no le prestarás a él; él será la cabeza, y tú serás la cola.
45Todas estás maldiciones vendrán sobre tí y te perseguirán y te sucederán hasta que tú seas destruido. Esto sucederá porque tú no escuchaste la voz del SEÑOR TU DIOS, para guardar Sus mandamientos y Sus estatutos que ÉL te mandó. 46Estas maldiciones serán en ti como señales y maravillas, y en tus descendientes por siempre.
47Porque tu no adoraste al SEÑOR TU DIOS con alegria y contentamiento de corazón cuando estabas en prosperidad, 48por lo tanto servirás a los enemigos que el SEÑOR enviará en contra tuya; les servirás en hambruna, sediento, en desnudez y en pobreza. El pondrá un yugo de hierro en tu cuello hasta que te destruya.
49El SEÑOR traerá desde lejos una nación en contra de tí, desde los confines de la tierra, como un águila vuela hacia su víctima, una nación cuya lengua tú no comprendes; 50una nación con un rostro feroz que no respeta al viejo y no muestra favor al joven. 51Ellos comerán las crías de tu ganado y el fruto de tu tierra hasta que seas destruído. Ellos no te dejarán ningún grano, vino nuevo, o aceite, ninguna cría de tu ganado ni de tu rebaño, hasta que hayan causado que perezcas.
52Ellos te rodearán en todas las puertas de tu ciudad, hasta que tus altos y fortificados muros caigan en toda tu tierra, muros en los que has confiado. Ellos te sitiarán dentro de todas las puertas de tu ciudad a través de toda la tierra que el SEÑOR TU DIOS te ha dado. 53Comerás el fruto de tu propio cuerpo, la carne de tus hijos y de tus hijas, quienes el SEÑOR TU DIOS te dió, en el asedio y en la angustia las cuales tus enemigos pondrán sobre tí.
54El hombre que es tierno y muy delicado entre ustedes, será envidioso de su hermano y de su propia querida esposa, y de cualquier hijo que haya dejado. 55Así que no dará a ninguno de ellos la carne de sus propios hijos porque el vá a comer solo, porque no le quedará nada para sí mismo en el asedio y la angustia que tu enemigo pondrá sobre tí dentro de todas las puertas de la ciudad.
56La mujer tierna y delicada entre ustedes, que no se aventure a poner la parte inferior de su pie en el suelo por delicadeza y ternura, será envidiosa de su propio querido esposo, de su hijo, y de su hija, 57y de su propio recién nacido que nace de entre sus piernas, y de los hijos a quienes ella soportará. Ella los comerá en privado por falta de cualquier otra cosa, durante el asedio y en la angustia, las cuales tu enemigo pondrá sobre tí dentro de las puertas de tu ciudad.
58Si ustedes no guardan todas las palabras de esta ley y que están escritas en este libro, para honrar Su Glorioso y Temeroso Nombre; EL SEÑOR SU DIOS, 59entonces el SEÑOR hará que sus plagas sean terribles, y sobre aquellos de sus desendientes; esas serán grandes plagas de larga duración, y enfermedades severas, de larga duración.
60ÉL enviará sobre ustedes otra vez todas las enfermedades de Egipto, a las que les temían, ellas se pegarán a ustedes. 61Además, toda enfermedad y plaga que no esté escrita en el libro de esta ley, estas también EL SEÑOR les enviará, hasta que estén destruídos. 62Ustedes quedarán pocos en número, aunque eran numerosos como estrellas en el cielo, porque no escucharon a la voz del SEÑOR SU DIOS.
63Como EL SEÑOR se alegró una vez sobre ustedes en hacerles bien, y en multiplicarles, así se alegrará en ustedes, haciéndoles perecer y destruyéndoles. Serán arrancados de la tierra que poseerán. 64El SEÑOR los dispersará entre todos los pueblos desde un extremo de la tierra al otro extremo de la tierra; allí adorarán otros dioses que no han conocido ni ustedes, ni sus ancestros, dioses de madera y piedra.
65Entre estas naciones no encontrarán descanso, y allí no habrá reposo para la planta de sus pies; en cambio, EL SEÑOR les dará allí un corazón tembloroso, ojos que fallan, y un alma que llora. 66Su vida colgará en duda ante ustedes; temerán toda noche y día, y no tendrán certeza de toda su vida.
67En las mañanas ustedes dirán: "¡desearíamos que fuera de noche!"y en las noches dirán: "¡desearíamos que fuera de mañana!" por el miedo en sus corazones y las cosas que sus ojos tendrán que ver. 68El SEÑOR les llevará a Egipto otra vez en barcas, por la ruta en la cual yo les dije: "No verán a Egipto otra vez". Allí ustedes se ofrecerán a la venta a sus enemigos como hombres y mujeres esclavos, pero nadie les comprará.

29

1Estas son las palabras que EL SEÑOR le ha mandado a Moisés decirle al pueblo de Israél en la tierra de Moab, palabras que fueron añadidas al Pacto que ÉL ha hecho con ellos en Horeb.

2Moisés llamó a todo Israél y les dijo: "Ustedes han visto todo lo que EL SEÑOR hizo ante tus ojos en la tierra de Egipto al Faraón, a todos sus sirvientes y a toda su tierra, 3los grandes sufrimientos que sus ojos vieron, las señales y aquellas grandes maravillas. 4Pero hasta hoy EL SEÑOR no les há dado a ustedes un corazón para conocer, ojos para ver u oídos para escuchar.
5Yo los he guiado a ustedes por cuarenta años en el desierto; sus vestiduras no se desgastaron en ustedes y sus sandalias no se desgastaron en sus pies. 6Ustedes no comieron nada de pan y no bebieron ningún vino u otras bebidas alcohólicas, para que así ustedes pudieran conocer que yo soy EL SEÑOR TU DIOS.
7Cuando ustedes llegaron a este lugar, Sehón el rey de Hesbón, y Og el rey de Basán, salieron en contra de ustedes para pelear y nosotros los derrotamos. 8Nosotros tomamos su tierra y la dimos como una herencia a los rubenitas, a los gaditas y a la mitad de la tribu de Manasés. 9Por lo tanto, mantengan las palabras de este Pacto y háganlas, para que así ustedes puedan prosperar en todo lo que ustedes hagan.
10Ustedes se paran hoy, todos ustedes, delante del SEÑOR SU DIOS; sus jefes, sus tribus, sus ancianos y sus oficiales, todos los hombres de Israél, 11sus pequeños, sus esposas y el extranjero que está entre ustedes en su campamento, desde aquel que corta su madera hasta aquel que saca su agua.
12Ustedes están aquí para que así entren al Pacto del SEÑOR SU DIOS y entren al juramento que el SEÑOR SU DIOS está haciendo con ustedes hoy, 13para que así ÉL pueda hacerlos hoy un pueblo para ÉL mismo, y para que ÉL pueda ser DIOS para ustedes, así como ÉL habló a ustedes y así como ÉL juró a tus antepasados, a Abraham, a Isaac y a Jacob.
14Y no es solamente con ustedes que estoy haciendo este Pacto y este juramento, 15con todo el que esté parado aquí con nosotros hoy delante del SEÑOR NUESTRO DIOS, pero también con aquellos que no están aquí con nosotros hoy. 16Ustedes saben cómo nosotros vivimos en la tierra de Egipto y cómo nosotros pasamos por medio de las naciones por las cuales ustedes pasaron.
17Has visto sus cosas desagradables, sus ídolos de madera y piedra, plata y oro, que estaban entre ellos. 18Asegúrense que no haya entre ustedes ningún hombre, mujer, familia, o tribu cuyo corazón se esté alejando hoy del SEÑOR NUESTRO DIOS, para ir a adorar los dioses de esas naciones. Asegúrense que no haya entre ustedes ninguna raíz que produzca hiel y ajenjo. 19Cuando esa persona oiga las palabras de esta maldición, él se bendecirá en su corazón y dirá: "yo tendré paz, a pesar de caminar en la terquedad de mi corazón". Esto podría destruir lo mojado junto con lo seco.
20Él SEÑOR no le perdonará a él, pero el enojo del SEÑOR y Su celo arderá contra ese hombre, y todas las maldiciones que están escritas en este libro vendrán sobre él, y EL SEÑOR borrará su nombre de debajo del cielo. 21El SEÑOR lo separará aparte para desastre de todas las tribus de Israél, en acuerdo con todas las maldiciones del pacto que estan escritas en los libros de la ley.
22La generación que vendrá, tus hijos quienes se levantarán después de tí, y el extranjero que viene de una tierra distante, hablarán cuando vean las plagas en esta tierra y las enfermedades con las que EL SEÑOR lo ha enfermado, 23y cuando ellos vean que toda la tierra se ha convertido en azufre y sal ardiente, donde nada se siembra o produce fruto, donde ninguna vegetación crece, como la destrucción de Sodoma y Gomorra, Adma y Zeboim, que EL SEÑOR destruyó en Su enojo e ira.24Ellos dirán juntos con todas las otras naciones: "¿Porque ha hecho EL SEÑOR esto a esta tierra? ¿Que significará el ardor de esta gran ira?"
25Entonces la gente dirá: "Es porque ellos abandonaron el pacto del SEÑOR, EL DIOS de sus antepasados, que ÉL hizo con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto, 26y porque ellos fueron y sirvieron a otros dioses y se inclinaron ante ellos, dioses que ellos no habían conocido y que ÉL no se los había dado.
27Por lo tanto, la ira del SEÑOR ha sido encendida contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones que están escritas en este libro. 28El SEÑOR los ha desarraigado de sus tierras en enojo, en ira, y en gran furia, y los ha lanzado en otra tierra, hasta hoy".
29Las cosas secretas solo pertenecen al SEÑOR NUESTRO DIOS; pero las cosas que son reveladas pertenecen para siempre a nosotros y a nuestros descendientes, para que hagamos todas las Palabras de esta ley.

30

1Cuando todas estas cosas vengan a ustedes, las bendiciones y las maldiciones que yo he puesto ante ustedes, y cuando las recuerdes entre todas las demás naciones donde EL SEÑOR TU DIOS te ha llevado,2y cuando regreses al SEÑOR TU DIOS y obedezcan SU voz, siguiendo todo lo que les he ordenado hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3entonces EL SEÑOR TU DIOS revertirá su cautiverio y tendrá compasión en ustedes; ÉL regresará y los reunirá de todos los pueblos de donde EL SENOR SU DIOS los ha esparcido.

4Si alguna de las personas exiliadas están en los lugares lejanos debajo de los cielos, de allí EL SEÑOR TU DIOS los reunirá, y de allí ÉL los traerá. 5El SEÑOR TU DIOS te traerá a la tierra que tus antepasados poseyeron, y tú la poseerás nuevamente; ÉL te hará bien y te multiplicará aun más de lo que ÉL hizo a tus antepasados.
6El SEÑOR TU DIOS circuncidará sus corazones y los corazones de sus descendientes, entonces amarás al SEÑORTU DIOS con todo tu corazón y con toda tu alma, para que puedas vivir. 7El SEÑOR TU DIOS pondrá todas estas maldiciones en tus enemigos y en aquellos que te odian, aquellos que te persiguieron. 8Tú regresarás y obedecerás la Voz del SEÑOR, y tú harás todos los mandamientos que te estoy ordenando hoy.
9EL SEÑOR TU DIOS te hará abundante en todos los trabajos de tu mano, y en los frutos de tu cuerpo, en los frutos de tu ganado, y en los frutos de tu suelo, para prosperidad; porque EL SEÑOR se alegrará sobre tí por la prosperidad, así como se alegró con tus padres. 10ÉL hará esto si ustedes obedecen la Voz del SEÑOR TU DIOS, a fin de guardar sus mandamientos y regulaciones que están escritas en este libro de la ley, si te vuelves al SEÑOR TU DIOS con todo tu corazón y toda tu alma.
11Porque este mandamiento que estoy ordenándoles hoy no es tan dificíl para ustedes, tampoco está tan lejos para ustedes para alcanzar. 12No está en el cielo, para que puedan decir: "¿Quién irá arriba a los cielos por nosotros y lo traerá abajo a nosotros y nos hará poder oirlo, para que podamos hacerlo?"
13Tampoco está más allá del mar, para que puedan decir: "¿Quien irá sobre el mar por nosotros y lo traerá a nosotros y nos hará oírlo, para poder hacerlo?" 14Pero la palabra está bien cerca de ustedes, en su boca y en su corazón, para que puedan hacerlo.
15Vean, hoy he puesto ante ustedes la vida y el bien, la muerte y el mal. 16Si ustedes obedecen los decretos del SEÑOR SU DIOS, a quien yo les ordeno hoy que amen al SEÑOR SU DIOS, a caminar en sus caminos, y a guardar sus mandamientos, sus regulaciones, y sus estatutos, ustedes vivirán y se multiplicarán, y el SEÑOR SU DIOS los bendecirá en la tierra que van a entrar a poseer.
17Pero si su corazón se aleja, y si ustedes no escuchan, pero en cambio son atraídos y se inclinan a otros dioses y los adoran, 18entonces YO les anuncio hoy que de seguro perecerán; YO no prolongaré sus días en la tierra que ustedes están pasando sobre el Jordán para entrar en ella y poseer.
19YO llamo al cielo y a la tierra a testificár contra ustedes hoy que YO he puesto delante de ustedes la vida y la muerte, las bendiciones y las maldiciones; por tanto escojan la vida para que puedan vivir, ustedes y sus descendientes. 20Hagan esto para amar al SEÑOR SU DIOS, para obedecer su Voz y aferrarse a ÉL. Pues ÉL es su vida y la duración de sus días; hagan esto para que entonces puedan vivir en la tierra que EL SEÑOR juró a sus antepasados, a Abraham, a Isaac, y a Jacob, para entregarles.''

31

1Moises fue y habló estas palabras a todo Israél. 2Les dijo: "Ahora tengo ciento veinte años de edad; ya no puedo ir o venir; EL SEÑOR me ha dicho: "Tú no pasarás el Jordán.' 3El SEÑOR TU DIOS, ÉL pasará antes que ustedes; ÉL destruirá estas naciones delante de ustedes, y podrán disponer de ellas. Josué, él pasará antes que ustedes, como el SEÑOR ha hablado.

4El SEÑOR les hará a ellos como ÉL hizo con Sehón y Og, reyes de los amorreos, y a su tierra, a quienes ÉL destruyó. 5El SEÑOR les dará victoria sobre ellos cuando ustedes los ecuentren en batalla, y harán con ellos todo los que les he mandado. 6Sean fuertes y valientes, sin temor, no teman; y no tengan temor de ellos; porque EL SEÑOR TU DIOS, ÉL es quien va con ustedes; ÉL no les fallará ni los abandonará."
7Moisés llamó a Josué y le dijo delante de toda Israél: "Sean fuertes y valientes, porque ustedes irán con este pueblo a la tierra que EL SEÑOR ha prometido darle a sus antepasados; y que ustedes heredarán. 8El SEÑOR, ÉL es quien va delante de ustedes; ÉL estará con ustedes; ÉL no les fallará ni tampoco los abandonará; no tengan miedo, ni se desanimen."
9Moisés escribió esta ley y se la dio a los sacerdotes, a los hijos de Leví, quienes cargaban el Arca del Pacto del SEÑOR; ÉL también le dió copias de la ley a todos los ancianos de Israél. 10Moisés les ordenó y dijo: "Al final de cada siete años, al tiempo fijado para la cancelación de deudas, durante La Fiesta de los Refugiados, 11cuando todo Israél haya venido para presentarse delante del SEÑOR TU DIOS en el lugar que ÉL escogerá para su Santuario, leerás esta ley delante de todo Israél en su audiencia.
12Reuniras al pueblo, los hombres, las mujeres, y a los pequeños, y tu extranjero quien está dentro de las puertas de tú ciudad, así que ellos puedan escuchar y aprender, y así que ellos puedan honrar al SEÑOR TU DIOS y guardar todas las palabras de esta ley. 13Hagan esto para que sus hijos, quienes no han conocido, pudieran oír y aprender a honrar al SEÑOR TU DIOS, mientras vivas en la tierra que tú vas a pasar sobre el Jordán a poseer".
14El SEÑOR dijo a Moisés: "Mira, el día está llegando cuando tú debes morir; llama a Josué y preséntense ustedes mismos en la carpa de reunión, para que yo pueda darle un mandamiento". Moisés y Josué fueron y se presentaron ellos mismos en la carpa de reunión. 15El SEÑOR apareció en la carpa en una columna de nube; la columna de nube se paró en la puerta de la carpa.
16El SEÑOR dijo a Moisés: "Mira, tu dormirás con tus padres; este pueblo se levantará y actuará como una prostituta persiguiendo a los dioses extraños de la tierra a donde va yendo. Ellos me van a abandonar y van a romper el Pacto que YO he hecho con ellos.
17Después, en ese día, mi enojo será encendido contra ella, y YO voy a abandonarlos. YO voy a esconder Mi Cara de ellos, y ellos serán devorados. Muchos desastres y problemas encontrarán, para que ellos digan en ese día: "¿Me han encontrado estos desastres porque nuestro DIOS no está en medio de nosotros?" 18Yo seguramente esconderé mi cara de ellos en ese día por toda la maldad que ellos han hecho, porque se han vuelto a otros dioses.
19Ahora por lo tanto escribe esta canción para ustedes mismos y enseñala a las personas de Israél. Pónlo en sus bocas, para que esta canción pueda ser testigo para Mí en contra del pueblo de Israél. 20Para que cuando YO lo haya traído a la tierra que Yo juré darlo a sus antepasados, una tierra fluyendo con leche y miel, y cuando él haya comido y se haya satisfecho y engordado, entonces él se alejará a otros dioses y ellos los servirán; ellos me van a despreciar y él romperá mi pacto.
21Cuando muchas maldades y problemas encuentran a este pueblo, esta canción testificará ante ellos como un testigo; porque no será olvidada de la boca de sus descendientes; porque YO sé los planes que ellos están formando hoy, incluso antes que YO los trajera a la tierra que yo he jurado."
22Así que Moisés escribió esta canción el mismo día y la enseñó al pueblo de Israél. 23El SEÑOR entregó a Josué hijo de Nun una orden y dijo: "Sé fuerte y de buen valor; porque tú vas a traer el pueblo de Israél a la tierra que yo he jurado a ellos, y voy a estar con ustedes."
24Pasó que cuando Moisés hubo terminado de escribir estas palabras de esta ley en un libro, 25que él dió un mandamiento a los levitas quienes llevaron el Arca del Pacto del SEÑOR; él dijo: 26"Toma este libro de la ley y ponlo por el lado del Arca del Pacto del SEÑOR TU DIOS, para que ahí haya un testigo contra ustedes.
27Porque yo sé tu rebelión y tu terquedad; mira, mientras yo todavía estoy vivo contigo incluso hoy, tú has sido rebelde contra EL SEÑOR; ¿cuánto más después de mi muerte? 28Reúneme a todos los ancianos de tus tribus, y tus oficiales, para que yo pueda hablar estas palabras en sus oídos y pueda llamar al cielo y la tierra para testificar contra ellos. 29Porque yo sé que después de mi muerte ustedes se corromperán absolutamente y se alejarán del camino que yo he mandado a ustedes; desastres vendrán hacia ustedes en los próximos días. Esto sucederá porque ustedes harán lo que es malvado a los ojos del SEÑOR, para así provocarlo en enojo mediante el trabajo de tus manos".
30Moisés recitó en los oídos de toda la asamblea de Israél las palabras de su canción hasta que la canción termino.

32

1Den oídos los cielos, Dejenme hablar. Deja que la tierra escuche las palabras de MI boca. 2Deja que mis enseñanzas caigan como la lluvia, deja que mi sermón destile como el rocío, como la gentil lluvia en la tierno pasto, y como las duchas en las plantas.

3Pues yo proclamo el Nombre del SEÑOR, atribuir grandeza a nuestro DIOS. 4La Roca, Su Trabajo es Perfecto; pues Sus caminos son Justos. ÉL es EL DIOS FIEL, sin iniquidad. ÉL Es Justo y Recto.
5Ellos han actuado de manera corrupta en contra de ÉL. Ellos no son Sus hijos, son Su desgracia. Ellos son generacion pervertida y torcida. 6¿Tu recompensas al SEÑOR de esta manera? Gente tonta y sin sentido. ¿No es ÉL Tu Padre, el que te creó? El te hizo y te establecio.
7Llama a tu mente los dias de antiguos tiempos, piensa en los años de muchos años pasados. Pide a tu padre y él te demostrará, a tus ancianos y ellos te dirán. 8Cuando el mas Alto dio a las naciones su herencia, cuando ÉL dividió toda humanidad, y dio límites de la gente, como también arregló el número de sus dioses.
9Pues la porción del SEÑOR es Su pueblo; Jacobo es Su herencia repartida. 10El lo encontró en una tierra desierta y en el desierto árido y aullador; ÉL lo cubrió y cuidó de él, lo guardó como la niña de Sus ojos.
11Como águila que guarda su nido y revolotea sobre los más jovenes, EL SEÑOR abre Sus alas y los cogio, y los cargó en Sus alas. 12El SEÑOR solo le guió, no un dios extranjero estuvo con él.
13Lo hizo montar en lugares altos de la tierra, y le alimentó de las frutas del campo; lo nutrió con miel de la roca, y aceite del peñasco.
14El comió mantequilla de la manada y bebió leche del rebaño, con grasas de corderos y carneros de Basán y machos cabr[ios, con el mejor trigo, y tu bebiste vino espumoso hecho del jugo de uvas.
15Pero Jesurún engordó y pateó, engordaste, estabas muy gordo y haz comido hasta llenarte. Él abandonó al DIOS quien lo hizo, y él rechazo la Roca de Su Salvación. 16Hicieron al SEÑOR celoso por sus raros dioses; con su abonimación y lo enfurecieron.
17Ellos sacrificaron a demonios, los cuales no son DIOS, dioses que ellos no habían conocido, dioses que aparecieron recientemente, dioses a los que tus padres no temían. 18Tú has abandonado La Roca, quien hizo a tu Padre, y olvidaste al DIOS que te dió nacimiento.
19El SEÑOR vio esto y ÉL los rechazó a ellos, porque Sus hijos y Sus hijas así lo provocaron. 20"Yo esconderé Mi Cara de ellos", Él dijo: "Y YO veré lo que será su final; porque son una generación perversa, hijos que son infieles.
21Me han hecho celoso con lo que no es dios y Me han enojado por sus cosas sin valor. YO los haré envidiosos por esos que no son un pueblo; con una nación tonta los haré enfurecerse.
22Porque un fuego se ha encendido por Mi ira y está quemando hasta lo profundo del Seol; está devorando la tierra y su cosecha; está encendiendo en fuego los cimientos de las montañas.
23Yo acumularé desastres sobre ellos; Yo dispararé todas Mis flechas sobre ellos. 24Ellos serán debilitados por el hambre y devorados por el calor ardiente y amarga destrucción; Yo enviaré sobre ellos los dientes de animales salvajes, con el veneno de cosas que se arrastran en el polvo.
25Afuera la espada traerá luto, y en las habitaciones el terror hará lo mismo. Destruirá tanto al hombre joven como a la virgen, al recién nacido como al hombre de cabellos grises. 26YO dije que los dispersaría muy lejos, que YO haría que la memoria de ellos desapareciera de entre la humanidad.
27No es que tema la provocación del enemigo y que sus enemigos puedan juzgar erróneamente, y que ellos digan: "Nuestra mano es exaltada", Yo habría hecho todo esto.
28Porque Israel es una nación falta de sabiduría, y no hay entendimiento en ellos. 29¡Oh, que ellos fueran sabios, que ellos entendieran esto, que ellos consideraran su futuro venidero!
30¿Cómo uno puede perseguir a mil, y dos poner a dos mil a volar, a no ser que su Roca los haya vendido, y EL SEÑOR los haya entregado? 31Porque la roca de nuestros enemigos no es como nuestra Roca, así como incluso nuestros enemigos lo admiten.
32Porque el vino viene de la viña de Sodoma y de los campos de Gomorra; sus uvas son uvas de veneno; sus racimos son amargos.
33Su vino es el veneno de serpientes y el cruel veneno de áspides. 34¿No es este plan guardado secretamente por Mí, sellado entre Mis tesoros?
35"La venganza es Mía para darla, y recompensa en el tiempo en que sus pies resbalen; porque el día del desastre para ellos está cerca, y las cosas que están por venir sobre ellos se apresurán en suceder."
36Porque EL SEÑOR dará justicia a Su pueblo, y ÉL tendrá piedad de Sus siervos. ÉL verá que la fuerza de ellos se ha ido, y nadie queda, ni esclavos o gente libre.
37Entonces ÉL dirá: "¿Dónde están sus dioses, la roca en quienes ellos se refugiaron?38¿Los dioses que comieron la grasa de sus sacrificios y tomaban el vino de sus ofrendas de bebida? Déjalos que se levanten y les ayuden; déjenles ser su protección.
39Vean ahora que YO, incluso YO, SOY DIOS, y que no hay dios aparte de Mí; YO mato, y YO hago vida; YO hiero, y YO sano, y no hay alguno que pueda salvarlos de Mi Poder. 40Porque YO levanto Mi Mano al cielo y digo: "Así como vivo por siempre, Yo actuaré.
41Cuando YO afilo Mi brillante espada, y cuando Mi Mano comienza a traer justicia, YO rendiré venganza sobre Mis enemigos, y les pagaré de vuelta a aquellos que Me odian.
42YO emborracharé Mis flechas con sangre, y Mi espada devorará la carne con la sangre de los muertos y los cautivos, y de las cabezas de los líderes del enemigo."
43Alegrense ustedes naciones, con el pueblo de DIOS, porque ÉL vengará la sangre de sus siervos; ÉL dará venganza sobre Sus enemigos, y Él hará purificación por Su tierra, por Su pueblo.
44Moisés vino y recitó todas las palabras de esta canción en los oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun. 45Luego, Moisés terminó de recitar todas estas palabras a todo Israel.
46Él les dijo a ellos: "Fijen su mente en todas las palabras que YO les he testificado a ustedes hoy, para que puedan ordenarle a sus hijos a guardarlas, todas las palabras de esta ley. 47Porque esto no es un asunto trivial para ustedes, porque es su vida, y a través de esta cosa ustedes prolongarán sus días en la tierra que van a cruzar por el Jordán para poseer."
48El SEÑOR habló a Moisés en ese mismo día y dijo: 49"Sube hasta esta parte de las montañas de Abarim, arriba del Monte Nebo, el cual está en la tierra de Moab, opuesto a Jericó. Tú mirarás la tierra de Canaán, la cual les estoy dando al pueblo de Israel como su posesión.
50Tú morirás en la montaña que subirás, tú serás reunido con tu gente, así como Aarón, tú compañero israelita, murió en el Monte Hor y fue reunido con su gente. 51Esto sucederá porque ustedes fueron infieles a Mí entre el pueblo de Israel en las aguas de Meriba en Cades, en el desierto de Sin; porque ustedes no Me trataron con honor y respeto entre el pueblo de Israel. 52Por tanto verás la tierra ante ti, pero no irás allí, a la tierra que Le estoy dando al pueblo de Israel."

33

1Esta es la bendición con la cual Moisés, el hombre de Dios, bendijo a la gente de Israel antes de su muerte. 2Él dijo: "El SEÑOR vino del Sinaí y se levantó desde Seir contra ellos. ÉL brilló desde el Monte Parán, y ÉL vino con diez mil de los santos. En Su Mano derecha La Ley con destellos de relámpagos.

3Verdaderamente, Él ama los pueblos; todos Sus santos están en Su mano, y ellos se inclinaron a Sus pies; ellos recibieron Tus palabras. 4Moisés nos ordenó una ley, una herencia para la asamblea de Jacob.
5Entonces, hubo un rey en Jesurún, cuando los líderes de la gente se reunieron, todas la tribus de Israel juntas. 6Permitan que Rubén viva y no muera, pero que sus hombres sean pocos.
7Esta es la bendición para Judá. Moisés dijo: Escucha SEÑOR a la voz de Judá y tráelo a su pueblo otra vez. Pelea por él; sé su ayuda contra sus enemigos.
8Acerca de Leví, Moisés dijo: Tu Tumim y tu Urim pertenecen al que te es leal, al que probaste en Masah, con quien luchaste en las aguas de Meriba.
9El hombre que dijo acerca de su padre y su madre: ''No los he visto''. Ni tampoco reconoció a sus hermanos, ni tomó en consideración a sus propios hijos. Porque obedeció Tu palabra y guardó Tu pacto.
10Él le enseña a Jacob Tus decretos y a Israel Tu ley. Él pondrá incienso delante de Ti y ofrendas quemadas enteras en Tu altar.
11Bendice SEÑOR, sus posesiones y acepta el trabajo de sus manos. Destroza las entrañas de esos quienes se levantan en contra de él, y esos de la gente quienes lo odian, para que no se levanten otra vez.
12Acerca de Benjamín, Moisés dijo: "El amado por EL SEÑOR vive seguro junto a ÉL; EL SEÑOR lo escuda todo el día y él vive entre los brazos del SEÑOR."
13Acerca de José, Moisés dijo: "Que su tierra sea bendecida por EL SEÑOR con las cosas preciosas del cielo, con rocío, con lo profundo que está debajo de ella."
14Que su tierra sea bendecida con las cosas preciosas de la cosecha del sol, con las cosas preciosas del producto de los meses, 15con las mejores cosas de las antiguas montañas, y con las cosas preciosas de las colinas eternas.
16Que su tierra sea bendecida con las cosas preciosas de la tierra y su abundancia, y con la buena voluntad de aquel que estaba en el arbusto. Deja que la bendicion venga sobre la cabeza de José, y sobre la cabeza de aquel que fue príncipe sobre sus hermanos.
17El primogénito de un buey, majestuoso es él, y sus cuernos son los cuernos de un buey salvaje. Con ellos el empujará a los pueblos, a todos ellos, a los confines de la tierra. Estos son los diez miles de Efraín; estos son los miles de Manasés.
18Acerca de Zebulón, Moisés dijo: "Alégrate Zebulón, en tu salida, y tú Isacar, en tus tiendas. 19Ellos llamarán a los pueblos a las montañas. Allí ellos ofrecerán sacrificios de justicia. Porque ellos chuparán la abundancia de los mares, y de la arena en la orilla del mar.
20Acerca de Gad, Moisés dijo: Bendito sea el que enaltece a Gad. Él vivirá ahí como una leona, y él arrancará un brazo o una cabeza.
21Él tomó la mejor parte para sí mismo, porque ahí estaba la porción de tierra reservada para el líder. Él vino con las cabezas del pueblo. Él llevó a cabo la justicia del SEÑOR y Sus decretos con Israel.
22Acerca de Dan, Moisés dijo: Dan es un cachorro de león que salta de Basán.
23Acerca de Neftalí, Moisés dijo: "Neftalí, satisfecho con favor y lleno de la bendición del SEÑOR, toma posesión de la tierra al oeste y al sur.
24Acerca de Aser, Moisés dijo: Bendito sea Aser más que los otros hijos; deja que sea aceptable a sus hermanos, y deja que moje su pie en aceite de oliva. 25Que las barras de tu ciudad sean de hierro y bronce; según de largo sean tus días, así de largo sea tu seguridad.
26No hay nadie como Dios, Jesurún, el honrado, quien monta por los cielos a tu ayuda, y en Su majestad en las nubes.
27El Dios eterno es un refugio y debajo estan los brazos eternos. ÉL expulsa al enemigo de delante de ti, y ÉL dijo: "¡Destruye!"
28Israel vivió en seguridad. La fuente de Jacob estaba segura en una tierra de grano y vino nuevo; de hecho, deje su cielo soltar rocío sobre él.
29¡Tus bendiciones son muchas, Israel! ¿Quién es como tú, un pueblo salvado por el SEÑOR, el escudo de tu ayuda, y la espada de tu majestad? Tus enemigos vendrán a ti temblando; tú derribarás sus lugares altos.

34

1Moisés subió de las planicies de Moab al Monte Nebo, a lo alto del Pisga, el cual está opuesto a Jericó. Y EL SEÑOR Le mostró toda la tierra de Galaad tan lejos como Dan, 2y todo Neftalí, y la tierra de Efraín y Manasés, y toda la tierra de Judá, al mar occidental, 3y el Neguev, y la planicie del valle de Jericó, la Ciudad de Palmas, tan lejos como Zoar.

4El SEÑOR le dijo: "Esta es la tierra que juré a Abraham, a Isaac, y a Jacob, diciendo: Yo la daré a tus descendientes. Te he permitido mirarla con tus ojos, pero tú no irás allá". 5Así que Moisés el siervo del SEÑOR, murió allí en la tierra de Moab, como la palabra del SEÑOR prometió. 6EL SEÑOR lo enterró en el valle en la tierra de Moab opuesto a Bet-peor, pero nadie sabe dónde está su tumba hasta este día.
7Moisés era de cientoveinte años cuando murió; su ojo no se había apagado, ni su fuerza natural se había acabado. 8El pueblo de Israel lloró por Moisés en las planicies de Moab por treinta días, y entonces los días de luto por Moisés se terminaron.
9Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había colocado sus manos sobre él. El pueblo de Israel le escuchó e hizo lo que EL SEÑOR había mandado a Moisés.
10No se ha levantado un profeta desde entonces en Israel como Moisés, a quien EL SEÑOR conocía Cara a cara. 11Nunca ha habido algún profeta como él en todas las señales y maravillas que EL SEÑOR le envió a hacer en la tierra de Egipto, a Faraón, y a todos sus sirvientes, y a toda su tierra. 12Nunca ha habido Profeta alguno como él en todos los grandes y temibles actos que Moisés hizo a la vista de todo Israel.

Josué

1

1Sucedió que después de la muerte de Moisés, el siervo del EL SEÑOR, EL SEÑOR le habló a Josué el hijo de Nun, el asistente en jefe de Moisés, diciendo: 2"Moisés, mi siervo, está muerto. Por lo tanto, levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que Yo les estoy dando, al pueblo de Israel. 3Yo les he dado cada lugar donde la planta de sus pies pisare. Te lo he dado a ti, igual que se lo prometí a Moisés.

4Desde el desierto y el Líbano, tan lejos como el gran río Eufrates, toda la tierra de los hititas y hasta el Mar Mediterráneo, donde el sol se mete, hasta alli será tu tierra. 5Nadie será capaz de enfrentarse delante de ti en todos los días de tu vida. Yo estaré contigo como estuve con Moisés. No te abondonaré ni te dejaré.
6Sé fuerte y valiente. Tú harás que este pueblo herede la tierra que Yo le prometí a sus antepasados que le daría. 7Sé fuerte y muy valiente. Sé atento en obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te ordenó. No te desvies de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas victoria donde quiera que vayas.
8Hablarás siempre acerca de este libro de la ley. Pensarás en él, de día y de noche, para que puedas obedecer todo lo que está escrito en él. Entonces, serás feliz y victoioso 9¿No fue así que te lo ordené? ¡Sé pues fuerte y valiente! No tengas miedo. No te desanimes. EL SEÑOR tu DIOS está contigo dondequiera que vayas".
10Entonces, Josué ordenó a los líderes del pueblo: 11"Vayan por el campamento y ordenen al pueblo: 'Preparen provisiones porque, en tres días cruzarán este Jordán, entrarán y se adueñarán de la tierra que EL SEÑOR su DIOS les está dando para ser dueños"
12A los rubenitas, los gaditas y a la media tribu de Manasés, Josué les dijo: 13"Recuerden la palabra que Moisés, el siervo del SEÑOR, les ordenó cuando dijo: El SEÑOR su DIOS les está dando nuevo aliento y Él les le da esta tierra.'
14Sus esposas, sus pequeños y sus ganados se quedarán en la tierra que Moisés les dio más allá del Jordán. Pero tus guerreros irán con tus hermanos y los ayudarán, 15hasta que EL SEÑOR les haya dado a tus hermanos descanso, así como Él se los ha dado a ustedes. Entonces, ellos también se adueñaran de la tierra, que EL SEÑOR su DIOS, les da. Entonces ustedes regresarán a su propia tierra y la gobernarán. La tierra que Moisés, el siervo de EL SEÑOR, les dió más allá del Jordán, donde el sol sale"
16Y le contestaron a Josué diciendo: "Todo lo que nos has ordenado, lo haremos, y dondequiera que nos envíes, iremos. 17Te obedeceremos así como nosotros obedecimos a Moisés. Solamente que EL SEÑOR tu DIOS esté contigo, así como estuvo con Moisés. 18Cualquiera que se rebele contra tus órdenes y desobedezca tus palabras será muerto. Solamente sé fuerte y valiente."

2

1Entonces Josué, hijo de Nun, envió en oculto a dos hombres de Sitim como observadores. Él les dijo: "Vayan, miren la tierra, especialmente a Jericó." Ellos salieron y llegaron a la casa de una prostituta llamada Rahab, y allí se quedaron. 2Le dijeron al rey de Jericó: "Mira, hombres de Israel han venido a observar la tierra." 3El rey de Jericó mando a decirle a Rahab: "Saca a los hombres que han venido a ti, que entraron a tu casa, pues han venido a observar nuestra tierra."

4Pero la mujer se había llevado a los dos hombres y los escondio. Y la mujer dijo: "Sí; los hombres vinieron a mí, pero no sabía de donde venían. 5Ellos se marcharon al anochecer, cuando es el momento en que las puertas de la ciudad se cierran. No sé, a dónde fueron. Tú, puedes alcanzarlos, si te apuras y vas tras ellos."
6Pero ella los había llevado al techo y escondido con los tallos de lino que ella había tendido en el techo. 7Así que los hombres los perseguieron en el camino que se dirige a los vados del Jordán. Y las puertas fueron cerradas tan pronto los perseguidores salieron.
8Los hombres no se habían dormido, cuando ella subió a verlos. 9Ella les dijo: "Yo sé que EL SEÑOR les ha dado ésta tierra y que el temor a ustedes ha venido sobre nosotros. Todos aquellos que viven en ésta, tierra serán dominados por ustedes."
10Hemos oido, cómo EL SEÑOR secó el agua del Mar de las Cañas (Mar Rojo) para que pasaran cuando salieron de Egipto. Y oimos lo que ustedes le hicieron a los dos reyes amorreos al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a quienes ustedes mataron. 11Tan pronto nosotros oimos sobre esto, se lleno de temor nuestro corazón y nuestra valentía se acabó, pues EL SEÑOR su DIOS, ÉL es DIOS arriba en los cielos y abajo en la tierra.
12Ahora entonces, por favor, júrenme por EL SEÑOR que, como he sido buena con ustedes, ustedes también serán buenos con la casa de mi padre. Dénme una señal segura 13de que ustedes protegeran la vida: de mi padre, madre, hermanos, hermanas y todas sus familias, y que ustedes nos salvarán de la muerte."
14Los hombres le repondieron: "¡Te prometemos por nuestra vida! Que si tú, no hablas sobre nuestros planes, entonces; cuando EL SEÑOR nos entregue esta tierra, nosotros seremos compasivos y fieles para con ustedes."
15Así que ella los bajo por la ventana utilizando una cuerda. La casa en la cual ella vivía estaba hecha en los muros de la ciudad. 16Ella les dijo: "Vayan a las montañas y escóndanse o los perseguidores los encontrarán. Escóndanse allí por tres días, hasta que los perseguidores hayan regresado. Después podrán seguir su camino." 17Los hombres le dijeron a ella: "Nosotros no cumpliremos nuestra promesa que te dijimos" que tú, nos has hecho jurar, si tú no haces lo siguiente.
18Cuando nosotros lleguemos a esta tierra, tú debes amarrar un pedaso de tela roja en la ventana de donde nos permitiste bajar, y tú juntaras en la casa a tu padre y madre, a tus hermanos y toda la casa de tu padre. 19Cualquiera que salga fuera de las puertas de tu casa hacia la calle, moriran por su propia desición y nosotros no seremos culpables. Pero si una mano es puesta sobre cualquiera de los de tu casa, nosoros seremos muertos por no cumplir nuestra promesa.
20Pero si ustedes hablan sobre nuestros planes, nosotros no seremos culpables del juramento que nos pediste hacer." 21Rahab respondió: "Que lo que hayas dicho se cumpla." Ella los despidió y se marcharon. Entonces ella amarro un pedazo de tela rojo en la ventana.
22Ellos se marcharon hacia las montañas y se quedaron allí por tres días hasta que los perseguidores regresaron. Los perseguidores buscaron por todos lados del camino y no encontraron nada.
23Los dos hombres bajaron de la montaña y regresaron con Josué, hijo de Nun, y le contaron todo lo que les había sucedido. 24Y le dijeron a Josué: "Ciertamente EL SEÑOR nos ha dado esta tierra. Todos los habitantes de la tierra están temerosos a causa nuestra."

3

1Josué se levantó temprano en la mañana y salieron de Sitím. Fueron al Río Jordán, él y todo el pueblo de Israel, y acamparon ahí antes de cruzar el río.

2Después de tres días, los oficiales recorrieron el campamento; 3le pidieron a la gente: "Cuando vean el arca del pacto del SEÑOR su DIOS, y los sacerdotes de los levitas cargándola, deben seguirla.4Debe haber un espacio entre ustedes y ella de noventa metros. No se le acerquen a ella, para que puedan ver hacia donde ir, ya que no conocen este camino."
5Josué le dijo a la gente: ''Conságrense ustedes mismos mañana, porque EL SEÑOR va a hacer maravillas entre ustedes.'' 6Luego Josué le dijo a los sacerdotes: ''Sostengan el arca del pacto, y pasen delante de la gente.'' Así que sostuvieron el arca del pacto y fueron delante de la gente.
7El SEÑOR le dijo a Josué: ''Este día te haré un gran hombre a los ojos de Israel. Sabrán que así como estuve con Moisés, así también estaré contigo. 8Tú ordenarás a los sacerdotes que llevan el arca del pacto: 'Cuando hayan llegado a la orilla de las aguas del Jordán --deben mantenerse firmes en el Río Jordán--"
9Entonces Josué le dijo a la gente de Israel: ''Vengan aquí, y esuchen las palabras del SEÑOR su DIOS. 10Despues de ésto sabrán que EL DIOS viviente está entre ustedes y sacarán de adelante de ustedes a los cananeos, los hititas, los heveos, los ferezeos, los gergeseos, los amorreos y los jebuseos. 11¡Mira! El arca del pacto del Señor de toda la tierra, cruzará al otro lado delante de ustedes en el Jordán.
12Ahora escojan doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada una. 13Cuando la planta de los pies de los sacerdotes que cargan el arca del SEÑOR de toda la tierra, toque las aguas del Jordán, las aguas del Jordán van a ser detenidas, su corriente de arriba se detendrá y se pararán en seco y las aguas de abajo del río también detendra su corriente
14Entonces, cuando la gente fue a cruzar el Jordán, los sacerdotes que cargaban el arca del pacto fueron delante de la gente. 15Despues de que aquellos que cargaban el arca llegaron al Jordán, y sus pies estuvieron mojados a la orilla del agua (ahora el Jordán se desborda de sus cauces a lo largo del tiempo de cosecha), 16las aguas que corren desde río arriba se levantaron en un muro de agua. El agua dejó de correr desde una gran distancia desde Adán, la cuidad que está junto a Saretán, bajando hasta el mar de Néguev, el Mar Salado. Y la gente cruzó hacia el otro lado cerca Jericó.
17Los sacerdotes que cargaban el arca del pacto del SEÑOR, se pararon en tierra seca en el medio del Jordán hasta que toda la gente de Israel cruzó al otro lado.

4

1Cuando todas las personas cruzaron el Jordán, EL SEÑOR le dijo a Josué: 2"Elije doce hombres de entre el pueblo, un hombre de cada tribu. 3Dales este mandamiento: "Toma doce piedras del centro del Jordán, donde los sacerdotes están parados en el suelo seco, y llévalas contigo, y ponlas en el lugar donde pasarán la noche."

4Luego, Josué llamó a los doce hombres que había seleccionado de las tribus de Israel, uno de cada tribu. 5Josué les dijo: "Pasen delante del arca del SEÑOR su DIOS al centro del Jordán. Cada uno de ustedes levantará una piedra en su hombro, según el número de las tribus de las personas de Israel.
6Esto servirá de señal, para cuando sus hijos les pregunten en los días que vendrán: '¿Qué significan estas piedras para ti?' 7Entonces le dirás a ellos: 'Las aguas del Jordán fueron divididas ante el arca del pacto del SEÑOR. Cuando esta pasó sobre el Jordán, las aguas del Jordán fueron divididas. Así que estas piedras serán un altar a las personas de Israel para siempre".
8El pueblo de Israel hicieron como Josué les mandó, y ellos recogieron doce piedras del centro del Jordán, como EL SEÑOR le dijo a Josué. Ellos colocaron las piedras de acuerdo al numero de las tribus del pueblo de Israel. Llevaron las piedras con ellos al lugar donde acamparon y las dejaron ahí. 9Luego Josué colocó doce piedras en el centro del Jordán, en el lugar donde los pies de los sacerdotes que cargaron el arca del pacto se pararon. Y este altar está allí hasta el día de hoy.
10Los sacerdotes que cargaron el arca se parararon en el centro del Jordán hasta que todo lo que EL SEÑOR ordenó a Josué decir al pueblo fue completado, según todo lo que Moisés le ordenó a Josué. Las personas se apresuraron y cruzaron. 11Cuando toda la gente terminó de cruzar, el arca del SEÑOR y los sacerdotes cruzaron delante del pueblo.
12La tribu de Rubén, la tribu de Gad, y la media tribu de Manasés pasaron delante del pueblo de Israel formados como un ejercito, así como Moisés les dijo. 13Cerca de cuarenta mil hombres equipados para la guerra, pasaron ante EL SEÑOR para la batalla en los llanos de Jericó. 14En ese día EL SEÑOR hizo a Josué poderoso ante todos los ojos de todo Israel. Ellos lo respetaron, así como respetaron a Moisés- todos sus días.
15Luego EL SEÑOR habló a Josué: 16"Ordena a los sacerdotes que cargan el arca del testimonio que salgan fuera del Jordán."
17Así que, Josué ordenó a los sacerdotes: "Salgan afuera del Jordán.'' 18Cuando los sacerdotes que cargaban el arca del pacto del SEÑOR salieron del centro del Jordán, y sus pies tocaron el suelo seco, entonces las aguas del Jordán volvieron a fluir como fue cuatro días antes.
19Las personas salieron del Jordán en el día diez del primer mes. Se quedaron en Gilgal, al este de Jericó. 20Las doce piedras que sacaron del Jordán, Josué las colocó en Gilgal. 21Él le dijo al pueblo de Israel: "Cuando sus descendientes pregunten a sus padres en los tiempos por venir: '¿Qué son estas piedras?
22Dile a tus hijos: "Aquí es donde Israel cruzó el Jordán en suelo seco." 23El SEÑOR tu DIOS secó las aguas del Jordán para ti, hasta que tú cruzaras, así como ELSEÑOR tu DIOS le hizo al Mar de las Cañas (Mar Rojo), el cual Él secó por nosotros hasta que lo pasamos, 24de manera que, todas las personas de la tierra sepan que la mano del SEÑOR es poderosa, y que ustedes honrarán al SEÑOR DIOS de ustedes por siempre."

5

1Cuando todos los reyes de los amorreos del lado occidental del Río Jordán y todos los reyes de los cananeos quienes habitaban en la costa del Mar Mediterráneo escucharon que EL SEÑOR había secado las aguas del Río Jordán hasta que el pueblo de Israel hubo cruzado al otro lado, sus corazones se llenaron de temor y ya no tenian deseos de pelear, por causa del pueblo de Israel.

2En ese tiempo EL SEÑOR le dijo a Josué: "Haz cuchillos de piedra y circuncida a todos los hombres de Israel." 3Entonces Josué hizo cuchillos de piedra y circuncidó a todos los hombres de Israel en la colina de Aralot.
4Este es el motivo por el cual Josué los circuncidó: todos los varones que habían salido de Egipto, habían muerto en el desierto después de salir de Egipto. 5A pesar de que todos los hombres que salieron de Egipto eran circuncidados, ninguno de los niños nacidos en el desierto habían sido circuncidados.
6pueblo de Israel caminó en el desierto por cuarenta años hasta que toda la gente, es decir, todos los guerreros quienes habían salido de Egipto murieron, porque no obedecieron la voz del SEÑOR. EL SEÑOR juró que no les dejaría ver la tierra que les juró darle a sus antepasados, tierra abundante en leche y miel. 7Los hijos de ellos, fueron los que EL SEÑOR puso en su lugar, los que Josué circuncidó, porque no habían sido circuncidados en el camino.
8Cuando fueron todos circuncidados, se quedaron todos en el campamento hasta que todos sanaron. 9Y EL SEÑOR le dijo a Josué: "En este día YO he quitado la desgracia de Egipto que había sobre ustedes." Así es que el nombre de ese lugar es llamado Gilgal hasta hoy día.
10El pueblo de Israel acampó en Gilgal. Celebraron la Pascua el día catorce del mes, por la tarde, mientras acampaban en la llanos de Jericó. 11El día después de la Pascua, ese mismo día, comieron de los productos de la tierra, pan sin levadura, y cereal tostado.
12El maná acabo ese mismo día, después de comer de lo que la tierra producía. Ya no había más maná para la gente de Israel, pero ese año comieron lo que la tierra de Canaán producía.
13Cuando Josué estaba cerca de Jericó, él levantó sus ojos y miró, y vio a un hombre que estaba de pie enfrente de él; con su espada agarrada en su mano. Josué fue a él y le dijo: "¿Estás con nosotros o con nuestros enemigos?"
14Él le contestó: "De ninguno. YO SOY el comandante del ejército del SEÑOR. Por eso he venido." Entonces Josué se acosto con la cabeza hacia la tierra ante ÉL con reverencia y le dijo: "¿Tiene algo que mandarme?", soy su siervo 15El jefedel ejército del SEÑOR le dijo a Josué: "Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar que estás pisando, es santo." Y así lo hizo Josué.

6

1Ahora, todas las entradas de Jericó estaban cerradas por motivo del ejército israelita. Nadie salía y nadie entraba. 2EL SEÑOR le dijo a Josué: "Date cuenta, te he entregado Jericó en tus manos, su rey y sus soldados guerreros".

3Tienen que marchar alrededor de la ciudad, todos los hombres de guerra irán alrededor de la ciudad cada día. Deben hacer esto por seis días. 4Siete sacerdotes deben cargar siete trompetas de cuernos de carnero delante del arca. En el séptimo día, marcharán alrededor de la ciudad siete veces, y los sacerdotes deben hacer sonar las trompetas.
5Ellos deben dar un sonido largo con los cuernos de carnero, y cuando escuchen el sonido de la trompeta toda la gente gritarán con mucha fuerza, y la pared de la ciudad caerá. Los hijos de Israel atacarán, cada uno caminando de frente."
6Entonces Josué hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo: "Carguen el arca del pacto, y dejen a siete sacerdotes cargar siete trompetas de cuernos de carnero delante del arca del SEÑOR." 7Y le dijo al pueblo: "Vayan y marchen alrededor de la ciudad, y los hombres de guerra irán delante del arca del SEÑOR."
8Tal como Josué le había dicho al pueblo, los siete sacerdotes cargaron las siete trompetas de cuernos de carnero delante del SEÑOR. Según caminaban sonaban las trompetas. El arca del pacto del SEÑOR iba detrás de ellos. 9Hombres de guerra caminaban delante de los sacerdotes, y ellos hacían sonar sus trompetas, y también detrás del arca caminaban los sacerdotes sonando sus trompetas continuamente.
10Pero Josué ordenó al pueblo, diciéndole: "Marchen en silencio, hasta el día que yo les diga que griten. Solo entonces deben gritar." 11Así Josué hizo que el arca del SEÑOR fuera alrededor de la ciudad una vez ese día. Luego entraron a su campamento y pasaron la noche allí.
12Entonces Josué se levantó temprano en la mañana y los sacerdotes cargaron el arca del SEÑOR. 13Y los siete sacerdotes que cargaban las siete trompetas de cuernos de carnero delante del arca del SEÑOR, y que caminaban firmemente, iban sonando sus trompetas. Los soldados guerreros iban delante de ellos, los demas caminaba detrás del arca del SEÑOR, y las trompetas sonaban continuamente. 14El segundo día marcharon alrededor de la ciudad una vez y regresaron al campamento. Ellos hicieron esto durante seis días.
15Y fue en el séptimo día que se levantaron al salir del sol, y marcharon alrededor de la ciudad como lo hicieron antes, pero esta vez lo hicieron siete veces. Fue en este día que marcharon alrededor de la ciudad siete veces. 16Fue en el séptimo día, cuando los sacerdotes sonaron sus trompetas, que Josué le mando al pueblo diciendo: "¡Griten!, Porque EL SEÑOR les ha entregado la ciudad."
17EL SEÑOR ordenó, que toda la ciudad y lo que hay en ella, será destruido. Solamente vivirá Rahab la prostituta --ella y todos los que estén con ella en su casa-- porque ella escondió los hombres que envíamos. 18Pero ustedes, estén atentos de las cosas que son separadas, para la destrucción, no tomen ninguna de ellas. Si lo hacen, traeran la maldición y desgracia al campamento de Israel entonces debe ser destruido. 19Toda la plata, el oro y las cosas hechas de bronce y hierro serán separadas para EL SEÑOR. Estos deben ir a la tesorería del SEÑOR."
20Cuando el pueblo oyó el sonido de la trompeta, gritaron todos juntos y la barda cayó y ellos entraron a la ciudad, cada uno camino directo hacia el frente. Y se apoderaron de la ciudad. 21Destruyeron completamente todo lo que estaba en la ciudad con la de espada --hombre y mujer, joven y anciano, bueyes, ovejas y burros.
22Luego Josué le dijo a los dos hombres que habían observado la tierra: "Vayan a la casa de la prostituta. Saquen a la mujer y a todos los que estén con ella, como ustedes lo prometieron"
23Así que los jóvenes que habían observado la tierra entraron y sacaron a Rahab. Ellos sacaron a su padre, madre, hermanos y a todos los parientes que estaban con ella. Los llevaron a un lugar fuera del campamento de Israel. 24Y quemaron la ciudad y todo lo que había en ella. Solamente la plata, el oro y las vasijas de bronce y hierro se guardaron en la tesorería de la casa del SEÑOR.
25Y Josué permitió que Rahab la prostituta, la casa de su padre y todo lo que estaba con ella, vivieran. Su desendencia vive en Israel hasta el día de hoy, porque ella escondió a los hombres que Josué mandó a obsrvar en Jericó.
26Entonces Josué les ordenó en ese momento con un juramento y dijo: "Maldito delante de DIOS el hombre que vuelva a contruir esta ciudad de Jericó. Su primer hijo sea hechado en los cimientos y su hijo menor morirá a las puertas." 27Y EL SEÑOR estaba con Josué y su nombre se conoció por la tierra.

7

1Pero los Israelitas obraron deshonestamente respecto a las cosas que se habían apartado para la destrucción. Acán, hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomaron cosas que estaban apartadas para la destrucción, y EL SEÑOR se enojó en contra del pueblo de Israel.

2Josué envió hombres desde Jericó a Hai, que está cerca de Bet Avén al este de Betel. Él les dijo: "Vayan y miren la tierra". Así que los hombres fueron y miraron Hai. 3Cuando ellos regresaron a donde Josué, le dijeron: "No envíes a todo el pueblo para Hai. Envía solo dosmil o tresmil hombres para que vayan y ataquen a Hai. No hagas que trabajen todos en la batalla, porque ellos son pocos en número."
4Así que sólo cerca de tres mil hombres fueron del ejército, pero estos huyeron de los hombres de Hai. 5Porque los hombres de Hai mataron como a treinta y seis hombres de guerra mientras los perseguían hasta la puerta de la ciudad, tan lejos como las canteras y los mataron mientras bajaban la colina. Y el pueblo tuvo temor en sus corazones y su valor los dejo.
6Después Josué rompió sus vestidos. Él y los ancianos de Israel pusieron polvo en sus cabezas, inclinándose frente al arca del SEÑOR, permaneciendo allí hasta el atardecer. 7Después Josué dijo: "¡Ah, SEÑOR DIOS! ¿Por qué permitiste que éste pueblo cruzara el Jordán? ¿Para entregarnos en las manos de los Amorreos para qué nos destruyan? ¡Si solo nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!
8¡ SEÑOR! ¿Qué puedo decir, ahora que Israel ha sido derrotado y qué salió huyendo delante de sus enemigos? 9Ahora los Cananeos y todos los habitantes de la tierra escucharán ésto. Ellos nos rodearán y harán que la gente de la tierra olvide nuestro nombre. Entonces, ¿Qué harás tu por tu gran nombre?"
10El SEÑOR le dijo a Josué, "¡Levántate! ¿Por qué estás inclinado con el rostro en el suelo? 11Israel ha pecado. Ellos no cumplieron el pacto que yo les ordené. Robaron algunas cosas que estaban apartadas. Ellos han robado y también han escondido su pecado, poniendo lo que han robado junto a sus pertenencias. 12Por eso, los Israelitas no pueden vencer a sus enemigos. Y han huido de sus enemigos, porque ellos mismos provocaron su propia destrucción. Sólo estaré con ustedes hasta que destruyan las cosas que debieron haber destruido y las tienen escondidas.
13¡Levántate! Prepara al pueblo para mí y diles: 'Preparence, límpience, ustedes mismos para mañana. Por que EL SEÑOR, EL DIOS de Israel dice: "Hay cosas que fueron separadas para ser destruidas y todavía están entre ustedes, Israel, no pueden enfrentar a sus enemigos hasta que quiten todas las cosas que fueron apartadas para destrucción."
14"En la mañana, tienen que presentarse todos por tribus. La tribu que EL SEÑOR elija vendrá por familias. La familia que el SEÑOR elija debe presentarse todos lo hombre uno por uno. 15Y pasará que la que sea seleccionada y tenga las cosas que fueron robadas; éste será quemado, él, toda su casa y todo lo que tiene, porque ha roto el pacto del SEÑOR y ha cometido pecado en Israel."
16Así que, Josué se levantó temprano en la mañana y trajo a Israel cerca, tribu por tribu, y la tribu de Judá fue elegida. 17Josué trajo las familias de Judá cerca, y la familia de Zera fue elegida. Y trajo a la familia de Zera uno por uno y Zabdi fue elegido. 18Él trajó la familia de Zabdi, persona por persona, y Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, fue elegido.
19Entonces Josué dijo a Acán: "Mi hijo, di la verdad frente EL SEÑOR, EL DIOS de Israel, y da tu confesión a ÉL. Por favor, dime ¿Qué has hecho? No escondas nada de mí." 20Acán contestó: "Verdaderamente, he pecado en contra del SEÑOR, EL DIOS de Israel. Esto es lo que hice: 21Cuando vi entre el botín un hermoso manto de Babilonia, doscientas monedas de plata, y una barra de oro que pesaba más de medio kilo, los codicie y los tomé. Están escondidos en el suelo en el centro de mi tienda de acampar, con las monedas de plata debajo."
22Josué envió mensajeros, que corrieron a la tienda de acampar y allí estaban las cosas. Cuando miraron, las encontraron escondidas en la tienda de acampar y debajo estaban las monedas de plata. 23Ellos tomaron las cosas de en medio de la tienda de acampar y las trajeron a Josué y a todo el pueblo de Israel. Ellos las colocaron frente al SEÑOR.
24Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, la plata, el manto y la barra de oro, sus hijos e hijas, sus bueyes, sus mulas, sus ovejas, su tienda de acampar y todo lo que él tenía, y los llevaron a todos al valle de Acor.
25Entonces Josué dijo: "¿Por qué nos has traido desgracia? El SEÑOR traerá desgracia a ti hoy." Todo Israel los apedrearon y los quemaron. 26Ellos levantaron sobre el una gran montaña de piedras que está ahí hasta hoy. Entonces EL SEÑOR quitó su ardiente enojo. Por eso, este es el nombre de ese lugar, hasta el dia de hoy, 'el valle de Acor'.

8

1EL SEÑOR le dijo a Josué: "No sientas miedo; no te desanimes. Toma contigo a toda la gente de guerra. Sube a Hai. Mira, Yo te he entregado en las manos al rey de Hai, su pueblo, su ciudad y su tierra. 2Le harás a Hai y a su rey como le has hecho a Jericó y a su rey, pero ahora tomarán el botín y el ganado para ustedes. Tiéndeles una tampa detrás de la ciudad."

3Así que Josué se levantó y llevó a todos sus hombres de guerra a Hai. Entonces Josué eligió treinta mil hombres, hombres fuertes y valientes, y los envió afuera en la noche. 4Él les ordenó: "Miren, tenderán una trampa en contra de la ciudad, detrás de ella. No se vayan muy lejos de la ciudad, pero todos ustedes estén listos.
5Yo y todos los hombres que me acompañan, nos acercaremos a la ciudad. Y cuando salgan para atacarnos, correremos alejándonos de ellos como antes. 6Saldrán corriendo detrás de nosotros hasta que los hayamos alejado de la ciudad. Entonces dirán: 'Ellos están huyendo de nosotros como la última vez'. Así que correremos huyendo. 7Entonces ustedes saldrán del lugar de escondite y atrapar la ciudad. El SEÑOR su DIOS entregará la ciudad en sus manos.
8Cuando capturen la ciudad, la encenderán en fuego. Harán todo esto cuando obedezcan la orden dada por la palabra del SEÑOR. Mirad, yo se los he ordenado." 9Josué los envió y ellos se fueron al lugar de la trampa, y se escondieron entre Betel y Hai, al oeste de Hai. Pero Josué durmió esa noche entre el pueblo.
10Josué se levantó temprano en la mañana y se aseguró de que sus soldados estuvieran listos, Josué y los ancianos de Israel, y ellos atacaron al pueblo de Hai. 11Todos los hombres de guerra que estaban con él se levantaron y se acercaron a la ciudad. Ellos se acercaron a la ciudad y acamparon en el lado norte de Hai. Ahora, había un valle entre ellos y Hai. 12Él tomó a cinco mil hombres y los puso en la trampa en el lado oeste de la ciudad entre Betel y Hai.
13Ubicaron a todos sus soldados, al ejército principal en el lado norte, de la ciudad, y el resto del ejercito en el lado oeste de la ciudad. Josué pasó esa noche en el valle. 14Cuando el rey de Hai lo vio, él y su ejército se levantaron temprano y avanzaron el ataque contra Israel, frente al valle del Río Jordan. Él, no sabía que le esperaba una trampa para atacar a la ciudad desde atrás.
15Josué y todo Israel se hicieron pasar como derrotados ante ellos y huyeron hacia el desierto. 16Todos los que estaban en la ciudad fueron llamados para perseguirlos, fueron tras Josué y se alejaron de la ciudad. 17No quedó hombre en Hai y Betel que no haya ido detrás de Israel. Abandonaron la ciudad y la dejaron abierta al perseguir a Israel.
18El SEÑOR dijo a Josué: "Apunta la lanza que está en tus manos hacia Hai, porque te daré a Hai en tus manos." Josué apuntó la lanza que estaba en sus manos hacia la ciudad. 19Los soldados que se escondían en el lugar de la trampa, avanzaron y salieron al verlo apuntar hacia allá. Ellos corrieron, entraron a la ciudad y la capturaron y prendieron fuego a la ciudad rápidamente.
20Los hombres de Hai se voltearon y miraron hacia atrás. Vieron el humo que salía de la ciudad hacia el cielo y no pudieron escapar hacia ningún lado. Pues los soldados israelitas que huyeron hacia el desierto regresaron y los enfrentaron. 21Cuando Josué y todo Israel vieron que los de la trampa había capturado la ciudad con el humo elevándose, ellos regresaron y mataron a los hombres de Hai.
22Los otros soldados de Israel, aquellos que habían entrado a la ciudad, salieron a atacarlos. Así que, los hombres de Hai fueron atrapados entre el ejército de Israel, algunos por un lado y otros por el otro lado. Israel atacó a los hombres de Hai; ninguno sobrevivió o escapó. 23Mantuvieron al rey de Hai vivo a quien habían capturado y lo trajeron delante de Josué.
24Resultó ser que cuando Israel culminó la matanza de todos los habitantes de Hai, en el terreno cerca del desierto a donde habían sido perseguidos, y cuando todos, hasta el último de ellos, había caído a filo de espada, todo Israel regresó a Hai. Ellos la atacaron a filo de espada. 25Todos los que cayeron ese día, hombres y mujeres, fueron doce mil, todo el pueblo de Hai. 26Josué no bajó la mano, la que había extendido sujetando la lanza, hasta que destruyeron por completo el pueblo de Hai.
27Israel solo tomó las reses y el botín de la ciudad, como le había ordenado EL SEÑOR a Josué. 28Josué quemó a Hai y la convirtió en ruinas para siempre. Es un lugar abandonado hasta el día de hoy.
29Colgó al rey de Hai en un árbol hasta la tarde. Cuando el sol se ocultaba, Josué dio la orden y bajaron el cuerpo del rey del árbol y lo tiraron frente los portones de la ciudad. Allí, hicieron una montaña de piedras encima del mismo. Esa montaña de piedras permanece ahí hasta el día de hoy.
30Entonces Josué construyó un altar al SEÑOR, EL DIOS de Israel, en el Monte Ebal, 31justo como Moisés el siervo del SEÑOR había ordenado al pueblo de Israel, como estaba escrito en el libro de la ley de Moisés: "Un altar de piedras enteras, sobre las cuales nadie había moldeado con una herramienta de hierro." Y ofreció en éste ofrendas quemadas al SEÑOR, y sacrificaron ofrendas de paz. 32Y allí, en la presencia del pueblo de Israel, él escribió sobre las piedras, una copia de la ley de Moisés.
33Todo Israel, sus ancianos, oficiales y sus jueces se pararon a ambos lados del arca ante los sacerdotes y los levitas quienes cargaban el arca del pacto del SEÑOR, los extranjeros como los nativos, la mitad de ellos se pararon al frente del Monte de Gerizim y la otra mitad se paró al frente del Monte Ebal. Ellos bendijeron al pueblo de Israel, justo como Moisés el siervo del SEÑOR les había ordenado al principio.
34Después de todo, Josué leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, justo como habían sido escritas en el libro de la ley. 35No hubo palabra, de todas las que Moisés hubiera ordenado, que Josué no leyó frente a la asamblea de Israel, incluyendo a las mujeres, los niños y los extranjeros que vivían entre ellos.

9

1Todos los reyes que vivían cerca del Jordán, en las montañas y en los llanos, cerca de la costa del Mar Mediterráneo, hacia el Líbano, los Hititas, Amorreos, Cananeos, Ferezeos, Heveos y los Jebuseos, 2se unieron bajo un comando para hacer guerra contra Josué e Israel.

3Cuando los habitantes de Gabaón escucharon lo que Josué había hecho a los de Jericó y a los de Hai, 4ellos actuaron con un astuto plan. Se hicieron pasar como mensajeros. Ellos tomaron ropas viejas y sacos usados y se los pusieron a los burros. También usaron odres viejos de vinos, deteriorados, estropeados y remendados. 5Se pusieron sandalias viejas y remendadas en sus pies, y se vistieron con ropas viejas y gastadas. Todo el pan en sus provisiones estaba seco y mohoso.
6Ellos fueron al campamento de Josué en Gilgal y le dijeron a él y a los hombres de Israel: "Nosotros hemos viajado de un país lejano, así que ahora haz un pacto con nosotros." 7Los hombres de Israel le dijeron a los Hititas: "Quizás ustedes viven cerca de nosotros.¿Cómo vamos a hacer un pacto con ustedes?" 8Ellos le dijeron a Josué: "Nostros somos tus siervos." Josué les preguntó: "¿Quiénes son? ¿De dónde vienen?"
9Ellos le dijeron: "Tus siervos han venido de una tierra muy lejana hasta aquí, a causa del nombre del SEÑOR tu DIOS. Hemos escuchado un informe sobre ÉL y todo lo que hizo en Egipto 10; y de todo lo que le hizo a los dos reyes de los amorreos en el otro lado del Jordán, a Sehón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en Astarot.
11Los ancianos y todos los habitantes de nuestro país nos dijeron: 'Llévense provisiones en sus manos para el viaje. Reúnanse con ellos y díganles: "Somos tus siervos hagan un trato con nosotros." 12Este es nuestro pan, estaba todavía caliente cuando lo tomamos de nuestras casas en el día que salimos para acá. Pero ahora, ve, que está seco y mohoso. 13Estos odres de vino eran nuevos cuando los llenamos, y mira, ahora están rotos. Nuestras ropas y nuestras sandalias están gastadas del largo viaje.'"
14Los israelitas tomaron algunas de sus provisiones, pero no consultaron la dirección del SEÑOR. 15Josué hizo la paz con ellos e hizo un pacto con ellos, para dejarlos vivir. Los líderes de su pueblo también hicieron un pacto con ellos.
16Tres días después que los israelitas hicieron pacto con ellos, se enteraron que ellos eran sus vecinos y vivían cerca. 17Entonces el pueblo de Israel se fue a sus ciudades en el tercer día. Sus ciudades eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat Jearim.
18Los israelitas no les atacaron porque sus líderes habían jurado con ellos ante EL SEÑOR, EL DIOS de Israel. Todos los israelitas estaban murmurando en contra de sus líderes. 19Pero todos los líderes le dijeron a toda la gente: "Nosotros les hicimos un juramento por EL SEÑOR, EL DIOS de Israel, y ahora no podemos hacerles daño.
20Esto es lo que haremos con ellos: para evitar cualquier ira que venga sobre nosotros a causa del juramento que hicimos, los dejaremos vivir. 21Los líderes le dijeron a su gente: "Dejémosles vivir." Así que los gabaonitas vinieron a ser los leñadores y los que llevaban el agua a todos los israelitas, así como sus líderes dijeron sobre ellos.
22Josué los llamó y les dijo: "¿Por qué nos engañaron cuando nos dijeron: "Nosotros somos de muy lejos de aquí, cuando ustedes viven muy cerca de nosotros? 23Ahora, por esto, son malditos y muchos de ustedes serán esclavos, aquellos que cortan la leña y llevan el agua para la casa de mi DIOS.
24Ellos le contestaron a Josué: "Porque le fue dicho a tus sirvientes que EL SEÑOR tu DIOS, ordenó a su siervo Moisés darle toda la tierra, y destruir a todos los habitantes de esas tierras, así que teníamos miedo por nuestras vidas a causa de ti. Por eso fue que hicimos esto. 25Ahora, mira, estamos bajo tu poder. Cualquier cosa que parezca buena o correcta para ti hacernos, hazlo."
26Así que Josué hizo esto por ellos: los removió del control de la gente de Israel, y los israelitas no los mataron. 27Ese día Josué hizo a los gabaonitas ser cortadores de leña y recogedores de agua para la comunidad, y para el altar del SEÑOR, hasta el día de hoy, en el sitio que EL SEÑOR escogió.

10

1Ahora Adonisedec, rey de Jerusalén, escuchó que Josué había capturado a Hai y la había destruido por completo, así como había hecho con Jericó y su rey. Y él escuchó cómo la gente de Gabaón habían hecho la paz con Israel y estaban viviendo entre ellos. 2El pueblo de Jerusalén tenía mucho miedo porque Gabaón era una ciudad grande, como una de las ciudades reales. Era más grande que Hai y todos sus hombres eran poderosos guerreros.

3Así que Adonisedec, rey de Jerusalén, envió un mensaje a Hoham rey de Hebrón, a Piream rey de Jarmut a Jafía rey de Laquis y a Debir rey de Eglón: 4"Vengan a mí y ayúdenme. Ataquemos a Gabaón porque ellos hicieron paz con Josué y con el pueblo de Israel."
5Los cinco reyes de los amorreos; el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis, y el rey de Eglón vinieron, ellos y todos sus ejércitos. Se posicionaron contra Gabaón y la atacaron.
6El pueblo de Gabaón envió un mensaje a Josué y al ejército en Gilgal. Le dijeron: "¡Apúrense! No abandonen a sus siervos. Vengan a nosotros rápido y sálvennos. Ayúdenos, porque todos los reyes de los amorreos que viven en la montaña se han juntado para atacarnos." 7Josué subió a Gilgal, él y todos los hombres de guerra con él, y todos los guerreros.
8El SEÑOR le dijo a Josué: "No tengas miedo de ellos. Los he puesto en tus manos. Ninguno de ellos, será capaz de detener tu ataque."
9Josué vino sobre ellos de repente, habiendo marchado toda la noche desde Gilgal. 10Y EL SEÑOR confundió al enemigo delante de Israel, quien los mató con una gran mortandad en Gabaón, y los persiguió en el camino que sube hacia Bet Horón, y los mató en el camino hacia Azeca y Maceda.
11Mientras ellos huían de Israel, bajando la montaña de Bet Horón, EL SEÑÓR lanzó grandes piedras desde el cielo sobre ellos todo el camino hacia Azeca, y murieron. Fueron más, quienes murieron a causa del granizo, que aquellos que fueron asesinados con la espada por los hombres de Israel.
12Luego Josué habló con EL SEÑOR en el día que EL SEÑOR le dio a los hombres de Israel la victoria sobre los amorreos. Esto fue lo que dijo Josué delante de Israel: "! Sol, detente en Gabaón y luna, en el Valle de Ajalón¡."
13El sol se detuvo, y la luna dejó de moverse hasta que la nación tomó venganza de sus enemigos. ¿No está esto escrito en el Libro de Jaser? El sol se detuvo en medio del cielo; y no se puso, casi por todo un día completo. 14Nunca ha habido un día como éste antes o después de éste, cuando EL SEÑOR atendió la voz de un ser humano. Porque EL SEÑOR estaba haciendo guerra a favor de Israel.
15Josué y todo Israel con él, regresaron al campamento en Gilgal. 16Ahora los cinco reyes se habían escapado y escondido en la cueva en Maceda. 17Le fue dicho a Josué: "¡Ellos fueron encontrados! Los cinco reyes escondidos en la cueva en Maceda!"
18Josué dijo: "Rueden grandes piedras contra la boca de la cueva y coloquen soldados allí, para vigilarlos. 19No se queden ustedes mismos. Persigan a sus enemigos y atáquenlos por atrás. No les permitan entrar a sus ciudades, porque EL SEÑÓR su DIOS se los ha dado en sus manos."
20Josué y los hijos de Israel terminaron de matarlos con gran mortandad, hasta que estuvieron casi completamente destruidos; solo unos pocos sobrevivientes que escaparon, alcanzaron las ciudades fortificadas. 21Luego el ejército entero, regresó en paz a Josué al campamento en Maceda. Y nadie se atrevió a decir una sola palabra en contra de ninguno del pueblo de Israel.
22Luego Josué dijo: "Abran la entrada de la cueva y tráiganme a estos cinco reyes." 23Ellos hicieron como él les dijo. Le trajeron a los cinco reyes de la cueva; el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón.
24Y cuando ellos le trajeron los reyes a Josué, él convocó a cada hombre de Israel, y les dijo a los comandantes de los soldados que fueron a la guerra con él: "Pongan sus pies sobre sus cuellos." Así que ellos vinieron y pusieron sus pies sobre sus cuellos. 25Luego les dijo: "No tengan miedo ni se asusten. Sean fuertes y valientes. Esto es lo que EL SEÑOR hará con todos los enemigos con los que ustedes pelearán."
26Luego Josué atacó y mató a los reyes. Los colgó en cinco árboles. Los colgó en los árboles hasta la tarde. 27Cuando llegó el atardecer, Josué dio órdenes, y los descolgó de los árboles y los tiró dentro de la cueva en la que ellos se habían escondido. Pusieron grandes piedras en la entrada de la cueva. Esas piedras permanecen hasta el día de hoy.
28De esta manera, Josué capturó Maceda en ese día y mató a todos allí con espada, incluyendo a su rey. Los destruyó completamente y a toda criatura viviente allí. No dejó ningún sobreviviente. Le hizo al rey de Maceda, así como él le había hecho al rey de Jericó.
29Josué y todo Israel pasaron desde Maceda a Libna. Él fue a batalla contra Libna. 30EL SEÑOR también los entregó en manos de Israel; junto con su rey. Josué atacó a toda criatura viviente con la espada. No dejó ningún sobreviviente. Le hizo al rey lo mismo que él le había hecho al rey de Jericó.
31Luego Josué y todo Israel con él pasaron desde Libna a Laquis. Él acampó allí e hicieron guerra en contra de ellos. 32EL SEÑOR entregó a Laquis en manos de Israel. Josué los capturó en el segundo día. Él atacó con su espada a toda criatura viviente que había allí, así como había hecho con Libna.
33Luego Horam, rey de Gezer, vino a ayudar a Laquis. Josué lo atacó a él y a su ejército hasta que no quedó ningún sobreviviente.
34Luego Josué y todo Israel pasaron desde Laquis a Eglón. Ellos acamparon allí e hicieron guerra en contra de ellos, 35y los capturaron ese mismo día. Ellos los hirieron con espada y destruyeron completamente a todos, así como Josué había hecho a Laquis.
36Luego Josué y todo Israel pasaron desde Eglón a Hebrón. Hicieron guerra en contra de ellos. 37Les capturaron y los hirieron a todos con la espada, incluyendo al rey y a todas las villas que estaban alrededor. Destruyeron completamente toda criatura viviente allí, sin dejar sobrevivientes, así como Josué había hecho a Eglón. Él lo destruyó completamente y a toda criatura viviente en él.
38Luego Josué regresó, y todo el ejército de Israel con él, y pasaron por Debir e hicieron guerra en contra de ellos. 39Él los capturó a ellos y a su rey, y a todas las villas cercanas. Los hirieron con la espada y destruyeron completamente toda criatura viviente que estaba allí. Josué no dejó sobrevivientes, así como él había hecho a Hebrón y su rey, y así como había hecho a Libna y su rey.
40Josué conquistó toda la tierra, las montañas, el Néguev, los llanos y las laderas. De todos los reyes, no dejó sobreviviente. Destruyo completamente todo ser viviente, así como EL SEÑOR, EL DIOS de Israel, había ordenado. 41Josué los hirió con la espada desde Cades Barnea hasta Gaza y todo el país de Gosén hasta Gabaón.
42Josué capturó todos estos reyes y sus tierras de una vez porque EL SEÑOR, EL DIOS de Israel, luchó por Israel. 43Luego Josué, y todo Israel con él, regresaron al campamento en Gilgal.

11

1Cuando Jabín, el rey de Hazor, escuchó esto, le envió un mensaje a Jobab, el rey de Madón, al rey de Simrón y al rey de Acsaf. 2También envió el mensaje a los reyes que estaban en las colinas del norte, en el valle del Río Jordán al sur de Cineret, en los llanos, y en las montañas de Dor hacia el oeste. 3También envió el mensaje a los Cananeos al este y al oeste, los amorreos, los hititas, los ferezeos, los jebuseos en la región montañosa y los heveos junto al Monte Hermón en la tierra de Mizpa.

4Todos sus ejércitos salieron con ellos, un gran número de soldados, era en número como la arena a la orilla del mar. Tenían un gran número de caballos y carros. 5Todos estos reyes se encontraron a la hora señalada, y ellos acamparon junto a las aguas de Merom para hacer guerra con Israel.
6El SEÑOR le dijo a Josué, "No tengas miedo en su presencia, porque mañana a esta hora voy a entregarlos todos a Israel como hombres muertos. Desjarretarás sus caballos y quemarás sus carros." 7Josué y todos los guerreros vinieron. Llegaron de pronto a las aguas de Merom, y atacaron al enemigo.
8El SEÑOR entregó al enemigo en la mano de Israel, y los hirieron con la espada y los persiguieron a Sidón, Misrefot Maim, y al valle de Mizpa al este. Los hirieron hasta no dejar sobrevivientes. 9Josué les hizo así como EL SEÑOR le dijo. Desjarretó los caballos y quemó los carros.
10Josué regresó en ese tiempo y capturó a Hazor. Hirió a su rey con la espada. (Hazor había sido el cabecilla de todos esos reinos.) 11Hirieron con la espada a cada criatura viviente que había allí, y los puso aparte para ser destruidos, así que no hubo criatura viviente. Entonces él quemó a Hazor.
12Josué capturó a todas las ciudades de estos reyes. También capturó a todos sus reyes y los hirió con la espada. Los destruyó por completo con la espada, así como Moisés el siervo del SEÑOR había mandado. 13Israel no quemó a ninguna de las ciudades edificadas sobre colinas, excepto Hazor. Solo a esta quemó Josué.
14El ejército de Israel tomó para sí mismo todo el botín de estas ciudades juntamente con el ganado. Ellos mataron a todo ser humano con la espada hasta que todos murieron. No dejaron con vida a ninguna criatura. 15Así como EL SEÑOR había mandado a su siervo Moisés, de la misma manera, Moisés mandó a Josué, Y así, Josué lo hizo. Él no dejó sin resolver nada, de todo lo que EL SEÑOR le mandó hacer a Moisés.
16Josué tomó toda esa tierra, la región montañosa, todo el Néguev, toda la tierra de Gosén, las tierras bajas, el valle del Río Jordán, la región montañosa de Israel, y las llanuras. 17Desde el Monte Halac cerca de Edom, y yendo tan al norte como Baal Gad en el valle cerca del Líbano abajo del Monte Hermón, el capturó a todos sus reyes y los mató.
18Josué hizo guerra por un largo tiempo con todos los reyes. 19Ni una ciudad hizo paz con el ejército de Israel excepto los heveos que viven en Gabaón. Israel capturó todas las demás ciudades en batalla. 20Porque fue EL SEÑOR quien había endurecido sus corazones para que vinieran e hicieran guerra contra Israel, para que ÉL pudiera destruirlos completamente, y no mostrarles misericordia, así como instruyó a Moisés.
21Entonces Josué vino en ese tiempo y destruyó los anaceos. Esto hizo en la región montañosa en Hebrón, Debir, Anab y en toda la región montañosa de Judá, y en toda la región montañosa de Israel. Josué los destruyó completamente y sus ciudades. 22Ninguno de los anaceos quedaron en la tierra de Israel excepto en Gaza, Gat, y Asdod.
23Así capturó Josué toda la tierra, así como EL SEÑOR dijo a Moisés. Josué lo dio como una heredad a Israel, asignado a cada uno de sus tribus. Entonces la tierra tuvo descanso de las guerras.

12

1Ahora, estos son los reyes de la tierra, que los hombres de Israel conquistaron. Los israelitas tomaron posesión de las tierras del este del Jordán, desde donde sale el sol, desde el Valle del Río Arnón hasta el Monte Hermón, y todo el Arabá hacia el este.2Sehón, rey de los amorreos, vivió en Hesbón. El reinó desde Aroer, el cual está al borde del Valle de Arnón, desde la mitad del valle, y mitad de Galaad hasta el Río Jaboc en el borde de los amonitas.

3Sehón reinó también sobre el Arabá hasta el Mar de Cineret, hacia el este, hasta el Mar de Arabá (el Mar Salado) hacia el este, hasta Bet Jesimot y hacia el sur, hasta las laderas del Monte Pisga. 4Og, rey de Basán, uno de los que aún quedaban de los refaítas, vivió en Astarot y Edrei. 5Él reinó sobre el Monte Hermón, Salca y todo Basán, hasta la frontera del pueblo gesureo y los maacateos, y la mitad de Galaad, hasta la frontera de Sehón, rey de Hesbón.
6Moisés el siervo del SEÑOR, y el pueblo de Israel los vencieron, y Moisés el siervo del SEÑOR, le dio la tierra como posesión a los rubenitas, a los gaditas, y a la media tribu de Manasés.
7Estos son los reyes de la tierra a quienes Josué y el pueblo de Israel derrotaron al oeste del Jordán, desde Baal Gad en el Valle del Líbano hasta el Monte Halac cerca de Seir. Josué entregó las tierras a las tribus de Israel para que las poseyeran. 8Él les entregó los montes, los valles, el Arabá, las laderas de las montañas, el desierto, y el Neguev, la tierra de los hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos.
9Los reyes incluían al rey de Jericó, el rey de Hai que está al lado de Betel, 10el rey the Jerusalén, el rey de Hebrón, 11el rey de Jarmut, el rey de Laquis, 12el rey de Eglón, el rey de Gezer,
13el rey de Debir, el rey de Geder, 14el rey de Horma, el rey de Arad, 15el rey de Libna, el rey de Adulam, 16el rey de Maceda, el rey de Betel,
17el rey de Tapúa, el rey de Hefer, 18el rey de Afec, el rey de Sarón, 19el rey de Madón, el rey de Hazor, 20el rey de Simron Merón, el rey de Acsaf,
21el rey de Taanac, el rey de Meguido, 22el rey de Cedes, el rey de Jocneam del Carmelo, 23el rey de Dor en las alturas de Dor, el rey de Goyim en Gilgal 24y el rey de Tirsa. El número de los reyes era treinta y uno en total.

13

1Ahora Josué estaba muy anciano cuando EL SEÑOR le dijo: "Estás muy anciano, pero todavía hay mucha tierra para conquistar."

2Esta es la tierra que aún queda: todas las regiones de los filisteos y todas las de los gesuritas, 3(desde Sihor, que está al este de Egipto, y al norte hacia la frontera de Ecrón, que se considera propiedad de los cananeos; los cinco gobernantes de Filistea: los de Gaza, Asdod, Ascalón, Get y Ecrón, los territorios de los aveos).
4En el sur, todavía están todas las tierras de los cananeos, y Mehara que le pertenece a los sidonios, hasta Afec, hasta la frontera de los amorreos; 5la tierra de los giblitas, todo el Líbano hacia el Oriente, desde Baal Gad debajo del Monte Hermón hasta Lebo Hamat.
6También, todos los habitantes de la parte montañosa del Líbano hasta Misrefot Maim, incluyendo toda la gente de Sidón. Los llevaré afuera delante del ejército de Israel. Asegúrense de asignar la tierra a Israel como herencia, como se los he encomendado. 7Dividan esta tierra como herencia a las nueve tribus y a la media tribu de Manasés."
8Con la otra media tribu de Manasés, los rubenitas y los gaditas recibieron la herencia que Moisés les dio al este del Jordán, 9desde Aroer, que está en la esquina del Valle del Río Arnón (incluyendo la ciudad que está en el medio del valle), hasta la meseta de Medeba y tan lejos como Dibón;
10todas las ciudades de Sehón, rey de los amorreos, que reinó en Hesbón, hasta la frontera con los amonitas; 11Galaad, y la región de los gesuritas y maacateos, todo el Monte Hermón, todo Basán hasta Salca; 12todo el reino de Og en Basán, que reinó en Astarot y en Edrei (esto es lo que quedaba del remanente de los refaítas) Moisés los hirió y los expulsó.
13Pero el pueblo de Israel no expulsó a los gesuritas o a los maacateos. Al contrario, Gesur y Maaca viven entre el pueblo de Israel hasta este día.
14A la tribu de Leví solamente Moisés no les dio herencia. Las ofrendas del SEÑOR, EL DIOS de Israel, hechas por fuego, son su herencia, como dijo DIOS a Moisés.
15Moisés dio una herencia a la tribu de Rubén, clan por clan. 16Su territorio era desde Aroer, en la esquina del Valle del Río Arnón, y la ciudad que estaba en el medio del valle, y toda la llanura de Medeba.
17Rubén también recibió a Hesbón, y todas las ciudades que están en la llanura, Dibón, Bamot Baal y Bet Baal Meón, 18y Jahaza, y Cademot, y Mefaat, 19y Quiriataim, y Sibma, y Zaret Sahar en la colina del valle.
20Rubén también recibió a Bet Peor, las laderas de Pisga, Bet Jesimot, 21todas las ciudades de la meseta, y todo el reino de Sehón, rey de los Amorreos, que reinó en Hesbón, quien Moisés venció junto con los líderes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, los príncipes de Sehón, que habitaron en las tierras.
22El pueblo de Israel también mató con la espada a Balaam hijo de Beor, quien practicaba la adivinación, junto con el resto de los que ellos habían matado. 23La frontera de la tribu de Rubén es el Río Jordán; este es su borde. Esta era la herencia de la tribu de Rubén, dado a cada uno de los clanes, con sus ciudades y aldeas.
24Esto es lo que Moisés le dio a la tribu de Gad, clan por clan: 25Su territorio era Jazer, todas las ciudades de Galaad y la mitad de la tierra de los amonitas, hasta Aroer, que está al este de Rabá, 26desde Hesbón hasta Ramat Mizpa y Betonim, desde Mahanaim hasta el territorio de Debir.
27En el valle, Moisés les dio a Bet Aram, Bet Nimra, Sucot y Zafón, el resto del reino de Sehón, rey de Hesbón, con el Jordán como frontera, hasta la parte baja del Mar de Cineret, al este más allá del Jordán. 28Esta es la herencia de la tribu de Gad, clan por clan, con sus ciudades y aldeas.
29Moisés dio una herencia a la media tribu de Manasés. Fue asignado a la media tribu de la gente de Manasés, de acuerdo a sus clanes. 30Su territorio era desde Mahanaim, todo Basán, todo el reino de Og rey de Basán, y todas las ciudades de Jair, que están en Basán, sesenta ciudades; 31la mitad de Galaad, y Astarot y Edrei (ciudades del reino de Og en Basán). Estas fueron asignadas al clan de Maquir hijo de Manasés (la mitad de la gente de Maquir, dada a cada una de las familias).
32Esta es la herencia que Moisés le asignó a ellos en las llanuras de Moab, más allá del Jordán al este de Jericó. 33Moisés no le dio herencia a la tribu de Leví. El SEÑOR, DIOS de Israel, es su herencia, justo como les dijo a ellos.

14

1Estas son las áreas de la tierra que el pueblo de Israel recibió como su herencia en la tierra de Canaán, asignadas a ellos por Eleazar el sacerdote, por Josué hijo de Nun, y por los líderes de las tribu de las familias de sus ancestros dentro del pueblo de Israel.

2La herencia de ellos fue seleccionada por suerte para las nueve tribus, y para la media tribu, tal como EL SEÑOR había ordenado mediante la mano de Moisés. 3Porque Moisés le había dado herencia a las dos tribus y media más allá del Jordán, pero a los levitas no les dio herencia. 4La tribu de José era en realidad dos tribus, Manasés y Efraín. Y ninguna porción de la herencia le fue dada a los levitas en la tierra, sino solamente ciertas ciudades para vivir, con sus tierras para ganado y para sus propios recursos materiales. 5El pueblo de Israel hizo como EL SEÑOR le había ordenado a Moisés, así que ellos asignaron la tierra.
6Luego, la tribu de Judá vino a donde Josué en Gilgal. Caleb, hijo de Jefone, el cenezeo, le dijo a él: "Tú sabes lo que EL SEÑÓR le dijo a Moisés, el hombre de DIOS, acerca de ti y de mí en Cades Barnea. 7Yo tenía cuarenta años de edad cuando Moisés, el sirviente del SEÑOR, me envió desde Cades Barnea para espíar en la tierra. Yo le traje un reporte, como estaba en mi corazón hacerlo.
8Pero mis hermanos quienes subieron conmigo hicieron que el corazón de las personas se derritiera con miedo. Pero yo seguí completamente al SEÑOR mi DIOS. 9Moisés juró en ese día, diciendo: "Seguramente la tierra en la cual tu pie ha caminado será una herencia para ti y para tus hijos para siempre, porque tú completamente has seguido al SEÑOR mi DIOS."
10¡Ahora, mira! EL SEÑOR me ha mantenido vivo estos cuarenta y cinco años, tal como Él dijo, desde el tiempo en que EL SEÑOR habló esta palabra a Moisés, mientras Israel caminó en el desierto. ¡Ahora, observa! Hoy tengo ochenta y cinco años de edad. 11Este día todavía soy igual de fuerte como lo estaba en el día que Moisés me envió fuera. Mi fuerza ahora está como estaba entonces, para la guerra y para ir y venir.
12Ahora, por lo tanto, dame esta tierra montañosa, la cual EL SEÑOR me prometió en ese día. Porque tú oíste en ese día, que los anaceos estaban allí con grandes ciudades fortificadas. Puede ser que EL SEÑOR esté conmigo y que yo los eche fuera, tal como dijo EL SEÑOR."
13Luego, Josué lo bendijo y le dio Hebrón como una herencia a Caleb hijo de Jefone. 14Por lo tanto, Hebrón se convirtió en la herencia de Caleb, hijo de Jefone el enezeo hasta este día, porque él completamente siguió al SEÑOR, EL DIOS de Israel. 15Ahora, el nombre de Hebrón antes era Quiriat Arba. (Arba ha sido el mejor hombre entre los anaceos.) Entonces la tierra descansó de la guerra.

15

1La designación de la tierra para la tribu del pueblo de Judá, dada a sus clanes, se extendía al sur de la frontera de Edom, con el desierto de Zin, siendo el punto más lejano al sur. 2Su frontera en el sur corría desde el final del Mar Salado, desdes la bahía que da hacia el sur.

3Su próximo límite salía al sur de la montaña de Acrabim y pasaba junto a Zin, y subía hacia el sur de Cades Barnea, junto a Hezrón, y arriba hasta Adar, donde volvía hasta Carca. 4Pasaba junto a Asmón, iba por el arroyo de Egipto y llegaba a su final en el mar. Este era su límite sur.
5El borde este era el Mar Salado, en la desembocadura del Jordán. La frontera en el norte, corría desde la bahía del mar en la desembocadura del Jordán. 6Subía hasta Bet Hogla pasando junto al norte de Bet Arabá. Entonces, subía hasta la Piedra de Bohán hijo de Rubén.
7Entonces la frontera subía hasta Debir desde el valle de Acor, y también hacia el norte, girando hacia Gilgal, el cual era al lado opuesto de la colina de Adumín, el cual está en el lado sur del valle. Luego, la frontera pasaba junto a los manatiales de Semes e iba hasta Rogel. 8Luego, subía por el Valle de Ben Hinom hacia el lado sur de la ciudad de Jebús (que es Jerusalén). Entonces subía hasta el tope de la colina que se extiende sobre el valle de Hinom, en el oeste, el cual está al norte donde termina el valle de Refaim.
9Entonces, la frontera se extendía desde el tope de las colinas hasta el manantial de Neftoa, y de ahí salía hacia las ciudades del Monte Efrón. Entonces, doblaba alrededor de Baala (lo mismo que Quiriat Jearim). 10Entonces, la frontera circundaba hacia el oeste de Baala hacia el Monte Seir, y pasaba cerca del lado del Monte Jearim al norte (el mismo que Quesalón), bajando a Bet Semes, y cruzando sobre Timna.
11La frontera salía junto a la colina del norte de Ecrón, circundando hacia Sicrón y pasaba a lo largo del Monte de Baala, desde allí hasta Jabneel. La frontera terminaba en el mar. 12El límite hacia el oeste era el Mar Grande y su costa. Esta era la frontera alrededor de la tribu de Judá, clan por clan.
13Para cumplir el mandato del SEÑOR a Josué, Josué le dio a Caleb, hijo de Jefone, una asignación de tierra en medio de la tribu de Judá, Quiriat Arba, que es Hebrón (Arba fue padre de Anac). 14Caleb expulsó de allí a los tres hijos de Anac: Sesai, Ahimán y Talmai, descendientes de Anac. 15Desde allí subió contra los habitantes de Debir (Debir que se llamaba Quiriat Séfer)
16Caleb dijo: '"El hombre que ataque Quiriat Séfer y lo capture, a él le daré mi hija Acsa como esposa". 17Cuando Otoniel hijo de Quenaz, hermano de Caleb, la capturó, Caleb le dio a su hija Acsa como esposa.
18Poco después, Acsa vino a Otoniel y le instó para que le pidiera a su padre un pedazo de tierra. Y cuando ella se bajó del burro, Caleb le dijo a su hija: "¿Qué quieres?"
19Acsa le respondió: "Hazme un favor especial, ya que me diste la tierra del Néguev, dame también algunos manantiales de agua". Y Caleb le dio los manantiales de agua de las partes altas y bajas.
20Esta fue la herencia de la tribu de Judá, que se le dio a sus clanes.
21Las ciudades pertenecientes a la tribu de Judá en el extremo sur, hacia la frontera de Edom, eran Caseel, Edar, Jagur, 22Cina, Dimona, Adda, 23Cedes, Hazor, Itnán, 24Zif, Telem, Bealot.
25Hazor Hadata, Queriot Hezrón, (es decir Hazor), 26Aman, Sema, Molada, 27Hazar Gada, Hesmón, Bet, Pelet, 28Hazar Sual, Beerseba, Bizotia.
29Baala, Iim, Esem, 30Eltolad, Quesil, Horma, 31Siclag, Madmana, Sansana, 32Lebaot, Silhim, Aín, y Rimón; en total veintinueve ciudades con sus aldeas.
33En la parte baja montañosa hacia el oeste, estaban Estaol, Zora, Asena, 34Zanoa, En Ganim, Tapúa, Enam, 35Jarmut, Adulam, Soco, Azeca, 36Saaraim, Aditaim, y Gedera (que es Gederotaim). Eran catorce ciudades en número, incluyendo sus aldeas.
37Zenán, Hadasa, Migdal, 38Dileán, Mizpa, Jocteel, 39Laquis, Boscat, Eglón.
40Cabón, Lahmam, Quitlis, 41Gederoth, Bet Dagón, Naama y Maceda. Estas eran dieciséis ciudades en número, incluyendo sus aldeas.
42Libna, Eter, Asán, 43Jifta, Asena, Nezib, 44Keila, Aczib y Maresa. Estas eran nueve ciudades, incluyendo sus aldeas.
45Ecrón, con sus pueblos circundantes y aldeas; 46desde Ecrón hasta el Gran Mar, todo los asentamientos que estaban cerca de Asdod, incluyendo sus aldeas. 47Asdod, y sus pueblos circundantes y aldeas; Gaza, sus pueblos circundantes y aldeas; hacia el arroyo de Egipto, y hacia el Gran Mar con su costa.
48En la parte montañosa, Samir, Jatir, Soco, 49Dana, Quiriat Sana (esta es Debir), 50Anab, Estemoa, Anim, 51Gosén, Holón y Gilo. Había once ciudades, incluyendo sus aldeas.
52Arab, Duma, Esán, 53Janum, Bet Tapúa, Afeca, 54Humta, Quiriat Arba, (esta es, Hebrón), y Zior. Estas eran nueve ciudades, incluyendo sus aldeas.
55Maón, Carmel, Zif, Juta, 56Jezreel, Jocdeam, Zanoa, 57Caín, Guibeá, y Timna. Estas eran diez ciudades, incluyendo sus aldeas.
58Halhul, Bet Sur, Gedor, 59Maarat, Bet Anot y Eltecón. Estas eran seis ciudades, inluyendo sus aldeas.
60Quriat Baal, (es decir Qiriat Jearim), y Rabá. Estas eran dos ciudades, incluyendo sus aldeas. 61En el desierto, estaban Bet Arabá, Midín, Secaca, 62Nibsán, la Ciudad de Sal y Engadi. Estas eran seis ciudades, incluyendo sus aldeas.
63Pero en cuanto a los jebuseos, habitantes de Jerusalén, la tribu de Judá, no los pudieron expulsar, por lo que los jebuseos habitan allí con la tribu de Judá hasta el día de hoy.

16

1La designación de la tierra para la tribu de José se extendió desde el Jordán en Jericó, al este de los manantiales de Jericó, entrando al desierto, subiendo desde Jericó a través de la ciudad montañosa de Betel. 2Y desde Betel hasta Luz pasando a lo largo de Atarot, el territorio de los arquitas.

3Bajando hacia el oeste al territorio de los jafletitas, hasta el territorio bajo de Bet Horón y luego hasta Gezer; terminando en el océano. 4Fue de esta forma que las tribus de José, Manasés y Efraín recibieron su heredad.
5El territorio de la tribu de Efraín que fue asignado a sus clanes fue como sigue: la frontera de su herencia al este fue desde Atarot Adar hasta Bet Horón de arriba 6y desde allí continuó al mar. Desde Micmetat, al norte, circundaba hacia el este hasta Tanat Siló y pasaba más allá al este de Janoa. 7Desde Janoa bajó hasta Atarot y Naarat hasta alcanzar Jericó, finalizando en el Jordán.
8Desde Tapúa, la frontera fue hacia el oeste de la quebrada de Caná y finalizó en el mar. Esta era la herencia de la tribu de Efraín, asignada a sus clanes, 9junto con las ciudades que fueron escogidas para la tribu de Efraín dentro de la herencia de la tribu de Manasés, todas las ciudades, así como sus aldeas.
10Ellos no echaron fuera a los cananeos quienes vivían en Gezer, así que los cananeos viven dentro de Efraín hasta este día, pero estas personas fueron obligadas a realizar trabajos forzados.

17

1Esta fue la designación de tierra para la tribu de Manasés (quien fue el primero de los hijos de José), esto es, por Maquir, quien fue el primer hijo de Manasés y quien él mismo fue el padre de Galaad. Los desendientes de Maquir fueron asignados a la tierra de Galaad y Basán, porque Maquir había sido un hombre de guerra. 2La tierra fue asignada al resto de la tribu de Manasés dada a sus clanes, Abiezer, Helec, Asriel, Siquem, Hefer y Semida. Estos fueron los descendientes varones de Manasés, hijo de José, presentado por sus clanes.

3Ahora, Zelofehad, hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tuvo hijos sino solo hijas. Los nombres de sus hijas fueron Malaa, Noa, Hogla, Milka y Tirsa. 4Ellas se acercaron a Eleazar el sacerdote, a Josué hijo de Nun, y a sus líderes y les dijeron: "EL SEÑOR le ordenó a Moisés darnos una herencia junto con nuestros hermanos." Así que, siguiendo el mandato del SEÑOR, él le dio a esas mujeres una herencia junto con los hermanos de su padre.
5Diez parcelas de tierra fueron asignadas a Manasés en Galaad y Basán el cual está en el otro lado del Jordán, 6porque las hijas de Manasés recibieron una herencia junto con sus hijos. La tierra de Galaad fue asignada al resto de la tribu de Manasés.
7El territorio de Manasés se extendía desde Aser hasta Micmetat, el cual estaba al este de Siquem. Entonces, la frontera estaba al sur de los que vivían cerca de Tapúa. 8(La tierra de Tapúa le pertenecía a Manasés, pero el pueblo de Tapúa en la frontera de Manasés, le pertenecía a la tribu de Efraín.)
9La frontera descendía al arroyo de Caná. Estas cuidades al sur del arroyo entre los pueblos de Manasés le pertenecían a Efraín. La frontera de Manasés era en el lado norte del arroyo, y terminaba en el mar. 10La tierra al sur le pertenecía a Efraín, y la tierra del norte a Manasés; el mar era la frontera. En el lado norte, Aser podía ser alcanzado y al este, Isacar.
11También en Isacar y en Aser, Manasés poseía Bet Seán y sus aldeas, Ibleam y sus aldeas, los habitantes de Dor y sus aldeas, los habitantes de Endor y sus aldeas, los habitantes de Tanaac y sus aldeas, y los habitantes de Meguido y sus aldeas (y la tercera cuidad es Náfet). 12Pero la tribu de Manasés no pudo tomar posesión de aquellas cuidades, porque los cananeos continuaban viviendo en esta tierra.
13Cuando las personas de Israel se hicieron mas poderosos, ellos forzaron a los cananeos a trabajo mas duro, pero no los expulsaron completamente.
14Entonces, los descendientes de José le dijeron a Josué, diciendo: "¿Por qué nos has dado solamente una asignación de tierra y una porción por heredad, si nosotros somos muchos en número, y a todos juntos EL SEÑOR nos ha bendecido?" 15Josué les dijo: "Si ustedes son un pueblo grande en número, vayan ustedes mismos al bosque y allí despejen la tierra por ustedes mismos en la tierra de los ferezeos y la de los refaías. Hagan esto, ya que el campo de Efraín es muy pequeño para ustedes.''
16Los descendientes de José dijeron: "La región montañosa no es suficiente para nosotros. Pero todos los cananeos que viven en el campo tienen carros de guerra de hierro, tanto los que están en Bet Seán y sus aldeas, como aquellos quienes están en el valle de Jezreel." 17Entonces, Josué le dijo a la casa de José, a Efraín y Manasés: "Tú eres un pueblo grande en número y tienes mucho poder. Tú no puedes tener solo una parte de tierra asignada para ti. 18La región montañosa también será tuya. Aunque es un bosque, lo despejarás y tomarás posesión del mismo hasta los límites más lejanos. Echarás fuera a los cananeos, aunque ellos tengan carros de guerra de hierro, y aunque ellos sean fuertes."

18

1Entonces toda la asamblea del pueblo de Israel se reunió en Silo. Ellos establecieron la carpa de las reuniones allí y conquistaron la tierra delante de ellos. 2Todavía había siete tribus entre la gente de Israel que no se le había repartido su herencia.

3Josué le dijo a la gente de Israel: "¿Cuánto más van a esperar para entrar en la tierra que EL SEÑOR, EL DIOS de sus antepasados, les ha entregado?" 4Elijan tres hombres de cada tribu, y yo los enviaré. Ellos saldrán e inspeccionarán la tierra de arriba a abajo. Ellos escribirán una descripción de lo que vean de sus herencias, y luego volverán a mí.
5Ellos la dividirán en siete partes. Judá permanecerá en su territorio en el sur, y la casa de José permanecerá en su territorio en el norte. 6Ustedes describirán el territorio en siete partes y me traerán la descripción aquí. Yo echaré suerte por ustedes aquí delante del SEÑOR nuestro DIOS.
7Los levitas no tienen parte entre ustedes, porque el sacerdocio del SEÑOR es su herencia. Gad, Rubén y la media tribu de Manasés han recibido su herencia, más allá del Jordán. Esta es la herencia que Moisés, el siervo del SEÑOR, les dio."
8Así que los hombres se levantaron y se fueron. Josué ordenó a los que fueron a escribir la descripción de la tierra, diciendo: "Vayan de arriba a abajo en la tierra y escriban una descripción de ella y regresen a mí. Yo echaré la suerte por ustedes aquí ante EL SEÑOR en Silo." 9Los hombres se fueron y caminaron de arriba a bajo en la tierra y escribieron una descripción de ella en un rollo por sus ciudades en siete partes, enumerando las ciudades en cada parte. Entonces ellos regresaron a Josué, en el campamento de Silo.
10Entonces Josué echó la suerte para ellos en Silo delante del SEÑOR. Y allí Josué repartió la tierra a la gente de Israel, a cada uno se le dio su porción de la tierra.
11El encargo de la tierra para la tribu de Benjamín fue dado a cada uno de sus clanes. El territorio de su tierra asignada estaba localizado entre los descendientes de Judá y los descendientes de José. 12En el lado del norte, su frontera comenzaba en el Jordán. La frontera subió por el filo al norte de Jericó, y luego subió por las colinas hacia el oeste. Ahí llegó al desierto de Bet-avén.
13De ahí la frontera pasó a lo largo del sur en la dirección de Luz (el mismo lugar que Betel). Entonces la frontera descendió hasta Atarot-Adar, por la montaña que está al sur de Bet-Horón. 14La frontera entonces se dirigió en otra dirección: al lado oeste bajó hacia el sur, dirigiéndose a la montaña al frente a Bet-Horón. Esta frontera terminó en Quiriat-Baal (es decir, Quiriat-jearim), una ciudad que le perteneció a la tribu de Judá. Esto formó la frontera en el lado oeste.
15El lado sur empezó justo fuera de Quiriat-Jearim. La frontera iba de ahí a Efrón, al estanque de las aguas de Neftoa. 16La frontera entonces bajó hasta el borde de la montaña que estaba opuesta al valle de Ben-Hinom, el cual estaba al extremo norte del valle de Refaim. Entonces bajó al valle de Hinom, al sur de la ladera de los Jebuseos, y continuó bajando a En-Rogel.
17Subió hacia el norte, yendo en dirección de En-semes, y desde ahí salió hacia Geliot, el cual estaba opuesto a la subida de Adumín. Entonces bajó hacia la piedra de Bohán, el hijo de Rubén. 18Pasó hacia el norte del risco de Bet-arabá y bajó hasta el Arabá.
19La frontera pasó al risco norte de Bet-hogla. La frontera terminó en la bahía norte del Mar Salado, al extremo sur del Jordán. Este fue el límite en el sur. 20El Jordán formó su límite en el lado este. Esta fue la herencia de la tribu de Benjamín, y le fue dada a cada uno de sus clanes, límite tras límite, a todo alrededor.
21Ahora las ciudades de la tribu de Benjamín, según sus clanes eran: Jericó, Bet Hogla, Emec Casis, 22Bet Arabá, Zemaraim, Betel, 23Avim, Pará, Ofra, 24Quefar Haamoni, Ofni y Geba. Eran doce ciudades, incluyendo sus aldeas.
25También estaban las ciudades de Gabaón, Ramá, Beerot, 26Mizpa, Cafira, Mozah, 27Requem, Irpeel, Tarala, 28Zela, Elef, Jebús (la misma que es Jerusalén), Guibeá y Quiriat. Había catorce ciudades, incluyendo sus aldeas. Esta fue la herencia de Benjamín para sus clanes.

19

1La segunda suerte le tocó a Simeón para cada una de las tribus. Su herencia fue en medio de la herencia que pertenecía a la tribu de Judá.

2Tenían como herencia, Berseba, Seba, Molada, 3Hazar Sual, Bala, Ezem, 4Eltolad, Betul y Horma.
5También Simeón tenía Silcag, Bet-marcabot, 6Bet-lebaot, y Saruhén. Estas fueron trece ciudades, con sus aldeas. 7Simeón tenía Ain, Remón, Eter, y Asán. Estas fueron cuatro ciudades, con sus aldeas.
8Estas con sus aldeas llegaban hasta Baalat-beer (que es Ramat en el Néguev). Esta fue la herencia de la tribu de Simeón dada a sus clanes. 9La herencia de la tribu de Simeón formó parte del territorio de la tribu de Judá. Por ser tan grande la tierra dada a la tribu de Judá, Simeón recibió su herencia de en medio de la tribu de Judá.
10La tercera suerte le tocó a la tribu de Zabulón y fue dada a sus clanes. La frontera de su herencia llegaba hasta Sarid. 11Su frontera llegaba hasta el oeste hacia Marala, tocaba Debeset y hasta el arroyo frente a Jocneam.
12De Sarid la frontera giraba hacia el este, la frontera de Quislot Tobar. De ahí hacia Deberat luego hasta Jafía. 13De ahí siguió al oriente hacia Garat Jefer, y luego hacia Ita-Cazin; luego hacia Rimón rodeando hacia Nea.
14La frontera hizo un rodeo al norte hacia Hanatón y terminó en el valle de Jefte 15Esta región incluyó las ciudades de Katat, Naalal, Simrón, Idala, y Belén. Habían doce ciudades, incluyendo sus aldeas. 16Esta fue la herencia de la tribu de Zabulón que fue dada a sus clanes, las ciudades, incluyendo sus aldeas.
17La cuarta suerte le tocó a Isacar, y fue dada a sus clanes. 18su territorio incluyó Jezreel, Quesulot, Sunem, 19Hafaraim, Sihón, y Anaharat.
20También incluía Rabit, Quisión, Abez, 21Remet, En Ganim, En Hada y Bet Pases. 22También su frontera tocaba Tabor, Sahazima, y Bet Semes, y terminaba en el Jordán. Habían dieciséis ciudades incluyendo sus aldeas.
23Esta fue la herencia de la tribu de Isacar, y fue dada sus clanes, las ciudades, incluyendo sus aldeas.
24La quinta suerte le tocó a la tribu de Aser, y fue dada a sus clanes. 25Su territorio incluyó Helcat, Halí, Beten, Acsaf, 26Alamelec, Amad, y Miseal. En el oeste la frontera extendía hasta Monte Carmelo y Sihor Libnat.
27Luego volteó hacia el oriente Bet Dagon y fue tan lejos, hasta Zabulón, y luego al valle de Jefte. El norte hasta Bet Emec y Neiel. 28Luego continuó hasta Cabul, hacia el norte. Entonces continuó a Hebrón, Rehob, Hamón, y Caná, hasta Sidón.
29La frontera dobló hacia Ramá, y luego hacia la ciudad fortificada de Tiro. Luego la frontera doblaba hacia Hosa y terminó en el mar, en la región de Aczib, 30Uma, Afec, y Rehob. Habían veintidós ciudades incluyendo sus aldeas.
31Esta fue la herencia de la tribu de Aser, y fue dada a sus clanes, las ciudades, incluyendo sus aldeas.
32La sexta suerte cayó sobre la tribu de Neftalí, y fue dada a sus clanes. 33Su frontera corría desde Helef, desde la encina de Saananim, hacia Adami Neceb y Jabneel, tan lejos como Lacum; terminó en el Jordán. 34La frontera volteó al oeste a Aznot Tobar y fue a Hucoc; tocó a Zabulón por el sur, y alcanzó Aser en el oeste y Judá en el este del Río Jordán.
35Las ciudades fortificadas eran Sidim, Zer, Hamat, Racat, Cineret, 36Adama, Ramá, Hazor, 37Cedes, Edrei, y En Hazor.
38También estaban Irón, Migdal El, Horem, Bet Anat, y Bet Semes. Habían diecinueve ciudades, incluyendo sus aldeas. 39Esta fue la herencia de la tribu de Neftalí, y fue dada a sus clanes, las ciudades, incluyendo sus aldeas.
40El séptimo lanzamiento de suerte cayó sobre la tribu de Dan, y le fue dada a sus clanes. 41El territorio de su herencia incluyó a Zora, Estaol, Irsemes, 42Saalabín, Ajalón y Jetla.
43También incluía a Elón, Timnat, Ecrón, 44Elteque, Gibetón, Baalat, 45Jehúd, Bene Berac, Gat Rimón, 46Mejarcrón y Racón, junto con el territorio que cruza desde Jope.
47Cuando faltó territorio a la tribu de Dan; Dan atacó Lesem, luchó en contra de ella y la capturó. Ellos mataron a todos con espada, tomaron posesión de ella y se establecieron alli. Ellos renombraron a Lesem, la llamaron Dan, debido a su antecesor. 48Esta fue la herencia de la tribu de Dan, y les fue dada a sus clanes, las ciudades, incluyendo sus aldeas.
49Cuando ellos terminaron la distribución de la tierra como una herencia, el pueblo de Israel dio una herencia de entre ellos mismos a Josué, hijo de Nun. 50Por el mandato del SEÑOR, ellos le dieron a él la ciudad que él pidió, Timnat Sera en la zona montañosa de Efraín. Él reconstruyó la ciudad y vivió allí.
51Estas son las herencias que Eleazar el sacerdote, Josué hijo de Nun, y los líderes de tribu de las familias de sus antepasados entre el pueblo de Israel, asignaron por suerte en Silo, ante EL SEÑOR, en la entrada de la tienda de encuentro. Así que ellos terminaron de asignar la tierra.

20

1Entonces EL SEÑOR le dijo a Josué: 2"Háblale al pueblo de Israel diciendo: 'Escojan las ciudades de refugio de las cuales Yo les dije a través de las escrituras de Moisés. 3Hagan esto para que la persona que asesine a otra sin intención pueda refugiarse allí. Estas ciudades serán un lugar de refugio para quien sea buscado por el vengador de la sangre derramada de una persona que haya sido asesinada.

4Él correrá hacia una de esas ciudades y se pondrá en la entrada de la puerta de la ciudad, y explicará su caso a los ancianos de esa ciudad. Entonces ellos lo llevarán dentro de la ciudad y le darán un lugar para vivir entre ellos.
5Y si alguno viene a tratar de vengar la sangre de la persona que fue asesinada, entonces las personas de la ciudad no entregarán a las autoridades a la persona que lo asesinó. Ellos no deben hacer esto, porque él asesinó a su projimo sin intención y sin odio premeditado hacia él. 6Él debe quedarse en esa ciudad hasta que haya enfrentado a la asamblea para juicio, hasta la muerte del que esté sirviendo como sumo sacerdote en esos días. Entonces el que accidentalmente asesinó a la persona podrá regresar a su pueblo, al pueblo de donde huyó."'
7Así que los israelitas escogieron a Cedes en Galilea entre los montes de Neftalí, Siquem entre los montes de Efraín y Quiriat-arba (lo mismo que Hebrón) entre los montes de Judá. 8Más allá del Jordán al este de Jericó, escogieron a Beser en el desierto sobre la meseta de la tribu de Rubén; Ramot en Galaad de la tribu de Gad; y Golán en Basán de la tribu de Manasés.
9Estas fueron las ciudades seleccionadas para todos los israelitas y para los extranjeros que residen entre ellos, para que cualquiera que asesinara a una persona sin intención pudiera correr hacia ellas para seguridad. Esta persona no moriría a mano del que quisiera vengar la sangre que fue derramada, hasta que la persona acusada se presentara delante de la asamblea.

21

1Entonces los jefes de los clanes de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los líderes de las familias de sus ancestros dentro del pueblo de Israel. 2Les dijieron a ellos en Silo en la tierra de Canaán: "EL SEÑOR les ordenó, a través de Moisés, que nos den a nosotros ciudades en donde vivir, con tierras de pastizales para nuestros ganados."

3Así por mandamiento del SEÑOR, los israelitas dieron a los levitas de su heredad las siguientes ciudades, incluyendo sus pastizales.
4Y este fue el resultado de hechar a la suerte los clanes de los coatitas: los sacerdotes -los descendientes de Aarón que eran levitas, recibieron trece ciudades entregadas de la tribu de Judá, de la tribu de Simeón y de la tribu de Benjamín. 5El resto del clan de los Coatitas recibieron por suerte diez ciudades de los clanes de la tribu de Efraín, Dan y la media tribu de Manasés.
6Y a los descendientes de Gersón fueron dados por suerte trece ciudades de los clanes de las tribus de Isacar, Aser, Neftalí y la media tribu de Manasés en Basán. 7Los descendientes de Merari recibieron doce ciudades de las tribus de Rubén, Gad y Zabulón.
8Los israelitas dieron por suerte a los levitas estas ciudades, incluyendo sus pastizales, como EL SEÑOR había ordenado a través de Moisés. 9De las tribus de Judá y Simeón, les asignaron tierras de las siguientes ciudades, aquí mencionadas por nombres. 10Estas ciudades fueron entregadas a los descendientes de Aarón, que estaban entre los clanes de Coatitas, que a su vez eran de la tribu de Leví. Porque ellos fueron los primeros en salir sorteados.
11Los israelitas le dieron Quiriat Arba (Arba había sido el padre de Anac), el mismo sitio de Hebrón, entre los montes de Judá, alrededor de los pastizales. 12Pero los campos de la ciudad y sus aldeas ya habían sido dados a Caleb, hijo de Jefone, como su posesión.
13A los descendientes del sacerdote Aarón, le dieron Hebrón, con sus pastizales, que era una ciudad de refugio a cualquiera que asesinara sin intención, y Libna con sus pastizales, 14Jatir con sus pastizales y Estemoa con sus pastizales. 15También le dieron Holón con sus pastizales, Debir con sus pastizales, 16Aín con sus pastizales, Juta con sus pastizales y Bet Semes con sus pastizales. Eran nueve ciudades que fueron dadas de estas dos tribus.
17De la tribu de Benjamín dieron a Gabaón con sus pastizales, Geba con sus pastizales, 18Anatot con sus pastizales y Almón con las afueras de la ciudad, cuatro ciudades. 19Las ciudades entregadas a los sacerdotes, descendientes de Aarón, eran trece ciudades en total, incluyendo sus pastizales.
20Al igual que al resto de la familia de Coat, los levitas que pertenecían a la familia de Coat, tenían ciudades entregadas a ellos a la suerte, de la tribu de Efraín. 21A ellos les fueron entregada Siquem con sus pastizales entre los montes de Efraín, una ciudad de refugio para cualquiera que asesinara a otro sin intención, Gezer con sus pastizales, 22Kibsaim con sus pastizales y Bet Horón con sus pastizales, cuatro ciudades en total.
23De la tribu de Dan, al clan de Coat le fue entregado Elteque con sus pastizales, 24Ajalón con sus pastizales y Gat Rimón con sus pastizales, cuatro ciudades en total.
25De la media tribu de Manasés, al clan de Coat le fue entregado Taanac con sus pastizales y Gat Rimón con sus pastizales, dos ciudades. 26Habían diez ciudades en total para el resto de los clanes de los Coalitas, incluyendo sus pastizales.
27De la media tribu de Manasés, a los clanes de Gersón, estos eran otros clanes levitas y ellos entregaron Golán en Balsán con sus pastizales, una ciudad de refugio para cualquiera que asesinara a otro sin intención, acompañado de Beestera con sus pastizales, dos ciudades en total.
28A los clanes de Gersón también entragaron Cisón de la tribu de Isacar, acompañado de sus pastizales, Daberat con sus pastizales, 29Jarmuth con sus pastizales y En-ganim con sus pastizales, cuatro ciudades. 30De la tribu de Aser, entregaron Miseal con sus pastizales, Abdón con sus pastizales, 31Helcat con sus pastizales y Rehob con sus pastizales, cuatro ciudades en total.
32De la tribu de Neftalí, entregaron los clanes de Gersón Cedes en Galilea con sus pastizales, una ciudad refugio para cualquiera que asesinara a otro sin intención; Hamot-dor con sus pastizales y Cartán con sus pastizales, tres ciudades en total. 33Habían trece ciudades en total, de todos los clanes de Gersón, incluyendo sus pastizales.
34Al resto de los levitas, del clan de Merari, fueron entregados de la tribu de Zabulón: Jocneam con sus pastizales, Carta con sus pastizales, 35Dimna con sus pastizales y Naalal con sus pastizales, cuatro ciudades en total.
36A los clanes de Merari se les entregaron de la tribu de Rubén: Beser con sus pastizales, Jahaza con sus pastizales, 37Cademot con sus pastizales y Mefaat con sus pastizales, cuatro ciudades. 38De la tribu de Gad, se le dio Ramot en Galaad con sus pastizales, una ciudad de refugio para cualquiera que asesinaba a otro involuntariamente, y Mahanaim con sus pastizales.
39A los clanes de Merari les fueron también dados a Hesbón, con sus pastizales, y Jazer con pastizales. Estas fueron cuatro ciudades en total. 40Todas estas fueron las ciudades de varios clanes de Merari, quienes eran de la tribu de Leví, doce ciudades en total les fueron dadas a ellos al lanzar las suertes.
41Las ciudades de los levitas tomadas desde el centro de la tierra propiedad del pueblo de Israel, fueron cuarenta y ocho ciudades, incluyendo sus pastizales. 42Cada una de estas ciudades, tenían alrededor sus pastizales. Así fue con todas estas ciudades.
43Así que EL SEÑOR le dio a Israel toda la tierra que ÉL juró darle a sus antepasados. Los israelitas tomaron posesión de ella y se establecieron allí. 44Luego EL SEÑOR les dio descanso en cada lado, tal como Él le había jurado a sus antepasados. Ni uno de sus enemigos podía derrotarlos. EL SEÑOR les entrego a sus enemigos en sus manos. 45Ni una cosa, entre todas las buenas promesas que EL SEÑOR le había hablado a la casa de Israel, falló en hacerse realidad. Todo se cumplió.

22

1Para ese tiempo Josué llamó a los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés. 2Él les dijo: "Ustedes han hecho todo lo que Moisés el siervo del SEÑOR les encomendó. Ustedes han obedecido mi voz en todo lo que les ordené. 3Ustedes no han abandonado a sus hermanos todos estos días, hasta hoy. Y han cumplido con los deberes requeridos por los mandamientos del SEÑOR su DIOS.

4Ahora EL SEÑOR su DIOS les ha dado descanso a sus hermanos, justo lo que les prometió. Por lo tanto regresen a sus tiendas en las tierras que les pertenecen, las cuales Moisés el siervo del SEÑOR les dio al otro lado del Jordán. 5Solo tengan cuidado en cumplir los mandamientos y la ley que Moisés el siervo del SEÑOR les encomendó, de amar al SEÑOR tu DIOS, de caminar en todos sus caminos, de guardar sus mandamientos, y de seguirlo y adorarlo con todo su corazón y con toda su alma. 6Así que Josué los bendijo y los despidió, y ellos volvieron a sus tiendas.
7Ahora, para la media tribu de Manasés, Moisés les había dado una herencia en Basán, pero a la otra mitad, Josué les dio herencia junto a sus hermanos en la tierra del oeste del Jordán. Josué los envió hacia sus tiendas; él los bendijo 8y les dijo: "Vuelvan a sus tiendas con dinero, ganado, plata, oro, bronce, hierro, y muchos vestidos. Dividan el botín de todos sus enemigos con sus hermanos."
9Así que los descendientes de Rubén, los descendientes de Gad y la media tribu de Manasés retornaron a casa, dejando al pueblo de Israel en Silo, el cual está en la tierra de Canaán. Ellos se fueron a la región de Galaad, a su propia tierra, la cual les pertenecia, en obediencia al mandamiento del SEÑOR, por la mano de Moisés.
10Cuando ellos vinieron al Jordán que está en la tierra de Canaán, los rubenitas y los gaditas y la media la tribu de Manasés construyeron un altar al lado del Jordán, un altar muy grande y prominente. 11El pueblo de Israel oyó sobre esto y dijo: "¡Miren! El pueblo de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés han edificado un altar en la parte frontal de la tierra de Canaán, en Galaad, en la región cerca del Jordán, en el lado que pertenece al pueblo de Israel."
12Cuando el pueblo de Israel escuchó de esto, toda la asamblea del pueblo de Israel se reunió juntos en Silo para subir y hacer guerra en contra de ellos.
13Luego el pueblo de Israel envió mensajeros a los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad. Ellos también enviaron a Finees hijo de Eleazar, el sacerdote, 14y con él diez líderes, uno de cada una de las familias ancestrales de Israel, y cada uno de ellos era la cabeza de un clan dentro del pueblo de Israel.
15Ellos vinieron al pueblo de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad y les dijeron: 16"Toda la asamblea del SEÑOR dice esto: '¿Qué es esta infidelidad que ustedes han cometido en contra del DIOS de Israel, apartándose en este día de seguir al SEÑOR, haciendose un altar para ustedes en este día en rebelión en contra del SEÑOR?
17¿No fue nuestro pecado en Peor suficiente para nosotros? Todavía no nos hemos purificado de él. Por este pecado vino una plaga en la asamblea del SEÑOR. 18¿Debían también ustedes apartarse de seguir al SEÑOR en este día? Si también se rebelan en contra del SEÑOR hoy, mañana ÉL estará molesto con toda la asamblea de Israel.
19Si la tierra que ustedes poseen está contaminada, entonces ustedes deben pasar a la tierra donde está el tabernáculo del SEÑÓR levantado y tomar para ustedes una posesión entre nosotros. Sólo no se rebelen en contra del SEÑOR, ni se rebelen en contra de nosotros edificando un altar para ustedes aparte del altar del SEÑOR nuestro DIOS. 20¿Acaso Acán hijo de Zera no faltó a su palabra en cuanto a aquellas cosas que habían sido reservadas para DIOS? Y ¿no cayó la ira en el pueblo de Israel? Ese hombre no pereció solo por su iniquidad.'"
21Entonces las tribus de Rubén, Gad, y la media tribu de Manasés contestaron en respuesta a los líderes de los clanes de Israel: 22"¡EL SEÑOR, DIOS, TODOPODEROSO! ¡EL SEÑOR, DIOS. TODOPODEROSO! ¡ÉL sabe y hace saber a Israel mismo! Si fue en rebelión o si faltamos a nuestra palabra en contra del SEÑOR, no nos libres en este día 23por haber construido un altar para apartarnos de seguir al SEÑOR. Si nosotros construimos ese altar para ofrecer en él, ofrenda quemada, de granos o de paz, entonces que EL SEÑOR nos haga pagar por ello.
24¡No! Lo hicimos por temor que en el tiempo por venir sus hijos pudiesen decir a nuestros hijos: '¿Qué tienen ustedes que ver con EL SEÑOR, EL DIOS de Israel?
25Puesto que EL SEÑOR ha hecho al Jordán una frontera entre nosotros y ustedes. Ustedes pueblo de Rubén y pueblo de Gad, no tienen nada que ver con EL SEÑOR.' Así que sus hijos podrían hacer que nuestros hijos dejaran de adorar al SEÑOR.
26Así que nosotros dijimos, 'Construyamos ahora un altar, no para quemar ofrenda ni para sacrificios, 27sino para ser testigo entre nosotros y ustedes, y entre nuestras generaciones después de nosotros, que cumplamos con el servicio del SEÑOR delante de ÉL, con nuestra ofrenda quemada y con nuestros sacrificios y con nuestras ofrendas de paz, para que vuestros hijos nunca digan a nuestros hijos en el tiempo por venir: "No tienen parte en EL SEÑOR'".
28Así que dijimos: 'Si esto fuere dicho a nosotros o a nuestros descendientes en el tiempo por venir, nosotros diríamos: "¡Miren! Esta es una copia del altar del SEÑOR, el cual nuestros ancestros hicieron, no para quemar ofrenda, ni para sacrificios, sino como un testimonio entre nosotros y ustedes. 29Que esté lejos de nosotros rebelarnos en contra del SEÑOR, y hoy apartarnos de seguirle a ÉL construyendo un altar para ofrenda quemada, ofrenda de granos o sacrificio, aparte del altar del SEÑOR nuestro DIOS que está delante de su tabernáculo.'"
30Cuando Finees el sacerdote y los líderes del pueblo, que son, las cabezas de los clanes de Israel que estaban con él, escucharon las palabras que el pueblo de Rubén, Gad y Manasés dijeron, les parecieron buenas ante sus ojos. 31Finees, hijo de Eleazar el sacerdote, dijo al pueblo de Rubén, Gad y Manasés: "Hoy sabemos que EL SEÑOR está entre nosotros, porque ustedes no han cometido traición en contra de ÉL. Ahora, ustedes han rescatado al pueblo de Israel de la mano del SEÑOR."
32Entones Finees, hijo del sacerdote Eleazar, y los líderes regresaron de los rubenitas y de los gaditas, fuera de la tierra de Galaad, de regreso a la tierra de Canaán, al pueblo de Israel, y trajeron de vuelta palabra a ellos. 33Su reporte fue bueno ante los ojos del pueblo de Israel. El pueblo de Israel bendijo a DIOS y no habló más sobre hacer guerra en contra de los rubenitas y los gaditas, para destruir la tierrra en donde ellos se habían establecido.
34Los rubenitas y los gaditas llamaron al altar "Testigo", pues ellos dijeron: "Es un testigo entre nosotros, que ELSEÑOR es DIOS."

23

1Y después de muchos días, cuando EL SEÑOR le había dado descanso a Israel de todos sus enemigos que los rodeaban, Josué era muy mayor. 2Josué llamó a todo Israel, a sus ancianos, a sus líderes, a sus jueces y a sus oficiales y les dijo: "Yo estoy muy viejo. 3Ustedes han visto todo lo que EL SEÑOR su DIOS ha hecho con todas la naciones por su bien, porque ha sido EL SEÑOR su DIOS quien ha peleado por ustedes.

4¡Miren! Yo les he asignado a ustedes las naciones que quedan por ser conquistadas como herencia para sus tribus, junto con todas las naciones que ya yo he destruido, desde el Jordán hasta el Mar Grande en el oeste. 5EL SEÑOR tu DIOS los echará fuera. ÉL los empujará afuera por ustedes. ÉL tomará su tierra, y ustedes se apoderaran de ella, como EL SEÑOR vuestro DIOS les ha prometido.
6Sean muy fuertes, para que mantengan y hagan todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin voltear a mano derecha ni a mano izquierda, 7para que no se mezclen con estas naciones que se quedaron con ustedes o mencionen los nombres de sus dioses, juren por ellos, los adoren o se inclinen a ellos. 8Mejor, ustedes deben inclinarse al SEÑOR su DIOS como han hecho hasta este día.
9Porque EL SEÑOR ha echado de delante de ustedes grandes, fuertes naciones. Y en cuanto a ustedes, a ninguna le ha sido posible pararse ante ustedes hasta este día. 10Cualquier hombre de entre ustedes hará que miles corran huyendo, porque EL SEÑOR su DIOS, es ÉL que pelea por ustedes, como ÉL, se los ha prometido. 11Presten particular atención, para que puedan amar al SEÑOR su DIOS.
12Pero si le dan la espalda y se inclinan a los sobrevivientes de estas naciones quienes son un remanente entre ustedes, o si ustedes se casan con ellos, o si ustedes se juntan con ellos y ellos con ustedes, 13entonces, sepan de seguro que EL SEÑOR su DIOS ya no sacará estas naciones de entre ustedes. En cambio, ellos serán un lazo y trampa para ustedes, látigos en sus espaldas y espinas en sus ojos, hasta que ustedes mueran de esta buena tierra que EL SEÑOR su DIOS les ha dado a ustedes.
14Y ahora yo me voy del camino de toda la tierra, y ustedes saben con todos sus corazones y sus almas que no ha fallado ni una palabra en volverse realidad para todas las cosas buenas que EL SEÑOR su Dios les ha prometido sobre ustedes. Todas estas cosas han llegado para ustedes. Ninguna ha fallado. 15Pero así como toda palabra que EL SEÑOR su DIOS les ha prometido, así EL SEÑOR les traerá sobre ustedes todas la cosas malas hasta que ÉL los haya destruido de esta buena tierra que EL SEÑOR su DIOS les ha dado.
16ÉL hará esto si ustedes rompen el pacto del SEÑOR su DIOS, el cual ÉL te ordenó mantener. Si ustedes van y adoran otros dioses y se inclinan a ellos, entonces la ira del SEÑOR se encenderá contra de ustedes, y ustedes morirán rápidamente en la buena tierra que ÉL les ha dado."

24

1Luego Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem y llamó a los ancianos de Israel, a sus líderes, a sus jueces, y a sus oficiales, y ellos se presentaron ante DIOS. 2Josué dijo a todas las personas: "Esto es lo que EL SEÑOR, EL DIOS de Israel, dice: 'Sus ancestros hace mucho tiempo vivieron más allá del Río Eufrates, Taré, el padre de Abraham y el padre de Nacor, y ellos adoraban otros dioses.

3Pero yo tomé tu padre desde más allá del Eufrates y lo llevé a la tierra de Canaán, y le di muchos descendientes mediante su hijo Isaac. 4Y a Isaac yo le di a Jacob y Esaú. A Esaú le di la región montañosa de Seir como propiedad, pero Jacob y sus hijos fueron hacia Egipto.
5YO envié a Moisés y a Aarón, y afligí a los egipcios con plagas. Después de eso, te saque de ahí. 6YO traje a tus ancestros fuera de Egipto, y vinieron al mar. Los egipcios los persiguieron con carruajes y jinetes tan lejos como el Mar Rojo.
7Cuando sus antepasados clamaron al SEÑOR, ÉL puso oscuridad entre ustedes y los egipcios. ÉL trajo el mar para que viniera sobre ellos y los ahogaran. Ustedes vieron lo que YO hice en Egipto. Luego ustedes vivieron en el desierto por mucho tiempo.
8YO los traje a la tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán. Ellos pelearon con ustedes y se los entregué en sus manos. Ustedes tomaron posesión de su tierra, y YO los destruí ante ustedes.
9Luego Balac hijo de Zipor, rey de Moab, se levantó y atacó a Israel. Él envió y clamó por Balaam, hijo de Beor, para maldecirlos. 10Pero YO no escuché a Balaam. De hecho, él los bendijo. Así que los rescaté de su mano.
11Ustedes fueron sobre el Jordán y llegaron a Jericó. Los líderes de Jericó pelearon encontra de ustedes, junto a los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los heveos, y los jebuseos. YO les di victoria sobre ellos y los puse bajo su control. 12Yo envié las avispas delante de ustedes, quienes las llevaron a ellos y a los dos reyes de los amorreos, para que huyera. Esto no sucedió por su espada o su arco.
13YO les di tierra en la cual no habían trabajado y ciudades que ustedes no habían construido, y ahora viven en ellas. Ustedes comen las frutas de viñas y sembradíos de olivas que no plantaron.
14Ahora teman al SEÑOR y adórenle con toda integridad y fidelidad; deshaganse de los dioses que sus ancestros adoraban más allá del Eufrates y en Egipto, y adoren al SEÑOR. 15Si parece incorrecto ante sus ojos adorar al SEÑOR, escogan por ustedes mismos este día, a quién van a servirle, si a los dioses que sus antepasados adoraban más allá del Eufrates, o a los dioses de los amorreos, en la tierran en la cual viven "Pero en cuanto a mí y mi casa, nosotros adoraremos al SEÑOR".
16El pueblo contestó y dijo: "Nosotros nunca abandonaremos al SEÑOR por servir a otros dioses, 17es EL SEÑOR nuestro DIOS quien nos trajo a nosotros y a nuestros antepasados de la tierra de Egipto, de la esclavitud y quien hizo aquellas grandes señales a nuestra vista y quien nos preservó en todo el camino que fuimos, y de entre todas las naciones que nosotros atravesamos. 18Y EL SEÑOR sacó delante de nosotros a todas las personas, los amorreos que vivían en esta tierra. Así que nosotros también adoraremos al SEÑOR, pues ÉL es nuestro DIOS."
19Pero Josué le dijo al pueblo: "Ustedes no pueden servirle al SEÑOR, porque ÉL es un DIOS santo; ÉL es un DIOS celoso; ÉL no les perdonará sus transgresiones y pecados. 20Si ustedes abandonan al SEÑOR y adoran a dioses extranjeros, entonces ÉL se pondra en contra y les hará daño. ÉL los consumirá, después de haberles hecho bien."
21Pero el pueblo le dijo a Josué: "No; nosotros adoraremos al SEÑOR." 22Entonces, Josué le dijo a al pueblo: "Ustedes son testigos en contra de ustedes mismos, que han escogido por sí mismos, al SEÑOR, para adorarle." Ellos dijeron: "Somos testigos." 23Josué les dijo: "Ahora, pongan a un lado a los dioses extranjeros que están con ustedes, y vuelvan su corazón al SEÑOR, DIOS de Israel."
24El pueblo le dijo a Josué: "Nosotros adoraremos al SEÑOR nuestro DIOS. Nosotros escucharemos su voz." 25Josué hizo un pacto con el pueblo ese día. Él puso en lugares decretos y leyes en Siquem. 26Josué escribió estas palabras en el libro de la ley de DIOS. Él tomó una gran piedra y la colocó allí, debajo del árbol de roble que estaba al lado del santuario del SEÑOR.
27Josué le dijo a todo el pueblo: "Miren, esta piedra será testimonio contra nosotros. Han escuchado todas las palabras que EL SEÑOR nos ha dicho a nosotros. Así que será un testigo en contra de ustedes, si alguna vez niegan a su DIOS." 28Entonces Josué envió al pueblo lejos, cada uno a su propia herencia.
29Luego de estas cosas, Josué hijo de Nun, el siervo del SEÑOR, murió, teniendo 110 años. 30Ellos lo enterraron en la frontera de su propia herencia, en Timnat Sera, la cual está en la zona montañosa de Efraín, al norte del Monte Gaas.
31Israel adoró al SEÑOR todos los días de Josué, y todos los días de los ancianos que vivieron más que Josué; aquellos que habían experimentado todo lo que EL SEÑOR había hecho por Israel.
32Los huesos de José, los cuales el pueblo de Israel sacó fuera de Egipto, los enterraron en Siquem, en el pedazo de tierra que Jacob había comprado de los hijos de Hamor, el padre de Siquem. Él lo compró por cien piezas de plata, y se convirtió en una herencia para los descendientes de José. 33Eleazar hijo de Aarón también murió. Ellos lo enterraron en Guibeá, la ciudad de Finees su hijo, la cual le había sido dada a él. Estaba en la zona montañosa de Efraín.

Jueces

1

1Después de la muerte de Josué, el pueblo de Israel preguntó al SEÑOR, diciendo: "¿Quién atacará primero a los cananeos por nosotros para pelear contra ellos?" 2El SEÑOR dijo: "Judá atacará. He aquí, les he dado control de esta tierra." 3Los hombres de Judá dijeron a los hombres de Simeón, sus hermanos: "Vengan con nosotros a la tierra que nos fue dada para que juntos podamos pelear en contra de los cananeos. Y nosotros igualmente iremos con ustedes al territorio que les fue asignado." Así que la tribu de Simeón fue con ellos.

4Los hombres de Judá atacaron, y el SEÑOR les dio victoria sobre los cananeos y los ferezeos. Mataron a diez mil de ellos en Bezec. 5Hallaron a Adoni Bezec en Bezec, y lucharon contra él y derrotaron a los cananeos y ferezeos.
6Pero Adoni Bezec huyó, y lo persiguieron y lo capturaron, y le cortaron los dedos pulgares de las manos y de los pies. 7Adoni Bezec dijo: "Setenta reyes, cuyos dedos pulgares de sus manos y de sus pies fueron cortados, juntaban su comida debajo de mi mesa. Así como yo hice, así mismo Dios ha hecho conmigo." Lo trajeron a Jerusalén y murió allí.
8Los hombres de Judá lucharon contra la ciudad de Jerusalén y la tomaron. La atacaron a filo de espada y quemaron la ciudad. 9Después de esto, los hombres de Judá bajaron a luchar contra los cananeos que vivían en la montaña, en el Neguev, y en las colinas al oeste. 10Judá avanzó contra los cananeos que vivían en Hebrón (el nombre de Hebrón era anteriormente Quiriat Arba), y derrotaron a Sesai, a Ahimán y a Talmai.
11Desde ahí, los hombres de Judá avanzaron contra los habitantes de Debir (el nombre de Debir era anteriormente Quiriat Séfer). 12Caleb dijo: "Al que ataque a Quiriat Séfer y conquiste la ciudad, le daré a Acsa, mi hija, para ser su esposa." 13Otoniel, hijo de Quenaz, (el hermano menor de Caleb) capturó a Debir, así que Caleb le dio a Acsa, su hija, para ser su esposa.
14Tan pronto Acsa llegó a Otoniel, y ella le insistió a él que le pidiera a su padre un campo. Mientras ella se bajaba de su asno, Caleb le preguntó: "¿En qué te puedo ayudar?" 15Ella le dijo: "Dame una bendición. Ya que me has dado la tierra del Neguev, dame también las fuentes de agua." Así que Caleb le dio las fuentes de arriba y las de abajo.
16Los descendientes del ceneo suegro de Moisés, subieron de la Ciudad de las Palmas con el pueblo de Judá, al desierto de Judá, el cual es el Neguev, a vivir con el pueblo de Judá cerca de Arad. 17Y los hombres de Judá fueron con los hombres de Simeón, sus hermanos, y atacaron a los cananeos que habitaban en Sefat y lo destruyeron completamente. El nombre de la ciudad era llamada Horma.
18El pueblo de Judá también capturó a Gaza y la tierra a su alrededor, a Ascalón y la tiera a su alrededor, y a Ecrón y la tierra a su alrededor. 19El SEÑOR estaba con el pueblo de Judá y les ayudó a conquistar la tierra montañosa, pero no pudieron sacar a los habitantes de la llanura porque ellos tenían carretas de hierro.
20Hebrón fue dado a Caleb (como lo había dicho Moisés), y él expulsó de allí a los tres hijos de Anac. 21Pero el pueblo de Benjamín no echo fuera a los jebuseos que habitaban en Jerusalén. Así que los jebuseos han vivido con el pueblo de Benjamín en Jerusalén hasta este día.
22La casa de José se preparó para atacar a Betel, y el SEÑOR estaba con ellos. 23Ellos enviaron hombres para espiar en Betel (la ciudad que anteriomente se llamaba Luz). 24Los espías vieron a un hombre saliendo de la ciudad, y le dijeron: "Muéstranos, por favor, cómo entrar a la ciudad y seremos amables contigo."
25Él les mostró un camino de entrada a la ciudad. Y ellos atacaron la ciudad con espada en la mano, pero dejaron que el hombre y toda su familia se fueran. 26Y el hombre se fue a la tierra de los Hititas y construyó una ciudad y la llamó Luz, que es su nombre hasta el día de hoy
27El pueblo de Manasés no expulsó a los moradores de las ciudades de Bet Seán y sus aldeas, o de Taanac y sus aldeas, o de aquellos que moraban en Dor y sus aldeas, o los que vivían en Ibleam y sus aldeas, o de aquellos que estaban en Meguido y sus aldeas, porque los cananeos estaban decididos a vivir en esa tierra. 28Cuando Israel se hizo fuerte, ellos obligaron a los cananeos a servirles con trabajo forzoso, pero nunca los expulsaron por completo.
29Efraín no expulsó a los cananeos que vivían en Gezer, así que los cananeos continuaron viviendo en Gezeer entre ellos.
30Zabulón no expulsó a la gente que vivía en Quitrón, o a los que vivían en Naalal, y así los cananeos continuaron viviendo entre ellos, pero Zabulón forzó a los cananeos a servirles con trabajos forzados
31Aser no expulsó a la gente que vivía en Aco, ni a la que vivía en Sidón, ni a los que vivían en Ahlab, Aczib, Helba, Afec, y Rehob. 32Así que la tribu de Aser vivió entre los cananeos (los moradores de la tierra), porque ellos no los expulsaron.
33La tribu de Neftalí no echo fuera a los que estaban viviendo en Bet Semes, ni a los que vivían en Bet Anat. Así que la tribu de Neftalí vivió entre los cananeos (las personas que estaban viviendo en esa tierra). Sin embargo, los habitantes de Bet Semes y Bet Anat fueron obligados a trabajo pesado para Neftalí.
34Los amorreos forzaron a la tribu de Dan a vivir en la región montañosa, sin permitirles bajar a la llanura. 35Así que los amorreos vivieron en el Monte Heres, en Ajalón, y en Saalbim, pero el ejército de la casa de José los conquistó y ellos fueron obligados a servirles con trabajo forzado. 36La frontera de los amorreos iba desde la colina de Acrabim en Sela, hasta la región montañosa.

2

1El ángel del SEÑOR subió de Gilgal a Boquim, y dijo: "Los saqué de Egipto, y los he traído a la tierra que le juré dar a sus padres. Y les dije: 'Yo nunca romperé mi pacto con ustedes. 2Ustedes no deben hacer ningún pacto con aquellos que viven en estas tierras. Ustedes deben derribar sus altares.' Pero ustedes no han escuchado mi voz. ¿Qué es esto que han hecho?

3Por esto ahora digo: 'Yo no expulsaré a los Cananeos delante de ustedes, sino que ellos serán espinas en sus costados, y sus dioses serán una trampa para ustedes.'" 4Cuando el ángel del SEÑOR habló estas palabras a todo el pueblo de Israel, el pueblo gritó y lloró. 5Ellos llamaron ese lugar Boquim. Allí ellos ofrecieron sacrificios al SEÑOR.
6Entonces cuando Josué había despedido al pueblo; el pueblo de Israel fue a su lugar señalado, a tomar posesión de su tierra. 7El pueblo sirvió al SEÑOR durante el tiempo en que Josué vivió y el de los ancianos que le sobrevivieron a él, aquellos que vieron todos los grandes milagros que el SEÑOR había hecho por Israel. 8Josué hijo de Nun, el siervo del SEÑOR, murió a la edad de 110 años.
9Ellos le enterraron entre los límites de las tierras que le fueron asignada a él en Timnat Sera, en las tierras montañosas de Efraín, al norte de Monte Gaas. 10Toda esa generación fue convocada por sus padres. Otros descendientes se levantaron luego de ellos, que no conocían al SEÑOR ni lo que Él había hecho por Israel.
11El pueblo de Israel hizo lo que era malo ante los ojos del SEÑOR y sirvieron a los Baales. 12Ellos se alejaron del SEÑOR, el Dios de sus padres, quien los había sacado de las tierras de Egipto. Ellos fueron en busca de otros dioses, los mismos dioses de la gente que les rodeaba, y se inclinaron delante de ellos. Esa conducta hizo que se enojara el SEÑOR 13al apartarse del SEÑOR y adorar a Baal y a Astarot.
14La ira del SEÑOR se encendió en contra de Israel, y el los entregó a invasores que les robaron sus posesiones. Él los vendió como esclavos que fueron capturados por la fuerza de sus enemigos que les rodeaban, así que ellos no pudieron defenderse más en contra de sus enemigos. 15Dondequiera que Israel salía afuera a luchar, la mano del SEÑOR estuvo en contra de ellos para vencerlos, así como Él había jurado hacer. Y ellos estaban en sufriendo terriblemente.
16Entonces El SEÑOR levantó jueces, quienes los salvaron de las manos de aquellos que les robaban sus posesiones. 17Aun así ellos no escucharon a los jueces. Sino que fueron infieles al SEÑOR y se entregaron como prostitutas a otros dioses y les adoraron. Rapidamente se apartaron de la manera que sus padres habían vivido; aquellos que habían obedecido los mandamientos del SEÑOR, pero ellos mismos no hicieron esto.
18Cuando el SEÑOR levantó jueces para ellos, El SEÑOR ayudó a los jueces y los rescató de las manos de sus enemigos todos los días que vivieron. El SEÑOR tuvo misericordia de ellos mientras clamaron por causa de aquellos que los maltrataron fuertemente y los lastimaron. 19Pero cuando el juez moría, ellos se volvían y hacían cosas aún más corruptas que las que sus padres habían hecho. Ellos iban detrás de otros dioses para servirles y adorarles. Ellos se negaron a dejar sus malas prácticas y sus caminos tercos.
20La ira del SEÑOR se encendió en contra de Israel, y dijo: "Porque esta nación ha quebrantado los términos de mi pacto que Yo había establecido con sus padres; porque ellos no han escuchado mi voz; 21de ahora en adelante, no expulsaré ninguna de las naciones que Josué dejó cuando murió. 22Yo haré esto para probar si Israel seguirá o no mis caminos y caminará en ellos, como sus padres los hicieron." 23Por esto es que el SEÑOR dejó esas naciones y no las sacó rapidamente y las entregó en la mano de Josué.

3

1Ahora el SEÑOR dejó a estas naciones para probar a Israel, es decir a todos los que en Israel no habían experimentado las guerras luchadas en Canaán. 2(Él hizo esto para enseñar la guerra a los descendientes de los israelitas que no la habían conocido.) 3Estas son las naciones: los cinco reyes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que vivían en las montañas del Líbano, desde el Monte de Baal Hermón hasta Lebo Hamat.

4Estas naciones se quedaron allí para ser el intrumento el cual el SEÑOR usaría para probar a Israel, para confirmar si ellos obedecerían los mandamientos que Él le dio a sus antepasados a través de Moisés. 5Así que el pueblo de Israel vivió entre los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. 6A sus hijas, ellos las tomaron para que fueran sus esposas, y a sus propias hijas, ellos las dieron a sus hijos, y ellos sirvieron a sus dioses.
7El pueblo de Israel hizo lo que era malo antes los ojos del SEÑOR y olvidó al SEÑOR su Dios. Ellos adoraron a los Baales y a las Aseras. 8Por lo tanto, la ira del SEÑOR se incendió en contra de Israel, y Él los vendió en manos de Cusán Risataim, rey de Aram Naharaim. El pueblo de Israel sirvió a Cusán Risataim por ocho años.
9Cuando el pueblo de Israel clamó al SEÑOR, el SEÑOR levantó a alguien que ayudaría al pueblo de Israel, y quien los rescataría: Otoniel, hijo de Quenaz (el hermano menor de Caleb). 10El Espíritu del SEÑOR lo ayudó y le dió cualidades de gran líder, y él juzgó a Israel y salió a la guerra. El SEÑOR le dio la victoria sobre Cusán Risataim, rey de Aram. La mano de Otoniel derrotó a Cusán Risataim. 11La tierra tuvo paz por cuarenta años. Entonces Otoniel, hijo de Quenaz murió.
12Después de esto, los israelitas hicieron otra vez lo malo ante los ojos del SEÑOR, y el SEÑOR le dio fuerza a Eglón, rey de Moab, para dominar a los israelitas. 13Eglón se unió con los amonitas y los amalecitas, y ellos fueron y derrotaron a Israel, y ellos tomaron posesión de la Ciudad de las Palmeras (Jericó). 14El pueblo de Israel sirvió a Eglón, el rey de Moab, por dieciocho años.
15Cuando el pueblo de Israel clamó al SEÑOR, el SEÑOR levantó a alguien que los ayudaría, Aod, hijo de Gera, un benjamita, un hombre zurdo. El pueblo de Israel lo envió, con el pago de su tributo, a Eglón, rey de Moab.
16Aod se hizo una espada que tenía dos filos, de un cuarenta y seis centímetros de largo; y la ató a su muslo derecho debajo de su ropa. 17Él dio el pago de tributo al rey Eglón de Moab. (Ahora Eglón era un hombre muy obeso.) 18Después de que Aod había presentado el pago de tributo, él se fue con aquellos que lo habían cargado.
19En cuanto a Aod, cuando él llegó al lugar donde habían hecho las imágenes cerca de Gilgal, se volteó y regresó, y dijo: "Tengo un mensaje secreto para usted, mi rey." Eglón dijo: "¡Silencio!" Así que todos aquellos sirviéndole salieron del cuarto. 20Aod vino a él. El rey estaba sentado, solo en la frescura del cuarto de arriba. Aod dijo: "Tengo un mensaje de Dios para usted." El rey se levantó de su asiento.
21Aod alcanzó con su mano izquierda la espada de su muslo derecho, y la clavó en el cuerpo del rey. 22Y la empuñadura de la espada también entró en él tras la cuchilla, la punta de la misma salió por su espalda, y la grasa se cerró sobre la cuchilla, pues Aod no sacó la espada de su estómago. 23Entonces Aod salió al porche y cerró las puertas del cuarto de arriba tras sí y las aseguró.
24Después de que Aod se había ido, los sirvientes del rey vinieron; ellos vieron que las puertas del cuarto superior estaban aseguradas, así que ellos pensaron: "Seguramente él se está aliviando en la frescura del cuarto superior." 25Ellos estaban cada vez más preocupados, hasta que sintieron que estaban descuidando su deber, ya que el rey todavía no abría las puertas del cuarto superior. Así que ellos tomaron la llave y las abrieron, ahí estaba su amo, acostado en el piso, muerto.
26Mientras los sirvientes estaban esperando, preguntándose lo que debían hacer, Aod escapó y pasó más allá del lugar donde estaban las imágenes cinceladas de ídolos, y así escapó a Seirat. 27Cuando llegó, hizo sonar una trompeta en la región montañosa de Efraín. Entonces desde las colinas el pueblo de Israel descendió con él, y él los estaba dirigiendo.
28Él les dijo a ellos: "Síganme, pues el SEÑOR está a punto de derrotar a sus enemigos, los moabitas." Ellos lo siguieron y ellos tomaron los orillas del Jordán al otro lado de los moabitas, y ellos no permitieron a nadie que cruzara el río. 29En ese momento ellos mataron cerca de diez mil hombres de Moab, y todos eran fuertes y hombres capaces. Ninguno escapó. 30Así que ese día, Moab fue sometida por la fuerza de Israel. Y la tierra había descansado por ochenta años.
31Después de Aod, el siguiente juez fue Samgar, hijo de Anat, quien mató 600 hombres de los filisteos con un palo usado para picar el ganado. Él también liberó a Israel del peligro.

4

1Luego de que Aod murió, el pueblo de Israel una vez más hizo lo que era malo ante los ojos del SEÑOR. 2El SEÑOR los entregó en las manos de Jabín rey de Canaán quien reinaba en Hazor. El capitán de su ejército se llamaba Sísara, y el vivió en Haroset Goyim. 3El pueblo de Israel clamó al SEÑOR por ayuda, por que Sísara tenía novecientos carros de hierro y había lastimado fuertemente al pueblo de Israel por veinte años.

4Ahora Débora, una profetisa (la esposa de Lapidot), era jueza principal en Israel para ese tiempo. 5Ella usualmente se sentaba debajo de la palmera de Débora entre Ramá y Betel en la región montañosa de la ciudad de Efraín, y las personas de Israel iban donde ella para resolver sus pleitos.
6Ella envió por Barac hijo de Abinoam de Cedes en Neftalí. Ella le dijo, el ''Señor, el Dios de Israel, te ordena, 'Ve al Monte Tabor, y lleva contigo diez mil hombres de Neftalí y Zabulón. 7Yo llevaré a Sísara, el comandante del ejercito de Jabín, para que te encuentre en el rio Kishon, con sus carros y su ejercito, y yo te daré la victoria ante el.''
8Barac le dijo a ella, "si tu vas conmigo, yo iré, pero si tu no vas conmigo, yo no iré." 9Ella dijo, ciertamente iré contigo. Más tu no recibiras la honra de esto, porque el Señor entregará a Sísara en la mano de una mujer." Luego Débora se levantó y fue con Barac a Cades.
10Barac llamó a los hombres de Zabulón y Neftalí que fueran juntos a Cades. Diez mil hombres lo siguieron, y Débora fué junto con el.
11Ahora Heber (el Quenita) se separó de los Quenitas- estos eran los descendientes de Hobab (suegro de Moisés) - y él puso su tienda junto al roble en Zaanaim, cerca de Cades.
12Cuando ellos le dijeron a Sísara que Barac hijo de Abinoam se había ido a Monte Tabor, 13Sísara llamó a todos sus carros, novecientos carros de hierro, y todos los soldados que estaban con el, desde Haroset Goyim hasta el Río Cisón.
14Débora le dijo a Barac: "¡Ve! Porque hoy es el día en el que El SEÑOR te ha dado la victoria ante Sísara. "¿No está El SEÑOR liderandote?" Así que Barac bajó del Monte Tabor con diez mil hombres siguiéndole.
15El SEÑOR confundió el ejército de Sísara, a todos sus carros de hierro, y a todo su ejército. Los hombres de Barac los atacaron y Sísara se bajó de su carro de hierro y huyó a pie. 16Pero Barac persiguió los carros de hierro y el ejército hasta Haroset Goyim, y todo el ejército de Sísara fué derrotado a filo de espada, y ni un hombre quedó vivo.
17Pero Sísara huyó a pie hacia la tienda de Jael, la esposa de Heber el Quenita, pues había paz entre Jabín rey de Hazor, y la casa de Heber el Quenita. 18Jael salió al encuentro de Sísara y le dijo, "Ven, mi maestro; ven a mí y no tengas miedo." Así el fué hacia ella y entró a la tienda, y ella lo cubrió con una manta.
19El le dijo a ella, "Por favor dame un poco de agua para beber, por que estoy sediento." Ella abrió su bolso de cuero con leche y le dió de beber, y luego ella lo cubrió nuevamente. 20El le dijo a ella, "Párate ante la entrada de la tienda. Si alguien viene y te pregunta, '¿Hay alguien aquí?', dile que 'No'."
21Luego Jael (la esposa de Heber) tomó una estaca de la tienda y un martillo en su mano y fué secretamente a donde Sísara, pues el estaba muy dormido, y ella le martilló la estaca a un lado de la cabeza, lo atravesó, y así murió. 22Como Barac estaba persiguiendo a Sísara, Jael salió a su encuentro y le dijo, "Ven, te mostraré el hombre que estas buscando." Así que el fué con ella, y encontró a Sísara muerto, con la estaca en su cabeza.
23Así que ese día Dios derrotó a Jabín, rey de Canaán, delante del pueblo de Israel. 24Y el poder del pueblo de Israel se hizo más fuerte ante Jabín el rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.

5

1En aquel día Débora y Barac hijo de Abinoam, cantaron esta canción: 2"Cuando los líderes tomaron el mando de Israel, cuando la gente voluntariamente se ofreció para la guerra-- nosotros alabamos al SEÑOR!

3Oigan, reyes! Presten atención, líderes! Yo cantaré al SEÑOR; cantaré alabanzas al SEÑOR, el Dios de Israel. 4El SEÑOR, cuando saliste de Seir, cuando te marchaste de Edom, la tierra tembló, y los cielos también se estremecieron; aún las nubes destilaron agua.
5Las montañas temblaron delante del rostro del Señor; aún el Monte Sinaí tembló delante del rostro del Señor, el Dios de Israel. 6En los días de Samgar (hijo de Anat), en los días de Jael, los principales caminos fueron abandonados, y aquellos que los caminaron solo usaban caminos torcidos.
7Había pocos guerreros en Israel, hasta que Yo, Débora, tomé control-- una madre tomó control en Israel. 8Cuando ellos escogieron nuevos dioses, hubo guerra en las puertas de la ciudad y sin embargo no se veían escudos ni lanzas entre cuarenta mil en Israel.
9Mi corazón simpatiza con los comandantes de Israel, juntamente con los que voluntariamente se ofrecieron-- nosotros bendecimos al Señor por ellos! 10Piensa en esto-- tú que cabalgas en asnos blancos sentados en mantas para montar, y tú que caminas junto al camino.
11Escucha las voces de aquellos que cantan en los abrevaderos. Allí se cuentan nuevamente sobre las obras justas del Señor, y las acciones justas de sus guerreros en Israel. Entonces el pueblo del Señor descendió a las puertas de la ciudad.
12Despierta, despierta, Débora! Despierta, despierta, canta un cántico! Levántate, Barac, y captura tus prisioneros, tú hijo de Abinoam. 13Entonces los que no murieron marcharon hacia los nobles; el pueblo del Señor vino a mí con los guerreros.
14Vinieron de Efraín aquellos establecidos en Amalec; el pueblo de Benjamín te siguió. De Maquir descendieron sus comandantes y de Zabulón aquellos que cargaban el bastón de autoridad.
15Y mis príncipes de Isacar estaban con Débora; e Isacar estaba con Barac, yendo tras él hacia el valle bajo su mandato. Entre los grupos de familias de Rubén batallaban para decidir.
16Por qué te sientas en las fogatas, a escuchar los sonidos del rebaño? En cuanto a los grupos de familias de Rubén batallaban para decidir.
17¿Galaad se quedó al otro lado del Jordán; y Dan, por qué se quedó pensativo al lado de los barcos? Aser se mantuvo en la costa y vivió cerca de sus muelles. 18Zabulón fue una tribu que arriesgaba sus propias vidas incluso hasta la muerte, y Neftalí, tambien, en el campo de batalla.
19Los reyes llegaron, pelearon; los reyes de Canaan pelearon en Taanac junto a las aguas de Meguido. Pero no se llevaron nada de plata como botín. 20Desde el cielo las estrellas pelearon, desde sus caminos a través del cielo pelearon contra Sísara.
21El Río Cisón los barrió, ese viejo río, el Río Cisón. Marcha adelante mi alma, es fuerte! 22Entonces sonaron los cascos de los caballos-- galopando, el galope de sus valientes.
23¡Maldice a Meroz! dijo el ángel del SEÑOR. 'Ciertamente maldice a sus habitantes! -- porque ellos no acudieron a la ayuda del SEÑOR-- a la ayuda del SEÑOR en la batalla en contra de los guerreros fuertes.
24Jael es bendecida mas que todas las demás mujeres, Jael (la esposa de Heber el Quenita), ella es más bendecida que todas las mujeres que viven en tiendas. 25El hombre pidió agua y ella le dió leche; ella le trajo mantequilla en platos para príncipes.
26Ella puso su mano sobre la estaca de su tienda, y su mano derecha sobre el martillo del trabajador; con el martillo golpeó a Sísara, y destrozó su cabeza. Ella aplastó su cráneo en pedazos cuando lo atravesó por el lado de su cabeza. 27El se desmayó entre sus pies, el cayó acostado allí. Entre sus pies el cayó cojeando. El lugar donde desmayó es donde el murió violentamente.
28Fuera de una ventana ella miró-- la madre de Sísara miró a través del enrejado y clamó en tristeza, '¿Por qué su carro tarda tanto tiempo en venir? ¿Por qué los golpes de los cascos de los caballos que halan sus carros se han tardado?'
29Sus mas sabias princesas, respondieron y ella les dio la misma respuesta: 30'¿Ellos no han encontrado ni dividido el saqueo? -- ¿Una matriz, dos matrices para cada hombre; el botín de tela teñida para Sísara, el botín de tela teñida y bordada, dos piezas de tela teñida y bordada para los cuellos de aquellos que robaron?'
31Así que todos tus enemigos morirán, ¡SEÑOR! Pero tus amigos serán como el sol cuando se eleva en su poder." y la tierra tuvo paz por cuarenta años.

6

1La gente de Israel hizo lo malo delante del SEÑOR y los entregó en las manos de los madianitas por siete años. 2El poder de Madián lastimó fuertemente a Israel. Por causa de Madian los israelitas se hicieron escondites en las colinas, las cuevas y otros lugares de refugio.

3Sucedió que cada vez que los Israelitas sembraban sus cosechas, los madianitas y los amalecitas y la gente del oriente atacaban a los israelitas. 4Ellos ponían su ejército en la tierra y destruían la cosecha, todo el camino hasta Gaza. No dejaban comida en Israel, ni ovejas, tampoco ganado o burros.
5Siempre que ellos y su ganado y sus tiendas de campañas subían, ellos venían como una gran cantidad de langostas, y era imposible contar las personas o sus camellos. Ellos invadieron la tierra para destruírla. 6Madián debilitó a los israelitas tan severamente, que el pueblo de Israel clamó al SEÑOR.
7Cuando el pueblo de Israel clamó al SEÑOR por causa de Madián, 8el SEÑOR envió un profeta al pueblo de Israel. El profeta les dijo: "Esto es lo que el SEÑOR, el Dios de Israel dice: 'Te saqué de Egipto, te saqué de la casa de la esclavitud.
9Te rescaté de la mano de los Egipcios, y de la mano de todos los que te lastimaban fuertemente. Los eché de delante de ustedes y les entregué a ustedes sus tierras. 10Yo te dije: "Yo soy el SEÑOR tu Dios; yo te ordené que no adoraras los dioses de los amorreos, en cuya tierra tú estás viviendo." Pero no has obedecido mi voz.""
11Ahora el ángel del SEÑOR vino y se sentó debajo de un árbol grande en Ofra, que pertenecía a Joás (el de Abiezer), mientras Gedéon, hijo de Joás, estaba separando el trigo sacudiéndolo en el piso, en el lugar donde ellos pisaban las uvas para hacer vino, para esconderlo de los madianitas. 12El ángel del SEÑOR se le apareció a él y dijo a él: "¡EL SEÑOR está contigo, guerrero fuerte!"
13Gedeón le dijo a él, "Oh, mi Señor; si el SEÑOR esta con nosotros, ¿Entonces, por qué nos ha sucedido todo eso? ¿Dónde están todas sus maravillosas obras, las cuales nuestros padres nos contaron, cuando ellos dijeron, '¿No nos sacó el SEÑOR de Egipto?' Pero ahora el SEÑOR nos ha abandonado y entregado en manos de Madián."
14El SEÑOR lo miró a él y dijo: "Ve en la fuerza que ya tú tienes. Libera a Israel de la mano de Madian. ¿No te he mandado yo?" 15Gedeón le dijo a él, "Por favor, Señor, ¿cómo puedo yo liberar a Israel? Ves, mi familia es la más débil en Manasés, y yo soy el menos importante en la casa de mi padre."
16El SEÑOR le dijo a él, "Yo estaré contigo, y tú derrotarás el ejército madianita como a un solo hombre." 17Gedeón le dijo a él, "Si te agradas de mi, entonces dame una señal que eres tú el que me está hablando. 18Por favor, no te marches de aquí, hasta que yo venga a ti y traiga mi regalo y lo ofrezca a ti." El SEÑOR dijo, "Yo esperaré hasta que tú regreses."
19Gedeón fue y preparó un cabrito e hizo de un barril de veintidós litros de harina, e hizo pan sin levadura. Él puso la carne en una cesta, y puso el caldo en un caldero y los trajo a él debajo del árbol grande, y los presentó. 20El Ángel de Dios le dijo a él: "Toma la carne y el pan sin levadura y colócalos sobre esta roca, y derrama el caldo sobre ellos." Y Gedeón lo hizo así.
21Entonces El Ángel del SEÑOR extendió su mano para alcanzarla con la punta de la vara. Con ella Él tocó la carne y el pan sin levadura; un fuego subió de la roca y consumió la carne y el pan sin levadura. Entonces el Ángel del SEÑOR se marchó y Gedeón no pudo verlo más.
22Gedeón entendió que este era El Ángel del SEÑOR. Gedeón dijo, 23"¡Ah, Señor! ¡Pues he visto El Ángel del SEÑOR cara a cara!" El SEÑOR le dijo a él, "¡Paz a ti! No tengas miedo, tú no morirás." 24Así que Gedeón construyó un altar ahí para el SEÑOR. Él lo llamó, "El SEÑOR es Paz." Hasta este día todavía está en pie en Ofra del grupo de familias de Abiezer.
25Esa noche el SEÑOR dijo a él, "Toma el toro de tu padre, y un segundo toro que tiene siete años de edad, y derriba el altar de Baal que pertenece a tu padre, y corta el palo de adoración de la diosa Asera que está a su lado. 26Construye un altar al SEÑOR tu Dios sobre este lugar de refugio, y constrúyelo de la manera correcta. Ofrece el segundo toro como una ofrenda quemada, usando la madera de la Asera que cortaste."
27Así que Gedeón tomó diez de sus siervos e hizo como el SEÑOR le había dicho. Pero porque él estaba demasiado temeroso de la familia de la casa de su padre y los hombres del pueblo para hacerlo durante el día, él lo hizo en la noche.
28En la mañana cuado los hombres del pueblo se levantaron, el altar de Baal estaba derribado, y el palo de Asera que estaba a su lado estaba cortado, y el segundo toro había sido ofrecido sobre el altar que había sido construido. 29Los hombres de la ciudad se dijeron unos a otros, "¿Quién ha hecho esto?" Cuando ellos hablaron unos con otros y buscaron respuestas, ellos dijeron, "Gedeón hijo de Joás ha hecho esta cosa."
30Entonces los hombres del pueblo dijeron a Joás, "Saca a tu hijo para que muera, porque él derribó el altar de Baal, y porque él cortó el palo de Asera a su lado."
31Joás dijo a todos lo que se le oponían a él, "¿Alegarás tú el caso por Baal? ¿Lo salvarás tú? El que alegue el caso por él, que éste sea muerto mientras todavía es de mañana. Si Baal es dios, déjenlo a él defenderse él mismo cuando alguien derriba su altar." 32Por lo tanto en ese día ellos llamaron a Gedeón "Jerobaal," porque él dijo, "Deja que Baal se defienda él mismo contra él," porque Gedeón derribó el altar de Baal.
33Ahora todos los madianitas, los amalecitas, y la gente del este se juntaron. Cruzaron el Jordán y acamparon en el valle de Jezreel.
34Pero el Espíritu del SEÑOR vino sobre Gedeón. Gedeón sonó una trompeta, llamando al grupo de familias de Abiezer, para que ellos pudieran seguirlo. 35Él envió mensajeros a través de todo Manasés, y ellos también fueron llamados a seguirlo. Él también envió mensajeros a Aser, Zabulón, y Neftalí, y ellos subieron a encontrarse con él.
36Gedeón dijo a Dios, "Si tu intención es usarme para salvar a Israel, según tú has dicho- 37Mira, yo estoy poniendo una piel de lana de oveja en el suelo. Si hay sólo rocío sobre la lana, y todo el suelo está seco, entonces yo sabré que tú me usarás para salvar a Israel, según tú dijiste."
38Esto es lo que pasó--Gedeón se levantó temprano la siguiente mañana, él presionó la lana, y exprimió el rocío de la lana, suficiente para llenar con agua un recipiente.
39Entonces Gedeón dijo a Dios, "No te enojes conmigo, yo hablaré una vez más. Por favor permíteme una prueba más utilizando la lana. Esta vez haz a la lana seca, y permite que haya rocío sobre el suelo alrededor de ella." 40Dios hizo lo que él le pidió esa noche. La lana estaba seca, y había rocío sobre todo el suelo a su alrededor.

7

1Entonces Jerobaal ( que es, Gedeón) se levantó temprano, y todas las personas que estaban con él, y acamparon junto al manantial de Harod. El campamento de Madián estaba al norte en el valle cerca de la montaña de More.

2SEÑOR dijo a Gedeón: ''Hay demasiados soldados para yo darte la victoria sobre Madián, para que así Israel no presuma delante de mi, diciendo: 'Nuestro propio poder nos ha salvado'. 3Ahora por lo tanto, proclama en los oídos de la gente y di, 'Quien tenga miedo, quien tiemble, dejenlo regresar desde el Monte Galaad. Así que 22, 000 personas se regresaron y 10, 000 permanecieron.
4EL SEÑOR dijo a Gedeón, ''Aún siguen siendo muchos. Llévalos a beber agua, y yo haré que sean menor cantidad para ti. Si te digo a ti, 'Este irá contigo,' él irá contigo; pero si digo, 'Este no irá contigo,' él no irá.''
5Así que Gedeón los llevó al agua, y EL SEÑOR le dijo a él, ''Separa a todo el que lame el agua, como los perros lamen, de aquellos que se arrodillan a beber.'' 6Trescientos hombres lamieron. El resto de los hombres se arrodilló a beber agua.
7EL SEÑOR dijo a Gedeón, ''Con los trescientos hombres que lamieron, yo te rescataré y te daré la victoria sobre los Madianitas. Deja que los otros hombres vuelvan a su propio lugar.'' 8Así que aquellos quienes fueron elegidos, tomaron sus alimentos y sus trompetas. Gedeón envió a todos los hombres de Israel, cada hombre a su tienda de acampar, pero se quedó con los trescientos hombres. Ahora el campamento de Madián estaba más abajo de él, en el valle.
9Esa misma noche EL SEÑOR le dijo a él: ''Levántate! Ataca el campamento, pues Yo te daré la victoria sobre ellos. 10Pero si tienes miedo de descender, ve abajo al campamento con Fura tu sirviente, 11y escucha lo que ellos están diciendo, y tu valentía se fortalecerá para atacar el campamento.'' Así que Gedeón fue con Fura su sirviente, a los puestos de guardias del campamento.
12Los Madianitas, los Amalecitas, y todas las personas del este se habian ubicado a lo largo del valle, y eran tan grueso como una nube de saltamontes. Sus camellos eran más de lo que se podía contar; Ellos eran más en número que los granos de arena en la orilla del mar.
13Cuando Gedeón llegó allí, un hombre estaba contando un sueño a su acompañante. El hombre decía: ''Mira! tuve un sueño, y vi un pan de cebada que rodaba en el campamento de Madián. Llegó a la tienda de acampar y la golpeó tan fuerte que la volteó, y quedó aplastada. 14El otro hombre dijo: ''Esto no es otra cosa que la espada de Gedeón (el hijo de Joás), el Israelita. Dios le ha dado victoria sobre Madián y todo su ejército.''
15Cuando Gedeón escuchó sobre su sueño y su interpretación, él se postró en alabanza. El fue al campamento de Israel y dijo: ''Levántense! el SEÑOR les ha dado la victoria sobre el ejército Madianita.'' 16Él dividió los trecientos hombres en tres grupos, y les dio a todos trompetas y vasijas vacías, con antorchas dentro de cada vasija.
17Él les dijo a ellos: ''Mírenme a mi y hagan como yo hago. Observen! Cuando yo llegue por el borde del campo, ustedes deben hacer como yo hago. 18Cuando yo, y todos los que están conmigo, sonemos la trompeta, entonces ustedes suenen sus trompetas también en todo el campo y griten, 'Por el SEÑOR y por Gedeón!''
19Así que Gedeón y los cien hombres que estaban con él vinieron a la orilla del campamento, justo al principio de la media noche. Y justo cuando los Madianitas estaban cambiando de guardia, ellos sonaron sus trompetas y rompieron las vasijas que estaban en sus manos.
20Los tres grupos de hombres sonaron las trompetas y rompieron las vasijas. Ellos sostuvieron las antorchas en su mano derecha para soplarlas. Ellos gritaron, ''La espada del SEÑOR y de Gedeón.'' 21Cada hombre se mantuvo en su lugar alrededor del campo y todo el ejército Madianita corrió. Ellos gritaron y huyeron.
22Cuando ellos sonaron las trescientas trompetas, el SEÑOR colocó cada espada de los Madianitas en contra de sus compañeros y en contra de todo su ejército. El ejército huyó hasta Bet Sita en dirección a Zerera, hasta la frontera de Abel Mehola, cerca de Tabat. 23Los hombres de Israel desde Neftalí, Aser, y todo Manasés fueron llamados afuera, y fueron tras Madián.
24Gedeón envió mensajeros a través de todas las colinas del país de Efraín, diciendo: ''Desciendan en contra de Madián y tomen control del río Jordán, hasta Bet Bara, para detenerlos.'' Así todos los hombres de Efraín se reunieron y tomaron control de las aguas, hasta Bet Bara y el río Jordán. Ellos capturaron los dos principes de Madián, Oreb y Zeeb. 25Ellos mataron a Oreb en las rocas de Oreb, y a Zeeb en el lugar donde se pisan las uvas para hacer vino de Zeeb. Ellos fueron tras los Madianitas, y ellos trajeron las cabezas de Oreb, y Zeeb a Gedeón, quien estaba en el otro lado del Jordán.

8

1Los hombres de Efraín le dijeron a Gedeón, "Qué es esto que nos has hecho a nosotros? No nos llamaste cuando peleaste contra Madián?" Y lo discutieron con él violentamente.

2Él les dijo a ellos: "¿Qué he hecho yo comparado con ustedes? ¿No son las sobras de las uvas de Efraín mejores que la cosecha completa de uvas de Abiezer? 3¡Dios les ha dado a ustedes la victoria sobre los príncipes de Madián--Oreb y Zeeb! ¿Qué he logrado yo comparado con ustedes? El enojo de ellos se calmó cuando él dijo esto.
4Gedeón vino al Jordán y lo cruzó, él y los trescientos hombres que estaban con él. Ellos estaban cansados, pero continuaron la persecución. 5Él le dijo a los hombres de Sucot: "Por favor, dénle pan a las personas que me siguen, porque ellos están cansados y yo estoy persiguiendo a Zeba y Zalmuna, los reyes de Madián."
6Y los oficiales dijeron: "¿Ahora las manos de Zeba y Zalmuna están en tu mano? ¿Por qué deberíamos darle pan a tu ejército?" 7Gedeón dijo: "Cuando el SEÑOR nos de la victoria sobre Zeba y Zalmuna, yo rasgaré la piel de ustedes con arbustos espinosos y zarzas del desierto."
8Él subió desde allí hasta Peniel y le habló al pueblo que estaba allí de la misma manera, pero los hombres de Peniel contestaron como los hombres de Sucot habían contestado. 9Él también les habló a los hombres de Peniel y les dijo: "Cuando venga de nuevo en paz, yo derribaré ésta torre."
10Ahora, Zeba y Zalmuna estaban en Karkor con su ejército, como quince hombres, todos los que quedaron de todo el ejército del pueblo del Este, porque habían caído 120, 000 hombres quienes habían sido entrenados para pelear con espada.
11Gedeón subió por el camino que los habitantes de tiendas de campaña tomaron, pasó Noba y Jogbeha. Él derrotó al ejército enemigo, porque no estaban esperando un ataque. 12Zeba y Zalmuna huyeron, y mientras Gedeón los perseguía, él capturó a los dos reyes de Madián- Zeba y Zalmuna- y le causó mucho miedo a todo el ejército de ellos.
13Gedeón, hijo de Joás, regresó de la batalla yendo por el paso de Heres. 14Él se encontró con un joven del pueblo de Sucot y le pidió consejo. El joven le describió a él los líderes de Sucot y a sus ancianos, setenta y siete hombres.
15Gedeón vino a donde los hombres de Sucot y dijo: "Miren a Zeba y a Zalmuna, por los cuales ustedes se burlaron de mí y dijeron: '¿Ya has conquistado a Zeba y a Zalmuna? No sabemos si deberíamos darle pan a tu ejército.'" 16Gedeón tomó a los ancianos de la ciudad y castigó a los hombres de Sucot con los arbustos espinosos y zarzas del desierto. 17Y derribó la torre de Peniel y mató a los hombres de esa ciudad.
18Luego, Gedeón le dijo a Zeba y Zalmuna: "¿Qué clase de hombres ustedes mataron en Tabor?" Ellos contestaron: "Como eres tú, así eran ellos. Cada uno de ellos parecía un hijo de un rey. 19Gedeón dijo: "Ellos eran mis hermanos, los hijos de mi madre. Vive El SEÑOR, si ustedes hubieran salvado sus vidas, yo no los mataría a ustedes."
20Él le dijo a Jeter (su primogénito): "¡Levántate y mátalos!" Pero el joven no sacó su espada porque tenía miedo, porque aun era un muchacho joven. 21Entonces Zeba y Zalmuna dijeron: "¡Levántate tú mismo y mátanos!" Porque según sea el hombre, así es su fuerza." Gedeón se levantó y mató a Zeba y a Zalmuna. Y también tomó los adornos en forma de media luna que estaban en los cuellos de sus camellos"
22Luego, los hombres de Israel le dijeron a Gedeón: "Gobierna sobre nosotros- tú, tu hijo y tu nieto- porque tú nos has salvado de la mano de Madián. 23Gedeón les dijo: "Yo no gobernaré sobre ustedes, ni mi hijo gobernará sobre ustedes. El SEÑOR gobernará sobre ustedes.
24Gedeón les dijo: "Permítanme hacerles una petición: que cada uno de ustedes me de los aretes de su botín." (Los madianitas tenían aretes de oro porque ellos eran ismaelistas.) 25Ellos respondieron: "Estamos contentos de dártelos." Ellos extendieron una capa y cada hombre lanzó sobre ella los aretes de su botín.
26El peso de los aretes de oro que él pidió fue de 18. 7 kilogramos de oro. Este botín fue adicional a los adornos de media luna, los aretes, la ropa púrpura que vestían los reyes de Madián, y adicional a las cadenas que habían estado alrededor del cuello de sus camellos.
27Gedeón hizo una pieza de vestimenta con los aretes y lo puso en su ciudad, en Ofra, y todo Israel se prostituyó al adorarlo allí. Esto se convirtió en una trampa para Gedeón y para los de su casa. 28Así pues, Madián quedó bajo el dominio del pueblo de Israel y nunca volvieron a revelarse otra vez. Y la tierra tuvo paz por cuarenta años, en los días de Gedeón.
29Jerobaal (Gedeón), hijo de Joás, fue y habitó en su propia casa. 30Gedeón tuvo setenta hijos quienes eran sus descendientes, porque él tenía muchas esposas. 31Su concubina, quien estaba en Siquem, le dio un hijo y Gedeón le dio el nombre de Abimelec.
32Gedeón, hijo de Joás, murió a buena edad y fue enterrado en Ofra, en la tumba de su padre Joás, del grupo de familias de los Abiezeritas. 33Y sucedió, que tan pronto murió Gedeón, el pueblo de Israel nuevamente se volvió y ellos pecaron contra EL SEÑOR adorando a los baales. Ellos hicieron de Baal Berit su dios.
34El pueblo de Israel no recordó honrar al SEÑOR, su Dios, quien los había rescatado de la mano de sus enemigos en derredor. 35Ellos no guardaron sus promesas a la casa de Jerobaal (es decir, Gedeón), a cambio de todo el bien que él había hecho en Israel.

9

1Abimelec, hijo de Jerobaal fue a la casa de los parientes de su madre en Siquem y les dijo a ellos y a todos los del grupo de familias de su madre: 2"Por favor digan esto, para que todos los líderes de Sequem puedan oir: '¿Qué es mejor para ustedes: el tener a todos los setenta hijos de Jerbobaal gobernando sobre ustedes, o que solo uno gobierne sobre ustedes?' Acuerdense que yo soy de su misma familia.

3Los parientes de su madre hablaron por él a los líderes de Siquem, y estuvieron de acuerdo en seguir a Abimelec, pues dijeron: "Él es nuestro hermano." 4Le dieron casi un kilo de plata de la casa de Baal Berit, y Abimelec las usó para contratar hombres problemáticos y de caracter valiente, quienes le seguían.
5Abimelec fue a la casa de su padre en Ofra, y sobre una piedra él mató a sus diecisiete hermanos, los hijos de Jerobaal. Solo Jotam quedo con vida, el hijo menor de Jerobaal, porque él se escondió. 6Todos los líderes de Siquem y Bet Milo se juntaron y ellos se fueron e hicieron a Abimelec rey, junto al árbol grande cerca del pilar que está en Siquem.
7Cuando a Jotam le contaron acerca de esto, fue y se paró en la cima del Monte Gerizim. Él gritó y dijo: "Escúchenme, ustedes líderes de Siquem, para que Dios los escuche a ustedes. 8Los árboles fueron una vez a ungir a un rey sobre ellos. Y ellos le dijeron al árbol de olivo, 'Reina sobre nosotros.'
9Pero el árbol de olivo les dijo: '¿Debo yo dar de mi aceite, el cual es usado para honrar dioses y hombres, para que yo pueda regresar, solo para inclinarme sobre los otros árboles?' 10Los árboles le dijeron al árbol de higo: 'Ven y reina sobre nosotros.' 11Pero el árbol de higo le dijo: '¿Debo yo renunciar a mi dulzura y mi buen fruto, solo para que y yo pueda regresar he de inclinarme sobre los otros árboles?'
12Los árboles le dijeron al viñero: 'Ven y reina sobre nosotros.' 13El viñero le dijo: '¿Debo yo dejar de dar mi nuevo vino, el cual ánima dioses y hombres, y regresar e inclinarme sobre otros árboles?' 14Luego dijeron todos los árboles a la zarza: 'Ven y reina sobre nosotros.'
15La zarza le dijo a los árboles: 'Si ustedes realmente quieren ungirme como rey sobre ustedes, entonces vengan y encuentren seguridad debajo de mi sombra. Si no, entonces dejen que el fuego salga fuera de la zarza y déjenlo que queme los cedros del Líbano.' 16Ahora mientras tanto, si ustedes han actuado en verdad y honestidad, cuando ustedes hicieron a Abimelec rey, y si ustedes han hecho bien en cuanto a Jerobaal y su casa, y si ustedes lo han castigado a él como él merece-
17-- y pensar que mi padre peleó por ustedes, arriesgó su vida, y los rescató de la mano de Madián-- 18pero hoy ustedes se han levantado contra la casa de mi padre y han matado a sus hijos, setenta personas, sobre una piedra. Ademas ustedes han hecho a Abimelec, hijo de su sirviente femenina, rey sobre los líderes de Siquem, porque él es su pariente.
19Si ustedes han actuado con honestidad e integridad a Jerobaal, entonces regocígense en Abimelec, y déjenlo también regocijarse en ustedes. 20Pero si no, dejen que el fuego salga de Abimelec y queme a los hombres de Siquem y Bet Milo. Dejen que el fuego salga de los hombres de Siquem y Bet Milo, para quemar a Abimelec." 21Jotam huyó y corrió lejos, y se fue para Beer. Vivió allí, porque era muy lejos de Abimelec, su hermano.
22Abimelec reinó sobre Israel por tres años. 23Dios envió un espíritu malo entre Abimelec y los líderes de Siquem. Los líderes de Siquem traicionaron la confianza que ellos tenían con Abimelec. 24Dios hizo esto para que la maldad hecha a los diecisiete hermanos de Jerobaal pudiera ser vengada y Abimelec su hermano tuviera que ser responsable por la matanza de ellos, y los hombres de Siquem fueran detenidos responsables porque ellos lo ayudaron a matar a sus hermanos.
25Entonces los líderes de Siquem pusieron hombres para esperar en las colinas y emboscar, y robaron a todo al que pasara por ese camino. Esto fue reportado a Abimelec.
26Gaal hijo de Ebed, vino con sus parientes y ellos se fueron a Siquem. Los líderes de Siquem tenían confianza en él. 27Ellos se fueron al campo y recogieron y pisaron las uvas de los viñedos. Ellos tuvieron un festival en la casa de su dios, donde ellos comieron y bebieron, y ellos maldijeron a Abimelec.
28Gaal hijo de Ebed, dijo: "¿Quién es Abimelec, y quién es Siquem, que debemos servirle? ¿No es él el hijo de Jerobaal? ¿Y no es Zebul su ayudante? ¡Sirvan a los hombres de Hamor, el padre de Siquem! ¿Porqué debemos nosotros servir a Abimelec? 29¡Desearía que esta gente estuviera bajo mis órdenes! Así quitaría a Abimelec. Yo le diría a Abimelec: 'saca a todo tu ejército.'
30Cuando Zebul, el oficial de la ciudad, escuchó las palabras de Gaal hijo de Ebed su coraje fue muy grande. 31Él envió mensajeros a Abimelec a fin de engañarlo, diciendo: "Mira, Gaal hijo de Ebed y sus parientes vienen a Siquem, y ellos están alborotando a la ciudad en contra tuya.
32Ahora, levantate durante la noche, tú y los soldados contigo, y prepara una emboscada en los campos. 33Luego en la mañana, tan pronto salga el sol, levantate temprano y entra en la ciudad. Y cuando él y la gente que esta con él salgan en contra tuya, hazles todo lo que puedas."
34Entonces Abimelec se levantó durante la noche, él y todos sus hombres, prepararon una emboscada contra Siquem--dividiéndose en cuatro grupos. 35Gaal hijo de Ebed salió y se paró en la entrada de la puerta de la ciudad. Abimelec y los hombres que estaban con él salieron fuera de sus escondites.
36Cuando Gaal vió a los hombres, él dijo a Zebul:"¡Mira, los hombres vienen bajando de las colinas! Zebul le dijo: "Ustedes están viendo las sombras de las colinas como si fueran hombres." 37Gaal habló otra vez y dijo: "Miren, los hombres están bajando del medio de la tierra, y un grupo viene por el camino de los árboles grandes de los adivinos."
38Luego Zebul le dijo: "¿Donde están tus palabras orgullosas ahora?, tú quien dices, ¿Quién es Abimelec que nosotros debemos servirle a él?" ¿Estos no son los hombres que tú despreciaste? Sal ahora y pelea en contra de ellos." 39Gaal salió liderando los hombres de Siquem, y peleó en contra de Abimelec. 40Abimelec lo siguió, y Gaal huyó delante de él. Muchos cayeron con heridas mortales ante la entrada a la puerta de la ciudad.
41Abimelec se quedó en Aruma. Zebul forzó a Gaal y a sus parientes fuera de Siquem. 42Al día siguiente la gente de Siquem salió al campo y esto fue reportado a Abimelec. 43Él tomó a su gente, los dividió en tres grupos, y ellos prepararon una emboscada en los campos. Él miró y vió la gente saliendo de la ciudad. Y él los atacó y los mató.
44Abimelec y sus grupos que estaban con él atacaron y cerraron la entrada de la ciudad. Los otros dos grupos atacaron a todos los que estaban en el campo y los mataron. 45Abimelec peleó en contra de la ciudad todo el día. Él capturó la ciudad, y mató las personas que estaban en ella. Él derribó la paredes de la ciudad y hecho sal sobre ella.
46Cuando todos los líderes de la torre de Siquem escucharon esto, ellos entraron a la fortaleza de la casa de El Berit. 47Abimelec fue dicho que todos los líderes se habían reunido juntos en la torre de Siquem.
48Abimelec fue hacia arriba al monte de Salmón, él y todos los hombres que estaban con él. Abimelec tomó un hacha y cortó sus ramas. Las puso en su hombro y ordenó a los hombres que estaba con él: "Apúrensen y hagan lo mismo que me han visto hacer." 49Entonces cada uno cortó ramas y siguió a Abimelec. Ellos las amontonaron contra la pared de la torre, y les prendieron fuego, para que así todas las personas de la torre de Siquem también murieran, como mil hombres y mujeres.
50Luego Abimelec fue a Tebes, y él acampo contra Tebes y lo capturó. 51Pero ahí habia una torre fuerte en la ciudad, y todos los hombres y mujeres y todos los líderes de la ciudad huyeron hacia la torre y se encerraron adentro. Luego ellos subieron al techo de la torre.
52Abimelec vino a la torre y peleó contra ella, se acerco a la puerta de la torre para quemarla. 53Pero una mujer dejó caer una piedra de molino sobre la cabeza de Abimelec y le rompió su cráneo. 54Luego él llamó urgentemente a su hombre más joven quien era su cargador de armadura, y le dijo: "Saca tu espada y mátame, para que nadie diga de mí: 'Una mujer lo mató." Entonces el joven lo atravezo, y Abimelec murió.
55Cuando los hombres de Israel vieron que Abimelec estaba muerto, se fueron a su casa. 56Y así Dios vengó la maldad que Abimelec le hizo a su padre al haber matado a sus setenta hermanos. 57Dios hizo que toda la maldad de los hombres de Siquem se volteara sobre sus propias cabezas y sobre ellos vino la maldición de Jotam hijo de Jerobaal.

10

1Después de Abimelec, se levantó Tola hijo de Púa, hijo de Dodo, varón de Isacar que vivia en Samir en las montañas de Efrain, para salvar a Israel. 2Él juzgó a Israel por veintitres años. Murió y fue sepultado en Samir.

3Le sucedió Jair el Galaadita. Él juzgó a Israel por veitidos años. 4Él tuvo treinta hijos que montaban treinta burros y ellos tenían treinta ciudades en la tierra de Galaad, que se llaman Havot Jair hasta estos dias. 5Jair murió y fue sepultado en Camón.
6El pueblo de Israel añadieron a su maldad ante los ojos del SEÑOR, y adoraron los Baales, Astarot, los dioses de Aram, los dioses de Sidón, los dioses de Moab, los dioses del pueblo de Amón y los dioses de los Filisteos. Ellos abandonaron al SEÑOR y ya no lo adoraban. 7El SEÑOR se enojó fuertemente con Israel y los entregó en mano de los Filisteos y en mano de los Amonitas.
8Ellos entristecieron y lastimaron fuertemente al pueblo de Israel ese tiempo y por dieciocho años ellos oprimieron a todo el pueblo de Israel que estaba más allá del Jordán en tierra de los amorreos, que es Galaad. 9Y los amonitas cruzaron el Jordán para luchar contra Judá, contra Benjamín y contra la casa de Efraín, así que Israel sufrió mucho.
10Entonces el pueblo de Israel clamó al SEÑOR diciendo, "Hemos pecado contra tí, porque hemos abandonado a nuestro Dios y hemos adorado a los Baales". 11El SEÑOR le dijo al pueblo de Israel, "¿No los liberé de los Egipcios, de los Amorreos, de los Amonitas, de los Filisteos 12y de los Sidonios?" Los Amalecitas y los Maonitas los lastimaron fuertemente y ustedes clamaron a mí y yo los liberé de su poder.
13Y aún así ustedes me abandonaron y adoraron a otros dioses. Por tanto, no los seguiré liberando. 14Vayan y clamen a los dioses que ustedes adoraron. Dejen que ellos los rescaten cuando estén en problemas.
15El pueblo de Israel dijo al SEÑOR, "Hemos pecado. Haz con nosotros lo que creas justo. Solamente, pedimos, que nos rescates este dia. 16Ellos se volvieron de los dioses ajenos que tenían y adoraron al SEÑOR. Y Él se volvió impaciente ante la miseria de Israel.
17Luego, los Amonitas se reunieron y acamparon en Galaad. Los Israelitas se reunieron y acamparon en Mizpa. 18Los líderes del pueblo de Galaad se decian unos a otros, "¿Quién es el hombre que comenzará la batalla contra los Amonitas? Él se convertirá en el líder de aquellos que viven en Galaad.

11

1Ahora, Jefté el galaadita era un guerrero poderoso, pero era hijo de una prostituta. Su padre era Galaad. 2La esposa de Galaad dió a luz sus otros hijos. Cuando los hijos de la esposa crecieron, ellos forzaron a Jefté a irse de la casa y le dijeron, "Tu no vas a heredar nada de nuestra familia. Tu eres hijo de otra mujer." 3Así que Jefté se alejó de sus hermanos y se fué a vivir a la tierra de Tob. Este se juntó a hombres corruptos y se fueron con el.

4Algunos días más tarde, el pueblo amonita se levantó en guerra en contra de Israel. 5Cuando los amonitas vinieron en guerra en contra de Israel, los ancianos de Galaad fueron a buscar a Jefté para traerlo de vuelta de la tierra de Tob. 6Ellos dijeron a Jefté: "Ven y sé nuestro líder para que podamos pelear con la gente de Amón".
7Jefté le respondió a los líderes de Galaad, "Ustedes me odiaron y me forzaron a abandonar la casa de mi padre. Porqué vienen a mi ahora, cuando están en problemas? 8Los ancianos de Galaad le contestaron a Jefté, "Por eso es que nos volvimos a tí ahora, ven con nosotros y pelea en contra de los amonitas, y te convertirás en el líder sobre todos los que viven en Galaad.
9Jefté le dijo a los ancianos de Galaad, "Si ustedes me traen de vuelta a casa para pelear en contra de los amonitas, y si El SEÑOR nos dá la victoria sobre ellos, Yo seré su líder." 10Los ancianos respondieron a Jefté, "Que El SEÑOR sea nuestro testigo entre nosotros si no hacemos como te hemos dicho!" 11Así que Jefté volvió con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo hizo líder y comandante sobre ellos. Cuando fueron ante El SEÑOR en Mizpa, Jefté repitió todas las promesas hechas.
12Entonces Jefté envió mensajeros al rey de los amonitas, diciendo: "¿Cuál es el problema entre nosotros? ¿Porque han venido con fuerza a tomar nuestra tierra?" 13El rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté: "Porque cuando Israel vino de Egipto, ellos se apoderaron de nuestras tierras desde Arnón hasta Jaboc, hasta el Jordán. Ahora devuélvanos nuestras tierras en paz."
14Una vez más Jefté envió mensajeros al rey de los amonitas 15y él dijo: "Esto es lo que Jefté dice: Israel no tomó la tierra de Moab y la tierra de los amonitas, 16pero vinieron de Egipto, e Israel fue a través del desierto hasta el Mar Rojo y hacia Cades.
17Cuando Israel envió mensajeros al rey de Edom, diciendo: 'Por favor permítanos pasar a través de su tierra,' el rey de Edom no los escuchó. También enviaron mensajeros al rey de Moab, pero no quiso. Así que Israel se quedó en Cades. 18Entonces fueron a través del desierto y se alejaron de la tierra de Edom y la tierra de Moab, y fueron por el lado este de la tierra de Moab y acamparon en el otro lado de Arnón. Pero ellos no entraron en el terrirorio de Moab, porque el Arnón era la frontera de Moab.
19Israel envió mensajeros a Sehón, rey de los amonitas, quien gobernaba en Hesbón; Israel le dijo: 'Por favor, déjanos pasar por tu tierra a nuestro lugar.' 20Pero Sehón no confió en Israel para pasar por su territorio. Así que Sehón reunió a todo su ejército y lo movió a Jahaza, y allí, él peleó contra Israel.
21Y el SEÑOR, el Dios de Israel, puso a Sehón y a toda su gente en manos de Israel y ellos los vencieron. Así que Israel tomó toda la tierra de los amoritas que vivían en aquella región. 22Ellos tomaron todo lo que estaba dentro del territorio de los amonitas, desde el Arnón hasta el Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.
23Entonces el SEÑOR, el Dios de Israel, ha sacado fuera a los amonitas ante su pueblo Israel, y ¿Debes tú ahora tomar posesión de su tierra? 24¿No has tomado tu la tierra que Quemos, tu dios, te ha dado? Así que cualquier tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos ha dado, nosotros tomaremos. 25Ahora, ¿eres tú realmente mejor que Balac hijo de Zipor, rey de Moab? ¿Acaso él se atrevió a dar razón en contra de Israel? ¿Alguna vez se atrevió a hacer guerra contra ellos?
26Mientras Israel vivió por trescientos años en Hesbón y en sus aldeas, y en Aroer y sus aldeas, y en todas las ciudades que están cerca de los bancos de Arnón-- ¿Porqué entonces tú no los retomaste durante ese tiempo? 27Yo no te he hecho mal a ti, pero tú me estás haciendo mal atacándome. El SEÑOR, el juez, va a decidir hoy entre el pueblo de Israel y el pueblo de Amón. 28Pero el rey del pueblo de Amón rechazó el aviso que Jefté le envió.
29Entonces el Espíritu del SEÑOR vino sobre Jefté, y él pasó por Galaad y Manasés, y paso por Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad él pasó hacia el pueblo de Amón. 30Jefté hizo un juramento al SEÑOR y dijo: "Si tú me das la victoria sobre el pueblo de Amón, 31entonces lo que sea que salga de las puertas de mi casa a encontrarse conmigo cuando yo regrese en paz del pueblo de Amón pertenecerá al SEÑOR, y yo lo ofreceré como ofrenda quemada.''
32Así que Jefté pasó hacia el pueblo de Amón para pelear en contra de ellos, y el SEÑOR le dio victoria. 33Él los atacó y causó una gran matanza desde Aroer hasta tan lejos como Minit-- veinte ciudades-- y hasta Abel Keramim. Así que el pueblo de Amón fue puesto bajo el control del pueblo de Israel.
34Jefté vino a su casa en Mizpa, y allí su hija salió a encontrarse con él con panderos y danzas. Ella era su única hija, y aparte de ella él no tenía ni hijo ni hija. 35Tan pronto él la vio, rasgó su ropa y dijo: "¡Oh! ¡Mi hija! ¡Tú me has lastimado con una terrible tristeza, y tú te has convertido en una que me causa dolor! Pues yo he hecho un pacto al SEÑOR, y yo no puedo volver atrás en mi promesa."
36Ella le dijo: "Mi padre, tú has hecho un juramento al SEÑOR, haz de mí todo lo que tú prometiste, porque el SEÑOR ha tomado venganza para tí en contra de tus enemigos, los amonitas." 37Ella le dijo: "Deja que esta promesa se mantenga para mí. Déjame sola por dos meses, que yo pueda marcharme y bajar a las colinas y dolerme sobre mi virginidad, yo y mis compañeras."
38Él respondió: "Vete." La envió fuera por dos meses. Ella lo dejó, ella y sus compañeras, y lloraron por su virginidad en las colinas. 39Al final de dos meses, regresó a su padre, quien hizo con ella de acuerdo a la promesa del juramento que había hecho. Ahora ella nunca había dormido con un hombre, y se hizo costumbre en Israel 40que las hijas de Israel cada año, por cuatro días, para recordar la historia de la hija de Jefté el galaadita.

12

1Un llamado salió a los hombres de Efraín; ellos pasaron por Zafón y dijeron a Jefté, "¿Por qué tu pasaste para pelear en contra del pueblo de Amón y no nos avisaste para que fuéramos contigo? Quemaremos tu casa sobre ti." 2Jefté le dijo a ellos, "Yo y mi pueblo estabamos en un gran conflicto con el pueblo de Amón. Cuando te llamé, tu no me rescataste de ellos.

3Cuando ví que no me rescataste, puse mi vida en mi propia fuerza sobre el pueblo de Amón, y el SEÑOR me dió la victoria. ¿Por qué has venido a pelear contra mi hoy?" 4Jefté juntó todos los hombres de Galaad y peleó contra Efraín. Los hombres de Galaad atacaron a los hombres de Efraín porque ellos dijeron, "Ustedes Galaaditas son fugitivos en Efraín-- en Efraín y Manasés."
5Los Galaaditas capturaron las orillas del Jordán que conducen a Efraín. Cuando alguno de los sobrevivientes de Efraín decía, "Déjame pasar sobre el río," los de Galaad le preguntaban, "¿Eres tu un Efrateo?" si el decía, "No," 6entonces ellos le decían a él, "di: Shibolet." Y si él decía "Sibolet" (pues él no podía pronunciar la palabra correctamente) los Galaaditas lo atrapaban y lo mataban en las orillas del Jordan. Cuarenta y dos mil Efrateos fueron asesinados en ese tiempo.
7Jefté sirvió como juez sobre Israel por seis años. Luego Jefté el Galaadita murió y fue sepultado en una de las ciudades de Galaad.
8Luego de él, Ibzán de Belén sirvió como juez sobre Israel. 9Él tuvo treinta hijos. Él entregó treinta hijas en matrimonio, y él trajo de fuera, treinta hijas de otros hombres para sus hijos. El juzgó a Israel por siete años.
10Ibzán murió y fué sepultado en Belén. 11Despues de él, Elón el Zabulonita sirvió como juez sobre Israel. El juzgó a Israel por diez años. 12Elón el Zabulonita murió y fué sepultado en Ajalón en la tierra de Zabulón.
13Despues de él, Abdón hijo de Hilel el Piratonita sirvió como juez sobre Israel. 14Él tuvo cuarenta hijos y treinta nietos. Ellos montaron sobre setenta asnos, y él juzgó a Israel por ocho años. 15Abdón hijo de Hilel el Piratonita murió y fué sepultado en Piratón en la tierra de Efraín en el país montañoso de los Amalecitas.

13

1Los hijos de Israel nuevamente hicieron lo malo a la vista del SEÑOR, y Él los entregó en manos de los Filisteos por cuarenta años. 2Había un hombre de Zora, de la familia de los Danitas, cuyo nombre era Manoa. Su esposa no podía embarazarse y por eso no había dado a luz.

3El ángel del SEÑOR se le apareció a la mujer y le dijo a ella: "Ahora mira, no has podido quedar embarazada, y tú no has dado a luz, pero quedarás embarazada y darás a luz a un hijo. 4Ahora ten cuidado de no tomar vino o bebida fuerte, y no comas cualquier cosa contaminad. 5Mira, tú quedarás embarazada y darás a luz a un hijo. Ninguna navaja será usada sobre su cabeza, pues el niño será un Nazareo para Dios desde el vientre, y él comenzará a librar a Israel de la mano de los Filisteos."
6Entonces la mujer vino y le dijo a su esposo: "Un hombre de Dios vino a mí y su apariencia era como la de un ángel de Dios, muy terrible. No le pregunté de dónde vino, y Él no me dijo su nombre. 7Él me dijo: '¡Mira! Quedarás embarazada, y darás a luz un hijo. Así que no bebas vino o bebida fuerte, y no comas cualquier comida que la ley declara que es contaminada, porque el niño será un Nazareo para Dios desde el momento que esté en tu vientre hasta el día de su muerte."
8Entonces Manoa oró al SEÑOR y dijo: "Oh, Dios, por favor deja que el hombre de Dios que enviaste regrese a nosotros para que pueda enseñarnos lo que debemos hacer por este niño que pronto va a nacer." 9Dios contestó la oración de Manoa, y el ángel de Dios vino a la mujer otra vez cuando ella estaba sentada en el campo. Pero Manoa su esposo no estaba con ella.
10Entonces la mujer corrió rápido y le dijo a su esposo: "¡Mira! El hombre se me apareció- el que vino a mí el otro día!" 11Manoa se levantó y siguió a su esposa. Cuando vino al hombre, le dijo: "¿Eres tú el hombre que le habló a mi esposa?" El hombre le dijo: "Yo soy."
12Entonces Manoa dijo: " Que tus palabras se hagan realidad ahora. ¿Cuáles serán las reglas para el niño, y cuál será su trabajo?" 13El Ángel del SEÑOR dijo a Manoa: "Ella deberá hacer cuidadosamente todo lo que le he dicho. 14Ella no deberá comer nada que sea fruto de la vid, y no la dejes tomar vino o bebida fuerte; no la dejes comer comida que la ley declara contaminada. Ella debe obedecer todo lo que le he mandado hacer."
15Manoa le dijo al Ángel del SEÑOR: "Por favor quédate un rato, y danos tiempo de preparar un cabrito jóven para ti." 16El ángel del SEÑOR le dijo a Manoa: "Aunque me quede no comeré tu comida. Pero si tú preparas una ofrenda quemada, ofrécela al SEÑOR." (Manoa no sabía que él era el Ángel del SEÑOR.)
17Manoa le dijo al Ángel del SEÑOR: "¿Cuál es tu nombre, para que podamos honrarte cuando tus palabras se hagan realidad?" 18El Ángel del SEÑOR le dijo: "¿Por qué preguntas mi nombre? ¡Es maravilloso!"
19Entonces Manoa cogió un cabrito jóven junto con la ofrenda de grano y los ofreció sobre la roca al SEÑOR. Él hizo algo maravilloso mientras Manoa y su esposa miraban. 20Cuando la fuego subió desde el altar hacia el cielo, el Ángel del SEÑOR subió en el fuego del altar. Manoa y su esposa vieron esto y se postraron con su cara en la tierra.
21El Ángel del SEÑOR no volvió a aparecer otra vez a Manoa o a su esposa. Entonces Manoa supo que Él era el Ángel del SEÑOR. 22Manoa le dijo a su esposa: "¡Seguramente moriremos, porque hemos visto a Dios!"
23Pero su esposa le dijo: "Si el SEÑOR nos quisiera matar, Él no habría recibido la ofrenda quemada y la ofrenda de grano que le ofrecimos. Él no nos habría mostrado todas estas cosas, ni en este tiempo nos hubiera permitido escuchar tales cosas."
24Más adelante la mujer dio a luz a un hijo, y llamó su nombre Sansón. El niño creció y el SEÑOR lo bendijo. 25El Espíritu del SEÑOR comenzó a manifestarse en él en Majané Dan, entre Zora y Estaol.

14

1Sansón descendió a Timnat, y allí vió a una mujer, una de las hijas de los filisteos. 2Cuando regresó, le dijo a su padre y a su madre: "Yo ví una mujer en Timnat, una de las hijas de los filisteos. Busquenla para que sea mi esposa."

3Su padre y su madre le dijeron: "¿No hay una mujer entre las hijas de tus parientes, o entre todo nuestra gente? ¿Vas a tomar esposa de los filisteos incircuncisos?" Sansón le dijo a su padre: "Consígela para mí, porque cuando la miro, ella me agrada." 4Pero su padre y su madre no sabían que esto provenia del SEÑOR, porque Él deseaba crear conflicto con los filisteos (porque durante ese tiempo los filisteos gobernaban sobre Israel).
5Entonces Sansón descendió a Timnat con su padre y su madre, y llegaron a los viñedos de Timnat. Y he aquí, un cachorro de lenón vino hacia él ruguiéndole. 6Él Espíritu del SEÑOR de repente vino sobre él, y él despedazó al león tan fácilmente como si él hubiese despedazado un pequeño cabrito. Pero él no le dijo a su padre ni a su madre lo que había hecho.
7Él fue y habló con la mujer, y cuando él la miró a ella, ella le agradó a Sansón. 8Unos días después cuando regresó para casarse con ella, él se salió del camino para buscar el cadáver del león. Y, he aquí, había un panal de abejas y miel en lo que quedaba del cuerpo del león. 9Él raspó la miel con sus manos y siguió su camino, comiendo la miel mientras caminaba. Cuando llegó a donde su padre y su madre, él les dio un poco a ellos, y ellos comiéron. Pero no les dijo a ellos que él había sacado la miel de lo que quedó del cuerpo del león.
10El padre de Sansón fue a donde estaba la mujer, y Sansón dió un gran banquete allí, pues esta era la costumbre de los hombres jóvenes. 11Tan pronto como lo vieron los parientes de ella, ellos le trajeron treinta de sus amigos para estar con él.
12Sansón le dijo a ellos: "Dejenmé decirles una adivinanza. Si uno de ustedes lo descifra y me dice la contestación durante los siete días de la fiesta, yo repartiré treinta túnicas de lino y treinta conjuntos de ropa. 13Pero si ustedes no me pueden contestar, entonces ustedes me darán treinta túnicas de lino y treinta conjuntos de ropa." Ellos le dijeron: "Dinos tu adivinanza, para que podamos escucharla."
14Él les dijo: "Del que come salió algo de comer; del fuerte salió algo dulce." Pero sus invitados no pudieron encontrar la contestación en tres días.
15El día cuarto le dijeron a la esposa de Samsón: "Engaña a tu esposo para que él nos diga la contestación del acertijo, o te quemaremos a ti y a la casa de tu padre. ¿Acaso nos invitaste aquí para hacernos pobres?"
16La esposa de Sansón empezó a llorar en frente de él; ella dijo: "¡Tu solo me odias! Tú no me amas. Tú le dijeste una adivinanza a algunos de mi pueblo, pero no me has dicho lo que significa." Sansón le dijo a ella: "Mira, si no se la he dicho ni a mi padre ni a mi madre, ¿te lo voy a decir a ti?" 17Ella lloró durante los siete días que duró su fiesta. En el día séptimo él le dijo la contestación porque ella lo presionó mucho. Ella le dijo la contestación a los parientes de su pueblo.
18Y los hombres de la ciudad le dijeron en el día séptimo antes de ponerse el sol: "¿Qué es más dulce que la miel? ¿Qué es más fuerte que un león?" Sansón les dijo a ellos: "Si no hubrieran presionado a mi esposa, ustedes no hubieran contestado mi adivinanza."
19Entonces el Espíritu del SEÑOR de repente vino a Sansón con poder. Sansón bajó a Ascalón y mató a treinta hombres de entre ese pueblo. Él tomó el botín de ellos, y le dió los conjuntos de ropa a los que habían contestado su adivinanza. Él estaba furioso, y se fue a la casa de su padre. 20Y su esposa fue dada a su mejor amigo.

15

1Luego de varios días, durante el tiempo de la cosecha del trigo, Sansón tomó un cabrito y fue a visitar su esposa. Él se dijo a sí mismo, "Yo voy al cuarto de mi esposa." Pero su padre no le permitía entrar. 2El padre de ella dijo, "Yo realmente pensé que tú la odiabas, así que se la entregué a tu amigo. Su hermana menor es más bella que ella, ¿no lo es? Tómala a ella en su lugar."

3Sansón le dijo a ellos, "En este momento yo seré inocente en cuanto a los filisteos cuando los lastime." 4Sansón fue y capturó trescientos zorros y los amarró en pares, cola con cola. Después él cogió antorchas y las amarró en medio de cada par de colas.
5Cuando él tenía preparadas las antorchas con fuego, él dejó que los zorros fueran a los granos recogidos de los filisteos, y ellos prendieron fuego tanto a los granos recogidos como al que estaba en el campo, así como a los viñedos y los olivares. 6Los filisteos preguntaron, "¿Quién hizo esto?" A ellos les fue dicho, "Sansón, el yerno del timnateo, hizo esto porque el timnateo tomó la esposa de Sansón y se la dio a su amigo." Luego los filisteos fueron y la quemaron a ella y a su padre.
7Sansón le dijo a ellos, "Si es esto lo que ustedes hicieron, yo tomaré mi venganza en contra de ustedes, y después que esto sea hecho, yo me detendré." 8Luego él los cortó en pedazos, cadera y muslo, con gran violencia. Luego él bajó y vivió en una cueva en la colina de Etam.
9Luego los filisteos subieron y se prepararon para la batalla en Judá y prepararon su ejército en Lehi. 10Los hombres de Judá dijeron, "¿Por qué han subido a atacarnos?" Ellos dijeron, "Nosotros estamos atacando para poder capturar a Sansón, y hacerle a él lo que él nos ha hecho a nosotros."
11Luego tres mil hombres de Judá descendieron a la cueva en la colina de Etam, y ellos dijeron a Sansón, "¿Tú no sabes que los filisteos gobiernan sobre nosotros? ¿Qué es esto que nos has hecho a nosotros?" Sansón les dijo a ellos, "Ellos me lo hicieron a mi, y por eso yo se los he hecho a ellos."
12Ellos le dijeron a Sansón, "Nosotros hemos bajado a amarrarte y entregarte en manos de los filisteos." Sansón les dijo a ellos, "Prométanme a mí que no me matarán ustedes mismos." 13Ellos le dijeron a él, "No, nosotros sólo te amarraremos con cuerdas y te entregaremos en sus manos. Nosotros prometemos que no te mataremos." Luego ellos lo amarraron con dos sogas nuevas y lo subieron de la roca.
14Cuando él vino a Lehi, los filisteos vinieron gritando mientras le encontraron. Luego el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con poder. Las cuerdas en sus brazos se hicieron como tela quemada, y se cayeron de sus manos.
15Sansón encontró una quijada fresca de burro, y él la tomó y mató a mil hombres con ella. 16Sansón dijo, "Con una quijada de burro, montones sobre montones, con una quijada de burro yo maté a mil hombres."
17Cuando Sansón terminó de hablar, tiró la quijada y llamó el lugar Ramat Lehi. 18Sansón tenía mucha sed y llamó al SEÑOR y dijo, "Tú has dado esta gran victoria a tu siervo. ¿Pero ahora yo voy a morir de sed y caer en las manos de esos incircuncisos?"
19Y Dios abrió el lugar hueco que está en Lehi, y el agua salió de allí. Cuando él bebió, su fuerza volvió y se reanimó. Entonces él llamó el nombre de ese lugar En Hacore, y está en Lehi hasta este día. 20Sansón juzgó a Israel en los días de los filisteos por veinte años.

16

1Sansón fue a Gaza y vio a una prostituta allí, y él tuvo relaciones sexuales con ella. 2A los habitantes de Gaza se les dijo: "Sansón ha venido aquí". Ellos rodearon el lugar y, en secreto, lo esperaron toda la noche en la puerta de la ciudad. Se mantuvieron en silencio toda la noche. Habían dicho: "Esperemos hasta la luz del día, y luego vamos a matarlo".

3Sansón permaneció acostado en la cama hasta la medianoche. A la medianoche él se levantó y él tomó la puerta de la ciudad y sus dos postes. Él los arrancó de la tierra, barra y todo, los puso sobre sus hombros, y los cargó hasta el tope de la colina, en frente de Hebrón.
4Después de esto, Sansón vino a amar a una mujer que vivía en el valle de Sorec. Su nombre era Dalila. 5Los gobernantes de los filisteos fueron hasta donde ella estaba, y le dijeron: "Engaña a Sansón para ver de dónde proviene su gran fuerza, y de qué manera podremos dominarlo a él, para que podamos atarlo a fin de que lo humillemos. Haz esto, y cada uno de nosotros te daremos 1, 100 piezas de plata."
6Y Dalila le dijo a Sansón: "Por favor dime, ¿cómo es que tú eres tan fuerte, y cómo alguien podría atarte para que puedas ser controlado?" 7Sansón le dijo a ella: "Si ellos me atan con siete cuerdas de arcos frescas que no se hayan secado, entonces me debilitaré y seré como cualquier otro hombre."
8Entonces, los gobernantes de los filisteos le trajeron a Dalila siete cuerdas de arco frescas que no se habían secado, y ella ató a Sansón con ellas. 9Ahora, ella tenía hombres escondidos en secreto, quedándose en su habitación interior. Ella le dijo a él: "¡Los filisteos están sobre ti, Sansón!" Pero el rompió las cuerdas de arco como hilo de tejer cuando toca el fuego. Y ellos no supieron el secreto de su fuerza.
10Luego, Dalila le dijo a Sansón: "Así es como me has engañado y me has dicho mentiras. Por favor, dime cómo puedes ser dominado". 11Él le dijo a ella: "Si ellos me atan con cuerdas nuevas las cuales nunca se hayan usado para trabajar, yo me volveré débil y como cualquier otro hombre." 12Así que Dalila agarró cuerdas nuevas y lo ató con ellas, y le dijo: "¡Los filisteos están sobre ti, Sansón!" Los hombres acostados en espera, estaban en la habitación interior. Pero Sansón rompió las cuerdas de sus brazos como si fuesen un pedazo de hilo.
13Dalila le dijo a Sansón: "Hasta ahora tú me has engañado y me has dicho mentiras. Dime cómo puedes ser dominado." Sansón le dijo a ella: "Si tú tejes siete mechones de mi cabello a una tela en un telar, y luego lo clavas al telar, yo seré como cualquier otro hombre." 14Mientras él dormía, Dalila tejió siete mechones de su cabello a una tela en un telar y lo clavó al telar, y ella le dijo: "¡Los filisteos están sobre ti, Sansón!" Él se despertó de su sueño y arrancó la tela y la clavija del telar.
15Ella le dijo a él: "¿Cómo puedes decir, 'Te amo', cuando no compartes tus secretos conmigo? Tú te has burlado de mí estas tres veces y no me has dicho que te hace tan fuerte." 16Cada día ella lo presionaba duramente con sus palabras, y lo presionaba tanto que él deseaba morir.
17Así que Sansón le contó todo y le dijo a ella: "Yo nunca he tenido una navaja que corte el cabello de mi cabeza, porque yo he sido un nazareno, dedicado a Dios desde el vientre de mi madre. Si mi cabeza es afeitada, entonces mis fuerzas me abandonarán, y me debilitaré y seré como cualquier otro hombre."
18Cuando Dalila vio que él le había dicho la verdad sobre todo, ella envió y llamó a los gobernantes de los filisteos, diciendo: "Suban nuevamente, porque él me ha dicho todo." Entonces, los gobernantes de los filisteos subieron hasta donde ella, trayendo la plata en sus manos. 19Ella lo tenía dormido en su falda. Ella mandó a llamar a un hombre para que le afeitara los siete mechones de su cabeza, y ella comenzó a dominarlo, porque sus fuerzas lo habían abandonado.
20Ella dijo: "¡Los filisteos están sobre ti, Sansón!" Él se despertó de su sueño y dijo: "Yo saldré como las otras veces y me liberaré sacudiéndome." Pero él no sabía que el SEÑOR lo había dejado. 21Los filisteos lo capturaron y le sacaron los ojos. Lo bajaron hasta Gaza y lo ataron con grilletes de bronce. Él giraba la piedra de molino en la prisión. 22Pero el cabello en su cabeza comenzó a crecer nuevamente después que había sido afeitado.
23Los gobernantes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón su dios, y para regocijarse. Ellos dijeron: "Nuestro dios ha conquistado a Sansón, nuestro enemigo, y lo ha puesto en nuestras manos." 24Cuando las personas lo vieron, ellos alabaron a su dios, porque dijeron: "Nuestro dios ha conquistado a nuestro enemigo y nos lo entregó-- el destructor de nuestro país, quien mató a muchos de nosotros."
25Cuando ellos estaban celebrando, ellos dijeron: "Llamen a Sansón, para que él nos pueda hacer reír." Ellos llamaron a Sansón fuera de la prisión y se burlaron de el. Ellos lo hicieron pararse en medio de los pilares. 26Sansón le dijo al niño quien le sostenía la mano: "Permíteme tocar los pilares sobre las cuales descansa el edificio, para poder recostarme sobre ellas."
27Ahora, la casa estaba llena de hombres y mujeres. Todos los gobernantes de los filisteos estaban allí. Habían en el techo cerca de tres mil hombres y mujeres, quienes estaban mirando mientras Sansón estaba entreteniéndolos.
28Sansón llamó al SEÑOR y dijo: "¡SEÑOR Dios, acuérdate de mí! Por favor, dame fuerzas sólo en esta ocasión, Dios, para que yo pueda vengarme de un sólo golpe de los filisteos por sacarme mis dos ojos." 29Sansón se agarró de los dos pilares del medio sobre los cuales el edificio descansaba, y él se inclinó sobre ellas, un pilar con la mano derecha, y el otro con su izquierda.
30Sansón dijo: "¡Déjame morir con los filisteos!" Él se estiró con su fuerza y el edificio cayó sobre los gobernantes y sobre toda las personas que estaban dentro del mismo. Así que los muertos que el mató cuando el murió fueron más que aquellos que él mató durante su vida. 31Luego, sus hermanos y toda la casa de su padre bajaron. Lo tomaron, lo llevaron de regreso y lo enterraron entre Zora y Estaol, en el lugar de entierro de Manoa, su padre. Sansón había gobernado a Israel por veinte años.

17

1Había un hombre en la zona montañosa de Efraín, y su nombre era Micaía. 2Él le dijo a su madre: "Las 1, 100 piezas de plata que te fueron robadas, sobre las cuales declaraste una maldición, y la cual yo escuché-- ¡He aquí! Yo tengo la plata. Yo la robé." Su madre dijo: "¡Qué el SEÑOR te bendiga, mi hijo!"

3Él devolvió las 1, 100 monedas de plata a su madre y su madre dijo: "Yo separé esta plata al SEÑOR, para que mi hijo haga figuras talladas y moldes de metal. Así que ahora, te la devuelvo a ti." 4Cuando él le devolvió el dinero a su madre, su madre tomó doscientas monedas de plata y se las dio a un trabajador de metal quien las hizo figuras talladas y moldes de metal, y ellas fueron colocadas en la casa de Micaía.
5Este hombre Micaía tenía una casa de ídolos y él hizo un efod y dioses caseros, y él contrató a uno de sus hijos para que se volviera su sacerdote. 6En aquellos días no había rey en Israel, y todos hacían lo que estaba bien en sus propios ojos.
7Ahora, había un hombre joven de Belén en Judá, de la familia de Judá, quien era un Levita. Él se quedó allí para cumplir sus deberes. 8El hombre se fue de Belén en Judá para ir y encontrar un lugar donde vivir. Mientras viajaba, él llegó a la casa de Micaía en la zona montañosa de Efraín. 9Micaía le dijo a él: "¿De dónde vienes tu?" El hombre le dijo a él: "Yo soy un Levita de Belén en Judá, y estoy viajando para encontrar un lugar en donde pueda vivir."
10Micaía le dijo a él: "Quédate conmigo, y sé para mí un padre y un sacerdote. Yo te daré diez piezas de plata al año, un conjunto de ropas, y comida." Así que el Levita entró a su casa. 11El Levita estaba contento de vivir con el hombre, y el hombre joven se volvió para Micaía como uno de sus hijos.
12Micaía separó al Levita para deberes sagrados, y el hombre joven se volvió su sacerdote, y estaba en la casa de Micaía. 13Entonces, Micaía dijo: "Ahora sé que el SEÑOR me hará bien a mí, porque este Levita se ha vuelto mi sacerdote."

18

1En esos días no había rey en Israel. La tribu de los descendientes de Dan estaba buscando un territorio donde vivir, pues hasta ese día no había recibido ninguna herencia de entre las tribus de Israel. 2El pueblo de Dan envió cinco hombres de entre todos los de la tribu, hombres que eran guerreros con mucho conocimiento de Zora y de Estaol, para hacer un reconocimiento de la tierra a pie y observarla. Ellos le dijeron, "Vayan y miren la tierra". Ellos llegaron a la zona montañosa de Efraín, a la casa de Micaías, y pasaron la noche allí.

3Cuando ellos estaban cerca de la casa de Micaías, ellos reconocieron el hablar de un joven levita. Así que ellos se pararon y le preguntaron, "¿Quién te trajo aquí? ¿Qué estás haciendo en este lugar? ¿Por qué estás aquí? 4Él le dijo a ellos, " Esto es lo que Micaías ha hecho por mi: Él me ha contratado para ser su sacerdote."
5Ellos le dijeron, " Por favor busca el consejo de Dios, para que nosotros sepamos si el viaje que vamos a hacer será exitoso." 6El sacerdote le dijo a ellos, "Vayan en paz. EL SEÑOR les dirigirá en el camino que deben ir."
7Entonces los cinco hombres se fueron y llegaron a Lais, y vieron que la gente que estaba allí vivían sin molestias- de la misma forma los Sidonios vivían sin molestias y seguros. No había nadie que los conquistara en la tierra, o que les molestara de alguna forma. Ellos vivian lejos de los Sidonios, y no tenían tratos con nadie. 8Ellos regresaron a su tribu en Zora y Estaol. Sus parientes les preguntaron, ¿Cúal es su reporte?
9Ellos dijeron, "¡Vengan! ¡Vamos a atacarlos!" Hemos visto la tierra y es muy buena. ¿No están haciendo nada? No sean lentos en atacar y conquistar la tierra. 10¡Cuando vayan, ustedes irán a personas que piensan que están seguros, y la tierra es amplia! Dios se la ha dado a ustedes - un lugar al que no le falta nada en la tierra."
11Seiscientos hombres de la tribu de Dan, armados con armas de guerra, partieron de Zora y Estaol. 12Ellos subieron y acamparon en Quiriat Yearín, en Judá. Esta es la razón por la cual la gente le llamó a ese lugar Majané Dan hasta este día; este está al oeste de Quiriat Yearín.
13Se fueron desde allí para la región montañosa de Efraín y llegaron a la casa de Micaías. 14Entonces los cinco hombres que se habían ido a explorar la tierra de Lais le dijeron a sus parientes, "¿Ustedes saben que en estas casas hay un efod, dioses domésticos, una imagen tallada, y una figura fundida de metal? Decidan ahora lo que harán."
15Así que se acercaron allí y vinieron a la casa del joven levita, en la casa de Micaías, y lo saludaron. 16Ahora los seiscientos Danitas, armados con armas de guerra, se pararon en la entrada del portón.
17Los cinco hombres que se habían ido a explorar la tierra fueron allí y tomaron la figura tallada, el efod, los dioses domésticos, y la figura fundida de metal, mientras el sacerdote se paraba al lado de la entrada del portón con los seiscientos hombres armados con armas de guerra.18Cuando éstos entraron a la casa de Micaías y tomaron la figura tallada, el efod, los dioses domésticos, y la figura fundida de metal, el sacerdote les dijo a ellos, " ¿Qué están haciendo ustedes?"
19Ellos le dijeron a él "¡Silencio! Pon tu mano en tu boca y ven con nosotros, y sé para nosotros un padre y un sacerdote. ¿Es mejor para ti que seas sacerdote para la casa de un hombre, o que seas sacerdote para una tribu y clan de Israel?" 20El corazón del sacerdote se alegró. El tomó el efod, los dioses domésticos, y la figura tallada y se fue juntamente con ellos.
21Así que se voltearon y se fueron. Ellos pusieron a los niños pequeños al frente de ellos, así como al ganado y sus posesiones. 22Cuando ellos estaban a una buena distancia de la casa de Micaías, los hombres que estaban en las casas cercanas a la casa de Micaías fueron llamados a reunirse, y alcanzaron a los danitas. 23Ellos le gritaron a los danitas, y ellos se voltearon y le dijeron a Micaías, "¿Por qué se les llamó a ustedes a reunirse?"
24El dijo, "Tú robastes los dioses que yo hice, haz tomado a mi sacerdote, y te vas a ir. ¿Qué más me queda? Cómo me preguntas a mi, ' ¿Qué te molesta?'" 25El pueblo de Dan le dijo, "Tú no debes hablarnos así a nosotros, o algún hombre muy enojado te atacará, y tú y tu familia serán asesinados."26Entonces los hombres de Dan se fueron por su camino. Cuando Micaías vió que ellos eran demasiado fuertes para él, se volvió y se fue de regreso a su casa.
27La gente de Dan tomó lo que Micaías hizo, y también a su sacerdote, y vinieron a Lais, ante gente que estaban tranquilos y seguros y, ellos los mataron a espada y quemaron la ciudad. 28No había quien los rescatara porque estaban a un largo camino de Sidón, y no tenían trato con ninguno. Esto fue en el valle que está cerca de Bet Rejob. Los Danitas reconstruyeron la ciudad y vivieron allí. 29Ellos nombraron a la ciudad Dan, el nombre de Dan su ancestro, quien fue uno de los hijos de Israel. Pero el nombre de la ciudad solía ser Lais.
30El pueblo de Dan levantó la imagen tallada para ellos mismos. Y Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron sacerdotes para la tribu de los danitas hasta el día del cautiverio de la tierra. 31Así que adoraron la figura tallada que Micaías hizo mientras que la casa de Dios estuvo en Siló.

19

1En esos días, cuando no había rey en Israel, había un hombre, un Levita, viviendo por un tiempo en una zona remota en la región montañosa de Efraín. El tomó como segunda mujer, a una mujer de Belén en Judá. 2Pero su segunda mujer le fue infiel; ella lo dejó y regresó a la casa de su padre en Belén de Judá. Ella se quedó allí por cuatro meses.

3Luego su esposo se levantó y fue tras de ella para tratar de convencerla a ella de que regresara. Su sirviente estaba con él, y un par de asnos. Ella lo hizo entrar a la casa de su padre. Cuando el padre de la mujer lo vio, él se alegró. 4Su suegro, el padre de la mujer, lo convenció a él para que se quedara por tres días. Ellos comieron y bebieron, y pasaron la noche allí.
5En el cuarto día ellos se levantaron temprano y él se preparó para marcharse, pero el padre de la mujer le dijo a su yerno, "Cobra fuerzas con un poco de pan, luego te puedes ir." 6Así que ellos dos se sentaron a comer y a beber juntos. Luego el padre de la mujer dijo, "Por favor disponte a quedarte la noche y pasar un buen tiempo."
7Cuando el Levita se levantó para marcharse, el padre de la joven mujer le insistió a quedarse, así que él cambió su plan y pasó la noche allí nuevamente. 8En el quinto día él se levantó temprano para marcharse, pero el padre de la mujer dijo, "Cobra fuerzas, y espera hasta la tarde." Así que los dos comieron.
9Cuando el Levita, su segunda mujer y su sirviente se levantaron para partir, su suegro, el padre de la mujer le dijo, "Ves, ahora el día avanza hacia el atardecer. Por favor quédate una noche más, y pasa un buen tiempo. Tú puedes levantarte temprano mañana y volver a tu casa."
10Pero el Levita no estaba dispuesto a quedarse la noche. Él se levantó y se marchó. Él fue hacia Jebús (eso es Jerusalén). Él tenía un par de asnos ensillados-- y su segunda mujer estaba con él. 11Cuando ellos estaban cerca de Jebús, el día estaba a punto de terminar, y el sirviente le dijo a su amo, "Ven, desviémonos hacia la ciudad de los jebuseos para pasar la noche en ella."
12Su amo le dijo, "No nos desviaremos hacia una ciudad de extranjeros que no pertenecen al pueblo de Israel. Seguiremos hasta Guibeá." 13El Levita le dijo a su joven hombre, "Ven, vamos a uno de esos otros lugares, y pasemos la noche en Guibeá o en Ramá."
14Y ellos continuaron, y el sol se puso a medida que se acercaban a Gabaa, en el territorio de Benjamín 15Se desviaron allí para pasar la noche en Gabaa. Fueron y se sentaron en la plaza de la ciudad, pero nadie los llevó a su casa a pasar la noche.
16Pero luego un viejo hombre estaba regresando de su trabajo en el campo esa tarde. El era de la colina montañosa de Efraín, y él se estaba quedando por un tiempo en Guibeá. Pero los hombres que vivían en ese lugar eran benjamitas. 17Él levantó sus ojos y vio al viajero en la plaza de la ciudad. El viejo hombre dijo, "¿Para dónde van? ¿De dónde vienen?
18El Levita le dijo, "Estamos en camino desde Belén en Judá hacia la más remota parte de la colina montañosa de Efraín, que es de donde yo vengo. Fui a Belén en Judá, y voy a la casa del SEÑOR, pero no hay nadie que me ha invitado a su casa. 19Nosotros tenemos paja y alimento para nuestros asnos, y hay pan y vino para mí y para tu sirvienta aquí, y para este joven con sus sirvientes. No necesitamos nada."
20El viejo hombre los saludó, "¡Paz sea con ustedes! Yo cuidaré de todas sus necesidades. Sólo no pasen la noche en la plaza de la ciudad." 21Así que el hombre llevó al Levita a su casa y alimentó los asnos. Ellos lavaron sus pies, comieron y bebieron.
22Mientras hacían sus corazones felices, algunos hombres de la ciudad, hombres sin valor, rodearon la casa, golpeando la puerta. Ellos hablaron al viejo hombre, el dueño de la casa, diciendo, "Trae afuera al hombre que entró a tu casa, para que nosotros podamos tener sexo con él." 23El hombre, el dueño de la casa, salió afuera hacia ellos y les dijo a ellos, "No, mis hermanos, por favor, ¡no hagan esta cosa malvada! Ya que este hombre es un huésped en mi casa, ¡no hagan esta cosa perversa!
24Miren, mi hija virgen y la segunda mujer de él están aquí. Déjenme sacarlas ahora. Viólenlas y hagan con ellas lo que ustedes quieran. ¡Pero no le hagan esta cosa malvada a este hombre!" 25Pero los hombres no le escucharon, así que el hombre se apoderó de su segunda mujer y la sacó afuera a ellos. Ellos se apoderaron de ella, la violaron y abusaron de ella durante la noche, al amanecer ellos la dejaron ir. 26Al amanecer la mujer vino y cayó en la puerta de la casa del hombre donde estaba su amo, y ella se quedó allí hasta que fué de día.
27Su dueño se levantó en la mañana y abrió las puertas de la casa y salió a tomar su rumbo. El pudo ver a su segunda mujer acostada allí en la puerta, con sus manos en la entrada. 28El Levita le dijo, "Levántate. Vámonos." Pero no hubo respuesta. El la puso en el asno, y el hombre se preparó para ir a su casa.
29Cuando el Levita llegó a su casa, él tomó un cuchillo, y la tomó y la cortó a ella, miembro a miembro, en doce pedazos, y envió las piezas a todas partes en todo Israel. 30Todos los que vieron esto dijeron: "Tal cosa nunca se hizo ni se vio desde el día en que el pueblo de Israel salió de la tierra de Egipto hasta el presente. ¡Piénselo! ¡Díganos qué hacer! "

20

1Luego todo el pueblo de Israel salió como un sólo hombre, desde Dan hasta Beerseba, incluyendo la tierra de Galaad también, y ellos se reunieron juntos ante el SEÑOR en Mizpa. 2Los líderes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, tomaron su lugar en la reunión del pueblo de Dios--400, 000 hombres a pie, quienes estaban listos para pelear con espada.

3Ahora la gente de Benjamín escuchó que el pueblo de Israel se levantó en Mizpa. El pueblo de Israel dijo: "Dinos como sucedió esta cosa maligna." 4El Levita, esposo de la mujer que había sido asesinada, contestó: "Yo vine a Guibeá en el territorio que pertenece a Benjamín, Yo y mi segunda mujer, a pasar la noche."
5Durante la noche, los líderes de Guibeá me atacaron, rodearon mi casa e intentaron matarme. Ellos raptaron y violaron a mi segunda mujer y murió. 6Yo tomé mi a mi segunda mujer y partí su cuerpo en pedazos, y los envié a ellos dentro de cada región de la heredad de Israel, porque ellos han cometido tal ofensa y cruel acto en Israel. 7Ahora, todos ustedes Israelitas, den su pensar y consejo aquí."
8Toda el pueblo se levantó como un solo hombre, y ellos dijeron: "¡Ninguno de nosotros irá a su tienda de acampar, y ninguno de nosotros regresará a su casa! 9Pero ahora esto es lo que haremos a Guibeá: nosotros vamos a atacarlos como la suerte nos dirija.
10Nosotros vamos a escoger diez de cien hombres de entre todas las tribus de Israel, y cien de mil, y mil de diez mil, para que traigan provisiones para el pueblo, para que así cuando ellos vengan a Guibeá en Benjamín, castiguen a estas personas por la maldad que hicieron en Israel." 11Entonces todos los guerreros de Israel se reunieron en contra de la ciudad, como un solo hombre.
12Las tribus de Israel enviaron hombres hacia toda la tribu de Benjamín, diciendo: "¿Qué es la maldad que fue hecha en contra tuya? 13Por lo tanto, danos a esos hombres malignos de Guibeá, para que podamos matarlos, y así será completamente removida esta maldad de Israel." Pero los Benjamitas no escucharon la voz de sus hermanos, el pueblo de Israel. 14Luego el pueblo de Benjamín salió junto desde sus ciudades a Guibeá para prepararse a pelear en contra del pueblo de Israel.
15El pueblo de Benjamín juntó en aquél día veintiseis mil soldados de sus ciudades quienes fueron entrenados para pelear con la espada. Además, habían setecientos de los hombres escogidos que habitaban de Guibeá. 16Entre todos estos soldados habían setecientos hombres escogidos que eran zurdos. Cada uno de ellos podía lanzar una piedra a un cabello y no fallar.
17El pueblo de Israel, sin contar el número de los de Benjamín, sumaban 400, 000 hombres, que fueron entrenados para pelear con espada. Todos estos eran hombres de guerra. 18El pueblo de Israel se levantó, subió a Betel, y preguntó por consejo de Dios. Ellos preguntaron: "¿Quién de nosotros atacará primero al pueblo de Benjamín?" El SEÑOR dijo: "Judá va a atacar primero."
19El pueblo de Israel se levantó en la mañana y movieron su campamento cerca de Guibeá. 20El pueblo de Israel fue a pelear en contra de Benjamín. Ellos se prepararon en las posiciones de batalla en contra de ellos en Guibeá. 21El pueblo de Benjamín salió de Guibeá, y mataron a veintidosmil hombres del ejército de Israel en aquel día.
22Pero el pueblo de Israel se fortalecieron unos a otros, y formaron la línea de batalla en el mismo lugar que ellos habían tomado posiciones en el primer día. 23Y el pueblo de Israel se levantó y lloró ante SEÑOR hasta el atardecer. Ellos buscaron la dirección del SEÑOR: "¿Debemos ir de nuevo y pelear contra nuestros hermanos, el pueblo de Benjamín?" Y el SEÑOR dijo: "¡Atáquenlos!"
24Entonces el pueblo de Israel fue en contra de los guerreros de Benjamín el segundo día. 25En el segundo día, Benjamín vino en contra de ellos desde Guibeá y mataron dieciocho mil hombres del pueblo de Israel. Todos eran hombres que habían sido entrenados para pelear con espada.
26Luego todos los guerreros de Israel y todas las personas subieron a Betel y lloraron, y allí se sentaron ante el SEÑOR y ellos ayunaron ese día hasta el atardecer y ofrecieron ofrendas de fuego y ofrendas de paz ante el SEÑOR.
27El pueblo de Israel preguntó al SEÑOR--porque el arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos días, 28y Finees, hijo de Eleazar hijo de Aarón, estaba sirviendo ante el arca en aquellos días--"¿Debemos ir afuera a la batalla una vez más en contra del pueblo de Benjamín, nuestros hermanos, o nos detenemos? El SEÑOR dijo: "Ataquen, pues mañana Yo voy a ayudarlos a vencerlos."
29Entonces Israel preparó hombres en lugares secretos alrededor de Guibeá. 30El pueblo de Israel peleó en contra del pueblo de Benjamín por tercer día, y ellos formaron la línea de batalla contra Guibeá así como lo habían hecho antes.
31El pueblo de Benjamín fue y peleó contra Israel, y ellos se alejaron de la ciudad. Ellos comenzaron a pelear y matar algunas personas. Habían como treinta hombres de Israel quienes murieron en el campo y en el camino. Uno de los caminos iba subiendo hacia Betel, y el otro iba a Guibeá.
32Luego el pueblo de Benjamín dijo: "Ellos están derrotados y están corriendo lejos de nosotros, como en el principio." Pero los guerreros de Israel dijeron: "Deja que nosotros corramos hacia atrás y alejemósles de la ciudad hacia los caminos." 33Todo el pueblo de Israel se levantó de sus lugares y se formaron en líneas de batalla en Baal Tamar. Luego los soldados de Israel quienes ya se habían escondido en lugares secretos salieron de sus lugares en Maareh Geba.
34Vinieron en contra de Guibeá diez mil hombres escogidos de todo Israel, y la pelea fue fuerte, pero los Benjamitas no sabían que el desastre estaba cerca de ellos. 35El SEÑOR derrotó a Benjamín ante Israel. En aquel día, los guerreros de Israel mataron 25, 100 hombres de Benjamín. Todos esos que murieron eran aquellos que habían sido entrenados para pelear con espada.
36Así que los guerreros de Benjamín vieron que estaban derrotados. Los hombres de Israel le dieron terreno a Benjamín, porque ellos estaban contando con los hombres que ellos habían puesto en las posiciones secretas fuera de Guibeá. 37Luego los hombres que se estaban escondiendo se levantaron y se apresuraron y entraron en Guibeá. Y con sus espadas mataron a todo aquel que vivía en la ciudad. 38La señal acordada entre los guerreros de Israel y los hombres que estaban en secreto sería que una gran nube de humo se levantaría de la ciudad.
39Cuando la señal fue enviada los guerreros de Israel se regresaron de la batalla. Ahora Benjamín comenzó a atacar y ellos mataron como treinta hombres de Israel, y ellos dijeron: "Es seguro que ellos serán derrotados ante nosotros, así como en la primera batalla."
40Pero cuando la columna de humo empezó a levantarse desde la ciudad, los Benjamitas miraron atrás y vieron el humo que subía al cielo desde la ciudad. 41Luego el pueblo de Israel se volvió contra ellos. Los hombres de Benjamín tenían mucho miedo, porque ellos vieron el desastre que había venido sobre ellos.
42Así que ellos corrieron huyendo del pueblo de Israel, escapando por el camino hacia el desierto. Pero la batalla los tomó. Los guerreros de Israel vinieron fuera de la ciudad y los mataron donde ellos estaban.
43Ellos rodearon a los Benjamitas y fueron tras ellos. Y ellos los encerraron en Noha y los mataron por el camino hacia el este de Guibeá. 44De la tribu de Benjamín, dieciocho mil personas murieron, todos ellos hombres que eran buenos en batalla.
45Ellos regresaron y huyeron en dirección del desierto hacia la roca de Rimón. Los Israelitas mataron a cinco mil más de ellos a lo largo de los caminos. Continuaron tras ellos, siguiéndolos de cerca por el camino hasta Gidón, y allí fueron muertos dos mil más. 46Todos los guerreros de Benjamín quienes cayeron aquel día fueron veinticinco mil-- hombres quienes fueron entrenados para pelear con espada; todos ellos fueron buenos en batalla.
47Pero seiscientos hombres regresaron y huyeron al desierto, cerca de la piedra de Rimón. Y se quedaron en la roca de Rimón por cuatro meses. 48Los guerreros de Israel se volvieron en contra del pueblo de Benjamín y los atacaron y mataron-- a toda la ciudad, el ganado, y a todo lo que encontraron. También quemaron todo pueblo que encontraron en el camino.

21

1Ahora los hombres de Israel habían hecho una promesa en Mizpa: "Ninguno de nosotros dará a su hija para casarse con un Benjamita." 2Entonces las personas fueron a Betel y se sentaron delante de Dios hasta la tarde, y lloraron amargamente a grandes voces. 3Ellos gritaron: "¿Por qué SEÑOR, Dios de Israel; le ha pasado esto a Israel, que una de nuestras tribus hoy se pierda?''

4Al siguiente día el pueblo se levantó temprano y construyeron un altar allí y ofrecieron ofrendas quemadas y ofrendas de paz. 5Las personas de Israel dijeron: "¿Cuáles de las tribus de Israel no vinieron a la asamblea del SEÑOR?" Porque ellos habían hecho una promesa importante sobre cualquier persona que no viniera delante del SEÑOR en Mizpa. Ellos dijeron: "A él ciertamente se le dará muerte."
6El pueblo de Israel tuvo compasión de su hermano Benjamín. Ellos dijeron: "Hoy una tribu ha sido cortada de Israel. 7¿Quién proveerá esposas para aquellos que queden, ya que hemos hecho una promesa al SEÑOR que no dejaremos que ninguno de ellos se case con nuestras hijas?"
8Ellos dijeron: "¿Cuáles de las tribus de Israel, no vinieron delante del SEÑOR en Mizpa?" Y encontraron que nadie asistió a la asamblea de los de Jabes Galaad. 9Porque cuando el pueblo se colocó de manera ordenada, ninguno de los habitantes de Jabes Galaad estuvo allí. 10La asamblea envió doce mil de sus hombres más valientes con instrucciones de ir a Jabes Galaad y atacarlos, y matarlos, incluso a las mujeres y niños.
11"Hagan esto: deben matar todo hombre y a toda mujer que haya dormido con hombre." 12Los hombres encontraron entre aquellos que estaban viviendo en Jabes Galaad, cuatrocientas mujeres jóvenes que nunca habían dormido con hombres, y se las llevaron al campamento en Silo, en Cannán.
13Toda la asamblea envió un mensaje y le dijeron al pueblo de Benjamín que estaban en la roca de Rimón que ellos le ofrecían paz. 14Los Benjamitas regresaron en ese momento y se les entregó las mujeres de Jabes Galaad, pero no había suficientes mujeres para todos ellos. 15Las personas lamentaban lo que le habia seucedidó a Benjamín, porque el SEÑOR creó división entre las tribus de Israel.
16Entonces los líderes de la asamblea dijeron: "¿Cómo escogeremos esposas para los Benjamitas que queden, ya que las mujeres de Benjamín han sido asesinadas?" 17Ellos dijeron: "Debe de haber una heredad para los sobrevivientes de Benjamín, para que la tribu no sea borrada de Israel.
18No podemos darles por esposas a nuestras hijas, porque el pueblo de Israel ha hecho una promesa, 'Maldito aquel que le de una esposa a Benjamín.'" 19Así que ellos dijeron: "Sabes que hay una fiesta para el SEÑOR cada año en Silo (que queda al norte de Betel, al este del camino que va desde Betel a Siquem y al sur de Lebona)."
20Ordenaron a los hombres de Benjamín, diciendo: "Vayan y escóndansen en secreto y esperen en los viñedos. 21Atentos al momento que las mujeres de Silo salgan a danzar, luego salgan de prisa de los viñedos y cada uno de ustedes escoja a una esposa de las mujeres de Silo, luego vuelvan a la tierra de Benjamín.
22Cuando sus padres o sus hermanos vengan a protestarnos, les diremos a ellos: '¡Muéstrenos favor! Déjenlas quedarse porque no obtuvimos esposas para cada hombre durante la guerra. Tú eres inocente, ya que no diste tus hijas a ellos.'"
23El pueblo de Benjamín lo hizo así. Tomaron el número de esposas que necesitaban de las mujeres que danzaban, y se las llevaron para ser sus esposas. Ellos fueron y regresaron al lugar de su heredad; reconstruyeron las ciudades, y vivieron en ellas. 24Entonces el pueblo de Israel se fue de ese lugar y volvieron a casa, cada uno a su propia tribu y familia, y cada uno a su propia heredad.
25En esos días no había rey en Israel. Todos hacían lo que era correcto ante sus propios ojos.

Ruth

1

1Sucedió en los días cuando los jueces gobernaban que hubo una hambruna en la tierra, y un cierto hombre de Belén de Judá fue al campo de Moab con su esposa y sus dos hijos. 2El nombre del hombre era Elimelec, y el nombre de su esposa era Noemí. Los nombres de sus dos hijos eran Mahlón y Quelión, que eran Efrateos de Belén de Judá. Llegaron al campo de Moab y vivieron allí.

3Entonces Elimelec, el esposo de Noemí, murió, y ella quedó con sus dos hijos. 4Estos hijos tomaron esposas de las mujeres de Moab; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra era Rut. Vivieron allí alrededor de diez años. 5Entonces, ambos, Mahlón y Quelión murieron, quedando Noemí sin su esposo y sin sus dos hijos.
6Entonces Noemí decidió irse de Moab con sus nueras y regresar a Judá porque había escuchado en la región de Moab que EL SEÑOR había ayudado a su pueblo en necesidad y les había dado alimentos. 7Así que dejó el lugar donde había estado con sus dos nueras, y emprendieron el camino de regreso a la tierra de Judá.
8Noemí le dijo a sus dos nueras, "Vayan, regresen, cada una de ustedes, a la casa de su madre. Que el SEÑOR muestre bondad hacia ustedes, según ustedes le han mostrado bondad hacia los muertos y hacia mí. 9Que el Señor les conceda que encuentren descanso, cada una de ustedes en la casa de otro esposo. Entonces ella las besó, y ellas alzaron sus voces y lloraron. 10Ellas le dijeron: "¡No! Nosotras regresaremos contigo a tu gente."
11Pero Noemí dijo: "¡Vuélvanse, mis hijas! ¿Por qué habrían de regresar conmigo? ¿Acaso todavía tengo hijos en mi vientre para ustedes, que puedan convertirse en sus esposos? 12Vuélvanse, mis hijas, vayan por su propio camino, porque soy muy vieja para tener un esposo. Si dijera: 'espero tener un esposo esta noche,' y entonces pariera dos hijos, 13¿esperarían ustedes a que crecieran? ¿Esperarían y no se casarían con hombres ahora? ¡No, mis hijas! Me aflige mucho; mucho más de lo que les aflige a ustedes, porque la mano del SEÑOR se ha tornado en contra de mí."
14Entonces sus nueras alzaron sus voces y lloraron nuevamente. Orfa se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se aferró a ella. 15Noemí dijo: "Escucha, tu cuñada ha regresado a su gente y a sus dioses. Regresa con tu cuñada."
16Pero Rut dijo, "No me hagas alejarme de ti, pues donde tú vayas, yo iré; donde tú te quedes, yo me quedaré; tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. 17Donde mueras, moriré, y ahí seré sepultada. Que me castigue el SEÑOR, y aún más, si algo más que la muerte nos separe jamás." 18Cuando Noemí vio que Rut estaba determinada a ir con ella, dejó de discutir con ella.
19Así que las dos viajaron hasta que llegaron al pueblo de Belén. Sucedió que cuando llegaron a Belén, el pueblo entero estaba muy emocionado por ellas. Las mujeres dijeron, "¿Es esta Noemí?" 20Pero ella les dijo, "No me llamen Noemí. Llámenme Amargura, porque el Todopoderoso ha tenido un trato muy amargo conmigo. 21Salí llena, pero el SEÑOR me ha regresado de nuevo a casa vacía. Así que, ¿por qué me llaman Noemí, viendo que el SEÑOR me ha condenado; que el Todopoderoso me ha aflijido?"
22Así que Noemí y Rut, la Moabita, su nuera, regresaron del campo de Moab. Llegaron a Belén al principio de la cosecha de cebada.

2

1Ahora el esposo de Noemí, Elimelec, tenía un pariente, Booz, quien era un hombre rico e influyente. 2Rut, la moabita, dijo a Noemí: "Ahora déjame ir y recoger espigas de grano detrás de los cosechadores en los campos. Yo seguiré detrás de aquel ante cuyos ojos encuentre yo favor." Así que Noemí le dijo: "Ve, mi hija."

3Rut fue y recogió el grano que quedaba en los campos detrás de los segadores. Sucedió que ella vino a la porción de los campos que pertenecían a Booz, quien era familia de Elimelec. 4He aquí, Booz vino de Belén y le dijo a los segadores: "¡Que el SEÑOR esté con ustedes!" Ellos le contestaron: "¡Que el SEÑOR te bendiga!"
5Entonces Booz le dijo a su siervo que estaba supervisando a los segadores: ¿A qué hombre le pertenece esta joven?" 6El siervo supervisor de los segadores contestó y dijo: "Es la joven moabita que regresó con Noemí de la tierra de Moab. 7Ella me dijo: 'Por favor déjeme recoger granos detrás de los segadores.' Así que ella vino aquí y ha trabajado desde la mañana hasta ahora, solo descansó un poco en la casa."
8Entonces Booz le dijo a Rut: "¿Me estás escuchando, mi hija? No vayas y recojas grano en otro campo; no dejes mi campo. En lugar de eso, quédate aquí y trabaja con mis jóvenes trabajadoras. 9Mantén tus ojos solamente en el campo donde los hombres están cosechando y sigue detrás a las otras mujeres. ¿No les he dado instrucciones a los hombres para que no te toquen? Y cuando tengas sed, puedes ir a las vasijas de agua y beber el agua que los hombres han sacado."
10Entonces ella se inclinó delante de Booz, tocando su cabeza al suelo. Ella le dijo: "¿Por qué he encontrado favor a su vista, para que usted deba estar preocupado por mí, una extranjera?" 11Booz le contestó y le dijo: "Se me ha informado todo lo que tú has hecho desde la muerte de tu esposo. Tú has dejado a tu padre, madre y la tierra de tu nacimiento para seguir a tu suegra y venir a donde unas personas que no conoces. 12Que el SEÑOR te recompense por tu obra. Que recibas pago completo de el SEÑOR, el Dios de Israel, en quien bajo sus alas has encontrado refugio."
13Entonces ella dijo: "Déjeme encontrar favor a su vista, mi amo, pues usted me ha consolado, y usted me ha hablado amablemente, aunque yo no sea una de sus siervas."
14A la hora de la comida Booz le dijo a Rut: "Ven aquí, y come algo de pan, y sumerge tu bocado en el vinagre de vino." Ella se sentó junto a los segadores, y él le ofreció algo de grano tostado. Ella comió hasta que estuvo satisfecha y dejó el resto.
15Cuando ella se levantó para recoger granos, Booz le ordenó a sus hombres, diciendo: "Déjenla recoger grano incluso entre las gavillas, y no le digan nada malo a ella. 16Y ustedes también tienen que sacar algunas gavillas para ella de los manojos, y déjenlas para que ella las recoja. No la reprendan."
17Así que ella recogió en el campo hasta el atardecer. Entonces ella separó los granos que había recogido, y el grano era como 13 kilos de cebada. 18Ella lo levantó y fue a la ciudad. Entonces su suegra vio lo que ella había recogido. Rut también sacó el grano tostado que ella dejó de su comida y se lo dio.
19Su suegra le dijo: "¿Dónde has recogido granos hoy? ¿A dónde fuiste a trabajar? Que el hombre que te ayudó sea bendecido." Entonces Rut le contó a su suegra sobre el hombre que era dueño del campo donde ella había trabajado. Ella dijo: "El nombre del hombre que es dueño del campo donde yo trabajé hoy es Booz." 20Noemí le dijo a su nuera: "Que él sea bendecido por el SEÑOR, quien no ha dejado de lado su lealtad a los vivos y a los muertos." Noemí le dijo: "Ese hombre es nuestro pariente, uno de nuestros parientes redentores."
21Rut la moabita dijo: "En efecto, él me dijo: 'Debes mantenerte cerca de mis hombres hasta que ellos hayan terminado toda mi cosecha.'" 22Noemí le dijo a Rut, su nuera: "Es bueno, mi hija, que tú salgas con sus jóvenes trabajadoras, para que no te hagas daño en cualquier otro campo."
23Así que ella se quedó cerca de las trabajadoras de Booz para así recoger granos hasta el fin de la cosecha de la cebada y la cosecha del trigo. Y ella estaba viviendo con su suegra.

3

1Noemí, su suegra, le dijo: "Mi hija, ¿no debería yo buscar un lugar para que tú descanses, para que las cosas puedan ir bien para ti? 2Ahora Booz, el hombre con cuyas trabajadoras has estado, ¿no es él nuestro pariente? Mira, él estará aventando cebada en la campo esta noche.

3Por lo tanto, lávate, úngete, ponte tus mejores ropas y baja al campo. Pero no te des a conocer al hombre hasta que él termine de comer y beber. 4Y asegúrate, que cuando él se acueste, recuerdes el lugar donde él se acostó para que después puedas ir a él, destapar sus pies, y acostarte allí. Entonces él te dirá qué hacer." 5Rut le dijo a Noemí: "Yo haré todo lo que tú digas."
6Así que ella bajó al campo, y siguió las instrucciones que su suegra le había dado. 7Cuando Booz hubo comido y bebido y su corazón estaba alegre, él se fue a acostar al final de la pila de grano. Entonces ella vino suavemente, destapó sus pies y se acostó.
8Sucedió a medianoche que el hombre estaba sorprendido. Él se dio la vuelta, ¡y ahí mismo una mujer estaba acostada a sus pies! 9Él dijo: "¿Quién eres?" Ella contestó: "Soy Rut, tu sierva. Esparce tu manto sobre tu sierva, pues tú eres un pariente cercano. "
10Booz dijo: "Mi hija, que seas bendecida por el SEÑOR. Me has mostrado más amabilidad al final que al principio, pues no has ido detrás de ninguno de los hombres jóvenes, sean pobres o ricos. 11Y ahora, mi hija, ¡no temas! Yo haré por ti todo lo que tú digas, porque toda la gente de mi pueblo sabe que eres una mujer digna.
12Ahora es verdad que soy un pariente cercano; sin embargo, hay un pariente más cercano que yo. 13Quédate aquí esta noche, y en la mañana, si él realizara para ti el deber de un pariente, bien, permítele hacer el deber del pariente. Pero si él no hiciera el deber de un pariente para ti, entonces yo lo haré, por la vida del SEÑOR. Acuéstate hasta la mañana."
14Así que ella se acostó a sus pies hasta la mañana. Pero se levantó mientras todavía estaba en oscuridad. Pues Booz había dicho: "Que no sea conocido que la mujer vino al campo." 15Entonces Booz dijo: "Trae tu manto y sosténlo." Cuando ella lo hizo, él midió seis largas medidas de cebada y puso la carga sobre ella. Entonces él fue a la ciudad.
16Cuando Rut vino a su suegra, ella dijo: "¿Cómo hiciste, mi hija?" Entonces Rut le contó todo lo que el hombre había hecho por ella. 17Ella dijo: "Estas seis medidas de cebada son las que él me dio, pues él dijo: 'No vayas vacía a tu suegra.'" 18Entonces Noemí dijo: "Quédate aquí, mi hija, hasta que tú sepas cómo el asunto saldrá, pues el hombre no descansará hasta que él haya terminado esta cosa hoy."

4

1Ahora Booz subió a la puerta y se sentó allí. Pronto, el pariente cercano de quien Booz había hablado se acercó. Booz le dijo: "Mi amigo, acércate y siéntate aquí." El hombre se acercó y se sentó. 2Entonces Booz tomó diez hombres de los ancianos de la ciudad y dijo: "Siéntense aquí." Así que ellos se sentaron.

3Booz dijo al pariente cercano: "Noemí, quien ha regresado del país de Moab, está vendiendo la parcela de tierra que era de nuestro hermano Elimelec. 4Yo pensé en informarte y decirte: 'Cómprala en la presencia de aquellos que están sentados aquí, y en la presencia de los ancianos de mi pueblo.' Si tú deseas redimirla, redímela. Pero si no deseas redimirla, entonces dime, para que yo sepa, pues no hay nadie para redimirla a parte de ti, y yo estoy después de ti." Entonces el otro hombre dijo: "Yo la redimiré."
5Entonces Booz dijo: "En el día que tú compres el campo de la mano de Noemí, debes también tomar a Rut la moabita, la esposa del hombre muerto, en orden de levantar el nombre del muerto en su herencia." 6Entonces el pariente cercano dijo: "Yo no puedo redimirla para mí mismo sin dañar mi propia herencia. Tú toma mi derecho de redención para ti mismo, pues yo no puedo redimirla."
7Ahora esta era la costumbre en tiempos antiguos en Israel concernientes a la redención e intercambio de bienes. Para confirmar todas las cosas, un hombre quitaba su calzado y se lo daba a su vecino; esta era la manera de hacer acuerdos legales en Israel. 8Así que el pariente cercano le dijo a Booz: "Cómpralo para ti mismo." Y él se quitó su calzado.
9Entonces Booz le dijo a los ancianos y a todas las personas: "Ustedes son testigos hoy que yo he comprado todo lo que era de Elimelec y todo lo que era de Quelión y Mahlón de la mano de Noemí. 10Además acerca de Rut la moabita, la esposa de Mahlón: Yo también la he adquirido para ser mi esposa, en orden que yo pueda levantar el nombre del hombre muerto en su herencia, para que así su nombre no sea sacado de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Ustedes son testigos hoy."
11Todas las personas que estaban en la puerta y los ancianos dijeron: "Nosotros somos testigos. Que el SEÑOR haga a la mujer que ha entrado a tu casa como Raquel y Lea, las dos que construyeron la casa de Israel. Y que prosperes en Efrata y seas renovado en Belén. 12Que tu casa sea como la casa de Fares, a quien Tamar dio a luz a Judá, por medio de la descendencia que el SEÑOR te dará con esta joven."
13Así que Booz tomó a Rut, y ella se convirtió en su esposa. Él durmió con ella, y el SEÑOR le permitió embarazarse, y ella dio a luz un hijo. 14Las mujeres le dijeron a Noemí: "Que el SEÑOR sea bendecido, que no te ha dejado hoy sin un pariente cercano, este bebé. Que su nombre sea famoso en Israel. 15Que él sea para ti un restaurador de vida y un sustentador en tu vejez, pues tu nuera, quien te ama, quien es para ti mejor que siete hijos, lo ha dado a luz."
16Entonces Noemí tomó al niño, lo acostó en su pecho, y cuidó de él. 17Y sus vecinas, le dieron un nombre, diciendo: "Un hijo le ha nacido a Noemí." Ellas lo nombraron Obed. Él fue el padre de Isaí, quien fue el padre de David.
18Ahora estos fueron los descendientes de Fares: Fares fue el padre de Hezrón, 19Hezrón fue el padre de Ram, Ram fue el padre de Aminadab, 20Aminadab fue el padre de Naasón, Naasón fue el padre de Salmón, 21Salmón fue el padre de Booz, Booz fue el padre de Obed, 22Obed fue el padre de Isaí, e Isaí fue el padre de David.

1 Samuel

1

1Había un hombre en Ramataim de Zofim, del país montañoso de Efraín, su nombre era Elcana, hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, un efrateo. 2Él tenía dos esposas; el nombre de la primera era Ana, y el nombre de la segunda era Penina. Penina tenía hijos, pero Ana no tenía.

3Este hombre venía de su ciudad, año tras año, a adorar y sacrificar para El SEÑOR de los ejércitos en Silo. Los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes del SEÑOR, estaban ahí. 4Cuando llego el día en el que Elcana iba a ofrecer sacrificios, como cada año, siempre daba porciones de la carne a Penina su esposa, y a todos sus hijos e hijas.
5Pero él siempre le daba el doble de porción a Ana, porque amaba a Ana, aunque El SEÑOR no le había dado hijos. 6Su rival (Penina) la molestaba muy constantemente con el fin de humillarla, porque El SEÑOR no le había dado hijos.
7Entonces año tras año, cuando ella subía a la casa del SEÑOR con su familia, su rival (Penina) siempre la molestaba. Es por eso que ella lloraba y no comía nada. 8Elcana su esposo siempre le decía: "Ana, ¿por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué está tu corazón triste? ¿No soy yo mucho mejor para ti que diez hijos?"
9En una de esas ocasiones, Ana se levantó después de haber comido y bebido en Silo. Elí el sacerdote estaba sentado en su silla por la entrada de la puerta de la casa del SEÑOR. 10Ella estaba muy triste; ella oró al SEÑOR y lloró amargamente.
11Ella hizo una promesa y dijo: "SEÑOR de los ejércitos, si Tú miraras la tristeza de tu sierva y la escucharas, no olvidando a tu sierva, pero dando a tu sierva un hijo, entonces yo lo daré al SEÑÓR todos los días de su vida, y jamás se cortará su cabello."
12Mientras ella oraba al SEÑOR, Elí observaba su boca. 13Ana habló en su corazón. Sus labios se movieron, pero su voz no se escuchó. Por tanto Elí pensó que ella estaba borracha. 14Elí le dijo: "¿Hasta cuando estarás borracha? ¡Ya deja tu vino!
15Ana le contestó: "No mi señor, soy una mujer con espíritu entristecido. No he tomado vino ni alguna otra bebida fuerte, pero he estado rogando con mi alma ante El SEÑOR." 16"No pienses que tu sierva es una mujer sin vergüenza; he estado hablando de la abundancia de mi gran angustia y humillación."
17Luego Elí le constestó y le dijo: "Vete en paz; que el Dios de Israel cumpla la petición que le has hecho." 18Ella dijo: "Deja que tu sierva encuentre favor delante de ti." Luego la mujer siguió su camino y comió; su cara ya no estaba triste.
19Ellos se levantaron temprano en la mañana y adoraron ante El SEÑOR, y después ellos regresaron de nuevo a su casa en Rama. Elcana durmió con Ana su esposa, y el SEÑOR escuchó su petición. 20Cuando el tiempo pasó, Ana quedó embarazada y dió a luz un hijo varón. Le puso por nombre Samuel diciendo: "Porque se lo pedí al SEÑOR".
21Una vez más, Elcana y toda su familia, subieron a ofrecer al SEÑOR sus sacrificios del año y pagar su promesa. 22Pero Ana no fue; ella dijo a su esposo: "Yo no iré hasta que el niño deje mi pecho; entonces lo llevaré, para que así él pueda estar ante El SEÑOR y vivir allí para siempre." 23Elcana su esposo le dijo a ella: "Haz lo que te parezca mejor. Espera hasta que le destetes; solo, sea que El SEÑOR confirme su palabra." Entonces la mujer se quedó y cuidó a su hijo hasta que lo destetó.
24Cuando ella lo destetó, tomó al niño, junto con un toro de tres años, 22 litros de carne, y una botella de vino, trayéndolo a la casa del SEÑOR en Silo. Entonces el niño era aún pequeño. 25Ellos mataron al toro y trajeron el niño a Elí.
26Ella dijo: "Oh, mi señor! Así como vives, mi señor, yo soy la mujer que estaba aquí orando junto a ti al SEÑOR. 27Por este niño yo oré y El SEÑOR escuchó mi petición. 28Yo lo he dado al SEÑOR; mientras él viva, está prestado al SEÑOR." Y adoró al SEÑOR allí.

2

1Ana oró y dijo: "Mi corazón se alegra en el SEÑOR. Mi fortaleza es engrandecida en el SEÑOR. Mi boca presumió sobre mis enemigos, porque yo me alegro en Su salvación.

2No hay nadie más santo que El SEÑOR, no hay nadie además de ti, no hay roca como nuestro DIOS."
3No presumas tan orgullosamente, no dejes que el desprecio salga de tu boca. Pues El SEÑOR es un DIOS de conocimiento; y por Él nuestras acciones son juzgadas. 4Los hombres poderosos serán quebrados como arcos, pero Él hará a los débiles fuertes.
5Aquellos que no tenían hambre trabajaron por pan; los que estaban hambrientos dejaron de tener hambre. Incluso la estéril dio a luz a siete, pero la mujer que tuvo muchos hijos, se debilitó.
6El SEÑOR mata y da vida. Él hace bajar hasta el Seol y levanta. 7El SEÑOR hace al pobre y Él hace al rico. Él humilla, pero también engrandece.
8Él levanta al pobre del polvo. Él levanta al necesitado de las cenizas para sentarlos con los príncipes y heredar el asiento de honor. Porque las columnas de la tierra son del SEÑOR y Él ha puesto el mundo sobre ellas.
9Él cuidará los pies de Su pueblo fiel, pero los malvados serán puestos en silencio en la oscuridad, porque nadie se sostendrá por sus fuerzas.
10Aquellos que estén en contra del SEÑOR, serán hechos pedazos; Él tronará en contra de ellos desde el cielo. El SEÑOR juzgará los rincones de la tierra. Él dará fuerza a Su rey y engrandecerá el poder de Su ungido.
11Luego, Elcana se fue a Rama, a su casa. El niño servía al SEÑOR en la presencia de Elí el sacerdote.
12Ahora, los hijos de Elí eran hombres malos. Ellos no conocían al SEÑOR. 13La costumbre de los sacerdotes con el pueblo era que cuando cualquier hombre ofrecía un sacrificio, los sirvientes del sacerdote llegaban con un tenedor de tres dientes en su mano mientras la carne se cocía. 14Él podría meter el tenedor dentro de la cacerola, olla o caldera. Todo lo que el tenedor recogía, el sacerdote podía quedárselo para él mismo. Ellos hacían esto en Silo con todos los Israelitas que iban allí.
15En su lugar, antes de quemar la grasa, el sirviente del sacerdote llegaba y decía al hombre que ofrecía el sacrificio: "Dále al sacerdote carne para asar; porque él no aceptará carne hervida de ti, sino carne cruda." 16Si el hombre le decía a él: "Quemen la grasa primero, y después tomen tanto como puedan." Luego él diría: "No, tu me la darás ahora, si no, lo tomaré por la fuerza". 17El pecado de estos hombres jóvenes era muy grande delante del SEÑOR, porque despreciaban las ofrendas del SEÑOR.
18Pero Samuel, de niño le servía al SEÑOR vestido con ropa sacerdotal de lino. 19Su madre le hacía una túnica pequeña y se la traía a él cada año cuando ella subía con su marido para ofrecer el sacrificio anual.
20Elí bendecía a Elcana y a su esposa y decía: "Que el SEÑOR te de más hijos de esta mujer, por la petición que ella le hizo al SEÑOR". Después, ellos regresaban a sus casas. 21El SEÑOR nuevamente ayudó a Ana, y otra vez quedó embarazada. Ella dió a luz a tres hijos y dos hijas. Mientras tanto, el niño Samuel crecía delante del SEÑOR.
22Ahora, Elí era ya muy viejo, y escuchó todo lo que sus hijos le estaban haciendo a todo Israel, y cómo ellos dormían con las mujeres que servían en la entrada de la tienda de reunión. 23El le dijo a sus hijos: "¿Por qué están haciendo tales cosas?" Porque de todas estas personas he escuchado acerca de sus malas acciones. 24No, mis hijos; porque no es un bueno lo que escuché. Ustedes hacen que el pueblo del SEÑOR desobedezca.
25"Si un hombre peca en contra de otro hombre, DIOS lo juzgará, pero si un hombre peca en contra del SEÑOR, ¿quién hablará por él?" Pero ellos no escuchaban las palabras de su padre porque El SEÑOR tenía planeado que murieran. 26El joven Samuel crecía y aumentaba en favor delante del SEÑOR y también delante de los hombres.
27Ahora, un hombre de DIOS llegó a donde Elí y le dijo: "El SEÑOR dice: '¿No me le revelé Yo a la familia de tu antepasado cuando ellos estaban en Egipto bajo el mando de la casa de Faraón? 28Yo lo escogí de entre todas las tribus de Israel para ser Mi sacerdote, para ir a Mi altar y quemar incienso, para vestir ropas sacerdotales delante de Mí. Yo le di a la casa de tu antepasado todas las ofrendas del pueblo de Israel hechas con fuego.
29Entonces, ¿por qué desprecias Mis sacrificios y las ofrendas que Yo pido en el lugar donde vivo? ¿Por qué honras a tus hijos antes que a Mí, haciéndose ustedes gordos con lo mejor de cada ofrenda de Mi pueblo Israel?' 30Porque el SEÑOR, el DIOS de Israel, dice: 'Prometí que tu casa y la casa de tu antepasado caminaría delante de Mí para siempre.' Pero ahora el SEÑOR dice: 'No haré esto, porque yo honraré a los que me honran, pero aquellos que me desprecian serán poco estimados.
31Mira, los días están llegando, cuando Yo quitaré tu fuerza y la fuerza de la casa de tu padre, para que no hayan personas ancianas en tu casa. 32Verás angustia en el lugar donde Yo vivo. Aunque bien le será dado a Israel, no habrán personas ancianas en tu casa. 33A cualquiera de ustedes que Yo no eche fuera de Mi altar, Yo haré que sus ojos no vean y causaré dolor a sus vidas. Todos los hombres que nazcan en tu familia morirán.
34Esta será la señal para ti, que vendrá sobre tus dos hijos, Ofni y Finees: los dos morirán el mismo día. 35Yo levantaré para Mí mismo un sacerdote fiel, quien hará lo que está en Mi corazón y Mi alma. Le construiré una casa segura; y caminará delante de mi rey ungido para siempre.
36Todo el que se quede vivo en tu casa, vendrá y se inclinará delante de él, rogando por una pieza de plata y un pedazo de pan y dirá: "Por favor, dame uno de los trabajos de los sacerdotes para que pueda comer una pieza de pan."

3

1El niño Samuel le servía al SEÑOR observado por Elí. Las palabras del SEÑOR no eran comunes en aquellos días; no había visiones frecuentemente. 2En ese tiempo, cuando Elí, que comenzaba a quedarse ciego y no podía ver bien, estaba acostado en su propia cama. 3La lámpara de DIOS aún no se había apagado, y Samuel se estaba acostando para dormir en la casa del SEÑOR donde estaba el arca de DIOS. 4El SEÑOR llamó a Samuel, quien dijo: "Aquí estoy".

5Samuel corrió hasta Elí y dijo: "Aquí estoy, me has llamado" Elí dijo, "Yo no te he llamado, vuelve a acostarte." Entonces Samuel fue y se acostó. 6El SEÑOR llamó de nuevo: "Samuel." Nuevamente Samuel fue hasta Elí y dijo: "Aquí estoy, me has llamado." Elí respondió: " Yo no te he llamado, hijo; vuelve a acostarte."
7En ese tiempo Samuel aún no tenía ninguna experiencia del SEÑOR, tampoco había tenido algún mensaje que le haya revelado El SEÑOR. 8El SEÑOR volvió a llamar a Samuel por tercera vez. De nuevo Samuel se levantó y fue a Elí y dijo: "Aquí estoy, me has llamado." Luego Elí comprendió que El SEÑOR llamaba al muchacho.
9Después Elí dijo a Samuel: "Ve y acuéstate; si Él te llama de nuevo, tu debes decir: "Habla SEÑOR, tu siervo te está escuchando." Entonces Samuel fue y se acostó en su lugar una vez más.
10El SEÑOR vino y se presentó; el llamó como las otras veces: "Samuel, Samuel." Luego Samuel dijo: "Habla, que tu siervo te está escuchando." 11El SEÑOR dijo a Samuel: "Mira, Yo estoy por hacer algo en Israel, y los oídos de todos los que escuchen van a temblar.
12En ese día Yo cumpliré contra Elí todo lo que dije sobre su casa, desde el principio hasta el fin. 13Yo le dije que Yo soy quien juzga completamente sobre su casa por el pecado que el conocía, porque sus hijos han traído maldición sobre ellos mismos y él no los detuvo. 14Por causa de esto yo he jurado a la casa de Elí, que los pecados de su casa no serán perdonados por medio de sacrificio u ofrenda.
15Samuel se acostó hasta la mañana; luego el abrió las puertas de la casa del SEÑOR. Pero Samuel tuvo miedo de decirle a Elí sobre la visión. 16Luego Elí llamó a Samuel y dijo: "Samuel, hijo." Samuel contestó: "Aquí estoy."
17El dijo: "¿Que fue la palabra que Él te habló a ti?" Por favor no la escondas de mi. Sea DIOS quien haga lo mismo contigo y aún más, si tu ocultas alguna cosa de mi de las palabras que Él te habló a ti. 18Samuel le dijo todo; él no le escondió nada. Elí dijo: " Es El SEÑOR. Sea hecho lo que a Él mejor le parezca."
19Samuel creció, y El SEÑOR estaba con él y no dejó que ninguna de sus palabras proféticas quedaran sin cumplirse. 20Todo Israel desde Dan hasta Beerseba sabía que Samuel era elegido para ser un profeta del SEÑOR. 21El SEÑOR se apareció nuevamente en Silo, porque se mostró a Samuel en Silo, por su palabra.

4

1Samuel habló a todo Israel. Ahora Israel salió a la batalla contra los filisteos. Ellos acamparon en Ebenezer, y los filisteos acamparon en Afec. 2Los filisteos se prepararon para la batalla en contra de Israel. Cuando la batalla comenzó, los filisteos derrotaron a Israel y mataron alrededor de cuatro mil hombres en el campo de batalla.

3Cuando las personas llegaron al campamento, los ancianos de Israel dijeron: "¿Por qué el SEÑOR nos hizo perder hoy delante de los filisteos? Traigamos el arca del pacto del SEÑOR aquí desde Silo, que este aquí con nosotros, para que nos proteja de la mano de nuestros enemigos." 4Entonces el pueblo envío hombres a Silo; desde ahí ellos trajeron el arca del pacto del SEÑOR de los ejércitos, quien se sienta arriba del querubín. Los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban ahí con el arca del pacto de DIOS.
5Cuando el arca del pacto del SEÑOR llegó al campamento, todo el pueblo de Israel dio un fuerte grito, y la tierra tembló. 6Cuando los filisteos escucharon el gran grito, dijeron: "¿Qué significa este grito tan fuerte que viene del campamento de los hebreos?" Entonces ellos se dieron cuenta que el arca del SEÑOR estaba en el campamento.
7Los filisteos estaban asustados; dijeron: "DIOS ha llegado al campamento." Ellos dijeron: "¡Ay de nosotros!" ¡Nada parecido a esto había pasado antes! 8¡Ay de nosotros! ¿Quién nos protegerá de la fuerza de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que atacaron a los egipcios con muchos tipos de plagas en el desierto. 9Sean valientes, y sean hombres, ustedes filisteos, o serán esclavos de los hebreos, así como ellos lo han sido para ustedes. Sean hombres y peleen."
10Los filisteos pelearon e Israel fue derrotado. Cada hombre huyó a su casa, y la matanza fue muy grande; pues treinta mil soldados de Israel cayeron. 11El arca de DIOS fue robada y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees murieron.
12Un hombre de la tribu de Benjamín corrió del frente de batalla y vino a Silo el mismo día, llegando con sus ropas rotas y tierra sobre su cabeza. 13Cuando él llegó, Elí estaba sentado en su silla a un lado del camino observando porque su corazón estaba angustiado por el arca de DIOS. Cuando el hombre entró en la ciudad y dio las noticias, la ciudad completa gritó.
14Cuando Elí escuchó el ruido de los gritos, él dijo: "¿Cuál es el significado de este escándalo?" El hombre rápidamente fue y le contó a Elí. 15Ahora, Elí tenía noventa y ocho años de edad; sus ojos estaban ciegos, y él no podía ver.
16El hombre le dijo a Elí: "Yo soy quien llegó del frente de batalla. Yo huí de la batalla hoy." Y él dijo: "¿Cómo nos fue, hijo mío?" 17El hombre que trajo las noticias contestó y dijo: "Israel huyó de los filisteos. También hubo una gran derrota entre el pueblo. Tus dos hijos, Ofni y Finees, están muertos, y el arca de DIOS ha sido robada."
18Cuando él habló del arca de DIOS, Elí cayó hacia atrás de su silla a un lado de la puerta. Su cuello se rompió, y murió, por que era viejo y muy gordo. Él había juzgado a Israel por cuarenta años.
19Ahora su nuera, la esposa de Finees, estaba embarazada y a punto de dar a luz. Cuando escuchó las noticias, que el arca de DIOS fue robada y que su suegro y esposo estaban muertos, ella se arrodilló y dió a luz, porque le dieron dolores de parto. 20Al momento de su muerte, las mujeres que la ayudaban dijeron: "No temas, porque has dado a luz a un varón." Pero ella no contestó ni puso atención.
21Ella nombró al niño Icabod, diciendo: "¡La gloria se ha ido de Israel!", porque el arca de DIOS ha sido robada, y por la muerte de su suegro y de su esposo. 22Y ella dijo: "La gloria se ha ido de Israel, porque el arca de DIOS ha sido robada."

5

1Los filisteos robaron el arca de DIOS, y la llevaron de Ebenezer a Asdod. 2Los filisteos tomaron el arca de DIOS, y la metieron dentro de la casa de Dagón, poniéndola al lado de Dagón. 3Cuando el pueblo de Asdod se levantó temprano al siguiente día, he aquí, Dagón había caído de frente al suelo ante el arca del SEÑOR. Así que ellos tomaron a Dagón y lo pusieron en su lugar de nuevo.

4Pero cuando ellos se levantaron temprano la mañana siguiente, he aquí, Dagón había caído de frente al suelo ante el arca del SEÑOR. La cabeza de Dagón y sus dos manos estaban sobre el suelo, cortadas, en la entrada. Sólo el tronco de Dagón quedó. 5Es por eso, que hasta hoy, los sacerdotes de Dagón y cualquiera que entra en la casa de Dagón, no pisan la entrada de Dagón en Asdod.
6La mano del SEÑOR fue severa sobre el pueblo de Asdod. Él los destruyó y los hirió con tumores, en Asdod y sus territorios. 7Cuando los hombres de Asdod se dieron cuenta de lo que estaba pasando, ellos dijeron: "El arca del DIOS de Israel no debe quedarse con nosotros, porque su mano es severa contra nosotros y contra Dagón nuestro dios."
8Así que ellos mandaron buscar a todos los gobernantes de los filisteos; ellos le dijeron: "¿Qué debemos hacer con el arca del DIOS de Israel?" Ellos contestaron: "Dejen que el arca del DIOS de Israel sea llevada a Gat." Y ellos llevaron el arca del DIOS de Israel. 9Pero al llevarla a Gat, la mano del SEÑOR estaba sobre la ciudad, causando una gran confusión. Él hirió a los hombres de la ciudad, a pequeños y grandes; y les salieron tumores.
10Entonces enviaron el arca de DIOS a Ecrón. Pero tan pronto como el arca de DIOS entró a Ecrón, los ecronitas dijeron fuertemente: "Han traído a nosotros el arca del DIOS de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo."
11Así que ellos mandaron a buscar a todos los gobernantes de los filisteos; ellos les dijeron: "Saquen de aquí el arca del DIOS de Israel, y regrésenla a su lugar, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo." Pues hubo un pánico aterrador por toda la ciudad; la mano de DIOS fue muy severa allí. 12Los hombres que no murieron fueron heridos con tumores, y el llanto de la ciudad subió hasta los cielos.

6

1El arca del SEÑOR estuvo en la ciudad de los Filisteos por siete meses. 2Luego los Filisteos llamaron a los sacerdotes y los adivinos; les dijeron: ¿Que deberíamos hacer con el arca del SEÑOR? Dígannos como podríamos regresarla a su ciudad."

3Los sacerdotes y adivinos dijeron: "Si ustedes envían el arca del DIOS de Israel, no la envíen sin una ofrenda por la culpa. Luego, ustedes serán sanados, y sabrán porque su mano no ha sido apartada de ustedes hasta ahora." 4Luego ellos dijeron: "¿Qué ofrenda por la culpa podemos llevar cuando regresemos el arca?" Ellos respondieron: "Cinco tumores de oro y cinco ratones de oro, cinco siendo el mismo número de los gobernantes de los Filisteos. Por la misma plaga que los ha herido a ustedes y a sus gobernantes.
5Entonces, ustedes deben hacer figuras de sus tumores y sus ratones que han causado daño al pueblo, y dar gloria al DIOS de Israel. Tal vez Él quitará su mano de sobre ustedes, de sus dioses y de su tierra. 6¿Por qué deberían ustedes endurecer sus corazones, como los egipcios y Faraón? Cuando el DIOS de Israel los trató severamente; ¿Acaso los egipcios no liberaron al pueblo y ellos salieron?
7Ahora pues, preparen una carreta nueva con dos vacas con crías, que nunca hayan llevado yugo. Aten las vacas a la carreta, pero lleven a sus terneros a casa, lejos de ellas. 8Luego tomen el arca del SEÑOR y pónganla en la carreta. Pongan las figuras de oro como ofrenda por la culpa dentro de una caja a un lado de ella. Luego déjenla ir por su camino. 9Luego miren; si va por el camino a su tierra a Bet Semes, entonces es El SEÑOR quién ha ejecutado este mal tan grande. Pero si no, entonces ustedes sabrán que no es su mano que nos ha herido; sino que fue por casualidad."
10Los hombres hicieron como ellos les dijeron; tomaron dos vacas con crías, las ataron a la carreta y encerraron a sus becerros en casa. 11Pusieron el arca del SEÑOR en la carreta, junto a la caja que contenía los ratones de oro y las figuras de sus tumores. 12Las vacas fueron derecho en dirección a Bet Semes. Fueron a lo largo del camino, bajando mientras iban, y no se apartaron a la derecha o a la izquierda. Los gobernantes de los Filisteos las siguieron después hasta el borde de Bet Semes.
13La gente de Bet Semes estaba cosechando su trigo en el valle. Cuando ellos levantaron sus ojos y vieron el arca, se alegraron.
14La carreta entró al campo de Josué del pueblo de Bet Semes y se detuvo ahí, donde había una piedra grande, partieron la madera de la carreta, y ofrecieron las vacas como ofrendas quemadas al SEÑOR. 15Los Levitas bajaron el arca del SEÑOR y la caja que estaba junto a ella, donde estaban las figuras de oro, y las pusieron en la piedra grande. Los hombres de Bet Semes dieron ofrendas quemadas e hicieron sacrificios el mismo día para El SEÑOR.
16Cuando los cinco gobernadores de los Filisteos vieron esto, regresaron ese día a Ecrón.
17Estos fueron los tumores de oro que los Filisteos dieron a El SEÑOR como ofrenda por la culpa: uno por Asdod, uno por Gaza, uno por Ascalón, uno por Gat y uno por Ecrón. 18Los ratones de oro fueron los mismos en número como el número de todas las ciudades de los Filisteos que pertenecen a los cinco gobernantes, tanto de ciudades fortificadas y pueblos. La piedra grande, sobre la cual ellos pusieron el arca del SEÑOR, permanece como testigo de este día en el lugar de Josué el Bet Semita.
19El SEÑOR hirió a los hombres de Bet Semes, porque ellos miraron dentro de su arca. Él dió muerte a cincuenta mil setenta hombres. El pueblo lloró porque El SEÑOR hizo morir a muchos. 20Los hombres de Bet Semes dijeron: " "¿Quién podrá estar en la presencia de El SEÑOR, el Dios Santo? Y a quién le enviaremos el arca desde aquí?"
21Ellos enviaron mensajeros a los habitantes de Quiriat Jearim, diciendo: "Los Filisteos han devuelto el arca del SEÑOR; bájenla y llevenla con ustedes"

7

1Los hombres de Quiriat Jearim vinieron por el arca del SEÑOR, y la llevaron a la casa de Abinadab en la colina. Ellos santificaron a su hijo Eleazar para guardar el arca del SEÑOR. 2Desde ese día, el arca permaneció en Quirat Jearim, pasó mucho tiempo, veinte años. Toda la casa de Israel lloraba y deseaba regresar al SEÑOR.

3Samuel dijo al pueblo de Israel: "Si ustedes regresan al SEÑOR de todo corazón, y quitan los dioses extraños y a Astarot de entre ustedes, si vuelven sus corazones al SEÑOR y lo adoran sólo a Él, los salvará de la mano de los Filisteos." 4Entonces, el pueblo de Israel quitó a los Baales y a Astarot y adoraron sólo al SEÑOR.
5Luego Samuel dijo: "Reúnan a todo Israel en Mizpa, y yo oraré al SEÑOR por ustedes". 6Ellos se reunieron en Mizpa, sacaron agua y la derramaron delante del SEÑOR. Ayunaron ese día y dijeron: "Hemos pecado contra Él SEÑOR." y allí juzgó Samuel al pueblo de Israel.
7Cuando los Filisteos escucharon que el pueblo de Israel estaba reunido en Mizpa, los gobernantes de los Filisteos atacaron a Israel. Cuando el pueblo de Israel escuchó esto, tuvieron miedo de los Filisteos. 8Entonces la gente de Israel dijo a Samuel: "No dejes de orar por nosotros al SEÑOR, para que Él nos salve de la mano de los Filisteos.
9Samuel tomó un cordero lactante y lo ofreció como un sacrificio al SEÑOR. Luego Samuel oró al SEÑOR de Israel, y El SEÑOR le respondió.
10Mientras Samuel ofrecía el sacrificio, los Filisteos se acercaron para atacar a Israel; pero la voz de El SEÑOR tronó con un fuerte sonido ese día en contra de los Filisteos y los atemorizó, y así fueron derrotados ante Israel. 11Los hombres de Israel se fueron de Mizpa, persiguieron a los Filisteos y los hirieron mas allá de Bet Car.
12Luego Samuel tomó una piedra y la puso entre Mizpa y Sen. El nombró aquel lugar Ebenezer, diciendo: "Hasta aquí El SEÑOR nos ha ayudado".
13Entonces los Filisteos fueron dominados y ellos no cruzaron la frontera de Israel. La mano del SEÑOR estuvo en contra de los Filisteos todos los días que Samuel vivió. 14Las ciudades que los Filisteos tomaron de Israel fueron regresadas a Israel, desde Ecrón hasta Gat; Israel recuperó su territorio de mano de los Filisteos. Entonces, hubo paz entre Israel y los Amorreos.
15Samuel juzgó a Israel todos los días de su vida.16Cada año el visitaba desde Bethel a Gilgal y hasta Mizpa. El juzgaba a Israel en todos esos lugares.17Entonces, él volvía a Rama, porque su casa estaba ahí; y también ahí él juzgaba a Israel. Él, además, construyó ahí un altar para El SEÑOR.

8

1Cuando Samuel se hizo viejo, él nombró a sus hijos jueces sobre Israel.2El mayor de sus hijos se llamaba Joel, y el nombre de su segundo hijo era Abías. Ellos eran jueces en Beerseba.3Sus hijos no siguieron el ejemplo de su padre y desobedecieron a Dios, si no que andaban detrás del dinero y regalos deshonestos, y no hacían justicia.

4Entonces todos los ancianos de Israel se reunieron con Samuel en Ramá. 5Y le dijeronl: "Mira, tu eres viejo, y tus hijos no siguen tu ejemplo. Danos un rey que nos juzgue a nosotros como en todas las naciones."
6Esto no le gustó a Samuel cuando dijeron: "Danos un rey para que nos juzgue." Así que Samuel oró al SEÑOR.7El SEÑOR dijo a Samuel: "Dále a tu pueblo lo que pide; porque ellos no te han despreciado a ti, sino que me han despreciado a Mí como su Rey.
8Se comportan ahora, igual como lo hicieron el día que YO los liberé de Egipto, despreciándome y adorando otros dioses, y así también hacen contigo. 9Así que hazles caso; pero adviérteles y hazles saber de que forma el rey gobernará sobre ellos.
10Así que, Samuel dijo todas las palabras del SEÑOR al pueblo que pedía un rey. 11Dijo: "Esta es la forma como el rey gobernará sobre ustedes. Él tomara de ustedes hijos y los escogerá para sus carros de guerra, para ser sus jinetes ó para correr al frente de sus carros de guerra. 12Escogerá capitanes para miles de soldados, y capitanes de cincuenta soldados. Él hará a algunos arar sus tierras, algunos cosechadores, y otros cuantos para hacer armas de guerra y equipo para sus carros de guerra.
13Tomará de ustedes, sus hijas para hacer perfumes, cocineras, y panaderas. 14Tomará lo mejor de sus tierras, sus viñedos, y sus huertos de olivo, y se los dará a sus sirvientes. 15Tomará el diez por ciento de sus granos y de sus viñedos y los dará a sus oficiales y sirvientes.
16Tomará de ustedes los mejores sirvientes y sirvientas, sus mejores hombres jóvenes y sus burros; los pondrá a trabajar a todos para él. 17El tomará el diez por ciento de sus rebaños y ustedes serán sus esclavos. 18Entonces, en ese día, se quejarán con llanto por el rey que ustedes escogieron para ustedes mismos; pero Él SEÑOR no les contestara ese día.
19Pero el pueblo se rehusó a escuchar a Samuel; Dijeron: "¡No! Queremos un rey sobre nosotros 20para así poder ser iguales que las otras naciones, y para que nuestro rey nos juzgue y vaya al frente de nosotros y luche nuestras batallas.
21Cuando Samuel escuchó todas las palabras del pueblo, él repitió estas palabras en oración al SEÑOR. 22El SEÑOR dijo a Samuel: "hazles caso y elige un rey para ellos" Así que Samuel dijo a los hombres de Israel: "todo hombre debe regresar a su ciudad."

9

1Había un hombre de la tribu de Benjamín, un hombre poderoso. Su nombre era Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, el hijo de un Benjamita. 2El tenía un hijo llamado Saúl, un joven de buen parecer. No había otro hombre entre la gente de Israel que fuera más hermoso que él. Desde sus hombros hacia arriba él era más alto que las otras personas.

3Los burros de Cis, padre de Saúl, estaban perdidos. Así que, Cis le dijo a su hijo Saúl: "Lleva uno de los sirvientes contigo; prepárense y vayan y busquen los burros. 4Entonces Saúl pasó a través de la región montañosa de la ciudad de Efrain y fue a través de la tierra de Salisa, pero ellos no los encontraron. Luego pasaron por la tierra de Saalim, pero no estaban ahí. Después él pasó a través de la tierra de los Benjamitas, pero ellos no los encontraron.
5Cuando ellos llegaron a la tierra de Zuf, Saúl dijo a su sirviente que estaba con él: "Ven, regresemos, o mi padre dejará de preocuparse por los burros y comenzará a preocuparse por nosotros. 6''Pero el sirviente le dijo: "Escucha, hay un hombre de DIOS en esta ciudad. Él es un hombre de honor; todo lo que él dice se hace realidad. Permítenos ir ahí, tal vez él nos diga qué camino podríamos tomar en nuestro viaje."
7Luego Saúl le dijo a su sirviente: "Pero si vamos, ¿qué podemos darle al hombre? Porque nuestro pan se ha terminado, y no tenemos ningún regalo para darle al hombre de DIOS. ¿Qué tenemos nosotros?"8El sirviente respondió a Saúl y dijo: "Aquí tengo conmigo unos tres gramos de plata que daré al hombre de Dios, para que nos diga por cuál camino deberíamos ir".
9(Antiguamente en Israel, cuando un hombre iba a consultar a Dios, el decía: "Ven, vayamos con el vidente." El profeta de hoy era llamado vidente.) 10Después Saúl dijo a su sirviente: "Bien dicho. Ven, vayamos". Entonces, ellos subieron a la ciudad donde estaba el hombre de Dios. 11Cuando ellos subieron las colinas a la ciudad, ellos encontraron unas mujeres jóvenes que regresaban de sacar agua; Saúl y su sirviente les dijeron, "¿Está aquí el vidente?"
12Ellas respondieron: "Aquí está; miren, él está enfrente de ustedes. Dénse prisa, él está yendo a la ciudad, porque el pueblo está sacrificando en el lugar alto. 13Tan pronto como entren a la ciudad, lo encontrarán, antes que él se vaya al lugar alto a comer. El pueblo no comerá hasta que él llegue, porque él bendecirá el sacrificio; después comerán los invitados. Ahora vayan, para que lo encuentren de inmediato".
14Entonces ellos subieron a la ciudad. Mientras entraban en la ciudad, vieron a Samuel que venía hacia ellos, para subir al lugar alto.
15Ahora, el día antes que Saúl viniera, el SEÑOR le había revelado a Samuel: 16"Mañana a esta hora YO te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín, y tú lo ungirás para que sea el principe sobre Mi pueblo Israel. Él salvará Mi pueblo de la mano de los filisteos. Porque he mirado a Mi pueblo con compasión, porque su clamor ha llegado delante de Mí."
17Cuando Samuel vio a Saúl, El SEÑOR le dijo: "¡Ahí está el hombre que te he dicho! Él es quien gobernará sobre mi pueblo." 18Entonces, Saúl se acercó a Samuel en la puerta y dijo: "Dime: ¿dónde está la casa del vidente?" 19Samuel respondió a Saúl y dijo: "Yo soy el vidente. Sube delante de mí al lugar alto, pues hoy comerás conmigo. En la mañana yo te dejaré ir, y te diré todo lo que esta en tu corazón.
20No te preocupes por los burros que se perdieron hace tres días, porque esos han sido encontrados. ¿Sobre quien están puestos todos los deseos de Israel? No es sobre ti y sobre todos los de la casa de tu padre?"21Saúl respondió y dijo: "¿No soy yo un benjamita, de la mas pequeña de las tribus de Israel? ¿No es mi familia la última de las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué entonces me hablas de esta forma?
22Entonces Samuel tomó a Saúl y a su siervo, los llevó a la sala, y los sentó a ellos a la cabecera de aquellos que fueron invitados, que eran unas treinta personas.
23Samuel dijo al cocinero: "Trae la porción que te di, de la cual te dije: 'Pon aparte.'"24Entonces el cocinero tomó el pernil que había sido ofrecido en sacrificio y lo que iba con el, y lo sirvió delante de Saúl. Luego, Samuel dijo: "¡Mira lo que ha sido reservado para tí! Come, porque esto fue guardado para ti, para esta ocasión; desde el momento en que dije: "He invitado al pueblo". Así que Saúl comió con Samuel ese día.
25Cuando bajaron del lugar alto a la ciudad, Samuel habló con Saúl en la terraza. 26Entonces al amanecer, Samuel llamó a Saúl en la terraza y dijo: "Levántate, para que te despida". Entonces Saúl se levantó, y ambos, él y Samuel salieron a la calle.
27Mientras se dirigían a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: "Di al sirviente que vaya delante de nosotros (y el fue adelante), pero tu quédate, para que yo pueda darte el mensaje de DIOS para ti."

10

1Entonces, Samuel tomó un frasco de aceite, dejó caer aceite sobre la cabeza de Saúl, y le besó diciendo: "¿No es El SEÑOR el que te ha ungido como gobernante sobre su pueblo? 2Cuando me dejes hoy, encontrarás a dos hombres junto a la tumba de Raquel, en el territorio de Benjamín de Selsa. Ellos te dirán: "Los burros que andabas buscando, los encontramos. Tu padre ha dejado de preocuparse por los burros, y ahora está preocupado por ti, diciendo: "¿Qué debo hacer con mi hijo?

3Entonces, irás más lejos de allí, y llegarás a la encina de Tabor. Allí te encontrarás con tres hombres que van a adorar a DIOS en Betel, uno cargando tres cabritos jóvenes, otro cargando tres pedazos de pan, y otro cargando un odre con vino. 4te saludarán y te darán dos pedazos de pan, los cuales tomarás de sus manos.
5Después de eso, tu irás a la montaña de Dios, donde está la guarnición de los Filisteos. Cuando llegues a la ciudad, te encontrarás con un grupo de profetas bajando de los lugares altos con arpa, tambor, flauta y lira; ellos estarán profetizando. 6El Espíritu del SEÑOR vendrá rápido sobre ti, y profetizarás con ellos, y serás cambiado en un hombre diferente.
7Cuando todas estas señales vengan a ti, haz lo que venga a tus manos hacer, pues DIOS está contigo. 8Ven a reunirte conmigo en Gilgal. Entonces yo iré a ti, para quemar ofrendas y a sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días hasta que yo vaya a reunirme contigo para decirte lo que debes hacer.
9Cuando Saúl se dio vuelta para dejar a Samuel, Dios le dio otro corazón. Entonces todas las señales se cumplieron ese día. 10Cuando llegaron a la montaña, un grupo de profetas se juntaron, y el Espíritu de DIOS rápidamente descendió sobre él para que profetizara con ellos.
11Los que le habían conocido antes observaron que profetizaba con los profetas, las personas se empezaron a decir entre ellos: "¿Qué le ha pasado al hijo de Cis? ¿Es Saúl uno de los profetas ahora?'' 12Un hombre del mismo lugar contestó: "¿Y quién es su padre?" Por esto, se convirtió en un dicho: "¿Es Saúl uno de los profetas?" 13Cuando terminó de profetizar, se fue al lugar alto.
14Entonces, el tío de Saúl le dijo a él y a su sirviente: "¿A dónde te fuiste? y él respondió: " A buscar a los burros; cuando no los encontramos, fuimos a ver a Samuel." 15El tío de Saúl dijo: "Por favor, dime lo que Samuel te dijo." 16Saúl le respondió a su tío: "Él nos dijo claramente que los burros habían sido encontrados." Pero él no le dijo a su tío sobre el tema del reino, del cual Samuel le habló.
17Después, Samuel reunió al pueblo ante el SEÑOR en Mizpa; 18dijo al pueblo de Israel: "Esto es lo que El SEÑOR, El DIOS de Israel dice: Yo liberé a Israel de Egipto, los rescaté de la mano de los Egipcios, y de las manos de todos los reinos que los oprimían.' 19Pero hoy, ustedes han rechazado a su DIOS, quien los salva de todos sus males y sus angustias; diciéndole: 'Elige un rey sobre nosotros.' Así que preséntense delante del SEÑOR por sus tribus y sus familias."
20Samuel hizo que se acercaran todas las tribus de Israel y la tribu de Benjamín fue elegida. 21De la tribu de Benjamín hizo que se acercaran a el por familias; y la familia de los Matrí fue elegida, y Saúl hijo de Cis fue escogido. Pero cuando le buscaron, no lo encontraron.
22Entonces, el pueblo quiso hacerle a Dios más preguntas: "¿Ya llegó el hombre?" Él SEÑOR contestó: "Él se ha escondido entre el equipaje. 23''Entonces corrieron y sacaron a Saúl del lugar. Cuando se paró en medio del pueblo, era más alto que todos, de los hombros para arriba.
24Entonces, Samuel dijo al pueblo: "¿Han visto al hombre a quien Él SEÑOR ha escogido? ¡No hay nadie como él entre todo el pueblo! El pueblo grito: "¡Larga vida al rey!"
25Entonces, Samuel dijo al pueblo las costumbres y reglas del reino, las escribio en un libro, y las presentó ante Él SEÑOR. Samuel entonces, despidió todo el pueblo, cada hombre fue a su propia casa.
26Saúl también regresó a su casa en Guibeá, y con el algunos hombres fuertes, cuyos corazones DIOS tocó. 27Pero algunos hombres malvados dijeron: "¿Cómo puede este hombre salvarnos?" Estas personas despreciaban a Saúl y no le llevaron ningún regalo. Pero Saúl permaneció en silencio.

11

1Entonces Nahas el Amonita fue y rodeó a Jabes de Galaad y todos los hombres de Jabes dijeron a Nahas, "haz un pacto con nosotros y te serviremos."2Nahas el amonita respondió: "Con esta condición haré pacto con ustedes, que yo saque el ojo derecho a todos ustedes, y de esta forma traiga desgracia sobre todo Israel.''

3Entonces los ancianos de Jabes le respondieron: "Déjanos solos por siete días, para poder enviar mensajeros a todos los territorios de Israel. Entonces, si no hay nadie quien nos salve nos rendirémos delante de ti."
4Los mensajeros llegaron a Guibeá, donde Saúl vivía, y dijeron al pueblo lo que habia pasado. Todo el pueblo lloró a gritos. 5Saúl venía del campo detrás de los bueyes. Saúl dijo: "¿Qué le pasa al pueblo que está llorando?" Ellos le dijeron a Saúl lo que los hombres de Jabes habían dicho.
6Cuando Saúl escuchó lo que ellos decían, Él Espíritu de DIOS descendió rápidamente sobre él, y él se enojó mucho. 7tomó un par de bueyes, los cortó en pedazos y los envió por todos los territorios de Israel con los mensajeros. Él dijo: "Cualquiera que no salga a pelear delante de Saúl y Samuel, así se les hará a sus bueyes." Así que el terror del SEÑOR cayó sobre los pueblos y ellos se juntaron como un solo hombre. 8Cuando Saúl los contó en Bezec, la gente de Israel eran trescientos mil, y los hombres de Judá treinta mil.
9Ellos dijeron a los mensajeros que vinieron: "Les dirán a los hombres de Jabes de Galaad: 'Mañana, cuando caliente el sol serán rescatados.'" Así que los mensajeros fueron y lo dijeron a los hombres de Jabes y ellos se alegraron. 10Entonces los hombres de Jabes dijeron a los de Nahas: "Mañana nos rendiremos a ustedes, y pueden hacer lo que les parezca bien con nosotros."
11Al siguiente día, Saúl separó al pueblo en tres grupos. Y entraron al campamento durante la madrugada y atacaron y derrotaron a los Amonitas hasta el calor del día. Aquellos que sobrevivieron fueron dispersados, así no quedaron dos de ellos juntos.
12Entonces el pueblo dijo a Samuel: "¿Quién fue el que dijo? '¿Saúl gobernará sobre nosotros?' trae a los hombres para matarlos." 13Pero Saúl dijo: "Nadie debe morir hoy, porque hoy El SEÑOR ha salvado a Israel."
14Entonces Samuel dijo al pueblo: "Vengan, iremos a Gilgal y renovemos el reino allí. 15''Así que el pueblo fue a Gilgal e hicieron a Saúl rey delante del SEÑOR en Gilgal. Allí ellos sacrificaron ofrendas de paz delante del SEÑOR y Saúl y todos los hombres de Israel se alegraron grandemente.

12

1Samuel dijo a todo Israel: "He escuchado todo lo que me dijeron, y he puesto un rey sobre ustedes. 2Ahora, aquí está el rey caminando ante ustedes; yo soy viejo y lleno de canas, y mis hijos están con ustedes. He caminado delante de ustedes desde mi juventud hasta hoy.

3Aquí estoy; declaren contra mí, ante El SEÑOR y ante su ungido. ¿Qué bueyes he tomado? o ¿Qué burras he tomado? ¿A quién he defraudado? ¿A quién he oprimido? ¿De qué mano he tomado un regalo deshonesto para cegar mis ojos? Declaren en contra mía y yo se los restituiré."
4Ellos dijeron: "No no has engañado, oprimido, o robado nada de mano de ningún hombre." 5Él les dijo a ellos: "El SEÑOR es testigo en contra de ustedes, y su ungido es testigo hoy de que ustedes no encontraron nada en mi mano". Y ellos respondieron: "El SEÑOR es testigo."
6Samuel dijo al pueblo: "Es El SEÑOR quien estableció a Moisés y Aarón, y quien trajo a sus padres de la tierra de Egipto. 7Ahora pues, preséntense a sí mismos, delante del SEÑOR, para que yo discuta con ustedes respecto a todas las cosas buenas que el SEÑOR hizo para ustedes y para sus padres.
8Cuando Jacob vino a Egipto, y sus padres clamaron al SEÑOR. El SEÑOR envió a Moisés y Aarón, quienes dirigieron a sus padres fuera de Egipto y ellos los llevaron a este lugar. 9Pero ellos olvidaron al SEÑOR su DIOS; y fueron entregados a mano de Sísara, capitán del ejército de Hazor, a mano de los Filisteos, y a mano del rey de Moab; todos estos pelearon con sus antepasados.
10Ellos clamaron al SEÑOR y dijeron: 'Nosotros hemos pecado, porque hemos abandonado al SEÑOR y hemos servido a Baales y a Astarot. Pero ahora líbranos del poder de nuestros enemigos, y nosotros te serviremos.'11Entonces El SEÑOR envió a Jerobaal, a Bedán, a Jefté y a Samuel, y les dio la victoria sobre sus enemigos alrededor de ustedes, así que vivieron en seguridad.
12Cuando ustedes vieron que Nahas el rey del pueblo de los Amonitas vino en su contra, me dijeron: '¡No! Mejor que reine un rey sobre nosotros', a pesar de que El SEÑOR, su DIOS, era su rey. 13Ahora aquí está el rey a quien ustedes eligieron, quien ustedes pidieron y quien El SEÑOR nombró como rey sobre ustedes.
14Si ustedes temen al SEÑOR, sírvanle, obedezcan su voz, y no se rebelen en contra del mandato de Dios, entonces, ambos, ustedes y el rey quien reina sobre ustedes, serán seguidores del SEÑOR su DIOS. 15Si ustedes no obedecen la voz del SEÑOR, sino que se rebelan en contra de los mandatos del SEÑOR, la mano del SEÑOR será en contra de ustedes, como fue en contra de sus padres.
16Incluso ahora ustedes mismos vean esta gran cosa que el SEÑOR hará ante sus ojos. 17¿No es ahora la cosecha del trigo? Clamaré al SEÑOR para que Él envíe truenos y lluvia. Entonces, ustedes sabrán y verán que su maldad es grande, a la vista del SEÑOR, al pedir para ustedes un rey." 18Entonces Samuel oró al SEÑOR; y ese mismo día El SEÑOR envió truenos y lluvia. Luego todo el pueblo tuvo miedo del SEÑOR y de Samuel.
19Entonces, toda la gente dijo a Samuel: "Ora por tus sirvientes al SEÑOR tu Dios, para que no muramos. Porque nosotros añadimos a todos nuestros pecados este mal, de pedir un rey sobre nosotros. 20Samuel respondió: "No tengan miedo. Ustedes han hecho todo este mal, pero no se aparten del SEÑOR, sirvan al SEÑOR con todo su corazón. 21No se aparten detrás de cosas falsas que ni sirven ni salvan a ustedes, porque esas cosas son inútiles.
22Por causa de su gran nombre, el SEÑOR no rechazará a su pueblo, porque El SEÑOR se alegra al tomarlos como pueblo Suyo.23Por mi parte, lejos esté de mí pecar contra el SEÑOR, dejando de orar por ustedes, en lugar de ello, les enseñaré lo que es bueno y recto.
24Sólo teman al SEÑOR y sírvanle en verdad con todo su corazón. Vean las grandes cosas que hizo por ustedes. 25Pero si siguen en hacer el mal, ustedes y su rey serán destruídos.

13

1Saúl tenía treinta años de edad cuando comenzó a reinar; cuando él había gobernado cuarenta años sobre Israel, 2él escogió tres mil hombres de Israel. Dos mil estaban con él en Micmas y en las montañas de Betel, Mientras que mil hombres estaban con Jonatán en Geba de Benjamín. Al resto de los soldados los envió a casa, cada uno a su tienda.

3Jonatán derrotó al ejército de los Filisteos que estaban en Geba y los Filisteos escucharon esto. Así que Saúl sonó trompeta por todo lugar, diciendo: "Escuchen Hebreos." 4Israel escuchó que Saúl había derrotado al ejército de los Filisteos, y también que Israel era odioso para los Filisteos. Así que los soldados fueron llamados para juntarse con Saúl en Gilgal.
5Los Filisteos se agruparon para pelear contra Israel: tres mil carros de batalla, seis mil hombres para manejar los carros de batalla, y tropas numerosas como la arena de la orilla del mar. Ellos subieron y acamparon en Micmas, al este de Bet Avén.
6Cuando los hombres de Israel se dieron cuenta que estaban en problemas -el pueblo estaba afligido, se escondó en cuevas, debajo de matorrales, en las rocas, en pozos y en hoyos. 7Algunos de los hebreos fueron sobre el Jordán a las tierras de Gad y de Galaad. Pero Saúl permanecía en Gilgal y todo el pueblo lo seguía con gran miedo.
8El esperó siete días, el tiempo que Samuel había establecido. Pero Samuel no llegó a Gilgal, y las personas se separaban de Saúl. 9Saúl dijo: "Traigan las ofrendas quemadas y las ofrendas de paz." Así que él ofreció las ofrendas quemadas. 10pronto como él terminó de ofrecer las ofrendas quemadas Samuel llegó. Samuel fue a encontrarse con él y a saludarlo.
11Entonces Samuel dijo: "¿Qué es lo que has hecho? Saúl respondió: "Cuando vi que el pueblo me dejaba, y que tú no llegabas en el tiempo acordado, y que los filisteos se habían establecido en Micmas, 12yo dije: 'Ahora los filisteos bajarán contra mí en Gilgal, y no he implorado el favor del SEÑOR.' Así que me obligué a ofrecer las ofrendas quemadas."
13Entonces Samuel dijo a Saúl: "has actuado como un tonto. Tú no has obedecido el mandato que el SEÑOR tu DIOS te dió. 14Pues fue El SEÑOR quien estableció tu gobierno sobre Israel por siempre. Pero ahora tu reinado no seguirá. El SEÑOR ha buscado a un hombre conforme a su corazón, Y El SEÑOR lo ha escogido a él para ser príncipe sobre su pueblo, porque tú no obedeciste lo que Él te ordenó."
15Después Samuel se levantó y subió de Gilgal a Guibea de Benjamín. Después Saúl contó a los hombres que estaban presentes con él, como seiscientos hombres. 16Saúl, su hijo Jonatán y la gente que estaba presente con ellos, se quedaron en Geba de Benjamín. Pero los Filisteos acampaban en Micmas.
17Asaltantes venían del campamento de los Filisteos en tres grupos. Un grupo fue a Ofra a la tierra de Sual. 18Otro grupo fue a Bet Horón y otro grupo fue a los bordes con vista al valle de Zeboim hacia el desierto.
19No había ni un herrero por todos los alrededores de Israel, porque los filisteos decían: "De otro modo los hebreos harían espadas o lanzas para ellos mismos." 20Todos los hombres de Israel dependían de los filisteos para afilar su escardilla, su pico, su hacha y su hoz. 21El precio era dos tercios de granos de siclos por la escardilla, y el pico, y un tercio de grano de plata por afilar hachas y por arreglar las hoces.
22Así que, en el día de batalla, no se encontraba espada o lanza en las manos de ningún soldado que estaba con Saúl y Jonatán; solamente Saúl y su hijo Jonatán tenían espadas. 23El ejército de los filisteos salió para atravezar el paso de Micmas.

14

1Un día, Jonatán hijo de Saúl, dijo a su joven escudero: "Ven vamos al otro lado, al campamento de los Filisteos." Pero él no le dijo a su padre.

2Saúl estaba en los límites de Guibeá, debajo del árbol de granadas que estaba en Migrón. Con él estaban cerca de seiscientos hombres, 3incluido Ahías, hijo de Ahitob, hijo de Finees, hijo de Elí, el sacerdote del SEÑOR en Silo, quien vestía ropas sacerdotales. El pueblo no sabía que Jonatán se había ido.
4En el paso, por el que Jonatán intentaba cruzar el campamento de los Filisteos, había un barranco rocoso a un lado y un barranco rocoso al otro lado. El nombre de un barranco era Boses y el nombre del otro era Sene. 5Uno de los barrancos inclinados se levantaba en el norte de la frontera de Micmas, y el otro al sur frente a Geba.
6Jonatán dijo al joven escudero: "Ven, vamos a cruzar el campamento de estos incircuncisos. Quizá El SEÑOR obre en nuestro favor, ya que nada puede detener al SEÑOR para salvarnos de mano de mucha o de poca gente." 7Su escudero respondió: "Haz lo que hay en tu corazón. Sigamos adelante, yo estoy contigo para obedecer todos tus mandatos."
8Jonatán dijo: "Nosotros cruzaremos a donde están estos hombres, y nos mostraremos a ellos. 9Si ellos nos dicen: 'Esperen ahí hasta que nosotros lleguemos hasta ustedes' entonces nosotros nos quedaremos en nuestro lugar y no cruzaremos a ellos. 10Pero si ellos responden: 'Vengan hacia nosotros', entonces nosotros cruzaremos a ellos: porque El SEÑOR los ha entregado en nuestras manos. Esta será la señal para nosotros.
11Cuando ambos se mostraron al ejército de los Filisteos. Los Filisteos dijeron: "Miren, los hebreos salen de las cuevas donde ellos estaban escondidos." 12Entonces los hombres del ejército gritaron a Jonatán y a su escudero, y dijeron: "Vengan hacia nosotros, y les mostraremos algo." Jonatán dijo a su escudero: "Sigue después de mi porque El SEÑOR los ha entregado en las manos de Israel".
13Jonatán escaló con sus manos y pies, y su escudero siguió detrás de él. Los Filisteos caían muertos ante Jonatán, y su escudero mataba a los que venían detrás de él. 14En ese primer ataque que Jonatán y su escudero hicieron, asesinaron cerca de veinte hombres dentro de un área de quince metros cuadrados de tierra.
15Hubo terror en el campamento, en los campos y entre el pueblo. Aún los soldados y los guerreros tuvieron miedo. La tierra tembló, y hubo un gran pánico.
16Entonces, los vigilantes de Saúl en Guibeá de Benjamín vieron que la multitud de soldados Filisteos estaba dispersa, y ellos estaban yendo de un lado a otro. 17Entonces Saúl dijo al pueblo que estaba con él: "Cuenten y vean quién falta entre nosotros." Cuando ellos contaron, Jonatán y su escudero faltaban.
18Saúl dijo a Ahías: "Trae el arca de Dios aquí" (en aquel tiempo el arca estaba con los Israelitas.) 19Mientras Saúl hablaba con el sacerdote, la conmoción en el campamento de los Filisteos continuaba y se incrementaba. Entonces Saúl dijo al sacerdote, "Saca tu mano."
20Saúl y todo el pueblo que estaba con él, se reunió y fueron a la batalla. Cada espada de los Filisteos fue en contra de sus compañeros de guerra, y hubo una gran confusión. 21Aquellos hebreos quienes habían estado con los Filisteos, y quienes se habían ido con ellos al campamento, incluso ellos, se unieron con los Israelitas que estaban con Saúl y Jonatán.
22Cuando todos los hombres de Israel quienes se mantuvieron encubiertos en las colinas cerca de Efraín, escucharon que los Filisteos estaban huyendo, incluso ellos los persiguieron detrás en batalla. 23Entonces El SEÑOR salvó a Israel ese día, y la batalla llegó más alla de Bet Avén.
24Ese día los hombres de Israel estaban afligidos porque Saúl había puesto al pueblo bajo juramento diciendo: "Maldito sea el hombre que coma antes del anochecer y yo sea vengado sobre mis enemigos." Así que nadie de sus tropas probó alimento. 25Entonces todo el pueblo entró en el bosque y había miel sobre la tierra. 26Cuando el pueblo entró al bosque, la miel fluía, pero nadie llevó su mano a su boca porque el pueblo tenía miedo de la maldición.
27Pero Jonatán no había escuchado que su padre había puesto al pueblo bajo juramento. Él extendió la punta de la lanza que tenía en su mano y la sumergió en el panal. Él llevó su mano a su boca, y sus ojos brillaron. 28Entonces uno del pueblo respondió: "Tu padre puso estrictamente al pueblo bajo juramento, diciendo: 'Maldito sea el hombre que coma en este día', aun cuando el pueblo era débil por causa del hambre."
29Jonatán dijo: "Mi padre ha traído dificultades a esta tierra. Mira como mis ojos se han vuelto brillantes porque probé un poco de esta miel. 30¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín que hallaron de sus enemigos? Porque ahora la matanza no ha sido buena entre los Filisteos".
31Ellos atacaron a los Filisteos ese día desde Micmas hasta Ajalon. El pueblo estaba muy cansado. 32Se apresuró deseoso sobre el botín y tomaron ovejas, bueyes y corderos, y los mataron en el suelo. El pueblo los comió junto con la sangre.
33Después ellos dijeron a Saúl: "Mira, el pueblo está pecando en contra del SEÑOR porque están comiendo junto con la sangre". 34Saúl dijo: "Han actuado infielmente. Ahora, rueden una gran piedra hasta aquí para mí." Saúl dijo: "Salgan entre el pueblo y díganles, "Todo hombre traiga su buey y su oveja, mátenlos aquí y coman. No pequen de nuevo contra el SEÑOR comiendo junto con la sangre''. Entonces cada uno del pueblo trajo su buey con él esa noche y los mataron allí.
35Saúl construyó un altar al SEÑOR, el cual fue el primer altar que él construyó para El SEÑOR.
36Luego Saúl dijo: "Persigamos esta noche a los Filisteos y despojémosles hasta la mañana. No dejémos ninguno de ellos con vida". Ellos respondieron: "Hágase como mejor te parezca". Pero el sacerdote dijo: "Acerquémonos a Dios aquí." 37Saúl quiso consultar a Dios con más preguntas, "¿Debería de persigir a los Filisteos? ¿Los entregarás en las manos de Israel? Pero Dios no le respondió ese día.
38Entonces Saúl dijo: "Acérquense todos los líderes del pueblo; conozcan y miren como este pecado ha sucedido hoy. 39Porque vive El SEÑOR quién salva a Israel, aún si este pecado está en mi hijo Jonatán, él seguramente morirá." Pero ninguno de los hombres dentro de todo el pueblo le respondió.
40Después él dijo a todo Israel: "Ustedes están en un lado, y yo y mi hijo Jonatán estaremos en el otro." El pueblo dijo a Saúl: "Haz como mejor te parezca." 41Por tanto Saúl dijo al SEÑOR, el Dios de Israel: "Muestra el Tumim." Jonatán y Saúl fueron elegidos por suerte, y el pueblo se libró de ser escogido. 42Entonces Saúl dijo: "Echen suertes entre mi hijo Jonatán y yo." Entonces Jonatán fue elegido por suerte.
43Entonces Saúl dijo a Jonatán: "Dime lo que has hecho" Jonatán le dijo: "He probado un poco de miel con la punta de la vara que estaba en mi mano. Aquí estoy; Moriré''.44Saúl dijo: "Dios haga esto y más también para mí, si tú no mueres, Jonatán."
45Entonces el pueblo dijo a Saúl: "Debería morir Jonatán, quien ha completado esta gran victoria para Israel? No sea así. Conforme vive El SEÑOR que ninguno de los cabellos de su cabeza caiga al suelo porque él ha trabajado con Dios hoy." Entonces el pueblo rescató a Jonatán para que él no muriera. 46Entonces Saúl dejó de preseguir a los Filisteos, y los Filisteos fueron a su propia tierra.
47Cuando Saúl comenzó a gobernar sobre Israel, peleó en contra de todos sus enemigos en cada sitio. Él peleó contra Moab, el pueblo de Ammon, Edom, los reyes de Soba, y los Filisteos. Donde quiera que él volteaba, él causaba daño en ellos. 48Él actuaba con gran valor y derrotó a los Amalecitas. Él salvó a Israel de mano de aquellos quienes los habían saqueado.
49Los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi, y Malquisúa. Los nombres de sus dos hijas fueron Merab, la mayor, y Mical, la menor.50El nombre de la esposa de Saúl fue Ahinoam; ella fue la hija de Ahimaas. El nombre del capitán de su ejercito fue Abner hijo de Ner, tío de Saúl. 51Cis fue el padre de Saúl; y Ner, el padre de Abner, era el hijo de Abiel.
52Hubo fuerte guerra en contra de los Filisteos todos los días de Saúl. Cuando Saúl veía algún hombre fuerte o algún hombre valiente, lo unía a él.

15

1Samuel dijo a Saúl: "El SEÑOR me envió para elegirte rey sobre el pueblo de Israel. Ahora escucha las palabras del SEÑOR. 2Esto es lo que el SEÑOR de los ejércitos dice: 'Yo me he dado cuenta de lo que Amalec hizo en Israel oponiéndose a mi pueblo en su camino, cuando venian de Egipto. 3Ahora ve y ataca a Amalec y destruye completamente todo lo que tienen. No tengas misericordia, pero mata a ambos, hombre y mujer, niño y bebé, buey y oveja, camello y burro.

4Saúl reunió al pueblo y los contó en la ciudad de Telaim: Doscientos mil hombres a pie, y diez mil hombres de Juda. 5Entonces, Saúl llegó a la ciudad de Amalec y esperó en el valle.
6Entonces Saúl dijo a los Quenitas: "Salgan, apártense de los Amalecitas, para que no los destruya con ellos. Porque tu has mostrado bondad a todo el pueblo de Israel, cuando ellos vinieron de Egipto." Así que los Quenitas salieron lejos de los Amalecitas. 7Entonces Saúl atacó a los Amalecitas desde Havila hasta Shur, que está al oriente de Egipto.
8Saúl tomó vivo a Agag, rey de los Amalecitas; él destruyó completamente a todo el pueblo a filo de espada. 9Saúl y el pueblo preservaron a Agag, al igual que lo mejor de las ovejas, los bueyes, el ganado gordo, y los corderos. Todo lo que era bueno, no lo destruyeron. Pero destruyeron completamente todo lo que era despreciable e inútil.
10Entonces la palabra del SEÑOR vino a Samuel, diciendo: 11"Lamento haber hecho rey a Saúl, porque se ha alejado de Mí y no ha obedecido Mis mandamientos." Samuel se conmovió tanto, que lloró al SEÑOR toda la noche.
12Samuel se levantó muy temprano para encontrarse con Saúl en la mañana. A Samuel le dijeron: "Saúl vino a Carmel y levantó un monumento de él mismo, y luego volvió y bajó a Gigal." 13Entonces Samuel vino a Saúl, y Saúl le dijo: "¡Bendito eres por El SEÑOR! Yo he cumplido el mandato del SEÑOR.
14Samuel dijo: "¿Qué es entonces este bramido de ovejas en mis oídos, y el mugido de bueyes que escucho?" 15Saúl respondió: "Ellos lo han traido de los Amalecitas. Porque el pueblo ha conservado lo mejor de las ovejas y los bueyes para sacrificar a El SEÑOR tu DIOS. El resto lo hemos destruido completamente." 16Entonces Samuel dijo a Saúl: "Espera, y te diré lo que El SEÑOR me ha dicho esta noche." Saúl le dijo: "Habla".
17Samuel dijo: "¿Aunque eras pequeño ante tus propios ojos, no fuiste hecho la cabeza sobre las tribus de Israel? El SEÑOR te ha ungido como rey sobre Israel; 18Y el SEÑOR te ha enviado diciendo: 'Vé y destruye completamente a los pecadores, los Amalecitas, y pelea en contra de ellos hasta que estén destruidos''. 19Por qué no has obedecido la voz del SEÑOR, en lugar de eso, tú has tomado el botín e hiciste lo que es abominable a los ojos del SEÑOR?"
20Entonces Saúl le dijo a Samuel: "Yo si he obedecido la voz del SEÑOR, y he seguido en el camino que Él SEÑOR me envió. Yo he capturado a Agag, el rey de Amalec, y he destruido por completo a los Amalecitas. 21Pero el pueblo tomó algo del botín, ovejas y bueyes, lo mejor de las cosas destinadas a destrucción, para sacrificar al SEÑOR tu DIOS en Gilgal."
22Samuel respondió: "¿Acaso El SEÑOR se deleita más de ofrendas quemadas y sacrificios que de obedecer la voz del SEÑOR? Obediencia es mejor que sacrificio, y escuchar es mejor que la grasa de carneros. 23La rebelión es como el pecado de adivinación, y la desobediencia es como maldad e idolatría. Porque has rechazado las palabras del SEÑOR, Él también te ha rechazado a ti para ser rey."
24Entonces Saúl dijo a Samuel: "Yo he pecado; por que he desobedecido el mandato de El SEÑOR y tus palabras, porque tenía miedo del pueblo y obedecí su voz. 25Ahora, por favor perdona mi pecado, y regresa conmigo para que yo pueda adorar al SEÑOR".
26Samuel dijo a Saúl: "Yo no regresaré contigo; porque tú has rechazado la palabra del SEÑOR, y El SEÑOR te ha rechazado a ti para seguir siendo rey sobre Israel." 27Tan pronto como Samuel se daba vuelta para irse, Saúl se agarró de su manto y el manto se rasgó.
28Samuel le dijo: "El SEÑOR, hoy ha quitado de ti el reino de Israel y lo dará a otra persona, uno que es mejor que tú. 29Además la Fuerza de Israel no miente ni cambia de parecer; porque Él no es hombre para cambiar de parecer."
30Entonces Saúl dijo: "He pecado, pero por favor hónrame ahora ante los ancianos del pueblo y ante Israel. Regresa conmigo para que adore al SEÑOR tu DIOS." 31Samuel regresó detrás de Saúl y Saúl adoró al SEÑOR.
32Samuel dijo: "Trae a Agag el rey de los Amalecitas a mi." Agag llego a él atado con cadenas y dijo: "Seguramente la amargura de muerte ha pasado." 33Samuel respondió: "Como tu espada ha dejado a las mujeres sin hijos, así tu debes morir dejando a tu madre sin hijo." Entonces Samuel cortó Agag en pedazos ante El SEÑOR en Gilgal.
34Samuel fue a Ramá, y Saúl subió a su casa en Guibéa de Saúl. 35Samuel no volvió a ver a Saúl hasta el día de su muerte, porque clamaba por Saúl. Y El SEÑOR estaba arrepentido de haber hecho a Saúl rey sobre Israel.

16

1El SEÑOR dijo a Samuel: "¿Hasta cuando te afligirás por Saúl, desde que lo he rechazado como rey sobre Israel? Llena tu cuerno con aceite y ve. Te enviaré a Isaí de Belén, porque he escogido para Mí un rey de entre sus hijos."

2Samuel dijo: "¿Cómo puedo ir yo? Si Saúl lo escucha, él me matará." El SEÑOR dijo: "Toma una vaca recién nacida contigo y dí, ''He venido a sacrificarla al SEÑOR''. 3Llama a Isaí al sacrificio, y yo te mostraré que debes hacer. Tú ungirás por Mí a quién Yo te diga."
4Samuel hizo como El SEÑOR dijo y fue a Belén. Los ancianos de la ciudad estaban temblando cuando ellos fueron a recibirlo y dijeron: "¿Vienes en paz?" 5El dijo: "Vengo en paz; He venido para hacer sacrificio al SEÑOR. Conságrense al SEÑOR para el sacrificio y vengan conmigo." Entonces él apartó a Isaí y a sus hijos y los invitó al sacrificio."
6Cuando ellos vinieron, él miró a Eliab y se dijo a sí mismo que el ungido del SEÑOR ciertamente estaba de pie ante él. 7Pero El SEÑOR dijo a Samuel: "No mires su apariencia, o lo alto de su estatura; porque Yo lo he rechazado. Porque El SEÑOR no mira como mira el hombre; el hombre mira la apariencia exterior, pero El SEÑOR mira el corazón.
8Entonces Isaí llamó a Abinadab, y lo hizo pasar ante Samuel. Y Samuel dijo: "Tampoco El SEÑOR ha elegido a éste."9Después Isaí hizo pasar a Sama. Y Samuel dijo: "Tampoco El SEÑOR ha elegido a éste." 10Isaí hizo pasar a siete de sus hijos ante Samuel. Y Samuel dijo a Isaí: El SEÑOR no ha elegido a ninguno de ellos."
11Entonces Samuel dijo a Isaí: "Son todos estos tus hijos?" El respondió: "Queda aún el más joven, pero él está cuidando a las ovejas." Samuel dijo a Isaí: "Envía por él y tráelo; porque no nos sentaremos hasta que él venga."12Isaí envió por él y lo trajo. Ahora, este hijo era de buena presencia y tenía ojos hermosos y una apariencia atractiva. El SEÑOR dijo: "Levántate, úngelo; porque él es el elegido''.
13Entonces Samuel, tomó el cuerno con aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. El Espíritu del SEÑOR estuvo sobre David desde ese día en adelante. Después Samuel se levantó y fué a Ramá.
14El Espíritu del SEÑOR dejó a Saúl y un espíritu malo de parte del SEÑOR lo atormentaba.15Los sirvientes de Saúl le dijeron: "Mira, un espíritu malo de parte del SEÑOR te atormenta. 16Ordena que nuestro jefe, quien manda a tus sirvientes, quienes estamos delante de ti, busque a un hombre que sea hábil tocando el arpa. Entonces, cuando el espíritu malo de parte de Dios esté en ti, él la tocará y te sentirás bien.
17Saúl dijo a sus sirvientes: "Encuéntrenme a un hombre que pueda tocar bien y tráiganlo a mí." 18Entonces uno de los hombres jovenes respondió y dijo: "He visto un hijo de Isaí de Belén, quien es hábil tocando, fuerte, valiente, hombre de guerra, prudente al hablar, de buen parecer; y El SEÑOR está con él. 19Entonces Saúl envió mensajeros a Isaí y dijeron: "Envíame a tu hijo David, quien está con las ovejas."
20Isaí tomó un burro cargado con pan, y una vasija de vino, y un cabrito, y los envió con su hijo David a Saúl. 21Entonces David vino a Saúl y entró a su servicio. Saúl le amó mucho, y lo hizo su escudero.
22Saúl envió a Isaí diciendo: "Deja que David esté ante mi, porque él ha hallado favor en mis ojos. 23Cuando el espíritu malo de parte de Dios estaba sobre Saúl, David tomaba el arpa y la tocaba. Y el espíritu malo se apartaba de él y así Saúl se sentía mejor.

17

1Los Filisteos reunieron sus ejércitos para la batalla. Ellos se juntaron en Soco, el cual pertenece a Judá. Ellos acamparon entre Soco y Azeca, en Efes Damim.

2Saúl y los hombres de Israel se reunieron y acamparon en el valle de Ela, y formaron sus líneas de batalla para pelear con los Filisteos. 3Los Filisteos se detuvieron a un lado de la montaña e Israel se detuvo en una montaña al otro lado, con un valle entre ellos.
4Un hombre fuerte salió del campamento de los Filisteos llamado Goliat de Gat, cuya estatura era de tres metros. 5Tenía un casco de bronce sobre su cabeza, y estaba armado con una cota de malla. La cota pesaba lo mismo que casi sesenta kilos de bronce.
6Él tenía una armadura de bronce sobre sus piernas y una jabalina de bronce entre sus hombros. 7El mango de su lanza era largo, con un rodillo de cordón para tirar, como el cordón de las agujas. La punta de la espada pesaba casi siete kilos de hierro. Su escudero estaba delante de él.
8Él se paró y gritó a los soldados de Israel: "¿Por qué han salido ustedes para tener una batalla? ¿No soy un Filisteo, y ustedes no son sirvientes de Saúl? Escojan a un hombre y dejen que venga hasta mí. 9Si él es capaz de pelear conmigo y matarme, entonces nosotros seremos sus sirvientes. Pero si yo lo derroto y lo mato, entonces ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán."
10Otra vez el Filisteo dijo: "Hoy desafío a los soldados de Israel. Dénme un hombre para pelear juntos." 11Saúl y todo Israel escuchó lo que el Filisteo decía, ellos estaban desanimados y muy aterrados.
12David era el hijo del Efrateo de Belén en Judá, cuyo nombre era Isaí. Él tenia ocho hijos. Isaí era un hombre anciano en los días de Saúl, grande en edad sobre los hombres. 13Los tres hijos más grandes habían seguido a Saúl a la batalla. Los nombres de sus tres hijos que fueron a la batalla eran Eliab su primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama.
14David era el más joven. Los tres más grandes seguían a Saúl. 15David iba y venía entre el ejercito de Saúl y las ovejas de su padre en Belén, para poder alimentarlas. 16Por cuarenta días el hombre fuerte Filisteo se acercaba, en la mañana y por la tarde, para presentarse a sí mismo para la batalla.
17Entonces Isaí dijo a su hijo David: "Lleva a tus hermanos un Efa (veintidós litros) de este grano tostado y estos diez panes, y ve rápido al campamento a tus hermanos. 18También lleva estos diez quesos para los capitanes de miles. Mira como están tus hermanos y trae alguna prueba de que están bien.
19Tus hermanos están con Saúl y todos los hombres de Israel en el valle de Elá, peleando con los Filisteos." 20David se levantó en la madrugada y dejó a su rebaño al cuidado de un pastor. Él tomo el alimento y se fue, como Isaí le ordenó. Él llegó al campamento cuando el ejército salía al campo de batalla gritando voces de guerra. 21Entonces Israel y los Filisteos se alinearon para la batalla, ejército contra ejército.
22David dejó sus alimentos con el encargado del equipaje, corrió a la línea de combate y saludó a sus hermanos. 23Mientras hablaba con ellos, el hombre fuerte, el Filisteo de Gat, llamado Goliat, salió de la línea de los Filisteos, y dijo las mismas palabras que antes, y David las escuchó. 24Cuando todos los hombres de Israel vieron al hombre, huyeron de él y estaban aterrados.
25Los hombres de Israel dijeron: "¿Has visto a este hombre que salió? Él ha venido a retar a Israel. Y el rey le dará al hombre que lo mate grandes riquezas, le dará su hija en matrimonio, y hará la casa de su padre libre de impuestos en Israel."
26David dijo al hombre que estaba con él: "¿Qué se le hará al hombre, que mate a este Filisteo y quite la desgracia de Israel? ¿Quien es este incircunciso Filisteo, que desafía los ejércitos del DIOS viviente? Entonces las personas le repitieron lo que ellos decían y le dijeron: 27Así será hecho al hombre que lo mate."
28Eliab su hermano mayor escuchó cuando David habló con el hombre. El enojo de Eliab fue mucho contra David y le dijo: "¿Por qué has bajado aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu orgullo y la maldad de tu corazón; porque tú has bajado para ver la batalla." 29David dijo: "¿He hecho algo malo? ¿No fué sólo una pregunta?" 30Entonces se alejó de él para ir con otro y habló en la misma manera. Las personas le contestaron la misma cosa de antes.
31Cuando las palabras que dijo David fueron escuchadas, los soldados se las repitieron a Saúl, y él envió a buscar a David. 32David le dijo a Saúl: "No dejes que ningún hombre se desanime por causa de ese Filisteo; tu servidor irá y peleará con él." 33Saúl dijo a David: "Tú no eres capaz de ir a pelear en contra de este Filisteo porque eres solo un muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud."
34Pero David dijo a Saúl: "Tu servidor cuidaba a las ovejas de su padre. Cuando un león o un oso venía y tomaba alguna oveja del rebaño, 35yo iba tras él y lo atacaba, y rescataba la oveja de su boca. Y cuando se levantaba para atacarme, lo tomaba de su pelo, le pegaba y lo mataba.
36Tu siervo ha matado tanto a un león como a un oso. Este incircunciso Filisteo será como uno de ellos, por que ha desafiado a los ejército del DIOS viviente."
37David dijo: "El SEÑOR me ha rescatado de las garras del león y de las garras del oso. Él me rescatará de las manos de este Filisteo." Entonces Saúl dijo a David: "Ve, y que EL SEÑOR esté contigo." 38Saúl vistió a David con su ropa militar. Él puso un casco de bronce sobre su cabeza y lo vistió con una coraza.
39David puso su espada en su armadura. Pero no podía caminar, porque no había sido entrenado con ellas. Entonces David dijo a Saúl: "Yo no puedo salir a pelear con esto, porque no he tenido entrenamiento." Así que David se quitó la armadura. 40Tomó sus cosas en su mano y escogió del arroyo cinco piedras lisas; las puso en su bolso de pastor. Su honda estaba en su mano mientras se acercaba al Filisteo.
41El Filisteo llegó y se acercó a David, con su escudo llevándolo enfrente de él. 42Cuando el Filisteo miró alrededor y vió a David, lo despreció, porque era sólo un niño, rubio y con un buen parecer. 43El Filisteo le dijo a David: "¿Acaso soy un perro, que vienes a mí con palos?" Y el Filisteo maldijo a David por sus dioses.
44El Filisteo dijo a David: "Ven a mí, y yo daré tu cuerpo a las aves de los cielos y a las bestias del campo." 45David le respondió al Filisteo: "Tú vienes a mi con una espada, una lanza y una jabalina. Pero yo vengo a tí en El nombre del SEÑOR de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado.
46El SEÑOR me dará la victoria sobre tí, y yo te mataré y te quitaré la cabeza de tu cuerpo. Hoy yo daré los cuerpos de los ejércitos Filisteos a las aves de los cielos y a las bestias salvajes de la tierra, para que toda la tierra sepa que hay DIOS en Israel, 47y para que todos aquí presentes sepan que El SEÑOR no da la victoria con espada ó lanza. Porque la batalla es de El SEÑOR, y Él nos ayudará a derrotarlos."
48Cuando el Filisteo se levantó y se acercó para enfrentarse con David; David corrió rápidamente hacia el ejército enemigo para enfrentarse al Filisteo. 49David metió su mano en su bolso, tomó una piedra y la lanzó, y golpeó la frente del Filisteo. La piedra se hundió en la frente del Filisteo, y él cayó sobre su cara a la tierra.
50David derrotó al Filisteo con una honda y con una piedra. Él golpeo al Filisteo y lo mató. No hubo espada en la mano de David. 51David corrió y se paró sobre el Filisteo y tomó su espada, la sacó de su funda, lo mató, y le cortó la cabeza. Cuando los Filisteos vieron que su hombre fuerte estaba muerto, ellos huyeron.
52Entonces los hombres de Israel y de Judá se levantaron con un grito, y persiguieron a los Filisteos hasta el valle y las puertas de Ecrón. Y los Filisteos muertos se hallaban tirados por el camino a Saaraim, todo el camino hasta Gat y Ecrón. 53El pueblo de Israel regresó de perseguir a los Filisteos, y ellos robaron su campamento. 54David tomó la cabeza del Filisteo y la llevó a Jerusalén, pero puso su armadura en su tienda.
55Cuando Saúl vio a David saliendo en contra de los Filisteos, él dijo a Abner, el capitán del ejército: "Abner, ¿Hijo de quién es éste joven?" Abner dijo: "Como tú vives, rey, yo no lo sé." 56El rey dijo: "pregunta a aquellos quienes sepan, de quién es hijo éste joven."
57Cuando David regresó de matar a los Filisteos, Abner lo tomó, y lo trajo frente a Saúl con la cabeza del Filisteo en su mano. 58Saúl le dijo: "¿Hijo de quién eres tú, joven? David respondió: "Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Belén."

18

1Cuando él terminó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán fue unida al alma de David, y Jonatán lo amó como a su propia alma.2Saúl tomó a David a su servicio ese día; él no lo dejó regresar a la casa de su padre.

3Entonces Jonatán y David hicieron un pacto de amistad porque Jonatán lo amó como a su propia alma. 4Jonatán se quitó la túnica que llevaba puesta, y se la dió a David junto con su armadura, así como su espada, arco y cinto.
5David salía donde quiera que Saúl lo enviaba, y tenía éxito. Saúl lo puso sobre los hombres de guerra. Esto agradaba a los ojos del pueblo, incluso, a la vista de los siervos de Saúl.
6Cuando ellos volvieron a casa después de derrotar a los Filisteos, las mujeres de todas las ciudades de Israel vinieron, cantando y danzando, para ver al Rey Saúl, con tamborines, con gozo y con instrumentos musicales. 7Las mujeres tocaban y cantaban unas a las otras. Ellas cantaban: "Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles."
8Saúl estaba muy enojado, y no le gustaba ese canto. Él dijo: "Ellos le han dado a David diez miles, pero a mi sólo me dan miles. ¿Qué más va a tener él sino el reino? 9Y Saúl miró a David con sospecha desde ese día en adelante.
10Al día siguiente un espíritu malo de parte de Dios cayó sobre Saúl. Y él deliraba dentro de la casa. Entonces David tocó su instrumento, como él hacía cada día. Saúl tenía su lanza en su mano. 11Saúl lanzó su lanza, porque él pensaba: "Clavaré a David a la pared." Pero David escapó de la presencia de Saúl dos veces. 12Saúl tuvo miedo de David, porque El SEÑOR estaba con él, pero ya no estaba más con Saúl.
13Entonces Saúl lo quitó de su presencia y lo nombró jefe de mil soldados. De esta forma, David salía y entraba al frente del pueblo.14David prosperaba en todos sus caminos, porque El SEÑOR estaba con él.
15Cuando Saúl vió que él prosperaba, quedo asombrado de él. 16Pero todo Israel y Judá amaba a David, porque él entraba y salía al frente de ellos.
17Entonces Saúl dijo a David: "Aquí está mi hija mayor, Merab. Te la daré como esposa. Solo sé valiente para mí y pelea las batallas del SEÑOR." Porque Saúl pensaba: "No lo mataré yo, sino la mano de los Filisteos."18David dijo a Saúl: "¿Quien soy yo, y qué es mi vida, o la familia de mi padre en Israel, para que yo sea el yerno del rey?
19Pero en el tiempo cuando Merab, la hija de Saúl debería haber sido entregada a David, ella fue dada a Adriel, el meholatita como esposa.
20Pero Mical, hija de Saúl, amó a David. Le dijeron a Saúl, y ésto le agradó. 21Entonces pensó: "Se la daré a él, para que ella sea una trampa para él, y que la mano de los Filisteos esté en su contra." Entonces Saúl dijo a David por segunda vez: "Tú serás mi yerno."
22Saúl ordenó a sus sirvientes: "Hablen con David en privado, y digan: ''Mira, el rey te estima y todos sus sirvientes te aman. Ahora pues, vuélvete yerno del rey."
23Así que los sirvientes de Saúl hablaron estas palabras a David. Y David dijo: "¿Es esto sencillo para ustedes, que sea el yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de poca estima?" 24Los sirvientes de Saúl le informaron las palabras que David habló.
25Entonces Saúl dijo: "Así dirán a David: 'El rey no desea ninguna dote, sólo cien prepucios de los Filisteos, para ser vengado de sus enemigos.'" Ahora, Saúl pensó hacer que David cayera por mano de los Filisteos. 26Cuando sus sirvientes dijeron a David estas palabras, éstas agradaron a David para ser el yerno del rey.
27Antes que aquellos días terminaran, David vino con sus hombres y mató a doscientos Filisteos. David trajo sus prepucios, y los dió completos al rey, porque ésto lo haría ser el yerno del rey. 28Así que Saúl le dió a su hija Mical como esposa. Cuando Saúl vió y supo que El SEÑOR estaba con David; y que Mical, la hija de Saúl, lo amaba. 29Saúl tuvo aún más temor de David. Saúl continuaba siendo el enemigo de David.
30Entonces los príncipes de los Filisteos salieron a la batalla, y como cada vez que ellos salían, David tenía más éxito que todos los sirvientes de Saúl, entonces, el nombre de David fue altamente apreciado.

19

1Saúl le dijo a Jonatán su hijo y a todos sus sirvientes que ellos debían matar a David. Pero Jonatán, hijo de Saúl, amaba a David. 2Así que Jonatán le dijo a David, "Saúl mi padre busca matarte. Por lo tanto ponte en guardia en la mañana y escóndete en un lugar secreto. 3Yo saldré afuera y me pararé al lado de mi padre en el campo donde tú estás, y yo hablaré con mi padre acerca de ti. Si yo me entero de algo, yo te lo diré."

4Jonatán habló bien de David a Saúl su padre y le dijo a él, "No dejes que el rey peque contra su siervo David. Pues él no ha pecado en contra de ti, y sus hechos te han traído bien. 5Pues él mató al Filisteo. El SEÑOR trajo una gran victoria para todo Israel. Tú lo viste y te regocijaste. ¿Por qué pecar en contra de sangre inocente matando a David sin razón alguna?"
6Saúl escuchó a Jonatán. Saúl juró, "Vive el SEÑOR, él no morirá." 7Entonces Jonatán llamó a David, y Jonatán le dijo todas estas cosas. Jonatán trajo a David a Saúl, y él estaba en su presencia como antes.
8Y hubo guerra otra vez, y David salió y peleó con los Filisteos y los derrotó con una gran matanza. Ellos huyeron delante de él. 9Un espíritu malo de parte del SEÑOR vino sobre Saúl cuando él estaba sentado en su casa con la lanza en su mano, mientras David tocaba su instrumento
10Saúl intentó clavar a David a la pared con la lanza, pero él se quitó de la presencia de Saúl, de manera que Saúl clavó la lanza en la pared. David huyó y escapó esa noche. 11Saúl envió mensajeros a la casa de David para vigilarlo de modo que pudiera matarlo en la mañana. Mical, la esposa de David, le dijo a él, "si tú no salvas tu vida esta noche, mañana te matarán."
12Así que Mical dejó bajar a David por la ventana. Él salió y huyó, y escapó. 13Mical tomó un ídolo casero y lo acostó en la cama. Entonces ella puso una almohada de pelo de cabra a su cabeza, y lo cubrió con ropa.
14Cuando Saúl envió mensajeros para tomar a David, ella dijo: "El está enfermo."15Entonces Saúl envió a los mensajeros para ver a David; él dijo: "Tráiganlo hasta mí en la cama, para que yo pueda matarlo.
16Cuando los mensajeros entraron, miraron, y el idolo de la casa estaba en la cama y la almohada de pelo de cabra en su cabeza. 17Saúl dijo a Mical: "¿Por qué me has engañado y has dejado a mi enemigo escapar?" Mical respondió a Saúl: Él me dijo: 'Déjame ir. O te mato"
18David corrió lejos y escapó, y fue a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Entonces él y Samuel fueron y permanecieron en Naioth. 19Eso fue dicho a Saúl, diciendo: "Mira, David está en Naiot en Ramá. 20Entonces Saúl envió mensajeros para capturar a David. Cuando ellos vieron la compañía de los profetas profetizando, y Samuel estando a la cabeza de ellos, el Espíritu de Dios vino sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron.
21Cuando a Saúl se le dijo esto, él envió otros mensajeros, y ellos también profetizaron. Así que Saúl envió mensajeros nuevamente la tercera vez, y ellos también profetizaron. 22Entonces él también fue a Ramá y vino al pozo profundo que está en Secú. Él preguntó, "¿Dónde están Samuel y David?" Alguien dijo, "Ves, ellos están en Naiot en Ramá."
23Saúl fue a Naiot en Ramá. Y el Espíritu de Dios vino sobre él también, y mientras iba, él profetizaba, hasta que vino a Naiot en Ramá. 24Y él, también, se quitó su ropa, y él también profetizó delante de Samuel y se postró desnudo todo ese día y toda esa noche. Por esto ellos dicen, "¿está Saúl también entre los profetas?"

20

1Entonces David salió de Naiot en Ramá y vino y le dijo a Jonatán: "¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad? ¿Cuál es mi pecado ante tu padre para que busque tomar mi vida?" 2Jonatán le respondió a David: "Lejos de eso; no morirás. Mi padre no hará nada ni grande ni pequeño sin decírmelo. ¿Por qué mi padre escondería esto de mí? No será así."

3Pero David volvió a jurar diciendo: "Tu padre sabe muy bien que he hayado favor ante tus ojos. Y ha dicho: 'No dejen que Jonatán sepa esto, porque se entristecerá.' Pero tan cierto como vive el SEÑOR, y como vives tú, hay solo un paso entre la muerte y yo."
4Entonces Jonatán le dijo a David: "Cualquier cosa que digas, yo la haré por ti." 5David le dijo a Jonatán: "Mañana es la luna nueva, y yo debo sentarme a comer con el rey. Pero déjame ir, para esconderme en el campo hasta el tercer día en la noche.
6Si tu padre me extraña, entonces le dirás: ''David me rogó que le dejara ir para correr hacia su ciudad de Belén; para celebrar el sacrificio anual que ofrece toda su familia." 7Si él contesta: 'Esta bien,' tu siervo estará en paz. Pero si se enoja mucho, entonces sabrás que se ha decidido por el mal.
8Por lo tanto ten misericordia de tu siervo. Porque has llevado a tu siervo a un pacto del SEÑOR contigo. Pero si hay pecado en mí, mátame tu mismo; ¿por qué entonces habrías de llevarme a tu padre?" 9Jonatán dijo: "¡Lejos esté esto de ti! Si yo supiera que mi padre ha decidido hacerte daño, ¿no te lo diría yo?"
10Entonces David dijo a Jonatán: "¿Quién me dirá en caso que tu padre te conteste bruscamente?" 11Jonatán dijo a David: "Ven y vayamos al campo." Y salieron ambos al campo.
12Entonces Jonatán dijo a David: "Que El SEÑOR, Dios de Israel, sea testigo. Cuando le pregunte a mi padre mañana a esta misma hora o al tercer día, mira, que si hay buena voluntad para David, ¿entonces no te llamaré y te dejaré saber? 13Si le complace a mi padre hacerte daño, que El SEÑOR le haga a Jonatán, y más también, si no te dejo saber y te envío lejos para que vayas en paz. Que El SEÑOR esté contigo, como ha estado con mi padre.
14Si aún estuviera vivo, ¿no me mostrarías el pacto de misericordia del SEÑOR, para que no muera? 15No cortes el pacto de misericordia con mi casa para siempre, ni cuando El SEÑOR haya destruido todos los enemigos de David sobre la faz de la tierra." 16Entonces Jonatán hizo un pacto con la casa de David y dijo: "Que El SEÑOR demande cuentas de las manos de los enemigos de David."
17Jonatán hizo que David jurara otra vez por el amor que le tenía, porque le amaba como a su propia alma. 18Entonces Jonatán le dijo: 19"Mañana es la luna nueva. Tú serás extrañado porque tu asiento estará vacío. Cuando hayas estado ausente tres días bajarás rápidamente y vendrás del lugar donde te escondiste el día que todo pasó y te quedarás por la piedra de Ezel.
20Yo dispararé tres flechas al lado como si estuviera disparando al blanco. 21Y enviaré a mi sirviente y le diré: 'Ve y busca las flechas.' Si le digo al joven: 'Mira, las flechas están a este lado tuyo; ven y búscalas,' entonces ven; porque habrá seguridad para ti y no daño, según vive el SEÑOR.
22"Pero si yo digo al joven: 'Mira, las flechas están más allá de ti,' entonces te irás lejos, pues El SEÑOR te ha enviado lejos. 23En cuanto al acuerdo que tú y yo hablamos, mira, El SEÑOR esté entre tú y yo por siempre."
24Entonces David se escondió en el campo. Cuando la luna nueva salió, el rey se sentó a comer. 25El rey se sentó en su silla, como de costumbre, en el asiento cerca de la pared. Jonatán se levantó, y Abner se sentó al lado de Saúl. Pero el lugar de David estaba vacío.
26Saúl no dijo nada ese día, porque pensó: "Algo le ha acontecido. Él no está limpio; seguramente él no está limpio." 27Pero al segundo día, el día después de la luna nueva, el lugar de David estaba vacío. Saúl le dijo a Jonatán su hijo: "¿Por qué el hijo de Isaí no ha venido a la comida, ni ayer ni hoy?"
28Jonatán le contestó a Saúl: "David me pidió permiso para ir a Belén. 29Él me dijo: 'Por favor déjame ir. Pues nuestra familia tiene sacrificio en la ciudad y mi hermano me ha ordenado que esté allá. Ahora, si he hallado favor delante de tus ojos, por favor déjame ir a ver a mis hermanos.' Por esta razón no ha venido a la mesa del rey."
30Entonces el enojo de Saúl fue mucho en contra de Jonatán, y le dijo: "¡Tú, hijo de mujer mala y rebelde! ¿Crees tú que no sé que has escojido al hijo de Isaí, para tu propia vergüenza y la vergüenza de la desnudez de tu madre? 31Mientras el hijo de Isaí viva sobre la tierra, ni tú, ni tu reino serán establecidos. Ahora pues, envía y traémelo a mí, porque él ciertamente tiene que morir."
32Jonatán le contestó a Saúl su padre: "¿Por qué razón debe de morir él? ¿Qué ha hecho él?" 33Entonces Saúl le arrojó su lanza para matarlo. Entonces Jonatán supo que su padre estaba decidido a matar a David. 34Jonatán se levantó de la mesa con un fuerte enojo y no comió nada el segundo día del mes, porque estaba muy triste sobre David, porque su padre le había deshonrado.
35En la mañana, Jonatán salió al campo para su encuentro con David y un hombre joven le acompañaba. 36Le dijo su sirviente: "Corre y encuentra las flechas que dispare." Y mientras el hombre joven corría, él disparó una flecha más allá de él. 37Cuando el joven llegó al sitio donde cayó la flecha que Jonatán disparó, Jonatán llamó al joven, y le dijo: "¿No está la flecha más allá de ti?"
38Y Jonatán llamó al hombre joven: "¡Apurate, sé rápido, no te quedes!" El hombre joven de Jonatán juntó las flechas y regresó a su amo. 39Pero el hombre joven no sabía nada. Solo Jonatán y David conocían del asunto. 40Jonatán le dio las armas al hombre joven y le dijo: "Vé, llévalas a la ciudad."
41Tan pronto el joven se fue, David se levantó de detrás de la montículo, se tiró boca abajo en tierra, y se inclinó tres veces. Se besaron uno al otro y lloraron juntos, pero David lloró más. Jonatán le dijo a David: "Ve en paz, porque ambos hemos jurado en el nombre del SEÑOR diciendo: 'Que El SEÑOR esté entre tú y yo, y entre mi descendencia y tu descendencia para siempre." 42Entonces David se levantó y se fue, y Jonatán regresó a la ciudad.

21

1Entonces David vino a Nob para ver al sacerdote Ahimelec. Ahimelec vino tembloroso al encuentro con David y le dijo, "¿Por qué estás solo y no tienes a nadie contigo?" 2David le dijo al sacerdote Ahimelec, "El rey me ha enviado en una misión y me ha dicho, 'No dejes saber a nadie el asunto al cual te envÍo y a lo que te he mandado'. He dirijido a los hombres jóvenes a otro lugar.

3Ahora ¿qué tienes a la mano? Dame cinco rebanadas de pan, o lo que tengas aquí." 4El sacerdote le contestó a David y dijo, "No hay pan común a la mano, pero hay pan santo--si es que los hombres se han guardado de mujeres."
5David le contestó al sacerdote, "Ciertamente nos hemos guardado de mujeres en estos tres días, como es mi costumbre cuando salimos en camino. Las cosas que pertenencen a los hombres han sido apartadas aún en misiones comunes. ¡Cuanto más hoy separarán lo que les pertenece!" 6Así que el sacerdote le dió el pan que fue separado. Por que no había pan allí, excepto el pan de la presencia, que fue removido de delante del SEÑOR, para que pudieran colocar pan caliente en su lugar en el día que fue removido.
7Ahora uno de los siervos de Saúl estaba allí ese día, detenido ante El SEÑOR. Su nombre era Doeg el edomita, jefe de los pastores de Saúl.
8David le dijo a Ahimelec, "¿No habrá aquí alguna lanza o espada a la mano? Porque no traje ni espada ni arma conmigo por la urgencia del asunto del rey" 9El sacerdote dijo, "La espada de Goliat el Filisteo, a quien tú mataste en el valle de Elá, está aquí envuelta en una tela detrás del efod (ropa sacerdotal). Si la aceptas, llévatela, porque aquí no hay otra arma." David dijo, "No hay otra espada como esa; dámela."
10David se levantó y huyó ese día de Saúl y fue a Aquis, el rey de Gat. 11Los siervos de Aquis le dijeron, "¿No es este David, rey de la tierra? ¿No cantaban acerca de él unos a otros en sus danzas, 'Saúl ha matado sus miles, y David sus diez miles?'
12David llevó estas palabras al corazón y temía mucho a Aquis, el rey de Gat. 13Cambió su manera de comportarse delante de ellos y se hizo pasar por loco en su presencia; escribió marcas en las puertas del portón y dejó su saliva bajar por su barba.
14Entonces Aquis dijo a sus sirvientes, "Miren, no ven ustedes que el hombre está loco. ¿Por qué me lo han traído a mí? 15¿Acaso me faltan locos, para que me hayan traído este que se comporte como uno en mi presencia? ¿Realmente vendrá este a entrar a mi casa?

22

1David se fue de allí y se escapó a la cueva de Adulam. Cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, ellos bajaron hacia allá con él. 2Todos los que estaban afligidos, todos los que estaban endeudados y todos los que estaban descontentos-- todos ellos se reunieron con él. David se convirtió en el capitán sobre ellos. Habían cuatrocientos hombres con él.

3Entonces David se fue de allí hacia Mizpa en Moab. Él le djo al rey de Moab: "Por favor deja a mi padre y a mi madre irse contigo hasta que yo sepa lo que Dios hará por mí. 4Él los dejó con el rey de Moab. Su padre y madre se quedaron con él todo el tiempo que David estuvo en su refugio. 5Luego el profeta Gad le dijo a David: "No te quedes en tu refugio. Sal y ve a la tierra de Judá." Así que David se fue de allí y entró al bosque de Haret.
6Saúl escuchó que David había sido descubierto, junto con los hombres que estaban con él. Ahora Saúl estaba sentado en Guibeá, debajo de un árbol de tamarisco en Ramá, con su lanza en la mano, y todos sus sirvientes estaban de pie alrededor de él.
7Saúl le dijo a sus sirvientes quienes estaban de pie alrededor de él: "¡Escuchen ahora, gente de Benjamín! ¿El hijo de Isaí le dará a cada uno de ustedes campos y viñas? ¿Los hará a todos ustedes capitanes de miles y capitanes de cientos, 8a cambio de que todos ustedes conspiren en contra de mí? Ninguno de ustedes me ha informado cuando mi hijo ha hecho un pacto con el hijo de Isaí. Ninguno de ustedes tiene pena por mí. Ninguno de ustedes me informa que mi hijo ha incitado a mi siervo David en contra mía. Hoy él se esconde y espera por mí para poder atacarme."
9Entonces Doeg el edomita, quien estaba junto a los sirvientes de Saúl, respondió: "Yo vi al hijo de Isaí venir a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob. 10Él oró al SEÑOR para que Él pudiera ayudarlo, y le dió alimentos y la espada de Goliat el Filisteo."
11Entonces el rey envió a alguien a llamar al sacerdote Ahimelec, hijo de Ahitob y toda la familia de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob. Todos ellos vinieron al rey. 12Saúl dijo: "Escuche ahora, hijo de Ahitob." Él contestó: "Aquí estoy, mi señor." 13Saúl le dijo a él: "¿Por qué has conspirado en contra de mí, tú y el hijo de Isaí, en que tú le has dado pan y una espada y has orado a Dios para que Él lo ayude, para que se levante contra mí, para esconderse en secreto como él ha hecho hoy?"
14Entonces Ahimelec le contestó al rey y dijo: "¿Quién entre todos tus sirvientes es tan fiel como David, quien es el yerno del rey, jefe de tu guardia y es honrado en tu casa?" 15¿Es hoy la primera vez que yo he orado a Dios para ayudarlo? ¡Lejos esté esto de mí! No deje el rey culpar de algo a su siervo ni a toda la familia de mi padre. Porque su siervo no sabe nada sobre este asunto."
16El rey contestó: "Tú seguramente morirás, Ahimelec, tú y toda la familia de tu padre." 17El rey le dijo a la guardia que estaba de pie alrededor de él: "Dense vuelta y maten los sacerdotes del SEÑOR. Porque la mano de ellos también está con David, y porque ellos sabían que él había huído, pero no me lo dijeron." Pero los sirvientes del rey no mataron a los sacerdotes del SEÑOR.
18Entonces el rey le dijo a Doeg: "Date vuelta y mata a los sacerdotes." Así que Doeg el edomita giró y atacó los sacerdotes; él mató a ochenta y cinco personas que vestían un efod (ropas sacerdotales) de lino ese día. 19Con el filo de la espada, él atacó a Nob, la ciudad de los sacerdotes, tanto hombres como mujeres, niños e infantes, y bueyes y burros y ovejas. Él los mató a todos con el filo de la espada.
20Pero uno de los hijos de Ahimelec, hijo de Ahitob, llamado Abiatar, escapó y huyó tras David. 21Abiatar le dijo a David que Saúl había matado a los sacerdotes del SEÑOR.
22David le dijo a Abiatar: "Ese día yo sabía que cuando Doeg el edomita estaba allí, que él seguramente le diría a Saúl. ¡Yo soy responsable por cada muerte en la familia de tu padre! 23Quédate conmigo y no tengas miedo. Porque el que busca tu vida, busca la mía también. Tú estarás seguro conmigo."

23

1Le dijeron a David: "Mira, los Filisteos están peleando en contra de Keila y están robando las eras." 2Así que David le oró al SEÑOR por ayuda y le preguntó: "¿Debo ir y atacar a estos Filisteos?" El SEÑOR le dijo a David: "Ve y ataca a los Filisteos y salva a Keila."

3Los hombres de David le dijeron a él: "Mira, tenemos miedo aquí en Judá. ¿Cuánto más entonces, si nosotros vamos a Keila en contra del ejército de los Filisteos?" 4Entonces David oró al SEÑOR por ayuda una vez más. El SEÑOR le contestó: "Levántate, baja a Keila. Porque yo te daré victoria sobre los Filisteos."
5David y sus hombres fueron a Keila y pelearon con los Filisteos. Él llevó lejos su ganado y los atacó con un gran matanza. Así que David salvó los habitantes de Keila. 6Cuando Abiatar, hijo de Ahimelec, huyó hacia David en Keila, él bajó con un efod (ropa sacerdotal) en su mano.
7Saúl fue avisado que David había ido a Keila. Saúl dijo: "Dios me lo ha entregado en mis manos. Pues él está encerrado, porque ha entrado a una ciudad que tiene puertas y barras." 8Saúl convocó todas sus fuerzas para batalla, para bajar a Keila, para cercar a David y sus hombres. 9David supo que Saúl estaba planeando daño en su contra. Él le dijo a Abiatar el sacerdote: "Trae el efod (ropa sacerdotal) aquí."
10Entonces David dijo: "SEÑOR, Dios de Israel, tu siervo en efecto ha oído que Saúl busca venir a Keila, para destruir la ciudad por mi causa. 11¿Acaso los hombres de Keila, me entregarán en su mano? ¿Vendrá Saúl, como tu siervo ha oído? SEÑOR, el Dios de Israel, te suplico, por favor dile a tu siervo." El SEÑOR dijo: "Él vendrá."
12Entonces David dijo: "¿Acaso los hombres de Keila, me entregarán a mis hombres y a mí en manos de Saúl?" El SEÑOR dijo: "Ellos te entregarán."
13Entonces David y sus hombres, quienes eran como seiscientos, se levantaron y se alejaron de Keila, y fueron de un lugar a otro. Le dijeron a Saúl que David había escapado de Keila, y él detuvo su persecución. 14David se quedó en los refugios en el desierto, en la zona montañosa, en el desierto de Zif. Saúl lo buscó cada día, pero Dios no se lo entregó en su mano.
15David vió que Saúl había salido a quitarle la vida; ahora David estaba en el desierto de Zif en Hores. 16Entonces Jonatán, hijo de Saúl, se levantó y fue donde David en Hores, y lo fortaleció a confiar en Dios.
17Él le dijo: "No tengas miedo. Pues la mano de Saúl, mi padre, no te encontrará. Serás rey sobre Israel, y yo estaré junto a ti. Saúl, mi padre, también sabe esto." 18Ellos hicieron un pacto ante El SEÑOR. David permaneció en Hores, y Jonatán se fue a casa.
19Entonces los zifeos vinieron a Saúl en Guibeá y dijeron: "¿Acaso no está David escondiéndose entre nosotros en los refugios de Hores, en la colina de Haquila, la cual está al sur de Jesimón? 20¡Baja ahora, rey! ¡De acuerdo a tu deseo, baja! Nuestra parte será entregarlo en las manos del rey."
21Saúl dijo: "Que sean bendecidos por El SEÑOR. Porque han tenido compasión de mí. 22Vayan, asegúrense aún más. Busquen y descubran dónde está el lugar de su escondite y quién lo ha visto allí. Me han dicho que él es muy astuto. 23Así que miren, y busquen todos los lugares en donde él se esconde. Vuelvan a mí con información verdadera, y entonces yo regresaré con ustedes. Si él está en la tierra, yo lo buscaré entre todos los hombres de Judá."
24Se levantaron y fueron a Zif delante de Saúl. Ahora David y sus hombres estaban en el desierto de Maón, en el Arabá al sur de Jesimón. 25Saúl y sus hombres fueron en su busca. Y a David le dijeron de ello, así que bajó a una colina rocosa y vivió en el desierto de Maón. Cuando Saúl escuchó de ello, él persiguió a David en el desierto de Maón.
26Saúl iba por un lado de la montaña y David y sus hombres iban por el otro lado de la montaña. David se apuró para alejarse de Saúl. Mientras Saúl y sus hombres estaban rodeando a David y sus hombres para capturarlos, 27un mensajero vino a donde estaba Saúl y le dijo: "Apúrate y ven, porque los Filisteos han atacado tu país."
28Así que Saúl regresó de perseguir a David y fue en contra de los Filisteos. Por lo tanto ese lugar fue llamado la Roca de Escape. 29David subió de allí y vivió en los refugios de En Gadi.

24

1Cuando Saúl regresó de perseguir a los Filisteos, le dijeron: "David está en el desierto de En Gadi." 2Entonces Saúl tomó a tres mil hombres escogidos de todo Israel y se fue a buscar a David y a sus hombres en los peñascos de las cabras monteses.

3Él llegó a un corral de ovejas por el camino, en donde había una cueva. Saúl se fue adentro de la cueva para hacer sus necesidades. Ahora, David y sus hombres estaban sentados bien atrás dentro de la cueva. 4Los hombres de David le dijeron a él: "Este es el día del cual El SEÑOR habló, cuando él te dijo: 'Yo te entregaré a tu enemigo en tus manos, para que hagas con él como tú quieras." Luego, David se levantó y silenciosamente se arrastró hacia adelante y cortó el borde del manto de Saúl.
5Despúes de esto, el corazón de David lo afligió porque él le había cortado el borde del manto de Saúl. 6Él le dijo a sus hombres: "Qué El SEÑOR no permita que yo haga tal cosa a mi rey, el ungido del SEÑOR, que yo le haga daño, viendo que él es el ungido del SEÑOR."7Así que David regañó a sus hombres con estas palabras, y no les dejó atacar a Saúl. Saúl se puso de pie, salió de la cueva, y continuó su camino.
8Después de esto, David también se puso de pie, dejó la cueva, y llamó a Saúl: "Mi señor rey." Cuando Saúl miró detrás de él, David se inclinó con su rostro hacia la tierra y le mostró sus respetos. 9David le dijo a Saúl: "¿Por qué escuchas a los hombres que dicen: 'Mira, ¿David está buscando lastimarte?'
10Hoy tus ojos han visto cómo El SEÑOR te puso en mi mano cuando estábamos en la cueva. Algunos me dijeron que te matara, pero yo te perdoné. Yo dije: 'Yo no haré algo en contra de mi rey; porque es el ungido del SEÑOR.' 11Mira, padre mío, mira el borde de tu manto en mis manos. Porque por el hecho de que corté el borde de tu manto y no te maté, tú puedes saber y ver que no hay maldad o traición en mi mano, y yo no he pecado contra ti, a pesar de que tú buscas mi vida para matarme.
12Qué El SEÑOR juzgue entre tú y yo, y que El SEÑOR me vengue en contra de ti, pero mi mano no estará en contra de ti. 13Como el proverbio de los antiguos dice: ´De entre los malvados viene la maldad. ´ Pero mi mano no estará en contra de ti.
14¿Detrás de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¡A un perro muerto! ¡A una pulga! 15Qué El SEÑOR sea el juez y juzgue entre tú y yo, y lo vea, y defienda mi causa y me permita escapar de tu mano."
16Cuando David había terminado de hablar estas palabras a Saúl, Saúl dijo: "¿Es ésta tu voz, mi hijo David?" Saúl levantó su voz y lloró.
17Él le dijo a David: "Tú eres más justo de lo que yo soy. Porque me has pagado con bien, cuando yo te he pagado con mal. 18Tú has declarado hoy cómo me has hecho bien, pues no me mataste cuando El SEÑOR me puso en tu mano.
19Porque si un hombre encuentra a su enemigo, ¿lo dejará ir a salvo? Qué El SEÑOR te recompense con bien por lo que me has hecho hoy. 20Yo sé que seguramente tú serás rey y que el reino de Israel será establecido en tu mano.
21Júrame por El SEÑOR que no matarás a mi familia, y que tú no destruirás mi nombre fuera de la casa de mi padre." 22Así que David le hizo un juramento a Saúl. Después Saúl se fue a su casa, pero David y sus hombres subieron a su escondite.

25

1Samuel murió. Todo Israel se reunió y lloró por él, y ellos lo sepultaron en su casa en Ramá. Luego David se levantó y bajó al desierto de Parán.

2Hubo un hombre en Maón, cuya riqueza estaba en Carmel. El hombre era muy rico. Él tenía tres mil ovejas y mil cabras. Él estaba trasquilando sus ovejas en Carmel. 3El nombre del hombre era Nabal, y el nombre de su esposa era Abigail. La mujer era inteligente y hermosa en apariencia. Pero el hombre era duro y malo en sus tratos. Él era descendiente de la casa de Caleb.
4David escuchó en el desierto que Nabal estaba trasquilando sus cabras. 5Así que David envió diez hombres jóvenes, "Suban a Carmel, vayan a Nabal, y salúdenlo en mi nombre. 6Ustedes le dirán, 'Vive en prosperidad. Paz sea para ti y paz a tu casa, y paz sea a todo lo que tienes.
7Escuché que tienes esquiladores. Tus pastores han estado con nosotros, y no les hicimos daño, y ellos no perdieron nada en todo el tiempo que estuvieron en Carmel. 8Pregúntale a tus sirvientes, y ellos te dirán. Ahora deja que mis sirvientes encuentren gracia ante tus ojos, pues hemos llegado en un día festivo. Por favor ofrece lo que tienes a la mano a tus sirvientes y a tu hijo David.'"
9Cuando los hombres jóvenes de David llegaron, ellos le dijeron todo esto a Nabal de parte de David y luego esperaron. 10Nabal contestó a los sirvientes de David, "¿Quién es David? ¿Y quién es el hijo de Isaí? Hay muchos sirvientes en estos días que huyen de sus amos. 11¿Debería yo tomar mi pan y mi agua y mi carne la que he matado para mis esquiladores, y dárselas a hombres que vienen de no sé donde?"
12Así que los hombres jóvenes de David regresaron, y le dijeron todo lo que les fue dicho. 13David les dijo a sus hombres, "Cada hombre amarre su espada". Y cada hombre se amarró su espada. David también se amarró su espada. Como cuatrocientos hombres siguieron detrás de David, y doscientos se quedaron con el equipaje.
14Pero uno de los hombres jóvenes le dijo a Abigail, la esposa de Nabal; él dijo, "David envió mensajeros hacia el desierto para saludar a nuestro amo, y él los insultó. 15Sin embargo los hombres fueron muy buenos con nosotros. Nosotros no fuimos dañados y no perdimos nada mientras estuvimos con ellos cuando estábamos en los campos.
16Ellos fueron una protección para nosotros día y noche, mientras estábamos con ellos atendiendo a las ovejas. 17Por lo tanto conoce esto y piensa lo que harás, puesto que mal se ha tramado en contra de nuestro amo, y en contra de toda su casa. Él es un hombre despreciable con quien uno no puede razonar."
18Luego Abigail se apresuró y tomó doscientos panes, dos botellas de vino, cinco ovejas ya preparadas, cinco medidas de granos tostados, cien racimos de pasas, y doscientos panes de higos, y los puso en los burros. 19Ella le dijo a sus sirvientes, "Vayan primero que yo, y yo iré tras de ustedes." Pero ella no le dijo a su esposo Nabal.
20Mientras ella montó en su burro y bajaba de la montaña, David y sus hombres bajaron hacia ella, y ella se encontró con ellos.
21Ahora David había dicho, "Ciertamente en vano yo he guardado todo lo que este hombre tiene en el desierto, para que nada se perdiera de todo lo que le pertenece a él, y él me ha devuelto mal por bien. 22Que Dios me lo haga a mí, David, y más también, si en la mañana queda con vida un varón de todo lo que pertenece a él."
23Cuando Abigail vió a David, ella se apuró y bajó de su burro y se inclinó ante David y postró su cabeza en el suelo. 24Ella se puso a sus pies y dijo, "Sólo sobre mí, mi amo, sea la culpa. Por favor deja que tu sirviente hable, y escucha las palabras de tu sirvienta.
25No dejes que mi amo considere a este hombre despreciable, Nabal, pues como es su nombre, así es él. Nabal es su nombre, y la locura está con él. Pero yo, tu sirvienta no ví a los hombres jóvenes de mi amo, a quienes tú enviaste. 26Ahora pues, mi amo, así como El SEÑOR vive, y tú vives, que El SEÑOR te ha evitado de derramar sangre, y de vengarte tú mismo con tu propia mano, ahora deja que tus enemigos, y aquellos que buscan hacer mal a mi amo, sean como Nabal.
27Este regalo que tu sirvienta ha traido a mi amo que sea entregado a los sirvientes que siguen a mi amo. 28Por favor perdona el pecado de tu sirviente, puesto que El SEÑOR ciertamente hará una casa segura a mi amo, porque mi amo está peleando las batallas del SEÑOR; y mal no será encontrado en tí mientras vivas.
29Y aunque los hombres se levantan a perseguirte y quitarte la vida, aun así la vida de mi amo estará guardada en el grupo de los que viven por El SEÑOR tu Dios; y Él lanzará lejos las vidas de tus enemigos, como del bolsillo de una honda.
30Cuando El SEÑOR haya hecho por mi amo todas las cosas buenas que Él te ha prometido, y te haya hecho el líder sobre Israel, 31este asunto no te traerá tristeza, no será ofensa a mi amo, pues no has derramado sangre sin causa, y no te has vengado tú mismo. Y cuando El SEÑOR haga lo bueno para mi amo, recuerda a tu sirvienta."
32David le dijo a Abigail, "Que El SEÑOR, Dios de Israel, sea bendecido, Él quien te envió a mi encuentro. 33Y tu sabiduría es bendecida, y tú eres bendecida, porque no me has permitido derramar sangre sin causa, y tomar venganza con mi propia mano.
34Ciertamente como El SEÑOR, el Dios de Israel, vive, El que me ha impedido hacerte daño, a no ser que tú te apresuraras a encontrarme, ciertamente no hubiera quedado varón o niño a Nabal en la mañana." 35Así que David recibió de su mano lo que ella le había traído; él le dijo a ella, "Sube en paz a tu casa; Yo he escuchado tu voz y te he aceptado a tí."
36Abigail volvió a Nabal; miren, él estaba celebrando un banquete en su casa, como el banquete de un rey; y el corazón de Nabal estaba alegre con él mismo, pues él estaba muy borracho. Así que ella no le dijo nada hasta la luz de la mañana.
37Fue en la mañana, cuando a Nabal se le habían pasado los efectos del vino, que su esposa le dijo estas cosas; su corazón murió en él, y él se volvió como una piedra. 38Fue como diez días más tarde que El SEÑOR hirió a Nabal así que murió.
39Y cuando David escuchó que Nabal estaba muerto, el dijo, "Que El SEÑOR sea bendecido, quien ha tomado la causa de mi insulto de las manos de Nabal, y ha guardado su siervo de mal. Y Él le devolvió la acción malvada a Nabal sobre sí". Luego David envió y habló a Abigail, para tomarla como su esposa. 40Cuando los sirvientes de David llegaron donde Abigail en Carmel, ellos hablaron a ella y dijeron, "David nos envió hacia tí para tomarte para él como su esposa."
41Ella se levantó, se inclinó con su rostro a tierra, y dijo, "Mira, tu sierva es una sirvienta para limpiar los pies de los siervos de mi amo." 42Abigail se apresuró y se levantó, y montó en un burro con cinco sirvientas de ella quienes la siguieron; y ella siguió a los mensajeros de David y se volvió su esposa.
43David también tomó a Ahinoam de Jezreel como esposa; ambas se volvieron sus esposas. 44También, Saúl le había entregado a Mical su hija, esposa de David, a Palti hijo de Lais, que era de Galim.

26

1Los zifeos vinieron a Saúl en Guibeá y dijeron: "¿No está David escondiendose en la colina de Haquila, que está antes de Jesimón?" 2Entonces Saúl se levantó y bajó hacia el desierto de Zif, teniendo tres mil hombres escojidos de Israel con él, para buscar a David en el desierto de Zif.

3Saúl acampó en la colina de Haquila, que está antes de Jesimón, en el camino. Pero David se estaba quedando en el desierto, y él vió que Saúl venía tras de él en el desierto. 4Así que David envió espías y supó que Saúl ciertamente había venido.
5David se levantó y fue al lugar donde Saúl había acampado; el vió el lugar donde estaban acostados Saúl y Abner hijo de Ner, el general de su ejército; Saúl se acostó en el campamento, y la gente acampó alrededor de él, todos dormían.
6Entonces David le dijo a Ahimelec el hitita, y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: "¿Quién irá abajo conmigo hacia Saúl en el campamento?" Abisai dijo: "¡Yo! Yo iré abajo contigo." 7Así es que David y Abisai fueron hacia el ejército en la noche. Y allí estaba Saúl dormido adentro del campamento, con su lanza enterrada en la tierra al lado de su cabeza. Abner y sus soldados estaban acostados alrededor de él. 8Entonces Abisai dijo a David: "Hoy Dios ha puesto tu enemigo en tu mano. Ahora por favor déjame que lo clave a la tierra con la lanza con tan solo un golpe. No le golpearé por segunda vez."
9David le dijo a Abisai: "No lo destruyas; porque ¿quién puede levantar su mano contra el ungido del SEÑOR y ser inocente?" 10David dijo: "Como vive El SEÑOR, El SEÑOR lo matará, o su día de muerte vendrá, o él irá a la batalla y morirá."
11Que El SEÑOR no deje que yo levante mi mano contra Su ungido; pero ahora, yo te ruego, toma la lanza que está a su cabeza y la jarra de agua, y vámonos." 12Así que David tomó la lanza y la jarra de agua que estaban cerca de la cabeza de Saúl, y se escaparon. Nadie los vió ni supieron de esto, tampoco nadie se despertó, porque todos estaban durmiendo, porque un sueño profundo del SEÑOR había caído sobre ellos.
13Entonces David fue al otro lado y se paró en la cima de la montaña a lo lejos; había una gran distacia entre ellos. 14David gritó a la gente y a Abner hijo de Ner; él dijo: "¿No contestas, Abner?" Entonces Abner contestó y dijo: "¿Quién eres tú que estás gritándole al rey?"
15David dijo a Abner: "¿No eres tú un hombre valiente? ¿Quién es como tú en Israel? ¿Por qué entonces no guardaste vigilia sobre tu amo el rey? Pues alguien vino a matar a tu amo el rey. 16Esto que has hecho no es bueno. Como vive El SEÑOR, tú mereces morir porque tú no has guardado vigilia sobre tu amo, el ungido del SEÑOR. Y ahora mira dónde está la lanza del rey, y la jarra de agua que estuvo junto a su cabeza."
17Saúl reconoció la voz de David y dijo: "¿Es esa tu voz, David hijo mío?" David dijo: "Es mi voz, mi amo, rey." 18Él dijo: "¿Por qué persigue mi amo a su siervo? ¿Qué he hecho yo? ¿Qué maldad hay en mi mano?
19Ahora por lo tanto, te ruego, permita mi amo el rey escuchar las palabras de su siervo. Si ha sido El SEÑOR quien te ha puesto en mi contra, permita Él aceptar una ofrenda; pero si es de hombres, que sean malditos a la vista del SEÑOR, porque hoy me han expulsado, para que no tenga parte de la herencia del SEÑOR; ellos me han dicho: 'Ve a adorar otros dioses.' 20Ahora por lo tanto, no permitas que mi sangre caiga en tierra lejos de la presencia del SEÑOR; porque el rey de Israel ha salido en búsqueda de la pulga como cuando uno caza una perdiz en las montañas."
21Entonces dijo Saúl: "Yo he pecado. Regresa, David, hijo mío; porque no te haré daño de aquí en adelante, porque hoy ha sido estimada mi vida preciosa ante tus ojos. Mira, yo he actuado como un tonto y he cometido un error muy grave."
22David contestó y dijo: "¡Ve, tu lanza está aquí, rey! Permite que uno de los hombres jóvenes venga acá y la busque y te la lleve. 23Que El SEÑOR pague a cada hombre por su justicia y su fidelidad; porque El SEÑOR te puso en mi mano hoy, pero yo no heriría a Su ungido.
24Y mira, como tu vida fué preciosa en mis ojos hoy, que así mi vida sea muy valorada en los ojos del SEÑOR, y que Él me rescate de toda dificultad."25Entonces Saúl le dijo a David: "Que seas bendecido, David hijo mío, de tal manera que hagas grandes cosas, y que en todo tengas éxito." Así David fue por su camino, y Saúl regresó a su lugar.

27

1David dijo en su corazón: "Un día moriré por manos de Saúl; no hay nada mejor para mí que escapar a la tierra de los Filisteos; Saúl se dará por vencido en buscarme más adentro de todas las fronteras de Israel; de esta manera escaparé fuera de su mano."

2David se levantó y se fue con los seiscientos hombres que estaban con él, a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat. 3David vivió con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada cual con su propia casa y David con sus dos esposas, Ahinoam la Jezreelita, y Abigail la de Carmel, esposa de Nabal. 4Le dijeron a Saúl que David había huído a Gat, así que no lo buscó más.
5David le dijo a Aquis: "Si he hallado gracia en tus ojos, permite que me den un lugar en una de las ciudades en el campo, para que yo pueda vivir allí: ¿Porqué, para qué debe de vivir tu siervo contigo en la ciudad real?" 6Así que Aquis le entregó Siclag aquel día; por eso es que Siclag pertenece a los reyes de Judá hasta este día. 7El número de días que David vivió en la tierra de los Filisteos fue un año completo y cuatro meses.
8David y sus hombres atacaron varios lugares y tomando propiedades contra los guesuritas, los guerzitas, y los amalecitas; porque de esas naciones eran los habitantes de la tierra de Shur, tan lejos como la tierra de Egipto. Ellos habían estado viviendo allí en la tierra desde tiempos antiguos. 9David atacaba la tierra y no salvaba ni hombre ni mujer vivos; se llevaba las ovejas, los bueyes, los burros, los camellos, y las ropas; y regresaba otra vez a Aquis.
10Aquis diría, "¿En contra de quién has tomado propiedades hoy?" David contestaba, "En contra del sur de Judá," o "En contra del sur de Jerameel," o "En contra del sur de los quenitas."
11David no se quedaba ni con hombre ni con mujer vivos para traerlos a Gat, diciendo, "Para que no puedan hablar sobre nosotros, 'David hizo tal y tal." Esto era lo que él hacía todo el tiempo que vivió en el país de los Filisteos. 12Aquis le creyó a David, diciendo, "Él ha provocado que su pueblo de Israel lo aborrezca completamente; por lo tanto él será mi sirviente para siempre."

28

1Y sucedió en aquellos días que los Filisteos reunieron sus ejércitos para hacer batalla con el pueblo de Israel. Aquis le dijo a David, "Ten por cierto que tú saldrás conmigo en el ejército, tú y tus hombres." 2David le dijo a Aquis, "Así sabrás lo que tu siervo puede hacer." Aquis le dijo a David, "Entonces te haré mi guardaespaldas por siempre."

3Ahora Samuel había muerto, y todo Israel lo había lamentado y sepultado en Ramá, en su propia ciudad. También, Saúl había echado de la tierra a aquellos que hablaban con los muertos o con espíritus. 4Entonces los Filisteos se reunieron y vinieron y acamparon en Sunem; y Saúl reunió a todo Israel, y ellos acamparon en Gilboa.
5Cuando Saúl vio el ejército de los Filisteos, él tenía miedo, y su corazón tembló mucho. 6Saúl oró al SEÑOR por ayuda, pero El SEÑOR no le contestó-- ni en sueños, ni por el Urim, ni por profetas. 7Entonces Saúl dijo a sus siervos, "Encuentren para mí una mujer que habla con los muertos, para que yo vaya a ella y encuentre consejo en ella. "Sus siervos le dijeron, "Mira, hay una mujer en Endor que dice que habla con los muertos."
8Saúl se disfrazó, se puso otras ropas, y fueron dos hombres con él; ellos fueron a la mujer en la noche. Él le dijo, "Adivina para mí, te suplico, con un espirítu, y tráeme quien sea que yo te nombre." 9La mujer le dijo, "Tú sabes lo que Saúl ha hecho, como él ha prohibido en el país aquellos que hablan con los muertos o los espíritus. Entonces ¿por qué pones una trampa a mi vida, para que muera?" 10Saúl le juró a ella por El SEÑOR y le dijo, "Así como vive El SEÑOR, ningún castigo te sucederá a ti por esto."
11Entonces la mujer dijo, "¿A quién te debo traer?" Saúl dijo, "Trae a Samuel para mí." 12Cuando la mujer vio a Samuel, ella lloró en voz alta y habló a Saúl, diciendo, "¿Por qué me has engañado? Tú eres Saúl."
13El rey le dijo a ella, "No tengas miedo. ¿Qué ves?" la mujer le dijo a Saúl, "veo a un dios que sube desde la tierra." 14Él le dijo a ella, "¿Cómo se ve él?" Ella dijo, "Un hombre viejo está subiendo; está vestido con una túnica." Saúl percibió que era Samuel, y se postró con su cara en el suelo y le mostró respeto.
15Samuel le dijo a Saúl, "¿Por qué me has perturbado y me has traído arriba?" Saúl contestó, "Estoy muy preocupado, pues los FIlisteos están haciendo guerra contra mí, y Dios me ha dejado y no me ha contestado más, ni por los profetas, ni por sueños. Por lo tanto te he llamado a tí, para que me digas qué debo hacer."
16Samuel dijo, "¿Para qué entonces me preguntas a mí, si El SEÑOR te ha dejado, y Él ha llegado a ser tu enemigo? 17El SEÑOR te ha hecho a ti lo que Él dijo que haría. El SEÑOR ha arrebatado el reino de tu mano y lo ha entregado a alguien más a David''.
18Porque tú no obedeciste la voz del SEÑOR y no llevaste a cabo su venganza sobre Amalec, Él entonces te ha hecho ésto hoy. 19Más aún, El SEÑOR entregará a Israel y a tí en las manos de los Filisteos. Mañana tú y tus hijos estarán conmigo. El SEÑOR también entregará el ejército de Israel en la mano de los Filisteos."
20Entonces Saúl inmediatamente cayó al suelo y tenía mucho miedo por las palabras de Samuel. No había fuerzas en él, pues no había comido en todo aquel día, ni tampoco aquella noche. 21La mujer vino a Saúl y vió que él estaba muy preocupado, ella le dijo, "Mira, tu sierva ha esuchado tu voz; Y he puesto mi vida en peligro y yo he escuchado las palabras que me has hablado.
22Ahora, te ruego a ti, escucha también la voz de tu sierva, y déjame poner un poco de comida delante de ti. Come para que puedas recuperar fuerzas para cuando te vayas en tu camino. 23Pero Saúl negó y dijo, "Yo no comeré." Pero sus siervos, junto con la mujer, le insistían, y él escuchó sus voces. Así que él se levantó del suelo y se sentó en la cama.
24La mujer tenía un becerro gordo en la casa; ella se apresuró y lo mató; ella tomó harina, la amasó, horneó un pan sin levadura. 25Ella lo trajo ante Saúl y sus siervos, y ellos comieron. Entonces ellos se levantaron y se fueron esa noche.

29

1Los Filisteos reunieron todo su ejército en Afec; los Israelitas acamparon junto a la corriente de agua que está en Jezreel. 2Los príncipes de los Filisteos se dividieron por cientos y por miles; David y sus hombres pasaban a la guardia trasera con Aquis.

3Entonces el príncipe de los Filisteos dijo, "¿Qué están haciendo estos hebreos aquí?" Aquis le dijo a los otros príncipes de los FIlisteos: "¿No es éste David, el siervo de Saúl, el rey de Israel, que ha estado conmigo en estos días, o más bien estos años, y yo no he encontrado ninguna falta en él desde que llegó a mí hasta este día?"
4Pero los príncipes de los Filisteos estaban molestos con él; ellos le dijeron: "Haz que ese hombre se vaya, para que regrese al lugar que tú le has dado; no lo dejes ir con nosotros a la batalla, para que él no se convierta en enemigo nuestro durante la batalla. Porque ¿de qué otra forma podrá él estar en paz con su señor? ¿No será más bien con la cabeza de nuestros hombres?
5¿No es éste el David, de quien cantaban uno al otro danzando, diciendo: 'Saúl ha matado a sus miles, y David a sus diez mil'?"
6Entonces Aquis llamó a David y le dijo: "Así como El SEÑOR vive, tú has sido bueno, y tu salir y entrar conmigo en el ejército es bueno delante de mis ojos; pues no he encontrado nada malo contigo desde el día que viniste a mí, hasta éste mismo día. Sin embargo, los príncipes no están a favor tuyo. 7Así que ahora regresa y ve en paz, para que no molestes a los príncipes de los Filisteos. "
8David le dijo a Aquis, "¿Pero qué he hecho? ¿Qué has encontrado en tu siervo desde el tiempo que he estado ante tí hasta este día, que no puedo ir a pelear en contra de los enemigos de mi señor el rey?" 9Aquis contestó y le dijo a David: "Yo sé que no tienes falta ante mis ojos, como un ángel de Dios; sin embargo, los príncipes de los Filisteos han dicho: "Él no debe subir con nosotros a la batalla.'
10Así que ahora levántate temprano en la mañana con los siervos de tu señor que han venido contigo; tan pronto te levantes temprano en la mañana y tengas luz, vete." 11Así que David se levantó temprano, él y sus hombres, para irse en la mañana, para regresar a la tierra de los Filisteos. Pero los Filisteos subieron a Jezreel.

30

1Surgió, que cuando David y sus hombres habían llegado a Siclag en el tercer día, que los amalecitas habían hecho un ataque sobre el Neguev y en Siclag. Ellos atacaron a Siclag, lo quemaron, 2y capturaron las mujeres y todo el que estaba en ella, tanto pequeños y grandes. No mataron a nadie, pero se los llevaron mientras seguían su camino.

3Cuando David y sus hombres llegaron a la ciudad, estaba quemada, y sus esposas, sus hijos, y sus hijas fueron llevados cautivos. 4Entonces David y la gente que estaba con él gritaron y lloraron hasta no tener más fuerza para llorar.
5Las dos esposas de David fueron llevadas cautivas, Ahinoam la jezreelita y Abigail la esposa de Nabal el carmelita. 6David estaba muy angustiado, ya que la gente estaba hablando de apedrearlo, ya que toda la gente estaba en amargura de espíritu, cada hombre por sus hijos e hijas; pero David se fortaleció en El SEÑOR, su Dios.
7David le dijo a Abiatar hijo de Ahimelec, el sacerdote: "Te ruego, trae el efod (ropa sacerdotal) aquí para mí." Abiatar trajo el efod a David. 8David oró al SEÑOR por dirección, diciendo: "Si persigo esta tropa, ¿los alcanzaré?" El SEÑOR le contestó: "Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y con seguridad recobrarás todo."
9Así que David fue, él y los seiscientos hombres quienes estaban con él; ellos llegaron al torrente Besor, donde algunos se quedaron ahí. 10Pero David continuó persiguiéndoles, él y cuatrocientos hombres; ya que doscientos se quedaron atrás, quienes estaban tan débiles que ellos no podían cruzar sobre el torrente Besor.
11Encontraron un egipcio en un campo y lo trajeron a David; le dieron pan, y él comió; le dieron agua para beber; 12y ellos le dieron un pedazo de pan de higos y dos racimos de pasas. Cuando él hubo comido, recobró fuerzas, ya que no había comido pan ni bebido agua por tres días y tres noches.
13David le dijo: ¿A quién perteneces tú? ¿De dónde vienes? Él dijo: "Yo soy un hombre joven de Egipto, sirviente de un amalecita; mi amo me dejó porque hace tres días yo caí enfermo. 14Hicimos un ataque en el Neguev de los cereteos, y lo que le pertenece a Judá, y el Neguev de Caleb, y nosotros quemamos a Siclag.
15David le dijo: "¿Me llevarás donde los asaltantes? El egipcio dijo: "Júrame por Dios que tú no me matarás o traicionarás en manos de mi amo, y yo te llevaré a estos asaltantes.
16Cuando el egipcio hubo llevado a David, los asaltantes estaban dispersos por todo el terreno, comiendo y bebiendo y bailando por todo el botín que ellos habían tomado de la tierra de los Filisteos y de la tierra de Judá. 17David los atacó desde la puesta de sol hasta el atardecer del próximo día. Ni un hombre escapó con excepción de cuatrocientos hombres jóvenes, quienes montaron en camellos y escaparon.
18David recobró todo lo que los amalecitas habían tomado; y David rescató sus dos esposas. 19Nada faltaba, ni pequeño ni grande, ni hijos ni hijas, ni botín, ni cosa alguna que los asaltantes habían tomado para ellos mismos. David trajo todo de regreso. 20David tomó todos los rebaños y manadas, los cuales los hombres llevaban delante del otro ganado. Ellos dijeron: "Éste es el botín de David."
21David vino donde estaban los doscientos hombres quienes habían estado muy débiles para seguirlo, los que se habían quedado en el torrente Besor. Estos hombres siguieron adelante para encontrarse con David y la gente que estaba con él. Cuando David vino a estas personas, él los saludó. 22Entonces todos los hombres malvados y compañeros sin valor entre aquellos quienes habían ido con David dijeron: "Por que estos hombres no fueron con nosotros, no les daremos nada del botín que hemos recobrado. Excepto que cada hombre puede tomar su esposa e hijos, llevárselos, e irse."
23Entonces David dijo: "Ustedes no deben actuar de esta manera, mis hermanos, con lo que El SEÑOR nos ha dado. Él nos ha cuidado y entregado en nuestra mano los asaltantes quienes vinieron en contra de nosotros. 24¿Quién los escuchará a ustedes sobre este asunto? Por cuanto la parte es para cualquiera que entre en batalla, así también será la parte para cualquier persona que espera en el equipaje; ellos compartirán de forma igual." 25Ha sido así desde ese día hasta hoy, pues David lo hizo una ley y una norma para Israel.
26Cuando David vino a Siclag, él envió algo del botín a los ancianos de Judá, a sus amigos, diciendo: "Aquí hay un regalo para ustedes del botín de los enemigos del SEÑOR." 27Él también envió algo a los ancianos quienes estaban en Betel, y a aquéllos quienes estaban en Ramot del sur, y para aquellos quienes estaban en Jatir, 28y para aquellos quienes estaban en Aroer, y para aquellos quienes estaban en Sifmot, y para aquellos quienes estaban en Estemoa.
29Él también envió algo a los ancianos quienes estaban en Racal, y a aquéllos quienes estaban en las ciudades de los Jerameelitas, y para aquéllos quienes estaban en las ciudades de los Quenitas, 30y para aquéllos quienes estaban en Horma, y para aquéllos quienes estaban en Corasán y para aquéllos quienes estaban en Atac, 31y para aquéllos quienes estaban en Hebrón, y en todos los lugares donde David mismo y sus hombres habitualmente fueron.

31

1Los Filisteos pelearon contra Israel. Los hombres de Israel huyeron ante los Filisteos y cayeron muertos en el Monte Gilboa. 2Los FIlisteos persiguieron a Saúl y sus hijos de cerca. Los Filisteos mataron a Jonatán, Abinadab, y Malquisúa, sus hijos. 3La batalla fué fuerte contra Saúl, y los arqueros lo hirieron. Él estaba con fuerte dolor por lo que ellos habían hecho.

4Luego Saúl dijo al portador de su armadura, "Saca tu espada y atraviésame con ella. Si no, estos incircuncisos vendrán y abusarán de mí." Pero su escudero no lo hacía, pues él estaba muy asustado. Así que Saúl tomó su propia espada y se dejó caer sobre ella. 5Cuando su escudero vió que Saúl estaba muerto, él de la misma manera cayó sobre su espada y murió con él. 6Así que Saúl murió, sus tres hijos, y el escudero; estos hombres murieron todos juntos el mismo día.
7Cuando los hombres de Israel que estaban en el otro lado del valle, y aquéllos más allá del Jordán, vieron que los hombres de Israel habían huído, y que Saúl y sus hijos estaban muertos, ellos abandonaron sus ciudades y huyeron, y los Filisteos vinieron y vivieron en ellas. 8Sucedió el siguiente día, cuando los Filisteos vinieron a despojar los muertos, que ellos encontraron a Saúl y a sus tres hijos muertos en el Monte Gilboa.
9Ellos cortaron su cabeza y le quitaron su armadura, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los Filisteos para que llevaran la noticia a los templos de sus ídolos y al pueblo. 10Ellos colocaron su armadura en el templo de Astarot, y ataron su cuerpo al muro de la ciudad de Bet Sán.
11Cuando los habitantes de Jabes Galaad escucharon lo que los Filisteos le habían hecho a Saúl, 12se levantaron todos los hombres valientes y caminaron toda la noche y tomaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet Sán. Ellos fueron a Jabes y los quemaron allí. 13Entonces ellos tomaron sus huesos y los sepultaron debajo de un árbol de tamarisco en Jabes, y ayunaron por siete días.

2 Samuel

1

1Después de la muerte de Saúl, David regresó de atacar a los amalecitas y permaneció en Siclag por dos días. 2Al tercer día, un hombre llegó desde el campamento de Saúl con sus vestiduras rotas y con tierra en su cabeza. Cuando él llegó donde David, se acostó de cara al suelo y se postró.

3David le dijo: "¿De dónde vienes tú?" Él contestó: "Yo escapé del campamento de Israel." 4David le respondió: "Por favor, dime cómo fueron las cosas." Él contestó: "El pueblo huyó de la batalla. Muchos han caído y muchos están muertos. Saúl y Jonatán, su hijo, también están muertos." 5David le dijo al joven: " ¿Cómo sabes tú que Saúl y Jonatán, su hijo, están muertos?"
6El joven contestó: "Por casualidad yo estaba en el Monte Gilboa, y allí Saúl estaba rescostado en su lanza y los carruajes y jinetes estaban a punto de alcanzarlo. 7Saúl se volteó, me vio y me llamó. Yo contesté: 'Aquí estoy.'
8Él me dijo a mí: '¿Quién eres?' Yo le contesté: "Soy un amalecita.' 9Él me dijo: 'Por favor, párate sobre mí y mátame, pues gran sufrimiento me ha sobrecogido, pero la vida está en mí todavía. 10Así que me paré sobre él y lo maté, porque yo sabía que él no viviría después de haber caído. Entonces, tomé la corona que estaba sobre su cabeza y la banda que estaba en su brazo y las traje aquí ante usted, mi señor."
11Entonces, David desgarró sus vestiduras, y todos los hombres con él hicieron lo mismo. 12Ellos se lamentaron, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl, porJonatán su hijo, por el pueblo del SEÑOR, y por la casa de Israel, porque ellos habían caído por medio de la espada. 13David le dijo al joven: "¿De dónde eres?" Él contestó: "Soy el hijo de un extranjero en la tierra, un amalecita."
14David le dijo: "¿Por qué no tuviste miedo de matar al rey ungido del SEÑOR con tu propia mano?" 15David llamó a uno de los jóvenes y dijo: "Ve y mátalo." Así que ese hombre fue y lo hirió, y el amalecita murió. 16Luego, David le dijo al amalecita muerto: "Tu sangre está sobre tu cabeza porque tu propia boca ha testificado en contra tuya y dijo: 'He matado al rey ungido del SEÑOR.'"
17Luego David cantó ésta canción de funeral acerca de Saúl y Jonatán, su hijo. 18Él le ordenó al pueblo que enseñara la Canción del Arco a los hijos de Judá, la cual ha sido escrita en El Libro de Jaser. 19"¡Tu gloria, Israel, está muerta, asesinada en tus lugares altos! ¡Cómo han caído los poderosos! 20No lo digas en Gat, no lo proclames en las calles de Ascalón, para que las hijas de los filisteos no se regocijen, para que las hijas de los incircuncisos no celebren.
21Montañas de Gilboa, no haya rocío o lluvia en ti, ni campos dando granos para las ofrendas, pues allí el escudo de los poderosos fue profanado. El escudo de Saúl ya no está ungido con aceite. 22De la sangre de aquellos que fueron asesinados, de los cuerpos de los poderosos, el arco de Jonatán no retrocedió, y la espada de Saúl no regresó vacía.
23Saúl y Jonatán fueron amados y amables en la vida, y en sus muertes no fueron separados. Ellos eran más veloces que las águilas, eran más fuertes que los leones. 24Ustedes, hijas de Israel, lloren sobre Saúl, quien las vistió en escarlata así como con joyas, y quien puso ornamentos de oro en sus vestidos.
25¡Cómo han caído los poderosos en medio de la batalla! Jonatán es asesinado en tus lugares altos. 26Yo estoy angustiado por ti, mi hermano Jonatán. Tú fuiste muy apreciado por mí. Tu amor para mí fue maravilloso, excediendo el amor de las mujeres. 27¡Como los poderosos han caído, y las armas de guerra perecieron!"

2

1Luego de esto, David le preguntó al SEÑOR y dijo: "¿Debo yo subir a una de las ciudades de Judá?" El SEÑOR le respondió a él: "Sube." David dijo: "¿A qué ciudad debo yo ir?" El SEÑOR respondió: "A Hebrón." 2Entonces David subió con sus dos esposas, Ahinoham de Jezreel, y Abigail de Carmel, la viuda de Nabal. 3David trajo los hombres que estaban con él, cada uno de los cuales trajo a su familia, a las ciudades de Hebrón, donde ellos empezaron a vivir.

4Entonces, hombres de Judá vinieron y ungieron a David rey sobre la casa de Judá. Ellos le dijeron a David: "Los hombres de Jabes Galaad han sepultado a Saúl." 5Así que David envió mensajeros a los hombres de Jabes Galaad y les dijo a ellos: "Ustedes son bendecidos por el SEÑOR, ya que ustedes han mostrado esta lealtad a su amo Saúl y lo han sepultado.
6Ahora, que el SEÑOR les muestre a ustedes pacto de lealtad y fidelidad. Yo también les mostraré a ustedes esta bondad porque ustedes han hecho esta cosa. 7Ahora pues, que sus manos sean fuertes; sean valerosos pues Saúl su amo está muerto, y la casa de Judá me ha ungido como rey sobre ellos."
8Pero Abner, hijo de Ner, comandante del ejército de Saúl, tomó a Isboset, hijo de Saúl, y lo trajo a Mahanaim. 9Él hizo a Isboset rey sobre Galaad, Gesuri, Jezreel, Efraín, Benjamín, y sobre todo Israel.
10Isboset, hijo de Saúl, tenía cuarenta años cuando comenzó a reinar sobre Israel, y reinó dos años. Pero la casa de Judá siguió a David. 11El tiempo que David fue rey en Hebrón sobre la casa de Judá fue siete años y seis meses.
12Abner, hijo de Ner, y los sirvientes de Isboset, hijo de Saúl, salieron desde Mahanaim a Gabaón. 13Joab, hijo de Sarvia, y los sirvientes de David salieron y los encontraron a ellos en el estanque de Gabaón. Allí ellos se sentaron, un grupo a un lado del estanque y el otro al otro lado.
14Abner le dijo a Joab: "Deja que los hombres jóvenes se levanten y compitan ante nosotros." Entonces Joab dijo: "Que se levanten." 15Entonces los hombres jóvenes se levantaron y se juntaron, doce para Benjamín e Isboset hijo de Saúl, y doce de los sirvientes de David.
16Cada hombre agarró a su oponente por la cabeza y enterró su espada en el costado de su oponente, y ellos cayeron juntos. Por lo tanto, ese lugar fue llamado en hebreo: "Helcat Hazurim," o "Campo de las Espadas," el cual está en Gabaón. 17La batalla fue muy severa ese día y Abner y los hombres de Israel fueron derrotados delante de los sirvientes de David.
18Los tres hijos de Sarvia estaban allí: Joab, y Abisai y Asael. Asael era rápido sobre sus pies como una gacela salvaje. 19Asael persiguió a Abner de cerca y lo siguió sin desviarse en ninguna dirección.
20Abner miró detrás de él y dijo: "¿Ese eres tú, Asael?" Él le respondió: "Soy yo." 21Abner le dijo: "Vira a tu derecha o a tu izquierda, y agarra a uno de los hombres jóvenes y toma su armadura." Pero Asael no quiso desviarse.
22Abner le dijo otra vez a Asael: "Deja de perseguirme. ¿Por qué habría yo de derribarte al suelo? ¿Cómo entonces podría mirar de frente a Joab, tu hermano?" 23Pero Asael no quiso dejar de hacerlo, así que Abner lo apuñaló en el cuerpo con la punta chata de la lanza, de manera que la lanza salió del otro lado. Asael cayó y murió allí. Así que cualquiera que llegaba al lugar donde Asael cayó y murió, se detenía y se quedaba quieto.
24Pero Joab y Abisai persigueron a Abner. Cuando el sol estaba bajando, ellos vinieron a la colina de Amma, la cual está cerca de Gía por el camino al desierto de Gabaón. 25Todos los hombres de Benjamín se juntaron detrás de Abner y se pararon en la cima de la colina.
26Entonces Abner llamó a Joab y dijo: "¿Debe la espada devorar para siempre? ¿No sabes que al final será amargo? ¿Cuánto tiempo pasará antes de que tú le digas a tus hombres que dejen de perseguir a sus hermanos?" 27Joab respondió: "¡Vive Dios, si no hubieras dicho eso, mis soldados hubieran perseguido a sus hermanos hasta la mañana!"
28Así que, Joab sonó la trompeta, y todos sus hombres se detuvieron y no persiguieron más a Israel, ni tampoco pelearon más. 29Abner y sus hombres viajaron toda esa noche a través del Arabá. Ellos cruzaron el Jordán, marcharon toda la mañana siguiente, y entonces llegaron a Mahanaim.
30Joab regresó de perseguir a Abner. Él reunió a todos sus hombres, de los cuales faltaban Asael y diecinueve de los soldados de David. 31Pero los hombres de David habían matado 360 hombres de Benjamín con Abner. 32Entonces ellos tomaron a Asael y lo sepultaron en la tumba de su padre, que estaba en Belén. Joab y sus hombres viajaron toda la noche y les cayó el día en Hebrón.

3

1Había una larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David. David se hizo más y más fuerte, pero la casa de Saúl se hizo más y más débil.

2Le nacieron hijos a David en Hebrón. Su primer hijo fue Amnón, por Ahinoam de Jezreel. 3Su segundo hijo, Quileab, nació de Abigail, la vuida de Nabal de Carmel. El tercero, Absalón, era el hijo de Maaca, hija de Talmai, rey de Gesur.
4El cuarto hijo de David, Adonías, era el hijo de Haguit. Su quinto hijo era Sefatías hijo de Abital, 5y el sexto, Itream, era el hijo de la esposa de David, Egla. Estos fueron los hijos nacidos a David en Hebrón.
6Pasó que durante la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David que Abner se hizo fuerte a sí mismo en la casa de Saúl. 7Saúl tenía una concubina que se llamaba Rizpa, la hija de Aja. Isboset le dijo a Abner: "¿Por qué tú has dormido con la concubina de mi padre?''
8Entonces Abner estaba muy molesto por las palabras de Isboset y dijo: "¿Soy yo la cabeza de un perro que pertenece a Judá? Hoy yo estoy mostrando fidelidad a la casa de Saúl, tu padre, a sus hermanos, y a sus amigos, por no entregarte a tí a las manos de David. ¿Pero ahora tú me acusas de una ofensa acerca de esta mujer?
9Así me haga Dios a mí, Abner, y aún más, si yo no hago a David como el SEÑOR ha jurado a él, 10que transfiera el reino de la casa de Saúl y establezca el trono de David sobre Israel y sobre Judá desde Dan hasta Beerseba."11Isboset no pudo contestarle a Abner otra palabra, porque él le temía.
12Entonces Abner envió mensajeros a David para que hablaran por él diciendo: "¿De quién es esta tierra? Haz un pacto conmigo, y tú verás que mi mano está contigo, para traer a todo Israel a ti. 13David contestó: "Bien, yo haré un pacto contigo. Pero una cosa te digo, que no podrás verme hasta que me traigas a Mical, hija de Saúl."
14Entonces David envió mensajeros a Isboset, hijo de Saúl, diciendo: "Dame mi esposa Mical, por quien yo pagué precio de cien prepucios de Filisteos." 15Así que Isboset envió por Mical y la tomó de su esposo, Paltiel hijo de Lais. 16Su esposo fue con ella, llorando mientras iba, y la siguió hasta Bahurim. Entonces Abner le dijo a él: "regresa a tu casa ahora". Así que él regresó.
17Abner habló con los ancianos de Israel diciendo: "En el pasado ustedes estaban tratando de tener a David como rey sobre ustedes. 18Ahora háganlo. Pues el SEÑOR ha dicho de David: 'por la mano de mi siervo David yo salvaré a mi pueblo Israel de la mano de los filisteos y de la mano de todos sus enemigos.'"
19Abner también habló personalmente al pueblo de Benjamín. Entonces Abner fue también a hablar con David en Hebrón para explicar todo lo que Israel y toda la casa de Benjamín deseaba realizar. 20Cuando Abner y veinte de sus hombres llegaron a Hebrón a ver a David, David tenía un banquete preparado para ellos.
21Abner le explicó a David: "Yo me levantaré y reuniré todo Israel a tí, mi señor el Rey, para que ellos hagan un pacto contigo, para que puedas reinar sobre todo lo que tú desees.'' Así que David despidió a Abner, y Abner se fue en paz.
22Entonces los soldados de David y Joab vinieron de una redada y trajeron mucho botín con ellos. Pero Abner no estaba con David en Hebrón. David lo había enviado lejos, y Abner se había ido en paz. 23Cuando llegó Joab con todo su ejército, ellos le dijeron a Joab: "Abner hijo de Ner vino al rey, y el rey lo despidió y Abner se fue en paz."
24Entonces Joab vino al Rey y dijo: "¿Qué has hecho tú? ¡Mira, Abner vino a ti! ¿Por qué tú lo has despedido, y él se ha ido? 25¿No sabes tú que Abner hijo de Ner vino a engañarte y descubrir tus planes y a aprender todo lo que estás haciendo?'' 26Cuando Joab dejó a David, él envió a sus mensajeros tras Abner, y ellos lo trajeron de vuelta del pozo de Sira, pero David no sabía esto.
27Cuando Abner regresó a Hebrón, Joab lo llevó a un lado por el medio del portón para hablar con él silenciosamente. Ahí Joab lo apuñaló en el estómago y lo mató. De esta manera, Joab vengó la sangre de Asael su hermano.
28Cuando David escuchó sobre esto dijo: "Yo y mi reino somos inocentes delante del SEÑOR para siempre respecto a la sangre de Abner hijo de Ner. 29Que la culpa de la muerte de Abner caiga sobre la cabeza de Joab y sobre toda la casa de su padre. Que nunca falte en la familia de Joab alguien que tenga una llaga con fluído, o enfermedad en la piel o que sea cojo y tenga que caminar con un bastón o quien muera a espada o quien se quede sin comida." 30Así que Joab y Abisai su hermano mataron a Abner, porque él había matado a su hermano Asael en la batalla en Gabaón.
31David dijo a Joab y a todo el pueblo que estaba con él: "Desgarren su ropa, pónganse tela de saco, y lamenten delante del cuerpo de Abner." Ahora el Rey David caminó detrás del cuerpo en la procesión funeraria. 32Ellos enterraron a Abner en Hebrón. El rey lloró y gritó fuerte en la tumba de Abner, y todo el pueblo también lloró.
33El rey se lamentó por Abner y cantó: "¿Debía Abner morir como un tonto muere? 34Tus manos no estaban atadas. Tus pies no estaban encadenados. Como un hombre cae ante los hijos de la injusticia, así tú has caido." Una vez más todo el pueblo lloró sobre él.
35Todo el pueblo vino para hacer que David comiera mientras era todavía de día, pero David juró: "Que así haga Dios conmigo, y aún me añada, si pruebo pan o cualquier otra cosa antes de que el sol se ponga.'' 36Todo el pueblo notó la pena de David, y les complació a ellos, así como todo lo que el rey hacía les agradaba a ellos.
37Así que, todo el pueblo y todo Israel entendió ese día que no era el deseo del rey matar a Abner hijo de Ner. 38El rey le dijo a sus siervos: ''¿No saben ustedes que un príncipe y un gran hombre ha caído en este día en Israel? 39Ahora, yo estoy débil hoy, aunque yo soy un rey ungido. Estos hombres, hijos de Sarvia, son muy crueles para mí. Que el SEÑOR pague al malvado castigándole por su maldad, como se merece".

4

1Cuando, Isboset, hijo de Saúl, escuchó que Abner había muerto en Hebrón, se debilitó, y todo Israel estuvo preocupado. 2Ahora, el hijo de Saúl tenía dos hombres quienes eran capitanes de grupos de soldados. El nombre de uno era Baana y el otro Recab, hijos de Rimón el beerotita de la tribu de Benjamín (pues Beerot también es considerado parte de Benjamín, 3y los beerotitas huyeron a Gitaím y han estado viviendo allí hasta este mismo tiempo).

4Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo que estaba incapacitado de sus pies. Cuando tenía cinco años de edad y las noticias acerca de Saúl y Jonatán llegaron desde Jezreel, su niñera lo tomó para huir, y mientras corrían el hijo de Jonatán se cayó y quedó inválido. Su nombre era Mefiboset.
5Así que los hijos de Rimón el beerotita, Recab y Baana, viajaron durante el calor del día hacia la casa de Isboset, mientras él descansaba en la tarde. 6La mujer que guardaba la puerta se quedó dormida mientras limpiaba el trigo, y Recab y Baana entraron silenciosamente y le pasaron de largo a ella. 7Así que después que entraron a la casa, lo atacaron y lo mataron mientras estaba acostado en su cama en su habitación. Entonces, le cortaron la cabeza y se la llevaron, viajando por el camino toda la noche hacia Arabá.
8Le llevaron la cabeza de Isboset a David en Hebrón, y ellos le dijeron al rey: "Mira, esta es la cabeza de Isboset hijo de Saúl, tu enemigo, quien procuró tu vida. Hoy el SEÑOR ha vengado a nuestro señor el rey en contra de Saúl y sus descendientes." 9David le contestó a Recab y a Baana su hermano, los hijos de Rimón el beerotita; él les dijo: "Vive el SEÑOR quien rescató mi vida de cada problema, 10cuando alguien me dijo: 'Mira, Saúl está muerto', pensando que traía buenas noticias, yo lo agarré y lo maté en Siclag. Esa fue la recompensa que le dí por sus noticias.
11Cuánto más a los hombres malvados que han matado a una persona inocente en su propia casa, en su cama, ¿no debería yo demandar ahora su sangre de las manos de ustedes, y removerlos de la tierra?" 12Entonces David le dio órdenes a los jóvenes, y ellos los mataron y les cortaron las manos y los pies y los colgaron al lado del estanque en Hebrón. Pero tomaron la cabeza de Isboset y la enterraron en la tumba de Abner en Hebrón.

5

1Entonces, todas las tribus de Israel vinieron a David en Hebrón y dijeron:"Mira, nosotros somos tu carne y huesos. 2En el pasado reciente, cuando Saúl era rey sobre nosotros, eras tú quien dirigió el ejército Israelí. el SEÑOR dijo: 'Tu pastorearás Mi pueblo de Israel, y tu te convertirás en el gobernante sobre Israel."

3Asi que todos los ancianos de Israel vinieron al rey en Hebrón, y el Rey David hizo un pacto con ellos delante del SEÑOR. Ellos ungieron a David como rey sobre Israel. 4David tenía treinta años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años. 5En Hebrón él reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén él reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.
6El rey y sus hombres fueron a Jerusalén contra los Jebusitas, los habitantes de la tierra. Ellos le dijeron a David:" Tu no vendrás aquí excepto para ser echado de aquí por el ciego y el cojo. David no puede venir aquí." 7Sin embargo, David capturó a la fortaleza de Zión, la cual es ahora la ciudad de David.
8En ese tiempo David dijo: "Aquellos que ataquen a los Jebusitas tendrán que ir a través de tunel de agua para alcanzar los 'cojos y los ciegos' quienes son los enemigos de David." Por eso es que la gente dice: " El 'ciego y el cojo' no entrará al palacio. 9Asi que David vivió en la fortaleza y la llamó la ciudad de David. El fortificó alrededor de ella, desde la terraza hacia adentro. 10David se hizo muy poderoso porque el SEÑOR, el Dios de los ejércitos, estaba con él.
11Entonces Hiram rey de Tiro envió mensajeros a David, y árboles de cedro, carpinteros, y albañiles. Ellos construyeron una casa para David. 12David sabía que el SEÑOR le había establecido como rey sobre Israel, y que Él habia exaltado su reino por causa de su pueblo Israel.
13Luego que David salió de Hebrón y vino a Jerusalén, él tomó más concubinas y esposas en Jerusalén, y más hijos e hijas le nacieron. 14Estos fueron los nombres de los hijos que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 15Ibar, Elisúa, Nefeg, Jafía, 16Elisama, Eliada, y Elifelet.
17Ahora cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido como rey sobre Israel, salieron a buscarle. David se enteró de eso y bajó a la fortaleza. 18Y los filisteos llegaron y se esparcieron por el valle de Refaim.
19Entonces David le pidió ayuda al SEÑOR. él dijo: "¿Debo atacar a los filisteos? ¿Nos darás la victoria sobre ellos? El SEÑOR le dijo a David:" Ataca, porque Yo ciertamente te daré la victoria sobre los filisteos." 20Así que, David atacó en Baal Perazim, y allí él los derrotó. Él comentó:" El SEÑOR ha irrumpido sobre mis enemigos ante mi como una corriente de agua impetuosa." Así que el nombre de ese lugar se llamó Baal Perazim. 21Los filisteos dejaron sus ídolos allí, y David y sus hombres los llevaron fuera.
22Entonces los filisteos volvieron y se esparcieron una vez más en el valle de Refaim. 23Así que David buscó ayuda del SEÑOR nuevamente, y el SEÑOR, le dijo: "Tu no debes atacar su frente, mas bien, circula alrededor de ellos, y llega a ellos por detrás a través de las balsameras.
24Cuando oigas el sonido de marcha en el viento soplando a través de las copas de los árboles, entonces ataca con fuerza. Haz esto porque el SEÑOR habrá salido delante de ti a atacar el ejército de los filisteos". 25Así hizo David como el SEÑOR le había ordenado. Él mató filisteos desde Geba todo el camino hasta Gezer.

6

1Ahora, David nuevamente juntó a todos los hombres escogidos de Israel, treinta mil. 2David se levantó y fue con todos sus hombres que estaban con él desde Baala en Judá para traer desde ahí el arca de Dios, el cual es llamado por el nombre del SEÑOR de los ejércitos que se sienta entronado sobre los querubines.

3Pusieron el arca de Dios en un carro nuevo. Ellos la sacaron fuera de la casa de Abinadab, la cual estaba en una colina. Uza y Ahío, sus hijos, estaban guiando el carro nuevo. 4Ellos sacaron el carro fuera de la casa de Abinadab que estaba en la colina con el arca de Dios sobre el. Ahío estaba caminando frente al arca. 5Entonces David y toda la casa de Israel comenzaron a tocar ante el SEÑOR, celebrando con instrumentos de madera, arpas, liras, panderetas, cascabeles y címbalos.
6Cuando llegaron a los sembradíos de Nacón, los bueyes tropezaron, y Uza extendió su mano para agarrar el arca de Dios, y la sostuvo. 7Entonces el enojo del SEÑOR se encendió contra Uza. Dios lo atacó ahí por su pecado. Uza murió ahí junto al arca de Dios.
8David estaba enojado porque el SEÑOR había atacado a Uza, y él llamo el nombre de ese lugar Pérez Uza. Ese lugar es llamado Pérez Uza hasta este día. 9David se atemorizó del SEÑOR ese día. Él dijo: "¿Cómo puede el arca del SEÑOR venir a mí?"
10Así que David no estaba dispuesto a llevar el arca del SEÑOR con él dentro de la ciudad de David. En lugar de esto, él la puso hacia el lado en la casa de Obed Edom el geteo. 11El arca del SEÑOR permaneció en la casa de Obed Edom el geteo por tres meses. Así que el SEÑOR lo bendijo a él y a toda su casa.
12Cuando le dijeron al rey David: "El SEÑOR ha bendecido la casa de Obed Edom y todo lo que le pertenece a él a causa del arca de Dios," fue y trajo el arca de Dios desde la casa de Obed Edom a la ciudad de David con gozo. 13Cuando los que estaban cargando el arca del SEÑOR habían dado seis pasos, él sacrificó un buey y un becerro gordo.
14David bailó ante el SEÑOR con toda su fuerza; él solo vestía un efod de lino. 15Así que, David y toda la casa de Israel trajeron el arca del SEÑOR con aclamación y sonido de trompetas.
16Ahora, mientras el arca del SEÑOR entraba a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, miró fuera de la ventana. Ella vio al rey David saltando y bailando ante el SEÑOR. Entonces ella lo despreció en su corazón. 17Ellos llevaron adentro el arca del SEÑOR y la pusieron en su lugar, en medio de la tienda que David había levantado para ella. Entonces, David ofreció ofrendas quemadas y ofrendas de paz ante el SEÑOR.
18Cuando David hubo terminado de sacrificar las ofrendas quemadas y las ofrendas de comunión, él bendijo al pueblo en el nombre del SEÑOR de los ejércitos. 19Entonces él distribuyó entre toda la gente, la multitud completa de Israel, tanto hombres y mujeres, un pan, una porción de carne, y un pastel de pasas. Entonces toda la gente se fue; cada uno regresó a su propia casa.
20Entonces, David regresó para bendecir a su familia. Mical, la hija de Saúl, salió para encontrarse con David y dijo: "¡Que honorable estuvo departe del rey de Israel hoy, quien se desvistió ante los ojos de las criadas de sus sirvientes, como uno de esos tipos vulgares que desvergonzadamente se desvisten así mismos!"
21David le respondió a Mical: "Yo hice eso ante el SEÑOR, Quien me escogió sobre tu padre y sobre toda su familia, quien me nombró a mí líder sobre el pueblo del SEÑOR, sobre Israel. ¡Ante el SEÑOR yo estaré gozoso! 22Yo seré aún más indigno que esto, y seré humillado en mis propios ojos. Pero por estas criadas de las cuales hablaste, yo seré honrado." 23Así que Mical, la hija de Saúl, no tuvo hijos hasta el día de su muerte.

7

1Ocurrió, que después que el rey se estableció en su casa, y después que el SEÑOR le había dado descanso de todos sus enemigos circundantes, 2el rey le dijo a Natán el profeta: "Mira, yo estoy viviendo en una casa de cedro, pero el arca de Dios está quedándose en el medio de una tienda."

3Entonces Natán le dijo al rey: "Ve, haz lo que está en tu corazón, porque el SEÑOR está contigo." 4Pero esa misma noche la palabra del SEÑOR vino a Natán y dijo: 5"Ve y dile a David, mi siervo, 'Esto es lo que el SEÑOR dice: ¿Me construirás una casa en la cual viva?
6Porque Yo no he vivido en una casa desde el día que saqué al pueblo de Israel fuera de Egipto hasta este presente día; en cambio, Yo me he estado moviendo en una tienda, un tabernáculo. 7En todos los lugares donde me he movido entre todo el pueblo de Israel, ¿alguna vez le dije algo a algún líder de Israel a quien Yo escogí para pastorear mi pueblo Israel, diciendo: "Por qué tú no me has construido una casa de cedro?"'
8Ahora entonces, dile a mi siervo David: "Esto es lo que el SEÑOR de los ejércitos dice: 'Yo te tomé del prado, de seguir a las ovejas, para que fueras gobernante sobre mi pueblo Israel. 9Yo he estado contigo donde quiera que fuiste y he quitado a todos tus enemigos de delante de ti. Y Yo haré tu nombre grande, como el nombre de los grandes de la tierra.
10Yo escogeré un lugar para mi pueblo Israel y los plantaré ahí, para que ellos puedan vivir en su propio lugar y ya no estén preocupados. Las personas malvadas ya no los oprimirán a ellos, como lo hicieron antes, 11como ellos lo estaban haciendo desde los días que Yo le ordené a los jueces estar sobre mi pueblo Israel. Ahora, Yo te daré descanso de todos tus enemigos. Más aún, Yo, el SEÑOR, te declaro que Yo te haré una casa.
12Cuando tus días sean cumplidos y duermas con tus padres, Yo levantaré un descendiente después de ti, uno que saldrá de tu cuerpo, y Yo estableceré su reino. 13Él construirá una casa para mi nombre, y Yo estableceré el trono de su reino para siempre. 14Yo seré un padre para él, y él será mi hijo. Cuando él peque, Yo lo disciplinaré con la vara de hombres y con los azotes de los hijos de los hombres.
15Pero mi pacto de fidelidad no lo dejará a él, como lo tomé de Saúl, a quien removí de delante de ti. 16Tu casa y reino serán confirmados para siempre delante de ti. Tu trono será establecido para siempre.'" 17Natán le habló a David y le reportó a él todas estas palabras, y él le dijo sobre la visión entera.
18Luego David, el rey, entró y se sentó ante el SEÑOR; él dijo: "¿Quién soy yo, SEÑOR Dios, y qué es mi familia que me has traído hasta este punto? 19Ahora, esto fue una cosa pequeña a tu vista, Señor Dios. ¡Tú incluso has hablado acerca de la familia de tu siervo en un tiempo por venir, y me has mostrado generaciones futuras, Señor Dios! 20¿Qué más puedo yo, David, decirte a Ti? Tú has honrado a tu siervo, Señor Dios.
21Por amor a tu palabra, y para cumplir Tu propio propósito, Tú has hecho esta gran cosa y la revelaste a tu siervo. 22Por lo tanto, Tú eres grande, Señor Dios. Porque no hay ninguno como tú, y no hay Dios aparte de ti, así como nosotros hemos escuchado con nuestros propios oidos. 23¿Y qué nación es como tu pueblo Israel, la única nación en la tierra a quien Tú, Dios, fuiste y rescataste para ti mismo? Tú hiciste esto para que ellos se convirtieran en un pueblo para Ti mismo, para hacer un nombre para ti mismo, y para hacer cosas grandes y temibles por tu tierra. Tú expulsaste naciones y sus dioses de delante de tu pueblo, a quienes rescataste de Egipto.
24Tú estableciste a Israel como tu propio pueblo para siempre, y Tú, SEÑOR, te convertiste en su Dios. 25Así que ahora, SEÑOR Dios, que la promesa que Tú hiciste acerca de tu siervo y su familia sea establecida para siempre. Haz como has hablado. 26Que tu nombre sea grande para siempre, para que la gente diga, 'el SEÑOR de los ejércitos es el Dios de Israel,' mientras la casa mía, la de David, tu siervo, es establecida delante de Ti.
27Porque Tú, SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, le has revelado a tu siervo que Tú le construirás a él una casa. Esto es por lo que yo, tu siervo, he encontrado la valentía para orarte a ti. 28Ahora, Señor Dios, Tú eres Dios, y tus palabras son confiables, y Tú has hecho esta buena promesa a tu siervo. 29Ahora pues, que te complazca bendecir la casa de tu siervo, para que continúe para siempre delante de Ti. Porque Tú, Señor Dios, has dicho estas cosas, y con tu bendición la casa de tu siervo será bendecida para siempre."

8

1Después de esto aconteció que David atacó a los filisteos y los derrotó. Así que David tomó a Gat y sus villas y las liberó del control de los filisteos.

2Después el derrotó a Moab y midió sus hombres con una línea al hacerlos acostarse en el suelo. Él midió dos líneas para ejecutar, y una línea entera para mantenerlos vivos. Así que los moabitas se convirtieron en siervos de David y empezaron a pagarle tributo.
3David entonces derrotó a Hadad Ezer hijo de Rehob, el rey de Soba, mientras Hadad-Ezer estaba viajando para recuperar su dominio junto al río Eufrates. 4David capturó de él 1, 700 carruajes y veinte mil soldados a pie. David desjarretó todo los caballos que tenían carruajes, pero reservó bastantes de ellos para cien carruajes.
5Cuando los arameos de Damasco vinieron a ayudar a Hadab-Ezer rey de Soba, David mató veintidos mil hombres arameos. 6Entonces David puso guarniciones en Aram de Damasco, y los arameos se convirtieron en siervientes de él y le trajeron tributo. El SEÑOR le daba la victoria a David dondequiera que iba.
7David tomó los escudos de oro que le pertenecían a los siervos de Hadab-Ezer y los trajo a Jerusalén. 8Desde Beta a Berotai, ciudades de Hadab-Ezer, el rey David tomó mucho bronce.
9Cuando Toi, rey de Hamat, oyó que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-Ezer, 10Toi mandó a Joram su hijo al rey David a saludarlo y bendecirlo, porque David había peleado en contra de Hadah-Ezer y lo derrotó, y porque Hadad-Ezer declaró la guerra contra Toi. Joram trajo consigo objetos de plata, oro, y bronce.
11El rey David separó estos objetos a Jehová, junto con la plata y el oro de todas las nationes que él conquistó 12-desde Aram, Moab, el pueblo de Amón, los filisteos, y los amalecitas, junto con todo el botín de Hadad-Ezer hijo de Rehob, el rey de Soba.
13El nombre de David fue bien reconocido cuando él regreso de conquistar a los arameos en el valle de Sal, con sus dieciocho mil hombres. 14Él puso guarniciones atravez de todo Edom, y todos los edomitas se convirtieron en siervos de él. El SEÑOR le dió la victoria a David donde quiera que iba.
15David reinó sobre todo Israel, y él administró justicia y derecho a todo su pueblo. 16Joab hijo de Sarvia era el comandante del ejército, y Josafat hijo de Ahilud era el cronista. 17Sadoc hijo de Ahitob y Ahimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes, y Seraía era escriba. 18Benaía hijo de Joiada estaba a cargo de los cereteos y peleteos, y los hijos de David fueron los líderes de los consejeros del rey.

9

1David dijo: "Queda alguien en la familia de Saúl a quien yo pueda mostrar bondad por amor a Jonatán?2Había en la familia de Saúl, un siervo de nombre Siba, al cual llamaron para ver a David. El rey le preguntó: "¿Eres tú Siba?" El respondió, "Si, soy yo, su siervo".

3Entonces el rey le preguntó: "¿No queda alguien en la familia de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios?" Siba le respondió al rey: "aún queda un hijo de Jonatán que es lisiado de sus pies".4El rey le dijo: "¿Dónde está él?" Siba le respondió al rey: "Mira, el está en la casa de Maquir hijo de Amiel en Lodebar".
5Entonces el Rey David mandó a traerlo de la casa de Maquir hijo de Amiel de Lodebar.6Así que, Mefiboset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, vino ante David y se inclinó y postró su rostro en tierra en señal de honra hacia David. David le dijo: "Mefiboset". El respondió: "¡Mira, yo soy tu siervo!"
7David le dijo: "No temas, porque de cierto te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán, y te devolveré toda la tierra de Saúl tu abuelo, y siempre comerás en mi mesa".8Mefiboset se inclinó y dijo: ''¿Quién es tu siervo para que le mire con bondad siendo yo un perro muerto?".
9Entones el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: "Todo lo que le perteneció a Saúl y a su familia Yo se lo regreso al nieto de tu amo.10Tú, tus hijos y tus siervos cultivarán la tierra para él y recogerán las cosechas, para que el nieto de tu amo tenga comida que comer. Pues Mefiboset, el nieto de tu amo, siempre comerá en mi mesa". Ahora Siba tenia quince hijos y veinte siervos.
11Entonces Siba le respondió al rey: "Tu siervo hará todo lo que mi amo y rey mande." El rey agregó: "En cuanto a Mefiboset él comerá en mi mesa como uno de los hijos del rey."12Mefiboset tenía un hijo el cual se llamaba Micaía. Y todos los que vivían en la casa de Siba eran siervos de Mefiboset.13Así que, Mefiboset vivió en Jerusalén y siempre comió en la mesa del rey aunque lisiado de ambos pies.

10

1Pasó después, que el rey del pueblo de Amón murió, y Hanún, su hijo, se convirtió en rey en su lugar. 2David dijo: "Mostraré bondad a Hanún, hijo de Nahas, pues su padre me mostró bondad a mí." Así que David envió a sus siervos a consolar a Hanún acerca de su padre. Sus siervos entraron a la tierra del pueblo de Amón. 3Pero los líderes del pueblo de Amón le dijeron a Hanún, su amo: "¿Tú realmente piensas que David está honrando a tu padre porque ha enviado hombres a consolarte? ¿No, te ha enviado David a sus siervos para ver la ciudad y espiarla, en orden de destruirla?"

4Así que Hanún tomó a los siervos de David, afeitó la mitad de sus barbas, cortó sus vestiduras a la altura de sus nalgas, y los envió lejos. 5Cuando ellos le explicaron esto a David, él envió para encontrarse con ellos, pues los hombres estaban profundamente avergonzados. El rey dijo: "Quédense en Jericó, hasta que sus barbas hayan crecido de vuelta, y entonces regresen."
6Cuando el pueblo de Amón vió que se habían convertido en una peste para David, el pueblo de Amón envió mensajeros y tomó a sueldo a los Arameos de Bet Rehob y a los Arameos de Soba, veinte mil soldados a pie, y el rey de Maaca con mil hombres y los hombres de Tob con doce mil soldados. 7Cuando David escuchó de ésto, él envió a Joab y a todo el ejército de soldados. 8Los amonitas salieron y fomaron una línea de batalla en la entrada de la puerta de la ciudad, mientras que los arameos de Soba y Rehob y los hombres de Tob y Maaca, permanecían solos en los campos abiertos.
9Cuando Joab vio las líneas de batalla frente a él, tanto delante como detrás, él escogió algunos de los mejores luchadores de Israel, y los ubicó en contra de los arameos. 10En cuanto al resto del ejército, lo puso bajo el mando de Abisai, su hermano, y él los puso en líneas de batalla en contra del ejército de Amón.
11Joab dijo, "Si los arameos son muy fuertes para mí, entonces tú, Abisai, me debes rescatar. Pero si el ejército de Amón es muy fuerte para ti, entonces yo vendré y te rescataré. 12Sé fuerte, y mostrémonos fuertes por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios, pues el SEÑOR hará lo que es bueno para su propósito."
13Así que, Joab y los soldados de su ejército avanzaron a la batalla en contra de los arameos, quienes fueron forzados a huír ante el ejército de Israel. 14Cuando el ejército de Amón vio que los arameos habían huído, ellos también huyeron de Abisai, y regresaron a la ciudad. Luego Joab regresó del pueblo de Amón, y fue de vuelta a Jerusalén.
15Y cuando los arameos vieron que estaban siendo derrotados por Israel, ellos se juntaron otra vez. 16Luego Hadad Ezer envió por las tropas arameas de más allá del Río Éufrates. Ellos regresaron a Helam con Sobac, el comandante del ejército de Hadad Ezer a la cabeza.
17Cuando a David se le dijo ésto, el reunió a todo Israel, cruzaron el Jordán, y llegaron a Helam. 18Los arameos se formaron en líneas de batalla en contra de David y le enfrentaron. Los arameos huyeron de Israel. David mató a setecientos soldados arameos de carruaje y a cuarenta mil soldados de a caballo. Sobac, el comandante de su ejército fue herido y murió allí. 19Cuando todos los reyes que fueron siervos de Hadad Ezer vieron que fueron derrotados por Israel, ellos hicieron paz con Israel y se volvieron sus súbditos. Así que los arameos por miedo nunca mas ayudaron al pueblo de Amón.

11

1Llegando la primavera, en el tiempo cuando los reyes normalmente van a la guerra, David envió a Joab su siervo y a todo el ejército de Israel. Ellos destruyeron al ejército de Amón y sitiaron a Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén.

2Sucedió que una noche David se levantó de su cama y caminó en el terrado de su palacio, desde ahí vió a una mujer quien estaba bañándose y la mujer era muy hermosa a la vista. 3Entonces, David envió y él preguntó a personas que supieran de la mujer. Alguien dijo: "¿No es esa Betsabé, la hija de Eliam, y no es ella la esposa de Urías el hitita?"
4David envió mensajeros y la trajeron. Ella se presentó ante él, y él durmió con ella (porque ella se había purificado así misma de la mestruación). Entonces ella regresó a su casa. 5La mujer concibió y envió mensaje a David diciendo: "Estoy embarazada."
6Entonces David envió a Joab diciendo: "Envíame a Urías el hitita." Entonces Joab envió Urías a David. 7Cuando Urías llegó, David le preguntó cómo estaba Joab, cómo estaba el ejército y cómo iba la guerra. 8David le dijo a Urías: "Baja a tu casa, y lava tus pies." Así que Urías se fue del palacio del rey, y el rey le envió un regalo a Urías cuando él se fué.
9Pero Urías durmió a la puerta del palacio del rey con todos los siervientes de su amo, y él no bajó a su casa. 10Cuando le dijeron a David, "Urías no bajó a su casa," David le dijo a Urías, "¿No has llegado tú de un viaje? ¿Por qué no bajaste a tú casa?" 11Urías le respondió a David, "El arca, e Israel y Judá se están quedando en tiendas, y mi señor Joab y los siervientes de mi señor están acampando en un campo abierto. ¿Cómo entonces puedo yo entrar en mi casa a comer y a beber, y a dormir con mi esposa? Tan cierto como que tú estas vivo, yo no haré esto."
12Así que, David le dijo a Urías, "Quédate aquí hoy también, y mañana yo te dejaré ir." Entonces Urías se quedó en Jerusalén ese día y el siguiente día. 13Cuando David lo llamó, él comió y bebió ante él, y David lo hizo emborracharse. En la noche, Urías salió a dormir en su cama con las sirvientas de su señor; él no bajó a su casa.
14Entonces en la mañana David le escribió una carta a Joab y la envió por la mano de Urías. 15David escribió en la carta diciendo: "Pon a Urías en el mismo frente de la batalla más intensa y entonces retírate de él para que sea golpeado y asesinado."
16Entonces mientras Joab miraba la ciudad rodeada él asignó a Urías al lugar donde él sabía que los soldados enemigos más fuerte estarían peleando. 17Cuando los hombres de la ciudad salieron y pelearon contra el ejército de Joab, algunos de los soldados de David cayeron, y Urías el hitita también fue asesinado allí.
18Cuando Joab envió palabra a David sobre todo lo concerniente a la guerra, 19él ordenó al mensajero, diciendo: "Cuando hayas terminado de decirle al rey todas las cosas concernientes a la guerra, 20puede ser que el rey se enoje, y él te dirá a ti: '¿Por qué fuiste tan cerca de la ciudad a pelear? ¿Acaso no sabías que ellos dispararían desde la pared?
21¿Quién mató a Abimelec, hijo de Jerobaal? ¿Acaso una mujer no arrojó la piedra superior del molino sobre él desde la pared, para que muriera en Tebes? ¿Por qué te acercaste tanto al muro?' Entonces tú debes responder: 'Tu sirviente Urías el hitita también está muerto.'"
22Entonces el mensajero salió y fue a David y le dijo todo lo que Joab le había mandado a decir. 23Y el mensajero le dijo a David: "El enemigo era más fuerte de lo que nosotros eramos al principio; ellos salieron a nosotros en el campo, pero les hicimos regresar de vuelta a la entrada de la puerta.
24Y sus arqueros le dispararon a tus soldados desde el muro y algunos de los sirvientes del rey fueron asesinados y tu sirviente Urías el hitita lo mataron también." 25Entonces David le dijo al mensajero: "Dile esto a Joab: 'No dejes que esto te incomode porque la espada devora a uno tanto como al otro. Haz tu batalla aún más fuerte contra la ciudad, y derrótala.' Y alienta a Joab."
26Entonces, cuando la esposa de Urías escuchó que Urías su esposo estaba muerto, ella se lamentó profundamente por su esposo. 27Cuando su pena pasó, David la envió a buscar y la trajo a vivir a su palacio, y ella se convirtió en su esposa y le dió un hijo. Pero lo que David había hecho disgustó a el SEÑOR.

12

1Entonces, el SEÑOR envió a Natán a donde David. Él vino a él y dijo: "Había una vez dos hombres en una ciudad. Un hombre era rico y el otro pobre. 2El hombre rico tenía grandes cantidades de rebaño y ganado, 3pero el pobre hombre nada tenía, excepto una pequeña cordera, la cual habia comprado, alimentado y criado. Esta creció junto con él y con sus hijos. La cordera tambien comía con él y bebia de la misma copa que él, y dormía en sus brazos y era como una hija para él.

4Un día un visitante llegó donde el hombre rico, pero el hombre rico no estaba dispuesto a agarrar un animal de su propio rebaño y ganado para proveerse comida. En cambio, él agarró a la corderita del hombre pobre y la cocinó para su visitante." 5David se enfureció en contra del hombre rico, y él le gritó a Natán: "Yo declaro, tan cierto como el SEÑOR vive, que el hombre que haya hecho esto merece ser ejecutado. 6Él debe pagar la cordera cuatro veces por haber hecho él tal cosa, y porque no tuvo pena por el hombre pobre."
7Luego Natán le dijo a David: "¡Tú eres ese hombre! El SEÑOR, el Dios de Israel, dice: 'Yo te ungí como rey sobre Israel, y te rescaté de la mano de Saúl. 8Yo te di la casa de tu amo, y las esposas de tu amo en tus brazos. También te di la casa de Israel y Judá. Y si eso hubiera sido muy poco, Yo te hubiese dado muchas otras cosas más.
9Así que, ¿por qué has despreciado las ordenanzas del SEÑOR, para hacer lo que es malo a su vista? Tú has matado a Urías el hitita con la espada y has tomado su esposa para que sea tu propia esposa. Tú lo mataste con la espada del ejército de Amón. 10Así que, ahora la espada nunca dejará tu casa, porque me has despreciado y has tomado la esposa de Urías el hitita como tu esposa.'
11El SEÑOR dice: 'Mira, Yo levantaré desastre en contra tuya de tu propia casa. Ante tus propios ojos, Yo tomaré tus esposas y se las daré a tu vecino, y él dormirá con tus esposas en plena luz del día. 12Pues tú cometiste tu pecado secretamente, pero Yo haré esto ante todo Israel, a la luz del sol.'" 13Entonces David le dijo a Natán: "Yo he pecado en contra del SEÑOR." Natán le respondió a David: "El SEÑOR también ha pasado por alto tu pecado. Tú no morirás.
14Sin embargo, por ésto que has hecho has ofendido al SEÑOR, y el hijo que nazca ciertamente morirá." 15Luego Natán se marchó y se fue a casa. El SEÑOR atacó al niño que la esposa de Urías le dio a David, y él estaba muy enfermo.
16David entonces le imploró a Dios por el niño. David ayunó y se fue adentro y se acostó toda la noche en el suelo. 17Los ancianos de su casa se levantaron y se pararon al lado de él, para levantarlo del suelo, pero él no se levantaba, y no comía con ellos. 18Ocurrió que en el séptimo día el hijo murió. Los sirvientes de David estaban asustados de decirle a él que el hijo estaba muerto, porque ellos dijeron: "Miren, mientras el hijo estaba vivo le hablamos, y él no escuchó nuestra voz. ¿¡Qué se podría hacerse a sí mismo si le decimos que el niño está muerto?!
19Pero cuando David vio que sus sirvientes estaban murmurando entre ellos, David percibió que el niño estaba muerto. Él le dijo a sus sirvientes: "¿El niño está muerto?" Ellos contestaron: "Él está muerto." 20Entonces, David se levantó del suelo y se lavó, se ungió a sí mismo y se cambió sus vestiduras. Él se fue al tabernáculo del SEÑOR y adoró allí, y luego él regresó a su propio palacio. Cuando él lo pidió, ellos pusieron comida delante de él, y él comió.
21Luego, sus sirvientes le dijeron a él: "¿Por qué ha hecho esto? Usted ayunó y lloró por el niño mientras estaba vivo, pero cuando el niño murió, usted se levantó y comió." 22David contestó: "Mientras el niño estaba vivo yo ayuné y lloré. Yo dije: '¿Quién sabe si el SEÑOR sea misericordioso conmigo, y el niño quizas vivá?' 23Pero ahora que él está muerto, ¿por qué debería ayunar? ¿Puedo traerlo de regreso? Yo iré a él, pero él no regresará a mí."'
24David consoló a Betsabé, su esposa, y fué a ella y se acostó con ella. Después ella dio a luz a un hijo, y el niño fue nombrado Salomón. El SEÑOR lo amaba 25y Él envió palabra a través de Natán, el profeta para que lo nombrara Jedidías, porque el SEÑOR lo amaba.
26Ahora, Joab peleó en contra de Rabá, la ciudad real del pueblo de Amón, y capturó su fortaleza. 27Así que Joab le envió mensajeros a David y dijo: "He peleado en contra de Rabá, y he tomado el sumisitro de agua de la ciudad. 28Ahora, por lo tanto, reúne al resto del ejército y acampa contra la ciudad y tómala, porque si yo tomo la ciudad, será le pondra mi nombre
29Así que David reunió a todo el ejército y se fue a Rabá; peleó contra la ciudad y la capturó. 30David tomó la corona de la cabeza de su rey--pesaba un talento de oro, y había una piedra preciosa en ella. La corona fue colocada en la propia cabeza de David. Luego, él sacó el botín de la ciudad en grandes cantidades.
31Él trasladó a las personas que estaban en la ciudad y las forzó a que trabajaran con serruchos, picos de hierro y hachas; él también los hizo trabajar en hornos de ladrillos. David le requirió a todas las ciudades del pueblo de Amón a hacer esta labor. Luego, David y todo el ejército regresaron a Jerusalén.

13

1Sucedió, después de esto, que Amnón, hijo de David, estaba muy atraído a su hermosa media-hermana Tamar, quien era hermana completa de Absalón, otro de los hijos de David. 2Amnón estaba tan frustrado que se enfermó por causa de su hermana Tamar. Ella era virgen, y le parecía imposible a Amnón hacerle cosa alguna a ella.

3Pero Amnón tenía un amigo cuyo nombre era Jonadab hijo de Simea, hermano de David. Jonadab era un hombre muy perspicaz. 4Jonadab le dijo a Amnón: "Por qué, hijo del rey, estás tú deprimido cada mañana? ¿No me lo dirás?" Así que Amnón le contestó: "Yo amo a Tamar, la hermana de mi hermano Absalóm."
5Entonces Jonadab le dijo a él: "Acuéstate en tu cama y finge estar enfermo. Cuando tu padre venga a verte, pregúntale: '¿Podrías por favor enviar a mi hermana Tamar a darme algo de comer y que lo cocine ante mí, de manera que yo pueda verlo y comérmelo de su mano?"'' 6Así que Amnón se acostó y fingió estar enfermo. Cuando el rey vino a verlo, Amnón dijo al rey: "Por favor envía a mi hermana Tamar a preparar alguna comida para mi enfermedad en frente de mí para que yo pueda comer de su mano."
7Entonces David envió palabra a Tamar en su palacio, diciendo: "Ve ahora a la casa de tu hermano Amnón y prepara comida para él." 8Así que Tamar fue a la casa de su hermano Amnón donde él estaba acostado. Ella tomó masa y la amasó y formó pan a su vista, y entonces lo horneó. 9Ella tomó la sartén y le dio el pan a él, pero él se negó a comérselo. Entonces Amnón le dijo a los otros presentes: "Saca a todos, lejos de mí." Así que todos salieron lejos de él.
10Así que Amnón le dijo a Tamar: "Trae la comida dentro de mi cuarto para poder comer de tu mano." Así que Tamar tomó el pan que ella había hecho, y lo trajo dentro del cuarto de Amnón su hermano. 11Cuando le trajo la comida, él la agarró y le dijo a ella: "Ven, duerme conmigo, mi hermana." 12Ella le contestó: "No, mi hermano, no me obligues, pues nada así debe hacerse en Israel. No hagas esta cosa lamentable.
13¿Cómo podría yo deshacerme de mi verguenza? ¿Qué de ti? ¡Tu serías como uno de los necios de Israel! Ahora, por favor habla al rey, pues el no me negará a ti". 14Sin embargo Amnón no la escuchó. Como él era más fuerte que Tamar, se apoderó de ella y él durmió con ella.
15Entonces Amnón odió a Tamar con odio extremo. Él la odió aún más de lo que la había deseado. Amnón le dijo a ella: "Levántate y vete." 16Pero ella le respondió a él: "¡No! Porque este gran mal de hacerme marcharme es aún peor que lo me hiciste a mí!" Pero Amnón no la escuchó a ella. 17por el contrario, él llamó a su sirviente personal y dijo: "Lleva a esta mujer lejos de mí, y tranca la puerta tras ella."
18Entonces su sirviente la sacó afuera y trancó la puerta tras ella. Tamar vestía una túnica muy decorada porque las hijas del rey que eran vírgenes vestían de esa manera. 19Tamar puso cenizas en su cabeza y rasgó su túnica. Ella puso sus manos en su cabeza y se alejó caminando, llorando en voz alta mientras se iba.
20Absalón su hermano le dijo a ella: "¿Ha estado tu hermano Amnón contigo? Pero ahora quédate callada, mi hermana. Él es tu hermano. No tomes esto en serio." Así que Tamar permaneció sola en la casa de su hermano Absalón. 21Pero cuando el rey David oyó de todas estas cosas, él estaba muy enojado. 22Absalón no le dijo nada a Amnón, pues Absalón lo odió por lo que él le había hecho a ella y cómo había deshonrado a su hermana Tamar.
23Sucedió luego de dos años que Absalón tenía esquiladores de ovejas trabajando en Baal Hazor, lo cual es cerca de Efraín, y Absalón invitó a todos los hijos del rey a que visitaran allí. 24Absalón fue al rey y dijo: "Mira ahora, tu sirviente tiene esquiladores de ovejas. Por favor, que el rey y sus sirvientes vayan conmigo, tu sirviente."
25El rey le contestó a Absalón: "No, mi hijo, todos nosotros no debemos ir porque seríamos una carga para ti." Absalón animó al rey, pero él no quería ir, pero sí bendijo a Absalón. 26Luego, Absalón dijo: "Si no, por favor deja a mi hermano Amnón ir con nosotros." Así que el rey le dijo a él: "¿Por qué debe Amnón ir contigo?"
27Absalón presionó a David, y así que él dejó a Amnón y a todos sus hijos ir con él. 28Absalón ordenó a sus sirvientes diciendo: "Escuchen atentamente. Cuando Amnón comience a estar ebrio con vino, y cuando yo les diga: 'Ataquen a Amnón,' entonces mátenlo. No tengan miedo. ¿No les he ordenado yo? Tengan ánimo y sean valientes." 29Así que los sirvientes de Absalón hicieron a Amnón según él les había ordenado a ellos. Entonces todos los hijos del rey se levantaron, y todo hombre montó su mula y huyó.
30Sucedió que mientras ellos estaban en el camino que la noticia le llegó a David diciendo: "Absalón ha matado a todos los hijos del rey y no queda ni uno de ellos." 31Entonces el rey se levantó, rasgó sus ropas y se acostó en el piso; todos sus sirvientes estuvieron a su lado con sus ropas rasgadas.
32Jonadab hijo de Simea, hermano de David, contestó y dijo: "Que no crea mi amo que ellos han matado a todos los hombres jóvenes que son hijos del rey, pues solamente Amnón está muerto. Absalón ha planificado ésto desde el día que Amnón violó a su hermana Tamar. 33Por tanto no tome mi amo el rey este informe en serio, y no crea que todos sus hijos están muertos, pues solamente Amnón está muerto."
34Absalón salió huyendo. Un sirviente que vigilaba alzó sus ojos y vio mucha gente llegando en el camino en la ladera al oeste de él. 35Luego, Jonadab le dijo al rey: "Mira, los hijos del rey vienen. Es justo según dijo tu siervo." 36Sucedió tan pronto él había terminado de hablar que los hijos del rey llegaron, alzaron sus voces y lloraron. Y el rey y todos sus sirvientes también lloraron amargamente.
37Pero Absalón huyó y fue a Talmai, hijo de Amiud, el rey de Gesur. David tuvo luto por su hijo cada día. 38Así que Absalón huyó y fue a Gesur dónde estuvo por tres años. 39La mente del rey David anhelaba salir y ver a Absalón pues yá estaba consolado concerniente a Amnón y su muerte.

14

1Joab hijo de Sarvia percibió que el corazón del rey deseaba ver a Absalón. 2Así que Joab envió palabra a Tecoa e hizo traer a una mujer sabia ante él. Él le dijo: "Por favor pretende que estás de duelo y ponte ropa de luto. Por favor no te unjas con aceite, pero sé como una mujer que ha estado de luto por mucho tiempo por el muerto. 3Entonces ve donde el rey y háblale sobre lo que te describiré." Así que Joab le dijo las palabras que ella debía decir al rey.

4Cuando la mujer de Tecoa habló al rey ella se postró sobre su rostro en el suelo y dijo: "Ayúdame rey." 5El rey le dijo a ella: "¿Qué te sucede?" Ella contestó: "La verdad es que soy una viuda y mi esposo está muerto. 6Yo tu sierva tenía dos hijos y ellos pelearon entre sí en el campo y no hubo nadie que los separara. Uno golpeó al otro y lo mató.
7Y ahora la tribu completa se ha levantado contra tu sierva y ellos dicen: 'Danos al hombre que golpeó a su hermano para que podamos hacerlo morir y que pague por la vida de su hermano al que mató.' Y así también ellos destruirán al heredero. Así ellos apagarán la ascua ardiente que me ha quedado y no dejarán para mi esposo ni nombre ni descendencia en la superficie de la tierra."'
8Así que el rey le dijo a la mujer: "Ve a tu casa y yo ordenaré que se haga algo por ti." 9La mujer de Tecoa dijo al rey: "Mi señor rey la culpa sea sobre mí y sobre la casa de mi padre. El rey y su trono están sin culpa."
10El rey respondió: "Quien te diga algo a ti tráemelo y él no te molestará más." 11Entonces ella dijo: "Por favor, que el rey traiga a su memoria al SEÑOR su Dios para que el vengador de sangre no destruya más a ninguno, para que ellos no destruyan a mi hijo." El rey respondió: ''Te prometo, así como Vive el SEÑOR, que ni un pelo de tu hijo caerá a tierra."
12Entonces, la mujer dijo: "Por favor deja a tu sierva hablar una palabra más a mi Señor el rey. Él dijo: "Habla." 13Así que la mujer dijo: "¿Por qué entonces usted ha ideado tal cosa contra el pueblo de Dios? Porque al decir ésto el rey es como alguien que es culpable pues el rey no ha traído a casa de vuelta a su hijo desterrado. 14Pues todos moriremos y somos como agua derramada en la tierra que no se puede recoger de nuevo. Pero Dios no quitará vida, en cambio Él encuentra una forma para que esos que fueron echados fuera sean restaurados.
15Ahora entonces, viendo que he venido a hablar esta cosa a mi señor el rey, es porque el pueblo me ha llenado de miedo. Así que tu sierva se dijo a sí misma: 'Hablaré ahora al rey. Podrá ser que el rey lleve a cabo la petición de su sierva. 16Pues el rey me escuchará a mí, de manera que entregue a su siervo de la mano del hombre que me destruiría a mí y a mi hijo juntos, de la herencia de Dios.' 17Entonces tu sierva oró: "SEÑOR, por favor permite que la palabra de mi señor el rey me brinde alivio porque como un ángel de Dios es mi señor el rey para discernir el bien del mal. Sea el SEÑOR tu Dios contigo."
18Entonces el rey respondió y dijo a la mujer: "Por favor no escondas de mí nada de lo que te pregunte." La mujer respondió: "Que mi señor el rey hable ahora." 19El rey dijo: "¿No está la mano de Joab contigo en todo esto?" La mujer respondió y dijo: "Mientras viva, mi señor el rey, nadie puede escapar a la mano derecha o a la izquierda de nada de lo que mi señor ha hablado. Fue tu siervo Joab quien me mandó y me dijo que dijera estas cosas que tu sierva ha hablado. 20Tu siervo Joab ha hecho ésto para cambiar el curso de lo que está pasando. Mi señor es sabio, como la sabiduría de un ángel de Dios, y el sabe todo lo que está sucediendo en la tierra."
21Así que el rey dijo a Joab: "Mira ahora, yo haré esta cosa. Ve entonces, y trae al joven Absalón de vuelta." 22Así que Joab se postró sobre su rostro en tierra en honor y gratitud al rey. Joab dijo: "Hoy tu siervo sabe que yo he encontrado favor ante tus ojos, mi señor, rey, en que el rey ha llevado a cabo la petición de su siervo."
23Así que Joab se levantó, fue a Gesur, y trajo de vuelta a Absalón a Jerusalén. 24El rey dijo: "Él puede regresar a su propia casa, pero no podrá ver mi rostro." Así que Absalón regresó a su propia casa, pero no vio la cara del rey.
25Ahora en todo Israel no había nadie alabado por su belleza más que Absalón. Desde la planta de sus pies hasta el tope de su cabeza no había defecto en él. 26Cuando él se cortaba el pelo de su cabeza al final de cada año, porque era pesado sobre él, él pesaba su cabello; esté pesaba alrededor de doscientos siclos, que se mide por el peso real. 27A Absalón le nacieron tres hijos y una hija, cuyo nombre era Tamar. Ella era una hermosa mujer.
28Absalón vivió dos años en Jerusalén sin ver al rey. 29Entonces Absalón envió palabra a Joab para enviarlo al rey pero Joab no venía a él. Así que Absalón envió palabra una segunda vez pero Joab tampoco vino.
30Así que Absalón le dijo a sus sirvientes, " Vean, el campo de Joab que está cerca del mío, él tiene cebada ahí. Vayan y préndanle fuego." Así que, los siervos de Absalón prendieron fuego al campo. 31Entonces Joab se levantó y vino a casa de Absalón y le dijo: "¿Por qué tus siervos han prendido fuego a mi campo?"
32Absalón le respondió a Joab: "Mira, yo te envié palabra diciendo: 'Ven aquí para yo enviarte al rey a decir: ¿Por qué yo vine de Gesur? Sería mejor para mí todavía estar allá. Ahora, por lo tanto déjame ver la cara del rey y si yo soy culpable deja que él me mate."' 33Así que Joab fue al rey y le dijo. Cuando el rey llamó por Absalón, él vino al rey y se postró en tierra ante el rey, y el rey besó a Absalón.

15

1Acontenció después de ésto que Absalón preparó un carruaje y caballos para sí mismo con cincuenta hombres para que corrieran delante de él. 2Absalón se levantaba temprano y se paraba al lado del sendero que guiaba a la puerta de la ciudad. Cuando cualquier hombre tenía una disputa y venía ante el rey para juicio, Absalón lo llamaba y le decía: "¿De qué ciudad has venido?" Entonces el hombre respondía: "Tu sirviente es de una de las tribus de Israel."

3Entonces Absalón le decía a él: "Mira tu caso es bueno y correcto pero no hay ninguno nombrado por el rey para que escuche tu caso.'' 4Absalón añadió: "¡Yo desearía que me hicieran juez en esta tierra para que cada hombre que tenga una disputa o causa pueda venir a mí y yo le traería justicia!''
5Acontenció que cuando cualquier hombre iba a Absalón para honrarle él extendía su mano, lo agarraba y lo besaba. 6Absalón actuaba de esta manera con todo Israel que venía ante él rey para juicio. Así que Absalón robó el corazón de los hombres de Israel.
7Acontenció que al final de cuatro años Absalón le dijo al rey: ''Por favor déjame ir y pagar un voto que yo le había hecho al SEÑOR en Hebrón. 8Pues tu sirviente hizo un voto mientras vivía en Gesur en Aram, diciendo: 'Si el SEÑOR me trae otra vez a Jerusalén entonces yo adoraré al SEÑOR.'"
9Así que el rey le dijo a él: " Ve en paz." Entonces Absalón se levantó y se fue a Hebrón. 10Pero después Absalón envió espías a través de todas las tribus de Israel diciendo: "Tan pronto escuchen el sonido de la trompeta tienen que decir: 'Absalón es rey en Hebrón.'''
11Con Absalón fueron doscientos hombres desde Jerusalén quienes fueron invitados. Ellos fueron en su inocencia sin saber nada de lo que Absalón había planificado. 12Mientras Absalón ofrecía sacrificios él envió por Ahitofel desde su pueblo Gilo. Él era el consejero de David. La conspiración de Absalón era fuerte, pues el pueblo que seguía a Absalón estaba constantemente aumentando.
13Un mensajero vino donde David diciendo: "Los corazones de los hombres de Israel están siguiendo a Absalón." 14Así que David le dijo a todos sus sirvientes que estaban con él en Jerusalén: "Levántense y déjennos salir o ninguno de nosotros escapará de Absalón. Prepárense para irse de inmediato o él se nos adelantará rápidamente, traerá desastre sobre nosotros y atacará la ciudad con el borde de la espada." 15Los sirvientes del rey le dijeron: "Mira, tus sirvientes están listos para hacer lo que sea que nuestro amo el rey decida."
16El rey se fue y toda su familia detrás de él pero dejó a diez mujeres quienes eran concubinas para guardar el palacio. 17Después que el rey salió y todo el pueblo detrás de él se detuvieron en la última casa. 18Todo su ejército marchó con él y delante de él fueron todos los cereteos, peleteos, y todos los geteos - seiscientos hombres quienes lo siguieron desde Gat.
19Luego el rey le dijo a Itai el geteo: "¿Por qué tú vendrías con nosotros? Regresa y quédate con el rey pues tú eres extranjero y un exiliado. Regresa a tu propio lugar. 20Ya que te fuiste ayer, ¿Por qué debería yo hacerte deambular a todas partes con nosotros? Yo ni tan siquiera sé a dónde voy. Así que regresa y toma a tus compratriotas de regreso. Que la lealtad y la fidelidad vayan contigo."
21Pero Itai le contestó a el rey y dijo: "Mientras el SEÑOR viva, y mientras mi amo el rey viva, ciertamente a cualquier lugar donde vaya mi amo el rey, allí también su sirviente irá aunque eso signifique vivir o morir." 22Así que David le dijo a Itai: "Ve adelante y continúa con nosotros.'' Así que Itai el geteo marchó con el rey junto con todos sus hombres y todas las familias que estaban con él. 23Todo el país lloró en voz alta mientras todo el pueblo pasaba por valle de Cedrón, y mientras el rey mismo cruzaba. Todo el pueblo viajó por el sendero hacia el desierto.
24Incluso Sadoc con todos los levitas cargando el arca del pacto de Dios estaban presentes. Ellos bajaron el arca de Dios y Abiatar se les unió. Ellos esperaron hasta que todo el pueblo pasara fuera de la ciudad. 25El rey le dijo a Sadoc: "Carga el arca de Dios de vuelta a la ciudad. Si encuentro favor en los ojos del SEÑOR me traerá de vuelta aquí y me mostrará otra vez el arca y el lugar donde Él vive. 26Pero si Él dice: 'Yo no estoy complacido contigo, mira aquí estoy que me haga lo que le parezca bien a Él."
27El rey también le dijo a Sadoc el sacerdote: "¿No eres tú un vidente? Regresa a la ciudad en paz y tus dos hijos contigo, Ahimaas tu hijo, y Jonatán hijo de Abiatar. 28Mira, yo esperaré en los vados de Arabá hasta que la palabra venga de ti para informarme. 29Así que Sadoc y Abiatar cargaron el arca de Dios de vuelta a Jerusalén y ellos se se quedaron allí.
30Pero David ascendió descalzo y llorando al Monte de los Olivos y tenía su cabeza cubierta. Cada hombre del pueblo que estaba con él cubrió su cabeza y ellos subieron llorando mientras caminaban. 31Alguien le dijo a David: "Ahitofel está entre los conspiradores con Absalón.'' Así que David oró: ''Oh SEÑOR, por favor convierte el consejo de Ahitofel en tonterías."
32Aconteció que cuando David llegó al tope del sendero, donde se acostumbraba a adorar a Dios, Husai el arquita llegó a encontrarlo con su abrigo desgarrado y tierra en su cabeza. 33David le dijo a él: ''Si tú viajas conmigo, entonces serás una carga para mí. 34Pero si regresas a la ciudad y le dices a Absalón: 'Yo, rey, seré tu sirviente como he sido de tu padre en el tiempo pasado, así ahora yo seré tu sirviente,' entonces confundirás el consejo de Ahitofel para mí.
35¿No tendrás al sacerdote Sadoc y Abiatar contigo? Así que, cualquier cosa que escuches en el palacio del rey tienes que decirle a Sadoc y Abiatar, los sacerdotes. 36Mira, ellos tienen allí con ellos sus dos hijos, Ahimaas, hijo de Sadoc, y Jonatán, hijo de Abiatar. Tú tienes que enviarme por sus manos todo lo que escuches"'. 37Así que Husai, amigo de David, fue a la ciudad mientras Absalón llegaba y entraba a Jerusalén.

16

1Cuando David había llegado un poco más allá de la cumbre de la montaña, Siba el siervo de Mefiboset salió a su encuentro con un par de asnos ensillados; sobre éstos había doscientos hogazas de pan, cien racimos pasas, y cien racimos de higos, y un odre de vino. 2El rey le dijo a Siba: "¿Por qué trajiste estas cosas?" Siba respondió: "Los asnos son para que los parientes del rey los monten, el pan y los panes de higos para que tus hombres los coman y el vino es para que todo aquel que esté débil en el desierto tome."

3El rey dijo: "¿Y en dónde está el nieto de tu amo? Siba le respondió al rey: "Mira, él se quedó en Jerusalén, por que dijo: 'Hoy la casa de Israel restaurará el reino de mi padre para mí." 4Entonces el rey le dijo a Siba: "Mira, todo lo que perteneció a Mefiboset ahora te pertenece a ti." Siba respondió: "Me inclino en humildad ante ti, mi amo, rey. Déjeme encontrar favor delante de ti."
5Cuando el rey David llegó a Bahurim, salió de allí un hombre del clan de Saúl, cuyo nombre era Simei, hijo de Gera. Él salió maldiciendo mientras caminaba. 6El lanzó piedras hacia David, y a todos los oficiales del rey, a pesar del ejército y los guardaespaldas que estaban a la derecha y a la izquierda del rey.
7Simei gritó maldiciendo, "¡Vete, vete de aquí, tu villano, tu hombre de sangre! 8El SEÑOR les ha pagado a todos ustedes por la muerte de la familia de Saúl, en cuyo lugar tú has reinado. El SEÑOR le ha entregado el reino a las manos de Absalón, tu hijo. Y ahora tú, estás arruinado, porque eres un hombre de sangre."
9Luego Abisai, hijo de Seruvia, le dijo al rey: "¿Por qué debería este perro muerto maldecir a mi señor, el rey? Por favor, déjame ir y cortarle la cabeza." 10Pero el rey dijo: "¿Qué tengo que ver con ustedes, hijos de Seruvia? Quizá me maldice porque Él SEÑOR le dijo: 'Maldice a David.' Quién entonces le puede decir a Él, '¿Por qué maldices al rey?"
11Así que, David le dijo a Abisai, y a todos sus siervos, "Mira, mi hijo, quien nació de mi cuerpo quiere tomar mi vida. ¿Cuánto más este Benjamita ahora desea mi ruina? Déjalo sólo, y deja que maldiga, pues El SEÑOR, le ha ordenado que lo haga. 12Quizá El SEÑOR, vea la miseria desatada sobre mí, y quiera pagarme con bien por él maldecirme hoy."
13Así que David y sus hombres viajaron en la calle, mientras Simei iba a su lado en la ladera, maldiciéndole y lanzándole polvo y rocas mientras iba. 14Luego el rey y toda la gente que estaba con él, se debilitarón, y el descansó cuando ellos se detuvieron por la noche.
15En cuanto a Absalón, y todos los hombres de Israel que estaban con él, ellos llegaron a Jerusalén, y Ahitofel estaba con él. 16Y aconteció que cuando Husai, el arquita, amigo de David, vino a Absalón, que Husai le dijo a Absalón: "¡Larga vida al rey!, ¡Larga vida al rey!"
17Absalón le dijo a Husai: "¿Es ésta tu lealtad a tu amigo? ¿Por qué no te fuiste con él?" 18Husai le dijo a Absalón: "¡No! En cambio, aquel a quien El SEÑOR y su pueblo y todos los hombres de Israel han escogido, ese es el hombre a quien le perteneceré, y me quedaré con él.
19Además, ¿a qué hombre debo servir? ¿No debería servir en la presencia de su hijo? Así como he servido en presencia de tu padre, serviré en tu presencia."
20Luego, Absalón le dijo a Ahitofel: "Danos tu consejo acerca de lo que debemos hacer." 21Ahitofel le respondió a Absalón: "Ve a dormir con las esposas esclavas de tu padre, a quienes ha dejado para mantener el palacio, y todo Israel esuchará que te has convertido en pestilencia para tu padre. Luego, las manos de todos los que están contigo serán fuertes."
22Así que abrieron una tienda para Absalón en el techo del palacio, y Absalón se acostó con las esposas esclavas de su padre a la vista de todo Israel. 23Ahora el consejo que Ahitofel dio en esos días, fue como si un hombre lo hubiera escuchado de la boca del mismo Dios. Así fue como todo el consejo de Ahitofel fue visto por ambos, David y Absalón.

17

1Luego Ahitofel dijo a Absalón: "Ahora déjame escoger doce mil hombres y subiré y perseguiré a David esta noche. 2Yo vendré sobre él mientras está cansado y débil y lo sorprenderé con temor. Las personas que están con él huirán y yo atacaré sólo al rey. 3Yo traeré de vuelta a todas las personas a ti, como una novia viniendo a su esposo, y todo el pueblo estará en paz debajo de ti." 4Lo que Ahitofel dijo agradó a Absalón y todos los ancianos de Israel.

5Luego Absalón dijo: "Ahora, tambien llama a Husai el Arquita, y déjanos oir lo que él dice." 6Cuando Husai hubo venido a Absalón, Absalón le explicó a él lo que Ahitofel había dicho y luego preguntó a Husai: "¿Debemos nosotros hacer lo que Ahitofel ha dicho? Si no, dinos lo que recomiendas." 7Así que Husai dijo a Absalón: "La recomendación que Ahitofel ha dado esta vez no es buena."
8Husai añadió: "Tú sabes que tu padre y sus hombres son guerreros fuertes, y que ellos son furiosos como una osa a la que se le ha robado sus cachorros en el campo. Tu padre es un hombre de guerra; él no dormirá con el ejército esta noche. 9Mira, ahora mismo él está probablemente escondido en algún hoyo o en algún otro lugar. Sucederá que cuando algunos de tus hombres hayan sido asesinados al comienzo del ataque, que quien lo escuche dirá, 'Una matanza se ha llevado a cabo entre los soldados que siguen a Absalón.' 10Luego los soldados más valientes, cuyos corazones son como el de león, tendrán miedo porque todo Israel sabe que tu padre es un hombre poderoso, y que los hombres que están con él son muy fuertes.
11Así que yo te recomiendo que todo Israel debe reunirse junto a ti, desde Dan a Beerseba, cual numeroso como las arenas que están junto al mar, y que tú vayas a la batalla en persona. 12Luego nosotros vendremos sobre él donde quiera que él se encuentre, y nosotros los cubriremos como el rocío cae en la tierra. No dejaremos aun uno de sus hombres, o él mismo, vivo.
13Si él se retira a una ciudad, luego todo Israel traerá sogas a esa ciudad y nosotros la arrastraremos al río, hasta que no haya ni una piedra pequeña ahí." Luego Absalón y los hombres de Israel dijeron: 14"El consejo de Husai el Arquita es mejor que el de Ahitofel." El SEÑOR había ordenado el rechazo del buen consejo de Ahitofel para traer destrucción a Absalón.
15Luego Husai dijo a los sacerdotes Sadoc y Abitatar: "Ahitofel aconsejó a Absalón y los ancianos de Israel de tal y tal manera, pero yo he recomendado otra cosa. 16Entonces ahora, ve rápidamente e informa a David; dile a él, 'No acampes esta noche en los vados de Arabá, pero por todos los medios crúzalo, o el rey será tragado junto con toda la gente que está con él."'
17Ahora Jonatán y Ahimaas estaban quedándose en el manantial de En- Rogel. Una sirvienta solía ir e informarles a ellos lo que ellos necesitaban saber, puesto que ellos no podían arriesgar el ser vistos entrando a la ciudad. Cuando el mensaje llegó, luego ellos debían ir y decirle al rey David. 18Pero un joven los vio esta vez y le dijo a Absalón. Así que Jonatán y Ahimaas se fueron rápidamente y llegaron a la casa de un hombre en Bahurim quien tenía un pozo en su patio, dentro del cual ellos descendieron.
19La esposa del hombre tomó la cubierta para el pozo y la extendió sobre la abertura del pozo y roció granos sobre éste, así que nadie sabía que Jonatán y Ahimaas estaban en el pozo. 20Los hombres de Absalón vinieron a la mujer de la casa y dijeron: "¿Dónde están Ahimaas y Jonatán?" La mujer le dijo a ellos: "Ellos han cruzado el río." Así que después de ellos haberlos buscado alrededor y no haberlos encontrados, regresaron a Jerusalén.
21Sucedió que después que ellos se habían ido, Jonatán y Ahimaas subieron para salir fuera del pozo. Ellos fueron a reportarse al rey David; ellos le dijeron a él: "Levántate y cruza rápidamente sobre el agua porque Ahitofel ha dado tal y cual consejo sobre ti." 22Luego David subió y toda la gente que estaba con él, y ellos cruzaron sobre el Jordán. En la luz de la mañana ninguno de ellos había dejado de cruzar sobre el Jordán.
23Cuando Ahitofel vio que su consejo no se había seguido, él ensilló su burro y se fue. Él fue a su hogar a su propia ciudad, puso sus asuntos en orden y el mismo se colgó. De esta manera él murió y fue enterrado en la tumba de su padre.
24Luego David vino a Mahanaim. En cuanto a Absalón, él cruzó sobre el Jordán, él y todos los hombres de Israel con él. 25Absalón había puesto a Amasa sobre el ejército en vez de Joab. Amasa era el hijo de Itra el ismaelita, quien había dormido con Abigail, quien era la hija de Nahas y hermana de Sarvia, la madre de Joab. 26Entonces Israel y Absalón acamparon en la tierra de Galaad.
27Acontenció que cuando David había llegado a Mahanaim, que Sobi hijo de Nahas de Rabá de los amonitas, y Maquir hijo de Amiel de Lodebar, y Barzilai el Galaadita de Rogelim, 28trajo colchonetas para dormir y cobijas, tazones y potes, y trigo, harina de cebada, granos rostizados, frijoles, lentejas, 29miel, mantequilla, ovejas, y cuajada de leche, para que David y las personas con él comieran. Estos hombres habían dicho: "El pueblo está hambriento, cansado y sediento en el desierto"

18

1David contó los soldados que estaban con él y fijó capitanes de miles y capitánes de cientos sobre ellos. 2Luego, David envió el ejército, un tercio bajo el mando de Joab, otro tercio bajo el mando de Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab, y aún otro tercio bajo el mando Itai el geteo. El rey le dijo al ejército: "Ciertamente yo también iré contigo.

3Pero los hombres dijeron: "Usted no debe ir a la batalla, pues si nosotros huímos a ellos no les importará o si la mitad de nosotros morimos a ellos no les importará. ¡Pero usted vale diez mil de nosotros! Por lo tanto, es mejor que usted esté listo para ayudarnos desde la ciudad. 4Así que el rey le contestó: "Yo haré lo que mejor les parezca a ustedes. El rey se paró en la puerta de la ciudad mientras todo el ejército salía por cientos y por miles.
5El rey mandó a Joab, Abisai, y a Itai diciendo: "Traten con gentileza, por mi bien, con el jóven Absalón." Todo el pueblo oyó que el rey había dado este mando acerca de Absalón.
6Así que el ejécito salió para el campo en contra de Israel; la batalla se expandió hacia el bosque de Efraín. 7El ejército de Israel fue derrotado ahí delante de los soldados de David; allí hubo una gran matanza ese día de veinte mil hombres. 8La batalla se expandió a través de todo el campo y más hombres fueron consumidos por el bosque que por la espada.
9Le ocurrió a Absalón que se encontró con algunos de los soldados de David. Absalón montaba su mula y pasó debajo de unas ramas gruesas de un árbol de roble grande, y su cabeza se le quedó atrapada en las ramas del árbol. Quedó suspendido entre la tierra y el cielo mientras la mula que montaba seguía adelante. 10Alguien vio ésto y se lo dijo a Joab, "¡Mira, yo ví a Absalón colgando en un árbol de roble!" 11Joab le dijo al hombre que le contó de Absalón, "¡Mira! ¡Tú lo viste! ¿Por qué no le pegaste para derribarlo a la tierra? Yo te hubiera dado diez moneda de plata y un cinturón.
12El hombre le contestó a Joab, "Ni aunque recibiera mil monedas de plata, aun así, yo no hubiera levantado mi mano en contra del hijo del rey porque todos nosotros oímos que el rey ordenó a ti, a Abisai, y a Itai, diciendo, 'Nadie debe tocar al joven Absalón.' 13Si yo hubiera arriesgado mi vida por falsedad (y no hay nada escondido ante el rey), tú me hubieras abandonado."
14Entonces Joab dijo: "Yo no esperaré por tí." Así que Joab agarró tres jabalinas en sus manos y se las atravesó en el corazón a Absalón mientras el aún estaba vivo y colgando del roble. 15Entonces, diez jóvenes que cargaban con la armadura de Joab rodearon a Absalón, lo atacaron y lo mataron.
16Entonces, Joab sonó la trompeta y el ejército regresó de perseguir a Israel pues Joab detuvo el ejército. 17Ellos tomaron a Absalón y lo echaron dentro de un pozo grande en el bosque; enterraron su cuerpo debajo de un montón de piedras, mientras todo Israel escapaba cada hombre a su propio hogar.
18Ahora Absalón, mientras estaba vivo, se construyó para él un gran pilar de roca en el Valle del Rey, pues él dijo: "Yo no tengo ningún hijo que pueda llevar la memoria de mi nombre." El nombró el pilar en honor de su propio nombre, así que se llamó ''Monumento de Absalón'' hasta hoy día.
19Entonces Ahimaas, hijo de Sadoc dijo: "Déjame ahora correr al rey con las buenas noticias de cómo El SEÑOR lo ha rescatado de la mano de sus enemigos. 20Joab le contestó: "Tú no serás el portador de las noticias hoy; tú deberás hacerlo otro día. Este día tú no llevarás las noticias porque el hijo del rey está muerto."
21Luego, Joab le dijo al cusita: "Anda, dile al rey lo que has visto." El cusita se inclinó a Joab y corrió. 22Luego, Ahimaas hijo de Sadoc dijo otra vez a Joab: "Independientemente de lo que pueda pasar por favor déjame seguir al cusita."Joab le contestó: "¿Porqué tu quieres correr, mi hijo, viendo que tu no tendrás recompensa por las noticias?" 23"Lo que sea que pase," dijo Ahimaas: Yo correré." Así que Joab le respondió: "Corre." Luego Ahimaas corrió por el camino de la llanura y le pasó al cusita.
24Ahora David estaba sentado entre la puerta interior y exterior. El vigilante se había subido al techo de la puerta a la pared y alzó sus ojos. Mientras él miraba él vio a un hombre acercándose, corriendo sólo. 25El vigilante gritó y se lo dijo al rey. Luego, el rey dijo: "Si el está solo hay noticias en su boca." El corredor llegó cerca y se acercó a la ciudad.
26Entonces el vigilante notó otro hombre corriendo y el vigilante llamó al portero; él dijo: "Mira, hay otro hombre corriendo con él." El rey dijo: "El también está trayendo noticias." 27Así que el vigilante dijo: "Yo pienso que la forma de correr del que está en frente se parece a la forma de correr de Ahimaas hijo de Sadoc." El rey dijo: "Él es un buen hombre y viene con buenas noticias."
28Luego Ahimaas llamó y le dijo al rey: "¿Está todo bién." Y él se inclinó delante del rey con la cara hacia el suelo y dijo: "Bendecido es el SEÑOR tu Dios, quien liberó los hombres que han alzado sus manos contra mí amo, el rey." 29Así que el rey contestó: "¿Está todo bien con el joven Absalón?" Ahimaas contestó: "Cuando Joab, el siervo del rey, me envió a usted, rey, yo ví una gran perturbación pero yo no ví lo que era. 30Luego, el rey dijo: "Vuélvete y párate aquí." Así Ahimaas se volvió al lado, y se paró quieto.
31Inmediatamente llegó el cusita y dijo: "Hay buenas noticias para mi amo el rey, pues el SEÑOR lo ha vengado este día de todo el que se levantó contra usted." 32Luego, el rey dijo al cusita: "¿Está todo bien con el joven Absalón? El cusita contestó: "Los enemigos de mi amo el rey, y todo el que se levanta en contra suya para hacerle daño, sean como ese joven." 33Entonces, el rey estuvo profundamente angustiado, y se fue arriba a la habitación encima de la puerta. Mientras se iba, se afligía: "¡Mi hijo Absalón, mi hijo, mi hijo! ¡Yo deseo haber muerto en tu lugar Absalón, mi hijo, mi hijo!"

19

1A Joab se le dijo: "Mira, el rey está llorando y de luto por Absalón." 2Así que la victoria ese día se tornó en luto para todo el ejército, pues el ejército escuchó decir ese día: "El rey está de luto por su hijo."

3Los soldados tuvieron que escabullirse silenciosamente en la ciudad ese día, como gente que está avergonzada se escabuye cuando ellos corren de la batalla. 4El rey cubrió su cara y gritó en voz alta: "¡Mi hijo Absalón, Absalón, mi hijo, mi hijo!"
5Luego Joab entró en la casa donde estaba el rey y le dijo: "Hoy tu has avergonzado los rostros de todos tus soldados quienes salvaron tu vida y las vidas de tus hijos, de tus hijas y las vidas de tus esposas y las vidas de tus esposas esclavas.6Porque tu amas a esos quienes te odian y tu odias a esos quienes te aman. Pues hoy has demostrado que los comandantes y soldados son nada para ti. Hoy yo creo que si Absalón hubiera vivido y todos nosotros hubiéramos muerto entonces eso te hubiera agradado.
7Ahora entonces levántate y sal afuera y háblale bondadosamente a tus soldados pues juro por El SEÑOR que si no vas ni un hombre se quedará contigo esta noche. Eso sería peor para ti que todos los desastres que te han ocurrido desde tu juventud hasta ahora." 8Así que el rey se levantó y se sentó en la puerta de la ciudad y le fue dicho a todos los hombres: "Miren, el rey está sentado en la puerta." Luego todo el pueblo vino ante el rey. Pero Israel huyó cada hombre a su hogar.
9Todo el pueblo estaba discutiendo, los unos con los otros, entre todas las tribus de Israel diciendo: "El rey nos rescató de la mano de nuestros enemigos. Él nos salvó de la mano de los filisteos, pero ahora ha huído del país a causa de Absalón. 10Y Absalón, a quien nosotros ungimos sobre nosotros, está muerto en batalla. Así que, ¿por qué no estamos hablando acerca de traer al rey de vuelta?"
11El rey David envió a Sadoc y Abiatar los sacerdotes diciendo: "Hablen a los ancianos de Judá diciendo: '¿Por qué son ustedes los últimos en traer al rey de vuelta a su palacio, cuando el hablar de todo Israel favorece al rey para traerlo de vuelta a su palacio? 12Ustedes son mis hermanos, mi carne y hueso. ¿Por qué entonces son los últimos en traer al rey de vuelta?'
13Y dile a Amasa: '¿No eres tú mi carne y hueso? Me haga ésto Dios a mí, o más, si no eres el capitán de mi ejército de ahora en adelante en lugar de Joab.'" 14Y él ganó el corazón de todos los hombres de Judá, como un sólo hombre, y así ellos enviaron al rey diciendo: "Regresa tú y todos tus hombres." 15Así que el rey regresó y vino al Jordán y los hombres de Judá vinieron a Gilgal para ir a encontrarse con el rey para escoltarlo al otro lado del Jordán.
16Simei, hijo de Gera, el benjamita, quien era de Bahurim, se apresuró junto a los hombres de Judá para encontrarse al rey David. 17Habían mil hombres de Benjamín con el y Siba siervo de Saúl y sus quince hijos y veinte siervos con él. Ellos cruzaron el Jordán en presencia del rey. 18Cruzaron para traer a toda la familia del rey y para hacer lo él pensara que fuera bueno. Simei, hijo de Gera, se inclinó ante el rey justo antes de comenzar a cruzar el Jordán.
19Simei le dijo al rey: "No me considere culpable mi amo o traiga a memoria lo que su siervo obstinadamente hizo ese día que mi señor el rey dejó Jerusalén. Por favor, que el rey no lo lleve a su corazón. 20Pues tu siervo sabe que yo he pecado. Verás, por eso es que he venido aquí hoy como el primero de toda la familia de José en venir a encontrarme con mi amo, el rey."
21Pero Abisai, hijo de Sarvia, le respondió y dijo: "¿No debería Simei ser ejecutado por ésto, porque maldijo al ungido del SEÑOR?" 22Luego David dijo: "¿Qué tengo que ver con ustedes, hijos de Sarvia, para que hoy deban ser adversarios para mí? ¿Será algún hombre ejecutado hoy en Israel? ¿Pues no sabré yo que hoy soy rey sobre Israel?" 23Así que el rey le dijo a Simei: "No morirás." Así el rey se lo prometió con un juramento.
24Luego Mefiboset, hijo de Saúl, descendió a encontrarse con el rey. No vistió sus pies ni recortó su barba ni lavó sus ropas desde el día que el rey se fue hasta el día que regresó a casa en paz. 25Así que, cuando vino de Jerusalén a encontrarse al rey, el rey le dijo a él: "¿Por qué no te fuiste conmigo, Mefiboset?"
26El les respondió: "Mi amo el rey, mi siervo me engañó; pues dije: 'Voy a ensillar un burro para montarlo e irme con el rey pues tu siervo es lisiado.' 27Mi siervo Siba me ha difamado ante mi amo el rey. Pero mi amo, el rey, es como un ángel de Dios. Por lo tanto, haz lo que es bueno en tus ojos. 28Pues toda la casa de mi padre eran hombres muertos ante mi amo, el rey, pero tú sentaste a tu siervo junto con los que comen en tu propia mesa. ¿Qué derecho tengo entonces, para seguir rogando más al rey?"
29Luego el rey le dijo a él: "¿Por qué continuar explicando más? He decidido que Siba y tú se dividirán los campos." 30Así que, Mefiboset le respondió al rey: "Sí, deje que él lo tome todo ya que mi amo el rey ha regresado a salvo a su propia casa."
31Luego Barzilai, el galaadita, descendió desde Rogelim para cruzar sobre el Jordán con el rey y lo acompañó sobre el Jordán. 32Ahora Barzilai era un hombre muy viejo de ochenta años de edad. Él había equipado al rey con provisiones, mientras se quedó en Mahanaim, porque el era un hombre muy rico. 33El rey le dijo a Barzilai: "Ven conmigo y yo proveeré para ti para que te quedes conmigo en Jerusalén."
34Barzilai le respondió al rey: "¿Cuántos días más restan en los años de mi vida para que deba yo subir con el rey a Jerusalén? 35Yo tengo ochenta años de edad. ¿Puedo distinguir entre el bien y el mal? ¿Puede tu siervo probar lo que yo como o bebo? ¿Puedo escuchar la voz de hombres y mujeres cantantes? ¿Por qué entonces tu sirviente debería ser una carga para mi amo el rey? 36A tu siervo solo le gustaría ir sobre el Jordán con el rey. ¿Por qué el rey debe pagarme con tal recompensa?
37Por favor, deja que tu siervo regrese a casa, para que yo pueda morir en mi propia ciudad, al lado de la tumba de mi padre y mi madre. Pero mira, aquí está su siervo Quimam. Que el cruce con mi amo, el rey, y haga por él lo que te parezca bien a ti."
38El rey respondió: "Quimam irá conmigo y haré por él lo que te parezca bueno a ti y lo que sea que desees de mí yo haré eso por ti." 39Luego toda la gente cruzó el Jordán, y el rey cruzó sobre él, y el rey besó a Barzilai y lo bendijo. Luego Barzilai regresó a su propia casa.
40Así que el rey cruzó a Gilgal y Quimam cruzó con él. Todo el ejército de Judá trajo al rey y también a la mitad del ejército de Israel. 41Pronto todos los hombres de Israel comenzaron a venir al rey y le decían: "¿Por qué nuestros hermanos, los hombres de Judá, te robaron y trajeron al rey y su familia sobre el Jordán y todos los hombres de David con él?"
42Así que, los hombres de Judá respondieron a los hombres de Israel: "Es porque el rey está más estrechamente relacionado con nosotros. ¿Por qué están ustedes molestos con esto? ¿Hemos comido algo por lo que el rey ha tenido que pagar? ¿Nos ha dado él algún regalo a nosotros?" 43Los hombres de Israel le respondieron a los hombres de Judá: "Tenemos diez tribus relacionadas con el rey, así que tenemos aún más derecho a David que ustedes. ¿Por qué ustedes nos desprecian? ¿No fue nuestra propuesta de traer de regreso al rey la primera en ser escuchada?" Pero las palabras de los hombres de Judá eran más duras que las palabras de los hombres de Israel.

20

1Allí también ocurrió, que en el mismo lugar, había un alborotador cuyo nombre era Seba, hijo de Bicri, un benjamita. Él sonó la trompeta y dijo: "Nosotros no tenemos parte en David, ni tampoco tenemos herencia con el hijo de Isaí. Dejen que todo hombre regrese a su hogar, Israel." 2Así que todos los hombres de Israel abandonaron a David y siguieron a Seba, hijo de Bicri. Pero los hombres de Judá siguieron de cerca a su rey, todo el camino, desde el Jordán hasta Jerusalén.

3Cuando David llegó a su palacio, en Jerusalén, él tomó a las diez esposas esclavas a quienes había dejado atendiendo el palacio y las puso en una casa bajo vigilancia. Él proveyó por sus necesidades pero ya no durmió más con ellas. Así que ellas fueron encerradas hasta el día de sus muertes, viviendo como si fueran viudas.
4Entonces el rey le dijo a Amasa: "Llama a los hombres de Judá a reunirse dentro de tres días, tu también tienes que estar ahí." 5Así que Amasa se fue a llamar a los hombres de Judá a reunirse pero él se quedó más tiempo del que el rey le había ordenado a él.
6Así que David le dijo a Abisai: "Ahora Seba hijo de Bicri nos hará a nosotros más daño del que hizo Absalón. Toma a los sirvientes de tu amo, mis soldados, y persíguelo o él encontrará ciudades fortificadas y escapará fuera de nuestra vista." 7Luego los hombres de Joab fueron detrás de él junto con los cereteos, los pereteos y todos los poderosos guerreros. Ellos dejaron Jerusalén para perseguir a Seba, hijo de Bicri.
8Cuando ellos estaban en la gran piedra, la cual está en Gabaón, Amasa vino a encontrarlos. Joab estaba vistiendo la armadura de batalla, que se había puesto, la cual incluía un cinturón alrededor de su cintura con una espada envainada amarrada a él. Mientras él caminaba hacia al frente la espada se cayó.
9Así que, Joab le dijo a Amasa: "¿Estás bien, mi primo?" Joab cariñosamente tomó a Amasa por la barba con su mano derecha para besarlo. 10Amasa no notó la daga que estaba en la mano izquierda de Joab. El apuñaló a Amasa en el estómago y sus intestinos se derramaron en el suelo. Joab no lo hirió otra vez, y Amasa murió. Entonces Joab y Abisai, su hermano, persiguieron a Seba, hijo de Bicri.
11Entonces, uno de los hombres de Joab se paró junto a Amasa y el hombre dijo: "Aquel que favorezca a Joab, aquel que esté por David, déjelo que siga a Joab." 12Amasa quedó revolcándose en su sangre en el medio del camino. Cuando el hombre vio que todas las personas se quedaron quietas, él cargó a Amasa fuera del camino y dentro de un campo. Él arrojó una prenda sobre él porque vio que todo el que pasó cerca de él se quedo quieto. 13Después que Amasa fue quitado del camino todos los hombres sigueron detrás de Joab en persecusión de Seba, hijo de Bicri.
14Seba pasó a través de todas las tribus de Israel hasta Abel de Bet Maaca, y a través de toda la tierra de los bicritas, quienes se unieron y también persiguieron a Seba. 15Ellos lo alcanzaron y lo rodearon en Abel de Bet Maaca. Ellos construyeron una rampa de cerco contra la ciudad sobre la pared. Todo el ejército que estaba con Joab golpeó la pared para derribarla. 16Entonces una mujer sabia gritó hacia afuera de la ciudad: "¡Escucha, por favor, escucha Joab! ¡Ven cerca de mí para yo poder hablar contigo!"
17Así que Joab vino cerca de ella y la mujer dijo: "¿Eres tu Joab?" Él le respondió: "Lo soy." Entonces ella le dijo a él: "Escucha las palabras de tu sierva." Él respondió: "Estoy escuchando." 18Entonces ella habló: "Ellos solían decir en los tiempos antiguos: 'Seguramente busca consejo en Abel,' y ese consejo terminaría el asunto. 19Nosotros somos una ciudad de las más pacíficas y fieles de Israel. Tu estas tratando de destruir una ciudad que es una madre en Israel. ¿Por qué quieres tragarte la herencia del SEÑOR?"
20Entonces Joab le respondió y dijo: "Lejos esté, lejos esté de mí que yo tragué o destruya. 21Eso no es verdad. Pero un hombre de la zona montañosa de Efraín, llamado Seba, hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey, contra David. Entrégalo a él solamente y yo me retiraré de la ciudad." La mujer le dijo a Joab: "Su cabeza será arrojada a ti sobre la pared." 22Entonces la mujer fue a toda la gente con su sabiduría. Ellos le cortaron la cabeza a Seba, hijo de Bicri, y se la arrojaron fuera a Joab. Entonces él sonó la trompeta y los hombres de Joab dejaron la ciudad, cada hombre a su casa. Y Joab regresó a Jerusalén a su rey.
23Ahora Joab estaba sobre todo el ejército de Israel y Benaía, hijo de Joiada estaba sobre los cereteos y los peleteos. 24Adoram estaba sobre los hombres que hacían trabajos forzados y Josafat, hijo de Ahilud era el cronista. 25Seva era escriba y Sadoc y Abiatar eran sacerdotes. 26Ira el jaireo era jefe ministro de David.

21

1Hubo una hambruna en el tiempo de David por tres años seguidos, y David buscó la cara del SEÑOR. Así que el SEÑOR dijo: "Esta hambruna está sobre ti a causa de Saúl y su familia asesina, porque él puso a los gabaonitas a muerte."

2Los gabaonitas no eran del pueblo de Israel; ellos eran de los que habían permanecido de los amorreos. El pueblo de Israel había jurado no matarlos a ellos, pero Saúl intentó matarlos de todas maneras en su celo por el pueblo de Israel y Judá. 3Así que el rey David reunió a los gabaonitas y les dijo: "¿Qué debería hacer por ustedes? ¿Cómo puedo remover el pecado para que ustedes puedan bendecir al pueblo del SEÑOR, quien hereda sus bondades y promesas?
4Los gabaonitas le respondieron a él: "No es una cuestión de plata u oro entre nosotros y Saúl o su familia. Igual, no está en nosotros darle muerte a cualquier hombre en Israel." David respondió: "Lo que sea que ustedes pidan, eso es lo que yo haré por ustedes."
5Ellos le contestaron al rey: "El que intentó matarnos a todos, quien conspiró en contra de nosotros, para que ahora estemos destruídos y no tengamos lugar entre las fronteras de Israel- 6permita que siete hombres de los descendientes de él sean entregados a nosotros y nosotros los colgaremos ante el SEÑOR en Guibeá de Saúl, el elegido por el SEÑOR." Así que el rey dijo: "Yo se los entregaré a ustedes."
7Pero el rey perdonó a Mefiboset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl a causa del pacto del SEÑOR entre ellos, entre David y Jonatán hijo de Saúl. 8Pero el rey tomó los dos hijos de Rizpa hija de Aja, hijos que tuvo con Saúl-- los dos hijos se llamaron Armoni y Mefiboset; y David también tomó a los cinco hijos de Mical hija de Saúl, quien dio a luz a Adriel hijo de Barzilai el meholatita. 9Él los entregó a las manos de los gabaonitas. Ellos los colgaron en la montaña ante el SEÑOR, y todos los siete murieron juntos. Ellos fueron puestos a muerte durante el tiempo de cosecha, durante los primeros días en el comienzo de la cosecha de cebada.
10Luego Rizpa, la hija de Aja, agarró tela de saco y ella misma la extendió en la montaña al lado de los cuerpos muertos desde el comienzo de la cosecha hasta que la lluvia cayó sobre ellos desde el cielo. Ella no permitió que los pájaros del cielo perturbaran los cuerpos durante el día o los animales salvajes por la noche. 11Le fue dicho a David lo que Rizpa, la hija de Aja, la esposa esclava de Saúl, había hecho.
12Así que David fue y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán, su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, quienes se los habían robado de la plaza pública de Bet Sán, donde los filisteos los habían colgado despúes de los filisteos haber matado a Saúl en Gilboa. 13David se llevó desde allí los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo, y ellos reunieron los huesos de los siete hombres que también habían colgado.
14Ellos enterraron los huesos de Saúl y Jonatán, su hijo, en la región de Benjamín en Zela, en la tumba de Cis, su padre. Ellos hicieron todo lo que el rey ordenó. Después de que Dios contestara sus oraciones por la tierra.
15Entonces los filisteos tuvieron guerra nuevamente con Israel. Así que David bajó con su ejército y peleó en contra de los filisteos. David se agotó con la fatiga de la batalla. 16Isbi Benob, un descendiente de los gigantes, cuya lanza de bronce pesaba trescientos siclos y quien estaba armado con una nueva espada, intentó matar a David. 17Pero Abisai, hijo de Sarvia, rescató a David, atacó al filisteo y lo mató. Luego los hombres de David le juraron a él, diciendo: "No debes ir más con nosotros a la batalla para que no apagues la lámpara de Israel."
18Acontenció después de ésto que hubo otra vez una batalla con los filisteos en Gob, cuando Sibecai el husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de Refaim. 19Ocurrió que otra vez en una batalla con los filisteos en Gob, Elhanán hijo de Jaare Oregim el betlemita, mató a Goliat el geteo, la vara cuya lanza era como la barra de un tejedor.
20Acontenció en otra batalla en Gat que había un hombre de gran peso que tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie, veiticuatro en número. Él también había descendido desde el Refaim. 21Y cuando él se burló de Israel, Jonatán hijo de Simea hermano de David, lo mató. 22Estos eran descendientes de Refaim de Gat, y ellos fueron matados por la mano de David y por la mano de sus soldados.

22

1David le cantó al SEÑOR las palabras de ésta canción en el día que El SEÑOR lo rescató de la mano de sus enemigos, y de las manos de Saúl. 2El oró: "El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza, Él que me rescata."

3Dios es mi roca. Yo encuentro refugio en Él. Él es mi escudo, el cuerno de mi salvación, mi fortaleza, y mi refugio, El que me salva de violencia. 4Yo llamaré al SEÑOR, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.
5Pues las olas de la muerte me han rodeado, las aguas apresuradas de destrucción me abruman. 6Las cuerdas del Seol me rodean; las trampas de las muerte me han atrapado.
7En mi angustia yo llamé al SEÑOR; Yo llamé a mi Dios; Él escuchó mi voz desde Su templo y mi llamada de ayuda fue hasta Sus oídos.
8Luego la tierra se estremeció y tembló. El fundamento de los cielos tembló y fue conmovido porque Dios estaba molesto. 9Humo salió de su naríz y fuego ardiente salió de su boca. Carbones fueron encendidos por él.
10Él abrió los cielos y bajó y espesa oscuridad estaba bajo sus pies. 11Él montó en un querubín y voló. Fue visto sobre las alas del viento. 12Y Él hizo de la oscuridad una carpa a su alrededor reuniendo pesadas nubes de lluvia en los cielos.
13Desde el relámpago frente a Él caían carbones de fuego. 14Él SEÑOR tronó desde el cielo. El Altísimo gritó. 15Él lanzó flechas y esparció sus enemigos, rayos y los dispersó.
16Luego los canales de agua aparecieron; los fundamentos del mundo fueron expuestos al grito de batalla del SEÑOR a la explosión del aliento de su naríz.
17¡El me alcanzó desde arriba y me tomó! Me sacó de la creciente agua. 18Me rescató de mi fuerte enemigo, de aquellos que me odiaron, pues eran muy fuertes para mi.
19Vinieron en mi contra en el día de mi angustia, pero El SEÑOR era mi apoyo. 20Él también me trajo a un lugar espacioso. El me salvó porque se agradó de mi. 21El SEÑOR me ha recompensado a la medida de mi justicia; Él me ha restaurado a la medida de la limpieza de mis manos.
22Pues he guardado los caminos del SEÑOR y no he actuado con maldad apartándome de mi Dios. 23Pues todos sus justos decretos han estado frente a mi, al igual que sus estatutos, yo no me he apartado de ellos.
24De igual manera, yo he sido inocente delante de Él y me he guardado del pecado. 25Por ésto, El SEÑOR me ha restaurado a la medida de mi justicia, al grado de mi limpieza a su vista.
26A alguien que sea fiel Tú te muestras a Ti mismo fiel, a un hombre inocente, Tú te muestras a Ti mismo inocente. 27Con el puro Tú te muestras a Ti mismo puro, pero eres sagaz con los perversos.
28Tú has afligido a nuestra gente, pero Tus ojos están en contra de los orgullosos y Tú los derribas. 29Pues Tú eres mi lámpara, SEÑOR. El SEÑOR ilumina mi oscuridad.
30Por Ti yo puedo correr sobre un obstáculo; por mi Dios puedo saltar sobre una pared. 31En cuanto a Dios, Su camino es perfecto. La palabra del SEÑOR es pura. Él es un escudo a todos los que se refugian en Él.
32Pues ¿quién es Dios excepto El SEÑOR? ¿Y quién es la roca excepto nuestro Dios? 33Dios es mi refugio y Él guía a las personas inocentes en Su camino.
34Él hace mis pies rápidos como el ciervo y me coloca en las colinas altas. 35El entrena mis manos para la guerra y mis brazos para doblar un arco de bronce.
36Tú me has dado el escudo de Tu salvación y tus favores me han hecho bien. 37Tú has hecho un lugar amplio bajo mis pies para que no resbalen.
38Yo perseguí a mis enemigos y los destruí. No volví atrás hasta que fueron destruídos. 39Yo los devoré y los aplasté, ellos no se pueden levantar. Han caído debajo de mis pies.
40Tú pones fuerza en mí como un cinturón para la batalla; Tú pones debajo de mí a aquellos que se levantan en mi contra. 41Tú me diste la parte de atrás del cuello de mis enemigos; yo aniquilé a aquellos que me odiaron.
42Ellos clamaron por ayuda, pero nadie los salvó; ellos clamaron al SEÑOR, pero Él no les contestó. 43Yo los golpeé en pedazos pequeños, como polvo en el suelo, yo los pulvericé como barro en la calle.
44Tú también me has rescatado de las disputas de mi propio pueblo. Tú me has mantenido como la cabeza de las naciones. Gente que no he conocido me sirve. 45Extranjeros fueron forzados a inclinarse a mi. Tan pronto escucharon de mi, ellos me obedecieron. 46Los extranjeros vinieron temblando afuera de sus fuertes.
47¡Él SEÑOR vive! Que mi roca sea alabada. Que Dios sea exaltado, la roca de mi salvación. 48Éste es el Dios que ejecuta venganza por mí, el que derriba a las gentes debajo de mí. 49Él me libra de mis enemigos. Verdaderamente, Tú me has levantado por encima de esos que se levantaron en mi contra. Me has rescatado de hombres violentos.
50Por ésto, Te daré gracias a Ti, SEÑOR, entre las naciones; Cantaré alabanzas a Tu nombre. 51Dios da gran victoria a su rey y Él muestra lealtad a Su pacto con el ungido, a David y sus descendientes por siempre."

23

1Ahora estas fueron las últimas palabras de David - David hijo de Isaí, el hombre que fue altamente honrado, el que fue ungido por el Dios de Jacob, el dulce salmista de Israel. 2''El Espíritu del SEÑOR habló por mí, y Su palabra estaba en mi lengua.

3El Dios de Israel habló, la Roca de Israel me dijo: 'El que con justicia gobierna sobre los hombres, quien gobierna en el temor de Dios. 4El será como la luz de la mañana cuando el sol se levanta, una mañana sin nubes, cuando la tierna hierba se levanta de la tierra mediante la luz del sol después de la lluvia.
5Ciertamente, ¿No es mi familia como ésto delante de Dios? ¿No ha hecho Él un pacto eterno conmigo, ordenado y seguro en todo? ¿Acaso el no aumenta mi salvación y cumple cada uno de mis deseos?
6Pero los indignos serán todos como espinos para ser echados fuera porque ellos no pueden ser reunidos por la mano de uno. 7El hombre que los toque a ellos deberá usar una herramienta de hierro o el asta de una lanza. Ellos deben ser quemados donde ellos yacen."
8Estos son los nombres de los soldados selectos de David: Joseb Basebet el Tacmonita era el líder de los soldados selectos. El mató ochocientos hombres en una ocasión.
9Después de él estaba Eleazar hijo de Dodo, hijo de un ahohita, uno de los tres hombres grandes de David. Él estuvo presente cuando ellos desafiaron a los filisteos que se habían reunido para hacer batalla y cuando los hombres de Israel se habían retirado. 10Eleazar se levantó y peleó a los filisteos hasta que su mano se cansó y quedó endurecida al agarre de su espada. El SEÑOR trajo una gran victoria ese día. El ejército regresó, después de Eleazar, solo a tirar los cuerpos.
11Después de él estaba Sama hijo de Age el ararita. Los filisteos se reunieron juntos donde había un campo de lentejas y el ejército huyó de ellos. 12Pero Sama se detuvo en el medio del campo y lo defendió. El mató los filisteos y el SEÑOR les trajo una gran victoria.
13Tres de los treinta soldados bajaron donde David en el tiempo de la cosecha, a la cueva de Adulam. El ejército de los filisteos acampaban en el valle de Refaím. 14En ese tiempo David estaba en su fortaleza, una cueva, mientras los filisteos se establecieron en Belén.
15David anhelaba agua y dijo: "¡ Si tan solo alguien me diera de beber agua del pozo de Belén, el pozo que está por la entrada! " 16Así que esos tres hombres valientes se abrieron paso a través del ejército de los filisteos y sacaron agua del pozo de Belén que estaba en la entrada. Ellos tomaron el agua y la llevaron a David, pero el rehusó tomarla. En cambio, él la derramó para el SEÑOR. 17Luego, el dijo: "Lejos esté de mí, SEÑOR, que yo beba ésto. ¿Debo tomar la sangre de los hombres que arriesgaron sus vidas?" Así que rechazó tomarla. Esas fueron cosas que los tres poderosos hombres hicieron.
18Abisai, hermano de Joab hijo de Sarvia, era capitán sobre los tres. Él una vez peleó con su lanza contra trescientos y los mató. Él era frecuentemente mencionado con los tres soldados. 19¿No era él, más famoso que los tres? Él fue hecho su capitán. En cambio su fama no era igual a la fama de los tres soldados más famosos.
20Benaía de Cabseel era hijo de Joiada; él era un hombre fuerte que hacía poderosas hazañas. El mató a los dos hijos de Ariel el de Moab. Él también bajó en medio de un foso y mató un león mientras estaba nevando. 21Y el mató a un egipcio bien grande. El egipcio tenía una lanza en la mano, pero Benanía peleó contra él, con sólo una vara. El se apoderó de la lanza de la mano del egipcio y luego lo mató con su propia lanza.
22Benanía el hijo de Joiada hizo esas hazañas, y fue nombrado junto a los tres hombres valientes. 23Él era altamente más considerado que a los treinta soldados en general, pero no era considerado como los tres soldados más selectos. Sin embargo, David lo puso a cargo de sus guardaespaldas.
24Los treinta incluían a los siguientes hombres: Asael hermano de Joab, Elhanán hijo de Dodo de Belén, 25Sama el harodita, Elica el harodita, 26Heles el paltita, Ira hijo de Iques el tecoíta, 27Abiezer el anatotita, Mebunai el husatita, 28Salmón el Ahohíta, Maharai el netofatita;
29Heleb hijo de Baana el netofatita, Itai hijo de Ribai de guibeá de los benjamitas, 30Benaía el piratonita, Hidai de los valles de Gaas, 31Abi Albón el arbatita, Azmavet el barhumita, 32Eliaba el saalbonita, los hijos de Jasén, Jonatán hijo de Sama el ararita;
33Ahíam, hijo de Sarar el ararita, 34Elifelet hijo de ahasbai el maaca, Eliam hijo de Ahitofel el gilonita, 35Hesraí el carmelita, Paarai el arbita, 36Igal hijo de Natán de Soba, Bani de la tribu de Gad,
37Selec el amonita, Naharai el beherotita, escuderos de Joab hijo de Sarvia, 38Ira el itrita, Gareb el itrita, 39Urías el hitita- treinta y siete por todos.

24

1Otra vez la ira del SEÑOR se encendió contra Israel y Él incitó a David en contra de ellos diciendo: ''Ve, cuenta a Israel y a Judá". 2El rey le dijo a Joab, el comandante del ejército, quien estaba con él: "Ve por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y cuenta todas las personas para que yo sepa el número total de hombres listos para la batalla."

3Joab le dijo al rey: ''Que el SEÑOR tu Dios multiplique el número de personas cien veces y que los ojos de mi amo, el rey, lo vean tomar lugar. Pero, ¿porqué mi amo, el rey, quiere hacer esto?" 4Aún así, la palabra del rey era final en contra de Joab y de los comandantes del ejército. Así que Joab y los comandantes se fueron de la presencia del rey para contar al pueblo de Israel.
5Ellos cruzaron sobre el Jordán y acamparon cerca de Aroer al sur de la cuidad en el valle. 6Luego ellos viajaron por medio de Gad a Jazer. Ellos vineron a Galaad y a la tierra de Tahtim Hodshi, luego a Dan Jaán y alrededor de Sidón. 7Alcanzaron la fortaleza de Tiro y todas las cuidades de los heveos y los cananeos. Entonces ellos salieron fuera al Neguev en Judá en Beerseba.
8Cuando ellos habían ido por toda la tierra, ellos volvieron de regreso a Jerusalén al final de nueve meses y veinte días. 9Luego Joab reportó el total de la cuenta de los hombre de guerra al rey. Habían en Israel 800, 000 hombres valientes quienes sacaron la espada y los hombres de Judá eran 500, 000 hombres.
10Entonces el corazón de David se afligió después que él había contado los hombres. Así que él dijo al SEÑOR: "Yo he pecado grandemente por haber hecho ésto. Ahora, SEÑOR, llevaté la culpa de tu sirviente porque he actuado muy tontamente.''
11Cuando David se levantó en la mañana, la palabra del SEÑOR vino al profeta Gad, vidente de David, diciendo: 12"Ve dile a David: 'Esto es lo que dice el SEÑOR: "Yo te estoy dando tres opciones. Escoge una de ellas."'
13Así que Gad fue donde David y le dijo a él: "¿Vendrán tres años de hambruna a tu tierra? ¿O huirás tres meses de tus enemigos mientras ellos te persiguen? ¿ O habrán tres días de plaga en tu tierra? Ahora decide que respuesta yo le debo llevar a Él quien me envió." 14Luego David le dijo a Gad: "Yo estoy en un profundo problema. Déjanos caer en las manos del SEÑOR, que en las manos del hombre, pues Sus actos misericordiosos son muy grandes."
15Así que el SEÑOR envió una plaga a Israel desde la mañana hasta una hora acordada, y setenta mil personas murieron desde Dan a Beerseba. 16Cuando el ángel extendió con su mano hacia Jerusalén para destruirla el SEÑOR cambió de opinión, por el daño que eso causaría, y le dijo al ángel que estaba destruyendo a las personas: "¡Suficiente! Ahora retira tu mano." En ese momento el ángel del SEÑOR estaba parado en el trillo de Arauna el jebuseo.
17Luego David habló al SEÑOR cuando él vio el ángel que había atacado a las personas y dijo: "Yo he pecado y yo actué perversamente. Pero estas ovejas, ¿qué han hecho? ¡Por favor, deja que Tú mano castigue a la familia de mi padre y a mi!"
18Entonces vino Gad a David ese día y le dijo: "Sube y construye un altar para el SEÑOR en el trillo de Aruana el jebuseo." 19Así que David subió, como le indicó Gad, como Dios había demandado. 20Aruana miró afuera y vio a el rey y sus sirvientes acercándose. Así que Aruana salió y se inclinó al rey con su cara al suelo.
21Luego Arauna dijo: ''¿Porqué mi amo, el rey, ha venido a su siervo?" David contestó: "Para comprar tu trillo, así yo podré construir un altar para el SEÑOR para que la plaga sea removida del pueblo." 22Arauna le dijo a David: ''Tómala para ti mismo, mi amo, el rey. Haz lo que te parezca bien a tu vista. Mira, aquí están unos bueyes para la ofrenda quemada y trineos de trillar y los yugos de los bueyes para la madera. 23Todo ésto, mi rey, yo Arauna, te entregaré." Luego él dijo al rey: "Que el SEÑOR tu Dios te acepte."
24El rey le dijo a Arauna: "No, yo insisto en comprarlo a un precio. Yo no ofreceré ofrenda quemada al SEÑOR que no me cueste nada." Así que David compró el trillo y los bueyes por cincuenta siclos de plata. 25David construyó allí un altar para el SEÑOR y ofreció en él ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Entonces ellos suplicaron al SEÑOR de parte de la tierra y Él causó que la plaga cesara a travéz de Israel.

1 Reyes

1

1Cuando el rey David era muy viejo, ellos lo cubrieron con mantas, pero él no podía su cuerpo entrar en calor. 2Así que sus sirvientes le dijeron a él: "Déjanos buscar a una joven soltera para nuestro amo el rey. Déjela servir al rey y cuidar de él. Déjela acostarse en sus brazos para que nuestro amo el rey pueda entibiar su cuerpo."

3Así que ellos buscaron una joven hermosa dentro de los límites de Israel. Y encontraron a Abisag la sunamita y se la trajeron al rey. 4La joven era muy hermosa. Ella sirvió al rey y lo cuidó, pero el rey no tuvo relaciones sexuales con ella.
5En ese tiempo, Adonías, hijo de Haguit, se enorgulleció a sí mismo diciendo: "Yo seré rey." Así que él preparó para sí mismo carruajes y jinetes con cincuenta hombres para correr delante de él. 6Su padre nunca lo molestó diciendo: "¿Por qué has hecho esto o aquello?" Adonías también era un hombre muy guapo, nacido después de Absalón.
7Él pidi[o consejo con Joab, hijo de Sarvia, y con Abiatar el sacerdote. Ellos siguieron a Adonías y le ayudaron. 8Pero Sadoc el sacerdote, Benaía, hijo de Joiada, Natán el profeta, Simei, Rei y los hombres poderosos que le pertenecían a David no siguieron a Adonías.
9Adonías sacrificó ovejas, bueyes y becerros engordados en la piedra de Zohélet, la cual está al lado de En Rogel. Él invitó a todos sus hermanos, los hijos del rey y a todos los hombres de Judá, los siervos del rey. 10Pero él no invitó a Natán el profeta, a Benaía, a los hombres poderosos, ni a su hermano Salomón.
11Entonces Natán le habló a Betsabé, la madre de Salomón, diciendo: "¿No has escuchado que Adonías, hijo de Haguit, se ha vuelto rey, y David nuestro amo no lo sabe? 12Ahora, por lo tanto, déjame aconsejarte, para que puedas salvar tu propia vida y la vida de tu hijo Salomón.
13Ve al rey David; y dile: 'Mi amo el rey, ¿acaso no juraste a tu sierva, diciendo: "Ciertamente Salomón, tu hijo, reinará después de mí, y se sentará en mi trono?" ¿Por qué entonces Adonías está reinando?' 14Mientras tú estés ahí hablando con el rey, yo entraré después de ti y asegurar[e que tus palabras son verdad."
15Entonces Betsabé entró en el cuarto del rey. El rey era muy viejo, y Abisag la sunamita estaba sirviendo al rey. 16Betsabé se inclinó y se postró ante el rey. Y el rey dijo: "¿Qué deseas?" 17Ella le dijo a él: "Mi amo, tú juraste a tu sierva por el SEÑOR tu Dios, diciendo: 'Ciertamente Salomón, tu hijo, va a reinar después de mí, y él se sentará en mi trono.'
18Ahora, mira, Adonías es rey, y tú, mi amo el rey, no lo sabes. 19Él ha sacrificado bueyes, becerros engordados, y ovejas en abundancia, y ha invitado a todos los hijos del rey, a Abiatar el sacerdote y a Joab el capitán del ejército, pero no ha invitado a Salomón tu siervo.
20Mi amo el rey, los ojos de todo Israel están en ti, esperando para que tú les digas a ellos quién se sentará en el trono después de ti, mi amo. 21Si no, pasará que cuando mi amo el rey muera mi hijo Salomón y yo seremos tratados como criminales.
22Mientras ella todavía hablaba con el rey, Natán el profeta entró. 23Los sirvientes le dijeron al rey: "Natán el profeta está aquí." Cuando él entró ante el rey, se postró ante el rey con su rostro hasta el suelo.
24Natán dijo: "Mi amo el rey, ¿has dicho: 'Adonías reinará después de mi, y él se sentará en mi trono?' 25Porque él ha bajado hoy y sacrificado bueyes, becerros engordados, y ovejas en abundancia, y ha invitado a todos los hijos del rey, a los capitanes del ejército, y a Abiatar el sacerdote. Ellos están comiendo y bebiendo ante él, y diciendo: '! Larga vida al rey Adonías!'
26Pero a mí, tu siervo, a Sadoc el sacerdote, a Benaía, hijo de Jodaía, y a tu siervo Salomón, él no nos ha invitado. 27¿Mi amo el rey ha hecho esto sin decirnos a nosotros, tus siervos, quién debería sentarse en el trono después de él?"
28Entonces el rey David respondió y dijo: "Llama a Betsabé de regreso a mí." Ella vino a la presencia del rey y se paró ante el rey. 29El rey hizo un juramento y dijo: "Así como vive el SEÑOR, Quién me ha redimido de todo problema, 30y como te prometí por el SEÑOR, Dios de Israel, diciendo: 'Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en mi lugar,' yo haré esto hoy." 31Entonces Betsabé se inclinó con su rostro al suelo y se postró a sí misma ante el rey y dijo: "¡Que mi amo, el rey David, viva para siempre!"
32El rey David dijo: "Llámame a Sadoc el sacerdote, a Natán el profeta, y a Benaía, hijo de Joíada." Entonces ellos vinieron ante el rey. 33El rey les dijo: "Lleven con ustedes a los sirvientes de su amo, y hagan que Salomón mi hijo monte en mi mula y llévenlo abajo a Gihón. 34Déjen a Sadoc el sacerdote y a Natán el profeta ungirlo rey sobre Israel, y suenen la trompeta, y digan: '¡Larga vida al rey Salomón!'
35Entonces ustedes vendrán detrás de él, y él vendrá y se sentará en mi trono; porque él será rey en mi lugar. Yo lo he nombrado para ser gobernante sobre Israel y Judá." 36Benaía, hijo de Joíada respondió al rey y dijo: "¡Que así sea! Que el SEÑOR, el Dios de mi amo y rey, lo confirme. 37Como el SEÑOR ha estado con mi amo el rey, así también esté con Salomón, y que haga su trono más grande que el trono de mi amo, el rey David."
38Entonces Sadoc el sacerdote, Natán el profeta, Benaía, el hijo de Joíada, y los cereteos y los peleteos bajaron con Salomón montado sobre la mula del rey David; y lo trajeron a Gihón. 39Sadoc el sacerdote sacó el cuerno de aceite fuera de la tienda y ungió a Salomón. Entonces ellos sonaron la trompeta, y toda la gente dijo: "¡Larga vida al rey Salomón!" 40Entonces todo el pueblo subió tras él, y la gente tocó flautas y se regocijaron con gran alegría, tanto que la tierra tembló con el estruendo.
41Adonías y todos los invitados que estaban con él, lo escucharon cuando terminaban de comer. Cuando Joab escuchó el sonido de la trompeta, él dijo: "¿Por qué hay escándalo en la ciudad?" 42Mientras él estaba todavía hablando, Jonatán, hijo de Abiatar el sacerdote, vino. Adonías dijo: "Entra, porque eres un hombre honesto y traes buenas noticias."
43Jonatán respondió y dijo a Adonías: "Nuestro amo, el rey David, ha hecho rey a Salomón. 44Y el rey ha enviado con él a Sadoc el sacerdote, a Natán el profeta, a Benaía, hijo de Joíada, y a los cereteos y a los pereteos. Ellos tuvieron a Salomón montado en la mula del rey. 45Sadoc el sacerdote y Natán el profeta, poniéndole aceite lo han nombrado rey en Gihón, y han venido desde allí regocijándose, por eso hay un escándalo en la ciudad. Este es el sonido que ustedes han escuchado.
46También, Salomón está sentado en el trono del reino. 47Aún más, los sirvientes del rey vinieron a bendecir a nuestro amo, el rey David, diciendo: 'Que tu Dios haga el nombre de Salomón mejor que tu nombre, y que haga su trono más grande que tu trono.' Y el rey se inclinó en la cama. 48El rey también dijo: 'Bendito sea el SEÑOR, el Dios de Israel, Quien ha dado una persona que se siente en mi trono este día, y que mis propios ojos puedan verlo."
49Entonces todos los invitados de Adonías estaban aterrorizados. Ellos se levantaron y cada hombre se fue por su camino. 50Adonías tenía miedo de Salomón y se levanto, y fue y se aferró de los cuernos del altar. 51Entonces, le fue dicho a Salomón, diciendo: "Mira, Adonías tiene miedo del rey Salomón, porque él ha agarrado los cuernos del altar, diciendo: 'Dejen al rey Salomón primero jurarme que él no matará a su siervo con la espada."
52Salomón dijo: "Si él se muestra como un hombre confiable, ni un cabello suyo caerá en la tierra, pero si se encuentra en él maldad, él morirá." 53Entonces el rey Salomón envió hombres, quienes trajeron a Adonías bajándolo del altar. Él vino y se inclinó ante el rey Salomón, y Salomón le dijo: "Vete a tu casa."

2

1Como los días de la muerte de David se aproximaban, él mandó a Salomón, su hijo, diciendo: 2"Pronto voy a morir, por tanto se fuerte. 3Guarda los mandatos del SEÑOR tu Dios para caminar en sus caminos, para obedecer sus leyes, sus mandamientos, sus decisiones y sus decretos de pacto, teniendo cuidado de hacer lo que está escrito en la ley de Moisés, para que puedas prosperar en todo lo que hagas, dondequiera que tú vayas, 4para que el SEÑOR pueda cumplir Su palabra la cual habló sobre mí, diciendo: 'Si tus hijos cuidan su conducta, para caminar delante de mí fielmente con todo su corazón y con toda su alma, tú nunca dejarás de tener un hombre en el trono de Israel.'

5Tú sabes también lo que Joab, hijo de Sarvia me hizo a mí, y lo que él hizo a los dos comandantes de los ejércitos de Israel, a Abner hijo de Ner, y Amasa hijo de Jeter, a quienes mató. Él derramó la sangre de guerra en tiempo de paz y puso la sangre de guerra en el cinturón alrededor de su cintura y en los zapatos sobre sus pies. 6Trata con Joab conforme a la sabiduría que tú has aprendido, pero no dejes que en la vejez baje a la tumba en paz.
7Sin embargo, muestra bondad a los hijos de Barzilai el galaadita, y déjalos estar entre aquellos que comen a tu mesa, porque ellos vinieron a mí cuando huí de Absalón tu hermano.
8Mira, ahí está contigo Simei hijo de Gera, el benjamita de Bahurim, quien me maldijo con una maldición violenta en el día que yo fui a Mahanaim. Simei bajó a encontrarme en el Jordán, y yo le juré por el SEÑOR, diciendo: 'Yo no te expondré a muerte con la espada.' 9Ahora, pues, no lo dejes ir libre del castigo. Tú eres un hombre sabio, y tú sabrás lo que tú debes hacerle a él. Bajarás su cabeza gris a la tumba con sangre."
10Entonces David durmió con sus antepasados y fue enterrado en la ciudad de David. 11Los días que David reinó sobre Israel fueron cuarenta años. Él habia reinado por siete años en Hebrón y por treinta y tres años en Jerusalén. 12Entonces Salomón se sentó en el trono de su padre David, y su autoridad fue firmemente establecida.
13Luego Adonías, hijo de Haguit vino a Betsabé, la madre de Salomón. Ella dijo: "¿Vienes tú en paz?" Él respondió: "En paz." 14Luego él dijo: "Yo tengo algo que decirte." Así que ella respondió: "Habla." 15Adonías dijo: "Tú sabes que el reino era mío, y que todo Israel esperaba que yo fuera rey. Sin embargo, el reino ha cambiado y ha venido a ser de mi hermano, porque era suyo de parte del SEÑOR.
16Ahora yo te tengo un pedido, no me lo rehuses." Betsabé le dijo a él: "Habla." 17Él dijo: "Por favor, habla a Salomón el rey, porque él no te lo negará, para que él me dé a Abisag la sunamita como mi esposa." 18Betsabé dijo: "Muy bien, yo hablaré con el rey."
19Betsabé, por lo tanto, fue al rey Salomón para hablarle a él por Adonías. El rey se levantó para encontrarse con ella y se inclinó a ella. Luego él se sentó en su trono e hizo traer un trono para la madre del rey. Ella se sentó a su mano derecha. 20Luego ella dijo: "Yo te pido un favor, no me lo rehuses." El rey le contestó a ella: "Pide, madre mía, pues no te lo rehusaré." 21Ella dijo: "Deja que Abisag la sunamita sea dada a Adonías, tu hermano, como su esposa."
22El rey Salomón contestó y dijo a su madre: "¿Por qué pides a Abisag la sunamita para Adonías? ¿Por qué no pides tú el reino para él también, puesto que él es mi hermano mayor - para él, para Abiatar el sacerdote, y para Joab hijo de Sarvia?" 23Entonces el rey Salomón juró por el SEÑOR, diciendo: "Que Dios así me haga a mí, y aún más, si Adonías no ha hablado esta palabra en contra de su propia vida.
24Ahora por tanto, vive el Señor, quien me ha establecido y puesto en el trono de David mi padre, y quien me ha hecho una casa como prometió, ciertamente Adonías será puesto a muerte hoy." 25Así el rey Salomón envió a Benaía hijo de Joiada, y Benaía encontró a Adonías y lo mató.
26Después el rey dijo a Abiatar el sacerdote: "Ve a Anatot, a tus propios campos. Eres digno de muerte, pero yo no te mataré en este momento, porque tú cargaste el arca del SEÑOR Dios delante de David mi padre y sufriste en toda forma que mi padre sufrió. 27Así que Salomón despidió a Abiatar de ser sacerdote del SEÑOR, para que él pudiese cumplir la palabra del SEÑOR, la cual habló concerniente a la casa de Elí en Silo.
28Las nuevas llegaron a Joab, ya que Joab había apoyado a Adonías, aunque no había apoyado a Absalón. Así que, Joab huyó a la tienda del SEÑOR y agarró los cuernos del altar. 29Se le informó al rey Salomón que Joab había huido a la tienda del SEÑOR y estaba ahora al lado del altar. Entonces Salomón envió a Benaía hijo de Joiada, diciendo: "Vé, ejecútalo."
30Así que Benaía vino a la tienda del SEÑOR y le dijo: "El rey dice: 'Ven fuera.'" Joab contestó, "No, moriré aquí." Así que Benaía volvió al rey, diciendo: "Joab dijo que él quería morir en el altar." 31El rey le dijo a él: "Haz como él ha dicho. Mátalo y entiérralo para que tú puedas quitar de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab derramó sin causa.
32Que el SEÑOR devuelva su sangre sobre su propia cabeza, porque él atacó dos hombres más justos y mejores que él mismo y los mató con la espada, Abner hijo de Ner, el capitán del ejército de Israel, y Amasa hijo de Jeter, el capitán del ejército de Judá, sin que mi padre David lo supiiera. 33Así que su sangre se vuelva sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de sus descendientes para siempre. Pero para David y sus descendientes, para su casa, y su trono, que haya paz para siempre de parte del SEÑOR."
34Entonces Benaía hijo de Joiada subió y atacó a Joab y lo mató. Él fue enterrado en su propia casa en el desierto. 35El rey puso a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército en su lugar, y puso a Sadoc el sacerdote en lugar de Abiatar.
36Luego el rey envió y llamó a Simei, y le dijo: "Construye para ti una casa en Jerusalén y vive ahí, y no salgas de ahí para cualquier otro lugar. 37Porque el día que salgas, y pases sobre el valle de Cedrón, sepas tú, de cierto, que tú, seguramente morirás. Tu sangre será sobre tu propia cabeza." 38Así que Simei dijo al rey: "Lo que tú dices es bueno. Como mi señor el rey ha dicho, así tu siervo hará." Así que Simei vivió en Jerusalén por muchos días.
39Pero al final de tres años, dos de los sirivientes de Simei huyeron a Aquís, hijo de Maaca, el rey de Gat. Así que se lo contaron a Simei, diciendo: "Mira, tus siervos están en Gat." 40Entonces Simeí se levantó, ensilló su asno y fue a Aquís en Gat para buscar sus sirvientes. Él fue y trajo sus sirvientes de vuelta desde Gat.
41Cuando se le dijo a Salomón que Simei había ido de Jerusalén a Gat y había regresado, 42el rey envió a llamar a Simei y le dijo: "¿No te hice jurar por el SEÑOR y te testifiqué diciendo: 'Sepas de cierto que en el día que tú salgas y vayas a cualquier otro lugar, ciertamente morirás y tu dijiste estar de acuerdo.
43¿Por qué rompiste tu juramento al SEÑOR y el mandato que te di?" 44El rey también le dijo a Simei: "Sabes en tu corazón toda la maldad que le hiciste a mi padre David. Por lo tanto, el SEÑOR devolverá tu maldad sobre tu cabeza.
45Pero el rey Salomón será bendecido y el trono de David será establecido ante el SEÑOR para siempre." 46Así que el rey mandó a Benaías hijo de Joiada, él salió y mató a Simeí. Así que el dominio estuvo bien establecido en la mano de Salomón.

3

1Salomón se hizo pariente del Faraón, rey de Egipto, al tomar a la hija de Faraón en matrimonio y la trajo a la ciudad de David hasta que hubo terminado de construir su propia casa y la casa del SEÑOR, y el muro alrededor de Jerusalén. 2El pueblo estaba sacrificando en lugares altos, porque ninguna casa había sido construida todavía, al nombre del SEÑOR. 3Salomón mostró su amor por el SEÑOR al caminar en los estatutos de David, su padre, excepto que él sacrificó y quemó incienso en lugares altos.

4El rey fue a Gabaón para sacrificar allí, pues era el mas importante lugar alto. Salomón ofreció mil ofrendas quemadas en ese altar. 5El SEÑOR apareció en Gabaón a Salomón en un sueño en la noche; Él le dijo: "¡Pide lo que tu quieras para dártelo!
6Así que Salomón dijo: " Has sido fiel a tu siervo David mi padre, porque él caminó delante de ti en confianza, en justicia y en rectitud de corazón. Tú has guardado para él este gran pacto de fidelidad y le has dado un hijo para sentarse en su trono hoy.
7Y ahora, SEÑOR mi Dios, me has hecho rey en lugar de David, mi padre, aunque yo soy sólo un joven, y no sé como conducirme como un rey. 8Tu siervo está en medio del pueblo que has escogido, un pueblo muy numeroso para ser contado. 9Así que dale a tu siervo un corazón comprensivo para juzgar a tu pueblo, para que yo pueda distinguir entre el bien y el mal. Pues, ¿quién es apto para juzgar a este pueblo tuyo?"
10Esta petición de Salomón agradó al Señor. 11Así que Dios le dijo: "Porque has pedido esta cosa, y no has pedido para ti larga vida o riquezas, o la vida de tus enemigos, pero has pedido para ti entendimiento para hacer justicia, 12mira, ahora haré todo lo que pediste. Te daré un corazón sabio y comprensible, para que no haya nadie como tú antes de ti, y nadie como tú se levantará después de ti.
13También te he dado lo que no has pedido, tanto riquezas como honor, para que no haya ninguno de entre los reyes como tú en todos tus días. 14Si tú caminas en mis caminos para manetener mis estatutos y mis ordenanzas, como tu padre David caminó, entonces alargaré tus días.''
15Entonces, Salomón despertó y vió que fue un sueño. El fue a Jerusalén y se paró frente al Arca del Pacto del Señor. El ofreció ofrendas quemadas y ofrendas de paz, e hizo un festín para todos sus siervos.
16Luego, dos mujeres que eran prostitutas vinieron al rey y se pararon frente a él. 17Una mujer dijo: "Oh, mi amo, esta mujer y yo vivimos en la misma casa, y yo di a luz a un niño cuando ella estaba en casa.
18Acontenció al tercer día después de dar a luz que esta mujer también dio a luz. No había nadie más con nosotras en esa casa. 19Entonces el hijo de esta mujer murió en la noche, porque ella se acostó sobre él. 20Así que, ella se levantó a media noche y tomó a mi hijo de mi lado. mientras tu sierva dormía, y lo tendió en su pecho, y tendió a su hijo muerto en mi pecho.
21Cuando me levanté en la madrugada para amamantar a mi hijo, él estaba muerto. Pero cuando lo miré con cuidado en la mañana, no era mi hijo, a quien yo di a luz." 22Luego, la otra mujer dijo: "No, el que vive es mi hijo, y el muerto es tu hijo." Luego la primera mujer dijo: "No, el muerto es tu hijo, y el vivo es mi hijo." Así es como ellas hablaron ante el rey.
23Entonces el rey dijo: "Una de ustedes dice: 'Éste es mi hijo que está vivo, y tu hijo está muerto', y la otra dice: 'No, tu hijo es el muerto y mi hijo es el vivo.'" 24El rey dijo: "Tráedme una espada." Así que, trajeron una espada ante el rey. 25Entonces el rey dijo: "Divide al niño vivo en dos, y dale una mitad a esta mujer, y la otra mitad a la otra."
26Entonces la mujer cuyo hijo estaba vivo, le habló al rey, pues su corazón estaba lleno de compasión por su hijo, y dijo: "Oh, mi amo, dale a ella el niño vivo, y por nungún motivo lo mate." Pero la otra mujer dijo: "El no será ni mío, ni tuyo. Divídelo." 27Entonces el rey respondió diciendo: ''Denle a la primera mujer el niño vivo, y por ningún motivo lo maten. Ella es su madre.'' 28Cuando todo Israel escuchó del juicio el cual el rey prestó, ellos temieron al rey, porque vieron que la sabiduría de Dios estaba en él al dar juicios.

4

1El rey Salomón era rey sobre todo Israel. 2Estos eran sus oficiales: Azarías hijo de Sadoc era el sacerdote. 3Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, eran secretarios. Josafat hijo de Ahilud era el cronista. 4Benaía hijo de Joiada estaba sobre el ejército. Sadoc y Abiatar eran sacerdotes.

5Azarías hijo de Natán estaba sobre los oficiales. Zabud hijo de Natán era un sacerdote y el amigo del rey. 6Ahisar estaba sobre la casa. Adoniram hijo de Abda estaba sobre los hombres que eran sometidos a trabajo forzoso.
7Salomón tenía doce oficiales sobre todo Israel, quienes proveían comida para el rey y su casa. Cada hombre tenía que hacer provisión por un mes en el año. 8Estos eran sus nombres: Ben Hur, en la zona montañosa de Efraín; 9Ben Decar en Macaz, Saalbim, Bet Semes y Elón Bet Hanán; 10Ben Hesed, en Arubot (a él le pertenecía Soco y toda la tierra de Hefer);
11Ben Abinadad, en todo el distrito de Dor (él tenía a Tafat la hija de Salomón como su esposa); 12Baana hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido, y todo Bet Seán que está al lado de Saretán abajo de Jezreel, desde Bet Seán hasta Abel Mehola tan lejos como el otro lado de Jocmeam; 13Ben Geber en Ramot de Galaad (a él le pertenecían los pueblos de Jair hijo de Manasés, que están en Galaad, y la región de Argob le pertenecía a él, la cual está en Basán, sesenta grandes ciudades con paredes y barras de bronce para las puertas); 14Ahinadab hijo de Iddo, en Mahanaim;
15Ahimaas, en Neftalí (él también tomó a Basemat la hija de Salomón como su esposa); 16Baana hijo de Husai, en Aser y Bealot; 17Josafat hijo de Parúa, en Isacar;
18Simei, hijo de Ela, en Benjamín; 19y Geber, hijo de Uri, en la tierra de Galaad, el país de Sehón, rey de los amorreos, y de Og rey de Basán, y él era el único oficial que estaba en la tierra.
20Judá e Israel eran tan numerosos como la arena junto al mar. Ellos estaban comiendo y bebiendo y estaban felices. 21Salomón reinó sobre todos los reinos desde el Río hasta la tierra de los Filisteos, y hasta el borde de Egipto. Ellos trajeron tributo y sirvieron a Salomón todos los días de su vida. 22La provisión de un día para Salomón era treinta recipientes de 220 litros cada uno de harina fina y sesenta recipientes de 220 litros de harina cada uno 23diez bueyes gordos, veinte bueyes de los pastos, y cien ovejas, además de ciervos, gacelas, corzos y aves engordadas.
24Pues él tenía dominio sobre toda la región en este lado del Río, desde Tifsa hasta tan lejos como Gaza, sobre todos los reyes en este lado del Río, y él tenía paz por todos lados alrededor de él. 25Judá e Israel vivían en seguridad, cada hombre debajo de su parra y debajo de su árbol de higo, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón.
26Salomón tenía cuarenta mil establos de caballos para sus carros, y doce mil jinetes. 27Esos oficiales proveían comida para el rey Salomón y para todos los que llegaban a la mesa de Salomón, cada hombre en su mes. No dejaban que nada faltara. 28Ellos también trajeron a su propio lugar cebada y heno para los caballos de los carros y los caballos de montar, cada uno trayendo lo que podía.
29Dios le dio a Salomón gran sabiduría y entendimiento, y amplitud de entendimiento como la arena a la orilla del mar. 30La sabiduría de Salomón excedía la sabiduría de toda la gente del este y toda la sabiduría de Egipto. 31Él era más sabio que todos los hombres--más que Etán el Ezraíta, Hemán, Carcol y Darda, los hijos de Mahol--y su fama alcanzó todas las naciones que le rodeaban.
32Él pronunció tres mil proverbios y sus canciones fueron mil cinco en número. 33Él describió las plantas, desde el cedro que está en el Líbano hasta el hisopo que crece en la pared. Explicó además acerca de las bestias, aves, cosas que se arrastran y peces. 34La gente venía de todas las naciones para escuchar la sabiduría de Salomón. Vinieron de todos los reyes de la tierra quienes habían escuchado de su sabiduría.

5

1Hiram, rey de Tiro, envió a sus sirvientes a Salomón porque él había escuchado que ellos le habían ungido como rey en lugar de su padre; pues Hiram siempre había amado a David. 2Salomón envió palabra a Hiram, diciendo: 3"Tú sabes que David, mi padre, no pudo construir una casa al nombre del SEÑOR su Dios debido a las guerras que lo rodearon, porque durante su vida el SEÑOR estaba poniendo a sus enemigos bajo la planta de sus pies.

4Pero ahora, el SEÑOR mi Dios me ha dado descanso por todos lados. No hay enemigo, ni desastre. 5Así que yo intento construir un templo para el nombre del SEÑOR mi Dios, como el SEÑOR le habló a David, mi padre, diciendo: 'Tu hijo, a quien Yo pondré en tu trono en tu lugar, construirá el templo a mi nombre.'
6Ahora, por lo tanto, ordena que ellos corten cedros del Líbano para mí. Mis sirvientes se unirán a tus sirvientes, y yo te pagaré el salario justo por lo que has acordado hacer. Porque sabes que no hay ninguno entre nosotros quien sepa cómo cortar madera como los sidonios."
7Cuando Hiram escuchó las palabras de Salomón, él se regocijó grandemente y dijo: "Qué el SEÑOR sea bendecido hoy, Quien le ha dado a David un hijo sabio sobre este gran pueblo." 8Hiram le envió palabra a Salomón, diciendo: "Yo he escuchado el mensaje que me has enviado. Yo te proveeré toda la madera de cedro y ciprés que deseas.
9Mis sirvientes bajarán los árboles desde el Líbano hasta el mar, y yo les haré balsas para ir al lugar que tú me dirijas. Yo romperé las balsas allí, y tú te los llevaras lejos. Tú cumplirás mi voluntad al dar comida para mi familia."
10Así que Hiram le dio a Salomón toda la madera de cedro y abeto que él deseo. 11Salomón le dio a Hiram veinte mil medidas de harina de comida para su casa y veinte medidas de aceite puro. Salomón le dio esto a Hiram año tras año. 12El SEÑOR le dio sabiduría a Salomón, como él le había prometido. Hubo paz entre Hiram y Salomón y los dos hicieron un pacto.
13El rey Salomón reclutó a la fuerza trabajadores de Israel. Los trabajadores forzados eran treinta-mil hombres. 14Él los envió al Líbano, diez mil al mes en turnos. Un mes ellos estaban en Líbano y dos meses en casa. Adoniram estaba sobre los hombres quienes estaban sujetos a trabajos forzados.
15Salomón tenía setenta mil quienes llevaban cargas y ochenta mil quienes eran canteros en las montañas, 16además de los 3, 300 oficiales líderes de Salomón quienes estaban sobre el trabajo y supervisaban a los trabajadores.
17Por orden del rey, ellos extrajeron grandes piedras de alta calidad con las cuales pondrían los simientos templo. 18Así que, los constructores de Salomón y los constructores de Hiram y los gebalitas hicieron los cortes y prepararon la madera y las piedras para construir el templo.

6

1Así Salomón comenzó a construir el templo del SEÑOR. Esto aconteció en el año 480 después que el pueblo de Israel salió de la tierra de Egipto, en el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, el cuál es el segundo mes. 2El templo que el rey Salomón construyó para el SEÑOR fue de veintisiete metros de largo, nueve metros de ancho, y trece y medio metros de alto.

3El pórtico en frente del pasillo principal del templo era de nueve metros metros de largo, igual a la anchura del templo, y cuatro y medio metros de profundidad al frente del templo. 4Para la casa él hizo las ventanas con los marcos que las hacían más estrechas en la parte de afuera que adentro.
5Contra las paredes de la cámara principal él construyó cuartos alrededor Él construyó cuartos por todos los lados alrededor. 6El piso más bajo tenía dos metros y 25 centímetros de ancho, el del medio era de dos metros veintisiete centimetros de ancho, y el tercero era tres metros y quince centímetros de ancho. Por fuera el hizo repisas en la pared de la casa todo alrededor así que las vigas no estarían insertadas en las paredes de la casa.
7La casa estaba construida de piedras de cantera ya termminadas. No se escuchó martillo, hacha, o cualquier herramienta de hierro en la casa mientras se estaba construyendo. 8En la parte sur del templo había una entrada en el nivel bajo, después una subía por las escaleras al nivel medio, y desde el medio al tercer nivel.
9Así que Salomón construyó el templo y lo completó, el cubrió la casa con vigas y tablones de cedro. 10Él construyó el lado de los cuartos contra las cámaras interiores del templo, cada lado dos metros con veinticinco centímetros de alto; estaban unidas a la casa con maderas de cedro.
11La palabra del SEÑOR vino a Salomón, diciendo: 12"Respecto a este templo el cual estás contruyendo, si caminas en mis estatutos y haces justicia, mantienes todos mis mandamientos y caminas en ellos, entonces yo confirmaré mi promesa contigo que le hice a tu padre David. 13Yo viveré entre el pueblo de Israel y no los abandonaré."
14Así que Salomón construyó la casa y la terminó. 15Luego él construyó el interior de las paredes de la casa con tablas de cedro. Desde el piso de la casa al techo, él los cubrió con madera por dentro y él cubrió el piso de la casa con tablas de ciprés.
16Él construyó nueve metros en la parte posterior de la casa con tablas de cedro desde el piso al techo. Él construyó este cuarto para que fuera el lugar santísimo. 17el cuarto principal que es el lugar santo era de dieciocho metros de largo. 18Había cedro dentro de la casa, tallado en la forma de calabaza y flores abiertas. Todo era cedro dentro. Ninguna piedra era visible desde afuera.
19Salomón preparó el cuarto interior dentro de la casa para poner el arca del pacto del SEÑOR allí. 20El cuarto interior era de nueve metros de largo, nueve metros de anchura, y nueve metros de altura. Salomón cubrió las paredes con oro puro y cubrió el altar con madera de cedro.
21Salomón cubrió el interior del templo con oro puro, y cerró por fuera con cadenas de oro a y cubrió el frente con oro. 22Él cubrió todo el interior con oro hasta que todo el templo se terminó. cubrió también con oro todo el altar que le pertenecia al cuarto interior.
23Salomón hizo dos querubines de madera de olivo, cada uno de cuatro y medio metros de alto, para el cuarto interior. 24Una ala del primer querubín tenía dos metros y veinticinco centímetros de largo y la otra ala tambíen era de dos metros y veinticinco centímetros de largo. Así que desde la punta de una de las alas a la punta de la otra había una distancia de cuatro metros y medio. 25El otro querubín el tamaño de sus alas era de cuatro metros y medio. Ambos querubines eran de la misma dimensión y forma. 26La altura de un querubín era de cuatro metros y medio y el otro querubín era igual.
27Salomón puso los querubines en el cuarto santísimo. Las alas de los querubines estaban estiradas, así que el ala de uno tocaba una pared y el ala del otro querubín tocaba la otra pared. Sus alas se tocaban una a otra en el medio del lugar santisimo 28Salomón cubrió los querubines con oro.
29Él talló todas las palabras de la casa alrededor con figuras de querubín, árboles de palmas, y flores abiertas, dentro y fuera de los cuartos. 30Salomón cubrió el piso de la casa con oro, ambos, dentro y fuera de los cuartos.
31Salomón hizo puertas de madera de olivo para la entrada del cuarto interior. El dintel y los marcos de la puerta tenían cinco secciones. 32Así que él hizo dos puerta de madera de olivo, y él hizo en ellas tallado de querubines, palmas y flores abiertas. Él las cubrió con oro y él les puso oro en los querubines y en las palmeras.
33De esta manera, hizo también, marcos para la entrada del templo de madera de olivo con cuatro secciones lisas y con dos puertas de madera de ciprés. 34Las dos hojas de una de las puertas se doblaban y también las dos hojas de la otra puerta se doblaban. 35Él talló en ellas querubines, palmeras y flores abiertas, y cubrió con oro el trabajo tallado.
36Él construyó la parte interior con tres filas de piedra cortada y una fila de vigas de cedro.
37Los cimientos de la casa del SEÑOR fueron hechos en el cuarto año, en el mes de Zif. 38En el año once, en el mes de Bul, el cual es el mes ocho, la casa fue terminada en todas sus partes y conforme a todas las especificaciones. A Salomón le tomó siete años construir el templo.

7

1Solomón se tomó trece años para construir su casa. 2Él construyó el Palacio de los Bosques de Líbano. Su largo era de cuarenta y cinco metos, su ancho era de veintidos metros y medio, y su altura era de trece metros y medio. El palacio fue construido con cuatro filas de columnas de cedro, con vigas de cedro sobre las columnas.

3La casa fue techada con cedro que descansaba en las vigas. Esas vigas estaban soportadas por columnas. Habían cuarenta y cinco vigas, quince en cada fila. 4Habían tres hileras de ventanas, y cada ventana opuesta a otra ventana en tres conjuntos. 5Todas las puertas y postes fueron hechos cuadrados con vigas, y las ventanas estaban opuestas en tres conjuntos.
6Había una columna de veintidos metros y medio de largo y trece metros y medio de ancho, con un pórtico en frente, pilares y un techo.
7Solomón construyó el salón del trono donde él iba a juzgar, el salón del juicio estaba cubierto con cedro del piso al techo.
8La casa de Solomón, en la cual él iba a vivir, en otro patio dentro de las tierras del palacio, fue diseñada de manera similar. Él también construyó una casa como esta para la hija del Faraón, la cual él había tomado como esposa.
9Estos edificios estaban adornados con piedras costosas, talladas, con precisión, medidas y cortadas con una sierra y alisadas en todos los lados. Estas piedras fueron utilizadas desde la base hasta de arriba, y también afuera hacia el gran patio. 10La base fue construída con piedras muy grandes y costosas de tres metros y sesenta centimetros y de cuatro y medio metros de largo.
11Encima habían piedras costosas, talladas con precisión y cortadas a la medida y vigas de cedro. 12El gran patio que rodeaba el palacio, tenía tres filas de piedras cortadas y una fila de vigas de cedro, como el patio interior del templo del SEÑOR y el pórtico del templo.
13El rey Solomón envió a buscar a Hiram y lo trajo desde Tiro. 14Hiram era el hijo de una viuda de la tribu de Neftalí; su padre fue un hombre de Tiro, un artesano en bronce. Hiram estaba lleno de sabiduría y entendimiento y habilidad para hacer grandes obras con bronce. Él vino al rey Salomón para trabajar con bronce para el rey.
15Hiram formó los dos pilares de bronce, cada uno de ocho metros y diez centímetros de alto y cinco metros y cuarenta centímetros en circunferencia. 16Él hizo dos capiteles de bronce pulido para ponerlo encima de los pilares. La altura de cada capitel era de dos metros y veinticinco centímetros. 17El enrejado y las coronas de cadena, servían a los capiteles para decorar la parte superior de los pilares, siete para cada capitel.
18Así Hiram hizo dos filas de granadas alrededor del tope de cada pilar para decorar sus capiteles. 19Los capiteles en los topes de los pilares del pórtico fueron decorados con lirios de uno metro y ocho centímetros de alto.
20Los capiteles en estos dos pilares también incluían, cerca del mismo tope, docientas granadas en filas en todo alrededor. 21Él levantó los pilares en el pórtico del templo. El pilar a la derecha fue nombrado Jaquín, y el pilar a la izquierdo fue nombrado Boaz. 22En el tope de los pilares había decoraciones como lirios. La creación de los pilares fue hecha de esta manera.
23Hiram hizo el mar redondo de metal fundido, cuatro y medio metros de borde a borde. Su altura era de dos metros y veinticinco centímetros, y el mar fue trece y medio metros de circunferencia. 24Debajo del borde rodeando el mar, habian calabazas, diez en cada codo, fundidas en una pieza con el mar, cuando el mar mismo fue fundido.
25El mar estaba sobre doce bueyes, tres mirando hacia al norte, tres mirando hacia el oeste, tres mirando hacia el sur, y tres mirando hacia el este. El mar estaba puesto encima de ellos, y todas sus traseros estaban hacia dentro. 26El grosor del mar era como de ocho centímetros, y el borde fue trabajado como el borde de una taza como o una flor de lirio. El mar contenía cuarenta y cuatro mil litros de agua.
27Hiram hizo los diez carros de bronce. Cada carro era de un metro y ochenta centímetros de largo y un metro treinta centímetros de ancho, y la altura era de un metro y treinta centimetros codos. 28El trabajo de los carros era así. Ellos tenían paneles que estaban entre bastidores, 29y en los bastidores habían leones, bueyes, y querubines. Encima y debajo de leones y bueyes habían coronas de trabajo martillado.
30Cada carro tenía cuatro ruedas de bronce y ejes, y sus cuatro esquinas tenían soportes debajo de la cuenca. Los soportes estaban fundidos con las coronas al lado de cada uno. 31La apertura era redonda como un pedestal, de sesenta y siete centímetros de ancho, y estaba dentro de una corona que se levantaba cuarenta y cinco centímetros. En la apertura habían grabados, y sus paneles eran cuadrados, no redondos.
32Las cuatro ruedas estaban debajo de los paneles, y lo ejes de las ruedas y sus basas estaban en el carro. La altura de una rueda era sesenta y siete centímetros. 33Las ruedas estaban forjadas como las ruedas de un carruaje. Sus basas, llantas, anilla y radios fueron todos fundidos de metal.
34Habían cuatro agarraderas trabajadas en las cuatro esquinas de cada carro. 35En la parte superior del carro había una banda redonda de veintidos y medio centimetros de profundidad, y encima del carro sus soportes y paneles estaban unidos.
36En las superficie de los soportes y en los paneles, Hiram grabó querubines, leones, y árboles de palmas que cubrían el espacio disponible, y ellos estaban rodeados por coronas. 37Él hizo los diez carros de esta manera. Todos ellos fueron fundidos en los mismos moldes, y ellos tenían un tamaño, y la misma forma.
38Hiram hizo diez cuencas de bronce. Una cuenca podía aguantar ochocientos ochenta litros de agua. Cada cuenca era de un metro y ochenta centimetros de ancho y había una cuenca en cada uno de los diez carros. 39Él hizo cinco carros en el lado que miraba al sur del templo y cinco en el lado que miraba al norte del templo. Él puso el mar en la esquina del este, mirando hacia el sur del templo.
40Hiram hizo las cuencas y las palas y las vasijas de rociar. Entonces, él terminó todo el trabajo que hizo para el rey Solomón en el templo del SEÑOR: 41los dos pilares, y los dos capiteles parecidos a las vasijas que estaban en lo alto de los dos pilares, y los dos pares de enrejado decorativo para cubrir las dos vasijas que estaban encima de los pilares.
42Él hizo cuatrocientas granadas para los dos pares de enrejado decorativo: dos filas de granadas por cada par de enrejado para cubrir los dos capiteles que parecían vasijas que estaban en los pilares, 43los diez carros, y las diez vasijas en los carros.
44Él hizo el mar y los doces bueyes debajo; 45también las vasijas, palas, lavabos, y todo los otros instrumentos. Hiram los hizo de bronce pulido, para el rey Solomón, para el templo del SEÑOR.
46El rey los había hecho fundir en la llanura del Jordán, en la tierra de barro entre Sucot y Saretán. 47Solomón no pesó todos los utensilios porque eran demasiados para pesar, porque el peso del bronce no podía ser medido.
48Solomón hizo todo los muebles que estaban en el templo del SEÑOR de oro: el altar dorado y la mesa en la cual el pan de la presencia iba a ser colocado. 49Los candelabros, cinco en el lado derecho y cinco en el lado izquierdo, al frente del cuarto interior, eran de oro puro, y las flores, las lámparas, y las tenazas eran de oro.
50Las copas, las despabiladeras, los lavabos, las cucharas, y los quemadores de incienso eran todos hecho de oro puro. También las bisagras de las puertas del cuarto interior, el cual era el lugar santísimo, y de las puertas del salón principal del templo, todas fueron hechas de oro.
51De esta manera, todo el trabajo que el rey Solomón hizo para la casa del SEÑOR fue terminado. Así que Solomón trajo las cosas que fueron separadas por David, su padre, y la plata, el oro, y los muebles, y los puso en los almacenes de la casa del SEÑOR.

8

1Entonces Salomón congregó a los ancianos de Israel, todas los jefes de las tribus, y los líderes de las familias del pueblo de Israel delante de él en Jerusalén, para subir el arca del pacto del SEÑOR desde la ciudad de David, que es Sion. 2Todos los hombres de Israel se congregaron ante el rey Salomón en la fiesta, en el mes de Etanim, el cual es el séptimo mes.

3Todos los ancianos de Israel vinieron, y los sacerdotes tomaron el arca. 4Ellos subieron el arca del SEÑOR, la tienda de encuentro y todos los muebles santos que estaban en la tienda. Los sacerdotes y los levitas subieron estas cosas. 5El rey Salomón y toda la asamblea de Israel se juntaron ante el arca, sacrificando ovejas y bueyes que no podían ser contados.
6Los sacerdotes entraron el arca del pacto del SEÑOR a su lugar, a la habitación de más adentro de la casa, el lugar más santo, debajo de las alas de los querubines. 7Pues los querubines extendían sus alas al lugar del arca, y ellos cubrían el arca y las barras por las cuales era cargado. 8Las barras eran tan largas que sus bordes eran vistos desde el lugar santo en frente de la habitación de más adentro, pero ellos no podían ser vistos desde afuera. Ellos están ahí hasta este día.
9No había nada en el arca excepto las dos tablas de piedra que Moisés había puesto allí en Horeb, cuando el SEÑOR hizo un pacto con el pueblo de Israel cuando salieron de la tierra de Egipto. 10Aconteció que cuando los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó el templo del SEÑOR. 11Los sacerdotes no pudieron pararse a servir por causa de la nube, pues la gloria del SEÑOR llenó Su casa.
12Entonces Salomón dijo: "El SEÑOR ha dicho que Él viviría en oscuridad espesa, 13pero yo Te he construido un lugar lujoso para que Tú vivas en él por siempre."
14Entonces el rey se dio la vuelta y bendijo a toda la asamblea de Israel, mientras la asamblea de Israel estaba de pie. 15Él dijo: "Que el SEÑOR, el Dios de Israel, sea alabado, quien a cumplido con sus propias manos lo que habló a David mi padre, diciendo: 16''Desde el día que saqué a mi pueblo de Egipto, no escogí ciudad de entre todas las tribus de Israel en la cual construir una casa, de manera que Mi nombre esté allí. Sin embargo, Yo escogí a David para gobernar sobre mi pueblo Israel.''
17Y estaba en el corazón de David, mi padre, el construir una casa para el nombre del SEÑOR, el Dios de Israel. 18Pero el SEÑOR dijo a David mi padre: ' Hiciste bien el haber tenido en tu corazón contruir una casa para mi nombre 19Sin embargo, tú no construirás la casa; sino, tu hijo, uno que nacerá de tus entrañas construirá la casa para mi nombre.'
20El SEÑOR ha cumplido la palabra que Él había dicho, pues yo me he levantado en el lugar de David, mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como el SEÑOR prometió. Yo he construido la casa para el nombre del SEÑOR, el Dios de Israel. 21Yo he hecho un lugar para el arca ahí, en el cual está el pacto del SEÑOR, el cual Él hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto."
22Salomón se paró frente al altar del SEÑOR, ante toda la asamblea de Israel, y extendió sus manos hacia los cielos. 23Y dijo: "SEÑOR, Dios de Israel, no hay Dios como Tú arriba en los cielos o abajo en la tierra, que mantiene su pacto de fidelidad con sus siervos quienes caminan delante de Ti con todo su corazón; 24Tú, que has cumplido lo que le prometiste a tu siervo David, mi padre, Sí, tú hablaste con tu boca y lo has cumplido con tu mano hasta hoy.
25Ahora entonces, SEÑOR, Dios de Israel, cumple lo que le has prometido a tu siervo David, mi padre, cuando dijiste: 'Si tus descendientes tienen cuidado de caminar delante de Mí, como tú lo has hecho, nunca te faltará uno de tus hijos que se siente en el trono de Israel' 26Ahora entonces, Dios de Israel, yo oro para que la promesa que Tú hiciste a tu siervo David, mi padre, se haga realidad.
27Pero, ¿vivirá en realidad Dios en la tierra? mira, el universo entero y el cielo mismo no te pueden contener-- ¡cuánto menos lo puede hacer este templo que he construido! 28Aún así, por favor, oye esta oración de tu siervo y su petición, SEÑOR mi Dios; escucha el llanto y la oración que tu siervo ora delante de ti hoy.
29Que Tus ojos estén abiertos hacia este templo noche y día, al lugar del cual Tú has dicho: 'Mi nombre y Mi presencia estarán ahí'-- para que escuches las oraciones que tu siervo y tu pueblo orarán en este lugar. 30Así que escucha la petición de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oremos en este lugar. Escucha desde el lugar donde Tú vives, desde los cielos; y cuando escuches, perdona.
31Si un hombre peca en contra de su vecino y se le exige hacer un juramento, y si él viene y hace el juramento ante tu altar en esta casa, 32escucha en los cielos y actúa y juzga a tus siervos, condenando al malvado, para llevar su conducta sobre su propia cabeza, y declara al justo inocente, para darle la recompensa por su justicia.
33Cuando tu pueblo Israel sea derrotado por un enemigo porque hayan pecado en contra de Ti, si ellos regresan a Ti, confiesan Tu nombre, oran y piden tu perdón desde este templo-- 34entonces, por favor, escucha en los cielos y perdona el pecado de tu pueblo Israel; regrésalos a la tierra que Tú le diste a sus antepasados.
35Cuando los cielos sean cerrados y no haya lluvia porque el pueblo haya pecado en contra de Ti--- si ellos oran en este lugar, confiesan Tu nombre, y se vuelven de su pecado cuando Tú los hayas afligido--- 36entonces escucha en el cielo y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, cuando les enseñes el buen camino en el cual ellos deban caminar. Envía lluvia a tu tierra, la cual Tú le has dado a tu pueblo como una herencia.
37Supongamos que hay una hambruna en la tierra, o supongamos que hay enfermedad, plaga u hongo, langostas u orugas; o supongamos que un enemigo ataca las puertas de la ciudad en su tierra, o que hay cualquier plaga o enfermedad-- 38y supongamos entonces que las oraciones y las peticiones son hechas por una persona o por todo tu pueblo Israel-- cada uno conociendo su plaga en su propio corazón mientras él extiende sus manos hacia este templo.
39Entonces, escucha desde el cielo, el lugar donde Tú vives, perdona y actúa, y recompensa a cada persona por todo lo que él hace; Tú conoces su corazón, porque Tú y sólo Tú conoces los corazones de todos los seres humanos. 40Haz esto para que ellos puedan temerte todos los días que ellos vivan en la tierra que Tú le diste a nuestros antepasados.
41Además, en cuanto al extranjero que no pertenece a tu pueblo Israel: cuando él venga desde un país distante a causa de tu nombre-- 42porque ellos escucharán de tu gran nombre, tu mano poderosa, y tu brazo alzado-- cuando él venga y ore en este templo, 43entonces, por favor, escucha desde el cielo, el lugar donde Tú vives, y haz lo que el extranjero pida de Ti. Haz esto para que todos los pueblos en la tierra puedan conocer Tu nombre y te teman a Ti, como lo hace tu propio pueblo Israel. Haz esto para que ellos puedan conocer que esta casa que yo he construido es llamada por tu nombre.
44Supongamos que Tu pueblo sale a batalla en contra de un enemigo, por cualquier camino que Tú los envíes, y supongamos que ellos oran a ti, SEÑOR, hacia la ciudad que Tú has escogido, y hacia la casa que yo he construido para tu nombre. 45Entonces, escucha en los cielos su oración, su petición, y ayuda su causa.
46Supongamos que ellos pecan contra Ti, ya que no hay nadie que no peque, y supongamos que Tú estás enojado con ellos y los entregas al enemigo, de modo que el enemigo se los lleva cautivos a su tierra, ya sea distante o cercana. 47Luego supongamos que se dan cuenta que están en la tierra donde han sido exiliados, y supongamos que se arrepientan y buscan favor de Ti desde la tierra de sus captores. Supongamos que digan: 'Nosotros hemos actuado perversamente y pecado. Nos hemos comportado malvadamente.'
48Supongamos que regresan a Ti con todo su corazón y con toda su alma en la tierra de sus enemigos quienes los capturaron, y supongamos que oran a Ti hacia su tierra, la cual Tú le diste a sus antepasados, y hacia la ciudad que Tú escogiste, y hacia la casa que yo he construido para Tu nombre.
49Entonces escucha su oración, sus peticiones en los cielos, en el lugar donde Tú vives, y ayuda a su causa. 50Perdona a Tu pueblo, que ha pecado contra ti, y todos sus pecados con los cuales han transgredido en contra de tus mandamientos. Ten compasión de ellos delante de sus enemigos quienes los llevaron cautivos, para que sus enemigos puedan también tener compasión de tu pueblo.
51Ellos son tu pueblo a quienes Tú has escogido, a quienes Tú rescataste de Egipto, de en medio del horno de hierro forjado. 52Yo oro para que tus ojos puedan estar abiertos a la petición de tu siervo y a las peticiones de tu pueblo Israel, para escucharlos cuando sea que ellos lloren a ti. 53Pues Tú los separaste de entre todos los pueblos de la tierra para pertenecerte a Ti y recibir tus promesas, tal como Tú explicaste por medio de Moisés tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, SEÑOR."
54Así fue que cuando Salomón había terminado esta oración y petición al SEÑOR, se levantó de sus rodillas de delante del altar del SEÑOR, con sus manos extendidas hacia los cielos. 55Se levantó y bendijo a toda la asamblea de Israel en voz alta, diciendo: 56"Qué el SEÑOR sea alabado, pues le ha dado descanso a su pueblo Israel, ninguna palabra ha fallado, cumpliendo así las promesas que Él hizo con Moisés, su siervo.
57Qué el SEÑOR nuestro Dios esté con nosotros, como Él estuvo con nuestros antepasados. 58Qué Él nunca nos deje ni nos abandone, que Él pueda inclinar nuestros corazones a Él, para vivir en todos sus caminos y guardar sus mandamientos, regulaciones y estatutos, los cuales Él ordenó a nuestros padres.
59Y que estas palabras que he hablado, por las cuales he hecho petición delante del SEÑOR, estén cerca del SEÑOR nuestro Dios día y noche, para que Él ayude a la causa de su siervo y a la causa de su pueblo Israel, según cada día lo requiera; 60que todos los pueblos de la tierra puedan conocer que el SEÑOR, es Dios, ¡y no hay otro Dios! 61Por lo tanto, que tu corazón sea fiel al SEÑOR nuestro Dios, para caminar en sus estatutos y mantener sus mandamientos, como en este día."
62Así que el rey y todo Israel con él ofrecieron sacrificios al SEÑOR. 63Salomón ofreció ofrendas de paz, el cual ofreció al SEÑOR: veintidós mil bueyes y ciento veintemil ovejas. Así que el rey y todo el pueblo de Israel dedicaron la casa del SEÑOR.
64El mismo día el rey dedicó el medio del patio frente al templo al SEÑOR, pues allí ofreció las ofrendas quemadas, las ofrendas de grano y lo gordo de las ofrendas de paz, porque el altar de bronce que estaba ante el SEÑOR era demasiado pequeño para recibir la ofrenda quemada, la ofrendas de granos y lo gordo de las ofrendas de paz.
65Así que Salomón llevó a cabo el festín en ese tiempo, y todo Israel con él, una gran asamblea, desde Lebo Hamat hasta el arroyo de Egipto, delante del SEÑOR nuestro Dios por siete días y también por otros siete días, un total de catorce días. 66Al octavo día él envió al pueblo lejos, y ellos bendijeron al rey y se fueron a sus casas con corazones gozosos y contentos por todas las bondades que el SEÑOR le había mostrado a David, su siervo, y a Israel, su pueblo.

9

1Después que Salomón había terminado de construir la casa del SEÑOR y el palacio del rey, y después que había logrado todo lo que él quería hacer, 2el SEÑOR se le apareció a Salomón una segunda vez, según se le había aparecido a él en Gabaón.

3Entonces el SEÑOR le dijo a él: "He escuchado tu oración y petición que has hecho ante mí. He separado esta casa, la cual has construido para mi, para poner mi nombre ahí para siempre. Mis ojos y mi corazón estarán ahí todo tiempo.
4En cuanto a ti, si caminas delante de mí como David tu padre caminó en nobleza e integridad de corazón, obedeciendo todo lo que te he ordenado y guardando mis estatutos y mis decretos, 5entonces estableceré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, según prometí a David tu padre, diciendo: 'Un hijo tuyo nunca faltará en el trono de Israel.'
6Pero si te alejas, o tus hijos, y no guardan mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de ustedes, y si van y adoran otros dioses y se inclinan a ellos, 7entonces yo cortaré a Israel de sobre la tierra que les he dado; y esta casa que he separado a mi nombre, la arrojaré fuera de mi vista, e Israel se convertirá en un ejemplo de burla y en un objeto de ridiculización entre todos los pueblos.
8Y aunque este templo es tan lujoso ahora, todos los que pasen por su lado se sorprenderán y silbarán. Ellos preguntarán: '¿Por qué ha hecho el SEÑOR esto a esta tierra y a esta casa?' 9Otros contestarán, 'Porque abandonaron al SEÑOR, su Dios, que había sacado a sus antepasados de la tierra de Egipto, y echaron mano de otros dioses y se inclinaron a ellos y los adoraron. Por eso es que el SEÑOR ha traído todo este desastre sobre ellos.'''
10Sucedió que al final de veinte años, Salomón había terminado de construir los dos edificios, el templo del SEÑOR y el palacio del rey. 11Hiram, el rey de Tiro, le había proporcionado a Salomón el cedro, los árboles de ciprés y el oro; todo lo que Salomón deseó. Así que Salomón le dio a Hiram veinte ciudades en la tierra de Galilea.
12Hiram llegó desde Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, pero ellas no fueron de su agrado. 13Así que Hiram dijo: ''¿Qué ciudades son estas las cuales me has dado, hermano?" Hiram las llamó la Tierra de Cabul, las cuales todavía se llaman así hoy. 14Hiram había envido al rey cerca de cuatro mil kilos de oro.
15Esta es la razón para los trabajos forzados que el rey Salomón impuso: para construir el templo del SEÑOR y su propio palacio, para construir el Milo y el muro de Jerusalén, y para construir las defenzas de Hazor, Meguido y Gezer. 16Faraón rey de Egipto había subido y tomado Gezer, lo quemó y mató a los cananeos en la ciudad. Entonces Faraón le dio la ciudad a su hija, la esposa de Salomón, como un regalo de bodas.
17Así que Salomón reconstruyó Gezer y Bet Horón de Abajo, 18Baalat y Tadmor en el desierto en la tierra de Judá, y todas las ciudades de alamacenaje que él poseía, 19y las ciudades para sus carros y las ciudades para sus jinetes, y todo lo que él deseó construir para su placer en Jerusalen, en el Líbano y en todas las tierras bajo su dominio.
20En cuanto a toda la gente que quedó de los amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran del pueblo de Israel, 21y sus descendientes que se quedaron en la tierra después de ellos, a los cuales la gente de Israel no pudo destruir totalmente -- Salomón los hizo obreros de trabajos forzados, y esto continúa hasta el día de hoy.
22Sin embargo, Salomón no hizo obreros forzados del pueblo de Israel. En vez de eso, ellos se convirtieron en sus soldados, ayudantes, funcionarios, oficiales, comandantes de sus carros de combate y sus jinetes de caballos.
23De éstos, quinientos cincuenta eran oficiales principales que manejaban las supervisiones sobre los trabajos de Salomón.
24La hija de Faraón se mudó de la ciudad de David a la casa que Salomón le había construido a ella. Más adelante, Salomón construyó el Milo.
25Tres veces cada año Salomón ofrecía ofrendas quemadas y ofrendas de paz en el altar que él construyó para el SEÑOR, quemando incienso para prometer amistad al SEÑOR. Así él completó el templo y era utilizado.
26El rey Salomón construyó una flota de barcos en Ezión Geber, el cual está cerca de Elot a la orilla del Mar Rojo, en la tierra de Edom. 27Hiram envió sirvientes a las flotas de Salomón, marineros que entendían el mar, con los sirvientes propios de Salomón. 28Ellos fueron a Ofir con sirvientes de Salomón. Desde ahí ellos trajeron de vuelta catorce mil docientos ochenta kilos de oro para el Rey Salomón.

10

1Cuando la reina de Sabá escuchó de la fama de Salomón, por el nombre del SEÑOR, ella vino a probarlo con preguntas difíciles. 2Ella vino a Jerusalén con una caravana muy larga, con camellos cargados de especias, mucho oro, y muchas piedras preciosas. Cuando llegó, le dijo a Salomón todo lo que estaba en su corazón.

3Salomón respondió todas sus preguntas. No hubo nada que ella preguntara que el rey no respondiera. 4Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, el palacio que él había construído, 5la comida en su mesa, el asiento de sus empleados, el trabajo de sus siervos y sus ropas, también sus coperos, y la manera de él de ofrecer ofrendas quemadas en la casa del SEÑOR, quedó asombrada
6Ella le dijo al rey: ''Es verdad, todo lo que escuché en mi propia tierra de tus palabras y tu sabiduría. 7No creí lo que escuché hasta que vine aquí, y ahora mis ojos lo han visto. ¡Ni la mitad me fue dicho acerca de tu sabiduría y riquezas! Has sobrepasado la fama de la que escuché.
8Cuan bendecidas son tus servidores y tus trabajadores, quienes constantemente están frente a ti, escuchando tu sabiduría. 9Qué el SEÑOR tu Dios sea alabado, quien a ha agradado de ti y te puso en el trono de Israel. ¡Porque El SEÑOR amó a Israel para siempre, Él te ha hecho rey, para que tú hagas justica y derecho!
10Ella le dio al rey mas de cuatro mil kilos de oro y una gran cantidad de especias y piedras preciosas. No se le volvió a dar mayor cantidad de especias como ésta que la reina de Sabá le dio al rey Salomón.
11La flota de Hiram, trajo oro de Ofir y también una gran cantidad de madera de sándalo y piedras preciosas. 12El rey hizo pilares de madera de sándalo para el templo del SEÑOR y para el palacio del rey arpas y liras para los cantantes. Nunca más tal cantidad de madera de sándalo ha sido vista hasta el día de hoy.
13El rey Salomón le dio a la reina de Sabá todo lo que ella deseó, todo lo que ella pidió, además de lo que Salomón ya le había dado. Después ella regresó a su propia tierra con los que la servían.
14El peso de oro que recibía Salomón cada año era de mas de veintidosmil kilos, 15aparte del oro que los comerciantes y los mercaderes traían. Todos los reyes de Arabia y los gobernantes en el país, también trajeron oro y plata a Salomón.
16El rey Salomón hizo doscientos escudos grandes de oro batido de poco mas de seis kilos y medio cada uno. 17Él también hizo trescientos escudos de oro batido de kilo y medio cada escudo; el rey los puso en el palacio del Bosque del Líbano.
18Luego el rey hizo un gran trono de marfil y lo cubrió con el oro más fino. 19Había seis escalones hacia el trono, y la parte de atrás de éste tenía un tope circular. tenía descansabrazos a cada lado del asiento, y dos leones parados al lado de los descansabrazos. 20Doce leones se pararaban en los escalones, uno a cada lado de los seis escalones. No había ningún trono como éste en otro reino.
21Todas las copas para beber de Salomón eran de oro, y todas las copas para beber en el Palacio del Bosque del Líbano eran de oro puro. Ninguna era de plata, porque la plata no era considerada valiosa en lo días de Salomón. 22El rey tenía en el mar una flota de barcos de alta mar, junto con la flota de Hiram. Una vez cada tres años la flota traía oro, plata, y marfil, al igual que simios y mandriles.
23Así que el rey Salomón sobrepasó a todos los reyes del mundo en riquezas y sabiduría. 24Toda la tierra buscaba la presencia de Salomón, para poder esuchar su sabiduría, la cual Dios había puesto en su corazón. 25Aquellos que visitaban traían tributo, vasijas de plata y oro, ropas, armaduras y especias, al igual que caballos y mulas, año tras año.
26Salomón reunió a carros y jinetes. Tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes los cuales estacionaba en las ciudades de carros y con él mismo, en Jerusalén. 27El rey tenía plata en Jerusalén, tanto como las piedras en el suelo. El hizo que la madera de cedro fuera tan abundante como los arboles de higo que están en las tierras bajas.
28Salomón tenía caballos que habian sido traidos de Egipto y de Coa. El comprador del rey los compraba por rebaños, cada rebaño a un precio. 29Los carros eran comprados de Egipto por seiscientas monedas de plata cada uno, y los caballos por ciento cincuenta monedas cada uno. Muchos de éstos eran luego vendidos a todos los reyes de los hititas y Aram.

11

1Ahora, el Rey Salomón amaba a muchas mujeres extranjeras: la hija del faraón y mujeres de los moabitas, amonitas, edomitas, sidonitas, e hititas- 2naciones sobre las cuales el SEÑOR le había dicho al pueblo de Israel: "Ustedes no irán y se casarán con ellas, tampoco ellas vendrán a ti, porque ciertamente tornarán tu corazón hacia sus dioses," Pero Salomón amó estas mujeres.

3Salomón tenía setecientas esposas de la realeza y trescientas concubinas. Sus esposas desviaron su corazón.4Salomón se hizo viejo, sus esposas volvieron su corazón hacia otros dioses; pues su corazón no estaba completamente rendido al SEÑOR su Dios, como estuvo el corazón de su padre David.
5Pues, Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y él siguió a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. 6Salomón hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR; él no siguió completamente al SEÑOR, como lo hizo David su padre.
7Entonces Salomón construyó un lugar alto para Quemos, el detestable ídolo de Moab, en las colinas al este de Jerusalén, y también para Moloc, el detestable ídolo de la gente de Amón. 8Él también construyó lugares altos para todas sus esposas extranjeras, quienes quemaban incienso y hacían sacrificios a sus dioses en ellos.
9El SEÑOR estaba enojado con Salomón, porque su corazón se había alejado de Él, el Dios de Israel, aún cuando Él se le había aparecido dos veces 10y le había ordenado acerca de esto, que no debía ir tras otros dioses. Pero Salomón no obedeció lo que El SEÑOR le ordenó.
11Por lo tanto El SEÑOR le dijo a Salomón: "Porque has hecho ésto y no has guardado mi pacto y mis estatutos que te he ordenado, Yo romperé tu reinado y lo daré a tu siervo. 12Sin embargo, por causa de tu padre David, no lo romperé en tu tiempo, pero lo arrancaré de la mano de tu hijo. 13Aún así no romperé todo el reino; le daré una tribu a tu hijo por causa de David mi siervo, y por causa de Jerusalén, la cual he escogido."
14Entonces, El SEÑOR levantó un adversario a Salomón, Hadad el edomita. El era de la familia real de Edom. 15Cuando David estuvo en Edom, Joab el capitán del ejército salió a enterrar a los muertos, todos los hombres que fueron muertos en Edom. 16Joab y todo Israel habitaron ahí por seis meses hasta que mataron a todo varón en Edom. 17Pero Hadad fue sacado con otros edomitas por los siervos de su padre a Egipto, ya que Hadad era aún un niño pequeño.
18Ellos dejaron Madián y vinieron a Parán donde tomaron hombres y llegaron a Egipto a Faraón rey de Egipto, quién les dió casa, tierra y comida. 19Hadad encontró gran favor a la vista de Faraón, así que Faraón le dió una esposa, la hermana de su esposa, la hermana de la reina Tahpenes.
20La hermana de Tahpenes dio a luz al hijo de Hadad. Le llamaron Genubat. Tahpenes lo crió en el palacio del Faraón. Así que, Genubat vivió en el palacio del Faraón entre los hijos del Faraón. 21Mientras estaba en Egipto, Hadad escuchó que David había muerto y que Joab el capitán de sus ejércitos había muerto, Hadad le dijo a Faraón:" Déjame partir, así iré a mi propio pueblo." 22Luego, Faraón le dijo: "¿Pero, qué te ha faltado conmigo, que buscas ir a tu propio pueblo? Hadad contestó:" Nada. Por favor déjame ir."
23Dios también levantó otro adversario para Salomón, Rezón hijo de Eliada, quién había huído de su señor Hadad Ezer, rey de Soba. 24Rezón reunió gente y se hizo capitán sobre un pequeño grupo, cuando David derrotó los hombres de Sobá. Los hombres de Rezón fueron a Damasco y vivían allí, y Rezón controlaba Damasco. 25Él era un enemigo de Israel en los días de Salomón, junto con los problemas que Hadad causó. Rezón aborrecía a Israel y reinaba sobre Aram.
26Entonces Jeroboam hijo de Nabat, efrateo de Sereda, oficial de Salomón, cuya madre se llamaba Zerúa y era viuda, levantó su mano contra el rey. 27La razón por la cual levantó su mano contra el rey fue porque Salomón construyó el lugar en Milo y cerró la brecha en la pared del muro de la ciudad de David su padre.
28Jeroboam era un poderoso hombre de valor. Salomón vio que el joven era trabajador, le dió el comando sobre la casa de José. 29En ese tiempo cuando Jeroboam salió de Jerusalén, el profeta Ahías el silonita lo encontró en el camino. Ahías se había vestido con una ropa nueva y los dos hombres estaban solos en el campo. 30Luego, Ahías agarró su túnica nueva que tenía puesta y la rasgó en doce piezas.
31Él le dijo a Jeroboam:" Toma diez piezas, porque el SEÑOR, el Dios de Israel, dice:' Mira, Yo arrancaré el reino de la mano de Salomón y Yo te daré diez tribus a ti 32pero Salomón tendrá una tribu, por amor a David mi siervo y por amor a Jerusalén- la ciudad que Yo he escogido de todas las tribus de Israel, 33porque ellos me han abandonado y han adorado a Astoret, la diosa de los sidonios, a Quemos el dios de Moab, y Milcom el dios del pueblo de Amón. Ellos no han caminado en mis caminos, para hacer lo que es correcto ante mis ojos, y para guardar mis estatutos y decretos, como hizo David su padre.
34Sin embargo, no quitaré todo el reino de la mano de Salomón. En cambio, lo dejaré reinar todo el tiempo de los días de su vida, por amor a David mi siervo a quién escogí, el que guardó mis mandamientos y mis estatutos. 35Pero quitaré el reinado de las manos de sus hijos y te daré a ti, diez tribus. 36Yo le daré una tribu al hijo de Salomón, de modo que mi siervo David siempre tenga una lámpara ante mí en Jerusalén, la ciudad que he escogido para poner mi nombre.
37Y te tomaré, y reinarás para cumplir todo lo que desees, y serás rey sobre todo Israel. 38Si escuchas todo lo que te mando, y si caminas en mis caminos y haces lo que es correcto ante mis ojos, para mantener mis estatutos y mis mandamientos, como David mi siervo hizo, entonces estaré contigo y construiré una casa segura, así como la construí para David, y te daré a Israel. 39Yo castigaré los descendientes de David, pero no para siempre."
40Así que Salomón trató de matar a Jeroboam. Pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sicac rey de Egipto, y él permaneció en Egipto hasta la muerte de Salomón.
41En cuanto a los demás hechos relacionados a Salomón, todo lo que él hizo y su sabiduría, ¿No están todos escritos en el Libro de los Hechos de Salomón? 42Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel por cuarenta años. 43El murió y fue enterrado con sus atepasados en la cuidad de David su padre. Roboam su hijo reinó en su lugar.

12

1Roboam fue a Siquem, porque todo Israel estaba viniendo a Siquem para hacerlo rey. 2Ocurrió que Jeroboam, hijo de Nabat, escucho esto (porque él todavía estaba en Egipto, a donde él había huído de la presencia del rey Salomón), porque Jeroboam se había asentado en Egipto.

3Así que ellos enviaron y lo llamaron, y Jeroboam y todos los de la asamblea de Israel vinieron y le dijeron a Roboam: 4"Tu padre hizo nuestro yugo pesado. Ahora alivia el duro trabajo de tu padre y alivia el yugo pesado que él nos puso, y te serviremos." 5Roboam les dijo: "Váyanse por tres días, entonces regresen a mí." Así que la gente se fué.
6El rey Roboam consultó con los ancianos que habían estado ante Salomón, su padre, mientras estaba vivo, y él les dijo: "¿Cómo me aconsejan que responda a esta gente?" 7Ellos le hablaron y dijeron: "Si tú fueras un sirviente hoy para esas personas y les sirvieras, y les respondes diciendoles buenas palabras, entonces ellos siempre serán tus sirvientes."
8Pero Roboam ignoró el consejo que los ancianos le habían dado y él consultó con los jóvenes quienes habían crecido con él y se pararon ante él. 9Él les dijo: ¿Qué consejo me dan ustedes que podamos responder a la gente que me habló y dijo: 'Alivia el yugo que tu padre nos puso a nosotros'?"
10Los jóvenes quienes habían crecido con Roboam le hablaron, diciendo: "Habla a estas personas que te dijeron que tu padre Salomón hizo su yugo pesado pero que tú debes hacerlo liviano. Tú deberías decirles a ellos: 'Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre. 11Entonces, aunque mi padre los cargó con un yugo pesado, yo les añadiré a su yugo. Mi padre los castigó con látigos, pero yo los castigaré con escorpiones.'"
12Jeroboam y toda la gente vino a Roboam en el tercer día, como el rey les había dicho: "Regresen a mí en el tercer día." 13El rey le respondió a la gente duramente e ignoró el consejo que los ancianos le habían dado. 14Les habló siguiendo el consejo de los jóvenes, dijo: "Mi padre los cargó con un yugo pesado, yo le añadiré a su yugo. Mi padre los castigó con látigos, pero yo los castigaré con escorpiones."
15El rey no escuchó a la gente, ya que eran una serie de eventos dispuestos por el SEÑOR, para que se cumpliera la palabra que Él le había dado a Jeroboam hijo de Nabat por medio de Ahías el silonita.
16Cuando todo Israel vió que el rey no los escuchaba, la gente le respondió y le dijo: "¿Qué parte tenemos nosotros en David? ¡Nosotros no tenemos herencia en el hijo de Isaí! Vayan a sus tiendas, Israel. Ahora mira por tu propia casa, David." Así Israel se fué de regreso a sus tiendas. 17Pero para la gente de Israel quienes vivían en las ciudades de Judá, Roboam se convirtió en rey sobre ellos.
18Entonces el rey Roboam envió a Adoram, que estaba a cargo de los trabajos forzados, pero todo Israel lo apedreó hasta la muerte. El rey Roboam huyó rápidamente en su carruaje a Jerusalén. 19Así Israel ha estado en rebelión contra la casa de David hasta este día.
20Sucedió que cuando todo Israel escuchó que Jeroboam había regresado, ellos fueron y lo llamaron a su asamblea y lo hicieron rey sobre todo Israel. No había nadie quien siguiera la familia de David, excepto la tribu de Judá.
21Cuando Roboam llegó a Jerusalén, él convocó toda la casa de Judá y la tribu de Benjamín; allí había ciento ochenta mil hombres escogidos quienes eran soldados, para luchar contra la casa de Israel, para restaurar el reino a Roboam, hijo de Salomón.
22Pero la palabra de Dios vino a Semaías, hombre de Dios; diciendo: 23"Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, a toda la casa de Judá y Benjamín, y al resto de la gente; di: 24'El SEÑOR dice esto: Ustedes no deben atacar o pelear contra sus hermanos, la gente de Israel. Cada hombre debe regresar a su casa, porque ésta serie de eventos ha sido hecha por Mí.'" Entonces ellos escucharon la palabra del SEÑOR, se dieron vuelta y fueron por su camino, y obedecieron Su palabra.
25Entonces Jeroboam construyó Siquem en el país montañoso de Efraín, y vivió allí. Salió de allí y construyó Penuel. 26Jeroboam pensó en su corazón: "Ahora el reino regresará a la casa de David. 27Si estas personas suben a ofrecer sacrificios en el templo del SEÑOR en Jerusalén, entonces los corazones de estas personas se regresarán otra vez a Roboam, rey de Judá. Ellos me matarán y regresarán a Roboam, rey de Judá."
28Así que el rey Jeroboam buscó consejo e hizo dos becerros de oro; él le dijo al pueblo: "Es mucho para ustedes subir hasta Jerusalén. Mira, estos son tus dioses Israel, que los sacaron de la tierra de Egipto." 29Él colocó uno en Betel y el otro en Dan. 30Así este acto se volvió pecado. La gente iba a uno o al otro, todo el camino hasta Dan.
31Jeroboam hizo casas en lugares altos y él también hizo sacerdotes de entre toda la gente, que no estaban entre los hijos de Leví. 32Jeroboam ordenó un festín en el día quince del mes octavo, como la fiesta que se hace en Judá, y subió hasta el altar. Lo hizo en Betel, sacrificando a los becerros que él había hecho, y llevó a Betel los sacerdotes de los lugares altos que él había hecho.
33Jeroboam subió al altar que él había hecho en Betel en el día quince del mes octavo, en el mes que él había planeado en su propia mente; él ordenó la fiesta para la gente de Israel y subió al altar para quemar incienso.

13

1Un hombre de Dios salió de Judá a Betel en obediencia a la palabra del SEÑOR. Jeroboam, estaba parado en el altar para quemar incienso. 2Él hombre de Dios lloraba en contra del altar por la palabra del SEÑOR: '' '¡Altar, altar!' Esto es lo que dice El SEÑOR: 'Mira, un hijo llamado Josías, nacerá de la familia de David, y en ti sacrificará a los sacerdotes de los lugares altos, que ahora queman incienso. Quemarán huesos humanos.''' 3Entonces, el hombre de Dios dio una señal ese mismo día, diciendo: ''Ésta es la señal que El SEÑOR ha hablado: 'Mira, el altar se partirá en dos, y las cenizas encima de él serán derramadas.'

4Cuando el rey escuchó lo que dijo el hombre de Dios, que lloraba contra el altar en Betel. Jeroboam extendió su mano desde el altar dicendo, 'Agárrenlo'. Luego la mano que extendió contra el hombre de Dios, se secó, así que no pudo regresarla hacia él mismo. 5El altar también se partió en dos, y las cenizas se derramaron del altar, como fue descrito por el hombre de Dios que dio la palabra del SEÑOR.
6El rey Jeroboam le respondió y dijo al hombre de Dios: '' Ruega por el favor del SEÑOR tu Dios y ora por mi, para que mi mano sea restaurada.'' Así que, el hombre de Dios oró al SEÑOR, y la mano del rey fue restaurada, y volvió a ser como era antes. 7El rey le dijo al hombre de Dios: "Ven a casa conmigo y refréscate, y te daré una recompensa."
8El hombre de Dios le dijo al rey: ''Incluso si me dieras la mitad de tus bienes, no iré contigo, ni comeré comida, ni beberé agua en este lugar, 9porque El SEÑOR me ordenó por su palabra: 'Tu no comerás pan ni beberás agua, ni regresarás por el camino que viniste.''' 10Así que, el hombre de Dios se fue por otro camino y no regresó a su casa el camino por el que había llegado a Betel.
11Había un viejo profeta viviendo en Betel, y uno de sus hijos vino y le dijo todas las cosas que el hombre de Dios hizo ese día en Betel. Sus hijos también le dijeron las palabras que el hombre de Dios le había hablado al rey. 12Su padre les dijo: ''¿Por cuál camino se fue?'' sus hijos le señalaron el camino por el cual el hombre de Dios de Judá se había ido. 13Así que, le dijo a sus hijos: ''Ensillen al burro para mi.'' Así que, ellos ensillaron el burro, y cabalgó en él.
14El viejo profeta fue detrás del hombre de Dios y lo encontró sentado debajo de un árbol de roble; y le dijo: ''¿Eres tú el hombre de Dios que vino desde Judá? '' le respondió: ''Yo soy.'' 15Entonces, el profeta le dijo a él: ''Ven a casa conmigo y come comida.'' 16El hombre de Dios respondió: ''No puedo regresar ni entrar contigo, y tampoco comeré comida o beberé agua en este lugar, 17porque me fue ordenado por la palabra del SEÑOR: 'Tú no comerás ninguna comida ni beberás agua allí, ni regresarás por el camino en que viniste.'''
18Así que, el viejo profeta le dijo: ''Yo también soy profeta, como lo eres tú, y un ángel me habló palabra del SEÑOR diciendo: 'Tráelo de regreso contigo a tu casa, para que él pueda comer comida y beber agua.''' Pero él le mentía al hombre de Dios. 19Así que, el hombre de Dios regresó con el viejo profeta y comió comida en su casa y bebió agua.
20Mientras ellos estaban sentados a la mesa, la palabra del SEÑOR vino al profeta que lo había traído de vuelta, 21y se lamentó delante del hombre de Dios que vino de Judá, diciendo: ''El SEÑOR dice 'Porque haz sido desobendiente a la palabra del SEÑOR y no haz guardado el mandamiento que El SEÑOR tu Dios te dio, 22sino que, viniste y has comido comida y bebido agua en el lugar que El SEÑOR te dijo que no comieras comida ni bebieras agua, tu cuerpo no será enterrado en la tumba de tus padres.'''
23Después que había comido, y bebido, el profeta ensilló un burro para el hombre de Dios, el hombre que había regresado con él. 24Cuando el hombre de Dios se había ido, un león lo encontró en la calle y lo mató, y su cuerpo fue dejado en la calle. Entonces el burro estuvo al lado de él, y el león también estuvo al lado del cuerpo. 25Cuando hombres pasaron y vieron el cuerpo dejado en la calle, y el león al lado del cuerpo, ellos vinieron y lo dijeron en la ciudad donde vivía el viejo profeta.
26Cuando el profeta que lo había traído de vuelta del camino lo escuchó, dijo: ''Es el hombre de Dios que desobedeció la palabra del SEÑOR. Por lo tanto, El SEÑOR lo entregó al león, quien lo destrozó y lo mató, así como la palabra de Dios lo advirtió.'' 27Así que, el viejo profeta le habló a sus hijos, diciendo: ''Ensillen a mi burro'', y ellos lo ensillaron. 28Él fue y encontró el cuerpo dejado en la calle, y el burro y león al lado del cuerpo. El león no se había comido el cuerpo, ni atacó al burro.
29El profeta tomó el cuerpo del hombre de Dios, lo puso encima del burro, y lo trajo de vuelta. Vino a su propia ciudad para lamentarse y enterrarlo. 30Puso el cuerpo en su propia tumba, y luego se lamentó sobre él diciendo: ''Ay, mi hermano!''
31Entonces, después de enterrarlo, el viejo profeta le habló a sus hijos diciendo: ''Cuando yo muera, entiérrenme en la tumba donde el hombre de Dios está enterrado. Pongan mis huesos al lado de sus huesos. 32Pues el mensaje que él declaró por la palabra del SEÑOR, en contra del altar en Betel y en contra de todas las casas en los lugares altos en las ciudades de Samaria, ciertamente ocurrirá.
33A pesar de ésto, Jeroboam nunca se volvió de su mal camino, sino que continuó nombrando sacerdotes comunes para los lugares altos, entre todo tipo de gente. Cualquiera que sirviera, él lo consagraba como sacerdote. 34Éste asunto se convirtió en pecado para la familia de Jeroboam, y causó que su familia fuera destruída y fuera exterminada de la faz de la tierra.

14

1En aquel tiempo Abías, hijo de Jeroboam, se puso muy enfermo. 2Jeroboam le dijo a su esposa: "Por favor levántate y disfrázate, para que no seas reconocida como mi esposa, y ve a Silo, porque Ahías el profeta está ahí; él es el que habló de mí, diciendo que yo me convertiría en rey sobre este pueblo. 3Toma contigo diez hogazas, algunos pasteles y una jarra de miel, y ve a Ahías. Él te dirá lo que sucederá con el niño."

4La esposa de Jeroboam hizo así; salió y fue a Silo y llegó a la casa de Ahías. Ahías no podía ver, porque su visión fallaba a causa de su edad. 5El SEÑOR dijo a Ahías, "Mira, la esposa de Jeroboam viene a buscar consejo de ti en relación a su hijo, porque está enfermo. Dile tal y cual a ella, porque cuando venga, actuará como si fuese alguna otra mujer."
6Cuando Ahías escuchó el sonido de los pies de ella cuando entraba por la puerta, él dijo: "Entra, esposa de Jeroboam. ¿Por qué pretendes ser alguien que no eres? He sido enviado a ti con malas noticias. 7Ve, dile a Jeroboam que el SEÑOR, el Dios de Israel, dice: 'Yo te levanté de entre el pueblo para hacerte el líder sobre mi pueblo Israel. 8Arranqué el reino de la familia de David y te lo di a ti, pero tú no has sido como mi siervo David, quien guardó mis mandamientos y me siguió con todo su corazón, para hacer sólo lo que estaba correcto en mis ojos.
9En lugar de esto, has hecho lo malo, más que todos los que estuvieron antes que tú. Has hecho otros dioses, y tienes imágenes de metal fundido para provocarme a enojo, y me has dado la espalda. 10Por lo tanto, traeré desastre sobre tu familia; cortaré de ti todo niño varón en Israel, sea esclavo o libre, y quitaré completamente tu familia, como alguien quien quema estiércol hasta que se acaba.
11Cualquiera que pertenece a tu familia que muera en la ciudad será comido por perros, y cualquiera que muera en el campo será comido por los pájaros de los cielos, pues Yo, el SEÑOR, lo he dicho.' 12Así que levántate, esposa de Jeroboam, y ve de vuelta a tu hogar; cuando tus pies entren en la ciudad, el niño Abías morirá. 13Todo Israel lamentará por él y lo enterrará. Él es el único de la familia de Jeroboam que será enterrado, porque solo en él, fue hallado algo bueno a la vista del SEÑOR, el Dios de Israel, en la casa de Jeroboam,
14También, el SEÑOR levantará un rey de Israel quien cortará la familia de Jeroboam en ese día. Hoy mismo es ese día. 15Pues el SEÑOR, sacudirá a Israel como una caña que se agita en el agua, y él sacará de raiz a Israel fuera de esta tierra buena que Él dió a sus antepasados. Él los esparcirá más allá del río Eufrates, porque han hecho sus imágenes de Asera y han provocado el enojo SEÑOR. 16Él entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, los pecados que él ha cometido y a través de los cuales ha dirigido a Israel a pecar."
17Así que la esposa de Jeroboam se levantó y se fue, y vino a Tirsa. Cuando ella llegó al umbral de la casa, el niño murió. 18Todo Israel lo enterró e hizo luto por él, así como fue dicho a ellos por la palabra del SEÑOR la cual Él habló por su siervo Ahías el profeta.
19En cuanto a los otros asuntos sobre Jeroboam, las guerrras que el hizo y como reinó, están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel. 20Jeroboam reinó veintidos años y luego murió, fue sepultado con sus antepasados, y Nadab su hijo se convirtió en rey en su lugar.
21Ahora Roboam, hijo de Salomón, estaba reinando en Judá. Roboam tenía cuarenta y un años cuando él se convirtió en rey, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que el SEÑOR había escogido de todas las tribus de Israel en la cual pondría su nombre. El nombre de su madre era Naama la amonita. 22Judá hizo lo malo a la vista del SEÑOR; lo provocaron a Él a celos con los pecados que cometieron, más que todo lo que sus padres habían hecho.
23Pues también construyeron para sí mismos lugares altos, columnas de piedra, e imágenes de Asera en cada colina alta y debajo de cada árbol verde. 24También habían prostitutos masculinos en estos lugares de adoración. Ellos hacían las mismas prácticas despreciables como las de las naciones que el SEÑOR había sacado del pueblo de Israel.
25Sucedió en el quinto año del rey Roboam que Sisac rey de Egipto, subió contra Jerusalén. 26Él se llevó los tesoros de la casa del SEÑOR, y los tesoros de la casa del rey. Se llevó todo; también se llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho.
27El rey Roboam hizo escudos de bronce en su lugar y los encomendó en las manos de los comandantes de la guardia, quienes guardaban las puertas de la casa del rey. 28Sucedió que cuando el rey entraba a la casa del SEÑOR, los guardias los cargaban; luego ellos los traían de vuelta a la casa de guardia.
29En cuanto a los otros asuntos referente a Roboam, y todo lo que él hizo, ¿no están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Judá? 30Hubo guerra constante entre la casa de Roboam y la casa de Jeroboam. 31Así que Roboam murió y fue sepultado con sus antepasados en la ciudad de David. El nombre de su madre era Naama la amonita. Abiam su hijo se convirtió en rey en su lugar.

15

1En el año dieciocho del rey Jeroboam, hijo de Nabat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá. 2Él gobernó por tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca. Ella era la hija de Abisalom. 3Él caminó en todos los pecados que su padre había cometido antes de él; su corazón no se habia dedicado completamente al SEÑOR su Dios como el corazón de David, su antepasado, lo había estado.

4Sin embargo, por amor a David, el SEÑOR su Dios le dio una lámpara en Jerusalén al levantarle a su hijo después de él para fortalecer Jerusalén. 5Dios hizo esto porque David había hecho lo que era correcto a Sus ojos; en todos los días de su vida, él no se había apartado de cosa alguna que Él le ordenó, excepto sólo en el asunto de Urías el hitita.6Y hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los días de la vida de Abiam.
7En cuanto a los otros asuntos de Abiam, todo lo que él hizo, ¿no está escrito en El Libro de los Eventos de los Reyes de Judá? Hubo guerra entre Abiam y Jeroboam. 8Abiam murió y fue sepultado con sus antepasados, y ellos lo enterraron en la ciudad de David. Asa, su hijo, reinó en su lugar.
9En el año veinte de Jeroboam rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá. 10Él gobernó cuarenta y un años en Jerusalén. El nombre de su abuela era Maaca, la hija de Abisalom. 11Asa hizo lo que era correcto a los ojos del SEÑOR, como David, su antepasado, había hecho.
12Él expulsó los prostitutos masculinos de los lugares de adoración y removió todos los ídolos que sus antepasados habían hecho. 13También removió a Maaca, su abuela, de ser reina, porque ella había hecho una figura despreciable de la diosa Asera. Asa derribó la figura despreciable y la quemó en el valle de Cedrón.
14Pero los lugares altos no fueron quitados. Sin embargo, el corazón de Asa estubo completamente dedicado al SEÑOR todos sus días. 15Él llevó adentro de la casa del SEÑOR las cosas que fueron dedicadas por su padre, y las cosas y las vasijas que él mismo había dedicado, que fueron hechas de plata y oro.
16Había guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, durante todo su reinado. 17Baasa rey de Israel, actuó agresivamente en contra de Judá y construyó Ramá, para no permitirle a ninguna persona salir o entrar a la tierra de Asa rey de Judá.
18Entonces, Asa tomó toda la plata y el oro que había quedado en los almacenes de la casa del SEÑOR, y en los almacenes del palacio del rey. Él lo puso en las manos de sus sirvientes y lo envió a Ben Adad hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, el rey de Aram, que vivía en Damasco. Él dijo: 19"Permite que haya un pacto entre yo y tú, como lo hubo entre mi padre y tu padre. Mira, yo te he enviado un regalo de plata y oro. Rompe tu pacto con Baasa, rey de Israel, para que él me deje tranquilo"
20Ben Adad escuchó al rey Asa y envió los comandantes de sus ejércitos, y ellos atacaron las ciudades de Israel. Atacaron a Ijón, Dan, Abel de Bet Maaca y todo Cineret, junto con toda la tierra de Neftalí. 21Sucedió que cuando Baasa escuchó esto, él dejó de construir Ramá y regresó a Tirsa. 22Luego el rey Asa hizo una proclamación a toda Judá. Nadie fue exento. Ellos cargaron fuera las piedras y madera de Ramá con las cuales Baasa había estado construyendo la ciudad. Entonces el rey Asa usó ese material de construcción para construir Geba de Benjamín y Mizpa.
23En cuanto a los otros asuntos de Asa, todo su poder, todo lo que él hizo, y las ciudades que construyó, ¿no están escritas en el libro de los eventos de los reyes de Judá? Pero durante sus años de vejez, él estaba enfermo de sus pies. 24Entonces, Asa murió y fue sepultado con sus antepasados en la ciudad de David su padre. Josafat, su hijo, se volvió rey en su lugar.
25Nadab, hijo de Jeroboam, comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa, rey de Judá; él reinó sobre Israel dos años. 26Él hizo lo que era malo a la vista del SEÑOR y caminó en los pecados de su padre, y en su propio pecado, por el cual dirigió a Israel a pecar.
27Baasa, hijo de Ahías, de la familia de Isacar, conspiró en contra de Nadab; Baasa lo mató en Gibetón, el cual pertenecía a los filisteos, pues Nadab y todo Israel tenían acorralado a Gibetón. 28En el tercer año de Asa, rey de Judá, Baasa mató a Nadab y se convirtió en rey en su lugar.
29Tan pronto Baasa, fue rey mató a toda la familia de Jeroboam. Él no dejó a ninguno de los descendientes de Jeroboam vivos; de esta manera destruyó su linaje real, justo como el SEÑOR había hablado por su profeta Ahías el Silonita, 30por los pecados de Jeroboam los cuales él había cometido y por los cuales había dirigido a Israel a pecar, porque él provocó al SEÑOR, el Dios de Israel, a enojo.
31En cuanto a los otros asuntos con respecto a Nadab, y todo lo que él hizo, ¿no están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel? 32Hubo guerra entre Asa y Baasa, rey de Israel durante todo su reinado.
33En el tercer año de Asa, rey de Judá, Baasa, hijo de Ahías, comenzó a reinar sobre todo Israel en Tirza y él reinó veinticuatro años. 34Él hizo lo que era malo a la vista del SEÑOR y caminó en el camino de Jeroboam y en su pecado por el cual dirigió a Israel a pecar.

16

1La palabra del SEÑOR vinó a Jehú hijo de Hananí en contra de Baasa, diciendo: 2"A pesar de que yo te levanté desde el polvo y te hice líder sobre el pueblo de Israel, tú haz caminado en el camino de Jeroboam y haz hecho pecar a mi pueblo Israel, para así provocar mi ira con sus pecados.

3Yo barreré completamente a Baasa y a su familia y le haré a su familia como a la familia de Jeroboam, hijo de Nabat. 4Los perros se comerán a todos los que pertenecen a la casa de Baasa que mueran en la cuidad, y los pájaros del cielo se comerán a todos los que mueran en los campos.''
5En cuanto a los otros asuntos sobre Baasa, lo que el hizo, y su poder ¿no estan escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel? 6Baasa murió y fue sepultado con sus antepasados en Tirsa, y Ela su hijo se convirtió en rey en su lugar.
7Así que la palabra del SEÑOR vino por el profeta Jehú hijo de Hananí en contra de Baasa y su familia, por todo lo malo que hizo a la vista del SEÑOR provocando su enojo, por el trabajo de sus manos, como la familia de Jeroboam, y también porque él había matado a toda la familia de Jeroboam.
8En el año veintiséis del rey Asa de Judá, Ela hijo de Baasa comenzó a reinar sobre Israel de Tirsa, él reinó dos años. 9Su sirviente Zimri, capitán de la mitad de sus carruajes conspiró contra él. Ahora Ela estaba en Tirsa, bebiendo y emborrachándose en la casa de Arsa. 10Zimri entró, lo atacó y lo mató, en el año veintisiete de Asa rey de Judá, y se convirtió en rey en su lugar.
11Cuando Zimri comenzó a reinar y fue sentado en su trono, él mató a toda la familia de Baasa. No dejó vivo a ningún hombre perteneciente a la casa de Baasa, parientes o amigos. 12Así que, Zimri destruyó toda la familia de Baasa, conforme a la palabra del SEÑOR la cual él habló en contra de Baasa por Jehú el profeta, 13por todos los pecados de Baasa y los pecados de Ela su hijo, que ellos cometieron, y por los cuales ellos condujeron a Israel a pecar, así que ellos provocaron con sus ídolos el enojo del SEÑOR el Dios de Israel.
14En cuanto a otros asuntos concernientes a Ela, todo lo que él hizo, ¿no está escrito en el libro de los eventos de los reyes de Israel?
15En el año veintisiete de Asa rey de Judá, Zimri reinó sólo por siete años en Tirsa. Ahora el ejército acampó por Gibetón, el cual le pertenecía a los filisteos. 16El ejército acampó allí y escuchó decir: "Zimri conspiró y mató al rey." Así que, ese día en el campamento, todo Israel declaró a Omri, el comandante del ejército, rey sobre Israel. 17Omri subió de Gibetón y todo Israel con él, y ellos sitiaron Tirsa.
18Así que Zimri vio que la cuidad había sido tomada, él fue a la fortaleza del palacio del rey y le prendió fuego al edificio; de ésta manera el murió en las llamas. 19Ésto fue por los pecados que él cometió haciendo lo que era malo a la vista del SEÑOR, por caminar en el camino de Jeroboam y en el pecado que él había cometido, por guiar a Israel a pecar. 20En cuanto a los otros hechos concernientes a Zimri, y la traición que él llevó acabo, ¿no están escritos en el libro de eventos de los reyes de Israel?
21Entonces el pueblo de Israel fue dividido en dos partes. Una mitad del pueblo seguía a Tibni hijo de Ginat, para hacerlo rey, y la otra mitad seguía a Omri. 22Pero el pueblo que seguía a Omri era más fuerte que el pueblo que seguía al hijo de Ginat. Así que Tibni murió, y Omri se convirtió en rey.
23Omri comenzó a reinar sobre Israel en el año treinta y uno de Asa rey de Judá, y reinó doce años. Él reinó desde Tirsa por seis años. 24Y compró a Semer una colina por sesenta y seis kilos de plata. Él construyó una ciudad en la colina y llamó a la ciudad Samaria, en honor de Semer, el anterior dueño de la colina.
25Omri hizo lo que es malo a la vista del SEÑOR y actuó más perversamente que todos los que estaban antes que él. 26Él caminó en todos los caminos de Jeroboam, hijo de Nabat y en sus pecados con los cuales él guió a Israel al pecado, provocando el enojo del SEÑOR, el Dios de Israel, con sus ídolos sin valor.
27En cuanto a los demás asuntos concernientes a Omri, los cuales él hizo, y el poder que él mostró, ¿no están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel? 28Así que, Omri murió y fue sepultado con sus antepasados en Samaria y Acab su hijo se convirtió en rey en su lugar.
29En el año treinta y tres del rey Asa de Judá, Acab hijo de Omri comenzó a reinar sobre Israel. Acab hijo de Omri reinó sobre Israel en Samaria veintidos años. 30Acab, hijo de Omri, hizo lo que era malo a la vista del SEÑOR, más que todos los anteriores a él.
31Fue para Acab una cosa sin importancia caminar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, así que él tomó como esposa a Jezabel la hija de Etbaal, rey de los sidonios; él fue a adorar a Baal y se inclinaba ante él. 32Él construyó un altar para Baal en el templo que le edificó a Baal, en Samaria. 33Acab también hizo una imagen de Asera. Acab hizo aun más para provocar el enojo del SEÑOR, el Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel que estuvieron antes que él.
34Durante el reinado de Acab, Hiel de Betel reconstruyó Jericó. Hiel pusó los cimientos de la cuidad a costa de la vida de Abiram su hijo primogénito y Segub, su hijo más joven perdió su vida mientras construía las puertas de la cuidad, cumpliéndose la palabra del SEÑOR, la cual habló por Josué, hijo de Nun.

17

1Elías de la ciudad de Tisba en Galaad, le dijo a Acab: "Vive el SEÑOR, el Dios de Israel y ante quien estoy parado, que no habrá rocío o lluvia en estos años, a menos que yo lo diga."

2La palabra del SEÑOR vino a Elías diciendo: 3"Vete de aquí y ve hacia el este; escóndete al lado del arroyo de Querit, al este del Jordán. 4Beberás del arroyo, y Yo he ordenado a los cuervos que te alimenten allí."
5Así que, Elías fue e hizo como la palabra del SEÑOR ordenó. Él fue a vivir al arroyo de Querit, al este del Jordán. 6Los cuervos le traían pan y carne en la mañana y pan y carne en la tarde, y él bebía del arroyo. 7Pero después de un tiempo, el arroyo se secó porque no había lluvia en la tierra.
8La palabra del SEÑOR vino a él, diciendo: 9"Levántate y ve a Sarepta, que pertence a Sidón, y vive allí. Le he ordenado a una viuda que provea para ti." 10Así que, él se levantó y fue a Sarepta, y cuando llegó a la puerta de la ciudad, una viuda estaba allí recogiendo leña. Así que él la llamó y le dijo: "Por favor, tráeme un poco de agua en un vaso, para que pueda tomar."
11Mientras ella iba a buscar el agua, él la llamó y le dijo: "Por favor, tráeme un pedazo de pan en tu mano." 12Ella le contestó: "Como El SEÑOR Tu Dios vive, yo no tengo ningún pan, sino sólo un puñado de harina en un frasco y un poco de aceite en una jarra. Verás, estoy recogiendo dos leños para que pueda ir adentro y cocinar para mí y para mi hijo, para que podamos comerlo y morir.'' 13Elías le dijo a ella: "No tengas miedo. Ve y haz como dijiste, pero házme un poco de pan primero y tráemelo. Después harás más para tu hijo y para ti.
14Pues el SEÑOR, el Dios de Israel, dice: 'El frasco de harina no se vaciará, ni la jarra de aceite dejará de fluir, hasta el día que El SEÑOR envíe lluvia sobre la tierra." 15Así que ella hizo lo que Elías le dijo, y los tres comieron por muchos días. 16El frasco de harina no se vació, ni la jarra de aceite dejó de fluir, tal como la palabra del SEÑOR había dicho, como Él había hablado por medio de Elías.
17Después de éstas cosas, el hijo de la mujer, a quien le pertenecía la casa, cayó enfermo. Su enfermedad era tan severa que ya no había aliento en él. 18Así que, su madre le dijo a Elías: "¿Qué tienes en contra mía, hombre de Dios? ¿Has venido a recordarme mi pecado y a matar a mi hijo?"
19Luego, Elías respondió: "Dame a tu hijo." Tomó al niño de sus brazos y lo cargó hasta arriba, a la habitación donde él se estaba quedando, y tendió al niño en su cama. 20Y clamó al SEÑOR y dijo: "SEÑOR mi Dios, ¿también has traído desastre a ésta viuda, con la que me estoy quedando, al matar a su hijo?" 21Luego Elías se tendió sobre el niño tres veces; y clamó al SEÑOR y dijo: "SEÑOR mi Dios, yo te suplico, por favor, deja que la vida de éste niño regrese a él. "
22El SEÑOR escuchó la voz de Elías; la vida del niño regresó a él, y revivió. 23Elías tomó al niño y lo bajó de la habitación y lo entregó a su madre y dijo: "Mira, tu hijo está vivo." 24La mujer le dijo a Elías: "Ahora sé que eres un hombre de Dios, y que la palabra del SEÑOR en tu boca, es verdad."

18

1Así que, después de muchos días la palabra del SEÑOR vino a Elías, en el tercer año de la sequía, diciendo: "Ve, muéstrate a Acab y Yo enviaré lluvia sobre la tierra." 2Elías fue a mostrarse a Acab; había hambruna severa en Samaria.

3Acab llamó a Abdías, quien estaba a cargo del palacio. Abdías veneraba al SEÑOR, 4porque cuando Jezabel estaba matando a los profetas del SEÑOR, Abdías tomó cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en una cueva y los alimentó con pan y agua.
5Acab dijo a Abdías: "Ve a través de la tierra a todos los pozos de agua y arroyos. Quizás nosotros encontraremos pastos y salvaremos los caballos y las mulas vivos, para que no perdamos a todos los animales." 6Así que dividieron la tierra entre ellos para pasar a través de ella y buscar agua. Acab fue por un camino y Abdías fue por el otro camino.
7Mientras Abdías estaba en el camino, Elías inesperadamente se lo encontró. Abdías lo reconoció y se postró bocabajo en el suelo. Él dijo: "¿Eres tú mi amo Elías?" 8Elías le respondió a él: "Lo soy. Ve dile a tu amo: 'Mira, Elías está aquí.'"
9Abdías respondió: ¿Cómo he pecado, para que tú entregues a tu siervo en la mano de Acab, para que él me mate? 10Vive el SEÑOR tu Dios, que no hay nación o reino donde mi amo no haya mandado hombres a buscarte. Cuando una nación o reino dice: 'Elías no está aquí,' Acab los hace hacer una promesa, jurando que ellos no pudieron encontrarte. 11Aun así tú me dices: 'Ve, dile a tu amo que Elías está aquí."
12Tan pronto como me haya ido, el Espíritu del SEÑOR te llevará a algún lugar que yo no conozco. Luego, cuando vaya y le diga a Acab, y cuando él no pueda encontrarte, me matará. Pero yo, tu siervo, he adorado al SEÑOR desde mi juventud. 13¿No se te han dicho, mi amo, lo que yo hice cuando Jezabel mató a los profetas del SEÑOR, cómo escondí a cien profetas del SEÑOR de cincuenta en cincuenta en una cueva y los alimenté a ellos con pan y agua?
14Y ahora tú dices: 'Ve, dile a tu amo que Elías está aquí,' para que él me mate." 15Entonces, Elías respondió: "Vive el SEÑOR de los ejércitos, ante Quien estoy parado, que ciertamente me mostraré a Acab hoy."
16Así que Abdías fue a encontrarse con Acab, y le informó lo que Elías dijo. Y el rey fue a encontrarse con Elías. 17Cuando Acab vio a Elías, dijo: "¿Eres tú? ¡Tú, alborotador de Israel!"
18Elías contestó: "Yo no he afligido a Israel, pero tú y la familia de tu padre son los alborotadores por abandonar los mandamientos del SEÑOR y por seguir los ídolos de Baal. 19Ahora entonces, envía palabra y reúne para mí a todo Israel en el Monte Carmelo, junto con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera quienes comen en la mesa de Jezabel."
20Así que Acab envió palabra a todo el pueblo de Israel y reunió a los profetas en el Monte Carmelo. 21Elías se acercó al pueblo y dijo: "¿Cuánto tiempo más ustedes seguirán cambiando de opinión? Si el SEÑOR es Dios, sigánlo a Él. Pero si Baal es dios, entonces sigánlo a él." Aun así la gente no le respondió a él ni una palabra.
22Entonces Elías dijo al pueblo: " sólo yo, quedo como profeta del SEÑOR, pero los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta hombres. 23Así que dejen que ellos nos den dos toros. Dejen que ellos escojan un toro para ellos y lo corten en pedazos, y lo pongan sobre la madera, pero no pongan fuego debajo de él. Entonces yo prepararé al otro toro, y lo pondré en la madera, y no pondré fuego debajo de él. 24Luego ustedes clamarán en el nombre de su dios, y yo clamaré en el nombre del SEÑOR, y el que responda por fuego, entonces que él sea Dios." Así que todo el pueblo contestó y dijo: "Esto es bueno."
25Así que Elías dijo a los profetas de Baal: "Escojan un toro para ustedes y prepárenlo primero, porque ustedes son muchos. Entonces clamen en el nombre de su dios, pero no pongan fuego debajo del toro." 26Ellos tomaron el toro que les fue dado y lo prepararon, y clamaron en el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: "Baal, escúchanos." Pero no había voz, ni alguien que respondiera. Ellos danzaron alrededor del altar que habían hecho.
27A mediodía, Elías se burló de ellos y dijo: "¡Griten más alto! ¡Él es un dios! Quizás está pensando, o esté ocupado o está de viaje en una travesía, o quizás él está durmiendo y tiene que ser despertado." 28Así que ellos gritaron más alto, y se cortaron a sí mismos, como usualmente hacían, con espadas y lanzas, hasta que su sangre fluía sobre ellos mismos. 29El mediodía pasó, y ellos todavía estaban delirando hasta el tiempo de ofrecer el sacrificio de la tarde, pero no había voz o alguien que contestara, no había nadie quien le prestara atención a sus ruegos.
30Entonces, Elías le dijo a todo el pueblo: "Vengan, acérquense y todas las personas se acercaron a él. Entonces él reparó el altar del SEÑOR que estaba destruido. 31Elías tomó doce piedras, cada piedra representando una de las tribus de los hijos de Jacob porque fue a Jacob a quien el SEÑOR le habló diciendo "Tu nombre será Israel." 32Con las piedras él contruyó un altar en el nombre del SEÑOR y excavó una zanja alrededor del altar, suficientemente grande para contener dos medidas de semillas.
33Él colocó la madera para el fuego y cortó el toro en pedazos, y extendió los pedazos en la madera. Y dijo: "Llenen cuatro jarras de agua y derrámenlas sobre la ofrenda quemada y sobre la madera." 34Y dijo: "Háganlo una segunda vez," y ellos lo hicieron una segunda vez. Entonces él dijo: "Háganlo una tercera vez," y ellos lo hicieron una tercera vez. 35El agua corrió alrededor del altar y llenó la zanja.
36Y ocurrió al tiempo de la ofrenda del sacrificio de la tarde, que Elías el profeta se acercó y dijo: "SEÑOR, el Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, deja que se sepa este día que Tú eres el Dios de Israel, y que soy tu siervo, y que he hecho todas estas cosas por tu palabra. 37Escúchame, SEÑOR, escúchame, que este pueblo pueda saber que Tú, el SEÑOR, eres Dios, y que has hecho volver sus corazones de regreso a ti."
38Entonces, el fuego del SEÑOR cayó y consumió la ofrenda quemada, así como la madera, las piedras, y el polvo, y lamió el agua que estaba en la zanja. 39Cuando todo el pueblo vio esto, ellos se postraron boca abajo en el suelo, y dijeron: "¡El SEÑOR, Él es Dios! ¡El SEÑOR Él es Dios!" 40Entonces Elías le dijo a ellos: "Agarren a los profetas de Baal. No dejen que ni uno escape." Así que ellos los agarraron, y Elías bajó a los profetas de Baal al arroyo de Cisón y ahí los mató.
41Elías le dijo a Acab: "Levántate, come y bebe, pues hay sonido de mucha lluvia." 42Así que Acab subió a comer y a beber. Entonces, Elías subió al tope del Carmelo, se inclinó a sí mismo en la tierra y puso su rostro entre sus rodillas.
43Él le dijo a su siervo: "Sube ahora, mira hacia el mar." Su siervo subió y miró y dijo: "No hay nada." Entonces Elías le dijo: "Ve otra vez, siete veces." 44A la séptima vez, el siervo le dijo: "Mira, hay una nube subiendo desde el mar, tan pequeña como la mano de un hombre." Elías respondió: "Sube y dile a Acab: 'Prépara tu carruaje y baja antes que la lluvia te detenga.'"
45Sucedió que en un poco de tiempo los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Acab montó y fue a Jezreel, 46pero la mano del SEÑOR estaba sobre Elías. Él metió su túnica en su cinturón y corrió detrás de Acab hasta la entrada de Jezreel.

19

1Acab le dijo a Jezabel todo lo que Elías había hecho y como él había matado a todos los profetas con la espada, 2Entonces Jezabel envió un mensajero a Elías, diciendo: "Así me hagan los dioses, y más, si yo no hago con tu vida lo que tu hiciste a estos profetas muertos para mañana a esta hora." 3Cuando Elías escuchó eso, se levantó y huyó por su vida y vino a Beerseba, la cual pertenece a Judá, y dejó a su sirviente allí.

4Y el se fue por el desierto a un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro. queriendo morir y dijo:" Es suficiente, ahora SEÑOR toma mi vida, porque no soy mejor que mis antepasados muertos." 5Así que se acostó y durmió debajo del enebro. Repentinamente un ángel le tocó y le dijo:" Levántate y come." 6Elías miró, y cerca de su cabeza había pan que había sido cocido en carbón y una jarra de agua. Así que comió y bebió y se acostó de nuevo.
7El ángel del SEÑOR vino por segunda vez, le tocó y dijo: "Levántate y come, porque la jornada será demasiado para ti." 8Así que se levantó comió, bebió, y viajó fortalecido con esa comida cuarenta días y cuarenta noches hacia Horeb, la monte de Dios.
9Fue a una cueva y se quedó en ella. Entonces la palabra del SEÑOR vino a él y le dijo: "¿Qué estás haciendo aquí Elías?" 10Elías respondió:" He estado muy celoso por el SEÑOR, Dios de los ejércitos, porque el pueblo de Israel ha abandonado tu pacto, han destruido tus altares, y matado a tus profetas con la espada. Sólo yo, he quedado y ellos también tratan de quitarme la vida."
11El SEÑOR replicó:" Sal, párate en la montaña y preséntate ante Mi." Entonces el SEÑOR pasó por allí y un fuerte viento golpeó las montañas y rompió las rocas delante del SEÑOR, pero el SEÑOR no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto, pero el SEÑOR no estaba en el terremoto. 12Luego del terremoto vino un fuego, pero el SEÑOR no estaba en el fuego. Entonces después del fuego, vino un susurro.
13Cuando Elías escuchó la voz, cubrió su cara con su manto, salió, y se detuvo en la entrada de la cueva. Entonces una voz vino a él que dijo: "¿Qué estás haciendo aquí, Elías?" 14Elías le respondió:" Yo estuve muy celoso por el SEÑOR, Dios de los ejércitos, porque el pueblo de Israel ha abandonado tu pacto, destruido tus altares, y matado tus profetas con espada. Sólo yo he quedado y han tratado de tomar mi vida."
15Entonces el SEÑOR le dijo:" Ve, regresa por tu camino al desierto de Damasco, y cuando llegues tú ungirás a Hazael para ser rey sobre Aram, 16y ungirás a Jehú hijo de Nimsi para ser rey sobre Israel, y ungirás a Eliseo hijo de Safat de Abel Mehola para ser profeta en tu lugar.
17Sucederá que Jehú matará, a cualquiera que escape de la espada de Hazael, y que Eliseo matará a cualquiera que escape de la espada de Jehú. 18Pero Yo dejaré para mí siete mil personas de Israel, cuyas rodillas no se han doblado ante Baal, y cuyas bocas no lo han besado."
19Así que Elías salió de allí y encontró a Eliseo hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas de bueyes delante de él, y él estaba arando con la última de las yuntas. Elías caminó a donde él estaba y le echó su manto encima. 20Entonces Eliseo dejó los bueyes y corrió detrás de Elías; él le dijo: " Por favor deja que vaya a besar a mi padre y a mi madre, y después te seguiré." Entonces Elías le dijo: "Ve pero recuerda lo que te he hecho."
21Así que Eliseo dejó a Elías y tomó la yunta de bueyes, mató los animales, y cocinó la carne con la madera de la yunta. Entonces él se la dio a la gente y ellos comieron. Se levantó, fue tras Elías y le servía.

20

1Ben Adad de Aram, reunió a todo su ejército. Habían treinta y dos reyes menores con él, caballos y carros. Él subió, sitió Samaria y peleó contra ella. 2Él envió mensajeros a la ciudad de Acab, rey de Israel y le dijo: "Ben Adad dice ésto: 3'Tu plata y tu oro son míos. De igual manera, tus esposas e hijos, los mejores de ellos, ahora son míos.'"

4El rey de Israel le respondio: "Sea como tú dices, mi amo, mi rey. Yo soy tuyo con todo lo que tengo." 5Los mensajeros vinieron otra vez y le dijeron: "Ben Adad dice ésto: ' Te envié un palabra diciendo que debes entregarme tu plata, oro, esposas e hijos. 6"Además te enviaré mis siervos mañana, a ésta hora, y tomarán con sus propias manos de tu casa y de la casa de tus siervos lo que les sea agradable.'"
7Entonces, el rey de Israel llamó a los ancianos de la tierra y dijo: "Por favor, tomen nota y vean como éste hombre busca problemas. Él me ha enviado una palabra, para tomar a mis esposas, hijos, plata y oro, y yo no me he negado." 8Todos los ancianos y toda la gente le dijo a Acab, "No lo escuches, o consientas sus demandas."
9Así que, Acab le dijo a los mensajeros de Ben Adad: "Dile a mi amo, el rey 'Estoy de acuerdo con todo lo que enviaste a tu siervo a hacer la primera petición, pero no puedo aceptar la segunda.'" Así que los mensajeros se fueron y llevaron la respuesta a Ben Adad. 10Entonces, Ben Adad le envió su respuesta a Acab, y le dijo: "Así me hagan los dioses y más, si quedan aún suficientes cenizas en Samaria para que la gente que me sigue tenga un puñado cada uno."
11El rey de Israel respondió y dijo: "Dile a Ben Adad, 'Nadie que se esté poniéndo la armadura, debe declararse vencedor como el que se la está quitando.'" 12Ben Adad escuchó éste mensaje mientras bebía con sus reyes menores en sus tiendas. Ben Adad ordenó a éstos hombres: "Fórmense y prepárense para la batalla"' Así que, ellos se prepararon en posición de batalla, para atacar la ciudad.
13Entonces, he aquí, un profeta vino a Acab, rey de Israel, y dijo: "El SEÑOR dice: '¿Haz visto éste gran ejército? Mira, Yo los voy a poner en tus manos hoy, y sabrás que Yo soy El SEÑOR'" 14Acab respondió: "¿Por medio de quién?" El SEÑOR respondió y dijo: "Por los oficiales jóvenes, que sirven a los gobernantes de los municipios" Luego Acab dijo: "¿Quién comenzará la batalla?" El SEÑOR respondió: "Tú." 15Luego Acab reunió a los oficiales jóvenes, que servían a los gobernantes de los munipios. Ellos eran doscientos treinta y dos. Luego Acab reunió a los soldados, todo el ejército de Israel; siete mil en número.
16Salieron en la tarde. Ben Adad había estado bebiendo y emborrachándose en su tienda, él y sus treinta y dos reyes menores que lo apoyaban. 17Los oficiales jóvenes que servían a los gobernadores de los municipios avanzaron primero. Entonces, Ben Adad fue informado por espíás que él había envíado: "Están viniendo hombres desde Samaria."
18Ben Adad dijo: "Aunque hayan salido por paz o por guerra, tómalos vivos." 19Así que, los jóvenes oficiales que sirvieron a los gobernantes de los municipios salieron de la ciudad y el ejército los siguió.
20Cada uno mató a su enemigo y los arameos huyeron. Israel los siguió. Ben Adad, el rey de Aram escapó en un caballo junto con algunos jinetes. 21Entonces, el rey de Israel salió y atacó a los caballos y a los carros, y mató a los arameos en una gran matanza.
22Así que, el profeta vino al rey de Israel y le dijo: "Ve, fortalécete, entiende y planifica qué harás, porque a la vuelta del año, el rey de Aram vendrá en contra tuya otra vez." 23Los siervos del rey de Aram le dijeron a él: "Su dios es el dios de las montañas. Es por ésto que eran más fuertes que nosotros. Pero ahora déjanos pelear en contra de ellos en lo plano, y seguramente seremos más fuerte que ellos."
24Y haz ésto: remueve a los reyes; toma a todo el mundo fuera de su comando y pon capitanes del ejército en su lugar. 25Levanta un ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo y carro por carro, y pelearemos otra vez en contra de ellos en lo plano. Entonces seguramente seremos más fuertes que ellos." Así que, Ben Adad escuchó su consejo, e hizo como ellos recomendaron.
26Después del inicio del nuevo año, Ben Adad reunió a los arameos y subió a Afec a pelear en contra de Israel. 27El pueblo de Israel fue reunido y preparado para pelear en contra de ellos. El pueblo de Israel acampó entre ellos como dos pequeños rebaños de cabras, pero los arameos llenaron el campo.
28Entonces un hombre de Dios vino cerca y le habló al rey de Israel y dijo:'El SEÑOR dice: 'Porque los arameos han dicho que El SEÑOR es el dios de las montañas, pero Él no es el dios de los valles, Yo pondré a éste gran ejército en tus manos, y tú sabrás que Yo Soy El SEÑOR.'"
29Así que, los ejércitos acamparon uno frente al otro por siete días. Entonces, en el séptimo día la batalla comenzó. El pueblo de Israel mató a cien mil siervos arameos en un día. 30El resto huyó a Afec, adentro de la ciudad, y la muralla cayó sobre veintisiete mil hombres que restaban. Ben Adad huyó y entró a la ciudad, escondiéndose de una habitación a otra.
31Los siervos de Ben Adad le dijeron: "Mira ahora, hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes misericordiosos. Por favor, déjanos poner ropas ásperas alrededor de nuestras cinturas y cuerdas alrededor de nuestras cabezas, y salir al rey de Israel. Quizás, él perdone tu vida." 32Así que, se pusieron ropas ásperas en sus cinturas y cuerdas alrededor de sus cabezas y luego fueron al rey de Israel diciendo: "Tu siervo Ben Adad dijo: 'Por favor, déjame vivir.'" Acab dijo: "¿Él sigue vivo? Él es mi hermano."
33Ahora los hombres estaban atentos a cualquier señal de Acab, así que rápidamente le contestaron: "Sí, tu hermano Ben Adad está vivo." Entonces Acab dijo: "Vayan y tráiganlo." Ben Adad vino a él, y Acab lo hizo subir a su carruaje. 34Ben Adad le dijo a Acab: "Voy a restituirte, las ciudades que mi padre le quitó a tu padre, y tú haz mercados para tí en Damasco, como mi padre hizo en Samaria." Acab respondió: "Te dejaré ir con éste pacto." Así que Acab hizo un pacto con él y luego lo dejó ir.
35Cierto hombre, uno de los hijos de lo profetas, le dijo a uno de sus compañeros profetas por la palabra del SEÑOR: "Por favor, golpéame." Pero el hombre se rehusó a golpearlo. 36Luego el profeta le dijo a su compañero profeta: "Porque tú no haz obedecido la palabra del SEÑOR, tan pronto me dejes, un león te matará." Y tan pronto ese hombre lo dejó, un león vino sobre él y lo mató.
37Entonces el profeta encontró a otro hombre y dijo: "Por favor, golpéame." Así que el hombre lo golpeó y lo hirió. 38Entonces el profeta se fue y esperó al rey en la calle; él se había disfrazado con un vendaje sobre sus ojos.
39Mientras el rey pasaba, el profeta clamó al rey y dijo: "Tu siervo salió al calor de la batalla, y un soldado se detuvo y me trajo a un enemigo y dijo: 'Vigila a éste hombre. Si por cualquier motivo, él se perdiera, entonces tu vida será dada por su vida, o de otra manera pagarás 3000 monedas de plata.' 40Pero porque tu siervo estaba ocupado yendo aquí y allá, el soldado enemigo escapó." Luego, el rey de Israel le dijo a él: "Ésto es lo que tu castigo será- tú mismo lo haz decidido."
41Entonces, el profeta rápidamente se removió el vendaje de sus ojos, y el rey de Israel reconoció que él era uno de los profetas. 42El profeta le dijo al rey: "El SEÑOR dice: 'Porque has soltado de tu mano al hombre que yo tenía sentenciado a muerte, tu vida tomará el lugar de su vida, y tu pueblo por su pueblo.'" 43Así que, el rey de Israel fue a su casa resentido y enojado, y llegó a Samaria.

21

1Algún tiempo después, Nabot que era de Jezreel tenía un viñedo cerca del palacio de Acab, rey de Samaria. 2Acab habló a Nabot, diciendo: "Dame tu viñedo, para que pueda tenerlo como un jardín de vegetales, porque está cerca de mi casa. A cambio, te daré un mejor viñedo o, si tú prefieres, te pagaré su valor en dinero."

3Nabot le respondió a Acab: "Que el SEÑOR no permita que que te de la herencia de mis antepasados." 4Así que Acab entró a su palacio resentido y enojado a causa de la respuesta que Nabot el jezreelita le dio a él cuando dijo: "No te daré la herencia de mis antepasados." Él se acostó en su cama, boca abajo y se negó a comer.
5Jezabel, su esposa, llegó donde él y le dijo: ¿Por qué tu corazón está tan triste, que no comes?" 6Él le respondió: "Le hablé a Nabot el jezreelita y le dije: 'Dame tu viñedo por dinero, o si te place, te daré otro viñedo para que sea tuyo.' Entonces él me contestó: 'Yo no te daré mi viñedo.'" 7Así que Jezabel, su esposa, le respondió: "¿No gobiernas el reino de Israel? Levántate y come; que tu corazón esté feliz. Yo obtendré por ti el viñedo de Nabot el jezreelita.
8Así que Jezabel escribió cartas en nombre de Acab, las selló con el sello de él y las envió a los ancianos y los ricos quienes se sentaban con él en reuniones, y quienes vivían cerca de Nabot. 9Ella escribió las cartas, diciendo: "Proclamen un ayuno y sienten a Nabot delante del pueblo. 10También coloquen a dos hombres deshonestos con él y dejen que testifiquen en su contra, diciendo: 'Tú maldijiste a Dios y al rey.' Luego llévenlo fuera y apedréenlo a muerte.
11Así que los hombres, los ancianos y los ricos quienes vivían en su ciudad, hicieron como Jezabel había dicho en las cartas que les envió a ellos. 12Proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot delante del pueblo. 13Los dos hombres deshonestos entraron y se sentaron ante Nabot; ellos testificaron en contra de Nabot en la presencia del pueblo, diciendo: "Nabot maldijo tanto a Dios como a el rey." Entonces ellos lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. 14Los ancianos enviaron palabra a Jezabel, diciendo: "Nabot ha sido apedreado y está muerto."
15Y así que cuando Jezabel escuchó que Nabot había sido apedreado y estaba muerto, ella dijo a Acab: "Levántate y toma posesión del viñedo de Nabot el jezreelita, el cual se negó a darte por dinero, pues Nabot no está vivo, sino muerto." 16Cuando Acab escuchó que Nabot estaba muerto, se levantó y bajó al viñedo de Nabot el jezreelita y tomó posesión del mismo.
17Entonces la palabra del SEÑOR vino a Elías el tisbita, diciendo: 18"Levántate y ve a encontrarte con Acab rey de Israel, que vive en Samaria. Él está en el viñedo de Nabot, donde él ha ido a tomar posesión del mismo.
19Tienes que hablarle a y decirle que el SEÑOR dice: '¿Has matado y también tomado posesión?' Y tú le dirás a él que el SEÑOR dice: 'En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre, sí, tu propia sangre.'" 20Acab dijo a Elías: ¿Me has encontrado, enemigo mío?" Elías contestó: "Yo te he encontrado, porque tú te has vendido a ti mismo a hacer lo malo a la vista del SEÑOR.
21El SEÑOR te dice esto: 'Mira, Yo traeré desastre sobre ti y consumiré completamente y cortaré de ti cada niño varón, al esclavo y al hombre libre en Israel. 22Yo haré de tu familia como la familia de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la familia de Baasa hijo de Ahías, porque tú me has provocado a enojo y has dirigido a Israel a pecar.'
23El SEÑOR también ha hablado en cuanto a Jezabel, diciendo: 'Los perros comerán a Jezabel al lado del muro de Jezreel.' 24Quien sea que pertenezca a Acab y muera en la ciudad los perros lo comerán. Y quien sea que muera en el campo los pájaros del cielo lo comerán."
25Nadie hubo como Acab, quien se vendió a sí mismo para hacer lo que era malo en la vista del SEÑOR, a quien Jezabel su esposa incitó a pecar. 26Acab hizo obras asquerosas para los ídolos que él seguía, justo como todos los amorreos habían hecho, aquellos a quienes el SEÑOR había removido delante del pueblo de Israel.
27Cuando Acab escuchó estas palabras, él se rasgó sus vestiduras y puso ropa áspera en su cuerpo y ayunó, y se cubrió en ropa áspera y se puso muy triste. 28Entonces, la palabra del SEÑOR llegó a Elías el tisbita, diciendo: "¿Ves cómo Acab se humilla delante de Mí? 29Porque él se humilla delante de Mí Yo no traeré el desastre en sus días; es en los días de su hijo que yo traeré el desastre sobre su familia."

22

1Tres años pasaron sin que hubiera guerra entre Aram e Israel. 2Entonces sucedió que en el tercer año, Josafat el rey de Judá descendió al rey de Israel.

3Ahora el rey de Israel le dijo a sus siervos:" ¿Saben que Ramot de Galaad es nuestro, pero que no hemos hecho nada para tomarla de la mano del rey de Aram?" 4Así que él le dijo a Josafat:"¿Irás conmigo a la guerra a Ramot de Galaad?" Josafat respondió al rey de Israel: "Yo soy como tú, mi pueblo es como tu pueblo, y mis caballos son como tus caballos."
5Josafat dijo al rey de Israel:" Por favor pide dirección de la palabra del SEÑOR sobre qué debes hacer primero." 6Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos hombres, y les dijo:" ¿Debo ir o no a Ramot de Galaad a la batalla?" Ellos le dijeron: "Ataca, porque el Señor la entregará en las manos del rey."
7Pero Josafat dijo:"¿No hay aún aquí otro profeta del SEÑOR de quien podamos pedir consejo?" 8El rey de Israel le dijo a Josafat:" Aún hay un hombre del que podemos pedir consejo del SEÑOR para ayuda, Micaías hijo de Imla, pero lo odio porque él no profetiza nada bueno sobre mí, sólo dificultades." Pero Josafat dijo:" No diga eso el rey." 9Entonces el rey de Israel llamó a un oficial y le ordenó:"Trae a Micaías hijo de Imla, ahora mismo."
10Ahora Acab el rey de Israel y Josafat el rey de Judá estaban sentados cada uno en un trono, vestidos en sus ropas reales, afuera, a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas estaban profetizando delante de ellos. 11Sedequías hijo de Quenaana se hizo cuernos de hierro y dijo:" El SEÑOR dijo esto:' Con éstos, ustedes acornearán a los arameos hasta que sean consumidos.'" 12Y todos los profetas profetizaban lo mismo, diciendo:" Ataca a Ramot de Galaad y gana, porque el SEÑOR los ha puesto en las manos del rey."
13El mensajero que fue a llamar a Micaías le habló diciendo:" Ahora mira, que las palabras de los profetas le declaran cosas buenas al rey a una voz. Por favor que tu palabra sea como la de uno de ellos y diga cosas buenas." 14Micaías dijo:" Así como el SEÑOR vive, que lo que el SEÑOR diga es lo que diré." 15Cuando vino ante el rey, el rey le dijo:"¿Micaías debemos ir a Ramot de Galaad a la batalla, o no? Micaías le contestó:" Ataca y gana. El SEÑOR la dará en la mano del rey."
16Entonces él rey le dijo:" ¿Cuántas veces te he pedido que jures decirme sólo la verdad en el nombre del SEÑOR? 17Así que Micaías le dijo:"Yo vi a todo Israel dispersado hacia las montañas, como ovejas que no tienen pastor, y el SEÑOR dijo: 'Estos no tienen pastor. Dejemos que cada hombre vuelva a su casa en paz."
18Así que el rey de Israel le dijo a Josafat:" ¿No te dije que él no iba a profetizar bien sobre mí, sino sólo desastre?" Entonces Micaías dijo:" 19Por lo tanto escucha la voz del SEÑOR: Yo vi al SEÑOR sentado en Su trono, y todas las huestes del cielo estaban de pie ante Él a su mano derecha y a su izquierda. 20El SEÑOR dijo: '¿Quién persuadirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot Galaad?' Uno de ellos decía esto, y otro decía aquello.
21Entonces un espíritu vino al frente, se paró delante del SEÑOR, y dijo: 'Yo le persuadiré a él.' El SEÑOR le dijo: '¿Cómo?' 22El espíritu contestó: 'Yo saldré y seré un espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas.' El SEÑOR respondió: ' Tú lo tentarás, y tú también serás exitoso. Ve ahora y hazlo.' 23Ahora mira, el SEÑOR ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos estos profetas tuyos, y el SEÑOR ha decretado desastre para ti."
24Entonces Sedequías hijo de Quenaana subió, golpeó a Micaías en la mejilla, y dijo:" ¿Cuál camino tomó el Espíritu del SEÑOR para irse de mí a hablarte a tí? 25Micaías dijo: " Mira, tú lo sabrás en ese día, cuando corrás de habitación en habitación para esconderte."
26Él rey de Israel dijo a su sirviente:" Agarra a Micaías y llévalo donde Amón, el gobernador de la ciudad, y a Josías, mi hijo. 27Dile a él: 'El rey dice: Pon a éste hombre en prisión y aliméntalo sólo con un poco de pan y un poco de agua, hasta que yo venga seguro.'" 28Luego Micaías dijo:" Si tú regresas seguro, entonces el SEÑOR no ha hablado por mí." Y él añadió: "Escuchen ésto, todos ustedes pueblo."
29Así que Acab, rey de Israel, y Josafat, el rey de Judá, subieron a Ramot de Galaad. 30El rey de Israel le dijo a Josafat:" Yo me disfrazaré, e iré a la batalla, pero tú te pondrás tus ropas reales." Así que el rey de Israel se disfrazó y fue a la batalla.
31Ahora el rey de Aram había ordenado a los treinta y dos capitanes de sus carruajes, diciendo:" No ataquen a soldados importantes y no importantes. En cambio, sólo ataquen al rey de Israel." 32Sucedió que cuando los capitanes de los carruajes vieron a Josafat ellos dijeron:" Seguramente este es el rey de Israel." Se volvieron a atacarlo, así que Josafat gritó. 33Sucedió que cuando los comandantes de los carruajes vieron que no era el rey de Israel, ellos se regresaron.
34Pero cierto hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel entre las uniones de su armadura. Entonces Acab le dijo al que manejaba su carruaje:" Da vuelta y sácame de la batalla porque estoy muy malherido."
35La batalla se puso peor ese día y el rey fue retenido en su carruaje frente a los Arameos. Él murió esa tarde. La sangre de su herida corrió hasta el suelo de su carruaje. 36Entonces cuando el sol estaba bajando, un lamento se levantó a través del ejército diciendo:" ¡Cada hombre debe irse a su ciudad; y cada hombre debe volver a su región!"
37Así que el Rey Acab murió y fue traído a Samaria, y ellos le enterraron en Samaria. 38Ellos lavaron el carruaje en el estanque de Samaria, y los perros lamieron su sangre (éste era el lugar donde la prostitutas se bañaban), justo como la palabra del SEÑOR había declarado.
39En cuanto a las otras cosas concernientes a Acab, todo lo que él hizo, la casa de marfil que él construyó, y todas las ciudades que él construyó, ¿no están todas escritas en el libro de los eventos de los reyes de Israel? 40Así que Acab murió y fue sepultado con sus antepasados, y Ocoziás su hijo se convirtió en rey en su lugar.
41Entonces Josafat hijo de Asa comenzó a reinar sobre Judá en el cuarto año de Acab rey de Israel. 42Josafat era de treinta y cinco años cuando él comenzó a reinar, y él reinó en Jerusalén veinticinco años. El nombre de su madre era Azuba, hija de Silhi.
43Él caminó en la forma de su padre Asa; él no se desvió de ellos; él hizo lo que era bueno ante los ojos del SEÑOR. Todavía los lugares altos no habían sido removidos. El pueblo seguía sacrificando y quemando incienso en los lugares altos. 44Josafat tuvo paz con el rey de Israel.
45En cuanto a los demás hechos concernientes a Josafat, y el poder que él mostró y las historias de sus guerras, ¿no están escritas en los libros de los hechos de los reyes de Judá? 46Él removió de la tierra el resto de las prostitutas de culto que habían permanecido en los días de su padre Asa. 47No había rey en Edom, pero un administrador gobernaba allí.
48Josafat construyó naves marítimas; ellas debían ir a Ofir por oro, pero ellos no fueron porque los barcos se destrozaron en Ezión Geber. 49Entonces Ocozías hijo de Acab le dijo a Josafat:" Deja a mis siervos navegar con tus siervos en los barcos." Pero Josafat no lo permitió. 50Josafat murió y fue sepultado con sus antepasados en la ciudad de David, su ancestro; Joram su hijo se hizo rey en su lugar.
51Ocozías hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria en el año diecisiete de Josafat rey de Judá y él reinó dos años sobre Israel. 52Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR y caminó en los caminos de su padre, en los caminos de su madre, y en los caminos de Jeroboam hijo de Nabat, por el cual hizo pecar a Israel. 53Él sirvió a Baal y le adoró y así provocó el enojo del SEÑOR, el Dios de Israel, de la misma manera como su padre había hecho.

2 Reyes

1

1Moab se rebeló en contra de Israel después de la muerte de Acab. 2Luego, Ocozías se cayó a través del enrejado de su cuarto superior en Samaria, y se lesionó. Así que él envió mensajeros y les dijo a ellos: "Vayan, pregunten a Baal Zebub, dios de Ecrón, si yo me voy a recuperar de esta lesión."

3Pero el Ángel del SEÑOR le dijo a Elías el tisbita: "Levántate, sube a encontrar los mensajeros del rey de Samaria, y pregúntale a ellos: '¿Es que no hay Dios en Israel, para que ustedes vayan a consultar con Baal Zebub, el dios de Ecrón? 4Por tanto, el SEÑOR dice: "De la cama donde estas, tú no te levantarás; sino que, tú ciertamente morirás.'"" Luego Elías se fue.
5Cuando los mensajeros regresaron a Ocozías, él dijo a ellos: "¿Por qué ustedes han regresado?" 6Ellos le dijeron a él: "Un hombre llegó a encontrarnos el cual nos dijo: 'Vayan de vuelta al rey quien los envió a ustedes y díganle a él: "El SEÑOR dijo esto: '¿Es qué no hay Dios en Israel que tú enviaste hombres a consultar con Baal Zebub, el dios de Ecrón? Por tanto, de la cama en que tú estás, no te levantarás; sino que, tú ciertamente morirás."
7Ocozías dijo a sus mensajeros: "¿Qué tipo de hombre era él, el que llegó a encontrarlos a ustedes y dijo estas palabras?" 8Ellos respondieron: "Él vestía con una pieza hecha de pelo y un cinturón de piel alrededor de su cintura." Así que el rey respondió: "Este es Elías el tisbita."
9Luego el rey envió al capitán con cincuenta soldados a Elías. El capitán subió donde Elías quien estaba sentado al tope de una colina. El capitán le habló a él: "Tú, hombre de Dios, el rey ha dicho: 'Ven baja.'" 10Elías contestó y dijo al capitán: "Si yo soy hombre de Dios, que fuego baje del cielo y los consuma a ti y a tus cincuenta hombres." Luego fuego bajó del cielo y lo consumió a él y a sus cincuenta hombres.
11Otra vez el rey Ocozías envió a Elías otro capitán con cincuenta soldados. El capitán también dijo a Elías: "Tú hombre de Dios, el rey dice: 'Ven baja rápidamente.'" 12Elías constestó y les dijo a ellos: "Si yo soy hombre de Dios, que fuego baje del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta hombres." Otra vez, fuego de Dios bajó del cielo y los consumió a él y a sus cincuenta hombres.
13Una vez más, el rey envió un tercer grupo de cincuenta guerreros. Este capitán subió, cayó en sus rodillas ante Elías y le imploró y dijo a él: "Tú, hombre de Dios, te pido, deja que mi vida y la vida de estos cincuenta siervos tuyos sea preciosa en tu vista. 14Ciertamente, fuego bajó del cielo y consumió los primeros dos capitanes con sus hombres, pero ahora deja que mi vida sea preciosa a tu vista."
15El ángel del SEÑOR dijo a Elías: "Ve baja con él. No le tengas miedo a él." Así que Elías se levantó y bajó con él hacia el rey. 16Entonces Elías dijo a Ocozías: "Esto es lo que el SEÑOR a dicho: 'Por cuanto tú has enviado mensajeros a consultar con Baal Zebub, el dios de Ecrón. ¿Es que no hay Dios en Israel a quien tú puedas consultar? Por tanto, de tú cama no te levantarás; sino que, tú ciertamente morirás.'"
17Así que el rey Ocozías murió de acuerdo a la palabra del SEÑOR que Elías había hablado. Joram comenzó a reinar en su lugar, en el segundo año de Joram, hijo de Josafat rey de Judá, porque Ocozías no tenía hijo. 18En cuanto a los otros hechos de Ocozías, ¿acaso no están escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?

2

1Acontenció cuando el SEÑOR iba a subir a Elías en un torbellino al cielo, que Elías se fue con Eliseo de Gilgal. 2Elías le dijo a Eliseo: "Quedaté aquí, por favor, porque el SEÑOR me ha enviado a Betel." Eliseo respondió: "Así como el SEÑOR vive, y así como tú vives, yo no te dejaré." Así que se fueron a Betel.

3Los hijos de los profetas quienes estaban en Betel fueron a Eliseo y le dijeron a él: "¿Sabes que el SEÑOR se va a llevar a tu amo de ti hoy?" Eliseo respondió: "Sí, lo sé, pero no hables de eso." 4Elías le dijo a él: "Eliseo, espera aquí, por favor, porque el SEÑOR me envió a Jericó." Luego Eliseo respondió: "Como el SEÑOR vive, y como tú vives, yo no te dejaré." Así que ellos se fueron a Jericó.
5Entonces los hijos de los profetas quienes fueron a Jericó vinieron a Eliseo y le dijeron a él: ''¿Sabes que el SEÑOR se llevará a tu amo de ti hoy?" Eliseo respondió: " Sí, lo sé, pero no hables de eso." 6Luego Eliseo le dijó a él: "Quédate aquí, por favor, el SEÑOR me ha enviado al Jordán." Eliseo respondió: "como el SEÑOR vive, y tú vives, yo no te dejaré." Así que los dos sigueron.
7Mas tarde, cincuenta de los hijos de los profetas se mantuvieron frente a ellos a distancia; mientras los dos se detuvieron junto al Jordán. 8Elías tomó su capa, la enrolló y le dio al agua con ella. El río se dividió en ambos lados, así que los dos pudieron cruzar sobre tierra seca.
9Aconteció, después que ellos cruzaron, que Elías le dijo a Eliseo: "Pregúntame qué hago por ti antes que sea quitado de ti." Eliseo contestó: "Por favor deja que una doble porción de tu espíritu venga sobre mí." 10Elías respondió: "Tú has pedido por una cosa difícil. Sin embargo, si me ves cuando yo sea tomado de ti, así te sucederá, pero si no, no sucederá."
11Mientras ellos iban y hablaban, un carro de fuego y de caballos de fuego apareció, el cual separó a los dos hombres de cada uno, y Elías subió al cielo en un torbellino. 12Eliseo lo vio y gritó: "¡Padre mío, padre mío, los carros de Israel y su gente de a caballo!" Y él nunca más vio a Elías; y tomando él su propia ropa, la rompió en dos pedazos.
13Él recojió la capa de Elías que se le había caído, y regresó y se paró a la orilla del Jordán. 14Él golpeó el agua con la capa de Elías que se le había caído y dijo: "¿Dónde está el SEÑOR, el Dios de Elías?" Cuando él golpeó las aguas, se dividieron en ambos lados y Eliseo cruzó.
15Cuando los hijos de los profetas que estaban en Jericó, lo vieron al otro lado, ellos dijeron: "¡El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo!" Así que vineron a encontrarse con él, y se inclinaron al suelo delante de él. 16Ellos le dijeron a él: "Mira, aquí hay cincuenta hombres fuertes, entre tus siervos. Déjalos ir, te pedimos, a buscar a tu amo, en caso que el espíritu del SEÑOR lo haya tomado y lo haya tirado en alguna montaña o en algún valle." Eliseo contestó: "No, no los envíen."
17Pero como ellos insistieron, que Eliseo se avergonzó, y él dijo: "Envíenlos." Luego ellos enviaron cincuentas hombres, y buscaron por tres días, pero no lo encontraron. 18Ellos regresaron a Eliseo, mientras él estaba en Jericó, y él le dijo a ellos: "¿No les dije a ustedes: 'no vayan'?''
19Los hombres de la cuidad le dijeron a Eliseo: "Mira, te presentamos esta situación, el lugar donde está la cuidad es agradable, como mi señor puede ver, pero el agua es mala y la tierra no da fruto." 20Eliseo contestó: "Tráiganme una vasija nueva y pongan sal en ella," así que ellos se la trajeron a él.
21Eliseo salió afuera al manantial de agua y echó la sal en ella, entonces él dijo: "El SEÑOR dice esto: 'Yo he sanado estas aguas. Desde ahora en adelante, no habrá más muerte o tierra sin fruto.'" 22Así que las aguas fueron sanadas en este día, por la palabra que Eliseo habló.
23Luego Eliseo subió desde allí hasta Betel. Mientras él subía por el camino, unos jovenes salieron de la cuidad y se burlaron de él; ellos le dijeron a él: ''¡Ve, sube, tú calvo!" "'¡Sube, tú calvo!" 24Eliseo miró atrás y los vio; él los maldijo en el SEÑOR. Luego dos osos hembras salieron del bosque e hirieron a cuarenta y dos de los jovenes. 25Luego Eliseo fue de allí al Monte Carmelo, y desde allí él regreso a Samaria.

3

1Ahora, en el año dieciocho de Josafat, rey de Judá, Joram, hijo de Acab, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria; él reinó por doce años. 2Él hizo lo que era malo en los ojos del SEÑOR, pero no como su padre y su madre; porque él removió el pilar de piedra sagrado de Baal que su padre había hecho. 3Sin embargo, él se aferró a los pecados de Roboam, hijo de Nabal, quien hiso a Israel pecar; él no se alejó de ellos.

4Ahora, Mesa, rey de Moab, criaba ovejas. Él tenía que darle al rey de Israel 100, 000 ovejas y la lana de 100, 000 corderos. 5Pero luego que Acab murió, el rey de Moab se rebeló en contra del rey de Israel. 6Entonces, el rey Joram dejó Samaria en aquel tiempo para mover a todo Israel a la guerra.
7Él envió un mensaje a Josafat, rey de Judá, diciendo: "El rey de Moab se ha rebelado en mi contra. ''¿Irás tú conmigo a la batalla en contra de Moab?" Josafat respondió: "Yo iré. Yo soy como tú eres, mi gente es como tu gente, mis caballos son como tus caballos." 8Entonces él dijo: "¿Por qué camino deberíamos nosotros atacar?" Josafat respondió: "Por el camino al desierto de Edom."
9Entonces los reyes de Israel, Judá, y Edom marcharon en un semicírculo por siete días. No encontraron agua para su ejército, ni para sus caballos, ni los otros animales. 10Entonces el rey de Israel dijo: "¿Qué es esto? ¿Ha llamado el SEÑOR a tres reyes para darlos en las manos de Moab?"
11Pero Josafat dijo: "¿No hay aquí un profeta del SEÑOR, que podamos consultar a el SEÑOR a través de él?" Uno de los sirvientes del rey de Israel dijo: "Eliseo, hijo de Safat está aquí, quien derramaba agua en las manos de Elías." 12Josafat dijo: "La palabra del SEÑOR está con él." Entonces el rey de Israel, Josafat, y el rey de Edom bajaron hacia él.
13Eliseo le dijo al rey de Israel: "¿Qué tengo que ver yo contigo? Ve a los profetas de tu padre y madre." Entonces el rey de Israel le dijo a él: "No, porque el SEÑOR ha llamado a estos tres reyes juntos a darlos en la mano de Moab." 14Eliseo respondió: "Tal como el SEÑOR de los ejércitos vive, ante quien estoy de pie, ciertamente si no fuera por el hecho que yo honro la presencia de Josafat, rey de Judá, yo no te prestaría ninguna atención, ni siquiera te miraría.
15Pero ahora tráeme a un músico." Y sucedió que cuando el harpista tocó, la mano del SEÑOR vino sobre Eliseo. 16Él dijo: "El SEÑOR dice esto: 'Hagan muchos estanques en este valle seco.' 17Porque el SEÑOR dice esto: "Ustedes no verán el viento, ni tampoco verán la lluvia, pero este valle será lleno con agua, y ustedes beberán, ustedes y su ganado y todos sus animales.'
18Esto es una cosa fácil en los ojos del SEÑOR. Él también les dará victoria sobre los moabitas. 19Ustedes atacarán cada ciudad fortificada y cada buena ciudad, cortarán todo buen árbol, cegarán todos los pozos de agua, y arruinarán con rocas cada porción de tierra."
20Así que en la mañana, cerca de la hora de la ofrenda del sacrificio, vino agua desde la dirección de Edom; la tierra se llenó de agua.
21Ahora, cuando todos los moabitas escucharon que los reyes habían venido a pelear en contra de ellos, ellos se unieron así mismos juntos, todos los que fueron capaces de ponerse la armadura, y ellos se pararon en la frontera. 22Ellos se despertaron temprano en la mañana y el sol se reflejó en el agua. Cuando los moabitas vieron el agua frente a ellos, se veía tan roja como la sangre. 23Ellos exclamaron: "¡Esto es sangre! ¡Los reyes ciertamente han sido destruídos, y se han matado unos a otros! ¡Entonces ahora, Moab, vamos a saquearlos!"
24Cuando ellos vinieron al campo de Israel, los israelitas los sorprendieron y atacaron a los moabitas, quienes huyeron ante ellos. El ejército de Israel llevó a los moabitas a través de la tierra, matándolos. 25Israel destruyó las ciudades, y en cada buen pedazo de tierra, cada hombre arrojó una roca y llenaron los campos fértiles. Ellos secaron todos los pozos de agua y cortaron todos los buenos árboles. Solamente en Kir Hareset dejaron las rocas en su lugar. Pero los soldados armados con hondas la atacaron y destruyeron.
26Cuando el rey Mesa de Moab vió que la batalla estaba perdida, el tomó consigo setecientos espadachines para abrir camino hasta el rey de Edom, pero ellos fallaron. 27Entonces él tomó a su hijo mayor, quien debió haber reinado después de él, y lo ofreció como ofrenda quemada sobre la muralla. Entonces hubo un gran enojo en contra de Israel; y el ejército israelita dejó al rey Mesa y regresaron a su propia tierra.

4

1Ahora la esposa de uno de los hijos de los profetas vino llorando a Eliseo, diciendo: "Tu siervo mi esposo esta muerto, y tu sabes que tu siervo temía al SEÑOR. Ahora los acreedores han venido a llevarse mis dos niños como esclavos." 2Así que Eliseo le dijo a ella: "¿Que puedo hacer por ti?, ¿Dime que tienes tu en la casa? Ella dijo: "Tu sierva no tiene nada en la casa, excepto una vasija de aceite.

3Entonces Eliseo dijo: "Ve afuera a tomar vasijas prestadas de tus vecinos, vasijas vacías. Toma prestado las más posible. 4Entonces tu irás adentro y cerrarás la puerta detrás de ti y tus hijos, y derrama aceite dentro de todas esas vasijas; pon a un lado las vasijas que estén llenas.
5Así que ella dejó a Eliseo y cerró la puerta detrás de ella y sus hijos. Ellos le trajeron las vasijas, y ella las llenó con aceite. 6Cuando los recipientes fueron llenados, ella le dijo a su hijo: "Trae otra vasija." Pero él le dijo a ella, "No hay mas vasijas." Entonces el aceite dejó de fluir.
7Entonces ella vino y le dijo al hombre de Dios. El dijo, "Ve, vende el aceite paga tus deudas, y con lo que resta, vive con tus hijos.
8Un día Eliseo caminó a Sunem donde una mujer importante vivía; Ella le instó a comer con ella. Así que, a menudo mientras Eliseo pasaba por allí, el debía detenerse allí a comer. 9La mujer le dijo a su esposo: "vez, ahora yo me doy cuenta que éste es un hombre santo de Dios que siempre pasa por aquí.
10"Vamos a hacer un cuarto pequeño en el techo para Eliseo, y vamos a poner adentro una cama, una mesa, y una lámpara. Entonces cuando él venga a nosotros, él se quedara ahí. 11Así cuando llegó otra vez el dia en que Eliseo paró allí, el se quedó en el cuarto y descansó ahí.
12Eliseo dijo a Giezi su siervo: "Llama esta Sunamita." Cuando el la llamó, ella se paró en frente de él. 13Eliseo le dijo a él: "Dile a ella: 'Tu has pasado por tantos problemas para cuidar de nosotros. ¿Qué se puede hacer por ti? ¿Podemos hablar por ti al rey o al comandante del ejército?'" Ella contestó: "Yo vivo entre mi propia gente."
14Así que Eliseo dijo: "¿Entonces qué podemos hacer por ella?" Giezi contestó: "De hecho, ella no tiene hijos, y su esposo es viejo. 15"Así que Eliseo le respondió: "Llámala." Cuando él la hubo llamado, ella se paró en la puerta. 16Eliseo dijo: "En esta época del año, en un año, tu estarás sosteniendo un hijo." Ella dijo: "No, señor mio, hombre de Dios, no le mientas a tu sierva.
17Pero la mujer concibió y dió a luz un niño al mismo tiempo al año siguiente, como Eliseo le había dicho a ella. 18Cuando el niño creció, un día él salió afuera a su padre, que estaba con los segadores. 19Él le dijo a su padre: "Mi cabeza, mi cabeza." Su padre le dijo a su siervo: "Llévalo a su madre." 20Cuando el siervo lo recogió y lo llevó a su madre, el niño se sentó sobre su rodillas hasta el medio día y entonces se murió.
21Así que la mujer se paró y acostó al niño en la cama del hombre de Dios, cerró la puerta, y salió. 22Ella llamó a su esposo, y le dijo: "Por favor envíeme a unos de los siervos y uno de los burros para poder apresurarme al hombre de Dios y entonces regresar.
23El esposo dijo: "¿Por qué tu quieres ir a él hoy? No es luna nueva ni sábado. Ella respondió: "Va a estar todo bien." 24Entonce ella encilló un burro y le dijo al siervo: "Conduce rápido; no disminuyas la velocidad por mi, a menos que yo te diga.
25Así que ella se fué y vino al hombre de Dios en el Monte Carmelo. Así que cuando el hombre de Dios la vio en la distancia, él le dijo a Giezi su siervo: 26"Mira, aquí viene la mujer Sunamita. Por favor corre a su encuentro y dile a ella: '¿Esta todo bién contigo y tu esposo y niño?'" Ella le contestó: "Todo esta bién".
27"Cuando ella vino al hombre de Dios a la montaña, ella se arrojó a sus pies. Giezi se acercó para apartarla pero el hombre de Dios dijo: "Déjala tranquíla, pues ella esta muy angustiada, y el SEÑOR me ha ocultado el problema, y no me a dicho nada.
28Entonces ella dijo: "¿Te pedí yo un hijo, señor mio? No te dije yo: '¿No me engañes?" 29Entonces Eliseo le dijo a Giezi: "Vístete para viajar y coge mi bastón en tu mano. Ve a su casa. Si tu te encuentras con algún hombre, no lo saludes, y si alguien te saluda, no le contestes. Pon mi bastón sobre la cara del niño".
30Pero la madre del niño dijo: "Así como vive el SEÑOR, y mientras tu vivas, Yo no te dejaré." Así que Eliseo se levantó y la siguió. 31Giezi se apresuró adelante de ellos y puso el bastón sobre la cara del niño, pero el niño no habló ni escuchó. Así que, Giezi regresó ha encontrarse con Eliseo y le dijo: "El niño no despierta."
32Cuando Eliseo llegó a la casa, el niño estaba muerto y todavía estaba en la cama. 33Así que Eliseo entró y cerró la puerta tras ambos y oró al SEÑOR. 34Él subió y se acostó sobre el niño; puso su boca sobre su boca, sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre sus manos. Se estiró sobre el niño, y el cuerpo del niño empezó a calentarse.
35Entonces Eliseo se levantó y caminó alrededor del cuarto y otra vez subió y se estiró sobre el niño. El niño estornudó siete veces y entonces abrió su ojos! 36Así que Eliseo llamó a Giezi y dijo: "Llama la sunamita" Así que la llamó, y cuando ella entró en el cuarto, Eliseo dijo: "Toma a tu hijo." 37Entonces ella, cayó en sus pies y se inclinó en la tierra, y entonces tomó a su hijo y salió.
38Entonces Eliseo volvió a Gilgal otra vez. Había calamidad en la tierra, y los hijos de los profetas estaban sentados delante de él. El dijo a su siervo: "Pon la olla grande en el fuego y cocina guiso para los hijos de los profetas. 39Uno de ellos salió al campo para recoger vegetales. El encontró una viña silvestre y recogió bastante calabazas silvestre para llenar su manto. Ellos las cortaron y las pusieron en el guisado, pero no sabían de que clase eran.
40Así que ellos sirvieron el guisado para que los hombres comieran. Mas tarde, mientras ellos comían, ellos gritaron y dijeron: "Hombre de Dios, hay muerte en la olla!" Y no pudieron comer más. 41Pero Eliseo dijo: "Traigan un poco de harina." El la hechó en la olla y dijo: "sírvanlo a la gente, para que puedan comer." Y ya no había nada dañino en la olla.
42Un hombre vino de Baal Salisa al hombre de Dios y trajo veinte panes de cebada, en su saco de su primera cosecha, y unas espigas de granos frescos. El dijo: "Dale esto a la gente para que ellos puedan comer." 43Su siervo dijo: "¿Cómo pondre esto en frente de cien hombres? Pero Eliseo dijo, dale esto a la gente para que ellos puedan comer, porque así dice el SEÑOR: 'Ellos comerán y les sobrará.'" 44Así que su siervo lo puso en frente de ellos; ellos comieron, y sobró como la palabra que el SEÑOR prometió.

5

1Ahora, Naamán, comandante del ejército del rey de Aram, era un gran y honorable hombre en los ojos de su amo, porque por medio de él, El SEÑOR le había dado victoria a Aram. Él también era hombre fuerte y valiente, pero era un leproso. 2Los arameos habían salido a atacar en bandas y habían tomado a una muchacha de la tierra de Israel. Ella servía a la esposa de Naamán.

3La muchacha le dijo a su señora: "¡Yo desearía que mi amo estuviera con el profeta que está en Samaria! Entonces el sanaría a mi amo de su lepra." 4Así que, Naamán entró y le dijo al rey lo que esa muchacha de la tierra de Israel había dicho.
5Así que el rey de Aram dijo: "Ve ahora, y yo enviaré una carta al rey de Israel." Naamán se fue y agarró con él diez talentos de plata, seis mil piezas de oro, y diez cambios de ropa. 6Él también llevó la carta al rey de Israel que decía: "Ahora cuando esta carta sea traída a ti, tú verás que he enviado a Naamán mi siervo, a ti, para que tú puedas curarlo a él de su lepra."
7Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó su ropa y dijo: "¿Soy yo Dios, para matar y para hacer vivir, que este hombre quiere que yo cure a un hombre de su lepra? Parece que está buscando iniciar un pleito conmigo."
8Así que, cuando Eliseo, el hombre de Dios, escuchó que el rey de Israel había rasgado sus ropas, él envió palabra al rey diciendo: "¿Por qué has rasgado tus ropas? Deja que él venga a mí ahora, y él sabrá que hay un profeta en Israel." 9Así que, Naamán vino con sus caballos y sus carros, y se paró frente a la puerta de la casa de Eliseo. 10Eliseo envió un mensajero diciendo: "Ve y sumérgete en el Jordán siete veces, y tu carne será restaurada; tú serás limpio."
11Pero Naamán estaba enojado y se fue y dijo: "Mira, yo pensaba que él seguramente iba llegar a mí, se pararía y llamaría al nombre del SEÑOR su Dios, y agitaría su mano sobre el lugar y sanaría mi lepra. 12¿No son Abaná y Farfar, los ríos de Damasco, mejor que todas las aguas de Israel? ¿No me podría bañar en ellos y ser limpio?'' Así que se viró y se fue en ira.
13Luego, los sirvientes de Naamán se acercaron y le hablaron a él: "Padre mío, si el profeta le hubiera ordenado a hacer algo difícil, ¿no lo hubieses hecho? ¿Cuánto más entonces, cuando simplemente te dice: 'sumérgete y sé limpio?'" 14Entonces, él bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, obedenciendo las instrucciones del hombre de Dios. Su carne fue restaurada otra vez, como la carne de un niño pequeño, y él fue sanado.
15Naamán regresó al hombre de Dios, él y toda su compañía, y llegó y se puso frente a él. Él dijo: "Ahora yo sé que no hay Dios en toda la tierra, excepto en Israel. Así que, por lo tanto, por favor, ten un regalo de tu siervo." 16Pero, Eliseo respondió: "Vive el SEÑOR, delante de quien estoy parado, yo no recibiré nada." Naamán le insistió a Eliseo tomar el regalo, pero él se negó.
17Así que Naamán dijo: "Si no, entonces te pido que le sea dado a tu siervo dos mulas cargadas de tierra, porque desde ahora, tu siervo no ofrecerá ni ofrendas quemadas ni sacrificos a cualquier dios, sino al SEÑOR. 18Que en esta única cosa SEÑOR perdone a tu siervo, que cuando mi rey vaya a la casa de Rimón para adorar allí, y él se apoye en mi mano y yo me incline en la casa de Rimón, que SEÑOR perdone a tu siervo en este asunto." 19Eliseo le dijo a él: "Ve en paz." Así que Naamán se fue.
20Él había viajado sólo una corta distancia cuando Giezi, el siervo de Eliseo, el hombre de Dios, se dijo a sí mismo: "Mira, mi amo ha dispensado este Naamán, el arameo, al no recibir de su mano regalos que él trajo. Vive el SEÑOR, que yo correré tras él y recibiré algo de él." 21Así que, Giezi siguió detrás de Naamán. Cuando Naamán vio a alguien corriendo detrás de él, él se bajó de su propio carro para encontrarlo y dijo: "¿Está todo bien?" 22Giezi dijo: "Todo está bien, mi amo me ha enviado, diciendo: 'Verás, ahora han llegado a mí, desde la zona montañosa de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas. Por favor, dáles un talento de plata y dos cambios de ropa.'"
23Naamán respondió: "Estoy muy feliz de darte dos talentos." Naamán le insistió a Giezi y amarró dos talentos de plata en dos bolsas, con dos cambios de ropa, y las tendió sobre dos de sus sirvientes, quienes cargaban las bolsas frente a Giezi. 24Cuando Giezi llegó a la colina, él tomó las bolsas de sus manos, y las escondió en la casa; él envió a los siervos lejos, y ellos se fueron. 25Cuando Giezi entró y se puso frente a su amo, Eliseo le dijo a él: "¿De dónde has venido, Giezi?" Él contestó: "Tú siervo no fue a ningún lado."
26Eliseo dijo a Giezi: "¿No fue mi espíritu contigo, cuando el hombre regresó su carro para encontrarte? ¿Es este un tiempo para aceptar dinero y ropas, huertos de olivo y viñedos, ovejas y bueyes, y siervos y siervas? 27Así que, la lepra de Naamán estará sobre ti y tu desendencia para siempre." Así que Giezi se fue de su presencia, un leproso blanco como la nieve.

6

1Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: "El lugar donde nosotros vivimos contigo es muy pequeño para todos nosotros. 2Por favor déjanos ir al Jordán, y deja que cada hombre corte un árbol ahí, y deja que construyamos un lugar ahí donde podamos vivir." Eliseo contestó: "Ustedes pueden ir adelante." 3Uno de ellos dijo: "Por favor ve con tus siervos." Eliseo contestó: "Yo iré."

4Así que él fue con ellos y cuando ellos llegaron al Jordán ellos comenzaron a cortar árboles. 5Pero mientras uno cortaba, la cabeza del hacha cayó en el agua; él gritó y dijo: "¡Oh no, mi maestro, era prestada!"
6Así que el hombre de Dios dijo: "¿Dónde cayó?" El hombre mostró a Eliseo el lugar. Él luego cortó un palo, lo lanzó en el agua, e hizo que el hierro flotara. 7Eliseo dijo: "Tómalo." Así que el hombre extendió su mano y la agarró.
8Ahora el rey de Aram estaba librando batalla en contra de Israel. Él consultó con sus siervos, diciendo: "Mi campamento estará en tal y cual lugar." 9Así que el hombre de Dios envió al rey de Israel diciendo: "Ten cuidado de no pasar por ese lugar, puesto que los arameos van bajando por ahí."
10Luego el rey de Israel envió hombres al lugar sobre el cual el hombre de Dios le había advertido a él. Mas de una o dos veces, el rey fue allá, él estuvo en guardia. 11El rey de Aram estaba muy turbado sobre esta advertencia, y él llamó a sus sirvientes y les dijo a ellos: "¿No me dirán ustedes quién entre nosotros está a favor del rey de Israel?"
12Así que uno de sus sirvientes dijo: "¡No, rey, señor mío, sino que el profeta Eliseo en Israel dice al rey de Israel las palabras que usted habla en su propio dormitorio!" 13El rey contestó: "Vé y mira donde Eliseo está para que yo pueda enviar hombres y lo capturen a él." Se le dijo a él: "Mira, él está en Dotán."
14Así que el rey envió a Dotán caballos, carros y un ejército grande. Ellos vinieron de noche y rodearon la ciudad. 15Cuando el sirviente del hombre de Dios se hubo levantado temprano y salió fuera, he aquí, un gran ejército con caballos y carros rodearon la ciudad. Y su sirviente le dijo: "¡Oh, señor mío amo! ¿Qué haremos nosotros?" 16Eliseo contestó: "No temas, por cuanto los que están con nosotros son más que aquellos que están con ellos."
17Eliseo oró y dijo: "SEÑOR, yo te ruego que tú abras sus ojos para que él pueda ver." Luego el SEÑOR abrió los ojos de su sirviente y él vio. ¡He aquí, la montaña estaba llena de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo! 18Cuando los arameos bajaron a él, Eliseo oró al SEÑOR y dijo: "Golpea a estas personas con ceguera, Yo te lo pido." Así el SEÑOR los cegó, como Eliseo le había pedido. 19Luego Eliseo le dijo a los arameos: "Este no es el camino, ni es esta la ciudad. Síganme, y yo los llevaré al hombre a quien ustedes buscan." Y él los dirigió a Samaria.
20Aconteció que cuando ellos llegaron a Samaria, Eliseo dijo: "SEÑOR, abre los ojos de estos hombres para que ellos puedan ver." El SEÑOR abrió sus ojos y ellos vieron y, he aquí, ellos estaban en medio de la ciudad de Samaria. 21El rey de Israel dijo a Eliseo, cuando los vio: "¿Padre mío, debo yo matarlos? ¿Debo matarlos?"
22Eliseo le contestó: "No los debe matar a ellos. ¿Matarías a aquellos a quienes tú hayas tomado cautivos con tu espada y arco? Pon pan y agua frente a ellos, para que ellos puedan comer y beber, e ir donde su señor." 23Así que el rey preparó mucha comida para ellos y cuando ellos habían comido y bebido, él los envió, y ellos fueron de vuelta a su señor. Estas bandas de soldados arameos no regresaron por un largo tiempo a la tierra de Israel.
24Luego después de esto Ben Adad rey de Aram reunió todo su ejército y atacó a Samaria y lo sitió. 25Por lo que hubo una gran calamidad en Samaria. He aquí, ellos la sitiaron hasta que la cabeza de un burro se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de 1. 23 litros de estiércol de paloma por cinco piezas de plata. 26Mientras el rey de Israel iba pasando por la muralla, una mujer le gritó a él diciendo: "Ayuda, rey, señor mío, el rey."
27Él dijo: "Si el SEÑOR no te ayuda, ¿cómo te puedo ayudar yo? ¿Habrá algo que trillar o en la prensa de vino?" 28El rey continuó: "¿Qué te está molestando?" Ella contestó: "Esta mujer me dijo a mí: 'Dame tu hijo para que nosotros podamos comerlo hoy, y nos comeremos a mi hijo mañana." 29Así que hervimos a mi hijo y lo comimos, y le dije a ella al próximo día: "Dame tu hijo para que podamos comerlo, pero ella ha escondido su hijo."
30Así que cuando el rey escuchó las palabras de la mujer, razgó sus ropas (ahora él estaba pasando el muro), y el pueblo miró y vio que él tenía ropa de saco contra su piel. 31Luego él dijo: "Así me haga Dios a mi, y más también, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat permanece en él hoy."
32Pero Eliseo estaba sentado en su casa y los ancianos estaban sentados con él. El rey envió un hombre delante de él, pero antes que el mensajero viniera a Eliseo, él dijo a los ancianos: "Miren, ¿cómo este hijo de asesino ha enviado a llevarse mi cabeza? Miren, cuando el mensajero llegue, cierren la puerta, y manténgan la puerta cerrada tras él. ¿No está el ruido de los pies de su amo detrás de él?" 33Mientras él aun estaba hablando con ellos, he aquí, el mensajero bajó donde él. El rey había dicho: "He aquí, este problema viene de SEÑOR. ¿Por qué yo debería esperar más tiempo al SEÑOR?"

7

1Eliseo dijo: ''Escuchen la palabra del SEÑOR. Esto es lo que dice el SEÑOR: 'Mañana a esta hora una medida de harina fina será vendida por un ciclo, y dos medidas de cebada por un ciclo, en la puerta de Samaria."' 2Luego el capitán, sobre quien el rey había inclinado su mano para estar a cargo, le contestó al hombre de Dios, y le dijo: "Mira, aún si el SEÑOR hiciera ventanas en los cielos, ¿puede esto pasar?" Eliseo respondió: "Mira, tu lo verás pasar con tus propios ojos, pero no comerás nada de eso."

3Ahora había cuatro hombres con lepra justo fuera de la puerta de la cuidad. Ellos se dijeron unos a otros: "¿Por qué nos sentamos aquí hasta morir?'' 4Si decimos que vamos a la cuidad, entonces la hambruna esta en la cuidad, y moriremos allí. Pero si nos quedamos aquí, como quiera moriremos. Ahora pues, vayamos al ejército de los arameos. Si ellos nos mantienen con vida, nosotros viviremos, y si ellos nos matan, nosotros solo moriremos."
5Así que ellos se levantaron al atardecer para ir al campamento arameo; luego ellos llegaron a la parte mas lejana del campamento, no había nadie allí. 6Porque el SEÑOR hizo que el ejército arameo escuchará el ruido de carros y ruido de caballos - el ruido de otro gran ejército, y ellos se dijeron los unos a los otros: "El rey de Israel contrató al rey de los hititas y los egipcios para que vengan contra nosotros."
7Así que los soldados se levantarón y huyeron en el atardecer; ellos dejaron sus tiendas, sus caballos, sus burros, y el campamento como estaba, y huyeron por sus vidas. 8Cuando los hombres con lepra vinieron de la parte más lejana del campamento, ellos fueron a una de las tiendas y comieron y bebieron, y cargaron con plata y oro y ropa, ellos fueron y lo escondieron. Ellos regresaron y entraron a otra tienda y saquearon de ahí también, y fueron y lo escondieron.
9Luego ellos se dijeron los unos a los otros: "No estamos haciendo lo correcto." Este día es el día de buenas noticias, pero nos estamos quedando callados sobre esto. Si esperamos hasta el amanecer, castigo vendrá sobre nosotros. Ahora pues, vamos a decirle a la casa del rey." 10Así que ellos fueron y llamaron a los guardas de la ciudad. Ellos le dijeron: "Nosotros fuimos al campamento de los arameos, pero no había nadie allí, ni el sonido de nadie, pero estaban ahí los caballos amarrados, y los burros amarrados, y las tiendas estaban allí." 11Luego los guardas gritaron las noticias, y luego fue dicho dentro de la casa del rey.
12Luego el rey se levantó por la noche y le dijo a sus sirvientes: ''Yo les diré ahora lo que los arameos nos han hecho. Ellos saben que nosotros estamos hambrientos, así que ellos fueron afuera del campamento para esconderse en los campos. Ellos están diciendo: "Cuando ellos salgan de la ciudad, nosotros los tomaremos vivos y los entraremos a la ciudad."' 13Uno de los sirvientes del rey contestó y les dijo: "yo te ruego, deja que algunos hombres tomen cinco de los caballos que quedan, que son los que quedaron en la ciudad. Ellos son como el resto de la población que queda de Israel, (muchos han muertos ya); déjanos enviarlos y veremos."
14Así que ellos tomaron dos carros con caballos, y el rey los envió al campamento del ejército de los arameos, diciendo: "Vayan y vean." 15Ellos fueron detrás de ellos al Jordán, y todo el camino estaba lleno de ropa y equipo que los arameos habían dejado con su prisa. Así que los mensajeros regresaron y le contaron al rey.
16El pueblo salió y saquearon el campamento de los arameos. Así que la medida de harina fina era vendida por un ciclo, y dos medidas de cebada por un ciclo, justo como la palabra del SEÑOR había dicho. 17El rey asignó al capítan, sobre cuyo brazo él se apoyaba, para estar a cargo de la puerta, y el pueblo lo atropelló en la puerta. El murió como el hombre de Dios había dicho, quien habló cuando el rey vino a él.
18Sucedió tal como el hombre de Dios le había dicho al rey, diciendo: "Mañana a esta hora una medida de harina fina será vendida por un ciclo, y dos medidas de cebada por un ciclo, en la puerta de Samaria." 19El capitán había contestado al hombre de Dios y dijo: "Mira, aún si el SEÑOR hiciera ventanas en los cielos, ¿puede esto pasar?" Eliseo respondió: "Mira, tu lo verás pasar con tus propios ojos, pero no comerás nada de eso." 20Esto fue exactamente lo que le pasó a él, porque el pueblo lo atropelló a la entrada de la ciudad, y allí mismo murió.

8

1Ahora, Eliseo habló con la mujer cuyo hijo había resucitado. Él le dijo a ella: "Levántate, y ve con tu casa, y quédate en donde puedas, en otra tierra, porque El SEÑOR ha llamado una hambruna, la cual vendrá a ésta tierra por siete años." 2Así que, la mujer se levantó y obedeció la palabra del hombre de Dios. Ella fue con su casa y vivió en la tierra de los filisteos por siete años.

3Y pasó que al final de los siete años en que la mujer regresó de la tierra de los filisteos, ella fue al rey para rogarle por su casa y por su tierra. 4Ahora, el rey estaba hablando con Giezi, el siervo del hombre de Dios, diciendo: "Por favor, dime todas las cosas que Eliseo ha hecho."
5Luego, mientras él le estaba diciendo al rey cómo Eliseo había resucitado al niño que estaba muerto, la misma mujer, cuyo hijo había sido resucitado, vino a rogar al rey por su casa y su tierra. Giezi dijo: "Rey, señor mío, ésta es la mujer, y éste es su hijo, a quien Eliseo resucitó." 6Cuando el rey le preguntó a la mujer acerca de su hijo, ella se lo explicó a él. Así que el rey le ordenó a cierto oficial por ella, diciendo: "Devuélvele a ella todo lo que era de ella, y todas las cosechas de sus campos, desde el día que se fue hasta ahora."
7Eliseo vino a Damasco, donde Ben Hadad, el rey de Aram estaba enfermo. Le fue dicho al rey: "El hombre de Dios ha venido aquí." 8El rey le dijo a Hazael: "Toma un regalo en tu mano, y ve a ver al hombre de Dios, y consulta con El SEÑOR a través de él diciendo: '¿Me voy yo a recuperar de ésta enfermedad?'" 9Así que, Hazael fue a verlo, y se llevó un regalo con él, de todo tipo de bienes de Damasco, cargados por cuarenta camellos. Así que, Hazael vino y se puso frente a Eliseo y dijo: "Tu hijo Ben Hadad rey de Aram me ha enviado a tí, diciendo '¿Me voy a recuperar de ésta enfermedad?'"
10Eliseo le dijo a él: "Ve, dile a Ben Hadad, 'seguramente te vas a recuperar', pero El SEÑOR me ha mostrado que él ciertamente morirá." 11Luego Eliseo miró a Hazael, hasta que él se avergonzó, y el hombre de Dios lloró. 12Hazael le preguntó: "¿Por qué lloras, señor mío?" El respondió: "Porque yo sé el mal que tu le harás a la gente de Israel. Tu incendiarás sus casas, y tu matarás a sus jóvenes con la espada, quebrarás en pedazos a sus pequeños y desgarrarás a sus embarazadas."
13Hazael respondió: "¿Quién es tu siervo, que puede hacer ésta gran cosa? Él es sólo un perro." Eliseo respondió: "El SEÑOR me ha mostrado que tu serás rey sobre Aram." 14Luego Hazael dejó a Eliseo y vino a su amo, quien le dijo: "¿Qué te dijo Eliseo a ti?" Él respondió: "Él me dijo que tu ciertamente te recuperarás." 15Luego, al siguiente día, Hazael tomó la cobija y la mojó en agua, y la extendió sobre la cara de Ben Adad, de manera que murió. Luego Hazael se convirtió en rey en su lugar.
16En el quinto año de Yoram, hijo de Acab, rey de Israel, Joram comenzó a reinar. Él era el hijo de Josafat, rey de Judá. El comenzó a reinar cuando Josafat era rey de Judá. 17Joram tenía treinta y dos años de edad cuando comenzó a reinar, y reinó por ocho años en Jerusalén.
18Joram caminó en los caminos de los reyes de Israel, haciendo como la casa de Acab; pues tenía a la hija de Acab como esposa, e hizo lo malo ante la vista del SEÑOR. 19Sin embargo, por causa de su siervo David, El SEÑOR no quería destruir a Judá, pues el le había dicho que siempre le daría desendencia.
20En los días de Joram, Edom se rebeló bajo la mano de Judá, y pusieron un rey sobre ellos mismos. 21Luego, Joram pasó con sus comandantes y todos sus carros. Y se levantó de noche y atacó y abrumó a los edomitas, quienes lo habían rodeado a él y a los comandantes de los carros. Entonces, el ejército de Joram escapó a sus casas.
22Así que, Edom ha estado en rebelión en contra del gobierno de Judá hasta el presente. Libna también se rebeló al mismo tiempo. 23Por los demás asuntos concernientes a Joram, todo lo que hizo, ¿No están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Judá? 24Joram murió y descansó con sus padres, fue enterrado con sus padres en la ciudad de David. Luego Ocozías, su hijo, se convirtió en rey en su lugar.
25En el año 12 de Joram, hijo de Acab, rey de Israel, Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, comenzó a reinar. 26Ocozías tenía veintidos años de edad cuando comenzó a reinar; él reinó por un año en Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía; ella era hija de Omri, rey de Israel. 27Ocozías caminó en los caminos de la casa de Acab; él hizo lo que era malo ante la vista del SEÑOR, como la casa de Acab estaba haciendo, pues Ocozías era yerno de la casa de Acab.
28Ocozías fue con Joram, hijo de Acab, a pelear en contra de Hazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad. Los arameos hirieron a Joram. 29El rey Joram regresó para ser curado en Jezreel de las heridas que los arameos le dieron en Ramot, cuando peleó en contra de Hazael, rey de Aram. Así que, Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, bajó a Jezreel a ver a Joram, hijo de Acab, porque Joram había sido herido.

9

1Eliseo el profeta llamó a uno de los hijos de los profetas y dijo a él: "Vístete para viajar, entonces toma esta pequeña botella de aceite en tu mano y ve a Ramot de Galaad. 2Cuando tú llegues, busca a Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi, y entra y hazlo levantarse de entre sus compañeros, y condúcelo a una cámara interior. 3Entonces toma la botella de aceite y derrámala sobre su cabeza y di: "Así dice El SEÑOR: "Yo te he ungido rey sobre Israel."' Entonces abre la puerta y corre; no te demores."

4Así que el joven, profeta, fue a Ramot de Galaad. 5Cuando él llegó, he aquí, los capitanes del ejército estaban sentados. Así que el joven profeta dijo, "Yo he venido en una encomienda a ti, capitán." Jehú respondió: "¿A cuál de nosotros?" El profeta joven contestó: "A ti, capitán." 6Así que Jehú se levantó y entró a la casa, y el profeta derramó el aceite sobre su cabeza y dijo a Jehú: "El SEÑOR, el Dios de Israel, dice esto: 'Yo te he ungido rey sobre el pueblo del SEÑOR, sobre Israel.
7Darás muerte a la familia de Acab, tu señor, para que yo pueda vengar la sangre de mis siervos, los profetas, y la sangre de todos los siervos del SEÑOR, que fueron asesinados por la mano de Jezabel. 8Pues la familia entera de Acab perecerá, y yo cortaré de Acab todo niño varón, sea éste un esclavo o una persona libre.
9Yo haré la casa de Acab como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasa, hijo de Ahías. 10Los perros comerán a Jezabel en Jezreel, y no habrá nadie para enterrarla."' Entonces el profeta abrió la puerta y corrió.
11Entonces Jehú salió fuera a los siervos de su señor, y uno dijo a él, "¿Está todo bien? ¿Por qué vino este compañero loco a ti?" Jehú les contestó a ellos: "Ustedes conocen al hombre y las clases de cosas que él dice." 12Ellos dijeron, "Eso es una mentira. Dinos." Jehú contestó: "Él me dijo esto y aquello, y él también dijo, 'Esto es lo que El SEÑOR dice: Yo te he ungido como rey sobre Israel."' 13Entonces cada uno de ellos se quitó rápidamente su vestimenta exterior y la puso debajo de Jehú arriba en los escalones. Ellos soplaron la trompeta y dijeron, "Jehú es rey."
14En esta manera Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi, conspiró contra Joram. Ahora, Joram había estado defendiendo Ramot Galaad, él y todo Israel, por causa de Hazael, rey de Aram, 15pero el rey Joram había ido de regreso a Jezreel para ser sanado de las heridas que los a Arameos le habían dado cuando él había peleado en contra de Hazael, rey de Aram. Jehú dijo a los siervos de Joram: "Si están de acuerdo, entonces no dejen a nadie escapar y salir fuera de la ciudad, para ir a decir esta noticia en Jezreel." 16Así que Jehú montó en un carro hasta Jezreel; pues Joram estaba descansando ahí. Ahora, Ocozías, rey de Judá, había bajado para ver a Joram.
17El atalaya estaba parado en la torre en Jezreel, y él vio la compañía de Jehú mientras llegaba a la distancia; él dijo: "Yo veo venir un grupo de hombres." Joram dijo, "Toma un jinete, y envíalo fuera para encontrarse con ellos; dile que diga: '¿Vienen ustedes en paz?"' 18Así que un hombre montado en caballo fue enviado para encontrarse con él; él dijo: "El rey dice esto: ¿'Vienes tú en paz?"' Así que Jehú dijo: "¿Qué tienes tú que ver con la paz? Gira y cabalga detrás de mí." Entonces el atalaya dijo al rey, "El mensajero se ha encontrado con ellos, pero él no regresa."
19Entonces él envió fuera un segundo hombre montado a caballo, quien vino a ellos y dijo, "El rey dice esto: '¿Vienen ustedes en paz?"' Jehú contestó: "¿Qué tienes tú que ver con la paz? Gira y cabalga detrás de mí." 20Otra vez el atalaya informó: "Él se ha encontrado con ellos, pero él no regresa. Y la forma en que el carro está siendo conducido es según conduce Jehú, hijo de Nimsi, pues él está conduciendo salvajemente."
21Así que Joram dijo: "Prepara mi carro." Ellos prepararon su carro, y Joram, rey de Israel y Ocozías, rey de Judá, salieron, cada uno en su carro, para encontrarse con Jehú. Ellos lo encontraron en la propiedad de Nabot el jezreelita. 22Cuando Joram vio a Jehú, él dijo: "¿Vienes tú en paz, Jehú?" Él contestó: "¿Qué paz hay, cuando los actos idólatras de prostitución y brujería de tu madre, Jezabel, son tantos?"
23Así que Joram volteó su carro y huyó y dijo a Ocozías: "Hay traición, Ocozías." 24Entonces Jehú sacó su arco con todas sus fuerzas y le disparó a Joram entre sus hombros; la flecha traspasó su corazón, y él se cayó en su carro.
25Entonces Jehú dijo a Bidcar, su capitán, "Levántalo y arrójalo en el campo de Nabot el jezreelita. Recuerda cómo, cuando tú y yo cabalgamos juntos tras de Acab, su padre, el SEÑOR dió esta profecía en contra de él: 26'Seguramente, ayer he visto yo la sangre de Naboth y la sangre de sus hijos, dice el SEÑOR, y yo te recompensaré en este campo," dice el SEÑOR. Ahora, entonces, llévalo y arrójalo dentro de ese lugar, de acuerdo a la palabra del SEÑOR."
27Cuando Ocozías, el rey de Judá vio esto, él huyó hacia arriba, al camino hacia Bet Hagan. Pero Jehú lo siguió, y dijo: "Mátenlo a él también en el carro," y le hierieron en el ascenso de Gur, el cual está al lado de Ibleam. Ocozías huyó a Meguido y murió ahí. 28Sus siervos cargaron su cuerpo en un carro a Jerusalén y lo enterraron en su tumba con sus padres en la ciudad de David.
29Ahora, fue en el año once de Joram, hijo de Acab, que Ocozías había comenzado a reinar sobre Judá.
30Cuando Jehú vino a Jezreel, Jezabel oyó acerca de esto, y ella pintó sus ojos, arregló su cabello y miró fuera de la ventana. 31Mientras Jehú entraba por la puerta, ella le dijo a él, "¿Vienes tú en paz, eres tú como Zimri, asesino de tu señor?" 32Jehú miró arriba a la ventana y dijo, "¿Quién está de mi lado? ¿Quién?" Entonces dos o tres eunucos miraron hacia fuera.
33Así que Jehú dijo: "Arrójenla abajo." Así que ellos arrojaron a Jezabel abajo, y alguna de su sangre salpicó en la pared y los caballos, y Jehú la pisoteó bajo los pies. 34Cuando Jehú entró al palacio, él comió y bebió. Entonces él dijo, "Atiende ahora esta mujer maldita y entiérrala, pues ella es hija de un rey."
35Ellos fueron a enterrarla, pero ellos no encontraron nada más de ella que el cráneo, los pies, y las palmas de sus manos. 36Así que regresaron y lo dijeron a Jehú. Él dijo, "Esta es la palabra del SEÑOR la cual Él habló por su siervo Elías el tisbita, diciendo: 'En la tierra de Jezreel los perros se comerán la carne de Jezabel, 37y el cuerpo de Jezabel será como el escremento sobre los campos en la tierra de Jezreel, para que nadie pueda decir: "Esta es Jezabel.'"

10

1Ahora, Acab tuvo setenta descedientes en Samaria. Jehú escribió cartas y se las envió a Samaria, a los gobernantes de Jezreel, incluyendo a los ancianos y a los cuidadores de los descendientes de Acab, diciendo: 2"Los descendientes de tu señor están con ustedes, y ustedes también tienen carros y caballos y una ciudad fortificada y armas. Así que, tan pronto como esta carta llegue a ustedes, 3seleccionen el mejor y más merecedor de los descendientes de su señor y pónganlo en el trono de su padre, y peleen por la línea real de su señor."

4Pero ellos estaban aterrorizados y dijeron entre ellos: "Mirad, los dos reyes no pudieron hacerle frente a Jehú. Entonces, ¿cómo podremos nosotros enfrentarlo?" 5Entonces el hombre quien estaba a cargo del palacio, y el hombre quien estaba sobre la ciudad, y los ancianos también, y ellos quienes criaron a los hijos, enviaron palabra de vuelta a Jehú, diciendo: "Nosotros somos tus siervos. Nosotros haremos todo lo que nos ordenes. Nosotros no haremos a ningún hombre rey. Haz lo que es bueno ante tus ojos."
6Entonces Jehú escribió una carta la segunda vez a ellos, diciendo: "Si ustedes están de mi lado, y si ustedes escuchan mi voz, ustedes deben tomar las cabezas de los hombres de los descendientes de su señor, y vengan a mí a Jezreel, mañana a esta hora." Ahora, los descendientes del rey, setenta en número, estaban con los hombres importantes de la ciudad, quienes los criaban. 7Entonces cuando la carta llegó a ellos, ellos tomaron los hijos del rey y los mataron, setenta personas, pusieron sus cabezas en canastas y las enviaron a Jehú en Jezreel.
8Un mensajero vino a Jehú, diciendo: "Ellos han traído las cabezas de los hijos del rey." Entonces él dijo: "Pónganlas en dos pilas a la entrada de la puerta hasta la mañana." 9En la mañana, Jehú salió y se paró, y le dijo a toda la gente: "Ustedes son inocentes. Mirad, yo conspiré en contra de mi señor y lo maté, pero, ¿quién mató a todos estos?
10Ahora, ustedes deberían ciertamente notar que ninguna parte de la palabra del SEÑOR, la palabra que Él habló en cuanto a la familia de Acab, caerá al suelo, porque el SEÑOR ha hecho lo que ha hablado a través de su siervo Elías." 11Entonces Jehú mató a todo el que quedaba en la familia de Acab en Jezreel, y a todos sus hombres importantes, sus amigos cercanos, y a sus sacerdotes, hasta que no quedó ninguno de ellos.
12Entonces Jehú se levantó y se fue; él fue a Samaria. Mientras él llegaba a Bet Eked de los pastores, 13él encontró hermanos de Ocozías, rey de Judá. Jehú les dijo a ellos: "¿Quiénes son ustedes?" Ellos respondieron: "Somos hermanos de Ocozías, y vamos bajando para presentarnos a los hijos del rey y los hijos de la reina Jezabel." 14Jehú le dijo a sus propios hombres: "Agárrenlos vivos." Entonces ellos los agarraron vivos y los mataron en el pozo de Bet Eked, a todos los cuarenta y dos hombres. Él no dejó a ninguno de ellos vivo.
15Cuando Jehú se había ido de allí, él se encontró con Jonadab, hijo de Recab, saliendo a recibirlo. Jehú lo saludo y le dijo a él: "¿Está tu corazón conmigo, como el mío está contigo?" Jonadab respondió: "Lo está." Jehú dijo: "Si lo está, dame tu mano." Y Jonadab le dio su mano, entonces Jehú lo subió con él en el carro. 16Jehú dijo: "Ven conmigo y mira mi celo por el SEÑOR." Así que él hizo a Jonadab ir con él en su carro. 17Cuando él vino a Samaria, Jehú mató a todo quien quedaba de los descendientes de Acab en Samaria, hasta que él hubo destruído la línea real de Acab, tal como se les dijo antes por la palabra del SEÑOR, la cual Él le dijo a Elías.
18Entonces Jehú reunió a toda su gente y les dijo a ellos: "Acab sirvió a Baal un poco, pero Jehú le servirá mucho. 19Ahora, por lo tanto, traigan a mí todos los profetas de Baal, a todos sus adoradores, y a todos sus sacerdotes. No dejen que nadie se quede afuera, porque yo tengo un gran sacrificio que ofrecerle a Baal. Quienquiera que no venga, no vivirá." Pero Jehú hizo esto falsamente, con la intención de matar a los adoradores de Baal. 20Jehú dijo: "Póngan una hora para tener una asamblea para Baal." Entonces ellos lo anunciaron.
21Entonces Jehú envió a través de todo Israel y todos los adoradores de Baal vinieron, así no quedo hombre que no vino. Ellos entraron al templo de Baal, y estaba lleno de un lado a otro. 22Jehú le dijo al hombre quien guardaba la vestidura de los sacerdotes: "Saca las ropas de todos los adoradores de Baal." Entonces el hombre les sacó las ropas a ellos.
23Entonces Jehú fue con Jonadab, hijo de Recab, dentro de la casa de Baal, y él le dijo a los adoradores de Baal: "Busquen y asegúrense que no hay nadie aquí con ustedes de los siervos del SEÑOR, sino sólo los adoradores de Baal." 24Entonces, ellos entraron a ofrecer sacrificios y ofrendas quemadas. Ahora, Jehú había escogido ochenta hombres quienes estaban parados afuera, y él les dijo: "Si alguno de los hombres quienes traigo a sus manos escapa, quien sea que deje a ese hombre escapar, su vida será tomada por la vida de aquel que escapó."
25Así, entonces, tan pronto Jehú terminó de ofrecer la ofrenda quemada, él le dijo al guardia y a los capitanes: "Entren y mátenlos. No dejen a nadie salir." Entonces ellos los mataron a filo de espada, y el guardia y los capitanes los arrojaron afuera y entraron en el salón interior de la casa de Baal. 26Y ellos sacaron afuera los pilares de piedra que estaban en la casa de Baal, y los quemaron. 27Ellos derribaron el pilar de Baal, y destruyeron la casa de Baal y la hicieron una letrina, la cual todavía lo es. 28Así es como Jehú destuyó a Baal y sacó su adoración de Israel.
29Pero Jehú no dejó los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, por los cuales él hizo a Israel pecar --eso es, la adoración de becerros dorados en Betel y en Dan. 30Entonces el SEÑOR le dijo a Jehú: "Porque has hecho bien en hacer lo que está recto ante mis ojos, y has hecho a la casa de Acab de acuerdo a todo lo que estaba en mi corazón, tus descendientes se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación." 31Pero Jehú no tuvo cuidado de caminar en la ley del SEÑOR, el Dios de Israel, con todo su corazón. Él no se volvió de los pecados de Jeroboam, por los cuales él hizo a Israel pecar.
32En esos días el SEÑOR empezó a cortar de las regiones de Israel, y Hazeal derrotó a los israelitas en las fronteras de Israel, 33desde el este del Jordán, toda la tierra de Galaad, los gaditas, y los rubenitas, y los manasitas, desde Aroer, lo cual es el valle de Arnón, desde Galaad hasta Basán.
34Acerca de los asuntos concernientes a Jehú, y a todo los que hizo, y a todo su poder, ¿no están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel? 35Jehú durmió con sus ancenstros, y ellos lo enterraron en Samaria. Entonces, Joacaz, su hijo, se volvió rey en su lugar. 36El tiempo que Jehú reinó sobre Israel en Samaria fue veíntiocho años.

11

1Ahora, cuando Atalía la madre de Ocozías, vio que su hijo estaba muerto, ella se levantó y mató a los hijos de la familia real. 2Pero Josaba, una hija del rey Joram y hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías y lo escodió lejos de entre los hijos que fueron asesinados, junto con su criada; ella los puso adentro de una habitación. Ellos lo escondieron de Atalía, para que no fuera asesinado. 3Y Joás estaba con Josaba, escondido en la casa del SEÑOR, por seis años, mientras Atalía reinaba sobre la tierra.

4En el séptimo año, Joiada envió mensajes y trajo comandantes de cientos de cariteos y de la guardia, y los trajo a sí mismo, adentro del templo del SEÑOR. Él hizo un pacto con ellos, y les hizo jurar un juramento en la casa del SEÑOR. Y luego él les mostró al hijo del rey. 5Él les ordenó diciendo: "Ésto es lo que deben hacer. Un tercio de ustedes que vengan en el sábado, van a mantener vigilancia en la casa del rey, 6y un tercio de ustedes estarán en la puerta sur, y un tercio en la puerta detrás de la casa de la guardia."
7Y los otros dos grupos, aquellos que no estarán sirviendo en el sábado, deben mantener vigilancia sobre la casa de Dios junto al rey. 8Ustedes deben rodear al rey, cada hombre con sus armas en las manos. Cualquiera que entre dentro de sus rangos, que sea asesinado. Ustedes deben quedarse con el rey, cuando él salga y cuando él entre.
9Así que los comandantes de los cientos obedecieron todo lo que el sacerdote Joiada ordenó. Cada uno tomó a sus hombres, aquellos que iban a servir en el sábado, y aquellos que iban a dejar de servir en el sábado; y ellos vinieron a Joiada, el sacerdote. 10Luego Joiada, el sacerdote, le dio a los comandantes de los cientos las lanzas y escudos que habían sido del rey David, las cuales estaban en la casa del SEÑOR.
11Así que los de la guardia estuvieron de pie, cada hombre con sus armas en sus manos, desde el lado derecho del templo, hasta el lado izquierdo del templo, rodeando al rey. 12Luego Joiada trajo al hijo del rey, Joás, puso la corona sobre él, y le dio los decretos del pacto. Luego lo hicieron rey, y lo ungieron. Ellos aplaudieron sus manos y dijeron: "¡Larga vida al rey!"
13Cuando Atalía escuchó el ruido de los guardias y del pueblo, ella vino a la gente en la casa del SEÑOR. 14Ella miró, y contempló, el rey se paraba al lado del pilar, como era la costumbre, y los capitanes y los trompetistas estaban al lado del rey. Toda la gente de la tierra estaba regocijándose y sonando trompetas. Luego Atalía se rasgó la ropa y gritó: "¡Traición, traición!"
15Luego, Joiada, el sacerdote, ordenó a los comandantes de los cientos, que estaban sobre el ejército; él les dijo a ellos: "Sáquenla entre las dos filas de los guardas. Todo el que la siga, mátenlo a espada." Pues el sacerdote había dicho: "No dejen que sea asesinada en la casa del SEÑOR." 16Así que, hicieron camino para ella, y ella fue por el camino de la puerta del caballo, a la casa del rey, y allí la mataron.
17Luego, Joiada hizo un pacto entre El SEÑOR y el rey y el pueblo, que ellos serían el pueblo del SEÑOR, y así también entre el rey y el pueblo. 18Así que, todo el pueblo de la tierra fue a la casa de Baal y la derribaron. Ellos aplastaron los altares de Baal y sus figuras de ídolos, y ellos mataron a Matán, el sacerdote de Baal, frente de esos altares. Luego el sacerdote nombró guardias sobre el templo del SEÑOR.
19Joiada tomó a los comandantes de los cientos, los cariteos, la guardia y toda la gente de la tierra. Ellos bajaron al rey de la casa del SEÑOR y entraron por la puerta de los guardias a la casa del rey. Así que Joás se sentó en el trono de los reyes. 20Así que toda la gente de la tierra se regocijó, y la ciudad estaba callada. En cuanto a Atalía, ellos la mataron con la espada en el palacio del rey.
21Joás tenía siete años cuando comenzó a reinar.

12

1En el séptimo año de Jehú, el reinado de Joás comenzó; él reinó por cuarenta años en Jerusalén. El nombre de su madre era Sibia, de Beerseba. 2Joás hizo lo que estaba bien ante los ojos del SEÑOR todo el tiempo, porque Joiada el sacerdote lo instruyó a él. 3Pero los lugares altos no fueron quitados. El pueblo seguía haciendo sacrificios y quemaban incienzo en los lugares altos.

4Joás le dijo a los sacerdotes:" Todo el dinero que se trae como ofrenda sagrada a la casa de El SEÑOR, el dinero por el que cada persona es juzgado, así sea el dinero recolecatado de los censos, o el dinero recibido de votos personales y todo el dinero dado para el templo por gente motivada por El SEÑOR en sus corazones para dar-- 5los sacerdotes deben recibir el dinero de los tesoreros y reparar cualquier daño encontrado en el templo."
6Pero para el año veintitrés del rey Joás, los sacerdotes no habían reparado nada en el templo. 7Luego el rey Joás llamó a Joiada el sacerdote y a los otros sacerdotes; él les dijo a ellos: "¿Por qué no han reparado nada en el templo? Ahora, no tomen más dinero de los contribuyentes, sino tomen lo que ya ha sido recolectado para las reparaciones del templo y dénlo a los hombres que pueden hacer las reparaciones." 8Así que los sacerdotes consintieron en no tomar más dinero de la gente y en no reparar el templo por sí mismos.
9En cambio, Joiada el sacerdote tomó un cofre, y le hizo un agujero en la tapa, y lo colocó junto al altar al lado derecho, así como uno viene a la casa del SEÑOR. Los sacerdotes que estaban guardando la entrada del templo ponían ahí todo el dinero que se traía a la casa del SEÑOR. 10Cuando ellos veían que había mucho dinero en el cofre, el escriba del rey y el sumo sacerdote venían y ponían el dinero en bolsas y lo contaban, el dinero encontrado en el templo del SEÑOR.
11Ellos dieron el dinero que fue pesado a los manos de los hombres que cuidarían del templo del SEÑOR. Ellos le pagaron a los carpinteros y a los constructores quienes trabajarían en el templo del SEÑOR, 12y a los albañiles y a los cortadores de piedras, para que comprarán madera y piedra de corte para reparar el templo del SEÑOR, y todo lo que necesitaran pagar para repararlo.
13Pero el dinero que fue traído a la casa del SEÑOR no pagaría para hacer ninguna taza de plata, cortadores de lámparas, cuencas, trompetas, o algunos muebles de oro o plata. 14Ellos dieron este dinero a esos que hicieron las reparaciones de la casa del SEÑOR.
15Además, ellos no requirieron el dinero pagado para las reparaciones para ser contabilizado por los hombres quienes lo recibieron y lo pagaron a los trabajadores, porque esos hombres eran honestos. 16Pero el dinero de las ofrendas de las culpas y las ofrendas por los pecados no eran traídas al templo del SEÑOR, porque pertenecía a los sacerdotes.
17Entonces Hazael rey de Aram atacó y peleó contra Gat, y la tomó. Hazael entonces se volvió para atacar Jerusalén. 18Joás rey de Judá tomó todas las cosas que Josafat y Joram y Ocozías sus padres, reyes de Judá habían separado, y que él había dejado aparte, y todo el oro que fue encontrado en el cuarto de depósito de las casas del SEÑOR y del rey, él las envió a Hazael rey de Aram. Entonces Hazael se fue de Jerusalén.
19En cuanto a los otros asuntos concernientes a Joás, todo lo que hizo, ¿No estan escritas en el libro de los eventos de los reyes de Judá? 20Sus siervos se levantaron y conspiraron juntos; ellos mataron a Joás en Beth Millo, en el camino que descendía a Sila. 21Josacar hijo de Simeat, y Jozabad hijo de Somer, sus siervos, le atacaron a él y él murió. Ellos enterraron a Joás con sus ancestros en la ciudad de David, y Amasías su hijo, se hizo rey en su lugar.

13

1En el año veintitrés de Joás hijo de Ocozías rey de Judá, Joacaz hijo de Jehú comenzó a reinar sobre Israel en Samaria; él reinó diecisiete años. 2Él hizo lo que era malo a la vista del SEÑOR y siguió los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo que Israel pecará; y Joacaz no se apartó de ellos.

3El enojo del SEÑOR ardía contra Israel, y él los entregó continuamente en mano de Hazael rey de Aram y en mano de Ben Hadad hijo de Hazael. 4Así Joacaz le imploró al SEÑOR, y el SEÑOR lo escuchó porque veía la opresión de Israel, como el rey de Aram los oprimia. 5Así que el SEÑOR le dio a Israel un salvador, y ellos escaparon de la mano de los arameos, y el pueblo de Israel comenzó a vivir en sus casas como ellos lo hacían antes.
6Sin embargo, ellos no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, quien hizo que Israel pecara, y ellos continuaron en ellos; y el poste de asera permaneció en Samaria. 7Los arameos dejaron a Joacaz con sólo cincuenta hombres de a caballo, diez carros, y diez mil hombres de a pie, pues el rey de Aram los había destruidos y los hizo como paja en tiempo de trilla.
8Para todos los demás asuntos conforme a Joacaz, y todo lo que él hizo y su poder, ¿no están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel? 9Así Joacaz durmió con sus antepasados, y ellos lo enterraron en Samaria. Joás su hijo se hizo rey en su lugar.
10En el año treinta y siete de Joás rey de Judá, el reino de Joás, hijo de Joacaz, comenzó a gobernar sobre Israel en Samaria; él reinó dieciséis años. 11Él hizo lo que era malo en la vista del SEÑOR. El no dejó atrás ninguno de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, por lo cual él hizo a Israel pecar, pero él caminó en ellos.
12los demás asuntos concernientes a Joacaz, y todo lo que él hizo, y su poder por el cual él peleó en contra de Amasías rey de Judá, "'¿no están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel?" 13Joacaz durmió con sus antepasados, y Jeroboam se sentó sobre su trono. Joás fue enterrado en Samaria con los reyes de Israel.
14Ahora Eliseo se enfermó con una enfermedad por la cual él moriría después, asi que Joás el rey de Israel descendió a él y lloró sobre él. Él le dijo: "Padre mío, Padre mío, los carros de Israel y sus hombres de a caballos te están llevando!'' 15Eliseo le dijo: ''Toma un arco y algunas flechas," así que Joás tomó un arco y algunas flechas. 16Eliseo le dijo al rey de Israel: "Pon tu mano en el arco," así que el pusó su mano en el. Entonces Eliseo posó sus manos sobre las manos del rey.
17Eliseo dijo: "Abre la ventana hacia el este," así que él las abrió. Entonces Eliseo dijo: "¡Dispara!" y el disparó. Eliseo dijo: ''Esta es la flecha de la victoria del SEÑOR, la flecha de la victoria sobre Aram, porque tu atacarás a los arameos en Afec hasta que los hayas consumidos." 18Luego Eliseo dijo: "Toma las flechas," así que Joás las tomó. Él dijo al rey de Israel: "Golpea el suelo con ellas," y él golpeo el suelo tres veces, luego paró. 19Pero el hombre de Dios se molestó con él y dijo;" Tu debiste golpear el suelo cinco o seis veces. Entonces herirías a Aram hasta que los aniquilaras, pero ahora lo derrotaras Aram solo tres veces."
20Entonces Eliseo murió, y ellos lo enterraron. Los grupos de moabitas invadían la tierra al comienzo del año. 21Mientras ellos estaban enterrando a un cierto hombre, ellos vieron un grupo de moabitas, así que ellos tiraron el cuerpo a la tumba de Eliseo. Tan pronto el hombre tocó los huesos de Eliseo, el revivió y se paró sobre sus propios pies.
22Hazael rey de Aram oprimió a Israel todo los días de Joacaz. 23Pero el SEÑOR tuvo gracia con Israel, y tenía compasión sobre ellos y se preocupó por ellos, por causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Por esto el SEÑOR no los destruyó, y no los echó de Su presencia. 24Hazael rey de Aram murió, y Ben Adad su hijo se convirtió en rey en su lugar. 25Joás, hijo de Joacaz, tomó de vuelta de Ben Adad, hijo de Hazael, las cuidades que fueron tomadas de Joacaz su padre en la guerra. Joacaz lo atacó tres veces, y él recuperó esas ciudades de Israel.

14

1En el segundo año de Joás, hijo de Joacaz rey de Israel, Amasías hijo de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar. 2Él era de venticinco años de edad cuando él comenzó a reinar; él reinó ventinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén. Él hizo lo que estaba correcto en los ojos del SEÑOR, aunque no como David su padre. 3Él hizo todo lo que Joás, su padre, había hecho.

4Pero los aposentos altos no habían sido quitados. El pueblo todavía sacrificaba y quemaba incienso en los aposentos altos. 5Sucedió que tan pronto su gobierno estaba bien establecido, él mató a los sirvientes que habían asesinado a su padre, el rey.
6Pero no puso a los hijos de los asesinos a muerte; en cambio, él actuó de acuerdo a lo que estaba escrito en la Ley, en El Libro de Moisés, como el SEÑOR había ordenado, diciendo: "Los padres no pueden ser puestos a muerte por sus hijos, tampoco los hijos pueden ser puestos a muerte por sus padres. En cambio, cada persona tiene que ser puesta a muerte por su propio pecado." 7Él mató a diez mil soldados de Edom en el valle de Sal; él también tomó Sela en guerra y la llamó Joctel, que es como se llama hasta este día.
8Luego, Amasías envió mensajeros a Joás hijo de Joacaz hijo de Jehú rey de Israel, diciendo: "Ven, encontrémonos cara a cara en batalla." 9Pero Joás, el rey de Israel, envió mensajeros de regreso a Amasías, rey de Judá, diciendo: "Un cardo que estaba en Líbano envió un mensaje a un cedro en Líbano, diciendo: 'Dale tu hija a mi hijo por esposa,' pero una bestia salvaje en Líbano caminó y aplastó al cardo. 10Tú ciertamente has atacado Edom, y tu corazón te ha levantado. Toma orgullo en tu victoria, pero permanece en casa, pues ¿por qué deberías causarte problemas a tí mismo y caer, tanto tú y Judá contigo?"
11Pero Amasías no escuchó. Así que Joás, rey de Israel, atacó; él y Amasías, rey de Judá, se encontraron cara a cara en Bet Semes, la cual pertenece a Judá. 12Judá fue derrotada por Israel, y cada hombre huyó a casa.
13Joás, rey de Israel, capturó a Amasías, rey de Judá hijo de Joás hijo de Ocozías, en Bet Semes. Él llegó a Jerusalén y derrumbó el muro de Jerusalén desde la Puerta de Efraín hasta la Puerta de la Esquina, cuatrocientos codos en distancia. 14Él agarró todo el oro y plata, todos los objetos que fueron encontrados en la casa del SEÑOR, y las cosas de valor en el palacio del rey, con rehenes también, y regresó a Samaria.
15En cuanto a los otros asuntos relacionados a Joás, todo lo que él hizo, su poder y cómo él peleó con Amasías, rey de Judá, ¿no están escritos ellos en el libro de los eventos de reyes de Israel? 16Luego Joás durmió con sus ancestros y fue enterrado en Samaria con los reyes de Israel, y Jeroboam, su hijo, se volvió rey en su lugar.
17Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel. 18En cuanto a los otros asuntos relacionados a Amasías, ¿no están ellos escritos en el libro de los eventos de los reyes de Judá? 19Ellos hicieron una conspiración en contra de Amasías en Jerusalén, y el huyó a Laquis. Él huyó a Laquis, pero ellos enviaron hombres detrás de él a Laquis y lo mataron allí.
20Ellos lo trajeron de regreso en caballos y él fue enterrado con sus ancestros en la ciudad de David. 21Todo el pueblo de Judá tomó a Azarías, quien tenía diéciseis años de edad, y lo hicieron rey en lugar de su padre Amasías. 22Fue Azarías quien reconstruyó Elat y lo restauró a Judá, después que el rey Amasías durmió con sus ancestros.
23En el año quince de Amasías hijo de Joás, rey de Judá, Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel, comenzó a reinar en Samaria; él reinó cuarenta y un años. 24Él hizo lo que era malo a la vista del SEÑOR. Él no se separó de ninguno de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. 25Él restauró la frontera de Israel desde Lebo Hamat hasta el Mar de Arabá, siguiendo los mandamientos de la palabra del SEÑOR, el Dios de Israel, los cuales Él había hablado a través de su siervo Jonás, hijo de Amitai, el profeta, quien era de Gat Hefer.
26Porque el SEÑOR vio el sufrimiento de Israel, que era muy amargo para todos, tanto esclavo como libre, y que no había un salvador para Israel. 27Así que, el SEÑOR dijo que Él no borraría el nombre de Israel debajo del cielo; en su lugar, Él los salvó por la mano de Jeroboam, hijo de Joás.
28En cuanto a los otros asuntos relacionados a Jeroboam, todo lo que él hizo, su poder, cómo él condujo la guerra y recuperó Damasco y Hamat, las cuales pertenecían a Judá, para Israel, ¿no están ellos escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel? 29Jeroboam durmió con sus ancestros, con los reyes de Israel, y Zacarías, su hijo, se volvió rey en su lugar.

15

1En el año veintisiete de Jeroboam rey de Israel, comenzó el reinado de Azarías hijo de Amasías, rey de Judá. 2Azarías era de dieciseis años de edad cuando él comenzó a reinar. Él reinó por cincuenta y dos años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén. 3Él hizo lo correcto ante los ojos del SEÑOR, siguiendo el ejemplo de su padre y haciendo como Amasías había hecho.

4Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados. Las personas aún sacrificaban y quemaban incienso en los lugares altos. 5El SEÑOR afligió al rey, de modo que él fue un leproso hasta el día de su muerte y vivió en una casa aparte. Jotam, el hijo del rey, estaba sobre el palacio y gobernó el pueblo de la tierra.
6¿En cuanto a los otros asuntos acerca de Azarías, todo lo que él hizo, ¿no están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Judá? 7Así que, Azarías durmió con sus padres; ellos lo enterraron con sus ancestros en la ciudad de David. Jotam, su hijo, se convirtió en rey en su lugar.
8En el año treinta y ocho de Azarías rey de Judá, Zacarías hijo de Jeroboam reinó sobre Israel en Samaria por seis meses. 9Él hizo lo que era malo ante los ojos del SEÑOR, como sus padres habían hecho. Él no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien había hecho pecar a Israel.
10Salum hijo de Jabes conspiró en contra de Zacarías, lo atacó frente al pueblo y lo mató. Luego él se convirtió en rey en su lugar. 11En cuanto a los otros asuntos sobre Zacarías, están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel. 12Esta era la palabra del SEÑOR que Él habló a Jehú diciendo: "Tus descendientes se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación." Y así sucedió.
13Salum hijo de Jabes comenzó a reinar en el año treinta y nueve de Azarías rey de Judá y él reinó sólo un mes en Samaria. 14Manahem hijo de Gadi subió de Tirsa a Samaria. Ahí él atacó a Salum hijo de Jabes en Samaria. Él lo mató y se convirtió en rey en su lugar.
15En cuanto a los otros asuntos relacionados a Salum y la conspiración que él formó, están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel. 16Luego Manahem atacó a Tifsa y todos los que estaban ahí, y las fronteras alrededor de Tirsa porque ellos no abrieron la ciudad para él. Así que él la atacó y desgarró todas las mujeres embarazadas en esa aldea.
17En el año treinta y nueve del año de Azarías rey de Judá comenzó el reinado de Manahem hijo de Gadi sobre Israel; él reinó diez años en Samaria. 18Él hizo lo malo en la vista del SEÑOR. Por toda su vida, él no se apartó de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, quien había hizo que Israel pecara.
19Luego Pul, rey de Asiria vino en contra de la tierra, y Manahem dio a Pul mil talentos de plata, para que el apoyo de Pul estuviera con él para fortalecer el reino de Israel en su mano. 20Manahem obtuvo este dinero de Israel exigiendo que cada uno de los hombres adinerados, pagara cincuenta siclos de plata a él para darlo al rey de Asiria. Así que el rey de Asiria se dio vuelta y no permaneció ahí en la tierra.
21En cuanto a los otros asuntos sobre Manahem, y todo lo que él hizo, ¿no están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel? 22Así que Manahem durmió con sus ancestros y Pekaía su hijo se convirtió en rey en su lugar.
23En el año cincuenta de Azarías rey de Judá, Pekaía hijo de Manahem comenzó a reinar sobre Israel en Samaria; él reinó dos años. 24Él hizo lo que era malo ante los ojos del SEÑOR. Él no abandonó los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, por medio de los cuales él hizo que Israel pecara.
25Pekaía tenía un oficial llamado Peka, hijo de Remalías, quien conspiró en contra él. Junto con 50 hombres galaaditas y con Argog y Arie, Peka hirió a Pekaía, en Samaria en la ciudadela del palacio del rey. Peka mató a Pekaía y se convirtió en rey en su lugar. 26En cuanto a los otros asuntos relacionados a Pekaía, todo lo que él hizo, están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel.
27En el año cincuenta y dos de Azarías rey de Judá, Peka hijo de Remalías comenzó a reinar sobre Israel en Samaria; él reinó veinte años. 28Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR. Él no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien había hecho pecar a Israel.
29En los días de Peka rey de Israel, Tiglat Pileser rey de Asiria vino y tomó a Ijón, Abel Bet Maaca, Janoa, Cedes, Hazor, Galaad, Galilea y toda la tierra de Neftalí. Él se llevó el pueblo a Asiria. 30Así que Oseas hijo de Ela formó una conspiración en contra de Peka hijo de Remalías. Él lo atacó y lo mató. Luego él se convirtió en rey en su lugar, en el año veinte de Jotam hijo de Uzías. 31En cuanto a los otros asuntos relacionados a Peka, todo lo que él hizo, están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Israel.
32En el segundo año de Peka hijo de Remalías, rey de Israel, comenzó el reinado de Jotam hijo de Azarías, rey de judá. 33Él era de veinticinco años de edad cuando comenzó a reinar; él reinó dieciseis años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa; Ella era la hija de Sadoc.
34Jotam hizo lo que era correcto a los ojos del SEÑOR. Él siguió el ejemplo de todo lo que su padre Azarías había hecho. 35Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados. El pueblo aún sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. Jotam construyó la puerta superior de la casa del SEÑOR. 36En cuanto a los otros asuntos relacionados a Jotam y todo lo que él hizo, ¿no están escritos en el libro de los eventos de los reyes de Judá? 37En esos días el SEÑOR comenzó a enviar en contra de Judá a Rezin rey de Aram y Peka hijo de Remalías. 38Jotam durmió con sus ancestros y fue enterrado con sus ancestros en la ciudad de David, su ancestro. Luego Acaz, su hijo, se convirtió en rey en su lugar.

16

1En el año diecisiete de Peka, hijo de Remalías, Acaz, hijo de Jotam, rey de Judá, comenzó a reinar. 2Acaz tenía veinte años cuando él comenzó a reinar, y reinó por diéciseis años en Jerusalén. Él no hizo lo que era correcto a los ojos del SEÑOR su Dios, como David su ancestro había hecho.

3En cambio, él caminó en el camino de los reyes de Israel; de hecho, él puso a su hijo en el fuego como una ofrenda quemada, siguiendo las detestables prácticas de las naciones, las cuales el SEÑOR había sacado de delante del pueblo de Israel. 4Él ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, en las cimas, y bajo cada árbol verde.
5Luego, Rezín, rey de Aram, y Peka, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén a atacar. Ellos sitiaron a Acaz, pero ellos no pudieron conquistarlo. 6En ese tiempo, Rezín, rey de Aram, recuperó Elat para Aram y sacó a los hombres de Judá fuera de Elat. Entonces los arameos vinieron a Elat, en donde ellos han vivido hasta este día.
7Así que, Acaz envió mensajeros a Tiglat Pileser, rey de Asiria, diciendo: "Yo soy tu siervo y tu hijo. Sube, y sálvame de la mano del rey de Aram y de la mano del rey de Israel, quienes me han atacado." 8Entonces, Acaz tomó la plata y el oro que fue encontrado en la casa del SEÑOR y entre los tesoros del palacio del rey y los envió como regalo al rey de Asiria. 9Luego, el rey de Asiria lo escuchó a él, y el rey de Asiria subió de Damasco, lo conquistó y llevó a su pueblo como prisioneros a Kir. Él también mató a Rezín, el rey de Aram.
10El rey Acaz fue a Damasco a conocer a Tiglat Pileser, rey de Asiria. En Damasco, él vio un altar. Él le envió a Urías, el sacerdote, un modelo del altar y su réplica, y el diseño de lo que los trabajadores necesitaban. 11Así que, Urías, el sacerdote, construyó un altar que fuese tal como los planos que el rey Acaz había enviado desde Damasco. Él lo terminó antes de que el rey Acaz regresara de Damasco. 12Cuando el rey llegó desde Damasco, él vio el altar; el rey se acercó al altar e hizo ofrendas sobre él.
13Él hizo su ofrenda quemada y su ofrenda de grano, derramó su ofrenda de bebida, y roció la sangre de su ofrenda de paz en el altar. 14El altar de bronce, que estaba delante del SEÑOR, él lo trajo desde el frente del templo, de entre medio del altar y el templo del SEÑOR y lo puso al lado norte de su altar.
15Luego, el rey Acaz ordenó a Urías el sacerdote diciendo: "En el gran altar quema la ofrenda de la mañana y la ofrenda de grano de la tarde, y la ofrenda del rey y su grano, con la ofrenda de toda la gente de la tierra, y su ofrenda de grano y su ofrenda de bebida. Rocíen sobre el la sangre de la ofrenda, y toda la sangre del sacrificio. Pero el altar de bronce será para que yo pida la ayuda de Dios." 16Urías, el sacerdote, hizo justo lo que el rey Acaz ordenó.
17Entonces el rey Acaz removió los paneles y los tazones de los carros portátiles; él también bajó el mar de los bueyes de bronce que estaban debajo de él y lo pusó en un pavimento de piedra. 18Él removió el camino cubierto para el sábado que ellos habían construido en el templo, junto con la entrada del rey afuera del templo del SEÑOR, por causa del rey de Asiria.
19En cuanto a los otros asuntos relacionados a Acaz y lo que él hizo, ¿no están ellos escritos en el libro de los eventos de los reyes de Judá? 20Acaz durmió con sus ancestros y fue enterrado con sus ancestros en la ciudad de David. Ezequías, su hijo, se volvió rey en su lugar.

17

1En el duodécimo año del Acaz, rey de Judá, el reinado de Oseas, hijo de Ela, comenzó. Él gobernó en Samaria, sobre Israel por nueve años. 2Él hizo lo que era malo a los ojos del SEÑOR, aunque no como los reyes de Israel que estuvieron antes que él. 3Salmanasar, rey de Asiria lo atacó, y Oseas se hizo su siervo y le trajo tributo.

4Luego, el rey de Asiria se dio cuenta que Oseas había estado conspirando en contra de él, pues, Oseas había enviado mensajeros a So, rey de Egipto; también, él no pagó tributo al rey de Asiria, como había hecho año tras año. Así que, el rey de Asiria lo encerró y lo ató en la prisión. 5Luego, el rey de Asiria atacó a través de toda la tierra, y atacó Samaria y la sitió por tres años. 6En el noveno año del rey Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria y llevó Israel a Asiria. El los puso en Halah, en el río Habor de Gozán, y en las ciudades de los medos.
7Esta cautividad ocurrió porque el pueblo de Israel había pecado en contra del SEÑOR su Dios, quien los había subido de la tierra de Egipto, desde debajo de la mano de Faraón, rey de Egipto. El pueblo había estado adorando a otros dioses 8y caminando en las prácticas de las naciones que el SEÑOR había sacadode delante del pueblo de Israel, y en las prácticas que los reyes de Israel habían hecho.
9El pueblo de Israel hizo, secretamente-- en contra del SEÑOR su Dios- cosas que no eran correctas. Ellos construyeron para ellos lugares altos en todas sus ciudades, desde la torre de vigilanca hasta el fuerte. 10Ellos también establecieron pilares de roca y postes de Asera en cada colina alta y debajo de cada árbol verde.
11Allí ellos quemaban incienso en todos los lugares altos, como las naciones habían hecho, aquellos a quienes El SEÑOR había llevado de delante de ellos. Los israelitas realizaron cosas malas para provocar el enojo del SEÑOR; 12ellos adoraron ídolos, de los cuales el SEÑOR les había dicho: "No harán tal cosa."
13El SEÑOR le había testificado a Israel y Judá por cada profeta y cada vidente, diciendo: "Vuélvanse de sus malos caminos y guarden mis mandamientos y mis estatutos y sean cuidadosos en guardar toda la ley que ordené a sus padres, y que Yo les envié a ustedes por medio de mis siervos los profetas."
14Pero ellos no escucharon; en cambio fueron muy tercos, como sus padres, quienes no confiaron en el SEÑOR su Dios. 15Ellos rechazaron sus estatutos y el pacto que él había hecho con sus ancestros, y los decretos del pacto que Él les había dado. Ellos siguieron prácticas inútiles y ellos mismos se volvieron inútiles. Ellos siguieron las naciones paganas que estaban a su alrededor, aquellos que el SEÑOR les había ordenado que no imitaran.
16Ellos ignoraron todos los mandamientos del SEÑOR su Dios. Ellos hicieron figuras de metal fundido de dos terneros para adorar. Ellos hicieron un poste de Asera, y ellos adoraron todas las estrellas de los cielos y a Baal. 17Ellos pusieron a sus hijos e hijas en el fuego, usaron adivinación y encantamientos, se vendieron a sí mismos para hacer lo que era malo en la vista del SEÑOR, y Lo provocaron a enojo. 18Por lo tanto, Dios estaba muy enojado con Israel y los removió de Su vista. Nadie quedaba, sólo la tribu de Judá.
19Incluso Judá no guardó los mandamientos del SEÑOR su Dios, sino que siguieron las mismas prácticas paganas que Israel estaba siguiendo. 20Así que el SEÑOR desechó a todos los descendientes de Israel; Él los afligió y los dio a la mano de aquellos quienes tomaron sus posesiones como botín, hasta que los había echado fuera de Su vista.
21El desgarró a Israel de la línea real de David, e hicieron a Jeroboam, hijo de Nabat, rey. Jeroboam llevó a Israel lejos de seguir al SEÑOR y los hizo cometer gran pecado. 22El pueblo de Israel siguió todos los pecados de Jeroboam y ellos no se apartaron de ellos, 23así que el SEÑOR removió a Israel de Su vista, como Él había dicho a través de todos sus siervos, los profetas, que Él haría. Así que Israel fue llevado fuera de su propia tierra, a Asiria, y es así hasta el día de hoy.
24El rey de Asiria trajo gente desde Babilonia y desde Cuta, y desde Ava, y desde Hamat y desde Sefarvaim, y los colocó en las ciudades de Samaria, en lugar del pueblo de Israel. Ellos se adueñaron de Samaria y vivieron en sus ciudades. 25Ocurrió que al inicio de su resdencia allí, que ellos no honraron al SEÑOR. Así que el SEÑOR envió leones entre ellos, los cuales mataron a algunos de ellos. 26Así que, ellos hablaron al rey de Asiria, diciendo: "Las naciones que has llevado afuera y colocado en las ciudades de Samaria no saben las prácticas requeridas por el dios de la tierra. Así que, él ha enviado leones entre ellos y verás, los leones están matando gente allí porque ellos no saben las prácticas requeridas por el dios de la tierra."
27Luego, el rey de Asiria ordenó, diciendo: "Toma a uno de los sacerdote allí, a quien hayas traído de allí, y déjalo ir y vivir allí, y déjalo enseñar allí las prácticas requeridas por el dios de la tierra." 28Así que uno de los sacerdotes, a quien ellos habían llevado desde Samaria, vino y vivió en Betel; él les enseñó como debían honrar al SEÑOR.
29Cada grupo étnico hizo dioses por su cuenta, y los pusieron en los lugares altos que los samaritanos habían hecho-- cada grupo étnico en las ciudades donde ellos vivían. 30El pueblo de Babilonia hizo a Sucot Benot; la gente de Cuta hizo a Nergal; la gente de Hamat hizo a Asima; 31los aveos hicieron a Nibhaz y a Tartac. Los sefarditas quemaron a sus hijos en el fuego para Adramelec y Anamelec, los dioses de Sefarvaím.
32Ellos también honraron al SEÑOR, y escogieron de entre ellos sacerdotes de los lugares altos, quienes sacrificaban por ellos en los templos en los lugares altos. 33Ellos honraban al SEÑOR y también adoraban a sus propios dioses, en las costumbres de las naciones de entre quienes ellos habían sido sacados.
34Hasta este día de hoy ellos persisten en sus viejas costumbres. Ellos ni honran al SEÑOR, ni siguen los estatutos, decretos, la ley, o los mandamientos que El SEÑOR le dio al pueblo de Jacob-- 35a quien el llamó Israel-- y con quienes el SEÑOR había hecho un pacto y les ordenó: "No temerán a otros dioses, ni se inclinarán a ellos, ni los adorarán a ellos, ni les sacrificarán a ellos."
36Pero el SEÑOR, quien los subió de la tierra de Egipto con gran poder y un brazo levantado, es a Él que tiene que honrar; es a Él a quien se postrarán, y es para Él que sacrificarán. 37Los estatutos y los decretos, la ley y los mandamientos que Él les escribió a ustedes, ustedes los guardarán por siempre. Así que ustedes no pueden temer a otros dioses, 38y el pacto que he hecho con ustedes, no olvidarán; y tampoco honrarán a otros dioses.
39Pero, el SEÑOR su Dios a quien ustedes honrarán. Él los rescatará del poder de sus enemigos." 40Ellos no escucharon, porque ellos continuaron haciendo lo que habían hecho en el pasado. 41Así que, estas naciones temieron al SEÑOR, y ellos también adoraron figuras talladas, y sus hijos hicieron lo mismo, así como los hijos de sus hijos. Ellos continuaron haciendo lo que sus ancestros hicieron, hasta el día de hoy.

18

1Ahora, en el año tercero de Oseas, hijo de Ela, rey de Israel, Ezequías, hijo de Acaz, comenzó su reino. 2Él tenía veinticinco años cuando él comenzó a reinar, él reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abi; ella era la hija de Zacarías. 3Él hizo lo correcto ante los ojos del SEÑOR, siguiendo el ejemplo de todo lo que David, su ancestro, había hecho.

4Él removió los lugares altos, destruyó los pilares de piedra, y cortó los postes de Asera. Él rompió en pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho, porque en esos días la gente de Israel le estaba quemando incienso; y la llamaban "Nehustán." 5Ezequías confiaba en el SEÑOR, el Dios de Israel, de tal manera, que después de él no había nadie como él entre todos los reyes de Judá, ni entre los reyes quienes estaban antes de él.
6Porque él se aferró al SEÑOR. Él no dejó de seguirle, pero guardó sus mandamientos, los cuales el SEÑOR ordenó a Moisés. 7Pues el SEÑOR estaba con Ezequías, y a donde quiera que él iba, prosperaba. Él se rebeló contra el rey de Asiria y no le servía. 8Él atacó a los filisteos hasta Gaza y las fronteras alrededor, desde las torres de los guardias a la ciudad fortificada.
9En el cuarto año del rey Ezequías, el cual era el séptimo año de Oseas, hijo de Ela, rey de Israel, Salmanasar, rey de Asiria, subió contra Samaria y la sitió. 10Al final de tres años ellos la tomaron, en el sexto año de Ezequías, el cual era el noveno año de Oseas, rey de Israel; en esta forma Samaria fue capturada.
11Entonces el rey de Asiria se llevó a Israel para Asiria y los puso en Hala y en el río Habor en Gozán y en las ciudades de los medos. 12Él hizo esto porque ellos no obedecían la voz del SEÑOR su Dios, pero ellos violaron los términos de Su pacto, y todo lo que Moisés, el siervo del SEÑOR, ordenó. Ellos se negaron a escucharlo o hacerlo.
13Entonces, en el décimocuarto año del rey Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó todas las ciudades fortificadas de Judá y las capturó. 14Entonces Ezequías, rey de Judá, le envió palabra al rey de Asiria, quien estaba en Laquis, diciendo: "Yo te he ofendido. Retírate de mí. Lo que sea pongas en mí, yo lo soportaré." El rey de Asiria le requirió a Ezequías, rey de Judá, pagar trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro. 15Entonces Ezequías le dio a él toda la plata que se encontró en la casa del SEÑOR y en la tesorería del palacio del rey.
16Entonces, Ezequías cortó el oro de las puertas del templo del SEÑOR y de los pilares que él había sobrepuesto; él le dio el oro al rey de Asiria. 17Pero el rey de Asiria movilizó su gran ejército, enviándole a Tartán y a Rabsaris y al jefe comandante de Laquis al rey Ezequías a Jerusalén. Ellos subieron por los caminos y llegaron afuera de Jerusalén. Ellos se acercaron al conducto del estanque superior, en el camino del campo de los lavadores, y se pararon al lado. 18Cuando habían llamado al rey Ezequías, Elakim, hijo de Hilcías, quien estaba sobre la casa, y Sebna el escriba, y Joa, hijo de Asaf, el cronista, salieron a recibirlos.
19Entonces, el jefe comandante les dijo a ellos que le dijeran a Ezequías que el gran rey, el rey de Asiria, dijo: "¿Cuál es la fuente de tu confianza? 20Tú hablas solo palabras inútiles, diciendo que hay aliados y fuerzas para la guerra. Ahora, ¿en quién confias? ¿Quién te ha dado coraje para rebelarte en contra mía? 21Mira, tú confías en el bastón de caminar de esta maltratada caña de Egipto, pero si un hombre se recuesta en ella, se le clavará en la mano y la traspasará. Eso es lo que Faraón, rey de Egipto, es para todo aquel que confíe en él.
22Pero si ustedes me dicen: 'Nosotros estamos confiando en el SEÑOR, nuestro Dios,' ¿no es Él, Aquel cuyos lugares altos y altares Ezequías ha quitado, y le ha dicho a Judá y a Jerusalén: 'ustedes deben adorar ante este altar en Jerusalén'? 23Ahora entonces, quiero hacerles una buena oferta de parte de mi señor, el rey de Asiria. Yo les daré dos mil caballos, si ustedes son capaces de encontrar jinetes para ellos.
24¿Cómo pueden ustedes siquiera resistir un capitán de los menores de los sirvientes de mi amo? ¡Ustedes han puesto su confianza en Egipto para carros y jinetes! 25¿He subido yo aquí sin el SEÑOR para pelear en contra de este lugar y destruirlo? El SEÑOR me dijo a mí: 'Ataca este lugar y destrúyelo.'"
26Entonces, Eliaquim, hijo de Hilcías, y Sebna, y Joá le dijeron al jefe comandante: "Por favor, háblale a tus siervos en el lenguaje arameo, porque nosotros lo entendemos. No hables con nosotros en el lenguaje de Judá en los oidos de la gente quienes están en la muralla." 27Pero el jefe comandante les dijo a ellos: "¿Me ha enviado mi señor a su señor y a ustedes para hablar estas palabras? ¿No me ha enviado a los hombres que se sientan en la muralla, quienes tendrán que comer su propio excremento y a beberse su propia orina con ustedes?"
28Entonces, el jefe comandante se paró y gritó en voz alta en el lenguaje de los judíos, diciendo: "Escuchen las palabras del rey de Asiria. 29El rey dice: 'No dejen que Ezequías los engañe, porque él no será capaz de rescatarlos a ustedes con mi poder. 30No dejen que Ezequías los haga confiar en el SEÑOR, diciendo: "El SEÑOR ciertamente nos rescatará a nosotros, y ésta ciudad no será dada en la mano del rey de Asiria.'"
31No escuchen a Ezequías, porque esto es lo que dice el rey de Asiria: 'Hagan la paz conmigo y vengan a mí. Entonces cada uno de ustedes comerá de su propio vino y de su propia higuera, y beberá del agua en su propia cisterna. 32Ustedes harán esto hasta que yo venga y los lleve a una tierra como su propia tierra, una tierra de grano y vino nuevo, una tierra de pan y viñedos, una tierra de olivos y miel, para que puedan vivir y no morir.' No escuchen a Ezequías cuando los trate de persuadir a ustedes diciendo: "El SEÑOR nos rescatará."
33¿Alguno de los dioses ha rescatado a la gente de la mano del rey de Asiria? 34¿Dónde están los dioses de Hamat y Arfad? ¿Dónde están los dioses de Serfavaim, Hena y Iva? ¿Cuándo ellos han rescatado a Samaria fuera de mi mano? 35Entre todos los dioses de la tierra, ¿hay algún dios quien haya rescatado su tierra de mi poder? ¿Cómo podría el SEÑOR salvar a Jerusalén de mi fuerza?
36Pero la gente se quedó en silencio y no respondió, porque el rey ordenó: "No le respondan." 37Entonces Eliaquim, el hijo de Hilcías, quien estaba sobre la casa, Sebna el escriba; y Joá, hijo de Asaf, el cronista, vinieron a Ezequías con sus ropas rasgadas, y le reportaron a él las palabras del jefe comandante.

19

1Sucedió que cuando el rey Ezequías escuchó su informe, él rasgó su ropa, se cubrió en tela de saco y fue a la casa del SEÑOR. 2Él envió a Eliaquim, quien era el mayordomo, y Sebna el escriba, y los ancianos de los sacerdotes, todos cubiertos con tela de saco, a Isaías el profeta hijo de Amoz.

3Él dijo a él: "Ezequías dice: 'Este día es un día de aflicción, reproche y deshonra, porque los hijos han llegado al tiempo de nacimiento, pero no hay fuerza para que ellos nazcan. 4Puede ser que el SEÑOR tu Dios escuchará todas las palabras de este comandante principal, a quien el rey de Asiria su señor ha enviado a desafiar al Dios vivo, y reprenderá las palabras que el SEÑOR tu Dios ha escuchado. Ahora levanta tu oración por el remanente que aún está aquí.'"
5Así que los siervos del rey Ezequías vinieron a Isaías, 6e Isaías les dijo: "Di a tu señor: 'Así dice el SEÑOR: "No tengas temor por las palabras que has escuchado, con las cuales los sirvientes del rey de Asiria me han insultado a mí. 7Mira, yo pondré un espíritu en él, y él escuchará cierto reporte y volverá a su propia tierra. Yo haré que él caiga por la espada en su propia tierra."
8Luego el comandante principal regresó y encontró al rey de Asiria peleando contra Libna, porque él había escuchado que el rey había salido de Laquis. 9Luego Senaquerib escuchó que Tirhaca, rey de Etiopía, y Egipto se habían movilizado para pelear en contra suya, así que él envió mensajeros otra vez a Ezequías con un mensaje:
10"Di a Ezequías rey de Judá: 'No dejes que tu Dios en quien confías te engañe diciendo: "Jerusalén no será entregada en la mano del rey de Asiria." 11Mira, tú has escuchado lo que los reyes de Asiria han hecho a todas las tierras destruyéndolos completamente. ¿Serás tú rescatado?
12¿Han rescatado los dioses de las naciones, las naciones que mis padres destruyeron: Gozán, Harán, Reset y el pueblo de Edén en Telasar? 13¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de las ciudades de Sefarvaim, de Hena y de Iva?"'
14Ezequías recibió esta carta de los mensajeros y la leyó. Luego, él subió a la casa del SEÑOR y la extendió ante Él. 15Luego Ezequías oró ante el SEÑOR y dijo: "SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, Tú que te sientas sobre el querubín, Tú solo eres Dios sobre todos los reinos de la tierra. Tú hiciste los cielos y la tierra.
16Torna tu oído, SEÑOR, y escucha. Abre tus ojos SEÑOR y mira, y escucha las palabras de Senaquerib, las cuales él ha enviado a burlarse del Dios vivo. 17Verdaderamente, SEÑOR, los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras. 18Ellos han puesto sus dioses al fuego, porque ellos no eran dioses sino el trabajo de mano de hombres, sólo madera y piedra. Así que los asirios los han destruido.
19Ahora, SEÑOR Dios nuestro, sálvanos, yo te imploro a Ti, de este poder, para que todos los reinos de la tierra puedan saber que Tú, SEÑOR, eres solo Dios."
20Luego Isaías hijo de Amoz envió un mensaje a Ezequías diciendo: "Así dice el SEÑOR, el Dios de Israel: 'Porque lo que has orado a Mí en relación a Senaquerib rey de Asiria, Yo te he escuchado. 21Esta es la palabra que el SEÑOR ha hablado sobre él: "La hija virgen de Sión te menosprecia y se ríe en desprecio. La hija de Jerusalén sacude su cabeza tras de ti. 22¿A quién has desafiado e insultado? ¿Y en contra de quien has exaltado tu voz y alzado tus ojos con orgullo? ¡En contra del Santo de Israel!
23Por medio de tus mensajeros has desafiado al Señor, y has dicho: 'Con la multitud de mis carros yo he subido a las alturas de las montañas, a las elevaciones más altas del Líbano. Yo cortaré los altos cedros y los árboles escogidos de ciprés ahí. Yo entraré a sus partes más lejanas, su bosque más fructífero. 24Yo he cavado pozos y he tomado aguas del extranjero. Yo he secado todos los ríos de Egipto bajo la suela de mis pies.'
25¿No has escuchado que yo lo determiné hace mucho tiempo, y lo resolví en tiempos antiguos? Ahora Yo lo estoy llevando a cabo. Tú estás aquí para reducir ciudades impenetrables a montones de ruinas. 26Sus habitantes, de poca fuerza, están destrozados y avergonzados. Ellos son plantas en el campo, hierba verde, la hierba en el techo o en el campo, quemados antes de haber crecido.
27Pero yo conozco tu sentar, tu salida, tu entrada, y tu furia en mi contra. 28Por tu furia en mi contra, y porque tu arrogancia ha alcanzado mis oidos, Yo pondré mi anzuelo en tu nariz, y mi freno en tu boca; Yo te haré volver por el camino que tú viniste."
29Esta será la señal para ti: Este año comerás lo que crece silvestre, y en el segundo año lo que crece de eso. Pero en el tercer año tú debes plantar y cosechar, plantar viñedos y comer su fruto. 30El remanente de la casa de Judá que sobreviva otra vez echará raiz y dará su fruto. 31Porque de Jerusalén un remanente saldrá, del Monte Sión sobrevivientes vendrán. El celo del SEÑOR de los ejércitos hará esto.
32Por tanto el SEÑOR dice esto sobre el rey de Asiria: "Él no vendrá a esta ciudad ni disparará una flecha aquí. Tampoco él vendrá ante ella con escudo o construirá rampa de asedio en contra de ella. 33El camino por el cual él llegó será el mismo por donde él se irá; él no entrará en esta ciudad. Esta es la declaración del SEÑOR." 34Porque Yo voy a defender esta ciudad y rescatarla por mi propio bien y por el bien de mi siervo David.'"
35Sucedió aquella noche que el ángel del SEÑOR salió y atacó el campamento de asirios, matando a 185, 000 soldados. Cuando los hombres se levantaron temprano en la mañana, cuerpos muertos estaban tendidos por todas partes. 36Así que Senaquerib rey de Asiria dejó a Israel y se fue a casa y permaneció en Nínive. 37Más tarde, mientras él estaba adorando en la casa de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron con la espada. Luego ellos se escaparon a la tierra de Ararat. Luego Esar Hadón su hijo se convirtió en rey en su lugar.

20

1En esos días Ezequías estaba enfermo al punto de morir. Así que, Isaías, hijo de Amoz, el profeta vino a él y le dijo a él: "El SEÑOR dice: 'Pon tu casa en orden; pues morirás, y no vivirás.'" 2Luego Ezequías volvió su cara a la pared y oró al SEÑOR, diciendo: 3"Por favor, SEÑOR, trae a la mente como he caminado fielmente ante Tí con todo mi corazón, y como he hecho lo que es bueno ante tu vista." Y Ezequías lloró en voz alta.

4Antes de que Isaías saliera al patio central, la palabra del SEÑOR vino a él, diciendo: 5"Vuélvete, y dile a Ezequías, líder de mi pueblo: 'Esto que lo que el SEÑOR, el Dios de David, tu ancestro, dice: "He oído tu oración, y he visto tus lágrimas. Yo te sanaré. Al tercer día, tú subirás a la casa del SEÑOR.
6Yo voy a añadir quince años a tu vida, y voy a rescatarte a tí y a ésta ciudad de la mano del rey de Asiria, y yo voy a defender ésta ciudad por mi propio bien y por el bien de mi siervo David."'" 7Así que, Isaías dijo: "Tomen un terrón de higo." Ellos lo hicieron así y lo pusieron en su llaga, y se recuperó.
8Ezequías le dijo a Isaías: "¿Cuál será la señal de que el SEÑOR me sanará, y de que yo subiré al templo del SEÑOR en el tercer día?" 9Isaías contestó: "Ésta será la señal para tí del SEÑOR, que el SEÑOR hará aquello que Él ha hablado. ¿Acaso la sombra puede avanzar diez pasos, o retroceder diez pasos?"
10Ezequías contestó: "Es cosa fácil que la sombra avance diez pasos. No, que la sombra retroceda diez pasos." 11Así que, Isaías, el profeta clamó al SEÑOR, y Él trajo la sombra diez pasos atrás, desde donde ésta se había movido en las escaleras de Acaz.
12En aquel tiempo, Berodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un regalo a Ezequías, pues había escuchado que Ezequías había estado enfermo. 13Ezequías escuchó a aquellas cartas, y luego le enseñó a los mensajeros todo el palacio, y sus cosas valuables, la plata, el oro, las especias, los aceites preciosos, y el almacén de sus armas, y todo lo que se encontraba en sus almacénes. No hubo nada en la casa, ni en todo el reino, que Ezequeías no le mostrara a ellos.
14Luego Isaías, el profeta vino al rey Ezequías y le preguntó: "¿Qué te dijeron éstos hombres? ¿De dónde vienen?" Ezequías dijo: "Vinieron del país distante de Babilonia." 15Isaías preguntó: "¿Qué ellos han visto en tu casa?" Ezequías respondió: "Ellos han visto todo en mi casa. No hay nada entre mis cosas valuables que yo no les haya enseñado a ellos."
16Así que, Isaías le dijo a Ezequías: "Escucha la palabra del SEÑOR: 17'Mira, vinen días, y están apunto de venir cuando todo en tu palacio, las cosas que tus ancestros guardaron aparte hasta este día presente, será llevado a Babilonia. Nada quedará, dice el SEÑOR. 18Y los hijos nacidos de tí, a quienes tú mismo haz engendrado, ellos se los llevarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.'"
19Entonces Ezequías le dijo a Isaías: "La palabra del SEÑOR que haz hablado es buena." Pues el pensó: "¿No habrá paz ni estabilidad en mis días?" 20En cuanto a otros asuntos concernientes a Ezequías, y todo su poder y cómo construyó un estanque y un conducto, y cómo trajo agua a la ciudad, ¿no están escritos en el libro de lo eventos de los reyes de Judá? 21Ezequías durmió con sus ancestros, y Manasés su hijo se convirtió en rey en su lugar.

21

1Manasés tenía doce años cuando él comenzó a reinar; él reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. Su madre era Hepsiba. 2Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, como las cosas abomilables de las naciones de quienes el SEÑOR había sacado antes al pueblo de Israel. 3Porque él reconstruyó los lugares altos que Ezequías, su padre, había destruido, y él construyó altares para Baal, hizo un poste de Asera, como Acab, rey de Israel, había hecho, y él se inclinó ante todas las estrellas del cielo y las adoró.

4Manasés construyó altares paganos en la casa del SEÑOR, a pesar de que el SEÑOR había ordenado: "Es en Jerusalén que mi nombre estará para siempre." 5Él construyó altares para todas las estrellas del cielo en dos patios de la casa del SEÑOR. 6Él pasó su hijo en el fuego; él hizo adivinación y brujería y consultó con aquellos quienes hablaban con los muertos y con aquellos que hablaban con espíritus. Él practicó mucha maldad ante los ojos del SEÑOR y provocó a ira Dios.
7La figura tallada de Asera que él había hecho, él la pusó en la casa del SEÑOR. Era sobre esta casa que el SEÑOR le había hablado a David y a Salomón, su hijo, él había dicho: "Es en esta casa y en Jerusalén, la que he escogido de todas las tribus de Israel, que pondré mi nombre para siempre. 8Yo no haré que los pies de Israel deambulen más fuera de la tierra que le dí a sus antepasados, si ellos sólo fueran cuidadosos en obedecer todo lo que he ordenado a ellos, y a seguir toda la ley que mi siervo Moisés les ordenó." 9Pero el pueblo no escuchó, y Manasés los guió a hacer el mal, aún más que las naciones que el SEÑOR había destruído ante el pueblo de Israel.
10Así que el SEÑOR habló por sus siervos, los profetas, diciendo: 11"Porque Manasés, rey de Judá, ha hecho estas cosas abominables, y ha actuado con más maldad que todos los amorreos quienes estaban antes que él, y también hizo a Judá pecar con sus ídolos, 12por lo tanto, el SEÑOR, el Dios de Israel, dijo esto: "Mira, Yo voy a traer tanto mal a Jerusalén y a Judá que cualquiera que lo escuche, ambos oídos le zumbarán.
13Yo extenderé sobre Jerusalén el cordel de medida usada en contra de Samaria, y la plomada usada encontra de la casa de Acab; 14Yo limpiaré a Jerusalén, como un hombre limpia un plato, limpiándolo y girándolo de arriba a abajo. Yo abandonaré el remanente de mi herencia y los entregaré a la mano de sus enemigos. Ellos se convertirán en víctimas y serán saqueados por todos sus enemigos, 15porque ellos han hecho lo malo en Mi vista, y Me han procovado la ira, desde el día que sus antepasados salieron de Egipto, hasta este día."
16Más aún, Manasés derramó mucha sangre inocente, hasta que llenó a Jerusalén desde un extremo a otro con muerte. Esto fue en adición al pecado por el cuál él hizo a Judá pecar, cuando ellos hicieron lo que era malo ante los ojos del SEÑOR. 17En cuanto otros asuntos sobre Manasés, todo lo que él hizo, y el pecado que él cometió, ¿no estan escritos en el libro de los eventos de los reyes de Judá?' 18Manasés durmió con sus antepasados y fue enterrado en el jardín de su propia casa, en el jardín de Uza. Amón, su hijo, se convirtió en rey en su lugar.
19Amón tenía veintidos años cuando comenzó a reinar; él reinó dos años en Jerusalén. Su madre llamada Mesulemet; ella era la hija de Haruz de Jotba. 20Él hizo lo que era malo a la vista del SEÑOR, como Manasés, su padre, había hecho.
21Amón siguió todo el camino que su padre había caminado y adoró los ídolos que su padre adoró, y se inclinó a ellos. 22Él abandonó a el SEÑOR, el Dios de sus padres, y no caminó en el camino del SEÑOR. 23Los sirvientes de Amón conspiraron en contra de él y mataron al rey en su propia casa.
24Pero la gente de la tierra mató todos aquellos que habían conspirado en contra del rey Amón, y ellos hicieron a Josías, su hijo, rey en su lugar. 25En cuanto a los otros asuntos concernientes a Amón, lo que él hizo, ¿no estan escritos en el libro de los eventos de los reyes de Judá? 26El pueblo lo enterró en su tumba en el jardín de Uza, y Josías, su hijo, se convirtió en rey en su lugar.

22

1Josías era de ocho años cuando él comenzó a reinar; él reinó por treinta y un años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jedida (ella era la hija de Adaía de Boscat). 2Él hizo lo que era correcto ante los ojos del SEÑOR. Él caminó en la misma manera que David su ancestro, y él no se apartó ni a derecha ni a la izquierda.

3Sucedió que en el año dieciocho del rey Josías, él envió a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, el escriba, a la casa del SEÑOR, diciendo: 4"Sube a donde Hilcías el sumo sacerdote y dile que cuente el dinero que ha sido traído a la casa del SEÑOR, el cual los guardas han recaudado del pueblo. 5Que sea puesto en las manos de los trabajadores que están a cargo de la casa del SEÑOR, y dejen que ellos lo den a los trabajadores que están en la casa del SEÑOR, para que ellos hagan las reparaciones a los daños en el templo.
6Dejen que le den dinero a los carpinteros, los constructores, y a los albañiles, y también para comprar madera y piedras cortadas para reparar el templo." 7Pero no se requirió contabilizar el dinero que se les dio a ellos, porque ellos lo manejaban fielmente.
8Hilcías el sumo sacerdote le dijo a Safán el escriba:" Yo encontré El Libro de la Ley en la casa del SEÑOR." Así que Hicías le dió el libro a Safán, y él lo leyó. 9Safán fue y llevó el libro al rey, y también le informó a él diciendo:" Tus siervos han usado el dinero que fue encontrado en el templo y lo han dado en las manos de los trabajadores que supervisan el cuidado de la casa del SEÑOR." 10Entonces Safán el escriba le dijo al rey:" Hicías el sacerdote me ha dado un libro." Entonces Safán lo leyó al rey.
11Sucedió, que cuando el rey escuchó las palabras de la ley, él rasgo sus ropas. 12El rey le ordenó a Hilcías, el sacerdote, Ahicam, hijo de Safán, Acbor, hijo de Micaías, Safán, el escriba, y Asaías, su propio siervo, diciendo: 13"Ve y consulta con el SEÑOR por mí, y por el pueblo y por todo Judá, debido a las palabras de éste libro que ha sido encontrado. Pues grande es el enojo del SEÑOR que ha sido encendido en nuestra contra. Es grande, pues nuestros ancestros no han escuchado las palabras de éste libro, como para obedecer todo lo que está escrito concerniente a nosotros."
14Así que, Hilcías el sacerdote, Ahicam, Acbor, Safán y Asaías fueron a Hulda, la profetisa, la esposa de Salum, hijo de Ticva, hijo de Harhas, encargado del vestuario (ella vivía en Jerusalén en el segundo cuartel), y ellos hablaron con ella. 15Ella les dijo a ellos: "Ésto es lo que el SEÑOR, el Dios de Israel, dice: 'Dile a éste hombre, que te envió a mí, 16"ésto es lo que dice el SEÑOR: 'Verás, Yo estoy a punto de traer desastre a éste lugar y a sus habitantes, según todas las palabras del libro que el rey de Judá ha leído.
17Porque ellos me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, y así poder provocarme a enojo, con todos las andanzas que han cometido. Por lo tanto, mi enojo ha sido encendido en contra de éste lugar, y no será extinguido."' 18Pero para el rey de Judá, quien te envió para preguntar la voluntad del SEÑOR, ésto es lo que le dirás: "El SEÑOR, el Dios de Israel dice ésto acerca de las palabras que haz escuchado, 19por cuanto tu corazón fue tierno, y porque te has humillado a tí mismo ante el SEÑOR, cuando escuchaste lo que tenía en contra de éste lugar y sus habitantes, que ellos se convertirían en una desolación y una maldición, y porque te has rasgado las ropas y haz llorado delante de Mí, Yo también te he escuchado. Ésta es la declaración del SEÑOR.
20Verás, y te juntaré a tí con tus ancestros; serás reunido en tu tumba en paz, ni tu ojos verán nada del desastre que traeré en éste lugar, y a sus habitantes.""" Así que el hombre llevó éste menaje de vuelta al rey.

23

1Así que el rey envió mensajeros quienes le reunieron a él todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. 2Luego, el rey subió a la casa del SEÑOR, y todos los hombres de Judá y todos los habitantes de Jerusalén con él, y los sacerdotes, profetas, y todo el pueblo, desde el pequeño hasta el grande. Él luego leyó en la reunión todas las palabras del Libro del Pacto que había sido encontrado en la casa del SEÑOR.

3El rey se paró junto al pilar e hizo un pacto delante del SEÑOR, de caminar en pos del SEÑOR y mantener Sus mandamientos, Sus regulaciones, y Sus estatutos, con todo su corazón y toda su alma, para confirmar las palabras de este pacto que habían sido escritas en este libro. Así que todo el pueblo estuvo de acuerdo en confirmar el pacto.
4El rey le ordenó a Hilcías el sumo sacerdote, a los sacerdotes bajo él, y a los porteros, a sacar del templo del SEÑOR todas las vasijas que fueron hechas para Baal y Asera, y para todas las estrellas del cielo. Él las quemó fuera de Jerusalén en los campos, en el Valle Cedrón y cargó sus cenizas a Betel. 5Él se deshizo de los sacerdotes idólatras a quienes los reyes de Judá habían escogido para quemar incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá y en los lugares alrededor de Jerusalén-- aquellos que quemaron incienso a Baal, al sol y a la luna, a los planetas, y a todas las estrellas del cielo.
6Él sacó el poste de Asera del templo del SEÑOR, fuera de Jerusalén al Valle Cedrón y lo quemó allí. Él lo hizo polvo y lanzó ese polvo en las tumbas de las personas comunes. 7Él limpió las habitaciones de las prostitutas cúlticas quienes estaban en el templo del SEÑOR, donde las mujeres vestían ropas para Asera.
8Josías trajo a todos sacerdotes fuera de la ciudad de Judá y contaminó los lugares altos donde los sacerdotes habían quemado incienso, desde Geba hasta Beerseba. Él destruyó los lugares altos en las puertas que estaban en la entrada de la puerta de Josué (el gobernador de la ciudad), al lado izquierdo de la puerta de la ciudad. 9Aunque los sacerdotes de aquellos lugares altos no se les permitía servir en el altar del SEÑOR en Jerusalén, ellos comieron pan sin levadura entre sus hermanos.
10Josías contaminó a Tofet, el cual está en el valle de Ben Hinom, para que nadie pudiera poner a su hijo o su hija en el fuego como sacrificio a Moloc. 11Él se llevó los caballos que los reyes de Judá le habían dado al sol. Ellos habían estado en un área en la entrada al templo del SEÑOR, cerca de la habitación de Natán Melec, el noble de la cámara. Josías quemó los carros del sol.
12Josías, el rey, destruyó los altares que estaban en el techo de la habitación superior de Acaz, la cual los reyes de Judá le habían hecho, y los altares que Manasés había hecho en las dos cortes del templo del SEÑOR. Josías los destrozó en pedazos y los lanzó al Valle de Cidrón. 13El rey arruinó los lugares altos al este de Jerusalén, al sur del monte de corrupción que Salomón, el rey de Israel, había construido para Astoret, el detestable ídolo de los sidonios; para Quemos, el detestable ídolo de Moab; y para Milcom, el detestable ídolo del pueblo de Amón. 14Él rompió los pilares de piedra en pedazos y cortó los postes de Asera y llenó esos lugares con los huesos de seres humanos.
15Josías también destruyó completamentne el altar que estaba en Betel y el lugar alto que Jeroboam, hijo de Nabat (el que hizo que Israel pecara), había construido. Él también quemó el altar y el lugar alto y los hizo polvo. Él también quemó el poste de Asera. 16Mientras Josías miraba sobre el área, él notó las tumbas que estaban en la ladera. Él envió hombres a coger los huesos de las tumbas; luego él los quemó en el altar, lo que lo contaminó. Esto fue de acuerdo a la palabra del SEÑOR, la cual el hombre de Dios había hablado, el hombre que habló estas cosas de antemano.
17Luego él dijo: "¿Qué monumento es ése que veo?" Los hombres de la ciudad le dijeron a él: "Esa es la tumba del hombre de Dios quien vino desde Judá y habló acerca de estas cosas que tú acabas de hacer en contra del altar de Betel." 18Así que Josías dijo: "Déjalo en paz. Nadie debe mover sus huesos." Así que ellos dejaron sus huesos en paz, junto con los huesos del profeta que había venido desde Samaria.
19Y Josías removió todas las casas en los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales los reyes de Israel habían hecho, y le provocaron enojo al SEÑOR. Él les hizo a ellos exactamente lo que había sido hecho en Betel. 20Él masacró a todos los sacerdotes de los lugares altos sobre los altares y quemó huesos humanos sobre ellos. Luego, él regresó a Jerusalén.
21Luego, el rey le ordenó a todo el pueblo, diciendo: "Guarden la Pascua al SEÑOR su Dios, como está escrito en este Libro del Pacto." 22Tal celebración de Pascua nunca había sido hecha desde los días de los jueces quienes gobernaron Israel, ni en todos los días de los reyes de Israel o Judá. 23Pero esta pascua fue celebrada en el año dieciocho del rey Josías; para el SEÑOR en Jerusalén.
24Josías también desterró aquellos quienes hablaban con los muertos o con espíritus. Él también desterró a los amuletos, los ídolos y todas las cosas asquerosas que estaban siendo vistas en la tierra de Judá y en Jerusalén, para confirmar las palabras de la Ley, las cuales estaban escritas en el libro que Hilcías, el sacerdote, había encontrado en la casa del SEÑOR. 25Anterior a Josías, no hubo rey como él, quien se volvió al SEÑOR con todo su corazón, toda su alma, y toda su mente, quien siguió toda la Ley de Moisés. Ni ningún rey como Josías se levantó después de él.
26Aún así, el SEÑOR no se volvió del furor de su gran ira, la cual había sido encendida en contra de Judá por toda la adoración pagana con la cual Manasés Lo había provocado. 27Así que el SEÑOR dijo: "Yo también quitaré a Judá fuera de mi vista, como Yo quité a Israel, y echaré fuera esta ciudad que Yo he escogido, Jerusalén, y la casa de la cual Yo dije: 'Mi nombre estará allí.'"
28En cuanto a los otros asuntos relacionado a Josías, todo lo que él hizo, ¿no están ellos escritos en El Libro de los eventos de los Reyes de Judá? 29En sus días, Faraón Necao, rey de Egipto, fue a pelear en contra del rey de Asiria en el Río Éufrates. El rey Josías fue a encontrarse con Necao en batalla, y Necao lo mató en Meguido. 30Los siervos de Josías lo cargaron muerto en un carro desde Meguido, lo llevaron a Jerusalén y lo enterraron en su propia tumba. Luego, el pueblo de la tierra tomó a Joacaz, hijo de Josías, lo ungieron y lo hicieron rey en el lugar de su padre.
31Joacaz tenía ventitrés años de edad cuando él comenzó a reinar, y él reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su madre era Hamutal; ella era la hija de Jeremías de Libna. 32Joacaz hizo lo que era malo ante los ojos del SEÑOR, como todos sus ancestros habían hecho. 33Faraón Necao lo puso en cadenas en Ribla en la tierra de Hamat, para que él no pudiera reinar en Jerusalén. Luego, Necao multó a Judá con cien talentos de plata y un talento de oro.
34Faraón Necao hizo a Eliaquim, hijo de Josías, rey en lugar de Josías su padre, y cambió su nombre a Joacim. Pero él se llevó a Joacaz lejos a Egipto, y Joacaz murió allí. 35Joacim pagó la plata y el oro a Faraón. Él impuso un impuesto a la tierra para pagar el dinero, y obedecer la orden de Faraón. Él forzó a cada hombre de entre las personas de la tierra a pagar plata y oro, para dárselos a Faraón Necao.
36Joacim tenía venticinco años de edad cuando él comenzó a reinar, y él reinó once años en Jerusalén. El nombre de su madre era Zeduba; ella era la hija de Pedaías de Ruma. 37Joacim hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, como todo lo que sus ancestros habían hecho.

24

1En los días de Joacim, Nabucodonosor, rey de Babilonia, atacó a Judá; Joacim se convirtio en su siervo por tres años. Entonces Joacim se tornó atrás y se rebeló contra Nabucodonosor. 2El SEÑOR envió en contra de Joacim bandas de caldeos, arameos, moabitas y amonitas; él los envió en contra de Judá para destruirla. Esto estaba conforme a la palabra del SEÑOR que había sido hablada a través de sus siervos los profetas.

3Fue ciertamente por boca del SEÑOR que esto sobrevino a Judá, para quitarlos fuera de su vista, por los pecados de Manasés, todo lo que él hizo, 4y también por la sangre inocente que él derramó, pues él llenó a Jerusalén de sangre inocente. El SEÑOR no estuvo dispuesto a perdonar eso.
5En cuanto a los otros asuntos concernientes a Joacim, y todo lo que él hizo, ¿no están ellos escritos en el libro de los eventos de los reyes de Judá? 6Joacim durmió con sus ancestros, y Joaquín, su hijo, se convirtió en rey en su lugar.
7El rey de Egipto no atacó nunca más fuera de su tierra porque el rey de Babilonia había conquistado todas las tierras que habían sido controladas por el rey de Egipto, desde el arroyo de Egipto hasta el Río Eufrates.
8Joaquín tenía dieciocho años cuando él comenzó a reinar; él reinó en Jerusalén tres meses. El nombre de su madre era Nehusta; ella era la hija de Elnatán de Jerusalén. 9Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR; él hizo todo aquéllo que su padre había hecho.
10En aquel tiempo el ejército de Nabucodonosor, rey de Babilonia, atacó Jerusalén y rodeó la ciudad. 11Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a la ciudad mientras sus soldados la estaban rodeando, 12y Joaquín, el rey de Judá, salió al rey de Babilonia, él, su madre, sus siervos, sus príncipes y sus oficiales. El rey de Babilonia lo capturó a él en el año octavo de su propio reinado.
13Nabucodonosor sacó de allí todas las cosas de valor de la casa del SEÑOR, y aquéllas en el palacio del rey. Él cortó en pedazos todos los objetos de oro que Salomón, rey de Israel, había hecho en el templo del SEÑOR, según el SEÑOR había dicho habría de pasar. 14Él llevó al exilio a toda Jerusalén, a todos los líderes, y a todos los hombres de pelea, diez mil cautivos, y todos los artesanos y los herreros. Nadie quedó excepto la gente más pobre en la tierra.
15Nabucodonosor llevó a Joaquín al exilio en Babilonia, como también a la madre del rey, esposas, oficiales y los hombres jefes de la tierra. Él los llevó al exilio desde Jerusalén a Babilonia. 16Todos los hombres de pelea, el número de siete mil, y mil artesanos y herreros, todos ellos aptos para pelear -- el rey de Babilonia trajo a estos hombres al exilio en Babilonia. 17El rey de Babilonia hizo a Matanías, el hermano del padre de Joaquín, rey en su lugar, y cambió su nombre a Sedequías.
18Sedequías tenía veintiún años cuando él comenzó a reinar; él reinó por once años en Jerusalén. El nombre de su madre era Hamutal; ella era la hija de Jeremías de Libna. 19Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR; él hizo todo aquéllo que Joacim había hecho. 20Por la ira del SEÑOR, todos estos eventos ocurrieron en Jerusalén y Judá hasta que los echó fuera de su presencia. Entonces Sedequías se rebeló en contra del rey de Babilonia.

25

1Sucedió que en el año noveno del reino del Rey Sedequías, en el mes décimo, y en el décimo día del mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino con todo su ejército contra Jerusalén. Acampó al frente de ella y construyeron un muro de asedio alrededor de ella. 2Así que la ciudad fue sitiada hasta el undécimo año del reinado del Rey Sedequías. 3En el noveno día del cuarto mes de ese año, la hambruna fue tan severa en la ciudad que no había comida para el pueblo de la tierra.

4Entonces se invadió la ciudad, y todos los hombres guerreros huyeron de noche por el camino de la puerta entre los dos muros, al lado del jardín del rey, aunque los caldeos estaban alrededor de la ciudad. El rey se fue en dirección del Arabá. 5Pero el ejército de los caldeos persiguió al Rey Sedequías y lo alcanzó en los llanos del valle del Río Jordán cerca de Jericó. Todo su ejército fue dispersado lejos de él.
6Ellos capturaron al rey y lo subieron al rey de Babilonia en Ribla, donde le impusieron sentencia. 7En cuanto a los hijos de Sedequías, los masacraron delante de sus ojos. Entonces el rey de Babilonia le sacó sus ojos, lo ató con cadenas de bronce, y lo trajo a Babilonia.
8Ahora en el quinto mes, en el séptimo día del mes, el cual fue el décimonoveno año del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nabuzaradán, un siervo del rey de Babilonia y comandante de sus guardaespaldas, vino a Jerusalén. 9Él quemó la casa del SEÑOR, el palacio del rey, y todas las casas de Jerusalén; también quemó todo edificio importante en la ciudad. 10En cuanto a todas las murallas alrededor de Jerusalén, todo el ejército de los babilonios que estaban bajo el comandante de los guardaespaldas las destruyeron.
11En cuanto al resto de la gente que fue dejada en la ciudad, aquellos que habían desertado al rey de Babilonia, y el remanente de la población, Nabuzaradán, el comandante de la guardaespalda, los llevó al exilio. 12Pero el comandante de la guardaespalda sí dejó a algunos de los más pobres de la tierra para trabajar las viñas y los campos.
13En cuanto a los pilares de bronce que estaban en la casa del SEÑOR, y las bases y el mar de bronce que estaban en la casa del SEÑOR, los caldeos los hicieron pedazos y cargaron el bronce a Babilonia. 14Las ollas, palas, lámparas, cucharas, y todos los utensilios de bronce con los cuales los sacerdotes habían servido en el templo, los caldeos se los llevaron. 15Las ollas para remover las cenizas y los tazones que fueron hechos de oro, y aquellos hechos de plata, el capitán de la guardia del rey se los llevó también.
16Los dos pilares, el mar, y las bases que Salomón había hecho para la casa del SEÑOR contenían más bronce que podía ser pesado. 17La altura del primer pilar fue de dieciocho codos, y un capitel de bronce estaba encima de él. El capitel era de tres codos de alto, con un diseño de malla y granadas todo alrededor del capitel, todo hecho de bronce. El otro pilar y su diseño de malla fue igual que el primero.
18El comandante del guardaespalda se llevó a Seraías el principal sacerdote, junto a Sofonías, el segundo sacerdote, y los tres guardas de las puertas. 19De la ciudad él se llevo prisionero a un oficial que estaba a cargo de soldados, y a cinco hombres que aconsejaban al rey, que estaban todavía en la ciudad. Él también tomó como prisionero al oficial de ejército del rey responsable de alistar a hombres para el ejército, junto a sesenta hombres importantes de la tierra que estaban en la ciudad.
20Entonces Nabuzaradán, el comandante del guardaespalda, los llevó y los trajo al rey de Babilonia en Ribla. 21El rey de Babilonia los llevó a la muerte en Ribla en la tierra de Hamat. De esta manera, Judá salió de su tierra al exilio.
22En cuanto a la gente que se quedaron en la tierra de Judá, aquellos que Nabucadonosor rey de Babilonia había dejado atrás, él puso a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán a cargo de ellos. 23Ahora cuando todos los comandantes de los soldados, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías como gobernador, ellos fueron donde Gedalías a Mizpa. Estos hombres fueron Ismael, hijo de Netanías, Johanán, hijo de Carea, Seraías, hijo de Tanhumet el netofatita, y Jaazanías, hijo del Maacateo, ellos y sus hombres. 24Gedalías hizo un juramento a ellos y a sus hombres, y les dijo a ellos: "No teman a los oficiales caldeos. Vivan en la tierra y sirvan al rey de Babilonia y les irá bien."
25Pero sucedió que en el séptimo mes, Ismael, hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la familia real, vino con diez hombres y atacó a Gedalías. Gedalías murió, junto a los hombres de Judá y de los babilonios que estaban con él en Mizpa. 26Entonces toda la gente, desde el menor hasta el mayor, y los comandantes de los soldados, se levantaron y se fueron a Egipto, porque temían a los babilonios.
27Sucedió luego en el año treinta y siete del exilio de Joaquín, hijo de Judá, en el duodécimo mes, en el día veintisiete del mes, que Evil Merodac, rey de Babilonia, liberó a Joaquín, rey de Judá, de la prisión. Esto sucedió en el año que Evil Merodac comenzó a reinar.
28Él le habló amablemente y le dio un asiento más honorable que a los otros reyes que estaban con él en Babilonia. 29Evil Merodac removió las ropa de prisión de Joaquín, y Joaquín comió con regularidad en la mesa del rey por el resto de su vida. 30Y una porción regular de comida le fue dada a él cada día por el resto de su vida.

1 Crónicas

1

1Adán, Set, Enós, 2Cainán, Mahalaleel, Jared, 3Enoc, Matusalén, Lamec. 4Los hijos de Noé fueron Sem, Cam y Jafet.

5Los hijos de Jafet fueron Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. 6Los hijos de Gomer fueron Askenaz, Difat y Togarmá. 7Los hijos de Javán fueron Elisa, Tarsis, Quitim y Rodanim.
8Los hijos de Cam fueron Cus, Mizrayin, Fut y Canaán. 9Los hijos de Cus fueron Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Los hijos de Raama fueron Seba y Dedán. 10Cus fue el padre de Nimrod, que fue el primer conquistador en la Tierra.
11Mizrayin se convirtió en el ancestro de los Luditas, Anamitas, Leabitas, Neftuitas, 12Patrusitas, Casluitas (de donde vinieron los filisteos) y los Caftoritas.
13Canaán fue el padre de Sidón, su primer hijo, y de Het. 14Él también se convirtió el ancestro de los Jebusitas, Amoreos, Gergeseos, 15Heveos, Araceos, los Sineos, 16Arvadeos, Zemareos y los Hemateos.
17Los hijos de Sem, fueron Elam, Asur, Arfaxad, Lud, Aram, Uz, Hul, Geter y Mesec. 18Arfaxad fue el padre de Sela y Sela se convirtió en el padre de Eber. 19Eber tuvo dos hijos. El nombre de uno fue Peleg, porque en sus días la Tierra fue dividida. El nombre de su hermano fue Joctán.
20Joctán se convirtió en el padre de Almodad, Selef, Hazar Mavet, Jera, 21Adoram, Uzal, Dicla, 22Ebal, Abimael, Seba, 23Ofir, Havila y Jobab; todos estos fueron desendientes de Joctán.
24Sem, Arfaxad, Sela, 25Heber, Peleg, Reu, 26Serug, Nacor, Taré, 27Abram, que fue Abraham.
28Los hijos de Abraham fueron Isaac e Ismael. 29Estos fueron sus hijos: el primer hijo de Ismael fue Nebaiot, Cedar, Adbeel, Mibsam, 30Misma, Duma, Massa, Hadad, Tema, 31Jetur, Nafis y Cedema. Estos fueron los hijos de Ismael.
32Los hijos de Cetura, concubina de Abraham, fueron Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa. Los hijos de Jocsán, fueron Seba y Dedán. Los hijos de 33Madián fueron Efa, Efer, Hanoc, Abida y Elda. Todos estos fueron los descendientes de Cetura.
34Abraham fue el padre de Isaac. Los hijos de Isaac fueron Esaú e Israel. 35Los hijos de Esaú fueron Elifaz, Reuel, Jeús, Jaalam y Coré. 36Los hijos de Elifaz fueron Temán, Omar, Zefí, Gatam, Quenaz, Timna y Amalec. 37Los hijos de Reuel fueron Nahat, Zera, Sama y Miza.
38Los hijos de Seir fueron Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, Disón, Ezer y Disán. 39Los hijos de Lotán fueron Hory y Homam, y Timna fue la hermana de Lotán. 40Los hijos de Sobal fueron Alián, Manahat, Ebal, Sofi y Onam. Los hijos de Zibeón fueron Aja y Aná.
41El hijo de Aná fue Disón. Los hijos de Disón fueron Amram, Esbán, Itrán y Queran. 42Los hijos de Ezer fueron Bilhán, Zaaván y Jaacán. Los hijos de Disán fueron Uz y Arán.
43Estos fueron los reyes que reinaron en la tierra de Edom antes que cualquier rey reinara sobre los israelitas: Bela hijo de Beor y el nombre de su ciudad era Dinaba. 44Cuando Bela murió, Jobab, hijo de Zera de Bosra, reinó en su lugar. 45Cuando Jobab murió, Husam de la tierra de los temanitas reinó en su lugar.
46Cuando murió Husam, Hadad hijo de Bedad, que derrotó a los madianitas en la tierra de Moab, reinó en su lugar. El nombre de su ciudad era Avit. 47Cuando Hadad murió, Samla de Masreca reinó en su lugar. 48Cuando Samla murió, Saúl de Rehobot Hanahar reinó en su lugar.
49Cuando Saúl murió, Baal Hanán hijo de Acbor reinó en su lugar. 50Cuando Baal Hanan hijo de Acbor murió, Hadad reinó en su lugar. El nombre de su ciudad era Pai. El nombre de su esposa era Mehetabel, hija de Matred, hija de Mezaab.
51Hadad murió. Los jefes de los clanes en Edom fueron Timna, Alya, Jetet, 52Aholibama, Elá, Pinón, 53Quenaz, Temán, Mibzar, 54Magdiel e Iram. Estos eran los jefes de los clanes de Edom.

2

1Estos eran los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, 2Dan, José, Benjamín, Neftalí, Gad y Aser.

3Los hijos de Judá fueron: Er, Onán y Sela, que le fueron nacidos a él por la hija de Bet Súa, la cananita. Er, el primogénito de Judá, era malvado a la vista del SEÑOR, y el SEÑOR lo mató. 4Tamar, su nuera, le dio a luz a Pérez y Zera. Judá tuvo cinco hijos.
5Los hijos de Pérez eran Hezrón y Hamul. 6Los hijos de Zera eran Zimri, Etán, Hemán, Calcol y Dara, cinco en total. 7El hijo de Carmi fue Acar, que le trajo problemas a Israel cuando él le robó lo que estaba reservado a Dios. 8Etán era el hijo de Azarías.
9Los hijos de Hezrón fueron Jerameel, Ram y Quelubai. 10Ram se convirtió en el padre de Aminadab y Aminadab se convirtió en el padre de Naasón, un líder de entre los desendientes de Judá. 11Naasón se convirtió en el padre de Salmón y Salmón se convirtió en el padre de Booz. 12Booz se convirtió en el padre de Obed y Obed se convirtió en el padre de Isaí.
13Isaí se convirtió padre de su primogénito Eliab, Abinadab el segundo, Simea el tercero, 14Natanael el cuarto, Radai el quinto, 15Ozem el sexto y David el séptimo.
16Sus hermanas eran Sarvia y Abigail. Los hijos de Sarvia eran Abisai, Joab y Asael, tres de ellos. 17Abigail dio a luz a Amasa, cuyo padre fue Jeter el ismaelita.
18Caleb, hijo de Hezrón, se convirtió en el padre de los hijos de Azuba, su esposa y de Jeriot. Sus hijos fueron Jeser, Sobab y Ardón. 19Azuba murió, luego Caleb se casó con Efrata que dio a luz a Hur. 20Hur se convirtió en el padre de Uri y Uri se convirtió en el padre de Bezalel.
21Luego Hezrón (cuando él tenía sesenta años de edad) se casó con la esposa de Maquir, el padre de Galaad. Ella dio a luz a Segub. 22Segub se convirtió en el padre de Jair, que controló a veintitres ciudades en la tierra de Galaad.
23Gesur y Aram tomaron los pueblos de Jair y Kenat, como también sesenta pueblos de los alrededores. Todos estos habitantes eran desendientes de Maquir, el padre de Galaad. 24Luego de la muerte de Hezrón, Caleb se acostó con Efrata, la esposa de su padre Hezrón. Ella le dio a luz a Azur, el padre de Tecoa.
25Los hijos de Jerameel, el primogénito de Hezrón, fueron Ram el primogénito, Buna, Orén, Ozem y Ahías. 26Jerameel tenía otra esposa, cuyo nombre era Atara. Ella era la madre de Onam. 27Los hijos de Ram, el primogénito de Jerameel, fueron Maaz, Jamín y Equer. 28Los hijos de Onam fueron Samai y Jada. Los hijos de Samai eran Nadab y Abisur.
29El nombre de la esposa de Abisur era Abinail, y ella dio luz a Ahbán y Molid. 30Los hijos de Nadab eran Seled y Apaim, pero Seled murió sin hijos. 31El hijo de Apaim era Isi. El hijo de Isi era Sesán. El hijo de Sesán era Ahlai. 32Los hijos de Jada, el hermano de Samai, fueron Jeter y Jonatán. Jeter murió sin hijos. 33Los hijos de Jonatán fueron Pelet y Zaza. Estos eran desendientes de Jerameel.
34Ahora Sesán no tuvo hijos, sólo hijas. Sesán tenía un sirviente, una egipcio, que su nombre era Jarha. 35Sesán dio a su hija a Jarha su sirviente como su esposa. Ella le dio a luz a Atai.
36Atai se convirtió en el padre de Natán, y Natán se convirtió en el padre de Zabad. 37Zabad se conrvitió en el padre de Eflal y Eflal se convirtió en el padre de Obed. 38Obed se convirtió en el padre de Jehú y Jehú se convirtió en el padre de Azarías.
39Azarías se convirtió en el padre de Heles y Heles se convirtió en el padre de Elasa. 40Elasa se convirtió en el padre de Sismai y Sismai se convirtió en el padre de Salum. 41Salum se convirtió en el padre de Jecamías y Jecamías se conrvitió en el padre de Elisama.
42Los hijos de Caleb, hermano de Jerameel, eran Mesa, su primogénito, que era padre de Zif. Su segundo hijo, Maresa, era el padre de Hebrón. 43Los hijos de Hebrón eran Coré, Tapúa, Requem y Sema. 44Sema se convirtió en el padre de Raham, el padre de Jorcoam. Requem se convirtió en el padre de Samai.
45El hijo de Samai era Maón, y Maón era el padre de Bet Sur. 46Efa, la concubina de Caleb, dio a luz a Harán, Mosa y Gazez. Harán se convirtió en el padre de Gazez. 47Los hijos de Jahdai fueron Regem, Jotam, Gesam, Palet, Efa y Saaf.
48Maaca, concubina de Caleb, dio a luz a Seber y Tirhana. 49Ella también dio a luz a Saaf, el padre de Madmana, a Seva, el padre de Macbena y el padre de Gibea. La hija de Caleb era Acsa. Estos eran los desendientes de Caleb. 50Estos eran los hijos de Hur, el primogénito de Efrata: Sobal el padre de Quiriat Jearim,
51Salma, padre de Belén, y Haref el padre de Bet Gader.
52Sobal, el padre de Quiriat Jearim, tenía descendientes: Haroe, mitad del pueblo manahetita 53y los clanes de Quiriat Jearim: los Itritas, los Futitas, los Sumatitas y los Misraítas. Los Zoratitas y los Estaolitas descendieron de éstos.
54Los clanes de Salma fueron los siguientes: Belén, los Netofatitas, Atrot Bet Joab y la mitad de los Manahetitas-- los Zoraítas, 55los clanes de los escribas que vivían en Jabes: los Tirateos, Simeateos y los Sucateos. Éstos eran los Quenitas, quienes descendieron de Hamat, el ancestro de los Recabitas.

3

1Ahora, éstos son los hijos de David, que le nacieron a él en Hebrón: el primer hijo fue Amnón, por Ahinoam de Jezreel; el segundo fue Daniel, por Abigail de Carmelo; 2el tercero fue Absalón, cuya madre fue Maaca, hija de Talmai, rey de Gesur. El cuarto fue Adonías, hijo de Haguit; 3el quinto fue Sefatías, hijo de Abital; el sexto fue Itream, por Egla, su esposa.

4Estos seis le fueron nacidos a David en Hebrón, donde reinó por siete años y seis meses. Él después reinó treinta y tres años en Jerusalén. 5Estos cuatro hijos, por Betsúa, hija de Amiel, le fueron nacidos a él en Jerusalén: Simea, Sobab, Natán y Salomón.
6Los otros nueve hijos de David fueron: Ibhar, Elisama, Elifelet, 7Noga, Nefeg, Jafía, 8Elisama, Eliada y Elifelet. 9Estos fueron los hijos de David, sin incluir sus hijos con las concubinas. Tamar era hermana de ellos.
10El hijo de Salomón fue Roboam. El hijo de Roboam fue Abías. El hijo de Abías fue Asa. El hijo de Asa, Josafat. 11El hijo de Josafat fue Joram. El hijo de Joram fue Ocozías. El hijo de Ocozías fue Joás. 12El hijo de Joás fue Amasías. El hijo de Amasías fue Azarías. EL hijo de Azarías fue Jotam.
13El hijo de Jotam fue Acaz. El hijo de Acaz fue Ezequías. El hijo de Ezequías fue Manasés. 14El hijo de Manasés fue Amón. El hijo de Amón fue Josías.
15Los hijos de Josías fueron primero su hijo Johanán, su segundo hijo Joacim, su tercer hijo Sedequías, y su cuarto hijo Salum. 16Los hijos de Joacim fueron Jeconías y Sedequías.
17Los hijos de Jeconías, el cautivo, fueron Salatiel, 18Malquiram, Pedaías, Senazar, Jecamías, Hosama, Nedabías.
19Los hijos de Pedaías fueron Zorobabel y Simei. Los hijos de Zorobabel fueron Mesulam y Hananías; Selomit fue su hermana. 20Sus otros cinco hijos fueron Hasuba, Ohel, Berequías, Hasadías y Jusab Hesed. 21Los hijos de Hananías fueron Pelatías y Jesaías. Su hijo fue Refaías, y sus otros descendientes fueron Arnán, Abdías y Secanías.
22El hijo de Secanías fue Semaías. Los hijos de Semaías fueron Hatús, Igal, Barías, Nearías y Safat. 23Los tres hijos de Nearías fueron Elioenai, Ezequías y Azricam. 24Los siete hijos de Elioenai fueron Hodavías, Elisaib, Pelaías, Acub, Johanán, Dalaías y Anani.

4

1Los descendientes de Judá eran Pérez, Hazrón, Carmi, Hur, y Sobal. 2Sobal fue el padre de Reaía. Reaía fue el padre de Jahat. Jahat fue el padre de Ahumai y de Lahad. Éstos fueron los ancestros de los clanes de los zoratitas.

3Éstos fueron los ancestros de las clanes en la ciudad de Etam: Jezreel, Isma e Ibdas. El nombre de su hermana era Hazelelponi. 4Penuel era el antecesor de las clanes en la ciudad de Gedor. Ezer fue el creador de las clanes en Husa. Éstos fueron las descendientes de Hur, el primer hijo de Efrata y el creador de Belén.
5Asur el padre de Tecoa tuvo dos esposas, Hela y Naara. 6Naara dio luz a Ahuzam, Hefer, Temeni y Ahatsari. Éstos fueron los hijos de Naara. 7Los hijos de Hela fueron Zeret, Izhar, Etnán, 8y Cos, que se convirtió en padre de Anub, Zobeba y los de las clanes descendientes de Aharhel hijo Harum.
9Jabes era más respetado que sus hermanos. Su madre lo llamó Jabes. Ella dijo: "Porque lo parí con dolor." 10Jabes llamó al Dios de Israel y dijo: "¡Si tan sólo tú puedieras verdaderamente bendecirme, expande mi territorio y tu mano estara conmigo. Cuando Tu hagas esto me cuidarás de daño, entonces yo seré libre de dolor!" Entonces Dios le concedió su oración.
11Quelub, hermano de Súa, se convirtió el padre de Mehir, que fue en el padre de Estón. 12Estón se convirtió en el padre de Bet Rafa, Paseah y Tehina, que empezó la ciudad de Nahas. Éstos fueron hombres que vivieron en Reca.
13Los hijos de Quenaz fueron Otoniel y Seraías. Los hijos de Otoniel fueron Hatat y Meonotai. 14Meonotai se convirtió en el padre de Ofra, y Seraías se convirtió en padre de Joab, el creador de Gue Jarasim, que su pueblo era artesano. 15Los hijos de Caleb hijo de Jefone eran Iru, Ela y Naam. El hijo de Ela fue Quenaz. 16Los hijos de Jehalelel fueron Zif, Zifa, Tirías y Asareel.
17Los hijos de Esdras fueron Jeter, Mered, Efer y Jalón. La esposa egipicia de Mered le dio a luz a Miriam, Samai y a Isba, que se convirtió en el padre de Estemoa. Éstos eran los hijos de Bitia, hija de Faraón, con quien se casó Mered. 18La esposa judía de Mered le dio a luz a Jered, que se convirtió en el padre de Gedor; Heber que se convirtió en el padre de Soco; y Jecutiel, que se convirtió en el padre de Zanoa.
19De los dos hijos de la esposas Hodías, hermana de Naham, uno se convirtió en el padre de Keila el garmita. El otro fue Estemoa el maacateo. 20Los hijos de Simón fueron Amnón, Rina, Ben Hanán y Tilón. Los hijos de Isi fueron Zohet y Benzohet.
21Los decendients de Sela, hijo de Judá, fueron Er, padre de Leca, Laada, padre de Maresa y padre de los clanes que trabajan el lino en Bet Asbea, 22Joacim, los hombres de Cozeba y Joás y Saraf, que tenían propiedad en Moab, pero que volvieron a Belén. (Esta información es de los registros de los antepasados.) 23Algunas de estas personas fueron los alfareros que vivieron en Netaím y Gedera y trabajaron para el rey.
24Los descendientes de Simeón fueron Nemuel, Jamín, Jarib, Zera y Saúl. 25Salum era hijo de Saúl, Mibsam era hijo de Salum y Misma era hijo de Mibsam. 26Los descendientes de Misma fueron Hamuel su hijo, Zacur su nieto, Simei su bisnieto.
27Simei tuvo dieciseis hijos y seis hijas. Sus hermanos no tuvieron tantos hijos, para que sus clanes no crecieran en gran manera según el pueblo de Judá lo hizo. 28Ellos vivieron en Beerseba, Molada y hazar Sual.
29Ellos también vivieron en Bilha, Ezem, Tolad, 30Betuel, Horma, Siclag, 31Bet Marcabot, Hazar Susim, Bet Birai y Saaraim. Éstas fueron sus ciudades hasta el reinado de David.
32Sus cinco villas fueron Etam, Aín, Rimón, Toquén y Asán, 33juntamente con las villas que estaban tan como Baal. Éstas fueron sus colonias y ellos guardaron sus registros genealógicos.
34Los líderes del clan fueron Mesobab, Jamlec, Josías hijo de Amasías, 35Joel, Jehú hijo de Josibías hijo de Seraías hijo de Asiel. 36Elioenai, Jaacoba, Jesohaía, Asaías, Adiel, Jesimiel, Benaía 37y Ziza hijo de Sifi, hijo de Alón, hijo de Jedaías hijo de Simri, hijo de Semaías. 38Éstos, mencionados por nombre, eran líderes en sus clanes, y sus clanes crecieron grandemente.
39Ellos fueron cerca de Gedor, en el lado este del valle, para buscar pastos para sus ganados. 40Ellos encontraron pasto bueno y abundante. La tierra era grande, tranquila y pacífica. Los hamitas estaban formalmente viviendo allí. 41Estos clanes, listados por nombre, vinieron en días de Ezequías rey de Judá y atacaron los colonias hamita y los meunitas, que estaban allí también. Ellos los destruyeron completamente y vivieron allí porque ellos encontraron pastos para su ganado.
42Quinientos hombres de la tribú de Simeón fueron al Monte Seir, con sus líderes Pelatías, Nearías, Refaías y Uziel, hijos de Isi. 43Ellos derrotaron el resto de los refugiados de Amalec, y vivieron allí hasta este día.

5

1Los hijos de Rubén, el primer hijo de Israel-- ahora bien, Rubén era el primogénito de Israel, pero su derecho de nacimiento le fue dado a los hijos de José hijo de Israel porque Rubén había contaminado la cama de su padre. Por lo que él no se registra como el hijo mayor. 2Judá fue el más fuerte de sus hermanos, y el líder vendría de él. Pero el derecho de nacimiento era de José-- 3los hijos de Rubén, el primer hijo de Israel, fueron Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi.

4Los descendientes de Joel fueron estos: El hijo de Joel fue Semaías. El hijo de Semaías fue Gog. El hijo de Gog fue Simei. 5El hijo de Simei fue Micaía. El hijo de Micaía fue Reaía. El hijo de Reaía fue Baal. 6El hijo de Baal fue Beera, a quien Tilgat Pilneser, rey de Asiria, llevó al exilio. Beera fue un líder en la tribu de Rubén.
7Los familiares de Beera por sus clanes son los siguientes, enlistados en sus registros genealógicos: Jeiel el mayor, Zacarías y 8Bela hijo de Azaz, hijo de Sema, hijo de Joel. Ellos vivieron en Aroer, tan lejos como Nebo y Baal Meón, 9y al oriente hasta la entrada del desierto que se extiende al Río Éufrates. Esto fue así porque ellos tenían mucho ganado en la tierra de Galaad.
10En los días de Saúl, la tribu de Rubén atacó a los Agarenos y los derrotaron. Ellos vivieron en las tiendas de campaña agarenas a través de toda la tierra al este de Galaad.
11Los miembros de la tribu de Gad vivieron cerca de ellos en la tierra de Basán tan lejos como Salca. 12Sus líderes fueron Joel que fue un jefe de clan y Safán fue jefe de otro clan, y Janaai y Safat en Basán. 13Sus familiares, por sus familias paternas, fueron Micael, Mesulam, Seba, Jorai, Jacán, Zía, y Heber-- siete en total.
14Estas personas nombradas arriba fueron los descendientes de Abihail, y Abihail fue el hijo de Huri. Huri fue el hijo de Jaroa. Jaroa fue el hijo de Galaad. Galaad fue el hijo de Micael. Micael fue el hijo de Jesisai. Jesisai fue el hijo de Jahdo. Jahdo fue el hijo de Buz. 15Ahí hijo de Abdiel hijo Guni, fue jefe de sus familias paternas
16Ellos vivieron en Galaad, en Basán, en sus pueblos, y en todas las tierras de pastar de Sharón tan lejos como sus fronteras. 17Todos estos fueron enlistados por registros genealógicos en los días de Jotam, rey de Judá y de Jeroboam rey de Israel.
18Los rubenitas, los gaditas, y la media tribu de Manasés tenían cuarenta y cuatro mil soldados entrenados para la guerra, que cargaron escudo y espada, y que tiraron del arco. 19Ellos atacaron a los Agarenos, Jetur, Nafis y Nodab.
20Ellos recibieron ayuda divina contra ellos. De esta manera, los agarenos y todos los que estaban con ellos fueron derrotados. Esto fue porque los israelitas clamaron a Dios en la batalla y Él le respondió a ellos, porque ellos pusieron su confianza en Él. 21Ellos capturaron sus animales, incluyendo cincuenta mil camellos, 250, 000 ovejas, dos mil burros y 100, 000 hombres. 22Porque Dios peleó por ellos, ellos mataron muchos de los enemigos. Ellos vivieron en su tierra hasta el cautiverio.
23La media tribu de Manasés vivió en la tierra de Basán tan lejos como Baal Hermón y Senir (que es Monte Hermón). 24Estos fueron los líderes de sus familias: Efer, Isi, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Jahdiel. Ellos fueron hombres fuertes y valientes, hombres famosos, líderes de sus familias.
25Pero ellos fueron infieles al Dios de sus ancestros. En cambio, ellos adoraron los dioses de los pueblos de la tierra, a quienes Dios había destruído antes de ellos. 26El Dios de Israel incitó a Pul, rey de Asiria (también llamado Tilgat Pileser, rey de Asiria). Él llevó al exilio a los rubenitas, gaditas, y la media tribu de Manasés. Él los llevó a Halah, Habor, Hara y al río de Gozán, donde ellos permanecen hasta este día.

6

1Los hijos de Leví fueron Gersón, Coat y Merari. 2Los hijos de Coat fueron Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. 3Los hijos de Amram fueron Aarón, Moisés y Miriam. Los hijos de Aarón fueron Nadab, Abuí, Eleazar e Itamar.

4Eleazar fue padre de Finees, y Finees fue padre de Abisúa. 5Abisúa fue padre de Buqui y Buqui fue padre de Uzi. 6Uzi fue padre de Zeraías y Zeraías fue padre de Meraiot.
7Meraiot fue padre de Amarías, y Amarías fue padre de Ahitob. 8Ahitob fue padre de Zadoc, y Zadoc fue padre de Ahimaas. 9Ahimaas fue padre de Azarías, y Azarías fue padre de Johanán.
10Johanán fue padre de Azarías, que sirvió en el templo que Salomón construyó en Jerusalén. 11Azarías fue padre de Amarías, y Amarías fue padre de Ahitob. 12Ahitob fue padre de Zadoc, y Zadoc fue padre de Salum.
13Salum fue padre de Hilcías e Hilcías fue padre de Azarías. 14Azarías fue padre de Seraías, y Seraías fue padre de Josadac. 15Josadac fue llevado al cautiverio cuando el SEÑOR exilió a Judá y Jerusalén por la mano de Nabucodonosor.
16Los hijos de Leví fueron Gersón, Coat y Merari. 17Los hijos de Gersón fueron Libni y Simei. 18Los hijos de Coat fueron Amram, Izhar, Hebrón, y Uziel.
19Los hijos de Merari fueron Mahli y Musi. Estos se convirtieron en el clan de los Levitas por las familias paternas. 20Los descendientes de Gersón comenzaron con su hijo Libni. El hijo de Libni fue Jahat. Su hijo fue Zima. 21Su hijo fue Joa. Su hijo fue Iddo. Su hijo fue Zera. Su hijo fue Zeatrai.
22Los descendientes de Coat comenzaron con su hijo Aminadab. Su hijo fue Coré. Su hijo fue Asir. 23Su hijo fue Elcana. Su hijo fue Ebiasaf. Su hijo Asir. 24Su hijo fue Tahat. Su hijo fue Uriel. Su hijo fue Uzías. Su hijo fue Saúl.
25Los hijos de Elcana fueron Amasai. Ahimot, y Elcana. 26El hijo de este segundo Elcana fue Zofai. Su hijo fue Nahat. 27Su hijo fue Eliab. Su hijo fue Jeroham. Su hijo fue Elcana.
28Los hijos de Samuel fueron Joel, el primogénito y Abías el segundo. 29El hijo de Merari fue Mahli. Su hijo fue Libni. Su hijo fue Simei. Su hijo fue Uza. 30Su hijo fue Simea. Su hijo fue Haguía. Su hijo fue Asaías.
31Estos son los nombres de los hombres que David puso a cargo de la música en la casa del SEÑOR, después que el arca se colocó allí. 32Ellos sirvieron cantando delante de el tabernáculo, la tienda de reunión, hasta que Salomón edificó la casa del SEÑOR en Jerusalén. Ellos realizaron sus tareas según a las instrucciones que le fueron dadas.
33Estos fueron aquellos que sirvieron con sus hijos. Del clan de los coatitas llegó Hemán, el músico. Retrocediendo en el tiempo, estos son sus antepasados: Hemán fue el hijo de Joel. Joel fue hijo de Samuel. 34Samuel fue hijo de Elcana. Elcana fue el hijo de Jeroham. Jeroham fue hijo de Eliel. Eliel fue hijo de Toa. 35Toa fue hijo de Zuf. Zuf fue el hijo de Elcana. Elcana fue el hijo de Mahat. Mahat fue el hijo de Amasai. Amasai fue el hijo de Elcana.
36Elcana fue el hijo de Joel. Joel fue el hijo de Azarías. Azarías fue hijo de Sofonías. 37Sofonías fue el hijo de Tahat. Tahat fue hijo de Asir. Asir fue el hijo de Abiasaf. Abiasaf fue el hijo de Coré. 38Coré fue el hijo de Izhar. Izhar fue el hijo de Coat. Coat fue el hijo de Leví. Leví fue el hijo de Israel.
39El colega de Hemán era Asaf, se colocó a su mano derecha. Asaf fue el hijo de Berequías. Berequías fue el hijo de Simea. 40Simea fue el hijo de Micael. Micael fue el hijo de Baasías. Baasías fue el hijo de Malquías. 41Malquías fue el hijo de Etni. Etni fue el hijo de Zera. Zera fue el hijo de Adaía. 42Adaía fue el hijo de Etán. Etán fue el hijo de Zima. Zima fue el hijo de Simei. 43Simei fue el hijo de Jahat. Jahat fue el hijo de Gersón. Gersón fue el hijo de Leví.
44A la mano izquierda de Hemán estaban sus colegas hijos de Merari. Ellos incluyeron a Etán hijo de Quisi. Quisi fue el hijo de Abdi. Abdi fue el hijo de Maluc. 45Maluc fue el hijo de Hasabías. Hasabías fue el hijo de Amasías. Amasías fue el hijo de Hilcías. 46Hilcías fue el hijo de Amsi. Amsi fue el hijo de Bani. Bani fue el hijo de Semer. 47Semer fue el hijo de Mahli. Mahli fue el hijo de Musi. Musi fue el hijo de Merari. Merari fue el hijo de Leví.
48Sus asociados, los levitas, fueron asignados para hacer todo el trabajo del tabernáculo, la casa del SEÑOR.
49Aarón y sus hijos llevaban las ofrendas al altar para las ofrendas quemadas; y la ofrenda del altar de incienso para todo el trabajo en el lugar más santo. Estas ofrendas hicieron expiación para Israel, de acuerdo a todo lo que Moisés, el siervo de Dios, había ordenado.
50Los descendientes reconocidos de Aarón son los siguientes: el hijo de Aarón fue Eleazar. El hijo de Eleazar fue Finees. El hijo de Finees fue Abisúa. 51El hijo de Abisúa fue Buqui. El hijo de Buqui fue Uzi. El hijo de Uzi fue Zeraías. 52El hijo de Zeraías fue Meraiot. El hijo de Meraiot fue Amarías. El hijo de Amarías fue Ahitob. 53El hijo de Ahitob fue Zadoc. El hijo de Zadoc fue Ahimaas.
54Estos son los lugares donde fueron asignados los descendientes de Aarón para vivir, eso es, para los descendientes de Aarón que fueran del clan de los Coatitas (el primer lote era para ellos). 55A ellos les fue dado Hebrón en la tierra de Judá con sus pastizales, 56pero los campos de la cuidad y sus villas fueron dadas a Caleb, hijo de Jefone.
57A los descendientes de Aarón le dieron: Hebrón (una cuidad de refugio), y Libna, con sus pastizales, Jatir, Estemoa con sus pastizales, 58Hilén con sus pastizales, y Debir con sus pastizales.
59A los descendientes de Aarón: Asán con sus pastizales y Bet Semes con sus pastizales; 60y de la tribu de Benjamín les fue dado Geba con sus pastizales, Alemet con sus pastizales, y Anatot con sus pastizales. Y todas sus cuidades enumeraban trece.
61Al resto de los descendientes de los coatitas le dieron por lote diez cuidades de la mitad de la tribu de Manases. 62A los descendientes de Gersón, en sus muchos clanes, les fueron dadas trece cuidades de las tribus de Isacar, Aser, Neftalí y la mitad de la tribu de Manases en Basán.
63A los descendientes de Merari le fueron dadas doce cuidades, de acuerdo a sus clanes, desde la tribu de Rubén, Gad y Zabulón. 64Así, el pueblo de Israel le dió estas cuidades con sus pastizales a los levitas. 65Ellos asignaron por lote los pueblos mencionados anteriormente desde las tribus de Judá, Simeón y Benjamín.
66A algunos clanes de los coatitas les dieron cuidades de la tribu de Efraín. 67Les dieron: Siquem (una cuidad de refugio) con sus pastizales en la colina campestre de Efraín, Gezer con sus pastizales, 68Jocmeam con sus pastizales, Bet Horón con sus pastizales, 69Ajalón con sus pastizales, y Gat Rimón con sus pastizales.
70La mitad de la tribu de Manasés le dio a los coatitas: Aner con sus pastizales y Bileam con sus pastizales. Estas se convirtieron en las posesiones del resto de los clanes de los coatitas.
71A los descendientes de Gersón, dentro de la mitad de la tribu de Manasés, les dieron: Golán en Basán con sus pastizales y Astarot con sus pastizales. 72La tribu de Isacar le dio a los descendientes de Gersón: Cedes con sus pastizales, Daberat con sus pastizales, 73Ramot con sus pastizales, y Anem con sus pastizales.
74Isacar recibió de la tribu de Aser: Masal con sus pastizales, Abdón con sus sus pastizales, 75Hucoc con sus pastizales, Rehob con sus pastizales. 76Ellos recibieron de la tribu de Neftalí: Cedes en Galilea con sus pastizales, Hamón con sus pastizales y, Quiriataim con sus pastizales.
77Al resto de los levitas, los descendientes de Merari, les fueron dados de la tribu de Zabulón: Rimón con sus pastizales y Tabor con sus pastizales. 78A ellos también le fue dado, al otro lado del Jordán en Jericó, al lado este del río: Beser en el desierto con sus pastizales, Jaza con sus pastizales, 79Cademot con sus pastizales, Mefaat con sus pastizales. Estas fueron dadas por la tribu de Rubén.
80Los levitas recibieron de la tribu de Gad: Ramot en Galaad con sus pastizales, Mahanaim con sus pastizales, 81Hesbón con sus pastizales, y Jazer con sus pastizales.

7

1Los cuatro hijos de Isacar fueron Tola, Fúa, Jasub y Simrón. 2Los hijos de Tola fueron Uzi, Refaías, Jeriel, Jahmai, Jibsam y Samuel. Ellos fueron las jefes de las casas paternas, de los descendientes de Tola y fueron enlistados como poderosos guerreros entre su generación. Su número era 22, 600 en los días de David. 3El hijo de Uzi fue Israhías. Sus hijos eran Micael, Obías, Joel e Isías, todos los cinco de ellos eran líderes de clanes.

4Junto con ellos tenían treinta y seis mil tropas para batalla, de acuerdo a las listas que pertenecian a los clanes de sus ancestros, porque tenían muchas esposas e hijos. 5Sus hermanos, la tribu de Isacar, tenían ochenta y siete mil hombres de guerra, de acuerdo a la listas que pertenecian a los clanes de sus ancestros.
6Los tres hijos de Benjamín eran Bela, Bequer y Jediael. 7Los cinco hijos de Bela eran Ezbón, Uzi, Uziel, Jerimot e Iri. Ellos eran soldados y originadores de clanes. Su gente sumaban 22, 034 hombres de guerra, de acuerdo a la listas que pertenecían a los clanes de sus ancestros.
8Los hijos de Bequer fueron Zemira, Joás, Eliezer, Elioenai, Omri, Jeremot, Abías, Anatot y Alamet. Todos estos eran sus hijos. 9Las listas de sus clanes enumeraban 20, 200 líderes de familia y hombres de guerra. 10El hijo de Jediael fue Bilhán. Los hijos de Bilhán fueron Jeús, Benjamín, Aod, Quenaana, Zetán, Tarsis y Ahisahar.
11Todos estos eran hijos de Jediael. Enlistado en sus listas del clan habían 17, 200 líderes y hombres de guerra aptos para el servicio militar. 12(Supim y Hupim eran hijos de Hir, y Husim era hijo de Aher.)
13Los hijos de Neftalí fueron Jahzeel, Guni, Jezer y Salum. Estos fueron nietos de Bilha.
14Manasés tuvo un hijo varón llamado Asriel, a quien su concubina aramea dio a luz. Ella también dio a luz a Maquir, padre de Galaad. 15Maquir tomó una esposa de Hupim y Supim. El nombre de una hermana era Maaca. Otro descendiente de Manasés era Zelofehad, que solo tuvo hijas. 16Maaca, esposa de Maquir, dio a luz un hijo y lo llamó Peres. El nombre de su hermano fue Seres, y sus hijos fueron Ulam y Requem.
17El hijo de Ulam fue Bedán. Estos eran los descendientes de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés. 18Hamolequer, hermana de Galaad, dio a luz a Isod, Abiezer y Mahala. 19Los hijos de Semida fueron Ahián, Siquem, Likhi y Aniam.
20Los descendientes de Efraín fueron asi: El hijo de Efraín era Sutela. El hijo de Sutela era Bered. El hijo de Bered era Tahat. El hijo de Tahat era Elada. 21El hijo de Elada era Tahat. El hijo de Tahat fue Zabad. El hijo de Zabad era Sutela. (Ezer y Elad fueron muertos por hombres de Gat, nativos en la tierra, cuando ellos fueron a robar su ganado. 22Efraín, su padre, hizo duelo por ellos por muchos días, y sus hermanos vinieron a consolarlo.
23Él durmió con su esposa. Ella concibió y dio a luz a un hijo. Efraín lo llamó Bería, porque la tragedia había llegado a su familia. 24Su hija fue Seera, quien edificó a Bet Horón Baja, Bet Horón Alta y Uzen Seera.)
25Su hijo fue Refa. El hijo de Refa fue Resef. El hijo de Resef fue Telah. El hijo de Telah fue Tahán. 26El hijo de Tajan fue Laadán. El hijo de Laadán fue Amiud. El hijo de Amiud fue Elisama. 27El hijo de Elisama fue Nun. El hijo de Nun fue Josué.
28Sus posesiones y residencias fueron Betel y sus aldeas de alrededor. Se extendieron hacia el oriente hasta Naarán y hacia el occidente hasta Gezer y sus aldeas, y a Siquem con sus aldeas hasta Aya y sus villas. 29En la frontera con Manasés estaban Bet Seán y sus aldeas, Taanac y sus aldeas, Meguido y sus aldeas, y Dor y sus aldeas. En estos pueblos vivieron los descendientes de José, hijo de Israel.
30Los hijos de Aser fueron Imna, Isúa, Isúi, y Bería. Sera era su hermana. 31Los hijos de Bería fueron Heber y Malquiel, que fue el padre de Birzavit. 32Los hijos de Heber fueron Jaflet, Somer, y Hotam. Súa era su hermana.
33Los hijos de Jaflet fueron Pasac, Bimhal y Asvat. Estos fueron los hijos de Jaflet. 34Somer, hermano de Jaflet, tuvo a estos hijos: Rohga, Jehúba y Aram. 35El hermano de Somer, Helem, tuvo estos hijos: Zofa, Imna, Seles y Amal.
36Los hijos de Zofa fueron Súa, Harnefer, Súal, Beri e Imra, 37Beser, Hod, Sama, Silsa, Itrán y Beera. 38Los hijos de Jeter fueron Jefone, Pispa y Ara.
39Los hijos de Ula fueron Ara, Haniel y Rezia. 40Todos estos fueron descendientes de Aser. Ellos eran los ancestros de los clanes, líderes de sus familias, hombres distinguidos, hombres guerreros, y jefes entre los líderes. Había veintiseis mil hombres en lista que eran aptos para el servicio militar, de acuerdo a sus listas enumeradas.

8

1Los cinco hijos de Benjamín fueron, su primogenito Bela, Asbel, Ahara, 2Noha y Rafa. 3Los hijos de Bela fueron Adar, Gera, Abiud, 4Abisúa, Naamán, Ahoa, 5Gera, Sefufán e Hiram.

6Estos eran los desendientes de Aod quienes eran los jefes de los clanes de los habitantes de Geba, que fueron obligados a mudarse a Manahat: 7Naamán, Ahías y Gera. El último, Gera, los guió cuando se mudaron. Él era el padre de Uza y Ahiud.
8Saharaim se convirtió en el padre de hijos en la tierra de Moab, después que se había divorciado de sus esposas Husim y Baara. 9Por su esposa Hodes, Saharaim se convirtió en el padre de Jobab, Sibia, Mesa, Malcam, 10Jeúz, Saquías y Mirma. Estos fueron sus hijos, jefes en sus clanes. 11Él ya se había convertido en el padre de Abitob y Elpaal de Husim.
12Los hijos de Elpaal fueron Heber, Misam y Semed (que construyeron Ono y Lod con sus aldeas cercanas). 13También estaban Bería y Sema. Ellos fueron jefes de clanes que vivían en Ajalón, que expulsaron los habitantes de Gat.
14Bería tuvo estos hijos: Ahío, Sasac, Jeremot, 15Zebadías, Arad, Ader, 16Micael, Ispa, y Joha. 17-18Elpaal tuvo estos hijos: Zebadías, Mesulm, Hizqui, Heber, Ishmerai, Jezlías y Jobab.
19Simei tuvo estos hijos: Jaquim, Zicri, abdi, 20Elienai, Ziletai, Eliel, 21Adaías, Beraías y Simrat.
22Sasac tuvo estos hijos: Ispán, Heber, Eliel, 23Abdón, Zicri, Hanán, 24Hananías, Elam, Anatonías,25Ifdaías y Peniel.
26Jeroham tuvo estos hijos: Samserai, Seharías, Atalías, 27Jaresías, Elías y Zicri. 28Estos eran jefes de los clanes y líderes que vivieron en Jerusalén.
29El padre de Gabaón, Jehiel, cuyo nombre de su esposa fue Maaca, vivía en Gabaón. 30Su primer hijo era Abdón, seguido de Zur, Cism Baal, Nadab, 31Gedor, Ahío y Zequer.
32Otro de los hijos de Jehiel Miiclot, que se convirtió en el padre de Simea. También vivieron cerca de sus familiares en Jerusalén. 33Ner era el padre de Cis. Cis el padre de Saúl. Saúl fue el padre de Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es Baal. 34El hijo de Jonatán fue Merib Baal. Merib Baal fue el padre de Micaía.
35Los hijos de Micaía fueron Pitón, Melec, Tarea y Acaz. 36Acaz se convirtió en el padre de Joada. Joada fue el padre de Alemet, Azmavet y Zimri. Zimri fue el padre de Mosa. 37Mosa el padre de Bina. Bina fue el padre de Rafa. Rafa fue el padre de Eleasa. Eleasa fue el padre de Azel.
38Azel tuvo seis hijos: Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Obadías y Hanán. Todos estos fueron hijos de Azel. 39Los hijos de Esec; su hermano, fueron Ulam, su primer hijo, Jehús el segundo y Elifelet el tercero. 40Los hijos de Ulam fueron guerreros y arqueros. Tuvieron muchos hijos y nietos, un total de 150. Todos estos pertenecían a los descendientes de Benjamín.

9

1Así que todo Israel fue registrado en genealogías. Ellos fueron registrados en el libro de los reyes de Israel. En cuanto a Judá, ellos fueron llevados en exilio a Babilonia por sus pecados. 2Los primeros en ser reubicados en sus ciudades fueron algunos israelitas, sacerdotes, Levitas, y siervos del templo. 3Algunos descendientes de Judá, Benjamín, Efraín, y Manasés vivían en Jerusalén.

4Las reubicaciones incluían a Utai hijo de Amiud, hijo de Omri hijo de Imri, hijo de Bani, uno de los descendientes de Pérez hijo de Judá. 5Entre los Silonitas estaba Asaías el primer hijo y sus hijos. 6De entre los descendientes de Zera estaba Jeuel. Sus descendientes eran 690.
7Entre los descendientes de Benjamín estaba Salú hijo de Mesulam, hijo de Hodavías hijo de Asenúa. 8También estaba Ibenías hijo de Jeroham; Ela, hijo de Uzi, hijo de Micri; y Mesulam hijo de Sefatías hijo de Reuel hijo de Ibnías. 9Sus parientes escritos en las listas de genealogías eran 956. Todos estos hombres eran líderes en los clanes de sus ancestros.
10Los sacerdotes eran Jedaías, Joiarib, y Jaquín. 11También estaba Azarías hijo de Hilcías hijo de Mesulam hijo de Sadoc hijo de Meraiot hijo de Ahitob, el que estaba a cargo de la casa de Dios.
12Ahí estaba Adaía hijo de Jeroboam, hijo de Pasur, hijo de Malquías. Ahí estaba también Masai hijo de Adiel, hijo de Jazera, hijo de Mesulam, hijo de Mesilemit, hijo de Imer. 13Sus parientes, que fueron líderes en el clan de sus ancestros, eran 1, 760. Ellos fueron hombres muy capaces en el trabajo en la casa de Dios.
14Entre los levitas estaba Semaías, hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, entre los hijos de Merari. 15También estaba Bachacar, Heres, Galal y Matanías hijo de Micaía, hijo de Zicri, hijo de Asaf. 16También estaba Obadías, hijo de Semaías, hijo de Galal, hijo de Jedutún y Berequías hijo de Asa, hijo de Elcana que vivió en las aldeas de los Netofatitas.
17Los porteros eran Salum, Acub, Talmón, Ahimán y sus descendientes. Salum era su líder. 18Anteriormente ellos hicieron guardia en las puertas del lado este para los campos de los descendientes de Leví. 19Salum hijo de Coré hijo de Ebiasafel que era hijo de Corá, y sus parientes de la casa de su padre, los Coraítas, estaban a cargo del trabajo del servicio, ellos guardaban la puerta de la tienda, asi como sus ancestros habían guardado el campamento del SEÑOR, y ellos también guardaban la entrada.
20Finees hijo de Eleazar estuvo a cargo de ellos en el pasado, y el SEÑOR estuvo con él. 21Zacarías hijo de Meselemías era guardia de la entrada al templo," la carpa de reunión."
22Todos los que fueron escogidos como guardianes de las entradas contaban 212. Sus nombres fueron registrados en los archivos del pueblo en sus villas. David y Samuel el vidente los pusieron en sus posiciones de confianza. 23Asi que ellos y sus niños guardaban las puertas de la casa del SEÑOR, el tabernáculo. 24Los guardianes eran puestos en los cuatro lados, hacia el este, oeste, norte, y sur.
25Sus hermanos, quienes vivían en sus villas, vinieron en turnos de rotaciones de siete-días. 26Pero los cuatro líderes de los guardias de las entradas que eran Levitas, eran asignados a guardar los cuartos y almacenes en la casa de Dios. 27Ellos debían pasar la noche en sus puestos alrededor de toda la casa de Dios, ya que eran responsables de guardarla. Ellos la abrirían cada mañana.
28Algunos de ellos estaban a cargo del equipamiento del templo; ellos contaban los artículos cuando eran traídos y cuando eran sacados fuera. 29Algunos de ellos también eran asignados para cuidar las cosas sagradas, los utencilios y los suministros incluyendo la harina fina, el vino, el aceite, el incienso y las especias.
30Algunos de los hijos de los sacerdotes mezclaban las especias. 31Matatías, uno de los Levitas, que era el primer hijo de Salum Coreíta, estaba a cargo de preparar el pan para las ofrendas. 32Algunos de sus hermanos, descendientes de los Coatitas, estaban a cargo del pan de la presencia, para prepararlo cada Sábado.
33Los cantantes y los líderes de la familia Levita vivían en cuartos en el santuario cuando ellos estaban libres del trabajo porque ellos tenían que llevar a cabo sus tareas asignadas día y noche. 34Estos eran líderes de familia entre los Levitas como estaba mencionado en los registros genealógicos. Ellos vivían en Jerusalén.
35El padre de Gabaón, Jehiel, cuya esposa se llamaba Maaca, vivía en Gabaón. 36Su primogenito fue Abdón y sus hijos Zur, Cis, Baal, Ner, Nadab, 37Gedor, Ahío, Zacarías y Miclot.
38Miclot fue el padre de Simeam. Ellos también vivían cerca de sus hermanos en Jerusalén. 39Ner fue el padre de Cis. Cis fue el padre de Saúl. Saúl fue el padre de Jonatán, Malqisúa, Abinadab; y Esbaal. 40El hijo de Jonatán fue Meril Baal. Meril Baal fue el padre de Micaía.
41Los hijos de Micaía fueron Pitón, Melec, Tarea y Acaz. 42Acaz fue el padre de Jara, Jara fue el padre de Alemet, Azmavet, y Zimri. Zimri fue el padre de Mosa. 43Mosa fue el padre de Bina. Bina fue el padre de Refaías. Refaías fue el padre de Eleasa. Eleasa fue el padre de Azel. 44Los seis hijos de Azel Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Obadías, y Hanán. Estos fueron los hijos de Azel.

10

1Ahora, los filisteos pelearon contra Israel. Cada hombre de Israel huyó delante los filisteos y cayó muerto en el Monte Gilboa. 2Los filisteos persiguieron de cerca a Saúl y sus hijos. Los filisteos mataron a Jonatán, Abinabad y Malquisúa, sus hijos. 3La batalla fue difícil en contra de Saúl, y los arqueros lo dominaron. Él estaba en un dolor severo por causa de los arqueros.

4Luego, Saúl le dijo a su escudero: "Saca tu espada y traspásame con ella. Sino, estos incircuncisos vendrán y me abusarán." Pero su escudero no quería hacerlo porque él tenía mucho miedo. Así que Saúl agarró su propia espada y cayó sobre ella.
5Cuando su escudero vio que Saúl estaba muerto, él al igual que Saúl cayó sobre su espada y murió. 6Así que Saúl murió, sus tres hijos y todos los miembros de su casa murieron juntos.
7Cuando cada hombre de Israel en el valle vio que ellos habían huído, y que Saúl y sus hijos estaban muertos, ellos abandonaron sus ciudades y huyeron. Luego los filisteos vinieron y vivieron en ellas. 8Y ocurrió que al siguiente día, cuando los filisteos fueron a despojar a los muertos, ellos encontraron a Saúl y a sus hijos caídos en el Monte Gilboa.
9Ellos lo desnudaron y tomaron su cabeza y su armadura. Ellos enviaron mensajeros por Filistea a llevar las noticias a sus ídolos y a la gente. 10Ellos pusieron su armadura en el templo de sus dioses y ataron su cabeza en el templo de Dagón.
11Cuando todo Jabes de Galaad escucharon todo lo que los filisteos le habían hecho a Saúl, 12todos los hombres guerreros fueron y se llevaron el cuerpo de Saúl y de sus hijos y los llevaron a Jabes. Ellos enterraron sus huesos bajo el árbol de cedro en Jabes y ayunaron por siete días.
13Así murió Saúl porque le fue infiel al SEÑOR. Él no obedeció las instrucciones del SEÑOR, si no que pidió consejo de alguien que hablaba con los muertos. 14Él no busco la dirección del SEÑOR, entonces el SEÑOR lo mató y le entregó el reino a David, hijo de Isaí.

11

1Luego todo Israel vino a David en Hebrón y dijo: "Mira, nosotros somos tu carne y hueso. 2En el pasado reciente, cuando Saúl fue rey sobre nosotros, fuiste tú quien guió al ejército israelita. El SEÑOR tu Dios te dijo: 'Tú pastorearás mi pueblo Israel y tú te volverás un gobernante sobre mi pueblo Israel.'" 3Así que todos los ancianos de Israel fueron al rey en Hebrón y David hizo un juramento con ellos ante el SEÑOR. Ellos ungieron a David rey sobre Israel. De esta manera, la palabra del SEÑOR que había sido declarada por Samuel se volvió realidad.

4David y todo Israel fueron a Jerusalén (que es, Jebús). Los jebuseos, los habitantes de la tierra, estaban allí. 5Los habitantes de Jebús le dijeron a David: "No vendrás aquí." Pero David tomó la fortaleza de Sión, o seas, la ciudad de David. 6David había dicho: "Quien sea que ataque los jebuseos primeros se volverá un comandante." Así que Joab hijo de Sarvia atacó primero y fue declarado comandante.
7Luego David comenzó a vivir en la fortaleza asi que la llamaron la ciudad de David. 8Él fortificó la ciudad desde Milo hasta el muro que ya la rodeaba. Joab fortificó el resto de la ciudad. 9David se volvió más y más grandioso porque el SEÑOR de los ejércitos estaba con él.
10Estos fueron los líderes que David tenía que se demostraron fuertes con él en su reino junto con todo Israel, para hacerlo a él rey, obedeciendo la palabra del SEÑOR en cuanto a Israel. 11Ésta es una lista de los soldados exclusivos de David: Jasobeam, el hijo de Hacmoni, fue comandante de los treinta. Él mató a trescientos hombres con su lanza en una ocasión.
12Después de él estaba Eleazar hijo de Dodo, el ahohíta, que fue uno de los tres hombres poderosos. 13Él estaba con David en Pasdamim, y allí los filisteos se reunieron todos juntos para la batalla, donde había un campo de cebada y el ejército huyó de los filisteos. Ellos se pararon en medio del campo. 14Ellos lo defendieron y disminuyeron a los filisteos y el SEÑOR los rescató con una gran victoria.
15Luego, tres de los treinta líderes bajaron hacia la roca donde estaba David, en la cueva de Adulam. El ejército de los filisteos estaba acampando en el Valle de Refaim. 16En ese tiempo David estaba en su fortaleza, en la cueva, mientras los filisteos habían establecido su campamento en Belén. 17David anhelaba agua y dijo: "¡Si tan sólo alguien me diera agua para beber del pozo en Belén, el pozo que está en la puerta!"
18Así que estos tres hombres poderosos entraron a través del ejército de los filisteos y sacaron agua del pozo de Belén, el pozo en la puerta. Ellos tomaron el agua y se le llevaron a David, pero él se negó a beberla. En cambio, él la derramó al SEÑOR. 19Luego él dijo: "SEÑOR, aleja ésto, lejos esté mí, que yo beba eso. ¿Debería beber de la sangre de hombres que han arriesgado sus vidas?" Porque ellos habían puesto sus vidas en riesgo, él se negó a beberla. Estas son las cosas que los tres hombres poderosos hicieron.
20Abisai hermano de Joab, fue capitán sobre los Tres. Una vez él usó su lanza en contra de trescientos hombres y los mató. Él es mencionado junto con los Tres. 21De los Tres, a él se le dio doble honor y se convirtió en su capitán. Aunque él no era uno de ellos.
22Benaía hijo de Joiada fue un hombre fuerte que hizo grandes acciones. Él mató a los dos hijos de Ariel de Moab. El también bajó al foso y mató un a león mientras estaba nevando. 23Él incluso mató a un egipcio, un hombre de cinco codos de alto. El egipcio tenía una lanza como la viga de un tejedor, pero él lo confrontó a él con sólo una vara. Él arrebató la lanza de la mano del egipcio y lo mató con su propia lanza.
24Benaía hijo de Joiada hizo estas grandes acciones, y él fue nombrado junto a los tres hombres poderosos. 25Él fue más reconocido que los treinta soldados en general, pero él no fue reconocido tan altamente reconocido como los tres soldados exclusivos. Aún así David lo puso a cargo de su guardaespaldas.
26Los hombres poderosos eran Asael hermano de Joab, Elhanan hijo de Dodo de Belén, 27Samot el harodita, Heles el pelonita, 28Ira hijo de Iques el tecoíta, Abiezer el anatotita, 29Sibecai el husatita, Ilai el ahoíta,
30Maharai el netofatita, Heled hijo de Baana el netofatita, 31Itai hijo de Ribai de Guibeá de los descendientes de Benjamín, Benaía el piratonita, 32Hurai de los arroyos de Gaas, Abiel el arbatita, 33Azmavet el barhumita, Eliaba el saalbonita,
34los hijos de Hasem el gizonita, Jonatán hijo de Sage el ararita, 35Ahíam hijo de Sacar el ararita, Elifal hijo de Ur, 36Hefer el megueratita, Ahías el pelonita, 37Hezro el carmelita, Naarai hijo de Ezbai,
38Joel hermano de Natán, Mibhar hijo de Hagrai, 39Selec el amonita, Naharai el beerotita (el escudero de Joab hijo de Sarvia), 40Ira el itrita, Gareb el itrita, 41Urías el hitita, Zabad hijo de Ahlai,
42Adina hijo de Siza el rubenita (un jefe de los rubenitas) y treinta con ellos, 43Hanan hijo de Maaca, y Josafat el mitnita, 44Uzías el astarotita, Sama y Jeheil hijos de Hotam el aroerita,
45Jediael hijo de Simri, Joha (su hermano el tizita), 46Eliel el mahavita, Jerebai y Josavía hijos de Elnaam, Itm el moabita, 47Eliel, Obed y Jaasiel el mesobaíta.

12

1Estos fueron los hombres que vinieron a David a Siclag, mientras él aún estaba desterrado de la presencia de Saúl, hijo de Cis. Ellos estaban entre los soldados, sus ayudadores en batalla. 2Ellos estaban armados con arcos y podían usar tanto la mano derecha como la izquierda, en lanzar piedras y disparar flechas del arco. Ellos eran benjamitas, compañeros de tribu de Saúl.

3El jefe fue Ahiezer, luego Joás, ambos hijos de Semaa el guibeatita. Allí estaban Jeziel y Pelet, hijos de Azmavet. También estaban Beraca y Jehú el anonita, 4Ismaías el gabaonita, un soldado entre los treinta (y en comando de los treinta); Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad el gederatita,
5Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías el harufita, 6los coreítas Elcana, Isías, Azareel, Joezer, Jasobeam, y 7Joela y Zebadías hijos de Jeroham de Gedor.
8Algunos gaditas se unieron a David en la fortaleza en el desierto. Ellos fueron hombres de guerra, hombres entrenados para batalla, que podían manejar un escudo y lanza; cuyas caras eran tan feroces como las caras de los leones. Ellos eran tan rápidos como gacelas en las montañas.
9Allí estaban Ezer el líder, Obadías el segundo, Eliab el tercero, 10Mismana el cuarto, Jeremías el quinto, 11Atai el sexto, Eliel el séptimo, 12Johanán el octavo, Elzabad el noveno, 13Jeremías el décimo, Macbanai el undécimo.
14Estos hijos de Gad fueron líderes del ejército. El más insignificante dirigió cien y el mejor dirigió mil. 15Ellos cruzaron el Jordán en el primer mes, cuando se desbordó sus riveras, y persiguieron a todos los que vivían en los valles, tanto hacia el este como hacia el oeste.
16Algunos de los hombres de Benjamín y Judá vinieron a la fortaleza de David. 17David salió a reunirse con ellos y se dirigió a ellos: "Si ustedes han venido en paz a mí para ayudarme, ustedes pueden unirse a mí. Pero si ustedes han venido a traicionarme a mis adversarios, que el Dios de nuestros ansestros vea y los reprenda a ustedes, ya que yo no he hecho nada malo."
18Luego el Espíritu vino a Amasai, que fue jefe de los treinta. Amasai dijo: "Nosotros somos tuyos, David. Nosotros estamos de tu lados, hijo de Isaí. Paz, que la paz sea con quien te ayude. Que la paz sea con tus ayudadores, pues tu Dios te está ayudando." Luego David los recibió a ellos y los hizo a ellos comandantes sobre sus hombres.
19Algunos de Manasés también desertaron para unirse a David cuando él vino con los filisteos en contra de Saúl a batalla. Sin embargo, no ayudaron a los filisteos porque los señores de los filisteos consultaban entre ellos para alejar a David. Ellos dijeron: "Él nos abandonará para ir con su amo Saúl a riesgo de nuestras vidas." 20Cuando él fue a Siclag, los hombres de Manasés que se unieron a él fueron Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael, Jozabad, Eliú, y Ziletai, capitanes sobre miles de Manasés.
21Ellos ayudaron a David a pelear contra las bandas de ladrones, pues ellos fueron hombres de guerra. Luego ellos se convirtieron en comandantes en el ejército. 22Día tras día, hombres venían a David para ayudarle a él, hasta que tuvieron un gran ejército, como el ejército de Dios.
23Este es el registro de los soldados armados para la guerra, que vinieron a David en Hebrón, para entregarle el reino de Saúl a él, lo que cumplió la palabra del SEÑOR. 24De Judá aquellos que cargaron escudo y lanza fueron 6, 800 armados para la guerra. 25De los simeonitas habían 7, 100 hombres de guerra.
26De los levitas habían 4, 600 hombres de guerra. 27Joiada fue el líder de los descendientes de Aarón, y con él habían 3, 700. 28Con Sadoc, un hombre joven, fuerte y valiente, habían veintidos líderes de la familia de su padre.
29De Benjamín, tribu de Saúl, habían tres mil. La mayoría de ellos habían permanecido fieles a Saúl hasta este tiempo. 30De los efraimitas habían 20, 800 hombres de guerra, hombres famosos en las familias de sus padres. 31De la media tribu de Manasés habían dieciocho mil hombres famosos que vinieron para hacer a David rey.
32De Isacar habían doscientos líderes que tenían el entendimiento de los tiempos y sabían lo que Israel había jurado hacer. Todos sus parientes estaban bajo sus comandos. 33De Zabulón habían cincuenta mil hombres de guerra, preparados para la batalla con todas las armas de guerra y listos para dar completa fidelidad.
34De Neftalí habían mil oficiales y con ellos treintisiete mil hombres con escudos y lanzas. 35De los danitas habían 28, 600 hombres preparados para la batalla.
36De Aser habían cuarenta mil hombres preparados para la batalla. 37Del otro lado del Jordán, de los rubenitas, gaditas y la mitad de la tribu de Manasés habían 120, 000 hombres armados con todo tipo de armas para la batalla.
38Todos estos soldados equipados para la batalla vinieron a Hebrón con intenciones firmes de hacer a David rey sobre todo Israel. Todo el resto de Israel estaba también de acuerdo para hacer a David rey. 39Ellos estaban allí con David tres días comiendo y bebiendo pues sus parientes les habían enviado provisión. 40Ademas, aquellos que estaban cerca de ellos, como Isacar, Zebulón y Neftalí trajeron pan en burros, camellos, mulas y bueyes, ademas de pasteles de higos, racimos de pasas, vino, aceite, bueyes, y ovejas, pues Israel estaba celebrando.

13

1David consultó con los comandantes de miles y cientos con cada líder. 2David dijo a toda la asamblea de Israel: "Si les parece bien a ustedes y si esto viene del SEÑOR nuestro Dios, permítanos enviar mensajeros a todas partes a nuestros hermanos que permanecen en todas la regiones de Israel y a los sacerdotes y levitas que están es sus ciudades. Díganle que se unan a nosotros.3Permítanos traer el arca de nuestro Dios de vuelta a nosotros, porque nosotros no buscamos su voluntad en los días del reinado de Saúl. " 4Toda la asamblea estuvo de acuerdo con hacer estas cosas, porque les pareció correcto ante los ojos de todas las personas.

5Entonces David reunió y unió a todo Israel, desde el río Sihor en Egipto ha Hamat, para traer el arca de Dios desde Quiriat Jearim. 6David y todo Israel subieron a Baala, que es, Quiriat Jearim, que pertence a Judá, para traer desde el arca de Dios, que es llamada por el nombre del SEÑOR, SEÑOR, que se sienta en el trono sobre los querubines.
7Entonces ellos colocaron el arca de Dios en una carreta nueva. Ellos la trajeron de la casa de Abinadab. Uza y Ahío estaban guiando la carreta. 8David y todo Israel estaban celebrando ante Dios con todas sus fuerzas. Ellos estaban cantando con instrumentos de cuerda, tamborines, címbalos y trompetas.
9Cuando ellos vinieron al campo de trillar de Quidón, Uza extendió su mano para agarrar el arca porque los bueyes tropezaron. 10Entonces la ira del SEÑOR ardió en contra de Uza y el SEÑOR lo mató, porque Uza había extendido su mano al arca. Él murió allí ante Dios. 11David estaba enojado porque el SEÑOR había atacado a Uza. Ese lugar es llamado Pérez Uza hasta este día.
12David le temió a Dios ese dia. Él dijo: "¿Cómo yo puedo traer el arca de Dios a casa conmigo?" 13Así que David no movió el arca a la ciudad de David, pero la puso a un lado en la casa de Obed Edom el Geteo. 14El arca de Dios permaneció en la casa de Obed Edom por tres meses. Entonces el SEÑOR bendijo su casa y todo lo que él poseía.

14

1Entonces Hiram, el rey de Tiro, envió mensajeros a David y árboles de cedro, carpinteros y albañiles. Ellos construyeron una casa para él. 2David sabía que el SEÑOR lo había establecido como rey de Israel y que su reino fue exaltado en lo alto por el bien de su pueblo de Israel.

3En Jerusalén, David tomó más esposas y se convirtió en el padre de más hijos e hijas. 4Estos fueron los nombres de los hijos que le nacieron a él en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 5Ibhar, Elisúa, Elpelet, 6Noga, Nefeg, Jafía, 7Elisama, Belliada y Elifet.
8Ahora cuando los filisteos escucharon que David había sido ungido como rey sobre todo Israel, todos ellos fueron en busca de él. Pero David escuchó sobre ello y fue en contra de ellos. 9Los filisteos habían venido y saquearon el valle de Refaim.
10Entonces David pidió ayuda a Dios. Él dijo: "¿Debería de atacar a los filisteos? ¿Me entregarás victoria sobre ellos?" El SEÑOR le dijo: "Ataca, porque Yo ciertamente te los entregaré a ti." 11Así que ellos subieron a Baal Perazim y allí él los venció. Él comentó: "Por mi mano el SEÑOR ha penetrado a mis enemigos como un torrente de agua." Así que el nombre de ese sitio se convirtió en Baal Perazim. 12Los filisteos abandonaron a sus dioses allí y David dio una orden que debían de ser quemados.
13Entonces los filisteos saquearon el valle una vez más. 14Así que David le pidió a Dios ayuda otra vez. Dios le dijo a él: "No debes de atacarlos de frente, sino más bien rodealos por detrás y ven sobre ellos a través de los bosques de bálsamo.
15Cuando escuches el sonido de marcha en el viento que sopla a través de las copas de árboles de bálsamo, luego ataca con fuerza. Haz esto porque Dios habrá salido por delante de ustedes para atacar al ejército de los filisteos." 16Así que David hizo como Dios ordenó. Él venció el ejército de los filisteos desde Gabaon todo el camino hasta Gezer. 17Entonces la fama de David se extendió por todas las tierras y el SEÑOR provocó que todas las naciones le temieran.

15

1David construyó casas para si mismo en la ciudad de David. Él preparó un lugar para el arca de Dios y levantó una tienda para ella. 2Entonces David dijo: "Sólo los levitas pueden cargar el arca de Dios porque ellos han sido escogidos por el SEÑOR para cargar el arca del SEÑOR y para servirle a Él por siempre." 3Entonces David reunió a todo Israel en Jerusalén para subir el arca del SEÑOR al lugar que él había preparado para ella.

4David reunió a los descendientes de Aarón y los levitas. 5Desde los descendientes de Coat estaba Uriel, el líder, y sus parientes, 120 hombres. 6De los descendientes de Merari estaba Asaías, el líder, y sus parientes, 220 hombres.
7De los descendientes de Gersón estaba Joel, el líder, y sus parientes, 130 hombres. 8De los descendientes de Elizafán estaba Semaías, el líder, y sus parientes, 200 hombres. 9De los descendientes de Hebrón estaba Eliel, el líder, y sus parientes, ochenta hombres. 10De los descendientes de Uziel estaba Aminadab, el líder, y sus parientes, 112 hombres.
11David llamó a Sadoc y Abiatar, los sacerdotes; y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab. 12Él les dijo: "Ustedes son los líderes de las familias levitas. Santifíquense a sí mismos, a ustedes y sus hermanos, para que puedan subir el arca del SEÑOR, el Dios de Israel, al lugar que yo le he preparado a ella.
13Ustedes no la cargaron la primera vez. Por eso fue que el SEÑOR estalló contra nosostros, porque nosotros no lo buscamos a Él ni obedecimos su decreto." 14Así que los sacerdotes y los levitas se consagraron a sí mismos para poder subir el arca del SEÑOR, el Dios de Israel. 15Entonces los levitas cargaron el arca de Dios con las barras sobre sus hombros, como Moisés había ordenado-- siguiendo las reglas dadas por la palabra del SEÑOR.
16David habló a los líderes de los levitas para asignarle a sus hermanos que fueran músicos con instrumentos músicales, intrumentos de cuerda, harpas y címbalos, tocando en voz alta y levantando sus voces con alegría. 17Entonces los levitas nombraron a Hemán, hijo de Joel, y a uno de sus hermanos, Asaf, hijo de Berequías. Ellos también nombraron parientes de los descendientes de Merari y Etán, hijo de Cusaías. 18Con ellos estaban sus parientes de segundo rango: Zacarías, Jaazielm Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaía, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed Edom y Jeiel, los guardianes.
19Los músicos Hemán, Asaf y Etán fueron ordenados que tocaran en voz alta címbalos de bronze. 20Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maasías, Benaía tocaron los instrumentos de cuerda, preparados para Alamot. 21Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed Edom, Jeiel y Azazías dirijieron el camino con las arpas preparadas para Seminit.
22Quenaías, líder de los levitas, él era el director de canto porque era maestro de música. 23Berequías y Elcana eran guardianes del arca. 24Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Nebaía y Eliezer, los sacerdotes, tocarían las trompetas ante el arca de Dios. Obed Edom y Jehías eran guardianes del arca.
25Entonces David, los ancianos de Israel y los comandantes sobre miles fueron a sacar el arca del pacto del SEÑOR de la casa de Obed Edom con gozo. 26Mientras Dios ayudaba a los levitas que cargaban el arca del pacto del SEÑOR, ellos sacrificaron siete bueyes y siete carneros.
27David estaba vestido con una túnica de lino fino, como lo estaban los levitas que cargaban el arca, los cantantes y Quenanías, el líder de la canción, con los cantantes. David estaba usando un efod de lino. 28Entonces todo Israel subió el arca del pacto del SEÑOR con gritos de alegría, y con el sonido de cuernos, con címbalos y con intrumentos de cuerdas y arpas.
29Pero cuando el arca del pacto del SEÑOR vino a la ciudad de David, Mical, la hija de Saúl, miró por la ventana. Ella vió al rey David bailando y celebrando. Entonces ella lo despreció en su corazón.

16

1Ellos trajeron el arca de Dios y la pusieron en el medio de la tienda que David había arreglado para ella. Entonces ellos ofrecieron ofrendas quemadas y ofrendas de paz. 2Cuando David terminó de sacrificar las ofrendas quemadas, bendijo las personas en el nombre del SEÑOR. 3Él distribuyó a todo israelita, a ambos, mujeres y hombres, un pedazo de pan, un pedazo de carne y un pastel de pasas.

4David señaló a ciertos levitas para servir frente al arca del SEÑOR, para celebrar, agradecer y alabar al SEÑOR el Dios de Israel. 5Estos levitas fueron Asaf, el líder, y el segundo después de él, Zacarías, Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatias, Eliab, Benaía, Obed-Edom y Jeiel. Estos debían tocar instrumentos de cuerda y arpas. Asaf hacía sonar los címbalos fuertemente. 6Benaía y Jahaziel, los sacerdotes, sonaban los cuernos regularmente frente al arca del pacto de Dios.
7Entonces, en ese día, David primero señaló a Asaf y a sus hermanos para cantar este cántico de agradecimiento al SEÑOR. 8Den gracias al SEÑOR, invoquen su nombre; den a conocer sus obras entre las naciones. 9Cánten a Él, cánten alabanzas a Él; hablen de todas sus obras maravillosas.
10Gloríense en su santo nombre; que el corazón de aquellos que buscan al SEÑOR se regocije. 11Busquen al SEÑOR y su fuerza; busquen su presencia contínuamente.
12Recuerden las cosas maravillosas que Él ha hecho, sus milagros y los decretos de su boca, 13ustedes descendientes de Israel sus siervos, ustedes pueblo de Jacob, sus elegidos. 14Él es el SEÑOR nuestro Dios. Sus decretos están en toda la Tierra.
15Mantengan su pacto en mente por siempre, la palabra que Él ordenó para mil generaciones. 16Recuerden el pacto que Él hizo con Abraham y su juramento a Isaac. 17Esto fue lo que Él confirmó a Jacob como estatuto y a Israel como su pacto eterno. 18Él dijo: "Yo les daré la tierra de Canaán como parte de su herencia."
19Yo dije esto cuando ustedes eran pocos en números, muy pocos y extranjeros en la tierra. 20Ellos iban de nación en nación, de un reino a otro. 21Él no permitió que nadie los oprimiera; Él castigó a reyes por su bien. 22Él dijo: "No toquen a mis ungidos y no le hagan daño a mis profetas".
23Canten al SEÑOR, toda la Tierra; anuncien su salvación día tras día. 24Declaren su gloria entre las naciones, sus maravillosas obras entre las naciones.
25Porque el SEÑOR es grande y debe ser alabado grandemente y debe ser temido sobre todos los otros dioses. 26Porque todos los dioses de las naciones son ídolos, pero Él es el SEÑOR que hizo los cielos. 27Esplendor y majestad hay en su presencia. Fuerza y gozo en su lugar.
28Den al SEÑOR, ustedes los clanes de personas, den al SEÑOR gloria y fuerza; 29Den al SEÑOR la gloria que merece su nombre. Traigan una ofrenda y vengan delante de Él. Inclínense delante del SEÑOR en su santo esplendor.
30Tiemble delante de Él, toda la Tierra. El mundo también es establecido; no puede ser sacudido. 31Que los cielos se alegren y que la Tierra se regocije; que digan entre las naciones: "El SEÑOR reina."
32Que ruja el mar y todo lo que lo llena grite de alegría. Que los campos se alegren y todo lo que hay en ellos. 33Entonces dejen que los árboles del bosque griten de alegría delante del SEÑOR, porque Él viene a juzgar la Tierra.
34Denle gracias al SEÑOR, porque Él es bueno, porque la fidelidad de su pacto dura para siempre. 35Entonces digan: "Sálvanos, Dios de nuestra salvación. Júntanos y rescátanos de las otras naciones, para que podamos dar gracias a tu santo nombre y gloria en tus alabanzas."
36Que el SEÑOR, Dios de Israel, sea alabado desde la eternidad hasta la eternidad. Todo el pueblo dijo: "Amen" y alabaron al SEÑOR.
37Así que David dejó a Asaf y a sus hermanos allí frente al arca del pacto del SEÑOR, para servir contínuamente frente al arca, de acuerdo a su trabajo requerido a diario. 38Obed-Edom con los sesenta y ocho familiares estaban incluidos. Obed-Edom, hijo de Jedutún, juntamente con Hosa, fueron los porteros. 39Sadoc, el sacerdote, y sus compañeros sacerdotes estaban para servir frente al tabernáculo del SEÑOR en el lugar alto en Gabaón.
40Ellos tenian que ofrecer ofrendas quemadas al SEÑOR contínuamente mañana y noche, de acuerdo con todo lo escrito en la ley del SEÑOR, que fue entregada como mandato a Israel. 41Hemán y Jedutún estaban con ellos juntamente con el resto que fueron escogidos por nombre, para dar gracias al SEÑOR, por su eterno pacto de fidelidad.
42Hemán y Jedutún estaban a cargo de tocar las trompetas, címbalos y otros instrumentos para la música sagrada. Los hijos de Jedutún guardaban la puerta. 43Entonces todo el pueblo regresó a sus casas y David regresó y bendijo a su propia familia.

17

1Pasó que después que el rey había arreglado su casa, él le dijo a Natán el profeta: "Mira, yo estoy viviendo en una casa de cedro, pero el arca del pacto del SEÑOR se está quedando bajo una tienda." 2Entonces Natán le dijo a David: "Ve, haz lo que está en tu corazón, pues Dios está contigo."

3Pero aquella misma noche la palabra de Dios vino a Natán diciendo: 4"Ve y dile a David mi siervo: 'Esto es lo que el SEÑOR dice: Tú no vas a construirme una casa en la cual vivir. 5Pues Yo no he vivido en una casa desde el día que Yo traje a Israel hasta el día presente. De lo contrario, Yo he estado viviendo en una tienda, un tabernáculo, en varios lugares. 6En todos los lugares yo me he movido entre todo Israel, ¿Acaso yo alguna vez dije algo a alguno de los líderes de Israel a quienes Yo he determinado como pastor de mi pueblo diciendo:"¿Por qué no me has construido una casa de cedro?""
7"Entonces, dile a mi siervo David: 'Esto es lo que el SEÑOR de los ejércitos dice: Yo te saqué de los pastizales, de pastoriar ovejas, para que tú fueras el gobernante sobre mi pueblo de Israel. 8Yo estuve contigo dondequiera que fuiste y derroté a todos tus enemigos delante de tí, y Yo voy a hacer un nombre para ti como el nombre de los grandes que están en la Tierra.
9Yo te asignaré un lugar para mi pueblo Israel y voy a plantarlos a allí para que ellos puedan vivir en su propio lugar y no sean más molestados. No serán más oprimidos por personas malvadas, como lo hacían antes, 10como ellos lo hicieron desde los días que Yo ordené jueces sobre mi pueblo Israel. Entonces Yo voy a dominar a todos tus enemigos. Además, Yo te digo que Yo, el SEÑOR, voy a construirte una casa.
11Sucederá que cuando tus días se cumplan para que vayas a tus padres, Yo voy a levantar a un desendiente después de ti; y a uno de tus propios desendientes, Yo voy a establecer su reino. 12Él me va a construir una casa, y Yo voy a establecer su trono para siempre.
13Yo voy a ser un padre para Él y Él será mi Hijo. Yo no voy a quitar mi pacto de fidelidad de Él, como lo quité de Saúl, que reinó antes de ti. 14Yo lo estableceré sobre mi casa y en mi reino para siempre, y su trono será establecido para siempre."' 15Natán le habló a David y le reportó todas estas palabras, y él le contó sobre la visión completa.
16Entonces David el rey entró y se sentó ante el SEÑOR; él dijo: "¿quién soy yo, SEÑOR Dios, y qué es mi familia para que tú me hallas traído hasta este punto? 17Pues esto era una asunto pequeño en tu vista, Dios. Tú has hablado de la familia de tu siervo sobre un gran tiempo por venir, y me has mostrado futuras generaciones, SEÑOR Dios. 18¿Qué más yo, David, puedo decirte a Ti? Tú has honrado a tu siervo. Tú le has dado a tu siervo un reconocimiento especial.
19SEÑOR, por el bien de tu siervo, y para cumplir tu propio propósito, tú has hecho esta gran cosa de revelar todas tus grandes obras. 20SEÑOR, no hay nadie como tú, y no hay nadie fuera de ti, justo como nosotros hemos escuchado siempre. 21Pues ¿qué nación en la Tierra es como tu pueblo Israel, quien como tú, Dios; los rescataste de Egipto como personas solo para tí, para hacer un nombre para tí mediante grandes y asombrosas obras? Tú sacaste naciones delante de tu pueblo, a quienes tú rescataste de Egipto.
22Tú hiciste de Israel tu propio pueblo para siempre, y tú, SEÑOR, te convertiste en su Dios. 23Así que, SEÑOR, que la promesa que tú hiciste conforme a tu siervo y su familia sea establecida por siempre. Haz como tú has hablado. 24Que tu nombre sea establecido para siempre y sea grande, para que la gente diga: 'El SEÑOR de los ejércitos es el Dios de Israel', mientras mi casa, David, tu siervo sea establecida delante de tí.
25Pues tú, mi Dios, has revelado a tu siervo que tú le construirás una casa. Es por esto que yo, tu siervo, he encontrado valor para orarte a tí. 26Ahora, SEÑOR, Tú eres Dios, y has hecho esta buena promesa a tu siervo: 27Te ha complacido bendecir la casa de tu siervo, para que continúe por siempre delante tí. Tú, SEÑOR, la has bendecido, y será bendecida para siempre."

18

1Después de esto, acontenció que David atacó los a filisteos y los derrotó. Él tomó a Gat y sus aldeas fuera del control de los filisteos. 2Luego él derrotó a Moab, y los moabitas se volvieron sirvientes de David y le pagaron tributo.

3Luego, David derrotó a Haded Ezer, rey de Soba en Hamat, mientras Hadad Ezer estaba viajando para establecer su gobierno en el río Éufrates. 4David se apoderó de mil carros, siete mil hombres de a caballo y veintemil sirvientes de Haded. David laceró una pata a todos los caballos de los carruajes, pero reservó suficientes de ellos para cien carruajes.
5Cuando los arameos de Damasco vinieron a ayudar a Hadad Ezer rey de Soba, David mató veintidos mil hombres arameos. 6Luego David puso tropas en Aram de Damasco, y los arameos se convirtieron en sirvientes de él y le trajeron tributo a él. El SEÑOR le dio la victoria a David por donde quiera que él iba.
7David tomó los escudos de oro que estaban sobre los sirvientes de Hadad Ezer y los trajeron a Jerusalén. 8Desde Tibhat y Cun, ciudades Hadad Ezer, David tomó muchísimo bronce. Fue con este bronce que Salomón luego hizo el mar de bronce, los pilares y las herramientas de bronce.
9Cuando Tou, rey de Hamat, escuchó que David había derrotado a todo el ejército de Hadad Ezer rey de Soba, 10Tou mandó Adoram, su hijo, al rey David para saludarlo y bendecirlo porque David peleó contra Hadad Ezer y lo derrotó y porque Hadad Ezer había preparado guerra contra Tou. Adoram trajo con él objetos de plata, oro y bronce. 11El rey David separó estos objetos para el SEÑOR junto con la plata y el oro que él cargó desde todas las naciones: Edom, Moab, la gente de Amón, los filisteos y Amalec.
12Abisai, hijo de Sarvia, mató dieciocho mil edomitas en el Valle de Sal. 13Él ubicó tropas en Edom y todos los edomitas se volvieron sirvientes de David. El SEÑOR le dio victoria a David por donde quiera que él iba.
14David reinó sobre todo Israel y él administró justicia y juicio a todo su pueblo. 15Joab, hijo de Sarvia, fue el comandante del ejército y Josafat, hijo de Ahilud, fue registrador. 16Sadoc, hijo de Ahitob, y Abimelec, hijo de Abiatar, fueron sacerdotes y Savsá fue escriba. 17Benaía, hijo de Joiada, estuvo sobre los cereteos y peleteos, y los hijos de David fueron los consejeros principales del rey.

19

1Ocurrió que después de esto Nahas, rey de los Amonitas murió, y su hijo fue rey en su lugar. 2David dijo: "Mostraré bondad a Hanún hijo de Nahas porque su padre demostró bondad conmigo." Así que David envió mensajeros a él para consolarlo respecto a su padre. Los siervos de David entraron a la tierra de los Amonitas y fueron a Hanún, para poder consolarlo. 3Pero los príncipes de los amonitas dijeron a Hanún: "Crees tú que David está honrando a tu padre porque envió hombres a consolarte? ¿No será que sus siervos vienen a ti para explorar y examinar la tierra para derrocarla?"

4Así que Hanún agarró a los siervos de David, los rapó, cortó sus ropas desde la cintura hasta la cadera y los envió de regreso. 5Cuando le explicaron esto a David, envió a mensajeros para que se ruenieran con ellos con un mensaje porque los hombres estaban profundamente avergonzados. El rey dijo: "Quédense en Jericó hasta que sus barbas crezcan otra vez, y entonces regresen."
6Cuando los amonitas se dieron cuenta que se habían convertido en una molestia para David, Hanún y los amonitas enviaron mil talentos de plata para alquilar carruajes arameos y hombres de a caballo de Aram, Maaca y de Soba. 7Ellos le alquilaron a los arameos treintidos mil carruajes con el rey de Maaca y su gente, que vinieron y acamparon antes de Medeba. Los amonitas se reunieron y juntos desde sus ciudades salieron para la guerra.
8Cuando David escuchó sobre esto, él envió a Joab y su ejército completo para encontrarse con ellos. 9La gente de Amón salieron y se alinearon para la batalla en la puerta de la ciudad mientras los reyes que habían venido estaban solos en el campo.
10Cuando Joab vio las filas de batalla al frente y en la retaguardia, escogió algunos de los mejores guerreros de Israel y los organizó contra los arameos. 11En cuanto al resto del ejercito, él puso al mando a Abisai su hermano y los puso en filas de batalla en contra del ejército de Amón.
12Joab dijo: "Si los arameos son muy fuertes para mi, entonces tú, Abisai, debes rescatarme. Pero si el ejército de Amón es demasiado fuerte para ti, entonces yo vendré y te rescataré. 13Sé fuerte y deja que nosotros demostremos ser fuerte para nuestro pueblo y para las ciudades de Dios porque el Señor hará lo que es bueno para su propósito."
14Así que Joab y los soldados de su ejército avanzaron a la batalla en contra de los arameos, que fueron forzados a huir del ejército de Israel. 15Cuando el ejército de Amón vio que los arameos habían huído, ellos también huyeron del hermano de Joab, Abisai, y regresaron a la ciudad. Entonces Joab regresó de la gente de Amón y regresó a Jerusalén.
16Cuando los arameos vieron que ellos estaban siendo derrotados por Israel, ellos enviaron por refuerzos desde el Rio Eufrates con Sofac el comandante de Hadad Ezer. 17Cuando esto le fue dicho a David, el reunió a todo Israel y juntos cruzó el Jordán y vino sobre ellos. Él organizó el ejército para la batalla en contra de los arameos y ellos pelearon contra él.
18Los arameos huyeron de Israel, y David mató a siete mil arameos de los carruajes y cuarenta mil soldados de a pie. También mató a Sofac, el comandante del ejército. 19Cuando todos los reyes que eran siervos de Hadad Ezer vieron que habían sido derrotados por Israel, ellos hicieron la paz con David y le sirvieron. Así que el pueblo de Aram ya no estaba dispuesto a ayudar a los amonitas.

20

1Y sucedió que en la primavera, en el tiempo en que normalmente los reyes van a la guerra, Joab guió el ejército a la batalla y devastó la tierra de los amonitas. Él fue y sitió a Rabá. David se quedó en Jerusalén. Joab atacó a Rabá y la derrotó.

2David tomó la corona de la cabeza del rey de ellos y notó que pesaba treinta y cuatro kilogramos de oro y que en ella había piedras preciosas. La corona fue puesta en la cabeza de David y él sacó el botín de la cuidad en grandes cantidades. 3Él sacó a la gente que estaba en la cuidad afuera y los forzó a trabajar con sierras, picos de hierro y hachas. David le exigió a todas las ciudades de la gente de Amón a hacer este trabajo. Entonces David y todo el ejército regresó a Jerusalén.
4Y sucedió que después de esto hubo una batalla en Gezer con los filisteos. Sibecai, el husatita, mató a Sipai, uno de los descendientes de los gigantes; y los filisteos fueron dominados. 5Pasó otra vez en una batalla con los filisteos en Gob, que Elhanán, hijo de Jair el betlemita, mató a Lahmi, hermano de Goliat el hitita, de que el bastón de su lanza era como una viga de tejer.
6Y sucedió que en otra batalla en Gat había un hombre de gran altura que tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie. Él también fue descendiente de los gigantes. 7Cuando él se burló del ejército de Israel, Jonatán, hijo de Simea, hermano de David, lo mató. 8Estos eran descendientes de los gigantes de Gat; y ellos fueron asesinados por la mano de David y por la mano de sus soldados.

21

1Un adversario se levantó contra Israel e incitó a David a hacer un conteo de Israel. 2David le dijo a Joab y a los comandantes del ejército: "Vayan y hagan conteo del pueblo de Israel desde Beerseba hasta Dan y reportenló a mí para que yo sepa su número." 3Joab dijo: "Que el Señor haga su ejército cien veces mayor de lo que es. Pero mi amo, el rey, ¿no le sirven todos a mi amo? ¿Por qué mi amo desea esto? ¿Por qué traer culpa sobre Israel?"

4Pero al final la palabra del rey fue en contra Joab. Por tanto, Joab se fué y cruzó por todo Israel. Entonces, él regresó a Jerusalén. 5Entonces Joab reportó el total de el conteo de de todos guerreros de David. Habían en Israel 1, 100, 000 hombres que sacaban la espada. Judá sólo tenía 470, 000 soldados.
6Pero Leví y Benjamín no estaban contados entre ellos, ya que la orden del rey había disgustado a Joab. 7Dios se ofendió por esta acción, por lo tanto atacó a Israel. 8David le dijo a Dios: "Yo he pecado grandemente al hacer esto. Ahora quíta la culpa de tu siervo porque he actuado muy neciamente."
9El Señor dijo a Gad, profeta de David: 10"Ve dile a David: 'Esto es lo que el Señor dice: Te voy a dar tres alternativas. Escoje una de ellas."'
11Entonces Gad fue a David y le dijo: "El Señor dice esto: 'Escoje uno de estos: 12tres años de hambruna, tres meses siendo perseguido por sus enemigos y siendo atrapados por sus espadas, o tres días de la espada del Señor, eso es, una plaga en la tierra, con el ángel del Señor destruyendo toda la tierra de Israel.' Ahora pues, decide cual respuesta le llevaré al que me envió."
13Entonces David le dijo a Gad: "Yo tengo un grave problema. Déjame caer en la mano del SEÑOR en vez de la mano del hombre ya que Sus acciones de misericordia son muy grandes." 14Por lo tanto, el SEÑOR envió una plaga sobre Israel y setenta mil personas murieron. 15Dios envió un ángel a Jerusalén para destruirlo. Cuando ya estaba a punto de destruirla, el SEÑOR miró y cambió de parecer sobre el daño. Le dijo al ángel destructor: "¡Basta! Ahora retirá tu mano." En ese momento el ángel del SEÑOR estaba parado en el campo de trillar de Ornán, el Jebuseo.
16David alzó su mirada y vió al ángel del SEÑOR parado entre la Tierra y el cielo; tenía en su mano una espada extendida sobre Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos de cilicio, se acostaron boca abajo sobre la tierra. 17David le dijo Dios: "¿No fui yo el que ordenó que el ejército fuese contado? Yo hice esta cosa malvada. ¿Pero estas ovejas, qué han hecho? ¡SEÑOR mi Dios! Deja que tu mano me golpee a mí y a mi familia, pero que tu plaga no repose sobre tu pueblo."
18Entonces el ángel del SEÑOR ordenó a Gad que le dijera a David, que David debería subir y edificar un altar para el SEÑOR en el campo de trillar de Ornán, el Jebuseo. 19Entonces David subió tal como Gad le instruyó que hiciera en el nombre del SEÑOR. 20Mientras Ornán trillaba el trigo, se giró y vió al ángel. Él y sus cuatro hijos se escondieron.
21Cuando David vino a Ornán, Ornán miró y vió a David. Él dejó el campo de trillar y se inclinó a David con su rostro sobre tierra. 22Entonces David dijo a Ornán: "Véndeme este el campo de trillar para que yo pueda edificar un altar para el SEÑOR. Yo pagaré el precio completo para que la plaga pueda ser removida de mi pueblo."
23Ornán le dijo a David: "Tómalo como tuyo, mi amo el rey. Haz con él lo que es bueno antes tus ojos. Mira, te daré bueyes para las ofrendas quemadas, y los trineos de trillar para madera, y trigo para la ofrenda de grano; te lo daré todo a ti." 24El rey David le dijo a Ornán: "No, yo insisto en comprarlo por el precio completo. No tomaré lo que es tuyo y ofrecerlo como ofrenda quemada al SEÑOR si no me cuesta nada."
25Por tanto, David pagó seis siclos de oro por el lugar. 26David edificó un altar para el SEÑOR allí y ofreció sobre el ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Llamó al SEÑOR, que le contestó con fuego desde el cielo sobre el altar para las ofrendas quemadas. 27Entonces el SEÑOR dió una orden al ángel, y el ángel regresó su espada a la vaina.
28Cuando David vió que el SEÑOR le había contestado en el campo de trillar de Ornán, el Jebuseo, él llevó a cabo el sacrificio allí a la misma vez. 29Para ese tiempo, el tabernáculo del SEÑOR que Moisés había hecho en el desierto y en el altar para las ofrendas quemadas, estaban en el lugar alto en Gabaón. 30Sin embargo, David no podía ir allí para pedir la dirección de Dios porque le temía a la espada del ángel del SEÑOR.

22

1Entónces David dijo:" Aquí es donde la casa del SEÑOR Dios va a estar con el altar para las ofrendas quemadas de Israel." 2Así que, David ordenó a sus siervos que reunieran a todos los extranjeros que estaban viviendo en la tierra de Israel. Él los asignó como cortadores de piedras para cortar bloques de piedra con el fin de construir la casa de Dios.

3David suplió una gran cantidad de hierro para los clavos de las puertas que van en las entradas y para las bisagras. Él también suplió más bronce del que se podían pesar, 4y más árboles de cedro de los que se podían contar. (Los sidonios y los tirios trajeron a David muchos troncos para contar.) 5David dijo:" Mi hijo Salomón es joven y sin experiencia, y la casa que se va a construir para el SEÑOR debe ser especialmente magnífica, para que sea famosa y gloriosa en todas las otras tierras. Así que, yo me prepararé para su construcción." Así que David hizo extensos preparativos antes de su muerte.
6Entónces él llamó a Salomón, su hijo, y le encargó que construyera una casa para el SEÑOR, el Dios de Israel. 7David le dijo a Salomón:"Hijo mio, era mi intención construir la casa yo mismo para el nombre del SEÑOR mi Dios. 8Pero el SEÑOR vino a mi y me dijo: 'Tú haz derramado mucha sangre y haz peleado muchas batallas. Tú no construirás casa en Mi nombre porque a mi vista, has derramado mucha sangre en la tierra.
9Sin embargo tendrás un hijo que será un hombre de paz. Le daré descanso de todos sus enemigos por todos lados. Su nombre será Salomón y le daré paz y quietud a Israel en sus días. 10Él construirá una casa para Mi nombre. Él será Mi hijo y Yo seré su Padre. Yo estableceré el trono de su reino sobre Israel por siempre.'
11Hijo mio, El SEÑOR esté contigo y te permita tener éxito. Que puedas construir la casa para el SEÑOR tu Dios así como Él dijo que harías. 12Soló el SEÑOR podrá darte visión y entendimiento para que puedas obedecer la ley del SEÑOR tu Dios cuando Él te ponga a cargo sobre Israel. 13Entonces tú tendrás éxito, si tú cuidadosamente obedeces los estatutos y decretos que el SEÑOR le dió a Moisés concernientes a Israel. Se fuerte y valiente. No tengas temor ni te desanimes.
14Mira, con gran esfuerzo he preparado para la casa del SEÑOR 3, 400 toneladas métricas de oro, 34, 000 toneladas métricas de plata, y bronze y hierro en grandes cantidades. También he provisto madera y piedra. Tú debes añadir más a todo esto.
15Tú tienes muchos trabajadores contigo: cortadores de piedras, carpinteros, albañiles y numerosos artesanos diestros de cada tipo, 16que pueden trabajar con oro, plata, bronze y hierro. Así que comienza a trabajar y que el SEÑOR esté contigo."
17David también ordenó a todos los líderes de Israel que ayudaran a Salomón su hijo, diciendo: 18"El SEÑOR tú Dios está contigo y te ha dado paz en todos lados. Él me ha dado el poder sobre los habitantes de la región. La región estará sometida ante el SEÑOR y Su pueblo. 19Busca al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y tu alma. Levántate y construye el lugar santo del SEÑOR tu Dios. Entonces, tú podrás traer el arca del pacto del SEÑOR y las cosas que pertenecen a Dios a la casa que se construirá para el nombre del SEÑOR."

23

1Cuando David estaba viejo y cerca del fin de su vida, hizo a Salomón, su hijo, rey sobre Israel. 2Él reunió a todos los líderes de Israel, con los sacerdotes y levitas. 3Los levitas que tenían 30 años o más fueron contados. Su total fue de treinta y ocho mil.

4"De estós, veinticuatro mil les tocaba vigilar el trabajo de la casa del SEÑOR y seis mil eran oficiales y jueces. 5Cuatro mil eran guardianes y cuatro mil les tocaba adorar al SEÑOR con los instrumentos que yo hice para adorar", dijo David. 6Él los dividió a ellos en grupos que correspondían a los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.
7Laadán y Simeí eran de los clanes descendientes de Gersón. 8Habían tres de los hijos de Laadán: Jehiel, el líder, Zetam y Joel. 9Habían tres de los hijos de Simeí: Selomit, Haziel y Harán. Estos fueron los líderes de los clanes de Laadán.
10Habían cuatro de los hiijos de SImeí: Jahat, Zina, Jeús y Beríá. 11Jahat fue el mayor y Zina el segundo, pero Jeús y Bería no tuvieron muchos hijos asi que fueron considerados como un mismo clan con las mismas responsabilidades.
12Habían cuatro de los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebró y Uziel. 13Estos fueron los hijos de Amram: Aarón y Moises. Aarón fue escogido para separar las cosas más sagradas y él y sus descensientes ofrecerían incienso ante el SEÑOR, para servirle a Él y para bendecir su nombre por siempre. 14Pero en cuanto a Moisés, el hombre de Dios, sus hijos fueron considerados ser levitas.
15Los hijos de Moisés eran Gersón y Eliezer. 16Los descendientes de Gersón era Sebuel, el mayor. 17El descendiente de Eliezer fue Rehabías. Eliezer no tenía más hijos, pero Rehabías tuvo muchos descendientes. 18El hijo de Izhar fue Selomit, el líder.
19Los descendientes de Hebrón fueron Jerías, el mayor, Amarías, el segundo, Jahaziel, el tercero y Jecamán, el cuarto. 20Los hijos de Uziel fueron Micaía, el primero e Isaía, el segundo.
21Los hijos de Merari fueron Mahli y Musi. Los hijos de Mahli eran Eleazar y Cis. 22Eleazar murió sin tener ningún hijo. Soló tuvo hijas. Los hijos de Cis se casaron con ellas. 23Los hijos de Musi fueron Mahli, Eder y Jeremot.
24Estos fueron los descendientes de Leví correspondiente a sus clanes. Ellos eran los líderes, contados y listados por nombres, de los clanes que hicieron el trabajo en la casa del SEÑOR, de veinte años y más. 25Por cuanto David dijo: "El SEÑOR, el Dios de Israel, le ha dado descanso a su pueblo. Él hace su hogar en Jerusalén para siempre. 26Los levitas no tendrán que cargar más el tabernáculo ni todo el equipo utilizado en su servicio."
27Por las últimas palabras de David los levitas de veinte años y más fueron contados. 28Su deber fue asistir a los descendientes de Aarón en el servicio de la casa del SEÑOR. Ellos iban a cuidar de los patios, los cuartos, la ceremonia de purificación de todas las cosas que le pertenecían al SEÑOR y otros trabajos en la casa de Dios. 29También se encargaban del pan de la precencia, la harina fina para las ofrendas de trigo, el pan sin levadura, las ofrendas horneadas, las ofrendas mescladas con aceite y todas las medidas de los tamaños y las cantidades de las cosas.
30También ellos se levantaban cada mañana para agradecer y adorar al SEÑOR. También hacían esto todas las tardes 31y cada vez que ofrecieran ofrendas quemadas al SEÑOR en el día de reposo y en los festivales de luna nueva y días de fiestas. Un número fijo asignado por decreto siempre tenía que estar presente ante el SEÑOR.
32Ellos estaban a cargo de la tienda de reunión, el lugar santo, y ayudaban a sus parientes descendientes de Aarón en el servicio de la casa del SEÑOR.

24

1Los grupos de trabajo basados en los descendientes de Aarón fueron estos: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 2Nadab y Abiú murieron antes que su padre muriera. No tuvieron hijos así que Eleazar e Itamar sirvieron como sacerdotes. 3David, junto con Sadoc, un descendiente de Eleazar, y Ahimelec, un descendiente de Itamar, los dividió en grupos para su trabajo como sacerdotes.

4Habían más hombres líderes entre los descendientes de Eleazar que entre los descendientes de Itamar así que ellos dividieron los descendientes de Eleazar en dieciséis grupos. Ellos hicieron esto por las jefes de clanes y por los descendientes de Itamar. Estas divisiones eran ocho en número, correspondiente a sus clanes. 5Ellos los dividieron imparcialmente por lote porque ellos eran oficiales santos y oficiales de Dios de ambos descendientes de Eleazar y descendientes de Itamar.
6Semaías, hijo del escriba Natanael, un levita, escribió sus nombres en la presencia del rey, los oficiales, Sadoc el sacerdote, Ahimelec, hijo de Abiatar, y los líderes de las familias sacerdotales y levitas. Un clan fue tomado al hechar suerte entre los descendientes de Eleazar y entonces el próximo sería tomado al hechar suerte entre los descendientes de Itamar.
7El primer sorteo de suerte le tocó a Joiarib, el segundo a Jedaías, 8el tercero a Harim, el cuarto a Seorim, 9el quinto a Malquías, el sexto a Mijamín, 10el séptimo a Cos, el octavo a Abías,
11el noveno a Jesúa, el décimo a Secanías, 12el undécimo a Eliasib, el duodécimo a Jaquim, 13el decimotercero a Hupa, el decimocuarto a Jesebeab, 14el decimoquinto a Bilga, el decimosexto a Imer.
15el decimoséptimo a Hezir, el decimoctavo a Afisés, 16el decimonoveno a Petaías, el vigésimo a Hezequiel, 17el vigesimoprimero a Jaquín, el vigesimosegundo a Gamul, 18el vigesimotercero a Delaía, y el vigesimocuarto a Maazías.
19Éste fue el orden de su servicio cuando ellos venían a la casa del Señor siguiendo el procedimiento dado a ellos por Aarón, su ancestro, según el Señor, el Dios de Israel, le había instruído a él.
20Estos fueron el resto de los levitas: de los hijos de Amram, Subael; de los hijos de Subael, Jehedías. 21Los hijos de Rehabías: de los hijos de Rehabías, Isías el líder. 22De los Izharitas, Selomot; de los hijos de Selomot Jahat.
23Los hijos de Hebrón: Jerías, el líder, Amarías el segundo, Jahaziel el tercero, y Jecamán el cuarto. 24Los hijos de los descendientes de Uziel incluía a Micaía. Los descendientes de Micaía incluía a Samir. 25El hermano de Micaía fue Isías. De los hijos de Isías incluían a Zacarías.
26Los hijos de Merari: Mahli y Musi. El hijo de Jaazías, Beno. 27Los hijos de Merari: Jaasías, Beno, Soham, Zacur e Ibri. 28Los hijos de Mahli: Eleazar, que no tenía hijos.
29Los hijos de Cis, los hijos de Cis: Jerameel 30Los hijos de Musi: Mahli, Edar y Jerimot. Estos fueron los levitas enlistados según sus familias. 31Estos hombres que fueron los jefes de cada casa paterna y cada uno de sus hermanos más jóvenes echaron suerte delante de la presencia del rey David, de Sadoc y Ahimelec, junto a los líderes de las familias de los sacerdotes y los levitas. Echaron suerte tal y como los descendientes de Aarón habían hecho.

25

1David y los líderes del trabajo del tabernáculo seleccionaron a algunos de los hijos de Asaf, Hemán y Jedutún para este trabajo. Estos hombres profetizaban con arpas, instrumentos de cuerdas y címbalos. Aquí está una lista de hombres que hicieron este trabajo. 2De los hijos de Asaf: Zacur, José, Netanías y Asarela, bajo la dirección de Asaf, que profetizaban bajo la supervisión del rey. 3De los hijos de Jedutún: Gedalías, Zeri, Jesaías, Simei, Hasabías y Malatatías, seis en total, bajo la dirección de su padre Jedutún, que tocaba el arpa para darle gracias y alabando al SEÑOR.

4De los hijos de Hemán: Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel, Jeremot, Hananías, Hananí, Eliata, Gidalti, Romanti Ezer, Josbecasa, Maloti, Hotir y Mahaziot. 5Todos estos fueron los hijos de Hemán, rey de los profetas. Dios le dio a Hemán catorce hijos y tres hijas con el fin de honrarlo.
6Todos estos estaban bajo la dirección de su padre. Ellos eran músicos en la casa del SEÑOR con címbalos e intrumentos de cuerdas mientras ellos servían en la casa de Dios. Asaf, Jedutún y Hemán estaban bajo la supervisión del rey. 7Ellos y sus hermanos que fueron expertos y entrenados para hacerle música al SEÑOR sumaron a 288. 8Ellos echaron suerte a sus tareas, todas iguales, las mismas para los jóvenes así como para los ancianos, los maestros asi como para los estudiantes.
9Respecto a los hijos de Asaf: la primera suerte cayó sobre familia de José; la segunda sobre familia de Gedalías, doce personas en total; 10la tercera cayó sobre Zacur, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 11la cuarta cayó sobre Izri, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 12la quinta cayó sobre Netanías, sus hijos y sus parientes, doce personas en total;
13la sexta cayó sobre Buquías, sus hijos y sus parintes, doce personas en total; 14la séptima cayó sobre Jesarela, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 15la octava cayó sobre Jesahías, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 16la novena cayó sobre Matanías, sus hijos y sus parientes doce personas en total;
17la décima cayó sobre Simei, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 18la undécima cayó sobre Azareel, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 19la duedécima cayó sobre Hasabías, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 20la décimotercera sobre Subabel, sus hijos y sus parientes, doce personas en total;
21la décimocuarta cayó sobre Matatías, sus hijos y a sus parientes, doce personas en total; 22la décimoquinta cayó sobre Jeremot, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 23la décimosexta cayó sobre Hananías, sus hijos y parientes, doce personas en total; 24la decimoséptima cayó sobre Josbecasa, sus hijos y sus parientes, doce personas en total;
25la decimoctava cayó sobre Hananí, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 26la decimonovena cayó sobre Maloti, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 27la vigésima cayó sobre Eliata, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 28la vigesimoprimera cayó sobre Hotir, sus hijos y sus parientes, doce personas en total;
29la vigesimosegunda cayó sobre Gidalti, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 30la vigesimotercera cayó sobre Mahaziot, sus hijos y sus parientes, doce personas en total; 31la vigesimocuarta cayó sobre Romanti, sus hijos y sus parientes, doce personas en total.

26

1Estas fueron las divisiones de los porteros: desde los coreítas, 2Meselemías, hijo de Coré, un descendiente de Asaf. Meselemías tuvo hijos: Zacarías el primer hijo, Jediael el segundo, Zebadías el tercero, Jatniel el cuarto, 3Elam el quinto, Johanán el sexto, Elioneai el séptimo.

4Obed-Edom tuvo hijos: Semaías, el primer hijo, Jozabad el segundo, Joa el tercero, Sacar el cuarto, Natanael el quinto, 5Amiel el sexto, Isacar el séptimo, y Paultai el octavo porque Dios había bendecido a Obed-Edom. 6A Semaías, su hijo, le nacieron hijos que se enseñorearon sobre sus familias; ellos fueron hombres con muchas habilidades.
7Los hijos de Semaías fueron Otni, Rafael, Obed y Elzabad. Sus parientes Eliú y Samaquías fueronn también hombres con muchas habilidades. 8Todos estos eran descendientes de Obed-Edom. Ellos y sus hijos y sus parientes fueron hombres capaces de hacer sus deberes en el servicio del tabernáculo. Habían sesenta y dos de ellos relacionados a Obed-Edom. 9Meselamías tuvo hijos y parientes, hombres capaces, dieciocho en total.
10Hosa, un descendiente de Merari, tuvo hijos: Simri, el líder (aunque él no fue el primer hijo, su padre lo hizo líder), 11Hilcías el segundo, Tebalías el tercero y Zacarías el cuarto. Todos los hijos de Hosa y sus parientes fueron trece en total.
12Estas divisiones de los porteros, según sus líderes, tenían responsabilidades, así como sus parientes, para servir en la casa del SEÑOR. 13Ellos echaron suerte tanto a jóvenes como a ancianos, correspondiendo a sus familias, para cada puerta. 14Cuando la suerte fue echada por la puerta del este, cayó sobre Selemías. Ellos luego echaron suerte para la puerta del norte; la suerte cayó sobre Zacarias, su hijo, un consejero prudente.
15A Obed-Edom le fue asignada la puerta del sur y a sus hijos le fueron asignados los almacenes. 16Supim y Hosa estaban asignados a la puerta del este, cerca de la puerta de Salequet, en la carretera superior. Vigilias fueron establecidas para cada familia.
17En el este habían seis levitas, en el norte, cuatro por día, en en el sur, cuatro por día y en los almacenes, dos pares. 18En la corte al oeste fueron puestos cuatro, cuatro en el camino y dos en la corte. 19Estas fueron las divisiones de los porteros. Fueron llenas por los descendientes de Coré y Merari.
20Entre los levitas, Ahías estaba a cargo de los tesoros de la casa de Dios y de los tesoros de las cosas que pertenecían al SEÑOR. 21Los descendientes de Laadán que descendieron de Gersón por medio de él y que fueron líderes de las familias de Laadán, el gersonita, fueron Jehieli y sus hijos, 22Zetam y su hermano Joel, que supervisaron el almacén de la casa de SEÑOR.
23También había guardias de los clanes de Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. 24Sebuel, hijo de Gersón, hijo de Moisés, fue supervisor sobre los almacenes.25Sus parientes del clan de Eliezer fueron sus hijos Rehabías, el hijo de Rehabías, Jesaías, el hijo de Jesaías, Joram, el hijo de Joram, Zicri y el hijo de Zicri, Selomit.
26Selomit y sus parientes fueron sobre todos los almacenes guardando las cosas que le pertenecían al SEÑOR, que el rey David, los líderes de las familias, comandantes sobre miles y cientos y los comandantes del ejército habían separado. 27Ellos separaron el botín ganado en las batallas para el mantenimiento de la casa de SEÑOR. 28Ellos también estaban a cargo de todo lo que estaba separado para el SEÑOR por el profeta Samuel, Saúl hijo de Cis, Abner hijo de Ner y Joab hijo de Sarvia. Todo aquello que estaba separado para el SEÑOR estaba bajo la guardia de Selomit y sus parientes.
29De los desciendentes de Izhar, Quenanías y sus hijos estuvieron a cargo de casos civiles de Israel. Ellos fueron oficiales y jueces. 30De los descendientes de Hebrón, Hasabías y sus hermanos, 1, 700 hombres capaces, estuvieron a cargo del trabjo del SEÑOR y del trabajo del rey. Ellos estuvieron en el lado oeste del Jordán.
31De los descendientes de Hebrón, Jerías fue el líder de sus descendientes, contados de las listas de sus familias. En el decimocuarto año del reinado de David ellos examinaron los registros y encontraron entre ellos hombres de habilidad en Jazer de Galaad. 32Jerías tenía 2, 700 parientes que fueron líderes de familia capaces. David los hizo supervisores sobre las tribus de rubenitas, gaditas y la mitad de la tríbu de Manasés, por cada asunto perteciente a Dios y por los asuntos del rey.

27

1Esta es la lista de los líderes de las familias israelitas, comandantes de miles y cientos, así también como oficiales del ejército que sirvieron al rey de varias maneras. Cada división militar sirvió mes tras mes durante el año. Cada división tenía veiticuatro mil hombres. 2Sobre la división para el primer mes estaba Jasobeam hijo de Zabdiel. En su división fueron veinticuatro mil hombres. 3Él estaba entre los descendientes de Pérez y a cargo de todos los oficiales del ejército por el primer mes.

4Sobre la división para el segundo mes estaba Dodai, del clan descendiente de Ahoa. Miclot era segundo en rango. En su división habían veinticuantro mil hombres. 5El comandante del ejército para el tercer mes era Benaía, hijo de Joiada, un sacerdote y líder. En su división habían veinticuatro mil hombres. 6Este es el Benaía que fue el líder de los treinta y sobre los treinta. Amisabad su hijo estaba en su división.
7El comandante para el cuarto mes fue Asael, hermano de Joab. Zebadías, su hijo, se volvió comandante después de él. En su división habían veinticuatro mil hombres. 8El comandante para el quinto mes fue Samhut, un descendiente de Izra. En su división habían veinticuatro mil hombres. 9El comandante para el sexto mes fue Ira hijo de Iques, de Tecoa. En su división habían veitucuatro mil hombres.
10El comandante para el séptimo mes fue Heles el pelonita, del pueblo de Efraín. En su división habían veinticuatro mil hombres. 11El comandante para el octavo mes fue Sibecai el husatita, del clan descendiente de Zera. En su división habían veinticuatro mil hombres. 12El comandante para el noveno mes fue Abiezer el anatotita, de la tribu de Benjamín. En su división habían veinticuatro mil hombres.
13El comandante para el décimo mes fue Maharai de la ciudad de Netofa, del clan descendente de Zera. En su división habían veinticuatro mil hombres. 14El comandante para el undécimo mes fue Benaía de la ciudad de Piratón, de la tribu de Efraín. En su división habían veinticuatro mil hombres. 15El comandante para el duodécimo mes fue Heldai de la ciudad de Netofa, del clan descendente de Otoniel. En su división habían veinticuatro mil hombres.
16Estos fueron los líderes de las tribus de Israel: para la tribu de Rubén, Eliezer, hijo de Zicri, fue el líder. Para la tribu de Simeón, Sefatías, hijo de Maaca, fue el líder. 17Para la tribu de Leví, Hasabías, hijo de Kemuel, fue el líder y Sadoc lideró a los descendientes de Aarón. 18Para la tribu de Judá, Eliú, uno de los hermanos de David, fue el líder. Para la tribu de Isacar, Omri, hijo de Micael, fue el líder.
19Para la tribu de Zabulón, Ismaías, hijo de Abdías, fue el líder. Para la tribu de Neftalí, Jerimot hijo de Azriel fue el líder. 20Para la tribu de Efraín, Oseas, hijo de Azazías, fue el líder. Para la mitad de la tribu de Manasés, Joel, hijo de Pedaías, fue el líder. 21Para la mitad de la tribu de Manasés en Galaad, Iddo, hijo de Zacarías, fue el líder. Para la tribu de Benjamín, Jaasiel, hijo de Abner, fue el líder. 22Para la tribu de Dan, Azareel, hijo de Jeroham, fue el líder. Estos fueron los líderes de las tribus de Israel.
23David no contó aquellos de veinte años de edad o más jóvenes porque el SEÑOR había prometido aumentar a Israel como las estrellas del cielo. 24Joab, hijo de Sarvia, comenzó a contar a los hombres, pero no terminó. La ira cayó sobre Israel por esto. Este número no fue escrito en las Crónicas del Rey David.
25Azmavet, hijo de Adiel, estaba a cargo de las tesorerías. Jonatán, hijo de Uzías, estaba a cargo de los almacenes en los campos, en las ciudades y en las aldeas, y en las torres fortificadas. 26Ezri, hijo de Quelub, estaba a cargo de los granjeros, aquellos que araban la tierra. 27Simei de Ramá estaba a cargo de los viñedos, y Zabdi de Sifmot estaba a cargo de las uvas y las bodegas de vino.
28A cargo de los árboles de olivo y los árboles de sicómoro que estaban en las tierras bajas estaba Baal Hanán de Geder, y a cargo de los almacenes de aceite estaba Joás. 29A cargo de las manadas que eran pastoreadas en Sarón estaba Sitrai, de Sarón, y a cargo de las manadas que estaban en los valles estaba Safat, hijo de Adlai.
30A cargo de los camellos estaba Obil el ismaelita, y a cargo de las asnas estaba Jehedías, de Meronot. A cargode los rebaños estaba Jaziz, el agareno. 31Todos estos fueron encargados de la propiedad del rey David.
32Jonatán, tío de David, fue un consejero ya que él fue un hombre sabio y un escriba. Jehiel, hijo de Hacmoni, y cuidó a los hijos del rey. 33Ahitofel fue el consejero del rey, y Husai, del pueblo arquita, fue consejero privado del rey. 34La posición de Ahitofel fue tomada por Joiada hijo de Benaía, y por Abiatar. Joab fue un comandadnte del ejército del rey.

28

1David reunió a todos los oficiales de Israel en Jerusalén: los oficiales de las tribus, los oficiales de las divisiones que servían al rey en sus trabajos asignados, los comandantes de miles y de cientos, los administradores de todas las propiedades y posesiones del rey y sus hijos, y los oficiales y hombres de guerra incluyendo a los más hábiles de ellos.

2Entonces David, el rey, se puso de pie y dijo: "Escúchenme, mis hermanos y mi gente. Fue mi intención el construir un templo para el arca del pacto del SEÑOR, un banquillo para nuestro Dios y yo he hecho las preparaciones para construirlo. 3Pero Dios me dijo: 'Tú no construirás un templo para Mi nombre porque eres un hombre de guerra y has derramado sangre.'
4Sin embargo, el SEÑOR, Dios de Israel, me escogió a mí entre toda la familia de mi padre para ser rey sobre Israel para siempre. Él ha escogido a la tribu de Judá como líder. En la tribu de Judá y en la casa de mi padre, de entre todos los hijos de mi padre, Él me ha escogido a mí para ser rey sobre todo Israel. 5De los muchos hijos que el SEÑOR me ha dado, Él escogió a Salomón, mi hijo, para sentarse en el trono del reino del SEÑOR, sobre Israel.
6Él me dijo a mí: 'Salomón, tu hijo, me construirá mi casa y mis patios porque Yo lo he escogido para que sea mi hijo, y yo seré su Padre. 7Yo estableceré su reino por siempre, si él se mantiene comprometido a obedecer mis mandamientos y decretos, como estás tú en este día.'
8Entonces, a la vista de todo Israel, esta reunión para el SEÑOR, y en la presencia de nuestro Dios, todos ustedes deben mantener y tratar de cumplir todos los mandamientos del SEÑOR su Dios. Hagan esto para que ustedes puedan poseer esta buena tierra y dejarla como una herencia a sus niños después de ustedes para siempre.
9En cuanto a ti, Salomón mi hijo, obedece al Dios de tu padre y sírvele a Él con todo tu corazón y con un espíritu dispuesto. Haz esto porque el SEÑOR busca en todos los corazones y entiende cada motivación en los pensamientos de todos. Si tú lo buscas, Él será encontrado por ti, pero si tú lo abandonas, Él te rechazará permanentemente. 10Date cuenta que el SEÑOR te ha escogido a ti para construir este templo como su sanctuario. Se fuerte y hazlo."
11Entonces David le dio a Salomón su hijo los planos para la entrada del templo, los edificios del templo, los almacenes, los cuartos superiores, los cuartos interiores, y el cuarto con la tapa de la expiación. 12Él le dio los planos que había dibujado de los patios de la casa del SEÑOR, todos los cuartos de alrededor, los almacenes de la casa de Dios y las tesorerías para las cosas que le pertenecen al SEÑOR.
13Él le dio órdenes para las divisiones de los sacerdotes y los levitas, para las responsabilidades asignadas para el servicio de la casa del SEÑOR y para todos los objetos para el servicio en la casa del SEÑOR. 14Él le dio el peso de todas las vasijas de oro para cada tipo de servicio y de todas las vasijas de plata, para todos los objetos de cada tipo de servicio. 15Estos detalles fueron dados por peso incluyendo los detalles para los candelabros y lámparas de oro, los detalles según el peso de cada candelabro, para los candelabros de plata y los detalles para el uso adecuado de cada candelabro.
16Él dio el peso del oro para las mesas del pan de la presencia, para cada mesa y el peso de la plata para las mesas de plata. 17Él dio el peso del oro puro para los tenedores de carne, vasijas y copas. Él dio el peso de cada uno de los envases de oro y el peso de cada uno de los envases de plata.
18Él dio el peso del oro refinado para el altar de incienso y del oro para el diseño de los querubines que extienden sus alas y cubren el arca del pacto del SEÑOR. 19David dijo: "He puesto todo esto en este escrito como el SEÑOR me dirigió y me dio el entendimiento respecto al diseño."
20David le dijo a Salomón su hijo: "Se fuerte y valiente. Haz el trabajo. No tengas miedo o ansiedad porque el SEÑOR Dios, mi Dios, está contigo. Él no te dejará ni te abandonará hasta que todo el trabajo para el servicio del templo del SEÑOR esté terminado. 21Mira, aquí están las divisiones de los sacerdotes y levitas para todo el servicio en el templo de Dios. Ellos estarán contigo, junto con todos los hombres dispuestos y diestros, para asistirte en el trabajo y realizar el servicio. Los oficiales y toda la gente están listas para seguir tus órdenes."

29

1El rey David le dijo a toda la asamblea: "Salomón, mi hijo, a quien solo Dios ha escogido, todavía es joven y sin experiencia, y la tarea es grande. Porque el templo no es para la gente sino para el SEÑOR Dios. 2Así que yo he hecho lo mejor para proveer para el templo de mi Dios. Estoy dando oro para las cosas hechas de oro, plata para las cosas hechas de plata, bronce para las cosas hechas de bronce, hierro para las cosas hechas de hierro y madera para las cosas hechas de madera. También estoy dando piedras de ónice, piedras para ser puestas, piedras de varios colores para incrustar --todo tipo de piedras preciosas-- y piedra de mármol en abundancia.

3Ahora, debido a mi deleite en la casa de mi Dios, yo estoy dando mi tesoro personal de oro y plata para eso. Estoy haciendo esto en adición a todo lo que he preparado para este santo templo: 4tres mil talentos de oro de Ofir y siete mil talentos de plata refinada, a fin de que se revistan las paredes de los edificios. 5Estoy donando oro para las cosas que serán hechas de oro, plata para las cosas que serán hechas de plata y cosas para todo tipo de trabajo que sean hechos por los artesanos. ¿Quién más quiere hacer una contribución al SEÑOR hoy y darse a sí mismo a Él?"
6Entonces ofrendas voluntarias fueron hechas por los líderes de las familias de los ancestros, los líderes de la tribus de Israel, los comandantes de miles y cientos, y por los oficiales sobre el trabajo del rey. 7Ellos dieron para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de plata y 100, 000 talentos de hierro.
8Aquellos que tenían piedras preciosas las dieron para el tesoro de la casa del SEÑOR, bajo la supervisión de Jehiel, un descendiente de Gersón. 9El pueblo se regocijó por estas ofrendas voluntarias porque habían contribuído de todo corazón al SEÑOR. El rey David también se regocijó grandemente.
10David bendijo al SEÑOR delante de toda la asamblea. Él dijo: "Que Tú seas alabado, SEÑOR, Dios de Israel nuestro ancestro, por siempre y siempre. 11Tuya, SEÑOR, es la grandeza, el poder, la gloria, la victoria, y la majestad. Porque todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo. Tuyo es el reino, SEÑOR, y Tú eres exaltado como soberano sobre todo.
12Las riquezas y el honor vienen de ti, y tú reinas sobre toda la gente. En tu mano está el poder y la fortaleza. Tú posees la fuerza y el poder para hacer al pueblo grande y para dar fuerzas a cualquiera. 13Ahora pues, nuestro Dios, nosotros te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre.
14¿Pero quién soy yo, y quién es mi pueblo, que debamos ser capaces de ofrecer tan voluntariamente estas cosas? En verdad, todas las cosas vienen de ti, y nosotros simplemente te hemos devuelto lo que es tuyo. 15Porque nosotros somos extranjeros y peregrinos ante ti, como todos nuestros ancestros lo fueron. Nuestros días en la tierra son como sombra y no hay esperanza de mantenernos en la tierra.
16SEÑOR nuestro Dios, hemos recogido toda esta riqueza a fin de construir un templo en honor de tu santo nombre-- viene de ti y te pertenece a ti. 17Yo sé también, mi Dios, que tú examinas el corazón y te complaces en la rectitud. En cuanto a mí, en la rectitud de mi corazón he ofrecido voluntariamente todas estas cosas, y ahora observo con gozo a tu pueblo que está aquí presente ofrecer voluntariamente ofrendas a ti.
18SEÑOR, el Dios de Abraham, Isaac e Israel --nuestros ancestros-- mantén esto para siempre en los pensamientos de las mentes de tu pueblo. Dirige sus corazones hacia ti. 19Dale a Salomón mi hijo un deseo sin reservas de cumplir tus mandamientos, tus decretos del pacto y tus estatutos, y llevar a cabo todos estos planes para construir el palacio por el cual yo he hecho provisión."
20David dijo a toda la asamblea: "Ahora bendigan al Señor su Dios." Toda la asamblea bendijo al SEÑOR, el Dios de sus ancestros, inclinaron sus cabezas y adoraron al SEÑOR y se postraron ante el rey. 21Al siguiente día, ellos hicieron sacrificios al SEÑOR y ofrecieron ofrendas quemadas a Él. Ofrecieron mil toros, mil carneros y mil ovejas, con sus ofrendas de vino y sacrificios en abundancia para todo Israel.
22En ese día, ellos comieron y bebieron delante del SEÑOR con gran celebración. Ellos hicieron a Salomón, hijo de David, rey por segunda vez y lo ungieron con la autoridad del SEÑOR para ser gobernante. También ungieron a Sadoc como sacerdote. 23Entonces Salomón se sentó en el trono del SEÑOR como rey en vez de David su padre. Él prosperó y todo Israel lo obedeció.
24Todos los líderes, soldados y los hijos de David juraron alianza al rey Salomón. 25El SEÑOR honró grandemente a Salomón ante todo Israel y le otorgó a él mayor poder del que jamás le haya dado a otro rey ante él en Israel.
26David, hijo de Jesé, reinó sobre todo Israel. 27David había sido rey de Israel por cuarenta años. Él reinó por siete años en Hebrón y treinta y tres años en Jerusalén. 28Él murió en buena vejez luego de disfrutar una larga vida, riqueza y honor. Salomón su hijo lo sucedió a él.
29Los logros del rey David están escritos en la historia de Samuel el profeta, en la historia de Natán el profeta y en la historia de Gad el profeta. 30Registrados allí, están los hechos de su gobierno, sus logros y los sucesos que lo afectaron a él, a Israel y a todos los reinos de otras tierras.

2 Crónicas

1

1Salomón, hijo de David, fue fortalecido en su reinado y el SEÑOR su Dios estaba con él y lo hizo muy poderoso.

2Salomón le habló a todo Israel, a los comandantes de miles y cientos, y a los jueces y a todos los príncipes en todo Israel, los jefes de las casas paternas. 3Así que Salomón y toda la asamblea con él fueron al lugar alto que estaba en Gabaón, porque allí estaba la tienda de reunión de Dios la cual Moisés, el siervo del SEÑOR, había hecho en el desierto. 4Pero David había traído el arca de Dios de Quiriat Jearim al lugar que él había preparado para ella, porque él había levantado una tienda para ella en Jerusalén. 5Además, el altar de bronce hecho por Bezalel, hijo de Uri, hijo de Hur, estaba allí delante del tabernáculo del SEÑOR; Salomón y la asamblea se acercaron a él.
6Salomón fue allí, al altar de bronce delante del SEÑOR, que estaba en la tienda de reunión y ofreció mil ofrendas quemadas en él. 7Dios se le apareció a Salomón esa noche y le dijo: "¡Pide! ¿Qué debería darte Yo?"
8Salomón le dijo a Dios: "Has mostrado una gran fidelidad al pacto con mi padre David y me has hecho rey en su lugar. 9Ahora, SEÑOR Dios, permite que tu promesa a mi padre David sea cumplida, porque me has hecho rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. 10Ahora dame sabiduría y conocimiento para que yo pueda guiar este pueblo, porque ¿quién puede juzgar a tu pueblo, que son tantos en número? 11Dios le dijo a Salomón: "Porque esto estaba en tu corazón y porque no me has pedido riquezas, ni bienes, u honor, ni por la vida de aquellos que te odian, ni por vida en abundancia para ti, pero has pedido por sabiduría y conocimiento para ti, para que puedas guiar a mi pueblo, de los que te he hecho rey, y esto es lo que Yo haré.
12Ahora yo te daré sabiduría y conocimiento. También te daré riquezas, bienes y honor, como ninguno de los reyes antes de ti, ni después de ti tendrán." 13Así que Salomón vino a Jerusalén desde el lugar alto que estaba en Gabaón, de delante de la tienda de reunión, y él reinó sobre Israel.
14Salomón juntó carruajes y jinetes y tenía mil cuatrocientos carruajes y doce mil jinetes que él colocó en las ciudades de los carruajes y consigo mismo, el rey en Jerusalén. 15El rey hizo que la plata y el oro en Jerusalén fueran tan comunes como las piedras, y la madera de cedro tan común como los árboles de sicómoro que están en las tierras bajas. 16En cuanto a la importación de caballos de Egipto y Coa para Salomón, sus mercaderes los traían de Coa a un precio. 17Ellos importaban un carruaje de Egipto por seiscientos siclos de plata y un caballo por 150 siclos. Ellos también los exportaban a los reyes hititas y a los arameos.

2

1Ahora Salomón ordenó la construcción de una casa para el nombre del SEÑOR y la construcción de un palacio para su reino. 2Salomón asignó setenta mil hombres para llevar la carga, y ochenta mil hombres como carpinteros en las montañas y 3, 600 hombres para supervisarlos a ellos. 3Salomón envió un mensaje a Hiram, el rey de Tiro, diciendo: "Como hiciste con David mi padre, enviándole a él maderos de cedro para construir una casa en la cual vivir, haz lo mismo conmigo.

4Mira, yo estoy a punto de construir una casa para el nombre del SEÑOR mi Dios, para consagrarla a Él, para quemar incienso de especias aromáticas delante de Él, para poner el pan de la presencia, y para las ofrendas quemadas mañana y tarde, en el Sábado y en las lunas nuevas, y en las fiestas designadas para el SEÑOR nuestro Dios. Para Israel, esto es para siempre. 5La casa que yo voy a construir será muy grande, pues nuestro Dios es más grande que todos los demás dioses.
6Pero ¿quién es capaz de construirle a Dios una casa, ya que el universo entero y el cielo mismo no lo pueden contener? ¿Quién soy yo para construirle una casa, excepto para quemarle sacrificios para Él? 7Así que, envíame a un hombre que sea experto en el trabajo de oro, plata, bronce, hierro y en lana púrpura, carmesí y lana azul, un hombre quien sepa hacer todo tipo de grabado en madera. Él va a estar con los hombres expertos quienes están conmigo en Judá y Jerusalén, quienes David mi padre proveyó.
8Envíame también árboles de cedro, ciprés y sándalo del Líbano, pues yo sé que tus siervos saben como cortar madera en el Líbano. Mira, mis siervos van a ser tus siervos, 9con el fin de prepararme madera en abundancia, pues la casa la cual yo estoy a punto de construir va a ser grandiosa y maravillosa. 10Mira, yo voy a darle a tus siervos, los hombres quienes van a cortar la madera, veinte mil coros de trigo molido, veinte mil coros de cebada, veinte mil batos de vino, y veinte mil batos de aceite."
11Entonces Hiram, rey de Tiro, contestó por escrito, el cual le envió a Salomón: "Porque el SEÑOR ama a su pueblo, él te ha hecho rey sobre ellos." 12Además, Hiram dijo: "Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel quien ha hecho los cielos y la tierra, quien le ha dado a David el rey un hijo sabio, bendecido con prudencia y entendimiento, quién le va a construir una casa para el SEÑOR y una casa para su reino.
13Ahora, yo he enviado a un hombre con habilidades, bendecido con entendimiento, Hiram Abí, mi experto. 14Él es el hijo de una mujer de las hijas de Dan. Su padre fue un hombre de Tiro. Él es experto en el trabajo con oro, plata, bronce, hierro, piedra y en madera, lana púrpura, lana azul, carmesí, y lino fino. Él también es experto haciendo cualquier tipo de grabado y haciendo cualquier tipo de diseño. Deja que un lugar sea hecho para él entre tus trabajadores expertos y con aquellos de mi señor, David, tu padre.
15Ahora entonces, el trigo y la cebada, el aceite y el vino de los cuales mi señor ha hablado, envía estas cosas a sus siervos. 16Nosotros vamos a cortar madera del Líbano, tanta madera como necesites. Nosotros te la vamos a llevar como balsa por mar a Jope y tú la cargarás hasta Jerusalén." 17Salomón contó todos los extranjeros quienes estaban en la tierra de Israel, siguiendo el método que David, su padre, les había contado a ellos. Se encontró que ellos eran 153, 600. 18Él le asignó a 70, 000 de ellos que llevaran las cargas, 80, 000 que fueran carpinteros en las montañas y 3, 600 que fueran supervisores para poner a las personas a trabajar.

3

1Entonces, Salomón comenzó a construir la casa del SEÑOR en Jerusalén en el Monte Moriah, donde el SEÑOR se le apareció a David su padre. Él preparó el lugar que David había planificado para ello, en el piso de trillar de Ornán el jebusita. 2Él comenzó a construir en el segundo día del segundo mes, en el cuarto año de su reinado. 3Ahora estas eran las dimensiones del fundamento que Salomón preparó para la casa de Dios. Usando el estilo antiguo de codo, el largo de sesenta codos y de anchura era veinte codos.

4La longitud del pórtico frente a la casa era de veinte codos, igual a el ancho del edificio. Su altitud era también veinte codos, y Salomón cubrió su interior con oro puro. 5Él diseñó el techo del salón principal con cipreses, el cual cubrió con oro fino y lo esculpió con palmas y cadenas.
6Él decoró la casa con piedras preciosas; el oro era oro de Parvaim. 7Él también cubrió las vigas, los umbrales, las paredes y las puertas con oro; él esculpió querubines en sus paredes.
8Él construyó el Lugar Santísimo. Su longitud era igual a la anchura de la casa, veinte codos, y su anchura era también veinte codos. Él lo cubrió con oro fino, que sumaba a seiscientos talentos. 9El peso de los clavos era de cincuenta ciclos de oro. Él cubrió las superficies altas con oro.
10Él hizo dos imágenes de querubines para el Lugar Santísimo; los artesanos los cubrieron con oro. 11Las alas de los querubines eran de veinte codos de largo todo junto; las alas de un querubín eran de cinco codos de largo, alcanzando la pared de la habitación; la otra ala era igualmente de cinco codos, alcanzando la otra ala del otro querubín. 12El ala del otro querubín era también de cinco codos, alcanzando la pared de la habitación; su otra ala era también de cinco codos, tocando el ala del primer querubín.
13Las alas de esos querubines se extendían a un total de veinte codos. Los querubines estaban de pie, con sus rostros en dirección al salón principal. 14Él hizo una cortina de lana azul, púrpura y carmesí, y de lino fino; y él diseño querubines en ella. 15Salomón hizo también dos columnas, cada una de treinta y cinco codos de alto, para el frente de la casa; los capiteles que estaban sobre ellas eran de cinco codos de altitud. 16Él hizo cadenas para las columnas y las colocó en la parte superior de éstas; él también hizo cien frutas de granada y las unió a las cadenas. 17Él colocó las columnas frente al templo, una a mano derecha y otra a mano izquierda; el nombró la columna de la mano derecha Jaquín y la columna de la mano izquierda Boaz.

4

1Además, él hizo un altar de bronce; su largo era veinte codos, de ancho era veinte codos. Su altura era de veinte codos. 2Él también hizo el mar redondo de metal fundido, diez codos de borde a borde. Su altura era de cinco codos, y el mar era de treinta codos en circunferencia. 3Bajo el borde circulando el mar había toros, diez por cada codo, fundidos en una sola pieza con el mar cuando el mar mismo fue fundido.

4El mar descansaba sobre doce bueyes, tres mirando hacia el norte, tres mirando hacia el oeste, tres mirando hacia el sur, y tres mirando hacia el este. El mar estaba sobre ellos, y toda la parte trasera de ellos estaba en dirección al interior. 5El mar era tan grueso como el ancho de una mano, y su borde fue forjado como el borde de una copa, como un lirio florecido. El mar aguantó tres mil batos de agua. 6Él hizo también diez vasijas para lavar las cosas; él puso cinco en la mano derecha, y cinco en la izquierda; cosas utilizadas para el acto de las ofrendas quemadas eran para lavarse allí. El mar, sin embargo, era para que el sacerdote se lavara en él.
7Él hizo los diez candelabros de oro que fueron hechos a partir de las instrucciones de su diseño; él los ubicó en el templo, cinco a la mano derecha y cinco a la mano izquierda. 8Él hizo diez mesas y las ubicó en el templo, cinco en el lado derecho, y cinco en el izquierdo. Él hizo cien tazones hondos de oro.
9Además, él hizo la corte para los sacerdotes y la gran corte, y las puertas para la corte; él cubrió las puertas con bronce. 10Él ubicó el mar en el lado derecho de la casa, en el este, mirando hacia el sur.
11Hiram hizo los calderos, las palas, y los tazones de rociar. Así que Hiram terminó el trabajo que él hizo para el rey Salomón en la casa de Dios: 12las dos columnas, los capiteles como cuencos que estaban sobre las dos columnas, y dos pares de celosías decorativas para cubrir los dos capiteles como cuencos que estaban sobre las columnas. 13Él había hecho cuatrocientas frutas de granada para los dos pares de celosías decorativas: dos filas de granadas para cada celosía para cubrir los dos capiteles como cuencos que estaban sobre las columnas.
14Él también hizo los estantes y los tazones que iban en los estantes; 15un mar y los doce toros bajo él, 16también las ollas, palas, tenedores para carnes, y todos los demás utensilios. Hiram el experto los hizo para el rey Salomón, para la casa del SEÑOR, de bronce pulido.
17El rey los había fundido en la llanura del Jordán, en el barro del suelo entre Sucot y Seredata. 18Así Salomón hizo todas las vasijas en gran abudancia; ciertamente, el peso del bronce no se podía saber.
19Salomón hizo todo el mobiliario que estaba en la casa del SEÑOR, el altar dorado también, y las mesas en las cuales el pan de la presencia estaba ubicado; 20el candelabro con sus lámparas, que estaban designadas a quemarse ante el cuarto interno--estas eran hechas de oro puro; 21y las flores, las lámparas, y las tenazas, de oro puro. 22También los recortadores de mecha de las lámparas, vasijas, cucharas y el quemador de incienso fueron todos hechos de oro puro. Así como la entrada a la casa, sus puertas interiores hacia el lugar santísimo y las puertas de la casa, esto es, del templo, fueron hechas de oro.

5

1Cuando todo el trabajo que Salomón hizo por la casa del SEÑOR estuvo completo, Salomón trajo adentro las cosas que David, su padre, había separado para este próposito, incluyendo la plata, el oro, y todos los muebles-- él los puso dentro de los tesoros de la casa de Dios.

2Entonces Salomón convocó a los ancianos de Israel, todas las cabezas de las tribus y a todos los líderes de las familias del pueblo de Israel, en Jerusalén, para subir el arca del pacto del SEÑOR de la ciudad de David, que es, Sion. 3Todos los hombres de Israel se reunieron ante el rey en un festín, el cual fue en el séptimo mes.
4Todos los ancianos de Israel vinieron, y los levitas tomaron el arca. 5Ellos subieron el arca, la tienda de reunión, y todos los santos muebles que estaban en la tienda. Los sacerdotes quienes eran de la tribu de Leví subieron estas cosas. 6El rey Salomón y toda la asamblea de Israel se juntaron ante el arca, sacrificando ovejas y bueyes que no pudieron ser contados.
7Los sacerdotes subieron el arca del pacto del SEÑOR a su lugar, en el cuarto interior de la casa, al Lugar Santísimo, bajo las alas de los querubines. 8Para que los querubines extendieran sus alas sobre el lugar del arca, ellos cubrían el arca y las barras por las cuales era cargada.
9Las barras eran tan largas que sus puntas eran vistas desde el lugar santo, al frente del cuarto interno, pero no podían ser vistas desde afuera. Ellas están ahí hasta éste día. 10No había nada en el arca, excepto las dos tablas que Moisés había puesto ahí en Horeb, cuando el SEÑOR hizo un pacto con la gente de Israel, cuando ellos salieron de Egipto.
11Y sucedió, que los sacerdotes salieron del Lugar Santo. Todos los sacerdotes que estaban presentes se habían santificado a sí mismos al SEÑOR, no ordenándose a sí mismos de acuerdo a sus divisiones. 12También los levitas quienes eran los cantores, todos ellos, incluyendo a Asaf, Hemán, Jedutún y a sus hijos y hermanos, vestidos en lino fino y tocando címbalos, arpas y liras, se pararon al lado este del altar. Con ellos habían 120 sacerdotes soplando trompetas. 13Y pasó que los trompetistas y cantores hicieron música juntos, haciendo que un sonido se escuchara para alabar y agradecer al SEÑOR. Ellos levantaron sus voces con las trompetas y címbalos y otros instrumentos, y ellos alabaron al SEÑOR. Ellos cantaron: "Porque Él es bueno, porque su pacto de lealtad dura para siempre." Entonces la casa; la casa del SEÑOR, se llenó con una nube. 14Los sacerdotes no podían pararse para servir por la nube, porque la gloria del SEÑOR llenó Su casa.

6

1Entonces Salomón dijo: " el SEÑOR ha dicho que Él iba a vivir en una oscuridad gruesa 2pero yo te he construído para tí una noble residencia, un lugar para ti en que vivas siempre." 3Luego el rey se volteó y bendijo a toda la asamblea de Israel, mientras toda la asamblea de Israel estaba en pie.

4Él dijo: "Que el SEÑOR, el Dios de Israel, sea alabado, quien habló a David mi padre, y lo ha cumplido con sus propias manos, diciendo: 5'Desde el día que Yo traje a mi pueblo fuera de la tierra de Egipto, Yo no escogí ninguna ciudad fuera de todas las tribus de Israel en la cual construir una casa, con el fin de que mi nombre esté allí. Yo tampoco escogí a cualquier hombre para ser príncipe sobre mi pueblo Israel. 6Sin embargo, Yo he escogido a Jerusalén, para que mi nombre pueda estar allí, y yo he escogido a David para que esté sobre mi pueblo Israel.'
7Ahora, estaba en el corazón de David mi padre, el construir una casa para el nombre del SEÑOR, el Dios de Israel. 8Pero el SEÑOR le dijo a David mi padre: 'En el sentido de que estaba en tu corazón construir una casa para mi nombre, hiciste bien en tenerlo en tu corazón. 9No obstante, tú no debes construir la casa; en lugar de ello, tu hijo, uno que vendrá de tus lomos, va a construir la casa para Mi nombre.'
10El SEÑOR ha cumplido la palabra que Él ha dicho, pues yo me he levantado en el lugar de David mi padre, y me siento en el trono de Israel, como el SEÑOR prometió. Yo he construído la casa para el nombre del SEÑOR, el Dios de Israel. 11Yo he colocado el arca allí, en la cual está el pacto del SEÑOR, el cual Él hizo con el pueblo de Israel."
12Salomón se paró ante el altar del SEÑOR en la presencia de toda la asamblea de Israel y extendió sus manos. 13Pues él había hecho una plataforma de bronce, cinco codos de largo, cinco codos de ancho y tres codos de alto. Él la colocó en el medio del patio. Él se paró en ella y se arrodilló ante toda la asamblea de Israel, y luego él extendió sus manos hacia los cielos.
14Él dijo: "SEÑOR, Dios de Israel, no hay Dios como tú en los cielos ni en la tierra, quien mantiene el pacto y firme amor a sus servidores quienes caminan ante ti con todo su corazón; 15Tú quien has mantenido a tu siervo David mi padre, lo que le prometiste. Sí, tú has hablado con tu boca y lo has cumplido con tu mano, así como es hoy.
16Ahora entonces, SEÑOR, Dios de Israel, cumple lo que le prometiste a tu siervo David mi padre, cuando Tú dijiste: 'Tú no fallarás en tener a un hombre en mi vista para que esté sentado en el trono de Israel, si solo tus descendientes son cuidadosos de caminar en mi ley, así como tú has caminado delante de mí.' 17Ahora entonces, Dios de Israel, yo oro que la promesa que tú hiciste a tu siervo David se haga realidad.
18Pero ¿Realmente vivirá Dios con la humanidad en la tierra? Mira, el universo entero y el cielo mismo no pueden contenerte--¡Mucho menos este templo que yo he construido! 19Aún por favor respeta esta oración de tu siervo y su pedido, SEÑOR mi Dios; escucha el llanto y la oración que tu siervo clama delante de Ti. Que Tus ojos puedan estar abiertos hacia este templo día y noche, el lugar donde Tú prometiste poner Tu nombre. 20Escucha, pues la oración que tu siervo clama hacia este lugar.
21Así que, escucha las peticiones de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando nosotros orermos hacia este lugar. Sí, escucha desde el lugar donde Tú vives, desde los cielos; y cuando Tú escuches, perdona.
22Si un hombre peca contra su vecino y se requiere que jure un juramento, y si él viene y jura un juramento delante de tu altar en esta casa, 23entonces oye desde los cielos y actúa y juzga a tus siervos, pagándole al malvado, al traer su conducta sobre su propia cabeza. Declara al justo inocente, para darle a él su recompensa por su justicia.
24Cuando Tu pueblo Israel sea derrotado por un enemigo, porque ellos hayan pecado contra Ti, si ellos se vuelven a Ti, confiesan Tu nombre, y oran y piden perdón delante de Ti en este templo-- 25entonces por favor, escucha desde los cielos y perdona los pecados de tu pueblo Israel; tráelos de vuelta a la tierra que Tú le has dado a ellos y a sus ancestros.
26Cuando los cielos estén cerrados y no haya lluvia porque el pueblo ha pecado contra ti-- si ellos oran hacia este lugar, confiesan Tú nombre, y se vuelven de sus pecados cuando Tú los hayas afligido-- 27entonces escucha en los cielos y perdona los pecados de tus siervos y de todo tu pueblo Israel, cuando Tú los dirijas a ellos al buen camino en el cual ellos deben caminar. Envía lluvia sobre tu tierra, la cual Tú has dado a tu pueblo como heredad.
28Supongamos que hay hambruna en la tierra o supongamos que haya enfermedad, tizón u hongos, langostas u orugas; o supongamos que sus enemigos ataquen las puertas de la ciudad en sus tierrras o que allí haya cualquier plaga o enfermedad-- 29y supongamos luego que oraciones y las peticiones sean hechas por una persona o por todo el pueblo de Israel-- cada uno sabiendo la plaga y sufrimiento en su propio corazón según extiende sus manos hacia el templo. 30Entonces escucha desde los cielos, el lugar donde Tú vives; perdona y recompensa cada persona por todos sus caminos; Tú conoces su corazón, porque Tú y solamente Tú conoces los corazones de los seres humanos. 31Haz esto para que ellos puedan temerte, para que ellos puedan caminar en Tus caminos todos los días que ellos vivan en la tierra que Tú le entregaste a nuestros ancestros.
32En cuanto al extranjero quien no pertenece a tu pueblo Israel, pero quien-- por Tu gran nombre, Tu mano misericordiosa, y Tu mano extendida-- venga y ore hacia esta casa, 33entonces por favor oye desde los cielos, el lugar donde vives, y haz todo lo que los extranjeros te pidan a Ti, así que, todos los pueblos de la tierra puedan conocer Tú nombre y temerte a Ti, así como lo hiciste con tu pueblo Israel y que ellos puedan saber que esta casa que yo he construído es llamada por Tu nombre.
34Supongamos que Tu pueblo vaya a la batalla contra sus enemigos, por cualquier camino que Tú pudieras enviarlos, y supongamos que ellos te oren a Ti dirigidos a esta ciudad que Tu has escogido, y hacia la casa que yo te he construído para Tu nombre. 35Entonces oye desde los cielos sus oraciones, sus peticiones y ayúdalos en su causa.
36Supongamos que ellos pequen contra Ti-- ya que no hay nadie que no peque-- y supongamos que Tú estás enojado con ellos y los entregaste en las manos de sus enemigos, para que así el enemigo los lleve lejos y los tome como cautivos en sus tierras, sean distantes o cercanas. 37Entonces, supongamos que ellos se den cuenta que ellos están en la tierra donde ellos hayan sido exiliados y supongamos que ellos se arrepienten y buscan favor de Ti en la tierra de su cautividad. 38Supongamos que ellos dijeren: 'Nosotros hemos actuado perversamente y hemos pecado. Nosotros nos hemos comportado malvadamente.' Supongamos que ellos se volvieren a Ti con todos sus corazones y con toda sus almas en la tierra de su cautividad, donde a ellos los tomaron como cautivos, y supongamos que ellos oran hacia su tierra, la cual Tú le diste a sus ancestros y hacia la ciudad que Tú escogiste y hacia la casa que yo he construído para Tu nombre. 39Entonces, oye desde los cielos, el lugar donde Tú vives, a sus oraciones y a sus peticiones y ayuda su causa. Perdona a Tu pueblo, quien ha pecado contra Ti. 40Ahora, mi Dios, yo te ruego, deja que Tus ojos sean abiertos, y deja que Tus oídos estén atentos a la oración que es hecha en este lugar. 41Ahora entonces, levántate, SEÑOR Dios, a Tu lugar de descanso, Tú y el arca de tu fuerza. Deja que tus sacerdotes, SEÑOR Dios, sean vestidos con salvación y permite que tus santos se regocijen en tu bondad. 42SEÑOR Dios, no voltees la cara de tu ungido lejos de Ti. Mantén en tu mente tus actos del pacto leal para David, tu siervo."

7

1Ahora, cuando Salomón había terminado de orar, fuego bajó desde el cielo y consumió las ofrendas quemadas y sacrificios, y la gloria del SEÑOR llenó la casa. 2Los sacerdotes no podían entrar a la casa del SEÑOR, porque Su gloria llenó Su casa. 3Todo el pueblo de Israel vio cuando el fuego bajó y la gloria del SEÑOR estaba sobre la casa. Ellos se inclinaron con sus rostros hacia el suelo en el pavimento de piedra, adoraron y dieron gracias al SEÑOR. Ellos dijeron: "Porque Él es bueno, porque Su lealtad al pacto permanece para siempre."

4Así, el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios al SEÑOR. 5El rey Salomón ofreció un sacrificio de 22, 000 bueyes y 120, 000 ovejas y cabras. Así, el rey y todo el pueblo dedicaron la casa al SEÑOR. 6Los sacerdotes se pusieron en pie, cada uno parado donde ellos servían; los levitas también con los instrumentos de música del SEÑOR, los cuales David el rey había hecho para dar gracias al SEÑOR en la canción: "Porque su fidelidad al pacto permanece para siempre." Todos los sacerdotes sonaron trompetas delante de ellos y todo el pueblo se puso en pie.
7Salomón separó el medio del patio en frente de la casa del SEÑOR. Allí él ofreció las ofrendas quemadas y la grasa de las ofrendas de paz, porque el altar de bronce que él había hecho no era capaz de sostener las ofrendas quemadas, las ofrendas de grano y la grasa.
8Así fue que, Salomón llevó a cabo el festival en ese tiempo por siete días, y todo Israel con él, y una asamblea grande, desde Lebo Hamat hasta el arroyo de Egipto. 9En el octavo día ellos llevaron a cabo una reunión solemne, porque ellos mantuvieron la dedicación del altar por siete días y el festín por siete días. 10En el vigésimo tercer día del mes séptimo, Salomón envió al pueblo a sus hogares con corazones contentos y gozosos por la bondad que el SEÑOR había demostrado a David, Salomón e Israel, su pueblo.
11Así, Salomón terminó la casa del SEÑOR y su propia casa. Todo lo que vino al corazón de Salomón para hacer en la casa del SEÑOR y en su propia casa, él lo completó exitosamente. 12El SEÑOR se le apareció a Salomón en la noche y le dijo a él: "Yo he escuchado tu oración, y Yo he escogido este lugar para Mí mismo como una casa de sacrificio.
13Supongan que Yo cierre los cielos para que no haya lluvia, o si ordeno a las langostas devorar la tierra, o si envío una enfermedad entre mi pueblo, 14entonces si mi pueblo, quienes son llamados por Mi nombre, se humillan a sí mismos, oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus caminos malvados, Yo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra. 15Ahora, Mis ojos estarán abiertos y Mis oídos atentos a las oraciones que son hechas en este lugar.
16Porque Yo ahora he escogido y separado esta casa para que Mi nombre pueda estar ahí para siempre. Mis ojos y Mi corazón estarán ahí cada día. 17En cuanto a ti, si caminas delante de Mí como David tu padre caminó, obedeciendo todo lo que Yo te he ordenado y guardando Mis estatutos y Mis decretos, 18luego Yo estableceré el trono de tu reino, como dije en un pacto con David tu padre, cuando dije: 'Un descendiente tuyo nunca fallará en ser gobernante de Israel.'
19Pero si te alejas, y abandonas Mis estatutos y Mis mandamientos que Yo he colocado delante de ti, y si vas y adoras otros dioses y te inclinas a ellos, 20entonces Yo los arrancaré de raíz de Mi tierra que Yo les he dado a ellos. Esta casa que Yo he separado para Mi nombre, yo la echaré lejos de Mí, y Yo la haré un proverbio y una broma entre los pueblos. 21Aunque este templo está tan elevado ahora, todo el que pase por él estará sorprendido y murmurará. Ellos preguntarán: '¿Por qué el SEÑOR ha hecho esto a esta tierra y a esta casa?' 22Otros contestarán: 'Porque ellos abandonaron al SEÑOR, su Dios, quien había traído a sus ancestros fuera de la tierra de Egipto, y ellos se sujetaron de otros dioses y se inclinaron a ellos y los adoraron. Este es el por qué el SEÑOR ha traído todo este desastre sobre ellos.'"

8

1Ocurrió que al cabo de veinte años, durante los cuales Salomón había construído la casa del SEÑOR y su propia casa, 2que Salomón reconstruyó los pueblos que Hiram le había dado a él, y estableció al pueblo de Israel en ellos.

3Salomón atacó a Hamat y la derrotó. 4Él construyó a Tadmor en el desierto, y todos las ciudades de almacenamiento, las cuales construyó en Hamat.
5También él construyó a Bet Horón de arriba y a Bet Horón de abajo, ciudades fortificadas con paredes, puertas y barras. 6Él construyó a Baalat y todas las ciudades de almacenamiento que él poseía, y todas las ciudades para sus carruajes y las ciudades para sus jinetes, y cualquier cosa que él deseó construir para su placer en Jerusalén, en Líbano, y en todas las tierras bajo su dominio.
7En cuanto a todas las personas que habían quedado de los hititas, amorreos, ferezeos, heveos y los jebuseos, quienes no pertenecían a Israel, 8sus descendientes quienes fueron dejados después de ellos en la tierra, a quienes el pueblo de Israel no había destruído--Salomón los hizo obreros forzados, lo cual son hasta este día.
9Sin embargo, Salomón no hizo obreros forzados del pueblo de Israel. En cambio, ellos se hicieron sus soldados, sus comandantes, sus oficiales y comandantes de sus fuerzas de carruajes y sus jinetes. 10Estos también eran oficiales líderes dirigiendo a los supervisores quienes pertenecían al rey Salomón, 250 de ellos, quienes supervisaban a las personas que hacían el trabajo.
11Salomón trajo a la hija de Faraón fuera de la ciudad de David a la casa que él había construído para ella, porque él dijo: "Mi esposa no debe vivir en la casa de David, rey de Israel, porque donde sea que el arca del SEÑOR ha estado es santo."
12Entonces Salomón ofreció ofrendas quemadas al SEÑOR en su altar que él había construído al frente de la puerta. 13Él ofreció sacrificios tal como se requería a diario; él los ofreció, siguiendo las instrucciones encontradas en los mandamientos de Moisés, en los días Sábados, las lunas nuevas y en los festivales establecidas tres veces cada año: el Festival del Pan sin Levadura, el Festival de las Semanas, y el Festival de los Tabernáculos.
14Manteniendo los decretos de su padre David, Salomón asignó las divisiones de los sacerdotes para su trabajo, y los levitas para sus posiciones, para alabar a Dios y servir ante los sacerdotes, como se requerí a diario. Él también asignó porteros por sus divisiones para cada puerta, porque David, el hombre de Dios, también había ordenado esto. 15Estas personas no se apartaban de los mandamientos del rey para los sacerdotes y levitas en cuanto a cualquier asunto, o en cuanto a los almacenes.
16Todo el trabajo ordenado por Salomón fue completado, desde el día que los fundamentos de la casa del SEÑOR fueron colocados hasta que fue terminada. La casa del SEÑOR fue completada. 17Luego Salomón fue a Ezión Geber y Elot, en la costa en la tierra de Edom. 18Hiram le envió barcos dirigidos por oficiales quienes eran marineros con experiencia. Ellos navegaron con los siervos de Salomón a Ofir. Ellos llevaron de allí 450 talentos (16, 000 kilogramos) de oro los cuales ellos trajeron al rey Salomón.

9

1Cuando la reina de Sabá escuchó de la fama de Salomón, ella vino a Jerusalén para probarlo con preguntas difíciles. Llegó con una larga caravana, con camellos cargados con especies, mucho oro, y muchas piedras preciosas. Cuando ella hubo llegado a Salomón, ella le dijo todo lo que había en su corazón. 2Salomón le contestó todas sus preguntas; nada era muy difícil para Salomón; no había ninguna pregunta que él no contestara.

3Cuando la reina de Sabá vió la sabiduría de Salomón y el palacio que él había edificado, 4la comida sobre la mesa, el acomodo de sus siervos, el trabajo de sus sirvientes y sus vestiduras, también sus coperos y sus vestiduras, y la manera en la cual ofrecía ofrenda quemada en la casa del SEÑOR, no había más espíritu en ella.
5Ella le dijo al rey: "Es verdad, el reporte del cual escuché en mi propia tierra de tus palabras y sabiduría. 6Yo no creía lo que había escuchado hasta que vine aquí, y ahora mis ojos lo han visto. ¡Ni la mitad se me dijo de tu sabiduría y tus riquezas! Tú has excedido la fama que yo he escuchado.
7Cuán bendecido es tu pueblo, y cuán bendecidos son tus siervos quienes constantemente están de pie ante ti, porque ellos escuchan tu sabiduría. 8"Bendecido sea el SEÑOR tu Dios, quien tiene complaciencia en ti, quien te colocó en su trono, para ser rey para el SEÑOR tu Dios. Porque tu Dios amó a Israel, con el fin de establecerlos para siempre, Él te hizo rey sobre ellos, para que hagas justicia y rectitud".
9Ella le dió al rey 120 talentos (4, 080 kilogramos) de oro y una cantidad grande de especias y piedras preciosas. Ninguna cantidad mayor de especias como estas que la reina de Sabá le dio al rey Salomón alguna vez le fue dada a él otra vez.
10Los sirvientes de Hiram y los sirvientes de Salomón, quienes trajeron oro de Ofir, también compraron madera de sándalo y piedras preciosas. 11Con la madera de sándalo, el rey hizo gradas para la casa del SEÑOR y para su casa y también arpas y liras para los músicos. Ninguna madera como esta había sido vista anteriormente en la tierra de Judá. 12El rey Salomón le dió a la reina de Sabá todo lo que ella deseaba, todo lo que ella pidiera, sumado a aquello que ella le había traído al rey. Así que ella regresó a su propia tierra, ella y sus sirvientes.
13Ahora el peso del oro que había llegado a Salomón en un año fue de 666 talentos (23, 000 kilogramos) de oro, 14aparte del oro que los comerciantes y mercaderes habían traído. Todos los reyes de Arabia y los gobernadores en el país también le trajeron oro y plata a Salomón.
15El rey Salomón hizo doscientos escudos grandes de oro batido. Seiscientos siclos de oro estaban contenidos en cada uno. 16Él también hizo trescientos escudos de oro batido. Tres siclos de oro estaban contenidos en cada escudo; el rey los colocó en el Palacio del Bosque del Líbano.
17Entonces el rey hizo un gran trono de márfil, y lo cubrió con el oro más fino. 18Habían seis gradas hacia el trono, y el tope del trono era redondo atrás. Habían reposabrazos en cada lado del asiento, y dos leones de pie al lado de los reposabrazos.
19Doce leones estaban parados en las gradas, uno a cada lado de cada una de las seis gradas. No había otro trono como éste en ningún otro reino. 20Todas las copas de beber del rey Salomón eran de oro y todas las copas para beber en la Casa del Bosque del Líbano eran de oro puro. Ninguna era de plata porque la plata no era considerada valiosa en los días de Salomón. 21El rey tenía en el mar una flota de barcos de alta mar, junto con la flota de Hiram. Cada tres años la flota traía oro, plata y marfil, así como simios y mandríles.
22Así que, el rey Salomón excedió a todos los reyes en riquezas y en sabiduría. 23Toda la tierra buscaba la presencia de Salomón para así escuchar su sabiduría, la cual Dios había puesto en su corazón. 24Aquellos que visitaban traían tributo, vasijas de plata y de oro, vestiduras, armas, y especias, así también como caballos y mulas, año tras año.
25Salomón tenía cuatro mil establos para caballos y carruajes, y doce mil jinetes, los cuales él situó en las ciudades para los carruajes con él mismo en Jerusalén. 26El reinó sobre todos los reyes desde el río Eufrates hasta la tierra de los filisteos y hasta la frontera de Egipto.
27El rey tenía plata en Jerusalén, tanto como las piedras en el piso. Hizo que la madera de cedro fuera tan abundante como los sicómoros que estaban en las tierras bajas. 28Ellos trajeron caballos para Salomón desde Egipto y de todas las tierras. 29En cuanto a los otros asuntos concernientes a Salomón, primero y último, ¿No están escritos en la historia de Natán el profeta, en la profecía de Ahías el silonita, y en las visiones de Iddo el vidente, concerniente a Jeroboam hijo de Nabat? 30Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel por cuarenta años.31Él durmió con sus ancestros y el pueblo lo enterró en la ciudad de David su padre. Roboam, su hijo, se convirtió en rey en su lugar.

10

1Roboam fue a Siquem, porque todo Israel iba a Siquem para hacerlo rey. 2Sucedió que Jeroboam hijo de Nabat, escuchó de esto (porque el estaba en Egipto, de donde él había huído de la presencia del rey Salomón, pero Jeroboam regresó de Egipto).

3Así que enviaron por él y lo llamaron y Jeroboam y todo Israel vinieron; le hablaron a Roboam y dijeron: 4"Tu padre hizo nuestro yugo difícil. Por lo tanto, ahora haz el trabajo de tu padre más fácil y aligera el yugo pesado que colocó sobre nosotros y nosotros te serviremos." 5Roboam les dijo a ellos: "Vengan otra vez a mi luego de tres días." Así que el pueblo se fue.
6El rey Roboam consultó con los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre, mientras él estaba vivo; el dijo: "¿Cómo me aconsejan para traer una respuesta a estas personas?" 7Ellos le hablaron a él y dijeron: "Si eres bueno con este pueblo y los complaces y les dices palabras buenas a ellos, entonces ellos siempre serán tus sirvientes."
8Pero Roboam ignoró los consejos que le habían dado a él los ancianos y consultó con los hombres jóvenes que habían crecido con él, que estaban delante de él. 9Él les dijo a ellos: "¿Qué consejo me dan para que nosotros podamos contestarle a las personas que me hablaron y dijeron: 'Aligera el yugo que tu padre colocó sobre nosotros'?"
10Los hombres jóvenes que habían crecido con Roboam le hablaron, diciendo: "Así es como tú deberás hablarle a las personas que te dijeron que tu padre Salomón les hizo su yugo difícil, pero que tú debes hacerlo ligero. Esto es lo que debes decirle a ellos, 'Mi dedo pequeño es más grueso que la cintura de mi padre. 11Así que ahora, aunque mi padre los cargó con un yugo difícil, yo añadiré a su yugo. Mi padre los castigó con látigos, pero yo los castigaré con escorpiones.'"
12Así que Jeroboam y todo su pueblo vinieron a Roboam en el tercer día, como el rey dijo: "Vuelve a mí en el tercer día." 13Roboam les habló a ellos fuertemente, ignorando el consejo de los ancianos. 14Él les habló a ellos siguiendo el consejo de los hombres jóvenes, diciendo: "Mi padre les hizo su yugo difícil, pero yo le añadiré a él. Mi padre los castigó con latigos, pero yo los castigaré con escorpiones."
15Así que el rey no escuchó al pueblo, porque era un giro de eventos provocados por Dios, para que el SEÑOR cumpliera su palabra que Ahías el Silonita había hablado a Jeroboam hijo de Nabat.
16Cuando todo Israel vió que el rey no los escuchó, el pueblo le contestó diciendo: "¿Qué parte tenemos en David? ¡No tenemos ninguna heredad en el hijo de Isaí! Cada uno de ustedes debe volver a su tienda, Israel. Ahora cuida a tu propia casa, David." Así que todo Israel regresó a sus tiendas. 17Pero en cuanto al pueblo de Israel que vivía en las ciudades de Judá, Roboam reinó sobre ellos. 18Entonces el rey Roboam envió a Adoram, quien estaba sobre los trabajadores forzados, pero el pueblo de Israel lo apedreó hasta la muerte con piedras. El rey Roboam huyó rápidamente en su carruaje a Jerusalén. 19Así que Israel ha estado en rebelión contra la casa de David hasta este día.

11

1Cuando Roboam llegó a Jerusalén, él reunió la casa de Judá y Benjamín, 180, 000 hombres escogidos quienes eran soldados, para pelear contra Israel, para restaurar el reino a Roboam.

2Pero la palabra del SEÑOR vino a Semaías, el hombre de Dios, diciendo: 3"Dile a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a todo Israel en Judá y Benjamín: 4'El SEÑOR dice esto: "Tú no debes atacar o hacer guerra contra tus hermanos. Todos deben regresar a su propia casa, porque Yo he causado que esto suceda.'" Así que ellos obedecieron las palabras del SEÑOR y retrocedieron de atacar a Jeroboam.
5Roboam vivió en Jerusalén y construyó ciudades en Judá para defensa. 6Él construyó a Belén, Etam, Tecoa, 7Bet Sur, Soco, Adulam, 8Gat, Maresa, Zif, 9Adoraim, Laquis, Azeca, 10Zora, Ajalón y Hebrón. Estas son ciudades fortificadas en Judá y Benjamín.
11Él fortificó las fortalezas y puso comandantes en ellas, con almacenes de comida, aceite y vino. 12Él puso escudos y lanzas en todas las ciudades y las hizo muy fuertes. Así que Judá y Benjamín le pertenecían a él.
13Los sacerdotes y levitas quienes estaban en todo Israel fueron a él desde dentro de sus fronteras. 14Pues los levitas dejaron sus pastizales y propiedades para ir a Judá y Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los habían sacado, así que ellos ya no podían realizar los deberes sacerdotales para el SEÑOR. 15Jeroboam asignó para sí mismo sacerdotes para los lugares altos y para los ídolos de cabra y becerro que él había hecho.
16Personas de todas las tribus de Israel vinieron tras ellos, aquellos quienes establecieron en sus corazones buscar al SEÑOR, el Dios de Israel; ellos vinieron a Jerusalén para sacrificar al SEÑOR, el Dios de sus padres. 17Así que ellos fortalecieron el reinado de Judá e hicieron a Roboam, hijo de Salomón, fuerte durante tres años, y ellos caminaron durante tres años en el camino de David y Salomón.
18Roboam tomó una esposa para sí mismo: Mahalat, la hija de Jerimot, hijo de David, y de Abigail, la hija de Eliab, hijo de Jesé. 19Ella le dio hijos: Jeús, Semarías y Zaham.
20Después de Mahalat, Roboam tomó a Maaca, hija de Absalón; ella le dio a luz a Abías, Atai, Ziza y Selomit. 21Roboam amó a Maaca, la hija de Absalón, más que a todas sus otras esposas y sus concubinas (él tomó dieciocho esposas y sesenta concubinas, y fue el padre de veintiocho hijos y sesenta hijas).
22Roboam escogió a Abías, hijo de Maaca, para ser jefe, un líder entre sus hermanos; él tenía el pensamiento de hacerlo rey. 23Roboam gobernó sabiamente; él distribuyó a todos sus hijos por toda la tierra de Judá y Benjamín, por cada ciudad fortificada. También les dio comida en abundancia y buscó muchas esposas para ellos.

12

1Ocurrió, cuando el reino de Roboam fue establecido y él era fuerte, que él abandonó la ley del SEÑOR-- y todo Israel con él.

2Y sucedió en el quinto año del rey Roboam, que Sisac, rey de Egipto, vino contra Jerusalén, porque el pueblo le había sido infiel al SEÑOR. 3Él vino con mil docientos carruajes y sesenta mil jinetes. Soldados sin número vinieron con él desde Egipto: libios, suquienos y etíopes. 4Él conquistó las ciudades fortificadas que le pertenecían a Judá y vino a Jerusalén.
5Ahora, Semaías el profeta vino a Roboam y a los líderes de Judá quienes se habían reunido en Jerusalén a causa de Sisac. Semaías les dijo a ellos: "Esto es lo que el SEÑOR dice: 'Ustedes me han dejado, así que Yo también los he entregado en las manos de Sisac.'" 6Luego los príncipes de Israel y el rey se humillaron a sí mismos y dijeron: "El SEÑOR es recto."
7Cuando el SEÑOR vio que ellos se habían humillado a sí mismos, la palabra del SEÑOR vino a Semaías, diciendo: "Ellos se han humillado a sí mismos. Yo no los destruiré a ellos; Yo los rescataré hasta cierto punto, y mi ira no se derramará sobre Jerusalén por medio de las manos de Sisac. 8Sin embargo, ellos serán sus siervos, para que puedan entender lo que es servirme a Mí, y servir a los gobernantes de otras naciones."
9Así que Sisac, rey de Egipto, vino contra Jerusalén y tomó los tesoros de la casa del SEÑOR, y los tesoros de la casa del rey. Él se llevó todo; también se llevó los escudos de oro que Salomón había hecho. 10El rey Roboam hizo escudos de bronce en su lugar y los confió en las manos de los comandantes de la guardia, quienes protegían las puertas de la casa del rey.
11Y sucedía que cada vez que el rey entraba en la casa del SEÑOR, los guardias los cargaban con ellos; luego, ellos los traerían de vuelta a la casa de los guardas. 12Cuando Roboam se humilló a sí mismo, la ira del SEÑOR se alejó de él, para no destruirlo completamente; además, todavía quedaba algún bien para ser encontrado en Judá.
13Así que el rey Roboam hizo su reinado fuerte en Jerusalén, y así reinó. Roboam tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó por diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que el SEÑOR había escogido de todas las tribus de Israel para Él poner Su nombre allí. El nombre de su madre era Naama, la amonita. 14Él hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar al SEÑOR. 15En cuanto a los otros asuntos concernientes a Roboam, primeros y postreros, ¿no están escritos en los libros de Semaías el profeta y de Iddo el vidente, quién también tiene registros de genealogías y las constantes guerras entre Roboam y Jeroboam? 16Roboam durmió con sus ancestros y fue enterrado en la ciudad de David; Abías su hijo vino a ser rey en su lugar.

13

1En el décimo octavo año del rey Jeroboam, Abías comenzó a reinar sobre Judá. 2Él reinó por tres años en Jerusalén; el nombre de su madre era Micaías, la hija de Uriel de Guibeá. Y hubo guerra entre Abías y Jeroboam. 3Abías fue a la batalla con un ejército de soldados fuertes y valientes, 400, 000 hombres escogidos. Jeroboam se alineó contra él con 800, 000 hombres escogidos, soldados fuertes y valientes.

4Abías se levantó en el monte Zemaraim, el cual está en el país montañoso de Efraín, y dijo: "¡Eschúchenme, Jeroboam y todo Israel! 5¿No saben ustedes que el SEÑOR, Dios de Israel, le dio el dominio a David sobre Israel por siempre, a él y a sus hijos por medio de un pacto oficial?
6Aún así, Jeroboam, hijo de Nabat, el siervo de Salomón, hijo de David, se levantó y se rebeló en contra de su amo. 7Hombres indignos, compañeros corruptos, se unieron a él. Ellos vinieron en contra de Roboam, hijo de Salomón, cuando Roboam era joven e inexperto, y no podía resistirlos.
8Ahora, ustedes dicen que pueden resistir el poder soberano del SEÑOR en la mano de los descendientes de David. Ustedes son un ejército grande, y con ustedes están los becerros dorados que Jeroboam hizo como dioses para ustedes. 9¿No han sacado a los sacerdotes del SEÑOR, los descendientes de Aarón y a los levitas? ¿No han hecho sacerdotes para ustedes en la forma de los pueblos de otras tierras? Cualquiera que venga a santificarse a sí mismo con un novillo y siete carneros, puede convertirse en sacerdote de lo que no son dioses.
10Pero para nosotros, el SEÑOR es nuestro Dios, porque no lo hemos abandonado. Nosotros tenemos sacerdotes, descendientes de Aarón, sirviendo al SEÑOR, y a los levitas, quienes hacen su trabajo. 11Cada mañana y cada tarde, ellos queman para el SEÑOR ofrendas quemadas y dulce incienso. Ellos también ponen el pan de la presencia en la mesa pura; ellos también ponen los candelabros de oro con sus lámparas, para que ellas se quemen cada tarde. Nosotros mantenemos los mandamientos del SEÑOR, nuestro Dios, pero ustedes lo han abandonado.
12Miren, Dios está con nosotros, a nuestra cabeza, y sus sacerdotes están aquí con las trompetas para sonar la alarma contra ustedes. Pueblo de Israel, no peleen en contra del SEÑOR, el Dios de sus ancestros, porque ustedes no ganarán."
13Pero Jeroboam preparó una emboscada detrás de ellos, su ejército estaba en frente de Judá, y la emboscada estaba atrás de ellos. 14Cuando Judá miró hacia atrás, he aquí, la pelea estaba al frente y detrás de ellos. Ellos clamaron al SEÑOR, y los sacerdotes sonaron las trompetas. 15Entonces los hombres de Judá dieron un grito, mientras gritaban, sucedió que Dios golpeó a Jeroboam y todo Israel delante de Abías y Judá.
16La gente de Israel huyó ante Judá, y Dios los entregó a ellos en la mano de Judá. 17Abías y su ejército los mató con una gran masacre; 500, 000 hombres escogidos de Israel cayeron muertos. 18De esta manera, el pueblo de Israel fue sometido en aquel tiempo, el pueblo de Judá ganó porque ellos confiaron en el SEÑOR, el Dios de sus ancestros. 19Abías persiguió a Jeroboam; él (Abías) tomó ciudades de él (Jeroboam): Betel con sus aldeas, Jesana con sus aldeas y Efraín con sus aldeas. 20Jeroboam nunca recuperó poder otra vez durante los días de Abías; el SEÑOR lo golpeó, y él murió. 21Pero Abías se volvió poderoso; él tomó catorce esposas y se convirtió en el padre de veintidós hijos y diesciséis hijas. 22El resto de los hechos de Abías, su comportamiento y palabras, están escritos en la narración del profeta Iddo.

14

1Abías durmió con sus ancestros, y lo enterraron en la cuidad de David. Asa, su hijo, se convirtió en rey en su lugar. En sus días la tierra estuvo tranquila por diez años. 2Asa hizo lo que era bueno y correcto ante los ojos del SEÑOR su Dios, 3porque él quitó los altares extranjeros y los lugares altos. El rompió los pilares de piedra y derribó las columnas de Asera. 4Él ordenó a Judá buscar al SEÑOR, el Dios de sus ancestros, y que llevaran a cabo la ley y los mandamientos.

5También, él quitó los lugares altos y los altares de incienso de todas la ciudades de Judá. El reino tuvo descanso bajo él. 6Él construyó cuidades fortificadas en Judá, porque la tierra estuvo tranquila, él no tuvo guerra en aquellos días, porque el SEÑOR le había dado paz.
7Asa le dijo a Judá: "Vamos a construir estas ciudades y hacer los muros alrededor de ellas, y torres, puertas, y barrotes; la tierra aún es nuestra porque hemos buscado al SEÑOR nuestro Dios. Nosotros lo hemos buscado, y Él nos ha dado paz en cada lado." Así que ellos construyeron y tuvieron éxito. 8Asa tenía un ejército que cargaba escudos y espadas; de Judá él tenía 300, 000 hombres, y de Benjamín tenía 280, 000 hombres quienes cargaron escudos y tensaron arcos. Todos estos hombres fuertes y valientes.
9Zera el etíope vino contra ellos con un ejército de un millón de soldados y trescientos carruajes; él vino a Maresa. 10Entonces, Asa salió a encontrarlo, y formaron las líneas de batalla en orden en el Valle de Sefata en Maresa. 11Asa gritó al SEÑOR, su Dios, y dijo: "SEÑOR, no hay nadie, sino Tú para ayudar a uno que no tiene fuerzas cuando está enfrentando a muchos. Ayúdanos, SEÑOR nuestro Dios, porque dependemos de Tí, y en Tu nombre hemos venido contra este vasto número. SEÑOR, Tú eres nuestro Dios; no dejes que el hombre te derrote."
12Así que el SEÑOR derrotó a los etíopes delante de Asa y Judá; los etíopes huyeron. 13Asa y los soldados con él los persiguieron hasta Gerar. Así que muchos etíopes sintieron que no se podían recuperar, porque estaban completamente destruídos ante el SEÑOR y su ejército. El ejército cargó con mucho botín. 14El ejército destruyó todas las aldeas alrededor de Gerar, porque el terror del SEÑOR había venido sobre los habitantes. El ejército saqueó todas las aldeas, y era mucho botín. 15El ejército también destruyó el asentamiento de las tiendas de los nómadas que pastoreaban; ellos cargaron con ovejas en abundancia, como también camellos y luego regresaron a Jerusalén.

15

1El espíritu de Dios vino sobre Asarías hijo de Obed. 2Él salió a encontrarse con Asa y le dijo a él: "Escúchame a mí, Asa, y toda Judá y Benjamín: El SEÑOR está contigo, mientras tú estés con Él. Si lo buscas a Él, Él será encontrado por ti; pero si tú lo abandonas a Él, Él te abandonará a ti.

3Ahora por un periodo de tiempo largo, Israel estuvo sin un verdadero Dios, sin un sacerdote maestro y sin la ley. 4Pero cuando en aflicción, ellos se volvieron al SEÑOR, el Dios de Israel, y lo buscaron, Él fue hallado por ellos. 5En esos tiempos no había paz para aquél que viajaba, ni para aquél que viajó hasta aquí; en lugar de ello, grandes problemas estaban sobre los habitantes de las tierras.
6Estaban rotos en pedazos, nación contra nación, y ciudad contra ciudad, porque Dios los perturbó con todo tipo de sufrimiento. 7Pero sean fuertes, y no permitas que tus manos sean débiles, porque tu trabajo será recompensado.
8Cuando Asa oyó estas palabras, la profecía de Obed el profeta, él tomó valentía y quitó las cosas repugnantes de toda tierra de Judá y Benjamín, y de las ciudades que él había capturado de la zona rural montañosa de Efraín, y él reconstruyó el altar del SEÑOR, que estaba de frente al pórtico de la casa del SEÑOR. 9Él reunió a toda Judá y Benjamín, y aquellos que se quedaron con ellos -- personas de Efraín, Manasés y Simeón. Porque ellos vinieron de Israel a él en grandes números, cuando vieron que el SEÑOR su Dios estaba con él.
10Así que, se reunieron en Jerusalén en el mes tercero, en el décimo quinto año del reinado de Asa. 11En ese día le sacrificaron al SEÑOR parte del saqueo que ellos habían traído: setecientos bueyes y siete mil ovejas y cabras.
12Ellos entraron dentro de un pacto para buscar al SEÑOR, el Dios de sus ancestros, con todo su corazón y con toda su alma. 13Ellos estaban de acuerdo que cualquiera que no buscara al SEÑOR, el Dios de Israel, debería de morir, aunque la persona fuera pequeña o grande, aunque fuera hombre o mujer.
14Ellos juraron al SEÑOR con una voz fuerte, con gritos, y con trompetas y cuernos. 15Toda Judá se regocijó con el juramento, porque ellos habían jurado con todo su corazón, y buscaban a Dios con todo su deseo, y Él fue encontrado por ellos. El SEÑOR les dió paz por todas partes a su alrededor.
16También removió a Maaca, su abuela, de ser reina, porque ella había hecho una figura repugnante de Asera. Asa cortó la figura repugnante, la pulverizó y la quemó en el arroyo de Cedrón. 17Pero los lugares altos no fueron sacados de Israel. Sin embargo, el corazón de Asa estaba completamente consagrado todos sus días. 18Él trajo a la casa de Dios las cosas de su padre y sus propias cosas que le pertenecián al SEÑOR: objetos de oro y plata. 19No hubo más guerras hasta el trigésimo quinto año del reinado de Asa.

16

1En el año treinta y seis del reinado de Asa, Baasa, rey de Israel, actuó agresivamente contra Judá y construyó Ramá, para no dejar que nadie saliera o entrara en la tierra de Asa, rey de Judá.

2Entonces Asa trajo la plata y oro fuera de los almacenes en la casa del SEÑOR y de la casa del rey, y lo envió a Ben Adad, rey de Aram, quien vivía en Damasco. Él dijo: 3"Hagamos un pacto entre tú y yo, así como lo hubo entre mi padre y tu padre. Mira, yo te he enviado plata y oro. Rompe tu pacto con Baasa, rey de Israel, para que él me deje tranquilo."
4Ben Adad escuchó al rey Asa y envió los comandantes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel. Ellos atacaron Ijón, Dan, Bel Maín y todos los lugares de almacenamiento en las ciudades de Neftalí. 5Sucedió que cuando Baasa escuchó esto, él detuvo la construcción de Ramá, e hizo que el trabajo cesara. 6Entonces Asa el rey llevó a toda Judá con él. Ellos llevaron fuera las piedras y troncos de Ramá con los cuales Baasa estaba construyendo la ciudad. Entónces el rey Asa usó ese material para levantar a Geba y Mizpa.
7En ese tiempo Hananí el vidente fue donde Asa, rey de Judá, y le dijo:"Porque tú has confiado más en el rey Aram, y no has confiado en el SEÑOR tu Dios, el ejército del rey de Aram ha escapado fuera de tu mano. 8¿No eran los etíopes y los libios un gran ejército, con muchísimas carrozas y hombres de caballo? Aún así porque confiaste en el SEÑOR, Él te dio la victoria sobre ellos.
9Porque los ojos del SEÑOR recorren todo lugar a través de toda la tierra, para mostrarse a Sí mismo fuerte en nombre de todos aquellos cuyos corazones son perfectos delante de Él. Pero tú has actuado tontamente en este asunto. Desde ahora en adelante, tendrás guerra." 10Entonces Asa se enojó con el vidente; lo puso en la cárcel, porque estaba enojado con él sobre todo este asunto. Al mismo tiempo, Asa oprimió algunos del pueblo.
11He aquí los hechos de Asa, desde el primero hasta el último, están escritos en el libro de los reyes de Judá e Israel. 12En el año treinta y nueve de su reinado, Asa tenía una enfermedad en sus pies; su enfermedad era muy severa. Aún así, él no pidió ayuda del SEÑOR, sólo de los médicos.
13Asa durmió con sus ancestros; el murió en el año cuarenta y uno de su reinado. 14Ellos lo enterraron en su propia tumba, la que él había cavado para sí mismo en la ciudad de David. Ellos lo pusieron en un féretro que estaba lleno de olores dulces y varias clases de especias preparadas por perfumistas diestros. Entonces ellos hicieron un gran fuego en su honor.

17

1Josafat, hijo de Asa, se convirtió en rey en su lugar. Josafat se fortaleció a sí mismo en contra de Israel. 2Él colocó fuerzas en todas las ciudades fortificadas de Judá, y puso guarniciones en la tierra de Judá y en las ciudades de Efraín, las cuales su padre Asa había capturado.

3El SEÑOR estaba con Josafat porque él caminó en los primeros caminos de su padre David, y no buscó a los baales. 4En su lugar, él confió en el Dios de su padre, y caminó en sus mandamientos, no tras el comportamiento de Israel.
5Así que, el SEÑOR estableció el reinado en su mano; toda Judá le trajo tributo a Josafat. Él tenía riquezas y honor en abundancia. 6Su corazón estaba comprometido con los caminos del SEÑOR. Él también removió los lugares altos y los postes de Asera de Judá.
7En el tercer año de su reinado, él envió a sus oficiales Ben Hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías a enseñar en las ciudades de Judá. 8Con ellos estaban los levitas: Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías; y con ellos estaban los sacerdotes Elisama y Joram. 9Ellos enseñaron en Judá, teniendo el libro de la ley del SEÑOR con ellos. Ellos fueron a través de todas las ciudades de Judá y enseñaron entre la gente.
10El temor del SEÑOR cayó sobre todos los reinos de la tierra que estaban alrededor de Judá, así que ellos no hicieron guerra en contra de Josafat. 11Algunos de los filisteos trajeron regalos a Josafat, y plata como tributo. Los árabes también le trajeron rebaños, 7, 700 carneros y 7, 700 cabras.
12Josafat se volvió muy poderoso. Él construyó fortalezas y ciudades de almacenaje en Judá. 13Él tenía muchos suministros en las ciudades de Judá, y soldados --hombres fuertes y valientes-- en Jerusalén.
14Aquí hay una lista de ellos, en orden por el nombre de las casas de sus padres: de Judá, los comandantes de miles; Adnas el comandante, y con él 300, 000 hombres de guerra; 15junto a él, Jonahán el comandante, y con él 280, 000 hombres; 16junto a él, Amasías, hijo de Zicri, quien voluntariamente se ofreció a servirle al SEÑOR; y con él, 200, 000 hombres de guerra. 17De Benjamín: Eliada, un poderoso hombre de valor, y con él, 200, 000 armados con arcos y escudos; 18junto a él, Jozabad, y con él, 180, 000 listos para la guerra. 19Estos fueron aquellos que sirvieron al rey, además de aquellos quienes el rey puso en ciudades fortificadas a través de Judá.

18

1Ahora, Josafat tenía grandes riquezas y honores; él mismo se alió con Acab al casar a uno de su familia con una de sus hijas. 2Luego de unos años, él bajó donde Acab en Samaria. Acab mató muchas ovejas y bueyes para él y las personas quienes estaban con él. Acab también lo persuadió a él a atacar a Ramot Galaad con él. 3Acab, rey de Israel, le dijo a Josafat, rey de Judá: "¿Irás conmigo a Ramot Galaad?" Josafat le contestó: "Yo soy como tú y mi pueblo es como tu pueblo; nosotros estaremos contigo en la guerra."

4Josafat le dijo al rey de Israel: "Por favor, primero busca la palabra del SEÑOR para tu respuesta." 5Entonces, el rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos hombres y les dijo: "¿Deberíamos ir a Ramot Galaad a la guerra, o yo no debería?" Ellos dijeron: "Ataca, porque Dios los entregará en la mano del rey."
6Pero Josafat dijo: "¿No hay aquí todavía otro profeta del SEÑOR con quien podamos buscar consejo?" 7El rey de Israel le dijo a Josafat: "Todavía queda un hombre por el cual nosotros podemos buscar consejo del SEÑOR, Micaías hijo de Imla, pero lo odio porque nunca profetiza bien concerniente a mí, sino siempre maldad." Pero Josafat dijo: "El rey no debería decir eso." 8Entonces el rey de Israel llamó a un oficial y dijo: "Rápido, trae a Micaías hijo de Imla."
9Ahora Acab el rey de Israel y Josafat el rey de Judá estaban sentados cada uno en un trono, vestidos en sus túnicas, en un lugar abierto en la entrada de las puertas de Samaria y todos los profetas estaban profetizando ante ellos. 10Sedequías hijo de Quenaana se hizo cuernos de hierro y dijo: "El SEÑOR dijo esto: 'Con éstos ustedes empujarán los arameos hasta que ellos sean consumidos.'" 11Todos los profetas profetizaron lo mismo, diciendo: "Ataca a Ramot Galaad y gana, pues el SEÑOR los ha entregado en las manos del rey."
12El mensajero que fue a llamar a Micaías le habló diciendo: "Ahora mira, las palabras de los profetas declaran cosas buenas al rey con una boca. Por favor, deja que tu palabra sea como las de una de ellos y diga cosas buenas." 13Micaías respondió: "Mientras el SEÑOR viva, lo que Dios diga es lo que diré." 14Cuando el vino al rey, el rey le dijo a él: "Micaías, ¿debemos nosotros ir a Ramot Galaad para guerra o no?" Micaías le respondió: "¡Ataquen y sean victoriosos! Porque será una gran victoria."
15Entonces el rey le dijo a él: "¿Cuántas veces tengo yo que requerir de ti que jures para decirme la verdad en el nombre del SEÑOR?" 16Así que Micaías dijo: "Vi a todo Israel disperso en las montañas, como ovejas que no tienen pastor y el SEÑOR dijo: 'Estos no tienen pastor. Permite que cada hombre regrese a su casa en paz.'"
17Así que, el rey de Israel le dijo a Josafat: "¿No te dije yo que él no iba a profetizar bien concerniente a mí, sino sólo desastre?" 18Entonces Micaías dijo: "Por lo tanto, todos ustedes escuchen la voz del SEÑOR: Yo vi al SEÑOR sentado en su trono y todos los ejércitos del cielo estaban de pie a su mano derecha y a su izquierda.
19El SEÑOR dijo: '¿Quién puede seducir a Acab, rey de Israel, para que él suba y caiga en Ramot Galaad?' Uno dijo esto y otro aquello.
20Y entonces un espíritu vino y se puso en pie ante el SEÑOR y dijo: 'Yo voy a seducirlo.' El SEÑOR le dijo a él: '¿Cómo?' 21El espíritu contestó: 'Yo iré y me convertiré en un espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas.' El SEÑOR respondió: 'Tú lo seducirás y también serás exitoso. Ve ahora y hazlo.'
22Ahora, el SEÑOR ha puesto un espíritu de mentira en la boca de estos profetas tuyos y el SEÑOR ha decretado desastre para ti."
23Entonces Sedequías hijo de Quenaana, vino, golpeó a Micaías en la mejilla y le dijo: "¿De qué manera el Espíritu del SEÑOR se fue de mí para hablarte a ti?" 24Micaías dijo: "Mira, tú sabrás eso en ese día, cuando corras a una habitación interior para esconderte."
25El rey de Israel le dijo a unos sirvientes: "Ustedes tomen a Micaías y llévenlo a Amón, el gobernador de la ciudad y a Joás, mi hijo. 26Ustedes le dirán a él: 'El rey dijo: Pongan a este hombre en prisión y sólo aliméntenlo con un poco de pan y sólo un poco de agua, hasta que yo regrese en paz.' 27Entonces Micaías dijo: "Si tú regresas en paz, entonces el SEÑOR no ha hablado a través de mi." Y luego añadió: "Escuchen esto, todos ustedes."
28Así que, Acab, el rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, fueron en contra de Ramot Galaad. 29El rey de Israel le dijo a Josafat: "Yo me disfrazaré e iré a la batalla, pero tú vístete con tus túnicas reales." Así que, el rey de Israel se disfrazó a sí mismo y ellos fueron a la batalla. 30Ahora, el rey de Aram había ordenado a los capitanes de sus carruajes, diciendo: "No ataquen los soldados insignificantes o importantes. En lugar de ello, sólo ataquen al rey de Israel."
31Sucedió que cuando los capitanes de los carruajes vieron a Josafat dijeron: "Ese es el rey de Israel." Se voltearon para atacarlo, pero Josafat clamó y el SEÑOR lo ayudó. Dios los alejó de él. 32Sucedió que cuando los comandantes de los carruajes vieron que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo.
33Pero cierto hombre sacó su arco al azar y le disparó al rey de Israel entre las articulaciones de su armadura. Entonces, Acab le dijo al conductor de su carruaje: "Da la vuelta y llévame fuera de la batalla, porque estoy gravemente herido." 34La batalla empeoró ese día y el rey de Israel estuvo retenido en su carruaje enfrentándose a los arameos hasta la tarde. Para el tiempo en que el sol estaba bajando, él murió.

19

1Josafat el rey de Judá regresó en paz a su casa en Jerusalén. 2Entonces Jehú hijo de Hananí, el vidente, fue a encontrarlo y le dijo al rey Josafat: "¿Debes estar ayudando al malvado? ¿Debes amar aquellos que odian al SEÑOR? Por tus obras, ira del SEÑOR es sobre ti. 3Sin embargo, hay algo bueno en ti, en que has quitado los postes de Asera fuera de la tierra, y tú has dispuesto tu corazón para buscar a Dios."

4Josafat vivía en Jerusalén; y él salió nuevamente entre el pueblo desde Beerseba hasta la región montañosa de Efraín y los trajo de nuevo al SEÑOR, el Dios de sus padres. 5Él puso jueces en la tierra en todas las ciudades fortificadas de Judá, ciudad por ciudad.
6Él le dijo a los jueces: "consideren lo que deben hacer, porque no están juzgando para el hombre, sino para el Señor; Él está con ustedes en el acto de juzgar. 7Ahora entonces, dejen que el temor del Señor sea sobre ustedes. Sean cuidadosos cuando juzguen, porque no hay iniquidad con el Señor, ni ninguna clase de favoritismos o toma de sobornos."
8Además, en Jerusalén Josafat designó a algunos de los levitas y de los sacerdotes, y algunos de los jefes de las casas ancestrales de Israel, para llevar a cabo el juicio por el SEÑOR, y por el bien de los conflictos. Ellos vivían en Jerusalén. 9Él les instruyó, diciendo: "ustedes deben servir con reverencia al SEÑOR, fielmente, y con todo su corazón.
10Cuando cualquier pleito venga a ustedes desde sus hermanos quienes viven en sus ciudades, ya sea sobre derramamiento de sangre, ya sea sobre leyes y mandamientos, estatutos o decretos, ustedes deben advertirles, para que ellos no vengan a ser culpables delante del SEÑOR, o ira venga hacia ustedes y hacia sus hermanos. Ustedes deben hacer esto y no serán culpables.
11Miren, Amarías el jefe de los sacerdotes está sobre ustedes en todos los asuntos del SEÑOR. Zebadías hijo de Ismael, el líder de la casa de Judá, está a cargo de todos los asuntos del rey. También, los levitas serán oficiales sirviéndoles a ustedes. Sean fuertes y obedezcan sus instrucciones, y que el SEÑOR sea con aquellos quienes son buenos."

20

1Acontenció después de esto, que el pueblo de Moab y Amón, y con ellos algunos meunitas vinieron en contra de Josafat para batallar. 2Entonces vinieron algunos a Josafat, diciendo: "Una gran multitud viene contra ti de más allá del Mar Muerto, de Edom. Mira, ellos están en Hazezon Tamar", esto es, En Gadi.

3Josafat se asustó y se propuso buscar al SEÑOR. Él proclamó un ayuno en toda Judá. 4Toda Judá se reunió para buscar al SEÑOR; ellos vinieron a buscar al SEÑOR desde todas las ciudades de Judá.
5Josafat estuvo de pie en la asamblea de Judá y Jerusalén, en la casa del SEÑOR, en frente del nuevo patio. 6Él dijo: "El SEÑOR, el Dios de nuestros ancestros, ¿acaso no eres Dios en el cielo? ¿Acaso no eres el gobernador sobre todos los reinos de las naciones? Poder y fuerza están en Tu mano, así que nadie es capaz de resistirte. 7Nuestro Dios, ¿no sacaste Tú a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y se la diste para siempre a los descendientes de Abraham?
8Ellos vivieron en ella y en ella te construyeron un lugar para Tu nombre, diciendo: 9'Si desastre viene a nosotros--la espada, juicio, o enfermedad, o hambruna--nosotros nos vamos a levantar delante de esta casa, y delante de Ti (pues Tu nombre está en esta casa) y nosotros clamaremos en nuestra aflicción, y Tú nos oirás y nos salvarás.'
10Mira ahora, aquí está el pueblo de Amón, Moab y Monte Seir a quienes Tú no dejaste que Israel invadiera cuando ellos salieron de la tierra de Egipto; de lo contrario, Israel se alejó de ellos y no los destruyó. 11Mira como ellos nos recompensan; ellos están viniendo para sacarnos de Tu tierra, la que nos has dado como herencia.
12Nuestro Dios, ¿no los vas a juzgar? Pues nosotros no tenemos poder contra este gran ejército que viene contra nosotros. Nosotros no sabemos que hacer, pero nuestros ojos están en Ti." 13Toda Judá estuvo de pie delante del SEÑOR, con sus pequeños, esposas e hijos.
14Entonces en el medio de la asamblea, el espíritu del SEÑOR vino sobre Jahaziel, hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, el levíta, uno de los hijos de Asaf. 15Jahaziel dijo: "Escuchen, toda Judá y ustedes habitantes de Jerusalén, y el rey Josafat. Esto es lo que el SEÑOR le dice a ustedes: 'No tengan miedo; no estén desanimados por este gran ejército, pues esta batalla no les pertenece a ustedes, sino a Dios.
16Ustedes deben enfrentarse mañana contra ellos. Miren, ellos están subiendo por el paso de Sis. Usteden los encontrarán a ellos al final del valle, antes del desierto de Jeruel. 17Ustedes no van a necesitar pelear en esta batalla. Párense en sus posiciones, estén quietos y verán el rescate del SEÑOR con ustedes, Judá y Jersualén. No tengan miedo ni estén desanimados. Vayan contra ellos mañana, pues el SEÑOR está con ustedes."
18Josafat inclinó su cabeza con su rostro hacia el suelo. Toda Judá y los habitantes de Jerusalén se inclinaron delante del SEÑOR adorándole a Él. 19Los levitas, aquellos de la descendencia de los Coatitas y los Coretitas, se pusieron de pie para adorar al SEÑOR, el Dios de Israel, con una voz muy fuerte.
20Temprano en la mañana ellos se levantaron y fueron al desierto de Tecoa. Mientras ellos salían, Josafat se levantó y dijo: "¡Escúchenme a mí, Judá y ustedes habitantes de Jerusalén! Confíen en el SEÑOR su Dios, y ustedes serán respaldados. Confíen en sus profetas, y ustedes serán exitosos." 21Cuando él hubo consultado con el pueblo, él señaló a aquellos quienes cantarían al SEÑOR y darían a Él adoración por su gloria santa, mientras ellos salían precediendo al ejército, y diciendo: "Den gracias al SEÑOR, porque su fidelidad al pacto perdura para siempre."
22Cuando ellos comenzaron a cantar y a adorar, el SEÑOR estableció hombres en una emboscada contra el pueblo de Amón, Moab y Monte Seir, quienes vinieron contra Judá. Ellos fueron derrotados. 23Pues el pueblo de Amón y Moab se levantaron a pelear con los habitantes de Monte Seir, a fin de matarlos completamente y destruirlos. Cuando ellos terminaron con los habitantes de Monte Seir, todos ellos ayudaron a destruirse el uno al otro.
24Cuando Judá llegó a un lugar con vista al desierto, ellos miraron hacia el ejército. He aquí, ellos estaban muertos, caídos al suelo; ninguno había escapado.
25Cuando Josafat y su pueblo fueron a tomar el botín de ellos, encontraron bienes en abundancia, ropa, y artículos de valor, los cuales ellos tomaron para sí mismos, más de lo que ellos podían cargar. Les tomó tres días para cargar todo el botín, había mucho de ello. 26En el cuarto día ellos se reunieron en el Valle de Beraca. Allí ellos adoraron al SEÑOR, así que el nombre de aquel lugar es el "Valle de Beraca" hasta este día.
27Luego ellos regresaron, todo hombre de Judá y Jerusalén, y Josafat frente a ellos, para ir otra vez a Jerusalén con alegría, pues el SEÑOR los había hecho regocijarse sobre sus enemigos. 28Ellos fueron a Jerusalén y a la casa del SEÑOR con liras, arpas y trompetas.
29El terror de Dios estaba en todos los reinos de las naciones cuando ellos escucharon que el SEÑOR había peleado contra los enemigos de Israel. 30Así que, el reino de Josafat estaba tranquilo, porque su Dios le dio paz en todo sus alrededores.
31Josafat reinó sobre Judá; Él tenía treinta y cinco años de edad cuando comenzó a reinar, y él reinó en Jerusalén por veinticinco años. El nombre de su madre era Azuba, la hija de Silhi. 32Él caminó en los caminos de Asa, su padre; él no se alejó de ellos; él hizo lo que era correcto ante los ojos del SEÑOR. 33Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados. Las personas aún no habían dirigido sus corazones al Dios de sus ancestros.
34En cuanto a los otros asuntos concernientes a Josafat, primero y último, mirad, ellos fueron escritos en las historias de Jehú hijo de Hananí, las cuales están registradas en el libro de los reyes de Israel.
35Después de esto Josafat, rey de Judá, se alió con Ocozías, rey de Israel, quien cometió mucha maldad. 36Se alió con él para construir barcos que fueran a Tarsis. Ellos construyeron los barcos en Ezión Geber. 37Entonces, Eliezer hijo de Dodava de Maresa, profetizó contra Josafat; él dijo: "Porque tú te has aliado con Ocozías, el SEÑOR ha destruído tus proyectos." Los barcos fueron destruídos así que ellos no fueron capaces de navegar a Tarsis.

21

1Josafat durmió con sus ancestros y fue sepultado con ellos en la ciudad de David; Joram, su hijo, vino a ser rey en su lugar. 2Joram tenía hermanos, hijos de Josafat: Azarías, Jehiel, Zacarías, Azaryahu, Micael y Sefatías. Todos ellos eran hijos de Josafat, rey de Israel. 3Su padre les había entregado grandes regalos de plata, oro y otras cosas preciosas, también fortificó ciudades en Judá, pero le entregó el trono a Joram, porque él era su primer hijo.

4Ahora cuando Joram se levantó sobre el reino de su padre y se estableció con firmeza como rey, él asesinó a todos sus hermanos con espada y también a otros varios líderes de Israel. 5Joram tenía treinta y dos años de edad cuando comenzó a reinar y reinó por ocho años en Jerusalén.
6Él caminó en los caminos de los reyes de Israel, como lo estaba haciendo la casa de Acab, porque él tenía como esposa a la hija de Acab, y él hizo lo que era malo a la vista del SEÑOR. 7Sin embargo, el SEÑOR no deseó destruir la casa de David, por causa del pacto que había hecho con David; Él le prometió que siempre le daría vida a él y a sus descendientes.
8En los días de Joram, Edom se reveló contra el control de Judá, y ellos pusieron un rey sobre ellos mismos. 9Entonces Joram cruzó con sus comandantes y todos sus carruajes. Era de noche cuando se levantó y peleó contra los edomitas quienes lo habían rodeado a él y a sus comandantes de carruajes. 10Así Edom ha estado en rebelión contra el control de Judá hasta este día presente. Libna también se rebeló al mismo tiempo contra su control, porque Joram había abandonado al SEÑOR, el Dios de sus ancestros.
11Además, Joram también construyó lugares altos en las montañas de Judá y él hizo que los habitantes de Jerusalén vivieran como prostitutas, y guió a Judá por el mal camino.
12Una carta del profeta Elías vino a Joram. Ésta decía: "Esto es lo que el SEÑOR, Dios de David, tu ancestro, dice: 'Porque tú no has caminado en los caminos de Josafat, tu padre, ni en los caminos de Asa, rey de Judá, 13pero has caminado en los caminos de los reyes de Israel, y has hecho que Judá y los habitantes de Jerusalén actúen como prostitutas, como lo hizo la casa de Acab-- y porque también mataste a tus hermanos en la familia de tu padre con espada, hombres quienes eran mejores que tú-- 14mira, el SEÑOR herirá con una gran plaga a tu pueblo, tus hijos, tus esposas y toda tu riqueza. 15Tú mismo tendrás mucha dolencia a causa de una enfermedad en tus intestinos, hasta que tus intestinos se salgan a causa de la enfermedad, día tras día."
16El SEÑOR agitó en contra de Joram los espíritus de los filisteos y de los árabes quienes estaban cerca de los etíopes. 17Ellos atacaron Judá, la invadieron, y se llevaron todas las riquezas que habían hallado en la casa del rey. Ellos también se llevaron a sus hijos y a sus esposas. Ningún hijo se le dejó, excepto Joacaz, su hijo menor.
18Después de todo esto, el SEÑOR lo hirió en sus intestinos con una enfermedad incurable. 19Vino a ser a su debido tiempo, al final de dos años, que sus intestinos se salieron por causa de su enfermedad, y él murió con severo dolor. Su pueblo no hizo fuego en su honor como lo habían hecho por sus ancestros. 20Él había comenzado a reinar cuando tenía trenta y dos años de edad; el reinó en Jerusalén por ocho años, y murió sin que nadie lo lamentara. Ellos lo enterraron en la ciudad de David, pero no en las tumbas de la realeza.

22

1Los habitantes de Jerusalén hicieron a Ocozías (Joacaz), hijo más joven de Joram, rey en su lugar, porque la banda de hombres que vinieron con los árabes al campamento habían matado a sus hijos mayores. Así que Ocozías (Joacaz) hijo de Joram, rey de Judá, se hizo rey. 2Ocozías (Joacaz) era de veintidos años cuando él comenzó a reinar; él reinó por un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía; ella era la hija de Omri. 3Él también anduvo en los caminos de la casa de Acab porque su madre era su consejera en hacer las cosas malas.

4Ocozías (Joacaz) hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, como la casa de Acab había hecho, porque ellos eran sus consejeros después de la muerte de su padre, hasta su destrucción. 5Él también siguió sus consejos; él fue con Joram el hijo de Acab, rey de Israel, a pelear contra Hazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad. Los Arameos hirieron a Joram.
6Joram regresó a ser curado en Jezreel de las heridas que le habían dado en Ramot, cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Así que Ocozías (Joacaz) hijo de Joram, rey de Judá, bajó a Jezreel a ver a Joram hijo de Acab, porque Joram había sido herido.
7Ahora la destrucción de Ocozías (Joacaz) fue traída por Dios por su visita a Joram. Cuando él llegó, él fue con Joram a atacar a Jehú, hijo de Nimsi, a quien el SEÑOR había escogido para destruir la casa de Acab. 8Sucedió, que cuando Jehú estaba llevando a cabo la justicia de Dios en la casa de Acab, que él encontró a los líderes de Judá y los hijos del hermano de Ocozías (Joacaz), que servían a Ocozías (Joacaz); por lo tanto, Jehú los mató.
9Jehú buscó a Ocozías (Joacaz); ellos lo encontraron escondido en Samaria, lo trajeron a Jehú, y lo mataron. Entonces ellos lo enterraron, porque él dijo: "Él es un hijo de Josafat, quien buscó al SEÑOR con todo su corazón. "Así la casa de Ocozías (Joacaz) no tuvo más poder para gobernar el reino.
10Ahora cuando Atalía, la madre de Ocozías (Joacaz), vió que su hijo estaba muerto, ella se levantó y mató a todos los niños de la realeza en la casa de Judá. 11Pero Josabet, la hija del rey, tomó a Joás, un hijo de Ocozías (Joacaz) y lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey que habían sido muertos. Ella lo puso a él y a su nodriza en un cuarto. Así Josabet, una hija del rey Joram, la esposa de Joiada, el sacerdote (porque ella era hermana de Ocozías), lo escondió de Atalía para que no lo matara. 12Él estuvo, con ellos, escondido en la casa de Dios por seis años, mientras Atalía reinaba sobre la tierra.

23

1En el séptimo año, Joiada demostró su fuerza y entró en un pacto con los comandantes de cientos: Azarías hijo de Jeroham, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed, Maasías hijo de Adaía y Elisafat hijo de Zicri. 2Ellos entraron en Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá, como también a los jefes de las casas ancestrales de Israel, y ellos vinieron a Jerusalén. 3Toda la asamblea hizo un pacto con el rey en la casa de Dios. Joiada les dijo: "Miren, el hijo del rey reinará, como el SEÑOR había dicho en cuanto a los descendientes de David.

4Esto es lo que tienen que hacer: un tercio de sus sacerdotes y de los levitas que vienen a servir en el Sábado, serán los guardias en las puertas. 5Otro tercio estará en la casa del rey, y el otro tercio estará en la Puerta del Fundamento. Todo el pueblo estará en el patio de la casa del SEÑOR.
6No permitan entrar a nadie en la casa del SEÑOR, excepto a los sacerdotes y los levitas quienes están sirviendo. Ellos pueden entrar porque ellos están consagrados, pero todas las demás personas tienen que obedecer los mandamientos del SEÑOR. 7Los levitas tienen que rodear al rey en todos lados, cada hombre con su arma en su mano. A quien sea que entre en la casa, dejen que sea asesinado. Permanezcan con el rey cuando él entre y cuando él salga."
8Así que los levitas y todo Judá sirvieron en toda forma de la manera que ordenó Joiada el sacerdote. Cada uno tomó sus hombres, aquellos quienes iban a entrar a servir en el Sábado, y aquellos quienes se iban por haber servido en el Sábado, porque Joiada, el sacerdote, no había excusado a ninguna de sus divisiones. 9Luego Joiada, el sacerdote, les trajo a los comandantes lanzas y escudos pequeños y grandes que habían sido del Rey David que estaban en la casa de Dios.
10Joiada colocó a todos los soldados, cada hombre con su arma en su mano, desde el lado derecho del templo hasta el lado izquierdo del templo, junto al altar y el templo, rodeando al rey. 11Entonces, ellos trajeron al hijo del rey, pusieron la corona sobre él, y le dieron los decretos del pacto. Entonces ellos lo hicieron rey, y Joiada y sus hijos lo ungieron. Entonces ellos dijeron: "Larga vida al rey."
12Cuando Atalía escuchó el ruido del pueblo corriendo y alabando al rey, ella vino al pueblo en la casa del SEÑOR. 13Y ella vió, y, contempló al rey que estaba de pie junto a los pilares en la entrada, y los comandantes y los trompeteros estaban junto al rey. Todo el pueblo de la tierra se estaba regocijando y sonando trompetas, y los cantores estaban tocando instrumentos musicales y liderando la canción de alabanza. Entonces, Atalía desgarró sus vestiduras y gritó: "¡Traición! ¡Traición!"
14Entonces Joiada, el sacerdote, trajo a los comandantes de cientos quienes estaban sobre el ejército y les dijo: "Tráiganla de entre las filas; cualquiera que la siga a ella, dejadlo que sea asesinado con espada." Porque el sacerdote había dicho: "No la maten en la casa del SEÑOR." 15Así que ellos hicieron camino para ella, y ella fue por el camino de la Puerta de los Caballos a la casa del rey, y allí ellos la mataron.
16Entonces Joiada hizo un pacto entre él, todo el pueblo y el rey, que ellos serían el pueblo del SEÑOR. 17Así que todo el pueblo fue a la casa de Baal y la derribaron. Ellos rompieron los altares de Baal y sus imágenes en pedazos, y ellos mataron a Matán, el sacerdote de Baal, en frente de aquellos altares.
18Joiada asignó oficiales para la casa del SEÑOR bajo el mando de los sacerdotes, quienes eran levitas, a quienes David había asignado para la casa del SEÑOR, para ofrecer las ofrendas quemadas al SEÑOR, como estaba escrito en la ley de Moisés, juntos con regocijo y canto, como David había dado dirección. 19Joiada estableció guardias en las puertas de la casa del SEÑOR, para que nadie que no estuviese limpio de ninguna manera pudiera entrar.
20Joiada se llevó con él a los comandantes de cientos, los hombres nobles, los gobernadores del pueblo y todas las personas de la tierra. Él bajó al rey de la casa del SEÑOR; el pueblo vino a través de la Puerta Superior de la casa del rey y sentó al rey en el trono del reino. 21Así que todas las personas de la tierra se regocijaron, y la ciudad estaba quieta. En cuanto a Atalía, ellos la habían matado con la espada.

24

1Joás tenía siete años cuando comenzó a reinar; el reinó cuarenta años en Jerusalén. El nombre de su madre era Sibia de Beerseba. 2Joás hizo lo recto en los ojos del SEÑOR todos los días de Joiada, el sacerdote. 3Joiada tomó para él dos esposas, y él se convirtió en padre de hijos e hijas.

4Sucedió después de esto, que Joás decidió restaurar la casa del SEÑOR. 5Él reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo: "Vayan cada año a las ciudades de Judá y reúnan de todo Israel dinero para reparar la casa de su Dios. Asegúrense de empezar de inmediato." Los levitas no hicieron nada al principio.
6Así que el rey llamó a Joiada, el sacerdote principal, y le dijo: "¿Por qué no has requerido de los levitas que traigan desde Judá y Jerusalén los impuestos asignados por Moisés el siervo del SEÑOR y por la asamblea de Israel, para la tienda de los decretos del pacto?" 7Por cuanto los hijos de Atalía, esa perversa mujer, habían destrozado la casa de Dios y habían dado todas las cosas santas de la casa del SEÑOR a los Baales.
8Así que el rey ordenó, e hicieron un cofre y lo colocaron fuera en la entrada a la casa del SEÑOR. 9Entonces hicieron una proclamación a través de Judá y Jerusalén, para que la gente trajera para el SEÑOR el recaudo que Moisés el siervo de Dios impuso sobre Israel en el desierto. 10Todos los líderes y todo el pueblo se regocijaron y trajeron dinero y lo colocaron en el cofre hasta que terminaron de llenarlo.
11Sucedió que cuando el cofre era traído a los oficiales del rey en manos de los levitas, y siempre que veían que había mucho dinero en él, el escriba del rey y el oficial del sacerdote principal venían, vaciaban el cofre, y lo tomaban y lo llevaban de regreso a su lugar. Ellos hicieron esto día tras día, reuniendo grandes cantidades de dinero. 12El rey y Joiada dieron el dinero a aquellos que hicieron el trabajo sirviendo en la casa del SEÑOR. Estos hombres contrataron albañiles y carpinteros para restaurar la casa del SEÑOR, y también aquellos que trabajaban el hierro y bronce.
13Así que los obreros hicieron su trabajo, y el trabajo de reparar progresó en sus manos; ellos levantaron la casa de Dios en su diseño original y la fortalecieron. 14Cuando terminaron, trajeron el resto del dinero al rey y a Joiada. Este dinero fue usado para hacer muebles para la casa del SEÑOR, utensilios con los cuales servir y hacer ofrendas- cucharas y utensilios de oro y plata. Ellos ofrecieron ofrendas quemadas en la casa del SEÑOR continuamente durante todos los días de Joiada.
15Joiada envejeció y estaba lleno de días, y entonces murió; él tenía 130 años cuando murió. 16Ellos lo enterraron en la ciudad de David entre los reyes, porque él había hecho bien en Israel, hacia Dios y a la casa de Dios.
17Ahora después de la muerte de Joiada, los líderes de Judá vinieron y honraron al rey. Entonces el rey les escuchó. 18Ellos deshonraron la casa del SEÑOR, el Dios de sus ancestros, y adoraron los dioses de Asera y sus ídolos. La ira de Dios vino sobre Judá y Jerusalén por este mal de ellos. 19Aún así Él les envió profetas para atraerlos nuevamente al SEÑOR; los profetas testificaron en contra de la gente, pero ellos se negaron a escuchar.
20El Espíritu de Dios vino sobre Zacarías hijo de Joiada el profeta; Zacarías se levantó sobre el pueblo y les dijo: "Dios dice así: ¿Por qué quebrantan los mandamientos del SEÑOR, de manera que ustedes no puedan prosperar? Por cuanto ustedes han abandonado al SEÑOR, Él también los ha abandonado." 21Pero ellos conspiraron contra él; a la orden del rey, ellos lo apedrearon en el patio de la casa del SEÑOR. 22De esta manera, Joás, el rey, ignoró la bondad que Joiada, padre de Zacarías, le había hecho a él. En vez de esto, él mató al hijo de Joiada. Cuando Zacarías estaba muriendo, él dijo: "Que el SEÑOR vea esto y te llame a cuentas."
23Ocurrió al final del año que el ejército de Aram se levantó en contra de Joás. Ellos vinieron a Judá y Jerusalén; ellos mataron a todos los líderes del pueblo y enviaron todo el botín de ellos al rey de Damasco. 24El ejército de los arameos había venido con un pequeño ejército, pero el SEÑOR les dio victoria sobre un gran ejército, porque Judá había abandonado al SEÑOR, el Dios de sus ancestros. De esta manera los arameos trajeron juicio sobre Joás.
25Para el tiempo que los arameos se habían ido, Joás había sido severamente herido. Sus propios siervos conspiraron contra él debido al asesinato de los hijos de Joiada, el sacerdote. Lo mataron en su cama, y murió; lo enterraron en la ciudad de David, pero no en las tumbas de los reyes. 26Estas fueron las personas que conspiraron contra él: Zabad hijo de Simeat, la amonita, y Jozabad hijo de Simrit, la moabita.
27Ahora los hechos acerca de sus hijos, las importantes profecías que fueron habladas acerca de él, y la reconstrucción de la casa de Dios, están escritos en el comentario del libro de los reyes. Amasías su hijo vino a ser rey en su lugar.

25

1Amasías tenía veinticinco años de edad cuando él comenzó a reinar; él reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán de Jerusalén. 2Él hizo lo que estaba correcto ante los ojos del SEÑOR, pero no con un corazón perfectamente devoto.

3Ocurrió que tan pronto como su gobierno estaba bien establecido, él mató a los sirvientes que habían asesinado a su padre, el rey. 4Pero él no puso a los hijos de los asesinos a muerte, pero actuó de acuerdo a lo que estaba escrito en la ley, en el libro de Moisés, como el SEÑOR había ordenado: "Los padres no pueden morir por sus hijos, ni los hijos pueden morir por sus padres. En cambio, cada persona tiene que morir por su propio pecado."
5Además, Amasías reunió a Judá y los registró según las casas de sus ancestros, bajo los comandantes de miles y comandantes de cientos, todos los de Judá y Benjamín. El los contó desde veinte años de edad en adelante, y encontró que eran 300, 000 hombres escogidos, capaces para ir a la batalla, quienes podían manejar lanza y escudo. 6Él contrató también 100, 00 hombres de guerra de Israel por cien talentos de plata.
7Pero un hombre de Dios vino a él y dijo: "Rey, no permita que el ejército de Israel vaya con usted, porque el SEÑOR no está con Israel, y ninguno del pueblo de Efraín. 8Pero aún si usted va y es valiente y fuerte en batalla, Dios lo derribará delante del enemigo, porque Dios tiene poder para ayudar y poder para lanzar."
9Amasías le dijo al hombre de Dios: "¿Pero qué haremos con la gran cantidad de plata que yo le he dado al ejército de Israel?" El hombre de Dios contestó: "el SEÑOR es capaz de darte mucho más que eso." 10Así que, Amasías separó el ejército que había venido a él desde Efraín; y lo envió a casa otra vez. Así que, la ira de ellos fue grandemente encendida en contra de Judá, y ellos regresaron a casa en ira feroz.
11Amasías tomó valentía y lideró a su pueblo para salir al Valle de la Sal; allí él derrotó a diez mil hombres de Seir. 12El ejército de Judá cargó vivos a otros diez mil. Ellos los llevaron al tope del acantilado y los lanzaron hacia abajo desde allí, para que todos ellos fueran despedazados.
13Pero los hombres del ejército el cual Amasías envió de regreso, para que ellos no pudiesen ir con él a batallar, atacaron las ciudades de Judá desde Samaria hasta Bet Horón. Ellos atacaron a tres mil del pueblo y agarraron mucho botín.
14Ahora, acontenció, que después que Amasías había regresado de la masacre de los edomitas, que él trajo a los dioses del pueblo de Seir, y los estableció para que fuesen sus propios dioses. Él se inclinó ante ellos y les quemó incienso. 15Así que, la ira del SEÑOR fue encendida en contra de Amasías. Él envió un profeta a él, quien dijo: "¿Por qué has buscado a los dioses de un pueblo quienes ni siquiera salvaron a su propio pueblo de tu mano?"
16Ocurrió que mientras el profeta estaba hablando con él, el rey le dijo: "¿Te hemos hecho un consejero del rey? ¡Detente! ¿Por qué habrías de ser muerto?" Luego el profeta se detuvo y dijo: "Yo sé que Dios ha decidido destruirte porque has hecho esta acción y no has escuchado mi consejo."
17Entonces, Amasías rey de Judá consultó con sus consejeros y envió mensajeros a Joás hijo de Joacaz hijo de Jehú, rey de Israel diciendo: "Ven, encontrémonos cara a cara en batalla."
18Pero Joás el rey de Israel envió mensajeros a Amasías rey de Judá, diciendo: "Un cardo que estaba en Líbano le envió un mensaje a un cedro en Líbano, diciendo: 'Dale tu hija a mi hijo por esposa,' pero una bestia salvaje en Líbano pasó y aplastó al cardo. 19Tú has dicho: 'Mira, yo he golpeado a Edom.' y tu corazón te ha engrandecido. Toma orgullo en tu victoria, pero permanece en casa, pues ¿por qué deberías causarte problemas a ti mismo y caer, ambos, tú como Judá contigo?"
20Pero Amasías no escuchó, porque este evento era de Dios, para que Él pudiera entregar al pueblo de Judá en la mano de sus enemigos, porque ellos habían buscado consejo de los dioses de Edom. 21Así que, Joás, rey de Israel, atacó; él y Amasías, rey de Judá, se encontraron cara a cara en Bet Semes, la cual le pertenece a Judá. 22Judá fue golpeado ante Israel, y cada hombre huyó a casa.
23Joás, rey de Israel, capturó a Amasías hijo de Joás hijo de Joacaz, rey de Judá, en Bet Semes. Él lo trajo a Jerusalén y derribó el muro de Jerusalén desde la Puerta de Efraín hasta la Puerta del Ángulo, cuatrocientos codos de distancia. 24Él tomó todo el oro y plata, todos los objetos que fueron encontrados en la casa de Dios con Obed Edom, y las cosas de valor en la casa del rey, también con rehenes, y regresó a Samaria.
25Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel. 26En cuanto a los otros asuntos relacionados a Amasías, primero y último, mirad, ¿no están escritos en el libro de los reyes de Judá e Israel?
27Ahora, desde el tiempo que Amasías se alejó de seguir al SEÑOR, ellos comenzaron a hacer una conspiración en contra de él en Jerusalén. Él huyó a Laquis, pero ellos enviaron hombres detrás de él hasta Laquis y lo mataron allí. 28Ellos lo trajeron de regreso en caballos y lo enterraron con sus ancestros en la ciudad de Judá.

26

1Toda la gente de Judá tomó a Uzías, quien tenía dieciséis años de edad, y lo hicieron rey en lugar de su padre, Amasías. 2Fue él quien reconstruyó Elot y lo restauró a Judá. Luego de eso, el rey durmió con sus ancestros. 3Uzías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar. Él reinó por cincuenta y dos años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolías; ella era de Jerusalén.

4Él hizo lo correcto en los ojos del SEÑOR, siguiendo el ejemplo de su padre, Amasías, en todo. 5Él se propuso a sí mismo el buscar a Dios en los días de Zacarías, quien le dio instrucciones para obedecer a Dios. Mientras él buscó al SEÑOR, Dios lo hizo prosperar.
6Uzías salió y peleó en contra de los filisteos. Él derribó los muros de la ciudad de Gat, Jabnia y Asdod; él construyó ciudades en el país de Asdod y entre los filisteos. 7Dios lo ayudó en contra de los filisteos, en contra de los árabes que vivían en Gurbaal y en contra de los meunitas. 8Los amonitas le pagaron tributo a Uzías, y su fama se esparció, hasta la entrada de Egipto, porque él se estaba volviendo más poderoso.
9Además, Uzías construyó torres en Jerusalén, en la Puerta del Ángulo, en la Puerta del Valle y en la esquina de la muralla, y las fortificó. 10Él construyó torres de vigilancia en el desierto y cavó muchas cisternas, porque él tenía mucho ganado, tanto en las tierras bajas como en las llanuras. Él tenía agricultores y labradores de viñas en el terreno montañoso y en los campos fructíferos, porque a él le encantaba sembrar.
11Además, Uzías tenía un ejército de hombres de guerra que iban a la guerra en grupos, los cuales estaban organizados por su número, que eran contados por Jeiel, el escriba, y Maasías, el oficial, bajo la autoridad de Hananías, uno de los comandantes del rey. 12La suma total de los líderes de las familias ancestrales, hombres de guerra, era de 2, 600. 13Bajo su mando, había un ejército de 307, 500 hombres que hacían guerra con gran poder para ayudar al rey contra el enemigo.
14Uzías preparó para ellos-- para todo el ejército-- escudos, lanzas, cascos, capas de malla, arcos, y piedras para lanzar. 15En Jerusalén, él construyó máquinas, inventadas por hombres hábiles, para estar en las torres y en las murallas, con las cuales disparar flechas y piedras grandes. Su fama se dispersó a tierras distantes, porque él fue enormemente ayudado hasta que se volvió muy poderoso.
16Pero cuando Uzías se había vuelto poderoso, su corazón se enorgulleció tanto que actuó corruptamente; él pecó en contra del SEÑOR, su Dios, porque él entró en la casa del SEÑOR a quemar incienso en el altar de incienso. 17Azarías, el sacerdote, fue detrás de él, y con él ochenta sacerdotes del SEÑOR, quienes eran hombres valientes. 18Ellos resistieron a Uzías, el rey, y le dijeron: "No es para ti, Uzías, el quemarle incienso al SEÑOR, pero para los sacerdotes, los hijos de Aarón, quienes están santificados para quemar incienso. Sal fuera del lugar santo, porque has sido infiel y no serás honrado por el SEÑOR Dios.
19Entonces, Uzías se enojó. Él estaba sosteniendo un incensario en su mano para quemar incienso. Mientras él estaba molesto con los sacerdotes, lepra brotó de su frente ante los sacerdotes en la casa del SEÑOR, al lado del altar de incienso. 20Azarías, el jefe de los sacerdotes, y todos los sacerdotes lo miraron, y vieron, que se había vuelto leproso en su frente. Ellos rápidamente lo sacaron de allí. En efecto, él se apresuró a salir, porque el SEÑOR lo había golpeado.
21Uzías, el rey, fue leproso hasta el día de su muerte y vivió en una casa separada ya que era leproso, porque él fue cortado de la casa del SEÑOR. Jotam, su hijo, estuvo sobre la casa del rey y gobernó a las personas de su tierra.
22En cuanto a otros asuntos acerca de Uzías, lo primero y lo último, están en lo que Isaías, hijo de Amoz, el profeta, escribió. 23Así que, Uzías durmió con sus ancestros; ellos lo enterraron con sus ancestros en un terreno cerca del cementerio el cual le pertenecía a los reyes, porque ellos dijeron: "Él era un leproso." Jotam, su hijo, llegó a ser rey en su lugar.

27

1Jotam tenía veinticinco años de edad cuando él comenzó a reinar; él reinó dieciséis años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa; ella era la hija de Sadoc. 2Él hizo lo que era correcto ante los ojos del SEÑOR, siguiendo el ejemplo de su padre, Uzías, en todo. Él también se abstuvo de entrar al templo del SEÑOR. Pero el pueblo todavía se comportaba de manera malvada.

3Él construyó la puerta superior de la casa del SEÑOR, y en la colina de Ofel él construyó mucho. 4Además él construyó ciudades en la zona montañosa de Judá, y en los bosques él construyó castillos y torres.
5Él peleó también con el rey del pueblo de Amón y los derrotó. En ese mismo año, el pueblo de Amón le dio alrededor de cien talentos de plata, diez mil medidas de harina, diez mil medidas de cebada. El pueblo de Amón le dio lo mismo en el segundo y tercer año.
6Así que Jotam se volvió poderoso porque él caminó firmemente ante el SEÑOR su Dios. 7En cuanto a los otros asuntos en relación a Jotam, todas sus guerras, y sus caminos, vean, ellos están escritos en el libro de los reyes de Israel y Judá.
8Él tenía veinticinco años de edad cuando comenzó a reinar; él reinó por dieciséis años en Jerusalén. 9Jotam durmió con sus ancestros, y ellos lo enterraron en la ciudad de David. Acaz, su hijo se volvió rey en su lugar.

28

1Acaz tenía veinte años cuando el comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Él no hizo lo que era correcto a los ojos del SEÑOR, como David su ancestro había hecho. 2En cambio, el caminó en los caminos de los reyes de Israel; él también hizo figuras fundidas de metal para los Baales.

3Además, él quemó incienso en el Valle de Ben Hinom y colocó a sus hijos en el fuego, de acuerdo a las prácticas idólatras de la gente que el SEÑOR forzó a salir de sus tierras delante del pueblo de Israel. 4Él sacrificó y quemó incienso en los lugares altos y en los montes y debajo de cada árbol verde.
5Por lo tanto el SEÑOR, el Dios de Acaz, le entregó en la mano del rey de Aram. Los aramitas lo vencieron y se llevaron de él una gran multitud de prisioneros, trayéndolos a Damasco. Acaz también había sido entregado en las manos del rey de Israel quien lo venció en una gran masacre. 6Pues Peka hijo de Remalías, mató en Judá 120, 000 soldados en un día, todos ellos hombres valientes, porque habían abandonado al SEÑOR, el Dios de sus ancestros.
7Zicri, un hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías hijo del rey Azricam, el oficial del palacio, y Elcana, quien era próximo al rey. 8El ejército de Israel se llevó cautivos de sus familiares 200, 000 esposas, hijos e hijas. Ellos también tomaron mucho botín, que llevaron de vuelta a Samaria.
9Pero un profeta del SEÑOR estaba allí, su nombre era Obed. Él salió a recibir al ejército que venía a Samaria. Él les dijo a ellos: "Porque el SEÑOR, el Dios de sus ancestros, estaba enojado con Judá, Él se los entregó en sus manos. Pero ustedes los han masacrado en una furia que llegó hasta los cielos. 10Ahora ustedes intentan quedarse con los hombres y mujeres de Judá y Jerusalén como sus esclavos. Pero, ¿no eres culpable de tus propios pecados en contra del SEÑOR tu Dios? 11Ahora pues, escúchenme a Mí: Envíen a los prisioneros de vuelta, aquellos que ustedes han tomado de sus propios hermanos, porque la ira del SEÑOR está sobre ustedes."
12Entonces ciertos líderes de la gente de Efraín--Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum, y Amasa, hijo de Hadlai, se levantaron en contra de aquellos que regresaron de la guerra. 13Ellos le dijeron a ellos: "Ustedes no deben traer a los prisioneros aquí, porque ustedes intentan algo que traerá sobre nosotros pecado contra el SEÑOR, para añadir a nuestros pecados y transgresiones, porque nuestra transgresión es grande, y hay ira feroz contra Israel."
14Así que, los hombres armados dejaron los prisioneros y el botín ante los líderes y toda la asamblea. 15Los hombres que eran asignados por nombre se levantaron y tomaron a los prisioneros, y los vistieron a todos los que estaban desnudos entre ellos con el botín. Los vistieron y les dieron sandalias. Les dieron comida para comer y bebida. Ellos curaron sus heridas y colocaron los débiles sobre asnos. Los llevaron de regreso a sus familias en Jericó, (llamada la Ciudad de las Palmeras). Entonces ellos regresaron a Samaria.
16En aquel tiempo el Rey Acaz envió mensajeros a los reyes de Asiria para pedirles ayuda. 17Porque una vez más los edomitas habían venido y habían atacado a Judá, llevando prisioneros con ellos. 18Los filisteos también invadieron las ciudades de las tierras bajas y del Neguev de Judá. Ellos tomaron a Bet Semes, Ajalón, Gederot y Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas, y también Gimzo con sus aldeas. Ellos fueron a vivir en esos lugares.
19Pues el SEÑOR trajo humillación a Judá por Acaz, rey de Israel; pues él había actuado con maldad en Judá y había pecado contra el SEÑOR muy fuertemente. 20Tilgat Pilneser, rey de Asiria, vino a él y lo perturbó en vez de fortalecerlo. 21Pues Acaz había saqueado la casa del SEÑOR y las casas del rey y de los líderes, para darle las cosas valiosas a los reyes de Asiria. Pero hacer esto no lo benefició a él.
22Este mismo rey Acaz pecó aún más contra el SEÑOR en su tiempo de sufrimiento. 23Pues, él sacrificó a los dioses de Damasco, dioses que lo habían derrotado. él dijo: "Porque los dioses de los reyes de Aram los ayudaron, yo sacrificaré a ellos, para que ellos me ayuden." Pero ellos fueron la ruina de él y de todo Israel.
24Acaz reunió todo el mobiliario de la casa de Dios y lo cortó en pedazos. Él cerró las puertas de la casa del SEÑOR y él hizo para sí mismo altares en cada esquina de Jerusalén. 25En cada ciudad de Judá él hizo lugares altos para quemar sacrificios a otros dioses. Él provocó al SEÑOR, el Dios de sus ancestros, a ira.
26Ahora, el resto de sus hechos, y de todos sus caminos, primeros y postreros, mirad, están escritos en el libro de los reyes de Judá e Israel. 27Acaz durmió con sus ancestros, y ellos lo enterraron en la ciudad, en Jerusalén, pero ellos no lo trajeron adentro de las tumbas de los reyes de Israel. Ezequías, su hijo, fue rey en su lugar.

29

1Ezequías comenzó a reinar cuando tenía veinticinco años de edad; él reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abías; ella era la hija de Zacarías. 2Él hizo lo que era bueno ante los ojos del SEÑOR; tal como su padre David había hecho.

3En el primer año de su reinado, en el primer mes, Ezequías abrió las puertas de la casa del SEÑOR y las reparó. 4Él trajo a los sacerdotes y a los levitas, y los reunió en el patio del lado este. 5Él les dijo: "¡Escúchenme, ustedes levitas! Santifíquense a ustedes mismos y santifíquen la casa del SEÑOR, el Dios de sus ancestros, y llevénse lejos la suciedad de este lugar santo.
6Porque nuestros ancestros pecaron e hicieron lo malo a la vista del SEÑOR, nuestro Dios; ellos lo abandonaron a Él, voltearon sus rostros del lugar donde el SEÑOR vive, y le dieron sus espaldas. 7También, ellos cerraron las puertas de la entrada y apagaron las lámparas; ellos no quemaron incienso ni ofrecieron ofrendas quemadas en el lugar santo al Dios de Israel.
8Por lo tanto, la ira del SEÑOR había caído sobre Judá y Jerusalén, y Él los ha hecho un objeto de terror, de horror y de desprecio, como ustedes pueden ver con sus propios ojos. 9Por esto es que nuestros padres han caído por la espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras esposas están en cautividad por esto.
10Ahora, está en mi corazón el hacer un pacto con el SEÑOR, el Dios de Israel, para que su feroz enojo pueda irse lejos de nosotros. 11Mis hijos, no sean perezosos ahora, porque el SEÑOR los ha escogido a ustedes para estar ante Él, para adorarlo a Él, para que ustedes sean sus siervos y quemen incienso."
12Entonces, los levitas se levantaron: Mahat, hijo de Amasai, y Joel, hijo de Azarías, de la gente de los coatitas; y de la gente de Merari, Cis, el hijo de Abdi, y Azarías, hijo de Jehalelel; y de los gersonitas, Joa, hijo de Zima, y Edén, hijo de Joa; 13y de los hijos de Elizafán, Simri y Jeiel, y de los hijos de Asaf, Zacarías y Matanías; 14de los hijos de Hemán, Jehiel y Simei; y de los hijos de Jedutún, Semaías y Uziel.
15Ellos reunieron a sus hermanos, ellos se santificaron a sí mismos, y ellos entraron, tal como el rey ordenó, siguendo las palabras del SEÑOR, para limpiar la casa del SEÑOR. 16Los sacerdotes entraron al interior de la casa del SEÑOR para limpiarla; ellos sacaron toda la inmundicia que encontraron en el templo del SEÑOR al patio de la casa. Los levitas lo tomaron para cargarlo al arroyo de Cedrón. 17Ahora, ellos comenzaron la santificación en el primer día del mes primero. Para el octavo día del mes, ellos llegaron al pórtico del SEÑOR. Entonces, por ocho días más, ellos santificaron la casa del SEÑOR. En el día dieciséis del primer mes, ellos terminaron.
18Entonces, ellos fueron a Ezequías, el rey, dentro del palacio y dijeron: "Nosotros hemos limpiado la casa del SEÑOR, el altar para las ofrendas quemadas con todos sus instrumentos, y la mesa del pan de la presencia, con todos sus instrumentos. 19Así hemos preparado y hemos santificado todos los objetos que el rey Acaz removió cuando actuó deslealmente durante su reino. Ahora, ellos están al frente del altar del SEÑOR."
20Entonces, Ezequías, el rey, se levantó temprano en la mañana y reunió a todos los líderes de la ciudad; él subió a la casa del SEÑOR. 21Ellos trajeron siete toros, siete carneros, siete ovejas y siete machos cabríos como una ofrenda por el pecado del reino, por el santuario, y por Judá. Él ordenó a los sacerdotes, los hijos de Aarón, a ofrecerlos en el altar del SEÑOR.
22Entonces, ellos mataron a los toros, y los sacerdotes recibieron la sangre y la salpicaron en el altar. Ellos mataron a los carneros y salpicaron la sangre en el altar; ellos también mataron a las ovejas y salpicaron la sangre en el altar. 23Ellos trajeron los machos cabríos para la ofrenda por el pecado ante el rey y la asamblea; ellos pusieron sus manos sobre ellos. 24Los sacerdotes los mataron, y ellos hicieron una ofrenda por el pecado con su sangre (la de los machos cabríos) en el altar para hacer expiación por todo Israel, porque el rey había ordenado que una ofrenda quemada y una ofrenda por el pecado fuera hecha por todo Israel.
25Ezequías puso a los levitas en la casa del SEÑOR con címbalos, arpas, liras, organizándolos por la orden de David, Gad, el vidente del rey, y Natán, el profeta, ya que la orden venía del SEÑOR por medios de sus profetas. 26Los levitas se pararon con los instrumentos de David, y los sacerdotes con las trompetas.
27Ezequías les ordenó a ellos el ofrecer una ofrenda quemada en el altar. Cuando la ofrenda quemada comenzó, la canción del SEÑOR también comenzó, con las trompetas, junto con los instrumentos de David, el rey de Israel. 28Toda la asamblea adoró, los cantores cantaron, y los trompetistas tocaron; todo esto continuó hasta que la ofrenda estuvo terminada.
29Cuando ellos habían terminado las ofrendas, el rey y todos los que estaban presentes con él se inclinaron y adoraron. 30Más aún, Ezequías, el rey, y los líderes ordenaron a los levitas que cantaran alabanzas al SEÑOR con las palabras de David y de Asaf, el vidente. Ellos cantaron alabanzas con alegría, y ellos se inclinaron y adoraron.
31Entonces, Ezequías dijo: "Ahora, ustedes se han santificado a ustedes mismos al SEÑOR. Vengan aquí y traigan sacrificios y ofrendas de agradecimiento a la casa del SEÑOR." La asamblea trajo sacrificios y ofrendas de agradecimiento, y todo el que tenía un corazón dispuesto trajo ofrendas quemadas.
32El número de las ofrendas quemadas que la asamblea trajo era setenta toros, cien carneros y doscientos corderos machos. Todos estos eran para una ofrenda quemada al SEÑOR. 33Las ofrendas santificadas eran seiscientos bueyes y tres mil ovejas.
34Pero los sacerdotes eran muy pocos para despellejar todas las ofrendas quemadas, así que sus hermanos, los levitas, los ayudaron hasta que el trabajo estaba hecho, y hasta que los sacerdotes pudieron santificarse a sí mismos, porque los levitas habían sido más cuidadosos que los sacerdotes al santificarse a sí mismos.
35Además, habían muchísimas ofrendas quemadas; ellas fueron hechas con la grasa de las ofrendas de hermandad, y hubo ofrendas de vino para cada ofrenda quemada. Así que, el servicio de la casa del SEÑOR fue puesto en orden. 36Ezequías se alegró, y toda la gente también, por lo que Dios había preparado para la gente, porque el trabajo había sido hecho rápidamente.

30

1Ezequías envió mensajeros a todo Israel y Judá, y también escribió cartas a Efraín y Manasés, que ellos pudieran venir a la casa del SEÑOR en Jerusalén, para celebrar la Pascua al SEÑOR, el Dios de Israel. 2Porque el rey, sus líderes, y toda la asamblea en Jerusalén lo habían consultado juntos, decidiendo celebrar la Pascua en el segundo mes. 3Ellos no podían celebrarla de inmediato, porque no habían suficientes sacerdotes que estuviesen consagrados, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén.

4Esta propuesta pareció correcta a los ojos del rey y de toda la asamblea. 5Así que, ellos acordaron hacer la proclamación por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, que el pueblo pudiera venir a celebrar la Pascua al SEÑOR, el Dios de Israel, en Jerusalén. Pues ellos no la habían observado con grandes números de personas, de acuerdo a lo que estaba escrito.
6Así que, mensajeros fueron con las cartas del rey y sus líderes por todo Israel y Judá, por el mandato del rey. Ellos dijeron: "Ustedes, pueblo de Israel, regresen al SEÑOR, el Dios de Abraham, Isaac e Israel, para que Él pueda regresar al remanente de ustedes quienes han escapado de la mano de los reyes de Asiria.
7No sean como sus ancestros o sus hermanos, quienes pecaron contra el SEÑOR, el Dios de sus ancestros, que los entregó a la destrucción, como ustedes ven. 8Ahora, no sean tercos, como sus ancestros lo fueron; en cambio, entrégense al SEÑOR y vengan a Su lugar santo, el cual Él ha consagrado para siempre, y adoren al SEÑOR su Dios, para que Su ira feroz pueda alejarse de ustedes. 9Porque si ustedes regresan al SEÑOR, sus hermanos e hijos encontrarán compasión ante aquellos que los llevaron lejos como prisioneros, y ellos regresarán a su tierra. Porque el SEÑOR su Dios, es misericordioso y lleno de gracia, y no alejará Su rostro de ustedes, si regresan a Él."
10Así que, los mensajeros pasaron de ciudad en ciudad por todas las regiones de Efraín y Manasés, todo el camino hacia Zabulón, pero el pueblo se rió y burló de ellos. 11Sin embargo, ciertos hombres de Aser y Manasés y de Zebulón se humillaron y vinieron a Jerusalén. 12La mano de Dios también vino sobre Judá, para darles un corazón, para cumplir el mandamiento del rey y líderes por la palabra del SEÑOR.
13Muchas personas, una gran asamblea, se reunieron en Jerusalén para celebrar el Festival de los Panes Sin Levadura en el segundo mes. 14Ellos se levantaron y quitaron los altares que estaban en Jerusalén, y todos los altares para incienso; ellos los arrojaron al arroyo de Cedrón. 15Luego, ellos mataron los corderos de la Pascua en el día catorce del segundo mes. Los sacerdotes y Levitas estuvieron avergonzados, así que se consagraron y trajeron ofrendas quemadas a la casa del SEÑOR.
16Ellos estuvieron de pie en sus lugares por sus divisiones, siguiendo las instrucciones dadas en la ley de Moisés, el hombre de Dios. Los sacerdotes rociaron la sangre que ellos recibieron de la mano de los Levitas. 17Porque habían muchos en la asamblea quienes no habían sido consagrados. Por lo tanto, los Levitas mataron los corderos de la Pascua para todo aquel que no estaba purificado y no podía consagrar su sacrificio al SEÑOR.
18Pues una gran multitud del pueblo, muchos de ellos de Efraín y Manasés, Isacar y Zabulón, no se habían purificado, aún así comieron de la comida de la Pascua, en contra de las instrucciones escritas. Porque Ezequías había orado por ellos, diciendo: "Que el buen SEÑOR perdone a todo aquel 19que establezca en su corazón buscar a Dios, el SEÑOR, el Dios de sus ancestros, aunque no esté purificado por los criterios de purificación del lugar santo." 20Así que, el SEÑOR escuchó a Ezequías y sanó al pueblo.
21El pueblo de Israel que estaba presente en Jerusalén mantuvo el Festival de los Panes Sin Levadura por siete días con gran gozo. Los Levitas y los sacerdotes alabaron al SEÑOR día tras día, cantando con intrumentos ruidosos al SEÑOR. 22Ezequías habló animadamente a todos los Levitas quienes entendieron el servicio del SEÑOR. Así que ellos comieron durante todo el festival por siete días, ofreciendo sacrificios de ofrendas de paz, y haciendo confesiones al SEÑOR, el Dios de sus ancestros.
23Toda la asamblea luego decidió celebrar por otros siete días, y ellos lo hicieron con gozo. 24Pues, Ezequías rey de Judá le dio a la asamblea mil toros y siete mil ovejas como una ofrenda; y los líderes le dieron a la samblea mil toros y diez mil ovejas y cabras. Un gran número de sacerdotes se consagraron.
25Toda la asamblea de Judá, junto con los sacerdotes y los Levitas, y todo el pueblo que se reunió de Israel, así como los extranjeros quienes vinieron desde la tierra de Israel y aquellos quienes vivián en Judá--todos ellos se regocijaron. 26Así que, había gran gozo en Jerusalén, porque desde el tiempo de Salomón hijo de David, rey de Israel, no había habido nada como esto en Jerusalén. 27Luego, los sacerdotes y los Levitas, se levantaron y bendijeron al pueblo. Sus voces fueron escuchadas, y sus oraciones subieron al cielo, el santo lugar donde Dios vive.

31

1Ahora cuando todo esto estuvo terminado, todo el pueblo de Israel que estaba allí, salieron a las ciudades de Judá y rompieron en pedazos los pilares de piedra y cortaron las columnas de Asera, y rompieron los lugares altos y los altares en toda Judá y Benjamín, y en Efraín y Manasés, hasta que lo destruyeron todo. Entonces todo el pueblo de Israel regresó cada uno a su posesión y a su propia ciudad.

2Ezequías asignó las divisiones de los sacerdotes y los Levitas organizados por sus divisiones, cada hombre asignado a su trabajo, ambos sacerdotes y Levitas. Él les asignó que hicieran ofrendas quemadas y ofrendas de hermandad, para servir, para dar gracias, y para alabar en las puertas del templo del SEÑOR. 3Él también asignó la porción del rey para las ofrendas quemadas, de sus propias posesiones, eso es, para las ofrendas quemadas de la mañana y de la tarde, y las ofrendas quemadas de los días de reposo, las lunas nuevas y los festivales fijos, como estaban escritos en la ley del SEÑOR.
4Más aún, él ordenó que el pueblo que vivía en Jerusalén diera la porción para los sacerdotes y para los Levitas, para que así ellos se pudieran concentrar en obedecer la ley del SEÑOR. 5Tan pronto como salió la orden, el pueblo de Israel dio generosamente sus primeros frutos de cereal, vino nuevo, aceite, miel y de todo lo que habían cosechado en el campo. Ellos traían un diezmo de todo, lo cual era una gran cantidad.
6El pueblo de Israel y Judá, que vivían en las ciudades de Judá, también trajeron el diezmo del ganado y ovejas, y el diezmo de las cosas sagradas que fueron apartadas para el SEÑOR su Dios, y las amontonaron en montones. 7Fue en el tercer mes cuando ellos comenzaron a amontonar sus contribuciones en montones, y terminaron en el séptimo mes. 8Cuando Ezequías y los líderes vinieron y vieron los montones, ellos bendijeron al SEÑOR y a su pueblo Israel.
9Entonces Ezequías cuestionó a los sacerdotes y los Levitas acerca de los montones. 10Azarías, el sumo sacerdote, de la casa de Zadoc, le contestó y dijo: "Desde que la gente comenzó a traer ofrendas a la casa del SEÑOR, hemos comido y tenido lo suficiente, y muchísimos sobrantes, ya que el SEÑOR ha bendecido a su pueblo. Lo que ha sobrado es esta gran cantidad. 11Entonces Ezequías ordenó que los almacenes fueran preparados para la casa del SEÑOR y ellos lo prepararon. 12Entonces ellos fielmente trajeron sus ofrendas, diezmos y las cosas que pertenecían al SEÑOR. Conanías, el Levita, era el encargado de ellos y Simei, su hermano, era segundo a él. 13Jehiel, Azarías, Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaía eran los encargados bajo el mando de Conanías y Simei su hermano, asignado por Ezequías, el rey, y Azarías, el oficial sobre la casa de Dios.
14Coré, hijo de Imna el Levita, el portero de la puerta del este, estaba sobre la ofrenda voluntaria de Dios, a cargo de distribuir las ofrendas al SEÑOR y las ofrendas más sagradas. 15Bajo su mando estaban Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías, y Secanías, en las ciudades de los sacerdotes. Ellos ocupaban puestos de confianza, para así dar estas ofrendas a sus hermanos división por división, tanto para importantes como para no importantes.
16Ellos también dieron a los varones de tres años en adelante, quienes estaban puestos en los archivos de sus ancestros que entraban a la casa del SEÑOR, como era requerido diariamente, para trabajar en sus puestos y en sus divisiones.
17Ellos distribuyeron a los sacerdotes de acuerdo a los archivos de sus ancestros, y lo mismo a los Levitas de veinte años o más, de acuerdo a sus puestos y sus divisiones. 18Ellos incluyeron a sus niños pequeños, sus esposas, sus hijos y sus hijas, por toda la comunidad, ya que eran fieles manteniéndose santos ellos mismos. 19Para los sacerdotes, los descendientes de Aarón, quienes estaban en los campos de las aldeas pertenecientes a las ciudades, o en cada ciudad, habían hombres asignados por nombre para dar porciones a los varones entre los sacerdotes, y a todos los que estaban anotados en los archivos de sus ancestros como estando entre los Levitas.
20Ezequías hizo esto en toda Judá. Él realizó lo que era bueno, correcto y fiel ante el SEÑOR, su Dios. 21En cada proyecto que él comenzó en el servicio de la casa de Dios, la ley, y los mandamientos, para buscar a su Dios, él actuó con todo su corazón, y tuvo éxito.

32

1Después de todas estas cosas, y de estos actos de fidelidad, Senaquerib, rey de Asiria, vino y entró en Judá. Él acampó para atacar las ciudades fortificadas, pues tenía el próposito de capturarlas para sí mismo.

2Cuando Ezequías vió que Senaquerib había venido y que quería luchar contra Jerusalén, 3él consultó con sus líderes y sus hombres poderosos para detener las aguas de los manantiales que estaban fuera de la ciudad; ellos le ayudaron a hacerlo. 4Tanta gente se juntó y detuvo toda el agua de los manantiales y arroyos, que estaban fluyendo a través del centro de la tierra. Ellos dijeron: "¿Por qué deberían los reyes de Asiria venir y encontrar mucha agua?"
5Ezequías tomó valentía y construyó toda la muralla que había sido destruída. Él construyó las torres altas, y también la otra muralla afuera. Él también fortificó El Milo en la ciudad de David, y él hizo una gran cantidad de armas y escudos.
6Él colocó comandantes militares sobre el pueblo. Él los reunió junto a él en el lugar ancho a la puerta de la ciudad y les habló animadamente a ellos. Él dijo: 7"Sean fuertes y de buena valentía. No tengan miedo ni se desalienten a causa del rey de Asiria y todo el ejército que está con él, porque Alguien está con nosotros que es más grande que los que están con él. 8Con él sólo hay un brazo de carne, pero con nosotros está el SEÑOR, nuestro Dios, para ayudarnos, y para pelear nuestras batallas." Entonces las personas se consolaron entre ellas con las palabras de Ezequías, rey de Judá.
9Después de esto, Senaquerib, rey de Asiria, envió a sus siervos a Jerusalén (ahora él estaba en frente de Laquis, y todo su ejército estaba con él), a Ezequías, rey de Judá, y a todo Judá que estaba en Jerusalén. Él dijo: 10"Esto es lo que Senaquerib, rey de Asiria, dice: '¿En qué están confiando para que soporten un sitio en Jerusalén?
11¿No está Ezequías engañándolos, para entregarlos a ustedes a morir de hambre y de sed, cuando él les dice: 'El SEÑOR, nuestro Dios, nos rescatará de la mano del rey de Asiria?' 12¿Éste mismo Ezequías no ha quitado sus lugares altos y sus altares y ordenado a Judá y Jerusalén, 'En un altar deben adorar, y sobre él ustedes deben quemar sus sacrificios?'
13¿No saben ustedes lo que yo y mis ancestros hemos hecho a todos los pueblos de estas tierras? ¿Fueron los dioses de estos pueblos capaces en alguna manera de rescatar su tierra de mi poder? 14Entre todos los dioses de esas naciones que mis ancestros completamente destruyeron, ¿hubo algún dios que pudiera rescatar a su gente de mi mano? ¿Por qué su Dios podría ser capaz de rescatarlos de mi poder? 15Ahora, no dejen que Ezequías los engañe o los convenza de esta manera. No le crean, porque ningún dios de ninguna nación o reino ha sido capaz de rescatar a su pueblo de mi mano, o de la mano de mis ancestros. ¿Cuánto menos su Dios los rescatará a ustedes de mi mano?"
16Los siervos de Senaquerib hablaron aún más en contra del SEÑOR Dios y contra su siervo Ezequías. 17Senaquerib también escribió cartas para burlarse del SEÑOR, el Dios de Israel, y para hablar en Su contra. Él dijo: "Como los dioses de las naciones de la tierra no han rescatado a sus pueblos de mi mano, así el Dios de Ezequías no rescatará a Su pueblo de mi mano."
18Ellos gritaron en el lenguaje de los judíos al pueblo de Jerusalén que estaba en la muralla, para asustarlos y molestarlos, para que así ellos pudieran capturar la ciudad. 19Ellos hablaron del Dios de Jerusalén como habían hablado de otros dioses de otros pueblos de la tierra, que son meramente el trabajo de las manos de los hombres.
20Ezequías, el rey, e Isaías, hijo de Amoz, el profeta, oraron por esta situación y él clamó a los cielos. 21El SEÑOR envió un ángel, quien mató a los hombres de guerra, a los comandantes y a los oficiales del rey en el campo. Entonces, Senaquerib regresó avergonzado a su propia tierra. Cuando él entró en la casa de su dios, algunos de sus propios hijos lo mataron allí con la espada.
22De esta manera, el SEÑOR salvó a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de la mano de Senaquerib, el rey de Asiria, y de la mano de todos los otros y les dió descanso por todos lados. 23Muchos trajeron ofrendas al SEÑOR en Jerusalén, y regalos preciosos a Ezequías rey de Judá, así que fue levantado en los ojos de todas las naciones desde ese tiempo en adelante.
24En esos días, Ezequías estaba enfermo a punto de morir. Él oró al SEÑOR, quien le habló y le dió una señal que sería sanado. 25Pero Ezequías no le agradeció al SEÑOR por la ayuda que le dió, porque su corazón estaba enorgullecido. Así que la ira vino sobre él, y sobre Judá y Jerusalén. 26Sin embargo, Ezequías luego se humilló a sí mismo por el orgullo en su corazón, tanto él, como los habitantes de Jerusalén, así que, la ira del SEÑOR no vino sobre ellos durante los días de Ezequías.
27Ezequías tuvo muchas riquezas y mucho honor. Él se proveyó a sí mismo con almacenes para plata, oro y piedras preciosas, y para especias, también para escudos y para todo tipo de objetos valiosos. 28Él también tenía almacenes para la cosecha de grano, vino nuevo, y aceite, y establos para toda clase de animales. Él también tenía rebaños en sus corrales. 29Además, él se proveyó a sí mismo con ciudades y posesiones de rebaños y manadas en abundancia, porque Dios le había dado muchísimas riquezas.
30Fue este mismo Ezequías quien también detuvo el alto manantial de las aguas de Gihón, y quien las trajo directamente abajo en el lado oeste de la ciudad de David. Ezequías tuvo éxito en todos estos proyectos. 31Sin embargo, en el asunto de los embajadores de los príncipes de Babilonia, quienes fueron enviados a él solo para hacer preguntas a los que sabían, sobre la señal milagrosa que había sido hecha en la tierra, Dios lo dejó a él, para probarlo, y para saber qué había en su corazón.
32En cuanto a otros asuntos acerca de Ezequías, incluyendo sus acciones de lealtad al pacto, ustedes pueden ver que están escritos en la visión del profeta Isaías, hijo de Amoz, y en el libro de los reyes de Judá e Israel. 33Ezequías durmió con sus ancestros, y ellos lo enterraron en la colina de las tumbas de los descendientes de David. Todo Judá y los habitantes de Jerusalén lo honraron en su muerte. Manasés su hijo reinó en su lugar.

33

1Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar; el reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. 2Hizo lo malo a la vista del SEÑOR, como las cosas desagradables de las naciones que el SEÑOR había echado de delante de la gente de Israel. 3Pues el reconstruyó los lugares altos que su padre Ezequías había derribado, y construyó altares para los Baales, hizo postes a Asera, e hizo reverencia a todas las estrellas de los cielos y las adoró.

4Manasés construyó altares paganos en la casa del SEÑOR, aunque el SEÑOR había ordenado: "Es en Jerusalén que mi nombre será conocido para siempre." 5El construyó altares para todas las estrellas del cielo en dos atrios de la casa del SEÑOR. 6En el Valle de Ben Hinom el echó a sus hijos en el fuego. El practicó la adivinación y la brujería; leyó augurios; y consultó con aquellos que hablaban con los muertos y con aquellos que hablaban con los espíritus. Practicó mucha maldad a la vista del SEÑOR y provocó la ira de Dios.
7La figura tallada de Asera que él había hecho, la colocó en la casa de Dios. Fue acerca de esta casa que Dios había hablado a David y Salomón su hijo; Él había dicho: "Es en esta casa y en Jerusalén, que Yo he escogido de todas las tribus de Israel, que Yo pondré mi nombre para siempre. 8Yo no moveré a la gente de Israel fuera de la tierra que Yo asigné a sus ancestros, si ellos sólo tienen cuidado de guardar todo lo que He ordenado, siguiendo todas las leyes, estatutos, y decretos que Yo le di a ellos a través de Moisés." 9Manasés guió a Judá y a los habitantes de Jerusalén a hacer lo malo aún más que las naciones que el SEÑOR había destruído ante el pueblo de Israel.
10El SEÑOR habló a Manasés, y a su pueblo, pero ellos no prestaron atención. 11Así que el SEÑOR trajo sobre ellos los comandantes del ejército del rey de Asiria, quien tomó a Manasés en cadenas, amarrándolo con grilletes, y lo llevó a Babilonia.
12Cuando Manasés estaba angustiado, el imploró al SEÑOR, su Dios, y se humilló a sí mismo grandemente ante el Dios de sus ancestros. 13El oró al SEÑOR; y Dios fue conmovido por éste, y Dios escuchó su ruego y lo trajo de vuelta a Jerusalén, a su reino. Entonces Manasés supo que el SEÑOR era Dios.
14Después de esto, Manasés construyó una pared externa a la ciudad de David, en el lado oriental de Gihón, en el valle, a la entrada de la Puerta del Pescado. El rodeó el monte de Ofel con ella y elevó la pared a una muy grande altura. Él puso comandantes valientes en todas las ciudades fortificadas de Judá. 15Eliminó los dioses extranjeros, el ídolo fuera de la casa del SEÑOR, y todos los altares que él había construído en el monte de la casa del SEÑOR y en Jerusalén, y los lanzó fuera de la ciudad.
16Él reconstruyó el altar del SEÑOR y ofreció en él sacrificios de paz y ofrendas de gratitud; el ordenó a Judá servir al SEÑOR el Dios de Israel. 17Sin embargo, la gente todavía sacrificaba en los lugares altos, pero sólo al SEÑOR, su Dios.
18En cuanto a los otros asuntos concernientes a Manasés, su oración a su Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en el nombre del SEÑOR, el Dios de Israel, están escritas entre los hechos de los reyes de Israel. 19En esa narración está la historia de su oración, y como Dios fue movido por ella. También hay una narración de todos sus pecados y sus transgresiones, y los lugares donde el había construído lugares altos y levantado los postes de Asera y tallado figuras, antes de humillarse a sí mismo, están escritas en las Crónicas de los videntes. 20Manasés durmió con sus ancestros, y ellos lo enterraron en su propia casa. Amón, su hijo, vino a ser rey en su lugar.
21Amón tenía veintidos años cuando comenzó a reinar; el reinó dos años en Jerusalén. 22Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, como Manasés, su padre había hecho. Amón sacrificó a todas las figuras talladas que Manasés su padre había hecho, y las adoró. 23Él no se humilló a sí mismo ante el SEÑOR, como Manasés su padre había hecho. En su lugar, este mismo Amón transgredió más y más.
24Sus siervos conspiraron contra él y lo mataron en su propia casa. 25Pero la gente de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el Rey Amón, y ellos hicieron a Josías, su hijo, rey en su lugar.

34

1Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar; él reinó treinta y un años en Jerusalén. 2Él hizo lo correcto ante los ojos del SEÑOR, y caminó en los caminos de David su ancestro, y no se volvió ni a la derecha ni a la izquierda. 3Porque en el año octavo de su reinado, mientras aún era jóven, él comenzó a buscar al Dios de David, su ancestro. En el año duodécimo, él comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares altos, los postes de Asera, las figuras talladas y figuras de metal fundido.

4El pueblo destruyó los altares de los Baales en su presencia; él cortó en pedazos los altares de incienso que estaban sobre ellos. El rompió en pedazos los palos de Asera y las figuras talladas, y las figuras de metal fundido hasta que fueron polvo. Él esparció el polvo en las tumbas de aquellos que habían sacrificado a ellos. 5Él quemó los huesos de sus sacerdotes en sus altares. De esta manera, él limpió a Judá y Jerusalén.
6Él hizo lo mismo en las ciudades de Manasés, Efraín y Simeón, hasta Neftalí, y en las ruinas que las rodeaban. 7Él destruyó los altares, golpeó los postes de Aseras y las imágenes talladas hasta convertirlas en polvo, y quitó todos los altares de incienso a través de toda la tierra de Israel; entonces regresó a Jerusalén.
8Ahora en el décimo octavo año de su reinado, después que Josías había limpiado la tierra y el templo, él envió a Safán hijo de Azalía, y a Maasías, el gobernador de la ciudad, y a Joa, hijo de Joacaz el secretario, para reparar la casa del SEÑOR su Dios. 9Ellos fueron a Hilcías, el sumo sacerdote, y le confió a él el dinero que se había traído a la casa de Dios, que los Levitas, los guardias de las puertas, habían recogido de Manasés y Efraín, de todos el remanente de Israel, de toda Judá y Benjamín, y los habitantes de Jerusalén.
10Ellos le confiaron el dinero a los hombres que supervisaban el trabajo en el templo del SEÑOR. Estos hombres le pagaron a trabajadores quienes repararon y restauraron el templo. 11Ellos le pagaron a los carpinteros y constructores para comprar cortes de piedras y madera para los soportes, y para hacer columnas para las estructuras que algunos reyes de Judá habían permitido que se decayeran.
12Los hombres hicieron el trabajo fielmente. Sus supervisores Jahat y Abdías, los Levitas, de los hijos de Merari; y Zacarías y Mesulam, de los hijos de lo Coat. Otros Levitas, todos los cuales eran muy buenos músicos, dirigieron a los trabajadores de cerca. 13Estos Levitas estaban a cargo de los que cargaban materiales de construcción y todos los otros hombres que trabajaban de alguna manera. También habían Levitas que eran secretarios, administradores y guardias de puertas.
14Cuando ellos trajeron el dinero que habÍa sido llevado a la casa del SEÑOR, Hilcías el sacerdote encontró el Libro de la Ley del SEÑOR que se habían entregado a través de Moisés. 15Hilcías le dijo a Safán el escriba: "He encontrado el Libro de la Ley en la casa del SEÑOR." Hilcías le trajo el libro a Safán. 16Safán le llevó el libro al rey, y también le reportó, diciendo: "Tus siervos están haciendo todo lo que se les ha confiado a ellos.
17Han vaciado el dinero que se había encontrado en la casa del SEÑOR, y se lo entregaron en las manos de los supervisores y de los trabajadores." 18Safán el escriba le dijo al rey: "Hilcías el sacerdote me ha entregado un libro." Entonces Safán lo leyó al rey. 19Aconteció que cuando el rey hubo escuchado las palabras de la Ley, rompió sus vestiduras.
20El rey le ordenó a Hilcías, Ahicam hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, Safán el escriba y Asaías, su propio sirviente, diciendo: 21"Vayan y pregunten acerca de la voluntad de Dios para mí, y para aquellos que queden en Israel y en Judá, debido a las palabras del libro que ha sido encontrado. Porque es grande la ira del SEÑOR que ha sido derramada sobre nosotros. Es grande, porque nuestros ancestros no han escuchado a las palabras de este libro para obedecer todo lo que fue escrito en él."
22Así que, Hilcías y aquellos a quienes el rey había ordenado, fueron a Hulda la profetiza, la esposa de Salum hijo de Ticva hijo de Harhas, guardador de vestimentas (ella vivía en Jerusalén en el segundo distrito) y ellos hablaron con ella de este asunto.
23Ella les dijo: "Esto es lo que el SEÑOR, el Dios de Israel, dice: Dile al hombre que los envió a mí, 24Esto es lo que el SEÑOR dice: 'Mira, Yo estoy a punto de traer desastre sobre este lugar y sobre sus habitantes, todas las maldiciones que han sido escritas en el libro que ellos han leído ante el rey de Judá. 25Porque ellos me han abandonado y han quemado incienso para otros dioses, así que, ellos me provocaron a Mí al enojo con todas sus andanzas que ellos han cometido, por lo tanto mi enojo va a ser derramado en este lugar, y no va a ser extinguido.'
26Pero para el rey de Judá, quien los ha enviado a ustedes a preguntarle al SEÑOR lo que él debía hacer, esto es lo que ustedes le van a decir a él, el SEÑOR, el Dios de Israel dice esto: 'Acerca de las palabras que tú has escuchado, 27porque tu corazón es tierno, y tú te has humillado a tí mismo ante Dios cuando escuchaste Su palabra contra este lugar y sus habitantes, y porque te has humillado a tí mismo ante Mí y has roto tu ropa y has gemido ante Mí, Yo también te he escuchado,' esta es la declaración del SEÑOR. 28'Mira, Yo voy a reunirte con tus ancestros. Tú vas a ser recogido a tu sepulcro en paz, y tus ojos no van a ver ninguno de los desastres que Yo voy a traer a este lugar y sus habitantes.' " Los hombres llevaron este mensaje de vuelta al rey.
29Luego el rey envió mensajeros y reunió a los ancianos de Judá y Jerusalén. 30Entonces, el rey subió a la casa del SEÑOR, y todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, y los sacerdotes, Levitas, y todas las personas, de grande a pequeños. Luego él leyó en presencia del pueblo todas las palabras del libro del Pacto que había sido hallado en la casa del SEÑOR.
31El rey se puso en pie en su lugar e hizo un pacto ante el SEÑOR, de caminar tras el SEÑOR, y de mantener Sus mandamientos, Sus regulaciones, y Sus estatutos, con todo su corazón y con toda su alma, para obedecer las palabras del pacto que habían sido escritas en este libro. 32Él hizo que todos quienes habían sido encontrados en Jerusalén y Benjamín se unieran al pacto. Los habitantes de Jerusalén actuaron en obediencia al pacto de Dios, el Dios de sus ancestros.
33Josías quitó todas las cosas asquerosas de las tierras que le pertenecían al pueblo de Israel. Él hizo que todos en Israel adoraran al SEÑOR, su Dios. Por todos sus días, ellos no se alejaron de seguir al SEÑOR, el Dios de sus ancestros.

35

1Josías celebró la Pascua al SEÑOR en Jerusalén y mataron los corderos de la Pascua en el décimo cuarto día del primer mes. 2Él colocó los sacerdotes en sus posiciones y los animó en el servicio de la casa del SEÑOR.

3Él le dijo a los Levitas que enseñaban a todo Israel y quienes estaban apartados para Él SEÑOR: "Pongan el arca sagrada en la casa que Salomón hijo de David, rey de Israel edificó. No la lleven alrededor de sus hombros más. Ahora adoren al SEÑOR su Dios, y sirvan al pueblo de Israel. 4Organícense ustedes mismos por el nombre de las casas de sus ancestros y sus divisiones, siguiendo las instrucciones escritas de David, rey de Israel, y aquellas de Salomón, su hijo.
5Párense en el lugar santo, tomen sus posiciones con sus divisiones entre las casas de los ancestros de sus hermanos, descendientes del pueblo, y tomen sus lugares con sus divisiones entre las casas de los ancestros de los Levitas. 6Maten los corderos para la Pascua, conságrense ustedes mismos, preparen los corderos para sus hermanos, para hacer de acuerdo a la palabra del SEÑOR que fue dada por las manos de Moisés.
7Josías dió a todo el pueblo treinta mil corderos y cabritos del rebaño para la ofrenda de la Pascua a todos los que estaban presentes. Él también dió tres mil toros; éstos eran de las posesiones del rey. 8Sus líderes dieron una ofrenda voluntaria al pueblo, sacerdotes, y Levitas. Hilcías, Zacarías, y Jehiel, los oficiales encargados de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes para la ofrenda de la Pascua dos mil seiscientos becerros y trescientos bueyes. 9También Conanías, Semaías y Natanael, su hermano, y Hasabías, Jeiel y Josabad, el jefe de los Levitas le dió a los Levitas para la ofrenda de la Pascua cinco mil becerros y quinientos bueyes.
10Así que, el servicio fue preparado, y los sacerdotes se pararon en sus lugares, con los Levitas por sus divisiones, en respuesta a las órdenes del rey. 11Ellos mataron los corderos de la Pascua y los sacerdotes rociaron la sangre que ellos recibieron de las manos de los Levitas y los Levitas deshollaron a los corderos. 12Ellos removieron las ofrendas quemadas, para poder distribuirlas a las divisiones de las tiendas de los ancestros del pueblo, para ofrecerlas a Él SEÑOR, como está escrito en el libro de Moisés. Ellos hicieron lo mismo con los toros.
13Ellos asaron los corderos de la Pascua con fuego siguiendo las instrucciones. En cuanto a las ofrendas de consagración, ellos las hirvieron en ollas, calderos y sartenes y rápidamente ellos los llevaron a la gente. 14Ellos más tarde prepararon ofrendas por ellos mismos y por los sacerdotes, porque los sacerdotes, los descendientes de Aarón, estaban ocupados ofreciendo los holocaustos y la grasa hasta que cayó la noche, así que los Levitas prepararon las ofrendas por ellos mismos y por los sacerdotes, los descendientes de Aarón.
15Los cantores, los descendientes de Asaf, estaban en su lugar, como fue indicado por David, Asaf, Heman y Jedutún el vidente del rey, y los guardias estaban en todas las puertas. Ellos no tenían que dejar sus puestos, porque sus hermanos los Levitas hicieron preparación para ellos.
16Así que, para ese tiempo el servicio completo del SEÑOR fue entregado para la celebración de la Pascua y para ofrecer las ofrendas quemadas en el altar del SEÑOR, como ordenó el rey Josías. 17El pueblo de Israel que estaba presente celebró la Pascua, en ese tiempo, y luego la Fiesta de los Panes Sin Levadura por siete días.
18Tal celebración de la Pascua nunca había sido llevada acabo en Israel desde los días del profeta Samuel, ni ningún otro rey de Israel celebró una Pascua como lo hizo Josías, junto con los sacerdotes, Levitas y todo el pueblo de Judá e Israel que estaban presentes, y los habitantes de Jerusalén. 19Esta Pascua se llevó a cabo en el décimo octavo año del reinado de Josías.
20Después de todo esto, después que Josías dejó el templo en orden, Neco, el rey de Egipto, subió a pelear contra Carquemis en el Río Eufrates y Josías fue a pelear contra él. 21Pero Necao le envió embajadores diciendo: ¿Qué tengo yo que ver contigo, rey de Judá? Yo no vengo contra ti hoy, sino contra la casa con la cual estoy haciendo guerra. Dios me ha ordenado avanzar, por tanto, deja de interferir con Dios, que está conmigo, o él puede destruirte".
22Sin embargo, Josías rehusó retirarse de él. Él se disfrazó a sí mismo para pelear con él. Él no escuchó las palabras de Necao que vinieron de la boca de Dios; así que, él fue a pelear en el valle de Meguido.
23Arqueros le dispararon al rey Josías, y el rey le dijo a sus sirvientes: "Llévenme aparte, porque estoy malamente herido." 24Así que, sus sirvientes lo sacaron de su carruaje y lo pusieron en un carruaje adicional. Ellos lo llevaron a Jerusalén, donde él murió. Él fue enterrado en la tumba de sus ancestros. Toda Judá y Jerusalén se lamentó por Josías.
25Jeremías se lamentó por Josías; todos los cantores masculinos y femeninos se lamentaron por Josías hasta este día. Estas canciones se convirtieron en costumbres en Israel; miren, ellas están escritas en las canciones de lamentaciones. 26Sobre los otros asuntos concernientes a Josías, y sus buenas obras hechas en obediencia a lo escrito en la Ley del Señor- 27y sus obras, desde el principio hasta el fin, están escritas en el libro de los reyes de Judá e Israel.

36

1Luego las personas de la tierra tomaron a Joacaz hijo de Josías, y lo hicieron rey en el lugar de su padre en Jerusalén. 2Joacaz tenía veintitres años cuando él comenzó a reinar, y el reinó tres meses en Jerusalén.

3El rey de Egipto lo removió de Jerusalén, y multó a la tierra por mil talentos de plata y un talento de oro. 4El rey de Egipto hizo a Eliaquim, su hermano, rey sobre Judá y Jerusalén, y cambió su nombre a Joacim. Luego Necao tomó al hermano de Eliaquim y lo llevó a Egipto.
5Joacim tenía veinticinco años de edad cuando él comenzó a reinar, y él reinó once años en Jerusalén. Él hizo lo que era malo ante la vista del SEÑOR su Dios. 6Luego, Nabucodonosor, rey de Babilonia, lo atacó y lo ató en cadenas para llevarselo a Babilonia. 7Nabucodonosor también se llevó algunos de los objetos de la casa del SEÑOR a Babilonia, y las puso en su palacio en Babilonia.
8En cuanto a los otros asuntos concernientes a Joacim, las cosas asquerosas que él hizo, y lo que fue encontrado en contra de él, vean, ellas están escritas en el libro de reyes de Judá e Israel. Luego, Joaquín, su hijo, se convirtió en rey en su lugar.
9Joaquín tenía ocho años de edad cuando él comenzó a reinar; el reinó tres meses y diez días en Jerusalén. Él hizo lo que era malo a la vista del SEÑOR. 10En la primavera, el rey Nabucodonosor envió a hombres y lo trajo a Babilonia, con las cosas de valor de la casa del SEÑOR, e hizo a Sedequías, su pariente, rey sobre Judá y Jerusalén.
11Sedequías tenía veintiún años de edad cuando él comenzó a reinar; él reinó once años en Jerusalén. 12Él hizo lo que era malo ante la vista del SEÑOR su Dios. Él no se humilló a sí mismo ante Jeremías el profeta, quien hablaba de la boca del SEÑOR.
13Sedequías también se rebeló contra el rey Nabucodonosor, quien lo había hecho jurar su lealtad ante Dios. Pero Sedequías endureció su cuello y endureció su corazón contra el SEÑOR, el Dios de Israel. 14Además, todos los líderes de los sacerdotes y las personas eran horrorosamente infieles, y ellos seguían las prácticas asquerosas de las naciones. Ellos contaminaron la casa del SEÑOR la cual Él había consagrado en Jerusalén.
15El SEÑOR, el Dios de sus ancestros, envió una palabra a ellos por sus mensajeros una y otra vez, porque Él tenía compasión de su pueblo y del lugar donde Él vive. 16Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban Su palabra, y se burlaban de sus profetas, hasta que la ira del SEÑOR se levantó contra su pueblo, hasta que no hubo ayuda para ellos.
17Así que, Dios les trajo al rey de los Caldeos, quien mató a sus jóvenes con la espada en el santuario, y no tuvo compasión de los jóvenes o las vírgenes, viejos o los de pelo gris. Dios entregó a todos en su mano.
18Todos los objetos de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa del SEÑOR, y los tesoros del rey y sus oficiales, todas estas cosas él se las llevó a Babilonia. 19Ellos quemaron la casa de Dios, rompieron las paredes de Jerusalén, quemaron todos sus palacios, y destruyeron todas las cosas hermosas que estaban en ella.
20El rey se llevó a Babilona a aquellos quienes se habían escapado de la espada. Ellos se convirtieron en sirvientes para él y sus hijos hasta el dominio del reino de Persia. 21Esto pasó para el cumplimiento de la palabra del SEÑOR por la boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo disfrutado de su dia de reposo. Ésta observó sus días de reposo durante todo el tiempo que permaneció abandonada, de manera que pasaran setenta años de esta forma.
22Ahora, en el primer año de Ciro, rey de Persia, para que la palabra del SEÑOR por la boca de Jeremías se llevara a cabo, el SEÑOR motivó al espíritu de Ciro, rey de Persia, para que él hiciera proclamaciones a través de todo su reino, y las pusiera también por escrito. Él dijo: 23"Esto es lo que Ciro, rey de Persia, dice: 'el SEÑOR, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha ordenado construirle una casa para Él en Jerusalén, la cual está en Judá. Quienquiera de entre ustedes que sea de Su pueblo, suba a la tierra, y que el SEÑOR su Dios sea con él.' "

Esdras

1

1En el primer año de Ciro, rey de Persia, el SEÑOR cumplió Su palabra que salió de la boca de Jeremías y movió el espíritu de Ciro. La voz de Ciro se escuchó sobre su reino entero. Ésto es lo que fue escrito y hablado: 2Ciro, rey de Persia dice: "El SEÑOR, Dios del cielo, me dió todos los reinos de la tierra y Él me señaló para construir para Él una casa en Jerusalén en Judea.

3Cualquiera que sea de Su pueblo (que su Dios sea con él) puede subir a Jerusalén y construir una casa para el SEÑOR, Dios de Israel, quien es el Dios de Jerusalén. 4Personas de cualquier parte del reino donde estén viviendo sobrevivientes de esa tierra deben proveerles plata y oro, posesiones y animales, como tambien una ofrenda voluntaria para la casa de Dios en Jerusalén."
5Entonces los jefes de los clanes ancestrales de Judá y Benjamín, los sacerdotes y los Levitas, y todo aquel cuyo espíritu Dios despertó para ir y construir Su casa se levantó. 6Aquellos alrededor de ellos apoyaron su trabajo con objetos de plata y oro, posesiones, animales, cosas de valor y ofrendas voluntarias.
7También el rey Ciro sacó los objetos de la casa del Señor que Nabucodonosor había traído desde Jerusalén y había puesto en las casas de sus dioses. 8Ciro los puso en la mano de Mitrídates el tesorero, quien los contó para Sesbasar, dirigente de Judea.
9Éste fue su número: treinta vasijas de oro, mil vasijas de plata, veintinueve otras vasijas, 10treinta tazones de oro, cuatrocientos diez tazones pequeños de plata, y mil objetos adicionales. 11Había cinco mil cuatrocientos objetos de oro y plata en total. Sesbasar los trajo todos cuando los exilados fueron de Babilonia a Jerusalén.

2

1Ésta es la gente en la provincia que subió de la cautividad del Rey Nabucodonosor quien los exilió en Babilonia, la gente que regresó a cada una de sus ciudades de Jerusalén y en Judea. 2Ellos vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana. Este es el registro de los hombres del pueblo de Israel.

3Los descendientes de Paros: dos mil ciento setenta y dos 4Los descendientes de Sefatías: trescientos setenta y dos. 5Los descendientes de Ara: setecientos setenta y cinco. 6Los descendientes de Pahat Moab, por medio de Jesúa y Joab: dos mil ochocientos doce.
7Los descendientes de Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro. 8Los descendientes de Zatu: novecientos cuarenta y cinco. 9Los descendientes de Zacai: setecientos sesenta. 10Los descendientes de Bani: seiscientos cuarenta y dos.
11Los descendientes de Bebai: seiscientos veintitrés. 12Los descendientes de Azgad: mil doscientos veintidos. 13Los descendientes de Adonicam: seiscientos sesenta y seis. 14Los descendientes de Bigvai: dos mil cincuenta y seis.
15Los descendientes de Adín: cuatrocientos cincuenta y cuatro. 16Los hombres de Ater por medio de Ezequías: noventa y ocho. 17Los descendientes de Bezai: trescientos veintitrés. 18Los descendientes de Jora: ciento doce.
19Los hombres de Hasum: doscientos veintitrés. 20Los hombres de Gibar: noventa y cinco. 21Los hombres de Belén: ciento veintitrés. 22Los hombres de Netofa: cincuenta y seis.
23Los hombres de Anatot: ciento veintiocho. 24Los hombres de Azmavet: cuarenta y dos. 25Los hombres de Quiriat Jearim, Cafira y Beerot: setecientos cuarenta y tres. 26Los hombres de Ramá y Geba: seiscientos veintiuno.
27Los hombres de Micmas: ciento veintidos. 28Los hombres de Betel y Hai: doscientos veintitrés. 29Los hombres de Nebo: cincuenta y dos. 30Los hombres de Magbis: ciento ciencuenta y seis.
31Los hombres del otro Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro. 32Los hombres de Harim: trescientos veinte. 33Los hombres de Lod, Hadid y Ono: setecientos veinticinco.
34Los hombres de Jericó: trescientos cuarenta y cinco. 35Los hombres de Senaa: tres mil seiscientos treinta.
36Los sacerdotes: descendientes de Jedaías, de la casa de Jesúa: novecientos setenta y tres. 37Los descendientes de Imer: mil cincuenta y dos. 38Los descendientes de Pasur: mil doscientos cuarenta y siete. 39Los descendientes de Harim: mil diecisiete.
40Los levitas: descendientes de Jesúa y Cadmiel, descendientes de Hodavías: Setenta y cuatro. 41Los cantores del templo, descendientes de Asaf: ciento veinticocho. 42Los descendientes de los porteros: descendientes de Salum, Ater, Talmón Acub, Hatita y Sobai: ciento treinta y nueve en total.
43Aquellos que fueron nombrados para servir en el templo: descendientes de Ziha, Hasufa, Tabaot, 44Queros, Siaha, Padón, 45Lebana, Hagaba, Acub, 46Hagab, Salmai y Hanán.
47Los descendientes de Gidel, Gahar, Reaía, 48Rezín, Necoda, Gazam, 49Uza, Paseah, Besai, 50Asena, Mehunim, y Nefusim.
51Los descendientes de Bacbuc, Hacufa, Harhur, 52Bazlut, Mehida, Harsa, 53Barcos, Sísara, Tema, 54Nezía y Hatifa.
55Los descendientes de los sirvientes de Salomón: descendientes de Sotai, Soferet, Peruda, 56Jaala, Darcón, Gidel, 57Sefatías, Hatil, Poqueret Hazebaim, y Ami. 58Hubo un total de 392 descendientes de aquellos nombrados a servir en el templo y descendientes de los sirvientes de Salomón.
59Aquellos que partieron de Tel Mela, Tel Harsa, Querub, Addán e Imer, pero que no pudieron probar su linaje de Israel, 60incluyeron a seiscientos cincuenta y dos descendientes de Delaía, Tobías y Necoda.
61Además, de los descendientes del sacerdote: los descendientes de Habaía, Cos, y Barzilai (quien tomó su esposa de las hijas de Barzilai de Gilead y fue llamado por su nombre). 62Ellos buscaron sus registros genealógicos pero no los encontraron, así que fueron excluídos del sacerdocio como inmundos. 63Así que el gobernador les dijo que ellos no debían comer ninguno de los sacrificios sagrados hasta que un sacerdote con Urim y Tumim lo aprobara.
64El grupo entero era un total de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 65sin incluir a sus sirvientes y sus sirvientas (éstos eran siete mil trescientos treinta y sieta) y sus cantores y cantoras del templo (doscientos).
66Sus caballos: Setecientos treinta y seis. Sus mulas: Doscientos cuarenta y cinco. 67Sus camellos: Cuatrocientos treinta y cinco. Sus asnos: Seis mil setecientos veinte.
68Cuando ellos fueron a la casa del SEÑOR en Jerusalén los jefes patriarcas ofrecieron ofrendas voluntarias para construir la casa. 69Ellos dieron de acuerdo a su capacidad para los fondos de la obra: sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil minas de plata y cien túnicas sacerdotales.
70Así que los sacerdotes y los levitas, el pueblo, los cantores del templo y los porteros, y aquellos nombrados a servir en el templo habitaron sus ciudades. Todo la gente en Israel estaban en sus ciudades.

3

1Fue el séptimo mes después que el pueblo de Israel regresó a sus ciudades, cuando se reunieron juntos como un solo hombre en Jerusalén. 2Jesúa, hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes y Zorobabel, hijo de Salatiel y sus hermanos se levantaron y construyeron el altar del Dios de Israel para ofrecer ofrendas quemadas como se ordena en la ley de Moisés, el hombre de Dios.

3Entonces ellos establecieron el altar sobre su base, porque el temor estaba sobre ellos a causa de la gente de la tierra. Ellos ofrecieron ofrendas quemadas al SEÑOR al amanecer y al anochecer. 4Ellos también observaron la Fiesta de las cabañas como está escrito y ofrecieron ofrendas quemadas día tras día según el decreto, el deber de cada día en su día. 5En conformidad hubo ofrendas quemadas diarias y mensuales y ofrendas para todas las fiestas fijas del SEÑOR, junto a las ofrendas voluntarias.
6Ellos comenzaron a ofrecer ofrendas quemadas al SEÑOR en el primer día del séptimo mes, aunque el fundamento del templo no había sido puesto. 7Así que dieron plata a los canteros y a los artesanos; y comida, bebida y aceite a la gente de Sidón y Tiro, para que enviaran árboles de cedro desde el Líbano a Jope por mar, conforme les fue autorizados por Ciro, Rey de Persia.
8Entonces en el segundo mes del segundo año después que vinieron a la casa del SEÑOR en Jerusalén, Zorobabel, Jesúa, hijo de Josadac, el resto de los sacerdotes, los levitas, y aquellos que vinieron de la cautividad de vuelta a Jerusalén, comenzaron el trabajo. Ellos asignaron a los levitas de veinte años y mayores a supervisar la obra de la casa del SEÑOR. 9Jesúa puso a sus hijos y a sus hermanos, Cadmiel y sus hijos y los descendientes de Judá a supervisar a la gente haciendo la obra en la casa de Dios. Junto a ellos estaban los descendientes de Henadad, sus descendientes y también sus compañeros levitas.
10Los constructores pusieron el fundamento para el templo del SEÑOR. Esto permitió a los sacerdotes a pararse, con sus vestimentas y trompetas, y a los levitas, hijos de Asaf, a alabar al SEÑOR con címbalos, así como la mano de David, rey de Israel había ordenado. 11Ellos cantaron con alabanza y acción de gracias al SEÑOR, "¡Él es bueno! Su pacto, fiel a Israel, permanece para siempre." Todo el pueblo clamó con un gran grito de júbilo en alabanza al SEÑOR porque los fundamentos del templo se habían puesto.
12Pero muchos de los sacerdotes, levitas, jefes patriarcas y ancianos que habían visto la primera casa, cuando los fundamentos de esta casa fueron puestos delante de sus ojos, ellos lloraron en alta voz. Pero muchos daban gritos de gozo con alegría y un sonido emocionante. 13Como resultado la gente no pudo distingir los sonidos gozosos y alegres del sonido del llanto de la gente, porque la gente estaba clamando con gran gozo y el sonido se escuchó desde lejos.

4

1Ahora algunos enemigos de Judá y Benjamín escucharon que el pueblo que había sido llevado al exilio ahora estaban construyendo un templo para el SEÑOR, el Dios de Israel. 2Entonces se acercaron a Zorobabel y a los jefes de las familias de sus ancestros. Ellos les dijeron: "Déjannos construir con ustedes, pues, igual que ustedes, nosotros buscamos a su Dios y hemos sacrificado a Él desde los días cuando Esar Hadón, rey de Asiria, nos trajo a este lugar."

3Pero Zorobabel, Jesúa y los jefes de las casas de sus ancestros dijeron: "No son ustedes, sino nosotros, quienes debemos construir la casa de nuestro Dios, pues somos nosotros quienes construiremos para el SEÑOR, el Dios de Israel, tal como el Rey Ciro de Persia ordenó."
4Así que el pueblo de la tierra hicieron debilitar las manos de los de Judá; Ellos hicieron que los de Judá tuvieran miedo de construir. 5Ellos también sobornaron a consejeros para que frustraran sus planes. Ellos hicieron esto durante todos los días de Ciro y hasta el reinado de Darío, Rey de Persia. 6Entonces al principio del reinado de Asuero ellos escribieron una acusación en contra de los habitantes de Judá y Jerusalén.
7Fue durante los días de Artajerjes que Bislam, Mitrídates, Tabeel y sus compañeros escribieron a Artajerjes. La carta fue escrita en arameo y traducida. 8Rehum el comandante y Simsai el escriba escribieron de esta manera a Artajerjes acerca de Jerusalén.
9Entonces Rehum, Simsai y sus compañeros, quienes eran jueces y otros oficiales en el gobierno de Erec, Babilonia y Susa en Elam, ellos escribieron una carta 10y se les unieron el pueblo que el gran y noble Asnapar obligó a asentarse en Samaria, junto a los demás que estaban en la Provincia más Allá del Río.
11Esta es una copia de la carta que ellos enviaron a Artajerjes: "Sus siervos, hombres al otro lado del río, escriben esto: 12Que sepa el rey que los judíos que salieron de usted se han levantado contra nosotros en Jerusalén para construir una ciudad rebelde. Ellos han completado los muros y han reparado los fundamentos.
13Ahora que sepa el rey que si esta ciudad es construida y el muro es completado, ellos no darán ningún tributo ni impuestos, sino que le harán daño a los reyes.
14Ciertamente por cuanto nosotros hemos comido de la sal del palacio, no es apropiado que nosotros veamos que ninguna deshonra le acontezca al rey. Es debido a esto que estamos informando al rey 15para que investigue en el registro de su padre y constate que ésta es una ciudad rebelde que le hará daño a reyes y provincias. Ha causado muchos problemas a los reyes y provincias. Ha sido un centro para la rebelión desde hace mucho tiempo. Fue por esta razón que la ciudad fue destruida. 16Le estamos informando al rey que si esta ciudad y muralla son construidas, entonces no quedará nada para ti más allá de la provincia del rio."
17Entonces el rey envió una respuesta a Rehum y Simsai y a sus compañeros en Samaria y al resto que estaban más allá del Río: "Que la paz sea vuestra. 18La carta que ustedes me enviaron ha sido traducida y leida ha mi. 19Por lo tanto, ordené una investigación y descubrí que en días anteriores ellos se habían rebelado y sublevado contra reyes.
20Poderosos reyes han gobernado sobre Jerusalén y tuvieron poder sobre todo más allá del Río. Se les pagaron tributos e impuestos. 21Ahora, decreten para que estos hombres se detengan y no construyan esta ciudad hasta que yo haga un decreto. 22Tengan cuidado de no ser negligentes en esto. ¿Para qué permitir que crezca esta amenaza y cause más pérdida para los intereses reales?
23Cuando el decreto del Rey Artajerjes fue leido ante Rehum, Simsai y sus compañeros, ellos salieron rápidamente a Jerusalén y obligaron a los judíos a detener la construcción. 24Así que la obra en la casa de Dios en Jerusalén se detuvo hasta el segundo año del reinado de Darío, Rey de Persia.

5

1Entonces Hageo el profeta y Zacarías, hijo de Iddo el profeta, profetizaron en el nombre del Dios de Israel a los judíos en Judá y Jerusalén. 2Zorobabel, hijo de Salatiel y Jesúa, hijo de Josadac, se levantaron y comenzaron a construir la casa de Dios en Jerusalén con los profetas que los animaron.

3Entonces Tatnai, el gobernador de la provincia Más Allá del Río, Setar Boznai y sus compañeros vinieron y les dijeron: "¿Quién les dio un decreto para construir esta casa y completar estas murallas?" 4Ellos también dijeron: "¿Cuáles son los nombres de los hombres que están construyendo este edificio?" 5Pero el ojo de Dios estaba sobre los ancianos judíos y sus enemigos no les detuvieron. Ellos estaban esperando que se le enviara una carta al rey y que un decreto se les regresara concerniente a ésto.
6Ésta fue la carta de Tatnai, Setar Boznai y sus compañeros oficiales a Darío el Rey. 7Ellos enviaron un informe escribiéndole ésto al Rey Darío: "Sea suya toda la paz.
8Dejen saber al rey que nosotros fuimos a Judá a la casa del gran Dios. Se está construyendo con grandes piedras y maderas puestas en las murallas. Esta obra se está haciendo exhaustivamente y está progresando bien en sus manos. 9Nosotros les preguntamos a los ancianos: '¿Quién les dio un decreto para construir esta casa y estas murallas?' 10Nosotros también les preguntamos sus nombres para que tu pudieras saber el nombre de cada hombre que les ha dirigido.
11Ellos respondieron y dijeron: 'Nosotros somos siervos de Aquél que es el Dios del cielo y la tierra y estamos reconstruyendo esta casa que había sido construida hace muchos años cuando el gran rey de Israel lo construyó y lo completó.
12Sin embargo, cuando nuestros ancestros se enfurecieron con Dios del cielo, Él los entregó en la mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien destruyó esta casa y llevó al pueblo al exilio en Babilonia. 13No obstante, en el primer año en que Ciro fue rey de Babilonia, Ciro emitió un decreto para reconstruir la casa de Dios.
14El Rey Ciro también devolvió el oro y los objetos de plata pertenecientes a la casa de Dios que Nabucodonosor había traido del templo en Jerusalén al templo en Babilonia. Él los restauró a Sesbasar, a quien él hizo gobernador. 15Él le dijo: "Toma estos objetos. Vé y colócalos en el templo en Jerusalén. Que la casa de Dios sea reconstruida allí."
16Entonces este Sesbasar vino y puso el fundamento para la casa de Dios en Jerusalén; y se está construyendo pero aún no está completa.'
17Ahora, si le agrada al rey, que sea investigado en la casa de los archivos en Babilonia si un decreto del Rey Ciro existe allí para construir esta casa de Dios en Jerusalén. Entonces que el rey envíe su decisión a nosotros."

6

1Entonces el Rey Darío ordenó una investigación en la casa de los archivos en Babilonia. 2En la ciudad amurallada de Acmeta en Media un rollo fue encontrado; éste fue el registro:

3En el primer año del Rey Ciro, él proclamó un decreto acerca de la casa de Dios en Jerusalén: "Que se reconstruya la casa como un lugar para el sacrificio. Que se coloquen sus fundamentos. Que su altura sea de sesenta codos y su anchura de sesenta codos, 4con tres hileras de piedras grandes y una hilera de madera nueva. Y que el costo sea pagado por la casa del rey. 5Además, regresen el oro y los objetos de plata pertenecientes a la casa de Dios que Nabucodonosor trajo del templo en Jerusalén al templo en Babilonia. Envíenlos al templo en Jerusalén y deposítenlos en la casa de Dios.'
6Ahora Tatnai, Setar Boznai, y sus compañeros oficiales que están más allá del Río, manténganse lejos. 7No molesten la obra de esta casa de Dios. El gobernador y los ancianos judíos construirán esta casa de Dios en ese lugar.
8Estoy ordenando que ustedes tienen que hacer lo siguiente para estos ancianos judíos que construyen la casa de Dios: Fondos del tributo del rey más allá del Río serán usados para pagar a estos hombres para que no tengan que detener su labor. 9Lo que se necesite, novillos, carneros, o corderos para los sacrificios quemados al Dios del Cielo, trigo, sal, vino o aceite según el comando de los sacerdotes en Jerusalén, denles estas cosas cada día sin fallar. 10Hagan esto para que ellos traigan la ofrenda al Dios del Cielo y oren por mí, el rey, y mis hijos.
11Estoy ordenando que si alguno quebranta este decreto, una viga debe ser sacada de su casa y esa persona será traspasada con ella. Su casa entonces deberá ser convertida en una pila de escombros debido a ésto. 12Que el Dios que mora allí derroque cualquier rey y pueblo que profane esta casa de Dios en Jerusalén. Yo, Darío, estoy ordenando ésto. ¡Que sea hecho diligentemente!"
13Entonces Tatnai, Setar Boznai, y sus compañeros hicieron todo lo que el Rey Darío había ordenado. 14Así que los ancianos judíos construyeron a la manera que Hageo y Zacarías habían instruido mediante la profecía. La construyeron de acuerdo al decreto del Dios de Israel y Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. 15La casa fue completada en el tercer día del mes de Adar, en el sexto año del reinado del Rey Darío.
16El pueblo israelita, los sacerdotes, los Levitas y el resto de los cautivos celebraron la dedicación de esta casa de Dios con gozo. 17Ellos ofrecieron cien toros, cien carneros, y cuatrocientos corderos para la dedicación de la casa de Dios. Doce machos cabríos también fueron ofrecidos como ofrenda por el pecado de todo Israel, uno por cada tribu de Israel. 18Ellos también asignaron a sacerdotes y Levitas para trabajar por divisiones para el servicio de Dios en Jerusalén, como estaba escrito en el Libro de Moisés.
19Así que aquellos que habían estado en el exilio celebraron la Pascua en el día catorce del primer mes. 20Los sacerdotes y los Levitas todos se purificaron a sí mismos y mataron los sacrificios de la Pascua por todos aquellos que habían estado en el exilio, incluyéndose a si mismos.
21Los Israelitas que comieron algo de la carne de la Pascua fueron aquellos que habían regresado del exilio y se habían separado de la impureza de la gente de la tierra y buscaron al SEÑOR, el Dios de Israel. 22Ellos celebraron gozosamente la Fiesta de los Panes Sin Levadura por siete días, pues el SEÑOR les había traído gozo y había convertido el corazón del rey de Asiria para fortalecer sus manos en la obra de Su casa, la casa del Dios de Israel.

7

1Ahora después de esto, durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia, Esdras subió de Babilonia. Los ancestros de Esdras fueron Seraías, Azarías, Hilcías, 2Salum, Sadoc, Ahitob, 3Amarías, Azarías, Meraiot, 4Zerahías, Uzi, Buqui, 5Abisúa, Finees, Eleazar, quien fue el hijo de Aarón el sumo sacerdote.

6Esdras subió desde Babilonia y él era un escriba diestro en la ley de Moisés que el SEÑOR, el Dios de Israel, había dado. El rey le dio cualquier cosa que él pidiera ya que la mano del SEÑOR estaba con él. 7Algunos de los descendientes de Israel y los sacerdotes, los Levitas, los cantores del templo, los porteros, y los que estaban asignados para servir en el templo también subieron a Jerusalén en el séptimo año del Rey Artajerjes.
8Él llegó a Jerusalén en el quinto mes del mismo año. 9Él salió de Babilonia en el primer día del primer mes. Fue en el primer día del quinto mes que él llegó a Jerusalén, puesto que la mano buena de Dios estaba con él. 10Esdras había dispuesto su corazón para estudiar, poner por obra y enseñar los estatutos y decretos de la ley del SEÑOR.
11Este fue el decreto que el Rey Artajerjes le dió a Esdras el sacerdote y escriba de los mandamientos y estatutos del SEÑOR para Israel: 12"El Rey de reyes Artajerjes, al sacerdote Esdras, un escriba de la ley del Dios del cielo: 13Yo estoy ordenando que cualquiera de Israel dentro de mi reino, junto a los sacerdotes y Levitas, que desee ir a Jerusalen, puede ir contigo.
14Yo, el rey, y mis siete consejeros, les enviamos a todos ustedes a investigar acerca de Judá y Jerusalén conforme a la ley de Dios que ustedes entienden, 15y a traer a Jerusalén, su morada, la plata y el oro que ellos han ofrendado libremente al Dios de Israel. 16Den libremente toda la plata y el oro que toda Babilonia ha dado junto a lo que libremente es ofrendado por el pueblo y los sacerdotes para la casa de Dios en Jerusalén.
17Pues compra todo lo necesario de bueyes, carneros, corderos, trigo y ofrendas de bebidas. Ofrécelos en el altar que está en la casa de tu Dios en Jerusalén. 18Haz con el resto de la plata y el oro lo que les parezca bien a ti y a tus hermanos, para agradar a su Dios.
19Coloca los objetos que te fueron dados libremente delante de Él para el servicio de la casa de tu Dios en Jerusalén. 20Cualquier otra cosa que se necesite para la casa de tu Dios que requieras, toma su costo de mi tesoro.
21Yo, Rey Artajerjes, proclamo un decreto a todos los tesoreros más allá del Rio, que cualquier cosa que Esdras pida de ustedes, debe dársele completamente, 22hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, cien batos de aceite, y también sal sin límites. 23Cualquier cosa que venga del decreto del Dios del Cielo, háganlo con devoción para su casa. Pues, ¿por qué ha de caer su ira sobre el reino mío y de mis hijos?
24Nosotros les estamos informando a ellos acerca de ustedes para que no les impongan ningún tributo o impuestos sobre ninguno de los sacerdotes, Levitas, músicos, porteros, ni sobre el pueblo asignado al servicio del templo y sirvientes de la casa de este Dios.
25Esdras, con la sabiduría que Dios te ha dado, tienes que nombrar jueces y hombres con discernimiento para servir a todo el pueblo más allá del Río, y para servir a cualquiera que conoce la ley de tu Dios. Tienes que enseñar a aquellos que no conocen la ley. 26Castiga a cualquiera que no obedezca completamente la ley de Dios o la ley del rey, sea por muerte, destierro, confiscando sus bienes, o encarcelamiento."
27Esdras dijo: "Alaben al SEÑOR, el Dios de nuestros ancestros, Quien puso ésto en el corazón del rey para glorificar la casa del SEÑOR en Jerusalén, 28y Quien extendió su pacto fiel a mí delante del rey, sus consejeros y todos sus poderosos ofiiales. Yo he sido fortalecido por la mano del SEÑOR mi Dios y reuní jefes de Israel para ir conmigo."

8

1Estos son los líderes de las familias de sus antepasados quienes salieron de Babilonia conmigo durante el reinado del Rey Artajerjes. 2De los descendientes de Finees, Gersón. De los descendientes de Itama, Daniel. De los descendientes de David, Hatús, 3quien era de los descendientes de Secanías, que era de los descendientes de Paros; y Zacarías, y con el fueron anotados ciento cincuenta varones enumerados en los registros de su genealogía.

4De los descendientes de Pahat Moab: Elioenai, hijo de Zerahías. Con él fueron registrados doscientos varones. 5De los descendientes de Secanías: Ben Jahaziel. Con él fueron registrados trescientos varones. 6De los descendientes de Adín: Ebed, hijo de Jonatán. Con él fueron registrados cincuenta varones. 7De los descendientes de Elam: Jesaías, hijo de Atalías. Con él fueron registrados setenta varones.
8De los descendientes de Sefatías: Zebadías, hijo de Micael. Con él fueron registrados ochenta varones. 9De los descendientes de Joab: Obadías, hijo de Jehiel. Con él fueron registrados doscientos dieciocho varones. 10De los descendientes de Selomit, hijo de Josifías. Con él fueron registrados ciento sesenta varones. 11De los descendientes de Bebai: Zacarías, hijo de Bebai. Con él fueron registrado veintiocho varones.
12De los descendientes de Azgad: Johanán, hijo de Hacatán. Con él fueron registrado ciento diez varones. 13Aquellos de los descendientes de Adonicam vinieron luego. Estos fueron sus nombres: Elifelet, Jeiel, y Semaías. Con ellos vinieron sesenta varones. 14De los descendientes de Bigvai: Utai y Zabud. Con él fueron registrados setenta varones.
15Esdras dijo: "Yo reuní a los viajeros en el canal que sale hacia Ahava, y acampamos allí tres días. Examiné al pueblo y a los sacerdotes, pero no pude encontrar descendientes de Leví allí. 16Entonces mandé a buscar a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib y Elnatán y Natán, Zacarías, y Mesulam, quienes eran jefes y a Joiarib y el Natán, quienes eran maestros.
17Entonces los envié a Iddo, el jefe en Casifia. Yo les dije qué decirle a Iddo y a sus parientes, los sirvientes del templo que vivían en Casifia, ésto es, que nos enviaran sirvientes para la casa de Dios.
18Así que nos enviaron por medio de la bondadosa mano de nuestro Dios un hombre llamado Serebías, un hombre prudente. Él era descendiente de Mahli, hijo de Leví, hijo de Israel. Él vino con dieciocho hijos y hermanos. 19Con él vino Hasabías. También estaban Jesaías, uno de los hijos de Merari, con sus hermanos y sus hijos, veinte hombres en total. 20De aquellos asignados para servir en el templo, a quienes David y sus oficiales dieron para que sirvieran a los Levitas: doscientos veinte cada uno de ellos asignado por nombre.
21Entonces yo proclamé un ayuno en el Canal de Ahava para humillarnos delante de Dios, para buscar un camino recto de parte de Él para nosotros, nuestros pequeños y todas nuestras posesiones. 22Sentí vergüenza de pedirle al rey un ejército o caballería para protegernos contra enemigos en el camino, ya que le habíamos dicho al rey: 'La mano de nuestro Dios está sobre aquellos que lo buscan para el bien, mas su poder e ira están sobre todos los que lo olvidan.' 23Así que ayunamos y buscamos a Dios acerca de ésto y le rogamos.
24Entonces yo seleccioné a doce hombres de entre los oficiales sacerdotales: Serebías, Hasabías y diez de sus hermanos. 25Pesé para ellos plata, oro y los objetos y ofrendas para la casa de Dios que el rey, sus consejeros y oficiales y todo Israel habían ofrecido libremente.
26Así que pesé en su mano seiscientos cincuenta talentos de plata, cien talentos de objetos de plata, cien talentos de oro, 27veinte tazones valorados en mil dáricos y dos vasijas de bronce bien pulidas, preciosas como el oro.
28Entonces yo les dije: 'Ustedes están consagrados al SEÑOR y estos objetos también. Y esta plata y oro son una ofrenda voluntaria al SEÑOR, el Dios de sus ancestros. 29Vélenlos y guárdenlos hasta que ustedes los pesen delante los oficiales sacerdotales, los Levitas, y los jefes de las familias de los ancestros de Israel en Jerusalén en las cámaras de la casa de Dios. 30Los sacerdotes y los Levitas aceptaron la plata y el oro pesados y los objetos a fin de llevarlos a Jerusalén, a la casa de nuestro Dios.
31Salimos del Canal de Ahava en el duodécimo día del primer mes para ir a Jerusalén. La mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros; Él nos protegió de la mano del enemigo y de los que deseaban tendernos una emboscada por el camino. 32Entonces entramos a Jerusalén y nos quedamos allí por tres días.
33Entonces en el cuarto día la plata, el oro, y los objetos fueron pesados en la casa de nuestro Dios en la mano de Meremot, hijo de Urías el sacerdote. Con él estaban Eleazar, hijo de Finees, Jozabad, hijo de Jesúa, y Noadías, hijo de Binúi el Levita. 34El número y el peso de todo fue determinado; todo el peso fue anotado en ese tiempo.
35Los que regresaron del cautiverio, el pueblo del exilio, ofrecieron ofrendas quemadas al Dios de Israel: doce novillos por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce machos cabríos como ofrenda por el pecado. Todo fue una ofrenda quemada para el SEÑOR. 36Entonces ellos le dieron los decretos del rey a los altos oficiales del rey y a los gobernadores más allá del Río y ellos ayudaron al pueblo y a la casa de Dios.

9

1Cuando estas cosas fueron acabadas, los oficiales se me acercaron y dijeron: 'El pueblo de Israel, los sacerdotes y los Levitas no se han separado de los pueblos de las otras tierras y de sus abominaciones: cananeos, hititas, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos. 2Pues ellos han tomado algunas de sus hijas e hijos y han mezclado el pueblo santo con los pueblos de otras tierras. Y los oficiales y jefes han sido los primeros en esta infidelidad.'

3Cuando oí esto, rasgué mi ropa y manto y halé el pelo de mi cabeza y barba, y me senté, devastado. 4Todos los que temblaron ante las palabras del Dios de Israel acerca de esta infidelidad se reunieron junto a mí mientras estaba sentado avergonzado hasta la hora del sacrificio de la tarde.
5Pero durante la ofrenda de la tarde, me levanté de mi posición de humillación en mis ropas y manto rasgados, y me arrodillé y levanté mis mando al SEÑOR mi Dios. 6Dije: 'Mi Dios, estoy avergonzado y deshonrado de levantar mi rostro hacia ti, porque nuestros pecados aumentan sobre nuestra cabeza, y nuestra culpa crece hasta los cielos.
7Desde los días de nuestros ancestros hasta ahora hemos estado en gran culpa. En nuestros pecados, nosotros, nuestros reyes, y nuestros sacerdotes fuimos entregados en las manos de los reyes de este mundo, a la espada, al cautiverio, y al saqueo y rostros avergonzados, como lo estamos hoy.
8Sin embargo, ahora por un corto tiempo, la misericordia del SEÑOR nuestro Dios ha venido para dejarnos unos pocos sobrevivientes y para darnos un punto de apoyo en su lugar santo. Esto fue para que nuestro Dios alumbrara nuestros ojos y para darnos un poco de alivio en nuestra esclavitud. 9Porque somos esclavos, pero nuestro Dios no nos ha olvidado sino que ha extendido su fidelidad hacia nosotros. Él ha hecho esto en la vista del rey de Persia a fin de darnos nuevas fuerzas, para que pudiéramos reconstruir la casa de nuestro Dios y levantar sus ruinas. Él hizo esto para que pudiera darnos un muro de seguridad en Judá y Jerusalén.
10Pero ahora, nuestro Dios, ¿qué podemos decir luego de esto? Nosotros hemos olvidado tus mandamientos, 11Los mandamientos que tú diste a tus siervos los profetas cuando dijiste: "Esta tierra a la que ustedes están entrando para poseer es una tierra inmunda. Está contaminada por los pueblos de las tierras con sus abominaciones. Ellos la han llenado de un extremo a otro con su inmundicia. 12Así que, ahora, no den las hijas de ustedes a los hijos de ellos; no tomen las hijas de ellos para los hijos de ustedes, y no procuren su paz y bienestar duraderos, para que ustedes sean fuertes y coman del bien de la tierra, para causar que sus hijos la posean para siempre."
13Aún después de todo lo que nos ha sobrevenido por nuestros actos malvados y por nuestra gran culpa, ya que Tú, nuestro Dios, has retenido lo que nuestros pecados merecen y nos has concedido sobrevivientes, 14¿violaremos nuevamente Tus mandamientos y formaremos matrimonios mixtos con estos pueblos abominables? ¿No te enojarás y nos aniquilarás hasta que no quede nadie, que no haya quien escape?
15SEÑOR, Dios de Israel, Tú eres justo, pues hemos quedado como unos pocos sobrevivientes hasta este día. ¡Mira! Estamos aquí delante de ti, en nuestra culpa, pues no hay quien pueda estar delante de ti debido a esto."

10

1Mientras Esdras oraba y se confesaba, él lloró y se postró delante de la casa de Dios. Una gran asamblea de hombres, mujeres y niños israelitas se unieron a él, pues la gente estaba llorando muy fuertemente. 2Secanías, hijo de Jehiel de los descendientes de Elam, dijo a Esdras: "Nosotros hemos sido infieles a nuestro Dios y nos hemos casado con mujeres extranjeras de la gente de las otras tierras. Pero, a pesar de esto, todavía hay esperanza para Israel.

3Pues, ahora hagamos un pacto con nuestro Dios para echar fuera a todas las mujeres y sus hijos según las instrucciones del Señor y las instrucciones de aquellos que tiemblan ante los mandamientos de nuestro Dios, y que sea hecho de acuerdo a la ley. 4Levántate, pues este asunto es para que tú la cumplas, y nosotros estamos contigo. Sé fuerte y haz esto."
5Entonces Esdras se levantó y obligó a los oficiales sacerdotales, los Levitas y a todo Israel prometer a actuar de esta manera. Asi que todos hicieron un juramento solemne. 6Entonces Esdras se levantó de delante de la casa de Dios y fue a las habitaciones de Johanán, hijo de Eliasib. Él no comió ningún pan ni tomó agua, ya que estaba haciendo duelo por la infidelidad de aquellos que habían estado en el cautiverio.
7Entonces enviaron palabra en Judá y Jerusalén a todo el pueblo regresado del exilio a reunirse en Jerusalén. 8Cualquiera que no viniera en tres días conforme a las instrucciones de los oficiales y ancianos perdería todas sus posesiones y sería excluido de la gran asamblea del pueblo que había regresado del exilio.
9Así pues, todos los hombres de Judá y Benjamín se reunieron en Jerusalén en tres días. Era el noveno mes y el día veinte del mes. Todo el pueblo estaba de pie en la plaza frente a la casa de Dios y temblaban debido a la palabra y la lluvia. 10Esdras el sacerdote se levantó y dijo: "Ustedes mismos han cometido traición. Ustedes vivieron con mujeres extranjeras para así aumentar la culpa de Israel.
11Mas ahora den alabanza al SEÑOR, el Dios de sus ancestros, y hagan su voluntad. Sepárense del pueblo de la tierra y de las mujeres extranjeras."
12Toda la asamblea contestó con voz fuerte: "Nosotros haremos como has dicho. 13Sin embargo, hay mucha gente, y es la temporada de lluvia. No tenemos fuerzas para estar de pie afuera, y esto no es solamente uno o dos días de trabajo, ya que hemos pecado grandemente en este asunto.
14Deja, pues, que nuestros oficiales representen a toda la asamblea. Que todos los que han permitido que mujeres extranjeras vivan en nuestras ciudades vengan a la hora que será fijada con los ancianos de las ciudades y los jueces de las ciudades hasta que la ira furiosa de nuestro Dios se aparte de nosotros." 15Jonatán, hijo de Asael y Jahazías, hijo de Ticva se opusieron a esto, y Mesulam y Sabetai el Levita los apoyaron.
16Entonces el pueblo que regresó del exilio hizo ésto. Esdras el sacerdote seleccionó hombres, los líderes en sus clanes y casas ancestrales- todos ellos por nombre- y vieron el asunto en el primer día del décimo mes. 17Para el primer día del primer mes ellos habían terminado de descubrir cuáles hombres habían vivido con mujeres extranjeras.
18Entre los descendientes de los sacerdotes había unos que habían vivido con mujeres extranjeras. Entre los descendientes de Jesúa, hijo de Josadac, y sus hermanos estaban Maasías, Eliezer, Jarib y Gedalías. 19Asi que determinaron enviar fuera a sus esposas. Ya que eran culpables, ellos ofrecieron un carnero de su rebaño por su culpa.
20Entre los descendientes de Imer: Hananí y Zebadías. 21Entre los descendientes de Harim: Maasías, Elías, Semaías, Jehiel, y Uzías. 22Entre los descendientes de Pasur: Elioenai, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa.
23Entre los Levitas: Jozabad, Simei, Kelaía, es decir, Kelita, Petaías, Judá, y Eliezer. 24Entre los cantores: Eliasib. Entre los porteros: Salum, Telem, y Uri. 25Entre el resto de los israelitas, entre los descendientes de Paros: Ramía, Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías, y Benaía.
26Entre los descendientes de Elam: Matanías, Zacarías, Jehiel, Abdi, Jeremot, y Elías. 27Entre los descendientes de Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad, y Aziza. 28Entre los descendientes de Bebai: Johanán, Hananías, Zabai, y Atlai. 29Entre los descendientes de Bani: Mesulam, Maluc, Adaía, Jasub, y Seal Ramot.
30Entre los descendientes de Pahat Moab: Adna, Quelal, Benaía, Maasías, Matanías, Bezalel, Binúi, y Manasés. 31Entre los descendientes de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón, 32Benjamín, Maluc, y Semarías.
33Entre los descendientes de Hasum: Matenai, Matata, Zabad, Elifelet, Jeremai, Manasés y Simei. 34Entre los descendientes de Bani: Madai, Amram, Uel, 35Benaía, Bedías, Quelúhi, 36Vanías, Meremot, Eliasib,
37Matanías, Matenai, y Jaasai. Entre los descendientes de Binúi: Simei 38Bani, Binúi, Simei, 39Selemías, Natán, Adaía, 40Macnadebai, Sasai, Sarai,
41Azareel, Selemías, Semarías, 42Salum, Amarías, y José. 43Entre los descendientes de Nebo: Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina, Jadau, Joel, y Benaía. 44Todos estos habían tomado mujeres extranjeras y habían tenido hijos con algunas de ellas.

Nehemías

1

1Las palabras de Nehemías, hijo de Hacalías: Ahora, ocurrió en el mes de Quisleu, en el año vigésimo, mientras estaba en la ciudad fortificada de Susa 2que uno de mis hermanos, Hananí, vino con algunas personas de Judá y yo les pregunté acerca de los judíos que habían escapado, el remanente de los judíos que estaban allí y acerca de Jerusalén.

3Ellos me dijeron: "Aquellos en la provincia que sobrevivieron a la cautividad están en un gran problema y desgracia, porque el muro de Jerusalén ha sido derribado y sus puertas han sido quemadas."
4Tan pronto como yo escuché estas palabras, yo me senté y lloré, y por días continué lamentando y ayunando y orando ante el Dios del cielo. 5Luego yo dije: "Tú eres EL SEÑOR, Dios del cielo, el Dios que es grande e impresionante, quien guarda el pacto de amor firme con aquellos quienes lo aman y guardan sus mandamientos.
6Escucha mi oración y abre tus ojos, para que puedas escuchar la oración de tu siervo que ahora ora delante de ti día y noche por el pueblo de Israel, tus siervos. Estoy confesando los pecados del pueblo de Israel, quienes hemos pecado en contra de ti. Ambos, yo, y la casa de mi padre hemos pecado. 7Hemos actuado muy perversamente en contra tuya y no hemos guardado tus mandamientos, los estatutos y las reglas que Tú le ordenaste a tu siervo Moisés.
8Por favor, trae a tu mente las palabras que le ordenaste a tu siervo Moisés, 'Si actúas de manera infiel, te dispersaré entre las naciones, 9pero si regresas a Mí y sigues mis mandamientos y los llevas a cabo, aunque tu pueblo sea esparcido bajo los cielos más lejanos, Yo los recogeré de allí y los traeré al lugar que Yo he escogido para que mi nombre permanezca.'
10Ahora, ellos son tus siervos y tu pueblo, a quienes Tú has rescatado por tu gran poder y por tu mano poderosa. 11SEÑOR, yo te suplico, escucha ahora la oración de tu siervo y la oración de tus siervos quienes se deleitan en honrar tu nombre. Ahora, da éxito a tu siervo y concédele misericordia ante los ojos de este hombre." Yo servía como copero del rey.

2

1En el mes de Nisán, en el año vigésimo de Artajerjes el rey él seleccionó vino y yo agarré el vino y se lo di al rey. Ahora, yo nunca había estado triste en su presencia. 2Pero el rey me dijo a mí: "¿Por qué tu rostro está tan triste? Tu no aparentas estar enfermo. Ésto tiene que ser tristeza del corazón." Entonces tuve mucho miedo.

3Yo le dije al rey: "¡Que el rey viva para siempre! ¿Por qué mi rostro no debería estar triste? La ciudad, el lugar de la tumba de mis padres, está en ruinas y sus puertas han sido destruídas por fuego."
4Luego el rey me dijo a mí: ''¿Qué quieres que haga?" Así que yo oré al Dios del cielo. 5Yo le respondí al rey: "Si le parece bien al rey y si su siervo ha hecho bien delante de sus ojos, usted me puede enviar a Judá, a la ciudad de las tumbas de mis padres, para que yo pueda reconstruirla." 6El rey me contestó (y la reina también estaba sentada al lado de él): "¿Cuánto tiempo estarás fuera y cuándo regresarás?'' El rey estuvo contento de enviarme cuando yo le indiqué las fechas.
7Entonces yo le dije al rey: "Si le place al rey permita que las cartas me sean dadas a mí para los gobernadores más allá del Río para que ellos me permitan pasar a través de sus territorios en mi camino hacia Judá. 8Permita que también haya una carta para Asaf, el guardián del bosque del rey, para que me pueda dar madera para hacer vigas para las puertas de la fortaleza al lado del templo, para el muro de la ciudad, y para la casa en la cual yo viviré." Así que, a causa de que la buena mano de Dios estaba sobre mí, el rey me concedió mis solicitudes.
9Yo fui a los gobernadores más allá del Río y les di las cartas del rey. Ahora el rey había enviado conmigo oficiales del ejército y jinetes. 10Cuando Sanbalat el Horonita y Tobías el sirviente Amonita escucharon ésto estuvieron grandemente disgustados porque alguien había venido buscando ayudar al pueblo de Israel.
11Así que fui a Jerusalén y estuve allí tres días. 12Me levanté en la noche y algunos hombres conmigo. No le dije a nadie lo que mi Dios había puesto en mi corazón que hiciera por Jerusalén. No había ningún animal conmigo, aparte del que yo estaba montando.
13Salí de noche por la Puerta del Valle, hacia la Fuente del Chacal y hacia la Puerta del Estiércol e inspeccioné los muros de Jerusalén, las cuales habían sido abiertas y rotas y las verjas de madera fueron destruídas por fuego. 14Luego fui a la Puerta de la Fuente y al Estanque del Rey. El lugar era muy reducido para el animal que yo estaba cabalgando para poder pasar.
15Así que yo subí esa noche por el valle e inspeccioné el muro, regresé y entré por la Puerta del Valle y así regresé. 16Los gobernantes no sabían a dónde fui ni tampoco lo que hice y todavía yo no le había informado a los judíos, ni a los sacerdotes, ni a los nobles, ni a los gobernantes, ni al resto quienes habían hecho el trabajo.
17Yo les dije a ellos: "Ustedes ven el problema en el que estamos, cómo Jerusalén está en ruinas y sus puertas fueron destruídas por fuego. Vengan, vamos a reconstruir el muro de Jerusalén, para que ya no estemos en vergüenza." 18Yo les dije a ellos que la mano buena de mi Dios estaba sobre mí y también acerca de las palabras que el rey me había hablado a mí. Ellos dijeron: "Permítenos levantarnos y reconstruir." Así que ellos fortalecieron sus manos para el buen trabajo.
19Pero cuando Sanbalat el Horonita y Tobías el sirviente Amonita y Gesem el Árabe escucharon acerca de ésto se burlaron y nos ridiculizaron y dijeron: "¿Qué están haciendo? ¿Ustedes se están rebelando en contra el rey?" 20Entonces yo les contesté a ellos: "El Dios del cielo nos dará el éxito. Nosotros somos sus sirvientes y nos levantaremos y construiremos. Pero ustedes no tienen acciones ni derecho y ninguna reclamación histórica en Jerusalén."

3

1Entonces Eliasib, el sumo sacerdote, se levantó con sus hermanos sacerdotes y ellos construyeron la Puerta de las Ovejas. Ellos la consagraron y estabecieron las puertas en su lugar. Ellos la consagraron tan lejos como desde la Torre de los Cien hasta la Torre de Hananeel. 2Próximo a él los hombres de Jericó trabajaron y junto a ellos trabajó Zacur, hijo de Imri.

3Los hijos de Senaa construyeron la Puerta del Pescado. Ellos colocaron sus vigas en su lugar y establecieron sus puertas y sus cerrojos y sus barras. 4Meremot reparó la próxima sección. Él es el hijo de Urías hijo de Cos. Y próximo a ellos Mesulam reparaba. Él es el hijo de Berequías hijo de Mesezabeel. Próximo a ellos Sadoc reparó. Él es el hijo de Baana. 5Y próximo a ellos los Tecoítas reparaban, pero sus líderes se rehusaron a hacer el trabajo ordenado por sus supervisores.
6Joiada hijo de Paseah y Mesulam hijo de Besodías repararon la Puerta Vieja. Ellos establecieron las vigas y sus puertas y sus cerrojos y sus barras. 7Próximo a ellos Melatías el Gabaonita y Jadón el Meronotita, quienes eran hombres de Gabaón y de Mizpa, hicieron reparaciones en la porción donde el gobernador de la provincia vivía, más allá del Río.
8Próximo él Uzie, hijo de Harhaía, uno de los orfebres, reparó, y junto a él estaba Hananías, un hacedor de perfumes. Ellos reconstruyeron Jerusalén tan lejos como hasta la Muralla Ancha. 9Próximo a ellos Refarías, hijo de de Hur, reparaba. Él era el gobernante de la mitad del distrito de Jerusalén. 10Próximo a ellos, Jedaías, hijo de Harumaf, reparaba al lado de su casa. Próximo a él reparaba Hatús hijo de Hasabnías.
11Malquías hijo de Harim y Hasub hijo de Pahat Moab reparaba otra sección en conjunto con la Torre de Hornos. 12Próximo a ellos Salum, hijo de Halohes, el gobernante de la mitad del distrito de Jerusalén, reparaba en conjunto con sus hijas.
13Hanún y los habitantes de Zanoa reparaban la Puerta del Valle. Ellos lo reconstruyeron y pusieron sus puertas, sus cerrojos y sus barras. Ellos repararon mil codos tan lejos hasta la Puerta del Muladar.
14Malquías hijo de Recab, dirigente del distrito de Bet Haquerem, reparó la Puerta del Muladar. Él la construyó y estableció sus puertas, sus cerrojos y sus barras. 15Salum hijo de Col Hoze, el gobernante del distrito de Mizpa, reconstruyó la Puerta de la Fuente. Él la construyó y puso una cubierta sobre ella y estableció sus puertas y sus cerrojos y sus barras. Él también reconstruyó el muro del Estanque de Siloé cerca del jardín del rey, tan lejos como hasta las escaleras que descienden de la ciudad de David.
16Nehemías hijo de Azbuc, el gobernante de la mitad del distrito de Bet Sur, reparó hasta el lugar de a través de la tumba de David, hasta el estanque hecho por el hombre y hasta la casa de los hombres poderosos. 17Después de él, los Levitas repararon, incluyendo a Rehum hijo de Bani y próximo a él, Hasabías el gobernante de la mitad del distrito de Keila, para su distrito.
18Después de él, sus compatriotas repararon, incluyendo a Bavai hijo de Henadad, el gobernante de la mitad del distrito de Keila. 19Próximo a él reparaba Ezer hijo de Jesúa, el gobernante de Mizpa, quien reparó otra sección opuesta a la subida al arsenal, en la esquina del muro.
20Después de él, Baruc hijo de Zabai con devoción reparó otra sección, desde la esquina de la muralla hasta la puerta de la casa de Eliasib, el sumo sacerdote. 21Después de él, Meremot hijo de Urías hijo de Cos, reparó otra sección, desde la puerta de la casa de Eliasib hasta el final de la casa de Eliasib.
22Próximo a él los sacerdotes, los hombres del área alrededor de Jerusalén repararon. 23Después de ellos Benjamín y Hasub repararon opuesto a sus propias casas. Después de ellos Azarías hijo de Maasías hijo de Ananías, reparó próximo a su propia casa. 24Después de él Bunúi hijo de Henadad reparó otra sección, desde la casa de Azarías hasta la esquina del muro.
25Palal hijo de Uzai reparó contra la esquina de la pared y la torre que se extiende desde la casa superior del rey en el patio del vigilante. Después de él Pedaías hijo de Faros reparó. 26Ahora los siervos del templo que vivían en Ofel repararon hasta el punto opuesto de la Puerta de Aguas al este de la torre sobresaliente. 27Después de él los Tecoítas repararon otra sección, opuesta a la gran torre que sobresalía, tan lejos como hasta la muralla de Ofel.
28Los sacerdotes repararon arriba de la Puerta de los Caballos, cada uno opuesto a su propia casa. 29Después de ellos Sadoc hijo de Imer reparó la sección opuesta a su propia casa. Y después de él, Semaías hijo de Secanías, el portero de la puerta del este, reparó. 30Después de él Hananías hijo de Selemías, y Hanún el sexto hijo de Salaf, reparó otra sección. Después de ellos Mesulam hijo de Berequías reparó al lado opuesto de sus viviendas.
31Después de él, Malquías, uno de los orfebres, reparó hasta la casa de los sirvientes del templo y de los mercaderes que estaban opuesto a la Puerta de la Inspección y a las viviendas superiores en la esquina. 32Los orfebres y los mercaderes repararon entre vivendas superiores de la esquina y la Puerta de las Ovejas.

4

1Ahora cuando Sanbalat oyó de que estábamos construyendo la muralla, algo se encendió dentro de él y estaba muy furioso y comenzó a burlarse de los Judíos. 2En presencia de sus hermanos y del ejército de Samaria, él dijo: ¿Qué están haciendo estos débiles Judíos? ¿Podrán restaurar la cuidad ellos mismos? ¿Podrán ofrecer sacrificios? ¿Podrán terminar el trabajo en un día? ¿ Podrán traer a la vida las piedras de los montones de ruinas que resultaron cuando fueron quemadas? 3Tobías el Amonita estaba con él y dijo:"Si solo una zorra se sube a donde ellos están construyendo, derribaría su muralla de piedra".

4Escucha, nuestro Dios, que nos menosprecian. Devuelve sus burlas a sí mismos y entrégalos a que sean saqueados en la tierra donde son prisioneros. 5No cubras su iniquidad ni borres sus pecados delante de Tí, porque ellos han provocado a ira a los que construyen. 6Así que construimos el muro y todo estaba construido hasta la mitad de su altura porque la gente tenía deseos de trabajar.
7Pero cuando Sanbalat, Tobías, los Árabes, los Amonitas y los Asdodeos oyeron que el trabajo de reconstrucción del muro de Jerusalén avanzaba y que las partes rotas estaban siendo cerradas, una gran ira se encendió en ellos. 8Todos se juntaron para conspirar y vinieron a pelear en contra de Jerusalén y a causar confusión en ella. 9Pero nosotros oramos a nuestro Dios y asignamos a un guardia para protegernos de ellos día y noche a causa de sus amenazas.
10Luego la gente de Judá dijo:" La fuerza de los que transportan la carga se está debilitando. Hay demasiado escombros y no somos capaces de reconstruir la muralla." 11Y nuestros enemigos dijeron:" Ellos no sabrán ni verán hasta que vayamos a ellos y los matemos y detengámos el trabajo
12En ese tiempo los Judíós que vivían cerca de ellos vinieron de todas direcciones y hablaron con nosotros diez veces, advirtíendonos de los esquemas que estaban tramando en contra de nosotros. 13Entonces yo coloqué personas en la parte más baja de la muralla, en las áreas expuestas. Coloqué a cada familia con sus espadas, lanzas y arcos. 14Y yo miré, me levanté y les dije a los nobles, a los dirigentes y al resto del pueblo: "No le tengan miedo". Traigan a su memoria al Señor, quién es grande e impresionante. Luchen por sus familias, por sus hijos e hijas, sus esposas y sus casas.
15Sucedió que cuando nuestros enemigos oyeron que sus planes fueron revelados a nosotros y Dios había frustrado sus planes, todos nosotros volvimos al muro cada uno a su tarea. 16Así que para ese tiempo la mitad de mis siervos trabajaron sólo en la reconstrucción del muro, la otra mitad sostenían lanzas, escudos, arcos y usaban armadura, mientras los líderes se mantenían detrás de todo el pueblo de Judá.
17Entonces los mismos trabajadores que estaban construyendo el muro y llevando la carga también vigilaban sus posiciones. Todos trabajaban con una mano y con la otra sostenía sus armas. 18Todo constructor portaba su espada en su lado y así era que trabajaban. El que tocaba la trompeta se quedaba en mi lado.
19Yo le dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo: "El trabajo es grande y extensivo y estamos separados en el muro lejos uno del otro. 20Deben moverse rápido al sitio donde oigan el sonido de trompeta y reunirse allí. Nuestro Dios peleará por nosotros.
21Así nosotros estábamos haciendo la obra. La mitad de nosotros sosteníamos las espadas desde el amanecer hasta que salida de las estrellas. 22También le dije al pueblo:" Permitan a cada hombre y su sierviente pasar la noche dentro de Jerusalén, para que nos sirva de guardia durante la noche y constructor durante el día. 23Así que ni yo, ni mis hermanos, ni mis sirvientes, ni los hombres de la guardia que me siguen, ninguno de nosotros cambió nuestras ropas, cada uno de nosotros cargó sus armas, aún si fuéramos a buscar agua.

5

1Entonces los hombres y sus esposas levantaron una gran clamor en contra de sus compañeros judíos. 2Pues habían algunos allí que dijeron: "Con nuestros hijos e hijas somos muchos. Así que permítanos obtener grano para que podamos comer y mantenernos vivos." 3Habían otros más que dijeron: "Estamos empeñando nuestros campos, nuestros viñedos, y nuestras casas para obtener grano durante la hambruna."

4Otros también dijeron: "Hemos tomado dinero prestado para pagar los impuestos del rey sobre nuestros campos y nuestros viñedos. 5Todavía ahora nuestra carne y sangre es la misma como la de nuestros hermanos y nuestros hijos son los mismos como sus hijos. Somos forzados a vender nuestros hijos y nuestras hijas para que sean esclavos. Algunas de nuestras hijas ya han sido esclavizadas. Pero no está en nuestro poder ayudar, porque otros hombres ahora poseen nuestros campos y nuestros viñedos."
6Yo estaba muy airado cuando escuché su gran clamor y estas palabras. 7Entonces yo pensé sobre ésto y levanté cargos contra los nobles y oficiales. Les dije a ellos: "Ustedes están exigiendo interés, cada uno de su propio hermano." Llevé a cabo una gran asamblea contra ellos 8y les dije a ellos: "Nosotros, tanto como somos capaces, hemos vuelto a comprar de la esclavitud a nuestros hermanos judíos, quienes han sido vendidos a las naciones, porque incluso ustedes venden sus hermanos y hermanas para que ellos puedan ser vendidos de vuelta a nosotros!" Ellos estaban en silencio y nunca encontraron una palabra para decir.
9También dije: "Lo que ustedes están haciendo no es bueno. ¿No deberían andar en el temor de nuestro Dios para prevenir las burlas de las naciones que son nuestras enemigas? 10Yo y mis hermanos y mis siervos les estamos prestando dinero y grano a ellos. Pero debemos parar de cobrar interés sobre estos préstamos. 11Devuélvanle en este mismo día sus campos, sus viñedos, sus olivares y sus casas y el porcentaje del dinero, el grano, el vino nuevo y el aceite que ustedes exigieron de ellos."
12Luego ellos dijeron: "Devolveremos lo que tomamos de ellos y no requeriremos nada de ellos. Haremos como usted dice." Entonces llamé a los sacerdotes y los hice jurar hacer como ellos habían prometido. 13Yo sacudí el pliegue de mi túnica y dije: "Que Dios sacuda fuera de su casa y posesiones a todo hombre que no mantiene su promesa. Que él sea sacudido y vaciado." Toda la asamblea dijo: "Amén", y ellos alabaron a EL SEÑOR. Y el pueblo hizo como ellos habían prometido.
14Así que desde el tiempo que fui señalado para ser su gobernador en la tierra de Judá, desde el año veinte hasta el año treintidos de Artajerjes el rey, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos la comida provista por el gobernador. 15Pero los antiguos gobernadores que estuvieron antes de mí, pusieron cargas pesadas sobre el pueblo y tomaron de ellos cuarenta siclos de plata para su porción diaria de comida y vino. Incluso sus siervos oprimieron al pueblo. Pero yo no lo hice, por el temor a Dios.
16Yo continué trabajando en el muro, y no compramos tierras. Y todos mis siervos se reunieron allí para el trabajo. 17En mi mesa estaban los judíos y los oficiales, ciento cincuenta hombres, aparte de aquellos que vinieron a nosotros de entre las naciones que nos rodeaban.
18Ahora lo que estaba preparado cada día era un buey, seis ovejas escogidas y también aves y cada diez días toda clase de vino en abundancia. Y aún para todo ésto yo no exigí la remesa de alimento del gobernador, porque las exigencias eran demasiado pesadas sobre el pueblo. 19Trae a mi memoria, mi Dios, para bien, por todo lo que he hecho por este pueblo.

6

1Ahora cuando Sanbalat, Tobías y Gesem el Árabe y el resto de nuestros enemigos escucharon que yo había reconstruído el muro y que ya no quedaba ninguna sección rota, aunque todavá yo no había puesto las puertas. 2Sanbalat y Gesem me enviaron a decir: "Vengan, vamos a encontarnos en algún lugar en el llano Ono." Pero ellos intentaron hacerme daño.

3Yo envié mensajeros a donde ellos diciendo: "Estoy haciendo una gran obra y no puedo bajar. ¿Por qué la obra debería detenerse mientras la dejo para bajar a donde ustedes?" 4Ellos me enviaron el mismo mensaje cuatro veces, y yo les contesté de la misma forma cada vez.
5Sanbalat envió su sirviente a donde mí de la misma manera la quinta vez, con una carta abierta en su mano. 6En ella estaba escrito: "Ha sido reportado entre las naciones, y Gesem también lo dice, que tú y los Judíos están planificando rebelarse, por eso es que están reconstruyendo el muro. Según lo que dice este reporte, tú serás el rey de ellos.
7Y tú también has designado profetas que proclamen acerca de ti en Jerusalén, diciendo: '¡Hay rey en Judá!' Tú puedes estar seguro que el rey escuchará estos reportes. Por lo tanto, permítannos hablar los unos con los otros."
8Entonces yo envié palabra a él diciendo: "Ninguna que tales cosas han ocurrido como tú dices, porque dentro de tu corazón tú las inventaste." 9Porque todos querían hacer que tuviéramos miedo, pensando: "Ellos dejarán de hacer el trabajo, y no será hecho." Pero ahora, Dios, por favor fortalece mis manos.
10Yo fui a la casa de Semaías, hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, que estaba confinado en su casa. Él dijo: "Vamos a reunirnos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque ellos vienen a matarte. En la noche ellos vendrán a matarte." 11Yo respondí: "¿Un hombre como yo huiría? Y un hombre como yo, ¿entraría al templo sólo para poder vivir? Yo no entraré!"
12Me di cuenta que no fue Dios quien lo envió, sino que él había profetizado en mi contra. Tobías y Sanbalat lo habían contratado. 13Ellos lo contrataron para que yo tuviera miedo, para que yo hiciera lo que él decía y pecara, para que así ellos pudieran desacreditarme y de esta manera humillarme. 14Trae a tu mente a Tobías y Sanbalat, mi Dios, y todo lo que ellos hicieron. También trae a tu mente la profetiza Noadías y al resto de los profetas quienes trataron de intimidarme.
15Así que el muro fue terminado en el día veinticinco del mes de Elul, después de cincuenta y dos días. 16Cuando todos nuestros enemigos escucharon de ésto, todas las naciones alrededor nuestro se sintieron atemorizados y ellos decayeron grandemente en su propia estima. Porque sabían que la obra había sido hecha con la ayuda de nuestro Dios.
17En este tiempo los nobles de Judá enviaron muchas cartas a Tobías, y las cartas de Tobías llegaron a ellos. 18Porque habían muchos en Judá quienes estaban atados a él por un juramento, porque él era el yerno de Secanías hijo de Ara. Su hijo Johanán había tomado como su esposa a la hija de Mesulam hijo de Berequías. 19Ellos también me hablaron acerca de sus buenas obras y reportaron mis palabras a él. Cartas de Tobías fueron enviadas a mí para asustarme.

7

1Cuando la muralla fue terminada y yo coloqué las puertas en su lugar, y los porteros, y los cantantes y los levitas fueron designados, 2Puse a mi hermano Hananí a cargo sobre Jerusalén, junto a Hananías, quien tenía la vigilancia de la fortaleza, pues él era un hombre fiel y temía a Dios más que muchos.

3Y yo le dije a ellos: "No abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol. Mientras los porteros estén de guardia, pueden cerrar y asegurar las puertas. Designen guardias de los que viven en Jerusalén, algunos en la estación de guardia, y algunos en frente de sus casas." 4Ahora, la ciudad era amplia y grande, pero había poca gente adentro de ella, y ninguna casa se había reconstruído.
5Mi Dios puso en mi carazón que reuniera los nobles, los oficiales y el pueblo para enlistarlos por sus familias. Yo encontré El Libro de la Genealogía de aquellos que regresaron primero y encontré lo siguiente escrito en él.
6"Estas son la personas de la provincia que subieron de la cautividad de esos exiliados a quien Nabucodonosor, el rey de Babilonia, tomó cautivo. Ellos regresaron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad. 7Ellos vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de los hombres del pueblo de Israel incluía lo siguiente:
8Los descendientes de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 9Los descendientes de Sefatías, trescientos setenta y dos. 10Los descendientes de Ara, seiscientos cincuenta y dos.
11Los descendientes de Pahat Moab, a través de los descendientes de Jesúa y Joab, dos mil ochocientos dieciocho. 12Los descendientes de Elam, mil doscientos cincuentra y cuatro. 13Los descendientes de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco. 14Los descendientes de Zacai, setecientos sesenta.
15Los descendientes de Binúi, seiscientos cuarenta y ocho. 16Los descendientes de Bebai, seiscientos veintiocho. 17Los descendientes de Azgad, dos mil trescientos veintidós. 18Los descendientes de Adonicam, seiscientos sesenta y siete.
19Los descendientes de Bigvai, dos mil sesenta y siete. 20Los descendientes de Adín, seiscientos cincuenta y cinco. 21Los descendientes de Ater, de Ezequías, noventa y ocho. 22Los descendientes de Hasum, trescientos veintiocho.
23Los descendientes de Bezai, trescientos veinticuatro. 24Los descendientes de Harif, ciento doce. 25Los descendientes de Gabaón, noventa y cinco. 26Los hombres de Belén y Netofa, ciento ochenta y ocho.
27Los hombres de Anatot, ciento veintiocho. 28Los hombres de Bet Azmavet, cuarenta y dos. 29Los hombres de Quiriat Jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. 30Los hombres de Ramá y Geba seiscientos veintiúno.
31Los hombres de Micmas, ciento veintidós. 32Los hombres de Betel y Hai, ciento veintitrés. 33Los hombres del otro Nebo, cincuenta y dos. 34El pueblo del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
35Los hombres de Harim, trescientos veinte. 36Los hombres de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 37Los hombres de Lod, Hadid y Ono, setecientos veintiúno. 38Los hombres de Senaa, tres mil novecientos treinta.
39Los sacerdotes: Los descendientes de Jedaías (de la casa de Jesúa), novecientos setenta y tres. 40Los descendientes de Imer, mil cincuenta y dos. 41Los descendientes de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete. 42Los descendientes de Harim, mil diecisiete.
43Los Levitas: los descendientes de Jesúa, de Cadmiel, de Binui y de Hodavías, setenta y cuatro. 44Los cantantes: los descendientes de Asaf, ciento cuarenta y ocho. 45Los porteros de los descendientes de Salum, los descendientes de Ater, los descendientes de Talmón, los descendientes de Acub, los descendientes de Hatita, los descendientes de Sobai, ciento treinta y ocho.
46Los sirvientes del templo: los descendientes de Ziha, los descendientes de Hasufa, los descendientes de Tabaot, 47los descendientes de Queros, los descendientes de Siaha, los descendientes de Padón, 48los descendientes de Lebana, los descendientes de Hagaba, los desciendientes de Salmai 49los descendientes de Hanán, los descendientes de Gidel, los descendientes de Gahar.
50Los descendientes de Reaía, los descendientes de Rezín, los descendientes de Necoda, 51los descendientes de Gazam, los descendientes de Uza, los descendientes de Paseah, 52los descendientes de Besai, los descendeintes de Mehunim, los descendientes de Nefisesim.
53Los descendientes de Bacbuc, los descendientes de Hacufa, los descendientes de Harhur, 54los descendientes de Bazlut, los descendientes de Mehída, los descendientes de Harsa, 55los descendientes de Barcos, los descendientes de Sísara, los descendientes de Tema, 56los descendientes de Nezía, los descendientes de Hatifa.
57Los descendientes de los siervos de Salomón: los descendientes de Sotai, los descendientes de Soferet, los descendientes de Perida, 58los descendientes de Jaala, los descendientes de Darcón, los descendientes de Gidel, 59los descendientes de Sefatías, los descendientes de Hatil, los descendientes de Poqueret- hazebaim, los descendientes de Amón. 60Todos los sirvientes del templo y los descendientes de los sirvientes de Salomón, eran trescientos noventa y dos.
61Estas fueron las personas que subieron de Tel-Mela, Tel-Harsa, Querub, Adón e Imer. Pero ellos no pudieron probar que ellos o que las familias de sus antepasados eran descendientes de Israel: 62los descendientes de Delaía, los descendientes de Tobías y los descendientes de Necoda, 642. 63Y eran de los sacerdotes: Los descendientes de Habaía, Cos y Barzilai (quien tomó a su esposa de las hijas de Barzilai de Galaad y era llamado por sus nombres).
64Estos buscaron sus registros entre los enlistados por su genealogía, pero ellos no pudieron ser encontrados, así que fueron excluídos del sacerdocio como inmundos. 65Y el gobernador les dijo que a ellos no se les debía permitir comer de la porción de comida de los sacerdotes de los sacrificios hasta que allí se levantara un sacerdote con Urim y Tumim.
66La asamblea completa era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 67aparte de sus siervos y sus siervas, de los cuales allí había siete mil tres cientos treinta y siete. Ellos tenían doscientos cuarenta y cinco cantantes hombres y mujeres.
68Sus caballos eran setecientos treinta y seis en número, sus mulas, doscientos cuarenta y cinco, 69sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco, y sus burros, seis mil setecientos veinte.
70Algunos de entre los jefes de de las familias de los antepasados dieron regalos por el trabajo. El gobernador dio al tesoro, mil dracmas de oro, cincuenta tazones y quinientos treinta vestiduras sacerdotales. 71Algunos de los jefes de las familias de los ancestros dieron al tesoro por el trabajo, veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientos minas de plata. 72El resto del pueblo dio veinte mil dracmas de oro y dos mil minas de plata y sesenta y siete túnicas para los sacerdotes.
73Así que los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantantes, algunos del pueblo, los sirvientes del templo y todo Israel vivió en sus ciudades. Para el séptimo mes, el pueblo de Israel estaba establecido en sus ciudades."

8

1Todo el pueblo se reunió como un solo hombre en el área abierta al frente de la Puerta de Agua. Le preguntaron a Esdras el escriba que trajera El Libro de la Ley de Moisés, el cual EL SEÑOR había dado a Israel. 2En el primer día del séptimo mes, Esdras el sacerdote trajo la ley ante la reunión del pueblo, tanto hombres como mujeres y todos los que podían oír y entender. 3Él se colocó frente al área abierta de frente a la Puerta de Agua y leyó de el desde temprana mañana hasta mediodía, ante hombres, mujeres y cualquiera que pudiera entender. Y toda la gente escuchaba atentamente el Libro de la Ley.

4Y Esdras, el escriba, se paró sobre una plataforma alta la cual el pueblo había hecho con ese propósito. Parados al lado de él estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías, a su derecha y Pedadías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam estaban parados a su izquierda. 5Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo, ya que él estaba parado por encima del pueblo y cuando él lo abrió toda la gente se levantó.
6Esdras dió gracias a EL SEÑOR, el gran Dios, y todo el pueblo levantó sus manos y contestaron: "¡Amen! ¡Amen¡" Entonces ellos bajaron sus cabezas y alabaron a EL SEÑOR con sus rostros en el suelo. 7También Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán, Pelaías y los levitas ayudaron al pueblo a entender la ley, mientras el pueblo permanecía en su lugar. 8Leyeron en el libro, La Ley de Dios, haciéndola clara con interpretación y dando el significado para que el pueblo entendiera la lectura.
9Nehemías el gobernador y Esdras el sacerdote y escriba y los levitas quienes estaban interpretando al pueblo, le dijeron al pueblo: "Este día es santo para EL SEÑOR tu Dios. No se entristezcan ni lloren." Pues el pueblo lloró cuando escucharon las palabras de la ley. 10Entonces Nehemías le dijo a ellos: "Vayan, coman la grasa y tomen algo dulce, y envíen un poco a uno que no tiene nada preparado, ya que este día es santo para nuestro Señor. No se entristezcan, ya que el gozo de EL SEÑOR es nuestra fortaleza.
11Entonces los levitas hicieron que el pueblo hiciera silencio diciendo: "¡Callen!" ya que este día es santo. No se entristezcan." 12Y todo el pueblo se fue por su camino para comer, tomar, compartir alimentos y a celebrar con gran gozo porque entendieron las palabras que le fueron enseñadas.
13En el segundo día los líderes de los ancestros de las familias de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas, llegaron juntos a Esdras, el escriba, para ganar entendimiento de las palabras de la ley. 14Y ellos encontraron escritas en la ley cómo EL SEÑOR había ordenado a través de Moisés que el pueblo de Israel debería vivir en tiendas durante el festival del séptimo mes. 15Deberían hacer una proclamación en todas sus ciudades y en Jerusalén, diciendo: "Salgan a los montes y traigan de regreso ramas de olivos, de olivo silvestre, de mirto, de palmeras y árboles de sombra, para hacer refugios temporeros, como está escrito."
16Y el pueblo salió y regresaron con las ramas y se hicieron tiendas para ellos mismos, en sus propios techos, en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en el área abierta cerca de la Puerta de Agua y en la plaza de la Puerta de Efraín. 17Toda la asamblea de aquellos que habían regresado de la cautividad hicieron sus tiendas y vivieron en ellas. Desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta ese día, el pueblo de Israel no había celebrado este festival. Y su gozo era muy grande.
18También día tras día, desde el primer día hasta el último, Esdras leyó del Libro de la Ley de Dios. Y mantuvieron el festival por siete días y en el octavo hubo una asamblea solemne, en obediencia al decreto.

9

1Ahora en el día veinticuatro del mismo mes, el pueblo de Israel fue convocado y estaban ayunando vestidos de cilicio y se pusieron polvo en sus cabezas. 2Los descendientes de Israel se separaron de todos los extranjeros. Se pararon y confesaron sus propios pecados y las acciones malignas de sus antepasados.

3Se pararon en sus sitios y durante una cuarta parte del día leyeron del Libro de la Ley de EL SEÑOR su Dios. Durante otra cuarta del día estuvieron confesando y inclinándose ante EL SEÑOR su Dios. 4Los levitas, Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani se pararon en los escalones y clamaron en voz alta a EL SEÑOR su Dios.
5Entonces los levitas, Jesúa y Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías, dijeron: "Levántense y den alabanza a EL SEÑOR su Dios por siempre y para siempre." "Que bendigan Tu glorioso nombre, y que sea exaltado sobre toda bendición y alabanza. 6Tú eres EL SEÑOR. Solo tú. Tú has hecho el cielo, los más altos cielos, con todo su ejército y la tierra con todo lo que está en ella. Sus mares y lo que está en el. Tu das vida a todos ellos y el ejército del cielo te adora.
7Tú eres el SEÑOR, el Dios que escogió Abram y lo sacó de Ur de los caldeos y le diste el nombre Abraham. 8Encontraste que su corazón era fiel ante Ti, e hiciste con él un pacto de darle a sus descendientes la tierra de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los jebuseos y de los gergeseos. Tú has cumplido tu promesa porque Tú eres Justo.
9Tú viste la aflicción de nuestros antepasados en Egipto y oíste sus llantos junto al Mar de las Cañas. 10Diste señales y maravillas contra Faráon, todos sus sirvientes y sobre toda la gente de su tierra, porque Tú sabías que los egipcios actuaron con arrogancia contra ellos. Pero Tú te hiciste un nombre que permanece hasta este día.
11Entonces, Tú dividiste el mar delante de ellos, para que ellos pasaran por el medio del mar en tierra seca y arrojaste a aquellos que los perseguían a las profundidades, como una piedra en aguas profundas.
12Los guíaste con una columna de nube durante el día y con una columna de fuego durante la noche, para alumbrales el camino y que así pudieran caminar en su luz. 13En el Monte Sinaí Tú bajaste y hablaste con ellos desde el cielo y les diste decretos justos y verdaderas leyes, buenos estatutos y mandamientos.
14Les hiciste conocer Tu santo día de reposo y les diste mandamientos, estatutos y una ley por medio de Tu siervo Moisés. 15Les diste pan del cielo para su hambre y agua de una roca para su sed y les dijiste que fueran a poseer la tierra que juraste en juramento darle a ellos.
16Pero ellos y nuestros ancestros actuaron sin respeto y fueron tercos, no escucharon Tus mandamientos. 17Ellos rehusaron escuchar y no pensaron en las maravillas que habías hecho entre ellos, sino que se volvieron testarudos, y en su rebelión nombraron un líder para regresar a su esclavitud. Pero Tú eres un Dios que estás lleno de perdón, clemente y compasivo, lento para la ira y abundante en constante amor. Tú no los abandonaste.
18Tú no los abandonaste ni si quiera cuando hicieron un becerro de metal fundido y dijeron: "Éste es tú Dios que te sacó de Egipto," mientras ellos cometían grandes blafemias. 19Tú, en tu compación, no los abandonaste en el desierto. La columna de nube para guíarlos por el camino no los dejó durante el día, ni tampoco la columna de fuego de noche para iluminarles el camino por donde caminarían.
20Tú diste tu buen Espíritu para que los instruyera y no retiraste tu maná de sus bocas, le diste agua para su sed. 21Por cuarenta años Tú les proveíste en el desierto y no les faltó nada. Sus ropas no se desgastaron y sus pies no se hincharon.
22Les diste reinos y pueblos y les asignaste tierras en cada esquina distante. Así que tomaron posesión de la tierra de Sehón, rey de Hesbón, y la tierra de Og, rey de Basán.
23Tú hiciste a sus hijos tan numerosos como las estrellas del cielo y los trajiste a la tierra. Le dijiste a sus antepasados que entraran y la poseyeran. 24Así que el pueblo fue y poseyó la tierra y Tú sometiste ante ellos los habitantes de la tierra, los cananeos. Tú se los entregaste en sus manos, con sus reyes y los pueblos de la tierra, para que Israel hiciera con ellos como quisieran.
25Ellos capturaron las ciudades fortificadas y una tierra productiva y capturaron casas llenas de muchas cosas buenas, cisternas ya excavadas, viñedos y huertos de olivo y árboles de frutas en abundancia. Así que comieron y se llenaron y estuvieron satisfechos y se deiletaron en Tu gran bondad.
26Entonces ellos se volvieron desobedientes y se revelaron contra Ti. Echaron Tú Ley detrás de sus espaldas. Ellos mataron a Tus profetas, quienes les advirtieron que regresaran a Ti, ellos cometieron grandes blasfemias. 27Así que Tú los entregaste en las manos de sus enemigos quienes los hicieron sufrir. Y durante el tiempo de su sufrimiento ellos clamaron a Ti y Tú los oíste desde el cielo y muchas veces Tú los rescataste de la mano de sus enemigos por causa de tus grandes misericordias.
28Pero después de ellos haber descansado volvieron a hacer lo malo ante Ti, y Tú los abandonaste en las manos de sus enemigos, así que sus enemigos gobernaron sobre ellos. Pero cuando ellos regresaron y clamaron a Ti, los escuchaste desde el cielo y muchas veces por Tú compasión los rescataste. 29Tú les advertiste para que pudieran que regresar a Tu ley. Pero actuaron con arrogancia y no escucharon Tus mandamientos. Ellos pecaron contra Tus decretos, los cuales dan vida a cualquiera que los obedezca. Ellos no los obedecieron, sino que no le pusieron atención y ellos rehusaron escuchar.
30Por muchos años tu los soportaste y les avisaste por tu Espíritu mediante tus profetas. Sin embargo ellos no escucharon. Así que los entregaste en las manos de los pueblos vecinos. 31Pero en tus grandes misericordias tu no los terminaste por completo, ni los abandonaste porque eres un Dios compasivo y misericordioso.
32Ahora pues, nuestro Dios, el grande, el poderoso, y el increíble Dios, el que mantiene su pacto y constante amor, no dejes que todas estas aflicciones que nos han sobrevenido a nosotros, a nuestros reyes, príncipes, sacerdotes, profetas; y sobre nuestros ancestros, y toda Tu gente desde los días de los reyes de Asiria hasta hoy, parezcan insignificantes ante Ti. 33Tú eres justo en todas las cosas que nos han sobrevenido, pues Tú has actuado con fidelidad y nosotros hemos actuado con maldad. 34Nuestros reyes, principes, sacerdote, y ancestros no han mantenido tu ley, ni han puesto atención a tus mandamientos o a los decretos de tu pacto por los cuales Tu les advertiste.
35Hasta en su propio reino, mientras gozaban de tu gran benevolencia hacia ellos, en la grande y productiva tierra que Tu pusiste ante ellos, no te sirvieron ni se regresaron de sus malos caminos.
36Ahora somos esclavos, en la tierra que le diste a nuestros ancestros para disfrutar de sus frutos y sus buenos regalos, ¡ahora somos esclavos en ella! 37El gran rendimiento de nuestra tierra va a los reyes que Tú has puesto sobre nosotros por causa de nuestros pecados. Ellos gobiernan sobre nuestros cuerpos y sobre nuestro ganado como ellos quieren. Estamos en gran angustia.
38Por causa de todo esto, nosotros hicimos un pacto firme por escrito. En el documento sellado están los nombres de nuestros princípes, levitas y sacerdotes."

10

1Los que pusieron sus nombres en los documentos sellados fueron: Nehemías, hijo de Hacalías, el gobernador, y los sacerdotes que firmaron fueron Sedequías, 2Seraías, Azarías, Jeremías, 3Pasur, Amarías, Malquías,

4Hatús, Sebanías, Maluc, 5Harim, Meremot, Obadías, 6Daniel, Ginetón, Baruc, 7Mesulam, Abíás, Mijamín, 8Maazías, Bilgaí, y Semaías. Estos eran los sacerdotes.
9Los Levitas eran: Jesúa, hijo de Azanías, Binúi, de la familia de Henadad, Cadmiel; 10y sus compañeros Levitas, Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán, 11Micaía, Rehob, Hasabías, 12Zacur, Serebías, Sebanías, 13Hodías, Bani y Beninu. 14Los líderes del pueblo eran: Paros, Pahat, Moab, Elam, Zatu, Bani,
15Buni, Azgad, Bebai, 16Adonías, Bigvai, Adín, 17Ater, Ezequías, Azur, 18Hodías, Hasum, Bezai, 19Harif, Anatot, Nebai, 20Magpías, Mesulam, Hezir, 21Mesezabeel, Sadoc, Jadúa,
22Pelatías, Hanán, Anaías, 23Oseas, Hananías, Hasub, 24Halohes, Pilha, Sobec, 25Rehum, Hasabna, Maasías, 26Ahías, Hanán, Anán, 27Maluc, Harim y Baana.
28Y el resto del pueblo que eran sacerdotes, Levitas, porteros, cantores, sirvientes en el templo, y todos los que se habían separado de los pueblos de las tierras vecinas y habían jurado lealtad a la ley de Dios, incluyendo a sus esposas, sus hijos e hijos, todos los que tienen conocimiento y entendimiento, 29se reunieron con sus hermanos, sus nobles y se comprometieron igualmente con una maldición como con un voto para caminar en la ley de Dios la cual fue dada por Moisés el siervo de Dios y para observar y obedecer todos los mandamientos de el SEÑOR nuestro Dios, sus decretos y sus estatutos.
30Nosotros prometimos que no daríamos a nuestras hijas a los pueblos de la tierra ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos. 31También prometimos que si los pueblos de la tierra traen bienes o cualquier grano para vender en el día de reposo, no le compraríamos ni en el día de reposo ni ningún día santo. Cada séptimo año dejaremos que descansen nuestras tierras y cancelaremos todas las deudas contraídas por otros Judíos.
32Aceptamos los mandatos de dar un tercio de un siclo cada año para el servicio de la casa de nuestro Dios, 33para proveer para el pan de la presencia, la ofrenda regular de grano, las ofrendas quemadas en los días de reposo, las fiestas de luna nueva y las fiestas señaladas, para las ofrendas santas y las ofrendas de pecado para hacer expiación por Israel, igualmente por todo el trabajo de la casa de nuestro Dios.
34Y los sacerdotes, los Levitas y el pueblo echaron suertes para la ofrenda de madera. Las suertes seleccionarían cuáles de nuestras familias traerían la madera a la casa de nuestro Dios en los tiempos señalados cada año. La madera sería quemada en el altar de EL SEÑOR nuestro Dios, como está escrito en la ley. 35Prometimos traer a la casa de EL SEÑOR los primeros frutos cultivados de nuestra tierra, y los primeros frutos de todo árbol cada año. 36Y tal como está escrito en la ley, nosotros prometimos traer a la casa de Dios y a los sacerdotes que allí sirven, los primeros de nuestros hijos y de nuestras manadas y rebaños.
37Nosotros traeremos lo primero de nuestra masa de harina y nuestras ofrendas de granos, y el fruto de todo árbol, y el vino nuevo y el aceite traeremos a los sacerdotes, a las despensas de la casa de nuestro Dios. Traeremos a los Levitas los diezmos de nuestra tierra porque los Levitas recogen los diezmos en todos los pueblos donde trabajamos. 38Un sacerdote, un descendiente de Aarón, debe estar con los Levitas cuando ellos reciban los diezmos. Los Levitas deben traer una décima parte de los diezmos a la casa de nuestro Dios a las despensas del tesoro.
39Porque el pueblo de Israel y los descendientes de Leví han de traer las contribuciones de grano, vino nuevo, y aceite a las despensas donde se guardan los utensilios del santuario y donde los sacerdotes que están sirviendo, y los porteros, y los cantores se quedan. No descuidaremos la casa de nuestro Dios.

11

1Los líderes del pueblo vivían en Jerusalén y el resto del pueblo echaban suertes para traer uno de diez a vivir en Jerusalén, la ciudad santa, y los otros nueve permanecían en otros pueblos. 2Y el pueblo bendecía a todos los que de buena voluntad se ofrecían para vivir en Jerusalén.

3Estos son los oficiales de provincia que vivían en Jerusalén. Sin embargo, en los pueblos de Judá todo el mundo vivía en su propia tierra, incluyendo a algunos Israelitas, sacerdotes, Levitas, sirvientes del templo y descendentes de los sirvientes de Salomón. 4En Jerusalén vivían algunos de los descendientes de Judá y algunos de los descendientes de Benjamín. La gente de Judá incluía: Ataías, hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, un descendiente de Fares.
5Y estaba Maasías, hijo de Baruc, hijo de Col Hoze, hijo de Hazaías, hijo de Adaías, hijo de Joiarib, hijo de Zacarías, el hijo de la Silonita. 6Todos los hijos de Fares que vivían en Jerusalén eran 468. Eran hombres sobresalientes.
7Estos son de los descendientes de Benjamín: Salú, hijo de Mesulam, hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo de Itiel, hijo de Jesaías. 8Y después de él, Gabai y Salai, un total de novecientos veintiocho hombres. 9Joel, hijo de Zicri, fue su supervisor, y Juda, hijo de Senúa, fue el segundo en mando sobre la ciudad.
10De entre los sacerdotes: Jedaías, hijo de Joiarib, Jaquín, 11Seraías, hijo de Hilcias, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, jefe de la casa de Dios, 12y sus asociados que hicieron el trabajo para la casa, ochocientos veintidoós hombres, junto a Adaías, hijo de Jeroham, hijo de Pelalías, hijo de Amsi, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías.
13Sus hermanos eran jefes de familias, doscientos cuarenta y dos hombres, y Amasai, hijo de Azareel, hijo de Azai, hijo de Mesilemot, hijo de Imer, 14y sus hermanos, valientes hombres de guerra, 128 en total; su oficial dirigente fue Zabdiel, hijo de Gedolim.
15Y de los Levitas: Semaías, hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, hijo de Buni, 16y Sabetai y Jozabad, quienes eran de los jefes de los Levitas y estaban a cargo de la obra exterior de la casa de Dios.
17Estaba Matanías, hijo de Micaía, hijo de Zabdi, un descendiente de Asaf, quien era el director que comenzó la acción de gracias en oración, y Bacbuquías, el segundo entre sus asociados, y Abda, hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún. 18En toda la ciudad santa habíá doscientos ochenta y cuatro Levitas.
19Los porteros: Acub, Talmón, y sus asociados, que velaban en las puertas, ciento setenta y dos hombres. 20Y el resto de Israel y de sus sacerdotes y de los Levitas estaban en todos los pueblos de Judá. Cada uno vivía en su propia propiedad heredada. 21Los trabajadores del templo vivían en Ofel, y Ziha y Gispa estaban a cargo de ellos.
22El jefe oficial sobre los Levitas, que estaban sirviendo en Jerusalén, era Uzi, hijo de Bani, hijo de Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaía, de los descendientes de Asaf, quienes eran cantores sobre la obra en la casa de Dios. 23Ellos estaban bajo las órdenes del rey y órdenes firmes fueron dadas para los cantores según requería cada día. 24Y Petaías, hijo de Mesezabeel, un descendiente de Zera, hijo de Judá, estaba al lado del rey en todos los asuntos que concernían al pueblo.
25En cuanto a las aldeas y sus campos, alguna de la gente de Judá vivía en Quiriat Arba y sus aldeas, y en Dibón y sus aldeas, y en Jecabseel y sus aldeas. 26Ellos también vivían en Jesúa, en Molada, Bet Pelet, 27Hazar Sual, y Beerseba y sus aldeas.
28Y vivían en Siclag, Mecona y sus aldeas, 29En Rimón, Zora, Jarmut, 30Zanoa, Adulam y sus aldeas, en Laquis, sus campos y Azeca y sus aldeas. Así que vivían desde Beerseba hasta el valle de Hinom. 31La gente de Benjamín tambíén vivían desde Geba en adelante, en Micmas, Aía, Betel y sus aldeas. 32También vivían en Anatot, Nob, Ananías, 33Hazor, Ramá, Gitaim, 34Hadid, Seboim, Nebalat, 35Lod y Ono, el valle de los artesanos. 36Algunos de los Levitas que vivían en Judá fueron asignados a la gente de Benjamín.

12

1Estos fueron los sacerdotes y Levitas que subieron con Zorobabel, hijo de Salatiel y con Jesúa: Seraías, Jeremías, Esdras, 2Amarías, Maluc, Hatús, 3Secanías, Rehum, Meremot,

4Estaban Iddo, Ginetón, Abías, 5Mijamín, Maadías, Bilga, 6Semaías, y Joiarib, Jedaías, 7Salú, Amoc, Hilcías, y Jedaías. Estos fueron los jefes de los sacerdotes y sus asociados en los días de Jesúa.
8Los Levitas fueron Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, quienes estaban a cargo de las canciones de acción de gracias, junto a sus asociados. 9Bacbuquías y Uni, sus asociados, se pararon frente a ellos durante el servicio.
10Jesúa fue el padre de Joiacim, Joiacim, fue el padre de Eliasib, Eliasib fue el padre de Joiada, 11Joiada fue el padre de Jonatán, y Jonatán fue el padre de Jadúa.
12En los días de Joiacim, éstos fueron los sacerdotes, los jefes de familias: Meraías fue el jefe de Seraías, Hananías fue el jefe de Jeremías, 13Mesulam fue el jefe de Esdras, Johanán fue el jefe de Amarías, 14Jonatán fue el jefe de Melicú, y José fue el jefe de Sebanías.
15Para continuar, Adna fue el jefe de Harim, Helcai fue el jefe de Meraiot, 16Zacarias fue el jefe de Iddo, Mesulam fue el jefe de Ginetón, y 17Zicri fue el jefe de Abías... de Miniamín. Piltai fue el jefe de Moadías. 18Samúa fue el jefe de Bilga, Jonatán fue el jefe de Semaías, 19Matenai fue el jefe de Joiarib, Uzi fue el jefe de Jedaías, 20Calai fue el jefe de Salai, Eber fue el jefe de Amoc, 21Hasabías fue el jefe de Hilcías, y Natanael fue el jefe de Jedaías.
22En los días de Eliasib, los Levitas Eliasib, Joiada, Johanán y Judúa fueron inscritos como jefes de familias, y los sacerdotes fueron inscritos durante el reinado de Darío el Persia. 23Los descendientes de Leví y sus jefes de familias fueron inscritos en el Libro de las Crónicas hasta los días de Johanán, hijo de Eliasib.
24Los jefes de los Levitas eran Hasabías, Serebías y Jesúa hijo de Cadmiel, con sus asociados quienes se pararon frente a ellos para dar alabanza y dar gracias, respondiendo sección por sección, en obediencia al mandato de David, el hombre de Dios. 25Matanías, Bacbuquías, Obadías, Mesulam, Talmón y Acub eran los porteros vigilando en los almacenes junto a las puertas. 26Ellos sirvieron en los días de Joiacim hijo de Jesúa hijo de Josadac, y en los días de Nehemíás el gobernador y de Esdras el sacerdote y escriba.
27En la dedicación del muro de Jerusalén, el pueblo buscó a los Levitas dondequiera que vivían, para traerlos a Jerusalén para celebrar con gozo la dedicación, con acciones de gracias, cantando con címbalos, arpas y con liras. 28La fraternidad de cantores se reunió del distrito alrededor de Jerusalén y de las aldeas de los Netofatitas.
29También vinieron de Bet Gilgal y de los campos de Geba y Azmavet, pues los cantores se habían construído aldeas alredeor de Jerusalén. 30Los sacerdotes y los Levitas se purificaron, y luego purificaron al pueblo, las puertas y el muro.
31Entonces hice que los jefes de Judá supieron a la cima del muro, y yo nombré dos coros grandes para que dieran gracias. Uno fue a la derecha en el muro hacia la Puerta del Muladar.
32Osaías y la mitad de los jefes de Judá les siguieron, 33y tras de ellos iban Azarías, Esdras, Mesulam, 34Judá, Benjamín, Semaías, Jeremías, 35y algunos de los hijos de los sacerdotes con trompetas, y Zacarías, hijo de Jonatán hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, un descendiente de Asaf.
36También estaban los parientes de Zacarías, Semaías, Azareel, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, Judá, Hanani, con los instrumentos de la música de David el hombre de Dios. Escras el escriba iba delante de ellos. 37Por la Puerta de la Fuente subieron directo por las escaleras de la ciudad de David en la subida del muro, sobre el palacio de David, a la Puerta de las Aguas al oriente.
38Y el otro coro de los que daban gracias fue en la otra dirección. Yo los seguí encima del muro con la mitad de la gente, sobre la Torre de los Hornos, al Muro Ancho, 39y sobre la Puerta de Efraín, y por la Puerta Vieja, y por la Puerta del Pescado y la Torre de Hananeel, y la Torre de los Cien, hasta la Puerta de las Ovejas, y se detuvieron en la Puerta de la Guardia.
40Así que ambos coros de los que daban gracias tomaron sus lugares en la casa de Dios, y yo también tomé mi lugar con la mitad de los oficiales conmigo. 41Y los sacerdotes tomaron sus lugares: Eliacim, Maasías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías y Hananías, con las trompetas, 42Maasías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Los cantores cantaban con Izrahías como director.
43Ellos ofrecieron grandes sacrificios ese día, y se regocijaron, porque Dios hizo que se regocijaran con gran gozo. También las mujeres y los niños se regocijaron. De manera que el gozo de Jerusalén se oía desde lejos.
44Ese día fueron nombrados hombres para estar a cargo de los almacenes para las contribuciones, las primicias y los diezmos, para recogerlos en las porciones requeridas por la ley para los sacerdotes y para los Levitas. Cada uno fue asignado para trabajar en los cambos cerca de los pueblos. Pues Judá se regocijó sobre los sacerdotes y los Levitas que estaban delante de ellos. 45Ellos ministraron el servicio de su Dios, y el servicio de la purificaión, según el mandato de David y de Salomón su hijo, y así lo hicieron los cantores y porteros.
46Por mucho tiempo, en los días de David y Asaf, había directores de los cantores, y había canciones de alabanzas y de acción de gracias. 47En los días de Zorobabel y en los días de Nehemías, todo Israel daba las porciones diarias para los cantores y los porteros. Separaban la porción que era para los Levitas, y los Levitas apartaban una porción para los descendientes de Aarón.

13

1Ese día leyeron el Libro de Moisés a oídos del pueblo. Se halló escrito en él que ningún Amonita ni Moabita debía entrar jamás en la asamblea de Dios. 2Esto se debió a que no habían venido al pueblo de Israel con pan y agua, sino que habían contratado a Balaam para maldecir a Israel. Sin embargo, nuestro Dios convirtió la maldición en bendición. 3Tan pronto oyeron la ley sacaron de Israel a toda persona extranjera.

4Ahora, antes de esto, Eliasib el sacerdote, fue encargado sobre los almacenes de la casa de nuestro Dios. Era pariente de Tobías. 5Eliasib preparó para Tobías un almacén grande, donde antes guardaban la ofrenda de granos, el incienso, los artículos, y los diezmos del grano, del vino nuevo y del aceite, que estaban designados para los Levitas, los cantores, los porteros y las contribuciones para los sacerdotes.
6Pero en todo este tiempo, yo no estaba en Jerusalén. Porque en el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, yo fui al rey. Después de algún tiempo, le pedí permiso al rey para salir, 7y regresé a Jerusalén. Yo entendí el mal que Eliasib había hecho al darle a Tobíás un almacén en los atrios de la casa de Dios.
8Me enfadé grandemente y eché todos los artículos caseros de Tobías fuera del almacén. 9Dí la orden de que purificaran los almacenes y coloqué alli nuevamente los artículos de la casa de Dios, las ofrendas de granos y el incienso.
10Y me enteré de que las porciones asignadas para darle a los Levitas no se les había distribuído, y que cada uno se fue a su campo, los levitas y los cantores que hicieron el trabajo. 11Así que confronté a los oficiales y dije: "¿Por qué está descuidada la casa de Dios?" Los reuní y los asigné a sus puestos.
12Entonces todo Judá trajo el diezmo de los granos, del vino nuevo y del aceite a los almacenes. 13Designé como tesoreros sobre los almacenes a Selemías, el sacerdote y a Sadoc, el escriba, y de los Levitas, a Pedaías. Al lado de ellos estaba Hanán, hijo de Zacur, hijo de Matanías, porque se les consideró confiables. Sus deberes eran distribuir las provisiones a sus asociados. 14Acuérdate de mí, mi Dios, acerca de ésto y no borres las buenas obras que he hecho por la casa de mi Dios y sus servicios.
15En aquellos días yo vi en Judá a personas pisando los lagares en el día de reposo y trayendo montones de grano y cargándolos sobre los asnos, y también vino, uvas, higos y toda clase de cargas pesadas, que traían dentro de Jerusalén en el día de reposo. Yo protesté que estaban vendiendo alimentos en ese día.
16¡Hombres de Tiro que vivían en Jerusalén trajeron pescado y toda clase de víveres, y los vendían en el día de reposo a la gente de Judá y en la ciudad! 17Entonces confronté a los jefes de Judá: "¿Cuál es este mal que ustedes están haciendo, profanando el dia de reposo? 18¿No hicieron esto sus padres? Y nuestro Dios, ¿no trajo todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? Ahora ustedes están trayendo más ira sobre Israel al profanar el dia de reposo."
19Tan pronto anocheció en las puertas de Jerusalén antes del día de reposo, mandé que las puertas fueran cerradas y que no se debían abrir hasta después del día de reposo. Estacioné a algunos de mis sirvientes en las puertas para que ninguna carga pudiera ser traída en el día de reposo. 20Los mercaderes y vendedores de toda clase de mercancías acamparon fuera de Jerusalén una o dos veces.
21Pero yo les advertí: "¿Por qué acampan fuera del muro? Si lo vuelven a hacer, los agarraré con mis manos!" Desde ese día en adelante, no volvieron en el día de reposo. 22Y mandé a los Levitas a que se purificaran, y vinieran a vigilar las puertas, para santificar el día de reposo. Acuérdate de mí por esto también, mi Dios, y ten misericordia de mí por la fidelidad que tienes hacia mí por causa del pacto.
23En aquellos días también vi a Judíos que se habían casado con mujeres de Asdod, Amón y Moab. 24La mitad de sus hijos hablaba la lengua de Asdod, pero no podíán hablar la lengua de Judá, sino solo la lengua de uno de los otros pueblos.
25Y los confronté, los maldije, le pegué a algunos de ellos, y les arranqué el pelo. Les hice jurar por Dios, diciendo: "No darán las hijas de ustedes a sus hijos, ni tomarán sus hijas para los hijos de ustedes ni para ustedes mismos. 26¿No pecó Salomón, rey de Israel, por causa de estas mujeres? Entre muchas naciones, no había rey como él, y fue amado por su Dios. Y Dios lo puso por rey sobre todo Israel. No obstante, sus esposas extranjeras le hicieron pecar. 27¿Debemos, entonces, escucharlos a ustedes y hacer este gran mal, actuando deslealmente en contra de nuestro Dios al casarnos con mujeres extranjeras?"
28Uno de los hijos de Joiada, hijo de Eliasib, el sumo sacerdote, era yerno de Sanbalat el Horonita. Por lo tanto, lo removí físicamente de mi presencia. 29Acuérdate de ellos, mi Dios, porque han profanado el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y de los Levitas.
30Así, los purifiqué de toda cosa extranjera, y establecí los deberes de los sacerdotes y de los Levitas, cada uno a su propia tarea. 31Hice provisión de leña para la ofrenda de madera para los tiempos designados y para las primicias. Acuérdate de mí, Dios mío, para bien.

Ester

1

1En los días de Asuero (este es el Asuero que reinaba desde la India hasta tan lejos como Etiopía, sobre ciento veintisiete provincias), 2en aquellos días el Rey Asuero se sentó en su trono real en la fortaleza de Susa.

3En el tercer año de su reinado, él dio un banquete a todos sus oficiales y sirvientes. El ejército de Persia y Media, los nobles y los gobernadores de las provincias estaban en su presencia. 4Él mostró la riqueza del esplendor de su reino y el honor de la gloria de su grandeza por muchos días, por ciento ochenta días.
5Cuando se completaron estos días, el rey ofreció un banquete que duró siete días. Fue para todas las personas del palacio de Susa desde el más grande hasta el menos significante. Fue celebrada en el patio del jardín del palacio del rey. 6El patio del jardín estaba decorado con cortinas de algodón blanco y violeta, con cordones de lino fino y púrpura, colgados en unos anillos de plata en pilares de mármol. Había sofás de oro y plata en un pavimento de mosaico de porfirio, mármol, madreperla (nácar) y de adoquines.
7Las bebidas eran servidas en copas de oro. Cada copa era única y había mucho vino real a causa de la generosidad del rey. 8El tomar del vino se llevó a cabo de acuerdo al decreto: "No se debe obligar." El rey le había dado órdenes a todo el personal de su palacio de hacer por los invitados lo que cada uno deseara.
9Tambíen la Reina Vasti había ofrecido un banquete para las mujeres del palacio real del Rey Asuero. 10En el día séptimo, cuando el corazón del rey se estaba sintiendo alegre por el vino, él le dijo a Mehuman, Bitza, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y a Carcas (los siete oficiales que servían en presencia del rey), 11que trajeran ante él a la Reina Vasti con su corona real. Él quería mostrarle a la gente y a sus oficiales su belleza, pues sus facciones eran impresionantes.
12Pero, la Reina Vasti se negó a obedecer al mandato del rey que había sido traído por los oficiales. Entonces el rey se enojó mucho, su rabia se encendió dentro de él.
13Así que el rey consultó con los hombres quienes eran reconocidos como sabios, los que entendían los tiempos (porque éste era el procedimiento del rey hacia todos los que eran expertos en la ley y el juicio). 14Ahora, los que eran más cercanos al rey eran Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucán, los siete príncipes de Persia y Media. Ellos tenían acceso al rey y ejercían los mayores oficios dentro del reino. 15"En cumplimiento de la ley, ¿qué habría de hacerle a la Reina Vasti por no querer obedecer el mandato del Rey Asuero, que le fue llevado por los oficiales?"
16Memucan dijo en presencia del rey y los oficiales: "No sólo en contra del rey la Reina Vasti ha hecho mal, sino también en contra de todos los oficiales y las personas que viven en todas las provincias del Rey Asuero. 17Porque el asunto de la reina será conocido a todas las mujeres. Causará que ellas traten a sus esposos con menosprecio. Ellas dirán: 'El Rey Asuero ordenó que la reina fuese llevada delante de él, pero ella se negó.' 18Antes de que terminara ese día, las mujeres nobles de Persia y Media quienes hayan oído del asunto de la reina, le dirán lo mismo a todos los oficiales del rey. Habrá mucho desprecio y enojo.
19Si le complace al rey, permita que se envíe un decreto real de su parte, y que sea escrito en las leyes de los Persas y Medas, el cual no será removido, que Vasti ya no pueda venir delante de usted. Que el rey de la posición de reina a otra mujer que sea mejor que ella. 20Cuando el decreto del rey sea proclamado en todo su vasto reino, todas las esposas harán honor a sus maridos, desde los más grandes a los menos significativos."
21El rey y sus príncipes estaban complacidos por este consejo, y el rey hizo como Memucan propuso. 22El envió cartas a todas las provincias reales, a cada provincia en su propia escritura. Él ordenó que cada hombre fuese amo de su propia casa. Este decreto fue dado en el idioma de cada pueblo del imperio.

2

1Después de éstas cosas, cuando el enojo del Rey Asuero disminuyó, el pensó en Vasti y en lo que ella había hecho. Él también pensó sobre el decreto que él había hecho en contra de ella. 2Entonces los hombres jóvenes que servían al rey dijeron: "Que se haga una búsqueda de bellas jóvenes vírgenes para el rey.

3Permite que el rey asigne oficiales en todas las provincias de su reino, para reunir a todas las bellas jóvenes para el harén en el palacio en Susa. Deja que sean puestas bajo el cuidado de Hegai, el oficial del rey, quien está a cargo de las mujeres y que les dé sus cosméticos. 4Deja que la joven que agrade al rey se convierta en la reina en lugar de Vasti." Este consejo le agradó al rey, y así lo hizo.
5Había cierto judío en la ciudad de Susa cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair, hijo de Simei hijo de Cis, quien era Benjamita. 6Él había sido alejado de Jerusalén con los exiliados, en conjunto con aquellos deportados con Jeconías, rey de Judá, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivo.
7El estaba cuidando a Hadasa, eso es, Ester, la hija de su tío, porque ella no tenía ni padre ni madre. La joven mujer tenía una bella figura y era de hermosa apariencia. Mardoqueo la tomó como su propia hija.
8Cuando la orden del rey y su decreto fue proclamado, muchas mujeres jóvenes fueron llevadas al palacio en Susa. Fueron colocadas bajo el cuidado de Hegai. Ester también fue llevada al palacio del rey y puesta bajo el cuidado de Hegai, encargado de las mujeres. 9La joven le agradó a él, y ella ganó su favor. Inmediatamente él le proveyó a ella cosméticos y su porción de comida. Él le asignó a ella siete sirvientas del palacio del rey y la movió a ella y a sus sirvientas al mejor lugar en la casa de las mujeres.
10Ester no le había dicho a nadie cuál era su pueblo o sus parientes, porque Mardoqueo le había instruido que no lo dijera. 11Cada día Mardoqueo caminaba de un lado a otro al frente del patio del jardín, fuera de la casa de las mujeres, para saber sobre el bienestar de Ester, y qué pasaría con ella.
12Cuando le llegó el turno a cada joven de ir al Rey Asuero, obedeciendo las regulaciones para las mujeres, cada joven tenía que completar doce meses de tratamientos de belleza, seis meses con aceite de mirra, y seis con perfumes y cosméticos- 13cuando una joven mujer iba a donde al rey, cualquier cosa que ella deseara se le daba de la casa de las mujeres, para que ella lo llevara al palacio.
14Al atardecer ella entraba, y en la mañana regresaba a la segunda casa de las mujeres, y a la custodia de Saazgaz, el oficial del rey, quien estaba a cargo de las concubinas. Ella no regresaría al rey otra vez a menos que él hubiera quedado grandemente complacido con ella y la llamara otra vez.
15Ahora, cuando llegó el tiempo para que Ester (hija de Abihail, el tío de Mardoqueo, quien la había tomado a ella como su propia hija) fuera al rey, ella no pidió nada excepto lo que Hegai el oficial del rey, quien estaba a cargo de las muejeres, le sugirió. Ahora, Ester ganó el favor de todos los que la veían. 16Ester fue llevada al Rey Asuero dentro de la residencia real en el décimo mes, el cual es el mes de Tebet, en el séptimo año de su reinado.
17El rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres y ella ganó favor y bondad delante de él, más que todas las otras vírgenes, así que puso la corona real sobre la cabeza de ella y la hizo reina en lugar de Vasti. 18El rey dio un gran banquete para todos sus oficiales y sus sirvientes, "el banquete de Ester", y concedió alivio de impuestos a las provincias. También dió regalos con generosidad real.
19Ahora, cuando las vírgenes habían sido reunidas una segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey. 20Ester aún no le había dicho a nadie acerca de sus familiares o su pueblo, como Mardoqueo le había instruído. Ella continuó siguiendo el consejo de Mardoqueo, como ella había hecho cuando fue criada por él. 21En esos días, mientras Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey, dos de los oficiales del rey, Bigtán y Teres, quienes guardaban la entrada, se enojaron y buscaron hacerle daño al Rey Asuero.
22Cuando el asunto fue revelado a Mardoqueo, él le dijo a la Reina Ester, y Ester le habló al rey en nombre de Mardoqueo. 23El informe fue investigado y confirmado y ambos hombres fueron colgados en la horca. Y el suceso fue escrito en el Libro de las Crónicas en la presencia del rey.

3

1Después de estas cosas, el Rey Asuero promovió a Amán hijo de Hamedata el Agagueo, y lo colocó en asiento de autoridad sobre todos los oficiales que estaban con él. 2Todos los siervos del rey que estaban en la puerta del rey siempre se arrodillaban y se postraban ante Amán, como el rey había ordenado que hicieran. Pero Mardoqueo ni se arrodilló ni se postró.

3Entonces los siervos del rey que estaban en la puerta del rey le dijeron a Mardoqueo: "¿Por qué desobedeces la orden del rey?" 4Ellos hablaban con él día tras día, pero él se negaba a obedecer sus demandas. Así que ellos hablaron con Amán sobre el asunto de Mardoqueo para ver si se quedaba así, ya que Mardoqueo les había dicho que él era judío.
5Cuando Amán vió que Mardoqueo no se arrodilló ni se postró ante él, Amán se llenó de ira. 6El consideró la idea de matar sólo a Mardoqueo, ya que el siervo del rey le había dicho quien era el pueblo de Mardoqueo. Amán quería exterminar a todos los judíos, el pueblo de Mardoqueo, que estaban en el reino de Asuero.
7En el primer mes (que es el mes de Nisán) en el año duo-décimo del rey Asuero, ellos echaron el Pur, es decir echaron la suerte ante Amán, suerte para cada día y mes, hasta que la suerte calló sobre el duo-décimo mes (el mes de Adar).
8Entonces Amán le dijo al rey Asuero: "Hay cierto pueblo esparcido y disperso entre todas tus provincias de tu reino. Sus leyes son diferentes a las de otros pueblos, y no obedecen los decretos del rey, por lo cual no es conveniente dejarlos que se queden. 9Si le complace al rey, dé la orden para matarlos, y yo pagaré diez mil talentos de plata en las manos de aquellos que están encargados de los negocios del rey para ponerlos en los tesoros del rey."
10Entonces el tomó el anillo de sellar de su mano y se lo dió a Amán hijo de Hamedata el Agagueo, enemigo de los judíos. 11El rey le dijo a Amán: "Veré que el dinero se te devuelva a tí y a tu pueblo. Tu harás con el como tu quieras."
12Entonces los escribas del rey fueron convocados en el día trece del primer mes, y fue escrito un decreto que contenía todo lo que Amán había ordenado a todos los gobernadores de las provincias del rey, aquellos que estaban sobre las provincias, a los gobernadores de todos los puebos y a los oficiales de todos los pueblos, a cada provincia en su idioma y a cada pueblo en su propio lenguaje. Fue escrito en el nombre del rey Asuero y sellado con su anilo. 13Los decretos fueron entregados por correo a todas las provincias del rey, para aniquilar, matar, y destruir a los judíos, desde los pequeños hasta los ancianos, niños y mujeres, en un día - el décimo tercer día del duo-décimo mes (el cual es el mes de Adar) y saquearles sus posesiones.
14Una copia del decreto fue hecha ley en cada provincia. En cada provincia fue conocido a todo el pueblo que ellos deberían prepararse para ese día. 15Los corredores salieron a toda prisa para distribuir las órdenes del rey. El decreto también fue distribuído en el palacio de Susa. El rey y Amán se sentaron a tomar, pero la ciudad de Susa estaba en gran confusión.

4

1Cuando Mardoqueo supo todo lo que se había hecho, se desgarró la ropa y se puso cilicio y cenizas. El salió al centro de la ciudad, y gritó con un grito fuerte y amargo. 2El sólo fue hasta el portón del rey, porque no se permitía a nadie entrar vestido en ropa de cilicio. 3En todas las provincias donde la ordenanza y el decreto del rey llegaban, había un gran luto entre los judios, con ayuno, duelo y lamento. Muchos de ellos estaban acostados en cilicio y cenizas.

4Cuando las mujeres jóvenes y las sirvientas de Ester vinieron a ella y se lo dijeron, la reina se angustió. Ella envió vestiduras a Mardoqueo (para que se quitara su cilicio), pero él no las aceptó. 5Entonces, Ester llamó a Hatac, uno de los oficiales del rey que habia sido asignado a servirle. Ella le ordenó que fuera a Mardoqueo para investigar que había pasado y cuál era el significado.
6Entonces Hatac fué a Mardoqueo en la plaza al frente del portón del rey. 7Mardoqueo le reportó lo que le había pasado, y la cantidad de plata que Amán había prometido pesar y poner en el tesoro del rey para conseguir matar a los judios. 8También le dió una copia del decreto que fué dado en Susa para la destrucción de los judíos. Hizo esto para que Hatac pudiera mostrárselo a Ester, y hacerla responsable de ir al Rey a rogar en su favor, y suplicarle en favor de su pueblo.
9Entonces Hatac fué y le dijo a Ester lo que Mardoqueo había dicho. 10Y Ester habló con Hatac y le dijo que regresara a Mardoqueo. 11También le dijo: "Todos los sirvientes del Rey, y el pueblo de las provincias del Rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra al patio interior sin ser convocado, una sola ley hay al respecto: tiene que morir - a menos que el Rey le extendiere el cetro de oro para que el viva. Yo no he sido llamada para que vaya al Rey en los ultimos treinta días." 12Entonces Hatac le reportó las palabras de Ester a Mardoqueo.
13Mardoqueo envió este mensaje:"Tu no debes pensar que por vivir en el palacio del Rey, tu escaparás sobre todos los otros judios. 14Si tu te quedas callada en este tiempo, alivio y rescate subirá para los judios de otro sitio, pero tu y la casa de tu padre perecerá. ¿Quién sabe si tu has venido a esta posición real para un tiempo como éste?"
15Entonces Ester envió este mensaje a Mardoqueo, 16"ve y reune a todos los judíos que viven en Susa, y ayunen por mi. No coman ni beban por tres días, noche y día. Mis muchachas jóvenes y yo, ayunaremos de la misma manera. Entonces yo iré al rey, aunque sea contra la ley. Y si yo perezco, que perezca." 17Mardoqueo se fue, e hizo todo lo que Ester le dijo que hiciera.

5

1Después de tres días, Ester se puso sus ropas reales y estuvo de pie en el jardin interior del palacio del rey, en frente de la casa del rey. El rey estaba sentado en su trono real, en la casa real, de frente a la entrada de la casa. 2Cuando el rey vió a la Reina Ester de pie en la corte, se ganó su favor. El extendió el cetro de oro que tenía en su mano hacia ella. Ester se acercó y tocó la punta del cetro.

3Luego el rey le dijo a ella: "¿Qué quieres, Reina Ester? ¿Cúal es tu petición? Hasta la mitad de mi reino te será dado." 4Ester dijo: "Si le place al rey, permita que el rey y Amán vengan hoy a un banquete que tengo preparado para el rey."
5Luego el rey dijo, "Traigan a Amán rápidamente, para hacer lo que Ester dice." Así que el rey y Amán fueron al banquete que Ester había preparado. 6Mientras el vino estaba siendo servido en el banquete, el rey le dijo a Ester: "¿Cúal es tu petición? Ésta te será concedida. ¿Cuál es tu solicitud? Hasta la mitad del reino te será entregado."
7Ester contestó: "Mi petición y solicitud es ésta: 8si he hallado favor ante los ojos del rey y si le place al rey conceder mi petición y honrar mi solicitud, venga el rey y Amán al banquete que prepararé mañana para ustedes, entonces contestaré la pregunta del rey."
9Amán salió aquel día gozoso y con corazón contento. Pero cuando Amán vio a Mardoqueo en el portón del palacio del rey, y éste ni se levantó ni se atemorizó ante él, Amán se llenó de ira contra Mardoqueo. 10Sin embargo, Amán se controló y se fue a su casa. Envió a buscar a sus amigos y los reunió con su esposa, Zeres. 11Amán les contó sobre el esplendor de sus riquezas, el número de sus muchos hijos, todas las promociones con que el rey lo habia honrado; y cómo él había superado a todos los oficiales y sirvientes del rey.
12Amán dijo: "La Reina Ester no ha invitado a otra persona, sino a mí, para ir con el rey al banquete que ella preparó. E incluso mañana, volví a ser invitado por ella para estar junto al rey. 13Pero todo esto no vale nada para mí mientras vea a Mardoqueo el Judío sentado en el portón del palacio del rey."
14Y le dijeron Zeres su esposa y todos sus amigos: "Que construyan una horca de cincuenta codos de alto. En la mañana habla al rey para que cuelguen a Mardoqueo en ella. Luego vete gozoso con el rey al banquete." Esto complació a Amán e hizo que se construyera la horca.

6

1Esa noche el rey no pudo dormir y ordenó a sus siervos traerle los archivos de los eventos de su reino, y estaban siendo leídos en voz alta al rey. 2Se encontró grabado allí que Mardoqueo había dicho acerca de Bigtán y Teres, dos de los oficiales del rey que guardaban la entrada, que habían intentado hacerle daño al rey Asuero. 3El rey preguntó: "¿Qué fue hecho para darle honor o reconocimiento a Mardoqueo por haber hecho esto?" Entonces los hombres jóvenes del rey, sus siervos, dijeron: "Nada fue hecho por él."

4El rey dijo: "Quién está en el patio?" En ese momento Amán había entrado a los atrios del patio de la casa del rey para hablar con él acerca del ahorcamiento de Mardoqueo en la horca que él había preparado. 5Los siervos del rey le dijeron: "Amán está parado en el patio." El rey djo: "Déjenlo que entre." 6Cuando Amán entró, el rey le dijo: "¿Qué se le debería hacer al hombre en quién el rey tiene complacencia en honrar?" Entonces Amán dijo en su corazón: "¿A quién le complacería al rey honrar más que a mí?"
7Amán le dijo al rey: " Para el hombre en quien el rey tiene complacencia en honrar, 8que le traigan vestidos reales, vestiduras que el rey ha vestido, y un caballo en el que el rey haya cabalgado y en cuya cabeza está la diadema real. 9Entonces que los vestidos y el caballo sean dados al más noble de los oficiales del rey. Dejen que vistan al hombre en quien el rey tiene placer en honrar y que lo escolten a caballo por las calles de la ciudad. Que proclamen ante él: '¡Esto es lo que se hace a aquel en quien el rey toma placer en honrar!'"
10Entonces el rey le dijo a Amán: "De prisa, toma las vestiduras y el caballo, como tu has dicho, y haz esto a Mardoqueo, el judío que está en la puerta del rey. No falles en un detalle de lo que tu hayas dicho." 11Entonces Amán tomó las vestiduras y el caballo. Vistió a Mardoqueo y lo escoltó a caballo por las calles de la ciudad. Y proclamó ante él: "¡Esto es lo que se hace a aquel en quien el rey toma placer en honrar!"
12Mardoqueo regresó a la puerta del rey. Pero Amán se apresuró a su casa, lamentandose, con su cabeza cubierta. 13Amán dijo a Zeres, su esposa, y a todos sus amigos todo lo que le había sucedido. Entonces sus hombres que eran conocidos por su sabiduría, y su esposa Zeres, le dijeron: "Si Mardoqueo, ante el cual has comenzado a caer, es judío, no podrás con él, pero ciertamente caerás ante él." 14Mientras hablaban con él, llegaron los oficiales del rey, y se apresuraron a llevar a Amán al banquete que Ester había preparado.

7

1Así que el rey y Amán fueron al banquete con la Reina Ester. 2En este segundo día, mientras estaban sirviendo vino, el rey le dijo a Ester: "¿Cuál es tu petición, Reina Ester? Te será concedido. ¿Cuál es tu solicitud? Hasta la mitad del reino te será concedido."

3Entonces la Reina Ester respondió: "Si he hallado gracia en tus ojos, rey, y si te complace, que mi vida me sea dada a mí- esta es mi petición, y pido esto también para mi pueblo. 4Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, asesinados y aniquilados. Si sólo hubiéramos sido vendidos a esclavitud, como esclavos varones y hembras, yo hubiera permanecido callada, pues ninguna aflicción como ésta, justificaría molestar al rey." 5Entonces el Rey Asuero le dijo a Ester, la reina: "¿Quién es? ¿Dónde se halla esa persona que ha llenado su corazón para hacer tal cosa?"
6Ester dijo: "¡El hombre hostil, ese enemigo, es éste malvado Amán!" Entonces Amán estaba aterrorizado ante el rey y la reina. 7El rey, enfurecido, se puso de pie del lugar donde bebían vino en el banquete, y se fue al jardín del palacio pero Amán se quedó para rogarle por su vida a la Reina Ester. El se dio cuenta que el desastre estaba siendo decidido en contra suya.
8Entonces el rey regresó desde el jardín del palacio al salón donde el vino se había sido servido. Amán acababa de caer sobre el sofá donde Ester estaba. El rey dijo: "¿Él atacará a la reina en mi presencia, en mi propia casa?" Tan pronto como estas palabras salieron de la boca del rey los siervos cubrieron el rostro de Amán.
9Entonces Harbona, uno de los oficiales que servía al rey, dijo: "Una horca de cincuenta codos de alto se levanta al lado de la casa de Amán. El la levantó para Mardoqueo, el que habló para proteger al rey." El rey dijo: "Cuélguenlo en ella." 10Así que ellos colgaron a Amán en la horca que él había preparado para Mardoqueo. Entonces el enojo del rey se redujo.

8

1En ese día el rey Asuero le dio a la reina Ester la propiedad de Amán, el enemigo de los judíos. Y Mardoqueo comenzó a servir delante del rey, porque Ester le dijo al rey cómo Mardoqueo estaba relacionado con ella. 2El rey tomó su anillo de sellar, el cual él había recuperado de Amán, y se lo dio a Mardoqueo. Ester designó a Mardoqueo estar a cargo de la propiedades de Amán.

3Entonces Ester le habló otra vez al rey. Ella se postró boca abajo en tierra y lloró mientras le suplicaba a él ponerle fin al plan malvado de Amán el Agagueo, al que él había ideado en contra de los judíos. 4Entonces el rey extendió su cetro dorado a Ester, ella se levantó y se puso de pie delante del rey.
5Ella dijo: "Si agrada al rey, y si he hallado favor ante tus ojos, si esto pareciere correcto ante el rey, y yo soy agradable ante tus ojos, que se escriba un decreto para revocar las cartas escritas por Amán, hijo de el Hamedata el Agagueo, las cartas que él escribió para destruir a los Judíos quienes están en todas las provincias del rey. 6Porque, ¿cómo podría yo resistir y ver desastre caer sobre mi pueblo? ¿Cómo podría yo soportar viendo la destrucción de mis familiares?"
7El rey Asuero le dijo a la reina Ester y a Mardoqueo, el Judío: "Mira, le he dado a Ester la casa de Amán, y ellos lo han colgado en la horca, porque él iba a atacar a los Judíos. 8Escribe otro decreto para los Judíos en nombre del rey y séllalo con el anillo de sellar del rey. Porque el decreto que ya ha sido escrito en nombre del rey y sellado con el anillo del rey no puede ser revocado."
9Luego los escribas del rey fueron llamados en ese tiempo, en el tercer mes, el cual es el mes de Siván, en el día veintitrés del mes. Un deccreto fue escrito conteniendo todo lo que Mardoqueo estaba ordenando sobre los Judíos. Estaba escrito para los gobernadores de las provincias, los gobernadores y oficiales de las provincias que estaban localizados desde India hasta Etiopía, 127 provincias, a cada provincia escrito en su propia escritura, y a cada pueblo en su idioma, y a los Judíos en su propia escritura e idioma.
10Mardoqueo escribió en nombre del rey Asuero y lo selló con el anillo de sellar del rey. Él envió los documentos con mensajeros montados sobre caballos veloces que eran usados en el servicio del rey, criado por el semental real. 11El rey le dio a los judíos quienes estaban en cada ciudad, permiso para reunirse y ponerse de pie para proteger sus vidas: para aniquilar, para matar, y destruir cualquier fuerza armada de cualquier pueblo o provincia que pudiera atacarlos, niños y mujeres incluídos, o saquear sus posesiones. 12Esto estaría en efecto en todas las provincias del rey Asuero, en el día trece del duodécimo mes, el cual es el mes de Adar.
13Una copia del decreto debía ser emitido como una ley y públicamente expuesto a todas las personas. Los judíos debían estar listos ese día para tomar venganza sobre sus enemigos. 14Así que los mensajeros corrieron sobre los caballos reales que eran usados en el servicio del rey. Ellos fueron sin demora. El decreto del rey también fue emitido desde el palacio de Susa.
15Entonces Mardoqueo dejó la presencia del rey vestido de ropas reales de azul y blanco, con una gran corona de oro y una túnica púrpura de lino fino. Y la ciudad de Susa gritó y se regocijó. 16Los judíos tenían luz y contentamiento, gozo y honor. 17En cada provincia y en cada ciudad, dondequiera que llegó el decreto del rey, había contentamiento y gozo entre los judíos, un banquete y día de fiesta. Muchos de entre la variedad de personas de la tierra se volvieron judíos, porque el miedo de los judíos había caído sobre ellos.

9

1Ahora, en el duodécimo mes, el cual es el mes de Adar, en el décimo tercer día, cuando la ley del rey y su decreto estaban a punto de ejecutarse, en el día cuando los enemigos de los judíos anhelaban ganar poder sobre ellos, fue revertida. Los judíos ganaron poder sobre aquellos que los odiaban a ellos. 2Los judíos se reunieron en sus ciudades a través de todas las provincias del rey Asuero, para poner sus manos sobre aquellos quienes intentaron traer desastre sobre ellos. Nadie podía estar de pie en contra de ellos, ya que el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.

3Todos los oficiales de las provincias, los gobernadores de las provincias, los gobernadores y los administradores del rey, ayudaron a los judíos porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos. 4Pues Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama se había esparcido a través de todas las provincias, porque el hombre Mardoqueo se estaba engrandeciendo. 5Los judíos atacaron a sus enemigos con la espada, matando y destruyéndolos e hicieron lo que deseaban con aquellos que los odiaban.
6En la misma fortaleza de Susa, los judíos mataron y destruyeron a quinientos hombres. 7Ellos mataron a Parsandata, Dalfón, Aspata, 8Porata, Adalía, Aridata, 9Parmasta, Arisai, Aridai, Vaizata 10y los diez hijos de Amán hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos. Pero ellos no tomaron botín alguno.
11Aquel día el número de los que mataron en Susa, la ciudad fortificada, fue reportado al rey. 12El rey le dijo a la reina Ester: "Los judíos han matado a quinientos hombres en la ciudad de Susa, incluyendo a los diez hijos de Amán. ¿Qué pues han hecho ellos en el resto de las provincias del rey? Ahora, ¿cuál es tu petición? Te será concedida a ti. ¿Cuál es tu solicitud? Te será concedida."
13Ester dijo: "Si le place al rey, permita que los judíos que están en Susa les sea permitido llevar a cabo este decreto mañana también, y permita que los cuerpos de los hijos de Amán sean colgados en la horca." 14Así que el rey ordenó que esto fuera hecho. El decreto fue dado en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán.
15Los judíos que estaban en Susa se juntaron en el décimocuarto día del mes de Adar, y mataron trescientos hombres más en Susa, pero no echaron mano sobre los bienes. 16El resto de los judíos que estaban en las provincias del rey se juntaron para defender sus vidas, y se aliviaron de sus enemigos y mataron setenta y cinco mil de aquellos quienes los odiaban, pero ellos no echaron mano sobre los objetos de valor de aquellos quienes mataron.
17Esto ocurrió en el día trece del mes de Adar. En el día catorce ellos descansaron e hicieron de ese un día de banquetes y de regocijo. 18Pero los judíos que estaban en Susa se reunieron en el décimotercer y décimocuarto día. En el décimoquinto día ellos descansaron e hicieron día de banquete y regocijo. 19Es por esto que los judíos de la aldeas, quienes hacían sus casas en áreas rurales, observaban el décimocuarto día del mes de Adar como un día de regocijo y de banquete, y como un día en el cual ellos se enviaban regalos de alimentos los unos a los otros.
20Mardoqueo registraba estas cosas y enviaba cartas a todos los judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero, tanto cercano como lejano, 21obligándolos a guardar los días catorce y quince de Adar todos los años. 22Estos fueron los días cuando los judíos se aliviaron de sus enemigos y el mes cuando su tristeza se convertía en gozo y su luto en un día de celebración. Debían de hacerlos días de banquete y de regocijo y de enviarse regalos de alimentos los unos a los otros y regalos a los pobres.
23Así que los judíos continuaron la celebración que habían comenzado, haciendo lo que Mardoqueo les había escrito a ellos. 24Para ese tiempo, Amán el hijo de Hamedata, el enemigo de todos los judíos, había conspirado en contra los judíos para destruirlos, él echó la Pur (esto es que echó la suerte), para arruinar y destruirlos. 25Pero cuando el asunto llegó ante el rey, él dio órdenes por cartas de que el plan malvado que Aman había desarrollado en contra de los judíos debería recaer sobre su propia cabeza, y que sus hijos debían ser colgados en la horca.
26Por lo tanto llamaron estos días Purim, por el nombre Pur. A causa de todo lo que estaba escrito en esta carta, y todo lo que ellos habían visto y que les había sucedido a ellos, 27los judíos aceptaron una nueva costumbre y tarea. Esta costumbre sería para ellos mismos, sus descendientes, y todos los que se unieran a ellos. Sería que ellos celebrarían estos dos días cada año. Lo celebrarían de cierta manera y al mismo tiempo cada año. 28Estos días eran para ser celebrados y observados en cada generación, cada familia, cada provincia, y cada ciudad. Estos judíos y sus descendientes no dejarían de observar fielmente estos días del Purim, para que así nunca se olvidaran.
29La reina Ester, hija de Abihail y Mardoqueo el judío escribieron con plena autoridad y confirmaron esta segunda carta acerca de Purim.
30Cartas fueron enviadas a todos los judíos a las 127 provincias del reino de Asuero, deseando para los judíos seguridad y verdad. 31Estas cartas confirmaron los días del Purim en su tiempo asignado, como Mardoqueo el judío y la reina Ester obligaron a los judíos. Los judíos aceptaron esta obligación para ellos mismos y sus descendientes, como también aceptaron los tiempos de ayuno y de lamentaciones. 32La orden de Ester confirmó estas regulaciones concernientes al Purim, y fue escrita en el libro.

10

1Luego el rey Asuero impuso un impuesto en la tierra y en la zona costera a lo largo del mar. 2Todos los logros de su fuerza y poderío, junto con toda la cuenta de la grandeza de Mardoqueo a quien el rey había levantado, están escritos en el Libro de las Crónicas de los reyes de Media y Persia.

3Mardoqueo, el Judío, era el segundo en rango al rey Asuero. Él era grande entre los Judíos y popular con sus muchos hermanos Judíos, pues el buscó el bienestar de su gente y habló para la paz de toda su gente.

Job

1

1Había un hombre en la tierra de Uz cuyo nombre era Job; y Job era sin culpa y recto, uno que le temía a Dios y se apartaba del mal. 2Le nacieron a él siete hijos y tres hijas. 3Él poseía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientos pares de bueyes, quinientos burros y muchísimos siervos. Este hombre era el más grande de toda la gente del este.

4En el día asignado de cada hijo, él daría un festín en su casa. Ellos mandaban a buscar y a llamar a sus tres hermanas para comer y beber con ellos. 5Cuando los días del festín se acababan, Job enviaba por ellos y él los consagraba. Él se levantaba temprano en la mañana y ofrecía ofrendas quemadas por cada uno de sus hijos, porque él decía: "Puede ser que mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en sus corazones." Job siempre hacía esto.
6Y entonces vino el día en que los hijos de Dios vinieron a presentarse a sí mismos ante el SEÑOR. Satanás vino también con ellos. 7El SEÑOR le dijo a Satanás: "¿De dónde vienes?" Entonces Satanás le respondió al SEÑOR, y dijo: "De vagar por la tierra, y de ir de un lado a otro en ella." 8El SEÑOR le dijo a Satanás: ¿Has considerado a mi siervo Job? Porque no hay nadie como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, uno que le teme a Dios y se aparta del mal."
9Entonces Satanás le respondió al SEÑOR y dijo: "¿Acaso Job le teme a Dios sin razón? 10¿No has puesto una barrera alrededor de él, alrededor de su casa, y alrededor de todo lo que es suyo por todos lados? Tú has bendecido la obra de sus manos, y su ganado has aumentado en la tierra. 11Pero extiende tu mano ahora y toca todo lo que él posee, y ve si él no te maldice en Tu rostro." 12El SEÑOR le dijo a Satanás: "Mira, todo lo que él tiene, está en tu mano. Solo no extiendas tu mano contra el mismo." Entonces Satanás se fue de la presencia del SEÑOR.
13Y pasó que en cierto día, sus hijos e hijas estaban comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano mayor. 14Un mensajero vino a Job y dijo: "Los bueyes estaban arando y los burros estaban comiendo junto a ellos. 15Los sabeos los atacaron y se los llevaron. De hecho, ellos han matado a los siervos a filo de espada. Solo yo escapé para decirtelo."
16Mientras él todavía hablaba, otro también vino y dijo: "El fuego de Dios cayó de los cielos y quemó a las ovejas y a los siervos. Solo yo he escapado para decirtelo." 17Mientras él todavía hablaba, otro también vino y dijo: "Los caldeos formaron tres grupos, atacaron los camellos, y se los han llevado. Sí, y ellos han matado a los siervos con el filo de la espada. Solo yo he escapado para decirtelo."
18Mientras él todavía hablaba, otro también vino y dijo: "Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano mayor. 19Un gran viento vino del desierto y golpeó las cuatro esquinas de la casa. Esta cayó sobre los jóvenes, y ellos muerieron. Solo yo he escapado para decirtelo."
20Entonces Job se levantó, rasgó su túnica, afeitó su cabeza, se acostó boca abajo en el suelo, y adoró a Dios. 21Él dijo: "Yo estaba desnudo cuando vine del vientre de mi madre, y estaré desnudo cuando regrese allá. Es el SEÑOR quien dió, y es el SEÑOR quién ha quitado. Que sea el nombre del SEÑOR bendecido." 22Y en todo este asunto, Job no pecó, ni acusó a Dios de hacer lo malo.

2

1Entonces ocurrió el día cuando los hijos de Dios llegaron a presentarse ante el SEÑOR. Satanás vino también entre ellos para presentarse ante el SEÑOR. El SEÑOR le dijo a Satanás: "¿De dónde vienes?" 2Entonces Satanás respondió al SEÑOR y dijo: "De vagar sobre la tierra, de ir y venir en ella."

3El SEÑOR le dijo a Satanás: "¿Has considerado a mi siervo Job? Pues nadie hay como él sobre la tierra, un hombre sin culpa y recto, uno que teme a Dios y se aparta del mal. Él todavía se mantiene firme en su integridad, aunque me incitaste para actuar contra él, para destruirlo sin causa."
4Satanás le contestó al SEÑOR y dijo: "Piel por piel, ciertamente; un hombre dará todo lo que tiene por su vida. 5Pero extiende tu mano ahora y toca sus huesos y su carne, y ve si él no te maldice en Tu rostro." 6El SEÑOR le dijo: "Mira, él está en tu mano; es sólo que debes preservar su vida."
7Así que Satanás se fue de la presencia del SEÑOR. El golpeó a Job con llagas severas desde la planta de sus pies hasta el tope de su cabeza. 8Job tomó un pedazo de cerámica rota para rasparse a sí mismo con ella, y se sentó en medio de cenizas.
9Luego, su esposa le dijo: "¿Todavía te aferras a tu integridad? Maldice a Dios y muérete." 10Pero él le dijo a ella: "Tú hablas como una mujer tonta. ¿Deberíamos recibir el bien de Dios y no recibir el mal?" En todo este asunto, Job no pecó con sus labios.
11Ahora, cuando tres amigos de Job escucharon de todo este mal que había venido sobre él, cada uno de ellos vino desde su propio lugar: Elifaz el temanita, Bildad el suhita y Zofar el naamatita. Ellos establecieron una hora para venir y llorar con él y consolarlo.
12Cuando ellos levantaron sus ojos a la distancia, ellos no le reconocieron. Ellos alzaron sus voces y lloraron; cada uno rasgó su ropa y arrojaró polvo al aire y sobre su propia cabeza. 13Entonces ellos se sentaron con él sobre la tierra siete días y siete noches. Nadie le habló una palabra, pues ellos vieron que su pena era muy grande.

3

1Después de esto, Job abrió su boca y maldijo el día en que nació. 2Él dijo: 3"Que el día en el cual yo nací perezca, la noche que dijo: 'Un niño ha sido concebido.'

4Que ese día sea oscuro; que Dios desde arriba no lo llame a memoria, ni que los rayos del sol brillen sobre él. 5Que la oscuridad y la sombra de muerte lo reclamen para sí. Que una nube viva sobre él; que todo lo que hace al día negro verdaderamente lo aterrorice.
6En cuanto a aquella noche, que la densa oscuridad la agarre. Que no se regocije entre los días del año; que no se cuente en el número de los meses. 7Vean, que esa noche sea estéril; que ninguna voz alegre entre en ella.
8Puedan ellos maldecir ese día, aquellos quienes saben cómo despertar a Leviatán. 9Puedan las estrellas del amanecer de aquel día ser oscuras. Que ese día busque luz, pero no la encuentre; ni pueda ver los párpados del amanecer, 10porque no cerró las puertas del útero de mi madre, ni escondió problema a mis ojos.
11¿Porqué no morí cuando salí del vientre? ¿Porqué no rendí mi espíritu cuando mi madre me dio a luz? 12¿Porqué sus rodillas me dieron la bienvenida? ¿Porqué sus pechos me recibieron para que yo mamara?
13Pues ahora yo hubiese estado acostado calladamente. Yo hubiese dormido y estado en descanso 14con los reyes y los consejeros de la tierra, quienes construyeron tumbas para ellos que ahora están en ruinas.
15O hubiese estado acostado con príncipes, quienes alguna vez tuvieron oro, quienes habían llenado sus casas con plata. 16O quizás hubiese nacido muerto, como los infantes que nunca ven la luz.
17Allí, el malvado cesa de ser problema; allí los fatigados están en descanso. 18Allí, los prisioneros están relajados juntos; ellos no escuchan la voz del encargado de los esclavos. 19Allí están ambos, las personas pequeñas y grandes; allí el siervo es libre de su amo.
20¿Porqué la luz le es dada a él quien está en miseria? ¿Porqué la vida le es dada al que es amargado en el alma; 21a alguien que anhela la muerte sin que venga; a alguien que cava por la muerte más que por un tesoro escondido? 22¿Porqué la luz le es dada a alguien que se regocija mucho y se complace cuando halla la tumba?
23¿Porqué la luz le es dada a un hombre de quien su camino está escondido, un hombre a quien Dios ha cercado? 24Pues mi suspiro ocurre en lugar de comer; mi gemir es derramado como agua.
25Pues la cosa que yo temía ha venido sobre mí; de lo que yo tenía miedo ha llegado a mí. 26No estoy tranquilo, no estoy callado, y no tengo descanso, en lugar de eso tengo problemas.

4

1Entonces, Elifaz el temanita le contestó y dijo: 2"Si cualquiera trata de hablar contigo, ¿serás impaciente? Pero, ¿quién puede impedirse a sí mismo de hablar? 3Mira, tú has instruído a muchos; tú has fortalecido a manos débiles.

4Tus palabras lo han sostenido a quien estaba cayendo, tú has hecho firme las rodillas débiles. 5Pero ahora que el problema ha venido a ti, y estas cargado; te toca y estás atribulado. 6¿No es tu temor confianza, y la integridad de tus caminos tu esperanza?
7Piensa sobre esto, por favor: ¿quién ha perecido siendo inocente? O ¿cuándo los rectos fueron cortados? 8Basado en lo que yo he observado, aquellos que aran iniquidad y siembran problemas, los cosechan. 9Por el aliento de Dios ellos perecen; por la explosión de Su ira ellos son consumidos.
10El rugir del león, la voz del león feroz, los dientes de los leones jóvenes - ellos son rotos. 11El león viejo perece por falta de víctimas; los cachorros de la leona son esparcidos por todos lados.
12Ahora, un cierto asunto fue secretamente traído a mí, y mi oído recibió un susurro acerca del ello. 13Entonces vinieron pensamientos de visiones en la noche, cuando el sueño profundo cae sobre la gente.
14Fue en la noche cuando el miedo y el temblor vinieron sobre mí, e todos mis huesos estremecieron. 15Luego un espíritu pasó ante mi cara y el pelo de mi carne se levantó.
16El espírtu se quedó quieto, pero yo no pude discernir su apariencia. Una forma estaba ante mis ojos; había silencio, y escuché una voz que dijo: 17"¿Puede un hombre mortal ser más justo que Dios? ¿Puede un hombre ser más puro que su Creador?
18Mira, si Dios no pone confianza en sus siervos; si Él acusa a sus ángeles de insensatez, 19¿cuánto más es esto cierto de aquellos quienes viven en casas de barro, quienes su fundamento está en el polvo, quienes son aplastados más rápido que una polilla?
20Entre la mañana y la tarde ellos son destrozados; ellos perecen para siempre sin que alguno los note. 21¿No son las cuerdas de sus tienda arrancadas de ellos? Ellos mueren; ellos mueren sin sabiduría.

5

1Clama ahora; ¿hay alguien que te contestará? ¿A quién de los santos recurrirás? 2Pues la ira mata al hombre insensato; los celos matan al tonto. 3Yo he visto a una persona insensata echando raíces, pero de repente yo maldije su hogar.

4Sus hijos están lejos de la seguridad; ellos son aplastados en la puerta de la ciudad. Nadie hay para rescatarlos. 5Los hambrientos se comen sus cosechas; ellos aun las toman de entre los espinos. Los sedientos suspiran por sus riquezas.
6Pero las dificultades no surgen de la suelo; ni el problema brota de la tierra. 7En cambio, la humanidad nace para el problema, así como las chispas vuelan hacia arriba.
8Pero, en cuanto a mí, recurriré a Dios mismo; a Él yo encomendaría mi causa-- 9Él quien hace cosas grandes y profundas, cosas maravillosas sin número. 10Él da lluvia sobre la tierra y envía agua sobre los campos.
11Él lo hace para colocar en lugares altos a aquellos que están en lugares bajos; para hacer subir a seguridad a quienes están de luto. 12Él rompe las planes de la gente astuta, para que sus manos no puedan tener éxito. 13Él atrapa a la gente sabia en sus propias astucias; los planes de la gente torcida se apresuran a su fin.
14Ellos encuentran oscuridad en pleno día, y al mediodía andan a tientas como si fuese de noche. 15Pero Él salva a la persona pobre de la espada en sus bocas y a la persona necesitada de la mano de la gente poderosa. 16Para que el pobre tenga esperanza, y la injusticia cierre su propia boca.
17Mira, el hombre a quien Dios corrige es bendecido; por lo tanto, no desprecies la corrección del Todopoderoso. 18Porque Él hiere y luego venda; Él hiere y luego Sus manos sanan. 19Él te rescatará de seis problemas; ciertamente, en siete problemas ningún mal te tocará.
20En hambruna Él te rescatará de la muerte, y en la guerra de las manos de aquellos quienes usan la espada. 21Tú serás escondido del azote de la lengua; y no tendrás miedo de la destrucción cuando venga. 22Tú te reirás de la destrucción y la hambruna, y no tendrás miedo de las bestias salvajes.
23Pues tú tendrás un pacto con las piedras en tu campo, y las bestias del campo estarán en paz contigo. 24Tú sabrás que tu tienda está a salvo; visitarás tu redil y nada te faltará. 25Tú también sabrás que tu semilla será grande, que tu descendencia será como el pasto sobre la tierra.
26Tú vendrás a tu tumba a una edad completa, como una pila de gavillas que sube a su tiempo. 27Mira, hemos examinado este asunto; es así; escúchalo, y conócelo por ti mismo."

6

1Entonces Job contestó y dijo: 2"Oh, si solo mi angustia fuera pesada; ¡si solo toda mi calamidad fuera puesta en la balanza! 3Porque ahora sería más pesada que la arena de los mares. Es por esto que mis palabras fueron imprudentes.

4Pues las flechas del Todopoderoso están en mí, mi espíritu bebe el veneno; los terrores de Dios se han arreglado en conjunto contra mí. 5¿Acaso el asno salvaje rebuzna en desespero cuando él tiene pasto? ¿O acaso muge el buey con hambre cuando tiene forraje? 6¿Puede eso que no tiene sabor ser comido sin sal? ¿O hay algún sabor en la clara de un huevo?
7Me rehuso a tocarlos; ellos son como comida asquerosa para mí. 8Oh, si yo pudiera tener mi pedido; oh, si Dios me concediera lo que ahnelo: 9¡si se complaciera Dios en aplastarme de una vez, si Él dejara soltar su mano y me cortara de esta vida!
10Pueda ésta todavia ser mi consolación—aún si yo me regocijo en dolor que no disminuye: que yo no he rechazado las palabras del Santo. 11¿Qué es mi fuerza, que yo debo intentar esperar? ¿Cuál es mi final, para que yo deba prolongar mi vida?
12¿Mi fuerza es la fuerza de las piedras? ¿O es mi carne hecha de bronce? 13¿No es verdad que yo no tengo ayuda en mí mismo, y que la sabiduría ha sido sacada fuera de mí?
14Para la persona que está a punto de desmayarse, la fidelidad debe ser mostrada por su amigo; aún para aquel que abandona el temor del Todopoderoso. 15Pero mis hermanos han sido tan fieles a mí, así como un lecho de arroyo del desierto, como canales de agua que pasan a ser nada, 16los cuales son oscurecidos a causa del hielo sobre ellos, y a causa de la nieve que se esconde a sí misma en ellos. 17Cuando ellos se descongelan, se desvanecen; cuando está caliente, ellos se derriten de su lugar.
18Las caravanas que viajan por su camino se desvían por agua; ellos vagan en tierra estéril y luego perecen. 19Caravanas desde Tema miraron allí, mientras compañías de Sabá tenían esperanza en ellos. 20Ellos estaban desilusionados porque habian estado confiados en encontrar agua. Ellos fueron allá, pero ellos fueron engañados.
21Ahora, ustedes amigos son nada para mí; ustedes ven mi terrible situación y están asustados. 22¿Le dije yo, 'Demen algo;' u, 'ofrézcanme un regalo de sus riquezas;' 23o 'sálvenme de la mano de mi adversario;' o, 'rescátenme de la mano de mis opresores?'
24Enséñenme, y yo voy a mantener mi paz; háganme entender dónde yo he estado equivocado. 25¡Cuán dolorosas son las palabras verdaderas! Pero sus argumentos, ¿cómo es que realmente me reprenden?
26¿Ustedes planifican ignorar mis palabras, tratando las palabras de un hombre desesperado como al viento? 27Ciertamente, ustedes echan suertes por un niño sin padre, y regatean sobre su amigo como por mercancía.
28Ahora, por lo tanto, por favor mírenme, pues seguramente yo no mentiría en sus caras. 29Cedan, yo les ruego; no permitan que haya injusticia en ustedes. De hecho, cedan, pues mi causa es justa. 30¿Hay maldad en mi lengua? ¿No puede mi boca detectar cosas malignas?

7

1¿No tiene el hombre dura labor en la tierra?¿No son sus días como los días de un hombre contratado? 2Como un esclavo ansiosamente anhela las sombras de la tarde, como un hombre contratado mira por su paga—3así, he sido hecho para soportar meses de miseria; me han sido dadas noches llenas de problemas.

4Cuando me acuesto, me digo a mí mismo: ¿Cuándo me levantaré y cuándo se irá la noche? Estoy cansado de dar vueltas hasta que amanece. 5Mi carne esta cubierta de gusanos y de costra de polvo; las llagas en mi piel se endurecen luego se disuelven y supuran.
6Mis días son mas rápidos que la lanzadera del tejedor; se pasan sin esperanza. 7Dios, recuerda que mi vida es solo un respiro; mis ojos no verán mas el bien.
8El ojo de Dios, quien me ve, no me verá más; los ojos de Dios estarán sobre mi, pero yo no existiré. 9Como la nube es consumida y se desvanece, así el que baja al Seol no subirá más. 10Él no volverá más a su casa; ni su lugar le conocerá otra vez.
11Por lo tanto no refrenaré mi boca; yo hablaré en la angustia de mi espíritu; yo me quejaré en la amargura de mi alma. 12¿Soy yo el mar o un monstruo marino para que tú pongas guardia sobre mí?
13Cuando yo digo: 'Mi cama me consolará, y mi lecho suavizará mi queja,' 14entonces, tú me asustas con sueños y me aterrorizas a través de visiones; 15así que, yo escogería el estrangulamiento y la muerte en lugar de preservar estos huesos míos.
16Yo detesto mi vida; no desearía estar vivo para siempre; déjenme solo porque mis días son inútiles. 17¿Quién es el hombre para que Tú le prestes atención, para que te acuerdes de él, 18para que Tú lo observes cada mañana y lo pruebes cada momento?
19¿Cuánto tiempo pasará antes de que quites Tu mirada de mí, antes de que me dejes solo el tiempo suficiente para que trague mi propia saliva? 20Aún si he pecado, ¿qué te haria eso a Tí, Tú que vigilas a los hombres? ¿Porqué has hecho de mi un blanco, hasta convertirme en una carga para Tí?
21¿Porqué no perdonas mi transgresión y quitas mi iniquidad? Pues pronto me acostaré en el polvo; Tú me buscarás cuidadosamente, pero yo no existiré.

8

1Entonces Bildad el suhita respondió y dijo: 2"¿Hasta cuándo dirás tú estas cosas? ¿Hasta cuándo las palabras de tu boca serán viento poderoso? 3¿Pervierte Dios la justicia? ¿Pervierte el Todopoderoso la rectitud?

4Tus hijos han pecado contra Él; nosotros sabemos esto, por cuanto Él los entregó en las manos de sus pecados. 5Pero supón que tú diligentemente buscaste a Dios y presentaste tu pedido al Todopoderoso.
6Si tú eres puro y recto, entonces Él seguramente se moveriá a tu favor y te restaurariá a tu justo lugar. 7Aunque tu comienzo fue pequeño, aún así tu condición final sería más grande.
8Por favor, pregunta a las generaciones pasadas, y dale tu atención a lo que nuestros ancestros aprendieron. 9(Nosotros solo nacimos ayer y nada sabemos porque nuestros días en la tierra son una sombra). 10¿No te enseñarán ellos y te dirán? ¿No hablarán palabras de sus corazones?
11¿Puede el papiro crecer sin pantano? ¿Pueden las cañas crecer sin agua? 12Mientras ellas aún están verdes y no cortadas, ellas se marchitan antes que cualquier otra planta.
13Así tambien son los senderos de todos los que se olvidan de Dios, la esperanza de los impíos perecerá. 14Su confianza se romperá, y su seguridad es tan débil como una telaraña. 15El se recuesta sobre su casa, pero ella no le sostendrá; él la agarra, pero ésta no se sostiene.
16Debajo del sol él es verde, y sus brotes salen sobre todo su jardín. 17Sus raíces están entrelazadas alrededor de montones de piedras; ellas buscan buenos lugares entre las rocas. 18Pero si esta persona es destruída fuera de su lugar, entonces ese lugar lo negará y dirá: 'Yo nunca te vi.'
19Mira, este es el "gozo" de la conducta de tal persona; otras plantas germinarán de la misma tierra en su lugar. 20Mira, Dios no desechará a un hombre inocente; tampoco tomará la mano de malhechores.
21Él aún llenará tu boca de risa, tus labios con gritos de júbilo. 22Aquellos que te odian serán vestidos de vergüenza; la tienda de los malvados ya no será más.

9

1Entonces Job contestó y dijo: 2"Yo verdaderamente sé que esto es así. Pero, ¿cómo una persona puede estar en lo correcto con Dios? 3Si él quiere discutir con Dios, no puede contestarle una vez en mil veces.

4Dios es sabio de corazón y poderoso en fuerza; ¿quién alguna vez se ha endurecido contra Él y ha tenido éxito? — 5Él quien remueve las montañas sin avisar a nadie, cuando Él las vuelca en Su ira—6Él, que sacude la tierra fuera de su sitio y pone sus soportes a temblar.
7Es el mismo Dios que le dice al sol que no se levante, y no lo hace; y el que cubre las estrellas, 8el que por Sí solo extiende los cielos y pisotea las olas del mar, 9quien hace a la Osa, al Orión, las Pleyades, y las constelaciones del sur.
10Es el mismo Dios que hace cosas grandes, cosas incomprensibles—de hecho, cosas maravillosas sin número. 11Mira, Él pasa cerca de mí, y yo no lo veo; además, Él pasa de largo, pero no lo percibo. 12Si Él quita algo, ¿quién lo puede detener? ¿Quién le puede decir a Él: '¿Qué estás haciendo?'
13Dios no retirará su irá; los ayudantes de Rahab se humillan delante de Él. 14¿Cuánto menos podría contestarle, podría elegir palabras para razonar con Él? 15Aunque yo fuera justo, no podría contestarle; solamente podría rogar por misericordia a mi Juez.
16Aún si yo llamara y Él me respondiera, yo no creería que Él estuviera escuchando mi voz. 17Porque Él me quiebra con una tempestad y multiplica mis heridas sin causa. 18Él ni siquiera me permite recuperar mi aliento, en cambio, Él me llena con amargura.
19Si es un asunto de fuerza, ¡miren, Él es poderoso! Si es un asunto de justicia, ¿quién puede convocarlo? 20Aunque yo estoy en lo correcto, mi propia boca me condenaría; y aunque estoy libre de culpa, mis palabras me probarían ser culpable.
21No soy culpable, pero ya no tengo cuidado de mi mismo; yo desprecio mi propria vida. 22No hace diferencia, por eso es que digo que Él destruye a la gente inocente junto a la gente impía. 23Si una plaga de repente matara, Él se reiría ante las aflicciones de personas inocentes. 24La tierra es puesta en la mano de los impíos; Dios cubre las caras de sus jueces. Si no es Él quien lo hace, entonces, ¿quién?
25Mis días son más veloces que un mensajero que corre; mis días huyen; ellos no ven nada bueno en ningún sitio. 26Son tan rápidos como botes hechos de caña de papiro, y tan rápidos como el águila que se lanza hacia bajo encima de sus víctimas.
27Si yo dijera que yo me olvidaría de mis quejas, que me quitaría mi cara triste y sería feliz, 28yo tendría miedo de todas mis penas porque yo sé que tú no me considerarás inocente. 29Yo seré condenado; entonces, ¿porqué yo trataría en vano?
30Si me lavara a mí mismo con agua de nieve e hiciera mis manos tan, tan limpias, 31Dios me hundiría en una zanja, y mis propias ropas estarían disgustadas conmigo.
32Porque Dios no es un hombre, como yo, que yo pudiera contestarle, que pudíeramos venir juntos a la corte. 33No hay juez entre nosotros que pueda posar su mano sobre los dos.
34No hay otro juez que pueda quitar la vara de Dios de encima de mí, que pueda impedir que Su terror me espante. 35Entonces, yo hablaría y no le temería. Pero como están las cosas ahora, yo no puedo hacer eso.

10

1Estoy hastiado de mi vida. Daré rienda suelta mi queja. Hablaré en la amargura de mi alma. 2Le diré a Dios: 'No solamente me condenes; enséñame porque me acusas. 3¿Te parece bien que me oprimas, despreciar la obra de tus manos mientras te sonries de los planes de los malvados?

4¿Tienes ojos de carne? ¿Vez Tú como ve el hombre? 5¿Son tus días como los días de la humanidad o tus años como los años de las personas, 6que Tú inquieres sobre mi iniquidad y andas tras mi pecado, 7aunque Tú sabes que yo no soy culpable y no hay nadie quien me pueda rescatar de tu mano?
8Tus manos me han enmarcado y han formado mi entorno, y todavia me estás destruyendo. 9Recuérdate, yo te ruego, que como barro me formastes; ¿me llevarás Tú al polvo otra vez?
10¿No me has derramado Tú, como leche y como queso me cuajaste? 11Tú me has vestido con piel y carne, y me tejiste con huesos y tendones.
12Me has concedido vida y fidelidad de pacto; Tu ayuda ha guardado mi espíritu. 13Sin embargo, estas cosas escondiste en tu corazón—Yo sé que esto es lo que estabas pensando: 14que si yo pecaba, Tú lo notarías; Tú no me absolverías de mi iniquidad.
15Si yo fuese malvado,! ay de mí! aunque yo fuera justo, yo no podría levantar mi cabeza, ya que estoy lleno de desgracia y mirando mi propio sufrimiento. 16Si mi cabeza misma se levanta, Tú me cazas como león; una vez más, Tú te muestras poderoso para mi.
17Tú traes nuevos testigos contra mí y aumentas Tu enojo contra mí; me atacas con nuevos ejércitos.
18¿Porqué pues, me sacaste de la matriz? Yo desearia que yo hubiera dado mi espíritu y que ningún ojo me hubiera visto. 19Yo hubiera sido como si yo nunca hubiese existido. Habría sido cargado de la matriz al sepulcro.
20¿No son mis días sólo unos pocos? Detente entonces, déjame solo, para que yo pueda tener un poco de descanso 21antes que yo vaya a de donde no regresaré, a la tierra de oscuridad y de la sombra de muerte, 22la tierra que es oscura como la media noche, la tierra de sombras de muerte, sin ningun orden, donde la luz es como la media noche."

11

1Entonces Zofar el naamatita contestó y dijo: 2"¿No debería tal multitud de palabras ser contestada? ¿Debería este hombre, tan lleno de palabras, ser creído? 3¿Debería tu jactancia hacer que otros permanezcan en silencio? Cuando te burlas de nuestras enseñanzas, ¿nadie hará que te sientas avergonzado?

4Pues le dices a Dios: 'Mis creencias son puras, soy sin culpa ante Tus ojos.' 5Oh, pero si Dios hablara y abriera Sus labios en contra de ti; 6¡que te enseñara los secretos de la sabiduría! Pues Él es grande en entendimiento. Conoce entonces, que Dios demanda de ti menos de lo que tu iniquidad merece.
7¿Puedes entender a Dios buscándolo? ¿Puedes comprender al Todopoderoso perfectamente? 8El asunto es tan alto como el cielo; ¿que puedes hacer tú? Es más profundo que el Seol; ¿que puedes saber tú? 9Su medida es más largo que la tierra, y más ancho que el mar.
10Si Él pasa y calla a cualquiera, si Él llama a juicio a cualquiera, entonces ¿quién lo puede detener? 11Pues Él conoce a la gente falsa; ¿cuando Él ve iniquidad, no la nota? 12Pero la gente tonta no tiene entendimiento; ellos lo tenderán cuando un burro salvaje dé a luz a un hombre.
13Pero supón que hubieras puesto tu corazón en el lugar correcto y hubieras estirado tus manos hacia Dios; 14supón que la iniquidad estuviera en tu mano, pero que entonces la pones muy lejos de ti, y no permitiste que la injusticia viviera en tus tiendas.
15Entonces seguramente levantarías tu rostro sin un signo de vergüenza; en efecto, estarías firme y no temerías. 16Olvidarías tu miseria; la recordarías solo como aguas que han fluído y se fueron. 17Tu vida sería más brillante que el mediodía; aunque hubiese oscuridad, se convertiría como la mañana.
18Tú estarías seguro porque hay esperanza; en efecto, encontrarías seguridad alrededor de ti y tomarías tu descanso en seguridad. 19También te acostarías en descanso, y nadie te asustaría; de hecho, muchos buscarían tu favor.
20Pero los ojos de la gente malvada fallarán; no tendrán manera de escapar; su única esperanza será un último suspiro de vida.

12

1Entonces Job contestó y dijo: 2"No hay duda que ustedes son el pueblo; la sabiduría morirá con ustedes. 3Pero yo tengo entendimiento al igual que ustedes; No soy inferior a ustedes. Ciertamemente, ¿quién no conoce cosas tales cómo éstas?

4Yo soy algo para que mi vecino se ría—yo, uno que llamó a Dios, ¡y quien fue respondido por Él! Yo, un justo y hombre sin culpa—yo, ahora soy algo de que reírse. 5En el pensamiento de alguien que está cómodo, hay desprecio por la desgracia; él piensa de una forma que trae más desgracia para aquellos cuyo pie se esta resbálando. 6Las tiendas de los ladrones prósperan, y aquellos que provocan a Dios se sienten seguros; sus propias manos son sus dioses.
7Pero ahora, pregúntenle a las bestias, y ellas les enseñarán a ustedes; pregúntenle a los pájaros de los cielos, y ellos les dirán a ustedes. 8O háblenle a la tierra, y les enseñará a ustedes; los peces del mar les declararán a ustedes.
9¿Qué animal entre todos estos no conoce que la mano del SEÑOR ha hecho esto? 10En Su mano esta la vida de toda cosa viviente y el aliento de toda la humanidad.
11¿No prueba el oído las palabras tal como el paladar saborea su comida? 12Con los hombres ancianos esta la sabiduría; en la largura de días está el entendimiento.
13Con Dios están la sabiduría y el poder; Él tiene consejo y entendimiento. 14Mira, Él derrumba, y no puede ser construido de nuevo; si Él encarcela a alguien, no puede haber liberación. 15Mira, si Él aguanta las aguas, ellas se secan; y si Él las envía fuera, ellas cubren la tierra.
16Con Él están la fuerza y la sabiduría; las personas que son engañadas y el engañador están ambos en Su poder. 17Él guía a los consejeros lejos, descalzos en pena; Él convierte a los jueces en tontos. 18Él quita la cadena de autoridad de los reyes; Él envuelve un paño alrededor de sus cinturas.
19Él lleva lejos a los sacerdotes, descalzos en pena y destituye a gente poderosa. 20Él remueve el discurso de aquellos que han sido de confianza y quita el entendimiento de los ancianos. 21Él derrama menosprecio sobre los príncipes y desata el cinturón de los fuertes.
22Él revela cosas profundas de la oscuridad y saca a la luz las sombras donde están las personas muertas. 23Él hace a las naciones fuertes, y Él también las destruye; Él engradece a las naciones, y Él también los guía como prisioneros.
24Él quita el entendimiento de los líderes de las personas de la tierra; Él los hace vagar en un desierto donde no hay camino. 25Ellos andan a tientas en la oscuridad sin luz; Él los hace tambalear como un hombre borracho.

13

1Mira, mi ojo ha visto todo esto; mi oído ha escuchado y lo entendió.2Qué tú sabes, lo mismo sé yo tambien; yo no soy inferior a tí.

3De todas formas, yo preferiría hablar con el Todopoderoso; yo deseo razonar con Dios.4Pero ustedes blanquean la verdad con mentiras; ustedes todos son médicos sin valor.5¡Oh, si todos ustedes se mantuvieran en silencio! Eso sería su sabiduría.
6Ahora escuchen mi propio razonamiento; presten atención a los argumentos de mis propios labios. 7¿Hablarán ustedes injustamente por Dios, y hablarás engañosamente por Él? 8¿Ustedes le mostrarían realmente bondad a Él? ¿Ustedes argumentarían realmente en corte como abogados por Dios?
9¿Sería bueno realmente para ustedes cuándo ÉL los investigue? ¿Podrán ustedes engañarlo como ustedes engañan a los hombres? 10Él seguramente los reprobaría a ustedes si en secreto mostraran parcialidad.
11¿No te haría Su majestuosidad estar asustado? ¿No caería Su miedo sobre ustedes? 12Los dichos memorables de ustedes son proverbios hechos de cenizas; sus defensas son defensas hechas de arcilla.
13Mantengan silencio, déjenme solo, para que así yo pueda hablar, que suceda lo que me tenga que suceder. 14Yo tomaré mi propia carne en mis dientes; yo tomaré mi vida en mis manos. 15Miren, si Él me mata, no tendré esperanza; no obstante, defenderé mis caminos ante Él.
16Esta será la razón para mi absolución, que yo no vengo ante Él como un hombre impío.17Dios, escucha cuidadosamente a mi discurso; permite que mi declaración llegue a tus oídos.
18Míra ahora, yo he puesto mi defensa en orden; yo se que soy inocente. 19¿Quién es el que argumentaría en mi contra en la corte? Si Tu vienes a hacerlo, y si fuese probado que estoy equivocado, entonces estaría en silencio y rendiría mi vida.
20Dios, solo haz dos cosas por mí, y entonces no me esconderé de tu rostro: 21quita Tu mano opresora de sobre mi, y no permitas que tus terrores me me causen miedo.22Entonce llámame, y contestaré; o dejame hablarte a Tí, y Tú contéstame.
23¿Cuántas son mis iniquidades y pecados? Dejame saber mis transgresiones y mis pecados.24¿Porqué escondes Tu rostro de mi y me tratas como Tu enemigo? 25¿Perseguirás Tú una hoja suelta? ¿Buscarás Tú matojos secos?
26Pero Tú escribes amargas cosas contra mí; Tu me haces heredar las iniquidades de mi juventud. 27Tambien pusiste mis pies en el cepo; Tú vigilas de cerca mis caminos; Tú examinas la tierra donde las plantas de mis pies han caminado; 28si bien, soy como una cosa pudrida que se deshace, como una vestimenta que la polilla ha comido.

14

1El hombre, quien es nacido de mujer, vive solamente unos pocos días y está lleno de problema. 2Él brota desde el suelo como una flor y es cortado; él huye como una sombra y no permanece. 3¿Tú miras a cualquiera de estos? ¿Tú me traes a juicio contigo?

4¿Quién puede sacar algo limpio de algo no sucio? Nadie. 5Los días del hombre están determinados. El número de sus meses está contigo; Tú has señalado sus límites para que él no puede pasar. 6Aparta Tu mirada de él, para que él pueda descansar, para que él pueda disfrutar su día como un hombre contratado, si es que lo puede hacer.
7Puede haber esperanza para un árbol; si es cortado, podría brotar de nuevo, para que su tallo tierno no desaparezca. 8Aunque su raíz envejece en la tierra y su tocón muere en el suelo, 9aún así, si tan solo huele agua, brotará y sacará sus ramas como una planta.
10Pero el hombre muere; él se vuelve débil; en efecto, el hombre deja de respirar, y luego, ¿dónde está él? 11Como el agua desaparece de un lago y como un río pierde agua y se seca, 12así las personas se acuestan y no se levantan otra vez. Hasta que los cielos no sean más, ellos no se despertarán ni tampoco se levantarán de su sueño.
13¡Oh, que Tú me escondieras en el Seol lejos de los problemas, y que Tú me mantuvieras en privado hasta que Tu ira se acabe, que Tú me establecíeras un tiempo fijado para permanecer allí y que luego te acuerdes de mí! 14Si un hombre muere, ¿vivirá de nuevo? Si es así, desearía esperar todo mi tiempo agotador allí hasta que mi liberación deba venir.
15Tú llamarías, y yo te contestaría. Tú tendrías un deseo para el trabajo de Tus manos. 16Tú numerarías y cuidarías mis pisadas; Tú no mantendrías registro de mi pecado. 17Mi transgresión sería sellada en un saco; Tú cubrirías mi iniquidad.
18Pero aún las montañas caen y se vuelven nada; aún las rocas son movidas de su lugar; 19las aguas desgasatan las piedras; sus inundaciones lavan el polvo de la tierra. De esta manera, Tú destruyes las esperanzas del hombre.
20Tú siempre lo derrotas, y él muere; Tú cambias su rostro y lo despides para que muera. 21Si sus hijos son honrados, él no lo sabe; y si ellos son humillados, él no lo ve. 22Él solamente siente el dolor de su propio cuerpo, y se lamenta por sí mismo.

15

1Entonces Elifaz el temanita contestó y dijo: 2"¿Debe un hombre sabio responder con conocimiento inútil y llenarse a sí mismo con el viento del este? 3¿Debe razonar él con habladurías sin sentido o con discursos con los cuales no puede hacer ningún bien?

4En efecto, tú disminuyes el respeto hacia Dios; tú obstruyes la devoción hacia Él, 5pues tu iniquidad le enseña a tu boca; tú escoges tener la lengua de un hombre astuto. 6Tu propia boca te condena, no la mía; de hecho, tus propios labios testifican en tu contra.
7¿Eres tú el primer hombre que nació? ¿Fuiste traído a existencia antes que los montes? 8¿Has escuchado el conocimiento secreto de Dios? ¿Limitas la sabiduría a ti mismo? 9¿Qué sabes tú que nosotros no sabemos? ¿Qué entiendes tú que no está también en nosotros?
10Con nosotros están ambos, los hombres de cabellera gris y los de mucha edad, quienes son mucho más viejos que tu padre. 11¿Son las consolaciones de Dios demasiado pequeñas para ti, las palabras que son tiernas para contigo?
12¿Porqué te arrebata tu corazón? ¿Porqué tus ojos destellan, 13para que tú tornes tu espíritu contra Dios y salgan tales palabras de tu boca? 14¿Qué es el hombre para que deba ser limpio? ¿Qué es aquel quién es nacido de mujer para que deba ser justo?
15¡Ves, Dios no pone confianza ni aún en Sus santos; de hecho, los cielos no están limpios a Su vista; 16cuán menos limpio es uno que es abominable y corrupto, un hombre que bebe iniquidad como agua!
17Yo te mostraré; escúchame; Yo te anunciaré las cosas que Yo he visto, 18las cosas que hombres sabios han pasado de sus padres, las cosas que sus ancestros no escondieron.
19Estos eran sus ancestros, a quienes solamente se les dio la tierra, y entre los cuales ningún extraño pasó nunca. 20El hombre malvado se retuerce en su dolor todos sus días, el número de años que son añadidos para que el opresor sufra. 21El sonido de terrores está en sus oídos; mientras él está en prosperidad, el destructor vendrá sobre él.
22Él no piensa que él regresará de la oscuridad; la espada espera por él. 23Él va a varios lugares por pan, diciendo: '¿Donde está?' Él sabe que el día de oscuridad está cerca. 24Ansiedad y angustia le hacen temer; ellos prevalecen en contra de él, como un rey listo para la batalla.
25Porque él ha extendido su mano contra Dios y se ha conducido arrogantemente en contra del Todopoderoso, 26este hombre malvado corre hacia Dios con un cuello rígido, con un escudo grueso.
27Esto es verdad, aunque él ha cubierto su rostro con su grosura y juntó grasa en sus lomos, 28y ha vivido en ciudades desoladas; en casas en las cuales ningún hombre habita ahora y que estaban listas para convertirse en ruinas.
29Él no será rico; su riqueza no durará; ni siquiera su sombra durará en la tierra. 30Él no saldrá de la oscuridad; una llama secará sus tallos; al aliento de la boca de Dios él se irá.
31Que no confíe en cosas vanas, engañándose a sí mismo, pues, la vanidad será su recompensa. 32Ocurrirá antes de que deba llegar su tiempo para morir; su rama no estará verde. 33El dejará caer sus uvas verdes como una vid; el sacudirá sus flores como a un árbol de olivo.
34Pues la compañia de personas impías será estéril; el fuego consumirá sus tiendas de soborno. 35Ellos conciben malicia y dan a luz iniquidad; su vientre concibe engaño."

16

1Luego, Job respondió y dijo: 2"Yo he escuchado muchas cosas como esas; todos ustedes son consoladores miserables. 3¿Será que las palabras inútiles tendrán un final? ¿Qué les pasa a ustedes, que ustedes responden así?

4Yo también podría hablar como ustedes, si ustedes estuvieran en mí lugar; yo podría coleccionar y juntar palabras contra ustedes y sacudir mi cabeza en burla. 5¡Oh, cómo yo los alentaría con mi boca! ¡Cómo el consuelo de mis labios podría aligerar su dolor!
6Si yo hablo, mi dolor no es disminuído; si yo evito hablar, ¿cómo soy ayudado? 7Pero ahora, Dios, Tú me has agotado; Tú has hecho a toda mi familia desolada. 8Tú me has hecho secar, lo que por si mismo es un testigo en mi contra; la flacura de mi cuerpo se levanta en mi contra, y testifica contra mi cara.
9Dios me ha desgarrado en Su ira y me ha perseguido; Él me ha rechinado con Sus dientes; mi enemigo sujeta sus ojos en mí, mientras me destroza. 10La gente se ha quedado asombrada y boquiabierta hacia mí; me han golpeado reprochablemente en la mejilla; ellos se han reunido en mi contra.
11Dios me entrega a gente impía, y me lanza a las manos de la gente malvada. 12Yo estaba a gusto, y Él me rompió. Ciertamente, Él me ha tomado por el cuello, y me aplastó en pedazos; y Él también me estableció como Su objetivo.
13Sus arqueros me rodean por todo mi alrededor; Dios perfora mis riñones y no se apiada de mi; y derrama mi bilis sobre el suelo. 14Él rompe a través de mi pared una y otra vez; Él corre hacia mí como un guerrero.
15He cocido cilicio sobre mi piel; he empujado mi cuerno dentro del suelo. 16Mi cara está roja con el llanto; en mis párpados está la sombra de muerte 17aunque no hay violencia en mis manos, y mi oración es pura.
18Tierra, no cubras mi sangre; no dejes que mi llanto tenga lugar de descanso. 19Incluso ahora, verás, mi Testigo está en el cielo; Él, quien testifica por mí, está en lo alto.
20Mis amigos se burlan de mí, pero mi ojo derrama lágrimas para Dios. 21¡Yo pido por ese testigo en el cielo, que argumente por este hombre con Dios, como lo hace un hombre con su vecino! 22Pues cuando algunos años hayan pasado, yo iré a un lugar del cual yo no regresaré.

17

1Mi espíritu esta consumido, y mis días están terminados; la tumba está lista para mi. 2Seguramente hay burladores conmigo; mi ojo debe siempre ver su provocación. 3Dame una promesa, sé Tú una garantía para mí contigo; ¿quién más está ahí que pueda ayudarme?

4Porque Tú, Dios, has aislado sus corazones del entendimiento; por lo tanto, Tú no los exaltarás a ellos sobre mi. 5Aquel que denuncia sus amigos por una recompensa, los ojos de sus niños fallarán.
6Pero Él me ha convetido un dicho de la gente; ellos escupen en mi cara. 7Mi ojo también está nublado por la pena; todas las partes de mi cuerpo estan tan delgadas como sombras. 8Los hombres rectos estarán aturdidos por esto; el hombre inocente se volcará contra los hombres impíos.
9El hombre recto se mantendrá en su camino; aquel que tiene manos límpias se volverá fuerte y más fuerte. 10Pero en cuanto a todos ustedes, vengan ahora; yo no encontraré un hombre sabio entre ustedes.
11Mis días son pasado; mis planes están destrozados, y así están los deseos de mi corazón. 12Estas personas, estos burladores, cambian la noche en día; la luz está cerca de la oscuridad.
13Desde que miré al Seol como mi hogar; desde que he tendido mi cama en la oscuridad; 14desde que dije al pozo: 'Tú eres mi padre,' y al gusano: ' Tú eres mi madre o mi hermana,' 15¿Entonces dónde está mi esperanza? ¿En cuanto a mi esperanza, quién puede ver alguna? 16Puede la esperanza bajar conmigo a las puertas del Seol cuando descendamos al polvo? "

18

1Luego Bildad el suhita contestó y dijo: 2"¿Cuándo vas a detener tu hablar? Considera, y después nosotros vamos a hablar.

3¿Porqué somos considerados como bestias; porqué nos hemos convertido estúpidos en tu visión? 4Tú quién te desgarras a ti mismo en tu enojo, ¿Debe la tierra ser abandonada por ti o las rocas ser removidas fuera de sus lugares?
5En efecto, la luz de las personas malvadas va a ser apagada; la chispa de su fuego no va a brillar. 6La luz va a ser oscura en su tienda; su lámpara sobre él va a ser apagada.
7Los pasos de su fuerza se harán cortos; sus propios planes van a derrumbarlo. 8Pues él va a ser echado en una red por sus propios pies; él va a caminar a la trampa.
9Una trampa lo va a tomar por el talón; un lazo lo sujetará. 10Una soga está escondida para él en la tierra; y una trampa para él en el camino. 11Terrores lo harán temer en cada lado; ellos van a perseguirlo en sus talones.
12Su riqueza va a convertirse en hambre, y la calamidad va a estar preparada a su lado. 13Las partes de su cuerpo van a ser devoradas; en efecto, el primer hijo de muerte va a devorar sus partes.
14Él es arrancado de la seguridad de su tienda y hecho marchar hacia el rey de los terrores. 15No su propria gente va a vivir en su tienda después de que ellos vean que el azúfre es dispersado en su casa.
16Sus raíces se secarán debajo; arriba se cortarán sus ramas. 17Su memoria va a perecer de la tierra; él no tendrá nombre en la calle.
18Él será conducido de la luz a la oscuridad y será expulsado fuera de este mundo. 19Él no tendrá hijo o hijo de sus hijos de entre su gente, ni ningún pariente restante donde el se había quedado. 20Aquellos quienes viven en el oeste van a ser horrorizados con lo que le pasará a él un día; aquellos quienes vivan en el este van a ser asustados por esto.
21Seguramente así son las casas de las personas injustas, los lugares de aquellos quienes no conocen a Dios."

19

1Entonces Job respondió y dijo: 2"¿Cuánto más ustedes me harán sufrir y me romperán en pedazos con palabras?

3Estas diez veces que ustedes me han reprochado; ustedes no se avergüenzan de haberme tratado duramente. 4Si ciertamente es verdad que yo he errado, mi error sigue siendo mi propia preocupación.
5Ciertamente si ustedes se enaltecen a sí mismos sobre mí y usan mi humillación en contra mía, 6entonces ustedes deben saber que Dios me ha hecho mal a mí y me ha atrapado en su red.
7Miren, yo clamo: '¡Violencia!' pero yo no recibo respuesta. Yo grito por ayuda, pero no hay justicia. 8Él ha amurallado mi camino para que yo no pueda pasar, y Él ha puesto oscuridad en mi camino. 9Él me ha despojado de mi gloria, y Él ha quitado la corona de mi cabeza.
10Él me ha derribado en cada lado, y yo estoy destruido; Él ha arrancado mis esperanzas como a un árbol. 11Él también ha encendido su ira en mi contra; Él me considera como a uno de sus adversarios. 12Sus tropas vienen juntas; ellas forman colinas de asedio en contra mía y acampan alrededor de mi tienda.
13Ha puesto a mis hermanos lejos de mí; mis conocidos están completamente enajenados de mí. 14Mis parientes me han fallado; mis amigos cercanos me han olvidado.
15Aquellos que una vez se quedaron como huéspedes en mi casa, y mis siervas me consideran como a un extraño; soy un extranjero a su vista. 16Yo llamo a mi siervo, pero él no me da respuesta, a pesar de que yo le suplique con mi boca.
17Mi aliento es ofensivo para mi esposa; incluso soy asqueroso a aquellos que nacieron del vientre de mi madre. 18Hasta los niños jóvenes me desprecian; si yo me levanto para hablar, ellos hablan en mi contra. 19Todos mis amigos cercanos me aborrecen, aquellos a quienes yo amo se han vuelto en mi contra.
20Mis huesos se pegan a mi piel y a mi carne; yo sobrevivo solamente por la piel de mis dientes. 21Tengan piedad de mí, tengan piedad de mí, mis amigos, porque la mano de Dios me ha tocado. 22¿Por qué me persiguen como si ustedes fueran Dios? ¿Por qué ustedes no están satisfechos con consumir mi carne?
23¡Oh, que mis palabras sean ahora escritas! ¡Oh, que ellas sean inscritas en un libro! 24¡Oh, que con un lápiz de hierro y plomo sean grabadas en una roca para siempre!
25Pero en cuanto a mí, yo sé que mi Redentor vive, y que al final Él se parará sobre la tierra; 26después de mi piel, eso es, este cuerpo, sea destrozado, entonces en mi carne yo veré a Dios. 27Yo lo veré con mis propios ojos—yo, y no alguien más. Mi corazón falla dentro de mí.
28Si ustedes dicen: '¡Cómo nosotros lo perseguiremos a él! La raíz de sus problemas están en él,' 29entonces tengan miedo de la espada, porque la ira trae el castigo de la espada, para que ustedes puedan saber que hay un juicio."

20

1Entonces Zofar el naamatita respondió y dijo: 2"Mis pensamientos me hacen responder rápidamente a causa de la preocupación que está en mí. 3Yo escucho una reprensión que me deshonra, pero un espíritu de mi entendimiento me contesta.

4¿No conoces este hecho de tiempos antiguos, cuando Dios colocó al hombre en la tierra: 5el triunfo de un hombre malvado es corto, y el gozo de un hombre impío dura solamente un momento?
6Aunque su altura alcance los cielos, y su cabeza alcance las nubes, 7aún así, tal persona perecerá permanentemente como sus propias heces; aquellos quienes lo han visto dirán: '¿Dónde está él?'
8Él desaparecerá como un sueño y no será encontrado; ciertamente, él será perseguido como a una visión de la noche. 9El ojo que lo vio no lo verá más; su hogar no lo verá más.
10Sus hijos se disculparán con las personas pobres; sus manos tendrán que devolver su riqueza. 11Sus huesos están llenos de fuerza juvenil, pero ella será enterrada con él en el polvo.
12A pesar de que la maldad es dulce en su boca, a pesar de que él la esconde debajo de su lengua, 13a pesar de que él la sostiene allí y no la deja ir pero la mantiene todavía en su boca-- 14la comida en sus intestinos se vuelve amarga; se convierte en el veneno de áspides dentro de él.
15Él traga riquezas, pero él las vomitará otra vez; Dios las sacará de su estómago. 16Él chupará el veneno de áspides; la lengua de víbora lo matará.
17Él no gozará las corrientes, las torrentes de miel y mantequilla. 18Él devolverá el fruto de su labor y no será capaz de comerlo; él no gozará la riqueza ganada por su comercio. 19Pues él ha oprimido y ha descuidado a las personas pobres; él ha tomado violentamente casas que él no construyó.
20Porque él no ha conocido satisfacción en sí mismo, él no será capaz de salvar nada en lo cuál él tome placer. 21No queda nada que él no haya devorado; por lo tanto su prosperidad no será permanente. 22En la abundancia de su riqueza él caerá en tribulación; la mano de todos quienes están en pobreza vendrán en contra de él.
23Cuando él esté a punto de llenar su estómago, Dios lanzará la ferocidad de Su ira sobre él; Dios la hará llover sobre él mientras esté comiendo. 24Aunque ese hombre huirá del arma de hierro, un arco de bronce le disparará. 25La flecha le perforará a través de su espalda y surgirá; ciertamente, la punta brillante saldrá a través de su hígado; terrores vienen sobre él.
26Completa oscuridad está reservada para sus tesoros; un fuego no avivado lo devorará; consumirá lo que quede en su tienda. 27Los cielos revelarán su iniquidad y la tierra se levantará contra él como un testigo.
28La riqueza de su casa se desvanecerá; sus bienes fluirán en el día de la ira de Dios. 29Esta es la porción del hombre malvado de parte de Dios, la herencia reservada para él por Dios."

21

1Entonces Job contestó y dijo: 2"Escucha cuidadosamente mis palabras y permite que éstas sean el consuelo que tú me ofreces a mí. 3Sopórtame y yo también hablaré; después de que yo haya hablado, sigue mofándote.

4En cuanto a mí, ¿es mi queja a una persona? ¿Por qué yo no debería ser impaciente? 5Mírame y espántate y coloca tu mano sobre tu boca. 6Cuando yo pienso acerca de mis sufrimientos, yo estoy aterrorizado, y temblores se apoderan de mi cuerpo.
7¿Por qué gente malvada continúa viviendo, envejecen, y crecen podesoros en poder? 8Sus descendientes están establecidos con ellos a su vista y su descendencia está establecida delante de sus ojos. 9Sus casas están protegidas del temor; tampoco está la vara de Dios sobre ellos.
10Su toro engendra; no falla al hacerlo; su vaca pare y no pierde su becerro prematuramente. 11Ellos envían a sus pequeños como a un rebaño y sus hijos bailan. 12Ellos cantan al tamborín y al arpa y se regocijan con la música de la flauta.
13Ellos pasan sus días en prosperidad y ellos bajan silenciosamente al Seol. 14Ellos le dicen a Dios: 'Aléjate de nosotros porque no deseamos ningún conocimiento de Tus caminos. 15¿Qué es el Todopoderoso, que nosotros deberíamos adorarlo? ¿Qué ventaja nosotros tendríamos si oramos a Él?
16Ves, ¿no está su prosperidad en sus propias manos? Yo no tengo nada que ver con el consejo de personas malvadas. 17¿Cuán a menudo es que la lámpara de personas malvadas se apaga, o que su calamidad viene sobre ellos? ¿Cuán a menudo ocurre que Dios distribuye penas a ellos en Su ira? 18¿Cuán a menudo es que ellos se vuelven como el residuo de la cosecha delante del viento o como paja que la tormenta se lleva lejos?
19Tú dices: 'Dios amontona la culpa de uno para que sus hijos paguen.' 20Deja que él mismo la pague para que él pueda conocer su culpa. Deja que sus ojos vean su propia destrucción y deja que él beba de la ira del Todopoderoso. 21Pues, ¿qué le importa a él su familia después de él, cuando el número de sus meses se ha cortado?
22¿Puede alguien enseñarle a Dios conocimiento, puesto que Él es quien juzga incluso a aquellos que están en lo alto? 23Un hombre muere en su completa fuerza, estando completamente callado y en quietud. 24Su cuerpo está lleno de leche y la médula de sus huesos está húmeda y en buena salud.
25Otro hombre muere en amargura de su alma, uno quien nunca ha experimentado nada bueno. 26Ellos se acuestan igual en el polvo; los gusanos los cubren a ambos.
27Ves, yo conozco tus pensamientos y las maneras en las cuales tú deseas hacerme daño. 28Pues tú dices: '¿Dónde está ahora la casa del príncipe? ¿Dónde está la tienda en la cual el hombre malvado una vez vivió?'
29¿Nunca le has preguntado a personas viajeras? ¿No conoces la evidencia que ellos pueden contar, 30que el hombre malvado es guardado del día de calamidad, y que él es llevado lejos del día de la ira?
31¿Quién condenará el camino del hombre malvado a su cara? ¿Quién le pagará el mal que él ha hecho? 32Sin embargo, él será llevado al sepulcro; hombres mantendrán vigilancia sobre su tumba. 33Los terrones del valle les serán dulce; todas las personas seguirán tras él, así como hubo innumerables personas delante de él.
34¿Cómo entonces tú me consuelas con tonterías, si en tus respuestas no hay nada más que falsedad?"

22

1Entonces Elifaz el temanita contestó y dijo: 2"¿Puede un hombre ser útil para Dios? ¿Puede un hombre sabio ser útil para Él? 3¿Es de placer para el Todopoderoso si eres recto? ¿Es de ganancia para Él si haces tus caminos sin culpa?

4¿Es a causa de tu reverencia hacia Él que te reprende y te lleva a juicio? 5¿No es tu maldad grande? ¿No hay fin a tus iniquidades?
6Pues tú has demandado garantía de un préstamo de tu hermano sin razón y has quitado ropa de los desnudos. 7Tú no has dado agua a la gente cansada para que beba; has retenido pan de la gente hambrienta 8aunque tú, un hombre fuerte, poseíste la tierra, aunque tú, un hombre de honor, viviste en ella.
9Has echado a las viudas lejos y sin nada; los brazos de los huérfanos han sido rotos. 10Por lo tanto, hay trampas a tu alrededor, y el miedo repentino te aflige. 11Hay oscuridad, para que no puedas ver; una abundancia de aguas te cubre.
12¿No está Dios en las alturas del cielo? ¡Mira la altura de las estrellas, cuán alto están! 13Tú dices, '¿Qué sabe Dios? ¿Puede Él juzgar a través de la espesa oscuridad? 14Las nubes espesas son una cobertura para Él para que no nos vea; Él camina en la bóveda del cielo.'
15Guardarás el antiguo camino que los hombres malvados han caminado- 16aquellos que fueron arrebatados antes de su tiempo, aquellos cuyos cimientos se han eliminado como un río, 17aquellos que dijeron a Dios: 'Apártate de nosotros;' aquellos que dijeron: '¿Qué nos puede hacer el Todopoderoso a nosotros?'
18Sin embargo, Él llenó sus casas de cosas buenas; los planes de la gente malvada están lejos de mí. 19La gente recta ve su destino y está alegre; la gente inocente se ríe de ellos con desdén. 20Ellos dicen: 'Seguramente aquellos que se levantaron en contra de nosotros son cortados; el fuego ha consumido sus posesiones.'
21Ahora ponte de acuerdo con Dios y ten paz con Él; de esa manera, el bien vendrá a ti. 22Recibe, te suplico, instrucciones de Su boca; guarda Sus palabras en tu corazón.
23Si regresas al Todopoderoso, serás edificado, si pones la injusticia lejos de tus tiendas. 24Deposita tu tesoro en el polvo, el oro de Ofir entre las piedras de los arroyos, 25y el Todopoderoso será tu tesoro, plata preciosa para ti.
26Pues entonces tendrás placer en el Todopoderoso; levantarás tu rostro a Dios. 27Harás tu oración a Él y Él te escuchará; pagarás tus votos a Él. 28Tú también decretarás cualquier cosa y será confirmada para ti; la luz brillará en tus caminos.
29Dios humilla a un hombre orgulloso y salva al que tiene sus ojos bajos. 30Él rescatará hasta al hombre que no es inocente; quien será rescatado a través de la limpieza de tus manos."

23

1Entonces Job contestó y dijo: 2"Incluso hoy mi queja es amarga; mi mano es pesada a causa de mi gemir.

3¡Oh, si yo supiera dónde yo pudiera encontrarlo! ¡Oh, que yo pueda venir a Su lugar! 4Yo pondría mi caso en orden delante de Él y llenaría mi boca con argumentos. 5Yo aprendería las palabras con las cuales Él me contestaría y entendería lo que Él me diría a mí.
6¿Él argumentaría en mi contra en la grandeza de su poder? No, Él me prestaría atención a mí. 7Allí la persona recta puede argumentar con Él. En esta manera yo sería perdonado para siempre por mi juez.
8Vean, yo voy hacia el este, pero Él no está ahí, y hacia el oeste, pero yo no Lo puedo percibir. 9Al norte, donde Él está trabajando, pero yo no puedo verlo, y al sur, donde Él se esconde para que yo no pueda verlo.
10Pero Él conoce el camino que yo tomo; cuando Él me ha probado, yo saldré como el oro. 11Mi pie se ha mantenido rápido a Sus pasos; yo me he mantenido en Su camino y no me he volteado a un lado. 12Yo no he retrocedido del mandamiento de Sus labios; yo he atesorado las palabras de Su boca más que mi porción de comida.
13Pero Él es único en su clase, ¿quién puede hacerle cambiar? Lo que Él desea, Él hace. 14Pues Él lleva a cabo Su decreto en contra de mí; hay muchos como esos.
15Por lo tanto, yo estoy aterrorizado en Su presencia; cuando yo pienso en Él, yo tengo miedo de Él. 16Pues Dios ha hecho mi corazón débil; el Todopoderoso me ha aterrorizado. 17Yo no he sido llevado a un final por causa de la oscuridad, a causa de la oscuridad espesa que cubre la melancolía de mi rostro.

24

1¿Por qué los tiempos para juzgar a la gente malvada no son establecidos por el Todopoderoso? ¿Por qué aquellos que son fieles a Dios no ven venir Sus días de jucio?

2Hay personas malvadas que remueven los marcadores de límites; hay personas malvadas que se llevan los rebaños a la fuerza y los ponen en sus propios pastos. 3Ellos se llevan el burro de aquellos sin padres; ellos se llevan al buey de la viuda como seguridad. 4Ellos fuerzan a la gente necesitada afuera de su senda; la gente pobre de la tierra se esconde a sí mismos de ellos.
5Mira, esta gente pobre sale a sus trabajos como burros salvajes en el desierto, buscando cuidadosamente por comida; quizás los árabes le provean comida para sus hijos. 6La gente pobre recoge en la noche en los campos de otras personas, ellos espigan uvas de la cosecha de aquella gente malvada. 7Ellos se acuestan desnudos toda la noche sin ropa; ellos no tienen cubierta en el frío.
8Ellos están mojados con las lluvias de las montañas; ellos se acuestan al lado de grandes rocas porque no tienen refugio. 9Hay gente malvada que arranca a los huérfanos del pecho de sus madres, y gente malvada quienes llevan niños como seguridad de la gente pobre. 10Pero la gente pobre anda desnuda, sin ropa; aunque andan hambrientos, ellos cargan las gavillas de granos de otros.
11La gente pobre hace aceite dentro de las paredes de aquellos hombres malvados; ellos pisan los lagares de los hombres malvados, pero ellos mismos sufren sed. 12En la ciudad la gente gime; la gente herida llora, pero Dios no presta atención a sus oraciones.
13Algunos de esos hombres malvados se rebelan en contra de la luz; ellos no conocen sus caminos; ni tampoco ellos se quedan en sus senderos. 14Antes de la luz del día el asesino se levanta y mata a la gente pobre y a la gente necesitada; en la noche él es como un ladrón.
15También, el ojo del adúltero espera por el atardecer; él dice: 'Ningún ojo me verá.' Él disfraza su rostro. 16En la oscuridad la gente malvada busca en las casas; pero ellos se encierran en el día; a ellos no les importa la luz. 17Para todos ellos, la gruesa oscuridad es como la mañana; pues ellos son amigos con los terrores de la gruesa oscuridad.
18Rápidamente ellos fallecen, sin embargo, como espuma en la superficie de las aguas; su porción de la tierra está maldita; nadie va a trabajar en sus viñedos. 19Como la sequía y el calor derriten la nieve en aguas, así el Seol se lleva a aquellos quienes han pecado.
20El vientre que lo concibió lo olvidará; el gusano se alimentará dulcemente de él, él no será recordado más; de esta forma, la maldad será rota como un árbol. 21El malvado devora a la mujer estéril que no ha concebido hijos; él no hace ningún bien a la viuda.
22Aún Dios arrastra a la gente poderosa con Su poder; Él se levanta y no los fortalece en su vida. 23Dios les permite pensar que están seguros, y ellos están felices acerca de eso, pero Sus ojos están en sus caminos.
24Estas personas son exaltadas; aún, en sólo poco tiempo, ellos se irán; ciertamente, ellos serán traídos abajo; ellos serán reunidos como todos los demás; ellos serán cortados como las puntas de orejas de grano. 25Si no es así, ¿quién puede probarme ser un mentiroso?; ¿quién puede hacer que mi discurso no valga nada?"

25

1Luego Bildad el suhita contestó y dijo: 2"Dominio y temor están con Él; Él hace orden en los lugares del cielo. 3¿Hay algún final para el número de Sus ejércitos? ¿Sobre quién Su luz no brilla?

4¿Cómo entonces el hombre puede ser justo con Dios? ¿Cómo puede el que es nacido de una mujer ser limpio, aceptable para Él? 5Mira, hasta la luna no tiene resplandor para Él; las estrellas no son puras en Su vista. 6¡Cuánto menos el hombre, quien es un gusano-- un hijo de hombre, quien es un gusano!"

26

1Luego Job contestó y dijo: 2"¡Cómo tú has ayudado a uno quien no tiene poder! ¡Cómo tú has salvado el brazo que no tiene fuerza! 3¡Cómo tú has aconsejado a uno quien no tiene sabiduría y anunciaste a él el sonido del conocimiento! 4¿Con la ayuda de quién tu has hablado estas palabras? ¿De quién fue el espíritu que vino de ti?

5Los muertos son hechos para temblar, aquellos quienes están debajo de las aguas y todos los que habitan en ellas. 6El Seol está desnudo ante Dios, destrucción en sí misma no tiene cobertura contra Él.
7Él expande los cielos del norte sobre los espacios vacíos, y Él cuelga la tierra sobre nada. 8Él une las aguas en sus gruesas nubes, pero las nubes no se rasga bajo ellas.
9Él cubre la superficie de la luna y esparce sus nubes en ella. 10Él ha grabado una frontera circular en la superficie de las aguas como la línea entre luz y oscuridad.
11Los pilares de los cielos tiemblan y están sorprendidos en Su reprensión. 12Él calma el mar con su poder; por su entendimiento Él destrozó a Rahab.
13Por su aliento Él hizo los cielos despejados; Su mano perforó a la serpiente que huía. 14Mira, estos son solo los márgenes de sus caminos; ¡Cuán pequeño el susurro que nosotros escuchamos de Él! ¿Quién puede entender el estruendo de Su poder?"

27

1Job continuó hablando y él dijo: 2"Tan cierto como que Dios vive, Quien se ha llevado mi justicia, el Todopoderoso, Quien hizo mi vida amarga, 3mientras mi vida todavía esté en mí, y el aliento de Dios está en mi naríz, esto es lo que haré.

4Mis labios no hablarán maldad, tampoco mi lengua hablará engaño; 5yo nunca admitiré que ustedes tres tienen la razón; hasta que yo muera nunca negaré mi integridad.
6Yo me mantendré firme a mi justicia y no la dejaré ir; mis pensamientos no me reprocharán mientras yo viva. 7Que mi enemigo sea como un hombre malvado; que él, quien se levanta en mí contra, sea como un hombre injusto.
8Pues, ¿cuál es la esperanza de un hombre impío cuando Dios lo corta, cuando Dios se lleva su vida? 9¿Escuchará Dios su llanto cuando el problema venga sobre él? 10¿Se deleitará él mismo en el Todopoderoso y clamará a Dios en todo tiempo?
11Yo le enseñaré a ustedes acerca de la mano de Dios; yo no ocultaré los pensamientos del Todopoderoso. 12Miren, todos ustedes han visto esto ustedes mismos; ¿por qué entonces han hablado todas estas tonterías?
13Este es el destino de un hombre malvado con Dios, la herencia del opresor que él recibe del Todopoderoso: 14Si sus hijos se multiplican, es por la espada; sus descendientes nunca tendrán comida suficiente.
15Aquellos quienes le sobrevivan serán enterrados por plaga, y sus viudas no harán lamento por ellos. 16Aunque el hombre malvado acumule plata como el polvo y acumule ropa como barro, 17él puede acumular ropa, pero las personas justas se las pondrán, y las personas inocentes dividirán la plata entre ellos.
18Él construye su casa como una araña, como un refugio que un guardia hace. 19Él se acuesta en cama de rico, pero él no seguirá haciéndolo así; él abre sus ojos y todo se ha ido.
20Los terrores le alcanzan como las aguas; una tormenta se lo lleva en la noche. 21El viento del este se lo lleva lejos y él se va; lo barre fuera de su lugar.
22Este se lanza a sí mismo sobre él y no se detiene; él intenta huir fuera de su mano. 23Aplaude sus manos a él en burla; lo saca de su lugar con silbidos.

28

1Seguramente hay una mina de plata, un lugar donde ellos refinan oro. 2El hierro es sacado de la tierra; el cobre es fundido fuera de la piedra.

3Un hombre pone fin a la oscuridad y busca hasta los límites más lejanos, las piedras en oscuridad y densa tiniebla. 4Él abre pozos lejos de donde viven las personas, lugares que son olvidados por el pie de cualquiera. Él se queda lejos de la gente; él se columpia de un lado a otro.
5En cuanto a la tierra, de la cual viene el pan, se voltea debajo como por fuego. 6Sus piedras son el lugar donde los safiros son encontrados, y su polvo contiene oro.
7Ninguna ave de rapiña conoce el camino hacia él, ni el ojo del falcón le ha visto. 8Los animales orgullosos no han caminado tal camino, ni el león feroz ha pasado por ahí.
9Un hombre pone su mano en la roca del pedernal; Él vuelca las montañas por sus raíces. 10Él corta los canales entre las rocas; Su ojo ve toda cosa de valor allí. 11Él ata las corrientes para que no puedan correr; lo que está escondido allí, Él lo trae a la luz.
12¿Dónde será encontrada la sabiduría? ¿Dónde está el lugar del entendimiento? 13El hombre no sabe su precio; ni se encuentra en la tierra de los vivientes. 14Las aguas profundas bajo la tierra dicen: 'No está en mí;' el mar dice: 'No está conmigo.'
15No puede ser obtenido por oro; ni tampoco puede la plata ser medida como su precio. 16No puede ser valorada con el oro de Ofir, con preciado ónix o safiro. 17El oro y el cristal no puede igualarlo en valor; tampoco puede ser cambiado por joyas de oro fino.
18Ninguna mención es digna de hacerse del coral o jazpe; ciertamente, el precio de la sabiduría es más que los rubíes. 19El topacio de Etiopía no la iguala; tampoco puede ser valuado en términos de oro puro.
20¿De dónde, pues, viene la sabiduría? ¿Dónde está el lugar del entendimiento? 21La sabiduría está escondida de los ojos de todas las cosas vivientes y se mantiene escondida de las aves de los cielos. 22La Destrucción y la Muerte dicen: 'Nosotros hemos escuchado solo un rumor sobre eso con nuestros oídos.'
23Dios entiende el camino hacia eso; Él conoce su lugar. 24Pues Él mira los confines de la tierra y ve bajo todos los cielos. 25Él hizo la fuerza de los vientos y la cantidad de agua por medida.
26Él hizo un decreto a la lluvia y un camino al rayo del trueno. 27Entonces Él vió sabiduría y la anunció; la estableció, de hecho, y Él la examinó. 28A personas Él dijó: 'Vean, el temor del Señor- que es sabiduría; para apartarse del mal es entendimiento.'

29

1Job continuó y dijo: 2"Oh, si pudiera estar como en los pasados meses cuando Dios cuidaba de mí, 3cuando Su lámpara brilló sobre mi cabeza, y cuando caminé entre la oscuridad por Su luz.

4¡Oh, que yo fuera como en la madurez de mis días, cuando la amistad de Dios estaba en mi carpa, 5cuando el Todopoderoso todavía estaba conmigo, y mis hijos estaban alrededor mío, 6cuando mi camino estuvo cubierto de crema, y las piedras me brotaban corrientes de aceite!
7Cuando iba a la puerta de la ciudad, cuando yo me sentaba en mi lugar en la plaza de la ciudad, 8los hombres jóvenes me miraban y mantenían su distancia de mí en respeto, y la gente envejecida se levantaban y se paraban por mí.
9Los príncipes se abstenían de hablar cuando yo venía; ellos ponían sus manos sobre sus bocas. 10Las voces de los nobles fueron silenciadas, y sus lenguas se pegaban al techo de sus bocas.
11Pues, después que sus oidos me oían, ellos luego me bendecían; después que sus ojos me veían, luego ellos daban testimonio de mí, y me aprobaban 12porque yo rescaté a aquel que era pobre cuando clamó, y aquel que no tenía padre cuando no tenía quien le ayudara. 13La bendición de aquel quien estaba a punto de perecer, vino a mí; yo causaba que el corazón de la viuda cantara por gozo.
14Me puse justicia y me cubrió; mi justicia fue como una túnica y turbante. 15Fui ojos para personas ciegas; fui pies para personas cojas. 16Fui un padre de personas con necesidad; yo examinaba el caso de personas quienes aún yo no conocía.
17Yo quebré las quijadas de los hombres injustos. Yo le saqué a la víctima de entre sus dientes. 18Luego dije: 'Yo moriré en mi nido; yo multiplicaré mis días como los granos de arena. 19Mis raíces están esparcidas hacia las aguas, y el rocío se encuentra toda la noche en mis ramas.
20El honor en mí es siempre fresco, y el arco de mi fuerza es siempre nuevo en mi mano.' 21A mí los hombres me escuchaban; ellos esperaban por mí; ellos se quedaban en silencio para escuchar mi consejo. 22Después que mis palabras terminaban, ellos no hablaban más; mi discurso caía como agua sobre ellos.
23Ellos siempre esperaron por mí como ellos esperaban por la lluvia; ellos abrieron ampliamente sus bocas para beber mis palabras, como harían con la lluvia tardía. 24Yo sonreí sobre ellos cuando ellos no se lo esperaban; ellos no rechazaron la luz de mi rostro.
25Yo decidía su camino y me senté como su jefe; viví como un rey en su ejército, como uno que consuela a los que sufren.

30

1Ahora aquellos que son más jóvenes que yo no tienen nada sino burlas para mí, estos jóvenes a cuyos padres yo reusaría permitir que trabajaran al lado de los perros de mi rebaño. 2En realidad, ¿cómo podría ayudarme la fuerza de las manos de sus padres, hombres quiénes a causa de su edad avanzada su fuerza ha perecido? 3Ellos estaban flacos a causa de su pobreza y hambre; ellos roían la tierra seca en la oscuridad del desierto y la desolación.

4Ellos arrancaban yerbas amargas y hojas de arbustos; las raíces de retama eran su alimento. 5Ellos fueron expulsados de entre los pueblos quienes gritaron detrás de ellos como uno lo haría detrás de un ladrón. 6Así que ellos tuvieron que vivir en los valles de los ríos, en hoyos en la tierra y en las rocas.
7Entre los arbustos ellos rebuznaban como burros; se reunían bajo los arbustos. 8Ellos eran hijos de tontos, en realidad, hijos de gente sin nombre. Ellos fueron expulsados de la tierra a latigazos
9Pero ahora, para sus hijos yo he venido a ser motivo de una canción de burla; en efecto, ahora yo soy una broma para ellos. 10Ellos me aborrecen y se paran lejos de mí; ellos no se retraen de escupir en mi cara. 11Pues Dios ha aflojado la cuerda a mi arco y me ha afligido, y aquellos que se burlan de mí lo hacen en mí cara sin ninguna restricción.
12Sobre mi mano derecha se levanta la chusma; ellos me llevan lejos y apilan contra mí sus montículos de asedio. 13Ellos destruyen mi camino; y empujan hacia adelante el desastre para mí, hombres quienes no tienen a nadie que los detenga.
14Ellos vinieron contra mí como un ejército a través de un hoyo ancho en el muro de una ciudad; en medio de la destrucción ellos rodaron sobre mí. 15El terror se tornó sobre mí; mi honor es llevado lejos como por el viento; mi prosperidad se discipa como una nube.
16Ahora mi vida se está derramando en mí; muchos días de sufrimiento me han agarrado. 17En la noche mis huesos son perforados; los dolores que roen en mí no descansan.
18La gran fuerza de Dios ha agarrado mis vestidos; me ha envuelto como el collar de la túnica. 19Él me ha lanzado al lodo; he venido a ser como polvo y cenizas.
20Yo ruego a Tí, pero Tú no me respondes; me pongo de pie, y Tú apenas me miras. 21Tú has cambiado y has sido cruel conmigo; con la fuerza de tu mano me persigues.
22Tú me has levantado al viento y haces que me lleve lejos; me tiras adelante y hacia atrás en la tormenta. 23Pues yo se que Tú me llevarás a la muerte, a la casa destinada para todas las cosas vivientes.
24Sin embargo, ¿quién no extiende sus manos para rogar por ayuda cuando cae? ¿Quién en problemas no pide ayuda? 25¿No lloré yo por el que estaba en problemas? ¿No me afligí por el hombre en nesecidad? 26Cuando yo buscaba el bien, entonces vino el mal; cuando yo esperaba la luz, en su lugar vino oscuridad.
27Mi corazón está angustiado y no descanza; días de aflicción me han sobrevenido. 28Yo he ido de aquí para allá como uno que estaba viviendo en la obscuridad, pero no a causa del sol; Yo me levanté en la asamblea y grité por ayuda. 29Yo soy un hermano para los chacales, una compañía de avestruces.
30Mi piel es negra y se me cae; mis huesos están quemados con calor. 31Por lo tanto, mi arpa esta afinada para canciones de luto, mi flauta para el canto de aquellos que lloran.

31

1He hecho yo un pacto con mis ojos; ¿cómo debo mirar con deseo una virgen?2Pues, ¿cuál es la porción del Dios de arriba, la heredad del Todopoderoso en las alturas?

3Yo pensaba que la calamidad es para personas injustas, y el desastre para los hacedores de maldad.4¿No ve Dios mis caminos y cuenta todos mis pasos?
5Y si he caminado con falsedad, y si mis pies se han apresurado al engaño, 6déjame ser juzgado honestamente para que Dios conozca mi integridad.
7Si mis pasos se han vuelto fuera del camino recto, si mi corazón se fue detrás de mis ojos, si alguna mancha ha contaminado mis manos, 8entonces, déjame sembrar y permite que otro coma; de hecho que la cosecha sea arrancada de mi campo.
9Si mi corazón ha sido engañado por una mujer, si he estado esperando a la puerta de mi vecino, 10entonces, deja que mi esposa muela grano para otro, y deja que los otros se postren ante ella.
11Lo que sería un terrible crimen; de hecho, sería un crimen para ser castigado por los jueces.12Porque eso es un fuego que consume todo para el Seol y que quemaría toda mi cosecha.
13Si yo ignoré el pedido por justicia de parte de mi sirviente masculino o femenino cuando ellos discuteron conmigo, 14¿entonces, qué podré hacer cuando Dios se levante para acusarme a mí? ¿Cuándo Él venga a juzgarme, cómo le voy a contestar a Él?15¿Acaso el que me hizo en el vientre de mi madre no los hizo a ellos tambien? ¿No fue el mismo quien nos moldeó a todos en el vientre?
16Si yo he impedido el deseo de los pobres, o he causado que los ojos de la viuda se oscurezcan de tanto llorar, 17o si he comido mi bocado solo y no he permitido que aquellos sin padres lo puedan comer también- 18porque desde mi infancia el huérfano creció conmigo como con un padre, y he guiado a su madre, una viuda, desde el vientre de mi madre.
19¡Si he visto a alguien perecer por falta de ropa, o si he visto que un hombre necesitado no tenía ropa; 20si en su corazón no me ha bendecido porque él no ha sido calentado con la lana de mis ovejas, 21si he levantado mi mano contra personas huérfanas porque he visto mi apoyo en la puerta de la ciudad, entonces traigan cargos contra mí!
22Si yo he hecho estas cosas, entonces dejen que mi hombro se caiga del omóplato, y dejen que mi brazo sea roto de su articulación. 23Porque temía la destrucción por parte de Dios; por Su majestad, no fuí capaz de hacer esas cosas.
24¡Si he hecho del oro mi esperanza, y si he dicho al oro fino, 'Tú eres en quien confio;' 25si yo me he regocijado porque mi salud es grandiosa, porque mi mano ha obtenido muchas posesiones, entonces traigan cargos contra mí!
26Si yo he visto el sol cuando brilló, o la luna caminando en su brillantez, 27y si mi corazón ha sido secretamente atraído, de modo que mi boca ha besado mi mano en adoración a ellos- 28esto también sería un crimen a ser castigado por los jueces, por cuánto yo he negado el Dios de las Alturas.
29¡Si yo me he regocijado ante la destrucción de alguien que me odie o yo he sentido felicidad cuando un desastre le ha sobrevenido a él, entonces traigan cargos contra mí! 30De hecho, yo nunca he permitido que mi boca peque pidiendo que en su vida le vaya mal.
31Si los hombres de mi carpa nunca han dicho, '¿quién puede encontrar uno que no haya sido llenado con los alimentos de Job?' 32(aún el extranjero nunca ha tenido que quedarse en la plaza de la ciudad, porque yo siempre he abierto mis puertas al viajero), y si eso no es así, ¡entonces traigan cargos contra mí!
33Si, como la humanidad, yo he escondido mis pecados por ocultar mi culpa en mi túnica 34(porque tuve temor de las grandes multitudes, porque el desprecio de las familias me aterroriza, así que me quedé callado y no salí afuera), ¡entonces traigan acusaciones contra mí!
35¡Oh, si yo tuviera alguien que me escuche! Ves, aquí esta mi firma; deja que el Todopoderoso me conteste! ¡Si yo solo tuviera la acusación que mi oponente ha escrito! 36Seguramente yo lo cargaría abiertamente en mi hombro; yo me lo pondría como una corona. 37Yo le declararía a Él una suma de mis pasos; como príncipe confidente yo iría a Él.
38Si mi tierra siempre llora contra mí, y sus surcos lloran juntos, 39y si he comido sus cosechas sin haber pagado por ellas o he causado que sus dueños pierdan la vida, 40entonces deja que crezcan cardos en lugar de trigo y hierba en lugar de cebada." Las palabras de Job son finales.

32

1Así que estos tres hombres dejaron de contestarle a Job porque él era recto en sus propios ojos. 2Entonces se encendió la ira de Eliú, hijo de Baraquel el buzita, de la familia de Ram; se encendió en contra de Job porque él se justificó a sí mismo en vez de a Dios.

3La ira de Eliú también se encendió en contra de sus tres amigos porque no encontraron contestación para Job, y aún así ellos habían condenado a Job. 4Ahora Eliú había esperado para hablar con Job porque los otros hombres eran mayores que él. 5Sin embargo, cuando Eliú vió que no había contestación en las bocas de estos tres hombres, su ira se encendió.
6Entonces Eliú, hijo de Baraquel el buzita, habló y dijo: "Yo soy joven, y ustedes son muy viejos. Es por eso que me aguanté y no me atreví a decirles mi propia opinión. 7Dije: "El largo de los días debería hablar; una multitud de años debería enseñar sabiduría.
8Pero hay un espíritu en un hombre; el aliento del Todopoderoso le da entendimiento. 9No es solo la gente grandiosa que es sabia, ni la gente envejecida los únicos que entienden la justicia. 10Por lo tanto, les digo a ustedes: 'Escúchenme a mí; yo también les diré mi conocimiento.'
11Vean, esperé por sus palabras; yo atendí sus argumentos mientras ustedes pensaban qué decir. 12Ciertamente, les presté atención, pero, vean, no hubo ninguno de ustedes que pudiera convencer a Job o que pudiera responder a sus palabras.
13Tengan cuidado de no decir: '¡Hemos encontrado la sabiduría!' Dios tendrá que derrotar a Job; meramente el hombre no puede hacerlo. 14Pues Job no ha dirigido sus palabras en contra de mí, así que no le contestaré con las palabras de ustedes.
15Estos tres hombres están pasmados; ya no pueden contestarle a Job; no tienen una palabra más que decir. 16¿Debería yo esperar porque no están hablando, porque están ahí parados en silencio y no contestan más?
17No, yo también contestaré de mi parte; yo también les diré mi conocimiento. 18Pues estoy lleno de palabras; el espíritu dentro de mí me obliga. 19Vean, mi pecho es como el vino fermentándose sin ventilación; como odres nuevos, está listo para estallar.
20Yo hablaré para que así pueda ser refrescado; abriré mis labios y contestaré. 21No mostraré favoritismo; ni tampoco otorgaré títulos honoríficos a cualquier hombre. 22Pues yo no sé cómo otorgar tales títulos; si así lo hiciera, mi Hacedor pronto me llevaría.

33

1Así que ahora, Job, yo te ruego, escucha mi discurso; atiende a todas mis palabras. 2Mira ahora, yo he abierto mi boca; mi lengua ha hablado en mi boca. 3Mis palabras salen de la rectitud de mi corazón; mis labios hablan conocimiento puro.

4El Espíritu del Señor me ha hecho; el aliento del Todopoderoso me ha dado vida. 5Si tú puedes, contéstame; pon en orden tus palabras ante mí y párate.
6Mira, yo soy igual que tú a la vista de Dios; yo también he sido formado del barro. 7Mira, el terror de mí no te dará miedo; tampoco mi presión va a ser pesada sobre ti.
8Tú ciertamente has hablado en mi escuchar; yo he escuchado el sonido de tus palabras diciendo: 9'Yo soy limpio y sin transgresión; Yo soy inocente, y no hay pecado en mí.
10Mira, Dios encuentra oportunidades para atacarme; Él me considera como su enemigo. 11Él pone mis pies en trampas; Él vigila todos mis caminos.' 12Mira, en esto tú no tienes la razón--Yo te voy a contestar, pues Dios es más grande que el hombre.
13¿Por qué tú luchas contra Él? Él no rinde cuenta por cualquiera de sus acciones. 14Pues Dios habla una vez-- sí, dos, aunque el hombre no lo note. 15En un sueño, en una visión de la noche, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres, en el sueño en la cama--
16entonces Dios abre los oídos de los hombres, y los asusta con amenazas, 17con el fin de sacar al hombre de sus propósitos pecaminosos, y mantener el orgullo lejos de él. 18Dios mantiene la vida del hombre lejos del abismo, su vida de cruzar a la muerte.
19El hombre es castigado también con dolor sobre su cama, con constante agonía en sus huesos, 20para que su vida aborrezca la comida, y su alma aborrezca las delicias.
21Su carne es consumida para que no pueda ser vista; sus huesos, que no se veían, ahora sobresalen. 22Ciertamente, su alma se acerca al abismo, su vida hacia aquellos quienes desean destruirla.
23Pero si hay un ángel quien pueda ser un mediador para él, un mediador, uno de entre los miles de ángeles, para demostrarle a él lo que es correcto hacer, 24y si el ángel es amable con él y le dice a Dios: 'Salva a esta persona de caerse al abismo; yo he encontrado un rescate para él,'
25entonces su carne va a convertirse más fresca que la de un niño; él volverá a los días de la fuerza de su juventud. 26Él va a orarle a Dios, y Dios será amable con él, para que él vea la cara de Dios con gozo. Dios le dará a la persona su triunfo.
27Luego esa persona cantará frente a otras personas y dirá: 'Yo pequé y pervertí eso que era correcto, pero mi pecado no fue castigado. 28Dios ha rescatado mi alma de irse por el abismo; mi vida seguirá viendo la luz.'
29Mira, Dios hace todas estas cosas con una persona, dos, sí, incluso tres veces, 30para traer de regreso su alma del abismo, para que él pueda ser iluminado con la luz de vida.
31Presta atención, Job, y escúchame a mí; guarda silencio y yo hablaré. 32Si tienes algo que decir, contéstame; habla, pues yo deseo probar que tú estás en lo correcto. 33Si no, entonces escúchame a mí; permanece en silencio, y yo te enseñaré sabiduría."

34

1Por otra parte, Eliú continuó hablando: 2"Escuchen a mis palabras, ustedes hombres sabios; escúchenme, ustedes que tienen conocimiento. 3Pues el oído trata palabras como el paladar prueba comida.

4Escogeremos para nosotros mismos lo que es justo: descubramos entre nosotros mismos lo que es bueno. 5Pues Job ha dicho: 'Yo soy justo, pero Dios se ha llevado mis derechos. 6Independientemente de mis derechos, yo soy considerado un mentiroso. Mi herida es incurable, aunque yo estoy sin pecado.'
7¿Cúal hombre es como Job, que bebe burla como agua, 8que camina en la compañía de aquellos que hacen mal, y que camina con hombres malvados? 9Pues él ha dicho: 'Es inútil para una persona tomar placer en hacer lo que Dios quiere.'
10Así que escúchenme, ustedes hombres de entendimiento: lejos esté de Dios que Él haga maldad; lejos esté del Todopoderoso que Él cometa pecado. 11Pues él devuelve el trabajo de una persona; Él hace a cada hombre encontrar la recompensa de sus propios caminos. 12En efecto, Dios no hace nada malvado, y el Todopoderoso nunca pervierte la justicia.
13¿Quién lo puso a cargo sobre la tierra? ¿Quién puso el mundo entero bajo Él? 14Si alguna vez Él estableció sus intenciones solamente en Él mismo, y si Él alguna vez juntó para sí mismo Su espíritu y Su aliento, 15entonces toda carne perecería junta; la humanidad regresaría al polvo de nuevo.
16Si ahora tú tienes entendimiento, escucha ésto; escucha el sonido de mis palabras. 17¿Puede uno que odie justicia gobernar? ¿Tú condenarías a Dios, quien es justo y poderoso?
18Dios, quien le dice a un rey: 'Tú eres vil', o dice a nobles: '¿Ustedes son malvados?' 19Dios, quien no muestra favoritismo a líderes y no reconoce a personas ricas más que a las pobres, pues todos ellos son el trabajo de sus manos. 20En un momento ellos morirán; a medianoche las personas serán sacudidas y pasarán; personas poderosas serán llevadas lejos, pero no por manos humanas.
21Pues los ojos de Dios están sobre los caminos de una persona; Él ve todos sus pasos. 22No hay oscuridad, ni espesa penumbra donde los hacedores de iniquidad puedan esconderse a sí mismos. 23Pues Dios no necesita examinar más a una persona; no hay necesidad para que cualquier persona tenga que ir delante de Él en juicio.
24Él quiebra a hombres poderosos en pedazos pues por sus caminos no se necesita más investigación; Él pone a otros en sus lugares. 25De esta manera Él tiene conocimineto de sus obras; Él derroca a estas personas en la noche; ellos son destruidos.
26A la vista de otros, Él los mata como criminales, por sus obras malvadas 27porque ellos se alejaron de seguirle y se negaron a reconocer cualquiera de sus caminos. 28De esta manera, ellos hicieron que el llanto de personas pobres vinieran a Él; Él escuchó el llanto de personas afligidas.
29Cuando Él se mantiene en silencio, ¿quién lo puede condenar? Si Él esconde su rostro, ¿quién puede percibirlo? Él gobierna sobre nación e individuo por igual, 30para que así un hombre impío no pueda gobernar, para que así no pueda haber ninguno que entrampe a las personas.
31Supongamos que alguien le dice a Dios: 'Yo soy ciertamente culpable, pero yo no pecaré más nunca, 32enséñame lo que no puedo ver; yo he cometido pecado, pero yo no lo haré más.' 33¿Ustedes piensan que Dios castigará el pecado de esa persona, ya que a ustedes le desagrada lo que Dios hace? Ustedes deben escoger, no yo. Así que digan qué es lo que ustedes saben.
34Hombres de entendimiento me dirán, en efecto, cada hombre sabio que me escucha dirá: 35'Job habla sin conocimiento; sus palabras son sin sabiduría.'
36Si tan solo Job estuviera puesto en juicio en los más pequeños detalles de su caso a causa de su hablar como hombre malvado. 37Pues él añade rebelión a su pecado; en medio nuestro él aplaude sus manos en burla; él amontona palabras contra Dios."

35

1Además Eliu continuó diciendo: 2"¿Crees que esto es justo cuando dices: 'Mi derecho delante de Dios'? 3Pues preguntas, '¿Qué útil es esto para mí? y, '¿Estaría yo mejor si hubiera pecado?'

4Yo les contestaré, a ambos, a tí y a tus amigos. 5Alza tu vista al cielo, y míralo; observa el cielo, el cual es más alto que tú.
6Si tú has pecado, que daño le haces a Dios? ¿Si tus transgresiones se amontonan alto, que le haces a Él? 7¿Si tú eres recto, qué le puedes dar a Él? ¿Qué recibirá Él de tu mano? 8Tú maldad puede dañar a un hombre, así como tú eres un hombre, y tu rectitud puede beneficiar a otro hijo de hombre.
9Debido a muchos actos de opresión, el pueblo grita; ellos claman por ayuda de manos de hombres poderosos. 10Pero ninguno dice: '¿Dónde está Dios mi Hacedor, quién da canciones en la noche, 11quién nos enseña más a nosotros que a las bestias de la tierra, y quién nos hace más sabios que las aves del cielo?'
12Allí ellos claman, pero Dios no da respuesta por el orgullo del hombre malvado. 13Dios ciertamente no escuchará un clamor tonto; el Todopoderoso no prestará atención a él. 14¡Cuánto menos te escuchará Él si dices que no lo ves, que tu caso está delante de Él, y que estás esperando por Él!
15Cuánto menos te responderá Él si tú dices que Él nunca castiga a alguno en ira, y que Él no esta muy preocupado por el orgullo del pueblo. 16Así que Job sólo abre su boca para hablar tonterias; él acumula palabras sin conocimiento."

36

1Eliú continuó y dijo: 2"Permíteme hablar un poco más, y yo te mostraré algunas cosas porque yo tengo un poco más que decir en defensa de Dios. 3Yo obtendré mi conocimiento desde lejos; yo reconoceré que la justicia le pertenece a mi Creador.

4Porque de hecho, mis palabras no serán falsas; alguien que es maduro en conocimiento está contigo. 5Mira, Dios es poderoso, y no desprecia a nadie; Él es poderoso en fuerza de entendimiento.
6Él no preserva la vida de la gente maligna pero en su lugar, hace lo que es correcto para aquellos quienes sufren. 7Él no quita sus ojos de la gente justa pero en su lugar, los pone en tronos como reyes por siempre, y ellos son levantados.
8Si ellos están amarrados en cadenas y atrapados en cuerdas de sufrimiento, 9entonces Él les revela a ellos lo que han hecho, y sus transgresiones y su orgullo.
10Él también les abre sus oídos a Sus instrucciones, y les ordena a ellos a alejarse de la iniquidad. 11Si ellos lo escuchan y lo adoran a Él, ellos pasarán sus días en prosperidad, sus años en alegría. 12Sin embargo, si ellos no escuchan, ellos morirán por la espada; ellos morirán porque no tienen conocimiento.
13Esos que son impíos de corazón guardan su enojo; ellos no claman por ayuda aún cuando Dios los amarra. 14Ellos mueren en su juventud; sus vidas terminan entre las prostitutas de culto.
15Dios rescata a la gente afligida por medio de sus aflicciones; Él abre sus oídos por medio de su opresión. 16De hecho, a Él le gustaría sacarlos de la angustia a un amplio lugar donde no hay dificultades y donde su mesa sería preparada con comida llena de grasa.
17Pero tú estás lleno de juicio en las personas malignas; juicio y justicia te han atrapado a ti. 18No dejes que tu enojo te lleve a burlarte, o que la grandeza de un rescate te lleve a un lado.
19¿Puede tu riqueza beneficiarte, para que no pases angustias, o puede todo el poder de tus fuerzas ayudarte? 20No desees la noche, para cometer pecado en contra de otros, cuando la gente es cortada en su lugar. 21Ten cuidado de no girarte al pecado porque estás siendo probado al sufrir para que te mantengas alejado del pecado.
22Mira, Dios es exaltado en Su poder; ¿Quién es un maestro como Él? 23¿Quién alguna vez lo ha instruído a Él en su camino? ¿Quién puede alguna vez decirle a Él: 'Tú has cometido injusticia?' 24Recuerda alabar Sus obras, de las cuales ha cantado la gente.
25Toda las personas han mirado esas obras, pero ellos ven esas obras solo desde muy lejos. 26Mira, Dios es grande, pero nosotros no lo entendemos bien a Él; el número de sus años es incalculable.
27Pues Él dibuja las gotas de agua que Él filtra como lluvia de Su vapor, 28la cual las nubes echan abajo y caen en abundancia sobre la humanidad. 29De hecho, ¿puede alguien entender la extensa cantidad de las nubes y el trueno desde su choza?
30Mira, Él esparce Su rélampago sobre él y cubre las raíces del mar. 31En Su camino, Él juzga la gente y da comida en abundancia.
32Él llena Su mano con el relámpago hasta que Él le ordena que caíga contra su objetivo. 33Su trueno advierte de la tormenta, el ganado también escucha que viene.

37

1En efecto, mi corazón tiembla ante esto; y se mueve de su lugar. 2Oye, oh, oye el ruido de su voz, el sonido que sale de su boca. 3Él lo envia bajo todo el cielo, y manda su relámpago a los bordes de la Tierra.

4Una voz ruge detrás de el; truena con la voz de su majestad; no contiene los rayos cuando se escucha su voz. 5Dios truena maravillosamente con Su voz; Él hace grandes cosas que no podemos comprender. 6Pero Él le dice a la nieve. 'Cae sobre la tierra'; igual a la lluvia, 'Conviértete en una gran lluvia.'
7Él detiene la mano de todos de trabajar, para que la gente, que Él ha hecho, pueda ver Sus obras. 8Entonces, la bestias se van a esconder y se quedan en sus refugios. 9La tormenta sale de su cámara en el sur y el frío de los vientos dispersados en el norte.
10Por el aliento de Dios, el hielo es dado; la expansión de la aguas congeladas son como metal. 11Ciertamente, Él pesa la densa nube con la humedad; Él esparse sus relámpagos a través de las nubes.
12Él mueve las nubes bajo su dirección, para que ellas hagan lo que Él les manda sobre la superficie del mundo entero. 13Él hace que todo esto suceda; a veces sucede para correción, a veces para su tierra, y a veces como actos de fidelidad para el convenio.
14Escucha esto, Job; detente y piensa de los hechos maravillosos de Dios. 15¿Sabes tú como Dios obliga su voluntad sobre las nubes y hace que los rayos destellen en ellos?
16¿Tú entiendes como flotan las nubes, las obras maravillosas de Dios, que es perfecto en conocimiento? 17¿Tú entiendes como tus ropas se ponen caliente cuando la tierra está quieta porque el viento viene del sur?
18¿Puedes tu extender el firmamento como Él puede- el cielo que es tan fuerte como un espejo de metal? 19Enséñanos lo que debemos decirle, porque nosotros no podemos exponer nuestros argumentos en orden a causa de la oscuridad de nuestras mentes. 20¿Debo decirle que deseo hablar con Él? ¿Habrá una persona que desea ser tragada?
21Ahora, la gente no puede mirar al sol cuando brilla en el cielo después que el viento pasa a través de las nubes y lo despeja. 22Del norte viene el dorado esplandor - sobre Dios es majestad temible.
23En cuanto al Tododeroso, ¡no podemos encontrarlo! Él es grande en poder; Él no oprime la justicia y abundante rectitud. 24Por eso, la gente Le teme. Él no le presta atención aquellos que son sabios en sus propios pensamientos.

38

1Luego, el SEÑOR llamó a Job desde una tormenta feroz y dijo: 2"¿Quién es este que trae oscuridad a los planes por medio de palabras sin conocimiento? 3Ahora, ciñe tus lomos como un hombre, pues yo te haré preguntas y tú tienes que contestarme.

4¿Dónde estabas tú cuando Yo establecí los cimientos de la tierra? Dime, si tienes tanto entendimiento. 5¿Quién determinó sus dimensiones? Dime, si tú sabes. ¿Quién estiró la línea de medida sobre ella?
6¿Sobre qué fueron establecidos sus cimientos? ¿Quién estableció su piedra angular 7cuando las estrellas de la mañana cantaron unidas y todos los hijos de Dios gritaron de alegría?
8¿Quién cerró al mar con puertas cuando estalló, como si hubiese salido del vientre--- 9cuando Yo le hice a las nubes sus vestidos, y a la densa oscuridad sus envolturas de vendas?
10Eso fue cuando Yo le marqué al mar Mi límite, y cuando Yo coloqué sus barras y puertas, 11y cuando Yo le dije: "Tú puedes llegar hasta aquí, pero no más lejos; aquí es donde Yo pondré Mi límite al orgullo de tus olas.'
12¿Alguna vez, desde que tus propios días comenzaron, le has dado órdenes a la mañana para que comience y causado al amanecer de la mañana saber su lugar en la esquema de las cosas, 13para que pueda sostener los lados de la tierra a fin de que las personas malvadas puedan ser sacudidas fuera de ella?
14La tierra es cambiada en apariencia como el barro cambia bajo un sello; todas las cosas sobre ésta sobresalen claramente como los dobleces de una pieza de vestidura. 15De las personas malvadas su 'luz' le es quitada; su brazo levantado es roto.
16¿Has ido a las fuentes de las aguas del mar? ¿Has caminado en las partes más bajas de la profundidad? 17¿Las puertas de la muerte te han sido reveladas? ¿Has visto las puertas de la sombra de la muerte? 18¿Has entendido a la tierra en su expansión? Dime, si lo sabes todo.
19¿Dónde está el camino al lugar de descanso de la luz--- en cuanto a la oscuridad, dónde está su lugar? 20¿Puedes tú guiar a la luz y a la oscuridad a sus lugares de trabajo? ¿Puedes tú encontrar el camino de regreso a sus casas por ellos? 21Sin lugar a dudas tú sabes, pues habías nacido entonces; ¡el número de tus días es tan grande!
22¿Has entrado a las casas de almacén para la nieve, o has visto las casas de almacén para el granizo, 23estas cosas que Yo he guardado para tiempos de problema, para días de batalla y guerra? 24¿Cuál es el camino a donde los relámpagos son distribuídos o donde los vientos son esparcidos desde el este sobre la tierra?
25¿Quién ha creado los canales para las inundaciones de lluvia, o quién ha hecho las rutas para los estruendos de rayo, 26para causar que llueva sobre tierras donde ninguna persona existe, y sobre el desierto, en el cual no hay nadie, 27para así encontrar las necesidades de las regiones estériles y solitarias, y para hacer brotar a la hierba tierna?
28¿Hay un padre de la lluvia? ¿Quién ha engendrado las gotas de rocío? 29¿Del vientre de quién el hielo provino? ¿Quién dio a luz a la escarcha blanca del cielo? 30Las aguas se esconden y se vuelven como una piedra; la superficie de las profundidades se congela.
31¿Puedes atar las cadenas sobre las Pléyades o deshacer las cuerdas de Orión? 32¿Puedes guiar a las constelaciones para aparecer en sus propios tiempos? ¿Puedes guiar a la Osa con sus hijos? 33¿Sabes las regulaciones del cielo? ¿Podrías poner en lugar la regla del cielo sobre la tierra?
34¿Puedes levantar tu voz hacia las nubes para que una abundancia de agua de lluvia pueda cubrirte? 35¿Puedes enviar rayos de relámpago para que puedan salir, que ellos te digan, 'Aquí estamos?'
36¿Quién ha puesto sabiduría en las nubes o ha dado entendimiento a las neblinas? 37¿Quién puede numerar las nubes por su destreza? ¿Quién puede derramar cántaros de agua del cielo 38cuando el polvo se vuelve una masa dura y los terrones de tierra se aglomeran apretadamente juntos?
39¿Puedes tú cazar una víctima para una leona o satisfacer el apetito de sus cachorritos 40cuando ellos están rugiendo en sus guaridas y refugiándose, escondiéndose para reposar y esperar?
41¿Quién provee víctimas para los cuervos cuando sus jovencitos claman a Dios y se tambalean por falta de comida?

39

1¿Sabes tú en qué tiempo las cabras salvajes en las rocas llevan a sus pequeños? 2¿Pueden ustedes ver luego las ciervas teniendo sus cervatillos? ¿Puedes tú contar los meses que ellos gestan? ¿Sabes tú el tiempo cuando llevan a sus pequeños?

3Ellas se agachan hacia abajo y dan a luz sus pequeños, y luego ellas terminan sus dolores de parto. 4Sus pequeños se hacen fuertes y crecen en los campos abiertos; ellos salen y no regresan de nuevo.
5¿Quién permitió que el burro salvaje fuera libre? ¿Quién ha desatado los lazos del burro veloz, 6cuya casa Yo he hecho en Arabah, su casa en la tierra salada?
7Él ríe con indiferencia a los ruidos en la ciudad; él no escucha los gritos del conductor. 8Él vaga por las montañas como sus pastos; allí él busca por cada planta verde para comer.
9¿Podrá el buey salvaje ser feliz de servirte? ¿Podrá él aceptar quedarse en tu pesebre? 10¿Con una cuerda puedes tú controlar el buey salvaje para arar los surcos? ¿Podrá él recorrer los valles por ti?
11¿Podrás tú confiar en él porque su fuerza es grande? ¿Podrás tú dejar tu trabajo para él hacerlo? 12¿Podrás tú depender en él para traer tu grano a casa, para reunir el grano para tu piso de trilla?
13¿Las alas del avestruz aletean orgullosamente, pero ellos son piñones y plumaje de amor? 14Porque ella deja sus huevos en la tierra, y ella deja que ellos se mantengan calientes en el polvo; 15ella olvida que un pie puede aplastarlos o que una bestia salvaje pueda pisotearlos.
16Ella trata a sus pequeños rudamente, como si ellos no fueran de ella; ella no teme que su trabajo puede haber sido en vano, 17porque Dios la ha privado de sabiduría y no le ha dado a ella ningún entendimiento. 18Cuando ella corre rápidamente, ella se ríe con indiferencia hacia el caballo y su jinete.
19¿Le has dado tú al caballo su fuerza? ¿Has vestido tú su cuello con su fluída melena? 20¿En algún momento tú lo has hecho brincar como una langosta? La majestad de su resoplido es temible.
21Él patea con poder y se regocija en su fortaleza; él se apresura para enfrentar las armas. 22Él se burla del temor y no desmaya; él no retrocede de la espada. 23La bolsa de las flechas se estremece contra sus flancos, junto con la lanza parpadeando y la jabalina.
24Él se traga el suelo con furia y coraje; en el sonido de la trompeta, él no puede mantenerse en un solo lugar. 25Cuando la trompeta suena, él dice, '¡Aja!' Él huele la batalla desde muy lejos-- los estruendosos gritos de los comandante y los gritos de batalla.
26¿Es por tu sabiduría que el águila vuela, que ella expande sus alas para el sur?
27¿Es a tus órdenes que el águila sube y crea su nido en lugares altos? 28Él vive en las colinas y hace su casa en la punta de los acantilados, una fortaleza.
29Desde ahí él busca por víctimas; sus ojos las ven desde lo muy lejano. 30Sus pequeños también beben sangre; donde las personas muertas están, allí está él."

40

1El SEÑOR continuó hablándole a Job; Él le dijo: 2"¿Debe alguno quien desea criticar, tratar de corregir al Todopoderoso? El que discute con Dios, deje que Él le conteste.''

3Entonces Job le contestó al SEÑOR y dijo: 4"Mira, yo soy insignificante; ¿cómo puedo yo contestarte? Yo pongo mi mano sobre mi boca. 5Yo hablé una vez, y no contestaré; de hecho, dos veces, pero no procederé mas allá.''
6Entonces el SEÑOR le contestó a Job desde la tormenta feroz y dijo: 7"Ahora ciñe tus lomos como un hombre, porque Yo preguntaré, y tú me debes contestar.
8¿En realidad dices que Yo soy injusto? ¿Me condenarás para poder decir que estás en lo correcto? 9¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Puedes tronar con una voz como Él?
10Ahora vístete a ti mismo en gloria y dignidad; arréglate a ti mismo en honor y majestad. 11Esparce alrededor el exceso de tu ira; mira a todo el que sea soberbio y derríbalo.
12Mira a todo el que es soberbio y tráelo abajo; pisotea a la gente malvada donde se para. 13Entierrálos en la tierra juntos; aprisiona sus rostros en el lugar escondido. 14Entonces Yo también te reconoceré a ti que tu propia mano derecha puede salvarte.
15Mira ahora al Behemot, al que Yo hice como te hice a ti; él come pasto como un buey. 16Mira ahora, su fuerza está en sus lomos; su poder está en los músculos de su vientre.
17Él mueve su rabo como un cedro; los músculos de sus muslos están unidos. 18Sus huesos son como tubos de bronce; sus piernas son como barras de hierro.
19Él es el jefe de las criaturas de Dios. Solo Dios, quien lo hizo, puede derrotarlo. 20Pues las colinas le proveen alimento; las bestias del campo juegan cerca. 21Él descansa bajo las plantas de loto en los refugios de las cañas, en los pantanos.
22Las plantas de loto lo cubren con su sombra; los sauces del arroyo lo rodean a él. 23Mira, si las corrientes del río inunda sus bancos, él no tiembla; él tiene confianza, aunque el río Jordán pueda surgir hasta su hocico. 24¿Podrá alguien capturarlo con un gancho, o perforar su naríz a través de una trampa?

41

1¿Puedes tú sacar al Leviatán con un anzuelo? O, ¿amarrar sus quijadas con una cuerda? 2¿Puedes poner una soga en su nariz, o perforar su quijada con un anzuelo? 3¿Hará él muchos ruegos a ti? ¿Hablará él palabras suaves a ti?

4¿Hará él un pacto contigo, para que tú debas tomarlo a él por un sirviente para siempre? 5¿Jugarás con él como jugarías con un ave? ¿Lo amarrarás para tus siervas? Los grupos de pescadores, ¿negociarán por él? 6¿Lo dividirán para intercambiarlo entre los mercaderes?
7¿Puedes tú llenar su piel con arpones o su cabeza con lanzas de pescar? 8Pon tu mano sobre él solo una vez, y tú recordarás la batalla y no lo harás más. 9Mira, la esperanza de cualquiera que haga eso es una mentira; ¿no será arrojado al suelo cualquiera con solo verlo?
10Ninguno es tan feroz que se atreva agitar al Leviatán; ¿quién, entonces, es aquel que pueda pararse frente a Mí? 11¿Quién Me ha dado algo a Mí primero de manera que tenga Yo que pagarle? Lo que sea que esté debajo de todo el cielo es Mío. 12Yo no me mantendré en silencio con relación a las piernas del Leviatán, ni acerca del asunto de su fuerza, ni acerca de su forma elegante.
13¿Quién puede desnudarlo de su cubierta exterior? ¿Quién puede penetrar su armadura doble? 14¿Quién puede abrir las puertas de su rostro, anillado con sus dientes, los cuáles son un terror? 15su espalda está hecha de hileras de escudos, apretados juntos como con un sello cerrado.
16Uno está tan cerca del otro que ningún aire puede venir entre ellos. 17Ellos están unidos unos a otros; ellos se mantienen juntos, para que así ellos no puedan ser separados. 18La luz destella de su resoplo; sus ojos son como los párpados del amanecer.
19Fuera de su boca salen antorchas encendidas, chispas de fuego saltan fuera. 20De sus fosas nasales sale humo como una olla hirviendo en un fuego que ha sido abanicado para estar muy caliente. 21Su aliento enciende carbones en llamas; fuegos salen de su boca.
22En su cuello hay fuerza, y el terror baila frente a él. 23Los dobleces de su carne están unidos; ellos están firmes sobre él; ellos no pueden ser movidos. 24Su corazón es tan duro como una piedra, de hecho, tan duro como una piedra de molino inferior.
25Cuando él se levanta, incluso los dioses se vuelven miedosos; por causa del miedo, se retiran. 26Si una espada le golpea, no hace nada, ni tampoco lo hace una lanza, una flecha, o cualquier otra arma puntiaguda. 27Él piensa del hierro como si fuera paja, y del bronce como si fuera madera podrida.
28Una flecha no puede hacerlo huir; para él las piedras de hondas se vuelven paja. 29Los mazos son considerados como paja; él se ríe del zumbido del vuelo de una lanza. 30Sus partes bajas son como pedazos filosos de vasijas rotas; él deja un rastro que separa el lodo como si fuera un trineo de trilla.
31Él hace la profundidad espumarse como una olla de agua hirviendo; él hace del océano una olla de ungüento. 32Él hace una brillante estela detrás de él; uno pensaría que la profundidad tenía cabello gris.
33En la tierra no hay ninguno igual a él, el que ha sido hecho para vivir sin miedo. 34Él ve todo lo que es orgulloso; él es rey sobre todos los hijos del orgullo."

42

1Entonces Job le contestó al SEÑOR y dijo: 2"Yo sé que Tú puedes hacer todas las cosas, que ningún propósito Tuyo puede ser detenido. 3'¿Quién es este que sin conocimiento encubre planes?' En efecto, yo he hablado cosas que no entendía, cosas muy difíciles para yo entenderlas, de las cuales yo no sabía.

4Tú me dijiste: 'Escucha, ahora, y Yo hablaré; Te preguntaré cosas, y tú me dirás.' 5Yo había escuchado de Ti por el oír de mis oídos, pero ahora mi ojo te ve. 6Así que me desprecio; me arrepiento en polvo y cenizas."
7Sucedió que después de haber dicho estas palabras a Job, el SEÑOR le dijo a Elifaz el temanita: "Mi ira se ha encendido contra ti y en contra de tus dos amigos, pues no han hablado de Mí lo correcto, como Mi siervo Job ha hecho. 8Ahora por lo tanto, traigan para ustedes mismos siete toros y siete carneros, vayan a Mi siervo Job, y ofrezcan para ustedes mismos una ofrenda quemada. Mi siervo Job orará por ustedes, y Yo aceptaré su oración, para que así Yo no tenga que tratar con ustedes luego de su disparate. Ustedes no han dicho lo que es correcto sobre Mí, como Mi siervo Job ha hecho." 9Así que Elifaz el temanita, Bildad el suhita y Zofar el naamatita fueron e hicieron como el SEÑOR los había ordenado, y el SEÑOR aceptó a Job.
10Cuando Job oró por sus amigos, el SEÑOR restauró sus fortunas. El SEÑOR le dio el doble tanto como él había poseído antes. 11Entonces todos los hermanos de Job, y todas sus hermanas, y todos aquellos que habían sido sus conocidos antes- fueron donde él y comieron alimento con él en su casa. Ellos se afligieron con él y lo consolaron por todos los desastres que el SEÑOR había traído sobre él. Cada persona le dio a Job un pedazo de plata y un anillo de oro.
12El SEÑOR bendijo la parte final de la vida de Job más que la primera; tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yugos de bueyes, y mil burras. 13También tuvo siete hijos y tres hijas. 14Nombró a la primera hija Jemina, a la segunda Cesia, y a la tercera Keren Hapuc.
15En toda la tierra no fueron encontradas mujeres tan hermosas como las hijas de Job. Su padre les dio una herencia junto a sus hermanos. 16Luego de esto, Job vivió 140 años; vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta cuatro generaciones. 17Entonces Job murió, siendo viejo y lleno de días.

Salmos

1

1¡Bienaventurado es el hombre que no camina en el consejo del malvado, o camina en el sendero con pecadores, o se sienta en la asamblea de burladores. 2Pues su deleite está en la ley del SEÑOR, y en su ley, él medita de día y de noche!

3Él será como un árbol plantado junto a las corrientes de agua, que produce su fruto en su temporada, cuyas hojas no se marchitan; lo que sea que Él hace, prosperará.
4No así los malvados, que son como la paja que el viento se lleva lejos. 5Así que los malvados no se mantendrán en el juicio, ni tampoco los pecadores en la asamblea de los rectos.
6Pues el SEÑOR aprueba el camino de los rectos, pero el camino de los malvados perecerá.

2

1¿Por qué están las naciones en tumulto, y por qué las personas hacen conspiraciones que fallarán? 2Los reyes de la tierra se posicionan juntos y los gobernantes se juntan para conspirar contra el SEÑOR y contra Su Mesías, diciendo: 3"Arrancanquémonos los grilletes que ellos nos pusieron y lanzar lejos sus cadenas."

4Aquel que se sienta en los cielos se burlará de ellos; el Señor se burla de ellos. 5Entonces Él les hablará en Su enojo y los aterrorizará en Su furor, diciendo:
6"Yo mismo he ungido a Mi rey en Sion, Mi monte santo." 7Yo anunciaré el decreto del SEÑOR. Él me dijo: "¡Tú eres mi hijo! Yo soy tu padre.
8Pídeme, y Yo te daré las naciones para tu herencia y las regiones más lejanas de la tierra para tu posesión. 9Tú las quebrarás con una vara de hierro; como una jarra de un alfafero, tú los aplastarás en pedazos."
10Así que ahora, ustedes reyes, sean advertidos; sean corregidos, ustedes gobernantes de la tierra. 11Adoren al SEÑOR en temor y regocíjense con temblor.
12Honra el hijo o él se enojará contigo, y ustedes morirán en el camino cuando Su enojo queme por solo un momento. Cuán bendecidos son todos aquellos que buscan refugio en Él.

3

1SEÑOR, ¡cuántos son mis enemigos! Muchos se han levantado en mi contra. 2Muchos dicen sobre mí: "No hay ayuda de Dios para él."

3Pero Tú, SEÑOR, eres un escudo a mi alrededor, mi gloria, y Aquel que levanta mi cabeza. 4Yo levanto mi voz al SEÑOR, y Él me contesta desde su colina santa.
5Yo me acosté y dormí; me desperté, pues el SEÑOR me protegió. 6Yo no tendré miedo de las multitudes de personas que se han puesto a sí mismas en contra mi a mi alrededor.
7¡Levántate, SEÑOR! ¡Sálvame, mi Dios! Pues Tú golpearás a todos mis enemigos en la quijada; Tú romperás los dientes de los malvados. 8La salvación viene del SEÑOR. Que tus bendiciones sean sobre tu pueblo.

4

1Contéstame cuando yo llame, Dios de mi justicia; dame espacio cuando yo esté cercado. Ten misericordia de mí y escucha mi oración.

2Ustedes pueblos, ¿por cuánto tiempo volverán mi honor en vergüenza? ¿Por cuánto tiempo amarán lo que no tiene valor e irán tras las mentiras? 3Pero conozcan que el SEÑOR separa al piadoso para Él mismo. El SEÑOR escuchará cuando yo le llame.
4Tiemblen de miedo, ¡pero no pequen! Mediten en su corazón, en su cama, y callen. 5Ofrezcan sacrificios de justicia y pongan su confianza en el SEÑOR.
6Muchos dicen: "¿Quién nos mostrará algo bueno?" SEÑOR, levanta la luz de tu rostro sobre nosotros. 7Tú haz dado a mi corazón más felicidad, que la que otros tienen cuando su grano y vino nuevo abundan. 8Es en paz que yo me acostaré y dormiré, pues solamente Tú, SEÑOR, me haces estar seguro y me guardas.

5

1Escucha mi llamado a tí, SEÑOR; piensa sobre mis gemidos. 2Escucha al sonido de mi llamado, mi Rey y mi Dios, pues es a Tí a quien yo oro. 3SEÑOR, en la mañana Tú escuchas mi llanto; en la mañana yo traeré mi petición a Tí y expectante esperaré.

4Ciertamente Tú no eres un Dios que apruebas la maldad; las personas malvadas no serán tus invitados. 5El arrogante no se mantendrá en tu presencia; Tú odias a todos los que se comportan malvadamente. 6Tú destruirás a los mentirosos; el SEÑOR desprecia a los hombres violentos y engañadores.
7Pero en cuanto a mí, a causa de Tu gran pacto de fidelidad, yo entraré a Tu casa; en reverencia me inclinaré hacia Tu santo templo. 8Oh Señor, dirígeme en Tu justicia a causa de mis enemigos; haz Tu sendero derecho delante de mí.
9Pues no hay verdad en su boca; su ser interior es malvado; su garganta es una tumba abierta; ellos halagan con su lengua. 10Decláralos culpables, oh Dios; ¡que sus planes sean su caída! Sácalos por sus muchas transgresiones, pues ellos se han rebelado contra tí.
11Pero que todos aquellos que toman refugio en Tí, se regocijen; permite que ellos siempre griten de alegría, porque Tú los defiendes; permite que ellos estén gozosos en Tí, aquellos que aman tu nombre. 12Pues Tú bendecirás al recto, SEÑOR; Tú los rodearás con favor como con un escudo.

6

1SEÑOR, no me reprendas en Tu enojo o ni me disciplines en Tu ira. 2Ten misericordia de mí, SEÑOR, pues yo soy frágil; sáname, SEÑOR, pues mis huesos están temblando.

3Mi alma también está muy atribulada. Pero tú, SEÑOR, ¿por cuánto tiempo continuará ésto? 4¡Regresa, SEÑOR! Rescátame. ¡Sálvame a causa de tu fidelidad al pacto! 5Pues en la muerte no hay recuerdo de Tí. ¿Quién te dará gracias en el Seol?
6Yo estoy fatigado con mi gemido. Toda la noche yo empapo mi cama con mis lágrimas; yo lavo mi lecho con mis lágrimas. 7Mis ojos se oscurecen por mi dolor; ellos se debilitan a causa de todos mis adversarios.
8Aléjence de mí, todos ustedes que practican la iniquidad; pues el SEÑOR ha escuchado el sonido de mi llanto. 9El SEÑOR ha escuchado mi reclamo por misericordia; el SEÑOR ha aceptado mi oración. 10Todos mis enemigos serán avergonzados y atribulados grandemente. Ellos retrocederán y serán humillados repentinamente.

7

1SEÑOR mi Dios, ¡yo tomo refugio en ti! Sálvame de todos aquellos que me persiguen, y rescátame. 2Si no, ellos me destrozarán como un león, desgarrándome en pedazos, sin nadie más capaz de llevarme a seguridad.

3SEÑOR, mi Dios, yo nunca hice lo que mis enemigos dicen que hice; no hay injusticia en mis manos. 4Nunca he hecho mal a nadie que está en paz conmigo, o sin sentido lastimado a cualquiera que está en mi contra.
5Si no estoy diciendo la verdad, entonces deja que mi enemigo persiga mi vida y la tome; déjalo pisotear mi cuerpo viviente en el suelo y que me deje derribado deshonrado en el polvo.
6Levántate, SEÑOR, en tu enojo; levántate en contra de la ira de mis enemigos; despiértate por mi bien y lleva a cabo los decretos rectos que Tú has ordenado para ellos. 7Los países están reunidos en asamblea alrededor de Tí; toma una vez más el lugar que te corresponde sobre ellos.
8SEÑOR, juzga las naciones; reinvindícame, SEÑOR, porque yo soy recto e inocente, oh Altísimo. 9Que las obras malignas de los malvados lleguen a un fin, pero establece las personas rectas, Dios recto, Tú, quien examinas corazones y mentes.
10Mi escudo viene de Dios, aquel que salva al íntegro de corazón. 11Dios un juez recto, un Dios que se indigna cada día.
12Si una persona no se arrepiente, Dios afilará su espada y preparará su arco para la batalla. 13Él se prepara para usar armas en contra de él; Él hace sus flechas llameantes.
14Piensa sobre aquel que está preñado con maldad, que concibe planes destructivos, que da a luz mentiras dañinas. 15Él cava un pozo y lo ahueca y entonces cae al hoyo que él ha hecho. 16Sus propios planes destructivos regresan a su propia cabeza, pues su violencia se cae en su propia cabeza.
17Yo daré gracias al SEÑOR por su justicia; Yo cantaré alabanza al SEÑOR, el Altísimo.

8

1Oh SEÑOR, nuestro Dios, cuán magnífico es Tu nombre en toda la tierra, Tú que revelas tu gloria arriba en los cielos. 2De la boca de los bebés e infantes Tú has creado alabanza a causa de tus adversarios, a fin de silenciar a ambos, al vengador y al enemigo.

3Cuando yo miro a tus cielos, los cuales tus dedos han hecho, la luna y las estrellas, las cuales Tú has acomodado en su lugar. 4¿De qué importancia es la raza humana para que Tú la notes, o la humanidad para que Tú le prestes atención? 5Sin embargo, Tú los has hecho un poco menores que los seres celestiales y los has coronado con gloria y honor.
6Tú lo haces gobernar sobre las obras de tus manos; Tú has puesto todas las cosas bajo sus pies: 7todas las ovejas y bueyes e incluso los animales del campo, 8las aves de los cielos y los peces del mar, todo lo que pasa a través de las corrientes de los mares.
9¡Oh SEÑOR nuestro Dios, cuán magnífico es tu nombre en toda la tierra!

9

1Yo le daré gracias al SEÑOR con todo mi corazón; yo hablaré sobre todas tus maravillosas obras. 2Yo estaré contento y me regocijaré en Tí; ¡yo cantaré alabanza a tu nombre, oh Altísimo!

3Cuando mis enemigos retroceden, ellos tropiezan y perecen delante de Tí. 4Pues Tú has defendido mi causa justa; ¡Tú te sientas sobre tu trono, juez justo!
5Tú reprendes a las naciones; Tú has destruido a los malvados; Tú has borrado su nombre por siempre y para siempre. 6El enemigo se desmorona como ruinas cuando tu derribas sus ciudades. Todo recuerdo de ellos ha perecido.
7Pero el SEÑOR permanece por siempre; Él ha establecido su trono por justicia. 8Él juzgará el mundo con justicia, y Él ejecutará juicio para las naciones con rectitud.
9El SEÑOR será una fortaleza para el oprimido, una fortaleza en tiempos de problemas. 10Aquellos que conocen Tu nombre confían en Tí, pues Tú, SEÑOR, no abandonas a aquellos que te buscan.
11Canten alabanzas al SEÑOR, quien gobierna en Sion; díganle a las naciones lo que Él ha hecho. 12Pues el Dios que venga el derramamiento de sangre, lo recuerda; Él no olvida el llanto del oprimido.
13Ten misericordia de mí, oh SEÑOR; ve cómo yo soy oprimido por aquellos que me odian, Tú puedes arrebatarme de las puertas de la muerte. 14Oh, que yo pueda proclamar toda tu alabanza. ¡En las puertas de la hija de Sion yo me regocijaré en tu salvación!
15Las naciones se han hundido en el pozo que ellas han hecho; sus pies están atrapados en la red que ellos escondieron. 16El SEÑOR se ha hecho a Sí mismo conocido; Él ha ejecutado juicio; el malvado es atrapado por sus propias acciones.
17Los malvados son regresados y enviados al Seol, el destino de todas las naciones que olvidan a Dios. 18Pues los necesitados no serán siempre olvidados, ni tampoco las esperanzas del oprimido serán defraudadas para siempre.
19Levántate, oh SEÑOR; no permitas que el hombre gane contra Tí; que las naciones sean juzgadas a Tu vista. 20Aterrorízalos, SEÑOR; que las naciones conozcan que ellos son solo hombres.

10

1¿Por qué, SEÑOR, te quedas lejos? ¿Por qué te escondes a Ti mismo en tiempos de problemas? 2A causa de su arrogancia, las personas malvadas persiguen a los oprimidos; pero por favor deja que el malvado sea atrapado por sus propios esquemas, los que ellos han ideado. 3Pues la persona malvada presume de sus deseos más profundos; él bendice a los codiciosos y maldice e insulta al SEÑOR.

4El hombre malvado tiene un rostro alzado; él no busca a Dios. Él nunca piensa sobre Dios, porque a él no le interesa para nada Él. 5Él está seguro en todo tiempo, pero Tus decretos rectos son muy altos para él; él desprecia a todos sus enemigos.
6Él dice en su corazón: "Yo nunca fallaré; a través de todas las generaciones yo no encontraré adversidad." 7Su boca está llena de maldiciones y de engaños, fraude; su lengua lastima y destruye.
8Él espera en emboscada cerca de las aldeas; en los lugares secretos él asesina al inocente; sus ojos buscan alguna víctima indefensa. 9Él acecha en secreto como un león en el matorral; él se recuesta en espera de atrapar al oprimido. Él atrapa al oprimido cuando él saca su red. 10Sus víctimas son aplastadas y derrotadas; ellos caen en sus fuertes redes.
11Él dice en su corazón: "Dios se ha olvidado; él cubre su rostro; él no se molestará en mirar." 12¡Levántate, SEÑOR! ¡Levanta tu mano, oh Dios! No olvides al oprimido.
13¿Por qué el hombre malvado rechaza a Dios y dice en su corazón: "Tú no me pedirás cuentas"? 14Tú has tomado nota, pues Tú siempre ves aquel que inflige la miseria y pena. Los indefensos se confían a sí mismos a Tí; Tú rescatas al que no tiene padre.
15Rompe el brazo del hombre malvado y malo. Házlo responsable de sus obras malvadas, las cuales él pensó que Tú no descubrirías. 16El SEÑOR es Rey por siempre y para siempre; las naciones son sacadas de su tierra.
17SEÑOR, Tú has escuchado las necesidades del oprimido; Tú fortaleces su corazón, Tú escuchas su oración; 18Tú defiendes al que no tiene padre y al oprimido para que ningún hombre en la tierra cause terror otra vez.

11

1Me refugio en el Señor; ¿Cómo me dirás: "Huye como un pájaro a la montaña"? 2¡Miren! Los malvados preparan sus arcos. Preparan sus flechas en las cuerdas para disparar en la oscuridad a los justos de corazón.

3Porque si los cimientos se arruinan, ¿qué pueden hacer los justos? 4El Señor está enSu santo templo; Sus ojos examinan a los hijos de los hombres.
5El Señor examina tanto a los justos como a los malvados, pero Él odia a los que aman hacer violencia. 6Él llueve carbones encendidos y azufre sobre los malvados; un viento abrasador será la porción de Su copa para ellos. 7Porque el Señor es justo y Él ama la justicia; los rectos verán Su rostro.

12

1Ayuda, oh SEÑOR, pues el piadoso ha desaparecido; el fiel se ha desvanecido.

2Todos dicen palabras vacías a su vecino; todos hablan con labios halagadores y un doble corazón. 3SEÑOR, corta todos los labios halagadores, cada lengua que habla grandes cosas. 4Estos son aquellos quienes han dicho: "Con nuestras lenguas nosotros prevaleceremos. Nuestros labios dirán: ¿quién puede ser señor sobre nosotros?
5"Por causa de la violencia en contra del pobre, por causa de los gemidos del necesitado, Yo me levantaré," dice el SEÑOR. "Yo proveeré la seguridad la cual ellos anhelan."
6Las palabras del SEÑOR son palabras puras, como plata purificada en un horno sobre la tierra, refinada siete veces. 7¡Tú eres SEÑOR! Tú los mantienes. Tú guardas a las personas piadosas de esta generación malvada y para siempre. 8El malvado camina en cada lado cuando el mal es exaltado entre los hijos de los hombres.

13

1¿Cuánto tiempo, oh SEÑOR, seguirás olvidándote de mí? ¿Cuánto tiempo esconderás Tu rostro de mí? 2¿Cuánto tiempo tengo que preocuparme y tener tristeza en mi corazón todo el día? ¿Cuánto tiempo mi enemigo triunfará sobre mí?

3¡Mírame y contéstame, oh SEÑOR Dios mío! Da luz a mis ojos o dormiré de muerte. 4No permitas que mi enemigo diga: "Yo lo he derrotado a él", para que mi enemigo no pueda decir: "Yo he prevalecido sobre mi adversario," de lo contrario mis enemigos se regocijarán cuando yo sea derribado.
5Pero yo he confiado en Tu pacto de fidelidad; mi corazón se regocija en Tu salvación. 6Yo cantaré al SEÑOR porque Él me ha tratado muy generosamente.

14

1El necio dice en su corazón: "No hay Dios." Ellos son corruptos y han hecho iniquidades abominables, no hay ninguno que haga el bien.

2El SEÑOR mira hacia abajo desde el cielo a los hijos de los hombres para ver si hay alguno que entienda, alguien que lo busque a Él. 3Todos ellos se han vuelto atrás. Ellos juntos se han vuelto corruptos. No hay ninguno que haga el bien, no hay ni uno solo.
4¿Ellos no saben nada, aquellos que cometen iniquidad, aquellos que se comen a mi pueblo como si comieran pan, y que no llaman al SEÑOR?
5¡Ellos tiemblan de pavor, pues Dios está con la asamblea de los justos! 6Ustedes quieren humillar a las personas pobres a pesar de que el SEÑOR es su refugio.
7¡Oh, si la salvación de Israel viniera de Sión! ¡Cuando el SEÑOR traiga a su pueblo de regreso de la cautividad, entonces Jacob se regocijará e Israel estará gozoso!

15

1Señor, ¿quién habitará en Tu tabernáculo? ¿Quién puede vivir en Tu monte santo? 2Quienquiera que camine sin culpa, haga lo que es correcto y hable verdad desde su corazón.

3El que no calumnia con su lengua, el que no hace daño a otros, y el que no insulta a su vecino.
4La persona malvada es despreciada en sus ojos, pero él honra aquellos que temen al Señor. Él jura por su propia desventaja y no toma de vuelta sus promesas. 5Él no carga con intereses cuando presta dinero. Él no toma chantaje para testificar en contra del inocente. El que haga estas cosas nunca será sacudido.

16

1Protégeme, Dios, pues yo tomo refugio en Ti. 2Yo digo al SEÑOR: "Tú eres mi Señor; mi bondad es nada fuera de Ti. 3En cuanto a las personas santas quienes están sobre la tierra, ellos son personas nobles; todo mi deleite está en ellos.

4Será aumentados las aflicciones, de aquellos quienes buscan otros dioses. Yo no derramaré ofrendas de bebida de sangre a sus dioses o elevaré sus nombres con mis labios.
5SEÑOR, Tú eres mi porción escogida y mi copa. Tú sostienes mi futuro. 6Las cuerdas de medición han sido puestas para mí en lugares agradables; ciertamente es hermosa mi herencia.
7Yo bendeciré al SEÑOR, quien me consuela; aún en la noche mi mente instruye. 8¡Al SEÑOR he puesto delante de mí en todo tiempo, así yo no seré quitado de Su mano derecha!
9Por lo tanto, mi corazón está contento; mi gloria es regocijarme. Verdaderamente yo viviré en seguridad. 10Pues Tú no abandonarás mi alma al Seol. No dejarás que Tu fiel vea al hoyo.
11¡Tú me enseñas el camino de vida; gozo abundante reside en Tu presencia; deleites permanecen en Tu mano derecha para siempre!"

17

1¡Escucha a mi súplica por justicia, oh SEÑOR; presta atención a mi llamada por ayuda! Dale oído a mi oración de unos labios sin engaño. 2¡Qué mi vindicación venga de Tu presencia; que Tus ojos vean lo que es correcto!

3Tú pruebas mi corazón, Tú vienes a mí en la noche, me purificas y no encuentras ningún plan malvado; mi boca no transgredirá.
4En cuanto a las obras de la humanidad, por la palabra de Tus labios, yo me he guardado de los caminos del ilegal. 5Mis pasos se han mantenido firmes a Tus caminos; mi pies no han resbalado.
6Yo clamo a Tí, pues Tú me contestas, oh Dios; vuelve Tu oído hacia mí y escucha cuando yo hablo. 7¡Muestra tu pacto de fidelidad de una manera maravillosa, Tú Quien salvas por medio de Tu mano derecha a aquellos quienes toman refugio en Tí de sus enemigos!
8Protégeme como la pupíla de tu ojo; escóndeme bajo la sombra de Tus alas 9de la presencia de los malvados quienes me atacan, mis enemigos que me rodean. 10Ellos no tienen misercordia de nadie; sus bocas hablan con orgullo.
11Ellos han rodeado mis pasos. Ellos establecieron sus ojos para herirme hasta el suelo. 12Ellos son como león ansioso por una víctima, como cachorro de león agachándose en lugares escondidos.
13¡Levántate, oh SEÑOR! ¡Atácalos! ¡Derríbalos con sus caras para abajo! ¡Rescata mi vida del malvado por Tu espada! 14¡Rescátame de los hombres por Tu mano, oh SEÑOR, de los hombres de este mundo cuya prosperidad está en esta vida solamente! Tú llenas sus vientres con lo atesorado de Tus riquezas; ellos tendrán muchos hijos y dejarán sus riquezas a sus hijos.
15En cuanto a mí, yo veré Tu cara en rectitud; yo estaré satisfecho, cuando me levante, y vea tu semblante.

18

1Te amo, SEÑOR, mi fuerza.

2El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza, Quien me lleva a la seguridad; Él es mi Dios, mi roca; yo tomo refugio en Él. Él es mi escudo, el cuerno de mi salvación y mi fuerte. 3Yo clamo al SEÑOR, Quien es digno de ser adorado, y yo seré salvado de mis enemigos.
4Las cuerdas de muerte me rodearon, y la corriente de las aguas de iniquidad me inundaron. 5Las cuerdas del Seol me rodearon; las trampas de la muerte me atraparon.
6En mi aflicción clamé al SEÑOR; yo clamé por ayuda a mi Dios. Él escuchó mi voz desde Su templo; mi clamor de ayuda entró en Su presencia; entró en Sus oídos.
7Luego la tierra se agitó y tembló; las fundaciones de las montañas también temblaron y fueron estremecidas porque Dios estaba enojado. 8El humo salió de Sus fosas nasales y un fuego intenso salió de Su boca. Los carbones fueron encendidos por Él mismo.
9Él abrió los cielos y bajó; y una oscuridad gruesa estaba bajo Sus pies. 10Él se montó sobre un querubín y voló; Él se deslizó sobre las alas del viento.
11Él hizo de la oscuridad una tienda alrededor de Él, pesadas nubes de lluvia en los cielos. 12Piedras de granizo y carbones de fuego cayeron desde el rayo delante de Él.
13¡El SEÑOR resonó desde los cielos! La voz del Más Alto gritó. 14Él disparó Sus flechas y esparció Sus enemigos; muchos rayos los dispersaron a ellos.
15Luego los canales de agua aparecieron; las fundaciones del mundo fueron expuestas a Tu reprensión. Oh SEÑOR, a la explosión del aliento de Tus fosas nasales.
16¡Él extendió Su mano desde arriba; Él me agarró! Él me sacó del agua creciente. 17Él me rescató de mi enemigo fuerte, de aquellos quienes me odiaban, pues ellos eran demasiado fuertes para mí.
18¡Ellos vinieron en contra mía en el día de mi aflicción, pero el SEÑOR fue mi apoyo! 19Él me libertó en un lugar amplio y abierto; Él me salvó porque Él estaba complacido conmigo.
20El SEÑOR me ha recompensado a causa de mi rectitud; Él me ha restaurado porque mis manos estaban limpias. 21Pues yo he guardado los caminos del SEÑOR y no me he apartado malvadamente de mi Dios.
22Pues todos Sus decretos rectos han estado delante de mí; en cuanto a Sus estatutos, yo no me he apartado de ellos. 23Yo también he sido inocente delante de Él, y me he guardado del pecado. 24Por lo tanto, el SEÑOR me ha restaurado a causa de mi rectitud, porque mis manos estaban limpias ante Sus ojos.
25A cualquiera que es fiel, Tú te muestras fiel; a un hombre que es libre de culpa, Tú te muestras libre de culpa. 26A cualquiera que es puro, Tú te muestras puro; pero Tú eres listo hacia cualquiera que es torcido.
27¡Porque Tú salvas a las personas afligidas, pero Tú humillas aquellos que son orgullosos, de ojos levantados! 28Pues Tú das luz a mi lámpara; el SEÑOR mi Dios ilumina mi oscuridad. 29Porque por Ti yo puedo correr sobre una barrera; por medio de mi Dios yo puedo saltar sobre un muro.
30En cuanto a Dios: Su camino es perfecto. ¡La palabra del SEÑOR es pura! Él es un escudo a todo aquel que toma refugio en Él. 31Pues, ¿quién es Dios sino el SEÑOR? ¿Quién es una roca sino nuestro Dios? 32Es Dios Quien pone fuerza sobre mí como un cinturón, Quien coloca a la persona libre de culpa en Su camino.
33¡Él hace mis pies ligeros como un venado y me coloca en las alturas! 34Él entrena mis manos para la guerra y mis brazos para tensar un arco de bronce.
35Tú me has dado el escudo de Tu salvación. Tu mano derecha me ha apoyado, y Tu favor me ha hecho grande. 36Tú has hecho un lugar amplio para mis pies debajo de mí, así mis pies no se han resbalado
37Yo perseguí a mis enemigos y los atrapé; yo no regresé hasta que ellos fueron destrozados. 38Yo los hice añicos para que no pudieran levantarse; ellos han caído bajo mis pies. 39Pues Tú pusiste fuerza sobre mí como un cinturón para la batalla; Tú pusiste debajo de mí aquellos quienes se levantaron en contra mía.
40Tú me diste la parte de atrás de los cuellos de mis enemigos; yo aniquilé aquellos quienes me odiaban. 41Ellos clamaron por ayuda, pero nadie los salvó; ellos clamaron al SEÑOR, pero Él no les contestó. 42Yo los molí a piezas finas como polvo delante del viento; yo los tiré en las calles como barro.
43Tú me rescataste de las disputas de la gente. Tú me has hecho cabeza sobre las naciones. Personas que no he conocido me sirven. 44Tan pronto ellos escucharon de mí, me obedecieron; extranjeros fueron forzados a inclinarse ante mí. 45Los extranjeros vinieron temblando de sus fortalezas.
46El SEÑOR vive; que mi roca sea alabada. Que el Dios de mi salvación sea exaltado. 47Él es el Dios que ejecuta venganza por mí, Quien somete a las naciones debajo de mí.
48¡Yo soy libertado de mis enemigos! Ciertamente, ¡Tú me levantaste por encima de aquellos quienes se levantaron en contra mía! Tú me rescataste de los hombres violentos. 49Por lo tanto, ¡yo te daré las gracias a Tí, SEÑOR, entre todas las naciones; yo cantaré alabanzas a Tu nombre!
50Dios da gran victoria a Su rey, y Él le muestra Su pacto de lealtad a Su ungido, a David y a sus descendientes para siempre.

19

1¡Los cielos declaran la gloria de Dios, los cielos dan a conocer su obra! 2Día tras día el discurso se derrama; noche tras noche revela conocimiento. 3No hay discurso o palabras habladas; su voz no se escucha.

4Aunque sus palabras van por toda la tierra, y su discurso hasta el fin del mundo. Él ha puesto una tienda para el sol entre ellos. 5El sol es como un novio saliendo de su cuarto y como un hombre fuerte que se alegra cuando corre su carrera. 6El sol se levanta desde un horizonte y cruza el cielo hasta el otro; nada escapa de su calor.
7La ley del SEÑOR es perfecta, restaurando el alma; el testimonio del SEÑOR es confiable, haciendo sabios a los simples. 8Las instrucciones del SEÑOR son correctas, alegrando el corazón; el mandato del SEÑOR es puro, trayendo luz a los ojos.
9El temor al SEÑOR es puro, dura para siempre; ¡los justos decretos del SEÑOR son verdaderos y completamente correctos! 10Son de más valor que el oro, hasta más que mucho oro fino; son más dulces que la miel y la miel que gotea del panal.
11Sí, por ellos tu siervo es advertido; en obedecerlos hay gran recompensa. 12¿Quién puede discernir sus propios errores? Límpiame de errores ocultos.
13Retén a tu siervo también de los pecados arrogantes; no los dejes que gobiernen sobre mí. Entonces yo seré perfecto, y seré inocente de muchas transgresiones. 14Que las palabras de mi boca y los pensamientos de mi corazón sean aceptables a Tu vista, SEÑOR, mi Roca y mi Redentor.

20

1Que el SEÑOR te ayude en el día de dificultades; que el nombre del Dios de Jacob te proteja 2y envíe ayuda desde el lugar santo para apoyarte desde Sion.

3Que Él recuerde todas tus ofrendas y acepte tu sacrificio quemado. 4Que te conceda los deseos de tu corazón y complete todos tus planes.
5Entonces Él se alegrará en tu victoria, y, en el nombre de nuestro Dios, levantáremos bandera. Que el SEÑOR conceda tus peticiones. 6Ahora yo sé que el SEÑOR rescatará a Su ungido; Él le responderá desde Su santo cielo con la fuerza de Su mano derecha que puede rescatarlo.
7Algunos confían en carros y otros en caballos, pero nosotros clamamos al SEÑOR, nuestro Dios. 8Ellos serán derribados y caerán, ¡pero nosotros nos levantáremos y estaremos erguidos!
9SEÑOR, rescata al rey; ayúdanos cuando nosotros llamemos.

21

1¡El rey se alegra en Tu fuerza, oh SEÑOR! ¡Que mucho se alegra en la salvación que Tú provees! 2Le has dado los deseos de su corazón y no haz retenido la petición de sus labios.

3Porque Tú le traes ricas bendiciones; has puesto en su cabeza una corona del más puro oro. 4Él te pidió vida; Tú se la diste; Tú le diste largos días por siempre y para siempre.
5Su gloria es grande por Tu victoria; Tú has puesto sobre él esplendor y majestad. 6Pues Tú le concedes bendiciones duraderas; Tú lo alegras con el gozo de Tu presencia.
7Pues el rey confía en el SEÑOR; a través de la fidelidad del pacto del Altísimo, él no será movido. 8Tu mano tomará a todos Tus enemigos; Tu mano derecha tomará a aquellos que Te odian.
9Al momento de Tu enojo, Tú los quemarás a ellos como en un horno ardiente. El SEÑOR los consumirá a ellos en su ira, y el fuego los devorará. 10Tú destruirás a sus retoños de la tierra y a sus descendientes de entre la raza humana.
11Porque ellos pretendieron el mal en tu contra; ¡ellos concibieron una conspiración con la cual no tuvieron éxito! 12Pues Tú los hará huir; Tú tirarás Tu arco contra ellos.
13Se exaltado, oh SEÑOR, en Tu fuerza; nosotros cantaremos y alabaremos Tu poder.

22

1Dios mío, Dios mío, ¿por qué me haz abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de sálvarme y lejos de las palabras de mi angustia? 2Dios mío, yo clamó de día, pero Tú no me contestas, ¡y en la noche no estoy en silencio!

3Pero Tú aún eres Santo; Tú te sientas como Rey con las alabanzas de Israel. 4Nuestros ancestros confíaron en Ti, ellos confíaron en Ti, y Tú los rescatastes. 5Ellos clamaron a Ti y ellos fueron rescatados. Ellos confíaron en Ti y no fueron decepcionados.
6Pero yo soy un gusano y no un hombre, una desgracia para la humanidad y despreciado por la gente. 7Todos esos que me ven, me insultan; ellos se burlan de mí; ellos sacuden sus cabezas a mí. 8Ellos dicen: "Él confió en el SEÑOR, deja que lo rescate el SEÑOR. Deja que Él lo rescate, porque él se deleita en Él."
9Pues Tú me traíste desde el vientre; Tú me hiciste confíar en Tí cuando yo estaba en los pechos de mi madre. 10He sido entregado a Tí desde el vientre; ¡Tú eres mi Dios desde que yo estaba en el vientre de mi madre!
11No estés lejos de mí, porque los problemas están cerca; no hay nadie que ayude. 12Muchos toros me rodean; fuertes toros de Basán me rodean. 13Ellos abren sus anchas bocas en contra mía, como un léon rugiente despedázando sus víctimas.
14Estoy siendo derramado como agua, y todos mis huesos son dislocados. Mi corazón es como cera; se derrite junto con mis partes internas. 15Mi fuerza se ha secado como un pedazo de barro; mi lengua se pega al paladar de mi boca. Me haz puesto en el polvo de la muerte.
16Pues los perros me han rodeado; una compañía de malhechores me ha cercado; ellos han traspazado mis manos y mis pies. 17Puedo contar todos mis huesos. Ellos me miran y observan.
18Ellos dividen mis ropas entre ellos, ellos hechan suertes por mi ropa. 19No estés muy lejos, oh SEÑOR; ¡por favor, apúrate a ayudarme, mi Fortaleza!
20Rescata mi alma de la espada, mi única vida de las garras de los perros salvajes. 21Sálvame de la boca del león; réscatame de los cuernos del buey salvaje.
22Yo declararé Tu nombre a mis hermanos; en medio de la asamblea yo te alabaré a Ti. 23¡Ustedes los que temen al SEÑOR, alábenlo! ¡Todos ustedes descendientes de Jacob, honrénlo a Él! ¡Estén asombrados de Él, todos ustedes descendientes de Israel!
24Porque Él no ha despreciado, ni aborrecido, el sufrimiento del afligido; el SEÑOR no ha escondido Su rostro de él; cuando el afligido clamó a Él, Él escuchó. 25Mi alabanza será por Tí en la gran asamblea; yo cumpliré mis votos ante los que le temen a Él.
26El oprimido comerá y será satisfecho, aquellos quienes buscan al SEÑOR lo alabarán a Él. ¡Viva para siempre sus corazónes! 27Toda la gente de la tierra recordará y volverá al SEÑOR; todas las familias de las naciones se inclinarán ante Tí.
28Porque el reino es del SEÑOR; Él es el gobernante sobre todas las naciones. 29Toda la gente próspera de la tierra comerá y adorará; todos los que descienden al polvo se inclinarán ante Él, aún esos que no pueden preservar sus propias vidas.
30La generación que viene le servirá a Él, ellos le hablarán a la próxima generación sobre el SEÑOR. 31Ellos vendrán y hablarán de Su justicia; ¡ellos dirán a gente que aún no ha nacido lo que Él ha hecho!

23

1El SEÑOR es mi pastor; no me faltará nada. 2Él hace que me recueste en pastos verdes; Él me guía al lado de aguas tranquilas.

3Él trae de vuelta mi vida; él me guía a través de caminos correctos por el bien de Su nombre.
4Aunque camine por un valle de sombra más oscura, no temeré al daño ya que Tú estás conmigo, tu vara y tu bastón me confortan.
5Tú preparas mesa delante de mí, en presencia de mis enemigos; Tú haz ungido mi cabeza con aceite; mi copa rebosa.
6Seguramente la bondad y la fidelidad del pacto me perseguirán todos los días de mi vida, ¡y yo viviré en la casa del SEÑOR por muy largo tiempo!

24

1La tierra es del SEÑOR, y su plenitud, el mundo y todo lo que vive en él. 2Él lo fundó sobre los mares y lo estableció en los ríos.

3¿Quién subirá al monte del SEÑOR? ¿Quién se pondrá en pie en Su lugar santo? 4Aquel que tiene las manos limpias y el corazón puro; quien no se ha levantado en falsedad y no ha jurado un juramento con la intención de engañar.
5Él recibirá bendición del SEÑOR y justicia del Dios de su salvación. 6Así es la generación de aquellos que lo buscan a Él, aquellos quienes buscan el rostro del Dios de Jacob.
7¡Levanten sus cabezas, ustedes puertas; sean levantadas, puertas eternas, para que el Rey de gloria pueda entrar! 8¿Quién es éste Rey de gloria? El SEÑOR fuerte y poderoso; el SEÑOR, poderoso en batalla.
9¡Levanten sus cabezas, ustedes puertas; sean levantadas, puertas eternas, para que el Rey de gloria pueda entrar! 10¿Quién es éste Rey de gloria? El SEÑOR de los ejércitos, él es el Rey de gloria.

25

1¡A tí, SEÑOR, yo levanto mi vida! 2Mi Dios, yo confío en Ti. No permitas que sea humillado; no permitas que mis enemigos se regocigen triunfantes sobre mí. 3¡Que ninguno que tiene su esperanza en Ti sea deshonrado, que aquellos que actúan traicioneramente sin causa sean avergonzados!

4Hazme conocer Tus sendas, oh SEÑOR; enséñame Tus caminos. 5Guíame en Tu verdad y enséñame, porque Tú eres el Dios de mi salvación; en Ti espero todo el día.
6Trae a memoria, oh SEÑOR, Tus actos de compasión y Tu pacto de fidelidad; porque ellos han existido siempre. 7¡No pienses en los pecados de mi juventud o en mi rebeldía; piensa en mí con pacto de fidelidad por causa de tu bondad, oh SEÑOR!
8El SEÑOR es bueno y recto; por lo tanto le enseña el camino a los pecadores. 9Él guía al humilde en lo que es correcto y le enseña Su camino.
10Todos los caminos del SEÑOR son firmes en amor y fidelidad para aquellos que guardan Su pacto y sus mandamientos solemnes. 11Por causa de tu nombre, SEÑOR, perdona mi pecado, porque es grande.
12¿Quién es el hombre que teme al SEÑOR? El SEÑOR lo instruirá en el camino que debe escoger. 13Su vida será próspera y sus descendientes heredarán la tierra.
14La amistad del SEÑOR es para aquellos que le honran y les hace conocer Su pacto. 15Mis ojos están siempre en el SEÑOR, porque Él librara mis pies de la red. 16Vuélvete a mí y ten misericordia porque estoy solo y afligido.
17¡Las angustias de mi corazón se han engrandecido; sácame de mi angustia! 18Mira mi aflicción y mi fatiga; perdona mis pecados. 19Mira mis enemigos, porque ellos son muchos; ellos me odian con odio cruel.
20¡Proteje mi vida y rescátame; no permitas que sea humillado, porque en Ti me refugio! 21Que la integridad y la rectitud me preserven; porque en Ti confío.
22Rescata a Israel, oh Dios, de todas sus dificultades.

26

1Júzgame, SEÑOR, porque he andado en integridad; yo he confiado en el SEÑOR sin dudar. 2¡Examíname, oh SEÑOR, pruébame; prueba la puerza de mis íntimos pensamientos y de mi corazón! 3Pues Tu pacto de fidelidad está ante mis ojos y yo camino en tu fidelidad.

4No me asocio con gente engañadora, tampoco me uno con gente deshonesta. 5Odio la reunión de los malhechores y no vivo con el malvado.
6Lavo mis manos en inocencia y así caminaré alrededor de tu altar, oh SEÑOR, 7para cantar en voz alta una canción de alabanza y declarar todos tus hechos maravillosos. 8oh SEÑOR, yo amo la casa donde vives, el lugar donde habita Tu gloria.
9No me barras junto con los pecadores, o mi vida con la gente que está sedienta de sangre, 10en cuyas manos hay conspiración y cuya mano derecha está llena de sobornos.
11Pero en cuanto a mí, yo caminaré en integridad; redímeme y ten misericordia de mí. 12Mi pie está sobre tierra firme; en la asamblea bendeciré al SEÑOR.

27

1El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quien yo debo temer? El SEÑOR es el refugio de mi vida; ¿A quién debería temer?

2Cuando los hacedores de maldad se acercaron a mí para devorar mi carne, mis adversarios y mis enemigos tropezaron y cayeron. 3Aunque un ejercito acampe contra mí, mi corazón no temerá; aunque guerra se levante en mi contra, aún así yo me mantendré confiado.
4Una cosa yo le he pedido al SEÑOR, y yo buscaré esto: que yo pueda vivir en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para ver la belleza del SEÑOR y para meditar en Su templo.
5Pues en los días de dificultades Él me esconderá en Su refugio; en la cobertura de Su tienda el me esconderá. ¡Él me levantará alto en una roca! 6¡Entonces mi cabeza será levantada en alto sobre mis enemigos alrededor de mí, y yo ofreceré sacrificios de alegría en Su tienda! ¡Yo cantaré y haré canciones al SEÑOR!
7¡Oye, oh SEÑOR, mi voz cuando yo a Ti clamo! ¡Ten misericordia de mí, y contéstame! 8Mi corazón dice de Tí: "Busca Su rostro" ¡Tu rostro yo busco, oh SEÑOR!
9¡No escondas Tu rostro de mí, no apartes a Tu siervo en ira! ¡Tu has sido mi ayudador, no me dejes ni me abandones, Dios de mi salvación! 10Aún si mi padre y madre me dejaren, El SEÑOR me tomará.
11¡Enséñame Tus caminos, oh SEÑOR! Guíame por sendas llanas a causa de mis enemigos. 12¡No me entregues a los deseos de mis enemigos, porque falsos testigos se han levantado contra mí, y ellos respiran violencia!
13¿Qué me hubiera pasado si yo no hubiera creído que yo vería la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes? 14¡Espera al SEÑOR; se fuerte, y que tu corazón sea valiente! ¡Espera al SEÑOR!

28

1A tí, oh SEÑOR, yo clamo, roca mía, no me ingnores. Si Tu no me respondes, yo acompañaré a aquellos que bajan a la sepultura. 2¡Escucha el sonido de mi súplica cuando pido por Tu ayuda, cuando yo levanto mis manos hacia Tu lugar santísimo!

3No me arrastres lejos con los malvados, aquellos que hacen iniquidad, quienes hablan paz con sus vecinos pero tienen maldad en sus corazones. 4Dale a ellos lo que sus obras merecen y págales lo que su maldad demanda, págales por el trabajo de sus manos y devuelve a ellos lo que se merecen. 5Porque ellos no entienden las obras del SEÑOR o el trabajo de Sus manos, Él los derrumbará y nunca los reconstruirá.
6¡Bendito sea El SEÑOR porque ha escuchado el sonido de mi ruego! 7El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; mi corazón confía en Él, y yo soy ayudado. Por esto mi corazón se regocija grandemente, y yo Le adoraré con canciones. 8El SEÑOR es la fuerza de su pueblo y Él es el refugio de salvación de Su ungido.
9Salva a Tu pueblo y bendice Tu heredad. Sé su pastor y guíalos por siempre.

29

1¡Den alabanzas al SEÑOR, ustedes hijos de Dios! Den alabanzas al SEÑOR por su gloria y su fortaleza. 2Den al SEÑOR la gloria que su nombre merece. Inclínense ante el SEÑOR en el esplendor de la santidad.

3La voz del SEÑOR es escuchada sobre las aguas; la gloria de Dios truena, El SEÑOR truena sobre muchas aguas. 4La voz del SEÑOR es poderosa; la voz del SEÑOR es majestuosa. 5La voz del SEÑOR rompe los cedros; el SEÑOR rompe en pedazos los cedros del Líbano.
6Él hace al Líbano saltar como un becerro y a Sirión como un búfalo joven. 7La voz del SEÑOR envía llamas de fuego. 8La voz del SEÑOR estremece el desierto; el SEÑOR estremece el desierto de Cades.
9La voz del SEÑOR hace que los robles se tuerzan y desnuda el bosque. Todos en Su templo dicen: "¡Gloria!" 10El SEÑOR se sienta como el Rey sobre la inundación; el SEÑOR se sienta como el Rey para siempre.
11El SEÑOR da fuerza a su pueblo; el SEÑOR bendice a su pueblo con paz.

30

1Yo te exaltaré, oh SEÑOR, porque me has levantado y no has permitido que mis enemigos se alegren sobre mí. 2SEÑOR, mi Dios, yo clamé a Ti por ayuda, y Tú me sanaste. 3SEÑOR, Tú has levantado mi alma del Seol; haz guardado mi vida de bajar a la tumba.

4¡Canten alabanzas al SEÑOR, ustedes su gente fiel! Den gracias cuando ustedes recuerden Su santidad. 5Porque Su enojo dura solo un momento; pero Su favor es para toda la vida. El llanto viene por una noche, pero en la mañana viene la alegría.
6Confiadamente dije: "Jamás seré sacudido." 7SEÑOR, por Tu favor me has establecido a mí como una montaña fuerte; pero cuando escondíste Tu rostro, yo estaba turbado. 8¡Yo clamé a Ti, oh SEÑOR, y el favor de mi SEÑOR busqué!
9¿Qué ventajas hay allí en mi muerte, si yo bajo a la tumba? ¿Te alabará el polvo? ¿Declarará Tu confiabilidad? 10Escucha, oh SEÑOR, ¡ten misericordia de mí! SEÑOR, sé Tú mi Ayudador.
11Has cambiado mi luto por baile; has removido mi tela de saco y me haz vestido con alegría. 12Por tanto así ahora cantaré gloria mía alabanzas a Tí y no estaré callado; SEÑOR Dios mío, ¡por siempre te daré gracias a Tí!

31

1En Tí, SEÑOR, yo tomo refugio; jamás me dejes ser humillado. Réscatame en tu justicia. 2Escúchame, réscatame pronto; se mi Roca de refugio, una fortaleza para salvarme.

3Porque Tú eres mi Roca y mi fortaleza; por lo tanto, por el bien de Tu nombre, llévame y guíame. 4Sácame de la red que han escondido para mí, porque tú eres mi refugio.
5En tus manos yo encomiendo mi espíritu; Tú me redimirás, oh SEÑOR, Dios digno de confianza. 6Yo odio a aquellos quienes sirven a ídolos inútiles, pero yo confío en el SEÑOR. 7Yo me alegraré y gozozaré en la fidelidad de tu pacto, pues Tú viste mi aflicción; Tú conocías la angustia de mi alma.
8Tú no me has entregado a la mano de mi enemigo. Tú has plantado mis pies en un lugar ancho y abierto. 9Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, pues estoy angustiado; se consumen de pena mis ojos, mi alma y mi cuerpo.
10Pues mi vida está gastada de tristeza y mis años en suspiros. Mis fuerzas fallan por causa de mi pecado, y mis huesos se desgastan. 11Debido a mis enemigos, la gente me rechaza; mis vecinos se asombran con mi situación, y aquellos que me conocen están horrorizados. Aquellos que me ven en las calles huyen de mí.
12Estoy olvidado como un muerto en quien nadie piensa. Soy como un vaso roto. 13Pues he escuchado las murmuraciones de muchos, espantosas noticias desde todos lados, mientras ellos hacen planes en mi contra. Ellos conspiran para quitarme la vida.
14Pero yo confío en Tí, oh SEÑOR; yo digo: "Tú eres mi Dios." 15Mi destino está en tus manos. Réscatame de las manos de mis enemigos y de aquellos que me persiguen. 16Haz Tu rostro resplandecer sobre tu siervo; sálvame en la fidelidad de tu pacto.
17No permitas que sea yo humillado, oh SEÑOR; ¡pues estoy clamando a Ti! ¡Que los malvados sean humillados! Que ellos estén silenciados en el Seol. 18Que los labios mentirosos que desafiantemente hablan en contra de los justos con arrogancia y desprecio, sean silenciados.
19¡Cuan grande es Tu bondad, que Tú haz guardado para esos quienes te reverencian, que Tú haces por aquellos quienes toman refugio en Tí, ante todos los hijos de los hombres! 20En el refugio de Tu presencia, Tú los escondes de las conspiraciones de los hombres. Tú los escondes en un refugio de la violencia de las lenguas.
21Bendito sea el SEÑOR, pues me enseñó Su maravillosa fidelidad del pacto cuando yo estaba en ciudad sitiada. 22Aunque yo diga en mi prisa: "Yo estoy cortado de Tus ojos," aún así Tú escuchas mi súplica por ayuda cuando a Tí clamo.
23Oh, amen al SEÑOR, todos ustedes fieles seguidores. El SEÑOR protege a los fieles, pero Él paga abundantemente a los arrogantes. 24Sean fuertes y seguros, todos ustedes quienes confían y esperan por la ayuda del SEÑOR.

32

1Bendita es la persona cuya transgresión es la perdonado, cuyo pecado es cubierto. 2Bendito es el hombre a quien el SEÑOR no le reconoce culpa y en cuyo espíritu no hay engaño.

3Cuando permanecí callado, mis huesos se gastaron, mientras me quejaba todo el día. 4De día y noche Tu mano estaba pesaba sobre mí. Mi fuerza se marchitó como en sequía de verano.
5Entonces reconocí mi pecado ante Tí, y ya no oculté mi iniquidad. Yo dije: "Confesaré mis trasgresiones al SEÑOR," y Tú perdonaste la culpa de mi pecado. 6Por esto, todos los que son piadosos ore a Tí en tiempos de gran angustia. Entonces, cuando las aguas crecientes se desborden, estas no alcanzarán a estos.
7Tú eres mi refugio; Tú me guardarás del problema. Tú me rodearás con canciones de victoria. 8Yo te instruiré y te enseñaré el camino que debes seguir. Yo te instruiré con Mi ojo sobre ti.
9No seas como un caballo o como una mula, que no tienen entendimiento; es solo con freno y embocadura para controlarlos que ellos irán a donde tú quieres que vayan. 10Los malvados tienen muchas penas, pero la fidelidad del pacto del SEÑOR rodeará a aquellos que confían en Él.
11Alégrensen en el SEÑOR, y regocígense, ustedes los justos; griten de alegría, todos ustedes que son rectos de corazón.

33

1Regocígense en el SEÑOR, ustedes los justos; la alabanza es apropiada para los rectos. 2Dénle gracias al SEÑOR con el arpa; cántenle alabanzas a Él con el arpa de diez cuerdas. 3Cántenle a Él una nueva canción; toquen hábilmente y canten con alegría.

4Pues la palabra del SEÑOR es recta, y todo lo que Él hace es justo. 5Él ama la rectitud y la justicia. La tierra está llena del pacto de fidelidad del SEÑOR. 6Por la palabra del SEÑOR los cielos fueron hechos, y todas las estrellas del cielo fueron hechas por el aliento de Su boca.
7Él junta las aguas del mar como con una pila; Él pone los óceanos en almacenes. 8Que toda la tierra le tema al SEÑOR; que todos los habitantes del mundo se admiren frente de Él. 9Pues Él habló y fué hecho; Él ordenó, y todo se colocó en su lugar.
10El SEÑOR frustra las alianzas de las naciones; Él derroca los planes de los pueblos. 11Los planes del SEÑOR son eternos, los planes de Su corazón para todas las generaciones. 12Bendita es la nación cuyo Dios es el SEÑOR, el pueblo que Él ha escogido como Su propia herencia.
13El SEÑOR mira desde el cielo; Él ve a toda la gente. 14Desde el lugar donde Él vive, Él mira abajo a todos los que viven en la tierra. 15Él, Quien da forma a los corazones de todos ellos, observa todas sus obras.
16El rey no se salva por un enorme ejército; un guerrero no se salva por su gran fuerza. 17Un caballo es seguridad falsa para la victoria en; a pesar de su gran fuerza, él no puede rescatar.
18Mira, el ojo del SEÑOR está sobre aquellos que le temen, en aquellos que cuentan con su pacto de fidelidad 19para rescatar sus vidas de la muerte y mantenerlos vivos en tiempos de hambruna.
20Nosotros esperamos en el SEÑOR; Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. 21Nuestros corazones se regocijan en Él; porque nosotros confiamos en Su santo nombre.
22Deja que Tu pacto de fidelidad, oh SEÑOR, esté con nosotros mientras ponemos nuestra esperanza en Tí.

34

1Yo alabaré al SEÑOR en todos los tiempos, Su alabanza estará por siempre en mi boca.

2¡Yo alabaré al SEÑOR! Que los oprimidos escuchen y se regocigen. 3Alaben al SEÑOR conmigo, vamos a levantar juntos Su nombre.
4Yo busqué al SEÑOR y Él me respondió, y Él me dió la victoria sobre todos mis temores. 5Los que Lo miraron quedaron radiantes, y sus rostros no será avergonzados. 6Éste hombre oprimido clamó y lo escuchó el SEÑOR y lo salvó de todos sus dificultades.
7El ángel del SEÑOR acampa alrededor de aquellos que Le temen y los rescata. 8Prueben y vean que el SEÑOR es bueno. Bendito es el hombre que toma refugio en Él. 9Teman al SEÑOR, ustedes Sus santos. Nada le falta a aquellos que Le temen.
10Los leones jóvenes a veces les falta comida y sufren hambre, pero a esos que buscan al SEÑOR no les faltará nada bueno. 11Vengan, hijos, escúchenme. Yo les enseñaré a ustedes el temor del SEÑOR.
12¿Qué hombre hay que desee vida y ame muchos días, para que él pueda ver lo bueno? 13Entonces, guarda tu lengua del mal y guarda tus labios de hablar mentiras. 14Aléjate del mal y haz el bien. Busca la paz y ve tras ella.
15Los ojos del SEÑOR están sobre los justos y Sus oídos están dirigidos hacia sus llantos. 16El rostro del SEÑOR está contra aquellos que hacen maldad, para cortar la memoria de ellos de la tierra. 17Los justos claman y el SEÑOR les escucha y Él los rescata de todos sus dificultades.
18El SEÑOR está cerca de los quebrantados de corazón, y Él salva a aquellos que están abatidos en espíritu. 19Muchas son las dificultades de los justos, pero el SEÑOR los libra de todos ellos. 20Él guarda todos sus huesos, ni uno solo de ellos será roto.
21El mal matará a los malvados. Esos que odian a los justos serán condenados. 22El SEÑOR rescata la vida de Sus siervos. Ninguno de los que toman refugio en Él serán condenados.

35

1SEÑOR, trabaja contra aquellos quienes trabajan en mi contra; pelea contra aquellos quienes pelean contra mí. 2Agarra Tu escudo pequeño y escudo grande; levántate y ayúdame. 3Usa Tu lanza y hacha de batalla contra aquellos quienes me persiguen; dile a mi alma, "Yo soy tu salvación."

4Haz que aquellos quienes persiguen mi vida sean avergonzados y deshonrados. Haz que aquellos quienes planifican dañarme se vuelvan atrás y confudidos. 5Que ellos sean como paja frente al viento, cuando el ángel del SEÑOR los expulse. 6Que su camino sea oscuro y resbaladizo, cuando el angel del SEÑOR los persiga.
7Sin causa me pusieron una red; sin causa cavaron un pozo para mi vida. 8Que la destrucción se les adelante por sorpresa. Que la red que pusieron los atrape. Que caigan en ella, hacia su destrucción.
9Pero me alegraré en el SEÑOR y me regocijaré en su salvación. 10Todos mis huesos dirán: "SEÑOR, quien como tú, quien rescata al oprimido de aquellos quienes son muy fuertes para ellos y al pobre y al necesitado de aquellos quienes tratan de robarles?"
11Testigos injustos se levantaron; ellos me acusaron falsamente. 12Ellos me pagaron mal por bien. Yo estoy en tristeza.
13Pero, cuando ellos estaban efermos, yo vestí ropa de saco; yo ayuné por ellos con mi cabeza inclinada sobre mi pecho. 14Me dolí como por mi hermano; me incline en luto como por mi madre.
15Pero cuando yo tropecé, ellos se regocijaron y se juntaron, se juntaron en mi contra y yo fui sorprendido por ellos. Ellos me desgarraron sin parar. 16Sin respeto alguno se mofaron de mí; ellos rechinaron sus dientes contra mi.
17Señor, ¿Hasta cuando mirarás? Rescata mi alma de sus ataques destructivos, mi vida de los leones. 18Entonces yo te agradeceré en la gran asamblea; te alabaré entre muchas personas.
19No dejes que mis enemigos engañosos se regocijen sobre mí; no dejes que lleven a cabo sus planes malvados. 20Porque ellos no hablan paz, ellos inventan palabras engañosas contra aquelllos en nuestra tierra quienes viven en paz.
21Ellos abren sus bocas anchas en mi contra; ellos dicen: "Ajá, ajá, nuestros ojos han visto ésto." 22Tú lo haz visto, SEÑOR, no hagas silencio; Señor, no estés lejos de mí. 23Despierta y levántate en mi defensa; Dios mío y Señor mío, defiende mi causa.
24Defiéndeme, SEÑOR Dios mío, por causa de tu justicia; no dejes que se regocijen sobre mí. 25No permitas que digan en su corazón: "Ajá, tenemos lo que queremos."No permitas que digan: "lo hemos devorado." 26Llévalos a verguenza y confunde a aquellos quienes quieren hacerme daño. Que aquellos que se burlaron de mí sean cubiertos de vergüenza y deshonra.
27Que aquellos que desearon mi vindicación griten de alegría y se gocen; que digan continuamente: "El SEÑOR sea alabado, El que se deleita en el bienestar de su siervo." 28Entonces yo hablaré de tu justicia y te alabaré todo el día.

36

1Un hombre malvado habla de su pecado desde lo profundo de su corazón; no hay temor de Dios en sus ojos. 2Pues él se conforta a sí mismo, pensando que su pecado no será descubierto y odiado.

3Sus palabras son pecaminosas y engañosas; no quiere ser sabio ni hacer el bien. 4Mientras se acuesta en su cama, él planifica formas de pecar; él se encamina por un camino malvado; él no rechaza lo malo.
5Tu pacto de fidelidad, SEÑOR, llega hasta los cielos; Tu lealtad llega hasta las nubes. 6Tu justicia es como las montañas de Dios; Tus juicios son como el gran abismo. SEÑOR, Tú preservas a ambos, seres humanos y los animales.
7¡Cuán precioso es Tu pacto de fidelidad, Dios! La humanidad se refugia bajo la sombra de Tus alas. 8Ellos seran abundantemente saciados con la riqueza de la comida de Tu casa; Tú los dejarás beber del río de Tus preciosas bendiciones. 9Porque contigo está la fuente de vida; en Tu luz nosotros veremos luz.
10Extiende Tu pacto de fidelidad completamente a aquellos que Te conocen, Tu defensa a los rectos de corazón. 11No dejes que el pie del hombre arrogante se acerque a mí. No dejes que la mano del malvado me ahuyente. 12Allí los malvados han caído; ellos son derribados y no son capaces de levantarse.

37

1No seas irritado por causa de los malhechores; no tengas envidia de aquellos que actúan injustamente. 2Porque ellos pronto se secarán como la yerba y se marchitarán como las plantas verdes.

3Confía en el SEÑOR y haz lo que es bueno; establécete en la tierra y apacienta en fidelidad. 4Entonces deléitate en el SEÑOR y Él te dará los deseos de tu corazón.
5Entrégale tus caminos al SEÑOR; confía en Él y Él actuará en tu favor. 6Él exhibirá tu justicia como la luz del día y tu inocencia como el día al medioda.
7Está quieto delante del SEÑOR y espera pacientemente por Él. No te enojes si alguien tiene éxito en lo que hace, o cuando hace conspiraciones malvadas.
8No te enojes ni te frustres. No te preocupes. Ésto solo crea problemas. 9Los malhechores serán cortados, pero los que esperan por el SEÑOR heredarán la tierra. 10En poco tiempo, el hombre malvado desaparecerá; mirarás su lugar, pero el se habrá ido.
11Pero los mansos heredarán la tierra y se deleitarán en gran prosperidad. 12El hombre perverso conspira contra el recto y cruje los dientes contra él. 13El Señor se ríe de él, porque Él ve que su día está llegando.
14Los malvados han sacado sus espadas y han tensado sus arcos para derribar al oprimido y al necesitado, para matar a aquellos que son rectos. 15Sus espadas atravesarán sus propios corazones y sus arcos serán rotos.
16Mejor es lo poco que tiene el justo que la abundancia de muchas personas malvadas. 17Pues las armas de las personas malvadas se romperán, pero el SEÑOR sostiene a las personas justas.
18El SEÑOR vela por los inocentes día tras día y su herencia será para siempre. 19Ellos no serán avergonzados cuando los tiempos sean malos. Cuando venga la hambruna, ellos tendrán suficiente para comer.
20Pero los hombres malvados perecerán. Los enemigos del SEÑOR serán como la gloria de los pastos; serán consumidos y desaparecerán en el humo. 21La persona perversa toma prestado pero no devuelve, mas la persona recta es generosa y da.
22Aquellos que son bendecidos por Dios heredarán la tierra; aquellos que son maldecidos por Él serán cortados. 23Es por el SEÑOR que los pasos del hombre son establecidos, el hombre cuyo camino es admirable a la vista de Dios. 24Aunque él tropiece, no caerá, porque el SEÑOR lo está sosteniendo con su mano.
25Yo fui joven y ahora soy viejo; yo nunca he visto a una persona justa abandonada o sus hijos mendigando pan. 26Durante todo el día él es amable y presta, y sus hijos vienen a ser una bendición. 27Apártate del mal y haz lo que es bueno; entonces estarás seguro por siempre.
28Porque el SEÑOR ama la justicia y no abandona a sus fieles seguidores. Ellos son preservados por siempre, pero los descendientes de los perversos serán cortados. 29Los justos heredarán la tierra y vivirá allí por siempre. 30La boca de la persona justa habla sabiduría y aumenta la justicia.
31La ley de su Dios está en su corazón; sus pies no resbalarán. 32La persona perversa vela a la persona justa y busca cómo matarle. 33El SEÑOR no lo abandonará a la mano de la persona malvada ni lo condenará cuando sea juzgado.
34Espera por el SEÑOR y guarda Su camino y Él te levantará para poseer la tierra. Verás cuando los malvados sean cortados.
35Yo he visto a la persona perversa y aterradora extendida como un árbol verde en su terreno nativo. 36Pero cuando pasé nuevamente, él no estaba. Lo busqué pero no pudo ser hallado.
37Observa el hombre de integridad y fíjate en el recto; hay un buen futuro para un hombre de paz. 38Los pecadores serán totalmente destruidos; el futuro del hombre perverso es cortado.
39La salvación de los justos viene del SEÑOR; Él los protege en los tiempos de problemas. 40El SEÑOR les ayuda y los rescata. Él los rescata de los hombres malvados y los salva porque ellos se han refugiado en Él.

38

1SEÑOR, no me reprendas en Tu enojo; no me castigues en Tu ira. 2Pues Tus flechas me traspasan, y Tu mano me presiona hacia abajo.

3Todo mi cuerpo está enfermo por causa de Tu enojo; no hay salud en mis huesos por causa de mi pecado. 4Pues mis iniquidades me abruman; ellas son una carga muy pesada para mí.
5Mis heridas están infectadas y huelen mal por mis pecados tontos. 6Yo estoy encorvado y humillado cada día; yo me estoy lamentando durante todo el día.
7Porque dentro de mí, yo estoy lleno de ardor, no hay salud en mi carne. 8Estoy adormecido y completamente destrozado; yo gimo por la angustia de mi corazón.
9SEÑOR, Tú entiendes los ahnelos más profundos de mi corazón, y mis gemidos no están escondidos de Ti. 10Mi corazón palpita, mi fuerza se desvanece, y mi vista se oscurece.
11Mis amigos y compañeros me esquivan por mi condición; mis vecinos se quedan muy lejos. 12Esos que buscan mi vida me ponen trampas. Aquellos que buscan hacerme daño hablan palabras destructivas y dicen palabras engañosas todo el día.
13Pero yo, yo soy como un hombre sordo y no oigo nada; yo soy como un hombre mudo que no dice nada. 14Yo soy como un hombre que no oye y que no tiene ninguna respuesta.
15Ciertamente espero por Ti, SEÑOR; Tú responderas, SEÑOR mi Dios. 16Yo digo esto para que mis enemigos no se jacten sobre mí. Si mi pie resbala, ellos me harán terribles cosas.
17Pues estoy a punto de tropezar, y yo estoy en dolor constante. 18Yo confieso mi culpa; yo estoy preocupado por mi pecado.
19Pero mis enemigos son numerosos; esos que me odian equivocadamente son muchos. 20Ellos me pagan mal por bien; ellos me lanzan acusaciones aunque yo he procurado lo que es bueno.
21No me abandones, SEÑOR; mi Dios, no permanezcas alejado de mí. 22Ven rápido a ayudarme, SEÑOR, mi salvación.

39

1Decidí: "Yo velaré por lo que digo, para no pecar con mi lengua. Yo amordazaré mi boca mientras esté en la presencia de un hombre malvado."

2Mantuve silencio; mantuve mis palabras aún de decir lo bueno, y mi dolor empeoró. 3Mi corazón se hizo ardiente; cuando pensé en estas cosas, se quemaba como un fuego. Entonces, finalmente hablé.
4"SEÑOR, hazme saber cuando será el final de mi vida y la extensión de mis días. Muéstrame cuán fugaz soy. 5Mira, Tú has hecho mis días tan sólo como el ancho de mi mano, y mi vida es como nada frente a Ti. Ciertamente, cada hombre es sólo un aliento.
6Ciertamente, cada hombre camina por la vida como una sombra. Ciertamente todos se apresuran a acumular riquezas aunque ellos no saben quien las recibirá. 7Ahora, SEÑOR, ¿por qué estoy esperando? Tú eres mi única esperanza.
8Rescátame de mis pecados; no me conviertas en el reproche de los tontos. 9Estoy callado y no puedo abrir mi boca, porque eres Tú quien lo ha hecho.
10Deja de herirme; estoy agobiado por el golpe de Tu mano. 11Cuando Tú disciplinas a la gente por su pecado, Tú consumes las cosas que ellos desean como una polilla; ciertamente, toda la gente son nada sino vapor.
12Oye mi oración, SEÑOR, y escúchame; ¡escucha mi lamento! No seas sordo hacia mí, pues soy como un extranjero Contigo, un refugiado como mis ancestros lo fueron. 13Vuelve Tu mirada hacia mí, para que yo pueda sonreír otra vez antes de morir.

40

1Esperé pacientemente al SEÑOR; Él me escuchó y oyó mi llanto. 2Él me sacó del horrible pozo, fuera del fango arcilloso, y Él puso mis pies sobre la roca e hizo mis pasos seguros.

3Él ha puesto una canción nueva en mi boca, alabanzas a nuestro Dios. Muchos lo verán y lo honrarán a Él y confiarán en el SEÑOR. 4Bendito el hombre que pone en el SEÑOR su confianza y no honra a los orgullosos ni a aquellos que se vuelven de Él a la mentira.
5Muchas, SEÑOR mi Dios, son las maravillosas obras que Tú has hecho, y Tus pensamientos acerca de nosotros no pueden ser contados; si yo los declaro y los hablo, ellos serían más de lo que se pueden contar. 6Tú no te deleitas en sacrificios u ofrendas, pero Tú has abierto mis oídos; Tú no has pedido ofrendas quemadas ni sacrificios por el pecado.
7Entonces, yo dije: "Mira, yo he venido; está escrito acerca de mí en el rollo del documento. 8Yo me deleito en hacer Tu voluntad, mi Dios; Tus leyes están en mi corazón." 9Yo he proclamado las buenas noticias de Tu justicia en la gran asamblea; SEÑOR, Tú sabes que mis labios no se han detenido de hacer esto.
10Yo no he ocultado Tu justicia en mi corazón; yo he declarado Tu lealtad y Tu salvación; yo no he ocultado de la gran asamblea Tu fidelidad al pacto ni Tu confiabilidad. 11No mantegas lejos de mí Tus actos de misericordia, SEÑOR; deja que Tu fidelidad al pacto y Tu confiabilidad siempre me preserven.
12Innumerables problemas me rodean; mis iniquidades me han alcanzado, pues ya no soy capaz de ver nada; ellas son más que los pelos de mi cabeza, y mi corazón me ha fallado. 13Complácete, SEÑOR, en rescatarme; apúrate para ayudarme, SEÑOR.
14Deja que ellos estén avergonzados y completamente decepcionados, esos que persiguen mi vida para tomarla. Deja que se vuelvan y sean puestos en deshonor, esos que se deleitan en lastimarme. 15Deja que sean sorprendidos a causa de su vergüenza, esos que me dicen a mí: "¡Ajá, ajá!"
16Pero que todos esos que Te buscan se alegren y se regocijen en Ti; deja que todo el que ama Tu salvación diga continuamente: "Sea el SEÑOR alabado." 17Yo soy pobre y necesitado; sin embargo, el SEÑOR piensa en mí. Tú eres mi Ayuda y Tú vienes a rescatarme; no te tardes, mi Dios.

41

1Bendito es él que se preocupa por los débiles; en el día del problema, el SEÑOR lo rescatará. 2El SEÑOR lo preservará y lo mantendrá vivo, y él será bendito en la tierra; el SEÑOR no lo entregará a sus enemigos. 3El SEÑOR lo sostendrá en la cama del sufrimiento; Tú convertirás su cama de enfermedad en una cama de sanación.

4Yo digo: "SEÑOR, ¡ten misericordia de mí! Sáname, pues he pecado contra Ti." 5Mis enemigos hablan el mal en contra mía, diciendo: '¿Cuándo morirá y su nombre perecerá?' 6Si mi enemigo viene a verme, él me dice cosas inútiles; su corazón recoge mi desastre por sí mismo; cuando él se aleja de mí, él le habla a otros de ello.
7Todos los que me odian susurran juntos en mi contra; juntos ellos esperan mi dolor. 8Ellos dicen: "Una enfermedad maligna se agarra fuertemente de él; ahora que él está acostado, ya no se levantará." 9De hecho, aún mi amigo más cercano, en quien confiaba, que comió mi pan, él ha levantado su talón en mi contra.
10Pero Tú, SEÑOR, ten misericordia de mí y levántame para que yo pueda responderles. 11Por esto sé que Tú estás complacido en mí, para que mi enemigo no triunfe sobre mí. 12Mientras tanto, Tú me apoyas en mi integridad y me mantienes en Tu presencia por siempre.
13Sea el SEÑOR, Dios de Israel, alabado por siempre y para siempre. Amén y amén. Segundo libro.

42

1Así como el ciervo anhela los arroyos de agua, así yo tengo sed de Ti, Dios. 2Yo tengo sed de Dios, del Dios viviente, ¿cuándo vendré y apareceré delante de Dios?

3Mis lágrimas han sido mi comida día y noche, mientras que mis enemigos siempre me están diciendo: "¿Dónde está tu Dios?" 4Estas cosas traigo a mi mente mientras derramo mi alma: cómo yo fui con la multitud y los dirigí a la casa de Dios con la voz de gozo y alabanza, una multitud celebrando una fiesta.
5¿Por qué te postras, mi alma? ¿Por qué estás molesta conmigo? Espera en Dios, porque otra vez yo lo alabaré quien es mi salvación. 6Mi Dios, mi alma está postrada dentro de mí, por lo tanto, te traigo a mi memoria desde la tierra del Jordán, desde los tres picos del Monte Hermón, y desde la colina de Mizar.
7La profundidad llama a la profundidad al ruido de tus cataratas; todas tus ondas y tus olas se han venido sobre mí. 8Mas el SEÑOR mandará su misericordia durante el día; en la noche Su canción estará conmigo, una oración al Dios de mi vida.
9Yo diré a Dios, mi roca: "¿Por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué sigo de luto debido a la opresión del enemigo?" 10Como con una espada en mis huesos, mis adversarios me reprenden, mientras me dicen siempre: "¿Dónde está tu Dios?"
11¿Por qué estás postrada, alma mía? ¿Por qué estás molesta conmigo? Espera en Dios, porque una vez más lo alabaré a quien es mi salvación y mi Dios.

43

1Tráeme justicia, Dios, y defiende mi causa en contra de una nación impía. 2Pues Tú eres el Dios de mi fuerza. ¿Por qué me has rechazado? ¿Por qué iré de luto debido a la opresión del enemigo?

3Oh, envía Tu luz y Tu verdad, deja que me dirijan. Que me lleven a Tu monte santo y a Tu morada. 4Entonces yo iré al altar de Dios, a Dios quien es mi gozo supremo. Yo Te alabaré con el arpa, Dios, mi Dios.
5¿Por qué estás postrada, alma mía? ¿Por qué estás confundida dentro de mí? Espera en Dios, porque lo volveré a alabar quien es mi salvación y mi Dios.

44

1Nosotros hemos escuchado con nuestros oídos, Dios; nuestros padres nos han contado la obra que Tú hiciste en sus días, en los días de antaño. 2Tú sacaste las naciones con Tu mano, pero estableciste nuestro pueblo; Tú afligiste a los pueblos, pero extendiste a nuestro pueblo a través de la tierra.

3Pues ellos no obtuvieron la tierra para su posesión por su propia espada, ni tampoco los salvó su propio brazo; sino que Tu mano derecha, Tu brazo y la luz de Tu presencia, porque fuiste favorable a ellos. 4Dios, Tú eres mi Rey; ordena la victoria para Jacob.
5Por medio de Ti nosotros someteremos a nuestros adversarios; por medio de Tu nombre los pisotearemos, los que se levanten contra nosotros. 6Pues yo no confiaré en mi arco, ni tampoco me salvará mi espada.
7Pero Tú nos has salvado de nuestros adversarios, y has puesto en vergüenza a aquellos que nos odian. 8En Dios nos hemos gloriado todo el día, y daremos gracias a Tu nombre por siempre.
9Pero ahora Tú nos has rechazado y nos has traído deshonra, y Tú no sales con nuestros ejércitos. 10Tú nos haces volver del adversario; y aquellos que nos odian toman despojos para sí. 11Tú nos has hecho como ovejas destinadas a ser alimento y nos has dispersado entre las naciones.
12Tú vendes a Tu pueblo por nada; no has aumentado Tu riqueza al hacerlo así. 13Tú nos haces motivo de reproche ante nuestros vecinos, burlados y mofados por aquellos alrededor nuestro. 14Tú nos haces un insulto entre las naciones, algo por lo cual los pueblos mueven sus cabezas.
15Todo el día entero mi deshonra está delante de mí, y la vergüenza de mi rostro me ha cubierto 16debido a la voz de Aquel que me reprende y me insulta, debido al enemigo y al vengador. 17Todo esto nos ha sobrevenido; sin embargo, nosotros no Te hemos olvidado ni hemos obrado falsamente con Tu pacto.
18Nuestro corazón no se ha retractado; nuestros pasos no se han ido de Tu camino. 19Mas Tú nos has quebrantado severamente en el lugar de chacales y nos has cubierto con la sombra de la muerte. 20Si nos hemos olvidado del nombre de nuestro Dios o levantado nuestras manos a un dios extraño, 21¿no lo sabría Dios? Pues Él conoce los secretos del corazón. 22Ciertamente, por causa Tuya nos están matando todo el día entero; se nos considera como ovejas para el matadero.
23Despierta, ¿por qué duermes, Señor? Levántate, no nos rechaces permanentemente. 24¿Por qué escondes Tu rostro y Te olvidas de nuestra aflicción y nuestra opresión?
25Porque nos hemos derretido en el polvo; nuestros cuerpos están aferrados a la tierra. 26Levántate para ayudarnos y redímenos por causa de Tu fidelidad al pacto.

45

1Mi corazón se emociona con un tema bueno; yo leeré en voz alta las palabras que he compuesto acerca del Rey; mi lengua es la pluma de un escritor que está presto. 2Tú eres más hermoso que los hijos de la humanidad; la gracia es derramada sobre Tus labios; por lo tanto, nosotros sabemos que Dios Te ha bendecido para siempre.

3Pon Tu espada a Tu lado, Poderoso, en Tu gloria y Tu majestad. 4En Tu majestad cabalga adelante triunfalmente debido a la confiabilidad, la mansedumbre y la justicia; Tu mano derecha Te enseñará cosas grandes y terribles.
5Tus flechas son afiladas; los pueblos caen debajo de Ti; Tus flechas están en los corazones de los enemigos del rey. 6Tu trono, Dios, es para siempre y siempre; un cetro de justicia es el cetro de Tu reino. 7Tú has amado la justicia y has odiado la maldad; por lo tanto, Dios, Tu Dios, Te ha ungido con el aceite de alegría más que a Tus compañeros.
8Todas tus vestimentas huelen a mirra, áloe y casia; desde palacios de marfil Te han alegrado instrumentos de cuerdas. 9Las hijas de reyes están entre Tus mujeres honorables; a Tu mano derecha está de pie la reina vestida de oro de Ofir.
10Escucha, hija, considera e inclina tu oído; olvida tu propio pueblo y la casa de tu padre. 11De esta manera el Rey deseará tu belleza; Él es tu Señor, muéstrale reverencia.
12La hija de Tiro estará allí con un obsequio; los ricos entre el pueblo rogarán por tu favor. 13La hija real en el palacio es toda gloriosa; su ropa está trabajada con oro.
14Ella será llevada al Rey en traje bordado; las vírgenes, las compañeras que la siguen, serán traídas a Ti. 15Ellas serán llevadas con alegría y regocijo; ellas entrarán al palacio del Rey.
16En el lugar de Tus padres estarán Tus hijos a quienes Tú harás príncipes en toda la tierra. 17Yo haré que Tu nombre sea recordado en todas las generaciones; por lo tanto, los pueblos Te darán las gracias por siempre y siempre.

46

1Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda muy presente en los problemas. 2Por lo tanto, nosotros no temeremos, aunque la tierra pueda cambiar, aunque las montañas fueran sacudidas hasta el corazón de los mares, 3aunque sus aguas rujan y se enfurezcan y aunque las montañas tiemblen con su hinchazón.

4Hay un río, cuyas corrientes hacen alegrar la ciudad de Dios, el lugar santo de los tabernáculos del Altísimo. 5Dios está en el medio de ella; ella no será movida; Dios la ayudará, y lo hará al amanecer.
6Las naciones se enfurecieron y los reinos fueron sacudidos; Él alzó Su voz, y la tierra se derritió. 7El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; el Dios de Jacob es nuestro refugio.
8Vengan, contemplen las obras del SEÑOR, la destrucción que Él ha causado en la tierra. 9Él hace que las guerras cesen hasta los fines de la tierra; Él rompe el arco y parte la lanza en pedazos; Él quema los escudos.
10Hagan silencio y conozcan que Yo soy Dios; Yo seré exaltado entre las naciones; Yo seré exaltado en la tierra. 11El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; el Dios de Jacob es nuestro refugio.

47

1Aplaudan con sus manos, ustedes todos los pueblos; griten a Dios con el sonido de triunfo. 2Porque el SEÑOR Altísimo es terrible; Él es un gran Rey sobre toda la tierra.

3Él somete a los pueblos debajo de nosotros y naciones debajo nuestros pies. 4Él escoge nuestra herencia para nosotros, la gloria de Jacob a quien Él amó. 5Dios ha subido con un grito, el SEÑOR con el sonido de una trompeta.
6Canten alabanzas a Dios, canten alabanzas; canten alabanzas a nuestro Rey, canten alabanzas. 7Porque Dios es el Rey sobre toda la tierra; canten alabanzas con entendimiento.
8Dios reina sobre las naciones; Dios se sienta en Su trono santo. 9Los príncipes de los pueblos se han reunido con el pueblo del Dios de Abraham; pues los escudos de la tierra le pertenecen a Dios; Él es exaltado grandemente.

48

1Grande es el SEÑOR y digno de ser alabado, en la ciudad de nuestro Dios en Su monte santo. 2Hermoso en su elevación, la alegría de toda la tierra, es el Monte de Sion, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey. 3En sus palacios, Dios se ha hecho conocer como un refugio.

4Pues, mira, los reyes se reunieron ellos mismos, ellos pasaron juntos. 5Ellos lo vieron; entonces ellos se asombraron, se espantaron y avanzaron a huir. 6Temblor se apoderó de ellos allí, dolor como cuando una mujer está de parto.
7Con el viento del este Tu rompiste los barcos de Tarsis. 8Como hemos oído, así hemos visto en la ciudad del SEÑOR de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios; Dios la establecerá para siempre.
9Hemos pensado en tu misericordia, Dios, en medio de Tu templo. 10Así como tu nombre es, Dios, así es tu alabanza hasta los fines de la tierra; Tu mano derecha está llena de justicia.
11Que el Monte Sion se alegre, que las hijas de Judá se regocijen a causa de tus justos decretos.
12Caminen alrededor del Monte de Sion, rodéenlo; cuenten sus torres, 13noten sus muros, y vean a sus palacios para que así puedan contarlo a la siguiente generación.
14Pues este Dios es nuestro Dios para siempre y siempre; Él será nuestro guía hasta la muerte.

49

1Escuchen esto, ustedes todos los pueblos; presten oído, 2ambos bajos y altos, ricos y pobres juntamente.

3Mi boca hablará sabiduría y la meditación de mi corazón será de entendimiento. 4Yo inclinaré mi oído a la parábola; comenzaré mi parábola con el arpa. 5¿Por qué yo debería temer los días de maldad, cuándo la iniquidad me rodee mis talones?
6¿Por qué he de temer a los que confían en sus riquezas y alardean acerca de la cantidad de sus riquezas? 7Es cierto que nadie puede redimir a su hermano ni dar a Dios rescate por él, 8pues la redención de una vida es costosa, y nadie puede pagar lo que nosotros debemos.
9Nadie puede vivir para siempre para que su cuerpo no decaiga. 10Pues el verá decaimiento. El hombre sabio muere; el tonto y el necio igualmente perecen y dejan su riqueza a otros.
11Su pensamiento interno es que sus familias continuarán para siempre, y los lugares donde ellos viven, para todas las generaciones; ellos llaman sus tierras por sus nombres.
12Pero el hombre, teniendo riquezas, no permanece vivo; él es como las bestias que perecen. 13Este, su camino, es su locura; y aun luego de éstos, también los hombres que aprueban sus dichos.
14Como ovejas ellos están designados para el Seol, y la muerte será su pastor. Los rectos gobernarán sobre ellos en la mañana, y sus cuerpos serán consumidos en el Seol, sin un lugar para ellos vivir. 15Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol; Él me recibirá.
16No temas cuando alguien se vuelva rico, y la gloria de su casa aumente. 17Pues cuando él muera, él no se llevará nada; su gloria no bajará detrás de él.
18Él bendijo su alma mientras él vivía, y los hombres te alaban cuando vives para tí mismo, 19él irá a la generación de sus padres y ellos no verán la luz otra vez. 20Uno que tiene riqueza pero no entendimiento es como las bestias, las cuales perecen.

50

1El Poderoso, Dios, SEÑOR, ha hablado y ha llamado a la tierra desde la salida del sol hasta su ocaso. 2Desde Sion, la perfección de la belleza, Dios ha brillado.

3Nuestro Dios viene y no se queda en silencio; un fuego devora delante de Él, y es muy tormentoso a su alrededor. 4Él llama a los cielos arriba y a la tierra, para que así Él pueda juzgar su pueblo: 5"Reúnan a mis fieles a Mí, aquellos que han hecho un pacto conmigo por sacrificio."
6Los cielos declararán su rectitud, pues Dios mismo es juez.
7"Escuchen, mi pueblo, y Yo hablaré; Yo soy Dios, tu Dios. 8Yo no te reprobaré por tus sacrificios; tus ofrendas quemadas están siempre delante de Mí.
9Yo no sacaré ningún toro de tu casa, o cabros de tus rediles. 10Pues cada bestia del bosque es mía, y el ganado en unas mil colinas. 11Yo conozco todas las aves de las montañas, y las bestias salvajes del campo son mías.
12Si estuviese hambriento, yo no te lo diría; pues el mundo es mío, y todo lo que está en él. 13¿Comeré yo la carne de toros o beberé la sangre de las cabras?
14Ofrece a Dios el sacrificio de acción de gracias, y paga tus votos al Altísimo. 15Llámame en el día de problemas; Yo te rescataré, y Tú me glorificarás."
16Pero a los malvados Dios les dice: "¿Qué tienes que ver con declarar mis estatutos, que has tomado mi pacto en tu boca, 17ya que tú odias la instrucción y tiras mis palabras?
18Cuando tú ves un ladrón, tú te pones de acuerdo con él; tú participas con aquellos que cometen adulterio. 19Tú le das tu boca al mal, y tu lengua expresa engaño. 20Tú te sientas y hablas contra tu hermano; tú calumnias a los propios hijos de tu madre.
21Tú has hecho estas cosas, pero yo he mantenido silencio, así que tú pensaste que Yo era alguien igual a ti. Pero yo te reprobaré y traeré, justo delante de tus ojos, todas las cosas que tú has hecho. 22Considera esto cuidadosamente, tú que olvidas a Dios, de otra manera te haré pedazos, ¡y no habrá nadie que venga a ayudarte!
23Aquel que ofrece un sacrificio de acción de gracias me alaba, y cualquiera que planifica su camino en la manera correcta, Yo le mostraré la salvación de Dios."

51

1Ten misericordia de mí, Dios, a causa de tu fidelidad; por el bien de la multitud de tus acciones misericordiosas, borra mis transgresiones. 2Lávame por completo de mi iniquidad y límpiame de mi pecado.

3Pues yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí. 4Contra ti, contra ti solamente, yo he pecado y he hecho lo que es malo a tu vista; Tú estás en lo correcto cuando hablas; Tú estás en lo correcto cuando juzgas.
5Ves, yo nací en iniquidad; tan pronto como mi madre me concibió, yo estuve en pecado. 6Ves, Tú deseas integridad en mi corazón; en mi corazón Tú me harás conocer sabiduría.
7Purifícame con hisopo, y yo seré limpio; lávame, y yo seré más blanco que la nieve. 8Házme escuchar gozo y alegría para que así los huesos que tú has quebrado puedan regocijarse. 9Esconde tu rostro de mis pecados y borra todas mis iniquidades.
10Crea en mí un corazón limpio, Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí. 11No me saques de tu presencia, y no quites tu Espíritu Santo de mí.
12Restáurame el gozo de tu salvación, y sosténme con un espíritu dispuesto. 13Entonces yo le enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores serán convertidos a Ti.
14Perdóname por derramar sangre, Dios de mi salvación, y yo gritaré por el gozo de tu rectitud. 15Señor, abre mis labios, y mi boca expresará tu alabanza. 16Pues Tú no te deleitas en sacrificio, o yo lo daría; Tú no tienes placer en ofrendas quemadas.
17Los sacrificios de Dios son un espíritu quebrantado. Tú, Dios, no despreciarás un corazón quebrantado y contrito. 18Haz bien en tu benevolencia a Sion; reconstruye las murallas de Jerusalén. 19Entonces Tú te deleitarás en los sacrificios de rectitud, en ofrendas quemadas y ofrendas quemadas completamente; entonces nuestro pueblo ofrecerá toros en tu altar.

52

1¿Por qué te enorgulleces en crear problemas, tú hombre poderoso? La misericordia de Dios viene cada día. 2Tu lengua planifica destrucción así como una navaja afilada, trabajando engañosamente.

3Tú amas el mal más que el bien y mientes en lugar de hablar justicia.
4Tú amas todas las palabras que devoran a otros, tu lengua engañosa. 5Dios igualmente te destruirá por siempre; él te levantará y te sacará de tu tienda y te desalojará de la tierra de los vivos.
6El recto también lo verá y temerá; ellos se reirán de él y dirán: 7"Vean, este es un hombre que no hizo de Dios su refugio, sino que él confió en la abundancia de su riqueza, y él era fuerte cuando él destruía a otros."
8Pero en cuanto a mí, yo soy como un árbol de olivo verde en la casa de Dios; yo confiaré en la misericordia de Dios por siempre y para siempre. 9Yo te daré gracias por siempre por lo que tú has hecho. Yo esperaré por tu nombre, porque es bueno, en la presencia de tu pueblo piadoso.

53

1Un tonto dice en su corazón: "No hay Dios." Ellos son corruptos y han hecho iniquidad abominable; no hay nadie que haga lo bueno. 2Dios mira desde el cielo a los hijos de la humanidad para ver si hay alguno que entiende, que lo busca a Él. 3Ellos todos se han desviado. Juntos se han vuelto corruptos. No hay uno que haga el bien, ni siquiera uno.

4¿Acaso aquellos que cometen iniquidad no tienen entendimiento, aquellos que devoran a mi pueblo como si ellos estuvieran comiendo pan, y ellos no llaman a Dios? 5Ellos tuvieron gran temor, aunque no había razón para temer; pues Dios esparcirá los huesos de quienquiera que acampe contra ti; tal pueblo será avergonzado porque Dios los ha rechazado.
6¡Oh, que la salvación de Israel viniera de Sion! Cuando Dios traiga de vuelta a su pueblo del cautiverio, entonces Jacob se regocijará e Israel estará contento!

54

1Sálvame, Dios, por tu nombre, y júzgame en tu poderío. 2Escucha mi oración, Dios; da oído a las palabras de mi boca. 3Pues los extranjeros se han levantado contra mí y hombres despiadados han buscado mi vida; ellos no han puesto a Dios delante de ellos.

4Vean, Dios es mi ayudador; el Señor es aquel que me sostiene. 5Él le pagará a mis enemigos con maldad; ¡en tu fidelidad, destrúyelos!
6Yo sacrificaré a ti con una ofrenda voluntaria; yo le daré gracias a tu nombre, SEÑOR, porque es bueno. 7Pues Él me ha rescatado de todo problema; mi ojo ha mirado en triunfo sobre mis enemigos.

55

1Presta oído a mi oración, Dios; y no te escondas a Ti mismo de mi ruego. 2Préstame atención y respóndeme; yo no tengo descanso en mis problemas 3por la voz de mis enemigos, por la opresión de los malvados; pues ellos me traen problemas y me persiguen en enojo.

4Mi corazón tiembla dentro de mí, y los terrores de la muerte han caído sobre mí. 5Miedo y temblor han venido a mí, y el horror me ha agobiado.
6Yo digo: "¡Oh, si tan sólo tuviera alas como una paloma! Entonces yo volaría lejos y descansaría. 7Mira, entonces yo vagaría muy lejos; me quedaría en el desierto.
8Yo me apresuraría a un refugio del viento tormentoso y la tempestad." 9Devóralos a ellos, SEÑOR, ¡confunde su lenguaje! Pues he visto violencia y contienda en su ciudad.
10Día y noche ellos salen de sus murallas; la iniquidad y malicia están en medio de ella. 11La maldad está en el medio de ella; la opresión y el engaño no dejan sus ciudades.
12Pues no fue un enemigo quien me reprendió, entonces yo hubiera podido soportarlo; ni tampoco fue uno que me odiaba quien se levantó en mi contra; entonces yo me hubiera ocultado de él. 13Pero fuiste tú, un hombre igual a mí, mi compañero y amigo cercano. 14Hemos tenido un dulce compañerismo juntos, nosotros hemos caminado en la casa de Dios con la muchedumbre.
15Deja que la muerte venga a ellos repentinamente; déjalos que bajen vivos al Seol, pues la maldad es en donde viven, justo entre ellos.
16En cuanto a mí, yo llamaré a Dios, y el SEÑOR me salvará. 17En la noche, en la mañana y al mediodía yo me quejaré y gemiré, Él escuchará mi voz. 18Él seguramente salvará mi alma de la batalla que estaba en mi contra; pues esos que pelearon en mi contra eran muchos.
19Dios, el que gobierna desde la eternidad, los escuchará y los humillará a ellos. Ellos nunca cambian, y ellos no le temen a Dios.
20Mi amigo ha levantado sus manos en contra de esos que estaban en paz con él; él no ha respetado el pacto que él tenía. 21Su boca era suave como la mantequilla, pero su corazón era hostil; sus palabras eran más suaves que el aceite, sin embargo realmente eran espadas desenvainadas.
22Pon tus cargas en el SEÑOR, y Él te sostendrá; Él jamás permitirá que la persona justa se tambalee. 23Pero Tú, Dios, llevarás a los malvados al foso de la destrucción; hombres sanguinarios y engañosos no vivirán ni la mitad de mucho que otros, pero yo confío en Ti.

56

1Ten piedad de mí, Dios, ¡pues los hombres me atacan! Todo el día esos que me pelean lanzan su asalto. 2Mis enemigos me atropellan todo el día; pues hay muchos que arrogantemente luchan en contra de mí.

3Cuando tengo miedo, pongo mi confianza en Ti. 4En Dios, cuya palabra yo alabo-- en Dios he puesto mi confianza; yo no tendré miedo; ¿qué puede hacerme a mí un simple hombre?
5Todo el día ellos tuercen mis palabras; todos sus pensamientos están en mi contra para el mal. 6Ellos se juntan a sí mismos, ellos se ocultan a sí mismos y ellos marcan mis pasos, tal como han esperado por mi vida.
7No los dejes escapar haciendo iniquidad. Derriba a la gente en Tu enojo, Dios. 8Tú enumeras mis andanzas y pones mis lágrimas en una botella; ¿no están ellas en Tu libro?
9Entonces mis enemigos se volverán en el día que yo clame a Ti; esto lo sé, que Dios está por mí. 10En Dios --cuya palabra yo alabo-- en el SEÑOR --cuya palabra yo alabo-- en Dios yo confío, 11yo no tendré miedo. ¿Qué puede hacerme el hombre?
12El deber de cumplir mis votos a Ti está en mí, Dios; te daré ofrendas de agradecimiento a Ti. 13Pues has rescatado mi vida de la muerte; Tú has evitado que mis pies caigan, para que yo pueda caminar delante de Dios en la luz de los vivos.

57

1Sé misericordioso conmigo, Dios, sé misericordioso conmigo, pues yo tomo refugio en Tí hasta que estos problemas se acaben. Yo me quedo bajo tus alas por protección hasta que esta destucción se termine.

2Yo clamaré al Dios Altísimo, a Dios, Quien hace todas las cosas por mí. 3Él mandará ayuda del cielo y me salvará, Él está molesto con esos quienes me destruyen. Dios mandará Su amorosa bondad y Su lealtad.
4Mi vida está entre leones; yo estoy entre esos que están listos para devorarme. Yo estoy entre gente cuyos dientes son lanzas y flechas, y cuyas lenguas son espadas filosas. 5Sé exaltado, Dios, sobre los cielos; deja que Tu gloria sea sobre toda la tierra.
6Ellos extienden una red para mis pies; estaba afligido. Ellos cavaron un pozo frente a mí. ¡Ellos mismos han caído en medio de él!
7Mi corazón está fijo, Dios, mi corazón está fijo; yo cantaré, sí, yo cantaré alabanzas. 8Despierta, mi honrado corazón; despierta, flauta y arpa; yo levantaré el amanecer.
9Te daré las gracias, SEÑOR, entre la gente; yo te cantaré alabanzas a Ti entre las naciones. 10Pues grande es Tu amor constante, alcanzando los cielos; y Tu fidelidad a las nubes. 11Sé exaltado, Dios, sobre los cielos; que Tu gloria sea exaltada sobre toda la tierra.

58

1¿Acaso ustedes, gobernantes, hablan justicia? ¿Acaso juzgan rectamente, ustedes pueblo? 2No, ustedes cometen maldad en su corazón; ustedes distribuyen la violencia a través de la tierra con sus manos.

3Los malvados se desvían hasta cuando estaban en el vientre; ellos se desvían desde el nacimiento, hablando mentiras. 4Su veneno es como el veneno de una serpiente; ellos son como una víbora sorda que cierra sus oídos, 5que no le prestan atención a la voz de los encantadores, no importa qué tan habilidosos sean.
6Rómpeles los dientes en sus bocas, Dios; saca los grandes dientes de la boca de los jóvenes leones, SEÑOR. 7Déjalos que se derritan como agua que corre; cuando ellos disparen sus flechas, déjalas ser como si no tuvieran puntas. 8Déjalos ser como un caracol que se derrite y muere, como el niño de una mujer nacido prematuramente que nunca ve la luz del sol.
9Antes que tus envases puedan sentir el calor ardiente de la espina, él los llevará lejos con un torbellino, las espinas verdes y las espinas ardientes por igual. 10El justo se alegrará cuando vea la venganza de Dios; él lavará sus pies en la sangre de los malvados, 11para que los hombres digan: "Verdaderamente, hay recompensa para las personas justas; verdaderamente hay un Dios que juzga la tierra."

59

1Rescátame de mis enemigos, mi Dios; pónme en lo alto lejos de esos quienes se levantan en contra mía. 2Mantenme a salvo de los trabajadores de iniquidad, y sálvame de los hombres sanguinarios.

3Pues, mira, ellos esperan en emboscada para tomar mi vida. Los poderosos malechores se juntan a sí mismos en mí contra, pero no por mi transgresión o mi pecado, SEÑOR. 4Ellos se preparan para correr hacia mí aunque yo no tengo culpa; despierta, ayúdame y ve.
5Tu, SEÑOR Dios de los ejércitos, el Dios de Israel, levántate y castiga a todas las naciones, no seas misericordioso con ningún transgresor malvado.
6Ellos regresan en la noche, ellos aúllan como perros y van por la ciudad. 7Mira, ellos eructan con sus bocas; espadas hay en sus labios, pues ellos dicen: "¿Quién nos escucha?"
8Pero Tú, SEÑOR, te ríes de ellos; Tú aguantas a todas las naciones en burla. 9Dios, mi fuerza, yo te prestaré atención a Ti, Tú eres mi torre alta.
10Mi Dios me encontrará con Su misericordia; Dios me dejarás ver mi deseo en mis enemigos. 11No los mates, o mi gente se olvidará. Espárcelos con Tu poder y hazlos caer, SEÑOR nuestro escudo.
12Por los pecados de sus bocas y las palabras de sus labios, déjalos ser capturados en su orgullo, y por las maldiciones y mentiras que ellos expresan. 13Consúmelos en ira, consúmelos para que ellos no sean más; déjalos saber que Dios gobierna en Jacob y hasta los confines de la tierra.
14En la noche ellos regresan, aullando como perros llendo alrededor de la ciudad. 15Ellos vagan buscando comida y ellos gruñen como un perro si no están satisfechos.
16Pero yo cantaré sobre Tu fuerza, ¡y en la mañana yo cantaré sobre Tu firme amor! Pues Tú has sido mi torre alta y un refugio en los días de mi angustia. 17A Ti, mi Fuerza, yo cantaré alabanzas; pues Dios es mi torre alta, el Dios que me muestra misericordia.

60

1Dios, Tú nos has expulsado; Tú has roto nuestras defensas; Te has airado; restáuranos otra vez.

2Tú has hecho temblar la tierra; Tú la has deshecho; sana sus grietas, pues está temblando. 3Tú has hecho ver cosas difíciles a Tu pueblo; nos has hecho beber del vino que te hace tambalear.
4Para aquellos que Te honran, Tú has puesto un estandarte para ser mostrado contra aquellos que llevan el arco. 5Para que aquellos que Tú amas puedan ser rescatados, rescátanos con Tu mano derecha y contéstame.
6Dios ha hablado en Su santidad: "Yo me regocijaré; Yo dividiré a Siquem y mediré el Valle de Sucot. 7Galaad es Mío, y Manasés es Mío; Efraín también es Mi casco; Judá es Mi cetro.
8Moab es mi lavamanos; sobre Edom lanzaré Mi zapato; Clamaré en triunfo a causa de Filistea." 9¿Quién me llevará a la ciudad fuerte? ¿Quién me conducirá a Edom?
10Pero Tú, Dios, ¿no nos has rechazado? Tú no entras en batalla con nuestro ejército. 11Danos ayuda contra el enemigo, porque la ayuda del hombre es inútil. 12Nosotros triunfaremos con la ayuda de Dios; Él pisoteará a nuestros enemigos.

61

1Oye mi clamor, Dios; atiende mi oración. 2Desde los confines de la tierra yo Te llamaré cuando mi corazón esté abrumado; dirígeme a la roca que es más alta que yo. 3Pues Tú has sido un refugio para mí, una torre fuerte en contra del enemigo.

4¡Déjame vivir en Tu tabernáculo para siempre! Déjame refugiarme bajo el abrigo de Tus alas. 5Pues Tú, Dios, has oído mis votos, Tú me has dado la herencia de aquellos que honran Tu nombre.
6Tú prolongarás la vida del rey; sus años serán como muchas generaciones. 7Él permanecerá ante Dios para siempre.
8Yo cantaré alabanza a Tu nombre para siempre para que yo pueda cumplir mis votos todos los días.

62

1Yo espero en silencio por Dios solamente; mi salvación viene de Él. 2Él sólo es mi roca y mi salvación; Él es mi torre alta; yo no seré movido grandemente.

3¿Por cuánto tiempo, ustedes, atacarán a un hombre, para hacerlo caer como una pared inclinada o una cerca temblorosa? 4Ellos consultan con él sólo para derribarlo de su posición honorable; ellos aman decir mentiras; ellos lo bendicen con sus bocas, pero en sus corazones lo maldicen.
5Yo espero en silencio por Dios solamente; pues mis esperanzas están puestas sobre Él. 6Él sólo es mi roca y mi salvación; Él es mi torre alta; yo no seré movido.
7Con Dios está mi salvación y mi gloria; la roca de mi fortaleza y mi refugio están en Dios. 8Confía en Él en todo tiempo, oh pueblo; derrama tu corazón delante de Él; Dios es un refugio para nosotros.
9Seguramente los hombres de baja condición son vanidad; y los hombres de alta condición son una mentira; ellos pesarán livianamente en la balanza; pesados juntos, son más livianos que cualquier cosa. 10No confíen en la opresión ni en el robo; y no esperen inútilmente en las riquezas, porque ellas no llevarán ningún fruto; no fijen su corazón en ellas.
11Dios ha hablado una vez, dos veces yo he oído esto: el poder le pertenece a Dios. 12También a Ti, Señor, pertenece la misericordia, pues Tú le devolverás a cada persona según lo que ha hecho.

63

1¡Dios, Tú eres mi Dios! Yo Te busco fervientemente, mi alma tiene sed de Ti, y mi carne Te desea, en una tierra seca y agotada donde no hay agua. 2Así como Te he mirado en medio del santuario para ver Tu poder y Tu gloria.

3Porque Tu misericordia es mejor que la vida, mis labios Te alabarán. 4Así que yo Te bendeciré mientras viva; yo levantaré mis manos en Tu nombre.
5Será como si yo comiera una comida de tuétano y grosura; con labios jubilosos mi boca Te alabará, 6cuando yo piense en Ti sobre mi cama y medite en Ti en las horas nocturnas.
7Pues Tú has sido mi ayuda, y a la sombra de Tus alas me regocijo. 8Yo me aferro a Ti; Tu mano derecha me sostiene.
9Pero aquellos que procuran destruir mi vida bajarán a las partes más bajas de la tierra; 10ellos serán entregados a aquellos cuyas manos usan la espada, y llegarán a ser comida para los chacales.
11Pero el rey se regocijará en Dios; todos los que juran por Él estarán orgullosos de Él, pero la boca de aquellos que hablan mentiras será cerrada.

64

1Oye mi voz, Dios, escucha mi queja; preserva mi vida del temor a mis enemigos. 2Escóndeme de las tramas secretas de los malhechores, del escándalo de los hacedores de iniquidad.

3Ellos han afilado sus lenguas como espadas; ellos han apuntado sus flechas, palabras amargas, 4para que puedan disparar desde lugares secretos a alguien que es inocente; de repente le disparan a él y no temen nada.
5Ellos se motivan a sí mismos con un plan malvado; ellos consultan juntos en privado a fin de poner trampas; ellos dicen: "¿Quién nos verá?" 6Ellos inventan planes pecaminosos: "Nosotros hemos terminado," ellos dicen, "un plan cuidadoso." Los pensamientos internos y los corazones del hombre son profundos.
7Pero Dios les disparará; de repente ellos serán heridos con Sus flechas. 8Se les hará tropezar, ya que sus propias lenguas están en contra de ellos; todos los que los vean menearán sus cabezas. 9Toda la gente temerá y declarará las obras de Dios. Ellos pensarán sabiamente sobre lo que Él ha hecho.
10Los justos se alegrarán acerca del SEÑOR y se refugiarán en Él; todos los rectos de corazón se enorgullecerán de Él.

65

1Para Ti, Dios en Sion, nuestra alabanza espera; nuestros votos serán cumplidos en Ti. 2Tú que oyes la oración, a Ti vendrá toda carne. 3Las iniquidades prevalecen contra nosotros; en cuanto a nuestras transgresiones, Tú las perdonarás.

4Bendecido es el hombre a quien Tú escoges para acercarlo a Ti para que pueda vivir en Tus atrios. Nosotros estaremos satisfechos con la bondad de Tu casa, Tu santo templo.
5En justicia Tú nos responderás haciendo cosas maravillosas, Dios de nuestra salvación; Tú que eres la confianza de todos los confines de la tierra y de aquellos que están lejos al otro lado del mar.
6Porque eres Tú quien hizo firmes a las montañas, Tú quien estás ceñido de fortaleza. 7Eres Tú quien aquietas el rugido de los mares, el rugido de sus olas, y la conmoción de los pueblos.
8Aquellos que viven en las partes más remotas de la tierra temen la evidencia de Tus obras; Tú haces que el este y el oeste se regocijen. 9Tú vienes a ayudar a la tierra; Tú la riegas; Tú la enriqueces grandemente; el río de Dios está lleno de agua; Tú le provees grano a la humanidad cuando has preparado la tierra.
10Tú riegas sus surcos abundantemente; aplanas sus surcos; Tú los ablandas con aguaceros; Tú bendices los brotes entre ellos. 11Tú coronas el año con Tu bondad; las huellas detrás de Tu carro dejan caer grosura abajo a la tierra. 12Los pastos en el desierto destilan rocío, y las colinas están vestidas de gozo.
13Los pastizales están vestidos con rebaños; los valles también están cubiertos de grano; gritan de júbilo, y cantan.

66

1Hagan un sonido gozoso a Dios, toda la tierra. 2Canten fuerte la gloria de Su nombre; hagan su alabanza gloriosa.

3Digan a Dios: ¡Cuán terribles son Tus obras! Por la grandeza de Tu poder Tus enemigos se someterán a Ti. 4Toda la tierra Te adorará y cantará a Ti; ellos cantarán a Tu nombre."
5Vengan y vean las obras de Dios; Él es temible en Sus obras hacia los hijos de la humanidad. 6Él convirtió el mar en tierra seca; ellos atravesaron el río a pie; ahí nos regocijamos en Él. 7Él gobierna para siempre por Su poder; Sus ojos observan las naciones; que los rebeldes no se exalten a sí mismos.
8Bendigan a Dios, ustedes pueblos, que se oiga el sonido de Su alabanza. 9Él nos mantiene entre los vivos, y no permite que nuestros pies resbalen.
10Pues Tú, Dios, nos has probado; Tú nos has probado como se prueba la plata. 11Tú nos metiste en una red; Tú pusiste una carga severa sobre nuestras cinturas. 12Hiciste que gente cabalgara sobre nuestras cabezas; nosotros pasamos por fuego y agua, pero Tú nos sacaste a un lugar espacioso.
13Yo entraré a Tu casa con ofrendas quemadas; yo Te pagaré mis votos 14que mis labios prometieron y mi boca habló cuando yo estuve en aflicción. 15Yo Te ofreceré ofrendas quemadas de animales engordados con el aroma dulce de machos cabríos; yo ofreceré toros y cabras.
16Vengan y escuchen, todos ustedes que temen a Dios, y yo declararé lo que Él ha hecho por mi alma. 17Yo clamé a Él con mi boca, y Él fue alabado con mi lengua. 18Si yo hubiera visto pecado dentro de mi corazón, el Señor no me habría escuchado.
19Pero Dios ciertamente ha oído; Él ha prestado atención a la voz de mi oración. 20Bendecido sea Dios, quien no ha rechazado mi oración ni ha apartado de mí Su misericordia.

67

1Que Dios sea misericordioso con nosotros y nos bendiga y haga que Su rostro brille sobre nosotros, 2de manera que Tus caminos sean conocidos en la tierra, Tu salvación entre todas las naciones.

3Que Te alaben los pueblos, Dios; que todos los pueblos Te alaben. 4Oh, que las naciones se alegren y canten con gozo, pues Tú juzgarás a los pueblos con justicia y gobernarás a las naciones en la tierra.
5Que los pueblos Te alaben, Dios; que todos los pueblos Te alaben. 6La tierra ha entregado su cosecha y Dios, nuestro Dios, nos ha bendecido.
7Dios nos ha bendecido, y todos los confines de la tierra Le honran.

68

1Que Dios se levante; que Sus enemigos sean dispersados; que también aquellos que Lo odian huyan de delante de Él. 2Así como se esparce el humo, así sean esparcidos; así como se derrite la cera delante del fuego, así perezcan los malvados en la presencia de Dios. 3Pero que los justos se alegren; que se regocijen delante de Dios; que se regocijen y estén alegres.

4¡Canten a Dios! Canten alabanzas a Su nombre! ¡Alaben a Aquel que cabalga a través de las llanuras del valle del Río Jordán! ¡Regocíjense delante de Él! 5Un padre de huérfanos, un juez de las viudas, es Dios en el lugar santo donde Él vive. 6Dios coloca a los solitarios en familias; Él saca a los prisioneros con cánticos; mas los rebeldes viven en tierra seca.
7Dios, cuando Tú saliste frente a Tu pueblo, cuando marchaste por el desierto, 8la tierra tembló; los cielos también dejaron caer lluvia en la presencia de Dios, en la presencia de Dios cuando Él vino a Sinaí, en la presencia de Dios, el Dios de Israel.
9Tú, Dios, enviaste una lluvia abundante; Tú fortaleciste Tu heredad cuando estuvo cansada. 10Tu pueblo vivió en ella; Tú, Dios, diste de Tu bondad a los pobres.
11El Señor dio las órdenes, y aquellos que las anunciaron eran un gran ejército. 12Los reyes de ejércitos huyen, ellos huyen, y las mujeres esperando en casa dividen el botín: palomas cubiertas de plata con alas de oro amarillo. 13Cuando algunos de ustedes, pueblo, quedaron entre los rediles, ¿por qué hicieron esto?
14El Todopoderoso dispersó a reyes allí, fue como cuando nevó en el Monte Salmón. 15Una montaña poderosa es la tierra de colinas de Basán; una montaña alta es la tierra de colinas de Basán. 16¿Por qué miras con envidia, tú, tierra de colinas altas, a la montaña que Dios desea como el lugar donde vivir? Ciertamente, el SEÑOR vivirá en ella para siempre.
17Los carros de Dios son veinte mil, miles sobre miles; el Señor está entre ellos en el lugar santo, como en el Sinaí. 18Tú has ascendido a lo alto; Tú has conducido fuera a los cautivos; Tú has recibido presentes de entre los hombres, aún de aquellos que pelearon contra Ti, para que Tú, SEÑOR Dios, pudieras vivir allí.
19Bendecido sea el Señor, quien a diario lleva nuestras cargas, el Dios que es nuestra salvación. 20Nuestro Dios es un Dios que salva; el SEÑOR es el que puede rescatarnos de la muerte. 21Pero Dios golpeará las cabezas de Sus enemigos, las cabezas peludas de aquellos que caminan en ofensas contra Él.
22El Señor dijo: "Yo traeré de vuelta a Mis enemigos desde Basán; Yo los traeré de vuelta de las profundidades del mar 23para que ustedes puedan aplastar a sus enemigos, mojando su pie en sangre, y para que las lenguas de sus perros puedan tener su porción de sus enemigos."
24Ellos han visto Tus procesiones, Dios, las procesiones de mi Dios, mi Rey, entrando al lugar santo. 25Los cantores fueron primero, los cantores siguieron luego, y en el medio estaban las jóvenes solteras tocando panderos.
26Bendigan a Dios en la asamblea; alaben al SEÑOR, ustedes verdaderos descendientes de Israel. 27Está primero Benjamín, la tribu más pequeña, luego los líderes de Judá y sus multitudes, los líderes de Zabulón y los líderes de Neftalí.
28Tu Dios, Israel, ha decretado tu fortaleza; revela a nosotros Tu poder, Dios, como lo has revelado en tiempos pasados. 29Revela Tu poder a nosotros desde Tu templo en Jerusalén, donde los reyes Te traen presentes.
30Griten en batalla contra las bestias salvajes entre las cañas, contra los pueblos, esa multitud de toros y becerros. Humíllalos y hazlos traerte presentes; dispersa a los pueblos que aman hacer la guerra. 31Príncipes saldrán de Egipto; Etiopía se apresurará para extender sus manos a Dios.
32Canten a Dios, ustedes reinos de la tierra; Canten alabanzas al SEÑOR. 33A Aquel que cabalga sobre los cielos de los cielos, que existen desde tiempos antiguos; ve, Él levanta Su voz con poder.
34Atribuyan fuerza a Dios; Su majestad está sobre Israel, y Su fuerza está en los cielos. 35Dios, Tú eres temible en Tu lugar santo; el Dios de Israel, Él da fuerza y poder a Su pueblo. Bendito sea Dios.

69

1Sálvame, Dios; porque las aguas han puesto mi vida en peligro. 2Me hundo en pantano profundo, donde no hay lugar para estar de pie; he llegado a aguas profundas, donde las inundaciones fluyen sobre mí.

3Estoy cansado de mi llanto; mi garganta está seca; mis ojos me fallan mientras yo espero por mi Dios. 4Aquellos que me odian sin una causa son más que los cabellos sobre mi cabeza; aquellos que me cortarían, siendo mis enemigos por razones equivocadas, son poderosos; lo que no robé, me hacen devolver.
5Dios, Tú conoces mi necedad, y mis pecados no están escondidos de Ti. 6Que aquellos que esperan por Ti no sean avergonzados por mi causa, SEÑOR de los Ejércitos; que aquellos que Te buscan no sean traídos a la deshonra por causa mía, Dios de Israel.
7Por Tu causa he sufrido insultos; la vergüenza ha cubierto mi rostro. 8He llegado a ser un extraño para mis hermanos, un ajeno para los hijos de mi madre. 9Pues el celo de Tu casa me comió, y las reprensiones de los que Te reprenden han caído sobre mí.
10Cuando lloré y no comí alimentos, ellos me insultaron. 11Cuando hice del cilicio mi ropa, me convertí en el objeto de un proverbio para ellos. 12Aquellos que se sientan en la puerta de la ciudad hablan de mí; yo soy una canción de borrachos.
13Pero en cuanto a mí, mi oración es para Ti, SEÑOR, en un tiempo que Tú aceptarás; contéstame en la confianza de Tu salvación. 14Sácame del pantano, y no me dejes hundir; déjame alejarme de aquéllos que me odian y ser rescatado de las aguas profundas. 15No permitas que las inundaciones de aguas me cubran, ni tampoco permitas que la profundidad me trague. No dejes que el abismo me encierre en su boca.
16Respóndeme, SEÑOR, porque Tu pacto de fidelidad es bueno; porque Tus misericordias para mí son muchas, vuélvete a mí. 17No escondas Tu rostro de Tu siervo, pues estoy en aflicción; respóndeme rápido.
18Ven a mí y redímeme. Por causa de mis enemigos, rescátame. 19Tú conoces mi reprensión, mi vergüenza, y mi deshonra; mis adversarios están todos delante de Ti.
20La reprensión ha roto mi corazón; estoy lleno de pesadez; yo busqué a alguien que se compadeciera de mí, pero no había ninguno; busqué consoladores, pero no encontré a ninguno. 21Ellos me dieron veneno como alimento; en mi sed ellos me dieron a beber vinagre.
22Que su mesa delante de ellos se convierta en trampa; cuando piensen que están seguros, que les sea una trampa. 23Que sus ojos sean oscurecidos para que no puedan ver; y haz siempre que sus lomos tiemblen.
24Derrama Tu indignación sobre ellos, y deja que la intensidad de Tu ira les alcance. 25Que su lugar sea una desolación; que nadie viva en sus tiendas.
26Pues ellos persiguieron al que Tú derribaste. Ellos volvieron a contar la historia de dolor de aquellos que Tú heriste. 27Acúsalos de haber cometido iniquidad tras iniquidad; no permitas que entren en Tu justa victoria.
28Deja que sean borrados del Libro de la Vida y que no sean escritos junto a los justos. 29Pero yo soy pobre y afligido; deja que Tu salvación, Dios, me ponga en alto.
30Yo alabaré el nombre de Dios con una canción y Lo exaltaré con acción de gracias. 31Eso agradará al SEÑOR mejor que el sacrificio de un buey o un toro que tiene cuernos y pezuñas.
32Los mansos lo han visto y están alegres; ustedes que buscan a Dios, dejen que sus corazones vivan. 33Pues el SEÑOR oye a los necesitados y no desprecia a Sus prisioneros.
34Que el cielo y la tierra Lo alaben, los mares y todo lo que se mueve dentro de ellos. 35Porque Dios salvará a Sion y reconstruirá las ciudades de Judá; el pueblo vivirá allí y lo tendrán como posesión. 36Los descendientes de Sus siervos lo heredarán, y aquellos que aman Su nombre vivirán allí.

70

1¡Sálvame, Dios! SEÑOR, ven pronto y ayúdame. 2Que aquellos que tratan de quitarme la vida sean avergonzados y humillados; que los devuelvan y sean llevados a deshonra, aquellos que se complacen en mi dolor. 3Que sean vueltos atrás por causa de su vergüenza, aquellos que dicen: "¡Ajá, ajá!"

4Que todos aquellos que Te buscan se regocijen y estén alegres en Ti; que aquellos que aman Tu salvación siempre digan: "Alabado sea Dios." 5Pero yo soy pobre y necesitado; apresúrate hacia mí, Dios; Tú eres mi ayuda y Tú me rescatas. SEÑOR, no tardes.

71

1En Ti, SEÑOR, me refugio; jamás me dejes ser avergonzado. 2Rescátame y hazme estar seguro en Tu justicia; inclina a mí Tu oído y sálvame. 3Sé para mí una roca de refugio a donde yo pueda siempre ir; Tú has dado una orden para salvarme, porque Tú eres mi roca y mi fortaleza.

4Rescátame, mi Dios, de la mano de los malvados, de la mano de los injustos y crueles. 5Pues Tú eres mi esperanza, SEÑOR. Yo he confiado en Ti desde que fui niño.
6Por Ti he sido sostenido desde el vientre; Tú eres Aquel que me sacó del vientre de mi madre; mi alabanza será siempre acerca de Ti. 7Yo soy un ejemplo para mucha gente; Tú eres mi refugio fuerte.
8Mi boca será llena de Tu alabanza, todo el día con Tu honor. 9No me alejes en mi tiempo de vejez; no me abandones cuando mi fuerza falle.
10Porque mis enemigos están hablando de mí; aquellos que vigilan mi vida están conspirando juntos. 11Ellos dicen: "Dios lo ha abandonado; persíganlo y tómenlo, porque no hay ninguno que lo salve."
12Dios, no estés lejos de mí; mi Dios, apresúrate a ayudarme. 13Que sean avergonzados y destruídos aquellos que son hostiles hacia mi vida; que sean cubiertos de reprensión y deshonra aquellos que buscan lastimarme.
14Pero yo siempre esperaré en Ti y Te alabaré más y más. 15Mi boca contará acerca de Tu justicia y Tu salvación todo el día, aunque yo no pueda entenderlo. 16Yo vendré con las obras poderosas del SEÑOR; yo haré mención de Tu justicia, solo la Tuya.
17Dios, Tú me has enseñado desde mi juventud; aún ahora yo declaro Tus obras maravillosas. 18Ciertamente, aún cuando yo sea viejo y lleno de canas, Dios, no me abandones, ya que yo he estado declarando Tu fuerza a la próxima generación, Tu poder a todo el que ha de venir.
19Tu justicia también, Dios, es muy alta; Tú que has hecho grandes cosas, Dios, ¿quién es como Tú? 20Tú, que nos has mostrado muchas dificultades severas, nos resucitarás otra vez y nos levantarás de las profundidades de la tierra.
21Aumenta mi honor; vuelve y consuélame. 22Yo también Te daré las gracias con el arpa por Tu confiabilidad, mi Dios; a Ti yo cantaré alabanzas con el arpa, Santo de Israel.
23Mis labios gritarán de gozo cuando yo cante alabanzas a Ti, aún mi alma, la cual Tú has redimido. 24Mi lengua también hablará acerca de Tu justicia todo el día; pues han sido avergonzados y están confundidos aquellos que buscaban mi sufrimiento.

72

1Da al rey Tus decretos justos, Dios, Tu justicia al hijo del rey. 2Que él juzgue a Tu pueblo con rectitud y a los pobres con justicia. 3Que las montañas produzcan paz para el pueblo; que las colinas produzcan justicia.

4Que Él juzgue a los pobres del pueblo; que Él salve a los niños de los necesitados y rompa en pedazos al opresor. 5Que Te honren mientras perdure el sol, y mientras dure la luna a lo largo de las generaciones.
6Que Él baje como la lluvia sobre la hierba cortada, como aguacero que riega la tierra. 7Que los justos florezcan durante sus días, y que haya una abundancia de paz hasta que la luna no sea más.
8Que Él tenga dominio de mar a mar, y desde el Río hasta los confines de la tierra. 9Que aquellos que viven en el desierto se inclinen ante él; que sus enemigos laman el polvo. 10Que los reyes de Tarsis y de las islas rindan tributo; que los reyes de Sabá y Seba ofrezcan regalos.
11Ciertamente, que todos los reyes se postren delante de Él; que todas las naciones le sirvan. 12Porque Él ayuda a la persona necesitada que clama y a la persona pobre que no tiene a ningún otro ayudador.
13Él tiene piedad de los pobres y necesitados y Él salva la vida de las personas necesitadas. 14Él redime sus vidas de la opresión y la violencia, y la sangre de ellos es preciosa ante su vista.
15¡Que Él viva! Que el oro de Sabá le sea dado. Que el pueblo siempre ore por él; que Dios lo bendiga todo el día. 16Que haya abundancia de grano en la tierra; en las cimas de las montañas que se mesan sus cosechas. Que su fruto sea como el Líbano; que el pueblo florezca en las ciudades como la hierba del campo.
17Que su nombre perdure para siempre; que su nombre continúe mientras dure el sol; que la gente sea bendecida en él; que todas las naciones lo llamen bendecido.
18Que el SEÑOR Dios, el Dios de Israel, sea bendito, el único que hace cosas maravillosas. 19Que Su nombre glorioso sea bendecido para siempre, y que la tierra entera sea llena de Su gloria. Amén y Amén. 20Las oraciones de David, hijo de Isaí, están terminadas. Tercer libro.

73

1Ciertamente Dios es bueno con Israel, con aquellos de un corazón puro. 2Pero en cuanto a mí, mis pies por poco resbalan; mis pies por poco se resbalaron de debajo de mí 3porque yo tuve envidia de los arrogantes cuando yo vi la prosperidad de los malvados.

4Porque ellos no tienen ningún dolor hasta su muerte, sino que están fuertes y bien alimentados. 5Están libres de las cargas de otros hombres; no están afligidos como otros hombres.
6El orgullo los adorna como un collar alrededor de su cuello; la violencia los viste como una túnica. 7De tal ceguera viene el pecado; pensamientos malvados pasan a través de sus corazones.
8Ellos se burlan y hablan maliciosamente; en su arrogancia ellos amenazan con la opresión. 9Dirigen sus bocas contra los cielos, y sus lenguas pasean a través de la tierra.
10Por lo tanto, Su pueblo se vuelve a ellos y abundantes aguas les son suplidas. 11Ellos dicen: "¿Cómo Dios lo sabe? ¿Hay conocimiento con el Altísimo?" 12Tomen nota: estas personas son malvadas; siempre están despreocupadas, haciéndose más y más ricas.
13Seguramente es en vano que yo haya guardado mi corazón y lavado mis manos en inocencia. 14Pues todo el día he sido afligido y disciplinado cada mañana. 15Si yo hubiera dicho: "Yo diré estas cosas," entonces yo habría traicionado a la generación de Tus hijos.
16Aunque yo traté de entender estas cosas, fue demasiado difícil para mí. 17Entonces yo fui al santuario de Dios y pude entender su destino.
18Seguramente Tú los pones en lugares resbaladizos; Tú los arrojas a la ruina. 19¡Cómo se convierten en desierto en un instante! Llegan a su fin y terminan en terrores espantosos. 20Ellos son como un sueño después que uno despierta; Señor, cuando Tú te levantes, Tú no pensarás nada de esos sueños.
21Pues mi corazón estaba atribulado, y yo estaba profundamente herido. 22Yo era ignorante y me faltaba entendimiento; yo era como un animal sin sentido delante de Ti.
23Sin embargo, yo siempre estoy contigo; Tú sostienes mi mano derecha. 24Tú me guiarás con Tu consejo y después me recibirás en gloria.
25¿A quién tengo yo en el cielo sino a Ti? No hay nadie en la tierra que yo deseo sino a Ti. 26Mi carne y mi corazón se debilitan, pero Dios es la fuerza de mi corazón para siempre.
27Aquellos que están lejos de Ti perecerán; Tú destruirás a todos aquellos que sean infieles a Ti. 28Pero en cuanto a mí, todo lo que necesito hacer es acercarme a Dios. Yo he hecho del SEÑOR mi refugio. Yo declararé todas Tus obras.

74

1Dios, ¿por qué nos has rechazado para siempre? ¿Por qué arde Tu ira en contra de las ovejas de Tu redil? 2Trae a memoria a Tu pueblo, el cual Tú compraste en tiempos antiguos, la tribu que Tú has redimido para ser Tu propia heredad, y el Monte Sion, donde Tú vives.

3Ven, mira las ruinas total, todo el daño que el enemigo ha hecho en el Lugar Santo. 4Tus adversarios rugieron en el medio de Tu lugar de reunión; levantaron sus banderas de batalla. 5Arrebataron con hachas como en un bosque espeso. 6Ellos hicieron añicos y rompieron todos los grabados; ellos los rompieron con hachas y martillos.
7Ellos encendieron Tu santuario; ellos profanaron donde Tú vives, tumbándolo a la tierra. 8Ellos dijeron en sus corazones: "Nosotros los destruiremos a todos." Ellos quemaron todos Tus lugares de reunión en la tierra.
9Nosotros no vemos más señales; ya no hay más profeta, y nadie entre nosotros sabe cuánto tiempo durará esto. 10¿Por cuánto tiempo, Dios, lanzará el enemigo insultos a Ti? ¿Blasfemará el enemigo Tu nombre para siempre? 11¿Por qué retienes Tu mano, Tu mano derecha? Saca Tu mano derecha de Tu vestimenta y destrúyelos.
12Sin embargo, Dios ha sido mi rey desde tiempos antiguos, trayendo la salvación a la tierra. 13Tú dividiste el mar con Tu fuerza; Tú aplastaste las cabezas de los monstruos marinos en las aguas.
14Tú aplastaste las cabezas de Leviatán; lo diste de comer a aquellos que vivían en el desierto. 15Tú abriste manantiales y arroyos; Tú secaste ríos caudalosos.
16El día es Tuyo, y la noche es Tuya también; Tú estableciste el sol y la luna en su lugar. 17Tú has establecido todas las fronteras de la tierra; Tú has hecho el verano y el invierno.
18Trae a memoria cómo el enemigo Te lanzó insultos, SEÑOR, y que un pueblo necio ha blasfemado Tu nombre. 19No le entregues la vida de Tu paloma a un animal salvaje. No olvides la vida de Tu pueblo oprimido para siempre.
20Recuerda Tu pacto, pues las regiones oscuras de la tierra están llenas de lugares de violencia. 21No permitas que los oprimidos vuelvan en vergüenza; que los pobres y oprimidos alaben Tu nombre.
22Levántate, Dios; defiende Tu propio honor; trae a memoria cómo los necios Te insultan todo el día. 23No olvides la voz de Tus adversarios o el escándalo de aquellos que continuamente Te desafían.

75

1Nosotros damos gracias a Ti, Dios; damos gracias porque Tú revelas Tu presencia; la gente cuenta Tus obras maravillosas. 2En el tiempo señalado Yo juzgaré justamente. 3Aunque la tierra y todos los habitantes tiemblen de miedo, Yo hago firme los pilares de la tierra."

4Yo dije a los arrogantes: "No sean arrogantes," y a los malvados: "No levanten el cuerno. 5No levanten el cuerno de ustedes a las alturas; no hablen con un cuello insolente." 6No es ni del este ni del oeste, y no es del desierto de donde viene el levantamiento.
7Pero Dios es el juez; Él derriba y Él levanta. 8Porque el SEÑOR sostiene en Su mano una taza de vino fermentado, el cual es mezclado con especias, y lo sirve. Ciertamente todos los malvados de la tierra lo beberán hasta la última gota.
9Pero yo continuamente contaré lo que Tú has hecho; yo cantaré alabanzas al Dios de Jacob. 10Él dice: "Yo cortaré todos los cuernos de los malvados, mas los cuernos de los justos serán levantados."

76

1Dios se ha hecho conocido en Judá; Su nombre es grande en Israel. 2Su tienda es en Salem; Su casa es en Sión. 3Allí el rompió las flechas del arco, el escudo, la espada y las otras armas de guerra.

4Tú brillas resplandecientemente y revelas Tu gloria, mientras desciendes desde las montañas, donde mataste a tus víctimas. 5Los de corazón valiente fueron saqueados; ellos se quedaron dormidos. Todos los guerreros estaban indefensos.
6A tu reprensión, el Dios de Jacob, ambos el jinete y el caballo se quedaron dormidos. 7Tú, si Tú, haz de ser temido; ¿Quién puede de pie ante Tu vista cuando Tu estás enojado?
8Desde el cielo hiciste escuchar Tu juicio; la tierra estaba asustada y silenciosa 9cuando Tú, Dios, te levantaste a ejecutar jucio y a salvar a todos los oprimidos de la tierra.
10Ciertamente tu juicio de ira en contra de la humanidad te traerá alabanzas; Te ciñez con lo que queda de tu ira.
11Hagan votos al SEÑOR su Dios y cúmplanlos. Que todo el que Lo rodee traiga regalos a Él, quien debe ser temido. 12Él corta el espíritu de los príncipes; Él es temido por los reyes de la tierra.

77

1Con mi voz clamaré a Dios, con mi voz llamaré a Dios y mi Dios me escuchará.

2En el día de mi problema yo busqué al Señor; en la noche yo estiré mis manos, y ellas no se cansaron. Mi alma se negaba a ser consolada. 3Yo pensaba en Dios mientras gemía; pensaba en Él mientras desmayaba.
4Tu sostienes mis ojos abiertos; yo estaba demasiado preocupado para hablar. 5Yo pensaba en los días pasados, sobre el tiempo pasado.
6Durante la noche yo recordaba la canción que una vez canté. Yo pensé cuidadosamente y traté de entender lo que había pasado. 7¿El Señor me rechazará por siempre? ¿Nunca más me mostrará favor?
8¿Su pacto de fidelidad se ha ido por siempre? ¿A fallado a Su promesa para siempre? 9¿Ha olvidado Dios ser misericordioso? ¿Su enojo ha apagado su compasión?
10Yo dije: "Esta es mi pena: el cambio de la mano derecha del Altísmo en contra de nosotros."
11Pero yo recordaré Tus obras, SEÑOR; pensaré sobre Tus grandiosas obras del pasado. 12Yo ponderaré todas tus obras y meditaré en ellas.
13Tu camino, Dios, es santo; ¿Qué dios se compara a nuestro gran Dios? 14Tú eres el Dios que hace maravillas; Tú revelas tu fuerza entre los pueblos. 15Tú das a tu pueblo victoria por Tu gran poder, los descendientes de Jacob y José.
16Las aguas Te vieron, Dios; las aguas Te vieron, y ellas tuvieron temor; las profundidades temblaron. 17Las nubes dejaron caer agua; el cielo nublado daba voces; Tus flechas volaron.
18Tu voz estruendosa se escuchaba en el viento; los truenos iluminaron al mundo; la tierra tembló y se estremeció. 19Tu senda fue a través del mar y Tu camino a través de las aguas crecientes, pero tus huellas no se veían. 20Tú guiaste a Tu pueblo como una manada por la mano de Moisés y Aarón.

78

1Oigan mi enseñanza, pueblo mío, escuchen las palabras de mi boca. 2Yo abriré mi boca en parábolas; yo cantaré acerca de cosas escondidas del pasado.

3Estas son cosas que nosotros hemos oído y aprendido, cosas que nuestros antepasados nos han contado. 4No las ocultaremos de sus descendientes. Nosotros le contaremos a la próxima generación acerca de las obras elogiables del SEÑOR, Su fuerza, y las maravillas que Él ha hecho.
5Pues Él estableció decretos de pacto en Jacob y señaló una ley en Israel. Él ordenó a nuestros antepasados a que los enseñaran a sus hijos. 6Él ordenó esto para que aquella generación que viniera conociera Sus decretos, los niños aún sin nacer, quienes a su vez los deberían contar a sus propios hijos.
7Entonces ellos pondrían su esperanza en Dios y no olvidarían Sus obras, sino que guardarían Sus mandamientos. 8Entonces ellos no serían como sus antepasados, quienes eran una generación terca y rebelde, una generación cuyos corazones no eran rectos, y cuyos espíritus no estaban comprometidos ni fieles a Dios.
9Los efrainitas estaban armados con arcos, pero retrocedieron en el día de la batalla. 10Ellos no guardaron el pacto con Dios, y rehusaron obedecer Su ley. 11Ellos olvidaron Sus obras, las cosas maravillosas que Él les había mostrado.
12Ellos olvidaron las cosas maravillosas que Él hizo a la vista de sus antepasados en la tierra de Egipto, en la tierra de Zoán. 13Él dividió el mar y los condujo a través de él; Él hizo levantarse las aguas como murallas. 14Durante el día Él los dirigió con una nube y toda la noche con la luz del fuego.
15Él partió las rocas en el desierto, y les dio agua abundantemente, lo suficiente para llenar las profundidades del mar. 16Él hizo fluir arroyos de la roca e hizo fluir el agua como ríos.
17Mas ellos continuaron pecando contra Él, rebelándose en contra del Altísimo en el desierto. 18Ellos retaron a Dios en sus corazones pidiendo alimento para satisfacer sus apetitos.
19Ellos hablaron en contra de Dios; dijeron: "¿Puede Dios realmente poner una mesa para nosotros en el desierto? 20Vean, cuando Él golpeó la roca, las aguas salieron a chorro y los arroyos se desbordaron. ¿Pero puede Él dar pan también? ¿Proveerá Él carne para Su pueblo?"
21Cuando el SEÑOR oyó esto, Él se enfadó; así que Su fuego ardió en contra de Jacob, y Su ira atacó a Israel 22porque ellos no creyeron en Dios y no confiaron en Su salvación.
23Sin embargo, Él ordenó a los cielos arriba y abrió las puertas del cielo. 24Él llovió maná para que ellos comieran, y les dio el grano del cielo. 25La gente comió el pan de ángeles. Él les envió comida en abundancia.
26Él causó que el viento del este soplara en el cielo, y por Su poder Él guió el viento del sur. 27Él llovió carne sobre ellos como el polvo, aves tan numerosas como las arenas del mar. 28Ellas caían en medio de su campamento, todas alrededor de sus tiendas.
29Así que ellos comieron y estaban llenos. Él les dio de lo que desearon. 30Pero ellos aún no se habían llenado; su comida todavía estaba en sus bocas.
31Entonces la ira de Dios los atacó y mató a los más fuertes de ellos. Él derribó a los hombres jóvenes de Israel. 32A pesar de esto, ellos continuaron pecando y no creyeron en Sus obras maravillosas.
33Por lo tanto, Dios cortó sus días; sus años fueron llenos de terror. 34Cuando Dios los afligía, ellos comenzaban a buscarlo a Él, y regresaban y Lo buscaban sinceramente.
35Ellos traían a la memoria que Dios era su roca y que el Altísimo era su rescatador. 36Pero ellos Lo exaltaban con su boca y Le mentían con sus palabras. 37Pues sus corazones no estaban firmemente fijos en Él, y no eran fieles a Su pacto.
38Sin embargo Él, siendo misericordioso, perdonaba su iniquidad y no los destruía. Sí, muchas veces Él detenía Su enojo y no agitaba toda Su ira.
39Él traía a memoria que ellos eran hechos de carne, un viento que pasa y no regresa. 40¡Cuán a menudo ellos se rebelaron contra Él en el desierto y Lo afligían en las regiones estériles! 41Una y otra vez ellos retaban a Dios y ofendían al Santo de Israel.
42Ellos no pensaban acerca de Su poder, cómo Él los había rescatado del enemigo 43cuando llevó a cabo Sus señales temibles en Egipto y Sus maravillas en la región de Zoán.
44Él convirtió los ríos de los egipcios en sangre de manera que no podían beber de sus arroyos. 45Él envió enjambres de moscas que los devoraron y ranas que infestaron su tierra. 46Él entregó sus cosechas al saltamonte y su trabajo a la langosta.
47Él destruyó sus vides con granizo y sus árboles sicómoros con más granizo. 48Él llovió granizo sobre sus reses y lanzó rayos a su ganado. 49La intensidad de Su ira azotó contra ellos. Él envió ira, furia y problemas como agentes que traen desastre.
50Él aplanó un camino para Su enojo; Él no los liberó de la muerte sino que los entregó a la plaga. 51Él mató a todos los primogénitos en Egipto, los primogénitos de su fortaleza en las tiendas de Cam.
52Él sacó a Su propio pueblo como ovejas y los guió a través del desierto como una manada. 53Él los guió seguros y sin temor, pero el mar abrumó a Sus enemigos.
54Entonces Él los trajo a la frontera de Su tierra santa, a esta montaña que Su mano derecha adquirió. 55Él expulsó a las naciones de delante de ellos y les asignó su herencia. Él instaló a las tribus de Israel en sus tiendas.
56Sin embargo ellos retaron y desafiaron al Dios Altísimo y no guardaron Sus mandamientos solemnes. 57Ellos eran infieles y actuaron a traición como sus padres; ellos eran poco confiables como un arco defectuoso.
58Pues Lo enojaron con sus lugares altos y Lo provocaron a ira celosa con sus ídolos. 59Cuando Dios oyó esto, Él se enojó y rechazó completamente a Israel.
60Él abandonó el santuario de Silo, la tienda donde Él había vivido entre la gente. 61Él permitió que Su fuerza fuera capturada y dio Su gloria en la mano del enemigo.
62Él entregó Su pueblo a la espada, y se enojó con Su heredad. 63El fuego devoró a sus hombres jóvenes, y sus doncellas no tuvieron canciones de boda.
64Sus sacerdotes cayeron por la espada, y sus viudas no pudieron llorar. 65Entonces el Señor despertó como uno del sueño, como un guerrero que grita debido al vino. 66Él hizo retroceder a Sus adversarios; Él los llevó a la vergüenza eterna.
67Él rechazó la tienda de José, y no escogió la tribu de Efraín. 68Él escogió la tribu de Judá y el Monte Sion que Él amó. 69Él construyó Su santuario como los cielos, como la tierra que Él ha establecido para siempre.
70Él escogió a David, Su siervo, y lo sacó de los rediles. 71Él lo sacó de estar cuidando las ovejas hembras con sus crías, y lo trajo a ser pastor de Jacob, Su pueblo, y de Israel, Su heredad. 72David los pastoreó con la integridad de su corazón, y los guió con la destreza de sus manos.

79

1Dios, naciones extranjeras han venido a Tu heredad; ellos han contaminado Tu santo templo; ellos han tornado a Jerusalén en un montón de ruinas. 2Ellos han dado los cuerpos muertos de tus siervos como alimento a las aves del cielo; los cuerpos de Tu pueblo fiel a las bestias de la tierra. 3Ellos han derramado su sangre como agua alrededor de Jerusalén, y no había nadie que los enterrara.

4Nos hemos convertido en un reproche para nuestros vecinos, burlas y mofas de aquellos que están a nuestro alrederor. 5¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Hasta cuándo Tu ira celosa quemará como fuego?
6Derrama Tu ira sobre las naciones que no Te conocen y en los reinos que no invocan Tu nombre. 7Pues ellos han devorado a Jacob y destruído sus aldeas.
8No retengas los pecados de nuestros antepasados en nuestra contra; que Tus obras misericordiosas vengan a nosotros, pues estamos muy débiles. 9Ayúdanos, Dios de nuestra salvación, por el bien de la gloria de Tu nombre; sálvanos y perdona nuestros pecados por el bien de Tu nombre.
10¿Por qué las naciones dirán: "Dónde esta su Dios?" Que la sangre de Tus siervos, que fue derramada, sea vengada en las naciones frente a nuestros ojos. 11Que los quejidos de los prisioneros vengan delante de Tí; con la grandeza de Tu poder mantén vivos a los hijos de la muerte.
12Págale de vuelta a nuestros países vecinos siete veces tanto como los insultos que ellos Te han insultado, Señor. 13Así nosotros, Tu pueblo y ovejas de Tu pasto, Te daremos gracias por siempre. Nosotros diremos Tus alabanzas a todas las generaciones.

80

1¡Presta atención, Pastor de Israel, Tú que diriges a José como una manada; Tú que Te sientas sobre los querubines, resplandece en nosotros! 2A la vista de Efraín y Benjamín y Manáses, derrama Tu poder; vén y sálvanos. 3Dios, restáuranos; haz brillar Tu rostro sobre nosotros, y nosotros seremos salvos.

4SEÑOR Dios de los ejércitos, ¿cuánto tiempo estarás enojado contra Tu pueblo cuando ellos oran? 5Los has alimentado con pan de lágrimas y le has dado a beber lágrimas en grandes cantidades. 6Nos has hecho objeto de discusión entre nuestros vecinos, y nuestros enemigos se ríen de nosotros entre ellos.
7Dios de los ejercitos, restáuranos; haz que Tu rostro brille en nosotros, y seremos salvos. 8Tú sacaste una vid fuera de Egipto; Tú expulsas naciones y las transplantas.
9Tu limpiaste la tierra para ella; ella hizo raíces y llenó la tierra. 10Las montañas se cubrieron con su sombra y los cedros de Dios con sus ramas. 11Ella echó sus ramas tan lejos como el mar y sus brotes hasta el Río Eufrates.
12¿Por qué has derribado sus paredes para que todos los que pasen tomen sus frutas? 13Los puercos del monte la arruinan, y las bestias del campo se alimentan de ella.
14Vuélvete, Dios de los cielos; mira abajo desde los cielos y toma en cuenta y ten cuidado de esta viña. 15Esta es la raíz que Tu mano derecha plantó, el brote que has hecho crecer. 16Esta ha sido quemada y cortada; ellos perecen debido a tu reprensión.
17Que tu mano esté sobre el Hombre a Tu mano derecha, el Hijo del Hombre que hiciste fuerte para Tí. 18Entonces no nos apartaremos de Tí; revívenos, y nosotros clamaremos a Tu nombre.
19SEÑOR Dios de los ejércitos, restáuranos; haz que tu rostro resplandezca sobre nosotros, y seremos salvos.

81

1Canten en voz alta a Dios, nuestra fuerza; aclamen con gozo al Dios de Jacob. 2Canten una canción y toquen el pandero, la lira placentera con el arpa. 3Soplen el cuerno del macho cabrío en el día de la luna nueva, en el día de la luna llena, cuando comienza nuestro día de fiesta.

4Pues es un estatuto para Israel, un decreto dado por el Dios de Jacob. 5Él la emitió como regla en José cuando Él fue en contra de la tierra de Egipto, donde yo oí una voz que yo no reconocí:
6"Yo removí la carga de su hombro; sus manos fueron libradas de sostener la canasta. 7En tu aflicción llamaste, y Yo te ayudé; Yo te contesté desde un nubarrón oscuro. Yo te probé en las aguas de Meriba.
8Escucha, pueblo Mío, pues Yo te advertiré, Israel, ¡si solamente me escucharas! 9No puede haber ningún dios extranjero entre ustedes; no pueden adorar a ningún dios extranjero. 10Yo soy el SEÑOR tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto. Abre tu boca bien grande y Yo la llenaré.
11Pero Mi pueblo no escuchó Mis palabras; Israel no Me obedeció. 12Asi que Yo los entregué a su propio camino de terquedad para que pudieran hacer lo que les parecía bien a ellos.
13Oh, que Mi pueblo Me escuchara; oh, que Mi pueblo anduviera en Mis caminos. 14Entonces Yo rápidamente dominaría a sus enemigos y volvería Mi mano en contra de sus opresores.
15¡Que aquellos que odian al SEÑOR se encojan de miedo delante de Él! Que sean humillados para siempre. 16Yo alimentaría a Israel con el trigo más fino; Yo les saciaría a ustedes con miel sacada de la roca."

82

1Dios está de pie en la divina asamblea; entre los dioses Él pronuncia juicio. 2¿Por cuánto tiempo juzgarán ustedes injustamente y mostrarán favoritismo a los malvados?

3Defiendan a los pobres y huérfanos; mantengan los derechos de los afligidos y desamparados. 4Rescaten a los pobres y necesitados; sáquenlos de la mano de los malvados.
5Ellos ni saben ni entienden; ellos vagan por la oscuridad; todos los cimientos de la tierra se desmoronan.
6Yo dije: "Ustedes son dioses, y todos ustedes hijos del Altísimo. 7No obstante, ustedes morirán como hombres y caerán como uno de los príncipes."
8Levántate, Dios, juzga la tierra, pues Tú tienes una heredad en todas las naciones.

83

1Dios, ¡no guardes silencio! No nos ignores y Te quedes indiferente, Dios. 2Mira, Tus enemigos hacen un alboroto, y aquellos que Te odian han levantado sus cabezas.

3Ellos conspiran en contra de Tu pueblo y planifican juntos en contra de Tus protegidos. 4Ellos han dicho: "Vengan, y destruyámoslos como una nación. Entonces el nombre de Israel ya no se recordará." 5Ellos han maquinado juntos con una estrategia; en contra de Ti ellos han hecho una alianza.
6Esto incluye las tiendas de Edom y los ismaelitas, el pueblo de Moab y los agarenos, quienes traman juntos con 7Gebal, Amón, Amalec; también incluye a Filistea y los habitantes de Tiro.
8Asiria también está aliada con ellos; ellos están ayudando a los descendientes de Lot.
9Hazle a ellos como le hiciste a Madián, como le hiciste a Sísara y a Jabín en el Río Cisón. 10Ellos perecieron en Endor y se convirtieron como estiércol para la tierra.
11Hazle a sus nobles como a Oreb y Zeeb, y todos sus príncipes como Zeba y Zalmuna. 12Ellos dijeron: "Tomemos para nosotros mismos las pasturas de Dios."
13Mi Dios, hazlos como remolino de polvo, como paja frente al viento, 14como el fuego que quema el bosque, y como la llama que enciende las montañas en fuego. 15Persíguelos con Tu viento fuerte, y aterrorízalos con Tu vendaval.
16Llena sus rostros de vergüenza de manera que busquen Tu nombre, SEÑOR. 17Que sean avergonzados y aterrorizados para siempre, que perezcan en desgracia.
18Entonces ellos sabrán que Tú solo, SEÑOR, eres el Altísimo sobre toda la tierra.

84

1¡Cuán hermoso es el lugar donde Tú vives, SEÑOR de los ejércitos! 2Yo anhelo los atrios del SEÑOR, mi deseo por ellos me ha agotado. Mi corazón y todo mi ser claman por el Dios viviente.

3Aún el gorrión se ha encontrado una casa y la golondrina un nido para sí misma donde ella pueda poner sus crías cerca de Tus altares, SEÑOR de los ejércitos, mi Rey y mi Dios. 4Bendecidos son ellos que viven en Tu casa; ellos Te alaban continuamente.
5Bendecido es el hombre cuya fuerza está en Ti, en cuyo corazón están los caminos hacia Sion. 6Pasando a través del Valle de Lágrimas, ellos encuentran arroyos de agua para beber. Las lluvias tempranas los cubren de bendiciones.
7Ellos van de fuerza en fuerza; cada uno de ellos aparece delante de Dios en Sion. 8¡SEÑOR, Dios de los ejércitos, oye mi oración; Dios de Jacob, escucha lo que yo estoy diciendo! 9Dios, vela por nuestro escudo; muestra preocupación por Tu ungido. 10Pues un día en Tus atrios es mejor que mil en otro lugar. Mejor yo sería ser un portero en la casa de mi Dios, que vivir en las tiendas de los malvados.
11Pues el SEÑOR es nuestro sol y escudo; el SEÑOR dará gracia y gloria; Él no retiene ninguna cosa buena de aquellos que caminan en integridad. 12SEÑOR de los ejércitos, bendecido es el hombre que confía en Ti.

85

1SEÑOR, Tú has mostrado favor a Tu tierra; Tú has restaurado el bienestar de Jacob. 2Tú has perdonado el pecado de Tu pueblo; Tú has cubierto todos sus pecados.

3Tú has quitado toda Tu ira; has desistido de Tu enojo ardiente. 4Restáuranos, Dios de nuestra salvación, y deja ir tu desagrado con nosotros. 5¿Estarás enojado con nosotros para siempre? ¿Permanecerás enojado a través de las futuras generaciones?
6¿No nos avivarás nuevamente? Entonces Tu pueblo se regocijará en Ti. 7Muéstranos Tu fidelidad de pacto, SEÑOR, concédenos Tu salvación.
8Yo escucharé lo que el SEÑOR Dios dice, pues Él hará la paz con Su pueblo, sus fieles seguidores. Mas ellos no deberán volver otra vez a los caminos necios. 9Ciertamente Su salvación está cerca de aquellos que Le temen; entonces la gloria permanecerá en nuestra tierra.
10La misericordia y la honradez se han encontrado; la justicia y la paz se han besado. 11La honradez surge de la tierra, y la justicia mira hacia abajo desde el cielo.
12Sí, el SEÑOR dará sus buenas bendiciones, y nuestra tierra dará sus cosechas. 13La justicia irá delante de Él y hará un camino para Sus pisadas.

86

1Escucha, SEÑOR, y contéstame, pues yo soy pobre y oprimido. 2Protégeme, pues yo soy leal; mi Dios, salva a Tu siervo que confía en Ti.

3Ten piedad de mí, Señor, pues yo clamo a Ti todo el día. 4Alegra a Tu siervo, pues a Ti, Señor, yo oro.
5Tú, Señor, eres bueno, y presto para perdonar, y Tú muestras gran misericordia a todos aquellos que claman a Ti. 6SEÑOR, escucha mi oración; oye el sonido de mis plegarias. 7En el día de mi angustia yo Te llamo, pues Tú me responderás.
8No hay nadie que se compare contigo entre los dioses, Señor. No hay obras como Tus obras. 9Todas las naciones que Tú has hecho vendrán y se doblarán delante de Ti, Señor. Ellos honrarán Tu nombre.
10Pues Tú eres grande y haces cosas maravillosas; Tú solo eres Dios. 11Enséñame Tus caminos, SEÑOR. Entonces yo andaré en Tu verdad. Unifica mi corazón para reverenciarte. 12Señor, mi Dios, yo Te alabaré con todo mi corazón; yo glorificaré Tu nombre para siempre.
13Porque grande es Tu fidelidad hacia mí; Tú has rescatado mi vida de las profundidades del Seol. 14Dios, los arrogantes se han levantado contra mí. Una pandilla de hombres violentos buscan mi vida. No Te tienen ninguna consideración.
15Pero Tú, Señor, eres un Dios misericordioso y de gracia, lento para enojarte, y abundante en misericordia y confiabilidad. 16Vuélvete hacia mí y ten misericordia de mí; da Tu fuerza a Tu siervo; salva al hijo de Tu sierva. 17Muéstrame una señal de Tu favor. Entonces aquellos que me odian lo verán y serán avergonzados porque Tú, SEÑOR, me has ayudado y consolado.

87

1Sobre el monte santo está la ciudad que Él fundó; 2el SEÑOR ama las puertas de Sion más que todas las tiendas de Jacob. 3Cosas gloriosas se dicen de ti, ciudad de Dios.

4"Yo les menciono a Rahab y Babilonia a mis seguidores. Vean, ahí están Filistea y Tiro, a lo largo con Etiopía, y diré: 'Éste nació allí.'"
5De Sion se dirá: "Cada uno de estos nació en ella; y el Altísimo mismo la establecerá." 6El SEÑOR escribe en el libro de inscripción de las naciones, "Este nació allí."
7Así que todos los cantores y danzores dicen juntos: "Todas mis fuentes están en Ti."

88

1SEÑOR, Dios de mi salvación, yo clamo de día y de noche delante de Ti. 2Escucha mi oración; ponle atención a mi llanto.

3Porque estoy lleno de dificultades y mi vida ha llegado al Seol. 4La gente me trata como a aquellos que bajan al abismo; yo soy un hombre sin fuerza.
5Yo estoy abandonado entre los muertos; yo soy como los muertos que yacen en la sepultura, los cuales ya no cuidas porque han sido cortados de Tu poder. 6Tú me colocas en la parte más baja del abismo, en los lugares oscuros y profundos.
7Tu ira está pesada sobre mí, y todas Tus olas se estrellan sobre mí.
8Debido a Ti, mis amistades me evitan. Tú me has hecho una impactante vista para ellos. Yo estoy acorralado y no me puedo escapar.
9Mis ojos se cansan por la dificultad; Todo el día yo clamo a Ti, SEÑOR; yo extiendo mis manos hacia Ti. 10¿Harás Tú maravillas por los muertos? Aquellos que han muerto, ¿se levantarán y Te alabarán?
11¿Se proclamará tu fidelidad de pacto en la sepultura, Tu lealtad en el lugar de los muertos? 12Tus obras maravillosas, ¿serán conocidas en la oscuridad, o Tu justicia en el lugar del olvido?
13Pero yo clamo a Ti, SEÑOR; en la mañana mi oración viene delante de Ti. 14SEÑOR, ¿por qué me rechazas? ¿Por qué escondes Tu rostro de mí?
15Yo siempre he estado afligido y a punto de la muerte desde mi juventud. Yo he sufrido de Tus terrores; yo estoy en la desesperación. 16Tus acciones de enojo han pasado sobre mí, y Tus obras aterradoras me han aniquilado.
17Ellas me rodean como agua todo el día; todas ellas me han cercado. 18Tú has removido todo amigo y conocido de mí. Mi única compañera es la oscuridad.

89

1Yo cantaré por siempre de los actos de fidelidad del Señor a Su pacto. Yo proclamaré Tu verdad a las futuras generaciones. 2Pues yo he dicho: "Fidelidad a Su pacto ha sido establecida para siempre; Tu verdad has establecido en los cielos."

3Yo he hecho un pacto con Mi escogido, Yo he hecho un juramento a David mi siervo. 4Yo estableceré a tus descendientes para siempre, y Yo estableceré Tu trono por todas las generaciones."
5Los cielos alaban tus maravillas, SEÑOR; Tu fidelidad es alabada en la asamblea de los santos. 6Pues, ¿quién en los cielos puede ser comparado al SEÑOR? ¿Quién entre los hijos de los dioses es como el SEÑOR?
7Él es un Dios quien es grandemente honrado en el consejo de los santos y es increible entre todos los que Lo rodean. 8SEÑOR, Dios de los ejércitos, ¿quién es fuerte como Tú, SEÑOR? Tu veracidad Te rodea.
9Tú gobiernas el mar furioso; cuando las olas se levantan, Tú las calmas. 10Tú aplastaste a Rahab como a uno que es asesinado. Tú dispersaste a Tus enemigos con Tu brazo fuerte.
11Los cielos Te pertenecen a tí, y la tierra también. Tú hiciste el mundo y todo lo que contiene. 12Tú creaste el norte y el sur. Tabor y Hermón se regocijan en Tu nombre.
13Tú tienes un brazo poderoso y una mano fuerte, y Tu mano derecha es exhaltada. 14La justicia y el derecho son el fundamento de Tu trono. La fidelidad del pacto y la intregridad vienen delante de Ti.
15¡Bendecidos son los pueblos que te adoran! SEÑOR, ellos caminan en la luz de Tu rostro. 16Ellos se regocijan en Tu nombre todo el día, y en Tu justicia ellos Te exaltan.
17Tú eres su fuerza majestuosa, y por Tu favor nosotros somos victoriosos. 18Pues nuestro escudo Le pertenece al SEÑOR: nuestro rey le pertenece al Santo de Israel.
19Tiempo atras Tú hablaste en una visión a Tus fieles; Tú dijiste: "Yo he puesto una corona sobre un poderoso; Yo he levantado un escogido de entre el pueblo. 20Yo he escogido a David mi siervo; con Mi aceite santo Yo lo he ungido. 21Mi mano lo sostendrá; Mi brazo lo fortalecerá. 22Ningún enemigo lo engañará; ningún hijo de maldad lo oprimirá. 23Yo aplastaré a sus enemigos delante de él; Yo mataré a aquellos quienes lo odian.
24Mi verdad y Mi fidelidad al pacto estarán con él; por Mi nombre él será victorioso. 25Yo colocaré su mano sobre el mar y su mano derecha sobre los ríos. 26Él clamará a Mí: 'Tú eres mi Padre, mi Dios, y la roca de mi salvación.'
27Yo también lo colocaré como Mi hijo primogénito, el más exaltado de los reyes de la tierra. 28Yo extenderé la fidelidad de Mi pacto a él para siempre; y Mi pacto con él estará seguro. 29Yo haré que sus descendientes duren para siempre y su trono tan duradero como los cielos.
30Si sus hijos abandonan Mi ley y desobedecen Mis decretos, 31si rompen Mis reglas y no guardan Mis mandamientos, 32entonces Yo castigaré su rebelión con una vara y su iniquidad con azotes.
33Pero Yo no quitaré mi amor constante de él ni seré infiel a Mi promesa. 34Yo no romperé Mi pacto ni cambiaré las palabras de Mis labios.
35De una vez y para siempre Yo he jurado por Mi santidad, Yo no le mentiré a David; 36sus descendientes permanecerán para siempre y su trono por tanto tiempo como el sol delante de Mí. 37Será establecido para siempre como la luna, el testigo fiel en el cielo."
38Pero Tú lo has rechazado y desechado; Tú has estado enojado con Tu rey ungido. 39Tú has renunciado al pacto de Tu siervo. Tú has profanado su corona tirandola en el suelo. 40Tú has derribado todas sus murallas. Tú has arruinado sus fortalezas.
41Todos los que han pasado le han robado. Él ha llegado a ser un objeto de asco a sus vecinos. 42Tú has levantado la mano derecha de sus enemigos; Tú has hecho que se regocijen todos sus enemigos. 43Tú doblas el filo de su espada y no has dejado que permanezca de pie cuando esta en batalla.
44Tú has llevado su esplendor a su fin; Tú has derribado su trono a tierra. 45Tú has acortado los días de su juventud. Tú lo has cubierto de vergüenza.
46¿Por cuánto mas, SEÑOR? ¿Te esconderás para siempre? ¿Por cuánto mas arderá tu ira como el fuego? 47¡Oh, piensa sobre lo corta que es mi vida, y para qué inutilidad has creado a todos los hijos de la humanidad! 48¿Quién puede vivir y no morir, o rescatar su propia vida de la mano del Seol?
49Señor, ¿dónde están tus pasados actos de fidelidad a tu pacto que Tú juraste a David en Tu veracidad? 50Trae a memoria, Señor, las burlas dirigidas en contra de Tus siervos y cómo yo cargo en mi corazón tantos insultos de las naciones. 51Tus enemigos lanzan insultos, SEÑOR; ellos se burlan de las pisadas de tu ungido.
52Bendecido sea el SEÑOR para siempre. Amén y Amén. Cuarto libro.

90

1Señor, Tú has sido nuestro refugio por todas las generaciones. 2Antes de que se formaran las montañas, o que Tú formaras la tierra y el mundo, desde la eternidad hasta la eternidad, Tú eres Dios.

3Tú regresas el hombre al polvo, y Tú dices: "Regresen, ustedes los descendientes de la humanidad." 4Pues mil años en Tu vista son como ayer, cuando ha pasado, y como una vigilia en la noche.
5Tú los barres como con una inundación y ellos duermen; en la mañana ellos son como la hierba que brota. 6En la mañana ella florece y crece; en la tarde se marchita y se seca.
7Ciertamente, nosotros hemos sido consumidos en tu enojo, y en tu ira estamos aterrorizados. 8Tú has puesto nuestras iniquidades delante de Ti, nuestros pecados ocultos en la luz de Tu presencia.
9Nuestra vida pasa bajo de Tu ira; nuestros años pasan rápidamente como un suspiro. 10Nuestros años son setenta, o aún ochenta si estamos saludables; pero aún nuestros mejores años están marcados por problemas y tristeza. Sí, ellos pasan rápidamente, y nosotros volamos.
11¿Quién conoce la intensidad de tu enojo, y tu ira que es igual al temor que se tiene de Ti? 12Así que, enséñanos a considerar nuestra vida para que podamos vivir sabiamente. 13¡Vuelvete, SEÑOR! ¿Cuánto tiempo será? Ten piedad de Tus siervos.
14Satisfácenos en la mañana con la fidelidad de Tu pacto, para que para que nosotros podamos regocijarnos y estar alegres todos nuestros días. 15Haznos alégrar en proporción a los días que nos afligiste y a los años que hemos experimentado dificultades. 16Permite que Tus siervos vean Tu obra, y permite que nuestros hijos vean Tu majestad.
17Que el favor del Señor nuestro Dios sea nuestro; prospera la obra de nuestras manos; ciertamente, prospera la obra de nuestras manos.

91

1Aquel que vive en el refugio del Altísimo permanecerá en la sombra del Todopoderoso. 2Yo diré del SEÑOR: "Él es mi refugio y mi fortaleza, mi Dios, en quien yo confío."

3Pues Él te rescatará de la trampa del cazador y de la plaga mortífera. 4Él te cubrirá con sus alas, y bajo sus alas tu encontrarás refugio. Su integridad es un escudo y protección.
5Tú no temerás al terror en la noche, ni de la fecha que vuela de día, 6ni de la plaga que vaga alrededor en la oscuridad, ni de la enfermedad que viene al mediodía. 7Mil pueden caer a tu lado y diez mil a tu mano derecha, pero esta no te alcanzará.
8Tú solo observarás y verás el castigo de los malvados. 9¡Pues el SEÑOR es mi refugio! Hagan al Altisimo su refugio también.
10Ningún mal te alcanzará; ninguna aflicción vendrá cerca de tu casa. 11Pues Él dirigirá Sus ángeles para protegerte, para guardarte en todos tus caminos.
12Ellos te levantarán con sus manos para que tu no golpees tus pies sobre una roca. 13Tu quebrarás leones y víboras bajo tus pies; tu pisotearás sobre leones jóvenes y serpientes.
14Porque él es devoto a Mí, Yo lo rescataré. Yo lo protegeré porque él es leal a Mí. 15Cuando él Me llame, Yo le responderé. Yo estaré con él en los problemas; Yo le daré la victoria y lo honraré. 16Yo le satisfaré con larga vida y le mostraré Mi salvación.

92

1Es bueno el dar gracias al SEÑOR y cantar alabanzas a Su nombre, oh Altísimo, 2proclamar la fidelidad al pacto en la mañana y Tu veracidad cada noche, 3con un arpa de diez cuerdas y con la melodía de la lira.

4Pues Tu, SEÑOR, Me has alegrado a traves de Tus obras. Yo Te cantaré por gozo por causa de las obras de Tus manos. 5¡Cuan grande son Tus obras, SEÑOR! Tus pensamientos son bien profundos.
6Una persona necia no sabe, ni tampoco el tonto entiende esto: 7Cuando el malvado brota como la hierba, y aún cuando los hacedores de maldad prosperan, todavía ellos estan condenados a destrucción eterna.
8Pero tu, SEÑOR, reinarás por siempre. 9Ciertamente, ¡mira a Tus enemigos, SEÑOR! Ciertamente, ¡mira a Tus enemigos! ¡Ellos perecerán! Todos esos que hacen maldad serán dispersados.
10Tu has levantado mi cuerno como el cuerno de un buey salvaje; Yo estoy ungido con aceite fresco. 11Mis ojos han visto la caída de mis enemigos; mis oídos han escuchado la condena de mis enemigos malvados.
12Los justos florecerán como la palmera; ellos crecerán como el cedro en el Líbano. 13Ellos están plantados en la casa del SEÑOR; ellos florecerán en las cortes de nuestro Dios.
14Ellos cargan frutos aún cuando son viejos; ellos se mantienen frescos y verdes, 15para proclamar que el SEÑOR es justo. Él es mi roca, y no hay injusticias en Él.

93

1EL SEÑOR reina; Él SEÑOR está vestido en majestad. El SEÑOR se ha vestido y ceñido con fuerza. El mundo está firmemente establecido; el no puede ser movido. 2Tu trono está establecido desde tiempos antiguos; Tú eres desde la eternidad.

3Los oceános se levantan, SEÑOR; ellos han levantado sus voces; Las olas del oceáno chocan y rugen. 4Por encima del ruido de las muchas olas, EL SEÑOR en las alturas es poderoso.
5Tus solemnes mandamientos son muy confiables; la santidad adorna Tu casa SEÑOR, para siempre.

94

1El Señor, Dios que toma venganza, Dios que toma venganza, resplandece sobre nosotros. 2Levantate, juzga la tierra, da a los orgullosos lo que ellos merecen.

3¿Cúanto tiempo el malvado, Señor, cúanto tiempo el malvado se regocijará? 4Ellos han derramado palabras arrogantes; todas aquellos que hacen alarde del mal.
5Ellos aplastaron a tu gente, Señor'; ellos afligieron a la nación que te pertenece a tí. 6Ellos matan a la viuda y al extranjero que vive en su país, y ellos matan al huérfano. 7Ellos dicen, "El Señor no verá, el Dios de Jacob no se dará cuenta de ello."
8¡Entienden, ustedes gente estupida! ¿Ustedes tontos, cuándo ustedes van a aprender? 9El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?
10El que discipula las naciones, ¿no correjirá? El es el que da el conocimiento al hombre. 11El Señor conoce los pensamientos del hombre, que ellos son vapor.
12Bendito es aquel a quien tú instruyes, Señor, aquel a quien tú enseñas de tu ley. 13Tú le darás a él descanso en tiempos de problemas hasta que se cave un foso para los impíos.
14Por que no abandonará el Señor a su gente o abandonará su herencia. 15Por que el juicio volverá a ser justo; y todos los rectos de corazón le seguirán. 16¿Quién se levantará para defenderme de los malignos? ¿Quién se levantará por mi contra los malvados?
17A menos que el Señor hubiera sido mi ayuda, yo estaría descanzando en el lugar del silencio. 18Cuando yo diga, "mi pie esta resbalando'', Señor, sosténme, Tu pacto de fidelidad, Señor, me sostiene. 19Cuando tus cuidados para conmigo son muchos, tus consolaciones me hacen feliz.
20¿Puede un trono de destrucción estar aliado contigo, aquel que crea injusticia por ley? 21Ellos conspiran juntos para tomar la vida del recto y ellos condenan al inocente a muerte.
22Pero el Señor ha sido mi torre alta, y mi Dios ha sido la roca de mi refugio. 23El traerá sobre ellos su propia iniquidad y los cortará de su propia maldad. El Señor nuestro Dios los cortará.

95

1Oh vamos, cantémos al SEÑOR; vamos a cantar alegremente a la Roca de nuestra Salvación. 2Entremos a Su presencia con acciones de gracias; vamos a cantarle a Él con salmos de alabanza. 3Porque el SEÑOR es un gran Dios y un gran Rey superior a todos los dioses.

4En Sus manos están las profundidades de la tierra; las alturas de las montañas son Suyas. 5El mar es Suyo, pues Él lo hizo, y Sus manos formaron la tierra seca.
6Oh vamos, vamos a adorar y a inclinarnos; arrodillémonos ante el SEÑOR, nuestro creador. 7Pues Él es nuestro Dios, y nosotros somos el pueblo de su prado y ovejas de Su mano. Hoy--oh, ¡si pueden ustedes oír Su voz!
8No endurezcan su corazón, como en Meribá, o como en el día de Masáh en el desierto, 9donde sus padres Me tentaron y probaron, aunque ellos habían visto Mis obras.
10Por cuarenta años estuve molesto con esa generación y dije: 'Este es un pueblo cuyo corazón vaga por el camino; ellos no han conocido Mis caminos.' 11Por lo tanto, Yo juré en Mi enojo que ellos nunca entrarían en Mi lugar de reposo."

96

1Oh, canten al SEÑOR una nueva canción; cante al SEÑOR, toda la tierra. 2Canten al SEÑOR, bendigan Su nombre, anuncien Su Salvación día tras día.

3Declaren Su gloria entre las naciones, Sus maravillosas obras entre todas las naciones. 4Pués el SEÑOR es grande y debe ser alabado grandemente. Él debe ser temido sobre todos los otros dioses.
5Pués todos los dioses de las naciones son ídolos, pero es el SEÑOR quien hizo los cielos. 6El esplendor y la majestad están en Su presencia. La fuerza y la belleza están en Su santuario.
7Den alabanzas al SEÑOR, ustedes clanes del pueblo, den alabanzas al SEÑOR por Su gloria y fuerza. 8Den al SEÑOR la gloria que Su nombre merece. Traigan ofrendas y vengan a Sus atrios.
9Inclínense al SEÑOR vistiendo ropas que honren Su santidad. Tiemble ante Él toda la tierra. 10Digan entre las naciones: "El SEÑOR reina." El mundo también está establecido, este no puede ser sacudido. Él juzga los pueblos rectamente.
11Alégrense los cielos, y que la tierra se regocige; que el mar ruja y aquello que lo llena grite de alegría. 12Que los campos se regocigen y todo lo que hay en ellos. Entonces, que todos los árboles en el bosque griten de gozo 13ante el SEÑOR, pues Él viene. Él viene a juzgar la tierra. Él juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con Su fidelidad.

97

1EL SEÑOR reina; que la tierra se regocige; que las muchas costas se alegren. 2Nubes y oscuridad lo rodean a Él. Rectitud y justicia son el fundamento de Su trono.

3Fuego va delante de Él y consume a Sus adversarios a cada lado. 4Sus relámpagos alumbran al mundo; la tierra mira y tiembla. 5Las montañas se derriten como cera ante el SEÑOR, el SEÑOR de toda la tierra.
6Los cielos declaran Su justicia, y todas las naciones ven Su gloria. 7Todos aquellos que adoran figuras talladas serán avergonzados, aquellos que se jactan en ídolos inútiles--inclinense ante Él, ¡todos ustedes dioses! 8Sion escuchó y se alegró, y los pueblos de Judá se regocijaron a causa de tus decretos justos, SEÑOR.
9Pues Tú, SEÑOR, eres el más alto sobre toda la tierra. Tú eres exaltado por encima de todos los dioses. 10Ustedes que aman al SEÑOR, ¡aborrezcan el mal! Él proteje las vidas de Sus santos, y los libra de la mano de los malvados. 11La luz es sembrada para los justos y la alegría para aquellos con corazones honestos.
12Alégrate en el SEÑOR, su justicia; y den gracias cuando recuerden Su santidad.

98

1Oh, canten al SEÑOR una nueva canción, pues Él ha hecho cosas maravillosas; Su mano derecha y Su santo brazo le han dado victoria. 2El SEÑOR ha dado a conocer Su Salvación; Él ha mostrado abiertamente Su justicia a todas las naciones.

3Él trae a memoria la lealtad y su Pacto de Fidelidad para la casa de Israel; todos los confines de la tierra verán la victoria de nuestro Dios. 4Grite de alegría al SEÑOR, toda la tierra; entonen una canción, canten de gozo, y canten alabanzas.
5Canten alabanzas al SEÑOR con arpa, con el arpa y con canciones melodiosas. 6Con trompetas y el sonido del cuerno, hagan una algarabía de gozo ante el Rey, el SEÑOR.
7Que el mar grite y todo en él, ¡el mundo y aquellos que viven en él! 8Que los ríos aplaudan con sus manos, y las montañas griten de alegría. 9El SEÑOR viene a juzgar la tierra; Él juzgará al mundo con justicia y las naciones con rectitud.

99

1El SEÑOR reina; dejen que las naciones tiemblen. El se sienta entronizado sobre el querubín; la tierra tiembla. 2El SEÑOR es grande en Sión; Él es exaltado sobre todas las naciones. 3Deja que ellos alaben tu maravilloso y gran nombre; Él es santo.

4El rey es fuerte, y Él ama la justicia. Tú has establecido la rectitud; Tú has hecho justicia en Jacob. 5Alaba al SEÑOR nuestro Dios y adora en el estrado de sus pies. Él es santo.
6Moisés y Aarón estaban entre sus sacerdotes, y Samuel estaba entre aquellos que le oraban a Él. Ellos oran al SEÑOR, y Él les responde a ellos. 7Él les habla a ellos desde la columna de nube. Ellos mantuvieron sus solemnes mandamientos y ordenanzas que Él les dió.
8Tú les respondiste, SEÑOR nuestro Dios. Un Dios perdonador fuiste para ellos, pero uno que castigaste sus andanzas pecaminosas. 9Alaben al SEÑOR nuestro Dios, y alabenlo en su santo monte, porque El SEÑOR tú Dios es santo.

100

1Grite alegrementemente al SEÑOR, toda la tierra. 2Sirvan al SEÑOR con alegría; vengan ante Su presencia con cántico gozoso.

3Conozcan que el SEÑOR es Dios; Él nos hizo, y nosotros somos suyos. Nosotros somos Su pueblo y la oveja de su prado.
4Entren por Sus puertas con acción de gracias y a sus atrios con alabanza. Den gracias a Él y bendigan Su nombre. 5Pués el SEÑOR es bueno; Su Pacto de Fidelidad dura por siempre y Su veracidad por todas las generaciones.

101

1Yo cantaré de Su Pacto de Fidelidad y su justicia; a ti, SEÑOR, yo cantaré alabanzas.

2Yo caminaré en camino de integridad. Oh, ¿cuándo Tú vendrás a mí? Yo caminaré con integridad en mi casa. 3Yo no permitire el mal delante de mis ojos; yo aborrezco la maldad; esta no se aferrará a mí.
4Las personas perversas me dejarán; yo no soy leal a la maldad. 5Yo destruiré a cualquiera que secretamente calumnie a su vecino. Yo no toleraré a nadie que tenga un comportamiento orgulloso y una actitud arrogante. 6Yo miraré al fiel de la tierra para que se siente a mi lado. Aquellos que caminan en el camino de integridad, pueden servirme.
7Las personas engañosas no permanecerán en mi casa; los mentirosos no serán bienvenidos delante de mis ojos. 8De mañana tras mañana, yo destruiré a todos los malvados de la tierra; yo removeré a todos los malechores de la ciudad del SEÑOR.

102

1Escucha mi oración, SEÑOR; escucha mi llanto a ti. 2No escondas tu rostro de mí en mi tiempo de problemas. Escúchame. Cuando te llamo, contéstame rápidamente.

3Pués mis días pasan como humo, y mis huesos arden como fuego. 4Mi corazón está destruido, y soy como la hierba que se ha marchitado. Yo me olvido de comer cualquier alimento.
5Con mi constante gemir, me he vuelto muy delgado. 6Soy como un pelícano del desierto; me he vuelto como un búho en las ruinas.
7Como un pájaro solitario en el tejado, yo me acuesto, pero no duermo. 8Mis enemigos me insultan todo el día; aquellos que se burlan de mí, usan mi nombre en maldiciones.
9Yo como cenizas como pan y mezclo mi bebida con lágrimas. 10A causa de tu furiosa ira, Tú me has levantado para derribarme.
11Mis días son como una sombra que se desvanece, y yo me he marchitado como la hierba. 12Pero Tú, SEÑOR, vives por siempre, y tú fama es por todas las generaciones.
13Tú te levantarás y tendrás misericordoa en Sion. Ahora es el tiempo de tener misericordia sobre ella; el tiempo señalado ha llegado. 14Pues tus siervos sostienen sus apreciadas piedras y sienten compasión por el polvo de sus ruinas. 15Las naciones respetarán Tu nombre, SEÑOR, y todos los reyes de la tierra honrarán Tu gloria. 16El SEÑOR reconstruirá Sion y aparecerá en Su gloria.
17En ese tiempo, Él respondará a la oración del necesitado; Él no rechazará su oración. 18Esto estará escrito para las generaciones futuras, y un pueblo aún no nacido, alabará al SEÑOR.
19Pués Él ha mirado hacia abajo desde las santas alturas; desde el cielo el SEÑOR ha visto la tierra, 20para escuchar el gemir de los prisioneros, para liberar aquellos que estaban condenados a muerte.
21Entonces los hombres proclamarán el nombre del SEÑOR en Sion y su alabanza en Jerusalén 22cuando los pueblos y reinos se junten para servir al SEÑOR.
23Él ha quitado mi fuerza a la mitad de mi vida. Él ha acortado mis días. 24Yo dije: "Mi Dios, no me lleves a la mitad de la vida; Tú estás aquí a través de todas las generaciones.
25En tiempos antiguos Tú pusiste la tierra en su lugar; los cielos son el trabajo de Tus manos. 26Ellos perecerán, pero Tú permanecerás; ellos todos envejecerán como la ropa; como vestimenta, Tú los removerás, y ellos desaparecerán. 27Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.
28Los hijos de tus siervos vivirán, y sus descendientes vivirán en Tu presencia."

103

1Yo doy alabanzas al SEÑOR con toda mi vida, y con todo lo que está dentro de mí, yo doy alabanza a Su santo nombre. 2Yo doy alabanza al SEÑOR con toda mi vida, y yo recuerdo todas Sus buenas obras.

3Él perdona todos tus pecados; Él sana todas tus enfermedades. 4Él redime tu vida de la destrucción; Él te corona con el Pacto de Fidelidad y actos de tierna misericordia. 5Él satisface tu vida con buenas cosas para que tu juventud sea renovada como el águila.
6El SEÑOR hace lo que es recto y hace actos de justicia para todos lo que son oprimidos. 7Él hizo conocer sus caminos a Moisés, sus obras a los descendientes de Israel. 8El SEÑOR es misericordioso y clemente; Él es paciente; Él tiene gran lealtad al pacto.
9Él no siempre disciplinará; Él no siempre está enojado. 10Él no trata con nosotros tal como merecen nuestros pecados, o nos paga a nosotros por lo que demandan nuestros pecados.
11Porque así como los cielos están altos sobre la tierra, así de grande es Su Pacto de Fidelidad hacia aquellos que lo honran. 12Tan lejos como el este está del oeste, así es como lejos Él ha removido la culpa de nuestros pecados de nosotros. 13Tal como un padre tiene compasión de sus hijos, así el SEÑOR tiene compasión sobre aquellos que lo honran.
14Pues Él conoce cómo nosotros estamos echos; Él sabe que nosotros somos polvo. 15En cuanto al hombre, sus días son como la hierba; él florece como una flor en un campo. 16El viento sopla sobre ella, y ella desaparece, y nadie puede si quiera decir donde ella una vez creció.
17Pero el Pacto de Fidelidad del SEÑOR es desde la eternidad a la eternidad sobre aquellos que lo honran. Su justicia se extiende a sus descendientes. 18Ellos mantienen su pacto y recuerdan obedecer sus instrucciones. 19El SEÑOR ha establecido Su trono en los cielos, y Su reino gobierna sobre todos.
20Den alabanzas al SEÑOR, ustedes Sus ángeles, ustedes los poderosos que son fuertes y cumplen Su palabra, y obedecen el sonido de Su palabra. 21Den alabanzas al SEÑOR, todas sus huestes, ustedes son sus siervos que llevan a cabo Su voluntad. 22Den alabanzas al SEÑOR, todas Sus criaturas, en todos los lugares donde Él reina. Yo daré alabanzas al SEÑOR con toda mi vida.

104

1Yo doy alabanza al SEÑOR con toda mi vida, SEÑOR mi Dios, Tú eres sumamente magnífico; Tú estás vestido de esplendor y majestad. 2Tú Te cubres de luz como con un vestido; Tú despliegas los cielos como una cortina de tienda. 3Tú colocas las vigas de Tus aposentos en las nubes; Tú haces de las nubes Tu carro; Tú caminas sobre las alas del viento.

4Él hace de los vientos Sus mensajeros, a las llamas de fuego Sus sirvientes. 5Él puso los fundamentos de la tierra, y ella nunca será movida.
6Tú cubriste la tierra con agua como un vestido; el agua cubrió las montañas. 7Tu reprensión hizo que las aguas retrocedieran; al sonido de Tu estruendosa voz ellas huyeron.
8Las montañas se levantaron, y los valles se dispersaron a los lugares que Tú habías señalado para ellos. 9Tú has establecido una frontera para ellas, que ellas no cruzarán; ellas no volverán a cubrir la tierra otra vez.
10Él hizo que los manantiales fluyeran a los valles; las quebradas fluyen entre las montañas. 11Ellas suplen agua para todos los animales del campo; los burros salvajes sacian su sed. 12En las riveras de los ríos las aves construyen sus nidos; ellas cantan entre las ramas.
13Él riega las montañas desde Sus depósitos de agua en el cielo. La tierra está llena del fruto de Su labor. 14Él hace crecer la hierba para el ganado y plantas para que el hombre cultive para que así el hombre pueda producir alimento de la tierra. 15Él hace vino para hacer que el hombre se alegre, aceite para hacer que su rostro brille, y alimento para sostener su vida.
16Los árboles del SEÑOR reciben abundancia de lluvia; los cedros del Líbano que Él plantó. 17Allí las pajaros hacen sus nidos. La cigüeña hace del ciprés su hogar. 18Las cabras salvajes viven en las montañas altas; las alturas de las montañas son un refugio para los tejones.
19Él puso a la luna para marcar las estaciones; el sol conoce a que hora ponerse. 20Tú haces la oscuridad de la noche cuando todas las bestias del bosque salen.
21Los leoncillos rugen por su presa y buscan su alimento de Dios. 22Cuando el sol sale, ellos se retiran y duermen en sus guaridas.
23Mientras tanto, la gente sale a su trabajo y labora hasta el anochecer. 24SEÑOR, ¡que muchas y variadas son Tus obras! Con sabiduría las hiciste todas; la tierra se desborda con Tus obras.
25Allá está el mar, profundo y ancho, repleto de innumerables criaturas, tanto pequeñas como grandes. 26Los barcos navegan allí, y también el Leviatán allí está, el cual Tú formaste para juguar en el mar.
27Todos estos miran para que a tiempo les des su alimento. 28Cuando Tú se lo das, ellos se reúnen; cuando Tú abres Tu mano, ellos son satisfechos.
29Cuando Tú escondes Tu rostro, ellos se angustian; si Tú les quitas su aliento, se mueren y vuelven al polvo. 30Cuando Tú envías Tu Espíritu, ellos son creados, y Tú renuevas la tierra.
31Que la gloria del SEÑOR dure para siempre; que el SEÑOR disfrute Su creación. 32Él mira hacia abajo sobre la tierra, y ella tiembla; Él toca las montañas y ellas humean.
33Yo cantaré al SEÑOR toda mi vida; yo cantaré alabanza a mi Dios mientras viva. 34Que mis pensamientos sean dulces para Él; yo me regocijaré en el SEÑOR.
35Que los pecadores desaparezcan de la tierra, y que los malvados no sean más. Yo doy alabanza al SEÑOR con toda mi vida. Alaben al SEÑOR.

105

1Den gracias al SEÑOR, invoquen Su nombre; den a conocer Sus obras entre las naciones. 2Canten a Él, canten alabanzas a Él; hablen de todas Sus maravillosas obras. 3Jáctense en Su santo nombre; permitan que el corazón de aquellos que buscan al SEÑOR se regocije.

4Busquen al SEÑOR y Su fuerza; busquen Su presencia continuamente. 5-6Recuerden las cosas maravillosas que Él ha hecho, Sus milagros y los decretos de su boca, ustedes descendientes de Abraham, su siervo, ustedes pueblo de Jacob, Sus escogidos.
7Él es el SEÑOR, nuestro Dios. Sus decretos están sobre toda la tierra. 8Él recuerda Su pacto para siempre, la palabra que Él ordenó por mil generaciones.
9Él recuerda el pacto que Él hizo con Abraham y su juramento a Isaac. 10Esto es lo que Él confirmó a Jacob como estatuto y a Israel como pacto eterno. 11Él dijo: "Yo te daré la tierra de Canaán como tu parte de tu herencia."
12Él dijo esto cuando ellos eran solamente pocos en número, tan poquitos, y eran extraños en la tierra. 13Ellos iban de nación a nación y de un reino a otro.
14Él no le permitió a nadie que los oprimiera; Él reprendió a reyes por motivo de ellos. 15Él dijo: "No toquen Mis ungidos, y no le hagan daño a Mis profetas."
16Él envió a una hambruna sobre la tierra; Él cortó todo el suministro de pan. 17Él envió a un hombre delante de ellos; a José, que fue vendido como sirviente.
18Sus pies fueron atados con grilletes; y sobre su cuello se colocó un collar de hierro, 19hasta el tiempo en que sus palabras se hicieron realidad, y la palabra del SEÑOR lo puso a prueba.
20El rey envió sirvientes para liberarlo; el gobernante del pueblo lo liberó. 21Él lo puso a cargo de su casa como jefe de todas sus posesiones 22para instruir a sus príncipes como deseaba y para enseñar sabiduría a sus ancianos. 23Entonces Israel llegó a Egipto, y Jacob vivió por un tiempo en la tierra de Cam.
24El SEÑOR hizo a Su pueblo fructífero, y los hizo más fuertes que sus enemigos. 25Él hizo que sus enemigos odiaran a Su pueblo, para que maltrataran a Sus siervos. 26Él envió a Moisés, Su siervo, y a Aarón, a quien Él había escogido. 27Ellos realizaron Sus señales entre los egipcios, sus maravillas en la tierra de Cam.
28Él envió tinieblas e hizo esa tierra oscura, pero su gente no obedeció Sus mandamientos. 29Él transformó su agua en sangre y mató sus peces. 30Su tierra se llenó de ranas, aún en las habitaciones de sus gobernantes.
31Él habló y enjambres de moscas y mosquitos vinieron a través de su país. 32Él cambió su lluvia en granizo con el fuego ardiente sobre su tierra. 33Él destruyó sus vides e higueras; Él partió los árboles de su país.
34Él habló, y vinieron las langostas, muchas langostas. 35Las langostas se comieron toda la vegetación de su tierra. Ellas se comieron todos los cultivos del suelo. 36Él mató a cada primogénito en su tierra, los primeros frutos de toda su fuerza.
37Él sacó a los israelitas con plata y oro; ninguna de Sus tribus tropezó en el camino. 38Egipto se alegró cuando se fueron, pues los egipcios tenían miedo de ellos. 39Él desplegó una nube como cubierta, e hizo fuego para alumbrar la noche.
40Los israelitas pidieron comida, y Él envió codornices y los sació con pan del cielo. 41Él partió la roca, y aguas brotaron de ella; ellas fluyeron en el desierto como un río. 42Pués Él trajo a memoria Su santa promesa que Él le hizo a Abraham Su siervo.
43Él sacó a Su pueblo con gozo, Sus escogidos con gritos de triunfo. 44Él les dio las tierras de las naciones; ellos tomaron posesión de la riqueza de los pueblos 45de manera que ellos pudieran guardar Sus estatutos y obedecer Sus leyes. Alaben al SEÑOR.

106

1Alaben al SEÑOR. Den gracias al SEÑOR, porque Él es bueno, porque su Pacto de Fidelidad dura para siempre. 2¿Quién puede contar los poderosos actos del SEÑOR o proclamar completamente todas Sus loables obras?

3Bendecidos son aquellos que hacen lo que es correcto, y aquellos cuyas obras siempre son justas. 4Acuerdate de mí, SEÑOR, cuando muestres favor a Tu pueblo; ayúdame cuando Tú los salves a ellos. 5Entonces yo veré la prosperidad de Tus escogidos, me gozaré en la alegría de Tu nación y me gloriaré con Tu heredad.
6Nosotros hemos pecado como nuestros ancestros; nosotros lo hemos hecho mal y nosotros hemos hecho lo malo. 7Nuestros padres no apreciaron Tus maravillosas obras en Egipto; ellos ignoraron Tus muchos actos del Pacto de Fidelidad; ellos fueron rebeldes en el mar, el Mar de las Cañas.
8Sin embargo, Él los salvó por motivo de Su nombre, de manera que Él pudiera revelar Su poder. 9Él reprendió el Mar de las Cañas, y este se secó. Entonces Él los condujo a través de sus profundidades, como por un desierto.
10Él los salvó de la mano de aquellos que los odiaban, y Él los rescató de la mano del enemigo. 11Mas las aguas cubrieron a sus adversarios; ni uno de ellos sobrevivió. 12Entonces ellos creyeron Sus palabras, y cantaron Su alabanza.
13Pero ellos olvidaron rápidamente lo que Él había hecho; ellos no esperaron por Sus instrucciones. 14Ellos tuvieron antojos insaciables en el desierto, y desafiaron a Dios en el desierto. 15Él les dio lo que pedían, pero envió una enfermedad que consumió sus cuerpos.
16En el campamento ellos se pusieron celosos de Moisés y Aarón, el santo sacerdote del SEÑOR. 17La tierra se abrió y se tragó a Datán y cubrió a los seguidores de Abiram. 18Fuego ardió entre ellos; y consumió a los malvados.
19Ellos hicieron un becerro en Horeb y adoraron una figura de metal fundido. 20Ellos cambiaron la gloria de Dios por la imagen de un toro que come hierba. 21Ellos olvidaron a Dios su Salvador, quien había hecho grandes obras en Egipto.
22Él había hecho cosas maravillosas en la tierra de Cam y actos poderosos en el Mar de las Cañas. 23Él habría decretado su destrucción a no ser que Moisés, Su escogido, hubiera intervenido con Él en la brecha para apartar Su enojo de la destrucción de ellos.
24Entonces ellos despreciaron la tierra fructífera; ellos no creyeron en Su promesa, 25sino que murmuraron en sus tiendas, y no obedecieron al SEÑOR.
26Por lo tanto, Él levantó Su mano y les juró que Él los haría morir en el desierto, 27dispersaría sus descendientes entre las naciones, y los dispersaría a ellos en tierras extranjeras.
28Ellos adoraron a Baal Peor y comieron los sacrificios ofrecidos a los muertos. 29Ellos Lo provocaron a la ira con sus acciones, y una plaga se desató entre ellos.
30Entonces Fineas se levantó para intervenir, y la plaga se aplacó. 31Esto le fue contado como una obra de justicia por todas las generaciones para siempre.
32Ellos también enojaron al SEÑOR en las aguas de Meriba, y Moisés sufrió por causa de ellos. 33Ellos amargaron a Moisés, y él habló precipitadamente. 34Ellos no destruyeron las naciones como el SEÑOR les había ordenado, 35sino que se mezclaron con las naciones y aprendieron sus costumbres 36y adoraron sus ídolos, los cuales se volvieron una trampa para ellos.
37Ellos sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios. 38Ellos derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, quienes ellos sacrificaron a los ídolos de Canaán, profanando la tierra con sangre. 39Ellos fueron contaminados por sus obras; en sus acciones ellos fueron como prostitutas.
40Así que el SEÑOR se enojó con Su pueblo, y despreció a Su propio pueblo. 41Él los entregó en las manos de las naciones, y aquellos que los odiaban gobernaron sobre ellos.
42Sus enemigos los oprimieron, y fueron llevados en sujeción bajo su autoridad. 43Muchas veces Él vino para ayudarlos, pero ellos siguieron rebelándose y fueron humillados por su propio pecado.
44Sin embargo, Él prestó atención a su aflicción cuando escuchó su clamor por ayuda. 45Él recordó Su pacto con ellos y cedió debido a Su obstinado amor. 46Él hizo que todos sus conquistadores tuvieran compación de ellos.
47Sálvanos, SEÑOR, nuestro Dios. Recógenos de entre las naciones para que así podamos dar gracias a Tu santo nombre y gloria en Tus alabanzas. 48Que el SEÑOR, el Dios de Israel, sea alabado desde la eternidad hasta la eternidad. Todo el pueblo dijo: "Amén." Alaben al SEÑOR. Quinto Libro.

107

1Den gracias al SEÑOR, pues Él es bueno, y Su Pacto de Fidelidad dura para siempre. 2Que los redimidos del SEÑOR hablen, aquellos que Él rescató de la mano del enemigo. 3Él los ha reunido desde las tierras extranjeras, desde el este y del oeste, desde el norte y del sur.

4Ellos vagaron en el desierto por un camino desolado y no encontraron ninguna ciudad donde vivir. 5Debido a que tuvieron hambre y sed, desmayaron del cansancio. 6Entonces llamaron al SEÑOR en su aflicción, y Él los rescató de su angustia. 7Él los dirigió por un camino directo a fin de que fueran a una ciudad a vivir.
8¡Oh, si la gente alabara al SEÑOR por Su Pacto de Fidelidad y por las cosas maravillosas que Él ha hecho por la humanidad! 9Pues Él satisface los anhelos de aquellos que tienen sed, y los deseos de aquellos que tienen hambre Él sacia de cosas buenas. 10Algunos se sentaron en la oscuridad y en melancolía, prisioneros en aflicción y cadenas.
11Esto fue porque ellos se habían rebelado en contra de la palabra de Dios y rechazaron la instrucción del Altísimo. 12Él humilló sus corazones por medio de la adversidad; ellos tropezaron y no había nadie que les ayudara a levantarse. 13Entonces ellos clamaron al SEÑOR en su angustia, y Él los sacó de su apuro.
14Él los sacó de la oscuridad y la melancolía y deshizo sus ataduras. 15¡Oh, si la gente alabara al SEÑOR por Su Pacto de Fidelidad y por las cosas maravillosas que Él ha hecho por la humanidad! 16Pues Él ha roto las puertas de bronce y ha traspasado los barrotes de hierro.
17Ellos fueron necios en sus caminos rebeldes, y afligidos debido a sus pecados. 18Ellos perdieron su deseo de comer cualquier comida, y se acercaron a las puertas de la muerte. 19Entonces ellos clamaron al SEÑOR en su dificultad, y Él los sacó de su aflicción.
20Él envió Su palabra y los sanó, y los rescató de su destrucción. 21¡Oh, si la gente alabara al SEÑOR por Su Pacto de Fidelidad y por las cosas maravillosas que Él ha hecho por la humanidad! 22Dejen que ofrezcan los sacrificios de acción de gracias y que proclamen Sus obras cantando.
23Algunos viajan sobre el mar en barcos y hacen negocios en el extranjero. 24Estos vieron las obras del SEÑOR y Sus maravillas en los mares.
25Pues Él mandó y provocó el vendaval que agita los mares. 26Ellos se alzaron hacia el cielo; descendieron a las profundidades. Sus vidas se derritieron en la angustia. 27Se mecieron y se tambalearon como borrachos y estuvieron desesperados.
28Entonces ellos clamaron al SEÑOR en su dificultad, y Él los sacó de su aflicción. 29Él calmó la tormenta, y las olas fueron silenciadas. 30Entonces ellos se regocijaron porque el mar estaba calmado, y Él los trajo a su puerto deseado.
31¡Oh si la gente alabara al SEÑOR por Su Pacto de Fidelidad y por las cosas maravillosas que Él ha hecho por la humanidad! 32Que lo exalten en la asamblea del pueblo y Lo alaben en el consejo de los ancianos.
33Él convierte los ríos en un desierto, manantiales de agua en tierra seca, 34y una tierra fructífera en un lugar desolado debido a la maldad de su pueblo. 35Él convierte un desierto en un estanque de agua y la tierra seca en manantiales de agua.
36Él instala a los hambrientos allí, y ellos construyen una ciudad donde vivir. 37Ellos construyen una ciudad para plantar sembradíos, plantar viñedos y para recoger una cosecha abundante. 38Él los bendice para que sean muy numerosos. Él no permite que su ganado disminuya en número.
39Ellos fueron disminuidos y humillados por la angustia dolorosa y por el sufrimiento. 40Él derrama desprecio sobre los líderes y los hace vagar en el desierto, donde no hay caminos.
41Mas Él protege a los necesitados de la aflicción y cuida de Sus familias como un rebaño. 42Los rectos verán esto y se regocijarán, y toda maldad cerrará su boca. 43Quienquiera sea sabio debe tomar nota de estas cosas y meditar en las obras de fidelidad del SEÑOR.

108

1corazón está confiado, Dios; yo cantaré, sí, yo cantaré alabanzas también con mi corazón honrado. 2Despierta, flauta y arpa; yo despertaré el amanecer.

3Te daré las gracias a Ti, SEÑOR, entre los pueblos; yo te cantaré alabanzas entre las naciones. 4Pues, Tu Pacto de Fidelidad es grande sobre los cielos; y Tu confianza alcanza los cielos.
5Sé exaltado, Dios, sobre los cielos, y que Tu gloria sea exaltada sobre toda la tierra. 6Para que esos que Tú amas sean rescatados, rescátanos con Tu mano derecha y respóndeme.
7Dios ha hablado en Su santidad: "Yo me regocijo; Yo dividiré Siquén y partiré el valle de Sucot. 8Galaad es Mío, y Manasés es Mío; Efráin también está en Mi yelmo; Judá es Mi cetro.
9Moab es Mi lavadero; sobre Edom arrojaré Mi sandalia; Yo gritaré en truinfo por Filistea. 10¿Quién me llevará a la ciudad fuerte? ¿Quién me guiará hasta Edom?"
11Dios, ¿no nos has rechazado? Tú no vas a la batalla con nuestro ejército. 12Ayúdanos en contra del enemigo, pues la ayuda del hombre es inútil. 13Nosotros triunfaremos con la ayuda de Dios; Él pisoteará a nuestros enemigos.

109

1Dios a Quien alabo, no estés en silencio, 2pues los malvados y los mentirosos me atacan; ellos hablan mentiras en contra mía. 3Ellos me rodean y dicen cosas odiosas, y me atacan sin causa.

4A cambio de mi amor ellos me calumnian, pero yo oro por ellos. 5Ellos me pagan maldad por bien, y ellos odian mi amor.
6Nombra a un hombre malvado sobre tal enemigo como éstas personas; nombra un acusador a que se pare en su mano derecha. 7Cuando él sea juzgado, que sea hallado culpable; que su oración sea considerada pecaminosa.
8Que sus días sean pocos; que otro tome su oficio. 9Que sus hijos no tengan padre, y que su esposa sea viuda. 10Que sus hijos vagen y ruegen, pidiéndo sobras mientras abandonan su hogar arruinado.
11Que el cobrador tome todo lo que él tiene; que los extraños saqueen todo lo que gane. 12Que nadie le extienda ninguna amabilidad a él; que nadie tenga pena a sus hijos sin padre. 13Que sus hijos sean cortados, que sus nombres sean borrados en la próxima generación.
14Que los pecados de sus ancestros sean mencionados al SEÑOR; que el pecado de su madre no sea olvidado. 15Que su culpa siempre esté frente al SEÑOR, que el SEÑOR corte su memoria de la tierra. 16Que el SEÑOR haga esto porque éste hombre nunca se molesto en mostrar ninguna fidelidad al pacto, pero en su lugar, hostigó al oprimido, al necesitado y al descorazonado hasta la muerte.
17Él amaba el maldecir; que regrese eso sobre él. Él odiaba a los bendecidos; que ninguna bendición venga sobre él. 18Él se vistió a sí mismo con maldición como su ropa, y su maldición vino a su interior como agua, como aceite sobre sus huesos.
19Que su maldición esté sobre él como las ropas que viste para cubrirse a sí mismo, como el cinturón que él siempre usa. 20Que esto sea la recompensa del SEÑOR para mis acusadores, para esos que dicen cosas malignas sobre mí.
21SEÑOR mi Dios, trata amablemente conmigo, por amor a Tu nombre. Porque Tu Pacto de Fidelidad es bueno, sálvame. 22Porque estoy oprimido y necesitado, y mi corazón está herido dentro de mí. 23Estoy desvaneciéndome como una sombra en la tarde; estoy temblando como una langosta.
24Mis rodillas están débiles por ayunar; me estoy volviéndo piel y huesos. 25Yo soy odiado por mis acusadores; cuando ellos me ven sacuden sus cabezas.
26Ayúdame, SEÑOR mi Dios, sálvame por Tu Pacto de Fidelidad. 27Que ellos sepan que esta es Tu obra, que Tú, SEÑOR, has hecho esto.
28Aunque ellos me maldigan, por favor, bendíceme; cuando ellos ataquen, que sean puestos en vergüenza, pero que tu siervo se goze. 29Que mis enemigos sean vestidos con vergüenza; que ellos vistan su vergüenza como un manto.
30Con mi boca yo doy grandes gracias al SENOR; yo lo alabaré en medio de una multitud. 31Pues Él se parará a la mano derecha de aquel que está necesitado, para salvarlo de aquellos quienes lo juzgan.

110

1El SEÑOR le dice a mi amo: "Siéntate a Mi mano derecha hasta que haya convertido a tus enemigos en tu banquillo para los pies."

2El SEÑOR aguantará el cetro de tu fuerza desde Sion; gobernará entre tus enemigos. 3Tu pueblo te seguirá en vestiduras santas de su libre voluntad en el día de Tu poder; desde el vientre del amanecer tu juventud será para ti como el rocío.
4El SEÑOR ha jurado, y no cambiará: "Tú eres sacerdote para siempre, igual que Melquisedec."
5El SEÑOR está a tu mano derecha. Él matará reyes en el día de Su enojo. 6Él juzgará a las naciones; Él llenará los campos de batalla con cuerpos muertos; Él matará a los líderes en muchos países.
7Él beberá del arroyo junto al camino, y entonces, pondrá en alto su cabeza tras la victoria.

111

1Alaba al SEÑOR. Yo le daré gracias al SEÑOR con todo mi corazón en la asamblea de los rectos, en su reunión. 2Las obras del SEÑOR son grandiosas, ansiosamente esperadas por aquellos que las desean. 3Sus obras son majestuosas y gloriosas, y su justicia dura para siempre.

4Él hace cosas maravillosas que serán recordadas; el SEÑOR es clemente y misericordioso. 5Él da comida a Sus fieles seguidores. Él siempre recordará Su pacto. 6Él mostró Sus poderosas obras a Su pueblo al darles la herencia de las naciones.
7Las obras de Sus manos son confiables y justas; todas Sus instrucciones son seguras. 8Están establecidas para siempre, para ser seguidas fielmente y propiamente. 9Él le dió la victoria a Su pueblo; Él ordenó Su pacto para siempre; santo y maravilloso es Su nombre.
10El honrar al SEÑOR es el principio de la sabiduría; esos que siguen Sus instrucciones tienen buen entendimiento. Su alabanza dura para siempre.

112

1Alaba al SEÑOR. Bendito es el hombre que obedece al SEÑOR, que se deleita grandemente en Sus mandamientos. 2Sus descendientes serán poderosos en la tierra; los descendientes del hombre piadoso serán bendecidos.

3La abundancia y las riquezas están en su casa; su justicia durará para siempre. 4La luz brilla en la oscuridad para la persona piadosa; él es clemente, misericordioso, y justo. 5Le va bien al hombre que trata con clemencia y presta dinero; quien conduce sus acciones con honestidad.
6Pues él nunca será movido; la persona justa será recordada para siempre. 7Él no le teme a las malas noticias; él está seguro, confiando en el SEÑOR.
8Su corazón está tranquilo, sin miedo, hasta que mira triunfante sobre sus adversarios. 9Él generosamente da a los pobres; su justicia dura para siempre; él por siempre será exaltado con honor.
10La persona maligna verá esto y se enojará; él rechinará crujirá sus dientes y se derretirá; el deseo de los malvados perecerá.

113

1Alaba al SEÑOR. Alábenlo, ustedes siervos del SEÑOR; alaben el nombre del SEÑOR. 2Bendito el nombre del SEÑOR, ahora y para siempre.

3Desde el amanecer del sol hasta su anochecer, el nombre del SEÑOR debería ser alabado. 4El SEÑOR es exaltado sobre todas las naciones, y Su gloria alcanza por encima de los cielos.
5¿Quién es como el SEÑOR nuestro Dios, que tiene Su asiento en lo alto, 6que mira hacia abajo al cielo y a la tierra?
7Él levanta al pobre del polvo y levanta al necesitado del montón de ceniza, 8para que él pueda sentarse con príncipes, con los príncipes de su pueblo.
9Él le da hogar a la mujer estéril de la casa, Él la hace una alegre madre de niños. ¡Alálabado sea el SEÑOR!

114

1Cuando Israel dejó a Egipto, la casa de Jacob de ese pueblo extranjero, 2Juda se convirtió en Su lugar santo, Israel Su reino.

3El mar miró y huyó; el Jordán regresó. 4Las montañas saltaron como carneros, las colinas como ovejas.
5¿Por qué huiste, mar? Jordán, ¿por qué te regresaste? 6Montañas, ¿por qué saltaron como carneros? Ustedes pequeñas colinas, ¿por qué saltaron como ovejas? 7Tiembla, tierra, delante del Señor, a la presencia del Dios de Jacob.
8Él tornó la roca en un estanque de agua, la piedra dura en manantial de agua.

115

1No a nosotros, SEÑOR, no a nosotros, pero a tu nombre da honor, por tu pacto de fidelidad y por tu integridad. 2¿Por qué deberían las naciones decir: "¿Dónde está tu Dios?"

3Nuestro Dios está en el cielo; él hace lo que le place. 4Los ídolos de las naciones son plata y oro, el trabajo de las manos de hombres.
5Esos ídolos tienen bocas, pero ellos no hablan; ellos tienen ojos, pero ellos no ven; 6ellos tienen oídos, pero ellos no escuchan; ellos tienen narices, pero ellos no huelen.
7Esos ídolos tienen manos, pero no sienten; tienen pies, pero ellos no pueden caminar; no pueden hablar por sus bocas. 8Aquellos que los hacen son como ellos, como todos los que confían en ellos.
9Israel, confía en el SEÑOR, Él es tu ayuda y escudo. 10Casa de Aarón, confia en el SEÑOR; Él es tu ayuda y tu escudo. 11Ustedes quienes honran al SEÑOR, confíen en Él; Él es su ayuda y escudo.
12El SEÑOR se fija en nosotros y nos bendecirá; Él bendecirá a la familia de Israel; Él bendecirá la familia de Aaron. 13Él bendecirá a aquellos que lo honran, ambos, jóvenes y viejos. 14Que el SEÑOR los aumente en número más y más, a ustedes y sus descendientes.
15Que seas bendecido por el SEÑOR, quien hizo el cielo y la tierra. 16Los cielos pertenecen al SEÑOR; pero a la tierra Él la entregó a la humanidad.
17Los muertos no alaban al SEÑOR, ni quien desciende al silencio. 18Pero nosotros bendeciremos al SEÑOR ahora y para siempre. Alaben al SEÑOR.

116

1Yo amo al SEÑOR porque Él escucha mi voz y mis ruegos por misericordia. 2Porque Él me escucha, lo llamaré mientras viva.

3Las cuerdas de muerte me rodearon y las trampas del Seól me confrontaron; me sentí angustiado y adolorido. 4Entonces llamé al nombre del SEÑOR: "Por favor SEÑOR, rescata mi vida."
5El SEÑOR es misericordioso y justo; nuestro Dios es compasivo. 6El SEÑOR protege al inocente; fui llevado bajo y Él me salvó.
7Mi alma puede regresar a su lugar de descanso, porque el SEÑOR ha sido bueno conmigo. 8Porque Tú rescataste mi vida de la muerte, mis ojos de las lágrimas y mis pies de tropezar.
9Serviré al SEÑOR en la tierra de los vivientes. 10Yo creía en Él, aún cuando yo decía: "estoy afligido grandemente." 11Yo precipitadamente dije: "todos los hombres son mentirosos."
12¿Cómo le pagaré al SEÑOR por toda su bondad hacia mí? 13Levantaré la copa de salvación y llamaré al nombre del SEÑOR. 14Pagaré mis votos al SEÑOR en la presencia de todo su pueblo. 15Preciosa es a la vista del SEÑOR la muerte de sus santos.
16SEÑOR, ciertamente, yo soy tu siervo; yo soy tu siervo, el hijo de tu sierva; Tú quitaste mi cautiverio. 17Yo te ofreceré sacrificio de agradecimiento e invocaré el nombre del SEÑOR.
18Yo cumplire mis votos al SEÑOR en la presencia de todo su pueblo, 19en los patios de la casa del SEÑOR, en medio de tí, Jerusalén. Alabanzas al SEÑOR.

117

1Alaben al SEÑOR, todas las naciones; exáltenlo, todos los pueblos. 2Porque su pacto de fidelidad es grande hacia nosotros y la integridad del SEÑOR perdura para siempre. Alaben al SEÑOR.

118

1Den gracias al SEÑOR, pues Él es bueno, pues Su Pacto de Fidelidad permanece por siempre. 2Dejen que Israel diga: "Su Pacto de Fidelidad dura por siempre."

3Dejen que la casa de Aarón diga: "Su Pacto de Fidelidaddura por siempre." 4Dejen que los seguidores fieles del SEÑOR digan: "Su Pacto de Fidelidad dura por siempre."
5En mi angustia yo llamé al SEÑOR; el SEÑOR me contestó y me liberó. 6El SEÑOR está conmigo; yo no tendré miedo; ¿qué puede hacerme el hombre? 7El SEÑOR está de mi lado como mi ayudador; yo miraré en triunfo sobre aquellos que me odian.
8Es mejor refugiarse en el SEÑOR que poner la confianza en un hombre. 9Es mejor tomar refugio en el SEÑOR que poner la confianza de uno en príncipes.
10Todas las naciones me rodean; en el nombre del SEÑOR yo los corto. 11Ellos me rodean; sí, ellos me rodean; en el nombre del SEÑOR yo los corto. 12Ellos me rodean como abejas; ellos desaparecieron tan rápido como el fuego entre espinos; en el nombre del SEÑOR yo los corto.
13Ellos me atacaron para derribarme, pero el SEÑOR me ayudó. 14El SEÑOR es mi fuerza y gozo, y Él es el único que me rescata.
15El grito alegre de victoria es escuchado en las tiendas de los rectos; la mano derecha del SEÑOR conquista. 16La mano derecha del SEÑOR es exaltada; la mano derecha del SEÑOR conquista.
17Yo no moriré, pero viviré y declararé las obras del SEÑOR. 18El SEÑOR me ha castigado duramente; pero Él no me ha entregado a la muerte.
19Ábreme las puertas de rectitud; yo las entraré y yo daré gracias al SEÑOR. 20Esta es la puerta del SEÑOR; los rectos entran por ella. 21Yo te daré gracias, pues tú me has contestado, y tú te has vuelto mi salvación.
22La piedra que los constructores rechazaron, se ha vuelto la piedra angular. 23Esta es obra del SEÑOR; es maravilloso a nuestros ojos.
24Este es el día en el cual el SEÑOR ha actuado; nosotros nos regocijaremos y estaremos contentos en eso. 25Por favor, SEÑOR, ¡danos victoria! Por favor, SEÑOR, ¡danos éxito!
26Bendito es Él que viene en el nombre del SEÑOR; nosotros te bendecimos desde la casa del SEÑOR. 27El SEÑOR es Dios, y Él nos ha dado luz; ata el sacrificio con cuerdas a los cuernos del altar. 28Tú eres mi Dios, y yo te daré gracias a ti; Tú eres mi Dios; yo te exaltaré.
29Oh, den gracias al SEÑOR; pues Él es bueno; pues Su Pacto de Fidelidad dura por siempre.

119

1Benditos aquellos cuyos caminos son inocentes, quienes caminan en la ley del SEÑOR. 2Benditos quienes mantienen Sus solemnes mandamientos, quienes Lo buscan con todo su corazón.

3Ellos no hacen el mal; ellos caminan en Sus caminos. 4Tú nos has ordenado guardar Tus instrucciones para que nosotros podamos cuidadosamente seguirlas.
5¡O, que sea yo firmemente establecido en el cumplimiento de Tus estatutos! 6Entonces, yo no sería puesto en vergüenza cuando piense en todos Tus mandamientos.
7Yo te dare gracias a Ti con un corazón recto cuando aprenda tus justos decretos. 8Yo seguiré Tus estatutos; no me abandones.
9¿Cómo puede una persona jóven mantener su camino puro? Al obedecer Tu palabra. 10Con todo mi corazón yo Te buscaré; no dejes que me aparte de Tus mandamientos.
11En mi corazón he guardado tu palabra, para no pecar contra Ti. 12Bendito eres SEÑOR; enseñame Tus estatutos.
13Con mi boca he declarado todos los justos decretos que Tú has revelado. 14Yo me alegro en el camino de los decretos de Tu pacto, más que en todas las riquezas.
15Yo meditaré enTus instrucciones y le pondré atención a Tus caminos. 16Yo me deleito en Tus estatutos; yo no olvidaré Tu palabra.
17Se amable con Tu siervo, para que así yo pueda vivir y guardar Tu palabra. 18Abre mis ojos, para que vea las maravillas de Tu ley.
19Yo soy un extranjero en la tierra; no escondas Tus mandamientos de mí. 20Mis deseos son quebrantados por el ahnelo de conocer Tus justos decretos en todos los tiempos.
21Tú rechazas al orgulloso, quienes están malditos, quienes se alejan de Tus mandamientos. 22Sálvame de la desgracia y la humillación, pues yo he obedecido los decretos de Tu pacto.
23Aunque los gobernantes conspiran en mi contra y me calumnian, Tu siervo medita en Tus estatutos. 24Los decretos de Tu pacto son mi deleite, y ellos son mis consejeros.
25¡Mi vida se aferra al polvo! Dame vida con Tu palabra. 26Yo te dije mis caminos, y Tú me respondiste; enseñame Tus estatutos.
27Házme entender los caminos de Tus instrucciones; para que yo pueda meditar en Tus maravillosas enseñanzas. 28¡Yo estoy agobiado de dolor! Fortaléceme con Tu palabra.
29Aleja de mí el camino del engaño; enseñame Tu ley con clemencia. 30Yo he escogido el camino de la fidelidad; yo siempre he mantenido Tus justos decretos delante de mí.
31Yo me aferro a los decretos de Tu pacto; SEÑOR, no dejes que sea avergonzado. 32Yo correré en el camino de Tus mandamientos, pues Tú agrandas mi corazón para hacerlo.
33Enseñame, SEÑOR, el camino de Tus estatutos, y yo los guardaré hasta el final. 34Dame entendimiento, y yo guardaré Tu ley; yo la seguiré con todo mi corazón.
35Guíame en el camino de Tus mandamientos, pues yo me deleíto en caminar en él. 36Dirige mi corazón hacia los decretos de Tu pacto y lejos de ganancias injustas.
37Aleja mis ojos de mirar cosas inútiles; revive en mí Tus caminos. 38Cumple a Tus siervos la promesa que Tú le hiciste a esos quienes Te honran.
39Llévate el insulto que detesto, pues Tu juicios fieles son buenos. 40Mira, yo he ahnelado Tus instrucciones; revíveme en Tu justicia.
41SEÑOR, dame Tu amor constante--Tu salvación, de acuerdo a Tu promesa; 42entonces, yo tendré una respuesta para el que se burla de mí, pues yo confío en Tu palabra.
43No quites la palabra de verdad de mi boca, pues yo he esperado por Tus justos decretos. 44Yo seguiré Tu ley continuamente, por siempre y para siempre.
45Yo caminaré confiado, pues busco Tus instrucciones. 46Yo hablaré Tus solemnes mandamientos ante reyes y no seré avergonzado.
47Yo me deleito en tus mandamientos, los cuales amo mucho. 48Yo levantaré mis manos a Tus mandamientos, los cuales amo; yo meditaré en Tus estatutos.
49RecuerdaTus promesas dada Tu siervo, porque Tú me has dado esperanza. 50Éste es mi consuelo en mi aflicción: que Tus promesas me han mantenido vivo.
51Los orgullosos se han burlado de mí, sin embargo yo no me he alejado de Tu ley. 52Recuerdo Tus justos decretos desde tiempos antiguos, SEÑOR, y yo me consuelo a mí mismo.
53Un furor me ha tomado, por los malvados que rechazan Tu ley. 54Tus estatutos han sido mis canciones en la casa donde vivo por un tiempo.
55Pienso en Tu nombre durante la noche, SEÑOR, y guardo Tu ley. 56Esta ha sido mi práctica porque yo he seguido Tus instrucciones.
57El SEÑOR es mi porción; yo me he determinado a observar tus palabras. 58Yo sinceramente he solicitado tu favor con todo mi corazón; sé misericordioso conmigo, así como Tu palabra promete.
59Yo examiné mis caminos y volví mis pies a tus decretos del pacto. 60Yo me apresuro y no me atraso en mantener tus mandamientos.
61Las cuerdas de los malvados me han enredado; yo no he olvidado tu ley. 62A la medianoche yo me levanto a dar gracias a ti a causa de tus rectos decretos.
63Yo soy un acompañante para todos aquellos que te honran, para todos aquellos que observan tus instrucciones. 64La tierra, SEÑOR, está llena de tu fidelidad al pacto; enséñame tus estatutos.
65Tú has hecho bien a tu siervo, SEÑOR, por medio de tu palabra. 66Enséñame discernimiento adecuado y entendimiento, pues yo he creído en tus mandamientos.
67Antes de que yo estuviera afligido, yo me descarrié, pero ahora yo guardo Tu palabra. 68Tú eres bueno, y Tú eres quien hace bien; enséñame tus estatutos.
69El arrogante me ha manchado con mentiras, pero yo mantengo tus instrucciones con todo mi corazón. 70Sus corazones están endurecidos, pero yo me deleito en Tu ley.
71Es bueno para mí que yo haya sufrido, para que así yo aprenda tus estatutos. 72La instrucción de tu boca es más preciosa para mí, que mil piezas de oro y plata.
73Tus manos me hicieron y me formaron; dame entendimiento para que yo pueda aprender tus mandamientos. 74Aquellos que te honran se alegrarán cuando me vean porque yo he encontrado esperanza en tu palabra.
75Yo sé, SEÑOR, que tus decretos son justos y que en fidelidad me afligiste. 76Que tu pacto de fidelidad me consuele, como tu prometiste a tu siervo.
77Muéstrame compasión para que yo pueda vivir, pues tu ley es mi deleite. 78Que los orgullosos sean puestos en verguenza, pues ellos me han calumniado; pero yo meditaré en tus instrucciones.
79Que aquellos que te honran regresen a mi, aquellos que conocen los decretos de tu pacto. 80Haz mi corazón sin mancha respecto a tus estatutos para que no sea puesto en vergueza.
81¡Me desmayo con el anhelo de que puedas rescatarme! Yo tengo esperanza en tu palabra. 82Mis ojos anhelan ver tu promesa; ¿cuándo me consolarás?
83Me he convertido como un odre en el humo; yo no olvido tus estatutos. 84¿Cuánto tiempo debe soportar tu siervo esto; cuándo juzgarás aquellos quienes me persiguen?
85Los orgullosos han cavado trampas para mi, desafiando tu ley. 86Todos tus mandamientos son confiables; esas personas me persiguen injustamente; ayúdame.
87Ellos casi me han acabado en la tierra, pero yo no rechazo tus instrucciones. 88Por tu firme amor, mantenme con vida, para que yo pueda obedecer tus mandamientos.
89Señor, Tu palabra se mantiene por siempre; Tu palabra está establecida firmemente en el cielo. 90Tu lealtad dura por todas las generaciones; Tú has establecido la tierra, y ella permanece.
91Todas las cosas continúan hasta este día, tal como Tú dijiste en Tus justos decretos, pues todas las cosas en la tierra te sirven a Tí. 92Si Tu ley no hubiera sido mi deleite, yo hubiera perecido en mi aflicción.
93Yo jamás olvidaré Tus instrucciones, pues através de ellas Tú me has mantenido con vida. 94Yo soy tuyo; sálvame, pues yo busco Tu instrucción.
95Los malvados se preparan para destruirme, pero yo busco entender los decretos de Tu pacto. 96Yo he visto que todo tiene sus límites, pero Tus mandamientos son amplios, más allá de los límites.
97¡Oh, cuanto amo Tu ley! Es mi meditación todo el día. 98Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, pues Tus mandamientos siempre están conmigo.
99Yo tengo más entendimiento que todos mis maestros, pues medito en los decretos de Tu pacto. 100Yo entiendo más que aquellos que son mayores que yo; esto es porque yo obedezco Tus instrucciones.
101Yo he alejado mis pies de cada camino malicioso para obedecer Tu palabra. 102Yo no me he desvíado de Tus justos decretos, pues Tú me has instruido.
103¡Cuan dulce son Tus palabras a mi gusto, sí, más dulces que la miel a mi boca! 104A través de Tus instrucciónes yo gano discernimiento; por lo tanto, yo odio cada falso camino.
105Tu palabra es una lámpara para mis pies y una luz para mi camino. 106Yo he jurado y he confirmado esto, porque yo obedeceré tus justos decretos.
107Estoy muy afligido; manténme vivo, SEÑOR, como tu has prometido en Tu palabra. 108SEÑOR, por favor acepta estas ofrendas voluntarias de mi boca, y enséñame tus justos decretos.
109Mi vida siempre está en mi mano, aún así no olvido Tu ley. 110El malvado ha preparado lazo para mi, pero yo no me he desviado de tus instrucciones.
111Yo reclamo Tus decretos del pacto como mi herencia para siempre, pues estos son la alegría de mi corazón. 112Mi corazón está decidido en obedecer tus estatutos para siempre hasta el final.
113Yo odio a esos que tienen una mente doble, pero yo amo Tu ley. 114Tu eres mi lugar de escondite y mi escudo; yo espero por tu palabra.
115Aléjense de mi, ustedes malechores, para que pueda observar los mandamientos de mi Dios. 116Susténtame por tu palabra para que yo pueda vivir y que no sea avergonzado de mi esperanza.
117Sosténme, y yo estaré seguro; yo siempre meditaré en tus estatutos. 118Tú has rechazado a todos aquellos que se desvían de Tus estatutos, pues esas personas son engañosas y poco confiables.
119Tu quitas a todos los malvados de la tierra como escoria; por lo tanto, yo amo tus solemnes mandamientos. 120Mi cuerpo tiembla temeroso de tí, y temo tus decretos justos.
121Yo hago lo que es justo y correcto; no me abandones a mis opresores. 122Garantiza el bienestar de tu siervo; no dejes que los orgullosos me opriman.
123Mis ojos se cansan mientras espero por tu salvación y por tu justa palabra. 124Muestra a tu siervo tu pacto de fidelidad y enséñame tus estatutos.
125Yo soy tu siervo; dáme entendimiento para que yo pueda conocer los decretos de tu pacto. 126Es el tiempo del SEÑOR para actuar, pues gente ha roto tu ley.
127Verdaderamente yo amo tus mandamientos mas que el oro, más que el oro fino. 128Por lo tanto, cuidadosamente sigo todas tus instrucciones y odio cada camino de falsedad.
129Tus reglas son maravillosas, por eso las obedezco. 130El despliegue de tus palabras dan luz; dan entendimiento a los inexpertos.
131Yo abro mi boca y jadea, porque yo anhelo tus mandamientos. 132Vuélvete a mí y ten misericordia de mi, como siempre lo haces por aquellos quienes aman tu nombre.
133Dirige mis pasos por tu palabra; no dejes que ningún pecado me domine. 134Redímeme de la opresión humana para que yo pueda observar tus instrucciones.
135Haz tu rostro brillar en tu siervo y enséñame tus estatutos. 136Corrientes de lagrimas corren desde mis ojos porque la gente no obedece tu ley.
137Tú eres Justo, SEÑOR, y Tus decretos son justos. 138Tú has dado Tus decretos del pacto justamente y lealmente.
139El enojo me ha destruído porque mis enemigos olvidan Tus palabras. 140Tu palabra ha sido muy probada, y Tu siervo la ama.
141Yo soy insignificante y despreciado, pero yo no me olvido de Tus instrucciones. 142Tu justicia siempre es correcta, y Tu ley es confiable.
143Aunque la desgracia y la angustia me han encontrado, Tus mandamientos aún son mi deleite. 144Los decretos de Tu pacto son justos por siempre; dame entendimiento para que yo pueda vivir.
145Yo clamé con todo mi corazón: "Respóndeme, SEÑOR, yo guardaré Tus estatutos. 146Yo clamo a Ti; sálvame, y yo seguiré los decretos de Tu pacto."
147Me levanto antes del amanecer de la mañana y clamó por ayuda. Yo espero en Tus palabras. 148Mis ojos están abiertos antes que amanezca para poder meditar en Tu palabra.
149Escucha mi voz en la fidelidad de Tu pacto; mántenme vivo, SEÑOR, como has prometido en Tus justos decretos. 150Esos que me persiguen se están acercando a mí, pero ellos están lejos de Tu ley.
151Tú estás cerca, SEÑOR, y todos Tus mandamientos son confiables. 152Hace mucho aprendí de los decretos de Tu pacto que Tú los haz puesto firmes por siempre.
153Mira mi aflicción y ayudame, pues yo no he olvidado Tu ley. 154Ruega por mi causa y redímeme; mantenme, como has prometido en Tu palabra.
155La salvación está lejos de los malvados, pues no aman Tus estatutos. 156Grandes son tus obras misericordiosas, SEÑOR, manténme vivo, como Tú siempre haces.
157Mis perseguidores y mis enemigos son muchos, pero yo no me he alejado de los decretos de tu pacto. 158Yo veo a los traidores con disgusto porque ellos no retienen Tu palabra.
159Mira cuanto amo Tus instrucciones; mantenme vivo, SEÑOR, como has prometido en Tu pacto fiel. 160La escencia de Tu palabra es verdadera; cada uno de tus decretos justos duran para siempre.
161Príncipes me persiguen sin causa, mi corazón tiembla, teme el desobedecer Tu palabra. 162Me regocijo en Tu palabra como uno que encuentra gran botín.
163Odio y desprecio la falsedad, pero amo Tu ley. 164Siete veces al día te alabo por Tus justos decretos.
165Gran paz ellos tienen, esos que aman Tu ley; nada hace que ellos tropiezen. 166Espero por Tu salvación, SEÑOR, y obedezco tus mandamientos.
167Observo Tus solemnes mandatos, y los amo grandemente. 168Yo guardo Tus instrucciones y Tus solemnes mandamientos, pues Tu estás al tanto de todo lo que hago.
169Escucha mi clamor y ayudame, SEÑOR, dame entendimiento en Tu palabra. 170Que mi plegaria venga ante Ti; ayudame, como Tu has prometido en Tu palabra.
171Que mis labios derramen alabanza, pues Tú me enseñas Tus estatutos. 172Que mi lengua cante de Tu palabra, pues todos tus mandamientos son rectos.
173Que Tu mano me ayude, porque yo he elegido Tus instrucciones. 174Anhelo Tu rescate, SEÑOR, y Tu ley es mi delicia.
175Que yo viva y te alabe, y que Tus decretos justos me ayuden. 176Me he extraviado como una oveja pérdida, busca a tu siervo, pues yo no he olvidado Tus mandamientos.

120

1En mi angustia clamé al SEÑOR, y Él me contestó. 2Rescata mi alma, SEÑOR, de esos que mienten con sus labios y engañan con sus lenguas.

3¿Cómo Él va a castigarte, y qué más Él te hará a tí, tu que tienes una lengua mentirosa? 4Él te castigará con flechas de guerra afiladas sobre brasas ardientes del árbol de enebro.
5¡Ay de mí porque yo viví temporeramente en Mesec; yo viví previamente entre las tiendas de Cedar! 6Por demasiado tiempo yo he vivido con esos que odian la paz. 7Yo estoy para la paz, pero cuando yo hablo, ellos están para la guerra.

121

1Levantaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi ayuda? 2Mi ayuda viene del SEÑOR, quien hizo los cielos y la tierra.

3Él no permitirá que tu pie resbale; Él que te protege no adormecerá. 4Mira, el Guardián de Israel nunca se adormece ni duerme.
5El SEÑOR es tu guardián; el SEÑOR es la sombra a tu mano derecha. 6El sol no te hará daño de día, ni la luna de noche.
7El SEÑOR te protegerá de todo daño, y Él protegerá tu vida. 8El SEÑOR te protegerá en todo lo que hagas ahora y para siempre.

122

1Yo estaba alegre cuando ellos me decían: "vayamos a la casa del SEÑOR" en Jerusalén. 2¡Nuestros pies están dentro de tus puertas! 3¡ Jerusalén construída como una ciudad cuidadosamente planificada!

4Las tribus suben a Jerusalén, las tribus del SEÑOR, como testimonio de Israel, para dar gracias al nombre del SEÑOR. 5Tronos de juicio se establecierón allí, tronos de la casa de David.
6¡Oren por la paz de Jerusalén! "Que los que te aman tengan paz. 7Que haya paz entre los muros que te defienden, y que haya paz entre tus fortalezas."
8Por el bien de mis hermanos y amigos yo diré: "Que haya paz entre ustedes." 9Por el bien de la casa del SEÑOR nuestro Dios, yo buscaré el bien para tí.

123

1Tí alzaré mis ojos, Tu que estás entronado en los cielos. 2Mira, como los ojos de los siervos miran la mano de su señor, como las siervas miran la mano de su señora, así nuestros ojos miran al SEÑOR nuestro Dios hasta que él tenga misericordia de nosotros.

3Ten piedad de nosotros, SEÑOR, ten misericordia de nosotros, pues estamos llenos de humillación. 4Estamos más que llenos de la burla del insolente y con el desprecio de los orgullosos.

124

1"Si el SEÑOR no hubiera estado de nuestro lado," deja que Israel diga ahora, 2"si no hubiera sido el SEÑOR quien estaba de nuestro lado cuando los hombres se levantaron en contra nuestra, 3entonces ellos nos hubieran tragado vivos cuando su ira se encendió contra nosotros.

4Las aguas nos hubieran arrastrado lejos; el torrente nos hubiera abrumado. 5Entonces las aguas furiosas nos hubieran ahogado."
6Bendito sea el SEÑOR, que no ha permitido que seamos desgarrados con sus dientes. 7Hemos escapdo como aves de las trampas de los cazadores; la trampa se ha roto, y hemos escapado.
8Nuestra ayuda es en el SEÑOR, quien hizo los cielos y la tierra.

125

1Aquellos que confían en el SEÑOR son como el Monte de Sion, inquebrantables y por siempre duraderos. 2Como las montañas rodean a Jerusalén, así el Señor rodea a su pueblo, ahora y para siempre. 3El cetro de la maldad no debe gobernar la tierra de los justos. Sino, los justos podrían hacer lo que está mal.

4Haz el bien, SEÑOR, a aquellos que son buenos y a aquellos que son rectos en sus corazones. 5Pero para aquellos que se desvían a sus caminos torcidos, el SEÑOR los apartará con los malhechores. Que la paz sea en Israel.

126

1Cuando el SEÑOR restauró las fortunas de Sion, nosotros fuimos como aquellos que sueñan.

2Entonces nuestras bocas fueron llenas con risa y nuestras lenguas con cántico. Entonces ellos dijeron entre las naciones: "El SEÑOR ha hecho grandes cosas por ellos." 3El SEÑOR hizo grandes cosas por nosotros; ¡cuán contentos nosotros fuimos!
4Restaura nuestras fortunas, SEÑOR, como las corrientes en el Neguev. 5Aquellos que sembraron con lágrimas, cosecharán con gritos de gozo. 6Él que sale llorando, llevando semilla para la siembra, regresará otra vez con gritos de gozo, trayendo sus gavillas con él.

127

1A menos que el SEÑOR construya la casa, inutilmente trabajan los que la construyen. A menos que el SEÑOR vigile la ciudad, inútilmente hacen guardia los vigilantes. 2Es inútil para ustedes levantarse temprano, para venir a casa tarde, o para comer el pan del duro trabajo, pues el SEÑOR provee para Sus amados mientras ellos duermen.

3Vean, los hijos son una herencia del SEÑOR, y el fruto del vientre es una recompensa de Él. 4Como flechas en la mano de un guerrero, así son los hijos de la juventud de uno. 5Cuán bendecido es el hombre que tiene su carcaj (aljaba) lleno de ellos. Él no será puesto en vergüenza cuando él enfrente sus enemigos en la puerta.

128

1Bendecido es todo aquel que honra al SEÑOR, quien anda en sus caminos. 2Lo que tus manos proveen, tú disfrutarás; tú serás bendecido y prosperarás.

3Tu esposa será como una vid fructífera en tu casa; tus hijos serán como plantas de olivo, mientras ellos se sientan alrededor de tu mesa. 4Sí, en efecto, el hombre será bendecido, quien honra al SEÑOR. 5Que el SEÑOR te bendiga desde Sion; que tú puedas ver la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. 6Que tú puedas vivir para ver a los hijos de tus hijos. Que la paz sea sobre Israel.

129

1"Muchas veces mis enemigos me han perseguido", desde mi juventud, dejen que Israel diga. 2"Muchas veces desde mi juventud ellos me han perseguido, pero no me han derrotado. 3Sobre mi espalda araron los aradores, y alargaron sus surcos largos.

4El SEÑOR es recto; Él ha cortado las sogas de los malvados." 5Que todos ellos sean puestos en vergüenza y regresados, aquelllos que odian a Sion.
6Que ellos sean como la hierba en los techos, que se marchita antes de que crezca, 7Que no pueda llenar la mano del segador ni el recogedor de gavillas sus brazos. 8Que aquellos que pasan no digan: "Que la bendición del SEÑOR esté sobre ti; nosotros te bendecimos en el nombre del SEÑOR."

130

1Desde lo más profundo, yo clamo a ti, SEÑOR. 2Señor, escucha mi voz; deja que tus oídos estén atentos a mis súplicas por misericordia.

3Si Tú, SEÑOR, tuvieras en cuenta las iniquidades, Señor, ¿quién podrá permanecer? 4Pero hay perdón contigo, para que Tú puedas ser reverenciado.
5Yo espero en el SEÑOR, mi alma espera, y en Su palabra yo tengo esperanza. 6Mi alma espera por el Señor más que el vigilante espera por la mañana.
7Israel, espera en el SEÑOR. El SEÑOR es misericordioso, y Él está muy dispuesto a perdonar. 8Es Él quien redimirá a Israel de todos sus pecados.

131

1SEÑOR, mi corazón no es orgulloso ni mis ojos altivos. Yo no tengo grandes esperanzas para mí, ni me precupo con cosas que están más allá de mí.

2En efecto, yo me he calmado y he aquietado mi alma; como un hijo destetado de su madre, mi alma dentro de mí es como un hijo destetado. 3Israel, espera en el SEÑOR ahora y por siempre.

132

1SEÑOR, por el bien de David, recuerda todas sus aflicciones. 2Recuerda cómo él prometió al SEÑOR, y al Poderoso de Jacob.

3Él dijo: "Yo no entraré a mi casa, ni en mi lecho me acostaré, 4yo no daré sueño a mis ojos o descansaré mis párpados 5hasta que yo encuentre un lugar para el SEÑOR, un tabernáculo para el Poderoso de Jacob."
6Vean, nosotros escuchamos sobre eso en Efrata; nosotros la encontramos en los campos de Jaar. 7Nosotros entraremos al tabernáculo de Dios; nosotros adoraremos ante el estrado de sus pies. 8¡Levántate, SEÑOR, a tu lugar de descanso, tú y el arca de tu fortaleza!
9Que tus sacerdotes sean vestidos con integridad; que tus fieles griten de gozo. 10Por el bien de tu siervo David, no te alejes de tu rey ungido.
11El SEÑOR hizo un juramento seguro a David, que Él no revocará: "Yo colocaré uno de tus descendientes en tu trono. 12Si tus hijos mantienen mi pacto y las Leyes que Yo les enseñaré, sus hijos también se sentarán en Su trono para siempre jamás."
13Ciertamente el SEÑOR ha escogido a Sion, Él la ha deseado para su asiento. 14"Este es mi lugar de descando por siempre. Yo viviré aquí, pues Yo la deseo a ella.
15Yo abundantemente la bendeciré con provisiones. Yo voy a satisfacer sus pobres con pan. 16Yo vestiré a sus sacerdotes con salvación, sus fieles darán gritos de gozo.
17Allí yo haré un cuerno de retoño para David y colocaré un lámpara para mi Ungido. 18Yo vestiré sus enemigos con vergüenza, pero en Él, su corona brillará."

133

1¡Mirad, cuán bueno y cuán placentero es para los hermanos vivir juntos!

2Es como el aceite fino sobre la cabeza derramándose en la barba, la barba de Aarón, y entonces se derrama en el collar de sus túnicas. 3Es como el rocío del Hermón, el cual cae en las montañas de Sion. Pues ahí el SEÑÓR ordenó la bendición, vida para siempre.

134

1Vengan, bendigan al SEÑOR, todos ustedes siervos del SEÑOR, ustedes quienes sirven durante la noche en la casa del SEÑOR. 2Levanten sus manos hacia el lugar santo y bendigan al SEÑOR.

3Que el SEÑOR los bendiga desde Sión, Él, quien hizo el cielo y la tierra.

135

1Alaben al SEÑOR. Alaben el nombre del SEÑOR. Alábenlo, ustedes sirvientes del SEÑOR, 2ustedes que se paran en la casa del SEÑOR, en los patios de la casa de nuestro Dios.

3Alaben al SEÑOR, pues Él es bueno; canten alabanzas a Su nombre, por que es placentero hacerlo. 4Pues el SEÑOR ha escogido a Jacob para sí mismo, Israel es Su posesión.
5Yo sé que el SEÑOR es grande, que el Señor está por encima de todos los dioses. 6Lo que quiera que el SEÑOR desee, Él lo hace en el cielo, en la tierra, en los mares y en las profundidades del océano
7Él trae las nubes desde muy lejos, haciendo que los relámpagos acompañen la lluvia y trae el viento desde Su almacén.
8Él asesinó al primogénito de Egipto, ambos de hombres y animales. 9Él envió señales y maravillas en medio tuyo, Egipto, en contra del faraón y de todos sus sirvientes.
10Él atacó muchas naciones y asesinó reyes poderosos, 11Sión rey del los amorreos, y Og, rey de Basán, y de todos los reinos de Canaán.
12Él nos dio su tierra como una herencia, una herencia a Israel Su pueblo. 13Tu nombre, SEÑOR, dura por siempre; Tu renombre, SEÑOR, dura a través de todas las generaciones.
14Pues el SEÑOR defiende a Su pueblo y tiene compasión de sus siervos. 15Los ídolos de las naciones son de plata y oro, el trabajo de las manos de los hombres. 16Aquellos ídolos tienen bocas, pero ellos no hablan; ellos tienen ojos, pero ellos no ven; 17ellos tienen oídos, pero ellos no escuchan, ni tampoco hay aliento en sus bocas. 18Aquellos que los hacen, son como ellos, así también son todos los que confían en ellos.
19Los descendientes de Israel, bendigan al SEÑOR; descendientes de Aarón, bendigan al SEÑOR. 20Descendientes de Leví, bendigan al SEÑOR; ustedes que honran al SEÑOR, bendigan al SEÑOR. 21Bendito sea el SEÑOR en Sion, Él que vive en Jerusalén. Alaben al SEÑOR.

136

1Oh, den gracias al SEÑOR; pues Él es bueno, porque Su fidelidad al pacto dura por siempre. 2Oh, den gracias al Dios de dioses, pues Su fidelidad al pacto dura por siempre. 3Oh, den gracias al Señor de señores, pues Su fidelidad al pacto dura por siempre.

4Den gracias a ÉL, solo Él hace grandes maravillas, pues Su fidelidad al pacto dura por siempre, 5a Él, quien por sabiduría hizo los cielos, pues Su fidelidad al pacto dura por siempre.
6Den gracias a Él, quien extendió la tierra por encima de las aguas, pues Su fidelidad al pacto dura por siempre, 7a Él, quien hizo grandes luces, pues Su fidelidad al pacto dura por siempre.
8Den gracias a Él, quien dio al sol para gobernar por el día, pues Su fidelidad al pacto dura por siempre, 9la luna y estrellas para gobernar por la noche, pues Su fidelidad al pacto dura por siempre.
10Den gracias a Él, quien asesinó a los primogénitos de Egipto, pues Su fidelidad al pacto dura por siempre, 11y sacó a Israel de entre ellos, pues Su fidelidad al pacto dura por siempre, 12con una mano fuerte y un brazo levantado, pues su fidelidad al pacto dura por siempre.
13Den gracias a Él, que dividió el Mar Rojo, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre, 14e hizo a Israel pasar a través de él, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre, 15pero lanzó al faraón y a su ejército en el Mar Rojo, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre.
16Den gracias a Él, quien lideró a Su pueblo a través del desierto, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre, 17a Él, quien asesinó grandes reyes, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre.
18Den gracias a Él, quien asesinó reyes famosos, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre, 19Sehón, rey de los amorreos, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre, 20y Og, rey de Basán, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre.
21Den gracias a Él, quien dio su tierra como una herencia, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre, 22una herencia a Israel, Su siervo, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre, 23a Él, quien nos recordó y nos ayudó en nuestra humillación, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre.
24Den gracias a Él, quien nos ha dado la victoria sobre nuestros enemigos, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre, 25quien da comida a todo ser viviente, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre. 26Oh, den gracias al Dios del cielo, pues Su pacto de fidelidad dura por siempre.

137

1Por los ríos de Babilonia, nosotros nos sentamos y lloramos cuando nosotros pensábamos sobre Sion. 2En los álamos de allí, nosotros colgamos nuestras arpas.

3Allí nuestros captores solicitaron canciones de nosotros, y aquellos que se burlaron de nosotros nos pidieron estar felices, diciendo: "Cántenos uno de las canciones de Sion." 4¿Cómo podemos cantar una canción sobre el SEÑOR en una tierra extranjera?
5Si yo ignoro tu memoria, Jerusalén, deja que mi mano derecha olvide su habilidad. 6Deja que mi lengua se adhiera al paladar de mi boca si ya no pienso más en ti, si yo no prefiero a Jerusalén, más que a mis más grandes deleites.
7Recuerda, SEÑOR, lo que los edomitas hicieron en el día que Jerusalén cayó. Ellos dijeron: "Derribenla, derribenla a sus cimientos."
8Hija de Babilonia, pronta a ser destruida, que la persona sea bendecida, quien sea que les pague por lo que ustedes nos han hecho a nosotros. 9Que la persona sea bendecida, quien sea que tome y estrelle a tus pequeños contra una roca.

138

1Yo te daré gracias con todo mi corazón; ante los dioses yo cantaré alabanzas a Ti. 2Yo me inclinaré hacia tu templo santo y daré gracias a Tu nombre por tu pacto de fidelidad y por Tu confiabilidad. Tú has hecho Tu palabra y Tu nombre más importante que cualquier otra cosa.

3En el día que yo te llamé, Tú me contestaste; Tú me alentaste y fortaleciste mi alma. 4Todos los reyes de la tierra te darán gracias, SEÑOR, pues ellos escucharán las palabras de Tu boca.
5En efecto, ellos cantarán de las obras del SEÑOR, pues grande es la gloria del SEÑOR. 6Pues aunque el SEÑOR es alto, sin embargo Él se preocupa por los humildes, pero al orgulloso lo conoce de lejos.
7Aunque yo camine en medio del peligro, Tú preserverás mi vida; Tú extenderás tu mano contra la ira de mis enemigos, y Tu mano derecha me salvará. 8El SEÑOR está conmigo hasta el fin; tu pacto de fidelidad, SEÑOR, dura por siempre. No abandones lo que Tus manos han hecho.

139

1SEÑOR, Tú me has examinado, y Tú me conoces. 2Tú sabes cuando me siento y cuando me levanto; Tú entiendes mis pensamientos desde lejos.

3Tú observas mi caminar y mi descansar; todas mis maneras te son familiares. 4Pues desde antes que haya una palabra en mi boca, Tú la conoces completamente, SEÑOR. 5Tú me rodeas por delante y por detrás, y pones Tu mano sobre mí. 6Tal conocimiento es demasiado para mí; está muy alto y yo no puedo alcanzarlo.
7¿A dónde puedo huir de Tu Espíritu? ¿Dónde puedo esconderme de Tu presencia? 8Si yo subo a los cielos, allí estás Tú; si hago mi cama en el Seol, allí Tú estás.
9Si yo vuelo en las alas de la mañana y voy a vivir en las partes más lejanas cruzando el mar, 10incluso allí Tu mano me guiará, Tu mano derecha me agarrará.
11Si yo dijera: "Ciertamente, la oscuridad me cubrirá, y la luz se volverá noche a mi alrededor," 12aún la oscuridad no sería oscura para Ti. La noche brillaría como el día, pues la oscuridad y la luz son iguales para Ti.
13Tú formaste mis partes internas; Tú me formaste en el vientre de mi madre. 14Yo te alabaré a Ti, pues estoy maravillosamente hecho. Mi alma sabe esto muy bien.
15Mis huesos no fueron escondidos de Ti cuando yo fuí hecho en privado, cuando fuí detalladamente hecho en las profundidades de la tierra. 16Tú me viste dentro del vientre; todos los días asignados a mí fueron grabados en Tu libro antes de que el primero pasara.
17¡Cuan preciosos son Tus pensamientos para Mi, Dios! 18¡Cuan grande es Su suma! Si yo tratara de contarlos, ellos serían más en número que la arena. Cuando despierto, todavía estoy Contigo.
19Dios si tan solo Tú mataras a los malvados; aléja de mí los hombres violentos. 20Ellos se rebelan en contra Tuya y actúan engañosamente; Tus enemigos dicen mentiras.
21¿Acaso yo no odio a esos, SEÑOR que te odian a Ti? ¿Acaso yo no desprecio a esos quienes se levantan en contra Tuya? 22Yo los odio completamente; ellos se han vuelto mis enemigos.
23Exáminame, Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos. 24Mira si hay algún camino maligno en mí, y guíame al camino eterno.

140

1SEÑOR, rescátame de los malvados, guárdame de los hombres violentos. 2Ellos planean maldad en sus corazones; ellos causan batallas cada días. 3Sus lenguas hieren como serpientes; el veneno de las víboras está en sus labios.

4Aléjame de las manos de los malvados, SEÑOR; guárdame de los hombres violentos que planean derribarme. 5El orgulloso ha puesto una trampa para mí; ellos han tendido una red, ellos han puesto un lazo para mí.
6Yo le dije al SEÑOR: "Tú eres mi DIos; escucha mis gritos por misericordia." 7SEÑOR, mi Dios, Tú eres poderosamente capaz de sálvarme; Tú cubres mi cabeza en el día de la batalla. 8SEÑOR, no apruebes los deseos de los malvados; no dejes que sus planes tengan éxito.
9Esos que me rodean alzaron sus cabezas; deja que la malicia de sus propios labios los cubra. 10Deja que carbones humeantes caigan sobre ellos; arrójalos al fuego, en pozos sin fondo, para que nunca más se levanten. 11Que los hombres que hablan maldad de otros sin causa, no sean seguros en la tierra; que la maldad caze al hombre violento para azotarlo a muerte.
12Yo sé que el SEÑOR juzgará a favor de los afligidos, y que Él le dará justicia al necesitado. 13Ciertamente, la gente justa dara gracias en Tu nombre; los rectos vivirán en Tu presencia.

141

1SEÑOR, estoy clamando a Ti; ven a mí pronto. Escúchame cuando te llame. 2Que mi oración sea como incienso ante Ti; que mi mano levantada sea como el sacrificio de la tarde.

3SEÑOR, pon un guardia sobre mi boca; cuida la puerta de mis labios. 4No dejes que mi corazón desee ninguna cosa maligna o participar de actividades pecaminosa con hombres que se comportan maliciosamente. Que yo no coma ninguno de sus manjares.
5Permite que un justo me golpee; eso sería un favor para mí. Déjalo que me corrija, eso sería aceite en mi cabeza; que mi cabeza no se niegue aceptarlo. Pero mi oración siempre está en contra de sus malignas obras. 6Sus líderes serán arrojados de los topes de los precipicios; ellos escucharán que mis propias palabras son placenteras. 7Ellos tendrán que decir: "Como cuando uno ara y rompe la tierra, también nuestros huesos han sido regados en la boca de Seol."
8Ciertamente, mis ojos están en Ti, SEÑOR, Dios; en Ti yo tomo refugio; no dejes mi alma sin defensa. 9Prótegeme de los lazos que ellos han puesto para mí, de las trampas de los malvados. 10Deja que los malvados caigan en sus propias redes mientras yo escapo.

142

1Con mi voz yo he clamado por ayuda al SEÑOR; con mi voz he rogado el favor del SEÑOR. 2Yo derramo mi lamento ante Él; yo le digo mis problemas.

3Cuando mi espíritu está débil dentro de mí, Tú conoces mi camino. En la ruta que camino, ellos han puesto una trampa a mí. 4Yo miro a mi derecha y veo que no hay nadie que se preocupe por mí. No hay escape para mí; nadie se preocupa por mi vida. 5Clamo a Ti, SEÑOR; yo digo: "Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivos.
6Escucha mi llamado, porque he sido llevado muy abajo; rescátame de mis perseguidores, pues ellos son más fuertes que yo. 7Saca mi alma de la prisión para yo poder dar gracias en Tu nombre. Los justos se reunirán alrededor mío porque has sido bueno conmigo."

143

1Escucha mi oración, SEÑOR; escucha mis súplicas. Por tu fidelidad y justicia, ¡respóndeme! 2No entres a juicio con Tu siervo, pues a Tu vista nadie es justo.

3El enemigo ha perseguido mi alma; él me ha empujado al suelo; él me ha hecho vivir en la oscuridad como aquellos que han estado muertos por años. 4Mi espíritu está agobiado dentro de mí; mi corazón desfallece.
5Yo me acuerdo de los días anteriores; yo medito en tus obras; yo reflexiono en tus logros. 6Yo extiendo a Ti mis manos en oración; mi alma está sedienta de Ti en una tierra seca.
7Respóndeme pronto, SEÑOR, porque mi espíritu se desmaya. No escondas Tu rostro de mí, o yo seré como aquellos que caen al hoyo. 8Déjame escuchar Tu fidelidad del pacto en la mañana, porque yo confío en Ti. Muéstrame el camino donde debo andar, pues yo levanto mi alma a Ti.
9Rescátame de mis enemigos, SEÑOR; corro a Ti para esconderme. 10Enseñame a hacer Tu voluntad, pues Tú eres mi Dios. Que Tu buen Espíritu me guíe en la tierra de la rectitud.
11SEÑOR, por amor a Tu nombre, mántenme vivo; en Tu justicia, saca mi alma de los problemas. 12En la fidelidad de Tu pacto, corta a mis enemigos y destruye a todos los enemigos de mi vida, pues yo soy Tu siervo.

144

1Bendito sea el SEÑOR, mi roca, quien entrena mis manos para la guerra y mis dedos para la batalla. 2Tú eres mi pacto de fidelidad y mi fortaleza, mi torre alta y Aquel que me rescata, mi escudo y Aquel en quien tomo refugio, Aquel que doblega naciones debajo de mí.

3SEÑOR, ¿qué es el hombre para que le tomes en consideración, o el hijo de hombre para que pienses en él? 4El hombre es como un aliento; sus días son como una sombra pasando.
5Haz que el cielo se hunda y se venga abajo, SEÑOR; toca las montañas y hazlas humo. 6Envía destellos de relámpagos y esparce a mis enemigos; dispara tus flechas y regrésalos en confusión.
7Extiende Tu mano desde arriba; rescátame de las muchas aguas, de la mano de extranjeros. 8Sus bocas hablan mentiras, y su mano derecha es falsedad.
9Yo cantaré una nueva canción a ti, Dios; en un arpa de diez cuerdas yo cantaré alabanzas a ti, 10Quien da salvación a reyes, Quien rescata a David, tu siervo, de una espada malvada. 11Rescátame y libérame de la mano de extranjeros. Sus bocas hablan mentiras, y su mano derecha es falsedad.
12Que nuestros hijos sean como plantas que crecen a su tamaño completo en su juventud y nuestras hijas sean como pilares de esquina tallados, bien formados como los de un palacio. 13Que nuestros almacenes estén llenos con cada tipo de producto, y que nuestras ovejas produzcan miles y diez miles en nuestros campos.
14Entonces nuestros bueyes tendrán muchas crías. Nadie atravesará nuestras murallas; no habrá ningún exilio y ningún lamento en nuestras calles. 15Bendito es el pueblo con tales bendiciones; feliz es el pueblo cuyo Dios es el SEÑOR.

145

1Yo te ensalzaré, mi Dios, Rey; Yo bendeciré Tu nombre por siempre y para siempre. 2Cada día te bendeciré; Yo alabaré Tu nombre por siempre y para siempre. 3Grande es el SEÑOR y grandioso para ser alabado; su grandeza es insondable.

4Una generación alabará tus obras a la siguiente generación y proclamará tus poderosas acciones. 5Yo meditaré en la majestad de tu gloria y tus maravillosas obras.
6Ellos hablarán del poder de tus asombrosas obras, y yo declararé tu grandeza. 7Ellos declararán tu abundante bondad, y ellos cantarán sobre tu rectitud.
8El SEÑOR es clemente y misericordioso, lento para el enojo y abundante en la fidelidad al pacto. 9El SEÑOR es bueno para todos; Sus tiernas misericordias están en todas Sus obras.
10Todo lo que Tú has hecho te dará gracias a Ti, SEÑOR; tus fieles te bendecirán. 11Tus fieles hablarán de la gloria de tu reino, y ellos hablarán de tu poder. 12Ellos harán conocer a la humanidad las poderosas obras de Dios y del esplendor glorioso de Su reino.
13Tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece a través de todas las generaciones.
14El SEÑOR apoya a todo el que está cayendo y levanta a todos aquellos que están inclinados. 15Los ojos de todos los que esperan por ti; Tú les das a ellos su comida en el momento correcto. 16Tú abres Tu mano y satisfaces el deseo de cada cosa viviente.
17El SEÑOR es recto en todos Sus caminos y clemente en todo lo que Él hace. 18El SEÑOR está cerca de todo aquel que lo llama a Él, de todo quien lo llame a Él en integridad. 19Él completa el deseo de aquellos que lo honran; Él escucha su llanto y los salva.
20El SEÑOR vigila sobre todos aquellos que lo aman, pero Él destruirá a todos los malvados. 21Mi boca hablará la alabanza del SEÑOR; dejen que toda la humanidad bendiga Su santo nombre por siempre y para siempre.

146

1Alaba al SEÑOR. Alaba al SEÑOR, mi alma. 2Yo doy gracias al SEÑOR con toda mi vida; Yo cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista.

3No pongas tu confianza en príncipes o en la humanidad, en quienes no hay salvación. 4Cuando el aliento de vida de una persona se detiene, él regresa al suelo; en ese día sus planes terminan.
5Bendito es él, quien tiene al Dios de Jacob, para su ayuda, cuya esperanza está en el SEÑOR su Dios. 6El SEÑOR hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que está en ellos; Él observa confiabilidad por siempre.
7Él ejecuta justicia para el oprimido y da comida al hambriento. El SEÑOR libera a los prisioneros; 8el SEÑOR abre los ojos del ciego; el SEÑOR levanta aquellos que están inclinados; el SEÑOR ama a las personas rectas.
9El SEÑOR protege a los extranjeros en la tierra; Él levanta al huérfano de padre y a la viuda; pero Él se opone al malvado. 10El SEÑOR reinará por siempre, tu Dios, Sion, para todas las generaciones. Alaben al SEÑOR.

147

1Alaben al SEÑOR, pues es bueno cantar alabanzas a nuestro Dios, es placentero, y la alabanza es adecuada.

2El SEÑOR reconstruye a Jerusalén, Él junta a las personas esparcidas de Israel. 3Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas.
4Él cuenta las estrellas, Él da nombres a todas ellas. 5Grande es nuestro Señor y asombroso en poder, Su entendimiento no puede ser medido.
6El SEÑOR levanta al oprimido, Él derriba al malvado al suelo. 7Canten al SEÑOR con acción de gracias, canten alabanzas a nuestro Dios con un arpa.
8Él cubre los cielos con nubes y prepara la lluvia para la tierra, haciendo el pasto crecer en las montañas. 9Él da comida a los animales y a los cuervos jóvenes cuandos ellos lloran.
10Él no encuentra deleite en la fuerza de un caballo, Él no toma placer en las fuertes piernas de un hombre. 11El SEÑOR toma placer en aquellos quienes lo honran, quienes esperan en Su pacto de fidelidad.
12Alaba al SEÑOR, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sion. 13Pues Él fortalece las barras de tus puertas, Él bendice a tus hijos entre ustedes. 14Él trae prosperidad dentro de tus fronteras, Él te satisface con el más fino de los trigos.
15Él envía Su mandamiento a la tierra, Su mandato se apresura muy rápidamente. 16Él hace la nieve como la lana, Él esparce la escarcha como cenizas.
17Él administra el granizo como migas, ¿quién puede resistirse al frío que Él envía? 18Él envía su mandato y los derrite, Él hace que el viento sople y el agua que fluya.
19Él proclamó Su palabra a Jacob, Sus estatutos y Sus decretos rectos a Israel. 20Él no ha hecho esto con ninguna otra nación, y en cuanto a Sus decretos, ellos no los conocen. Alaben al SEÑOR.

148

1Alaba al SEÑOR. Alaba al SEÑOR, tú en los cielos; álabalo, tú en las alturas. 2Álabenlo, todos Sus ángeles; álabenlo, todos Sus ejércitos angelicales.

3Alábenlo, sol y luna; alábenlo, todas ustedes estrellas brillantes. 4Alábenlo, altísimo cielo y tú, agua que estás sobre los cielos.
5Déjenlos que alaben el nombre del SEÑOR, pues Él dió la órden, y ellos fueron creados. 6Él también los estableció por siempre y para siempre; Él entregó un decreto que nunca cambiará.
7Alábenlo desde la tierra, ustedes monstruos marinos y de todas las profundidades del óceano, 8fuego y granizo, nieve y nubes, viento tormentoso cumpliendo Su palabra.
9Alábenlo, montañas y todas las colinas, árboles de fruta y todos los cedros, 10animales salvajes y domésticos, creaturas que se arrastran y pájaros.
11Aláben al SEÑOR, reyes de toda la tierra y todas las naciones, príncipes y todo el que gobierna en la tierra, 12tanto como hombres y mujeres jóvenes, como los ancianos y los niños.
13Déjenlos alabar el nombre del SEÑOR, pues solo Su nombre es exaltado y Su gloria se extiende sobre la tierra y los cielos. 14Él ha levantado el cuerno de Su gente para la alabanza de todos sus fieles, los israeltas, el pueblo cerca de Él. Alaba al SEÑOR.

149

1Alaba al SEÑOR. Canta al SEÑOR una nueva canción; canta Su alabanza en la asamblea de los fieles.

2Que Israel se alegre en quien los hizo; que la gente de Sion se alegre en su Rey. 3Que ellos alaben Su nombre con baile; que ellos canten alabanzas a Él con pandero y arpa.
4Pues el SEÑOR se complace en Su pueblo; Él glorifica al humilde con salvación. 5Que los justos se alegren en victoria; que canten de alegría en sus camas.
6Que las alabanzas a Dios estén en sus bocas y una espada de dos filos en sus manos 7para ejecutar la venganza en las naciones y actos de castigo en los pueblos.
8Ellos amarrarán sus reyes con cadenas y a sus nobles con grilletes de hierro. 9Ellos ejecutarán el juicio como está escrito. Esto será un honor para todos Sus fieles. Alaba al SEÑOR.

150

1Alaba al SEÑOR. Alaba al Señor en Su lugar santo; alábalo en los poderosos cielos. 2Alábalo por Sus poderosas obras; alábalo por Su incomparable grandeza.

3Alábalo con el sonido del cuerno, alábalo con la flauta y el arpa. 4Alábalo con panderos y baile; alábalo con instrumentos de cuerda y instrumentos de viento. 5Alábalo con ruidosos címbalos; alábalo con el alto sonido de címbalos.
6Que todo lo que tiene aliento alabe al SEÑOR. Alaba al SEÑOR.

Proverbios

1

1Los proverbios de Salomón, hijo de David, el rey de Israel. 2Estos proverbios son para enseñar sabiduría e instrucción, para enseñar palabras hacia el interior, 3que tú puedas recibir instrucción de modo que vivas haciendo lo que es correcto, justo, y favorable.

4Estos proverbios también son para dar sabiduría al ingenuo, y para dar conocimiento y discreción a personas jóvenes. 5Deja que personas sabias escuchen y aumenten su aprendizaje, y deja que personas que disciernen obtengan guianza, 6para entender proverbios, dichos y palabras de personas sabias y sus preguntas.
7El temor del SEÑOR es el principio del conocimiento, los tontos desprecian la sabiduría y la instrucción. 8Hijo Mío, escucha la instrucción de tu padre y no hagas a un lado las reglas de tu madre; 9ellas serán guirnalda de gracia para tu cabeza y collares colgando de tu cuello.
10Hijo Mío, si pecadores tratan de seducirte en sus pecados, no los obedezcas. 11Si ellos dicen: "Ven con nosotros a cometer asesinato, vamos a escondernos y atacar a personas inocentes sin razón.
12Vamos a comérnoslos vivos, como el Seol se lleva aquellos que están saludables y los hace como aquellos que caen en el abismo. 13Encontraremos toda clase de cosas valiosas; llenaremos nuestras casas con lo que robemos de otros. 14Echa tu suerte con nosotros; todos nosotros tendremos un botín juntos."
15Hijo Mío, no camines por la senda con ellos; no dejes que tu pie toque por donde ellos caminan; 16sus pies corren a la maldad y ellos se apresuran a derramar sangre. 17Porque es inútil lanzar la red para atrapar un ave mientras el ave está observando.
18Estos hombres acechan y esperan para matarse ellos mismos; ellos tienden una trampa para ellos mismos. 19También esos son los caminos de todos quienes ganan riquezas con injusticia; ganancia injusta toma las vidas de aquellos quienes se agarran a ella.
20La sabiduría grita fuerte en las calles, ella levanta su voz en lugares abiertos; 21al principio de las calles ruidosas ella grita, en la entrada de las puertas de la ciudad ella habla: 22"¿Por cuánto tiempo, ustedes personas ingenuas, amarán ser ingenuas? ¿Por cuánto tiempo, ustedes burladores, se deleitarán en la burla, y por cuánto tiempo, ustedes tontos, odiarán el conocimiento?
23Presta atención a mi corrección; Yo derramaré mis pensamientos sobre ti; Yo haré conocer mis palabras a ti. 24Yo he llamado y tú te has negado a escuchar; Yo extendí mi mano, pero no había quien prestara atención. 25Pero tú has ignorado todas mis instrucciones y no has prestado atención a mi corrección.
26Yo me reiré de tu calamidad, Yo me burlaré de ti cuando venga el terror, 27cuando tu miedo terrible venga como una tormenta y el desastre barra sobre tí como un torbellino, cuando la ansiedad y la angustia venga sobre ti.
28Entonces ellos me llamarán, y yo no responderé; ellos desesperadamente me llamarán, pero ellos no me encontrarán. 29Porque ellos odian el conocimiento y no escogieron el temor del SEÑOR, 30ellos no siguieron mi instrucción y ellos despreciaron toda mi corrección.
31Ellos comerán el fruto de sus caminos y con el fruto de sus artimañas serán llenos. 32Porque los ingenuos son asesinados cuando se alejan, y la indiferencia de los tontos los destruirá. 33Pero cualquiera que me escuche vivirá en seguridad y reposará seguro sin miedo al desastre."

2

1Hijo mío, si recibes mis palabras y atesoras mis mandamientos en ti, 2haciendo que tus oídos pongan atención a la sabiduría e inclinas tu corazón hacia el entendimiento.

3Si clamas por entendimiento y alzas tu voz por ella, 4si tú le buscas como buscarías la plata y buscas entendimiento según buscarías tesoros escondidos, 5entonces entenderás el temor del SEÑOR y encontrarás el conocimiento de Dios.
6Pues el SEÑOR da sabiduría, de Su boca viene conocimiento y entendimiento. 7Él guarda sabiduría sana para aquellos que Le agradan, Él es un escudo para aquellos que caminan en integridad, 8Él guarda los senderos de justicia y preservará el camino de aquellos que son fieles a Él.
9Entonces tú entenderás, rectitud, justicia y equidad y todo buen camino. 10Pues sabiduría vendrá a tu corazón, y conocimiento será agradable a tu alma.
11La discreción te cuidará, el entendimiento te guardará. 12Te rescatarán de los caminos malignos, de los que hablan cosas perversas, 13quienes abandonan los senderos correctos y caminan en los caminos de oscuridad.
14Ellos se regocijan cuando hacen maldad y se deleitan en las perversidades del mal. 15Ellos siguen senderos torcidos y usando la decepción, esconden sus huellas.
16Sabiduría y discreción te salvarán de la mujer adúltera, de la mujer inmoral y sus palabras halagadoras. 17Ella abandona al compañero de su juventud y se olvida del pacto de su Dios.
18Pues su casa lleva hacia la muerte y sus huellas te llevarán a los que están en la tumba. 19Todos los que vayan a ella, no regresarán otra vez y no encontrarán los senderos de vida.
20Pues tú caminarás en el camino de la gente buena y seguirás las sendas de la gente justa. 21Aquellos haciendo lo justo harán un hogar en la tierra y los íntegros permanecerán en ella. 22Pero los malvados serán apartados de la tierra y los desleales serán cortados de ella.

3

1Hijo Mío, no olvides mis mandamientos y guarda mis enseñanzas en tu corazón, 2pues ellos te añadirán largura de días y años de vida y paz.

3No permitas que el pacto de la fidelidad y la confiabilidad te dejen jamás, átalas juntas alrededor de tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. 4Entonces tú encontrarás favor y una buena reputación a la vista de Dios y del hombre.
5Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento; 6en todos tus caminos reconócelo y Él hará tus senderos rectos.
7No seas sabio a tus propios ojos; teme al SEÑOR y aléjate de la maldad. 8Será sanidad para tu carne y refrigerio para tu cuerpo.
9Honra al SEÑOR con tu riqueza y con los primeros frutos de todos tus productos, 10y tus casas de almacenamiento serán llenadas y tus tinas rebosarán, llenas de vino nuevo.
11Hijo Mío, no desprecies la instrucción del SEÑOR y no odies Su reprensión, 12pues el SEÑOR disciplina a aquellos que Él ama, como un padre trata con un hijo que lo complace.
13Aquel que encuentra sabiduría es bendecido; él también obtiene entendimiento. 14Lo que tú adquieras de la sabiduría es mejor de lo que la plata te dará y su ganancia es mejor que el oro.
15La sabiduría es más preciada que las joyas y nada que tú desees puede compararse a ella. 16Ella tiene largura de días en su mano derecha; en su mano izquierda hay riquezas y honor.
17Sus caminos son caminos de amabilidad y todos sus senderos son paz. 18Ella es un árbol de vida para aquellos que la sostienen, aquellos que se sostienen de ella son felices.
19Por la sabiduría el SEÑOR fundó la tierra, por el entendimiento Él estableció los cielos. 20Por Su conocimiento las profundidades se abrieron y las nubes dejaron caer su rocío.
21Hijo Mío, guarda juicio sano y discernimiento y no los pierdas de vista. 22Ellos serán vida a tu alma y un adorno de favor para usarlo alrededor de tu cuello.
23Entonces tú andarás por tu camino en seguridad y tu pie no tropezará; 24cuando te acuestes, no tendrás temor; cuando te acuestes, tu sueño será dulce.
25No tengas temor del terror repentino o la devastación causada por los malvados, cuando ésta venga, 26pues el SEÑOR estará a tu lado y guardará tu pie de ser atrapado en una trampa.
27No retengas el bien de aquellos que lo merecen, cuando está en tu poder hacer algo. 28No le digas a tu vecino: "Ve, regresa y mañana te lo daré," cuando tienes el dinero contigo.
29No hagas un plan para hacerle daño a tu vecino, aquel que vive cerca y confía en ti. 30No discutas con una persona sin razón, cuando él no ha hecho nada para lastimarte.
31No envidies a una persona violenta ni escojas ninguno de sus caminos. 32Pues el engañador es detestable al SEÑOR, pero Él trae a la persona recta dentro de Su confianza.
33La maldición del SEÑOR está en la casa de la persona malvada, pero Él bendice el hogar de las personas justas. 34Él se burla de los burladores, pero Él da Su favor a las personas humildes.
35Las personas sabias heredan el honor, pero los tontos serán avergonzados.

4

1Escuchen, hijos, a la instrucción de un padre, y presten atención para que ustedes puedan saber lo que es el entendimiento. 2Yo les estoy dando a ustedes buenas instrucciones; no abandonen mis enseñanzas.

3Cuando era el hijo de mi padre, el tierno y único hijo de mi madre; 4él me enseñó y me dijo: "Deja que tu corazón retenga mis palabras; mantén mis mandamientos y vive.
5Adquiere sabiduría y entendimiento; no olvides ni rechazes las palabras de mi boca; 6no abandones la sabiduría y ella te cuidará; ámala y ella te mantendrá a salvo.
7La sabiduría es la cosa más importante, así que, adquiere sabiduría y usa todo lo que posees para que obtengas entendimiento. 8Aprecia la sabiduría y ella te va a exaltar; ella va a honrarte cuando la abraces. 9Ella va a poner una corona de honor en tu cabeza; ella te va a dar una hermosa corona."
10Escúchame, hijo Mío y presta atención a mis palabras y tú vas a tener muchos años de vida. 11Yo voy a dirigirte en el camino de la sabiduría; yo te guiaré por caminos rectos. 12Cuando tu camines, nadie se va a parar en tu camino y si corres, no te vas a tropezar.
13Aférrate a la instrucción, no la dejes ir; guárdala, pues es tu vida. 14No sigas el camino de los malvados y no vayas por el camino de aquellos quienes hacen lo malo. 15Evítalo, no camines en él; apártate de él y ve por otro camino.
16Pues ellos no pueden dormir hasta que hagan el mal y pierden el sueño hasta que hagan que alguien tropiece. 17Pues ellos comen el pan de los malvados y beben del vino de la violencia.
18Pero el camino de las personas justas es como la primera luz que aumenta en brillo; brilla más y más hasta que la plenitud del día venga. 19La manera de los malvados es como la oscuridad, ellos no saben sobre lo que tropiezan.
20Hijo Mío, presta atención a mis palabras; inclina tu oído a mis dichos. 21No dejes que se alejen de tus ojos; manténlos en tu corazón.
22Pues mis palabras son vida para aquellos que las encuentran y salud para todo su cuerpo. 23Mantén tu corazón a salvo y guárdalo con toda diligencia, pues de él mana la vida.
24Pon el discurso torcido lejos de ti y pon el hablar corrupto lejos de ti. 25Deja que tus ojos miren directamente hacia el frente y fija tu mirada hacia adelante.
26Haz un camino correcto para tus pies; entonces todos tus caminos van a ser seguros. 27No te voltees a la derecha ni a la izquierda; aleja tu pies del mal.

5

1Hijo Mío, pon atención a mi sabiduría; inclina tus oídos a mi entendimiento, 2así aprenderás sobre la discreción y tus labios protegerán el conocimiento.

3Porque los labios de la adúltera gotean con miel y su boca es más suave que el aceite, 4pero al final ella es tan amarga como la polilla, cortando como espada afilada.
5Sus pies descienden hasta la muerte; sus pasos van todo el camino al seol. 6Ella no entiende el camino de la vida. Sus pasos tropiezan; ella no sabe para dónde va.
7Y ahora, hijos míos, escúchenme; no dejen de escuchar las palabras de mi boca. 8Mantengan su camino lejos de esa mujer y no se acerquen a la puerta de su casa.
9En esa forma no le darás tu honor a otros ni años de tu vida a una persona cruel; 10extraños no harán festín con tu riqueza; lo que has trabajado no se irá a la casa de los extraños.
11Al final de tu vida tu gemirás cuando tu carne y tu cuerpo se consuman. 12Tu dirás: ''¡Cómo he odiado la instrucción y mi corazón despreció la corrección!
13Yo no obedeceré a mis maestros o inclinaré mi oído a mis instructores. 14Yo estuve casi completamente arruinado en medio de la asamblea, entre la reunión del pueblo.''
15Toma agua de tu propia cisterna y toma agua que fluye de tu propio pozo. 16¿Deben tus manantiales derramarse por dondequiera y tus corrientes de agua en las plazas públicas? 17Deja que sean solo para ti y no para extraños.
18Sea tu fuente bendecida y regocíjatecon la esposa de tu juventud, 19por que ella es amante cierva y graciosa gacela. Deja que sus senos te satisfagan todo el tiempo; que puedas estar continuamente intoxicado por su amor.
20¿Por qué debes tú, hijo mío, ser cautivado por una adúltera?; ¿por qué debes tú abrazar el seno de una mujer extraña? 21El SEÑOR ve todo lo que una persona hace y observa todos los caminos que toma.
22Una persona malvada será capturada por sus propias iniquidades; las cuerdas de su pecado lo mantendrán apretado. 23Él morirá por que le falta instrucción; él es llevado por mal camino por su gran tontería.

6

1Hijo mío, si tú separaste tu dinero como una garantía para el préstamo de tu vecino, si tú diste tu promesa para un préstamo de alguien que tú no conoces, 2entonces has puesto una trampa para ti mismo por tu promesa y has sido atrapado por las palabras de tu boca.

3Cuando tú estés atrapado por tus palabras, hijo mío, haz esto y sálvate a ti mismo, ya que has caído en la mano de tu vecino; vé, humíllate y discúlpate con él.
4No le des descanso a tus ojos y a tus párpados no le des sueño. 5Sálvate a ti mismo como una gacela de la mano del cazador, como un ave de la mano del cazador de aves.
6Mira a la hormiga, tú, persona perezosa, considera sus caminos, y sé sabio. 7No tiene quién la dirija, ofical, ni gobernante, 8sin embargo, prepara su comida en el verano y durante la cosecha almacena lo que comerá.
9¿Cuánto tiempo dormirás, persona perezosa? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? 10"Un poco de sueño, un poco de descanso, un poco de doblez de las manos para descansar" 11y tu pobreza vendrá como un ladrón y tus necesidades como un soldado armado.
12Una persona sin valor, un hombre malvado, vive por la corrupción de su discurso, 13guiñando sus ojos, haciendo señales con sus pies y apuntando con sus dedos.
14Él planifica la maldad con engaño en su corazón; él siempre agita la discordia. 15Por lo tanto, su desastre lo alcanzará en un instante; en un momento el será dañado de manera que no podrá sanar.
16Hay seis cosas que El SEÑOR odia, siete cosas que son repugnantes para Él.
17Los ojos de una persona orgullosa, una lengua que miente, las manos que derraman la sangre de gente inocente, 18un corazón que inventa maldades, pies que corren rápido para hacer maldad, 19un testigo que respira mentiras y uno que siembra discordia entre hermanos.
20Hijo mío, obedece el mandato de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. 21Siempre ámarralos a tu corazón; átalos alrededor de tu cuello.
22Cuando camines, ellos te guiarán; cuando duermas, ellos velarán por tí; y cuando te despiertes, ellos te enseñarán. 23Pues los mandamientos son una lámpara, y la enseñaza es una luz; las correcciones que vienen por la enseñanza son el camino de la vida.
24Te guardan de la mujer inmoral, de las palabras suaves de la mujer inmoral. 25No tengas lujuria en tu corazón tras su belleza y no dejes que ella te capture con sus pestañas.
26Dormir con una prostituta puede costar el precio de un pedazo de pan, pero la esposa de otro te puede costar tu propia vida. 27¿Puede un hombre cargar un fuego en su pecho sin quemarse las ropas?
28¿Puede un hombre caminar sobre carbones calientes sin quemarse los pies? 29Así mismo es el hombre que duerme con la esposa de su vecino; aquel que duerma con ella no se irá sin castigo.
30La gente no detesta al ladrón si roba para satisfacer su necesidad cuando está hambriento. 31Sin embargo, si es atrapado, él pagará con siete veces lo que robó; él debe entregar todo lo de valor de su casa.
32Aquel que comete adulterio no tiene entendimiento; aquel que lo hace se destruye a sí mismo. 33Heridas y vergüenza son lo que él merece y su desgracia no será limpiada.
34Pues los celos hacen furioso a un hombre; él no mostrará misericordia cuando tome su venganza. 35Él no aceptará ninguna compensación y no puede ser comprado, aunque tú le ofrezcas muchos regalos.

7

1Hijo mío, guarda mis palabras y guarda mis mandatos dentro de ti. 2Guarda mis mandatos y vive y guarda mi instrucción como la niña de tus ojos. 3Amárralos a tus dedos, escríbelos en la tabla de tu corazón.

4Dile a la sabiduría: "Tú eres mi hermana," y llama al entendimiento tu pariente, 5a fin de guardarte de la mujer adúltera, de la mujer inmoral con sus suaves palabras.
6En la ventana de mi casa yo estaba mirando a través del enrejado. 7Yo miré a las personas ingenuas, y noté entre los hombres jóvenes, a un joven que no tenía entendimiento.
8Ese hombre joven pasó por la calle cerca de la esquina, y él fue hacia la casa de ella. 9Era la puesta del sol, en la tarde del día, en el tiempo de la noche y la oscuridad.
10Allí una mujer lo encuentra, vestida como prostituta, con un corazón falso. 11Ella era alborotadora y rebelde; sus pies no se quedaron en su casa. 12Ahora en las calles, en el mercado y en cada esquina ella esperaba para el encuentro.
13Así que ella lo agarró y lo besó a él, con un rostro fuerte le dijo: 14"Yo hice mi ofrenda de paz hoy, yo pagué mis votos, 15así que yo vine para encontrarte, para ansiosamente buscar tu cara y te he encontrado.
16Yo he tendido mi cama con colchas, linos coloreados de Egipto. 17Yo he rociado mi cama con mirra, áloes y canela. 18Ven, vamos a beber nuestro amor hasta la mañana; vamos a tomar un gran placer en actos de amor.
19Porque mi esposo no está en casa; él se ha ido en un largo viaje. 20Él tomó una bolsa de dinero con él; volverá en el día de la luna llena." 21Con mucho hablar ella lo convenció; con sus labios suaves lo engañó.
22Él fue tras ella repentinamente como un buey al matadero, como un ciervo atrapado en la trampa, 23hasta que una flecha perforó su hígado. Él era como un pájaro corriendo a su propia trampa. Él no sabía que le costaría su vida.
24Ahora, hijos míos, escúchenme, presten atención a las palabras de mi boca. 25Que tu corazón no se desvíe hacia los caminos de ella; no seas extraviado en sus caminos.
26Ella ha causado que muchas personas caigan heridos; sus víctimas muertas son muchas. 27Su casa está en los caminos para el Seol; ellos descienden a los cuartos oscuros de la muerte.

8

1¿No clama la Sabiduría? El Entendimiento ¿no levanta su voz? 2En las cimas de los montes al lado de las calles, en los cruces, la Sabiduría ha tomado su posición. 3Ante las puertas de la entrada a la ciudad, en las entradas a la ciudad, ella clama.

4"Es a ustedes, gente que yo llamo; mi voz es para los hijos de la humanidad. 5Ustedes que son ingenuos, aprendan sabiduría; y ustedes que son necios, deben entender.
6Escuchen, porque hablaré cosas nobles, y cuando mis labios se abran diré cosas rectas. 7Pues mi boca habla lo que es confiable, y la maldad es detestable a mis labios.
8Todas las palabras de mi boca son justas; en ellas no hay nada torcido ni engañoso. 9Todas ellas son rectas para la persona que entiende; mis palabras son honestas para aquellos que encuentran el conocimiento.
10Adquieran mi instrucción antes que plata; adquieran conocimiento antes que oro puro. 11Pues la Sabiduría es mejor que las joyas; no hay tesoro igual a ella.
12Yo, la Sabiduría, vivo con la Prudencia, y Yo poseo conocimiento y discreción. 13El temor del SEÑOR es odiar el mal. Yo odio el orgullo y la arrogancia, el mal camino, y el discurso perverso. Los odio.
14Yo tengo buenos consejos y sana sabiduría; yo soy la intuición; la fuerza me pertenece a mí. 15Por mí los reyes reinan, también los nobles, y todos los que gobiernan justamente. 16Por mí los príncipes gobiernan, los nobles, y todos los que gobiernan con justicia.
17Yo amo a aquellos que me aman, y aquellos que me buscan con diligencia me encuentran. 18Conmigo están las riquezas y el honor, la riqueza duradera y la rectitud.
19Mi fruto es mejor que el oro, aún que el oro fino; mi producto es mejor que la plata pura. 20Yo ando en el camino de la rectitud, en medio de los caminos de la justicia. 21Como resultado, Yo hago que aquellos que me aman hereden riquezas; Yo lleno sus tesoros.
22El SEÑOR me creó en el principio, el primero de Sus hechos en aquel entonces. 23Hace mucho tiempo fui hecha, desde el principio, desde los principios de la tierra.
24Antes de que hubiera océanos, yo fui dada a luz, antes de que hubiera manantiales con abundante agua. 25Antes de que las montañas se establecieran y antes que los montes, yo nací.
26Yo nací antes de que el SEÑOR hiciera la tierra o los campos, o tan siquiera el primer polvo en el mundo. 27Yo estuve ahí cuando Él estableció los cielos, cuando dibujó un círculo en la superficie de las profundidades.
28Yo estuve allí cuando Él estableció las nubes arriba y cuando los manantiales en las profundidades fueron fijados. 29Yo estuve allí cuando Él puso Su límite para el mar, para que las aguas no se dispersaran más allá de Su mandato, y cuando fue establecido el límite para los fundamentos de la tierra seca.
30Yo estuve junto a Él, como un hábil artesano; yo era Su deleite día tras día, siempre regocijándome delante de Él. 31Yo me alegraba en todo Su mundo, y mi deleite estaba en los hijos de la humanidad.
32Ahora, hijos míos, escúchenme, pues aquellos que mantienen mis caminos serán bendecidos. 33Escuchen mi instrucción y sean sabios; no la descuiden. 34Aquel que me escuche será bendecido. Él estará velando todos los días en mis puertas, esperando junto a los postes de mis puertas.
35Pues cualquiera que me encuentre, encuentra la vida, y encontrará el favor del SEÑOR. 36Pero aquel que falle, hiere su propia vida; todos los que me odian, aman la muerte."

9

1La sabiduría ha construído su propia casa; ella ha labrado siete pilares de las rocas. 2Ella ha sacrificado sus animales; ella ha mezclado su vino; y ella ha preparado su mesa.

3Ella ha envíado a sus siervas; ella llama desde de los puntos altos de la ciudad, 4"¿Quién es ingenuo? ¡Deja que se desvíe aquí!" A aquel que le falte buen sentido ella le habla.
5"Ven, come mi alimento y toma el vino que yo he mezclado. 6Deja tus acciones ingenuas y vive; anda en el camino del entendimiento.
7Quien disciplina a un burlador recibe abuso, y quien reprende a una persona malvada recibe insultos. 8No reprendas a un burlador, o él te odiará; reprende a un hombre sabio, y él te amará. 9Dale a una persona sabia, y él se volverá más sabio; enseña a una persona justa, y él añadirá a su aprendizaje.
10El temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santo es entendimiento. 11Porque a través de mí tus días serán multiplicados, y años de vida te serán añadidos. 12Si tú eres sabio, tú eres sabio para tí mismo, y si tú te burlas, lo pagarás tu mismo."
13La mujer insensata es ignorante; ella no tiene instrucción y no sabe nada. 14Ella se sienta en la puerta de su casa, en una silla en los lugares altos del pueblo. 15Ella llama aquellos que pasan por las calles, a personas caminando recto en su camino.
16"Deja que cualquiera que sea ingenuo venga aquí," ella le dice a los que no tienen entendimiento. 17"Las aguas robadas son dulces y el pan del secreto es delicioso." 18Pero él no sabe que la muerte está ahí, que sus invitados están en las profundidades del Seol.

10

1Los proverbios de Salomón. Un hijo sabio hace que su padre se alegre, pero un hijo necio trae dolor a su madre. 2Los tesoros acumulados por la maldad no tienen valor, pero hacer lo correcto te cuida de la muerte. 3El SEÑOR no deja que el alma de los justos pase hambre, pero Él frustra los antojos del malvado.

4Una mano perezosa hace que una persona sea pobre, pero la mano de la persona diligente gana riquezas. 5Un hijo sabio cultiva durante el verano, pero es vergonzoso para él dormir durante la cosecha.
6Los regalos de Dios están sobre la cabeza de la persona justa, pero la boca de los malvados cubre la violencia. 7La persona justa hace feliz a aquellos que lo recuerdan, pero el nombre del malvado se pudrirá.
8Aquellos que son sensibles aceptan órdenes, pero un necio y hablador se arruinará. 9Aquel que camina en integridad, camina en seguridad, pero aquel que hace sus caminos torcidos, él será encontrado.
10Aquel que guiña el ojo causa dolor, pero un necio y hablador será derribado. 11La boca de la persona justa es una fuente de agua de vida, pero la boca de los malvados será cubierta de violencia.
12El odio agita los conflictos, pero el amor cubre todas las ofensas. 13La sabiduría se encuentra en los labios de una persona de discernimiento, pero la vara es para la espalda de una persona que no tiene entendimiento.
14Los hombres sabios acumulan conocimiento, pero la boca de un necio lleva a la destrucción. 15La riqueza de un hombre rico es su ciudad fortificada, la pobreza del pobre es su destrucción.
16La paga de la persona justa lleva a la vida; la paga de los malvados los guía a pecar. 17Hay un sendero a la vida para el que siga la discplina, pero el que rechaza la corrección es desviado.
18Cualquiera que oculte el odio tiene labios mentirosos, y cualquiera que esparce calumnias es un necio. 19Cuando hay muchas palabras, la transgresión no falta, pero aquel que es cuidadoso en lo que dice, es sabio.
20La lengua de la persona justa es plata pura; hay poco valor en el corazón del malvado. 21Los labios de la persona justa alimentan a muchos, pero los necios mueren por su falta de entendimiento.
22Los buenos regalos del SEÑOR traen riqueza y Él no añade dolor a ella. 23La maldad es un juego que el necio juega, pero la sabiduría es un placer para el hombre de entendimiento.
24El temor de la persona malvada lo dominará, pero el deseo de la persona justa será concedido. 25Los malvados son como una tormenta que pasa, y ya no están, pero la persona justa permanece para siempre.
26Como vinagre en los dientes y humo en los ojos, así es el haragán para aquellos que lo envían. 27El temor del SEÑOR prolonga la vida, pero los años del malvado serán cortos.
28La esperanza de la gente justa es su alegría, pero los años de la gente malvada serán cortos. 29El camino del SEÑOR protege a aquellos que tienen integridad, pero es destrucción para el malvado. 30La persona justa jamás será derribada, pero el malvado no se quedará en la tierra.
31De la boca de la persona justa sale el fruto de la sabiduría, pero la lengua perversa será cortada. 32Los labios de la persona justa saben lo que es aceptable, pero la boca del malvado, habla perversidades.

11

1El SEÑOR odia las balanzas que no son precisas, pero se deleita en los pesos exactos. 2Cuando llega el orgullo, entonces viene la desgracia, pero con la humildad viene la sabiduría.

3La integridad de los justos los guía, pero los caminos torcidos de los traicioneros los destruyen. 4La riqueza no tiene valor en el día de la ira, pero hacer el bien te guarda de la muerte.
5La conducta recta de los libres de culpa hace su camino recto, pero los malvados caerán a causa de su propia maldad. 6La conducta recta de aquellos que complacen a Dios los mantiene a salvo, pero los traicioneros son atrapados por sus antojos.
7Cuando muere un hombre malvado, su esperanza perece y la esperanza que estaba en su fuerza viene a ser nada. 8La persona justa se mantiene lejos de los problemas y estos en su lugar vienen sobre los malvados.
9Con su boca, la persona que no tiene a Dios destruye a su vecino, pero a través del conocimiento los justos están a salvo. 10Cuando los justos prosperan, la ciudad se regocija; cuando el malvado perece, allí hay gritos de gozo. 11A través de las buenas dádivas de aquellos que agradan a Dios, la ciudad se engrandece; por la boca de los malvados la ciudad es derribada.
12El hombre que siente desprecio por su amigo no tiene entendimiento, pero un hombre de entendimiento guarda silencio. 13Cualquiera que anda calumniando revela secretos, pero la persona fiel mantiene el asunto sin revelar.
14Donde no hay una dirección sabia, la nación cae, pero la victoria viene por consultar a muchos consejeros.
15Cualquier que garantiza un préstamo a un extraño seguramente sufrirá daño, pero aquel que odia dar una promesa de ese tipo está a salvo. 16Una mujer afable recibe honor, pero la gente cruel se aferra a la riqueza.
17La persona amable se beneficia a sí misma, pero aquel que es cruel se hiere a sí mismo. 18El malvado miente para obtener su salario, pero aquel que siembra lo que es correcto, cosecha el salario de la verdad.
19Una persona honesta que hace lo que es correcto vivirá, pero aquel que persigue la maldad morirá. 20El SEÑOR odia a aquellos cuyos corazones son perversos, pero Él se deleita en aquellos cuyos caminos son irreprochables.
21Estén seguros de esto, el malvado no se irá sin castigo, pero los descendientes de los justos estarán a salvo. 22Como un anillo de oro en el hocico de un puerco es una mujer hermosa sin discreción.
23Los deseos de los justos resultan en bien, pero los malvados solo pueden esperar por la ira. 24Hay uno que siembra semilla, él acumulará aún más; otro no sembró, él se empobrecerá.
25La persona generosa prosperará y aquel que da agua a otros tendrá agua para sí mismo. 26La gente maldice al hombre que se rehusa a vender grano, pero las buenas dádivas coronan la cabeza de aquel que lo vende.
27Aquel que diligentemente busca el bien también está buscando favor, pero aquel que busca lo malo, lo encontrará. 28Aquellos que confían en sus riquezas caerán, pero como las hojas, los justos florecerán.
29Aquel que trae problemas sobre su propia casa heredará el viento y el necio será siervo del sabio de corazón.
30El justo será como un árbol de la vida, pero la violencia quita vidas. 31¡Mirad! El justo recibe lo que merece; cuanto más el malvado y el pecador.

12

1Cualquiera que ame la disciplina ama el conocimiento, pero el que odia la corrección es torpe. 2El SEÑOR da favor al buen hombre, pero él condena a un hombre que hace planes malvados.

3Una persona no puede ser establecerse en la maldad, pero la gente justa no puede ser arrancada. 4Una esposa valiosa es la corona de su esposo, pero aquella que trae vergüenza es como una enfermedad que seca los huesos.
5Los planes de los rectos son justos, pero el consejo del malvado es engañoso. 6Las palabras de las personas malvadas son una emboscada esperando por una oportunidad para matar, pero las palabras del noble lo mantienen seguro.
7Las personas malvadas son descartadas y desaparecen, pero la casa de la persona justa permanecerá. 8Una persona es alabada por la cantidad de sabiduría que tiene, pero aquel que toma decisiones perversas es despreciado.
9Mejor es tener una posición no importante, siendo solo un servidor, que presumir de su importancia, pero no tener comida. 10La persona justa se ocupa de las necesidades de su animal, pero el malvado sin compasión es cruel.
11Aquel que trabaja su tierra tendrá suficiente comida, pero cualquiera que persiga proyectos inútiles no tiene entendimiento. 12La persona malvada desea lo que el hombre malo ha robado de otros, pero el fruto de las personas justas viene de ellos mismos.
13Una persona malvada está atrapada por su hablar malvado, pero la persona justa escapa de los problemas. 14Del fruto de sus palabras una persona está llena de buenas cosas, así como el trabajo de sus manos lo recompensa.
15El camino de un necio está en sus propios ojos, pero un hombre sabio escucha el consejo. 16Un necio muestra su enojo enseguida, pero uno que ignora un insulto es prudente.
17Aquel que habla verdad dice lo que es correcto, pero un testigo falso dice mentiras. 18Las palabras de uno que habla descuidadamente son como golpes de una espada, pero la lengua del sabio trae sanidad.
19Labios veraces duran para siempre, pero una lengua mentirosa es solo por un momento. 20Hay engaño en los corazones de aquellos que planifican hacer mal, pero gozo viene a los consejeros de paz.
21Ningún mal viene a la persona justa, pero las personas malvadas son llenas de dificultades. 22El SEÑOR odia los labios mentirosos, pero aquellos que viven fielmente son Su delicia.
23Un hombre prudente oculta su conocimiento, pero el corazón del necio grita su necedad. 24La mano del diligente gobernará, pero el vago será puesto a labor forzada.
25La ansiedad en el corazón de una persona lo deprime, pero una buena palabra lo alegrará. 26La persona justa es una guía para su amigo, pero el camino del malvado los desvía.
27Las personas vagas no asan su propia presa, pero el hombre diligente obtendrá preciosa riqueza. 28Aquellos que caminan de la manera correcta encuentran vida y en su camino no hay muerte.

13

1Un hijo sabio escucha la instrucción de su padre, pero un burlador no va a escuchar la reprensión. 2De los frutos de su boca, una persona disfruta las cosas buenas, pero el apetito de un traicionero es para violencia.

3El que guarda su boca protege su vida, pero el que habla demasiado se arruinará a sí mismo. 4El apetito de las personas perezosas desea mucho, pero no obtiene nada, pero el apetito de las personas diligentes será enriquecido satisfactoriamente.
5La persona justa odia la mentira, pero una persona malvada se hace a sí mismo repugnante, y él hace lo que es vergonzoso. 6La rectitud protege a aquellos que son impecables en sus caminos, pero la maldad aleja a aquellos que cometen pecado.
7Hay quien se enriquece a sí mismo, pero no tiene nada en absoluto y hay quien lo da todo y sin embargo es verdaderamente rico. 8El rescate de la vida de un hombre rico es su riqueza, pero una persona pobre no oye amenazas.
9La luz de las personas justas regocija, pero la lámpara de las personas malvadas será apagada. 10El orgullo solo produce conflicto, pero para aquellos que escuchan un buen consejo, allí hay sabiduría.
11La riqueza disminuye cuando hay mucha vanidad, pero aquel que hace dinero trabajando con sus manos hará que su dinero crezca. 12Cuando la esperanza es pospuesta, quebranta el corazón, pero un anhelo cumplido es un árbol de vida.
13Aquel que desprecia la instrucción comoquiera estará sujeto a ella, pero aquel que honra el mandamiento será recompensado. 14La enseñanza de una persona sabia es fuente de vida apartándola de las trampas de muerte.
15La buena intuición gana favor, pero el camino del traicionero nunca acabará. 16Las personas prudentes representan el conocimiento en cada decisión, pero un tonto exhibe su tontería.
17Un mensajero malvado cae en problemas, pero un emisario fiel trae reconciliación. 18Aquel que ignora la instrucción va a tener pobreza y vergüenza, pero honor vendrá a aquel que aprende de la corrección.
19Un anhelo realizado es un deleite al apetito, pero los tontos odian apartarse de la maldad. 20Camina con personas sabias y tú serás sabio, pero el compañero de los tontos sufrirá daño.
21El desastre persigue a los pecadores, pero las personas justas son premiadas con bien. 22Una buena persona deja una herencia a sus nietos, pero la riqueza de un pecador es guardada para las personas justas.
23Un campo sin arar poseído por un pobre puede producir mucha comida, pero es barrido por la injusticia. 24Aquel que no disciplina a su hijo, lo odia, pero aquel que ama a su hijo es cuidadoso en instruirlo.
25Una persona justa come hasta que satisface su apetito, pero el estómago del malvado está siempre hambriento.

14

1La mujer sabia construye su casa, pero una mujer tonta la derriba con sus propias manos. 2Él que camina rectamente teme al SEÑOR, pero el que es deshonesto en sus caminos Lo desprecia.

3De la boca del necio sale un retoño de su orgullo, pero los labios de los sabios los preservarán. 4Donde no hay ganado, el pesebre está limpio, pero la abundancia de cultivo viene por la fuerza del buey.
5Un fiel testigo no miente, pero un falso testigo respira mentiras. 6Un burlador busca la sabiduría y no hay ninguna, pero el conocimiento llega fácilmente a aquel que discierne
7Aléjate de la persona tonta porque no hallarás entendimiento en sus labios. 8La sabiduría de la persona prudente es entender su propio camino, pero la locura de los tontos es la decepción.
9Los tontos se burlan cuando la ofrenda de culpa es sacrificada, pero entre los rectos el favor es compartido. 10El corazón conoce su propia amargura y ningún extraño comparte su gozo.
11La casa de los malvados será destruida, pero la carpa de las personas rectas florecerá. 12Hay un camino que parece correcto para el hombre, pero su final solo lleva hacia la muerte.
13Un corazón puede reír pero aún sentir dolor y el gozo puede terminar siendo tristeza. 14Aquel que no es fiel obtendrá lo que se merece, pero una persona buena obtendrá lo que es suyo.
15El que es ingenuo lo cree todo, pero el hombre prudente razona sobre sus pasos. 16Un hombre sabio teme y se aparta del mal, pero el tonto confiadamente descarta la advertencia.
17Alguien que es rápido para enfadarse hace cosas tontas, y una persona que hace planes perversos es odiado. 18El ingenuo hereda la tontería, pero las personas prudentes son coronadas con el conocimiento.
19Las personas perversas se postran ante aquellos que son buenos y aquellos que son malvados se postrarán a las puertas de la persona justa. 20La persona pobre es odiada aún por sus propios compañeros, pero las personas ricas tienen muchos amigos.
21El que muestra desprecio por su vecino está pecando, pero aquel que muestra favor a los pobres es bendecido. 22¿No se descarrilan aquellos que planifican el mal? Pero aquellos que planifican el bien recibirán un pacto de fidelidad e integridad.
23Con todo trabajo fuerte viene la ganancia, pero cuando solo se habla, se conduce a la pobreza. 24La corona de las personas sabias es su riqueza, pero la locura de los tontos solo les trae más locura.
25Un testigo confiable salva vidas, pero un testigo falso respira mentiras.
26Cuando alguien le teme al SEÑOR, él tambien tiene mucha confianza en Él; estas cosas serán como un lugar fuerte de protección para los hijos de este hombre. 27El temor al SEÑOR es una fuente de vida para que una persona se aparte de las trampas de la muerte.
28La gloria de un rey se encuentra en el gran número de sus personas, pero sin personas el príncipe está arruinado. 29Una persona paciente tiene gran entendimiento, pero la persona que se enfada rápido exalta la locura.
30Un corazón tranquilo es vida para el cuerpo, pero la envidia pudre los huesos. 31Aquel que oprime a los pobres maldice a su Creador, pero aquel que muestra favor al necesitado lo honra.
32La persona malvada es derrotada por sus malas acciones, pero la persona justa tiene refugio aún en la muerte. 33La sabiduría descansa en el corazón del que discierne, pero aún en medio de los tontos ella se hace conocer.
34Haciendo lo correcto se exalta una nación, pero el pecado es una desgracia para cualquier persona. 35El favor del rey está con el sirviente que actúa con prudencia, pero su enojo es para aquel que actúa vergonzosamente.

15

1Una respuesta afable calma la ira, pero una respuesta fuerte provoca enojo. 2La lengua de las personas sabias complementa al conocimiento, pero la boca de los tontos derrama locura.

3Los ojos del SEÑOR están en todos lados, manteniendo la mirada sobre el malvado y el bueno. 4Una lengua sanadora es un árbol de vida, pero una lengua engañadora aplasta al espíritu.
5Un tonto desprecia la enseñanza de su padre, pero aquel que aprende de la corrección es prudente. 6En la casa de la persona justa, hay gran tesoro, pero las ganancias de la persona malvada le dan problema.
7Los labios de las personas sabias dispersan conocimiento, pero no así el corazón de los tontos. 8El SEÑOR odia los sacrificios de la gente malvada, pero la oración de la gente recta es Su deleite.
9El SEÑOR odia el camino de la gente malvada, pero ama a aquel que persigue lo correcto. 10La disciplina fuerte le espera a cualquiera que abandone el camino y aquel que odie la corrección morirá.
11El Seol y la destrucción están expuestas ante el SEÑOR; ¿cuánto más el corazón de los hijos de la humanidad? 12El burlador resiente la corrección; él no irá a los sabios.
13Un corazón contento alegra el rostro, pero la angustia aplasta al espíritu. 14El corazón del que discierne busca el conocimiento, pero la boca del tonto se alimenta de la locura.
15Todos los días de la gente oprimida son miserables, pero el corazón alegre tiene un festín eterno. 16Mejor es poco con el temor del SEÑOR que gran tesoro con confusión.
17Mejor es una comida con vegetales donde hay amor, que un ternero cebado servido con odio. 18Un hombre enojado provoca discusiones, pero una persona que es lenta para el enojo calma una pelea.
19El sendero del perezoso es como una lugar con un cerco de espinas, pero el sendero del recto es una carretera en progreso. 20Un hijo sabio trae gozo a su padre, pero una persona tonta desprecia a su madre.
21La locura deleita a una persona que carece de sentido, pero aquel que tiene entendimiento camina en un paso recto. 22Los planes van mal donde no hay consejo, pero con numerosos consejeros ellos tienen éxito.
23Una persona encuentra gozo cuando da una respuesta pertinente; ¡cuán buena es una palabra oportuna! 24El sendero de la vida lleva hacia arriba a la gente prudente para que ellos puedan alejarse del Seol abajo.
25El SEÑOR arranca el legado del orgulloso, pero Él protege la propiedad de la viuda. 26El SEÑOR odia los pensamientos de la gente malvada, pero las palabras de bondad son puras.
27El ladrón trae problema a su familia, pero aquel que odia el chantaje vivirá. 28El corazón de la persona justa, pondera antes sus respuestas, pero la boca de la gente malvada derrama toda su maldad.
29El SEÑOR está lejos de la gente malvada, pero Él escucha la oración de la gente justa. 30La luz de los ojos trae alegría al corazón y las buenas noticias son salud para el cuerpo.
31Si tu prestas atención cuando alguien te corrige cómo vives, tú te mantendrás entre la gente sabia. 32Aquel que rechaza la disciplina se desprecia a sí mismo, pero aquel que escucha la corrección gana entendimiento.
33El temor al SEÑOR enseña que la sabiduría y la humildad vienen antes que el honor.

16

1Los planes del corazón pertenecen a una persona, pero del SEÑOR viene la respuesta de Su lengua. 2Todos los caminos de una persona son puros ante sus propios ojos, pero el SEÑOR pesa los espíritus.

3Encomienda tus obras al SEÑOR y tus planes tendran éxito. 4El SEÑOR ha hecho todo para su propósito, hasta al malvado para el día del mal.
5El SEÑOR odia a todo al que tiene un corazón arrogante, pero asegúrate de esto, ellos no quedarán sin castigo. 6Por la fidelidad y la confiabilidad del pacto, la iniquidad es expiada, para que por el temor al Señor, el pueblo se apartará del mal.
7Cuando los caminos de una persona son agradables al SEÑOR, Él hace que aún los enemigos de esa persona estén en paz con él. 8Mejor es un poco con lo que es justo, que un gran ingreso con injusticia.
9En su corazón una persona planifica su camino, pero el SEÑOR dirige sus pasos. 10Decisiones profundas están en los labios de un rey; su boca no debe traicionar la justicia.
11Las balanzas fiables vienen del SEÑOR; todas las pesas en la bolsa son Su obra. 12Cuando los reyes hacen cosas malvadas, eso es algo despreciable, pues un trono es establecido haciendo lo que es correcto.
13Un rey se deleita con labios que dicen lo que está bien y él ama al que habla directamente. 14El furor de un rey es un mensajero de muerte pero un hombre sabio tratará de calmar su ira.
15En la luz del rostro de un rey hay vida y su favor es como una nube que trae lluvia de primavera. 16Cuánto mejor es adquirir la sabiduría que el oro. Adquirir entendimiento se debe escojer más que la plata.
17La senda de la gente recta se aparta del mal; aquel que protege su vida guarda su camino. 18El orgullo viene antes de la destrucción y un espíritu arrogante antes de una caída.
19Es mejor ser humilde entre las personas pobres que dividir el botín con personas orgullosas. 20El que contempla lo que se le enseña encontrará lo que es bueno, y aquellos que confían en el SEÑOR serán bendecidos.
21El que es sabio de corazón es llamado alguien que discierne y la dulzura del habla mejora la habilidad para enseñar. 22El entendimiento es una fuente de vida para el que lo tiene, pero la instrucción de los necios es su necedad.
23El corazón de una persona sabia da lucidez a su boca y añade persuasión a sus labios. 24Las palabras agradables son un panal de miel, dulce al alma y curativas a los huesos.
25Hay un camino que parece derecho al hombre, pero su final es el camino a la muerte. 26El apetito del trabajador trabaja para él; su hambre lo impulsa.
27La persona inútil desentierra la maldad y sus palabras son como fuego abrasador. 28Una persona perversa provoca el conflicto y un chismoso separa a los amigos cercanos.
29Un hombre de violencia miente a su vecino y lo guía por un camino que no es bueno. 30El que guiña el ojo está tramando cosas perversas; aquellos que aprietan los labios traerán el mal.
31El cabello gris es una corona de gloria; se adquiere viviendo de la manera correcta. 32Es mejor ser lento para la ira que ser un guerrero y aquel que domina su espíritu es más fuerte que el que conquista una ciudad.
33La suerte se arroja al regazo, pero la decisión es del SEÑOR.

17

1Es mejor quedarse callado con un bocado de pan seco, que una casa llena de banquetes con contienda. 2Un siervo sabio gobernará sobre un hijo que actúa desvergonzadamente y compartirá la herencia como uno de sus hermanos.

3El crisol es para la plata y el horno para es para el oro, pero el SEÑOR refina corazones. 4Una persona que hace maldad, presta atención a los labios malvados; un mentiroso presta su oído a la lengua destructiva.
5Quienquiera que se burla del pobre insulta a su Hacedor, y aquel que se regocija en la desgracia no quedará sin castigo. 6Los nietos son corona de los ancianos y los padres traen honor a sus niños.
7El discurso elocuente no es apropiado para un tonto; mucho menos los labios mentirosos son apropiados para la realeza. 8Un soborno es como una piedra mágica para el que lo da; dondequiera que él va, él triunfa.
9Quienquiera que pasa por alto una ofensa busca el amor, pero el que repite un asunto, aparta amigos cercanos. 10Una reprensión va más profundo dentro de una persona que tiene entendimiento, que cien azotes que se le den a un tonto.
11Una persona malvada solo busca rebelión, así que un mensajero cruel será enviado contra él. 12Es mejor encontrar a una osa a la que le robaron sus cachorros que encontrar a un tonto en su tontería.
13Cuando alguien devuelve mal por bien, el mal nunca dejará su casa. 14El principio del conflicto es como él que suelta agua por todas partes, así que aléjate de la disputa antes de que ésta comience.
15Cualquiera que absuelva al malvado o condene a la persona justa, ambos son abominación al SEÑOR. 16¿Por qué un tonto debe pagar dinero para aprender acerca de la sabiduría, cuando él no tiene la habilidad para aprenderla?
17Un amigo es amoroso en todo tiempo y un hermano nace para tiempos de problemas. 18Un hombre insensato hace promesas comprometedoras y se ata a las deudas de su vecino.
19Quienquiera que ama el conflicto ama el pecado; aquel que hace que el umbral de su puerta sea muy alto causa que los huesos se quebranten. 20Una persona que tiene un corazón torcido no encuentra nada que sea bueno; el que tiene una lengua perversa cae en calamidad.
21Quienquiera que sea pariente de un tonto, trae dolor sobre sí mismo; y el padre de un tonto no tiene alegría. 22Un corazón alegre es buena medicina, pero un espíritu quebrantado seca los huesos.
23Un hombre malvado acepta un soborno secreto para pervertir los caminos de justicia. 24El que tiene entendimiento se enfoca hacia la sabiduría, pero los ojos de un tonto, se enfocan en los confines de la tierra.
25Un hijo tonto es un dolor para su padre y amargura para la mujer que lo parió. 26También, nunca es bueno castigar a la persona justa; ni tampoco es bueno azotar al hombre noble que tiene integridad.
27Él que tiene conocimiento usa pocas palabras y él que tiene entendimiento es razonable. 28Aún un tonto es considerado sabio si se mantiene en silencio; cuando él mantiene su boca cerrada, él es considerado inteligente.

18

1Él que se aísla a sí mismo busca su propio deseo y pelea contra todo buen juicio. 2Un necio no encuentra placer en el entendimiento, sino solamente en revelar lo que está dentro de su propio corazón.

3Cuando una persona malvada viene, el desprecio viene con él-- junto a la vergüenza y al reproche. 4Las palabras de la boca de un hombre son aguas profundas; la fuente de la sabiduría es una corriente que fluye.
5No es bueno ser parcial hacia la persona malvada, ni negarle la justicia a la persona justa. 6Los labios de un necio le traen conflicto y su boca invita una a paliza.
7La boca de un necio es su ruina y él se atrapa a sí mismo con sus labios. 8Las palabras de un chisme son como bocados deliciosos y bajan a las partes internas del cuerpo.
9También, él que es perezoso en su trabajo es un hermano para el que más destruye. 10El nombre del SEÑOR es una torre fuerte; la persona justa corre hacia ella y está segura.
11La riqueza del rico es su ciudad fortificada y en su imaginación es como una muralla alta. 12Antes de su caída, el corazón de una persona es orgulloso, pero la humildad viene antes que el honor.
13Él que responde antes de escuchar-- eso es su locura y vergüenza. 14El espíritu de una persona sobrevivirá a la enfermedad, pero un espíritu quebrantado, ¿quién lo soporta?
15El corazón del inteligente adquiere conocimiento y el oído de los sabios lo buscan. 16El regalo de un hombre puede abrir el camino y traerlo delante de una persona importante.
17El primero en defender su caso parece tener la razón, hasta que su adversario viene y lo cuestiona. 18Echar la suerte resuelve disputas y separa a los oponentes fuertes.
19Es más difícil ganarse a un hermano ofendido que a una cuidad fuerte y las disputas son como las barras de un castillo. 20Del fruto de su boca, se llena el estómago; con la cosecha de sus labios él se satisface.
21La muerte y la vida son controladas por la lengua, y aquellos que aman la lengua comerán de su fruto. 22El que encuentra a una esposa, encuentra una cosa buena y recibe el favor del SEÑOR.
23Una persona pobre ruega por la misericordia, pero una persona rica responde bruscamente. 24El que adquire a muchos amigos es llevado a la ruina por ellos, pero hay un amigo que viene a ser más fiel que un hermano.

19

1Mejor es una persona pobre que camina en su integridad que el que es perverso en su hablar y es un tonto. 2También, no es bueno tener deseo sin conocimiento y el que corre muy rápido, pierde el sendero.

3La tontería de una persona arruina su vida y su corazón se enfurece contra el SEÑOR. 4La riqueza añade a muchos amigos, pero una persona pobre es separada de sus amigos.
5Un falso testigo no quedará sin castigo y aquel que respira mentiras no escapará. 6Muchos pedirán un favor de una persona generosa y todos son amigos de aquel que da regalos.
7Todos los hermanos de un hombre pobre lo odian; ¡cuánto más se irán sus amigos lejos de él! Él los llama, pero ellos se han ido. 8Él que obtiene sabiduría ama su propia vida; él que guarda entendimiento encontrará lo que es bueno.
9Un falso testigo no quedará sin castigo, pero el que respira mentiras perecerá. 10No es adecuado para un tonto vivir en lujos, mucho menos para un esclavo gobernar sobre príncipes.
11La discreción hace a una persona lenta para el enojo y es su gloria dejar pasar una ofensa. 12La ira de un rey es como el rugir de un león joven, pero su favor es como rocío sobre la hierba.
13Un hijo tonto es ruina para su padre y una esposa peleona es una gota de agua goteando constantemente. 14Una casa y la riqueza se heredan de los padres, pero una esposa prudente es del SEÑOR.
15La pereza lanza a una persona a un sueño profundo, pero el que no está dispuesto a trabajar, pasará hambre. 16El que obedece el mandato guarda su vida, pero la persona que no piensa sobre la manera en que vive morirá.
17Cualquiera que es amable con los pobres le presta al SEÑOR, y Él lo retribuye por lo que él haya hecho. 18Disciplina a tu hijo, mientras haya esperanza, y no pongas tu deseo en matarlo.
19Una persona temperamental debe pagar la penalidad; si tú lo rescatas, lo tendrás que hacer una segunda vez. 20Escucha consejo y acepta instrucción para que así puedas convertirte en sabio al final de tu vida.
21Muchos son los planes en el corazón de una persona, pero el propósito del SEÑOR es el que se impondrá. 22La lealtad es lo que una persona desea y una persona pobre es mejor que un mentiroso.
23La honra al SEÑOR guía a las personas a la vida; cualquiera que la tenga será satisfecho y no sufrirá por daño. 24El haragán entierra su mano en el plato; él ni siquiera la volverá a traer a su boca.
25Golpea a un burlador, y la persona ingenua se volverá prudente; disciplina al que discierne, y él ganará conocimiento.
26El que roba a su padre y persigue a su madre es un hijo que trae vergüenza y reproche. 27Hijo mio, si tú cesas de escuchar instrucción, tú te apartarás de las palabras de conocimiento.
28Un testigo corrupto se burla de la justicia, y la boca del malvado traga iniquidad. 29La condenación está lista para los burladores y la paliza para las espaldas de los tontos.

20

1El vino es burlador y la bebida fuerte es alborotadora; cualquiera que se desvía por causa de la bebida no es sabio. 2El temor de un rey es como el temor de un león cachorro que está rugiendo; quien lo hace enojar pierde su vida.

3Es un honor para cualquiera el evitar el conflicto, pero todo tonto salta hacia un argumento. 4La persona perezosa no ara en otoño; él busca cultivo en tiempo de cosecha, pero no lo hallará.
5El propósito en el corazón humano es como aguas profundas, pero alguien con entendimiento lo sacará. 6Muchas personas proclama que son leales, pero ¿quién puede encontrar a uno que sea fiel?
7La persona justa camina en su integridad y sus hijos serán bendecidos. 8Un rey que se sienta en el trono realizando los deberes de un juez está discerniendo todo el mal que está frente a él.
9¿Quién puede decir: "Yo he mantenido mi corazón limpio; yo estoy libre de mi pecado?" 10Pesos discrepantes y medidas desiguales-- el SEÑOR los odia a ambos.
11Inclusive a un joven se le conoce por sus acciones, ya sea por su conducta pura y recta. 12Oídos que oyen y ojos que ven--- el SEÑOR los hizo a ambos.
13No ames el sueño o te sobrevendrá la pobreza; abre tus ojos y tendrás comida en abundancia. 14"¡Malo! ¡Malo!" dice el comprador, pero cuando él se va, él presume.
15Hay oro y una abundancia de piedras costosas, pero los labios de entendimiento son piedras preciosas. 16Toma una vestimenta de aquel que haya puesto fianza para un extranjero, y manténla en garantía cuando él ponga fianza para una mujer inmoral.
17El pan adquirido por engaño sabe dulce, pero después su boca estará llena de gravilla. 18Los planes son establecidos por causa del consejo y solamente con dirección sabia deberás hacer la guerra.
19Un chisme revela secretos así que no deberías asociarte con personas que hablen demasiado. 20Si una persona maldice a su padre o a su madre, su lámpara será extinguida en medio de la oscuridad.
21Una herencia recibida antes de tiempo al final hará menos bien. 22No digas: "¡Yo te pagaré por este mal!" Espera al SEÑOR y Él te rescatará.
23El SEÑOR odia los pesos desiguales, y las escalas deshonestas no son buenas. 24Los pasos de una persona son dirigidos por el SEÑOR; ¿cómo entonces puede él entender su camino?
25Es una trampa para una persona decir apresuradamente: "Esta cosa es santa," y comenzar a pensar acerca de lo que significa solamente después de hacer su voto. 26Un rey sabio separa a los malvados y gira una rueda de trillar sobre ellos.
27El espíritu de una persona es la lámpara del SEÑOR escudriñando todas sus partes más internas. 28El pacto de fidelidad y honradez conservan al rey; su trono es hecho seguro por el amor.
29La gloria de un hombre joven es su fuerza y el esplendor de las personas mayores es su cabello gris. 30Los golpes que hacen que una herida limpie de la maldad, y las palizas hacen limpias las partes más internas.

21

1El corazón del rey es una corriente de agua en la mano del SEÑOR; Él lo mueve dondequiera que Él desee. 2El camino de cada persona es correcto en sus propios ojos, pero es el SEÑOR quien pesa los corazones.

3El hacer lo que es correcto y justo es más aceptable para el SEÑOR que el sacrificio. 4Los ojos arrogantes y un corazón orgulloso - la lámpara del malvado - son pecado.
5Los planes del diligente llevan sólo a la prosperidad, pero todo el que actúe rápidamente llega solo a la pobreza. 6Adquirir riquezas por una lengua mentirosa es un vapor pasajero y una trampa que mata.
7La violencia de los malvados los arrastrará lejos porque ellos se niegan a hacer lo que es justo. 8El camino de una persona culpable es torcido, pero el que es puro hace lo que es correcto.
9Es mejor vivir en una esquina del techo que en una casa compartida con una esposa peleona. 10El apetito de los malvados ansía la maldad; su vecino no ve amabilidad en sus ojos.
11Cuando el burlador es castigado, el ingenuo se vuelve sabio, y cuando la persona sabia es instruída, él se aferra al conocimiento. 12La persona justa vigila la casa de la persona malvada; él lleva a las personas malvadas al desastre.
13El que cierra sus oídos al llanto de los pobres, él también llorará, pero no se le contestará. 14Un regalo en secreto calma el enojo y un regalo oculto calma la fuerte ira.
15Cuando se hace justicia, trae alegría a la persona justa, pero trae terror a los malhechores. 16El que vaga fuera del camino del entendimiento, él descansará en la asamblea de los muertos.
17Cualquiera que ame el placer se hará pobre; el que ama el vino y el aceite no será rico. 18Una persona malvada es un rescate para la persona justa, y la persona traicionera es un rescate para las personas rectas.
19Es mejor vivir en el desierto que con una esposa peleona y enojada. 20Tesoro precioso y aceite están en la casa de los sabios, pero un hombre necio los desperdicia.
21El que hace lo correcto y es amable; esta persona encuentra la vida, la justicia, y el honor. 22Un hombre sabio escala la ciudad de los poderosos, y él derriba la fortaleza en la que ellos confiaron.
23Cualquiera que guarde su boca y su lengua, se mantiene a sí mismo fuera de problemas. 24La persona orgullosa y arrogante, "Burlador" es su nombre, actúa con arrogancia.
25El deseo del perezoso lo mata porque sus manos se niegan a trabajar. 26Durante todo el día él anhela y anhela más, pero la persona justa da y no se aguanta.
27El sacrificio del malvado es detestable; es aún más detestable cuando él lo trae con motivos malvados. 28Un falso testigo perecerá, pero el que escucha hablará por siempre.
29Un hombre malvado endurece su rostro, pero una persona recta está segura de sus caminos.
30No hay sabiduría, no hay entendimiento y no hay consejo que pueda estar en contra del SEÑOR.31El caballo está preparado para el día de la batalla, pero la victoria le pertenece al SEÑOR.

22

1Un buen nombre debe ser elegido por encima de grandes riquezas y el favor es mejor que la plata y el oro. 2Las personas ricas y pobres tienen esto en común-- el SEÑOR es el hacedor de todos ellos.

3Un hombre prudente ve el problema y se esconde, pero el ingenuo va y sufre por eso. 4La recompensa por la humildad y el temor al SEÑOR es la riqueza, honor y vida.
5Espinas y trampas se encuentran en el camino del perverso; quien sea que guarde su vida se mantendrá lejos de ellos. 6Enséñale a un niño el camino por el que debe ir, y cuando sea viejo no se apartará de esa instrucción.
7Los ricos gobiernan a los pobres y el que toma prestado es esclavo del que presta. 8El que siembra la injusticia cosechará problemas y la vara de su furia se desvanecerá.
9El que tiene un ojo generoso será bendecido, pues él comparte su pan con el pobre. 10Aleja al burlador, y sale fuera la discordia; los conflictos y los insultos cesarán.
11El que ama un corazón puro y cuyo discurso es amable, él tendrá al rey como su amigo. 12Los ojos del SEÑOR vigilan el conocimiento, pero Él derriba las palabras de los traicioneros.
13Las persona perezosa dice: "¡Hay un león en la calle! Yo seré asesinado en los lugares abiertos." 14La boca de una adúltera es un hoyo profundo; la ira del SEÑOR es provocada contra cualquiera que caiga en él.
15La tontería está ligada al corazón de un niño, pero la vara de la disciplina la aleja. 16El que oprima a las personas pobres para aumentar su riqueza, o le de a las personas rica, vendrá a la pobreza.
17Inclina tu oído y escucha las palabras del sabio y aplica tu corazón a mi conocimiento, 18pues será placentero para ti si las mantienes dentro de ti, si todas ellas están listas en tus labios. 19Para que tu confianza pueda estar en el SEÑOR, yo te las enseño hoy-- incluso a ti.
20¿No he escrito para ti treinta dichos de instrucción y conocimiento, 21para enseñarte verdad en estas palabras confiables, para que tú puedas dar respuestas confiables a quienes te enviaron?
22No le robes al pobre porque él es pobre, ni aplastes al necesitado en la puerta, 23porque el SEÑOR defenderá su caso, y Él le robará la vida a los que le roben a ellos.
24No te hagas amigo del que es gobernado por la ira y tú no debes andar con uno que se enfurece, 25o aprenderás sus caminos y tomarás carnada para tu alma.
26No seas uno que golpeas las manos con quien haces una promesa, o que pone una fianza para las deudas. 27Si te hacen falta los medios para pagar, ¿qué le puede impedir a alguien quitarte la cama debajo de ti?
28No remuevas la antigua piedra de la conlindancia que tus padres han establecido. 29¿Ves a un hombre hábil en su trabajo? Él estará de pie ante reyes; él no estará de pie ante la gente común.

23

1Cuando te sientas a comer con un gobernante, observa cuidadosamente lo que está delante de ti, 2y pon un cuchillo a tu garganta si eres una persona que gusta de comer mucha comida. 3Que no se te antoje sus delicias, porque es comida de mentiras.

4No trabajes demasiado fuerte para obtener riquezas; sé suficientemente sabio para saber cuando detenerte. 5¿Dejarás que tus ojos se enciendan sobre ellas? Ella desaparecerá porque seguramente tomará alas como un águila y volará al cielo.
6No comas la comida de uno con ojo malvado- y no apetezcas sus delicias, 7porque él es la clase de hombre que cuenta el precio de la comida. "¡Come y bebe!" él te dice a ti, pero su corazón no está contigo. 8Vomitarás lo poco que has comido y habrás desperdiciado tus elogios.
9No hables en la presencia de un tonto porque él despreciará la sabiduría de tus palabras. 10No muevas una piedra antigua de colindancia o invadas en los campos de huérfanos, 11porque el Redentor de ellos es fuerte y Él defenderá su caso contra tí.
12Aplica tu corazón a la instrucción y tus oídos a las palabras del conocimiento.
13No retengas instrucción de un niño porque si lo disciplinas, él no morirá. 14Eres tú quien debe golpearlo con la vara y salvar su alma del Seol.
15Hijo mio, si tu corazón es sabio, entonces mi corazón también estará contento; 16mi ser más interno se regocijará cuando tus labios hablen lo que es correcto.
17No dejes que tu corazón envidie a los pecadores, pero continúa en el temor del SEÑOR todo el día. 18Seguramente hay un futuro y tu esperanza no será quitada.
19¡Escucha- tú! - hijo mio, y sé sabio y dirige tu corazón en el camino. 20No te asocies con borrachos, o con glotones que comen carnes 21porque el borracho y el glotón se vuelven pobres y el sueño los vestirá con harapos.
22Escucha a tu padre que te engendró y no desprecies a tu madre cuando sea vieja. 23Compra la verdad, pero no la vendas; compra sabiduría, instrucción, y entendimiento.
24El padre de la persona justa se regocijará grandemente, y él que procrea un hijo sabio se alegrará en él. 25Deja que tu madre y tu padre se alegren y deja que la que te concibió, se regocije.
26Hijo mio, dame tu corazón y deja que tus ojos observen mis caminos. 27Porque una prostituta es un abismo profundo, y una mujer inmoral es un pozo estrecho. 28Ella yace a la espera como un ladrón y ella aumenta el número de los traicioneros entre la humanidad.
29¿Quién tiene aflicción? ¿Quién tiene tristeza? ¿Quién tiene peleas? ¿Quién tiene quejas? ¿Quién tiene heridas sin razón? ¿Quién tiene ojos ensangrentados? 30Los que persisten sobre el vino, los que prueban el vino mixto.
31No mires el vino cuando esté rojo, cuando brille en la taza y baje suavemente. 32A lo último, muerde como una serpiente y pica como una culebra. 33Tus ojos verán cosas extrañas y tu corazón pronunciará cosas perversas.
34Tú serás como uno que duerme en alta mar o se acuesta en lo alto del mástil. 35"Ellos me pegaron," tú dirás, "pero no fui herido. Ellos me golpearon, pero yo no lo sentí. ¿Cuándo me levantaré? Yo buscaré otra bebida."

24

1No seas envidioso de los que son malignos, ni desees asociarte con ellos 2porque sus corazones traman violencia y sus labios hablan sobre problemas.

3Con la sabiduría una casa es construida y por el entendimiento es establecida. 4Por conocimiento los cuartos son llenos con todas preciosas y placenteras riquezas.
5Un guerrero de la sabiduría es fuerte, y un hombre de conocimiento incrementa su fuerza; 6pues por sabia dirección puedes pelear tu guerra y con muchos consejeros hay victoria.
7La sabiduría es muy elevada para un tonto; en la puerta él no abre su boca.
8Hay uno que planea hacer el mal, la gente lo llama un maestro de intrigas. 9Un plan tonto es pecado y los hombres desprecian a un burlador.
10Si te vuelves débil con miedo en el día del problema, entonces tu fuerza es poca.
11Rescata a los que son llevados a morir y guarda a los que se tambalean ante la masacre. 12Si tú dices: "Mira, nosotros no sabíamos nada sobre esto," ¿acaso el que pesa el corazón no entiende lo que quieres decir? El que guarda tu vida, ¿no lo sabe? ¿No le dará Dios a cada uno lo que merece?
13Hijo mío, come miel porque es buena, porque las gotas del panal son dulces a tu paladar. 14Así es la sabiduría para tu alma, si la encuentras, habrá un futuro y tu esperanza no será cortada.
15No te quedes esperando como la persona malvada que ataca la casa de la persona justa. ¡No destruyas su hogar! 16Pues la persona justa se cae siete veces y se levanta otra vez, pero la gente malvada son derrumbadas por calamidad.
17No celebres cuando tu enemigo caiga y no permitas que tu corazón se alegre cuando él se tropieza, 18o el SEÑOR lo verá y desaprobará y quitará su ira de él.
19No te preocupes por los malhechores, y no envidies a la gente malvada, 20pues la persona malvada no tiene futuro y la lámpara del malvado se apagará.
21Hijo mío, teman al SEÑOR, y teman al rey; no te asocies con los que se rebelan en contra de ellos, 22pues de pronto su desastre vendrá y, ¿quién sabe el alcance de la destrucción que vendrá de los dos?
23Estos también son dichos de los sabios. La parcialidad en el juicio de un caso en ley no es buena.
24Quien sea que diga a la persona malvada: "Eres una persona justa," será maldito por pueblos y odiado por naciones. 25Pero los que disciplinan a los malvados tendrán deleite y regalos de bondad le llegarán.
26El que da una contestación honesta, da un beso en los labios. 27Prepara tu trabajo de cultivo y prepara todo para ti en el campo; y después de eso construye tu casa.
28No des testimonio falso en contra de tu vecino sin causa y no engañes con tus labios. 29No digas: "Le haré a él lo que me ha hecho el a mí; le devolveré a él lo que ha hecho."
30Pasé por el campo de un hombre perozoso pasando el viñedo del hombre insensato. 31Las espinas habían crecido por todos lados; el suelo estaba cubierto de ortigas, y su pared de piedra estaba derribada.
32Entonces lo vi y lo consideré; yo miré y recibí instrucción. 33Dormir un poco, cabecear un poco, doblar las manos un poco para descansar, 34y la pobreza y tus necesidades llegarán marchando sobre ti como un soldado armado.

25

1Éstos son más proverbios de Solomón, copiados por los hombres de Ezequías, rey de Judá. 2Es la gloria de Dios encubrir un asunto, pero es la gloria de los reyes investigarlo. 3Como los cielos son para las alturas y la tierra es para la profundidad, así es el corazón de los reyes de inescrutable.

4Remueve la escoria de la plata, y el trabajador de metal puede usar la plata en su arte. 5Así que, remueve gente malvada de la presencia del rey, y su trono será establecido haciendo lo que es correcto.
6No te hagas honor a tí mismo en la presencía del rey y no te pares en el lugar designado para las personas importantes.
7Es mejor que él te diga: "Ven sube acá," a que él te humille ante un noble. 8Lo que has observado no lo lleves rápido a juicio. Pues ¿Qué harás al final cuando tú vecino te avergüence?
9Discute tu caso entre tú y tu vecino y no divulgues el secreto de otro, 10sino el que te escucha traerá vergüenza y un informe malvado sobre tí que no se podrá silenciar.
11Manzanas de oro en envases de plata es una palabra hablada en la situación correcta. 12Una sortija de oro o una prenda hecha de oro fino es una sabía reprensión al oído atento.
13Como el frío de la nieve en tiempos de cosecha es un mensajero fiel para los que lo enviaron; él le devuelve la vida a sus amos. 14Nubes y viento sin lluvia es él que se jacta acerca de los regalos que él no da.
15Con paciencia un jefe se puede persuadir; y una lengua suave puede quebrantar un hueso.
16Si encuentras miel, come sólo lo necesario, -- de lo contrario, si comes mucha de ella, la vomitarás. 17No pongas tu pie en la casa de tu vecino muy a menudo, él podrá cansarse de tí y odiarte.
18Una persona que da un testimonio falso contra su vecino es como un mazo usado en la guerra, o una espada aguda o una flecha puntiaguda. 19Un hombre infiel en el que uno confía en tiempos de problemas es como un diente dañado o un pie que resbala.
20Como una persona que se quita la ropa en el tiempo frío, o como vinagre derramado sobre carbonato de soda, es el que canta canciones a un corazón triste.
21Sí tu enemigo tiene hambre, dale comida para comer, y sí tiene sed, dale agua para beber, 22porque le echarás palas de carbones encendidos sobre su cabeza y Él SEÑOR te recompesará.
23Tan seguro como el viento del norte trae lluvia, así mismo una lengua que cuenta secretos, dará como resultado caras de enojo. 24Es mejor vivir en una esquina del techo que en una casa compartida con una esposa peleona.
25Como aguas frias para el que tiene sed, así son las buenas noticias de un país lejano. 26Como un manantial turbio o una fuente en ruinas es una persona justa vacilante ante personas malvadas.
27No es bueno comer demasiada miel; eso es como estar buscando honor tras honor. 28Una persona sin autocontrol es como una ciudad agrietada y sin murallas.

26

1Como nieve en el verano o lluvia en la cosecha, así mismo un tonto no merece honor. 2Como el gorrión revolotea y la golondrina se lanzan mientras vuelan, así mismo una maldición inmerecida no se posa.

3Un latigazo es para el caballo, una brida es para el burro y una vara es para la espalda de los tontos. 4No contestes a un tonto según su necedad o te volverás como él.
5Contéstale a un tonto y únete a su necedad, así él no se volverá sabio en sus propios ojos. 6Cualquiera que envíe un mensaje de la mano de un tonto se corta a sí mismo sus propios pies y bebe violencia.
7Como las piernas de un paralítico que cuelgan hacia abajo, es un proverbio en la boca de los tontos. 8Como atar una roca en una honda es dar honor a un tonto.
9Como una espina penetra en la mano de un borracho es un proverbio en la boca de los tontos. 10Como un arquero que hiere a todos a su alrededor, es aquel que emplea a un tonto o a cualquiera que pase.
11Como un perro que regresa a su propio vómito, así es un tonto que repite su necedad. 12¿Ves a alguien que sea sabio en sus propios ojos? Hay más esperanza para un tonto que para él.
13La persona perezosa dice: ''¡Hay un león en el camino! ¡Hay un león entre los espacios abiertos!'' 14Así como la puerta gira en sus goznes, así es la persona perezosa sobre su cama.
15La persona perezosa pone su mano en el plato y todavía no tiene fuerza para levantarla a su boca. 16La persona perezosa es sabia en sus propia opinión más que siete hombres con discernimiento.
17Como uno que agarra las orejas de un perro es el caminante que se enoja sobre una disputa que no es suya.
18Como un loco que dispara flechas prendidas en fuego, 19es aquel que engaña a su vecino y dice: ''¿No estaba yo diciendo una chiste?''
20Por falta de madera, el fuego se apaga; y donde no hay chismosos la pelea cesa. 21Como el carbón es para los carbones encendidos y la madera es para el fuego, así es una persona peleona para encender conflictos.
22Las palabras del chismoso son como bocados deliciosos; que bajan a las partes más internas del cuerpo. 23Como el recubrimiento de esmalte a una vasija de barro, así son los labios ardientes y un corazón malvado.
24El que odia a otros disfraza sus sentimientos con sus labios y se engaña a sí mismo. 25Él hablará graciosamente, pero no le creas a él, pues hay siete abobinaciones en su corazón. 26Aunque su odio esté cubierto con decepción, su maldad será expuesta en la asamblea.
27Quien cava un pozo caerá en él, y la piedra retrocederá hacia el que la empuja. 28Una lengua mentirosa odia a la gente que abate y una boca halagadora trae ruina.

27

1No presumas acerca del mañana, pues tú no sabes lo que un día pueda traer. 2Deja que otro te alabe y no tu propia boca; un extraño y no tus propios labios.

3Considera lo pesado de la roca y lo peso de la arena-- la provocación de un tonto es pesa más que ambas. 4Exise la crueldad de la rabia y el torrente de ira, pero ¿quién puede permanacer de pie ante los celos?
5Es mejor una reprensión expuesta que un amor oculto. 6Confiables son las heridas causadas por un amigo, pero un enemigo puede engañarte besándote abundantemente.
7Una persona que ha comido al máximo rechaza hasta la miel, pero para la persona hambrienta toda cosa amarga es dulce. 8Como una ave que se aleja de su nido es un hombre que se aleja de donde vive.
9El perfume y el incienso hacen al corazón regocijarse, pero la dulzura de un amigo proviene de su consejo sincero. 10No olvides a tu amigo y al padre de tu amigo, y no vayas a la casa de tu hermano en el día de tu calamidad. Mejor es un vecino que esté cerca que un hermano que esté lejos.
11Sé sabio, hijo mío, y haz que mi corazón se regocije; entonces le daré una respuesta al que se burle de mí. 12Un hombre prudente ve problemas y se esconde, pero las personas ingenuas van y sufren a causa de eso.
13Toma una vestimenta de alguien que haya puesto fianza para un extraño, y guárdalo como garantía cuando ponga la fianza para una mujer inmoral. 14¡Quien sea que le de a su vecino una bendición en voz alta temprano en la mañana, esa bendición será considerada una maldición!
15Una esposa que discute es como un gotereo constante en un día lluvioso; 16retenerla es como retener el viento, o tratar de recoger aceite en tu mano derecha.
17El hierro afila al hierro; de la misma manera, un hombre afila a su amigo. 18El que cuida un árbol de higuera se comerá su fruto, y el que protege a su amo será honrado.
19Así como el agua refleja el rostro de una persona, así el corazón de una persona refleja a la persona. 20Así como el Seol y el Abadón nunca están satisfechos, así los ojos de un hombre nunca están satisfechos.
21Un crisol es para la plata y el horno es para el oro; y una persona es probada cuando es alabada. 22Incluso si aplastas a un tonto con un mortero-- junto con el grano-- aun así su tontería no lo dejará.
23Asegúrate de saber la condición de tu rebaño y preocúpate acerca de tu ganado, 24pues la riqueza no es para siempre. ¿Dura una corona por todas las generaciones? 25Cuando el heno desaparece y el crecimiento nuevo aparece, entonces la hierba de las colinas es recogida para los rebaños.
26Esos corderos proveerán tu ropa y las cabras proveerán el precio del campo. 27Habrá leche de cabra para tu comida-- la comida de tu casa-- y alimento para tus siervas.

28

1Las personas malvadas huyen cuando nadie los persigue, pero las personas justas son tan atrevidas como un cachorro de león. 2A causa de la rebelión de una tierra, tiene muchos gobernantes, pero con un hombre de entendimiento y conocimiento, durará un largo tiempo.

3Una persona pobre que oprime a otras personas pobres es como una lluvia que golpea y no deja alimento. 4Los que abandonan la ley alaban a las personas malvadas, pero los que guardan la ley luchan contra ellos.
5Los hombres malvados no entienden la justicia, pero los que buscan al SEÑOR entienden todo. 6Es mejor para una persona pobre que camina en su integridad, que para una persona rica que es torcida en sus caminos.
7El que guarda la ley es un hijo que tiene entendimiento, pero el que es compañero de glotones avergüenza a su padre. 8El que hace su fortuna cargando demasiados intereses junta su riqueza para otro que tendrá lástima de personas pobres.
9Si uno aleja su oído de escuchar la ley, hasta su oración es detestable. 10Quienquiera que desvíe a los rectos a un camino malvado caerá en su propio pozo, pero los inocentes tendrán una buena herencia.
11La persona rica puede ser sabia en su propio pensamientos, pero una persona pobre que tiene entendimiento lo descubrirá. 12Cuando hay victoria para las personas justas, hay gran gloria, pero cuando los malvados se levantan, las personas se esconden.
13El que esconde sus pecados no prosperará, pero al que los confiesa y los abandona se le mostrará misericordia. 14El que siempre vive con reverencia es bendecido, pero quienquiera que endurezca su corazón caerá en problemas.
15Como un león rugiente o un oso atacando, es un gobernante malvado sobre las personas pobres. 16El gobernante que carece de entendimiento es un opresor cruel, pero el que odia la deshonestidad prolongará sus días.
17Si un hombre es culpable porque él ha derramado la sangre de alguien más, él será un fugitivo hasta la muerte y nadie lo ayudará. 18Quienquiera que camine con integridad el SEÑOR lo protegerá, pero aquel cuyo camino es torcido de repente caerá.
19El que trabaja su tierra tendrá mucha comida, pero quienquiera que persiga actividades inútiles tendrá mucha pobreza. 20Un hombre fiel tendrá grandes bendiciones, pero el que se enriquece rápidamente no quedará sin castigo.
21No es bueno mostrar parcialidad, pero por un pedazo de pan, un hombre pecará. 22Un hombre tacaño persigue riquezas, pero él no sabe que la pobreza vendrá sobre él.
23Quienquiera que discipline a alguien, después conseguirá más favor de el que lo halaga con su lengua. 24Quienquiera que robe a su padre y a su madre, y dice: "Eso no es pecado," él es el compañero de aquel que destruye.
25Un hombre codicioso promueve el conflictos, pero aquel que confía en el SEÑOR prosperará. 26El que confía en su propio corazón es un tonto, pero el que camina en sabiduría se mantendrá alejado del peligro.
27El que da al pobre, no carecerá de nada, pero el que cierra sus ojos a ellos recibirá muchas maldiciones. 28Cuando las personas malvadas se levantan, los hombres se enconden, pero cuando las personas malvadas perecen, las personas justas aumentarán.

29

1Una persona que ha recibido muchos reprimendas, pero las resiste, el SEÑOR lo romperá en un momento más allá de la sanidad. 2Cuando los justos aumentan, la gente se alegra, pero cuando un malvado es el gobernante, la gente suspira.

3Cualquiera que ame la sabiduría hace que su padre se regocije, pero el que mantiene la compañía con prostitutas, destruye su riqueza. 4El rey estableció la tierra con justicia, pero el que demanda sobornos, la derrumba.
5Un hombre que halaga a su vecino está esparce una red para sus pies. 6En el pecado de una persona malvada está la trampa, pero la persona justa canta y se regocija.
7La persona justa suplica por la causa de la gente pobre; la persona malvada no entiende tal conocimiento. 8Los burladores le prenden fuego a la ciudad, pero los que son sabios se alejan de la ira.
9Cuando una persona sabia tiene un argumento con un tonto, él se enoja y se ríe, y no habrá descanso. 10Los sanguinarios odian al que es inocente y buscan la vida del recto.
11Un tonto revela todo su enojo, pero un sabio lo retiene y se calma a sí mismo. 12Si un gobernante le presta atención a las mentiras, todos sus oficiales serán malvados.
13La persona pobre y el opresor son similares porque el SEÑOR le da luz a los ojos de ambos. 14Si un rey juzga al pobre por la verdad, su trono será establecido para siempre.
15La vara y el regaño dan sabiduría, pero un niño libre de disciplina pone a su madre en vergüenza. 16Cuando la gente malvada está en el poder, la transgresión aumenta, pero la gente justa verá la caída de esa gente malvada.
17Disciplina a tu hijo y él te dará descanso; él traerá deleites a tu vida. 18En donde no hay visión profética, la gente corre salvaje, pero el que guarda la ley es bendecido.
19Un esclavo no será corregido con palabras porque aunque él entienda, no habrá respuesta. 20¿Ves a un hombre apresurado en sus palabras? Hay más esperanza para un tonto que para él.
21El que consiente a su esclavo desde la juventud al final habrá problemas. 22Una persona molesta agita conflictos y un maestro de la ira comete muchos pecados.
23El orgullo de una persona lo derriba, pero a quien tiene un espíritu humilde, se le dará el honor. 24El que comparte con un ladrón odia su propia vida; él escucha la maldición y no dice nada.
25El miedo de un hombre hace que caiga en una trampa, pero el que confía en el SEÑOR será protegido. 26Muchos son los que buscan el rostro del gobernante, pero del SEÑOR viene la justicia para una persona.
27Un hombre injusto es una abominación para la gente justa, pero aquel cuyo camino es recto es detestable para la persona malvada.

30

1Las palabras de Agur, hijo de Jaqué-- la declaración: Este hombre le declaró a Itiel, a Itiel y Ucal: 2Ciertamente, yo soy más como un animal que cualquier otro humano y yo no tengo el entendimiento de un ser humano. 3Yo no he aprendido sabiduría, ni tampoco tengo conocimiento del Santo.

4¿Quién ha subido al cielo y ha bajado? ¿Quién ha reunido el viento en el hueco de sus manos? ¿Quién ha reunido las aguas en un manto? ¿Quién ha establecido los confines de la tierra? ¿Cuál es Su nombre y cuál es el nombre de Su hijo ¡Ciertamente tú sabes!
5Toda palabra de Dios es probada; Él es un escudo para los que se refugian en Él. 6No le añadas a Sus palabras o Él te disciplinará y se probará que tú eres un mentiroso.
7Dos cosas he demandado de ti, no me las niegues antes de que yo muera: 8Pon la vanidad y las mentiras lejos de mí. No me entregues ni pobreza ni riquezas, solo dame la comida que yo necesito. 9Porque si tengo mucho, podría negarte y decirte: "¿Quién es el SEÑOR?" O si me convierto en pobre, yo podría robar y profanar el nombre de mi Dios.
10No calumnies a un esclavo delante de su amo o él te maldecirá a ti y serás culpable.
11Hay una generación que maldice a su padre y no bendice a su madre. 12Hay una generación que son puros en su propia opinión, y todavía el SEÑOR no les ha perdonado sus pecados.
13Hay una generación cuyos ojos están levantados, ¡y cuán alzados están sus párpados! 14Hay una generación cuyos dientes son espadas, y cuyas quijadas son como cuchillos para que puedan devorar a los pobres de la tierra y a los necesitados entre la humanidad.
15La sanguijuela tiene dos hijas: "Dame y dame" ellas lloran. Hay tres cosas que nunca satisfacen, cuatro que nunca dicen: "Suficiente": 16el Seol; el útero estéril, la tierra que nunca satisfacen con agua; y el fuego que nunca dice: "¡Suficiente!" 17El ojo que se burla de un padre y desprecia la obediencia de una madre, sus ojos serán picoteados por los cuervos del valle, y él será devorado por los buitres.
18Hay tres cosas que son demasiado maravillosas para mí, cuatro que yo no entiendo: 19el camino del águila en el cielo, el camino de la serpiente en la roca; el camino del barco en el corazón del mar; y el camino de un hombre con una mujer joven.
20Este es el camino de la adúltera: ella come, se limpia la boca y dice: "No he hecho nada malo."
21Bajo tres cosas la tierra tiembla, y bajo de cuatro no se puede resistir: 22un esclavo cuando se convierte en rey; un tonto cuando se sacia de comida; 23una mujer odiada cuando se casa; y una sirvienta cuando toma el lugar de su señora.
24Cuatro cosas en la tierra que son pequeñas y sin embargo son bien sabias: 25las hormigas son criaturas que no son fuertes, pero ellas preparan su comida en el verano, 26los tejones de roca no son criaturas poderosas, pero hacen sus casas en las rocas.
27Las langostas no tienen rey, pero todas ellas marchan en fila. 28En cuanto a la lagartija, la puedes aguantar con tus dos manos, sin embargo son encontradas en los palacios de los reyes.
29Hay tres cosas que son majestuosas en su paso y cuatro que son majestuosas en como caminan: 30un león, el más fuerte entre los animales salvajes-- no se aleja de nada; 31un gallo erguido; una cabra; y un rey cuyos soldados están junto a él.
32Si tu has sido un tonto, exaltándote a ti mismo, o si has estado planeando el mal-- pon tu mano sobre tu boca. 33Como la leche batida hace mantequilla y como una nariz sangra si se retuerce, así las acciones que se hacen bajo ira producen conflicto.

31

1Las palabras del rey Lemuel-una instrucción que su madre le enseñó. 2¿Qué, mi hijo? ¿Qué es, hijo de mis entrañas? ¿Qué quieres, hijo de mis votos? - 3No des tu fuerza a las mujeres, o tus caminos a los que destruyen reyes.

4No es para reyes, Lemuel, no es para reyes el tomar vino, no es para gobernantes preguntar: "¿Dónde está la bebida fuerte?'' 5No sea que se olviden de lo que han decretado y perviertan los derechos de los afligidos.
6Da bebida fuerte al que está pereciendo y vino a esos en amarga angustia. 7Él la tomará y él olvidará su pobreza y él no recordará sus problemas.
8Habla por esos que no pueden hablar, por la causa de todos los que perecen. 9Habla y juzga por la medida de lo que es recto y alega la causa del pobre y la gente necesitada.
10¿Quién encontrará a una esposa capaz? Su valor es por mucho más que las joyas. 11El corazón de su esposo confía en ella, y él nunca será pobre. 12Ella hace cosas buenas para él y no hace maldad todos los días de su vida.
13Ella selecciona lana y lino, y trabaja con el deleite de sus manos. 14Ella es como los barcos de un mercader; ella trae su comida desde muy lejos. 15Ella se levanta en la noche y da comida a los de su casa, y ella distribuye el trabajo a sus siervas.
16Ella examina un campo y lo compra; con el fruto de sus manos ella planta un viñedo. 17Ella se viste con fortaleza y fortelece sus brazos trabajando.
18Ella percibe lo que puede hacer un buen beneficio para ella; durante toda la noche su lámpara no se extingue. 19Ella pone sus manos en el huso y sostiene el hilo mientras se retuerce.
20Ella ayuda a la gente pobre; ella ayuda a la gente necesitada. 21Ella no tiene temor de la nieve por los de su casa, pues todos los de su casa están vestidos en escarlata.
22Ella hace cubiertas para su cama, y ella viste ropa de lino fino color púrpura. 23Su esposo es conocido en las puertas cuando él se sienta con los ancianos de la tierra.
24Ella hace vestidos de lino y los vende y ella suple cintos a los mercaderes. 25Ella se viste con fuerza y honor, y ella se rie del tiempo que vendrá.
26Ella abre su boca con sabiduria y la ley de bondad está en su lengua. 27Ella vela por los caminos de su casa y no come del pan de la ociocidad.
28Sus hijos se levantan y la llaman bendecida y su esposo la alaba a ella, diciendo: '' 29Muchas mujeres han hecho bien, pero tú las sobrepasas a todas ellas.''
30La elegancia es engañosa, la belleza es vana, pero la mujer que teme al SEÑOR, esa será alabada. 31Dénle del fruto de sus manos y dejen que la gente importante la alabe por su trabajo.

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